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Responsabilidades

especiales

Derecho
Privado VIII
(Daños)

1
Responsabilidades
especiales
Responsabilidad derivada del
transporte de personas y cosas

Responsabilidad en el transporte terrestre: a)


fundamento; b) transporte benévolo y gratuito; c)
eximentes; d) prohibición de dispensa

Fundamento

El transporte, en la actualidad, tiene gran importancia en el plano de las


relaciones sociales, culturales, en el desarrollo económico micro y macro;
en la sociedad moderna, el desplazamiento geográfico de cosas y personas es
imprescindible.

La actividad del transporte se instrumenta normalmente por medio del


contrato de transporte.

Para su configuración, el contrato requiere:

a) Que el transportista se obligue a trasladar personas o cosas de un


lugar a otro en las condiciones establecidas y en un marco de
indemnidad. El mismo asume una obligación de resultado.

b) Que el traslado se realice por el medio acordado, que puede ser naviero,
terrestre o aéreo.

c) El pago de precio en dinero.

d) La garantía de indemnidad de las personas o cosas transportadas.

Normalmente, se efectúa por adhesión a condiciones generales, lo cual puede


ubicarlo en muchos casos como un contrato de consumo (ley 24240),
ampliando las proyecciones jurídicas correspondientes a la defensa del
consumidor.

El CCC regula en materia de responsabilidad del transportista en el Capítulo 7,


Título IV del Libro Tercero.

Se define el contrato de transporte: “Definición. Hay contrato de transporte


cuando una parte llamada transportista o porteador se obliga a trasladar
personas o cosas de un lugar a otro, y la otra, llamada pasajero o cargador, se
obliga a pagar un precio o flete”37.

Luego, regula en el art. 1286:

Responsabilidad del transportista. La responsabilidad del


transportista por daños a las personas transportadas está sujeta
a lo dispuesto en los artículos 1757 y siguientes. Si el transporte
es de cosas, el transportista se excusa probando la causa ajena.
El vicio propio de la cosa transportada es considerado causa
ajena.38

De modo tal que el sistema de responsabilidad para el transporte de personas


queda fijado, con la sanción del Código Civil y Comercial, mediante el art. 1286,
que remite a la norma del art. 1757 del mismo código, es decir que la norma
asimila el transporte a las actividades riesgosas o peligrosas, lo que otorga
coherencia al sistema si pensamos que en el contrato de transporte de
personas existe una relación de consumo (ley 24240). Remitimos a lo expuesto
en la unidad 12 al respecto. Sólo agregamos una cuestión extra: en el supuesto
del transporte de cosas, una causal de eximente, esto es, que el vicio de la cosa
transportada exime de responsabilidad bajo el título de causa ajena.

Luego, dice el art. 1291: “Extensión de la responsabilidad. Además de su


responsabilidad por incumplimiento del contrato o retraso en su ejecución, el
transportista responde por los siniestros que afecten a la persona del pasajero
y por la avería o pérdida de sus cosas”39.

En el supuesto, la norma establece un deber de seguridad específico para el


transportado como también para las cosas que transporte.

En relación a las clausulas limitativas de responsabilidad, dice la norma:


“Cláusulas limitativas de la responsabilidad. Las cláusulas que limitan la

37 Art. 1280 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación


Argentina.
38 Art. 1286 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
39 Art. 1291 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
responsabilidad del transportista de personas por muerte o daños corporales se
tienen por no escritas”40.

Se elimina de este modo cualquier cláusula que el transportista pretenda


introducir al contrato con fines de excluir o disminuir su responsabilidad. Esta
solución es armónica con la dispuesta por el art. 37 de la ley 24240, que tiene
por no convenidas las cláusulas que desnaturalicen las obligaciones o limiten
la responsabilidad por daños o importen una restricción o renuncia a los
derechos del consumidor o amplíen las de la otra parte.

En relación al transporte de cosas, se introducen tres normas relativas a la


responsabilidad:

Responsabilidad del transportista frente al cargador. El


porteador que entregue las cosas al destinatario sin cobrar los
créditos propios o los que el cargador le haya encomendado
cobrar contra entrega de la carga, o sin exigir el depósito de la
suma convenida, es responsable frente al cargador por lo que le
sea debido y no puede dirigirse contra él para el pago de sus
propias acreencias. Mantiene su acción contra el destinatario.41

Responsabilidad por culpa. Si se trata de cosas frágiles, mal


acondicionadas para el transporte, sujetas a fácil deterioro, de
animales o de transportes especiales, el transportista puede
convenir que sólo responde si se prueba su culpa. Esta
convención no puede estar incluida en una cláusula general
predispuesta.42

Cálculo del daño. La indemnización por pérdida o avería de las


cosas es el valor de éstas o el de su menoscabo, en el tiempo y el
lugar en que se entregaron o debieron ser entregadas al
destinatario.43

Pérdida natural. En el transporte de cosas que, por su


naturaleza, están sujetas a disminución en el peso o en la
medida durante el transporte, el transportista sólo responde por
las disminuciones que excedan la pérdida natural. También
responde si el cargador o el destinatario prueban que la

40 Art. 1292 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación


Argentina.
41 Art. 1309 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
42 Art. 1310 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
43 Art. 1311 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
disminución no ha ocurrido por la naturaleza de las cosas o que,
por las circunstancias del caso, no pudo alcanzar la magnitud
comprobada.44

Transporte benévolo y gratuito

Una cuestión problemática que se presenta diariamente es la responsabilidad


generada cuando se transporta a otra persona sin que exista una
contraprestación. Es el caso de quien lleva un amigo de un lugar a otro, quien
lleva por solidaridad a quien “hace dedo” en la ruta. Piense el lector en las
maestras rurales que, para poder trasladarse de un pueblo a otro, necesitan de
la gentileza y la solidaridad de los conductores. Piense el lector en el caso del
conductor designado, es decir, aquel que sale con sus amigos a una fiesta y por
compromiso asumido no ingiere alcohol a los fines de trasladar a sus
compañeros de regreso. En estos casos, la responsabilidad del conductor frente
al transportado es problemática y puede llevar a soluciones injustas.

Dice la doctrina que existe transporte benévolo o de complacencia

…cuando el conductor o responsable de un vehículo invita o


acepta conducir a una persona o a un objeto, de un lugar a otro,
por simple acto de cortesía o solidaridad y sin que se
otorgue, o realice u obtenga contraprestación por el
traslado. (Pizarro & Vallespinos, 2012, V, p. 489).

Para que se configure el mismo, es necesario:

a) El acuerdo en el que exista una manifestación de voluntad del


transportista que invita o acepta trasladar a un tercero o una cosa hasta
un lugar determinado.

b) El traslado debe realizarse a exclusivo interés del viajero, con ánimo de


beneficiarlo.

c) No debe existir relación jurídica alguna entre las partes.

d) Es menester la falta de intención de celebrar un contrato, ya que, de lo


contrario, existiría un contrato de transporte gratuito.

e) Debe haber ausencia de contraprestación por parte de la persona


transportada.

Si bien se ha discutido la naturaleza de la responsabilidad del transportista


benévolo, la mayoría de las opiniones se inclinan por la responsabilidad de tipo

44Art. 1312 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación


Argentina.
extracontractual. En atención a la unidad de sistema, dicha discusión es
abstracta.

El problema radica en determinar el factor de atribución. Esto es, si el


conductor del automotor responde en los términos del art. 1749 y 1721 del
CCC, es decir, en base a un factor subjetivo, o bien por el riesgo de la actividad,
conforme el art. 1757 del CCC, con un factor objetivo.

En relación a la primera postura, podríamos decir que, por razones de estricta


justicia, debería diferenciarse entre el transportado benévolamente y el
transportado por medio de un contrato de transporte.

Asimismo, se debe considerar lo manifestado por el Tribunal Superior de


Justicia de Córdoba en un caso donde se discutía la responsabilidad en el
transporte benévolo:

En los casos de transporte benévolo, si bien existe un acuerdo


para realizar el viaje, el mismo no se halla dentro de los términos
de un contrato (conforme el deroga art. 1137 del CC y actual 957
del CCC), pues tanto la persona que conduce el vehículo, sea
propietario o conductor, como la persona que accede a ser
transportada, no entiende reglar sus derechos por el precepto
mencionado. Por ello, se procura aminorar la responsabilidad del
transportador benévolo, atento que repugna que sobre él se
haga recaer una responsabilidad absoluta e ilimitada, por lo que
bajo el impulso de un profundo sentimiento de justicia, se han
buscado los medios para dosificarla en obsequio de la persona
que si daña, ese daño se realizó mientras cumplía un acto de
pura benevolencia y generosidad. No existiendo contrato de
transporte, si el pasajero invitado sufre un daño ocasionado
durante el viaje, no puede pretender un resarcimiento fundado
en la obligación objetiva de seguridad que existe tácitamente en
aquel contrato (derogado art. 184 del C. de Comercio y actual
1280 del CCC). Quien ha sufrido el daño como consecuencia de
una mala maniobra del conductor, no se hallaba fuera del
vehículo, sino que era desplazado dentro de éste, no puede
invocar el vicio o riesgo de la cosa, pues éste factor solamente
funciona en relación a las personas o cosas externas que
resulten dañadas por el hecho autónomo de aquella… La
responsabilidad del transporte benévolo es de naturaleza
subjetiva con fundamento en el art. 1109 del C.C. (actuales 1747
y 1726 del CCC), por lo que el damnificado debe probar la
actuación culposa del transportador en la producción del
accidente. No siendo contratante, ni considerándose el daño
producido por el hecho de las cosas, no hay causa para presumir
su culpa, la que en todos los casos debe justificarse por quien se
dice víctima del acto ilícito… El derecho, en su conjunto, debe
inspirarse en concepciones éticas, y si a ellas responde el que
quien hace un servicio gratuito debe estar menos obligado de
sus consecuencias que el que lo proporciona a título oneroso, su
significado debe ser amplio y comprender tanto a los
contratantes como a los obligados extracontractualmente, y
verse en ello una regla legal de alcance general, antes que a una
voluntad presumida de las partes. Aplicando este concepto al
transporte benévolo, es de justicia que la responsabilidad del
transportador, en casos de accidente, se juzgue con menos
severidad que la puesta ordinariamente para apreciar la
conducta en general del autor de un acto ilícito, por cuanto, si
así no se hiciera, el altruismo elementario llegará a ser un acto
raro y meritorio de parte de aquellos que se arriesgan a
cumplirlo. De más está decir que la gratuidad del servicio no
supone liberación absoluta del transportador; su efecto es sólo
moderar su responsabilidad, apreciando adecuadamente los
hechos constitutivos de culpa o imprudencia de acuerdo a las
circunstancias ocurrentes en cada caso.45

La expuesta es una doctrina minoritaria, pues la Corte Suprema de Justicia de la


Nación46 y casi la totalidad de la doctrina entienden que en el caso es de
aplicación el factor objetivo de atribución.

También Pizarro sostiene que no hay diferencia entre el transporte benévolo


y el contrato de transporte. En su opinión, el derecho a la seguridad razonable y
a la justa protección por los daños causados por el riesgo o vicio de la cosa no
varía en un caso o en otro. Los actos de altruismo no tienen facultad de
modificar el régimen legal, sin perjuicio de que, atendiendo a las
particularidades del caso, el juez pueda utilizar sus facultades morigeradoras.

Eximentes

Admitiendo que se trata de supuestos de responsabilidad objetiva, las


eximentes que podrían eximir parcial o totalmente al sindicado como
responsable serán las vinculadas con la relación de causalidad y los factores
objetivos de atribución (ver unidad 8).

45 TSJ Córdoba in re: “RODRÍGUEZ NORA ETEL C/ SUCESIÓN Y/O SUCESORES DE OLIVA
JUAN CARLOS - ORDINARIO - DAÑOS Y PERJUICIOS - RECURSO DE CASACIÓN (EXPTE.
R 22/09)”, Sentencia 38, 29.02.12 El texto completo puede verse en:
goo.gl/0CRTrG
46 CSJN in re: “Melnik de Quintana Mirna Elena y otro c/ Carafi, Juan Manuel y otros” de fecha 23

de octubre de 2001 (RCYS 2002-763).


Legitimación activa

La legitimación activa corresponde:

a) En caso de lesiones al propio pasajero, y deriva del incumplimiento de


la obligación de seguridad que recaía en el transportista. Los
damnificados indirectos pueden reclamar el daño patrimonial derivado
de las lesiones del pasajero. Dicho reclamo será por una responsabilidad
de naturaleza extracontractual.

b) En caso de muerte de pasajero por causa del hecho; la legitimación


por el daño patrimonial y moral corresponde sólo a los damnificados
en los términos de la unidad 9, a cuyos términos remitimos.

Legitimación pasiva

Deben responder frente al pasajero damnificado o a los legitimados indirectos:

a) El transportista. Su responsabilidad es contractual respecto del


pasajero y extracontractual ante los damnificados indirectos.

b) El chofer o conductor. Se controvierte si su responsabilidad respecto


del pasajero es contractual o extracontractual.

c) El dueño y guardián del vehículo (art. 1757 CCC).

d) El asegurador de cualquiera de los legitimados pasivos (art. 118, Ley de


Seguros).

e) El estado, por omisión de los deberes de poder de policía cuando la


empresa carezca de seguro obligatorio.

Plazos de prescripción

Se unifica el plazo de prescripción a tres años.

Responsabilidad en el transporte de agua.


Régimen aplicable. Nociones
Las relaciones jurídicas originadas en la navegación por agua se rigen por las
normas de la ley 20094 (art. 1), por las leyes complementarias y por los usos y
costumbres. A falta de disposiciones de derecho de la navegación, y en cuanto
no se pueda recurrir a la analogía, es aplicable el derecho común en forma
supletoria.

Respecto de las lesiones corporales o muerte que puedan experimentar los


pasajeros, el art. 330 de dicha norma expresa que el transportador es
responsable

…de todo daño originado por la muerte del pasajero o por


lesiones corporales, siempre que el daño ocurra durante el
transporte por culpa o negligencia del transportador, o por las
de sus dependientes que obren en ejercicio de sus funciones. La
culpa o negligencia del transportador o de sus dependientes se
presume, salvo prueba en contrario, si la muerte o lesiones
corporales han sido causadas por un naufragio, abordaje,
varadura, explosión o incendio, o por hecho relacionado con
alguno de estos eventos.47

Transporte aéreo. Régimen aplicable. Nociones


La responsabilidad por los accidentes aéreos es reglada por el Código
Aeronáutico (art. 17825). Dicha norma se aplica cuando el transporte aéreo se
efectúa dentro del país. En caso de transporte aéreo internacional, rige la
Convención de Varsovia-La Haya, a la cual Argentina ha adherido por ley 17386.

Daños causados al pasajero o al cargador

En los supuestos en los cuales el daño es causado a un pasajero o al cargador, la


responsabilidad es contractual. La obligación de seguridad se mantiene
mientras el pasajero está a bordo de la aeronave o durante las operaciones de
embarque y desembarque (art. 139 del CA). Esta responsabilidad incluye la de
los equipos registrados o mercaderías desde que quedaron al cuidado del
transportador (art. 140 del CA). Puede asimismo existir daño resultante del
retraso en el transporte de personas, equipajes o mercaderías.

El fundamento de la obligación es subjetivo, con base en culpa presumida (art.


132 del CA). Sumado a ello, la ley fija un sistema de tarifación (arts. 144 y 145
del CA) que excepcionalmente no se aplica cuando hubiera mediado dolo del
transportista o de sus dependientes.

En caso de daño a la persona del pasajero, el techo indemnizatorio equivale en


pesos moneda nacional a mil argentinos oro (art. 144 CA).

47 Art. 330. Ley 20094 – Navegación. Poder Ejecutivo Nacional.


La empresa responde también por el daño material o moral causado al
pasajero por demoras imputables a ella. En este caso, la responsabilidad es
integral.

Daños causados a terceros en la superficie

En caso de daños causados a terceros, provenientes de una “aeronave en vuelo


o de una persona o cosa caída o arrojada de la misma o del ruido anormal de
aquella”48, se aplica en principio el riesgo creado, siendo una responsabilidad
objetiva.

Se considera en vuelo a la aeronave desde que la misma utiliza su fuerza motriz


para despegar hasta que termina el recorrido del aterrizaje (art. 156 del CA).

La legitimación pasiva recae sobre el explotador de la aeronave (art. 65 del CA).


Se presume que el propietario es explotador de la aeronave cuando no haya
transferido dicho carácter a través de contrato inscripto en el Registro Nacional
de Aeronaves. Si dicho contrato no es inscripto, el propietario y el explotador
responden solidariamente por los daños ocasionados por la nave.

Respecto de las tarifaciones y su eventual inconstitucionalidad en el caso


concreto, nos remitimos a lo estudiado en las unidades 1 y 10.

Nos remitimos a la bibliografía obligatoria para profundizar las cuestiones aquí


señaladas.

Riesgos del trabajo


Evolución de su régimen legal
La evolución de la responsabilidad por riesgo creado está vinculada
íntimamente con los accidentes de trabajo. Si recordamos los conceptos
estudiados en módulos anteriores, sabemos que la misma tuvo su nacimiento
en Francia a fines del siglo XIX, con la finalidad de salvaguardar a los
trabajadores que sufrían infortunios laborales.

Ley de riesgos del trabajo. Nociones generales


La antigua ley de accidentes de trabajo 9688 estableció un régimen inspirado
en la ley francesa (1898), consagrando un “sistema transaccional”. En primer
48 Art. 155. Ley 17285 – Código Aeronáutico. Poder Ejecutivo Nacional.
lugar, el obrero intentaba lograr una indemnización basada en la
responsabilidad objetiva del patrono; por otro lado, soportaba una limitación
cuantitativa en el monto indemnizado que estaba tarifado.

La reforma de 1968 incorporó la teoría del riesgo creado al Código Civil, y a


partir de tal momento se discutió en la doctrina y la jurisprudencia si podía
ejercitar el obrero la acción de derecho civil por medio del art. 17 de la ley
9688. Las opiniones se encontraron divididas.

Posteriormente y con la sanción de la ley 24557, se introdujo un cambio total


en el sistema de reparación de este tipo de infortunios. La ley 24557 establece
un régimen que intenta ser hermético y autosuficiente, ya que está orientada a
brindar una cobertura total al trabajador damnificado, sin posibilidades de
recurrir al derecho común (art. 39, inc. 1, Ley 24522), salvo el supuesto inusual
del dolo de la patronal (art. 1072 del CC). Las prestaciones previstas por dicha
ley “eximen a los empleadores de toda responsabilidad frente al trabajador y
a sus derechohabientes”49. Se establece en consecuencia una limitación
cuantitativa de la responsabilidad del empleador, que a la vez es sustituida por
la responsabilidad de la ART.

Esta ley ha dado lugar a grandes controversias respecto de si el art. 39 de la LRT


era o no constitucional. En tal sentido, la Corte Suprema de Justicia de la Nación
ha dictado diversos fallos, tales como Gorosito y Aquino, cuya lectura es más
que aconsejable.

La doctrina y jurisprudencia dominante sostienen que el art. 39 inc. 1 de la LRT


es inconstitucional, ya que viola la garantía del art. 16 de la CN y otros derechos
constitucionales. En honor a la brevedad, nos remitimos a lo estudiado
respecto del principio de reparación plena e integral y el test de
constitucionalidad. Asimismo, nos remitimos a lo que la bibliografía
obligatoria aporta en el tema.

49 ARTICULO 39. — Responsabilidad civil.


1. Las prestaciones de esta ley eximen a los empleadores de toda responsabilidad civil, frente a
sus trabajadores y. a los derechohabientes de éstos, con la sola excepción de la derivada del
artículo 1072 del Código Civil.
2. En este caso, el damnificado o sus derechohabientes podrá reclamar la reparación de los
daños y perjuicios, de acuerdo a las normas del Código Civil.
3. Sin perjuicio de la acción civil del párralo anterior el damnificado tendrá derecho a las
prestaciones de esta ley a cargo de las ART o de los autoasegurados.
4. Si alguna de las contingencias previstas en el artículo 6. de esta ley hubieran sido causadas
por un tercero, el damnificado o sus derechohabientes podrán reclamar del responsable la
reparación de los daños y perjuicios que pudieren corresponderle de acuerdo con las normas del
Código Civil. de las que se deducirá el valor de las prestaciones que haya percibido o deba
recibir de la ART o del empleador autoasegurado.
5. En los supuestos de los apartados anteriores, la ART o el empleador autoasegurado, según
corresponda, están obligados a otorgar al damnificado o a sus derechohabientes la totalidad de
las prestaciones prescriptas en esta ley, pero podrán repetir del responsable del daño causado el
valor de las que hubieran abonado, otorgado o contratado.
Responsabilidad por accidentes
deportivos 50

Distintos supuestos
El deporte engloba diferentes manifestaciones y prácticas de ejercicio físico o
físico- intelectual del ser humano con o sin elementos auxiliares significativos
o relevantes para tales actividades, de tipo material o animal, con objetivos
sanitarios lúdicos o competitivos, en forma individual o de grupo, con o sin
sumisión a reglas, de modo profesional, semiprofesional o puramente
aficionado.

El deporte es una recreación, pasatiempo, o ejercicio físico, por lo común al aire


libre, que tiene como regla la superación de una marca delineada o al
adversario de la competencia. Éste debe estar sujeto a reglas, teniendo los
organizadores y protagonistas la responsabilidad, al igual que la posibilidad, de
prevenir la causación de daños en tales circunstancias.

Las características esenciales de la actividad deportiva son:

a) Ajuste de la actividad a reglas establecidas de antemano.

b) Despliegue de un esfuerzo o destreza superior al nivel medio.

c) Persecución mediata o inmediata de un fin relacionado con la salud


física o mental, de carácter personal.

El deporte como juego o profesión es una actividad que genera riesgos


para el deportista. Ello hace que, en principio, cuando se produce alguna
lesión derivada de ese riesgo propio de la actividad, no haya por regla
obligación de reparar, la que sí existiría cuando el mismo hecho se produce
fuera del juego. Los jugadores asumen el riesgo que implica el juego,
competencia o deporte, exponiéndose voluntariamente a las contingencias del
mismo, que habrá que evaluar en el caso concreto. No serán los mismos riesgos
asumidos en un campeonato de golf, en un partido de rugby o en una
competencia de boxeo. Tiene dicho la jurisprudencia que se considera daño en
un accidente deportivo: "el daño no intencional ocasionado a otra persona
(deportista, arbitro, espectador, terceros, etc.) durante la realización de un
certamen o competición deportiva por uno de los participantes”51. Se

50Véase Pizarro & Vallespinos, 2012, V; Pizarro & Vallespinos, 2013.


Camara Civil y Comercial de Lomas de Zamora, sala 1, 2-11-2004, en autos “Angelakis, Nicolás
51

G. c/ Tamagno, Sergio C. s/ Daños y perjuicios”; RCyS 2005-V, 37, con nota de Pablo Barbieri -
LLBA 2005 (febrero), 83
puede afirmar que el deporte se caracteriza por los siguientes elementos:
a) limitación o reglamentación de la práctica física o intelectual; b)
competencia por el triunfo; c) intensidad en el esfuerzo; d) búsqueda de un
mejoramiento personal o de un fin saludable.

En los casos en que el deportista generador del daño se hubiere ajustado al


reglamento, y el perjuicio haya sido intencional, en principio, no habrá
responsabilidad.

Quedarán exceptuados del concepto de daños ocasionados durante la


práctica deportiva aquellos que sean dolosos, siendo los mismos pasibles
de responsabilidad civil. Por el contrario, si se cumple con el reglamento del
juego, la regla es la irresponsabilidad. En los accidentes deportivos, el principio
es la irresponsabilidad del jugador si se trata de un deporte autorizado, salvo
que el daño se cause con dolo o violación de las reglas de juego y notoria
imprudencia o torpeza.

En consecuencia, en lo que respecta a los protagonistas del evento deportivo, la


mayoría de las veces, ellos soportan los daños causados siempre que los
mismos sean por las características normales del juego o por los riesgos que
comporta la actividad deportiva como despliegue de actividad física en grado
de máxima competencia. Ello, siempre que nos encontramos dentro de daños
que tengan razonable relación con la actividad deportiva. Distinto será el caso
en que se prueben conductas dolosas entre los deportistas.

Los espectadores, por otro lado, pueden experimentar daños provocados por el
desarrollo de la actividad deportiva, así como también daños originados por el
hecho de la reunión deportiva, pero con causa ajena a la competencia misma.

Régimen legal
Tal como pudimos ver, el deporte engloba diferentes manifestaciones y
prácticas de ejercicio físico o físico-intelectual del ser humano. Ratificamos que,
en los casos en que el deportista generador del daño se hubiere ajustado al
reglamento, y dicho perjuicio haya sido intencional, en principio, no habrá
responsabilidad. Por el contrario, quedarán exceptuados del concepto de
daños ocasionados durante la práctica deportiva aquellos que sean dolosos,
siendo los mismos pasibles de responsabilidad civil. Para completar este
apartado, remitimos al punto precedente.
Naturaleza de la responsabilidad
El deporte como juego, como profesión, como espectáculo forma parte
importante de la vida del hombre, y los propios sistemas jurídicos incentivan tal
actividad. Pero tal como vimos más arriba, esta actividad puede ser riesgosa.
Imaginemos algo tan simple como un partido de fútbol y las lesiones que
pueden derivar de un choque entre jugadores, pero también el ajedrez es un
deporte y tal actividad, en principio, no implica riesgo físico para los jugadores.
Por eso debemos siempre estar caso por caso y utilizar la racionalidad para el
análisis.

Por lo cual, por regla, si se produce alguna lesión derivada de ese riesgo propio
de la actividad, no hay obligación de reparar, la que sí existiría cuando el mismo
hecho se produce fuera del juego. Si el juego es lícito –dijimos que muchas
veces lleva un componente de riesgo para la integridad física de los jugadores-,
la actualización de esa potencialidad en un daño concreto es algo aceptado por
ellos de antemano como posible y entra, de algún modo, en la categoría de
quien se ocasiona su propio daño. Por ejemplo, los daños causados entre dos
luchadores de yudo no son indemnizables, pero, si en un partido fútbol en la
playa, es lesionada una persona ajena al juego que se encontraba tomando sol,
quien patea la pelota y el dueño de ésta son responsables por el daño
ocasionado. Nos remitimos al apartado 15.3.1 y 2 para completar la idea.

Eximentes
Puede expresarse, en un enfoque que puede ser considerado como una
armonización de todas las diversas teorías absolutorias, que la
irresponsabilidad en los accidentes deportivos resulta de la concurrencia de
diversos elementos: la ilicitud del juego o deporte mismo; el consentimiento de
la víctima para exponerse y someterse a los riesgos inherentes al deporte que
practica; la ausencia de dolo, culpa u otra circunstancia que comporte la
responsabilidad del autor del daño; y, finalmente, la observancia de las reglas,
pragmáticas o cánones del juego o deporte de que se trate.

Recordemos aquí que el art. 1719 del CCC regula la asunción de riesgos.

Asunción de riesgos. La exposición voluntaria por parte de la


víctima a una situación de peligro no justifica el hecho dañoso ni
exime de responsabilidad a menos que, por las circunstancias del
caso, ella pueda calificarse como un hecho del damnificado que
interrumpe total o parcialmente el nexo causal.52

52Art. 1719 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación


Argentina.
¿Cuál sería el rol causal de la asunción de riesgos en hipótesis cuando un
deportista acepta practicar un deporte que entraña riesgos y sufre un daño? La
doctrina (Tolosa- Gonzalez Rodriguez 2015) entiende que la decisión voluntaria
y libre de la víctima de participar de una actividad deportiva implica un hecho
propio con relevancia causal en los riesgos llamados normales, genéricos,
típicos u ordinarios. Si además, hubo riesgos considerados extraordinarios,
atípicos o anormales, y estos fueron causa del daño, habrá que analizar quién
generó tales riesgos. Si fueron generados voluntaria y libremente por la víctima
–por ejemplo, el caso del automovilista o el motociclista que participa de una
competencia sin la protección personal adecuada-, se configurará un hecho del
damnificado que interrumpa total o parcialmente el nexo causal53

Adicionalmente, el segundo párrafo del art. 1719 brinda una solución clara,
equitativa y razonable para el caso de quien voluntariamente se expone a un
riesgo o peligro para salvar los bienes de otra persona: los llamados casos de
abnegación o altruismo. Se reconoce el derecho a ser indemnizado de quien
realizó el acto de abnegación o altruismo, por parte de quien creó la situación
de peligro o por el beneficiado por dicho acto. Pero en el segundo caso, a
diferencia del primero, la reparación sólo procede en la medida del
enriquecimiento obtenido por el beneficiario (Tolosa-González Rodríguez).54

Responsabilidad derivada de
espectáculos públicos

Caracterización
Los espectáculos públicos son aquellos que se brindan para diversión o
distracción de quienes concurren a ellos, posibilitando normalmente el acceso
a una considerable cantidad de espectadores. Los espectáculos públicos
constituyen un gran atractivo o tienen importante significación para el espíritu
de los hombres, pero, asimismo, pueden ser fuente de riesgo para los
mismos. Respecto de los espectáculos públicos deportivos, estas conclusiones
se agravan cuando vemos la proliferación de sucesos violentos en lugares que
deberían ser de esparcimiento.

53 Para ampliar véase: Tolosa, Pamela González Rodríguez, Lorena Asunción de riesgos y
consentimiento del damnificado en el nuevo Código Civil y Comercial RCyS2015-IV, 46
54 Tolosa, Pamela González Rodríguez, Lorena Asunción de riesgos y consentimiento del

damnificado en el nuevo Código Civil y Comercial RCyS2015-IV, 46


Naturaleza
El contrato de espectáculo público se celebra entre el organizador del
mismo y el espectador. El primero se obliga a hacer ejecutar una obra
intelectual, en las condiciones ofrecidas y publicitadas a la otra parte,
generalmente a cambio de una contraprestación en dinero. Es un contrato
innominado, bilateral, generalmente oneroso y conmutativo, de consumo y
por adhesión a condiciones generales.

El contrato de espectáculo público deportivo constituye una especie dentro del


género de “espectáculos públicos”. Su objeto es la ejecución de un espectáculo
deportivo por parte del organizador, y, por parte del espectador, el pago de
una contraprestación dineraria. Este contrato presenta las mismas
particularidades que estudiamos más arriba.

Sin perjuicio de ello, y en materia de responsabilidad por daños causados,


existe un régimen legal específico. Por motivos de extensión y brevedad,
analizaremos brevemente el régimen vigente; aconsejamos profundizar la
evolución normativa de esta cuestión.

Obligaciones y derechos del organizador

El contrato señalado impone al organizador ciertas obligaciones, tanto


respecto de la oferta contractual y la publicidad (ley 24240) como de la
administración pública, en base al poder de policía que la misma ostenta. En
consecuencia, no sólo debe cumplir con todas las condiciones necesarias para
la proyección de la obra tal como se ha comprometido, sino que además debe
cumplir con el deber de seguridad en la preservación de la integridad física y
moral de las personas que concurren al espectáculo y de sus bienes. En
consecuencia, el empresario organizador se obliga a:

a) Dar cumplimiento a las prestaciones específicas asumidas por el


contrato en la forma, modo y tiempo estipulados. Debe facilitar el
ingreso y egreso al local, al igual que la comodidad y visibilidad
adecuada.

b) Deberá mantener el local en condiciones reglamentarias de seguridad.


El art. 50 de la ley 24192 dispone que el órgano de aplicación que
establece la ley 20655 tendrá a su cargo establecer la organización de
espectáculos deportivos con sujeción a las normas de seguridad,
edilicias y de infraestructuras aprobadas por el municipio.

c) Garantizar al espectador la seguridad personal y de sus bienes.

Por su parte, el organizador tiene los siguientes derechos:


a) Percibir el precio de la entrada o ticket.

b) Reservarse el derecho de admisión.

Obligaciones y derechos del espectador

El espectador tiene derecho a:

a) Utilizar las comodidades del local a fin de gozar de la totalidad del


espectáculo en la modalidad y tiempos pactados y publicitados por el
organizador.

b) Rescindir el contrato en caso de modificaciones que alteren el


espectáculo (tales como que se sustituya a un artista por otro).

c) Manifestar la conformidad o disconformidad con el espectáculo.

A su vez, están a su cargo las siguientes obligaciones:

a) Pagar el precio de la entrada.

b) Responsabilizarse por los daños que ocasione al local.

c) Acatar las reglamentaciones normativas y las de la convivencia social.

Régimen legal
La ley 23184, al igual que la ley 24192, rige en el ámbito de los espectáculos
deportivos. En consecuencia, no son aplicables dichas normas a otros
espectáculos públicos de concurrencia masiva (v. g., conciertos, recitales de
rock, etc.). Sin perjuicio de ello, los mismos son alcanzados por las mismas
reglas de derecho civil y la ley 24240 (arts. 5, 6, 40 y conc.).

En materia de responsabilidad civil por daños causados por concurrentes,


organizadores o protagonistas, se consagra la existencia de la obligación de
seguridad, que es impuesta a las entidades o asociaciones participantes en
el espectáculo deportivo (art. 51, ley 24192). Esta responsabilidad es de
tipo objetivo y con basamento en el riesgo de empresa. En consecuencia, las
eximentes son limitadas: hecho de la víctima, tercero extraño (materia
opinable) y caso fortuito.

La responsabilidad contractual de las entidades se configura, en todo caso,


incluso si se configura la responsabilidad extracontractual del autor material del
daño. En este caso, todos responderán concurrente o solidariamente.
La responsabilidad es sin perjuicio de la que pueda pesar sobre estado por el
incumplimiento u omisión de los deberes de poder de policía. Lo mismo para el
caso de que otros posibles legitimados sean considerados responsables de los
daños (v. g., asociaciones o federaciones que agrupan clubes de fútbol, etc.).
En efecto, la AFA fue condenada por daños causados en el fallo “Mosca, Hugo
Arnaldo c/ Buenos Aires, Provincia de (Policía Bonaerense) y otros s/ daños y
perjuicios” (CSJN – 6/03/2007). Aconsejamos su lectura y nos remitimos a dicho
fallo, que se encuentra en las lecturas complementarias.

Asimismo, la normativa vigente en esta materia debe complementarse con


las disposiciones de la ley 24240. Nos remitimos a lo estudiado sobre la misma.

Legitimación pasiva. Quid de la responsabilidad del


estado
Remitimos a lo expuesto en la unidad 13 con referencia a la responsabilidad
patrimonial del estado, conforme el régimen del Código Civil y Comercial.

Eximentes
En materia de daños causados por concurrentes, organizadores o protagonistas
del espectáculo deportivo, la responsabilidad se basa en la obligación de
seguridad de tipo objetiva con fundamento en el riesgo de empresa. En
consecuencia, las eximentes que serán idóneas para eximir total o parcialmente
serán las eximentes vinculadas con la relación de causalidad y los factores
objetivos de atribución estudiados en la unidad 8, a los cuales nos remitimos.

Responsabilidad civil de los


propietarios de establecimientos
educativos

Noción

La temática que analizaremos ahora se encuentra incluida en otra más amplia y


genérica que es la de los daños causados y sufridos por menores. Es frecuente
y alarmante la proliferación de hechos ilícitos que tienen por damnificados a
menores de edad. En consecuencia, en este acápite, centraremos nuestro
enfoque en la responsabilidad de los propietarios de establecimientos
educativos por los daños causados y sufridos por los estudiantes menores que
se encuentren bajo el control de la autoridad educativa.

A los fines de un mejor cuadro expositivo, en primer lugar, analizaremos el


régimen que establecía el Código Civil (hoy derogado), para luego pasar al
régimen vigente establecido por el Código Civil y Comercial.

Régimen legal
Según el art. 1117 del Código Civil derogado:

Los propietarios de establecimientos educativos privados


estatales serán responsables por los daños causados o sufridos
por sus alumnos menores cuando se hallen bajo el control de la
autoridad educativa, salvo que probaren el caso fortuito.
Los establecimientos educativos deberán contratar un
seguro de responsabilidad civil. A tales efectos, las autoridades
jurisdiccionales dispondrán las medidas para el cumplimiento de
la obligación pertinente.
La presente norma no se aplicará a los establecimientos de
nivel terciario o universitario.55

Al comentar la norma entonces vigente, se dice que:

a) La norma nueva desplaza el epicentro de la cuestión, en materia de


legitimación pasiva, de los directores o maestros artesanos, hacia los
propietarios de los establecimientos educativos (públicos o privados).

b) La responsabilidad es por riesgo creado o de empresa.

c) Quedan comprendidos tanto los daños causados como los sufridos por
menores que se hallen bajo el control de la autoridad educativa. Lo
expuesto implica un espectro amplio de circunstancias que se condice
con la realidad actual.

d) La responsabilidad del titular del establecimiento es objetiva agravada,


ya que sólo admite como eximente el caso fortuito.

e) La norma no es dable de ser aplicada a los establecimientos terciarios o


universitarios.

55Art. 1117 – Código Civil de la Nación. Derogado por ley 26994. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
f) La responsabilidad del propietario del establecimiento educativo puede
concurrir con la de otros legitimados pasivos, sin que ello implique su
eximición.

La legitimación pasiva recae sobre el titular del establecimiento educativo,


sea público o privado. Se excluían los establecimientos terciarios y
universitarios.

El fundamento de dicha responsabilidad radica en el riesgo de empresa.

Para la configuración de esta responsabilidad, es necesario:

a) Que haya un daño causado o sufrido por un alumno.

b) Que el alumno dañador o dañado sea menor de edad.

c) Que el daño se haya producido durante una actividad realizada bajo


control de la autoridad educativa.

Régimen legal conforme el Código Civil y Comercial56

El Código Civil y Comercial, siguiendo el citado art. 1117 del Código Civil,
establece en su art. 1767 la responsabilidad civil de los titulares
establecimientos educativos por los daños causados o sufridos por los alumnos
menores de edad que se hallen o deban hallarse bajo su control.

Responsabilidad de los establecimientos educativos. El titular de


un establecimiento educativo responde por el daño causado o
sufrido por sus alumnos menores de edad cuando se hallen o
deban hallarse bajo el control de la autoridad escolar. La
responsabilidad es objetiva y se exime sólo con la prueba del
caso fortuito.
El establecimiento educativo debe contratar un seguro de
responsabilidad civil, de acuerdo a los requisitos que fije la
autoridad en materia aseguradora.57

Legitimación pasiva
Esta norma no se aplica a los establecimientos de educación superior o
universitaria.

56En este punto seguiremos a Sagarna, 2014.


57Art. 1767 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
A diferencia del art. 1117 citado, modifica el vocablo “propietarios” de
establecimientos educativos como legitimados pasivos por el término
"titulares" de un establecimiento educativo, entendiéndose a éste como aquel
que organiza el sistema de educación y emprende el servicio educativo. No
basta con que trate del propietario del inmueble donde se desarrolla la
actividad (Lorenzetti 2015). Se prefirió continuar con esta expresión,
"establecimientos educativos", del art. 1117. Consideramos que deberá
entenderse por tales a los comprendidos en la ley de educación jurisdiccional
(preescolar, escuelas primarias, secundarias, colegios para alumnos con
capacidades distintas, educación bilingüe, entre otros, por ejemplo, y no
estarían así incluidos las guarderías, las colonias de vacaciones, los institutos de
enseñanza especializada que no impartan educación pública obligatoria –como
idiomas, música, danza, arte-, los clubes, los gimnasios, etc.), aunque una
tendencia minoritaria de algunos fallos aislados está aplicando dicha norma a
otros institutos que de alguna forma imparten educación tales como los centros
de día, boy scouts, etc. (Sagarna, 2014)58.

Debe observarse que el art. 1767 no resultará aplicable a los establecimientos


públicos nacionales por la exclusión de los arts. 1764 y 1765, conforme
comentarios efectuados en la unidad 13 y la responsabilidad en tales casos se
regirá por las reglas específicas que establecen aquellas disposiciones. La
norma excluye la responsabilidad del director del colegio, quien deberá resarcir
los perjuicios ocasionados por su hecho propio, supuesto en el cual el factor de
atribución es la culpa (Lorenzetti, 2015).

Fundamento
La responsabilidad del titular del establecimiento educativo es objetiva y se
basa en el factor de atribución "garantía", es decir que aquél garantiza que, si el
alumno sufre o provoca un daño, responderá por este perjuicio (Sagarna 2014)

Requisitos
Entre los requisitos imprescindibles para la responsabilidad del titular del
establecimiento educativo se hallan: 1) el hecho ilícito del alumno; 2) que se
trate de un alumno de un establecimiento educativo donde se imparta
educación pública según cada ley educativa jurisdiccional; 3) que el alumno sea
menor de edad; 3) que el daño sea sufrido o provocado por el estudiante; 4)
que el daño se haya producido estando o debiendo estar el menor bajo la
autoridad escolar.

58Para ampliar debe verse: Sagarna, Fernando Alfredo Responsabilidad civil directa y por el
hecho de terceros. En el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación La Ley Sup. Especial
Nuevo Código Civil y Comercial 2014 (Noviembre), 17/11/2014, 143.
Eximentes
La responsabilidad del titular del establecimiento educativo y del alumno es
concurrente (conf. art. 850 del CCC), respondiendo aquél en su calidad de
organizador de la educación y éste como estudiante por el hecho propio por
responsabilidad directa (conf. art. 1749 del CCC).

Siguiendo al art. 1117 del Código Civil derogado, sólo se exime el titular del
establecimiento educativo con la demostración del caso fortuito (art. 1767 del
CCC), eximente de interpretación restrictiva.

Establecimientos educativos excluidos expresamente de la norma

El art. 1767, 3er párrafo, del CCC, excluye a los establecimientos de educación
superior y a las universidades –públicas y privadas- de su ámbito de aplicación,
pues, como bien se lee en los Fundamentos del Anteproyecto, en estos centros
de estudio "no puede predicarse que exista un deber de cuidado similar al de
los otros establecimientos" (Lorenzetti, Highton de Nolasco & Kemelmajer de
Carlucci, 2012, http://goo.gl/K8bpzE ). Mismo sentido, pero menor claridad
terminológica se observa en el art. 1117 del Código de Vélez, ya que esta norma
excluye con terminología imprecisa a los "establecimientos de nivel terciario o
universitario". También se entiende excluido el nivel de postgrado, por estar
comprendido dentro del universitario en sentido genérico (Sagarna 2014).

Valoración de la conducta

Sin perjuicio de que la responsabilidad civil del titular del establecimiento


educativo es objetiva y de que, por tanto, no se tendrá en cuenta la culpa del
agente a los efectos de atribuirla, podrá aplicarse el art. 1725 del CCC que,
siguiendo la doctrina sentada en el art. 902 del Código Civil, describe que
cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las
cosas, mayor es la diligencia exigible al deudor y la valoración de la
previsibilidad de las consecuencias, parámetro que servirá al juzgador al evaluar
la eximente de caso fortuito prevista en el art. 1767, 1er párrafo, del CCC.

Amén de ello, conforme al segundo párrafo del art. 1725 del CCC, continuando
con la línea trazada por el art. 909 del Código Civil derogado, cuando exista una
confianza especial entre las partes y esta confianza haya sido uno de los
motivos de la contratación, el juez deberá tener en cuenta la "condición
especial del agente" al evaluar la responsabilidad civil del deudor.
Compatibilidad del art. 1767 con otras normas del Código Civil y Comercial

El titular del establecimiento educativo es sujeto pasivo en los términos del art.
1767 del CCC por ser el organizador que estaba o debía estar a cargo de la
vigilancia del alumno, por ser el principal del dependiente que causó el daño al
estudiante en función del art. 1753 del CCC o por ser el dueño o guardián de la
cosa que le causó perjuicios a la víctima en función de los arts. 1757, 1758,
1759 y 1769 del CCC. En todos los ámbitos juegan distintos requisitos de la
responsabilidad civil. En el art. 1767, nos dice la doctrina, la eximente se
restringe al caso fortuito, a diferencia de las otras normas donde las causales
liberatorias de hecho del damnificado y hecho del tercero juegan también un
papel preponderante a la hora de la exención (Sagarna 2014)

Obligación de contratar seguro. Consecuencias que


acarrea su inobservancia
Como lo hacía el art. 1117 del Código Civil derogado, el art. 1767, 2º párrafo,
del CCC impone al titular del establecimiento educativo el deber de contratar
un seguro de responsabilidad civil escolar por los daños sufridos y causados por
alumnos menores de edad, pero, a diferencia de aquella norma que prescribe
que son las autoridades jurisdiccionales las que disponen las medidas para el
cumplimiento de dicho seguro por accidentes escolares, la nueva norma, con
mejor técnica legislativa y a los fines de homogeneizar los requisitos de ese
seguro, dispone que las condiciones de éste serán fijadas por la autoridad en
materia aseguradora, esto es, la Superintendencia de Seguros de la Nación,
como efectivamente lo hace con el seguro obligatorio de responsabilidad civil
establecido en la ley vial 24449 (conf. art. 68 de esta norma).

En la comprensión de qué tipo de establecimiento educativo se encuentra


comprendido en el art. 1767 del CCC, se deberá ser muy cauteloso, pues todo
aquél que se considere comprendido en la misma deberá contratar un seguro
escolar en los términos que se fijen; de ahí nuestra postura restrictiva, como así
también, y esto es lo más destacable, la eximente se restringe solamente al
caso fortuito.

Pizarro (2013) entiende que la omisión del estado de reglamentar


correctamente esta norma y fiscalizar el cumplimiento de la misma es idónea
para comprometer su responsabilidad civil en casos en los cuales el propietario
de un establecimiento educativo privado no hubiera contratado seguro y
resultara insolvente. Todo ello en base a la doctrina de la falta de servicio. Es
tarea de la autoridad administrativa asegurar el cumplimiento de este deber
específico por parte de las instituciones escolares.
Responsabilidad por lesión al
derecho de crédito

Definición de lesión al derecho de crédito. Modos


de producirse
Tradicionalmente se ha considerado que, en cuestiones de derecho de crédito,
la misma se agota en la relación obligatoria entre acreedor y deudor, pudiendo
causarse solamente daños al crédito por el incumplimiento del deudor. Sin
embargo, esto no es tan así, ya que la violación del derecho subjetivo por parte
de terceros puede producirse como lesión del interés, el cual es un aspecto
común a todas las categorías de derechos subjetivos.

Dado que normalmente no se encuentran normas específicas que regulen esta


situación, el esquema de responsabilidad puede sintetizarse del siguiente
modo: Cuando un sujeto imputable actúa dolosa o culposamente fuera del
ámbito de sus propios derechos subjetivos, está obligado a reparar el daño que
incida sobre la situación jurídica subjetiva de otro, causando al respectivo
titular un perjuicio inmediato y directo.

Naturaleza de la responsabilidad
En consecuencia, podemos decir que el fundamento de esta responsabilidad
se encuentra en el principio neminem laedere de tal suerte que quien, por su
culpa o negligencia, ocasiona un daño a otro está obligado a la reparación del
perjuicio. Aconsejamos en general y en este punto seguir la bibliografía
obligatoria.

Extensión del resarcimiento.


La extensión del resarcimiento se rige por los principios generales estudiados
los módulos que anteceden, siendo de aplicación la idea autoría y extensión del
resarcimiento trabajados. De tal modo que identificado el factor de atribución
(esto es un sujeto imputable actúa dolosa o culposamente) y fuera del ámbito
de sus propios derechos subjetivos, está obligado a reparar el daño que incida
sobre la situación jurídica subjetiva de otro, causando al respectivo titular un
perjuicio inmediato y directo59.

Otras responsabilidades
especiales. Nociones generales

Responsabilidad de las entidades financieras: a)


aspectos generales; b) responsabilidad nacida del
contrato de caja de seguridad
La actividad bancaria en Argentina está regulada por la Ley de Entidades
Financieras 21526. El art. 1 de dicha norma prescribe que

Quedan comprendidas en esta ley y en sus normas


reglamentarias las personas o entidades privadas o públicas –
oficiales o mixtas- de la Nación, de las provincias o
municipalidades, que realizan intermediación habitual entre la
oferta y la demanda de recursos financieros.60

Esta norma rige respecto de la relación de los bancos con el Banco Central de la
República Argentina, quien ejerce el poder de policía financiero; y respecto
de relación de los bancos y demás entidades financieras con sus clientes.

El derecho bancario es la rama del derecho que regula la actividad bancaria


entre el banco y los particulares. Dentro de los clientes del banco, se
encuentran los consumidores. De acuerdo al concepto de consumidor o usuario
que hemos estudiado más arriba, la ley 24240 será aplicable a las relaciones de
consumo establecidas por la entidad financiera.

El contrato bancario está regulado por las normas previstas en el Capítulo 12


“Contratos bancarios” del Título IV, Libro Tercero del CCC. La obligación de
bancarizar la mayoría de los movimientos económicos, y la tendencia creciente
a la utilización de servicios bancarios son notas que resaltan la importancia de
una regulación legal de los denominados contratos bancarios, tarea que el
Código Civil y Comercial desarrolla en los arts. 1378 y ss. de la citada norma.

59 Para ampliar puede verse Bustamante Alsina, J (1993), Teoría general de la responsabilidad
civil, 9ª ed., Buenos Aires: Abeledo-Perrot, pag. 634 y ss
60 Art. 1. Ley 21526 – Entidades Financieras. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Gran parte de los contratos bancarios tendrán como cliente a una persona que
califique como consumidor o usuario, lo que de inmediato implica la remisión a
las disposiciones generales para los contratos de consumo (arts. 1092 y ss. del
CCC), tal como lo establece el art. 1384 del CCC.

Estos contratos bancarios son, por regla, de adhesión a cláusulas generales, no


teniendo el cliente posibilidades de negociar las cláusulas, de suerte que
pueden ser consideradas nulas en caso de que dichas cláusulas revistan
carácter de abusivas. En concreto, recordemos que el art. 37 de la ley 24240
establece que se tendrán por no convenidas las cláusulas que desnaturalicen
las obligaciones o limiten la responsabilidad por daños, las cláusulas que
importen una renuncia o restricción de los derechos del consumidor o amplíen
los derechos de la otra parte, las cláusulas que contengan cualquier
precepto que imponga la inversión de la carga de la prueba en perjuicio del
consumidor. Asimismo, recordemos que dicha norma establece, a su vez, el
principio por el cual, en caso de duda, el contrato debe interpretarse a favor del
consumidor.

En materia contractual también se habla de la obligación de seguridad que


tienen los bancos para con los clientes, que son considerados consumidores a
tenor de la ley de defensa de consumidor. En consecuencia, es plenamente
aplicable el art. 40 de la ley 24240, que establece la responsabilidad objetiva
del proveedor de servicios por las deficiencias en la prestación de estos, tanto
respecto de los servicios financieros como en los informes comerciales o
crediticios erróneos.

Responsabilidad nacida del contrato de caja de seguridad

Existe un complejo normativo en materia de contrato bancario de caja de


seguridad que, en apariencia, contraría la normativa del CCC y de la ley 24240,
pues permite a los bancos limitar su responsabilidad.

Dice el art. 1413 del CCC:

Obligaciones a cargo de las partes. El prestador de una caja de


seguridad responde frente al usuario por la idoneidad de la
custodia de los locales, la integridad de las cajas y el contenido
de ellas, conforme con lo pactado y las expectativas creadas en
el usuario. No responde por caso fortuito externo a su actividad,
ni por vicio propio de las cosas guardadas.61

61Art. 1413 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación


Argentina.
En primer lugar, del texto de la norma pareciera desprenderse que el factor de
atribución es subjetivo, pues la referencia a la idoneidad de la custodia alude a
un deber de diligencia, fuera del ámbito de la responsabilidad objetiva.

En cuanto a la exoneración, al igual que, por ejemplo, el contrato de transporte,


exime de responsabilidad si la cosa guardada ostenta un vicio propio de ella.
También libera de responsabilidad en el supuesto de un caso fortuito, siempre
que este sea externo a la actividad bancaria.

Pero es el artículo siguiente el que debe ser analizado críticamente:

Límites. La cláusula que exime de responsabilidad al prestador se


tiene por no escrita. Es válida la cláusula de limitación de la
responsabilidad del prestador hasta un monto máximo sólo si el
usuario es debidamente informado y el límite no importa una
desnaturalización de las obligaciones del prestador.62

La pauta que viene mostrando el nuevo Código en sus artículos indica que, en
casos de cláusulas limitativas de responsabilidad, se tienen por no escritas,
como en la responsabilidad en el transporte de personas por los daños
corporales o muerte (art. 1292 del CCC). Pero aquí, en el contrato de caja de
seguridad, autoriza este tipo de cláusulas de limitación de responsabilidad
referidas al monto por el cual responderá el banco.

Parece ser que el legislador toma como válida la idea de distribución de riesgos
entre el banco y el usuario. Este aspecto no responde a la idea de reparación
integral (art. 1740 del CCC), pero sí a la previsibilidad a la que alude el art. 1728
del CCC. De todos modos, si, conforme el art. 1120 del CCC, en el caso concreto
se entiende que la cláusula es abusiva, opinamos que no podría ser aplicable.

Daños por infracciones a las leyes de defensa de la


competencia y lealtad comercial
El ordenamiento jurídico argentino cuenta con la Ley de Defensa de la
Competencia, nº 22262, y la Ley de Lealtad Comercial, nº 22802. En el presente
exponemos los principales puntos de ambas leyes, a cuyos textos nos
remitimos para su lectura y comprensión. En lo siguiente se mantiene el texto
conforme la lectura previa a la reforma.

La Ley de Defensa de Competencia


62Art. 1414 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
a) La ley 22262 penaliza conductas sobre la base de tres actos:

i. Distorsión de la competencia.

ii. Abuso de posición dominante.

iii. Perjuicio potencial al interés económico general.

Los dos primeros requisitos son alternativos y el último es


necesario para que la práctica analizada encuadre dentro del objeto
de la ley.

b) El interés económico general puede identificarse con el concepto


“excedente total económico”, y mensurarse como la suma del
excedente del productor y del excedente del consumidor. Salvo
excepciones, este concepto se maximiza en los mercados
perfectamente competitivos y es afectado negativamente por el
monopolio u otras formas de ausencia de la competencia.

c) El abuso de posición dominante se relaciona con el ejercicio del poder


de mercado por parte de una empresa o grupo de empresas que tiene
una posición monopólica, monopsónica o de liderazgo en el mercado.

d) Los actos y conductas anticompetitivas que no encuadran dentro del


concepto de “abuso de posición dominante” deben implicar un cierto
ejercicio del poder de mercado.

e) La ley de defensa de la competencia no está pensada para solucionar


distorsiones del funcionamiento de los mercados originadas en
monopolios naturales, externalidades reales o información asimétrica.
Dichos problemas son tratados alternativamente por una serie de otras
disposiciones, que incluyen normas regulatorias, impuestos y
subsidios, normas de responsabilidad civil y leyes de lealtad comercial y
defensa del consumidor.

La Ley de Lealtad Comercial

La ley 22802 y la resolución 100/83 de Lealtad Comercial constituyen


normativas vigentes sobre el rotulado de productos que se comercializan en el
mercado local, tanto sean de origen nacional como importado.

Los productores y fabricantes de alimentos, los envasadores, los


fraccionadores y los importadores deben ajustarse a la ley 22082. La misma
prohíbe a los mayoristas y minoristas comercializar productos cuya
identificación no se atenga a las prescripciones de la ley. Los comerciantes,
asimismo, serán responsables de la veracidad de las indicaciones de los rótulos,
cuando no puedan acreditar los verdaderos responsables de la fabricación,
fraccionamiento, importación o comercialización de los productos o frutos.

Dichas etiquetas deberán tener impresas las siguientes indicaciones:

a) Denominación del producto.

b) País donde fue fabricado.

c) Calidad, pureza o mezcla.

d) Contenido neto.

Los productos fabricados en el país, al igual que los frutos nacionales, deben
consignar la indicación de “Industria Argentina” o “Producción Argentina”
cuando se proveen en el mercado interno. Son considerados productos
argentinos aquellos que se elaboran en nuestro país, aunque utilicen materias
primas extranjeras en cualquier proporción.

Respecto de la cantidad, la misma debe ser expresada utilizando el sistema


métrico legal argentino. Si el producto viene envasado en medio líquido
aprovechable, se debe expresar el peso neto total y el neto escurrido (v. g.,
ensalada de frutas enlatada). Si el medio líquido es desechable, se deberá
consignar solamente el peso neto escurrido (v. g., porotos remojados). En caso
de utilizarse envases opacos de productos inviolables, se permite una diferencia
de hasta el 10% entre su capacidad y el volumen del contenido, salvo
aquéllos que por la técnica utilizada no puedan cumplirlo. La tolerancia entre
el contenido neto declarado de un envase y el efectivo es de 3% en envases de
hasta 5 kilos o litros, 2% en envases entre 5 y 20 litros o kilos y 1% en envases
mayores a 20 kilos o litros.

La identificación de los productos debe ser realizada en idioma español.


Queda expresamente prohibida la utilización en folletos, publicidad, etc., de
palabras, frases y marcas que puedan inducir a error o confusión respecto de la
naturaleza, origen, calidad, pureza, mezcla o cantidad de los frutos o productos,
de sus propiedades, características, usos, condiciones de comercialización o
técnicas de producción. En cuanto al ofrecimiento de premios o regalos sujetos
al azar que impliquen la obligatoriedad de compra del producto o la
contratación del servicio, el art. 10 de la ley detalla el procedimiento para
sorteos o concursos. Los rótulos de los envases son considerados publicidad
cuando constituyan el único medio de difusión de la respectiva promoción o
cuando se destine a la difusión de la promoción más del 50% de la superficie de
la cara principal.
Responsabilidad derivada de la publicidad
comercial
La publicidad comercial irregular, engañosa o abusiva es idónea para afectar el
derecho a la información adecuada y veraz, a la salud y seguridad, a la
protección de los intereses económicos, a la libertad de elección, al trato digno
y no discriminatorio garantizados por los art. 42 y 43 de la Constitución
Nacional. Estas garantías constitucionales se hacen efectivas por las siguientes
leyes, a cuyo texto nos remitimos:

a) Ley de Defensa del Consumidor 24240 (arts. 4, 7, 8, 9 y 19).

b) Ley de Lealtad Comercial 22802 (arts. 9 y 10).

c) Resolución 789/1998 (SICyM Publicidad de bienes y/o servicios.


Requisitos).

d) Resolución 89/1998 (SICyM Realización de Concursos, certámenes o


sorteos para la adjudicación de premios. Requisitos).

e) Decreto 1153/1997 (Realización de concursos, certámenes o sorteos


para adjudicación de premios. Requisitos mínimos obligatorios).

f) Resolución SDCYDC 7/02 (Exhibición de precios, actualizada por las


Resoluciones 50/2002 y SCT nº 85/2003).

Los daños causados a consumidores por medio de infracciones de este tipo


son aptos para generar responsabilidad civil de tipo objetivo por el riesgo
creado o de empresa.
Responsabilidad por daño
informático

Responsabilidad derivada de la actividad


informática. Responsabilidad contractual y
extracontractual. Nociones generales. Daños a la
intimidad
En la actualidad asistimos a una verdadera explosión de la informática,
herramienta que es ampliamente utilizada en los más diversos campos de la
ciencia, técnica, investigación, ámbitos laborales y ámbitos privados de las
personas. El desarrollo de la informática ha sido tan rápido y tiene aplicaciones
tan diversas que no es fácil establecer con exactitud sus consecuencias
económicas y sociales. No habiendo materia de modificación, en lo siguiente se
mantiene el texto conforme la lectura previa a la reforma.

En el campo jurídico, la informática presenta dos cuestiones:

a) la que toma a la informática como un instrumento del derecho, es


decir, la llamada informática jurídica;

b) la que trata a la informática como objeto del derecho, o sea el derecho


informático.

En este último aspecto señalado, pueden suscitarse diversos problemas, tales


como el de la propiedad y la protección del derecho de autor, software y
cuestiones jurídicas como la contratación, celebración, instrumentación y
prueba de los contratos. A su vez, la eventual responsabilidad civil por los
daños que se pueden ocasionar a terceros por el tratamiento automatizado de
la información nominativa.

Algunas doctrinas se refieren al derecho informático como un conjunto de


normas, principios e instituciones que regulan el hecho informático, y respecto
de las actividades relacionadas con el tratamiento electrónico de la
información. Si bien se puede discutir la existencia de una rama autónoma
del derecho, lo cierto es que el tratamiento legislativo específico de este
nuevo fenómeno es necesario.

Asimismo, se puede producir alteración de la personalidad como consecuencia


de las informaciones inexactas o incompletas sobre las personas, el riesgo de
una categorización de los individuos sin tener en cuenta matices que pueden
resultar del espíritu, del sentimiento y de la moral de cada uno. Asimismo,
puede ser dañino para las personas que los ordenadores conserven
indefinidamente ciertos datos su pasado que les impidan rehacer su vida.

La informática es susceptible de generar ataques al secreto de la vida


privada por la divulgación de ésta. Las desviaciones de la información, sea de
la administración pública o de los particulares, también puede ser utilizada para
realizar discriminaciones injustificadas, fundadas en particular en sus
opiniones políticas, filosóficas o religiosas y sobre su condición social o
posición económica, atentándose así contra el principio de igualdad, que es
fundamental en la organización política del estado.

Muchos de estos supuestos podrán configurar el hecho ilícito informático, lo


cual deberá ser analizado en el caso concreto. En otros casos, la
responsabilidad será de origen contractual, todo sin perjuicio de la unificación
de sistemas de responsabilidad vigente con el nuevo Código Civil y Comercial.

Las situaciones que pueden presentarse son las siguientes:

a) Los supuestos analizados sólo caen en el ámbito de la


responsabilidad civil por daños a terceros.

b) El ilícito informático se configura con el uso incorrecto o abusivo de la


información nominativa.

c) La información nominativa es aquella que permite la identificación de


las personas mediante el procesamiento de datos individuales y su
acumulación en centros o bancos de información.

d) El uso incorrecto de la información nominativa puede producirse por el


procesamiento de datos falsos o erróneos u obtenidos por medios
fraudulentos o mediante el abuso de ellos para un uso diferente del
original.

e) La responsabilidad civil del operador del sistema se configura ante el


daño patrimonial o moral para la persona encuestada como
consecuencia de la violación del deber de preservar la identidad de
los terceros.
f) Si existe contrato entre el operador del sistema y el damnificado,
la responsabilidad es contractual por violación del deber de seguridad
fundado en la buena fe de las partes. Si no existe relación jurídica
anterior, la responsabilidad es extracontractual.

g) La ilicitud genérica tiene fundamento en el artículo 1749 del CCC y la


ilicitud específica resulta de la violación del artículo 10 y 1770 del CCC,
por intromisión arbitraria en la vida ajena atentando contra la intimidad.

Responsabilidad de los medios de


comunicación social por informaciones
inexactas o agraviantes

Distintos supuestos
La responsabilidad de la prensa, como empresa periodística, por los daños
derivados de noticias e informaciones inexactas o agraviantes queda atrapada,
según Pizarro y Vallespinos (2012, V), por el riesgo creado por la actividad
desarrollada. La cuestión, nos advierten, no es pacífica, y se formulan diversas
opiniones al respecto63.

La información inexacta es aquella que no concuerda con la verdad por ser falsa
o errónea (Pizarro y Vallespinos, 2012) y la información es falsa cuando es
engañosa, fingida o simulada para dar al hecho una apariencia distinta de la
realidad. La información es errónea cuando ella es el resultado de un concepto
equivocado que en la mente del informante difiere de la realidad (Pizarro y
Vallespinos 2012). En ambos casos, la información no es verdadera, pero, en el
segundo caso, el informador obra con dolo o de mala fe. Mientras que cuando
la información se da por error, ello implica un acto no consciente y de buena fe.

La información inexacta o falsa es potencialmente dañosa, tanto en la esfera


patrimonial como moral de las personas. Es habitual que se genere daño moral
ante la divulgación de una información inexacta sobre la vida privada de una
persona, y más aún si ella es infamante. La reparación del daño moral se hará,
como en los demás supuestos, mediante la entrega de una suma de dinero a
fin de intentar compensar o satisfacer a la víctima.

63 Para ampliar, ver Pizarro & Vallespinos, 2012, V, pag. 721 y ss.
La doctrina coincide en que la víctima tiene el derecho de solicitar la retracción
o derecho de réplica ante injurias o calumnias inferidas mediante medios
periodísticos o de comunicación social. En efecto, se podría solicitar tal
publicación en el mismo u otros medios de prensa a fin de lograr desagraviar al
damnificado del hecho ilícito.

La antijuridicidad en la responsabilidad de los


medios. La doctrina Campillay
El tema que nos ocupa no es sencillo, ya que, por un lado, linda con la
garantía constitucional de la libertad de expresión y el derecho a la
información, pero, por otro lado, se deben valorar los derechos a la intimidad,
privacidad, honor, etc., de las personas que pueden verse involucradas en
noticias inexactas o agraviantes. La libertad de expresión ha sido especialmente
señalada por el artículo 13, inciso 1, de la Convención Americana de Derechos
Humanos, Pacto de San José de Costa Rica (ratificada por ley 23054), la cual
goza de jerarquía constitucional. La misma contempla el derecho de toda
persona a la libertad de pensamiento y de expresión, siendo comprensiva,
según la Corte Suprema de Justicia de la Nación (caso Campillay), de "la
libertad de buscar, recibir y difundir información e ideas de toda índole, sin
consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa
o artística o por cualquier otro procedimiento de su elección"64. El más alto
tribunal de la Argentina agregó en el mismo fallo que

…la función primordial que en toda sociedad moderna


cumple el periodismo supone que ha de actuar con la más
amplia libertad, pero el ejercicio del derecho de informar no
puede extenderse en detrimento de la necesaria
armonía con los restantes derechos constitucionales, entre
los que se encuentran el de la integridad moral y el honor de las
personas. 65

Asimismo, señaló que

Por otra parte, el honor de las personas no sólo puede verse


afectado a través de los delitos de injurias o calumnias
cometidas por medio de la prensa (art. 113, C. P.) toda vez que
puede existir injustificadamente lesión a este derecho que
resulte de un acto meramente culpable o aun del ejercicio
abusivo del derecho de informar, por lo que el propietario o

64 CSJN, in re "Campillay c/La Razón", 15-V-1986, L.L., t. 1986-C, pág. 406. Conforme citan los
autores referidos en la nota que antecede.
65 CSJN, in re "Campillay c/La Razón", 15-V-1986, L.L., t. 1986-C, pág. 406.
editor del periódico que da a conocer las falsas imputaciones no
puede quedar exento de la responsabilidad civil emergente de
tales actos. 66

La doctrina Campillay de la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sido


elaborada en torno a supuestos de conflicto entre el derecho personal a la
honra y el derecho de crónica e información, referidos a los medios de prensa
que reproducen lo dicho por otro. En el fallo mencionado, los periódicos La
Razón, Crónica y Diario Popular fueron condenados a reparar el daño moral
causado mediante la publicación periodística, en la que se imputaba al actor
la autoría de diversos delitos respecto de los cuales fue sobreseído en el juicio
penal.

Pese a que las noticias periodísticas transcribían el contenido de un


comunicado de la Policía Federal que relataba acciones ilícitas atribuibles al sr.
Campillay, dichos periódicos no citaron la fuente ni emplearon el tiempo
potencial en la redacción de la noticia. La Corte Suprema consideró que los
demandados habían actuado imprudentemente en su derecho de informar,

…toda vez que un enfoque adecuado a la seriedad que debe


privar en la misión de difundir noticias que puedan rozar la
reputación de las personas -admitida aun la imposibilidad
práctica de verificar su exactitud- imponía propalar la
información atribuyendo directamente su contenido a la fuente
pertinente, utilizando un tiempo de verbo potencial o
dejando en reserva la identidad de los implicados en el hecho
ilícito. 67

Asimismo, la Corte Suprema sostuvo que el hecho de que tales noticias se


hayan limitado a reproducir el informe policial no los exime de
responsabilidad, ya que “hicieron suyas, las afirmaciones contenidas en aquél,
dándolas por inexcusablemente ciertas” 68.

En consecuencia, la doctrina sentada establece que un medio de prensa no


responderá por la difusión de información que pudiera resultar difamatoria
para una persona, si la misma presenta las siguientes características:

a) Se propale la información citando la fuente directa.

b) Se omita la identidad de los presuntos culpables.

c) Se utilice un tiempo de verbo potencial.

66 CSJN, in re "Campillay c/La Razón", 15-V-1986, L.L., t. 1986-C, pág. 406.


67 CSJN, in re "Campillay c/La Razón", 15-V-1986, L.L., t. 1986-C, pág. 406.
68 CSJN, in re "Campillay c/La Razón", 15-V-1986, L.L., t. 1986-C, pág. 406.
En 1986, la Corte elaboró la llamada “doctrina Campillay”, según la cual la
atribución directa de la noticia a una fuente y su fiel reproducción, el
mantenimiento en reserva de la identidad de las personas involucradas en el
hecho ilícito, o bien la formulación de la información en términos potenciales y
no asertivos resultan suficientes para eximir de responsabilidad a los medios
de prensa. Nos remitimos al texto del fallo Campillay ubicado en la carpeta de
lecturas complementarias69.

El factor de atribución. Distintas doctrinas. La real


malicia
Analicemos las doctrinas que intentan dar una solución a los supuestos
arriba consignados.

Doctrina que considera que esta responsabilidad debe ser subjetiva

Esta posición es minoritaria y considera que el factor de atribución es subjetivo


(dolo o culpa).

Doctrina que funda la responsabilidad de los medios en la culpa, pero que


admite hipótesis residuales de responsabilidad objetiva, por aplicación de la
teoría del ejercicio abusivo de los derechos

Esta teoría es una variante de la anterior, que básicamente considera que la


regla es la responsabilidad subjetiva, salvo algunas excepciones de
responsabilidad objetiva. Estos supuestos excepcionales se configurarían
cuando la libertad de informar se ejerce invadiendo los derechos de privacidad
o intimidad de los particulares. En consecuencia, se aplicarían los arts. 1071 y
1071 bis del CC (actual art. 10 del CCC), generando responsabilidad objetiva.

Doctrina de la responsabilidad objetiva fundada en el deber legal de garantía


del principal por el hecho de sus dependientes

Esta posición, sustentada por Kemelmajer de Carlucci y Parellada, es similar


a las anteriores. Sin perjuicio de ello, consideran que debe realizarse una
distinción: la responsabilidad objetiva del medio de comunicación debe estar
fundada en el deber de garantía o riesgo provecho por la actividad de sus

69Para una interpretación adecuada del texto del fallo, el alumno debe consultar: Pizarro &
Vallespinos, 2012, V; Pizarro & Vallespinos, 2013.
dependientes (art. 1753 del CCC). La responsabilidad de los periodistas, en
cambio, tendría base subjetiva, es decir que debería ser antijurídica y culpable.

Doctrina que consagra como principio la culpa, pero que admite con
mayor amplitud supuestos de responsabilidad objetiva

Esta postura, sostenida por Zavala de González, es la posición subjetivista


moderada más flexible. La misma considera que, en materia de responsabilidad
de los medios de prensa, es suficiente la presencia de culpa, pero que pueden
existir numerosos casos en los cuales el factor de atribución es objetivo. Entre
ellos:

a) Ante el abuso del derecho; actual art. 10 del CCC (derogado art.
1071 del CC).

b) La responsabilidad por el hecho del dependiente; actual art.


1753 del CCC (derogado art. 1113 del CC).

c) Por equidad ante el aprovechamiento económico de una


información errónea y nociva, aun ante error excusable.

d) Responsabilidad por fallas en la organización del servicio,


humanas o materiales.

Doctrina de la responsabilidad objetiva fundada en el riesgo creado y de


empresa (sostenida conforme el texto del art. 1113 del CC, hoy reemplazo por
art. 1757 del CCC)

Esta doctrina, sostenida por Pizarro, se inclina, junto con otro sector
minoritario, a considerar que la responsabilidad de los medios masivos de
comunicación, al igual que la de los periodistas, derivada de informaciones
que versan sobre hechos inexactos o agraviantes, es objetiva, sustentada en
la idea de riesgo creado por la actividad desarrollada y de empresa (conforme
opinión basada en el texto del derogado art. 1113 del CC70). El riesgo es
regulado expresamente el art. 1757 del CCC y se adecua a la hipótesis
planteada por el autor.

Doctrina de la real malicia

La doctrina de la real malicia surge del caso “New York Times vs.
Sullivan” (1964), resuelto por la Corte Suprema de los Estados Unidos, en el

70 Véase Pizarro & Vallespinos, 2012, V; Pizarro & Vallespinos, 2013.


cual se establecen parámetros para proteger a la prensa de las demandas
judiciales de tipo civil o penal, promovidas por funcionarios públicos afectados
en su honra por informaciones sobre su desempeño oficial que no se ajustaban
a la verdad objetiva de lo sucedido.

En tal sentido, dicha corte sostuvo que el funcionario público no podrá ser
indemnizado en el caso de que se realicen manifestaciones inexactas y
difamatorias respecto del ejercicio de su cargo, a menos que se pruebe que
dichas manifestaciones fueron realizadas con “real malicia”, es decir, a
sabiendas de su falsedad o con temeraria despreocupación sobre su verdad o
falsedad. El funcionario, asimismo, deberá probar el carácter difamatorio de la
noticia y la real malicia del medio informante. En ese sentido, la garantía de
libertad de prensa se extiende no sólo respecto de las informaciones exactas,
sino también de aquellas que, pese a ser falsas o inexactas, no han sido
realizadas con mala fe.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación hizo propia dicha doctrina en el fallo


Costa71.

Reparación del daño


En lo concerniente a la reparación del daño, el mismo podrá prosperar
respecto de los daños materiales o morales producidos a la víctima en el caso
concreto. La información inexacta o falsa es potencialmente dañosa tanto en la
esfera patrimonial como moral de las personas. Es habitual que se genere daño
moral ante la divulgación de una información inexacta sobre la vida privada de
una persona, y más aun si ella es infamante. La reparación del daño moral se
hará, como en los demás supuestos, mediante la entrega de una suma de
dinero a fin de intentar compensar o satisfacer a la víctima. La doctrina
coincide en que la víctima tiene el derecho de solicitar la retracción o derecho
de réplica ante injurias o calumnias inferidas mediante medios periodísticos o
de comunicación social. En efecto, se podría solicitar la publicación en el mismo
u otros medios de prensa a fin de lograr desagraviar al damnificado del hecho
ilícito. Nos remitimos a lo estudiado respecto de la reparación del daño en el
apartado 9.1 del módulo 3.

71CSJN, “Héctor Rubén Costa c. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y otros”,


12/05/1987 ED, 123-128.
Prevención del perjuicio. Problemas constitucionales
Tal como hemos señalado más arriba, el tema que nos ocupa es complejo, ya
que linda con la garantía constitucional de la libertad de expresión y de prensa
sin censura previa (arts. 14 y 32 de la CN) y el derecho a la información, y, a la
vez, con el derecho a la intimidad, privacidad y honor (arts. 19 y 33 de la CN)
de las personas que pueden verse involucradas en noticias inexactas o
agraviantes. Cabe recordar que ambos derechos son relativos (no absolutos);
sin perjuicio de ello, la prevención de los daños a las personas por las
manifestaciones erróneas o inexactas se vuelve ilusoria, en virtud de la
prohibición de la censura previa prescripta en la Constitución Nacional. De tal
modo, lo que sucede normalmente es que se causa el daño y luego procede la
reparación en aquellos casos en los cuales corresponde.

Remitimos a las consideraciones efectuadas al tratar la acción preventiva y la


libertad de prensa (unidad 10).

El derecho a réplica, rectificación y respuesta.


Nociones
El artículo 14 del Pacto de San José de Costa Rica (art. 75, inc. 22 de la CN),
incorporado al derecho positivo argentino por ley 23054 (B.O. 27/03/1984),
establece que

Toda persona afectada por informaciones inexactas o


agraviantes emitidas en su perjuicio a través de medios de
difusión legalmente reglamentados y que se dirijan al público en
general, tiene derecho a efectuar por el mismo órgano de
difusión su rectificación o respuesta en las condiciones que
establezca la ley.
En ningún caso la rectificación o respuesta eximirán de otras
responsabilidades legales en las que hubiese incurrido.
Para la efectiva protección de la honra y la reputación,
toda publicación o empresa periodística, cinematográfica, de
radio o de televisión tendrá una persona responsable que no
esté protegida por inmunidades ni disponga de fuera especial.72

La norma transcripta, referida al derecho de réplica, respuesta o rectificación,


fue considerada operativa por la Corte Suprema de Justicia de la Nación
Argentina por primera vez en fallo “Ekmekdjian, Miguel Angel c/ Sofovich,
Gerardo y otro”. En ese sentido, la Corte expresó que el derecho de réplica es
un

72 Art. 14. Pacto de San José de Costa Rica. Convención Americana sobre Derechos Humanos.
…remedio legal inmediato a la situación de indefensión en
que se encuentra el común de los hombres frente a las
agresiones a su dignidad, honor e intimidad cuando son llevados
a cabo a través de los medios de comunicación social.73

Criterios actuales de la Corte Suprema de Justicia


de la Nación
La Corte Suprema se pronunció en la causa “Di Salvo, Miguel Ángel c/ Diario La
Mañana s/ daños y perjuicios”74, que constituye un importante antecedente
para intentar establecer los criterios que la Corte Suprema sostiene a la hora
actual respecto de las complejas situaciones en las cuales se confrontan el
principio de la libertad de prensa y el derecho al honor de las personas sobre
las cuales se emiten informaciones, opiniones mediáticas.

Allí, se reafirma la vigencia de la doctrina de la real malicia en el contexto del


recurso presentado por el diario La Mañana en contra del fallo de la Cámara
Civil que lo condenó a indemnizar al senador provincial Miguel Ángel Di Salvo
por una publicación periodística. El voto conjunto de los siete magistrados
rememoró que el fallo “Patitó, José Ángel y otro c/ Diario La Nación y otros”75
había aseverado que, cuando se trata de

…informaciones referentes a figuras públicas, cuando la noticia


tuviera expresiones falsas o inexactas, los que se consideran
afectados deben demostrar que quien emitió la expresión o
imputación conocía la falsedad de la noticia y obró con
conocimiento de que eran falsas o con notoria
despreocupación acerca de tal circunstancia.76

Los jueces destacaron que

…la aplicación de la real malicia depende de que se compruebe


la existencia de un elemento subjetivo de conocimiento o, al
menos, despreocupación respecto de la falsedad de los hechos y
de las constancias del expediente no surge que se haya
verificado la demostración de alguno de estos presupuestos.77

73 Corte Sup., 7/7/1992, “Ekmekdjian, Miguel Angel c/ Sofovich, Gerardo y otros”, Fallos
315:1492.
74
LL 2010-C-570
75
Fallos: 331:1530
76 LL 2010-C-570
77 LL 2010-C-570
Por otra parte, los jueces Fayt y Petracchi, pese a que coincidieron con la
mayoría en el rechazo a lo decidido por la Cámara, se remitieron al fallo Costa78
y agregaron que

…a los efectos de adjudicar responsabilidad civil por la difusión


de noticias inexactas era necesario distinguir según la calidad
del sujeto pasivo de la difamación, esto es, entre el “funcionario
público” y el “ciudadano privado”, confiriendo una protección
más amplia a este último.79

Responsabilidad derivada de
informes comerciales

Nociones generales
Los informes crediticios constituyen una especie del género “datos
personales”. Los mismos pueden tener diferentes tipologías. Una de ellas se
limita a registrar información relativa al cumplimiento o incumplimiento de las
obligaciones de una persona. La otra tipología utiliza información personal a
fin de medir el riesgo crediticio que implica una persona; estos son los
denominados informes de solvencia. Este tipo de informes es más complejo, ya
que, a diferencia de los anteriores, que se limitan a establecer la verdad de un
hecho (el pago o no pago de una obligación), los segundos realizan un juicio de
valor a fin de calificar a un deudor eventual. Si bien ambos informes son
pasibles de tener errores, falsedades y ser aptos para generar
responsabilidades, la calificación de “deudor insolvente” puede causar
importantes daños a una persona.

En tal sentido, el art. 1 de la ley 25326 establece que la misma

…tiene por objeto la protección integral de los datos personales


asentados en archivos, registros, bancos de datos, u otros
medios técnicos de tratamiento de datos, sean éstos públicos, o
privados destinados a dar informes, para garantizar el derecho al
honor y a la intimidad de las personas, así como también el
acceso a la información que sobre las mismas se registre, de
conformidad a lo establecido en el artículo 43, párrafo tercero
de la Constitución Nacional. Las disposiciones de la presente

78
Fallos: 310:508
79
CSJN Di Salvo, Miguel Ángel c/ Diario La Mañana s/ daños y perjuicios. D. 281. XLIII. Del voto
de los jueces Fayt y Petracchi
ley también serán aplicables, en cuanto resulte pertinente, a
los datos relativos a personas de existencia ideal. En ningún
caso se podrán afectar la base de datos ni las fuentes de
información periodísticas.80

La norma referida establece las condiciones que deben reunir el tratamiento de


los datos personales, la seguridad y transferencia de los mismos, etc. Al mismo
tiempo, los derechos que posee el titular de dichos datos, entre los que se
encuentran el de información, consentimiento, supresión, rectificación,
actualización, etc.

Nos remitimos al texto de la norma mencionada.

Responsabilidad por actos


discriminatorios

Régimen legal (ley 23592, t.o. ley 25608).


Nociones generales
El art. 16 de nuestra Constitución Nacional reconoce la garantía de igualdad
entre todos los habitantes. Este principio constituye un pilar fundamental
dentro del sistema democrático, y es dable para eliminar toda discriminación
arbitraria entre las personas. Sumado a ello, la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (arts. 1 y 24) y el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (arts. 2, 3, 24, 26 y 27) consagran expresamente este derecho.

La igualdad constitucional no importa un igualitarismo necesariamente, pero sí


el rechazo a la existencia de privilegios o exclusiones que marginen a ciertas
personas de derechos que se les conceden a otros en iguales circunstancias.

En este contexto y dada la realidad que no siempre evidencia la efectivización


de esta garantía constitucional, el legislador, en 1988, sanciona la ley 23592. La
misma sanciona penal y civilmente las conductas que arbitrariamente impidan,
obstruyan o de algún modo menoscaben “el pleno ejercicio sobre bases
igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la
Constitución Nacional”81. En tal sentido, se consideran “particularmente los
actos u omisiones discriminatorios determinados por motivos tales como raza,

80 Art. 1. Ley 25326 – Protección de los Datos Personales. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
81 Art. 1. Ley 23592 – Actos Discriminatorios. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
religión, nacionalidad, ideología, opinión política o gremial, sexo, posición
económica, condición social o caracteres físicos”82.

El art. 2 de la ley referida eleva las penas de todo delito reprimido por el Código
Penal o leyes complementarias cuando los mismos sean cometidos “por
persecución u odio a una raza, religión o nacionalidad, o con el objeto de
destruir en todo o en parte a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”83.
Por último, el art. 3 sanciona con pena de prisión de un mes a tres años a
quienes

…participaren en una organización o realizaren propaganda


basados en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un
grupo de personas de determinada religión, origen ético o color,
que tengan por objeto la justificación o promoción de la
discriminación racial o religiosa en cualquier forma. En igual
pena incurrirán quienes por cualquier medio alentaren o
incitaren a la persecución o al odio contra una persona o grupos
de personas a causa de su raza, religión, nacionalidad o ideas
políticas.84

Cabe destacar que estos actos discriminatorios podrían no sólo lesionar la


igualdad del damnificado, sino también su honor, imagen o intimidad. Estos
daños son plenamente resarcibles, para lo cual se aplica el régimen general de
la responsabilidad civil.

Responsabilidad en el derecho de
familia

El derecho de familia y el nuevo Código Civil y Comercial

Las profundas modificaciones producidas en el ámbito del derecho de familia


por el Código Civil y Comercial llevan a revisar toda la doctrina creada durante
la vigencia del Código Civil y la responsabilidad civil.

El tema de la responsabilidad y el derecho de familia tiene un aspecto interno,


que hace a los hechos antijurídicos cometidos entre sus miembros, y un

82 Art. 1. Ley 23592 – Actos Discriminatorios. Honorable Congreso de la Nación Argentina.


83 Art. 2. Ley 23592 – Actos Discriminatorios. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
84 Art. 3. Ley 23592 – Actos Discriminatorios. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
aspecto externo, que tiene relación con los terceros y la posición de una víctima
o de un autor de un hecho ilícito en una relación de familia (Medina 2015)85.

En el aspecto interno, los temas que vamos a abordar con relación al Código
Civil y Comercial son:

1. Daños producidos por el divorcio.

2. Daños por la nulidad de matrimonio.

3. Daños producidos por la violencia doméstica.

4. Daños producidos por la ruptura de esponsales o de las uniones


de hecho.

5. Daños producidos por la falta de reconocimiento de hijos.

6. Daños causados al progenitor por la obstaculización del derecho


a tener una adecuada comunicación con un hijo.

Dentro del aspecto externo de la responsabilidad y el derecho de familia, cobra


importancia la posición de un integrante de una familia a los fines de la
reparación de los daños. Aspectos, estos, que hacen a la legitimación, como
hemos podido estudiar en las unidades que anteceden.

Daños y perjuicios derivados del divorcio, de la


separación personal y de la nulidad del matrimonio
La cuestión que analizaremos ahora se refiere a si son reparables los daños y
perjuicios patrimoniales y el daño moral ocasionado en virtud del divorcio.

En el anterior régimen se hablaba del cónyuge inocente por el otro cónyuge


culpable del divorcio. La doctrina y jurisprudencia, en Argentina –durante el
régimen derogado-, se encontraban divididas al respecto: una primera doctrina
se opone a la indemnización, ya que, en el derecho entonces vigente, no existe
una norma expresa que autorice dicha conclusión. Otra doctrina favorable a la
reparación considera que la sanción resarcitoria corresponde a todo supuesto
en que se ocasionase a otro un daño injusto, sea en el ámbito de los derechos
patrimoniales o del derecho de familia. En tal caso, se podría solicitar la
reparación del daño material o moral.

El Código Civil y Comercial, en todo lo referido al derecho de familia, se alejó


del Proyecto de código de 1998; así, establece un sistema de divorcio incausado

85Para ampliar puede verse Medina, Graciela Daños en el derecho de familia en el Código Civil
y Comercial Publicado en: RCyS 2015-IV , 287
y suprime el deber de fidelidad como deber jurídico, limitándolo a un deber
moral.

Cabe preguntarse si corresponde seguir hablando de responsabilidad por daños


derivados del divorcio en un sistema en el cual no se juzgan las culpas, el
divorcio es incausado y los deberes personales de los cónyuges se encuentran
limitados.

La respuesta derivada de las normas nos inclina por una respuesta negativa.
Reafirma esta conclusión la posibilidad del cónyuge de peticionar una
compensación económica (art. 441 del CCC).

Sin embargo, Graciela Medina (2015) entiende que, aun en el actual sistema,
ello es posible. La cuestión dogmatica que aquí se plantea es opinable.

La cuestión de los esponsables

Con respecto a la ruptura de esponsales, el Código Civil y Comercial niega


completamente la posibilidad de reclamar daños y perjuicios. El artículo 401
establece:

Este Código no reconoce esponsales de futuro. No hay acción


para exigir el cumplimiento de la promesa de matrimonio ni para
reclamar los daños y perjuicios causados por la ruptura, sin
perjuicio de la aplicación de las reglas del enriquecimiento sin
causa, o de la restitución de las donaciones, si así
correspondiera.86

Falta de reconocimiento del hijo


La cuestión central en este tema es determinar si los perjuicios originados por
el no reconocimiento de un hijo extramatrimonial deben ser reparados; el
Código Civil y Comercial ha resuelto expresamente que la falta de
reconocimiento de hijos genera el deber de reparar. Así, en el artículo 587 se
establece: "El daño causado al hijo por la falta de reconocimiento es reparable,
reunidos los requisitos previstos en el Capítulo 1 del Título V de Libro Tercero
de este Código"87.

La norma tiene su fundamento en el derecho a la identidad, como inherente a


la esencia y existencia del ser humano. El mismo se corresponde con la

86 Art. 401 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
87 Art. 587 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
consagración del interés superior del niño, tanto en las cuestiones
administrativas, legislativas y judiciales. Asimismo, la Convención establece
que el niño tiene derecho a conocer a sus padres; se impone a los estados
partes el compromiso de preservar su intimidad, la nacionalidad, el nombre,
las relaciones familiares, de conformidad con la ley (arts. 7 y 8).

Por otra parte, la sanción de la ley 23264 implicó situar a la mujer y a la madre
en una posición diferente, ahora a la par del padre respecto a la patria
potestad, y, asimismo, se equipararon los hijos matrimoniales y
extramatrimoniales, adecuándose a lo prescripto por la Convención Americana
de Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica del año 1969 (ley
23054), que prescribe que la ley debe reconocer iguales derechos tanto a los
hijos nacidos fuera de matrimonio como a los nacidos dentro del mismo.

En efecto y resumidamente, podemos establecer que los principios rectores en


este ámbito son:

a) Realidad biológica.

b) Igualdad entre los seres humanos.

c) No discriminación.

d) Paternidad y maternidad responsable.

e) La ampliación de las causales, flexibilización de las causas de


impugnación de la paternidad matrimonial, legitimación del hijo
para actuar y la introducción de las pruebas biológicas.

Todo ello, a fin de lograr una concordancia entre la realidad biológica y


los vínculos jurídicos surgidos de tal realidad.

Respecto de la responsabilidad civil por el no reconocimiento del hijo


extramatrimonial, la doctrina y la jurisprudencia han establecido los siguientes
requisitos para su procedencia:

a) El daño, el cual normalmente es el daño moral causado por la falta de


reconocimiento paterno. Bossert ha considerado, dentro del daño
moral, circunstancias como no contar con el apellido paterno, no
haber sido socialmente considerado hijo del progenitor, las carencias
afectivas, etc. Por otra parte, el daño material es resarcible, pero debe
ser probado; el mismo podrá incluir la privación del derecho alimentario
que le hubiere permitido una mejor calidad de vida.

b) El nexo de causalidad, en este caso, entre la omisión y el daño


producido.
c) La antijuridicidad, es decir, la existencia de un actuar contrario a
derecho que en este supuesto aparece a través de una omisión –el
no reconocimiento-. La filiación extramatrimonial no reconocida
espontáneamente es reprochable jurídicamente. Este principio se
inserta en uno más amplio, el de la responsabilidad en el derecho de
familia, el cual fue receptado mayoritariamente por la jurisprudencia y
la doctrina argentina. El quebrantamiento del deber jurídico supone
por sí mismo la violación de principios éticos y morales que hacen a la
supervivencia de la familia y, hasta podríamos decir, de la sociedad
misma.

d) El factor de atribución, que la mayoría entiende que es de tipo subjetivo


(culpa o dolo).

También se indemnizan los daños causados por la obstaculización del derecho a


tener una adecuada comunicación con un hijo

El Código Civil y Comercial de la Nación establece en su artículo 555 que

Los que tienen a su cargo el cuidado de personas menores de


edad, con capacidad restringida, o enfermas o imposibilitadas,
deben permitir la comunicación de estos con sus ascendientes,
descendientes, hermanos bilaterales o unilaterales y parientes
por afinidad en primer grado. Si se deduce oposición fundada en
posibles perjuicios a la salud moral o física de los interesados, el
juez debe resolver lo que corresponda por el procedimiento más
breve que prevea la ley local y establecer, en su caso, el régimen
de comunicación más conveniente de acuerdo a las
circunstancias.88

Esta norma se complementa con el artículo 557, que prevé: "El juez puede
imponer al responsable del incumplimiento reiterado del régimen de
comunicación establecido por sentencia o convenio homologado medidas
razonables para asegurar su eficacia”89. El Código Civil y Comercial facilita,
alienta y protege las relaciones de los ascendientes, descendientes, hermanos
bilaterales o unilaterales y parientes por afinidad, con los menores y las
personas con capacidad restringida y, en especial, las relaciones de los nietos
con los abuelos, y sanciona, desalienta y pena a quienes las impiden o a quienes
las ejercen de manera abusiva.

88 Art. 555 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
89 Art. 557 – Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Transmisión de enfermedades a los hijos

La responsabilidad civil por transmisión de enfermedades tiene una elaboración


bastante reciente, tanto en la doctrina como en la jurisprudencia. Ambas
estudian con creciente interés supuestos de daños genéticamente transmitidos
(por fecundación natural o asistida, al igual que contagio de enfermedades
graves o de creciente difusión, v. g., HIV, cólera, sífilis, hepatitis, etc.).

Respecto de la transmisión de enfermedades, tanto genéticamente como por


fecundación asistida, cabe destacar dos cuestiones. La primera es la
consagración del derecho a la salud, la cual tiene una faz preventiva
importante, en el marco del derecho a la calidad y dignidad de vida,
considerado por Morello como derechos no enumerados (art. 33 de la CN).
En tal sentido, las modernas fronteras del derecho de daños, cuyo principio non
alterum laedere es reconocido como derecho constitucional (ver módulo 1,
apartado 1.4), es pauta fundamental para determinar la resarcibilidad de
ciertos daños a la salud. Analizamos a continuación los supuestos particulares.

Fecundación asistida
En la actualidad, los avances técnicos en bioingeniería o ingeniería genética
plantean novedosas cuestiones. Dentro de ellas, abordar los supuestos en los
cuales se producen daños en la fecundación técnicamente asistida, en sus
variantes "homóloga" (lograda por medio del material genético de la pareja de
padres del niño a nacer) y “heteróloga” (en cuya fecundación, uno de los
componentes es de una tercera persona donante).

Los casos que analizaremos se refieren al supuesto de que los padres accionan
en razón de desconocer el vicio (originario o adquirido) del gameto empleado.
El otro polo de legitimación de tipo pasivo lo constituirá el personal o equipo
médico actuante. En el supuesto en que el donante conociera el vicio, el mismo
podría ser demandado igualmente.

El equipo médico tendrá responsabilidades respecto de la selección,


conservación y utilización del material genético a emplear. En efecto,
normalmente, el daño genético se produce:

a) Por deficiencias propias del gameto. Este sería el caso de que se


produzcan alteraciones en los cromosomas que determinen Síndrome
de Down.

b) Por deficiencias generadas en la manipulación genética.

c) Por deficiencias producidas con causa en el mal empleo o mala calidad


del material técnico. Por ejemplo, ante la mala refrigeración de los
aparatos de crioconservación. En estos casos, incluso, se podría reputar
que la responsabilidad es objetiva, en virtud de la obligación de
seguridad en la utilización de cosas.

La responsabilidad será por regla de tipo contractual y podría incluir el daño


material (daño emergente, pérdida de chances, etc.) y el daño moral.

Daño genético
En estos supuestos se plantea que es admisible la acción resarcitoria del hijo
nacido con enfermedades o deficiencias atribuibles genéticamente a sus
padres, quienes conocían o debían conocer el riesgo cierto de transmitir la
enfermedad al momento de la concepción.

La doctrina argentina está dividida al respecto. Hay quienes opinan que debe
admitirse la responsabilidad de los progenitores en tales supuestos. Los
argumentos principales para verter dicha opinión es el enfoque del derecho de
daños que mira a la víctima, considerando que la procreación requiere un
actuar responsable. En posición contraria, entienden que, aunque las relaciones
familiares también se rigen por los principios generales la responsabilidad por
daños, asimismo se rigen por la solidaridad familiar o la piedad filial, no
debiendo admitirse la responsabilidad por los supuestos señalados.

Responsabilidad por acusación


calumniosa

Régimen legal en el Código Civil y Comercial


En la Sección 9ª, se presentan dos normas, una referida a la protección de la
vida privada (art. 1770), y otra, a la acusación calumniosa (art. 1771).

Siguiendo al art. 1071 bis del Código Civil derogado, el actual art. 1770 del CCC,
destinado a la "protección de la vida privada", impone una medida preventiva,
siguiendo así a una de las funciones esenciales de la responsabilidad civil, como
lo es la “función preventiva" (arts. 1708 y 1710 del CCC), a pedido de parte y a
favor del damnificado, por intromisión en su vida, ya sea porque el legitimado
pasivo se entrometió en la vida ajena y publicó retratos, difundió
correspondencia, mortificó al damnificado en sus costumbres o sentimientos o
perturbó su intimidad de cualquier modo. Asimismo, el damnificado goza de
una indemnización plena por la perturbación de su vida privada (conf. art. 1740
del CCC). Conforme a lo normado en el mencionado art. 1740, por el que, en
supuestos de daños derivados de la lesión al honor, la intimidad o identidad
personal, el juez puede, a pedido de parte, publicar la sentencia condenatoria o
sus partes pertinentes, en el art. 1770 in fine se faculta al juzgador, a pedido del
agraviado, a publicar la resolución en un diario del lugar, si la misma coadyuva a
una adecuada reparación, entendiéndosela a dicha publicación como
resarcitoria siempre que, insistimos, cumpla con esos fines, constituyendo
muchas veces una parte ínfima de la indemnización debida.

En todos los casos, el damnificado, además de la prevención, puede reclamar


los daños que se sufran (conf. art. 1770).

La acusación calumniosa

Para la hipótesis de acusación calumniosa –falsa imputación de un delito


denunciado por querella o denuncia-, el art. 1771 del CCC prevé que el
responsable civil responderá por dolo o culpa grave, es decir que no bastará la
simple culpa del art. 1724 del CCC para responsabilizar al acusador denunciante
o querellante.

Son requisitos de la acusación calumniosa: 1) la denuncia o querella por un


delito ante la autoridad; 2) la falsedad de la misma; 3) la previsión de la
conducta delictiva imputada entre las figuras del Código Penal.

El denunciante o querellante responde por la falsedad de la denuncia o querella


siempre que se pruebe que no tenía razones para creer al acusado como
implicado en el hecho que le atribuía (art. 1771, 2º párrafo, del CCC), por lo que
se sanciona –tal como dice Sagarna- la acusación precipitada e imprudente,
realizada con ligereza y negligencia "grave" o "dolosa"(2014)90.

La indemnización al ofendido deberá ser plena (art. 1740 del CCC).

Esta norma reúne la doctrina judicial imperante en la materia y mejora así el


contenido del derogado art. 1090 del Código Civil.

90
Para ampliar la idea debe verse: Sagarna, Fernando Alfredo Responsabilidad civil directa y por
el hecho de terceros. En el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación La Ley Sup. Especial
Nuevo Código Civil y Comercial 2014 (Noviembre), 17/11/2014, 143
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