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Como es sabido, la actuación administrativa está en parte reglada por el derecho y es en parte
discrecional, es decir, libre con tal de que se cumplan los elementos reglados. Cuando se utiliza un
concepto jurídico indeterminado para referirse a los aspectos de actuación discrecional permitidos
por una norma, no suele haber especial dificultad, porque la actuación discrecional que respeta
todos los elementos reglados (no es una actuación omnímodamente libre, arbitraria) entrará muy
probablemente en las facultades de elección de la autoridad que actúa. (FERNÁNDEZ., 1990)
La dificultad se da sobre todo cuando el concepto indeterminado se emplea para expresar alguno
de los requisitos o presupuestos que la norma exige para una actuación de la autoridad.
Aquí se ve con claridad la importancia de evitar, en estos casos, el automatismo de pensar que
siempre que nos encontramos ante un concepto jurídico indeterminado estamos ante un supuesto
de discrecionalidad. En los verdaderos supuestos de discrecionalidad, hemos dicho, caben varias
soluciones igualmente legítimas, aquí solo una (cf, por ejemplo, en la jurisprudencia civil, la
sentencia del Tribunal Supremo español de 28.IV.1964: «solamente se da una única solución justa
en la aplicación del concepto a la circunstancia de hecho»). (FERNÁNDEZ., 1990)
Uno de los principales problemas de las normas jurídicas, discutido desde la teoría general del
derecho y desde la filosofía jurídica, es que por lo general adolece de vaguedad e imprecisión y por
ello incluye con frecuencia conceptos o términos jurídicos indeterminados. Esta indeterminación se
configura a partir del lenguaje que se utiliza en la norma escrita y por ende en la lógica de exégesis
que no es sino la interpretación o explicación de la misma. Hasta la actualidad no se ha conocido
ordenamiento jurídico que no sufra o que no contenga tal indeterminación, y si «la vaguedad es un
problema de la teoría jurídica, ciertamente es un problema serio. En rigor, el problema trasciende
al ideal del imperio de la ley y a la misma idea de derecho...».4 Este concepto doctrinario resume,
en sí, el aserto anteriormente manifestado. (Nuñez Pacheco, 2013)
¿QUÉ ES UN CONCEPTO JURÍDICO INDETERMINADO? Para comenzar este apartado nos permitimos
señalar que si bien el derecho se compone de conceptos determinados 17 y delimitados en su
aplicación, así también contiene aquellos con carácter indeterminado. David Ortega Gutiérrez nos
indica que «la diferencia principal entre ambos, es que en los primeros el ámbito de realidad se
delimita de una manera precisa e inequívoca, mientras que en los segundos no».18 Y siendo la
indeterminación una característica habitual del derecho, como habíamos mencionado, habrá que
aceptar la presencia frecuente de conceptos jurídicos indeterminados en el mismo. Ocurre que en
los conceptos jurídicos indeterminados «La ley no determina con exactitud los límites de esos
conceptos porque se trata de conceptos que no admiten una cuantificación o determinación
rigurosas, pero en todo caso es manifiesto que se está refiriendo a un supuesto de la realidad que,
no obstante la indeterminación del concepto, admite ser precisado en el momento de la aplicación.
(Nuñez Pacheco, 2013)
Desde nuestro análisis, los conceptos jurídicos indeterminados son precisamente los que se
consignan en los diferentes cuerpos normativos, formulados sin distinguir o fijar los parámetros de
aplicación, y pueden considerarse concepciones jurídicas que tienen en algún nivel ambigüedad e
imprecisión y, por tal, que pueden admitir aplicaciones diferentes, o ser perfilados de forma distinta,
lo que llevará a generar incertidumbre e incluso confusión y, consecuentemente, motivos de duda
a la hora de fijar su significado jurídico