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Ing.

Juan Francisco Portilla Alvarado


Perito Judicial de Seguridad y Minería

PROPAGACIÓN DEL FUEGO - RECOMENDACIONES DE SEGURIDAD

Cuando se produce un fuego en un edificio uno de los aspectos más importantes que debemos intentar controlar
es la propagación del fuego. Evitar que el incendio se propague a otras habitaciones e incluso a otras casas puede
marcar la diferencia entre un pequeño fuego y un gran incendio.

En un edificio residencial el fuego puede avanzar rápidamente gracias a la gran cantidad de combustibles que
puede encontrar. Las cortinas, muebles, revestimientos de paredes son muy buenos combustibles. Este tipo de
construcciones no suelen estar acondicionadas para aislar los incendios y estos pueden propagarse fácilmente a
través de las puertas de madera o de las paredes sin aislamiento.

Las distintas formas en las que un incendio puede propagarse en un edificio son las siguientes:

Propagación vertical del fuego: que el calor sube hacia arriba es algo que todos conocemos, esto hace que los
pisos que se encuentran justamente encima del foco del incendio son los más propensos a sufrir la propagación del
fuego. Los huecos de escaleras o de los ascensores, los conductos de ventilación y las puertas de madera permiten que
el fuego se propague con facilidad provocando un efecto chimenea en estos conductos.

El fuego también se propaga de forma horizontal. El principal motivo es la falta de puertas cortafuegos o la mala
colocación de estas. La instalación de estos elementos de seguridad puede evitar la propagación horizontal del fuego.
La falta de muros cortafuegos es otro de los principales motivos que permiten la propagación del fuego. La
propagación horizontal del fuego se suele producir con suma facilidad gracias a las alfombras, cortinas, revestimientos
y muebles que actúan como combustibles.

El fuego, sin duda, es el elemento más peligroso de un incendio, aunque no es el único. El humo es otro de los
factores de riesgo en un incendio ya que limita visibilidad y puede causar asfixia. El humo que se produce en un
incendio en un edificio suele ser un humo tóxico ya que se forma de la combustión de los materiales aislantes,
plásticos, pinturas…

En un incendio en un edificio se alcanzan temperaturas extremadamente elevadas que pueden llegar a romper
los cristales de las ventanas facilitando así la entrada de oxígeno al incendio y provocando una combustión súbita o
flashover.

Si un edificio cumple con la normativa actual anti incendios los riesgos de propagación del fuego se reducen
considerablemente. Las medidas que se pueden adoptar para evitar la propagación son tanto estructurales como
constructivas.

Los elementos estructurales pueden agruparse en:

- Estructura: se trata de los materiales que forman la estructura resistente del edificio.

- Separadores: aíslan las diferentes estancias del edificio impidiendo así la propagación del fuego.

- Estructurales – Separadores: cumplen ambas funciones.

Los elementos constructivos del edificio y su comportamiento en un incendio son de vital importancia ya que
dependiendo de los materiales utilizados se comportaran de una u otra forma. Los materiales, cuando son sometidos
a las elevadas temperaturas que se producen en un incendio, sufren deformaciones producidas por el calor y pueden
llegar a perder resistencia haciendo que el edificio se derrumbe. Los principales materiales con los que se construyen
los edificios son el acero y el hormigón. Cada uno de estos materiales se comporta de forma diferente cuando se ve
sometido a temperaturas extremas. El acero se dilata, pierde resistencia y cede mientras que el hormigón pierde la
humedad y se contrae y agrieta.

El comportamiento de los materiales de construcción frente al fuego es uno de los principales factores que
determinara la iniciación y propagación del fuego.

En estos ensayos se mide la reacción al fuego de los distintos materiales y se tienen en cuenta factores como la
inflamabilidad, la combustibilidad o la velocidad de combustión.

La resistencia al fuego es la capacidad de un material de contener el fuego manteniendo su estabilidad


estructural, el aislamiento térmico y la resistencia al paso de las llamas.

La resistencia al fuego de los materiales de un edificio de viviendas debe ser como mínimo de 180 minutos y
debería soportar la completa combustión del contenido combustible.

Como hemos comentado la propagación del fuego depende de los materiales constructivos y estructurales del
edificio. La instalación de separadores de espacios, puertas cortafuegos y la utilización de materiales aislantes
ignífugos es muy importante para evitar o por lo menos retrasar la propagación del fuego.

Evitar la propagación del fuego, el humo y los gases tóxicos puede significar una gran diferencia en daños
materiales y personales y entre un pequeño fuego o un gran incendio.

Si el fuego se aísla en la misma habitación en la que se ha producido podrá ser apagado fácilmente por los
bomberos evitando así que se propague al resto del edificio.

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