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Podemos definir el traumatismo abdominal como la lesión orgánica producida por la suma de la
acción de un agente externo junto a las reacciones locales y generales que provoca el organismo
ante dicha agresión. Todo paciente con traumatismo abdominal puede presentar lesiones en
múltiples órganos abdominales y, por tanto, debe ser considerado como un paciente con
traumatismo grave, o potencialmente grave, desde el momento del ingreso en la unidad de
urgencias.
Un traumatismo abdominal es una lesión grave en el abdomen, bien sea por golpes contusos o por
heridas penetrantes, es causa frecuente de discapacidad y
mortalidad significativa.
CLASIFICACIÓN
El término de contusión abdominal engloba las lesiones producidas por los traumatismos cerrados a
nivel abdominal, es decir que no hay solución de continuidad de la piel. Es importante recordar la
gravedad de estas contusiones, que pueden traer la muerte del enfermo por shock, hemorragia
interna o peritonitis aguda.
Etiología: Las contusiones abdominales son producidas con frecuencia por un choque directo sobre
sus paredes o bien por compresiones sobre la región anatómica. Se observan con más frecuencia en
el adulto y en el sexo masculino.
Se llaman así a los traumatismos abiertos de la cavidad abdominal, es decir que hay solución de
continuidad de la piel. A su vez estos se pueden clasificar en:
Etiología: Las heridas abdominales pueden ser provocadas por instrumentos cortantes (armas
blancas), por agentes romos (cuernos de toro, puntas de una reja), o bien por armas de fuego.
o Las heridas por arma blanca y las de arma de fuego de baja velocidad (< 600 m/seg) causan
daño al tejido por laceración o corte. Ceden muy poca energía y el daño se localiza en la zona
perilesional, afectando habitualmente órganos adyacentes entre sí, siguiendo la trayectoria del
objeto que penetra.
o Las heridas por proyectiles de alta velocidad (> 600 m/seg) transfieren gran energía cinética a
las vísceras abdominales, teniendo un efecto adicional de cavitación temporal y además
causan lesiones adicionales en su desviación y fragmentación, por lo que es impredecible las
lesiones esperadas.
El objetivo principal es evidenciar o descartar lesiones de riesgo vital e instaurar las medidas
necesarias de soporte vital para preservar la vida del paciente. El paciente con traumatismo
abdominal debe ser considerado como traumatismo grave o potencialmente grave y por lo tanto, el
manejo de estos pacientes debe seguir las recomendaciones del Colegio Americano de Cirujanos,
siguiendo el método del ABC.
- Primeras medidas
1. Colocar sonda nasogástrica: cuyo objetivo es aliviar la dilatación gástrica aguda,
descomprimir el estómago antes de realizar un lavado peritoneal diagnóstico, remover el
contenido gástrico y por lo tanto reducir el riesgo de broncoaspiración.
2. Canalización de dos vías venosas periféricas.
3. Colocar un catéter urinario: cuyo objetivo es aliviar la retención de orina y descomprimir la
vejiga, comprobar la presencia de diuresis, su flujo horario, descartando previamente la
presencia de lesión uretral.
4. Se deben sacar muestras de sangre y realizar una determinación de bioquímica, hemograma,
tiempos de coagulación, gasometría, amilasa, niveles de alcohol, grupo sanguíneo y pruebas
cruzadas
- Evaluación secundaria:
1. Historia clínica: obtener información del mecanismo de producción del trauma.
a. Trauma cerrado: tipo de impacto, daños del vehículo, uso de cinturón de seguridad o
casco.
b. Trauma abierto: descripción del arma y cantidad de sangre perdida en el lugar del
hecho.
Tiempo de evolución del trauma, antecedentes personales.
2. Examen Físico
a. Inspección: Hay que observar las huellas en la piel y pared de los puntos de impacto
del agente agresor, presencia de equimosis, hematomas, distensión abdominal,
contractura muscular.
b. Auscultación: La auscultación del abdomen es utilizada para confirmar la presencia
o ausencia de ruidos intestinales. La presencia de sangre libre intra peritoneal o
contenido gastrointestinal pueden producir un íleo que produce una ausencia de
ruidos intestinales.
c. Percusión: La percusión puede detectar matidez (presencia de líquidos) en caso de
hemoperitoneo; timpanismo (presencia de aire) si hay dilatación gástrica o
desaparición de la matidez hepática por neumoperitoneo.
d. Palpación: Investigar la presencia de contractura abdominal refleja o singo del rebote
(Blumberg) positivo, que orienta a irritación peritoneal e indica peritonitis establecida
por extravasación de sangre o contenido intestinal. Las siguientes pruebas indican
hemorragia intestinal:
Signo del Tempano: Sensación de choque que perciben los dedos cuando
comprimen bruscamente la pared abdominal al nivel del epigastrio al tropezar con
un órgano macizo sumergido en líquido.
Signo de Morgani: Un golpe suave dado con las manos en uno de los flancos del
abdomen determina una onda liquida que se transmite al lado opuesto y es
claramente percibida por la otra mano del explorador colocada en el otro flanco.
e. Evaluar la estabilidad pélvica: presencia de fracturas.
f. Tacto rectal: puede orientarnos al diagnóstico de lesión rectal. Un fondo de saco de
Douglas abombado orienta a hemoperitoneo.
3. Pruebas Complementarias
a. Radiografía de tórax: descartar la presencia de hemotórax, neumotórax o fracturas
costales.
b. Radiografía de abdomen: descartar presencia de hemoperitoneo, neumoperitoneo.
4. Exámenes Complementarios Especiales
a. Lavado Peritoneal Diagnóstico: Es un método de alto valor diagnóstico en el
trauma abdominal, sobre todo en el cerrado, es el procedimiento de elección en
manejo del trauma abdominal en las salas de emergencia de nivel intermedio, donde
no se cuenta con tomografía ni ecografía. La indicación principal del LPD es la
evaluación del traumatismo abdominal cerrado en pacientes hipotensos o con
alteración de la conciencia. También puede usarse para la evaluación de los
traumatismos abdominales penetrantes por arma blanca.