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En las elecciones de 1946 se presentó como candidato radical Gabriel González Videla
con el fuerte apoyo del Partido Comunista y, por supuesto, del Partido Radical.
Así es como el gobierno radical obtuvo el apoyo de los dos sectores tradicionalmente
opuestos.
En el ámbito internacional había comenzado la Guerra Fría, pugna entre las dos potencias
mundiales que básicamente dividía al mundo en dos bloques; el bloque comunista
(URSS) y el capitalista (EEUU).
Chile que estaba enormemente influido por Estados Unidos fue presionado por la
presencia de comunistas en el gobierno. El presidente, debido a la situación que se vivía
dentro y fuera del país, tuvo que tomar medidas que dieron paso a la ruptura con el
Partido Comunista.
La aprobación de esta ley fue apoyada por los parlamentarios radicales, liberales, parte
de los conservadores y un sector de los socialistas, con el rechazo de los comunistas, una
minoría de los radicales, socialistas y la Falange Nacional.
Por lo tanto se puede inferir que el objetivo de esta ley fue eliminar al Partido Comunista
de la vida política, sacar de los registros electorales a sus miles de votantes (20.000
aproximadamente) y en resumen que no existiera ninguna organización contraria al
régimen democrático.
Entre las diversas consecuencias que tuvo la aprobación de esta ley están el exilio de los
comunistas, la creación del campamento de prisioneros de Pisagua (campo de
concentración para prisioneros políticos), manifestaciones y marchas en contra de la ley,
creación de libros de autores comunistas, etc.
A pesar de esta ley el Partido Comunista pudo ingresar a algunos cargos por la vía
electoral por medio de la inscripción de militantes en otros partidos como el Partido
Socialista, Socialista Popular o el Partido del Trabajo. Sin embargo los comunistas
tuvieron que esperar 10 años para que finalmente en 1958 durante los últimos meses del
gobierno de Carlos Ibáñez del Campo la ley fuera derogada.
En conclusión se puede decir que la Ley Maldita atentó con los derechos políticos, el
sufragio universal, las garantías individuales y el propósito de la república que es velar por
el pueblo, ya que no respetó la opinión popular.
En la actualidad la esta ley se puede ver reflejada en las que rigen en personas que
provocan manifestaciones tanto en tomas estudiantiles, universitarias u oficinas públicas
con el propósito de hacerse escuchar.