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La Apología y el Diálogo en

los primeros apologistas latinos:


Tertuliano y Minucio Félix

Cecilia Ames [Universidad Nacional de Córdoba-CONICET]

Resumen: El trabajo se propone analizar la cuestión


del género y de los autores clásicos utilizados por
Introducción
los primeros padres apologistas latinos Tertuliano y
Minucio Félix para, a partir de allí, profundizar en la
os géneros literarios

L
cuestión de la recepción clásica latina para la cons-
trucción, consolidación y difusión del cristianismo.
Esta mirada crítica radica en tratar de comprender la
de la antigüedad gre-
elección del género y la utilización y apropiación de corromana fueron sin
argumentaciones y elementos de autores clásicos
en general como momentos de una práctica y, por lo duda un elemento muy
tanto, de un proceso, los cuales se hacen comprensi-
bles y explicables como estrategia, habida cuenta del
importante en la cons-
lugar desde donde son producidas. Entendido como trucción del discurso
estrategia, el género literario está ligado a la construc-
ción de la competencia para erigirse como enunciador cristiano pues, como
autorizado y válido. Desde esta perspectiva también
abordaremos la cuestión de la recepción y utilización
portadores de signi-
de autores latinos. ficación, afectaron la evolución de
Palabras clave: géneros - discurso cristiano - apolo- parámetros políticos y culturales que
gistas - cristianismo primitivo - cultura clásica.
intervinieron en la construcción del
edificio ideológico de la teología cris-
The Apology and the Dialog in the first Latin
apologists: Tertullian and Minucius Felix tiana y, de este modo, contribuyeron al
Abstract: The paper analyzes the literary genre
trasvase de una corriente conceptual
and classic authors used by the first Latin apologists y ética desde la Antigüedad clásica
Tertullian and Minucius Felix to deepen the question
of the classic Latin reception for the construction, con- hacia el cristianismo de los Padres de
solidation and diffusion of Christianity. This look tries
to understand the choice of literary genre and the use
la Iglesia (Alesso 2005/2006: 19-36).
and appropriation of argumentations and elements Desde esta perspectiva, el trabajo se
of classical authors like moments of a practice and,
therefore, of a process, which become understandable propone analizar la cuestión del género
and explainable as a strategy, having in account the
place from where they are produced. Understood as a
y de los autores clásicos utilizados por
strategy, the literary genre is linked to the construction los primeros padres apologistas lati-
of the power to set itself up as speaker authorized.
From this perspective we will approach the reception nos Tertuliano y Minucio Félix para, a
and use of Latin authors.
partir de allí, profundizar de un modo
Keywords: genres - Christian speech - apologists crítico en la cuestión de la recepción
- early Christianity - classical culture.

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clásica latina para la construcción, El análisis del género y de los
consolidación y difusión del cristianis- escritores clásicos utilizados es im-
mo. Esta mirada intenta comprender la prescindible, además, para abordar
elección del género y la utilización y la cuestión del objetivo, destinatario,
apropiación de argumentaciones y ele- función y efecto de las primeras obras
mentos de autores clásicos en general apologéticas cristianas latinas (Berg-
como momentos de una práctica y, por jan 2002:83). Con respecto al género, la
lo tanto, de un proceso, que se hacen afirmación de Timpe (2001:65) que la
comprensibles y explicables como es- apología no constituye un género lite-
trategia, habida cuenta del lugar desde rario sino que los apologistas se sirven
donde son producidas y del destinata- de formas diferentes, cartas, discursos,
rio al que se dirigen. diálogo, pedido oficial o tratado filosó-
Los dos autores elegidos tienen en fico, muestra ya una dificultad inicial.
común que pertenecen a los primeros A partir de allí se abre un abanico de
apologistas cristianos que escriben en interrogantes: la continuidad del to-
latín, ambos son del norte de África pos socrático (Butterweck 1995) y,
y vivieron en Cartago, ambos poseen sobre todo, el efecto de la apología en
una formación jurídica, se desempeña- la comunidad cristiana (Zilling 2004).
ron como juristas, son miembros de un Ante este panorama, y en vistas del
estrato social acomodado de la Cartago estado actual de las investigaciones
romana y, convertidos a la nueva reli- sobre género literario y recepción de
gión, emprenden con su práctica de autores clásicos (Fredouille 1976; Stei-
escritura la tarea de defender a los cris- ner 1989), se tomará una perspectiva
tianos frente a las acusaciones y de con- socio-antropológica (Bourdieu 1992)
tribuir a la difusión y establecimiento para analizar la apologética cristiana
de la religión que consideran como como una práctica, teniendo en cuen-
única y verdadera. Estos apologistas ta que en todo campo literario cada
latinos del Norte de África se enrolan creador está autorizado a instituir su
en la tradición cristiana greco-oriental propio nomos, desde el cual aporta la
y sus escritos presentan muchas carac- regla de su propia percepción. A partir
terísticas comunes a las obras apologé- de allí se puede analizar en el discur-
ticas griegas. Sin embargo, a diferencia so de Tertuliano y Minucio Félix la
de las apologías escritas en griego, en cuestión de la relación entre posesión
las apologías latinas de estos autores del saber y autoridad social, a fin de
no se polemiza tanto con los filósofos analizar la inserción de la misma en
griegos sino con autores latinos, y en su particular contexto de producción
esto reside la originalidad de esta lite- y los mutuos condicionamientos que
ratura cristiana que comienza a desa- su escritura plantea entre productor y
rrollarse en occidente con Tertuliano y destinatarios. ¶
Minucio Félix, que tomarán como base
a Varrón y a Cicerón.

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Recepción de demostrando que solo los cristianos
autores romanos tienen una idea correcta de dios.
En este sentido, los africanos se
uando al finalizar el siglo II los enrolan en esa tradición cristiana gre-

C escritores cristianos del norte de


África comienzan a escribir en
latín, la literatura cristiana, cuya len-
co-oriental y las primeras apologías
latinas presentan muchas de las carac-
terísticas comunes a las obras apolo-
gua hasta ese momento era el griego, géticas griegas. Sin embargo, también
ya contaba con una consolidada tra- presentan algunas diferencias impor-
dición en la escritura de obras apolo- tantes, en especial en lo que respecta
géticas, que comenzaron a aparecer a la religión con la que se polemiza, la
en la primera mitad del siglo II. Las religión romana, pues aunque las apo-
obras apologéticas griegas, a diferen- logías griegas se dirijan formalmente
cia de los textos cristianos anteriores al emperador, la religión romana no
que estaban dirigidos al interior de la es tema en estas obras. Además, la re-
comunidad cristiana para edificación cepción de textos latinos por parte de
y fortalecimiento de los fieles, se diri- autores griegos es muy limitada y, por
gían por primera vez al mundo exte- lo tanto, a diferencia de las apologías
rior, a un público no cristiano, y en- escritas en griego, en las apologías
tran en el dominio de la cultura, de la latinas no se polemiza tanto con los
filosofía y de la ciencia de la época. De filósofos griegos sino con autores lati-
este modo, con el objetivo de refutar nos, y en esto reside la originalidad de
las calumnias difundidas en el impe- esta literatura cristiana que comienza
rio sobre los cristianos y responder a a desarrollarse en occidente, en la re-
la acusación de que los cristianos son cepción y en el tratamiento de repre-
un peligro para el Estado romano, los sentaciones sistemáticas de la religión
apologistas griegos comenzarán una romana. Aquí tendrán un lugar muy
polémica con la filosofía, la mitolo- importante dos escritores romanos de
gía y las prácticas religiosas paganas, la época republicana tardía, Varrón
especialmente la religión griega y los y Cicerón (Rüpke 2005), aunque son
cultos orientales. Con respecto a las muchos los autores latinos a los que
conductas y prácticas, los apologistas se cita: Séneca, Virgilo, Plino, Livio,
llaman la atención sobre la virtuosa Tácito, Suetonio, entre otros.
manera de vivir de los cristianos e Los escritores cristianos africanos
insisten en que la fe en el dios único polemizan con los autores romanos
era necesaria para el mantenimiento basándose y utilizando las referen-
y bienestar del mundo, del emperador cias a las representaciones, sistemati-
y del Estado. En el plano de la argu- zaciones y argumentaciones sobre la
mentación filosófica expusieron lo religión romana que se encuentran en
absurdo e inmoral de las diferentes estos mismos autores. Esto se aprecia
religiones, de la naturaleza de sus dio- claramente en Tertuliano y Minucio
ses y de los mitos de sus divinidades Félix, los primeros apologistas latinos

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que emprenden la defensa de la nueva cuyo tema central no es la filosofía
religión descalificando y atacando a las sino la descripción detallada sobre los
demás religiones del imperio romano. cultos, la organización religiosa y los
Para llevar adelante este objetivo se dioses de Roma. Su Antiquitates rerum
basan en obras que contienen repre- divinarum es una obra de la repúbli-
sentaciones sistemáticas de la religión ca tardía que surge de las tendencias
romana, éstas son De natura deorum a la reflexión y a la sistematización
de Cicerón y Antiquitates rerum divi- que se desarrollaron en Roma a partir
narum de Varrón, dos obras de la repú- del siglo tercero como consecuencia
blica tardía que predominan durante de la expansión imperialista y del in-
todo el período imperial. A primera tensificado encuentro con la cultura
vista ambas obras presentan similitu- griega. Respondiendo a esta tendencia,
des, se trata de las obras de dos escrito- Varrón, por un lado, hace una compi-
res contemporáneos muy productivos, lación completa de las prácticas reli-
con aspiraciones filosóficas, represen- giosas tradicionales, que de este modo
tantes del escepticismo académico y quedan documentadas, y, por el otro,
ambos se refieren a las religiones. Se crea un marco sistemático para legi-
trata, sin embargo de dos obras que timar filosóficamente estas prácticas
presentan grandes diferencias entres sí, religiosas. El instrumento para esto es
partiendo desde el género al que perte- la diferenciación de tres tipos de teolo-
necen cada una. En el caso de Cicerón gía, destacándose la teología civil, que
se trata de un diálogo filosófico en el concede un status teorético propio a
que se plantea un problema teológico. las prácticas romanas tradicionales
Encontramos en ella las opiniones de (Rüpke 2005). Varrón admite que el
muchos pensadores antiguos y, sobre culto y el aparato divino es histórica-
todo, las diferentes posiciones de las mente contingente, pero como ciuda-
escuelas helenísticas del momento son dano romano se ve llamado a defen-
expuestas por los personajes que inter- der lo legitimado por la antigüedad y
vienen en el diálogo con tal claridad y tradición de los propios antepasados.
agudeza, que esta obra de Cicerón se ha Estas obras de Varrón y Cicerón serán
convertido en una fuente central para claves en las apologías de Tertuliano
la reconstrucción histórica de las dis- y Minucio Félix, pero la modalidad y
cusiones filosóficas de la época. De na- características de la recepción varían
tura deorum constituye, junto con De en ambos. ¶
divinatione y De fato una tríada donde
se discuten conceptos teológicos, abs- Minucio Félix
tractos y universales como providentia
y fatum, pero en las argumentaciones a biografía y procedencia de Mi-
se encuentran muchos ejemplos de
religión romana. Por el contrario, en
el caso de Varrón se trata de una obra
L nucio Félix plantea problemas
por la falta de testimonios, sin

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embargo,1 de acuerdo a los indicios sas alusiones literarias y conceptuales
con los que se cuenta, los investiga- al Apologeticum de Tertuliano son el
dores se inclinan a afirmar que fue resultado de un tratamiento profundo
un apologista de las últimas décadas del texto por parte de Minucio Félix,
del siglo II, de origen africano, que se quien no cita o parafrasea a Tertuliano,
desempeñó como abogado en Roma sino que utiliza sus argumentaciones de
(Bujeau 1964: xxv-xxix). De sus obras un modo libre. Por lo demás, hay una
conocemos sólo una, el Octavius, ausencia completa de citas de la Biblia
conservada como libro octavo del Ad- o de autores cristianos y ni siquiera una
versus nationes de Arnobio en un solo vez se menciona el nombre de Cristo.
códice (Altaner y Stuiber 1993: 146). De un modo fuerte se nota la depen-
El Octavius constituye uno de los dencia de Cicerón y, sin duda, también
textos literarios latinos más pulidos la obra de Seneca De superstitione ha
y más fuertemente orientados tanto tenido un lugar importante, aunque
en el lenguaje como en el tratamiento son muchas las alusiones, préstamos,
temático al modelo ciceroniano, espe- giros literarios y expresiones tomados
cíficamente al De natura deorum. Se de la literatura clásica que se intercalan
trata de un diálogo entre tres amigos en el relato sin ser citados.
que, aprovechando la interrupción de El género literario seleccionado, el
la actividad judiciaria con motivos de diálogo filosófico, hace del Octavio un
las fiestas de la vendimia, se dirigen a caso único en la primitiva apologética
Ostia, cuya playa será el escenario del cristiana y enrola al autor en la tradi-
diálogo. Los personajes son Cecilio, ción clásica. El diálogo le ofrece una
pagano, Minucio y Octavio, cristia- variedad de recursos formales para la
nos; con respecto a la fecha dramática construcción de la escena, la presenta-
Beaujeu (1964: xxvii) ha sugerido que ción de los personajes y el despliegue
sería entre los años 165 y 170. Minu- de habilidades, mostrando un dominio
cio, el narrador, que en el diálogo oficia de la elocuencia. Este género, además,
como árbitro, vive desde hace tiempo le permite tomar como modelo a Ci-
en Roma y es visitado por un amigo cerón y posicionarse como interlocu-
del Africa proconsular, de modo que se tor válido en cuestiones filosóficas,
trata de un encuentro de compatriotas utilizado este camino para defender la
(1,1-2,1). El diálogo también pone de nueva religión. Formalmente es una
manifiesto que Minucio conoce la obra obra breve que posee una estructura
de otro compatriota, Tertuliano, pues sencilla. Las dos partes principales
Becker (1954: 309-332) ha mostrado de corresponden a las intervenciones del
un modo convincente que las numero- pagano Cecilio y del cristiano Octavio,
un interesante preámbulo, una breve
1 Las más antiguas son las alusiones de Lac- intervención de Minucio, que oficia de
tancio, Div. Inst., V,1, 21ss., obra escrita en árbitro del debate, incluida entre las
el 310. San Jerónimo, 347-419, Vir. Ill. 58; de los dos contendientes y una con-
Ep. 70,5.

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clusión. El modelo que sigue Minucio fundo conocimiento y el dominio del
es el De natura deorum de Cicerón, lenguaje y de la tradición cultural ro-
donde intervienen con largos discur- mana.
sos los representantes de tres grandes La intervención de Cecilio cons-
escuelas filosóficas. El preámbulo y la tituye la parte siguiente de la obra
conclusión también revelan influen- (5-13). El discurso de Cecilio se es-
cia clásica, así como el narrador en tructura en dos partes: primero una
primera persona. La figura del árbitro exposición (5-7) relativamente breve y
se encuentra en Aulio Gelio, en cuya llena de referencias a los grandes per-
Noctes Atticae Minucio también debe sonajes de la historia romana y de la
haberse inspirado, pues aquel sitúa un tradición cultural y religiosa romana,
diálogo ente dos filósofos de diferentes a la que Roma debe su grandeza. De
escuelas en la playa de Ostia. ahí se sigue de que hay un consenso
La introducción (1-4) es de gran general acerca de la existencia de los
valor literario, comienza con la mismas dioses (8,1), pero no sobre su natura-
palabras con la que Cicerón comienza leza y origen, reproduciendo en esto la
su diálogo De oratore: “cogitanti mihi”, posición de De natura deorum (I,17,44;
recordando al amigo fallecido Octavio II,2,5). Aquí queda en claro la posición
y evocando recuerdos de tiempos pa- filosófica de Cecilio, un escepticismo
sados. De esos recuerdos rescata uno, negador de la posibilidad de llegar a
que será la trama del diálogo, el debate certezas firmes y que concede un lugar
de Octavio y Cecilio en torno a la reli- relevante al destino o a la fortuna en
gión. La introducción constituye una la explicación del devenir y del pro-
lograda puesta en escena en la que el pio acontecer histórico (5,2-13). Los
autor, dando muestras de un excelente cristianos son caracterizados como
dominio del lenguaje, describe el pai- gentes incultas que pretenden estar
saje, el ir y venir de las olas y el benéfico en posesión de certezas (5,4). En un
influjo de la brisa marina para la salud, mundo de dudas e incertidumbres,
y solo un pequeño detalle, el beso de atenerse a la tradición de los antepa-
Cecilio a una estatua de la diosa Sera- sados es el criterio más seguro (6-7),
pis, será el motivo que desencadenará criterio reafirmado por los hechos de
el debate. El uso del lenguaje y de los la historia romana, pues la divinidad
recursos literarios evidencian sin lugar ha recompensado la piedad y la reli-
a dudas que el diálogo se dirige a un gión del pueblo romano y ha castigado
público romano culto y refinado, de la irreligiosidad y el desprecio de los
un gusto literario exquisito, como se augurios y presagios. La discusión se
pone de manifiesto por las numero- estructura en torno a la tradicional
sas alusiones a lugares comunes de la oposición entre religio y superstitio,
literatura latina, con lo que, a su vez, conceptos que son utilizados por am-
el autor se construye a sí mismo como bos contendientes, pero estos concep-
un enunciador competente por el pro- tos no juegan un rol fundamental en

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las argumentaciones, por ej. en 10,3 confirmación de la impotencia del dios
superstitio es usado con una conno- cristiano y de la credulidad y vano idea-
tación positiva para la descripción de lismo de sus seguidores, que por esto
prácticas romanas. Cecilio interpreta el se desentienden de las ocupaciones y
conflicto como una disputa filosófica, tareas cotidianas. En la última fase de
se trata de la pertenencia a diferentes su alegato retoma el tono filosófico e
escuelas o sectae (4,40; 40,2). invita a los cristianos a imitar el escep-
La segunda parte del discurso de ticismo de muchos filósofos antiguos
Cecilio constituye un violento ataque como Sócrates, Arcesilao, Carnéades,
al cristianismo (8-12) catalogando las entre otros, y tener la duda como la
principales acusaciones que se dirigían actitud más segura (13), continuado
a los cristianos, comenzando por la in- en su orientación ciceroniana (De nat.
tención de querer debilitar la religión deor. I,5.11).
romana. Las acusaciones son las habi- Una breve intervención de Minucio
tuales, transmitidas por otros apolo- ( 14-15) se intercala antes del discurso
gistas, ofrecidas aquí en una enumera- de Octavio. En ella Minucio advierte
ción bastante completa. Aquí hay que a Cecilio frente a su prematuro opti-
destacar la descalificación de la nueva mismo, pues aún no han escuchado
religión como irreligiosa audacia (8,1) a Octavio, y le recuerda que no es la
inpietatis disciplina (8,2) y por el hecho elocuencia sino la fuerza de la verdad
de que sus miembros pertenecen a las lo decisivo. Este intermedio es utiliza-
capas más bajas de la sociedad, son ig- do como legitimación y defensa de su
norantes, y entre ellos abundan las mu- propia actitud, novedosa en el ámbito
jeres (8,4), lo que se pone de manifiesto cristiano, de servirse de las armas de la
en el uso de términos como ilícita fac- retórica clásica.
tio, coniuratio, nocturna congregatio2. El discurso de Octavio sigue a con-
Este es un argumento de peso para el tinuación, ocupa la mayor arte de la
descrédito del cristianismo desde el obra (16-38) y se construye tomando
punto de vista de un romano culto y como referencia la intervención de
socialmente bien posicionado. Cecilio Cecilio, que Octavio rebate punto por
insiste en el sin sentido que supone la punto. Domina la perspectiva filosófi-
ausencia de templos, un concepto de ca y toda la primera parte se dedica a
dios invisible pero a su vez presente contradecir la posición escéptica (16,1-
por doquier (10,5) y las creencias esca- 19,15) llegando a la conclusión de que
tológicas (11), que Cecilio aduce como “o ahora los cristianos son filósofos o
los filósofos fueron ya antes cristianos”
2 Esto nos recuerda la prohibición de las (20,1)3. A continuación, Octavio asocia
Bacanales en el 189 a.C. narrada por Tito a la argumentación filosófica su crítica
Livio, pues estos elementos aparecen para
caracterizar el descrédito de las bacantes en a la religión tradicional (20-27), que en
Liv. 39. Sobre cultos nocturnos Plinio el Jo-
ven, Epist. X, 96,7 dice que los cristianos se 3 Cfr. la formulación análoga en Cicerón, de
reunían antes de salir el sol. nat. deor. 1,14.

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varias ocasiones es llamada superstitio segado, respetuoso y correcto, en con-
(24,10), el origen y las historias de los sonancia con la urbanitas ciceroniana.
dioses (20,2-24,4), las imágenes (24,5- Como ya hemos notado, las referencias
10) y el culto (24, 11-13), y afirma que a Cristo, a escritores cristianos o a las
la superioridad política y militar de los sagradas escrituras están ausentes en
romanos no se debe a su religiosidad la obra. Sin duda el autor, que quiere
sino a los sacrilegios y crímenes que acercar el cristianismo a los ciudada-
han acompañado la historia de Roma nos romanos cultos, lo hace mediante
desde sus orígenes4. Al final dirige sus un lenguaje y estilo familiar a ellos.
ataques a los auspicios y augurios (26, El cristianismo se enrola entonces en
1-7), prácticas generalmente asociadas una tradición filosófica consolidada y
a la providencia, que son obra de los se construye sobre la base de la cultu-
demonios como los filósofos y poetas ra clásica, con sus herramientas y con
reconocen (26,8-27,8). La exposición los argumentos y ejemplos de Séneca
sobre los demonios le sirve para intro- y Cicerón. El diálogo tiende un puente
ducir su refutación a las acusaciones entre el destinatario, ese conciudadano
dirigidas contra los cristianos (28): culto al que se intenta persuadir y con-
adoración de asnos, asesinato de niños, vertir con argumentaciones y ejemplos
creencia en la resurrección y premio que le son conocidos, y un enunciador
del martirio, culminando en un ata- cristiano pero competente, cuya amplia
que general a la integridad moral del formación lo distingue de la masa de
oponte y de los filósofos. los cristianos y lo posiciona como un
La última parte constituye la con- par en la confrontación filosófica. ¶
clusión de diálogo (39-40) donde el na-
rrador manifiesta su admiración por Tertuliano
Octavio y reconoce que ha vencido a
los filósofos con sus mismas armas, n tono completamente diferente
después interviene Cecilio para felici-
tar públicamente a Octavio, admitir su
victoria y testimoniar su conversión.
U y una actitud combativa carac-
terizan los escritos apologéticos
de Tertuliano, quien vive en Cartago
La elección del género diálogo, entre el 160 y el 220. De allí que su
imitando el patrón clásico, pone de elección del género literario, así como
manifiesto las dotes literarias del au- su modo de recepción y apropiación
tor así como su empeño en elaborar de la tradición clásica, sea muy pecu-
un discurso culto que no desmerece liar. De temperamento violento y de
la tradición clásica, adoptando, pese a ardiente energía, alimentó dentro de
las graves acusaciones que se intercam- sí una pasión fanática por la verdad:
bian ambos contendientes, un tono so- para él todo el problema del cristia-
nismo y del paganismo se reduce a la
4 Muchas de estas referencias críticas e iró- vera vel falsa divinitas; su defensa del
nicas a los dioses romanos son tomadas de cristianismo y su ataque al paganismo
Tertuliano.

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y la herejía fueron el móvil de una in- El libro primero de Ad nationes
tensa labor literaria en la que combina comienza demostrando que el pro-
el discurso jurídico y el apologético. Se cedimiento jurídico seguido contra
conservan 31 obras, no todas comple- los cristianos es irracional y va contra
tas, que, de acuerdo al contenido, se todos los principios de justicia, seña-
clasifican en obras apologéticas, obras lando Tertuliano que esta iniquidad
doctrinales y polémicas –destinadas es fruto de la ignorancia, pues los pa-
a combatir los errores doctrinales– y ganos condenan lo que no conocen
obras morales y ascéticas que versan (cap. 1 al 6). En los capítulos siguien-
sobre cuestiones de la praxis de la tes (del 7 al 19) refuta las denuncias
iglesia y de la vida cristiana. y calumnias sobre los cristianos que
Tertuliano escribe un latín com- se habían hecho corrientes, y prueba
plicado y su estilo no clásico presenta que son falsas, desarrollando una ar-
fuertes connotaciones personales. De gumentación en la que los adversarios
las numerosas obras de Tertuliano no- son llevados al absurdo y ellos mismos
sotros nos centraremos en Ad nationes, deben ser acusados (retorquere crimi-
donde Tertuliano se sirve consecuente- na), de modo tal que aun en el caso
mente del mundo de representaciones de que las acusaciones contra los cris-
de la cultura antigua y de la crítica de la tianos fueran verdaderas, los paganos
religión, convirtiendo los argumentos mismos cometen crímenes peores, por
habituales para la defensa del paga- lo que no tienen derecho a condenar.
nismo en argumentos para la ofensi- Formalmente se trata de un discurso
va. Ad nationes es la primera apología dirigido a numerosos destinatarios, “al
cristiana en latín que ha llegado hasta mundo” (1,1). Sin duda, ese ‘mundo’ al
nosotros y fue compuesta por Tertu- que dirige la obra, son los ciudadanos
liano en el 1975, Consta de dos libros romanos cultos en general7. A estos
y se trataría de una apología dirigida ciudadanos romanos cultos les llama
al mundo que quedó inconclusa y no la atención sobre su ‘ignorancia’, igno-
corregida, aunque otros investigadores
afirman que se trata simplemente de del contenido de Ad nationes se encuentra
un bosquejo y colección de material nuevamente en Apologeticum, aunque con
que encontraría su acabada expresión ciertas modificaciones y estructurado de
un modo diferente. Esta parcial repetición
en Apologeticum, obra escrita poco del contenido ha dado origen a diferentes
tiempo después6. interpretaciones sobre la relación entre am-
bas obras y, especialmente, sobre el status y
5 La obra se ha conservado sólo en un códice el carácter de Ad nationes (Becker 1954: 58;
parisino del siglo XIX, el Codex Agobardin- Price 1999: 106).
us, que contiene trece obras de Tertuliano
7 Entre ellos se encuentran también aquellos
y, a pesar de sus defectos, sigue siendo una
encargados de administrar justicia, los cua-
fuente generalmente segura para la historia
les, aunque no son los destinatarios direc-
del texto.
tos de la obra, pareciera que Tertuliano los
6 El parentesco ente ambas obras salta rá- tiene en la mira al escribir el libro (Becker
pidamente a la vista, pues casi la totalidad 1954: 76).

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rancia relacionada con el odio y con el Tertuliano va más allá de la discusión
comportamiento contradictorio frente filosófica sobre la naturaleza de los dio-
a la injusticia. Estas primeras palabras ses y en el mismo capítulo primero ya
resultan entonces un sutil ataque a deja en claro que va a emprender una
sus destinatarios, a los que constru- crítica incisiva que abarca no sólo a los
ye como ignorantes e injustos y, a su dioses sino a las prácticas concretas de
vez, anuncia la temática del libro que la religión romana tradicional, las ins-
gira alrededor de los procedimientos tituciones de los mayores, los mecanis-
jurídicos. Tertuliano retoma y elabo- mos de legitimación (2,1,7).
ra mucho material de los apologistas Para llevar adelante este objetivo
griegos (Schneider 1968) y, en general, Tertuliano tiene que alejarse del cami-
no se desvía del camino iniciado por no de los apologistas griegos (Becker
ellos. La diferencia con Minucio Félix 1954: 88) y recurrir a material sobre
es evidente. dioses y prácticas romanas. A este
El segundo libro reviste un ca- material lo encuentra en la obra de
rácter más original, en él Tertuliano Marcus Terentius Varro, Antiquita-
emprende la crítica a las religiones tes rerum divinarum libri XVI. Ya en
paganas en general y ataca en parti- el primer capítulo del libro segundo
cular las creencias romanas sobre los Tertuliano comienza con la exposición
dioses, ridiculizándolas de un modo del sistema de Varrón, constituyéndo-
incisivo. Para demostrar la irraciona- se el libro completo en un diálogo y
lidad de las doctrinas sobre los dioses discusión con el citado autor romano.
y su reprochabilidad moral Tertuliano La obra de Varrón constituye no sólo
argumenta con numerosos ejemplos el punto de partida de Tertuliano sino
y detalles tomados de la historiogra- también el principio de estructuración
fía, de la poesía y de la filosofía, lo que de este libro, pues Tertuliano expone
pone de manifiesto el acabado conoci- el sistema de Varrón y, de acuerdo a
miento y dominio de Tertuliano sobre él, procede sistemáticamente, punto
tradición literaria romana, pero él no por punto. Tertuliano se vale aquí de
construye sobre esta tradición sino que la clasificación de Varrón (tria genera
rompe con ella. El tono de este libro theologiae), que distingue los dioses de
ya no es defensivo sino decididamente los filósofos, genus phisicum, los dio-
agresivo, pues de la sutil designación ses de los poetas, genus myticum y los
del destinatario como ignorante en el dioses de las naciones, genus gentile, e
libro primero pasa a una denomina- introduce en relación con este tercer
ción ofensiva directa al llamarlos mise- género de dioses, que corresponde a la
randae nationes. También en este caso teología civil, la imagen de la adopción,
las primeras palabras anuncian el tema pues se trata de los dioses que las dife-
del libro, los dioses de los destinatarios rentes naciones han elegido y adoptado
romanos y la cuestión de la verdad y para practicar su culto (2,1,10). La ar-
falsedad. Sin embargo, el objetivo de gumentación de Tertuliano construye

54 Cecilia Ames / La Apología y el Diálogo en los primeros apologistas latinos...


el sistema religioso romano como una mentación filosófica, que es el punto de
suma interminable de religiones loca- partida de Tertuliano, pues él anuncia
les, de modo que la religión romana al principio del libro que va a criticar
no es otra cosa que un complejo con- el error (2,1,2), no es el único objetivo
glomerado de divinidades descono- del libro. El destinatario de la obra que
cidas por los mismos ciudadanos del Tertuliano tiene en mente lo lleva a in-
imperio. corporar otros elementos más allá de la
La segunda parte del libro segundo discusión filosófica sobre la naturaleza
abarca los capítulos 9 al 17 y se refiere de los dioses, de allí sus referencias a
a los dioses nacionales romanos que las prácticas religiosas, especialmen-
serían hombres divinizados o inven- te de la ciudad de Roma y su original
ciones o personificaciones. En esto recepción de Varrón. La elección de
sigue a los apologistas griegos, que ya Varrón no es casual, esta obra poco
se habían referido a los dioses como dice sobre las diferentes religiones del
hombres divinizados, pero Tertuliano imperio. Varrón, que desde el punto
utiliza autores clásicos y en su mayo- de vista filosófico admite que el cul-
ría romanos, entre ellos Varrón, Cas- to y el aparato divino es contingente,
sio Hemina, Cornelio Nepote, Tácito, como ciudadano romano se ve llamado
Didodoro Sículo y Plinio el viejo. De a defender un sistema religioso legiti-
alli deduce Tertuliano que no son los mado por la antigüedad y la tradición
dioses los que han hecho grande al de los propios antepasados. Esto es lo
estado romano y, por lo tanto, que la que ataca Tertuliano y está claramen-
caída del mismo tampoco puede ser te expresado al comienzo del segundo
una consecuencia del abandono de su libro (2,1,7), donde aborda la crítica a
culto, contestando de este modo a las todas las prácticas basadas en el argu-
acusaciones contra los cristianos. En mento de la tradicionalidad. De allí en
esta segunda parte del libro segundo adelante la confrontación con Varrón
Tertuliano continúa la polémica con funciona como principio estructurante
la religión romana y especialmente de todo el libro.
con el sistema de Varrón, pero en otra Tertuliano comienza dirigiéndose
dimensión (Rüpke 2005). El objeto de a las miserandae nationes, pero pau-
confrontación de Tertuliano no es ya latinamente concentra su crítica y su
la tripartición varroniana, ni la teolo- ataque en el pueblo dominante, cuya
gía civil, sino Roma misma, la ciudad sede es Roma. El contexto domina-
dominante que se legitima como tal ción-religiosidad hace que Roma sea
a través de esta teología y difunde el la que expande y legitima la religión
absurdo. Aquí aparece la dimensión romana. De allí que su crítica se dirige
política de la teología y su relación con sobre todo a las prácticas religiosas de
un sistema de dominación. la ciudad de Roma, información que
De esta mirada al contenido del li- toma de Varrón. Aunque todos los
bro segundo resulta claro que la argu- dioses son objeto de crítica, se ensaña

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especialmente con los dioses de los ro- con un ataque mesurado a la religión
manos, que son su propia imagen, y los romana, tal como puede realizarla un
ridiculiza al extremo. Estas considera- ciudadano romano culto en una discu-
ciones sobre las divinidades romanas le sión filosófica entre pares. Más allá de
permiten a Tertuliano atacar la idea de la forma dialogal, en lo que respecta a
que la superioridad romana se base en los préstamos y referencias a autores
la religiosidad utilizando el argumen- clásicos, ellos son numerosísimos y to-
to de la absurdidad y ridiculez de los dos los investigadores acuerdan en la
dioses romanos y del fracaso probado capacidad de Minucio para componer
de los dioses importados. ¶ y ensamblar frases, expresiones y figu-
ras tomadas de otros autores, haciendo
Conclusión de esta obra un equilibrado mosaico
de ideas, escenas y detalles tomados
a lectura de ambas obras nos lleva de todos lados. Si bien este modo de

L a una primera observación con


respecto al género literario y a
coincidir con la afirmación de Timpe
proceder era común en la antigüedad,
pues la imitación de los grandes au-
tores constituye una característica de
(2001), que la apología en sí misma los usos retóricos, lo más habitual era
no constituye un género literario sino citar la procedencia de los textos, cosa
que los padres apologistas se sirven de que no hace Minucio. Con respecto
formas diferentes, cartas, discursos, a los préstamos, citas o referencias a
diálogo, pedido oficial o tratado filo- las Sagradas Escrituras, están comple-
sófico. De este modo, podemos hablar tamente ausentes; usa algunos auto-
con precisión del género diálogo en el res cristianos, como Tertuliano, pero
Octavio y de un discurso de carácter tampoco los cita. Sin duda esto está
apologético en el Ad nationes, así como también ligado a la elección estraté-
en el Apologeticum. Minucio Félix, al gica del autor, pues produce el efecto
elegir el diálogo filosófico, se enrola de una profunda compenetración de
en una tradición y escribe una obra forma y contenido, lo que nos lleva a
tomando como modelo a Cicerón. la relación entre el género selecciona-
También tomará muchos préstamos de do y el público al que se dirige: si su
Tertuliano y utilizará sus argumentos y propósito es acercar el cristianismo a
ejemplos, pero el resultado es una obra la elite romana culta y distinguida de-
totalmente diferente a la de Tertuliano. bía hacerlo por medio de un lenguaje
Esto está facilitado por el género elegi- y estilo que les fuera familiar. Es no-
do, pues el diálogo le permite tomar los table el esfuerzo por mostrar un cris-
elementos combativos y ponerlos en tianismo refinado y culto, alejado de
boca de los interlocutores como mo- aquel movimiento de extracción social
mentos de la argumentación, no de la baja que se reúne misteriosamente de
denuncia, ataque o descrédito, articu- noche y es frecuentado por mujeres.
lando así una defensa del cristianismo De este modo Minucio Félix, al elegir

56 Cecilia Ames / La Apología y el Diálogo en los primeros apologistas latinos...


el género, también elige un marco de cristianismo no es una postura filosó-
recepción. Entendido como estrategia, fica, sino que se basa en una verdad
el género literario también está ligado a revelada. Por eso su discurso se dirige
la construcción de la competencia para no sólo al público romano culto, al que
erigirse como enunciador autorizado y también califica de ignorante, sino a
válido, como un cristiano culto, de allí todos, al mundo.
la importancia de conocer y dominar la Tertuliano y Minucio Felix son dos
tradición literaria romana, pues esto lo profundos conocedores de la tradición
posiciona ante la elite intelectual sobre clásica, pero cada uno la adoptará y la
la que quiere influir. resignificará de un modo diferente, y
En el caso de Tertuliano, la ausen- el modo de apropiación de cada uno
cia de ataduras a un género literario está marcada por las intenciones, el
tradicionalmente pautado y determi- destinatario y el marco de recepción.
nado le permite escribir un discurso o Ambos autores argumentan con nu-
alegato de carácter apologético dirigi- merosos ejemplos y detalles sobre re-
do al mundo, emprendiendo un ataque ligión e historia de Roma tomados de
decido y agudo a la religión de Roma, la historiografía, la poesía y la filosofía,
desacreditándola y mofándose de sus lo que pone de manifiesto el acabado
dioses y tradiciones. Sin duda, la forma conocimiento y dominio sobre la tra-
discursiva le da una amplia gama de dición literaria romana; pero mientras
posibilidades, pues no se trata de un Minucio Félix la rescata y toma como
formato fijo, y le posibilita emprender modelo, Tertuliano rompe con ella de
su ataque y defensa en clara ruptura un modo definitivo y no se basa en
con la tradición clásica. Su referen- modelos clásicos. Sin duda, Minucio
cia a Varrón no será para tomarlo de también emprenderá su crítica a la re-
modelo, ni para acercar esta postura a ligión romana y a las contradicciones
sus destinatarios, sino para responder de ciertas prácticas tradicionales, pero
punto por punto a la única elabora- lo hará de la mano del escepticismo
ción sistemática de la religión romana. académico o del estoicismo, apoyándo-
Pero la argumentación filosófica no es se en la filosofía. De allí que el género
el único objetivo del libro. El destina- seleccionado sea precisamente el del
tario amplio de la obra que Tertuliano diálogo filosófico. Minucio se dirige a
tiene en mente lo lleva a incorporar un romano culto y construye el cristia-
otros elementos más allá de la discu- nismo basándose en la tradición clási-
sión filosófica sobre la naturaleza de los ca, pues siguiendo el modelo de Cice-
dioses, de allí sus referencias a las prác- rón hace una formulación filosófica de
ticas religiosas de la ciudad de Roma, la nueva religión. Tertuliano se dirige
su original recepción y su disputa con también a un destinatario romano cul-
Varrón como proyecto de legitimar las to, pero le propone una ruptura con
prácticas religiosas romanas fuera de una tradición llena de contradicciones,
Roma. Finalmente, queda claro que el pues a favor del cristianismo pueden

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usarse muchas argumentaciones filo- les falta universalidad. Tertuliano ar-
sóficas, pero es claro que para Tertulia- gumenta con las estructuras vacías
no el cristianismo no es una doctrina que constituyen las religiones en el
filosófíca sino una verdad revelada. imperio romano: provincia, civitas,
Con respecto a la religión del im- municipium8. Pero no se generan nue-
perio con la que se enfrentan, en am- vas categorías, de allí que Tertuliano, al
bos autores las referencias y los datos intentar imponer el cristianismo, hace
concretos sobre la religión romana es- de él una nueva religión romana, mien-
tán tomados de la tradición literaria, tras Minucio Félix hace de él una nueva
se trata siempre de casos y ejemplos filosofía. Esto determinó la elección del
estandarizados que provienen de la género y la modalidad de la recepción
filosofía, la historiografía, la poesía y de los autores clásicos. ¶¶
los manuales de retórica. La selección
de información responde sin duda a
la intención apologética cristiana y se Ediciones
toman aquellos ejemplos que muestren
lo contradictorio, inhumano o ridícu- BEAUJEU, J. (1964). Minucius Felix, Octavius.
lo de las prácticas religiosas romanas, París: Les Belles Lettres.
de modo que resultan funcionales a la BECKER, C. (1954). Tertullians Apologeticum:
argumentación filosófica. Pero aquí Werden und Leistung. München: Kösel.
se abre nuevamente la brecha entre HEIDENTHALLER, M. (1942). Tertullians
nuestros dos autores, pues este no es zweites Buch Ad Nationes und De Testimo-
el único objetivo de Tertuliano, él de- nio Animae. Studien zur Geschichte und
Kultur des Altertums XXIII.
muestra tener además, una conciencia
clara de la estructura de dominio del HOPPE, H. (1939). Quinti Septimi Florentis
Tertulliani Apologeticum. Vindobonae-
imperio romano, del rol de la ciudad
Lipsiae. CSEL 69.
de Roma y de su propio lugar como
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provincial. El contexto dominación- Bibliotheca Teubneriana. Leipzig (1992).
religiosidad hace que Roma sea la que
REIFFERSCHEID, A. y WISSOWA, G. (1890).
expande y legitime la religión romana. Ad Nationes. CSEL 20; 59-133.
Las consideraciones sobre las divinida-
des romanas ridiculizadas al extremo
le permiten a Tertuliano atacar la idea
de que la superioridad romana se base
8 La compleja relación entre religiones lo-
en la religiosidad. De este modo Tertu- cales y religión imperial es lo que en todo
liano, desde su situación de provincial, momento está en el fondo, de allí su dispu-
aborda el tema del dominio romano, ta con Varrón como proyecto de legitimar
y en ese marco analiza y ridiculiza sus las prácticas religiosas romanas fuera de
Roma. Tertuliano argumenta basándose en
prácticas religiosas y muestra que los el lugar, las categorías romanas de religión
dioses romanos no pueden afrontar el local, religión provincial, religión imperial
desafío que significa el imperio, pues están presentes y en su crítica basa su pro-
puesta de religión universal.

58 Cecilia Ames / La Apología y el Diálogo en los primeros apologistas latinos...


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Recibido: 21/03/2008
Evaluado: 27/04/2008
Aceptado: 06/05/2008

60 Cecilia Ames / La Apología y el Diálogo en los primeros apologistas latinos...

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