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MIXTURAS METODOLÓGICAS:

APROXIMACIONES A LOS FUNDAMENTOS PRAGMATICOS Y

CONCEPTUALES DE LA INVESTIGACIÓN MIXTA

Methodological Mixtures:

An approach to the pragmatic and conceptual foundations of the mixed methods

Rodrigo Rojas Andrade1 & Genoveva Echeverría

Universidad de Humanismo Cristiano

Facultad de Ciencias Sociales

Escuela de Psicología

1
Estudios de posgrado financiados por CONICYT-PCHA/Doctorado Nacional/2015-21150612
RESUMEN

En las últimas décadas, la investigación mixta ha logrado posicionarse como una atractiva

alternativa para estudiar la complejidad de los fenómenos sociales. En este capítulo, revisamos

algunas de sus principales características, reflexionando sobre los fundamentos filosóficos

pragmáticos que sostienen las mixturas, poniendo especial énfasis en los efectos que tiene en la

construcción teórica del objeto de estudio, en la definición de diseños de investigación y en las

posibilidades de transformación social. A través de un recorrido conceptual, que más que certezas

presenta incertidumbres, discutimos las posibilidades que nos ofrecen los métodos mixtos que nos

entregan la oportunidad de interpelar y cuestionar las prácticas de investigación normalizadas.

Palabras claves: metodologías mixtas, pragmatismo, transformación social.

ABSTRACT

In the last decades, the mixed research has been positioned as an attractive alternative to study the

social complexity. In this chapter, we review the main characteristics of methodological mixtures

as well as the pragmatic foundation, theoretical construction, research designs and social change

opportunities. For the end, we discuss the possibilities of the mixed methods to questioning and

transforming the normalized research practices.

Key words: mixed research, pragmatism, social change.


MIXTURAS METODOLÓGICAS:

APROXIMACIONES A LOS FUNDAMENTOS PRAGMATICOS Y

CONCEPTUALES DE LA INVESTIGACIÓN MIXTA

José es un típico estudiante universitario. Sentado en su biblioteca pregunta a sus

compañeros sobre cómo debe investigarse la realidad social. Inmediatamente, la conversación se

polariza. Por un lado, se encuentran los que afirman que la única manera de llegar a comprender

profundamente los fenómenos sociales es a través de la interpretación que promueve la

investigación cualitativa, pues parece imposible reducir su complejidad a números. Por otro, se

encuentran los que aseguran que la única forma de producir conocimiento científico es a través del

lenguaje de las matemáticas que permite extender los alcances de las conclusiones y contrastar

hipótesis. Tímidamente José levanta la mano y pregunta: ¿por qué no mezclarlos?, ¿por qué no

tomar lo mejor de cada uno y desarrollar un conocimiento tan profundo como extenso? Todos se

miran por un largo minuto hasta que la discusión comienza otra vez ¿mixturas?

Sobre este debate se trata este capítulo. La discusión no sólo se da entre estudiantes, sino

especialmente entre académicos e investigadores de todas las disciplinas, cuyas preguntas de

investigación los han obligado a repensar sus marcos metodológicos y con ello, las propias bases

de construcción del conocimiento (Hisse-Biber, 2010). Situar los números en los contextos, las

palabras en los participantes o los discursos en tendencias estadísticas, permite analizar

profundamente un fenómeno (Cresweell & Plano, 2011) y esta mezcolanza no es novedosa, pues

muchas veces se consideran datos cualitativos y cuantitativos en los problemas de investigación

(Bassi, 2014), por lo que una metodología mixta, no es sino, un paso necesario en la búsqueda de

sus respuestas.
Si bien, para algunos investigadores combinar distintas técnicas metodológicas no requiere

una atención especial, para nosotros es necesario reflexionar respecto a esta práctica, pues creemos

que las mixturas son más que meras combinaciones de técnicas y métodos. Para nosotros, los

métodos mixtos representan todo un campo de posibilidades de comprensión que cuestiona las

tradiciones hegemónicas sobre cómo se debe investigar la realidad social.

En este contexto, intentamos deslindar este espacio tomando postura por el pragmatismo

como fundamento epistemológico, enfatizando los alcances que este tiene sobre la construcción

del objeto de estudio, el acercamiento a la producción de información y las elecciones de diseño,

para finalmente reflexionar sobre las dimensiones ético-políticas como tránsitos que nos parecen

insoslayables a la hora de pensar seriamente en las mixturas.

El camino ya recorrido

El desarrollo de los métodos mixtos se ha visto influenciado por presiones de agencias

gubernamentales e instituciones privadas que han promovido su uso para la exploración de políticas

sociales, pero por sobre todo por académicos interesados en buscar otras formas de construir

conocimiento (Hisse-Biber, 2010). Si bien su nacimiento suele fecharse a comienzo de la década

de los 80’ cuando distintos investigadores a usan este nombre para dar cuenta de un tipo de

metodología (Creswell & Plano, 2011), es sorprendente que los primeros acercamientos sean tan

antiguos como la propia investigación social. Por ejemplo, Fréderic Le Play, Charles Booth y

Bohm Rowntree utilizaron métodos mixtos para investigar la pobreza a través de análisis

demográficos, encuestas, observación y mapeos en la Europa del siglo XIX. En Estados Unidos,

Robert Park y Martin Blumer (miembros de la famosa Escuela de Chicago) utilizaron estos mismos
métodos para indagar los emergentes procesos urbanos de comienzos del siglo XX. Incluso, en

América Latina investigadores como Fals Borda o Ignacio Martín Baró consideraron fundamental

el uso de mixturas metodológicas para propiciar la transformación social2 en sociedades oprimidas.

Sin lugar a dudas los métodos mixtos han existido siempre, sin embargo, solo en las últimas

décadas ha logrado tomar un protagonismo gracias al avance tecnológico de las metodologías y las

insatisfacciones prácticas de las ciencias sociales. Actualmente, este tipo de acercamiento más que

representar una combinación de métodos, implica una forma de acercarse al fenómeno social que

lentamente ha evolucionado. Creswell y Plano (2011) distinguen diversos períodos por lo que ha

transitado la discusión sobre las mixturas.

El primero, es el de formación que comienza en los 50’ y continúa hasta los 80’ cuando

distintos académicos muestran interés en usar más de un método en sus investigaciones, entre estos

se cuentan, Campbell y Stanley (1963) con la triangulación o Sieber (1973) con la mezcla de trabajo

de campo y encuestas. Si bien inicialmente las prácticas mixtas se originan por preocupaciones

postpositivistas asociadas a la validez de las conclusiones, con el tiempo han sido capaces de

desmarcarse de esta perspectiva epistemológica, pues su audacia, innovación y disrupción ha

invitado a toda la comunidad de investigadores a repensar supuestos que se daban por sentado

(Denzin, 2010).

2
Fals Borda incorpora activamente el uso de métodos cuantitativos en la investigación-
acción participativa e Ignacio Martín Baró aplica la encuesta para permitir que los oprimidos
expresen su voz, evidenciando que las líneas de investigación cercanas a la transformación social
no siempre han militado en el purismo cualitativo.
El segundo período, es el debate paradigmático que implica una guerra entre investigadores

cuantitativos y cualitativos. Esta batalla involucró argumentos en contra y a favor de la

combinación de datos cualitativos y cuantitativos que provendrían de supuestos filosóficos

aparentemente incompatibles (Howe, 1988) terminando con la muerte del positivismo radical y la

apertura a nuevas opciones paradigmáticas, dando un espacio epistémico para repensar las mixturas

(Denzin, 2010).

A finales de la década de los 80’ comienza un tercer período de revisión de las estrategias

mixtas. Dentro de las investigaciones clásicas, una de las más famosas es la de Greene, Caracelli y

Graham (1989) que en el campo de la evaluación de programas sociales y educacionales identifican

cinco razones por la que los investigadores utilizan métodos mixtos: a) La triangulación, que es

el propósito más común en la utilización de mixturas metodológicas y que consiste en usar más de

un método en una misma investigación con la finalidad de examinar una misma dimensión desde

diferentes perspectivas identificando convergencias que permitan aumentar la credibilidad de las

conclusiones; b) La complementariedad, que consiste en profundizar, clarificar, mejorar o ilustrar

las conclusiones de una investigación a través de un método distinto al utilizado inicialmente; c)

El desarrollo, que consiste en utilizar los resultados de un método para desarrollar o informar a

otro en la toma de decisiones de producción de datos, muestreo o implementación. d) La iniciación,

que consiste en descubrir paradojas y contradicciones, así como nuevas perspectivas teóricas y

fusiones entre las preguntas y resultados de métodos distintos y; e) La expansión, que consiste en

extender la amplitud y alcance de la investigación usando diferentes métodos de diferentes

componentes de investigación.
Finalmente, el aumento de producción de conocimiento sobre este tipo de metodología abre

el período de expansión y defensa. Los investigadores e interesados en este tipo de trabajos

comenzaron a formar una comunidad que lentamente ha adquirido más y más adeptos, prueba de

ello son el incremento de publicaciones en diversos campos científicos (salud, educación, deportes,

familia, psicología, políticas públicas), la creación revistas especializadas como el Journal of

Mixed Methods Research o el Quality and Quantity, la aparición de Handbooks como el de

Tashakkori y Teddlie (2003) o manuales de investigación como el Creswell y Plano (2010), Hisse-

Biber (2010) y Bericat (1998).

Pragmatismo y metodologías mixtas

Los problemas y preguntas en ciencia son sobre el conocimiento de la realidad. Sin

embargo, como nos ha enseñado la filosofía, el conocimiento no es neutral, sino que depende de

los instrumentos de observación, instrumentos que son teóricos y que, por tanto, son dependientes

de nuestros lentes paradigmáticos que no son sino profundas y arraigadas creencias sobre la

realidad (Crotty, 1998). En este contexto y reconociendo las heterogéneas propuestas y tipologías

acerca de los paradigmas con los que contamos (Valles, 1998) queremos introducir algunos

elementos que nos permitan sostener las prácticas mixtas como aspectos distintivos de un modo

particular de entender cómo funciona el mundo.

Para esta tarea, tomamos de la taxonomía de Guba & Lincon (2005) por ser una de las más

reconocidas y utilizadas, sin embargo, dado que asume que existe cierta correspondencia entre el

paradigma y la metodología la consideramos insuficiente pues restringe las combinaciones a nichos

epistemológicos únicos, es decir, se puede mezclar siempre y cuando la base epistemológica sea la
misma. Así, no es problemático aplicar una encuesta y una entrevista si la base de ambas es el

postpositivismo o el constructivismo. Sin embargo, nosotros queremos ir más allá, no sólo nos

interesa combinar métodos sino también perspectivas epistemológicas, teorías, instrumentos,

muestras y análisis por lo que necesitamos un encuadre más amplio, una perspectiva paradigmática

integradora, que incluso se resista a ser llamada paradigma, por esta razón (y tal vez sólo por

didáctica) extendemos la clásica distinción entre pospostivismo 3, constructivismo y teoría crítica,

incorporamos una nueva perspectiva paradigmática (Onwuegbuzie, Johnson & Collins, 2009) para

sustentar las mixturas y mezcolanzas que hacemos en investigación social: el pragmatismo (Ver

cuadro N°1).

El pragmatismo nace a comienzos de siglo XX con figuras como Williams James, John Dewey,

Goerge Santayana, Charles Sanders Pierce, Alfred North Whitehead (Van Wesep, 1960), siendo

posteriormente perfeccionado por autores como Sidney, Isaac, Haack y Nicholas (pragmatismo

neo-clásico) y Berstein, Fine, Margolis, Putnman y Rorty (neo-pragmatismo).

Algunas de las premisas más importantes del pragmatismo aplicado a la investigación con

métodos mixtos son: el énfasis en las consecuencias, la primacía de la pregunta por sobre el método,

la orientación hacia las prácticas del mundo real y el uso de múltiples métodos de producción de

información o pluralismo (Creswell & Plano, 2010). Johnson & Onwuegbuzie (2004) revisando

las bases filosóficas del pragmatismo encuentran que se caracteriza por estar al medio de las

perspectivas dogmáticas y escépticas acerca de la realidad, rechazando los dualismos clásicos al

3
No consideran el positivismo, por considerar junto a Phillips & Burbules (2000) que este
término es más un hombre de paja (fácil de derrotar) para atacar que una práctica vigente en la
práctica investigativa.
generar una versión más moderada basada en el sentido común y en la solución de problemas

prácticos. Asimismo, el pragmatismo reconoce la existencia e importancia del mundo natural tanto

como la emergencia del mundo social y psicológico que incluye el lenguaje. Dado lo anterior, se

ha venido pensando que la única forma de conocer la realidad es transformándola, pues si algo

cambia en ella (en la observación que hacemos con nuestros instrumentos) cada vez que se acciona

un mecanismo creado, algo de verdad tiene que haber y si luego se crea otro, que genera un cambio

más grande, más cerca del conocimiento verdadero se debe estar 4. En este contexto, el

pragmatismo invita a probar teorías en el mundo real, lo que quiere decir que el valor de verdad de

los postulados teóricos depende de la capacidad de hacer transformación en el mundo. Desde esta

perspectiva el conocimiento es al mismo tiempo construido y basado en la realidad (Pardo, 2011),

lo que permite que las metodologías se complementen para conocerla con mayor extensión

(cuantitativa) y profundidad (cualitativa), articulando diferentes formas de acercarse a ella.

Como ya se indicó, desde esta perspectiva epistemológica se considera que los objetos de

estudio no vienen dados ni demarcados por sí mismos, sino que es el investigador el que va

generando una determinada elección, recorte o lectura de la realidad que conforma como problema

a ser estudiado. Pero el pragmatismo, añade la importancia del uso y efectos del conocimiento, el

para qué de determinadas categorías con las que decidimos trabajar o que buscamos construir. Se

nos invita entonces, a ser conscientes de que las palabras que utilizamos no sólo tienen un

significado particular sino también consecuencias prácticas (Rorty, 1996), por eso es que promueve

el desarrollo de la teoría desde la práctica y desde la aplicación de la teoría a la práctica en un

proceso iterativo (Christ, 2013).

4 Sobre este punto los construccionistas radicales discuten que los cambios se generan dentro del sistema de observación, por l o que no

hay forma de saber si “realmente” ocurrió, incluso la muerte, pues extendiendo el argumento, podríamos estar viviendo en una realidad virtual,
podríamos ser solamente el sueño de dios.
Con todos los argumentos que indicamos, el pragmatismo se ha posicionado como la

perspectiva paradigmática más adecuada para sostener el uso de métodos mixtos (Creswell &

Plano, 2010; Green, 2008; Johnson & Onwegbuzie, 2004), al subrayar que lo importante es tomar

los métodos que mejor resuelvan los problemas de investigación y no los problemas de

investigación que mejor se resuelvan con determinados métodos.

Al liberarnos de la idea de «métodos diferentes adecuados a la naturaleza de

diferentes objetos» (por ejemplo, uno para objetos constituidos por el lenguaje

y otro para objetos no constituidos por el lenguaje), se desplaza la atención

desde «las exigencias del objeto» a las exigencias de la finalidad que

supuestamente tiene una indagación particular. Esto tiene por efecto desplazar

el debate filosófico desde una clave metodológico-ontológica a una clave ético-

política. (Rorty, 1996, p. 152).

En esta línea, no aparece fructífero generar una defensa de un método por sobre otro, ni de

la preeminencia de un paradigma por sobre otro, sino más bien apostar por una investigación que

busque generar los mejores efectos, las transformaciones que posibiliten un mayor bienestar social

y subjetivo. Y para esto, se hace necesaria una apertura a la diversidad y heterogeneidad de

preguntas, teorías y también la mayor variedad de métodos, de tal forma que el énfasis no se instale

en lograr la mejor teoría o el método más exhaustivo, sino en articular todos los elementos que,

con coherencia y rigurosidad, nos lleven a construir mejores posibilidades y realidades sociales.
Tabla 1. Matriz de Paradigmas en Ciencias Sociales

Componente Paradigma

Postpositivista Constructivista Teoría Crítica Pragmático

Ontología Realidad singular. La realidad social existe, aunque Realidad múltiple. La realidad social es relativa y Realidad histórica. La realidad existe en la historia Múltiples realidades (subjetiva, objetiva,
se representa imperfectamente en términos de construida localmente. De modo que existen y está influenciada por valores sociales, políticos, intersubjetiva). Rechazo a los dualismos. Fuerte
probabilidades múltiples realidades, igualmente válidas. No culturales, éticos, raciales, económicos y de consideración de la realidad y la influencia del
existen verdades absolutas. género. mundo interior de la experiencia humana en la
acción. La verdad, el significado y el conocimiento
son tentativos y cambiables.

Epistemología Distancia e imparcialidad del investigador con el Cercanía. El conocimiento de la realidad no puede Transacción. El conocimiento de la realidad Practico. El conocimiento es construido y basado en
objeto de investigación para ganar exactitud, ser separado de quien conoce. La co-construcción emerge de un proceso de transacción subjetiva la realidad del mundo experimentado y vivido. La
valides y confiabilidad de la representación del conocimiento es el resultado de la proximidad mediado por descubrimientos valóricos. Justificación viene garantizada por el asertividad de
entre el trabajo de investigadores y participantes. las conclusiones.

Metodología Enfoque deductivo. Estrategias manipulativas y Enfoque inductivo. Estrategias hermenéuticas, Enfoque inductivo. Estrategias hermenéuticas, Combinados. Eclecticismo dialectico y pluralismo
asociativas de contrastación estadística de dialécticas y análisis de datos constructivistas para dialécticas, participativas y dialógicas. de métodos y perspectivas. Uso de enfoques
hipótesis, puede incluir métodos cualitativos para construir patrones, temas y conceptos generales. deductivo e inductivos para determinar qué
la descripción de casos únicos. Busca Imposibilidad de diferenciar completamente funciona y resuelve los problemas sociales y
generalizaciones de causa y efecto estables en el causas y efectos. No busca, ni cree deseables, personales.
tiempo y los contextos. generalizaciones de causa y efecto estables en el
tiempo y los contextos.
Axiología Neutral. Los investigadores intentan mantener No neutral. Los investigadores expresan Guiado por valores de justicia social. Los Posiciones múltiples. Los investigadores incluyen
neutralidad valórica en sus prácticas para lograr abiertamente sus sesgos e interpretaciones acerca investigadores realizan sus estudios buscando tanto perspectivas neutrales y no neutrales, aunque
exactitud en la representación. de los resultados. modificar las condiciones de explotación, en primer plano se toma una orientación valórica
exclusión y opresión de algunas personas para explicita que derivada de valores como la
que ellas puedan producir, reproducir y democracia, la libertad, la igualdad y el progreso.
desarrollar sus propias vidas.

Fuente: Elaborado a parti de Christ, 2013; Creswell & Plano, 2010; Heron & Reason, 1997; Onwuegbuzie, Johnson, & Collins (2009).
Sin embargo, el pragmatismo no ha estado exento de críticas que señalan sus posibles

debilidades (Johnson & Onwuegbuzie, 2004). Entre estas se cuentan la idea que la

investigación básica recibe menos atención por el sesgo práctico de la investigación

pragmática; que el cambio social se piensa desde un modelo incremental y no radical como

lo esperarían las perspectivas críticas; que los investigadores pragmáticos a veces no tienen

claro cómo y quién usará las soluciones que encuentran en sus estudios; que el significado

de utilidad muchas veces es vago y poco explícito o; que las teorías pragmáticas tienen

problemas para tratar con afirmaciones útiles y no verdaderas, así como con proposiciones

verdaderas, pero no útiles. Por su parte, algunos filósofos como Rorty (y otros posmodernos)

rechazan completamente la correspondencia entre la verdad dejando dudas sobre la verdadera

naturaleza del conocimiento y sus efectos en la realidad, lo que pone en duda una de las

premisas fundamentales del pragmatismo clásico ¿lo que se transforma es el “mundo” o es

“nuestro mundo” (ese que percibimos y construimos socialmente)?

Teorías, teorización y metodologías mixtas.

Si bien este texto se orienta a una reflexión del ámbito metodológico, nos parece

indispensable generar una discusión en torno a las teorías y el investigar. Queremos enfatizar

que cualquier investigación se inicia y finaliza con teorización, pues investigar es un

movimiento de ida y vuelta entre los conceptos y el mundo de la experiencia que permite la

formación, modificación y expansión de teorías acerca de la realidad (Blumer, 1982). En este

sentido, hay que tener en cuenta que las teorías entendidas como prescripciones son como

carreteras de asfalto que restringen el conocimiento al imponer un orden artificial y una

dirección obligada. En cambio, cuando las teorías se entienden como senderos, como
instrumentos, no constriñen la exploración, sino que la incentivan, permitiendo el acceso a

lugares que de otra forma serían inaccesibles.

Como plantea Blumer (1982), las teorías deben ser tomadas como conceptos

sensibilizadores que sugieren el objeto teórico y dónde buscarlo y, aunque no sea tan claro,

también definen cómo buscarlo y qué esperar de él. Si se piensa en el senderismo, los

exploradores previos alertan sobre lo que han podido ver, dónde lo han visto, qué

características tiene aquello que han visto, pero también advierten sobre lo que no han visto,

dónde no han buscado y qué creen que pueden encontrar en los lugares desconocidos. En

ciencias sociales, esto implica que la definición teórica del objeto, recursiva durante todo el

proceso de investigación, define desde el inicio el recorte de la realidad que se va a conocer,

orientando la manera de producir y analizar datos sobre ella.

Desde un plano epistemológico, siguiendo el pragmatismo de Rorty (1996),

asumimos que es imposible afirmar algo sin hacer un juicio y sin tener una posición previa,

por lo que toda investigación, ya sea que se ubique desde el marco cuantitativo o cualitativo,

siempre va a construirse desde un piso, desde ciertos conceptos que trae el investigador y que

refieren a los discursos que sostienen sus creencias. Así en un nivel metodológico más alto,

se propone que, en palabras de Sautú (2005), “todo es teoría”, ya que los modelos

conceptuales necesariamente están presentes desde la formulación del problema, pasando por

las decisiones metodológicas y el análisis y las conclusiones, es decir, es un eje de todo el

diseño de investigación.
En este contexto Rorty (1996) señala que la realidad no viene predemarcada, sino que

somos nosotros los que definimos los límites y ejecutamos recortes sobre las situaciones que

nos rodean. Los fenómenos sociales que se distinguen y trabajan, por tanto, son

objetivaciones hechas por los mismos investigadores, generalmente a partir de propuestas de

autores o en base a un sentir comunitario que enmarca determinadas fenómenos o sucesos

como preocupaciones válidas en las que profundizar (Ibáñez, 1996; Rorty, 1996; Potter,

1998; Sautú, 2005).

Desde este marco, los investigadores generan construcciones desde las apuestas

especulativas previas, las que irán ganando inteligibilidad en la medida que el análisis de los

resultados que viene de la información empírica, sirve para retejer los elementos teóricos

previos a fin de integrar lo diverso en una lectura teórica que va aumentando así en su

potencia explicativa. Se propone entonces asumir esta autoría, ya que al describir al mundo

(o una porción de éste) con determinadas categorías estamos construyendo posibilidades de

mundo, siendo el llenado de esas categorías un trabajo propio de los investigadores sociales

(González Rey, 2000, 2006; Potter, 1996; Rorty, 1996).

Elegir teorías, por tanto, es un proceso arbitrario, como arbitrario es elegir una técnica

o un procedimiento de producción, codificación y análisis de datos. Y es aquí donde el

pragmatismo advierte sobre la cautela de estar consciente de los efectos de las decisiones,

pues realizando todas estas elecciones, es improcedente no considéralas una matriz

interpretativa del proceso investigativo. Sin embargo, es necesario ir "más allá", la matriz se

debe ampliar como producto de la investigación y este es el espíritu de los métodos mixtos.

Si no es por esto, para qué caminar por un lugar, el que se puede recorrer viendo fotografías.
Todos los métodos buscan aumentar la riqueza o densidad conceptual del objeto

estudiado. En este proceso, como advierten Coffey & Atkinson (2003), no siempre la teoría

deriva de la minuciosa organización y clasificación de datos, sino particularmente del trabajo

intelectual del investigador, de la especulación, imaginación y uso creativo de los recursos

teóricos que tiene a la mano, pues si bien es cierto que ha elegido teorías estás no pueden

actuar como camisas de fuerza. En el inicio de la investigación, la teoría permite definir el

campo de indagación, durante el trabajo de producción de información, permite orientar la

producción de datos y durante el análisis, permite interpretarlos.

Hasta aquí la teoría ha cumplido su función auxiliadora, sin embargo, es hora de que

el investigador avance en ella, la complemente y la expanda. Si ya se llegó al final del sendero

se debe avanzar para ampliar la ruta hacia adelante o para algún otro lado. En palabras de

Coffey & Atkinson (2003

…cualquiera sea el método escogido, su interpretación va más allá de la

categorización técnica y descripción de los datos mismos. En modos importantes,

el trabajo real de análisis e interpretación radica precisamente en estas

operaciones intelectuales que van más allá de los datos (p.185).

La teorización sirve para encontrar sentido, pero no sólo al mundo social local, sino

y por sobre todo a la sociedad. La investigación social no busca encontrar leyes universales,

sino situar teóricamente el evento particular en un fenómeno social humano histórico y global

que produce y que es producido por eventos particulares. Las teorías pueden adquirir formas
de explicación, intentando establecer una cadena causal que dé cuenta del patrón social

identificado o forma de interpretación, describiendo densamente los fenómenos. En ambos,

tipos (y subtipos) el investigador debe ser capaz de superar la teorización del caso particular

(teoría sustantiva, que por sí misma implicó una extensión) a una teorización articuladora

más amplia (teoría formal) sabiendo que las ideas no están en los datos, sino en su trabajo

intelectual.

Bordieu (2008) señala que el oficio del científico social es un llamamiento a la

defensa de la ciencia y a la valorización de la razón como medio para acceder al conocimiento

real, por lo que la reflexión, inocula frente a la mecanización dogmática en las ciencias. Así,

es el razonamiento empírico el que impulsa la generación de ideas, el ir y venir de la teoría a

la experiencia, lo que permite refinar los objetos de estudios, conocerlos y hacer más

preguntas sobre ellos. No obstante, no sólo debe potenciarse el razonamiento deductivo e

inductivo, sino también el abductivo que, siguiendo el pragmatismo de Pierce, es el que

genera ideas, el que plantea la incertidumbre de las posibilidades verosímiles que luego serán

trabajadas con los razonamientos anteriores.

El dato y su estatus: otra forma de proponer mixturas

Acercándonos al debate metodológico ¿cómo es posible entender al “dato” en tanto

concepto fértil o acertado para las mixturas? Desde la perspectiva mixta, el análisis de datos

no puede considerarse estándar, sino plural y sujeto a las distintas perspectivas de

investigación. En este sentido, pareciera haber coincidencia en que lo analizable en la

investigación cualitativa es distinto de lo analizable en la investigación cuantitativa, pues el


dato adquiere matices particulares cuando se trata como un dato numérico o lingüístico, sin

embargo, el dato siempre es algo que surge en una relación de interrogación, por lo que

depende de lo preguntado que deriva de las concepciones teóricas y epistemológicas que

están a la base. De allí que lo importante para las mixturas metodológicas no es si el dato es

un número o una palabra, sino el trasfondo teórico que lo generó y si de acuerdo a éste es

posible combinar los distintos símbolos con los que se representa la realidad.

Esta aclaración es importante en cuanto toda investigación se inicia a partir de un

desconocimiento traducido en interrogante. No se inicia una aventura investigativa para

confirmar algo que se sabe, sino precisamente para llenar el vacío de no saber, pues por más

que se tenga una hipótesis, aun se tiene la duda. En este sentido, el investigador asumiendo

su no-saber entiende que los datos pueden llevarlo a sí-saber, en cuanto transportan la

información que necesita para completar su esquema mental provisorio de la realidad. Con

esto, el dato encierra un contenido informativo sobre la realidad, que no es independiente del

observador, no es algo que se recoja, sino algo que se produce, en cuanto es el resultado de

una operación que el investigador realiza basada en alguna teoría. Así, los datos surgen de la

interacción de los sujetos con las cosas y otros sujetos cuando se pregunta por ellos, pues no

existen antes de la pregunta.

¿Cuál es entonces la diferencia entre el dato cualitativo y cuantitativo? Una respuesta

podría ser que los datos cualitativos son aquellos que no pueden ser expresados

numéricamente (Tesch, 1990), sin embargo, desde la investigación mixta se rechaza esta

definición en cuanto los reportes de una encuesta de opinión pública pueden ser analizados

desde una perspectiva cualitativa, como por ejemplo lo hacía Ignacio Martín Baró. Decir
90% ó 10% no tiene el mismo significado si se trata de sacos de harina en un taller mecánico

o de simpatía política, cada número va adquirir significado de acuerdo a su contexto de

enunciación produciendo efectos distintos, es decir, el número como la palabra puede

interpretarse de acuerdo a los principios de indexicalidad. Incluso en la puntuación de la

respuesta a una escala de ansiedad va tener significado distinto de acuerdo al contexto en el

que se aplica. El problema radica cuando se tiene una predilección del número por sobre la

palabra, el sonido o la imagen, ya que escondería la verdad detrás de él, pues permite

transportarnos al universo de las leyes matemáticas que todo lo regulan y este es uno de los

extremos del continuo de la investigación, del que por supuesto muchos investigadores

mixtos se alejan.

El dato puede ser numérico, textual, visual y auditivo, aunque de nada importa esto

en el análisis de datos pragmático, pues lo importante es el énfasis que le da el investigador

como producto social de interacciones sociales situado en contextos culturales específicos

que lo hacen vehículo de significados y ordenes de sentido, a diferencia por ejemplo, de la

noción tradicional del dato empírico con la que se intenta eliminar de cuajo la significación

social para quedarse sólo con las propiedades matemáticas, para luego traducirlas

teóricamente (lo que siendo radical podría leerse como dotar al número de sentido

nuevamente).

Entendiendo las especificidades del dato, el análisis de datos busca alcanzar

conocimiento nuevo, y esto no debe entenderse como una extracción de la información

desconocida, sino nuevamente como un proceso de producción a partir de los instrumentos


teóricos y la materia prima que representan los datos. Un conjunto ostras no es un collar de

perlas, como un conjunto de datos no es conocimiento.

El instrumental mixto y su oferta en diseños

Pasaremos ahora a revisar propuestas concretas de diseños metodológicos que se

distinguen para trabajar las mixturas. Como el lector pudo ya advertir, los métodos mixtos

son un tipo de estudio donde el investigador mezcla o combinas técnicas, métodos, enfoques,

análisis, conceptos o lenguajes cuantitativos o cualitativos en un solo estudio (Johnson &

Onwuegbuzie, 2004). Se trata entonces de investigaciones en donde los problemas sugieren

la utilización de pluralidades metodológicas para ser resueltos.

Leech y Onwuegbuzie, (2009) señalan que la investigación cae en un continuo desde

la investigación no mixta (investigación monométodo) a la investigación mixta completa,

pasando por una fase de parcialidad, en donde se utilizan otros métodos en cierta medida y

para ciertos fines. Así distinguen entre investigación con métodos mixtos e investigación con

modelos mixtos que representa el más alto grado de combinación, involucrando el uso de

estrategias cualitativas y cuantitativas en todas las fases de investigación, a decir, en el

planteamiento del problema y objetivos, en la producción de datos, en los análisis y en las

inferencias, mientras que los métodos mixtos parciales introducen diversidad de instrumentos

sólo en una de sus fases.

Figura N°1. Tipología de diseños de investigación con métodos mixtos


Diseño de métodos mixtos parciales Concurrente con
métodos de igual estatus (P1)

Diseño de métodos mixtos parciales concurrente con un


método dominante (P2)

Métodos mixtos parciales

Diseño de métodos mixtos parciales secuencial con


métodos de igual estatus (P3)

Diseño de métodos mixtos parciales secuencial con un


Investigación mixta

métodos dominante (P4)

Diseño de métodos mixtos completo concurrente con


métodos de igual estatus (F1)

Diseño de métodos mixtos completo concurrente con un


métodos dominante (F2)

Métodos mixtos completos

Diseño de métodos mixtos completo secuencial con


métodos de igual estatus (F3)

Diseño de métodos mixtos completo secuencial con un


método dominante (F4)

Fuente: Elaborado a partir de Leech y Onwuegbuzie, (2009)

Estos autores agregan la idea de igualdad o dominancia de un método sobre otro, de

modo que sería posible pensar que uno de los métodos se subordina al otro, sirviéndolo solo

de informante, indicando que podrían darse distintos o similares estatus epistemológico (Ver

figura N°1).

Otra de las tipologías es la propuesta por Creswell (2009), para quien los diseños

mixtos pueden ser seis: diseño secuencial explicativo, diseño secuencial exploratorio, diseño

secuencial transformador, diseño concurrente de triangulación, diseño concurrente anidado

y diseño concurrente transformador. La estrategia secuencial explicativa es la más sencilla

de entender, pues plantea una investigación en dos fases, primero la obtención y análisis
cuantitativos y segundo, la obtención y análisis de datos cualitativos. Esta estrategia se utiliza

por lo general, cuando se quiere profundizar el conocimiento sobre un determinado

fenómeno, así, por ejemplo, si se estuviera interesado en conocer la aceptación social sobre

determinada decisión política se podría realizar una encuesta y luego entrevistar a un grupo

de personas para conocer las razones de sus opciones. La estrategia secuencial exploratoria,

parte al revés de la primera, se comienza con la producción de datos cualitativos y luego se

sigue con los cuantitativos. Siguiendo el ejemplo anterior, primero se debería entrevistar a

personas y luego con esta información construir un cuestionario y aplicarlo.

Para Creswell las estrategias secuenciales explicativas y exploratorias, no tienen un

marco teórico tan claro y definido como la estrategia secuencial transformadora, que puede

tener secuencias distintas, pero cuyo propósito es emplear los métodos que sean más útiles a

la construcción teórica del investigador. Así en nuestro ejemplo, si el investigador construye

su pregunta en base a la teoría de la elección racional debería por una parte contrastar los

elementos que se desprenden de la teoría de las decisiones racionales con las decisiones que

toman los sujetos, a través de observación, y luego con las decisiones confirmadas realizar

un cuestionario para medir cuál es su extensión en una población determinada.

De similar énfasis en la teoría, es la estrategia concurrente de triangulación busca

utilizar varios métodos para confirmar, contrastar o corroborar hallazgos en una misma

investigación, la idea es simple, mientras más manos de ciegos toquen el elefante más

posibilidades hay de describirlo, lo que sin lugar a dudas trae aparejada la duda de la

existencia de tal elefante o si las personas van a poder coincidir en la descripción objetiva de
lo que están tocando, por esta razón es que en la estrategia de triangulación cobra una

importancia capital la teoría que está a la base de la producción de datos.

El diseño concurrente anidado al igual que el anterior, combina métodos en una

misma investigación, pero le otorga mayor dominancia a un método sobre otro, de modo que

el de menor prioridad se inserta o se anida en el método predominante. Por último, el diseño

concurrente transformador comparte características con su símil secuencial, pero lo hace en

una misma investigación.

Al examinar esta variedad de métodos y modelos nos parece relevante ante todo

valorar la diversidad de acercamientos, entradas y operaciones de escucha que aporta y

permite el abrir las combinaciones posibles del instrumental cuantitativo y cualitativo

existente. Fundamentar la decisión de qué método es pertinente según la información que nos

permitirá conseguir, así como por los elementos teóricos que sustentan la pregunta, aparece

coherente y potenciador de una búsqueda y construcción del conocimiento abierta y

divergente. Sin embargo, intentar sustentar una hegemonía epistemológica de un método por

sobre otro, nos parece una empresa sin destino ya que apuesta por una jerarquización que no

solo no parece fructífera a la hora de construir respuestas; sino que además persiste en una

arqueología de saberes correctos y de mayor linaje epistemológico, que no reportan por esto

mayor potencia e impacto en la amplificación del conocimiento, sino que más bien persiste

en la premisa de órdenes preexistentes desde las cuales la ciencia debe sujetarse. Más aún,

estas jerarquías vuelven a la vieja y ya casi superada práctica de suponer la preeminencia del

método, como elemento clave para asegurarnos de la cualidad de cientificidad del trabajo

indagativo.
De lo mixto a lo fronterizo: reflexiones finales

Para exponer el debate y las posibilidades de los diseños mixtos hemos optado por

proponer una discusión amplia que involucra una mirada sobre la investigación en sus

distintas aristas. En este trayecto hemos afirmado la primacía de la pregunta por sobre el

método y hemos combatido contra el triunfo metodologicista de antaño donde, como indica

González Rey (2006) “…los instrumentos y las técnicas se emanciparon de las

representaciones teóricas, y se convirtieron en principios absolutos de legitimidad para la

información producida por ellos, cuyo procesamiento no pasaba por la reflexividad de los

investigadores” (p.20). La opción de no remitirnos a la especificidad del devenir y las

propuestas tecnológicas de los métodos mixtos dice relación con el considerar que remitirnos

a una mirada focalizada cercena el acercamiento de la investigación como una actividad de

construcción de conocimiento; donde el lugar de lo metodológico debe estar al servicio del

problema, la teoría y las opciones del investigador. Así, hemos querido proponer que

precisamente el debate de lo mixto conlleva la posibilidad de demoler esta discusión.

Por lo mismo, la invitación ha sido mirar la mixtura desde la perspectiva

epistemológica del pragmatismo, subrayando también que los investigadores interesados en

las mixturas metodologías no sólo deben aprender un conjunto de estrategias y técnicas, sino

por sobre todo orientarse a profundizar en los alcances que éstas tienen para la reproducción,

producción y desarrollo del mundo de la vida, lo que implica más allá que esforzarse por

aumentar la cantidad de publicaciones científicas que reportan investigaciones mixtas, el


trabajo debe ir a asegurar los efectos positivos que el conocimiento producido mediante este

tipo metodologías genera a los participantes.

En esta línea, hemos querido evidenciar cómo los métodos mixtos se sostienen en el

diálogo teoría y praxis constante, asomándose al mundo social con las ventajas de entregar

mayores herramientas facilitadoras de la toma de decisiones para el actuar social. Sostenemos

entonces, que la investigación mixta porta la potencia de un compromiso con la

transformación social, en cuanto cree que la única forma de producir un conocimiento

verdadero es probando su utilidad y, por lo mismo debe orientarse a la comunidad lo que

implica que el conocimiento producido le haga sentido a ella. Lo anterior lleva a considerar

la investigación como un proyecto comunitario que tiene la obligación ética de reflexionar

sobre los modos de producir, reproducir y desarrollar el mundo de la vida (Freitas & Montero,

2007).

En este sentido, asumiendo la opción ético-política que propone Rorty, preguntarnos

por la validez y valor de una investigación implica tomar conciencia de los efectos de este

conocimiento producido, en cuanto puede ayudar, pero también perjudicar tanto a miembros

de la comunidad, a los investigadores y a las instituciones (Freitas & Montero, 2007).

En este punto, el asumir el desafío de investigar y generar acciones para lograr que

los grupos oprimidos alcancen el bienestar y la justicia es asumir el desafío de lograr una

investigación que posea validez psicopolítica que implica validez epistémica referida al

conocimiento respecto a las fuentes, experiencias y consecuencias del tema investigado) y la

validez de transformación que apunta al grado en que las investigaciones e intervenciones


integran la efectividad de la estrategia para promocionar liberación psicológica y política en

los dominios personales, relacionales y colectivos (Prielleltensky, 2003). Así, siguiendo a

Montero (2001) en la agenda de investigación de quien quiera mirar al mundo para producir

conocimiento sobre él, es necesario incluir una mirada crítica sobre la estructura de las

acciones que construyen el saber y hacerse las preguntas develadoras.

Por otra parte, retomando la idea de abrir las posibilidades y de lo divergente como

lo propio de la indagación, nos aparece evidente y casi indiscutible la necesidad de transitar

hacia el diálogo permanente de los distintos métodos existentes, sin limitarnos por el

predominio del número o de la palabra. Incluso apostamos por que no solo la mixtura tendría

que ver con sumar y juntar técnicas cualitativas y cuantitativas sin mayor pudor; sino que

entendemos que los caminos hoy son mucho más potentes que esta dicotomía y sus cruces.

Así, aparecen hoy nuevas fórmulas de investigación creación, estrategias performativas,

autoetnografías, investigaciones desde lo sonoro, investigación desde el arte, entre otras

posibilidades que nos impelen a superar categorías limitantes, y que nos llevan a buscar otras

nociones, que superen los anclajes no solo metodológicos sino también epistemológicos

racionalizantes y hegemónicos. Así, pensar en métodos fronterizos en tanto tácticas y

espacios excéntricos, que más que periféricos pueden entenderse como potenciadores de lo

múltiple (De Lauretis, 2000 en Vidiella, 2014) como una oportunidad que interpelan y

cuestionan lo fijo y normalizado.


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