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Socorro Vivas
Profesora Pontificia Universidad Javeriana
Hasta los inicios del siglo XIX la mayor parte del trabajo intelectual y teológico se
hizo desde una perspectiva prefeminista, es decir, sin tener en cuanta en todos estos
trabajos la óptica y condición de la mujer. Todavía no se había despertado, por lo
menos no a nivel escritural, la conciencia de que la experiencia de las mujeres, era
importante para el trabajo intelectual y para el trabajo de aproximación a la lectura
bíblica. Éste hasta entonces era un mundo de varones. Las mujeres formaban parte
de la historia de los varones. Como mujeres protagónicas de un proceso eran
invisibles. Esta conciencia prefeminista reconocía que la vida de las mujeres tenían
unos aspectos únicos, pero no se le daba importancia a las diferencias.
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María del Socorro Vivas Albán. Licenciada en Teología, Master en Educación y Master en de la Pontificia
Universidad Javeriana, Candidata al doctorado en Teología de la misma Universidad.
En la actualidad es docente-investigadora de la Facultad de Teología de la PUJ y directora del grupo de
investigación “Teología y Género” de la misma. Acompaña procesos de capacitación bíblica y liberación con
grupos de mujeres de base.
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A mediados del siglo XX, las mujeres comenzaron a sentir que la “reinterpretación”
de la Biblia, de la que se había hablado a inicios de ese siglo, no era suficiente. Era
necesario ahondar en la propia tradición patriarcal. Las mujeres y los varones que
aceptaban la promesa de liberación, ¿cómo tenían que aproximarse a la Biblia y a la
Iglesia en nuestros días?. Había que plantear cuestiones inclusivas sobre todos los
textos bíblicos y sobre todos los acontecimientos de la historia de la Iglesia: ¿qué
diferencia suponía que las mujeres estuvieran incluidas o no lo estuvieran?, sino se
tenía en cuenta a las mujeres, ¿a qué se debía? Las respuestas a estos interrogantes
ponían en tela de juicio muchos principios sagrados de la doctrina y de la práctica.
Atendiendo a estas preguntas y a la toma de conciencia cada vez mayor por parte de
las mujeres, surge en el mundo de la interpretación bíblica el trabajo de varias
teólogas, entre ellas hay que anotar el aporte valioso de Elizabeth Jonson, Letty
Russell, Elisabeth Schüssler Fiorenza, Carmiña Navia, Alicia Winters, entre otras.
Para realizar esto, es necesario sacar la lectura de la Biblia del ámbito privado y
espiritualista del lector individual solitario y construir un foro, es decir, un espacio
público en el que la ekklesía, la asamblea radicalmente democrática, pueda debatir y
decidir los espacios públicos de la Escritura.
El método de la danza, es una metáfora circular, parece ser la más apropiada para
expresar la evolución de los movimientos de la Sabiduría en cuanto se hace presente
en un proceso feminista de despertar la conciencia de las mujeres. Danzar pone en
movimiento el cuerpo y el espíritu, suscita sentimientos y emociones, nos transporta
más allá de nuestros límites, crea comunidad. La danza desbarata cualquier orden
jerárquico, porque se mueve en espirales y círculos. Esta metáfora de movimiento y
danza sugiere que el feminismo no es una esencia nuclear que pueda ser definida:
donde más apropiadamente se encarna es en los movimientos por el cambio y la
transformación.
1. Hermenéutica de la experiencia
3. Hermenéutica de la sospecha
Es una hermenéutica que intenta colocar a todos los textos bíblicos en una actitud de
advertencia. Este paso no toma en cuenta el texto kyriocéntrico ni su pretensión de
autoridad divina, sino, más bien, indaga en las funciones ideológicas que desempeña
al servicio de la dominación. Cuestionaba y desmitifica las estructuras de
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Kyriarcado: es un neologismo acuñado por Schüssler a partir de los términos griegos kyrios (señor o
maestro) y archein (gobernar o dominar) con la intención de redefinir la categoría analítica “patriarcado” de
manera tal, que incluya las entrelazadas y multiplicativas estructuras de dominación. El kyriarcado es un
sistema sociopolítico de dominación en el que los varones hacendados y cultos pertenecientes a una elite
disfrutan de poder sobre las mujeres, así como también sobre los demás varones. La mejor manera de
conceptualizarlo es como un complejo sistema piramidal de entrelazadas y multiplicativas estructuras sociales
de dominio y subordinación, de mando y opresión.
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Pretende evaluar la retórica de los textos y las tradiciones, así como la de los
discursos contemporáneos, con la ayuda de una escala de valores feminista-
liberacionista. Intenta enjuiciar para cada caso particular (opresores o
emancipadores) cómo funcionan los textos bíblicos en situaciones concretas.
Intenta incrementar la distancia que nos separa de la época en que fue escrito el
texto, se esfuerza también por enriquecer nuestros conocimientos y nuestra
imaginación histórica. Intenta, al mismo tiempo, desbaratar la pirámide
kyriocéntrica que los textos bíblicos manifiestan en sus contextos literarios e
históricos; para realizar esto, los reconstextualiza con ayuda de un modelo de
reconstrucción histórica socio-político-religiosa que tiene como objetivo hacer de
nuevo visibles a los “otros” subordinados y marginados, esto significa tener en
cuenta sus argumentos y silenciaos reprimidos.
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También, tiene gran preocupación por configurar los estudios religiosos y bíblicos
como escenario de transformación social, política y religiosa.