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El Perú no está exento de esta problemática. Nuestro estilo de vida dependiente de los productos
sintéticos ha ocasionado que el ecosistema marino se vea cada vez más afectado. Para comprender
las consecuencias que esto acarrea conversamos con Sara Purca, oceanógrafa peruana que desde
hace más de 10 años vigila el mar de nuestro país.
Sara recibió el “Premio Nacional Por las Mujeres en la Ciencia” organizado por L’Oréal, Unesco,
Concytec y la Academia Nacional de Ciencias, que busca reconocer la trayectoria de científicas
peruanas y su valioso aporte al desarrollo del país.
El premio lo tuvo bien merecido, ya que su labor es de vital importancia para el futuro de todos. Ella
actualmente se desempeña en el Imarpe (Instituto del Mar del Perú) investigando la contaminación
por microplásticos en los recursos hidrobiológicos. Es decir, cómo afectan los pequeños polímeros
que se desmenuzan de la basura plástica a la salud del océano. ¿Qué hace un oceanógrafo? Se
encarga de medir el estado del mar. No necesariamente si está saludable. Trata de conocer su
estructura, composición y también cómo varía su temperatura y sus corrientes. Lo que comprende
toda la parte física, química y biológica.Para adentrarnos mas en el tema le preguntamos a Sara ¿Y
usted a qué se dedica? Trabajé en el análisis de la serie de tiempo de la temperatura superficial del
agua por casi 10 años y, como parte de mi tesis, propuse un indicador para medir El Niño, La Niña y
la variabilidad estacional del mar al que llamé “índice de oscilación peruano” En 2014, cambié al área
de contaminación para dedicarme al tema de basura marina, específicamente a la contaminación por
microplásticos. ¿Y qué pasa en el ecosistema marino? Los microorganismos del mar (zooplancton)
ingieren estos polímeros plásticos, pues no saben diferenciar entre partículas de nutrientes y
partículas sintéticas. Todo este material queda atrapado en su tracto digestivo y hace que se sientan
saciados, pero no los alimenta. Finalmente, mueren por inanición.A su vez, los peces consumen el
zooplancton contaminado y de esta manera el plástico va subiendo por la cadena alimenticiaY
nosotros comemos esos peces... Nosotros no comemos las vísceras del pescado (donde se almacenan
las partículas), pero hay algunas partículas de polímeros que atraen toxinas y metales, las cuales
pueden llegar hasta el músculo del animal. Eso sí nos puede afectar. Las proyecciones sugieren que
para el 2050 habrá 250 millones de toneladas de plástico en el mar, afectando a la pesca y a la
industria alimentaria del mundo.