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I. INTRODUCCIÓN
La búsqueda del mejoramiento de los niveles de vida en los países en desarrollo ha traído consigo
el crecimiento industrial y demográfico que causan un deterioro en la calidad del aire y por lo
tanto en la calidad de vida de las personas.
Desde hace ya algunos años, se está intentando disminuir el progresivo aumento de emisiones de
sustancias tóxicas a la atmósfera, sobre todo en áreas fuertemente industrializadas, ante el
incremento de los problemas que afectan directa o indirectamente al entorno natural. Lo que
justifica ampliamente la necesidad de establecer metodologías eficientes de bajo costo que
permitan ampliar las posibilidades de monitoreo de la calidad del aire (Fernández, Terrón, &
Barreno, 2006)
Los bioindicadores son organismos altamente sensibles a las condiciones ambientales por lo que
su ausencia o presencia, al igual que su morfología y desarrollo, indican claramente la existencia
de contaminantes. En la actualidad, su uso se reconoce como una alternativa económica y de fácil
manejo en países con grandes avances en ciencias ambientales, en los cuales estos sistemas ya
están siendo implementados y pueden reemplazar la utilización de equipos técnicos costosos,
materiales y mano de obra calificada (Coutiño y Montañez, 2000; Jaramillo y Botero, 2010).
II. OBJETIVOS
2.1. General
Reconocer la calidad del aire a través de indicadores biológicos.
2.2. Específico
3.3. Bioindicadores
La primera definición que podría hacerse del término bioindicador se deriva directamente de
su etimología: un bioindicador es un ser vivo que indica las condiciones del medio en que
vive (Corrochano, 2011).
Bioindicadores son organismos o comunidades de ellos que pueden responder a la
contaminación ambiental mediante alteraciones en su fisiología o a través de su capacidad
para acumular polutantes (Pignata, 2003).
Según Palacios, 2009; la técnica de los indicadores biológicos se basa en la sensibilidad que
presentan algunas especies o variedades de plantas y animales a ciertos contaminantes
gaseosos atmosféricos, que permiten identificar la presencia de estos contaminantes y vigilar
la evolución de la contaminación atmosférica. Capó (2011), señala que los bioindicadores
reaccionan a los cambios ambientales como si fueran estímulos específicos que provocan
respuestas en ellos dando información tanto acerca de los cambios ocurridos como, en
ocasiones, del nivel de intensidad del cambio ambiental.
ii. Otro criterio que puede utilizarse es la forma de respuesta a los estímulos; según este
criterio se pueden hablar de:
Detectores: Bioindicadores que viven naturalmente en un área y que, simplemente,
muestran respuestas tales como cambios de vitalidad, mortalidad, capacidad
reproductora, abundancia. etc., ante los cambios ambientales que se produzcan en su
entorno. Por ejemplo, los musgos epifitos que viven en las ciudades se vuelven estériles
se atenúa mucho su capacidad reproductora por causa de la contaminación atmosférica.
Explotadores: Bioindicadores cuya presencia indica la probabilidad elevada de que
exista una perturbación. Con frecuencia son organismos que, de forma más o menos
repentina, se hacen muy abundantes en un lugar, casi siempre debido a la falta de
competidores, que han sido previamente eliminados por perturbación. Por ejemplo, la
abundancia de ortigas indica que hay acúmulos de materiales ricos en nitratos en ese
lugar.
Acumuladores: Bioindicadores que por lo general son resistentes a ciertos compuestos
al ser capaces de absorberlos y acumularlos en cantidades medibles. Por ejemplo, ciertos
briofitos acumulan metales pesados en cantidades apreciables; el ray-gass es resistente a
los metales pesados.
Organismos test o bioensayo: Bioindicadores que se utilizan en el laboratorio a modo
de reactivos para detectar la presencia y/o la concentración de contaminantes. Son
siempre bioindicadores sensibles tanto plantas como bacterias y, en algunos casos, ratas
ratones. Además de ser usados para detectar contaminantes según su toxicidad.
iii. Por otra parte, atendiendo al criterio de poder cuantificar las respuestas, los
bioindicadores pueden ser:
Bioindicadores en sentido estricto: son aquellos que con su presencia o ausencia y
abundancia, indican los efectos de un factor ambiental de forma cualitativa; pueden ser
tanto positivos, por su presencia y/o abundancia, como negativos. por su ausencia.
Como ejemplo de bioindicadores positivos se pueden citar a aquellas plantas que sólo
viven en lugares donde hay ciertos metales como Pb, Cu o Au, ya que con su presencia
Indicaran la existencia de esos metales en el sustrato. Como ejemplo típico de
bioindicadores negativos podemos recordar a los líquenes, que por ser muy sensibles a
los contaminantes de la atmósfera urbana suelen desaparecer de ciudades.
Biomonitores: son especies que indican la presencia de contaminantes o perturbaciones
no solo de forma cualitativa, sino también de forma cuantitativa, porque sus reacciones
son de alguna manera proporcionales al grado de contaminación o perturbación.
Las especies pueden ser biomonitores bien porque reaccionen de una forma determinada
y medibles, es decir, por sus reacciones manifiestas, o bien porque acumulen los
contaminantes y lleguen a tenerlos en cantidades medibles. es decir. por acumulación.
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Lo biomonitores. por otra parte. pueden ser a su vez pasivos, si son naturales en la zona
que se esté considerando, o activos, si son introducidos por el ser humano mediante
trasplantes. Por ejemplo, algunos briofitos, como ya hemos dicho anteriormente, tienen
capacidad para acumular metales pesados: en su hábitat típico serian biomonitores
acumuladores pasivos, pero si se trasplantan a lugares donde se sospecha la presencia de
metales pesados, los briofitos los irán absorbiendo y se podrán medir cantidades
acumuladas, en cuyo caso serían biomonitores acumuladores activos.
Las especies bioindicadoras, en sentido amplio, deben cumplir los siguientes requisitos,
o al menos, debieran cumplirlos:
- Dar respuestas de interés al objeto de estudio, y que éstas sean relativamente fáciles
de observar y/o medir.
- Tener límites de tolerancia estrechos respecto a variables atmosféricas.
- Dar respuestas distintas ante estímulos diferentes.
- Sólo deben de tener como fuente de lo que se desea estudiar aquello que proceda del
foco de la perturbación.
- Ser fáciles de muestrear y estar en una cantidad suficiente como para no alterar ni
destruir la población en el caso de que se tengan que hacer muestreos sucesivos.
- Deben ser resistentes a la acumulación de contaminantes, especialmente si se trata
de bioindicadores acumuladores, permaneciendo vivos para poder observar sus
respuestas, a menos que la mortalidad sea una de las variables a estudiar.
- El bioindicador ha de tener un tiempo de vida lo suficientemente largo como para
que las respuestas se puedan manifestar.
- Fácil medición frente a las mediciones fisicoquímicas que requieren equipos especiales
técnicas, y especialistas.
- Muestran los efectos de la contaminación atmosférica sobre los ecosistemas.
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1. Los líquenes.
Las poblaciones de líquenes aumentan o disminuyen su densidad de acuerdo con la
presencia de factores adversos en la atmósfera: cuando la contaminación atmosférica es
baja, los líquenes se desarrollan normalmente; cuando ésta incrementa, sus poblaciones
disminuyen o desaparecen en su totalidad (Méndez y Fourier, 1980).
Así, la sucesión ecológica de las comunidades que viven en las cortezas de los arboles
puede verse afectada por la contaminación atmosférica (Monge et al., 2002; citados por
Jaramillo, 2010).
Características: son buenos indicadores porque no poseen estructuras protectoras, carecen
de absorción activa del sustrato, están activos durante todo el año, tienen un ciclo de vida
largo, están ampliamente distribuidos, son muy sensibles a contaminantes gaseosos y
cambios de pH y son buenos bioacumuladores.
Propiedades y comportamiento en una atmosfera contaminada: Podemos ver una serie
de respuestas a la contaminación: reducción de las tasas fotosintéticas y respiratorias,
reducción de la vitalidad y cambios morfológicos, reducción de la fertilidad (apotecios) y
cambios en la estructura de las poblaciones de líquenes. Los cambios en la estructura de las
poblaciones se deben a que los líquenes fruticulosos y mixtos son más sensibles a la
contaminación así que cuando no pueden soportar la contaminación atmosférica son
desplazados por los foliáceos que son más tolerantes y éstos a su vez por los crustáceos
(Saiz, 2011).
Métodos y alternativas de su aprovechamiento para biorremediación: Hay varios
métodos basados en los líquenes por un lado los que se aprovechan de su capacidad como
bioindicadores (mapas de distribución que tienen correlación con la salud), análisis de la
flora liquénica. Por otro lado, los que se aprovechan de su capacidad bioacumuladora ya
que tienen una alta tolerancia y un lento crecimiento, se comportan como bioacumuladores
activos y pasivos. El contaminante que más afecta a los líquenes es el dióxido de azufre y
la acidez (Saiz, 2011).
2. Los musgos: Son también buenos indicadores por su rango de distribución amplio.
Características: Carecen de epidermis y cutícula, no tienen raíces y se fijan con radículas,
carecen de tejidos vasculares (transporte interno bajo) y algunos tienen estructuras
laminadas que permiten seguir la contaminación.
3. Plantas vasculares
En cuanto a las plantas vasculares utilizamos las cortezas como indicadores de acidez
(midiendo el pH) e indicadores de aumento de la conductividad. En las hojas se producen
cambios morfológicos y fisiológicos, el contaminante más destacado es el ozono (Saiz,
2011).
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Especies indicadoras de calidad de aire según el tipo de contaminante presente en la
atmósfera
Con respecto a las especies foliosas, la cobertura liquénica en la estación MA estuvo representada
solamente por la especie H. speciosa (Wulf.) Trev. (49%), y para esta especie, no se encontraron
estudios que determinaran sus potencialidades como bioindicadores de calidad del aire. En la
estación UdeM, se detectaron 5 especies foliosas (95%), lo que es un indicativo de buena calidad
atmosférica Como indican (Jaramillo, 2010).
En diversos estudios en los que se incluye la especie foliosa Normandina pulchella, se indica la
biodiversidad de líquenes como indicador de baja contaminación atmosférica.
Para la especie foliosa Canoparmelia texana, se han realizado reportes de sus potencialidades
como bioindicador de la contaminación del aire por uranio, torio, radio y plomo (Leonardo et
al., 2010; citados por Jaramillo, 2010).
Cañas, Orellana y Pignata (1997); citados por Jaramillo, 2010 determinaron las
potencialidades de la especie foliosa P. austrosienese (Zahlbr) Hale para diferenciar zonas de alta
y baja contaminación mediante estudios ex situ.
Para las especies crustacesas como los líquenes bioindicadores de la calidad del aire y apoyan
los resultados previamente reportados por Ederra (1996) y Hawksworth y Rose (1970); citados
por Jaramillo, 2010 quienes afirman que los talos crustáceos son menos vulnerables a las
alteraciones de la calidad del aire ya que éstos presentan una
unión más estrecha con el sustrato, tienen crecimiento marginal y no poseen corteza inferior.
El tabaco Nicotina Tabacum, un bioindicador de ozono: Para detectar los daños por ozono se
utiliza la variedad de tabaco Bel W3. Las plantas se exponen al aire ambiente en periodos de dos
semanas. El ozono causa daños severos, destruye la clorofila y produce manchas marrones en las
hojas (Barba, 2011).
Tradescantia (clon #4430). La Tradescantia se utiliza para detectar los efectos mutagénicos de
los contaminantes atmosféricos. Con este fin, se exponen al aire ambiente inflorescencias de esta
planta durante 30 horas. La contaminación produce un aumento en la generación de micronúcleos
(alteraciones del ADN observables con un microscopio) en las células madre de los granos de
polen (Barba, 2011).
Ray grass (Lolium multiflorum italicum). El cultivo de esta gramínea se utiliza para la detección
del azufre y de los metales pesados. Las plantas se exponen al aire ambiente en periodos sucesivos
de 28 días desde agosto hasta septiembre (Barba, 2011).
Las hojas acumulan estas sustancias nocivas que están en el aire. Posteriormente, en el laboratorio
se analizan las concentraciones de S, Ca,Cr, Pb, Ni, Zn, Pl.
Col rizada (Brassica oleracea). Acumula compuestos orgánicos en las ceras de sus hojas. Las
plantas se exponen al aire ambiente durante ocho semanas, desde octubre hasta diciembre.
Después de la exposición, se analiza químicamente el contenido en hidrocarburos aromáticos
policíclicos (Barba, 2011).
Los briófitos (musgos, hepáticas y antocerotes) son plantas pequeñas que cumplen funciones
importantes dentro de los ecosistemas. Contribuyen con la biomasa y productividad, hacen parte
de la cadena alimenticia y del hábitat de muchos invertebrados (Slack, 1988; citado por Ariza,
2014). Algunas participan en el ciclo de fijación del nitrógeno (Glime y During, Ms).
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Un amplio número de epífitas (briófitos y líquenes) en un lugar es un índice de calidad del aire.
La carencia de epidermis y de estomas en las hojas les permiten a los briófitos conservar la
humedad y acumular contaminantes de la atmósfera durante largos períodos de tiempo (Ariza,
2014).
Estudios realizados por RedAire en el valle Burrá Colombia señalan que los bioindicadores en la
actualidad, su uso se reconoce como una alternativa económica y de fácil manejo en países con
grandes avances en ciencias ambientales, en los cuales estos sistemas ya están siendo
implementados y pueden reemplazar la utilización de equipos técnicos costosos, materiales y
mano de obra calificada (Jaramillo, 2010).
Análisis cualitativo: Para el análisis cualitativo se tomaron en cuenta los aspectos morfológicos:
apariencia general del talo, presencia de fracturas y estructuras reproductivas, vitalidad,
resequedad, color y tamaño considerados indicadores de alteraciones metabólicas (Ederra, 1996;
citado Jaramillo, 2010).
Área de muestreo: Los muestreos se llevaron a cabo en los alrededores de dos estaciones de
minitoréo de RedAire: la estación Miguel Aguinaga (MA) ubicada aproximadamente a 25 m de
altura al borde de una vía de tráfico veicular en una zona comercial en el centro de Medellín y para
la cual RedAire reporta mayores concentraciones de partículas suspendidas totales (PST); y la
estación Universidad de Medellín (UdeM), ubicada en la periferia de la ciudad a una altura
aproximada de 10 m en una zona residencial con bajo tráfico vehicular (Tabla 1).
Los muestreos realizados en el tronco de las 4 especies arbóreas usadas como forófitos
permitieron identificar un total de 7 especies de líquenes cortícolas.
METODOLOGÍA CUANTITATIVA:
Análisis cuantitativo: Para llevar a cabo estudios que permitieran la selección de especies
liquénicas bioindicadoras, se halló el factor Q (ecuación 1), el cual determina el grado
de sensibilidad de las especies encontradas, asumiendo que la contaminación reduce la
diversidad de las especies y que una especie es tanto más sensible cuanto más representativa sea
una estación donde hay mayor diversidad (Rubiano, 2002; citados por Jaramillo, 2010).
En la cual:
Con el fin de asociar la riqueza de especies encontradas con los niveles de contaminación de las
estaciones de estudio, se determinó el Índice de Pureza Atmosférica (IPA) (ecuación 2) propuesto
por Le Blanc y De Sloover (1970) modificado por Rubiano (2002).
En la cual:
Para el análisis estadístico de los porcentajes de cobertura liquénica, se utilizó el Software Stat
Graphics Plus versión 5.1. Professional Edition.
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Alteraciones morfológicas detectadas en los líquenes
También se detectó una reducción marcada en el tamaño de los tallos liquénicos, los cuales
presentaron valores promedios de 15 ± 5 cm y 1 ± 2 cm para las estaciones UdeM y
MA respectivamente.
Esta reducción es uno de los caracteres más comúnmente reportado en estudios de líquenes como
bioindicadores. Otros caracteres morfológicos permitieron evidenciar igualmente afectaciones en
la comunidad liquénica. Así por ejemplo se detectó la presencia de fracturas de los tallos, la
pérdida de vigor, ¿la resequedad y los plegamientos acusados de las áreas centrales de los tallos;
y esta última alteración, como indica Crespo et al. (1977), es una adaptación que permite a los
líquenes reducir al máximo la superficie de contacto con la corteza.
En la estación UdeM, se encontraron líquenes con estructuras reproductivas para las especies H.
speciosa (Wulf.) Trev. Y Canoparmelia sp, como indican Hawksworth y Rose
(1970). Este tipo de estructuras no se desarrolla en ambientes donde los líquenes están expuestos
a contaminación y solo se reporta para ambientes poco perturbados por lo que es
considerado un indicador de buena calidad del aire (Jaramillo, 2010).
En general los análisis morfológicos realizados a los líquenes en este estudio evidenciaron el
deterioro de la calidad del aire que fue reportado por RedAire entre los años 2004 y 2007 para
partículas suspendidas totales (PST) en la estación MA (Tabla 1).
Ésta tabla se fundamenta con los aportes bibliográficos que se mencionan acontinuación:
VI. CONCLUSIONES
- Se logró reconocer que los bioindicadores son el medio de estudio mediante el cual se
puede identificar, caracterizar y analizar el tipo de contaminante presente en una atmosfera
a través de la respuesta que presenten ante ellos.
VII. BIBLIOGRAFÍA