BIBLIOTECA DE ESTI,DIOS BIBLICOS MINOR I,ARRYW.

HURTADO
11

Colección d igida por

Santiago Guijarro Oporto

¿CÓMO LLEGÓ JESÚS

A SER DIOS?
Cuestiones históricas
sobre la primitiva devoción a Jesús

¡orcroNps sÍcuuus
SALAMANCA
2013
 CONTENIDO

1. ¿CóMo Es posrBLE euE JEsús LLEGARA A sER

Dlos: Pr A\fi av
\fos soBRE LA DE\o(to\
AJt\r'stNFt ( RlsTlANtsvo PRIM|TI\o ,.. 25
L EI culto a Jesús como desarrollo evoluri\o 21
2. El culto a Jesús como un «culto»judio al
Mesiasyalosmartires 38
Cubierta diseñada por Christia¡ Huso Marti.
l. tl culto a Jesús como deducc¡ón teológica 40
O Tradujo Francisco J Molina de la Toúe sobre el origiúal inelés 4. tlculto a Jesús vislo con un enfoque má.
Eor an Ear¡h Did JesÁ B?(om? a Gat Hilt¿tiol Aest¡ohs adecuado.................... 46
aboú Ea íen Dewtioa ta Jetus 5. Conclusión ......---..... 53
O Wm. B. Eerdm¡ns Publishine Co.2005
2140 O¿k lndufrialDrive. N.E. 2. LA Dr\oi ró\ A JF\r s rA PI DAD \r'o\o-
'
Gran¡l R¿lids MI49505 TEisrA DEL JUDAisMo DEL SEcuNDo TEMpLo 57
q Edicio¡cs Sísueme S.A.U..20ll
¡ . uircr¡ Te ooo. 2:1 2_ . li r_00- \il" _dn.¿ / I \¡r 'd
1. Importancia de las cuestiones c¡onológicas 59
Tlt (+34) 923 218 203 Far:(+34)921210 563 2. Demografia ............-................................. 69
ediciones@sigüeúees 3. El monoteismo en el Nuevo Testamento ... 76
4. JesúsyDios ............................................. 82
a) Agentes principales del Dios uno ......... 84
ISBN:97E 84 301 l82l 2
Depósiro legal:S 12013 b) La devoción a Jesús como monoteismo
Im!¡esó e¡ Esp¿ña/ U¡ión Europea «binitario» ........................................-.. 86
Impdme, Grán.¡s varo¡¿ S.A. 5. Evolución doctrinal posterior .................. 97
3. VrvlR y MoRrR poR JESúS. CoNSEcuENcrAs PREFACIO
SOCIALES Y POLiTICAS DE I-A DF,!'OCIóN A JE.
Sts LN LL LR15llANlsMO PRlJ\llrl\O ........ 101
l. Flenlorno religioso romano .... ......... 104
2. Reldcionei ldmiliare! 108
a) Cnstidno\ casado\ con no cri\lianos ... l2
bl I .cld\os cnsliano\ 116
1. Relacionei iociales rá\ ertten\a5 ,, ..,...... t2t
4. Reper(usionei poliric 138
El presente volumen recoge el texto revisado de
s. Conclu:ión 145
tres intervenciones que pronuncié para inaugurar
E?ílogo 149 el ciclo de conlerencias Deichmann en la unirer"i-
dad Ben Gu¡ion del Négueb (Beerceba, lsrael), en
malzo de 20041.
Indie de , ita. biblkd' )' litente! a ¡iqLta:.......... t53
Estas charlas fi¡eron escritas originalmente pa-
ra un público compuesto sobre todo por personas
intercsadas en el tema, pero tal vez poco familiari-
zadas con los textos cristianos primitivos, o con los
pla¡teamientos y conclusiones de los exegetas que
los estudian. Mi auditorio en Bee¡seba lo formaban
is¡aelies: alumnos de la u[iversidad Ben Gurion y
miembros de la comunidad judia en general. Al
publicarlas ahora, he procurado mejorar el estilo,
aclarar el conteniJo ) ampliar algunos lcmas. a.i
como añadir notas para quienes deseen profundi-
zar. Conlio en que numercsos lectores encontrarán
estos capitulos asequibles y reveladores.

I El ciclo anual de conlcrncias de la nniversidad Be¡ curon

lorú¿ p¿rte de un p¡oerama sob¡e lileratu¡ajudia y crisliana de l¡
época helenistica y roúa¡a. Talprcy{lo. qle debe mucho a la ini-
ciativa de Heinz-Horr Deichma¡r, dede po¡ ob.jelo prcmoler cl s-
ludio del Nuelo Test¡ñe¡to en Isráel coño u¡ aspecio iñpora¡te
para el conociniento de 1¿ relieiónjudia e¡ la época ¡ooana.
 La lista de agradecimietos ha de comenzar por
Zipporah Talshir, Cana Wemer y Dalia Amara, que
se ocuparon de no pocos asuntos prácticos. Doy las
gracias a mi amigo Roland Deines, un gran exegeta
del Nlrevo Testamento, con quien durante aquellos
dias visité diversos yacimientos en el Néguev, en Je-
rusalén 1 enCalilea. 1 conrersésobrecue"tionesar-
queológicas rclevantes para el judaísmo del Segun-
do Templo y €l c stiatismo p¡imitivo.
Meses después, olreci una versió¡ del capítulo I
en una charla en la universidad de Lund, dicté los
capítulos I y 2 en las conferencias Broady de Esto-
colmo, y el capítulo 3 en una de las charlas del «dia
exegético» en la conve¡ció¡l anual de la Sociedad
Fxegética de Upp"ala. Agrade,,co a K¿r¡ S) reni que
organizase el itinerario, y doy las gracias a Thomas
Kazen, de Estocolmo, y Bengt Holmberg, de Lund,
los cuales se encargaron de los prcparativos en sus
reslrectivas ciudades, y a todos los colegas escandi-
navos por su calurosa acogida.
Igualmente presenté los tres capítulos en las
conferencias Paddock del Semina o Teológico Ge-
neral de Nueva York e¡ octubre de 2004. El doctor
John Koenig me propuso para ello, y también doy
las gracias a sus colegas por elegirme como confe-
renciante de ese ciclo. así como al doctor Robe¡t
MulLn. en parliculat. por supervi\ar l¡ orgdniT¿-
ción y por hacer que mi visita fuese agradable y en-
rretenida. Es un honor h¿ber.ido in\itado a unir.
me al ilustre elenco de conferenciantes de este ciclo-
el cual incluye a William Temple y J. N. D. Kelly.
Y estoy encantado del interés que despertaron las
conferenc;a\. a iuzgar por las cilra" de asi.lentes )
los animados debates que tuvieron lugar después
de cada una de ellas.
Todos los estudios rccogidos en este libro testi-
monian la enorme deuda que tengo con numetosos
investigadores del pasado y del presente, tanto con
aquellos con los que discrepo como con ¿quellos
con cuyas ideas si¡tonizo más Las abundantes no-
tas a pie de página reflejan mi deuda y mi gratitud,
aunque estoy seguo de que estas son mucho mayo-
res de lo que puedo marifestar.
Para conclui¡ dedico este libro ami amigo Alan
Segal, quien ha puesto todo su empeño en def¡nder
y demostrar que el Nuevo Testamento constituye
un importante conjunto de fuerites para el estudio
histórico de la tradición judia del Segundo Tem-
plo, Io cual es también un objetivo fundamental del
programa Deichmann.
 INTRODUCCION

E1 titulo de este libro, ¿Cómo llegó Jesús a ser

D¡¿.r?, es deliberadamente provocadorr . Su buscada
ambigüedad sugierc los dos grandes temas que se
desarrollarán a lo largo de estas páginas.
Por una paÍg el título expresa el asombro ante
el hecho de qug dentro del movimieflto religioso
dedicado a él que se convirtió con el tiempo eIr 1r>
que llamamos «cristianisÍro», Jesús de Nazarct em-
pezase a ser venerado muy pronto y en los términos
más excelsos ¿Cómo lue posible que se llegara a
lratar a Jesús como un ser di!ino: Esta re\erencia
por Jesús incluia afirmaciotres solemnes sobre su
importancia, asi como un patrón de prácticas de-
vocionales en las que él ocupaba un puesto central
y que equivalían a considerarlo diüno. En el entor-
no religioso de la época romana en que vivian las
primeras iglesia§, ¡al de\oción a Jesús suponia en
efecto tratarlo como a un dios. Estaes la premisa de

I En inglés esta pEgunt¿ es m^s e¡láric : gat o" Eaúh D¡.| k-

flr a¿.o,r¿ ¿ C¿d¡, literalmenle «¿Cómo en la ticra Jsús e co¡li¡üó
r un dios'. Para refiejar s! intcnsidad en castellano. habria que re
curir a la c¡prcsión. mu, larga para u¡ titulo, «¿Cóño es posible que
Jesns legara a ser Dios?», o a olras demasiado coloquialei delti!o:
(¿Cómo dcmonios llcgó Jesús a s Dios?» tN. delT.l
14 t trarlútti¿h
los capítulos siguientes, rcflejo delesfuerzo queven
go realizando para estudiar desde el punto de vista
histórico esta entusiasta devoción a Jesús.
Ello me lleva al segundo aspecto de nuestro am-
bt9lto titnlot ¿Cómo llegó Jesús a ser Dios?, es deci.
¿cómo, en términos históricos, llegó Jesús a gozar
de tal condición entre los primeros cristianos? Por
supuesto, de acuerdo con la fe cristiana tradicional.
Jesús de Nazaret es la encanación personal y hu-
mana de la segunda persona de la Trinidad, y senci-
llamente em divino «antes de todos los siglos» (se-
gún la fórmula de los antiguos credos cristianos).
Sin embargo, independientemente de la validez de
esta tradicional idea cristiana. el interrogante his-
tó co sigue vigente: ¿Cómo los p meros cristianos
acabaron por percibir a Jesús como un ser divino y
por venerarlo como tal? Se trata de la cuestión clave
que conflgura la reflexión de este libro.
No me interesa aqui consid,etur la, legitimidad de
la devoción a Jesús. Es esta una cuestión rcligiosa
válida, pero más adecuada para un estudio de apo-
logética o un manual de teologia. Tampoco me voy a
centrar en exploral el sentido de la devoción a Jesús
para el pensamiento y la pÉxis cristianos actuales.
Este tema también seria apropiado pam un trata-
do teológico o, quizás- para un estudio destinado a
promover la rcflexión y la piedad cristian¿s. La apo-
lo€¡elrca. l,r refleuon reológica. ) ld conñgurdctón )
promocion de la pieddd crislidnu ron. en principio.
esfuerzos plenamente legitimos Pero uo es nucstro
objetivo dedicamos aquí ¿ ello.
lñúot¡üttión 15
Aotes bien, este lib¡o constituye un ensayo que
pretende desc bir y comprc]irder en tétminos histó-
ricos y camo un fenómeno históico la d,evoción a !e-
sús que (según veremos) caracterizó al cristianismo
desde un momento (quizá sorprendentemeote) muy
temprano. Llevd a cabo este tipo de planteamien-
to histórico no rigniñca o no e\ige necesaflamenre
desdeñar las cuestiones relativas a la validez y al
sentido que aún tiene Ia devoción a Jesús. oi tam-
poco menospreciar cualqüer respuesta pafiicul¿r
a estas cuestiones. Por ejemplo, es posible tratar la
devoción a Jesús como un fenómeno histórico sin
n€gar que también puede rcp¡esentat una respuesta
a la revelación de Dios. En cualquier caso, al mar-
gen de las respuestas a las cuestiones religiosas y
teológicas, creo en lavalidez y la utilidad del tipo de
a[álisis histó co que ofrezco aquí.
A lo largo de Ios úkimos ve¡nticinco años, mas
o menos, he dedicado muchas energÍas a esta in-
vestigación histórica. En diversas publicaciones -la
más teciente, ur¡ grueso voh¡men, ,Seiiol "/es¿¿¿/¡J¡a
La deyoc¡ón a Jesús en el ctist¡anishlo prímítiNo he
compartido los frutos de dichos esfuerzosr. En el
pre"ente libro. mucho más breve. me inspiro en csa
obra y en aquellas publicaciones (así como en el
trabajo de un buen número de exegetas de antes y
2 L. W H\tta.\o. Lahl Jetrs Chtist: Detútia to Je!ú k Ea ¡?sr
C/,/¡¡iarrr. G¡andRapids - Cambridse 200u (letsión casr.: ,t¿,1¿r J¿-
,¡tú L,,1^o,tu"a ba.er-l b otu h. p.Di,i,,s¿t¡ñzr\¿
'008, I .r'e r- Nblcdcione. r.r(noF1 c. .ioero e,pe,.¿ti.rrp
impo Onc God, One l¡tu|: Eatlr Chtistk Detation and A cial
Mo othei .Min\eapolis 1998 - London 22003.
tett¡lh ^nte
de ahora). Escribo estas páginas en particular, pero
I1o exclusivamente. para aquellos que consideran
interesante el tema y querrian disponer de una pre-
)enraciÚn con(i5a de algunas de las cuesrione\ má\
importantes al respecto.
Sin duda alguna, la primitiva devoción c¡istiana
a Jesús es un fenómeno que llama la atención, pues
es admirable en distintos sentidos. En p met lugar,
por supuesto, esta gran veneración por Jesús e¡ los
p¡imefos circulos cristianos contrasta enormemen-
tecon el tratamiento negativo que recibió por parle
de otros durante su vida y después de su muerte.
Al principio, Jesús fue probablemeflte seguidor de
aquel ardiente profeta contemporáneo suyo que
exhortaba al pueblo al arrepentimiento y que era
conocido como Juan «el Bautista». Sin embargo,
tms el arresto y ejecución de éste a manos de Herc-
des Antipas (el dirigente de Galilea respaldado por
Roma). Jesús descolló como una 6gura cuasipro-
fética por derecho propior. Enseguida se convirtió
en un hombre controvertido y polémico para mu-
chos -tal vez la mayoría de aquellos que tuvie¡o¡
la oportunidad de conocerlo ) lo tomaron en serio;
y sigue siéndolo hoy en día.
3. Este Jua¡ (el«B¡uústDr lue lo sxficienlenentc dsslacado e¡
la .rudca rora¡a de coúie¡zós del siglo I como para ser in.luido
en los evaieelios (por qenplo. cl la ejecución de Jnan rclalada por
Marcos en Mc 6, 14-29) y por el hñoriadorjudio dc la antigüed¿d
Joselo(,.1,,. 18. ll6-ll9),aunqrcnosiemprcsclcp¡eslalasuñcie¡te
alención eD los erudios acadéni@s ¡¡odú¡os sobre el ninisGrio
de Jesús Para la información básica. ci. P W HoUe¡bach. J¿r, ,r?
A¿p,irr, en D. N. Freedman (ed.). An hot B¡ble D¡ctia ary |ABDI lll.
NeN York 1992.88r-899.
Según todo parece indicat duralte su vida Je-
sús se dio a conocer al menos en algunas partes de
la Judea romana al proclamar la llepuda inminente
del «rcino» de Dios. A juzgar por muchos de los di-
ohos atribuidos a Jesús en los evangelios del Nuevo
Testamento, la venida del reino de Dios supondria
un auténtico «cambio de régimen» (por emplear
una expresión tipica del discurso geopoliiico ac-
tual) y representaría valores y designios claramente
distintos de los que predominaban en las estructu-
ras religiosas y sociales de su época4.
Además de proclamar e instruir sobre el reino
de Dios, Jesús parece haberse implicado en activi-
dades que provocaron que se le prestara c¿da vez
má\ alención. pero que estabaD destinadas princi-
palmente ¿ mostrar, en cierta medida, el poder y
los propósitos del reino divino que anunciaba. Esas
otras acciones incluian el conrocar en lorno a ci
a un Brupo de seguidores. la labor de mae\tro ili-
nerante y la adopción de posturas controvefiidas
frente a algunas cuestiones de praxis religiosa. Tan-
to sus seguidores como sus advelsa os observaron
que Jesús era capaz de realizar sanaciones milagro-
4 El inlerés conlemporáneo en la ilNesligació¡ hlsló¡ica sobrc
lc\.. c.dr¡',o rl,r'ul.l.ee ru'i-,1de D'bl(.crun.. re.rcn.¡
qne se ocupan del teúa. P¡ra o¡¡ prese¡t¡ció¡ de Jcsús lcgiblc y
sólidamenle basada. ct S. McKnight.,.l ¡r',
¡,irú"/¡r /r¿r.l 7lt¿
T!.hn¡gs 4 I¿i6 jt
Ndtí.n¿l C,¡&,\/, Gnnd R¿piü 1999. Para
una reflexión critica sobE algun¡s tendencins de lá ex¿gesis actu¡l.
ct D. C. Allison,./esrr./ r\2.u¿1h: Míllc ar¡an Praph¿t.Minne¿
polis 1998. Aú¡ nás ¡{ientc cs cl monumental esndio de J. D. G
Dnnn, Je\us Re'tehtberc¿, <itand R-1pids 20011(versió¡ caf.: ./¡5úr
n.,¡lalo, Estella 2009).
 1E tnttudttc¡óh
sas y ot¡os hechos que ponían de maniliesto un po-
der sobrenaturalj.
E¡ vista de ia cercanía del reino de Dios y de los
cambios radicales que esto conlle\¡aba, pareoe que
Jesús instó a sus oyentes a teformar consecueúte-
mente sus actitudes y su conducta, y ello demaúera
urgente: «EI plazo se ha cumplido y se acerca el rei-
no de Dios; convertios ycreed en el evangelio» (Mc
1, 15). Debían vivir su vida en el «ahora» con l¿
vista vuelta hacia la l'utura (pero inminente) mani-
festación ple¡a del señorío de Dios.lacual también
debia configurar su conducta.
No es esre el lugar para ol'recer una exposición
más amplia del mensaje y de las metas de Jesús, y
tampoco es necesario hacer tal cosa. Para los fines
de este libro, la principal cuestión que ha de tenerse
en cuenta es que las actividades de Jesús sin duda
provoca(on respuestas que variaban desde el segui-
miento frel hasta la oposicióü letal, y que estas re-
accione5 que iuscilaba ru\ ieron mucha más impor-
tancia de 10 que en un principio se creia.
La oposición letal se manifestó en el aresto de
Jesús, en su denuncia por las autoidades del Tem-
plo de Jerusalén yen su brutal ejecución bajo la au-
toridad de Poncio Pilato, el prefecto romano de Ju-
dea. Dentro de los tipos de pena de muerte que los
romanos aplicaban,la crucilixión se reservaba para
5. Los exegehs han pÉfe.ido centrarse en ias ensñanzas deJesús,
elndiendo estudiar las ú¿dicioncs de sus a.1os oilas¡osos. Unade las
excctrciones acxElcs es G. H. Ttrrlf.lree, J¿§6 tt¿ E¡atus¡: .,1 (:añ¡ibu-
r¡o b lk Shldt.J lk Hntu¡.a1"7errr, Tübnrgen peabod,
Inltudt .kú lq
los individuos de baja clase social, especialmente
para aquellos considerados culpables de amenazar
el gobierno de Roma. El objetivo no consistia en
acabar sin más con la r ida tlel condenado, .rno cn
degradarlo y humillarlo públicamente. La crucili-
xión estaba desti¡ada a mostÉr a cuantos la pre-
senciaban (por eso se desarollaba como un espec-
táculo público) las consecuencias que acarreaba
alre\erse a de¡afiar la autoridad romdn¿'
Sin embargo, y con todo en contra, como debió
de haber pa.recido en aquel momento, en el caso de
Jesús lacrucifixión l1o tuvo el efecto deseado por sus
promotores. La forma de su ejecución ciertamente
indica que Jesús se había convertido en objeto de
una gÉve hostilidad. Pero su horripilante muertc
en absoluto supuso el fln de la polémica que había
encendido respecto al modo de interpretarlo a él y
a su mensaje. Por el co¡ltfatio, con sorprendente ve-
locidad, la controversia siguió crcciendo y sus dis-
cípulos empezaron a mostrar un grado de devoción
hacia él mucho más sorprendente. A los pocos días
o quizá semaDas de su cnrcifixión, los discípulos de
Jesús comenzaron a difundir la asombrosa alirma-
ción de que Dios 1() habia resucitado de la muerte y
lo había colocado en la gloriacelestial como Mesías
y lo había constituido como instrxmento de reden-
cion. Ademá5 l loquee.aúnmá.llamari\o ,cs¿s
afi¡maciones vinieron acompañadas por cl desa-
I93
6. M.l7en9cl. Ctu.l|¡x¡oh in the Arci¿nr ttbrkl and th¿ Fa ! al
r¡¿ M¿sr¿s¿ o, ¡/,¿ C/oyr, Philadelphia 197?.
2A lhtu¿ú.(iti
rrollo de unas prácticas devocionales en las cuales
Jesús ocupaba una centralidad sin precedentes. Por
ejemplo, la invocación del nombre de Jesús forma-
ba parte del proceso de iniciación de lo' primero.
circulos de aquellos que se identifrcaban como se-
guidores suyosr. En resumen, muy poco después de
Ia ejecución de Jesús. sorprendentemente sur rgui-
dores empezaton a venerarlo a un nivel que excedía
con mucho el tipo de relación que habían mante-
üido con é1 durante su vida8. Como mostra¡é más
adelante (sobre todo en el capítulo 2), en los testi-
monio. mas ant iguos del mo\ imienlo cri5tidno que
han llegado hasta nosotros (unos textos esc tos
apenas veinte años después de la muerte de Jesús)
se advierte una devoción a Jesús en grado sumo,
como algo ya consolidado en ese momento entr-e
los grupos de seguidores esparcidos por ulra exten-
sa área geográfica.
Esta devoción a Jesús también resultó trascen-
dental para el c stianismo posterio¡ lo cual cons-
riluye otro poderoso mori\o pdr¿ prestar una cui-
dadosa atención a las cuestiones de cómo y cuándo
se desarrolló. De hecho, pienso que la intensa devo-
ción ¿ Jesirs que yavemos expresada en los testimo-
nios más antiguos del joven movimiento cristiano
exigió y en buena medida conflguro los decididos
1. L Haúñan.«lh.a the Nnnc ol tlu Lotul¡cs
¿r¿r4 Crr{¡, tsdi¡burgh 199?
8. L. W Hurl¿do, ,C,-¿r¿ r, ¡¡! Hk¡atid .l¿ t,¡ dñ.l Eal! Chtir
,i¡¡ D.prlr¡: Journal lor úe Srudl, oi the Histo¡ical Jcsls I (2003)
l3t-146
I|tuth..ión 2l
y, en ocasiones, complejos esfueüos rcalizados por
parte del cristianismo p mitivo con el fin de aÍi-
cular la doctrina acerca de Jesús y de Dios en los
siglos siguientes.
No es posible ocuparse en este libro de cada uno
de los textos y fenómenos implicados Voy a centrar-
mq pues, en algüros temas históricos fundamenta-
les, a cuya luz creo que será más lácil considerar el
significativo número de 1os que quedan pendientes.
Subrayo que me ocupo de asuntos y cuestiones his-
róricas. por lo que noespero niúgún posicionamien-
to en particular por parte de1 lector. El horizonte
cronológico se limita aprcximadamente al siglo I y a
coñie¡zos del siglo II, dedicatrdo especial atención
a los testimonios más antiguos y a las transforma-
ciones del siglo I.
Por supuesto, el mio ro es er absoluto el p mer
esfuerzo sedo por abordar estas importantes cues-
tiones históricas. A lo largo de las últimas décadas,
la investigación académica ha probado diferentes
enfoques. EÍ el capitulo 1 repaso criticañente dis-
tintos planteamientos históricos o entados a com-
prender la aparición de la de\oción a Jesúi: asimis-
mo, señalo los problemas de aquellos que encuentro
insatisfactorios y esbozo los ¡asgos úás destacados
del enfoque que deñendo. Me centro en las altema-
tivas de la exégesis actual y en sus reprcsentantes
más destacados. Este capítulo serviÍá a los lectores
y: Da?thh ¡b !h.
para situar mi reflexión dentrc del «mapa» del de-
bate académico actual. Lo más impofiante en este
capitulo primero es que la púmitiva devoción a Je-
22 ttntu/u.l.i¿n
sús constituyó un l¡nómeno notable que requiere
un serio esluerzo para interprctarlo desde el punto
de vista histórico.
En el capÍtulo 2 continúo con este tema, expo-
niendo los priücipales testimonios y factores que, a
mientender noc obligán d conremplar ld aparición
de la devoción aJesúscomo un ¿contecimiento que
inicialmente tuvo lugar er? ?1 .r?r¿ d¿ los círculos
de judios piadosos de la época del Segundo Tem-
plo. Es decir, en ese sentido, la devoción a Jesús
apareció históricamente como una innovación del
judaísmo de1 Seguldo Templo. También subrayo
en este capítulo que, en las cruciales primeras dé-
c¿das del joven movimiento cristiano, la condición
exaltada de Jesús se proponía sistcmáticamente en
relación con el Dios ul1o de la tradición bíblica. La
devoción a Jesús fue combinada colr una firme ac-
titud monoteista que promovía el desprecio de la
paÍicipación en el culto a las numerosas deidades
del entomo religioso romano. No obstante, en los
primeros grupos cristianos esta postura exclusi-
vista dejó un espacio a la vene¡ación de Jesús. En
cualquier caso, los primeros crcyentes no consen-
tían que se les acusara de ado¡ar a dos dioses. In-
sistían en que la condición exaltada de Jesús «a la
diestra de Dios» habia sido confirmada por el Dios
uno, y contemplaron esta veneración a Jesús como
una prueba de obediencia a la voluntad de Aquel
que había concedido a Jesús la gloria celestial, con
la intenció11 de que la creación entera lo aclamara
como Señor.
l ¡odul.¡óh 23
En el capítulo 3 reflexiono sobre algunas de las
repercusiones sociales y po¡íticas que la devoción
a Jesús tuvo para los primeros cristianos, particu-
larmente las consecue[cias negativas, los costes
sociales que acarreaba ser cristiano en el periodo
primitivo. Resulta razonable suponer que el grado
de repercusiones flegativas experimentado por los
cristianos variaba, y sin duda no todos los creyen-
tes se vieron sometidos a todos los tipos de expe-
riencias y tensiones que señalo en este capítulo. En
cualquier caso, rcsulta obvio que muchos cristia-
nos tuvieron que pagar costes sociales por su fe, los
cuale\ iban de5de el ridiculo hasla una oposic¡ón
más dolorosa por parte de sus farülias o de grupos
sociales más extensos. Y algunos cristianos descu-
b eron que su fe podía acarrearles problemas in-
cluso con Ias autoridades politicas (normalmente,
las de funbito local). Aun así, en un principio este
extremo resultó, al parecer, bastante infrecuentq si
bien a comienzos del siglo 1l la situación adquiriría
tintes más inquietantes, al menos para algunos di-
dgentes cristianos.
Para concluir. e.pelo haber sido claro en mic
planteamientos, justo con los exegetas con los que
dialogo y acertado a l¿ hora de rcflejar cuán e\-
lraordinaria e\ la primitira deroción a Jesús.
 212
,t 378a
f . /t") -2.t3 /
I

¿CÓMO ES POSIBLE QUE JESÚS

LLEGARA A SER DIOS?
PLANTEAMIENToS soBRE LA DEvoclÓN
A JLSÚS F\ tl ( RlSllANlsMo IrRlMlltvt)

En toúo al año 112 d.C., mientras se ia como

legado imperial extraordinar¡o en la provincia ro-
mana de Bitinia. Plinio el Joven esc bió una fas-
cinante carta al emperador Trajano. En ella infor-
maba de cómo trataba a quienes eÉÍ denunciados
como cristianos, y de lo que habia desq¡bierto acer_
ca de sus crcenclas y actividades
Entre la información que les sonsacó mediante
brufales interogatorios, frguraba que un elemento
destacado de sus asambleas era «cantar de forma
antifonal un himro a C sto como a un Dios»r.
EI te.timonio de Plinio sobre la le ¡ Ia praxis cris-
tian¿s primitivas rcsulta airn más notable por proce_

1. Pli¡io el Jo!e¡. Ep. l0- 96 Sobe es1e anlor. cf. M. P McHtr8h,

Pti"r rhe voukzet. en E fet?!\on led-), Enc!.lor¿d¡a ol EurU Chtie
r.,¡i,r I on¡on loo8.a.l8 I'inio n,'e. r. l.\e
rn ji'rc.ir.'ñecon ", Prueba
er dc., rol'o oe la r r nper h¡c; l''
er.cldcroo "'ol'¡n.'
c¡istianos. Tanbién es interes¿nle la rcspuera de T¡ajano u h carra dc
Plinior cl.I Srelenson Gd.).,.1 |iew EÁebia: Do.u»1¿ ¡s lllusttut^¿
althe ktút! al the Church ta,! a .1J7, Lo¡don 197'1, I l_ I5
2ó )Cótna lcp¿ J¿sri¡ ú \¿t Di.tl
der de un testigo abiertamente hostil. Para nuestros
flnes,lo fundamentai es que atestigua la centralidad
de la figura de Jesús en ]a primitiva piedad cristiana
y que refleja claramente el hecho de que en los pri-
meros grupos cristianos Jesús recibía el mismo tipo
de culto que se tibutaba a una deidad.
Además, Plinio asegura haber constatado que ni
bajo amenaza de rnuerte res ultaba posible persuadir
a los que eran verdaderamente cdstianos para que
venerasen a los dioses paganos, o la imagen del em,
perado¡ o para que maldijeran a Jesús. Asi pues, la
gente que tributaba talveneración a Jesús distinguía
claramente su orientación religiosa del entorno re-
ligioso de la época, y estaba dispuesta a pagar con
su vida tal actitud. Su negativa a adorar a los dioses
paganos recuerda la antigua p¡axis monoteista ju-
dia, de la que se derivaba la postura c¡isti¿na.
Por consiguiente, los cristianos a quienes Plinio
interrogó combinaban esta actitud negativa hacia
las numerosas deidades del mundo romano con una
singular disposición a considerar a Jesús como dig-
¡o de culto. Todo ello convierte su devoción a Jesús
en un fenómeno muy llamativo, pues no significaba
sin más su inclusión como una lueva ligura divi-
na en el ranado elenco de Llioses ) semidio\e. que
configuraban el panteón pagano. Por el contrario,
el culto descrito por Plinio equivalia a elevar a Je-
.ús. de modo sorprendenle ) .ingular. al mismo ni-
vel de veneración que los cristianos, por otra parte,
reservaban exclusivamente para e1 Dios uno de la
tradición bíblica.
D?tt(ii)n a Jesús en el.t¡stia isno Fi titro 27
Sin duda, la fe en que Jesús es, en ciedo modo,
divino y la consiguiente praxis de tratarlo como ob-
jeto legitimo de culto h¿n caracterizado ¿il cristia-
nismo a Io IarBo de lo. §iglos. Ahora bien. ¿cuán-
do aparecieron esta le y esta praxis devocional. y
cómo debemos entenderlas en términos l?r-rlól¡¿os?
Los exegetas han prcpuesto distintas rcspuestas pa-
ra estas cuestiones; yo mismo llevo años dedicado a
buscar rcspuestas y a apoyar las que considero más
convincentes. En este capitulo repasaré brevemen-
te algunos de los principales planteamientos de la
e\égesis conlemporánea en tomo a eslas cue\r ione\
e indicarg a grandes rasgos, por qué preflero la pos-
tura que adopto.
Las ideas que deflendo aquí reflejan y se basan
en el trabajo de otros estudiosos actuales. Con las
notas a pie de página he que do poner de manifies-
to que dependo de ñuchos exegetas que adoptan
enfoqueq más o menos simjlare: con los que coincr-
do. Asi pues. las ideas que soslenBo en eslas pigin¡¡
no se me deben atribuir solamente a mí.
L EL culTo A JEsús coMo DESARRoLLo EvoLUTrvo
La pdmera observación básica desde la que de-
bemo" pafiir e. que. en el conle¡to de loi e5crúpu-
los monoteístas deljudaismo antiguo (que los pli-
meros seguidorcs de Jesírs heredaron de la matriz
religiosa judia del movimiento cristiano), el culto
a Jesús constituye un fenómeno realmente extraor-
dinario. Asi pues, resulta del todo comprensible el
28 ¿(:¿no lesó J¿!ús a sü D¡os'l
que diversos estudiosos hayao visto esta devoción
a Jesús como algo concebible únicamente como un
desarollo evolutivo que, en cierto modo, estab¿
\inculado¡r la ndluralezacambranlcdel mo\imien-
to cdstiano a 10 largo del siglo L Los detalles va-
a¡ de un exegeta a otro, pero el denomi¡ador co-
mún de las propuestas evolutivas es la afrrmación
de que el culto a Jesús como ser divino no pudo
habe¡ fo¡mado parte de la pauta devocional que
caracterizó los est¡atos y ci¡culos más antiguos de
judeoc stianos. Para poder valorar tal idea, es pre-
ciso conocer el modelo fundamental del desarrollo
del cristianismo primitivo. Asi pues antes de con-
tinuat y pensando en quienes no estén familiariza-
dos con este tema, voy a ofrccer un esbozo.
Lo que se conünió en el -cristianismo" primi-
tivo surgió como un pequeño pero vigoroso grupo
mesiánico entrejudios de la Judea romana,, exten-
diéndose rápidamente más tarde a localidades de la
diáspora judia donde habia personas que no etan
judios («gentiles») entre aquellos captados/conver-
tidos (en un principio, tal vez, ent¡e aquellos genti-
les «tem€rosos de Dios» que se habian interesado
por la religión judía a partir de sus contactos con
judíos de la diáspora)r. Gracias especialmente (pero
2. Enelsiglold c.la provincia romana de «Judea» ¿barc¡ba el
1efti1orio póreriormenle denonrinado «PalestirD, que coúprendia
las h¿dicio¡ales úrcas de Galilca. Sañariayludea
3. Pára unarcflexión sobE las dive¡es respueras de losgentilcs
I
¿ la religión judia cn ópo€ rcman¿, cl S. D. Coh r, c/os¡ag ¡¡¿
Bo"ndarya d B¿..tn¡ng t,re§: H¿ ¿¡d Theolosical Revierv 82 ( 1 9 8 9)
l3-311. EnlosHechosdc losapóstoleq los relátos de Felip€ y el clnuco
D.\Dt¡ót t J(e^ en.l.ritlidh¡ úo tt¡tti¡¡ra 29
no de modo e\clusi\o) a lo. e-iuerlo- prograrná
ticos de la llgura conocida como el apóstol Pablo
(Saulo de Tarso), en torno al año 60 d.C. (es decir
unas tres décadas después de ia ejecución de lesús)
se establecieron pequeñas agrupaciones de creyen-
res en dr\er\as ciudades del Aira ) la Crecia roma-
nas, y (me¡ced a la actividad de otros creyentcs en
buena medida anónimos) en otros silios clave como
Antioquía, Damasco, Roma y quüá también Egip-
to. Asimismo, especialmente en estos lugares de la
diáspora, el movimiento cristiano incluia un cre-
ciente número de gentilesjunto a un núcleo estable
e iniuyente de creyentes judíos. Hacia las últimas
décadas del siglo I, no obstantq los conversos gen-
tiles probablemeÍte supelaron en cantidad a los ju-
dios por un amplio margen. y las tran5formaciones
acaecidas en el seno del judaismo del periodo poste-
¡ior al 70 d.C. conlleraron un rechazo cada vel má5
intenso de los cristianos judíosa. EI1 esencia, de una
er oóe rHcn 8. 2o-40r. \ cl de Per o en .r." deL cen.L ió '1-
i o
.o c¡.'
re'ro 110, I ¿8r eflcidr rá nre.en.r¡,le tse.r.le' -t y¿ co _
la fe c.Ñián¿ habia es¡ado prcccdida por su interés por el judaismo.
,1. Suele pensaAe que tras.l año 70 d.C. los l udeofiisti¿nos sc
\Frcn mlr ore.ior"do. p.'o rñ. pdrd qúe 'o¡prcrd . {
Icsús o con ld conunidad judia. Hay"d,o. referenci¿s a crerentes ludios
exluhados de lds sin¿goe¿s en el claneclio de Juan (9. 22: 14, 42i
ró, 2). Los exegetas d¡cuten sil^ Bitkhdt hd-M¡n¡h l\a <benli.ión
conta los hcrcjcu, duodécin¿ bendiciór de !a oración de la sin¿go
ga .t/¡c,,"¿¡ ¿irli) se dingia co¡lra los judeocristianos Pa.a !¡a
defe¡sa clásica de esta tesis, cl- J- L. M^try., Hinnt! ún¿ Th?ú/ú!)
, rl¡¿ ¡D,r¡ Grv¿1. Nasüville
)19?9. 31 62i \\l Horbur). I¡¿ a¿n¿'
ltun af nk Mih¡ñ dnd Eatq J¿r¡sh-cl¡¡liun aoht tuts!: to¡tn t
oi TlÉological Studies 3l(1982) 19-61. Pero ct R. Ki,¡clman, Ir¿
4Birkat HtMinnn» uhtl the Latk aJ Eri.tun.(lor un AntiCht¡n¡¿t
Pr¿wt ¡n La¡c Anlntuity,enE P SddeN y ol¡os (eds.). J¿r¡, ¿,1
Cht¡st¡dn Self-D¿firition 11, Phi!adelphia 1981, 226 2,¡,1
l0 iCó bll¿& k,\útt \u Dr)rl
u otr-a ibrma. lodas las p¡opllcstas de que la «divi-
nización» dc Jesús fue el producto de una evolución
presupoDcn y recurre11 a] contcxto fundamental quc
quedó conligurado por la dispersión geográfica y el
\'aLla \e./ rnJyor comp,,nenre gen r il der ( i\liant.mo.
asi como por la;r0uencia cada vczmenor y elpapel
cada vez más reducido de los judeocristian os.
La formulación más influyente de esta idea sur-
gió a partú dcl impresionante trabajo cientifico lle-
vado a cabo por un grupo de estudiosos conocidos
como la /e/4!a¡dr.rg¿.\.¿ícl1tl¡che Schule \Escuel¿ de
la historia dc las religiones), quc floreció durante
las últimas décadas del siglo XIX y las primer¿s del
siglo XX. En pa¡ticular, el estudio lrecüentemente
citado de Wilhelm Bousset (],r'l¿s C¡¡¡-\tu.r (1933)
-'\l(nia.lue el culrñ I Je.ú- surgló cn In. primero-
círculos «helenisticos gentiles», entre los cu¿les el
trasfondo de la veneración pagana a los semidioses
y héroes divinizados podia h¿ber proporcionado la
atmósfera. el modelo y el influjo decisivoss. Bous-
set postulaba quc tales grupos de cristianos gentiles
existieron en Si¡ia cn las décadas centrales del si-
elo T. A \u J.Icro, lue l¡ le r<ligrosa dc cso\ cri.ria-
nos gentiles helenistas la que también configuló las
creencias del apóstol P¿blo, quien. a través de su mi-
sió11 a los geDtiles, consiguió que la vencración a Je-
sús como alguien divino se difundiese úpidamente.
5. §l Bous{t, (1,i¡ Chnstos ti¿\thnh , ¿tt (hrisuttlaub. !
,"t ¿d Anliitu." ¿( <-htiút fi,,r¡¡:!/r¿,¿¿,J.Góitlnse¡ l9Ll. rl921.
Cilo l¡ \eNión inglcs¡: ,(rr¿r a/¡r6e,1r,l lt¡t",).;l th. B¿¡.1 nj
dtr¡n li."i lL t qiuilq! al Chl¡r7l¡rr ¿, /¡.,rr¿!. Nasl¡iue 1970
tu 1.¡ nnt a .n\ti\ ¿n t I ¡ t¡na t^rr)ptú ¡tit) al
Es mériio de Bousset h¿bcr comprcndido quc lo
quc ól dcnominaba el ((culto a Cristo» (el culto a Je-
sirs como divino) surgió en fechas tempranas6. Con
t,.tlo..o.leni¡ que no si rernont¿bir i Io\trupo\ori-
ginarios dc judcocristianos en I a Jude¿ romana. M,ls
bien, Bousset pensaba que la «divinización» de Je-
sús se debió esencialmenle al iñpacto del ,lmbienle
religioso pagano, que tuvo estc cl¡cto cn los circulos
cristianos de los principales centros de la diáspolil,
como Antioquia. Asimismo, veia esta translorma-
ción como un lamentable desvio de lo quc scgúr ól
cra la f'c de la «primitiva comunidad palestina»; en
esta, Jesús eraveneÉdo solo como el«hijo delhom-
br< ron.tituido por Di05. una frgura me.i.l nica .iuc
rctornaría pronto dcsde su lugar exaltado en elcielo
paft traer la rcdención deflnitiva. Hablaba de los
«aspectos dudosos» de la veneración ttibutada a Je-
sús en esos círculos «gentiles helenísticos» y dc quc
«la sencilla fe en Dios se convirtió en algo sobrecar-
gado y complicado alintroducirse elculto al Kyrios
Christos». Sin ernbargo, reconocía qlle «habrá que
admitir que se produjo por una ncccsidad intcflra»,
pues el ambiente religioso lo exigia y estas «comu-
uiJaJe. helrni.tirir- genlile- d(hi,rn (ornferi- cn
el mercado religioso de la época introducicndo una
dcidad p¡opia7.
6 Los csttrdiosos suelen c¡nplear el ténnnio «cullo» pnrn rlc
rnsc a liadora.ión lomal dc una dcidad Que cn el nnrndo nnlisuo
!
co¡ll.vaba ¡ormalmcntc sa.r'ifi.ios x la dcidad). lx Dalabm ncul-
lual), l)ar¿.aractcrizar las accioncs vinculxda\ con ¡icho úulto. En
csc sc¡tidocDrflcodichos tórniinos cn c($ ¡ágnras
7 W Boussel (rrn,\ ¿r¡l:v,\ l5l
i2 :Onno lei ¡\úr t \r Dn^.|
El óxilo que tuvo la idea de Bousset y su influjo
en Ias opinioncs posteriores se dcbió en parle a la
irnp¡c.iond ntc el rJtctón q r( ld rc.pirlJirbh. pero .rn
Jud.r ranrbrén .r qL. erd .rtlJjtr\J r prirncfa ri,la
Cierr¡men'e. r(\r,'lI dit...l ir nivc¡ inrU i!o imirgi
nar quejudios piadosos de la époc¿ hubicran acep
tado una segunda figurajunto a Dios como objeto
legitimo de culto en su pat¡ón de devoción. porcon
siguiente, la rcffexión académica posterio¡ encont¡ó
decididos delensoles dc la postura de Bousset. o dc
variantes de ella. De hecho. incluso en dclermina-
dos circulos simplemcnte se daba por descontado
quc e.tc planleillniento,,iecl¡ la crpllc¿rion mas
accrt¿da y ob\ria de lo sucedido.
De roJos moJos h¡ce mu. dc \elnle año\ pu\c
de ¡elieve algunos problemas fundamentales que
planleaba cl estudio de Boussct y plantcé que todo
este tema requeria un nuevo y completo análisis8.
Dumnte estas décadas, he mostrado junto co¡ otros
e.tudio.o. q ue lot te\timonios q ue posecmo{ e\teen
unil e\pltca( ion m;c sali\lirctori¡ .lue Ia proporcio-
nada por Bousset- En el segundo capitulo de este
lrbro r.boz.r l,r tlelcn'a de olro punto de \i\td que
hc presentado de fbrr¡a más cxhausti\,a en otra de
mis obras'. A decir verdad. Bousset era un eruditol
E- L $l llrú¡do. \r¿, ?i./¡¡,rt ¡ aht .1
nr\ /,/¿dr?r'l heolonicxl Strtrties :10 r tL)rql1t6-1tl
^tolrsr
9 111-. t..tl k!6 ahtit: D.túh, h tu\u\ ¡n t)ttt Lh nrnr
/_1. Crand R¡¡i(h 200:r (lcNiónc¡st: stiitt tusuttño. Lt ¿rrú
.tutú¡.n ¿ oirn¡nt! t. tun l¡,r.Sa[,nn.cn]008),ehespecialp 5 t8
l\e^roncNtr p.32-18)p¡r¡.ornc.trrlosrdicion¡LcsrobreBoi¡$elv
.i"r,....1..1' J. .ul- .1.' I I n I., dc\ñ. u.. t..u
D?tu.ntkr lr:ú\ln¿l¡'¡ttu.tt .t r¡¡tu JJ
sin er¡bargo, a pesar de toda su considerable erudi-
jion. lrrb¿j:rb:l cun una \ l.lon bJstan lc irnp..ci.J ).
cn cierfa medida. simplist¿t de 1a historia dcl crislia-
nismo primitivo. asi como de la tradición judía de
lx ópoca ronl¿lna o.
En cualquier caso, el planteaniento dc Bousset
.i¿ue 5rendo dcl¡ndrdo con lipcr.l. aLlapldctonc. cn
la literatura académica actual. Por ejemplo. Burton
M ack postula grupos anónimos de cristianos en Si-
ria. entre los que supuestame¡te se originó el «culto
¡ Cristo». Por otro lado. Mack establece una clara
Ji.rinLión enlre e.o5 (irculos ) Ios seguidore\ rll-
ginales de Jesús en la Judea romana, pala los cua-
lcs, presuntamente, Jesús eaa tan solo uD macstro
que servía de inspiraciónir. A prime¡a vista puede
lratarse de un planteamiento plausible, pcro en la
nledida en que consideramos eltema más detenida-
mente. Mack solo puedc delenderlo negándose de
cididamente a tratar todos los testimonios sobre el
origen del cristianismo.
El exegeia neotestamentario británico Maurice
Ca*() ha ufreiiLlo Io que con.titule unr \.u'i.rclon
algo más significativa del planteamieDto dc Bous-
set. En esencia, Cascy sostiene que la noción de quc
-lesús era divino solamcnte pudo surgir a miz del
impacto de la eutoidentilicación gentil», a conse-
(t jlntu¿.1 B.ú:
l0 Ct micrilic¡ de la presenlación qu. h¿.. Uou$et dei i¡terés
(ld judahño antiguo por los ángelcs ) l¿s figur¡s «ñedl¿dorn$, cn
ntn t
r.. ül Hurndo, On¿ G,¿¿ O,¿ ¿. 1Lant(h¡AtúnD(vnnndndln-
t¡( Je\ ish Mú .¡ht¡n. Lo¡don ':l)0:l l.¡,¡7
¡
l\. B. L. M¿ck. ,,t lllyth t)l lknú¿h«: M$k ud Chr¡ttun Ott
c¡nr. Pbiladelplna 1988.
34 ;d"b lqt lr\il\n \¡ D¡a!
cuencia de lo cual alega hubo una mayor dispo-
sición enlre los crisfianos gentiles a aceptar más de
un objeto de culto. A iuicio de Casey, en la medida
en quc los convemos gentilcs. supuestamente menos
sensibles a las inquieiudes mono¡eistas, acabaron
por ser una parte cada vez m¿ryor y más influyenle
dcntro del c stianismo en las últimas dócadas del
siglo I. constituyeron cl factor clave que permitió
la divinización de Jesús r. Casey arguye que la plena
divinización de Jesús se hace (ealmente patenfe po¡
vez primera en el evangelio de Juan, que por lo ge-
neral se crce que fue compuesto en algún momento
de la década de los ochenta del siglo L
Por lo tanto. al igual que Bous5el. C¿sey enlien-
de que el culto a Jesús se debió básicamente al in-
flujo de ]a praxis y dc las ideas religiosas paganas,
mediada( ) arllculadar a rrarés Je un numero.ig-
niñcativo de cristianos gentiles que no estaba¡ ade-
cuadamente convertidos ni seüsibilizados hacia las
inquietudes judias sobre la singularidad del Dios
de la tradición bíblica.
Por otro lado. deberiamos advefiir que, en con-
traste con el esquema de Bousset, Casey sitúa l¿
a¡a|ición Je un Jc'u. verJ.lJeramenlcdi\i1o !ar¡a5
décadas más tarde, en e1 grupo cristiano que refleja
el evangelio de Juen, no en los presuntos círculos
de cristianos «hclcnisticos gentiles» de Antioquia,
co¡ro hacia el cxcgela ¿lemán.
t 2 M. Ctse-r. Ftuh1 .1¿¡ i\h Prút,lt!¡ ¡a cü1¡!¿ (i.¿: t h? Orisitls
unl D.*lopn¿"t tl ]¡.\t tr\|¿n¿,/ al¡r,srr,gl, Cambridge lS9L.
Drt.ti¿r tJ(\útln (1t'i\tirni\nt) tt¡nitio Jj
A mi cntendcr. csta es una de las grandes dificul-
tirdes que presenta el argumento dc Casey Como
iotentaré mostrar con más deteniñiel1to en el si-
guiente capitulo, los datos cronológicos no rcspal-
dan iácilmente la tesis de que la devoción a Jesús
como alguier divino surgió alinales del sjglo l. Más
rccientemente. Casey ha reconocido que en las pri-
neras décadas del movimiento cristiano se percibe
«un fuerte desarrollo del monoteismo». pero insiste
on que «no hemos alcanzado los origenes históri-
cos del culto a Jesús, si bien se han dado algunos
p¿sos en esa dirección»'r. Si1l embargo, desde r¡i
punto de vista,la sutildistinción que Casey trata de
cstablecer resulta sospechosa, y sus esfuerzos por
limirar la imnorranci¿ de Ios fenómenos primili\o.
Do son convincentes. A mijuicio, Casey no ha sido
capaz de reconocer adecuadamente Ia imporlancia
de la devoción a Jesús, la cual comprende tanlo
creencias como prácticas devotas y es ya evidente
en las luentes cristianas más antiguas que han lle-
gado hasta nosotros.
Como Casey, también James Dunn otro exe-
geta británico del Nuevo Testamento de nuestros
dras ulirma que eliulto:r Jt-ú..urgin for rcz nri-
mera hacia llnales del siglo I, y apuut¿ igualmen-
tc al evangelio de Juan como aquel que olreoe el
rl P M Cañr. ¡r,¡,rr¿¡s,, ¡,^hit u¿ Clv^la¡oskal Ddt
b?"t( tt ¡n lt( Pnrlikr <:h,&h.r, c. C c Newnran - J. R Darila -
C. S. Lewis(eds ), ¡/¡..k/¡l\l¡ Raútú (:ht¡n.losn¿l ú.n nki: : ht
t'.tt lta r th? St .ln¿e||N aorJ¿phk oh thz lritun¡Ld OtiÉ¡n! al ¡h.
l,,,i¡¡)J ,l J¿r¡,. Leide¡ 1999.214 231.
 3ó lc¿"to ller¿ J?sús a sa. D¡as?
p mer testimonio claro de dicho acontecimientor{.
Para Dunn, como pata Casey, resulta sencillamen-
te inco¡cebible que alguien como el apóstol pablo
pueda haber admitido el culto a una segunda figu-
ra junto al Dios uno. Por consiguiente, al margen
de lo llamativ¿s que puedan parecernos las mani-
lestaciones de devoción a Jesús que se reflejan en
las caÍas de Pablo (las cuaies se rcdactaron en las
primeras décadas del movimiento cristiano), sim-
plemente no pueden haber sido expresadas o com-
prendidas como «culto» eri el sentido de venera-
ció¡l de una figura divinar5.
A juicio de Du[n, si¡ embargo, el desa¡rollo
del culto a Jesús en buena medida no fue produc-
to del influjo rcligioso genril y pagano. Acertada_
mente, según mi opinióri, está más dispuesto que
Casey a ver el culto a Jesús como una ramificación
tipicamente cistiana de las dinámicas y tendencias
religiosas que estaba¡ operativas dentro de la tradi_
ción monoteísta deljudaismo del Segundo Templo,
en la que \e daban intere\antes especu¡ácione\ So-
b¡e distintas flguras a las que se presentaba como
agente principal de Diosró. De todos modos, coin-
¡ \o ob.'"n e. pe.e d d i n I r.. ser e de .. D.iledm.er-
"'
lo' D,', h¡ o muloJo I b ou r, nri.d oe e.orn" r..q r.
rP 9 P ", 11 uotú?J t ,t J4' r- ¿Lola.ict"t,,dt12..
er I B C.een - v't' I F. \.d..r. ¿ v.,7 t a_d,+t ch,i -
ttt. ñiiatJ-\,.r\¿\'a
L- - ' t ..,\,att
^¿-../t.tt.-r.-\.at¿,d
Rdpids Carlislc 1994.437-:152
5 Po, .'J. D (J Du,r, rh, tk,a,..pt taüt th
ejcló.o
, ,.rr. Grrno R, pd. lolb rer 1998. rJl.ti,o " "t
16. He rrd.. ro dc e.o, t-nor! ro. J dc u re'. ion -o , cltro
HJf "d.. oa. t¡.¿. o1. 1..-r.,-.o? r ¡. . ibÉn
;;,",1:,,,,"I
D¿ro(itn a Jetis a el úis1¡d iwo?t¡hitit. 37
cide con Casey en que la prolongación de esas ten-
dencias que se hallan implicadas en el culto a Jesús
como alguien divino ha de situarse en los grupos
oristianos que están detrás delevangelio de Juan, y
que este hecho debeía datarse en las últimas déca-
das del siglo I'i.
A mi entendet no obstantq Dunn, al igual que
Casey, minusvalora la importancia histórica del pa-
trón de p6xis devocional que ya vemos plenamente
asumido en nuestras fuetrtes cristianas más a¡ti-
guJr e.critos que nos remontafl a la5 doi primera§
décadas del movimiento cristiaao. Dunn está en 10
cierto cuando afllma que el culto a Jesús habría re-
sultado profundamente ofensivo a los ojos de.judíos
que cultivaban una piedad tradicional. Sin emba¡-
go. su lesis de que no ha) pruebas de la opo.ición
judia a la devoción a Jesús en las luentes crisliana.
anteriores al evangelio de Juan es simplemente elTó-
nea, coino he demostrado en alguna ocasiónr3. Des-
de los primeros dias del judeoc stianismo, parece
que la devoción a Jesús fue causa de graves disputas
e incluso de persecución porpa¡te de algunosjudios
que 10 considemban una molest¿ amenaza a la ex-
clusividad del Dios uno de Israel.
11 . J. D. G. Dún, Th. Making .f
Chtis t.lósr, 446 141 «Ea el
seno delNuevo Teramento. el de¡arouo ¡o consisle t¿"toen el pa-
. de' n orotcr¡J.dod u.Dio.gen i.cr"órod. I ip olerdrudro.
n Dio. irJio. es aE ndncnle e." lr"ó:torm".ion r 'o. ¡roh'.rr.
'
que p¡ovocó en eljudahño lo que s releja úel cuarlo cvaneclio lel
18. L.1ñl Hutado. Pre-7¿l.:¿: Jetish Opposiriat ¡o Cht¡st-De
r¿¡D, Journal of Theoloeical Sludies 50 (1999) 35-58.
 ;( tt'n.ll.!t, hyir t r¡ Dt.\l
2. Er, culTo A JESúS coMo UN «curlo) lLDio AL
MESiASYALoSNIÁRTTRES
Un planleamiento mui, distinto cs cl defendido
por Williirm Ho¡bury, quicn propone clue el «culto
a Cristo» (el cul¡o a Jesús como ser divino) ha de
scr interprelado bistóricamente como una adapta-
ción de la veneración que se profesaba en la anti
gua IrrLlirión JtrJia J l.rs ñgLrrr. regia. ] me-iánr
cas v a lo\ m,irli¡c\'. Horburr pcr'rrbe run riir'r,'
que el culto a Jesús no constituye un dcsarrollo
gradu¿l v evoluiivo que dcba alribuirse a los con-
!crso\ genlilc\ ) al inllulo rcligro',r del p,rtsani\mo.
Por el contrerio, plnntea que la veneración a Jesús
relleja Ir Inñucnc.a de ¡reccdcntr. ¡ dinalnic¡. )a
operativos en la tradición religiosa del jud¿ísmo
del Segundo Templo. Horbury sostienc que exislía
una lradición dc..culro lriburaJo ir figuras regirs
y mesiánicas, y que la veneración a los mártiresju-
díos igualmente ha de ser vista como un precedente
«cultual)) dc la devoción a Jesús. En suma. Hor-
bury plesenta el culto a Jesús como una variante
crisli¿na de la praxis y la pe¡spectiva rcligiosas fir-
memente establecidas en la antigua matrizjudia del
crislianismo primitivo.
Ciert.rneute. la prrmrtrra \cnerirció1 .'r.li¿rna d
Jesús parece haberse inspirado en la tradiciónjudia
precristiana. especialmcnte en las antiguas ideasju
di¿. ¡el.rri,,rraJirs con el hcjho de que Di¡i. po.erd
19. $l H orburt. .¿' ,1r¿rrü ni$1 on./ lt¿ Cu, ol Chr¡*. Lon-
^¡
Dtwrrtl o ,r^ ?""1r)titrt¡rn. Drnsili\)
l() que denominamos ün «agente principaL). Es de-
.ir. cn las primeras l'uentes cristianas, por 1() gene-
lll. a Jesús sc lc vincula con Dios y sc lc otorga una
rondición singular en ¡elación con é1, por ejemplo,
-mcsi¿s" lcri.to). palabrJ.. o..cicr.
\,, de Dio.. Fn Iar ¡nriguas luenres judi¿s. c.re r ifo
(lc papel reservado a un «agente principal» es de-
scmpeñado a veces por un arcángel (como Miguel),
otras veces por un relevante personaje humano del
prNado (como Moisés o Enoc) y en ocasiones por
uno de los atributos de Dios mismo (como la sa-
biduria divina o la palabra de Dios, descritas de
lbrma personifrcada). Además, queda también cla-
|o que en la primitiva formulación cristiana sobre la
importancia de Jesús se ¿similaron y se dio respues-
ta a las antiguas esperanzas mesiánicas judias. No
obstante. como adverti en la reseña de una de las
obras de Horbury, téngase en cuenta lo sigüiente:
El problema es que Horbury define «culto» de un mo-
do tan lago (€ inúlil) quc i¡clur-c cualquior tipo dc.cspcro
o relerencia, y luego traia toda expresió¡ y forma de res-
peto/reverenci¿ como equilalentes o como si se explica-
scn muluamc¡rlc. En cslo ignora cl¡¡ny rcal c¡npeño tudio
{r cri.uano) for Cininr.rir enue l)'o. ) 1.. demu. .ere.
(incluidos otros seres celesliales, «divinos», del séquiio de
Dios), especialmente eD ellipo de lcncralión lLuc sc daba,
) tambié¡ lmi¡usvalora]la norable dilerencia ctue.lreDte ¿
Ia praxis judia de la época. constituix el iipo de devoció¡
tribuLado a Jcsús cn clcrisli¡nis¡no primitiror".
'' I \\ ll'.rr¡. r¡cr:'d.\\'ll.r\¡r\
lar\,,./(1,¡:rria,r. London 2001..¡Tbcmclios29(2004)ii-i8
10 ¿C.tnr) lkg, Júi!¿ !!r Dú\,
En rcsul¡en. pese a su considerablc crudición
por lo qLrc \c rcñere J lo- int,uuo. te5Imonto. Jr-
dios, me parece quc Horbury se et¡uivoca al difu-
minar las auténtioas diferencias cntrc la antiglLa ve-
neración judía por los mártires, los mesias u otras
figuras, y la singular pauta de devoción a Jcsús que
aparece eo las prime¡as fuc¡tes cristianas. Por otro
lado, tampoco logra ofrecer una explicació histó-
rica dcl culto a Jesús. El hecho es que scncillamen-
te no po\ccmo\ prueba\ dr que ningun pcrsonaje.
sea humano o angelical, haya figurado en la praxis
dc\o(io.1al comunitarid ) publica de lo. grupo5 ju-
dios de una forma verdaderamente comparable a la
posición programática que ocupa Jesús cn los pri-
meros circLrlos cristianos. Por ejemplo, la alaban-
za a los reyes de Judea reilcjada en algunos de los
salmos y Ia veneración que más tarde se tributó a
lo. nlárlires judro. no üon\lirulen aurénlica: ana-
logías o precedentes, dc modo que no ofrecen una
explicación histórica adecuada.
3. Ft , r I tu \ Jt\r si o\,lo Dt Dr I (te\'ILOLoCILA
Ot¡o cnfoque consiste en prcsentar cl culto a Je-
sús como consccuencia de unaconvicción teológica.
poslulándose que ésta es lo rcalmente importaote-
frr pocas ¡,rLahm.. tlerLle esr,r pcrsfccliv.r .e cor.i-
dera el culto a Jesús como un cololarjo que para
lo. prinrero\ crislrin,,\.rir p( le(ldmen,c aprol)i,r-
do inlerido de Ja fe en quc Jesús gozrba de una
condición exallada singular.
Dtr\nn ú J.rn{.n ¿¡tnnnnwn. t¡t ¡t¡t. 1l
Por eiemplo, Timo Eskola propone que cl 1ác-
lor fundamental que explica el culto a Jesús es la
crcencia de que lcsús habia sido entronizado en el
ciclo. Estableciendo compar¿lciones con la mística
lra de la rrrerkoÁd. L.Lola .ñ.liene que Ios nrimc
¡ru
i
n,L cn.lidnos lleEirron con\encer\c dc lJ cnlronl.
/.r(ion celeslialdc Jesus . Y una \e/ que ireran que
h,:ú\ com¡arll¿ el lrono di\ino. l.-r pi,reció a¡ro-
piado adorarlo.
Rrchdrd Bauckham ha propue.to urra \er\rorr
más sofisticada de una perspectiva similar:']. Bauc-
kh¡m flanre¿ que el culto a Jesús fue con'ecuencia
y corolario de la fede los primeros c stianosenquc
.lcsús compa¡tia lo que é1 denomina Ia «idcntidad
divina», cuyos msgos más destacados eran las fun-
ciones exclusivas de Dios como creador y reclor de
todo. A juicio de Bauckham, el aotiguo culto mo-
noteístajudio se predioa basándose en la le en que
el Dios u¡o ha creado todas las cosas y lo dirige
lodo. Por tanto, cuando los cristianos llegaron a la
convicción de que Jesús habia participado de forma
singular en la creación de todo (como se refleja en
I Cor 8. 6; Heb 1,2; Jn 1, 1-3; Col 1, 15-17, por
21 1. Eskol!. M¿\t¡dh ¿ ¿ nL Thtan¿: J¿\ ¡sh ¡l¿tkahah i4\ \ti
. ar..'l¡t',-:.. L,t,¡-,, - D' ,.. $r\l 14'i I'
bihee¡ l00l M./¡¿¿¡ sienitica «ca¡ro».I en ¿lgunos terlos ñhti
cosjudros de la antigncdad se cmple¡ este t¿rnino p ¡a ¡ele¡i¡se ul
üo.o de Dios. b¡sáñdosc cn la v¡ión dc Ez l, do.¡e se le desc¡ibe
*,¡r¡,toeñ un !r.no.o¡ ruedas.n lonadccano. Pxraunnrellerió¡
¡lrespeclo.cl po¡ejen'plo ¡. Grúcnsald..1t ¿l.tfnn o¿ ill¿tkttdh
¡/¡r¡r¡,. Leide¡ 1980: r. Cheñri M)\t ¡lh ¡h Rtbb¡,n Ju¿d¡tq.
Bcrhn - Ne$ York 1982
22. R. B¡uckhaú. G,l air.y'i..l: Monnth.¡!h' ¿ ¿ Chti!.l.Er
,r l,¿ N¿ liJ¡,,¿,/. Cnrlisle 1998
 ¿3
L).v.ió a ¡t§is !ñ¿1Üiniñi!ñtu Pti"1¡t¡a
4 ¡Có o1bsitusú§r s¿t Dí^l
vicciones. consideIando que en esencia geDeraron
ejemplo) y ahora comparte el trono divino como
,il culto a Jesús. Sin duda, rLn intellto plenamente
rector de todo (por ejemplo, Flp 2, 9-11), se sintie-
srtisfactorio de llevar a cabo este tipo de análisis
ron librcs para extender el culto también a Jesús'
histórico debe incluir alguna explicación en térmi_
Para Bauckbam, al iSual que para Eskola. el culto
Dos Á¡tóli¿os de ia ma¡era en que surgieron tales
a Jesús. au¡ siendo un fenómeno notable, desde un
convicciones presuntamente cruciales'
punlo de \isla hi\lorico liene una importancla 'c_
Por otra parte, la credibilidad de la propuesta
cundaria irente a las convicciones teológicas rela_
sc ve a enormemente ¿crecentada si contásemos
cionád:ls con la condición excelsa y la relevancia de y
eon Lrn desarollo análogo al que postulan Eskola
Jesús, que constituyen el núcleo al que prestan más judia el coito
llauckham. Si en la antigua tradició¡
atención en sus estudios.
Eskola como Bauckham de una frgura fuese ese[cialme¡te el corolario ]ógico
A dec verdad, tanto
v la consecuencia derivada de maotener determina-
perciben que las creencias teológicas que ellos des-
das convicciones teológicas respecto a dicha ligllra'
ra(an. ) el consiEuienle cullo ¿ Je'ú'. aParecieron
c\perdrídmo§ encontrar otros ejemplos en cse 'enti-
muy pronto, en el origen del movimiento crisliano
do. Más eÍ partlculaq esperafíamos encontrar u¡o
primitivo o en fechas mL¡y póximas a é1 Por ello_
,, más eiemolos de esla transforñación ¿n e/ " ']ru ¿
aqui no se produce un largo desarrollo evolutivo, y
ta Lratl¡:i¿ú m,,notei\ta iudia del periolo det segundo
se hacejusticia a los tempranísimos testiFonios de
kzrplo. De hecho, resulta fundamental cont¿r pre-
devoción cultual para con Jesú§ Además. sin du-
cisamente coú tales analogías.
da hubo convicciones rcligiosas en la difusión de la
Poseemos indicios <1e que, en la antigua tradi-
praxis cultual del cristianismo primitivo que hicie-
ciónjudía, ciertas figLlras fueron desc tas de lorma
ron que se incluyera a Jesús coño objeto de dicho
honorifica de u¡ mo<lo analogo a alguna de las a6r-
culto. Sin embargo. algunos problemas del plantea-
maciones hechas acerca de Jesús en el cristianismo
miento adoptado por Bauckham y Eskola impiden
que me decida a seguirlo totalmente.
Drimiti\o. {L¡nqtre Bauckham parece mlnimi¿nr el
numero de esta. alralogra.. admite que la Sabiduria
En prrmer lugal no ofrecen una explic¡ción ca-
divina, por ejemplo, a veces se presentó como cola_
bdl de Id manera en que dpaleLleron esd' conri''-
boradora de Dios en la creación del mundo y como
ciones teológicas ta¡ fundamentales e influyentes, la di-
la compañera del trono divino que actuaba e¡
¡le las cuales el culto a Jesús se a supuestañente
rección de todas las cosas (por ejemplo, Prov 8, 27-
.u con.ecuencid lógica e hi'tórica. E'ila au'cnci¡
31; Sab 7,21-22; 8. 1-6: 9, l-4.10-11; l0' 1 11'
20)
resulta aún más llamativa dada Ia importancia his-
No obsiante, si para losjudios de época rcmana la
tórica que Bauckham y Eskola otorgan a tales con_
 Dttat¡iud Jesúro.t('i:L¡' ¡Nttio 45
44 ¿Cinú tsi) ttsús ¿ t¿t Dúr| ^no
rslos quedan reflejados En cualquier caso, lo que
adoftción cultual de una ligura er¿l sencillamente
que la no encontramos en Ia tradición judía del Segundo
la consecuencia histórica y lógica de la fe en 'l¡mplo es el paso ulte¡ior y trascendental que con-
gobier-
llgura participa con Dios de la creación y el
sistc en tratar a es¿l figura como un ob.jeto de de_
no de todas las otras cosas! ¿por que no poseemos
voción cultual que pueda compararse con aquella
indicios <le una veneración cultual especificamente
,ler ocion que se tribut¿ba a Je'us en cl cri't i¡ni'mo
dirigida a Ia Sabiduía o a la PalabÉ de Dios, que
f rimitivo.
sin duda fueron prcsentad¿s en términos sumamen-
La devoción dedicada a Jesús ca,ece de autén-
te personificados Y excelsos?
tica analogia, por lo que constituye un lenómeno
De igual maneÉ, tampoco me convence la su-
histórico enigmático y llamativo que, a la hora de
puesta l,Sgica que defienden. En efecto, postuiar ei
expiicarlo, exige un mayor esfuerzo de lo que nor-
orisen del cullo d Jesu5 esencialmenle como conse_
malmente se ha reconocido. Al igual que resLrlta
cuicio,le l, compren\ion en cieno' lérmino' de cquivocado tomar la devoción a Jesús como pro-
su con<lición exaltada, me parece que rcflejala
inca-
pra\i§ cullual ciucto de una evolución tardía que se produjo bajo
Dacidad de c¿ptar cuá n cl ucial era la
de la anrigüeddJ' la influencia de las tradiciones paganas de apoteo_
a ta hor¿ de de¡nrr roda religión
sis de héroes divinos y la predisposición a acoger
y especialmente el modo en que definia y distinguia
nuevas divinid¿des en el p¿nteón, tampoco puede
á la orimitira religión judia. Como he mostrado
en
pia- versc como la consecuencia de atribuirle un puesto
mt libro One t'od, Ore ¿ord(1q88) losjudios
especial en relación con Dios en lo que se r,3liere a
doso. de Ia época del Segundo Templo eslu!ieron
la creación, el gobierno y la redención del mundo'
a menudo muy dispuestos a presentar esta o aque-
(ya Aun c.tando de acuerdo en que las (reenjiaq so_
llaligura en tórminos asombrosamente excelsos
o la bre Jesús fueron ingrcdientes fundamentales de la
sean atributos <jivinoscomo la Sabiduria divina
o Y'hoel' p mitiva devoción que los cristia¡os le tributaron,
Palabra divina, arcángeles como Miguel
considero que para los antiguos judeocristianos el
o venerados ancestros como Enoc o Moisés):r' De
culto a Jesús constituyó un paso demasiado tras-
hecho. una seric de afirmaciones concretas acerca
prece- cendental como para haber surgido sencillamente
de Jesis en el Nuevo Testamento cuenta con
como una dcducción de las convicciones teológicas
dentes ¡i analogias en algunas de las declaraciones
que subrayan Bauckham Y Eskola.
referidas a dichas figuras en fuentes que derivan de
I n conclu'ión, de.de mi punlo de \ isld ninguno
los gruposjudios del SegLl[do Templo o en ]os que
de los pla¡teamientos a los que me I1e referido has-
ta aqui resulta plenamente adecuado o acertado a
?l L W Hufado. O¡¡¿ G¿¿ Or¿ ¿,¡1, 17 92
46 i( .in. |l¿*t .l!t:L\ | w Dhla
la hora de proporcionar una interpretación históri-
ca de Ios origenes del tipo de devoción a Jesús que
.c rcdcja cn cl \uero lesldmento. Dedrcare. pue..
las siguientes páginas de esta reflexión a esbozar el
planteamiento que preliero.
4, tr rLrru \.lr)L\\r.r(,(ñ\ L\ r.\rOOtl \lc:\
ADECUADO
Con el fin de valo¡a¡ 1a necesidad de un plantea-
miento más adecLrado. es preciso que reoordemos
unos ouantos datos fundamentales. Lo primero que
Jebemos subrayar e' que el culLo a Je5ú5 5e originó
muy pronto. En el capitulo siguiente expondré con
más detenimiento las pnrebas que lo demuestlan.
De momento, tan sólo quiero destacar que los ori-
genes del culto a Jesús son tan antiguos que prácti-
camente cualquier enfoque evolutivo resulta inváli-
do como erp|cacion histórrca. Nuestros prrmero.
escritos cristianos. datados en torno a los años 50-
60 d.C., ya presuponell Ia devoción cultual a Jesús
como un r¿s[:o dehniroflo de los grupo. cristiano'
alli donde se hallaban (por ejemplo, 1 Cor 1, 2). Por
ello. en vcz de un modelo cvoluti\'o/gradual, tene-
mos que pensar en otro más adecuado. Lo que los
Ie,ilimonios nLJ. slreieren e. un lenómeno más rá
pido ) c\plosr\o. una tr¿nslbflnacion rclrgiosa nlá.
semejanie a una erupción volcánica.
Asimismo, como ya he subrayado, el culto a Je-
sús es algo diferente quc carcce dc una autóntica
anirlopia en cl conre\ro ¡ n tieuo. for lo quc c\ige un
D¿bL¡tt, ¿.1!r^ tn(l rtiriui\nú ttúnj¡¡v 17
csluerzo particular a la hora de trata¡lo como un fe-
nón1eno histórico. Ciertamente, en la época ¡omana
rr¡n ¿dor¡da' diver.a. deidade.. ) en principto una
ligura divina más en el «mercado» rcligioso del mo-
mento no constituia problema alguno. Sin embargo.
pam un pueblo influido por el monoteismo exclu'
yellle de]judaismo del Segundo Templo, inoorporar
,,rra figura de l'orma p¿rlicular junro a Dios como
objeto de vene¡ació[ oultual en sus asambieas reli-
giosas suponia un paso t¡ascendental e inaudito. Es
dec¡r. en las prdcticas de\ociona¡es de lo. lrimero¡
grupos cristianos y eIr las üeencias que estas con-
llevaban, se vincr ó a Jesús con Dios de una forma
asombrosa y sin precede¡ltes De hecho, resulta cla-
ro que muchosjudios contemporáneos que no com-
partían la fe de esos primeros circulos de cristianos
contemplaban esta exaltación de Jesús como algo
del todo rnapropiado e incluso blasfemo:'.
Esta asociación íntima entre Jesús y Dios se re-
fleja en la manera en que los p¡imeros cristianos in-
terpretaron el salmo 110, que parece haber sido uno
de los pasajes biblicos más ampliamente usado por
cllo.. Vieron a Dios ) .r Jesú. en las palabras inrcra.
les. donde -dice el Señor a mi Señor: 'Siéntate a mr
derecha...')) (Sal I 10- I )25. Asimismo. como subrayo
en otra publicación, en Flp 2. 9-11 se vincula a Jesirs
24. Lrna lez mis. Er¡iloa los ltrtoresa ¡niallicolo: L $ H¡r
tá<1ó, Otptilit»t.15-58.
Ptc-70 c.E. Je\|kh
25. Sobreelprinitilo trso cristiano dc cre salmo. ct poi qem
plo M Hen-cel. S¡,¡¿¿r ,, ¿¿llf a)trrrt,í-. Edlnburgh 1995, l19
225: D M. Ha!, C¿4 ¿¡ r¡¿,4¡ght Hth¿: P\alln l/0 ¡n Earlr Chtit
¡¿¿¡ r, Nrlrville 197:l
13 ;(:óna l!(st ta\ú\a t(r Dn,tt
oon Dios como objeto legitimo de la sumisión y la
veneración unive¡sales descritas en Is 45. 23.
De hecho, este patrón de devoción cultual, en
el que se incluye a Jesús de forma prograrnática a1
lado del Dios uno. es lo qüe probablemente cons-
tituye el rasgo más característico y destacado del
cristianismo primitivo. Es decir, nos enfrentamos
a un fenómeno clave, fundamental, absolutamente
crucial. En la época romana (como pa¡ece haber si-
do el caso en el mundo antiguo en general), la pm-
xis cultual (normalmente el sacrificio) era la expre-
e.encial de la religrón. asi como Ia [orma más
"ión
c¿rácterística de a1l¡ma¡ la participación en una
determinada perspectiva religiosa o en un grupo,
y de manifestar su adhesión a ellos. En el pe¡iodo
del Segundo Templo. los judíos piadosos optaron
por expresar la singularidad de su actitud religiosa
de lorma clara y lajante en el área del cullo. negan-
dose en redondo a unirse al culto de cualquier otra
flgura fuera del Dios de la ¡evelación bíblica,6. A
narlir de l¡' lucha, macabed. ) ha.la la época ro-
mana. el culto se convirtió en el á¡ea fundamental
en que Ia peculiaridad religiosajudia se mostró de
una lorma más nitida (y fue un rasgo de la religión
judia que a menudo provocó críticas por paite de
qrr'ene. no eran judio.,. Aqucllos quc fer.ilarierñn
a los judíos a causa dc su fe no les dieron a 6rmar
una declamción dc su credo, sino que, por el con-
26. L. W Hu ado lr)t oh Et h Di.l Jplu:
BeoN d ca.ll.
Crnnd Rapids - Cambridsc 2005,I ll 133.
D(vt¡ónu ¡Aú! en el oitiuh¡th. Finúih 49
lr¡rio.
les insmron y les exigieron gestos cultuales
que suponian la aceptación de los otros djoses del
Iromento. tn ese ambienle. l¡ preocup¡cián mi'
sensible de los judios piadosos consistió en man-
tcner la singularidad de Dios en su praxis cultual
(por ejemplo, 1 Mac 2, 15-26).
Asi pues, los o¡igenes sorprendentemente tem-
pranos, la ausencia de un precedente y de Lrna ana-
logia válida, así como la importancia clave de los
escrúpulos relacion¿dos con el culto entre losjüdíos
del Segundo Templo, hacen nec€sario un análisis
históico serio y creativo que explique e interprcte
los origenes del culto a Jesús como un se¡ divino en
un movimiento religioso que aparcció en cl judais-
mo del Segundo Templo. Estos factores, que con-
vierten la devoción a Jesús en algo tan destacado.
servirán para explicar por qué he dedicado más de
vei¡lte años de esfueüo a esta cuestión. En la par-
te flnal de esta reflexión, enumero brcvemente ios
p ncipales rasgos del plante¿miento que he contri-
buido a desarrollar y por el que abogo.
1. El enfoque del planteamie¡to incluye tanto
la praxis devocional como las creencias religiosas-
Otros exegetas han tendido a centrarse más en la
«cristologia», la fe acerca de Jesús en el cristian ismo
primitivo, y en los términos empleados para expre-
sar dicha le; y han prestado una atcnción sorpren'
dentemente escasa a la praxis devocional. Asi pues,
por ejemplo, gran parte del estudio académico de
1a cristologia primitiva se ha cenlmdo e11los titulos
rt) ,..útu llqt J!sú\.:!t Di)\l
honorificos aplicados a Jesús y ell doclrinas parti-
culitres, tales como la fe l3n slL resurrccción. o cD sll
n:tiimrerrlr\ nril:¡ero\o. o en .u .pree\i\trnL.i.l.. (¡l
cl cielo previr a su existenoia tcrren{1. Asimismo. el
estudio de los himnos primilivos acerca de Jcsús ha
tendido ¿ centrarse casi po¡ completo en los con-
tenidos, preslando poca atención a la importan-
cia dc la /2[irll¿d que conlleva cantar tales himnos
como parte del culto de los cristianos primitivos.
Er1 vez dc en la «crislologia», yo me centro en la
«devoción» a Jesús, un ámbito de lenómenos más
ampli,r. J(ntro diliual rnclu¡o la -cri.t.rlogrr-. pe-
ro también la praxis devocional. «Devoción» es el
término globalizador que uso para desjgnar todo
aquello que implicaba el puesto que Jesús ocupaba
cn la lc ) cn la rida relrgio.r Lle lo. primero\ cri.-
lianos. En particular. subrayo Ia importancia de las
p¿ ula. de lr /ñr../ Y^ de!,u{ional del irislrani\mo pri-
mitivo, y p¡opongo que equivalen a venerar a Jesús
como un ser divino
2. En un esfuezo por evitar abstracciones y alir-
maciones inúliles y difíciles de probar, he s!¡braya-
do aquellas acciones piadosas especific¿s y dcmos-
trables que están atestiguadas en nuestras l'uentes
crislianas primitivas. planteando que esos fenómc-
nos coellevan un patrón original y caracterjstico
que apunta hacia l¿r colrdición divina de Jesús. En
diversas publioaciones. desde el libro que escrjbí
en l98E One (iol, Ox¿ ¿od en adelante. he hecho
hincapié en scis prácticas cooc¡etas que dan [orma
a esta novedosa y cxtraoadinliria pauta devocion:11
D¿r\htt d.hn^ tn rl (i\tnu¡\"t' ttiütlt\¡ 5l
|illente en nuestras fuentes cristianas pimitivas:i.
Sc tralx de las siguientes prácticas: a) himnos acer-
,.r ,li .le.Lr\ \'anlirdos comu fJ llc del .'rll,, L._i\ll,rno
frinlili,ro: b) oración a Dios «por medio de» Jesús
v «en nombre de Jesús». e incluso oración directa
¡ .lesús mismo. incluyendo pafiiculalmente la invo-
L.rcrón de Je.u- en el ¡rnbrcnre culrua I \'un r.IIrdflo:
c) «invocar el nombre de Jesús». sobre lodo en el
l,¡uli.mo iri'tiano. ) en sanñciunc\ ) c\.\rr'i\mo\:
d) la comida en comunidad cristiana celebrada co-
mo un banquete sagrado donde el Jesús rcsucitado
preside como «Señor» de la asamblea; e) la praxis
de «conl'esar» a Jesús de forma tual en el contexto
delculto cristiano: y f) la profecía cristiana entendi-
da como oráculos de Jesús resucitado y del Espíritu
Santo de profecia, comprendiendo a esle lambién
como el Espiritu de Jesús.
Centfarse en estos fenómenos concretos lacilita
todavia más el análisis de cualquier precedente y
analogía. El resultado de tal estudio es que en el
judaismo del Segundo Templo no existe una ver-
,ladera .rnalogia pirrn cddr unJ d( i\r:r\ ¿J.'ione-
por separado. Y el conjunto de la p¡axis delocional
resulta aún más impactante. Dc hccho. sostengo
que esos lenómenos se interprctan adecuadamente
como un eqlivalente del «culto» a Jesús. es decir.
l¿ inclusión sin precedentes y singular de Jesús en
17.L W Hufado. ¿1,. dx¿ oñrLonl,tOAt)+ttJ.,7htB¡)u-
Shatf ú/ Dt¡t aht¡r¡th tü,iti', ¿^ C. C Ncwnan - J. R
ktr¡dn
Dnlilr C. S Lesis (e¡\.). /¡¿.ttr'¡ $ Rr.¡ t ol ( h t ¡tn¡qt ¿l Mtü r
. \¡ ¡¡\rs't rlt.l.id.l tnoo tP 't\.. P u_ -l
52 ;<:óttalcsó J¿sú¡d !{ Dbt!
la vida devocional de los grupos cristianos oomo
objeto del tipo de vener¿ción que, por lo demás,
reseNaban a Dios.
3. Por otro lado, parte de mi interés se ha cen-
trado en desarollar un modelo conceptual que re-
sulte útil a la hora de intenta¡ comptendet cómo
pudo surgir un patróü devocional tan asombroso
en la tradición.judía del Segundo Templo. Aunque
esra de\ocron a Jesús parece.er ún,ca en su epoca
y su ambiente originales (es decir, en la tradición
judía del siglo I), he analizado con detenimiento
ejemplos de innovación religiosa a lo largo de los
siglos, y en particular en el escenario moderno, y he
tratado de inspirarme en estudios de estos fenóme-
nos a la ho¡a de formular un planteamiento para el
c stianismo primitivo. Dive¡sos estudios desde las
cieocias sociales demuestran qug efectivamente, en
Ia" tradiciones religiosas pueden ¿parecer impor-
lantes innovaciones, vi¡culadas por lo gelreral con
inteosas experiencias que a sus receptoles les cau-
san la impresión de ser nuevas revelaciones,s. Nor-
malmentq estas revelaciones equivalen a reconfi-
guracioues de las creencias y/o de las prácticas de
la t radieión religiosa pre\ ia en Ia que .e erperimen-
tan. Tales experiencias pueden dar pie después a
innovaciones exitosas lmostrándose dicho «éxito»
en la formación de un nuevo movimiento religioso
capaz de crecer y perdurar a 1o largo del tiempo).
28. L §l Huúado, RglA¡,Lr E\püi¿ L¿ dh.l tulirnnl
lbn inlhe N($ T!§dtn¿ht: Jour¡al olReligion E0
Dlto. ktn u J.§^ u tl .tist itkkñ. tt¡nit iú jJ
cuando las creencias y/o prácticas reconliguradas
se defienden con la suliciente claridad, credibilidad
y atractivo.
4. Asi pues, podemos pensar en estas remodela-
ciones básicas como «mutaciones» extraordinarias
dentro de las t¡adiciones religiosas. Al igual que su-
cede con las grandes mutaciones biológic¿s de una
especie, estas remodelaciones se distinguen y a la
vez están claramente conectadas con las tradiciones
religiosas de las que proceden. Es decrr las princi-
pales inflovaciones pueden tener lugardentro de Ias
tradiciones religiosas por razones que no sean el in-
flujo o la importación de convicciones o prácticas
procedentes de otús tradiciones.
5. CoNcLUsróN
La consider¿ción de Jesús como figura divina se
manifestó de un modo más claro y üvido al atri-
bui¡le las fo¡mas de veneración devocional quc he
enumetado brevemente. Así. al menos en este senti-
do, podemos decir que indudablemente Jesús «llegó
a ser Dios» y «en la tierra» (es decit expresado me-
diante fenómenos históricamente obse ables) en la
pmxis devocional del cristianismo primitivo.
He descrito de forma resumida distin tos plantea-
mientos de las cuestiones relacionadas con la ma-
nera y con el momento en que se dio este llamativo
fenómeno y lo que representa, y he intentado esbo-
¡ ot¿-
zar el enfoque que yo (junto con una serie de exege-
(1000) t83-20.1 tas contemporáneos de diversos paises) encuentro
 l)t\'
;(:¡nb l.S¿ k\ú\d s?t
más coherente. Este palrón de devoción surgió tan
ptonto eo el movimiellto crisliano que las teorias
evolutivas sencillamente no resultan adecuadas. Dc
hecho. en la medida en quc e' potiblc emir ir un .¡u i_
cio, este tipo de devoción a Jesús parece haber sido
LLn Ésgo de los grupos que conformaron el movi-
miento cristiano desde sus inicios Sin embargo, la
naturaleza de la innovación que ello coDlleva es tal
que no podemos presentarla como un¿ mera exten-
\ión o una adaptación menor de creenctas ] pric'
ticas rcligiosas anteriores. Tampoco podemos pos_
tular que esta sorprendente novedad en Ia praxis
devocional sea básicameote una inferencia lógica
realizada solo cuando los primeros cristianos em-
pezaron a ver a Jesús como alguien exaltado hasta
el honor y Ia condición celestiales-
Considero que la devoción a Jesús como alguien
divino supuso un paso tan novedoso y significati_
vo, y se produjo de una forma tan tempÉna que
únicamente puede expiicarse como una respuesta a
la firme convic,ción dentro de los primeros grupos
cristianos de que el Dios uno de la tradición bíblica
deseaba que Jesús fuese veüerado de esta ma¡era.
Los escrúpulos del antiguo judaismo en relación
con elculto eran tanl'uertes, que ¡o podemos tomar
la devoción a Jesús como una evolución accidental
o como un indicio de la disposiciór1 por parte de
lo. primeroi crr'liano. a llerar a cabo crpel'imtnto'
iitúrgicos. Los circulos de judeocristianos entre los
que iurgio l¿ de\o(ion a Je.ut colno algulcn en cicr
to sentjdo divino \'eneraron a Jesúsdel modo en que
Dtwtntn¿-l¿úis en.¡ t¡i:tirñilhú ¡tt¡nntv 5j
lo hicieron solamente porque estaban convencidos
de que Dios quel-ia que hicieran tal cosa.
¿Cómo pudieron Ilegar a tan sorprendenle con-
vicción? A mi entender, debemos postular que los
seguidores de Jesús fueron objeto de intcnsas expe-
n(ncir\ reveladorJ\ poLo despué¡ dc la eieeución
de su maestro,las cuales les otorgaron la certeza de
que Dios había concedido a Jesús un honor y una
gloria en el cielo sin parangón. Aún más admirable
lue la convicción, también transmitida directamen_
Ic por medio de esas intensas experiencias, de que
Dios deseaba que la gente le hontara venerando a
Jesús con el tipo de actos que aparecen reflejados
en los escritos neotestame[tados.
Pese a lo sorprendente que pueda parecer. las
pruebas indicao que Jesús recibió el tipo de devo-
ción que asoci¿mos con una deidad en priñer lu-
gat en los círculor .le ¡udlos p¡¿¿osos que lormaban
parte de los prime,o. \eguidores del joren mori_
miento cristiano. En un principio. Jesús fue trata-
do como alguien digno de honores divinos, porque
los cristianos estaban convencidos de qlle hacer tal
cosa era obedecer al Dios uno. La condición divina
de Jesús, sin embargo. no constituia realmenle un
ejemplo de apoteosis, sino que, por eloonha o, se
trataba de una innovación rcligiosa bastante nove-
dosa en circulos profundamenle co[trarios a tales
ideas paganas y, por consiguiente, con nula dispo_
sición a asimilarlas.
En este sentido, podemos decir que Jesús real-
menre no «se convirtió en un Dios». Antes bien.
5ó ;Cókb 11.!i h,lit d tu 1)n»'

le tributaron una devoción cluc cxproslbil ol rcoo' 2

nocimiento típicamente cristi¿rno dc quc.lcsús cr¡
LA DEVOCIÓN A JESÚS
el emisario exclusivo dc Dios. cn quicn sc rcllcjr-
ba de fotma singular la gloria del Dios uuo y para
Y LA PIEDAD MONOTEiSTA DEL
quien Dios Padre exigia ahora Llna vcn0riroi(in to- JUDAÍSMO DEL SEGUNDO TEMPLO
tal «como para un Dios».

Tanto para quienes obseflan la tradición cristia-

na desde fuera como para quienes la siguen, tal vez
el rasgo más distintivo de la piedad y la fe crislianas
sea la devoción a Jesús. De modo particulat la ve-
neración a Jesús como un ser divino probablemcnte
sea lo que marque la diferencia, en 1o que se reiierc
a la fe y a la praxis devocional, entre el cristianis-
mo y sus dos religiones hermanas, «procedentes de
Abrahán», que profesan el monoteísmo. De hecho.
a lo largo de los siglos. para muchosjudíos y musul-
manes piadosos el culto iributado a Jesús ha sido el
aspecto más inaceptable de la fe cristianar-
Si se me permite la franqueza, desde la perspec-
tiva del riguroso monoteísmo dc los judíos y los
rnu.ulm¡nes praJoso,. la \enerdcion cri.tiana por
-Iesús como un ser divino puede ser vista como algo
ridículo e incluso bl¿sfemo. En términos históricos.

I Por ejenplo. y¡ en el sislo It Trilón consideru lá dcloción a

lesús.oño nlgo blasléno (Jurino Mártir, D¡¿1.:18. 1)
58 J'i)¡no U«tt .L§i\ u *t Dn)\t
parece muy dificil entender cómo cstc cLrlto ¡ Je_
iur como dlguien Ji\lno pudo 'urgir ljn lJ nlillrl/
deljudaísmo del Segundo Templo de donrlc naoc el
crjstianisr¡op mitivo.
Como señalamos en elcapitulo antcrior' la cxoel_
sa condició¡ de Jesús en la devoción orisliana lradi-
cional suele explicarse históricamente como el rcsul_
tado, en gran medida, delinflujo pagano cle la ópoca
romana, y más en concreto de la disposición dcl pa_
ganismo antiguo a divinizar figuras humanas. tales
como hérces y gobernantes (apoteo§is). Bajo esos
influjos de acu€rdo con und teoria muy divulgada
la piedad monoteista supuestamente «más puta» de
los círculos originales de seguidores j udios de Jesús
se tÉnsfbrmó en la pauta de le y praxis devocional
cristiana que nos resulta más conocida.
En una serie de publicaciones a lo largo de mu_
chos años. he ofrecido descripciones y análisis his-
tóicos de la primitiva devoción a Jesús, subrayan-
do sus rasgos más llamativos:. Asimismo, junto a
otros estudiosos he planteado que los testimonios
históricos realmente no permiten atribuir la devo-
ción a Jesús a tos influjos p¿lganos, ¡i tampoco res_
pdlLlan un modelo de de.arrollo e\ululi\o. 'egún
el cual el JesíLs divino no apareció hasla una etapa
poslerior del movimiento crisliano primitivo. En la
reflexión siguiente. y basándome en esos esludios
prer io.. pretendo mu.lrar por que la ,le\ o'i'''rr m l'
2 al en esDecial L W HuÍado. Sr.ro¡ "/¿vlir.. Srlinr¡ncn
r20l):¡
.oos: t¿ on¿ ¿otl. Ok¿ Lotl. Phila¡elphia 1988. London
D(v\ión u J^ú! ! tnoh.l¿iw. iu¿io J9
irnligua ¡ Jesús como un ser divino se interpreta de
k'rm.lmá5 adecu¡dr como una d\ombro\a in.]o\a-
ción y como una novedosa exprcsión de la piedad
monoteista camcteristica de la tmdición deljudajs-
mo del Segundo Templor.
l. [MpoRtAN(r\ Dr I \\, I I sfto\t si Ro\otúur, \s
Lo pimero que deseo subÉyar es que la devo-
ción a Jesús se desa(olló muy pronto y muy rápida-
mente. Al comienzo de mi investigación, füe sobre
todo el profesor de la Universidad de Tubinga Mar-
tin Hengel quien, con los coÍtundentes argrmentos
tan c¿racterísticos de él que exponia en uno de
sus trabajos, me hizo reparar en estoa. Las fuentes
Iristóricas más antiguas que han llegado hasta noso-
rros para esrudiar los origenes del crisrianr.mo son
la, canas del antes lariseo Saulo de Tarso. más co.
nocido hoy como el apóstol Pablos. Estas cartas for-
man p¿rte del Nuevo Testamento, «Escdtura» para
3. A. F Segal, O¡iL|rcn: Juddkn anl Chr¡stianilt ¡k
^¿¿¿..a¡ 1986. explora en esLe sugerente libro
nk Roñan Worl¿, Cdñbtidec
dc una lorm¿úás minucios! los oricen* del¡daismo mbinico ydel
.rñtianisno coúó nolinie¡ros «hcrmanos» que suryie¡ón ¿ p¿rlir
(lc lalradi.iónbibli.o/judi¡de la época ro¡¡ana ¿ nterio r.
4. )¡. H.nE l. Chtistolos¡e u l
neut¿!4ñ¿htl¡.h¿ Chnnalasic. ¿n
H Bal¡e¡${cilcr - B. Reicke (etls.). l'¡tue: Ta:tah.ht úd A¿n¡tn'l1tc.
t.itNcht AC btann,Zni.ch Tübinsen l9?2.11-67. Citola rH¡luc-
cló¡ ingicsa: Crl¡¡,Ls, ¿d ,\i,» T\nLment (:htuh.l.g!, ctl Bt^1t¿n
./¿vrs d,¿ P¿l London 1983.30-47.
5. L¡ lileraüra acadó¡¡ica sobE s¿uló/Pablo es i¡mcnsa. Con
lines propedéudcos. cabc dcslacar el reciente libro de C. Roetzcl.
l'du¡. 'fh¿ Ma dnl the l.llth.Minneapolis 1999. Pnr¡ un rrse.alde
inl¡rm,.ión ln¡dañenral.cl. C. F. H&rho¡ne-R. P vairi¡ D.G
]ie\¿ (etls-). Dn ¡n n$r o¡ P¿ul¿ñ¿1 /1,r ¿¿l¡¿r, Dow¡eis Grole I 9!3.
ó0 ;(r o 11.ú)l v^n rr 1r1\'
los cristianos y tambi¿n valiosisiIrirs pi[ir lir inv¡isti
gación histó ca sobrc clcristirnisrno ln'iIrilivo.
Por lo gcneral. los cxcSclls c()i ((lcn cn que
siete dc las cartas neolcst nrcntir'i¡rs rrtribLritl¡s a
Pablo Iueron sin dudn algunlr cserilrs pr)r ¡1. Iislrrs
se suelen fechar ent,e llnirlcs (lc [)s rr'r()s euirrcnla
y oomienzos de los sescnta (lcl sigl() l¡l corno l.
advertia Hengel, Ilama ln illcnci(in q lrc lirs er rlirs dc
Pablo llegadas a nosotros /,/..vl,rr¡gra un clclrdo
conccprodc Jesú<comn,Vr,sir.-r,/¡¡l,r,,,crr frir-
go), «Señor» (/9r¡o.ren griego)c «hiio» rlc l)ios. asi
como un modelo de devooión qLrc vcrcrir ir .lcsrls de
una nlanera que ecluivale a lral¡rl() conro si fircril
en cierto sentido divino". Sin onrh¡rgo. cl csfacio
de tiempo entre la probable l¡chii Llo h oiccr¡ción dc
Jesús (30-33 d.C.) y la primcra dc las clrlxs dc P:r-
blo conscrvada. (Lr. 50 d.C.. t.rl \§/ ¡rlturr,,s irl,,.
antes) es de apenas veinte añosr. (litando l¡ griifica
frase de Hengel, «en lo esencial, parr la crislologia
[]a l'e en y sobre Jesúsl fue más trasccndcntirl lo qLre
-u(eJió en e.os pocos dño. quc Jurrnlc l, 's {,!Ui. n-
tes siete siglos de historia dc la Iglcsi¡»'.
De hecho, si reflexionamos algo mis ¿rl rcspccto,
llega rcnro\ J un,r conclusión .'ron,'l,i¡ir'rr nr:r. rr*,rrr-
brosa todavia. El hombre conocido conn) cl rp(islol
6. He rellerlon¿do sobre los lcrimoni(\ rccru (1. l (l.v,i.r')n
¡ e¡ hs cnrus de Pablo co¡ mu.h¡ nüyor e\rúnsnir cr l. W
Jesüs
Hu¡trdo, Srr,¡ J¿r,.r tu. 105-186.
7. lTesrele¡alarseenlrccl4Sycl5Lrl.( soh[ hs lr.hrs ¡ü hs
activtrfrdesdcPablocnlosdcbatcscxc!úli.os,el:l)or ürciit)1,,1.
Alc\ander. Chtunalús.r ol P¿ul.enDú¡n),¿rr¡,1 tt ¡. II\ t)\
8. M. Hengel. A¿l'1?¿, -¡¿!,!¿ttul húl.l\)-1tJ
D.t1titn1t.I!\ú\rt".r.tt1\n.ju.lb ól
I'ablo probablemente sea el más fámoso corlverso
il la fe cristiaDa primitiva. Dc
acuerdo con todos
los cálculos, su conversión debe fecharse muy po-
cos años después de la ejecución dc Jcsús 1() sea. en
¡lgirn momento de comienzos o rnediados de l¡ dé-
cada de los trcinta.). Adcmás, cn un pasaje ¿tutobio-
grállco de su cafia a los conve¡sos de Galacia (una
región de la actual Turquia). dcscubrir¡os que antes
Je .u conversron .e habia dcdi( adn c, 'n cel,, J .(tsJir
las tradiciolesjudías y que, llevado por ese ce]o. ha-
hra irrtentado cnergicamenre de.rruir el jo\er mo\ i.
miento cristiano (Gal 1, 13-14)'q. Obviamente. debió
de encontmr en él algo inaceptable, tan reprochable
que puso todo su empeño en eliminarlo.
A fin de evita¡ malentendidos. debo insistir en
que su oposición violenta iba di gida contr¿r algu-
t,os totr,l¡Ciohtriú' ju,./i,,.'. Hemo. de ad\('lir qIe
la «iglesia» quc provocó la ira de este celoso l¡dseo
Je nombre Saulo er¿ loda\ ia un nuevo m!,\ imicnto
religioso totalmcntc inmerso en la comunidad/tra-
dición judia dc la ópoca- Por tanto. parece qLre este
devoto fárisco cstab¿l preocupado por proteger la
9 Cál l. l1 2, 2l cs cl F¡s¡jc ¡ulobiográñcó miLs rmplio en l¿rs
crnas antónlic¡s de P¡blo. e i.clur-e l¿ r.lcEncin m¡s explicrta x rL
.on!úsión. ¡¿s¡¡do de sr u¡ !iolenlo oponeDre xl morimicnto d.
.rcsus a un terviente ¡elensor de la de\ocrón a su ncrsotr¿ tin cstc
¡¡ejo ltribule su r¡anslorñ¡ción relisiosn n un¡ E\elació. dni¡a
ic¡l I, lll7).Olrorelev¡nlep aic autobiográfi.o cs Fl¡ 1. Ilr.
¡onde t¡mbién ftmne asus nu] rrndrcronalcs áDtc..dcntcsjudios r" ¡
e\'. ñr,..'rnr.'11. u,'".un
'.''ruJ.'.!...
¡e¡abersidolariseo
a
En l aor15,8-l0h.Vo1r¡ rcacrn.iin'rsbreve
(' A n su conleNi¿n Pan nn¡ rcñcrió¡ nriis nlnucios¡. cl por ejc¡rplo
M. H.ig.l, Tht Ptt-( hr¡stiak Pnl, L.Ddon 1991. r" ñ.s brelerEnlc
a. Raetzcl. Pou¡: 7 h¿ tht"tlttuMtth,E47.
h2 lh4t.^¡\n r' lrr\
i(\i t)
integridad religiosa dc su rcligl(''rr rrrrr(sllill Irtlllc
a las scgúD él inapro¡iaclrrs c irrelLrxr ¡cligllrsas
t|.rn\lutm.l\'i, 'ncL qu( \. lrl.rllll(\l.rh.r¡r(ll l, '. llfilr(_
ros circulos de creyentcs iuclios crl .lcsús.
Pablo no dice dc fbrmil cxplicilrt qrró irsl)ccto de
lu. ..!llldor(. dr Jcsu. m,rlrr,' .tr r. lrcrlrr rrti , 'lr _'_
ción. de lnodo que l()s cxogct¿ts Il¿rn e()nsi(lcl ir(lo uü
abanioo dc posibilidadcsL . Algtrnos hrro ¡«rpttcsto
que a Saulo le prcocup¡br cl h,rclx) dc qLrc los ilr_
Dr\otnn¡ t Jtri\ rittli óJ
',nbn.r'ir
(licióo [rnica y subl;¡e. Es dccir. etl lo lwtdancnlal,
l onrerrió de Plthla ?«re« hdbar s¡do un &nthio
tt¿¡& ¿e su! iLlcas (t(cfta d. Jesú.\.
Dc hecho, otros pasajes dc sLrs caltas nos pro-
tu,fcrohan bll-rirnle. indr.iüs de llilsta qL¡ ¡ru-
lo tue radical ese cambio en su lbrma de pens¿rr
ircerca de.lesús. En Gal 3, l3-14 (en medio dc una
(liscusión que contiene sutiles y complejas Iei'eren-
cilr-s a pasajes de distintos libros de la Biblia). Pa-

deocristianos no cunrpliiln il(lcctr¿ldilnrcrllc l¡ lb-
rá, o de quc collll alc rn izilb¡ n col) cxccsivrr libcrtrd
con los gcntiles. En cualc¡uicI caso. rro hily Pr ucb¡s
de quc alguna dc esas posibilicl¡tlcs lirosc tro cle-
¡¡ento caraclcristico dcl movinricnto tlc.lcsús tlu_
rante Ios primeros ¿tños, cu¡lrdo Saulo dcsPleslba
sus celosos esfuerzos. Parccc proh¡blc qtro cllltc las
raroncs que tenia para proccdcr oolr1r¿l l()s pl-ime-
ru. JuJeL,(ri\llJnu\ 'ñbrcsrh(rir 'tl i,l(hEIr.rcl"rr r
cau-.r .lc h. afirrn¿,cion(\ quc (5lt)\ hrlr:i¡tt :ti'rc¿
de Jesús y de la vcne|ación quo lc lribLltilban.
entcnder. resulta particul¡rnl0ntc sigllilictllivo el
hccho de quc Pablo cxpliquc quc su rcoricnlaci(in
relrgiosa se debió a una rclclaci(in divirl¡ dc Jcsús
como «Hijo» único de Dios (Glrl l. l5). Bsto su-
gicre que el clemenlo cogllitivo lirll(l¡mcnlill cn Ia
convel-sión de Pablo tue su dcscLrbrimiclrto dc qüc
Jesús (a quien hasta erltonccs p()bnblclrrcñtc ll¡bia
considerado ún falso m¿rcs!ro)gozllbil dc Únll con-
l,.r'no.rl \ |ll'lr"'.1 / "1\ ttt
O "t
Bi¡l.rl I irmrurc 95 ll9i6l9l-l1l
blo se refiere a Jesús diciendo que ha redimido ¿r
los creyentes «haciéndose una maldición por rloso-
lr,,- . y luego cira un rer'iculo del Deulcrorornio:
(Maldito es el que ouelga del madero» (Dt 21. 2l).
Lina posibilidad jnteresante es que aqui Pablo esté
rcinterpr€tando cn sentido positivo una rclcrcncia
cxlremadalnentc negativa a Jesús como «maldito»
que pudo haber tenido su o gen cntre qLrienes lo
\'ei¿n como un falso maeslro/prot¡ta. Para ellos.
l¿ ejeoución de Jesús habia sido un castigo justo e
nli indicaba que había caido bajo la maldición divina a
^ causa de su mala conductarL. Si Saulo cl fáriseo- el
l':rhl^..frecnsllano . .e enrnnlr¿br enlre qüi( rc\
luzgaban qLLe Jesús cra un proiita/rnaestro f-also
I I C. N. St¡nl.n../¿vr!,/,\¡t:dttth A Mtqi nr1 ¿h¿ t it(. Pnr
1,h.1l¡ho D¡1riw¡ () t Pú)¡/¿,1. c. J B Greeri Nl. lurn.r (cds).
h."L\.1Na:¿úh, Lonlan¿( h'¡n Lr $nnttuHin.úalld ur¿
\{1 L\dundt (hti\hlqt.Aran¡ Rnpi¡s 199i1. 16.1 lN0. cdudir bs
rcsi nonros miLs intiguosdcdichrs ¿cusncio..s poléhicis contu .rc-
\ús cn ld: lu.nrcs ru¡r¿s plnnltius Lh d(latutión p¡ulin¡ \.gún Lr
',1.'l t,r"rD. .".'fu.".
.rn¿t.mr,.onlr¡ Jesüs (l Cor ll.3) fucdc \cr otrá nlLNión x lo que
\rbia q( cr¡ lá n¡ascn negaLivn ¡eJesúsquq uLgunos cor r.Isro¡nrios
¡ (¡ $slcnirn. arluell¡ imascn quc cn oú¡ ri.m¡o conur.i ri¡ r¡l.s
,tL .r¿¿rh¡bcr rcoibido una rclel¿ció¡ dc la vcrdad
t)4 ;(¡hb llrltl lr^r \t l,tr\
y maldito. y por eso cottsi(lcritl)ir (lrrr L' (1.'r()ei(in
quc lc tribLrtaba el movinlicn(o (lc strs s.Jrrrr(l()rcs
craesc ndalos¿, eslo cicrtilrltstllc rxl)ll(it¡ ilt stts Lle-
uodados cslucrzos pol supriolirlo Arltrrrrrs.si tles_
pués tcrminó por creer quc l)ios lc lrrrbirr rrrostr'ado
quc estaba complelamcntc cquivrLriir r i¡Lrc. cn
realidad. Jcsús contaba con la a¡rrobrrttorr rrtpt'cnra
por partc de Dios y gozaba dc str Iirv()r i specirrl. sin
dudr csto daria razón dcl rcpcrrlirrt) y lr rrsccn(lcotal
cambio de Pablo. por el quc pirsii rlc scr I rrr oP(tllcn-
te a un delensor del mo!imicnt() crisliirrl() ! dc su
mensajc acerca de Jesús.
En otro pasaje. P¿ülo consitlc|rr que los.iudios
que son illcrnrc.\ dc pctuhir (lrr( (l .lL.ü. rr'rl(lla_
do y exaltado porta la gloria do I)ir)s. y (l(rc cs iLcltl-
mado jusi¡mente como «Soño». Iir(lcccrl ccgucra
cspiritual (2 Cor 3,7 4,6, cspcciir|)rcrr(§ 1. l2 l8).
Parece baslantc probable. adcnlirs. quc llquí Pnblo
.e in.pira cn .u pirsad,,. (n su c('tlr.(nl(, l,tct iirrrr. rrlc
ncgativo de JesíLs y en la r¿dicill rccoltsi(l0rncia)n de
ól que oreia haber rccibido por rcvclrtcit!tt rlivina. A
la luz de dicha revelaoi¿ . P¿rblo sc pcrcutri de que
su antcriol rechazo de la procllnrilci(iD (lc llr eondi
crórr !loriu'a Je.lc.lt. cr.r ri.¡'. ¡ trr,,rr.,,
Resumirmos lo que hemos crptrc\1(¡ ltirstil itho_
ra. Pablo rcmite a su propi¡ co¡vclsirin conro un
acontecimienlo centrado fun(l¡utctllullllcrltc co el
rcconocimiento dc la coudicirin glorl()sx dc.lcsirs.
AJcmr,'. .lc.prrcs de 'Lr (\,n\ür\.,,rr \L rrt\1'fla,r. .rr-
seguida al movimiento rcligioso y [r l¡ cn .]csús
quc lri,bi.r I ¡t.rdñ dc de5lruir I :r Llt,luL'L'i,,r m.i.
Drtu(ntn a J¿\út ytúrot(ivroju.lb 65
r.r,,,,n.rbl(. for lo l¡nro. c. quc.u opo.ición prc\.a
hxbía estado dirigida prccisamcntc contra cl con-
cepto de Jesús que se si11tió mo\rido a adoplar a raiz
dc su conrcrsión. Ello significa, a su vez. qLrc cllfre
la aparición dc un movimicnto judio dc scguido-
rcs de Jesús muy poco dcspuós dc quc cstc J¡cra
crucillcado y la conversión dc Pablo (quizás cn cl
rr¡nscur.o dc uno o do. ¡ños. o en cualquler c.r.o
pocos más). la dcvoción a Jesús ya era un rasgo
Jctlnirorro dc dicho mo\imicnlo. Vas aun. r.r,¡
!§( tnome to la de'¡oción a Jesús debia ser lo suii-
cicntcmente llamativa (audaz, incluso) como para
haccr que este antes ferviente fariseo se decidiera
,r d(slruir Io quc consideraba una ¡nno\acrou rn¡
ceptable en la religión .iudia del Segundo Templo.
Tuvo que tratarse de una ofensa enorme por parte
dc los_judeocristianos la que suscitó el tipo de celo.
similar al de Pinjás, con ei que Saulo/Pablo atacó
cl movimiento de Jesúsr:.
No es probable que relacionarse socialmentecon
los gentiles, ni siquiera el ser menos observantes
dc la Torá de lo que habrian preferido los fariseos,
provocase este tipo de acción- De hecho. existia una
considerable diversidad dentro deljudaismo del Se-
Bundo Templo, y los faliseos no poseian ni la au-
loridad niel poder de regular una expresión unifor-
me de ser judio. Sin ernbargo. parece ser clue para
l2 La r.lcr.ncia dc Pablo x su (cclo» nLgicre un¡ alusión ! la
lrx¡i.ió¡ ¡so.irdacon
rr Scland,,l¡r,?¡,/
la
¡r^,r
aoión d. vieildn.ixdc Pnr ás(Nm2i). Cl
¿,¿/ ¿i1rlr ZtdLrhh R¿tl¡"t Gl | 13-tl
ii) t,ilht.l PhiL) t Wt¡thg:: Bibli.¿8:l(2002)¡49-471
óó ,(:tt r llt qt' tt\r\ t I r l\ '
el devoto fáriseo Saulo/l'ahl,r i l l0rt rr rrr(i\'rrrlicntlr
de Jcsús traspasó los línritcs ilc§|rtrrllrs (lclrln) (lc la
variedad. y x su juicio cllo cxigrrr rrrrrr ;ri It0tt tttgtnLc
y conlundcnte.
Asimismo, es importltllc t)(,litr (lrr(, (l( strLrós de
su conversión. P¿rblo ntrnur (Lr rr (rrl(lr(l( r (lrro lxs
alirmaciones y Ias práclicus (lcvt)tt()ttitlcs (lrrt.rlir
mn y rcfleia en sus oarl¡s lcPlcsclll§ll illil' rl()\c(loso
para é1. De hecho. insislo crl qrl(. ( rr (\i)s lcnras.
tanto élcorno otrosjudoocrislirrrl(ts (lc lil rglcsil dc
Jerusalén comparten l¿t misnlrr I¡ jr cl rr r rsrr
de dcvoción (por ejemplo. l( r)r 15. l-ll)11)rcorr-
siguiente. no hay razórl illglrrrl purir t)( lrsilr (lrrc lla-
blo l'uera particul¿rn)§n(c rcsl()rlsrrhl§ (l( rrN'cnltlr
1a idca de que Jesús clcbía scl' vctrcrrttlo u,trto t¡¡
.cr dtr ino. o .lue c.tJ vtst,,r \l\. .1,\r\ (lr.trrtrrr(r,r .r
las iglesias lundadas por ó1. Ilo rcrrli(lit(1. l(xlrs las
pruebas apuntan hacia Ia cotrclttsiritt o¡rtrcsla: quc
Ia dcvoción a Jesús quc Pahlo conslnlit ctl stts car-
tas ya eru patente cn los primcÍ()s cit!tll()\ (lc iudeo-
rr istiano.. rncluycn.lo irqtr, ll,r. rle l,'. ¡rr rrr rlr r.irn,rL
años (tal vcz meses) en h.lutlca ror¡atr¡.
Gran parte dc los cxogolirs atlurite qrrc incluso
poseemos en I Cor 16. 2l urr lÍirglllctrlr) lingilisti-
oo. una autóntica reliquia tlc la p|ir x is rltvotirirtal dc
los grupos de judeocrisl itt nos (lc lcrrlrrrr rrr irrrlc¡. Lir
expresión sin lraducir qus hullnrn,)s ir(llri. «rtrr?xr
/r/¡)t. suele consideraNe nnn orn!iórr ,' lrrrrr 1i)rnIUl¡
de invoc¿ción, y prcb:rblcmootc (lcbir str trir(lrreid¡
más o menos oono «iseñor vcnl». lir rrrirr,rri¡ de
los esludiosos también coincidc cn qlrc cs cl .lcsús
hr.tk¡) t J!t^ | ün,úfiwt i1¿i
oosalzado a quicn sc irlvoca como ((Seño» en esta
1ónnula. Nólcsc que en esre caso Pablo opta por no
lrnducir la exprcsión par-a su iglesia grecoparlanle
dc Corinto. posiblerne¡te porque esperab¿ que sus
lcctorcs la reconociesen. Ello puede debcrsc a que
cr¿l una de hs lórmulas de devoción dc los grlrpos de
l, ngrr:r :rr.rm<.r Jel ntorlnlento cn\rr.rn,r nrinrtr\1,
que él lrxnsnlitió a sus con\ersos gentilcs dc lcngua
griega; unx especie de gesto de solida¡idad religiosa
hacia los creyentes de Judca, de quienes Pablo dice
r() l)rrlrón que son predecesores dc sus convcrsos gentiles (cil
I Tes 2. 13-16; Rom 15,25-27). Otros ejernplos de
expresiones devocionales que derivan de los círculos
(risllrno.dc lcngu¿ ¿ranrea ) que Pab¡o hi/o r(u-
lar entre las asamblcas que fundó incluyen «Abba».
como exprcsión piadosa para dirigirse a Dios en Ia
oración (Rom 8. l5; Ga1 ,1, 6) y «amén».
Para que quede bien claro. insisto en quc la e\-
prcsió11 «Mamna tha» tuvo que ser transmitida a
los conversos grecoparlirntes de Pablo como una
hirmula piadosa ya convencional, lo cual conllrma
que la postura reffejada en dicha cxpresión era un
rasgo conocido de los grupos cristianos de lengua
xramea mucho antes de l¿ 1¡cha cn que se escribió
I Corintios- De hecho, como he pl¿lnleado aqui (y
(li m,'Jo rnr. e\h,rr,ri\o cn nuhli.'rcione\ :rnlerio
res). parece muy probablc que esle lipo cle devoción
a Jesús estallasc con sorprendente lnerza y mpidezrr.
ll. Por cjemplo. L W I lulL¡do. /.,n/ l,n/r (rrrl:\/. ll4 L5.l (\rr-
snrrcNt. -t¿r,r./¿¡r¿l/:v,, 165 l¡6).
ó3 ¡(óñto ll4!,).l!^| |t lrr\
Según sostcnia Hengel cD irqttc¡ ittt¡!tlitrrl( trrrbuio
que ya hc citado, el periodo vcRlu(l( r itrrrrrrlr(.rLrcixl
para el origen de esás Il miltivils crrcrr(rrr\ s()l)rc la
rmporlanua de.le.úc con '.1('\ clrirl r,, , ' (rrr, ,, l,rirrr.'
¡os años» del primitivo movill]icrrlt) (,r lslr¡rll()LL.
Un peiodo de ticmpo tirn cxlrir()t(lltlitrrittncnte
temprano y breve no porl¡ito nll l)lix(so c\oltlli\,o
con múltiples fases. en el quc Lrs irlllt¡crr(rirs pug.l-
nas se filtren de maner¡ paul¡rlirur Y l( rrPirrr (l¡c1os
presuntamente trascendcnlalcs lr kr lirr'¡tr rle vrrrias
décadas. Por el conlrario. los hitos ctrroologtcos pa_
rece que nos obligan a ponsar qrl§ lil (itv()cr(il) ll Je_
sús reffejada en las cartas dc Iritblo st Itlxltr¡) nrás
como L¡na explosión qu§ coln() llllit (vollrei(ill. 1l
menos en sus componentcs rlris inrPr)rlit¡lles. Los
datos cronológioos corltradioon e(¡ul(luicr i(lc¡ dc
una lenta «filtración» dc las idous pag llirs politcis
tas y/o de héroes deilicados conlo lit cuttstt hisló-
rica de la devoción a Jesús. lgu¡lnrcnlc. y lttnle a
determinadas suposiciones muy uIrccirr(llrs. ir lu
luz de los datos cronológicos no rosttllr ct)llcrcnle
imagirlar una 'r¡e pu.lcrlor ctl cl (rl.trrrrrr.rrr,r ¡r'i
mitivo que tiLese más propcnsil lr llrlss irrlltrcllcias
rclrgrorirs ] que concliluyc-c cl rrrr'r,.' ,lr.'i.it,, tn
el que surgrese por vcz prinrcrir lrr (lcv()ti(itr it .lcsús
como un scr divino.
Resumicndo. el método hisl(iric(¡ ir(l,¡(lrlr(lo nos
exige tomar en serio los datos ct1)tt{)l(i!rc()s. l)csc a
lo lncómodo que pueda rcstrltlrr l)ilrir rrlgrrrrrrs tto-
t1 M. ttcng¿|. B.¡kcn J6u! r¿ h tl.11
Drtotñn u.L\ú: ! nt)nrt¿isnr ju.li) ó9
ciones popülares, y pcse a lo difícil quc pueda re-
sultar explicarlo. muy pronto aparece con b¿stante
claridad una t'uerte devoción a Jesús. la cual fue
una caracteristica general en los primeros años del
ñovimiento c¡istiano.
2. DE\4ocRAFiA
El segundo aspecto en el que me gustaria insistir
es en la cuestión demográflca. Debemos recordar
que estamos tratando de rm movimiento ¡eligioso
dc procedencia] díd, especialmente en las irascen-
dentale' do- primeras décadas de lo que llepj a .er
el «cristianismo». La religión que a finales (o a lo
Iargo) del siglo II d.C. estaba compuesta predomi-
nantemente por gentiles, sin lugar a dudas comen-
/o cn ld Judea romana ). al menos en un prin.ipio.
parece haber estado cornpuesta totalmente por
judíos (y quizá también algunos prosélitos dcl ju
daísmo, como el Nicolás de Hch 6, 5). Además, en
la medida en que podemos decir algo, se trataba de
judios piadosos que se identi6caban estrechame¡te
con los rasgos distintivos de la tradición bibiica/ju-
dia de la época.
Cuando examinamos en particular aquellas per-
sonalidades conocidas que parecen haber ocupado
una posición destacada e influycntc. dcscub mos
que son este tipo dc judios. Los discipulos cuyos
nombrcs se nos han transmitido y que constituian
el séquito (Je h.rmbre. I mujere.) de le.ú'. er¿n
lodos jLLdios de la J!¡dea romana (principalmcntc
70 ,L¿"tu lh4t.h^li\¿ \t lti\'
galileos, al parecerir). Las prinlcrits Ii!rrrrrs r(l( rr lili
caJ¡s vincul:rda. con l:r iulcsrr, rlr .lcrrr-rl. r,. ,r'rrr''
Sinrón bar Yona (apodado «('clils» Y ll rlrs r{!rrr)(i(io
como «Simón Pedro»), Yako\' («S¡lrllirrllr'". (l h._f-
mano del Señor) y Ios dos hiios (l( Zchctlür (\t-
h¿ndn .lu¡n- ) Yrrko\ "sirlltl.r,"' r. 'rtr " rrr"
la madrc de Jesús. Marír (Mirrrlrll), §rlrrr lrrrllbi¡n
judiosL6. Habja otrosjudio§ dc Lr (liiisl)()rir (l( (¡ocrr
romana. como Bernabé (dc ( hipr c). Iri)l)rrl)l( rltcn lc
Fstehxn. otros identillc¡dos conrr) (liri,J( rrlr\ (nllc
los judeocri slianos de lcngua gricSrl (l( k rll\ill¡n. )
cl más conocido de todos. cllRr c\li. sillrl(,/ l'ilblo
¡ te como.judioszo. Además, no existe motivo alguno
(dc Tarso. según oos h¡n inlbrorrl(l())
Más aún, otros person¡ics lrol)lbl'i(l()s all lltrc\-
lras lirenles más antiSu¡s. lalcs eolr¡() Silil\/Sillll
no, Juan M¿rcos y Felipe, son lo(los.il(li(ts
Los gentiles de los primeros itños etlyos trornbrcs
conoccmos incluyen prosólitos tlcl irrt|risnro. irl csti-
l5 rn los eunselios delNuglo ¡¡slnr¡'rjt' ! ' r llt lr l' ll 14
§ h¿.e rclcrenci¿ ¿_¡odos esos lc$onrr$ !rrr¡' lrll ('A I únL' a
¡e,:u'rcl.¡cs anleriorci scsún ir\.rrLcs r(irLrltn¡. irn! I J C.
r'"f''1'
c.dL¿o"rl dJn"r'n.Lr1"'rir.r''r.''(.'"r1"'\
\l \i1""" /r 1/ "¡
,., {",,r'r",/r.. ¡SNT:MS I lrr. r ,r" ltr¡lI \rL'r
l. sun no . , " .rlc " '. lr¡l '¡ "' '
-,llul,'".].o,,,".,rr',,,,n,,.'',.llll,
N¿;n.\ tLul( th1i4ú1r Pdt l ntk!tu ¡t)t) r 1 ¡ '¡)rr' r t ls^r
L.s Hochos d. los póslln.s (Nur\o I.LLL rtrr'r") l' "l)''
17.
cio¡i lnlornr¡ción sobrcesns figuüs v olr \ |' (r' i'l'1".hnrr¡rc
.1. Ie\* Nldrtu ( l. j4l. Bcrnnb¿ i:¡. :l(,-lli I l. I r, sirrl rrr,.. L hrr Drl
no dc lc\ú\ (15. l.l). taslcban (6. 5_(r l S¡trI,)/l' Llll!' l ¡s.
r) l t))
As¡nlsmo Pablo ñenciona a trleu¡os ¡c cnr* lusii L[\ r {' rnr
las: por etcmplo. Celas/Pcdro (C l L. 18i 1. I l. L ( r
L). r), srrLi¡go
(cl fu rnrti¡o ¿c Jc\út r- lLu¡ (Gxl 2. 1) l0): ¡l.r nrlr¡ l( i rl' I ¡. I ( (i
9.6): y rlgúros.¡os so¡ idcntilicndos cn 1 ( in l\ I I
Dtwr.¡t )|.l¿tú\t" r .irtb iü¿b 7I
lo de Nicolás. y otros como el ctiope de Hch 8. 27 y
Cornelio (Hch 10, l-2). presentados como pcrsonas
alraídas por la religiónjudia. aunque al parecer to-
davla no habían completado su convcrsiónr¡.
lncluso si nos ceñimos a las actividades y los
grLrpos de Saulo/Pablo. el «apóstol de los gcntilcs».
los personaies que se nombran (es decir, aquellos
que tenian un puesto dcstacado) son principalmen_
te judcocristianos como Be¡nabé, Priscila (Prisca) y
Áquila, Apolo, Andrónico y Junia, Jasón y Sosipa-
trore. Estosjudeocristi¿nos eran todos (o casi todos)
de la diáspora, pero Pablo los identifica claramen-
para pensar que ellos o losjudeocistianos de Ia lu-
dea romana hubieÉn sido apóstatas deljudaísmo o
fucran más propcnsos que otrosjudios de su liempo
(entre aquellos que se identificaban con su pueblo
y con su tftdición religiosa) a la hora de acept¿r
ideas o prácticas del entorno religioso pagano que
l8
F\hlian dútinlos grad.s cn la rel¿ció¡ de los gcnrilcs co¡
cl iLrd¿¡,no ! cl pueblojudio.¡ él].c¡ romr¡¡ Ca s .l D Cohen.
Ctus\ins th( ]toth¿at), dn¿ R(l,¿,r¡g ¿ /¿Ll Hrrv¡rd thc¡logical Re
i icw 82 ( l9tr9) l 3-:l:li P F Stueh¡enhcB. Pfur¿r7.. e¡ l). N lneed-
ñailetl]. A thu B¡hn Drrú,,rr v. Ncs York 1992.51)l 505
l9 Pxhl,,nle.iiñ.aaDcnrab¿comounludcocnstia¡o.¡Cal l.
' kcfe o. \\r' P... 1...r H.\'"'.ob ' \""'.. lr.
q' l .rrler(r. .q"'1.! l.qlv
iom btudxs flr Roú l6 conlo ,(Parienlev (c. gricgo. r,,.r,'¿,.¡)
,.{ .} rr...,.. ,.Hrño. 'li.l'c.-. Su.io.'",'
^n-
,1, f.o hl.irr' .r!nr iqu'nq'\rc 1'r - tlg '' i^'' ''
2¡. L¡s .rrtrs de P¡blo rcmitc¡ a un nür'er. mhror .le ¡rdi\i
duos idcñ¡iñc¿dos por $ nornl,rc (m¡s de 1ren1r, nno cn Ro¡n l6),
to¡os lG cualcs son nren.ion¿dos Porque por 1o thio paúicipnbnn v
der¡eb¡¡ c¡ lá dilusión del¿r lc .rGtida en ese ¡omcnto Parx un
rcpaso.cl E r1 Ellis, C,¡?rÁ¿tr Parl¿"¿ H¡!.cn Dnlúnd\ tl l¿ul
r"tl I 1i\ I.r¡¡\ 197-189.

12 ¿C¿'h ll¿Éótutú\r \rt Dh\l
reprcscntaran Llna desviación radiül rcslrcuk) (lc Ia
actjtud religiosa de la lradición judiir. lislrr es r)tra
razón para cuestionar la noció¡ dc qLrc [r sorplcn-
denre devoción a Jesús que aparcció lilrr lclnl)mno
] lirn ráplLldmcnle en el cn5tirni'm,r Irrrrrilit" \r
coñprende desdc elinflujo o ]a adopcilirr rl\rrsrvir llc
ideas y prácticas religiosas paganas.
A decir verdad. en época romanil. y lrll r,cz cs-
peciaimente en la diáspora, los jodí()s sc cnl'rcntn-
ron a un entorno religioso más amplio. (lc llnlLrrlrlc-
z¿ politeista y dispuesto ¿ aceptar dei(lr(lcs nlrcvls
e incluso seres humaoos deificddos. Arlclrlís tlcscic
una perspectiva mu¡dana. algunos.iLrclkrs rlipitla_
mentc vieron ventajas en la nsimiltteitirl (lc llr cul-
tuÉ dominante. i¡cluso en cucsli()llcs y pritetic¡s
religiosas (como Tjberio Alejandro. cl sobrino dc
Filón de Alejandria); incluso sc oyo h bl¡rr (lc irlgu-
no. varone- judio. que §e .omelicroll il (il I l! l.l l).ll' r
enmascarar la circuncisión:r. En ¿pocil hclcnistica
y romana. obviamente muchosiudi()s sc ll(lllplrrl1)l1
tlr drrer,a' manera. a Ia iullurx lllxyorit.lli.l. l!'r
tjempto. haciendo u\o de lá [nPtrl tri.l¡r r rsirni-
lrndo elementos de la tradicitin lllosrilierr. el vtstido
¡ la. co'tumbres relacionaJr. lj,rll lrr rrrr'.r l'r"l'i'r'
Je lo. grie!,'s. Lo' rsludlo\!'s n'rrlrlirLrrcrrl.. ''ir'rrr 'r
F'ilón de Alcjandrir como el cjoÍnplo rrrris wrhrcsrr
hcnte I ¿ popularrd¿d dc l:r' Ir:Rith'(r"rr\'' ,'rx"':,'
loseloserei'LcrenTiberioAlej¡n¡n)cn /rrl''r) lolr \ /n'l l
2l
220 Ldsanxsuisr.lcrcnci¿s¡ los.iLrdnNqt$'tr'rr r"r' r'"trrrr
ú .sconder sú circtr¡cúión i¡cluveñ I Mre l. It I Ilr r' lhll,
'Citu¡tu
AltDl.lO25 ¡0:ll (esp lozt))
^bn.en
t)r\\\.ni" ¿ tu\ú\ r t ttilhtujutlh 7J
"t
de la Tanak (el «Antiguo Testamento» cristiano) en
el periodo del Segundo Tcmplo es una prueba cie ¡t
dc que había muchos judios cuya lengua mate.na
era el griegol:. No obstante. esfas adapl¿lciooes cul-
turales en absoluto indicaban proclividad alguna a
asumir la religión paganarr. Resulta también plausi-
blc aventurar que, en cualquier caso, hubo ofrosiLt-
dios de aqucl tiempo que no cometicron apostasia!
prru bien pudrcron haber llegaJo a cualqurer ripo
de componendas o haber asimilado rasgos dc lacul-
tura religiosa mayoritaria. Por ejemplo, resulta cla,
ro que algunosjudios, al igual que muchos otros en
la época romana. tuvieron esca¡ceos con prácticas
asoci¿ldas con la «magia», como la invocación de
nombres y seres divinos poderosos2a.
Sin embargo, es importante advertir que no po-
seemos testimonios de que aquellos judios que se
identifrcaban a si mismos con su tradición religiosa
ancestral aceptaran voluntariamente la asimilación
de deidades distintas del Dios de Israel, o que estu-
viesen dispuestos a acceder de buen grado a la i<Jea
de que los humanos deificados tuvieran qüe com-
partir la veneración que su tradición reservaba ex,
'_ '". ".g1r.nurr'lnrn'..rrercr, "lrrJoL( '.r !"
.Ani.u. f. .\.t'
Jel P'rrun.'r.ro-
dnmión ¡ccesible K. H. Jobes - M Stil\¡, Int', 'ern
nut it,t ¡a thc S¿ rux¡n!,
(lrlnd R¡fids 2000. ! p¡ra u¡ erudio ¡!an7ado. E. Tor 7i¿ 7t\!
atitnt¡ l^( t,l th¿ S¿t1¡ttq¡n¡ ¡ A¡¡l¡izl R¿rl .t. r1r9l.
.,crusrlenr
21. Por ejeñplo. cll A. Nlendcls.n. Phil;t tu"¡lt ld¿n¡n], r\t-
Lent! l98rji E. Binbaum. Ir¿ Plút ol Julnisn ú¡ lh¡lo! lh.,ghL:
¡\r,.1, ,/.'ü ¿,r1,?r¿ór¿r,
1996.
^11!.t! ,'/,(¿ an¿ R.ligú,l ¡h lirnt,t
2,1 Por erenrplo. cf P Schlifer,
./a./,¡,r. cn P Schliler - Fl (l Kipperberg(eds.),E rr,¿,r? rlr,Sri
:1 Pr¡ ttlo S.n¡tút tkl S),"ri,r¡io, Leide¡ 1997,19-,1.1
4 ,(ú o lltgi.It\ús¿:.t l)i^a
clusi\,amen1e al Dios u11o. De hccho. n .iuzgilr
los teslimonios judios de la época (y por Lrs r§l¡-
rcncias paganas). cstos escrúpulos con l¡ singtrla_
ridad del Dios uno parecen haber sido cl rrrsgo rllc-
jor conocido y más f'crvientement§ ¿rbrll/il(l() dc lir
praxis religiosa iudia dc épooa rom¡n¡r'. l)c hccho.
hay buenas razones para pensar quc. lrlr lir (lc llt
crisis macabea. la reacciónjudia al inl)rrio lcligiostr
pagano se hizo más hoslil, y que el inlcrÚs irr(lír) por
mdntener Ias par liculilriJ¡dc. elnitir{ ) rtlr¡i'^:r' "
consolidó más qLle en épocas antc,i(nts""
Por lo taDto. sencillamenic r§sultil poe() crcible
que cl inllujo del ambiente rcligioso prrgirrro lirc
ra el f¡ctor crucial que generó h dcv(rióll il l.sús
c,,m,, un \(r drrino Según he.rrhr'.qir.l,'.rrrtcri,,r
menle, cl.,iri\lirnlsmu lrimi(i\" (jril cll 'll "rl,'(lr
un moviniento religioso judío. y siSuiri csklndo
dominado por judro' a l" hrg" rle las ¡rrrrrctrrt 1
dccisivas dócadas. Es muy poco probllhlc qtlc los
jLrdios qLLe sc idenlifrcaban firmomctllc cr)n slr ptlc
blo y con su tradición rcligiosa. conrrr Ios.irrtlcoe|is
ti¿rnos de los primeros años ctryos lx)llllncs collo
cemos. admilieran a Jesús cll l¡ll cxeels(rs ltl lllin()s
porque cstuvieran inlluidos poI lrrs ttoetrtttcs pitga-
nas de upoteosis, o porquc olr cl §lll{)lrl(¡ ltligioso
gcneral sc veneraran Yarias tlcitirrtlcs l)' :rL rr.rlr
25 Cl L.. r- (lubbc.¡x¿,¡ /n l¡li,»t tth' \r"nl 1'n)rt' 1\rr\l
B¿i, | .t¿ Ptut r. I tn ¡tu ttv¿ n/ ln,,¡ ¡. I L' nlLi"lrrlr' lI I ¡1.
t /..¡"Tc,t,:,i- , tc . ñ, r^n L,
' 26 al. \'. A Tcherikold _ l rLks M str
^ I L ll)
t nt.tn¿tno M] | arambridgc 1()i7.
l)(tr\¡i)n u.h\út I nwnt?Mtu iklh ij
for con todas las fucntes, los judios leales de la époce.
t':r (\r \ie-cn en .luLlc: o crr la ,li:Lsp,,ra.
¡rcirsr_
mentc percibílrn esos r.asgos del ¿mbiente religioso
romano cot¡o algo parlicularmcnte repugnantc:r.
En los trascendcnlales p¡.imeros ¿lños. exacramcn-
le cuando se produjeton las translormaciones más
imporlantes en relación con la devoción a Jesús.
simplcrnente no h¿rbia un número signillcativo de
n,rg:rnO. con\erlo. al jo\cn mo\ imtcnto cri.linn!,
I a d<mogr;rlu de los prrmrros años Jecr.r\os no
Ílos pcrmitc supo¡er que los conversos gentiles pu_
dieran hacer que las jdeas paganas influycran so_
bre los grupos cristianos de la época. En cLralquier
caso, se esperaba que los conversos gentiles al pri-
mer mensaje cristiano, al jgual que los prosélitos
jLLdios de época romana y otros gentiles
a los que
se denomina «lemerosos de Dios», conternplasen
su fe y su praxis religiosa prcvias a la conversi(nt
como una necedad en elmejor de los casos v como
\encra{ión Je 1,,. dimonir\ en el
neur de ello...
Por ello. rc,ul,r ba.l¿nre improbablc .Un,,,rer qr,e
Je altsrin modo,,,s con\er\o. gcnltlec htibrerLrn ,,,-
vidado la preocupación lirmemeDte establecida de
' 1,...-..d D.. t,t.,rr-.,...,o t.n.ic-
., . .,,b.1 .'..',..t,_tl.r.tt{ ,_-, t.r. r,r.rñn.*r{
..
.l T. Il r....r tr.lt t,..._¡ At.t¡nt j
u¡ .t . t1t -,t,\ V1, rJ , r, .¡ , ,0)
, ,.i AJ.(ri...-. 11.!' .,.h(r.n , ... t.b.n
\ ¡,,. ( ror . . ,, f. cr ,un lc
. ,,tr t. ! r. ,u,^, ij rJ,r, n
I /'/rLn! j l¡u ¡ ¿-...1r L i.L..n. .. .JJ
'r'. 'rl',1 . rc( nrrú ri.'r.rr ¡J. t!(nd,,renrLc{ .nlie\
7ó lo Dnal Dlrot ntn u.kn,1 rnon triw. iu¿b 77
iaó"ú|tugttJ¿sú\Ú

sus héroes divinizados. Por el contl¡rio. en ull mo,

evitarla idolatria y cualquicr componenda cn el cul-
inrienltr norer.lo.o r sorpfcndenre q.rr Je-pLes e\a.
to debido al Dios uno. y que además l¡eran oapilces
r
mineremos con más detellimicnto. la veneüción de
dc rnfluir en lx pra{1. dc!o(ronrlltrdcocri*lirrlr:r cn
Jcsús se erp¡es:r 6rme y sjstemáticamette -.n el con-
un ¿lspecto tan fundamental.
texto del compromiso con el monotelsmo judío evi-
Resumjmos nuestro análisis hast¿ ¡quil litnto
ha- dentemente tradicional de época rorDanar¡. Se trata
los datos cronológicos como los demogriilicos
de LLna razón más paÉ plantearse la devocjón a Je-
cen ou( sei crtr¿orOinariamcnle duLl"\" rllihlrlr:l
sús como un lenómeno que debe ser inlerpretado
las rnfl uencia.'incretl.l'r' del conlc\tir rcllEl"\'r nr'
s¿no el srdJo de de\ oción ¿ Jesu. que
(irr¡r.lcr i/u (l históricamente ¿r? e/ rer?o 1eljudaismo de1 Segundo
Lc de\oción rr 'lc\r¡\ \rrrrru Templo. Tal como he señalado en un reciente libro,
Iri.iuni,ro pnmili\o. «esto no requierc excesivas pruebas para cualquie-
demasiado pronto. y se originó en circuk)s dol
pri'
ra que esté lámiliarizado coü el Nuevo Testamento
mitivo movimiento de Jesús compueslos o cicrla_
mente dominados porjudios quc no ptlrocírlll Ñás
) la malor pdrlc de los primili\os texros cflslrñno.
que han llegado hasta nosotros»r¡. Me limita¡ó a
dispuestos que otros judíos piadosos ctc Il Úpoca
a
unos pocos ejemplos esclarecedores.
asimjlar influjos reliSiosos paganos'
Mc centraré en ejemplos de la correspondencia
de Pdblo. dado que.on las pnmera\ fuenre\ \'ri.-
3. EL MoNorEisMo uN EL NuEvoTIlslAMllNl() tianas consc¡vadasrr. Además. esas ca¡tas resultan
particularmentc importantes para esta rcflexión
En cualquiercaso, no debemos limit¡rnos I lipo
precisar¡ente porque están directamente vinculadas
de conjeturas eruditas que he venido dc§tllrollando
con la misión paulina a los gcntiles, que pretendia
hastaahoft. Las fuentes históricas más lllltiglrils lle- lograr que luesen obedientes al cvangelio. Si eristie-
oarlas.1 nosolro. nlue\lron clr€chazt t"ltfitllt" de
sr alBLrn¡ pro.li'i,1:rtl rn cl in.tianismoprimirnoa
i.r religión pa¡ana y la corresponLli('ntt ¡rlir rrr'r' ron asumir el influjo religioso pagano, tal vez dcberia-
monoieista de la validez exclusiva dcl l)ros rrrror''
Es decir. en estas fucntes la veneraci(ill ol('lllil(lil
x
l0 L Ur Hu.t¡do. ¡¡nr (i,trütr J¿^^h ttú.thti¡n tortn¡
Jesús en el cristianismo p mitivo nunerr
csli irrstili_ lor thc Stud!.1 Lhe \es Testament 71 11998) I 26r l¿ .5-¿i.¡,lf,r

cada o articulada haciendo referencia al ¡xrlittismtr ll ld , Sen,r J.,,r iJn,. 70

r

con múltiplos tltirlrrtlcs y :12. Cl tn¡nbién K \\ Niebúht. l¿e^ ( htitlüt un¿ ¿¡r ¿¡ft ti.¡t
pagano de la época, sus
t¡klt: Zt i.ht¡s¡úlaq¡yhú Gnú¿\gldúú ú.kn P¿uluiy¡.|o. cn
R. RilL¡er (ed ). G/,,ó¿, arlhtlh ün.l vutln& ¿n ¡lüsclbo an t!.
(¡^¡\' Ilk (nnl'\ tr¿ tt" t'r' t;t¿' Han¡over l!95. l0-29r C. II Gibln'. Thk. Manúh¿¡sln 1¿r1! itl
29. Por €iemPlo. .t R Nl-
P{!/:C¿tholicBiblicalQuárlcrlvll/l(1975)528 547
 !¡ Dkr) D¿t.tkt t J!t^ r,t»tú.i\nt) trin, 79
iN ic'hn tlqó l^it ¿

cn csl()s llftt- con el tón¡ino «idolos» y colrlrastándolas con cl

mos esperar enco¡lrar signos de ello
r'lrrÜll'\ I'l 11\ «Dios vivo y verdadero». soiamclltc pucdc dcdvar
no. trr.ti¡n,^ rn.r. lairlmcnle qtre cn
('"rn" l!'r\ir( r[ tlel discurso religioso del monoteismo judio dc la
iorrrar".,o' Je cri\enre' lLrJro'' épocarr. A decir verdad, intimamente ljg,lda a esta
aon'ili"rr,, an las oba",raciones quc sigucll rcsulta
h§cho no l)lly alirmación está la rcf¡rcncia a Jcsús como Hijo úni
aún más interesanle aclvertir que. dc
ucLitud tolcnnlc p¡rn con cl co de Dios. a quien este resucitó dc cntrc los mucr
inJi.io otgunu a.
".tu tos y el cual es portador de la redención dc la «ira»
csoenario de l¿l religión Pagana
utJrlsidcr¡ escatológica ldc Dios]. En cualquier caso. esto pone
En la cartaque ia mayoria de exegctils
tl n()sotrcs' claramente de manifieslo quc, por lo gcneral.la pri
el escrito oristiano más antiguo llcg¡do
poqtrcño gltrPo miri\ a dc\ñción cri.ri¿n¿ a Jcsú...U glorihcdcióI )
l Tesalonicenscs, Pablo sc dirige al
Je clislrano\ qu. lu( l'ruto dc su lilhtrr
llrl\rrrlr(l r fll l¿ls afirmaciones acerca de él se encucntmn cncua-

tc.alo¡ica Fn I 1.5 l l-l0rl¿po5l('l'r¡l lr'le'r'tt' dradasen la refcrcncia alDios uno. Todas tienen un
(lc§cri_ clalo iono monoteista, aunque sin duda sc lrata de
aoruaaao, t"rulonia"naes por su f¡ cionplirr'
«os conveltisteis a l)ios trils hirbcr ün monoteismo con un rasgo novedoso para el que
ii"n,ln
"ó,ro
¡handonado los itlolos para scrvir' lrl I)i(¡s
!i!o Y no contar¡os con una verdadera analogia en otros
rerd¡tlcro. ] c\n(r,rr asr d 'u llri" rlrrc
lt:r 'lt rt Iua¡rcs dc l¿ rr¿drcion ludia de la época: Je-ü- como
ni, ¿. to' '.,.1o. .1",¡t' o quiun rc:'tr(il'r \l( 'irrlrc
l'b el principal agcntc singular de Diosr{.

;uel l()5 \ clL¡c lros'rl\a dr I¿ ira rcrrirlclrr- r I l" l'
r'r (\ qL¡i
9-10r. I r impli.a;ion 'oriol"gi(¿ rnt§ "h\
x \rr ! r( lir r('
\e lriti,i dr !,;nlile\ quc h¿ n rcnun(iirLI'
lip,o'¡ prJldn:r anl(rior parr'cr\ ir c\'lrr'r\'rrrr(¡le
,ioio.ui '. L,'.judc,'.ri'ti.rno' n" 11"(lrr'rrr h:rhrr
tle.cr rto' ¿ba nJ'¡n'rn'lu la itlt'l rtr r'r'
'itlo (lc csta
No obstante. la vcrd¿dera trasccn(lerriir
ahrrnoció¡ consisle en quc P¿blo lrfirl\rirhrr ! l)11)_
.oui, .u. iglesias una clara disliocii'rr (rrlrctrc-cl
"n
cxráctcr polilcíst¡ dclentorno gcntilSelrtrirl
\ lil
Prestemos atención a otro pasaje rclevante, to
mado de una de las cartas de Pablo a la iglcsia co
rintia. En 1 Cor B 10, Pablo se djrige obvi¿rmente a
con\erso\ ecnrilc\ tralJndo de clre.liones qre lie
nen quc vcr con cl cnto¡llo religioso pagano y sus
actividades religiosas prel,ias en Corinto. Tales te-
mJc no cran cllrbiolLrlo prrr a trr o. de I orinto. sir o
qlrc. por cl cont¡ario, constituian el tipo de cues-
lrñnc\ i Ii\ quc d(bian cnfreIlJr.e Ios Lrrclrdno\
gcntiles de aquel entonces que vivieran en cualqLrier

titud .non.lcl'ri. c\clu\r!l\llr qu"

('rll'lrllri r
"rr
l"
n'i.i., iu,,¿n'ncnrnl ', tir horc J., ir\1fr'rr "l rr'' rr ' rl( 31. P.r ¿jcnrflo. ¡aa rLSun,s rclc¡cD.ixs y Lx rc¡c\ión xL r+
pe.(o. cll Fl. (i,¿,¡,,rut.
tsesl .,4 1h( t. ú t ul srt ú¿ t:t tk\ L)
,].,1 .'.nn l',' que a rrrn''iaba' V r'
¡
rrrrr'
'l l' rr"r'''ir ¡l\.7'h.\ l.nnI\,l..n¿on \¿§ $rk l!11,8: 8:¡
1.1 (lll e¡ especl¡l L. $r Hur¡do. oh( l;)¿ (r' l.il. p¿s:¡11
dcr(l¡r(lcs l)ir!xr\ls
aqr.ri cnrf,leatlo. designando a las
30 ¡Cjino ¡fus¿ tutú\r\tt D¡tal
ciudad romana {al menos luera de Judc¡). Funda-
mentalmente, Pablo instruye a sus convcrsos Pam
que rech<lñn r u¿lqurer d(.li\ ioad ) cuillqtricr Irr.,-
tjca religiosa pagana maniliesta, haciéndolo cn Ios
términos más exigentes.
Desde el principio de 1a rellexión. h¡bla de las
ofrendas a Ios dioses paganos como ri&ihthrlu.
«of¡endas a los idolos» (1 Co¡ 8, L4), una lórmula
m¿nitiestamcnte dcspectr\4, A cunlrntt.rc,r\tr pa\a
a establecer un claro co[t(aste entre las nunlcrosas
deidades del ambiente religioso romano y cl «Dios
uno. el Padre, del cual proceden lodns las cosas y
para el cual existimos; y un solo Señor. .lostrcrislo))
(1 Cor 8, 6). Volveremos sobre esta últinra dccla_
rnción más adelanle. De momento. dcsoo dvcrlir
que expresa una actitud exclusivista y u,l rochazo
decidido de la naturaleza politeista del mundo rcli-
gio.o pagano, del (ual Pablo trataba dü c,'ns(gtllr
conversos gentiles. Aqui, el «Dio§ uno» no cs uno
entre otros. sino la úri.a deidad vgrdaderu.
En I Cor 10. 1-22 Pablo aborda nucv¡n1onlc la
cue.lion de ir los conrer.os puerJcn ct)nlinll¡lr nilt_
ticipando e¡ las ce¡emonias religiosas (lc str vid¿
dnlerior.) rccha/dlal cosa cn Io§ tórlllllx)\ lrlil. (§
tictos. La comparación que establccc (v. 6- I .l ) con
el rclato biblico de la apostasía de lsrltcl ct¡ Nnt I I
sin duda pone de relieve la n,aner¡ cn qtrc l)rlblo
contemplaba este asunto. El absolul() (ics(lún del
cr¡lto pagano por parte de Ptülo quctla |cl)ciltclcr
cuando se relicrc a él como «el culto ll los i(l()los»
(v. 1,1). Dc llecho, 11ega a alirmar quc «lo q(rc in-
D¿tot¡tth u.l(t^ | 1ok.L,i\"b tu¿io t\l
molan los genliles. lo hacen a los demonios y no a
Dios» (v. 20). Por consiguie¡te insiste . la partic;
pación en el cuito a esas dcidades paganas resulta
tol¿rlmenfe incompatible con la parlicipación en la
asamblea c¡istiana: «No podéis beberde lacopa del
Señor lalusión al banquete eucaristico cristiano] y
de la copa de los demonios lalusión a los ba¡quetes
cultuales del entorno paganol)) (r 21). Siu duda. la
misma disposición de Pablo a adaptarse en algunas
cuestiones a la praxis de los gentiles, «los qüe están
sin ley» (1 Cor 9, 21). no le llevaba a permitirles
continuar paÍicipando en sus actividades religio-
sas previas a la conversión.
Si ertcndiéramos nue\lro examen a olro\ ejrm-
plos de los ercrito\ neotestamentarios. .e rena rc-
forzada la conclusión obvia de que el punto de vista
fundamental que se adopta en estas fuentcs histó-
ricas del cristianismo del siglo I es el de un fuerte
monoteismo. Está igualmente claro que el f)ios Llno
que se alirma frente alpoliteismo de la época roma
na es el Dios del Israel bíblico. Es decir. el mono-
teísmo reflejado er estos escritos deriva de la matÍiz
juLlra en l:r que ie origino el movimienro cri\tirno
La firmeza delcomptomiso monoteis¡a rcffejado
en el Nuevo Teslamento y el caiegórico desdén por
toda forma de religión pagana se combinan para
co¡stituir otra seriadilicultad ala hora de atribuir a
los primeros cristianos la predisposición a absorber
y asimilar las creencias y categorias mentales rcli-
gio,as dcl firganismo. Por 5upu(5ro. Ios prime.o,
círculos de creyentes cristianos se vieron modclados
32 i.('!tnn |l¿t¡Jt:t^ ¿ \1 Dn)\)
de muchas mitnems por entorno hisl¿)rico. como
sLr
todos los judjos de época romana. 3l igual qtrc las
personas de cualquier época es1án conflgLrrlrdns por
sLr ambienle culiurai sin embargo. y conro algo
caraclerl-riLo Je lo' judlo. nlaJo\o' J( (n'\ ir ro-
mana, en los grupos dc] ñovimiento crisliano Llel
sigLo I que conocer¡os, ya estuvicsen comPtlcslos
porjudios o por gcntiles, se potenci¡ba !rnn ¡clitud
monoteista, a l¿l vez que se condcn¡bil lil pilrtlcr_
pació[ er1 las cercmonias religiosas pagltttas comtr
ilgo incomparible con el baulismo crislirrrlo Asi
pues. cont¿mos con una razón más pitril (lnrsidcr¡r
poco creible que la devocióñ a Jesús quc llpilrccc cll
estos pri cros años haya dc atrihuirsc rr lrrs idc¡s
y prácticas religioses paganas. La rctr'rrielr r'cligio-
sa del cristienismo primitivo es abrunlil(l()r:rnrcnte
monoteisla. y el lcnguaje coinciditt oon Lrs siilicl¿s
expectativas que se tenian respeoto t Ia coD¡ucta'
4. JEsús Y Dlos
Descubir cl excelso lLtgar ocupatkr pol Irr Iigura
de Jesús en las creencias y las pricticils rcligi()s¡s
cristianas prirnitivas rcsul!a. pol lo tirrllt'. rrrrreho
más admirable. La enorme impoltancitl
(io 'lcsúr y
la devoción en la quc oomparle unil eolxlitirin sirl
gularjunto a Dios constituyen un Icllórn'nrr lIrrllil'
tivo que no puede explicarse senoillitrrlcIlc e(nno
(lcl
un cjemplo mís de un tipo común dc (lcsrrr r()ll()
quc contcmos con otros modelos dc lLr c¡lrcir' Sin
{l da. vak)ro el csfuelzo quc conllcvir illlell)let¡r
l)¿i.tkit d tutit rri»r)t.iu,n thii) ,\J
este fen(¡me¡o hislórica cntc. pcro no sc tr¿ta dc
algo tan scncillo como se pudiera im¿ginar.
Dc hccho, a mi iuicio, no existe una verd¿dera
analogia coetánea. Presuntos paralelos del pxnorr-
ma religioso más gcncral dc ópoca rom¿na, como
los hórocs o humanos deilicados y la aparioión de
nueras derdade.. r,o 5on aulenli.ir. irrral,,¡.r,. ¡rc-
cisar¡ente porque rcquicrcn dc la «lógica» dcl poli
teismo pagano. Una cosa es acoger una deidad más
o rmrg.na r que alguna ñgura humirna .e i,,'rr i trc.c
en una divinidad digna de culto dentro de un esque-
ma politeísta cn cl que las múltiples deidades. las
nlrcvas dcidades y la apoteosis constituyen rusgos
legitimos e inherentes de esa perspectila teológica;
y otra muy distinta que, dentro de una actitud f¡r
\icnr(|rclrc rnonolei.td. en la que e\clui\.Incnl(
elDios uno es elobjeto legitimo de culto y todo lo
demás se distingue poÍ ser creación suya. se ¿lsimilc
una segunda liguru en la pmxis dcvocion¿rl cultual
y sc considere que esta comparte hasta cier1o pnnlo
de forma verdadera y singuldr los alributos y h con-
dición excelsd del Dios uno.
E11 la rel]exióo anterior hemos adYertido que la
per.pecli\ir tehgio.d tlel t'i.tirni.nu nrinr:ri\" rrr
absoluto mostraba si palia hacia la naturalcza po
lirer'rr dcl arnbicnrc rclleru.o rn.r\oflrJflo \ que.
además. los faotores cronolóedcos ) demográficos
hacen exlremaclamenle imprcbablc quc l¿ primitiva
[e cristirn¿l pudicra conllcvar la ¿dopción de oocio
ncs paganas como la apoteosis. En realidad, si tales
iJea' turifl un al!un ele, t,'en tl L' i.tianisrn,, ¡rini
31 l!¿\,i¿'r,¡ ¿na D¡,\f
"Ci)tu)
tivo luc el de lortalecer su interés por clistin!.uir lt
rlevoción a Jesús de la asimilaci(» dc rrucvlls dcicla-
dcs y hérocs divinos en el entorno rom¡no''
Agenles priuthal¿s del Dios uno
^)
Tampoco existe una verdadera ¡oalogill dcotrc
de la tradición judia de época romanil plrrr cl gra_
<1o de devoción quc los primeros grupos cristi¡nos
mostraron por Jesús. Indudablementc. cn h lr'¡rli_
ción judia dcl Segundo Ter¡plo tuvicron eil6idx vil_
riasfiguras que fueron prcsentadas como irgcntcs de
los designios de Dios, incluycndo ¡lllunils dcscritils
como poseedoras de una función y un¿l ¡'()ndición
asignad s particularmcnte. Por supucslo. l{)s Il1r¡-
las. los ángcles y las ñguns mesiánicns crirD todos
ellos agenles dc Dios con responsabilidrl(lcs'rnri¡s.
No obstanle, también cn la dntigua tladici(in judí¡
tenernos ejemplos de alguna figura concrcllr dcs
crita en térndnos enormemente exoelsos l)o(lcmos
pensal que se trata dcl «agentc principxl» (lo l)ios.
dislinto de todos los dcmats sercs que li)roliln Iir cx
tens¿ comitiva divinr. He tralado de los cicnrpl'rs
más destacados y de los texlos anligtr(,s ¡c rnrryor
rele\,ancia en mi libro One GLx!, Ott( l 1l. ic túi¿o
que aqui solo rcsumiré los oontenidos
Hc prcpucsto que cn los lextos judios 1l( Lr aü
tigüedad existcn tres tipos pincipalcs dc liglrrrrs dc
l5 lnl co¡clusión llegó rambrén h¡.c ¡¡cn¡r" 'l 'ntr¡r' ltr'
¡rocntrl^ ¡c S. I ijth. D¿r \.h\6 M.l on t ¡k. 1 1, úh' \ t ) l n r q
t r t l
:k Er!!!tu untl Rt¡¡qn rltt.rnlr¿, Rotlcnburg !')II
Drvti¡tn u t¿:ú! t innhntrkn. iut¡i. ¿rJ
«agcnte principal)). Hay ejemplos de alributos dc
Dios personilicados que son presenlados como su
agente pincipal. en especial la Sabiduria y ia Pala-
bra(en griego, /¿)gor) dc Diosri. Tambrén hay6guEs
dc vene¡ados ances¡ros que aparecerl en los rclatos
biblicos, como Enoc, Jacob y sob¡c todo Moisés. a
Io. cuirle" se le. ¡\ign¡ a rcccs urta condtcton qure
parece hacer de ellos el agente espeoial y pdmordial
de Diosri. Y en otras ocasiones un ángel cs prcsen-
tado con esa función y esa condiciónrN.
De hecho. a esas llguras se les atribuye una oon-
dición sorprendentemente excelsa. Pueden ser prc-
sentadas, por ejemplo, participando de la crcación
y el gobierno del mundo y sentadasjunto a Dios en
el cielo (Sabiduria), o como uII «dios segundo» por
medio del cual Dios se rcvela al mundo (Logos),
oomo un ser dotado del nombre divino (el ángel
Yahoel), como aquelpara quien fue creado el mun-
do (Moisés.) o como e1 capitán puesto al frente de
los demás ángeles (Miguel). Aunque los detalles
varían. fundamcntalmente cada una de esas llguras
parccc actuar como visir de Dios, distinto de los
demás seres y segundo sólo antc Dios.
En cualquier caso, a pcsar de que algunas de las
lormas concretas en que Jesús es c¿lracte zado en
los primeros escritos oristianos guarda interesantcs
similitudes y pdralelos con las rel¿rencias a estirs
figuras de «agcntcs principales», hay una diferencia
16 L W: Ilurtado, O,¿ C,¿l Ow Lo /.4\ 50.
ra /(\itu 1l!!,./.n¡ r 0 Dr'rl D¿.\¡¿ t Jlr,r |
"ntuti\nú inln,
¡/

crLrcial que hace qüc totl:rs ellas no sirran cn nloclo
¿rlguno como un¿ ltn¡lo!!ia \'álida y aul¿nlic¡ del
plrcsto que ocupa Jesús en los printilivos grupos
''' islri,'ro.. \rn!un.r J. L.s lrgura' Jc a.crrrr' ¡r'rrr''i
pales de Ios texlos.judios más important(:s licnc lil
función que desempcña -fcsús en l¡ praxis dcvocio_
nal de los primeros grupos cristianos Lil rr)n(rÚo-
tal como he planteado en otras partes )' fondró dc
ñanillesto más adelante. en los primcr()§ ci'culos
LIi.riJnr\ Jc-ú. e. ñbjcro Jel lrp,',1.'(\lrri{r"n..\
de clevociirn que dc otro modo cslin rcscr\'ilda\ a
Dios solo, y que sencillamenle no ticocn nnl'lllelo
en la lradiciónjudia del periodo dcl Scgtrndo l¡m-
p',, . ln po.i,. p.rlahrr5. (slc iull,':rl .l,.trt r'.u
cilado/exaltado constituye unr innovrrcir!rr lirtlicLtl
en la religión.iudia monoteísla.
b) Ltl dsodón a Jesús Lomo monoftí§tlt) «l)it]¡tttti»)
Pirre.'t. p"r lu tanlo. q're lo- cs(ril"s r'rr-liirrro'
más ¿ntiguos llegados a nosotros rcllciiln Lr irclitüd
religiosa de personas qüc adoptlrron trnil postum
rilfi.eme t( tnun,'lcistJ. pero qu( ir l.r tr" ilr."r-
poraron a sus oleenciiN y praxis dcvociorrlrl ttna
segund¡ ligura dislinguible (Jesús) (lc rrrr:r r)rrrncrii
Dolcdosa y carente de palalelisnlo. lrs tl':cit. cxis
l! L. \l llurudo. O,¿ rnr¿ .),k t-'ft| t)) 1)\'ttt
rlr l'tr'll
út\Lth;ol h h ( :tr¡trut Ut ril,/r. on C C Nt$nLi
.r \ I 1''-.r.¡s r. ¡¡..r1, ¡nr r.r I \.1 a h' i:t k t ¡t \r t
1 ! | t\'
11' t
l( ün¡ -.rflcnd.'ntc n.rrur¿lc/d ,,(lrr,rl..en e.t( lll.)
p¡rticular dc 1¡ y praxis devooional declarxdamen-
tc onoteist¿t. En otras parles Io he caraclcrizado
conro ¡rri, l,rma Lle mulolei.nro..binirrrio... pro
poniendo esimisno que debería ser considel-ird¿r
una mutación o «variante» del monoleisnlo erclü-
sivo. Este monoteis¡no «binitario» obviamcntc dc
riva cle la l'uertc actitud monoteista de la tradici(nr
judía d() ópoca roman¿ y está relacionado con ella.
Sin cmbargo, representa iguah¡ente algo novcdoso
y sorprerdente.
Al empLcar el término «binitario» prelendo re-
flc1ar' las clara. rnquietudes recogida. en 1,,. ñr irnc.
ros escritos cristianos en su intento de cvitar cl «di-
teismo», es decir. concebir a Jesús como un segundo
Dios. Antes bien. Ios primeros cristianos cuyr fb sc
rclleia en esos escritos expresaron de forma birstan
te sistemática lx condición divina dc Jesirs en rela-
ción con el Dios uno dc la antigua tradicióD judia.
Prestemos atención a algunos ejemplos al rcspccto,
comenzando una vez más por un pardcpasaies 1'un-
damentxles de las cartas dcl apóstol Pablo. Cono
)ra hcmos seilalado. las epístolas paulinas nos pro
porcionitn elacceso ml¡s anliguo que posccmos a l¿t
devoción cristiana.
Mhs arriba hcmos analizado p¿sajes de I Co-
rinrros en lo. qtre el .rn,, lol P.rhl,' d.r irrc.rucL.o
th' ¡ttr ntt
nes a los conversos genliles accrca d.3 [a conducta
religiosa ), cultu¿i, cspccialmente acerca de si pue-
tI

Fn' ('¡brio lnlnhiór an¡rcce conD un (rr ltrLLr I § lltr den seguir pa icipando en el culto de las numero-
''L
.1t ht ( t n;! rl t l ¡n ¡;nt thúthh: t hr i'ú'\ \ t' | ¡ t t \ | rt n t
;ttn "hiDo ( t
t

.1 Fdi^t hrinrut Du,t»l.t-'¡nisLe

( (¡rnd l¡r1)¡rr¡nri rr !i sas deidades del mundo romano. Alli indicamos
 ;(dt.llt!r ldi\ t r. Dn\'
I Cor 8. 5 6, rlonde Pablo insiste en quc pirrri los
crislianos solamente puede haber un Dios. «cl Pa
dre» &/ cual fucron cread a s todas las cosils y ¿// cu¡ I
lcrl(ner'ilr lo\cre).lrlL\l' n¡'\,'llo\"' lr:rri'lrl'rlr
c.tirnr,^ Jc-linird....r. I r,r!ü. en l.r lirrt:r ¡ '.ri.l
te. Pnblo presenta illmedi:rtanlenlc ¡ Josús conto ljl
«Señor» por mcdio del cual lodas las cos¿rs fircror
creaLh' t pol mtdi.r tlel .'url "n¡'','lrr¡\" (\r'rrrrro5
(o somos redimidos ), vincLllados a Dios) r' Los cxe-
SclJc po lo sclleral conslLlerirn .lrr(
('1. lr'r\:rl\'.'
una ll mativa adapl¿ció¡ intcrprel¡tivll (lc lir li)r
mulación de) 5,4cma' (Dl 6, 4) en lo qt¡o podriilrnos
llamar una novcdosa dirccción «bioil¡rirt)) '. Lil re-
dacción de Pablo en cste pasdc silr (ltrd.r :rlirnriL un
monoleismo exclusivo. rech¿ztndo lirs ltrrl¡clos¡s
deidades pitgnnas, tal como ela cxrilclcr islico (le la
rcligión judia de época roman.l. Silr cnrhrrrgo l¡ in_
medi¡ta inclusión dc Jesús jünto ill «l)ll(lrc» tn l¡
misma declar&ión señal¿claramcntc trnrr tIlrrslor
mación religiosa tirndamental, si lo e(nlll)irr¡nros
con olros cjcmplos que conoccnros tlcl.irrtlaisnro dc
Bn cualquicr cirso. hcmos dc xdvcllil qllt lil ILLF
daz inclusión de Jesús ¿lqui co11o ol «Str_r()r trno» sc
tbrmul.:r de tal modo que mantierr§ urrir (lirrrr (listirl
ción cntre él y «cl Padre». Más con(rclirrrrtrrl.- cs(¡
.10 No hrv vcrb. cn ! CoI 8, 6 asi qrc ¡rl)¡r¡. I' r.'r'rr .\ r.
s¡rels.ntido iel( lirsc lo mciorquc Po¡ rr\'
,ll. Porcj.mplo. R i.Hortlc! th! llúLtt' hl'l th' I r"lt\
\bhal ¡i,nnult i / ar. 3ró: Zeitschrll li¡ ¡n f(L
wis\.¡¡.hdfl (,9 (19781 ll()lll ¡! .\r.rnr' e" r . (lr
conlesión lunllaine.1¡l dcl ludaisrlr
n,\ t,nt ) t, ri, \ t trn 1ttrh1,
distinció supone una subordinaci¿» funcion¿l del
«Scñor» (Jesús) al Dios uno. Aquí f)ios es cl crea-
dor y la frente dc todas l¡s cosas. aquel al qÜe todo
pertcncce ) por el quc todo existc. y el «un Sci1d,
Jeslrcrislo» es prescnl¿rdo ar coDtinuncióo explícila-
mcntc como el r¡g¿r¡¿ singular de Ios designios divi-
nos dc la oreación y Ix redención. Mediante un hábil
rLso dc las preposiciones griegas. Pablo distingue la
l'unció11 de Jesús dc l¿r del ((Padre». Todas las cosxs
son ¿/¿ (r( eo gricgo) y se dirigen a (¿r,r er grieElo)
«un Dios Padrc». y lodas las cosas son 2or mcrlro i1r,
(.r¡ cn griego) «un Señor Jesucristo) (l Cor 8. 6).
En la carta dc Pablo a la iglesia de Filipos cncon-
lr.r.no. t,rr.r lrfirm¡L'i.,n audaz de la ercelr,r rnr¡,,r-
tancia dc .lesús. Dcbido x que se trata de una decla-
ración lemprana v relativamcnte extensa accrca de
Jcsús. l:lp 2. 6 I I h.r recibido unx enormc atenci(nl
por parle de los csludiosos, dirigida a una diversi-
dad de cuestioncs que no podcrnos considcr¿lr en
estos mometltoslr. Cabe destac¿r sin embargo. que
por lo general sc piensa que cl pasaje es (o deriva
dc) un primitivo himn() cistianoai. Eso signific¿l que
4l R. P Mtrrrtrr. ai,.,r, (,rir¡: Phi¡it?ilnr2.5-11 ih R«o¡ ttt
\,. ur'r.lF,,l l,..P \4""H iru,,,¡r-¡.,r'nh.l' tL".,,..,.,...-
'1 t 8...1 1.. " f-,,.r, ., .l.,Lr.\1, t.,!¡ ti,Ioc c
¡!¡je con nr¡lor dcLc i|nenloc. L $t Hurl¡¡o, /r¡L &,¡¡D¡¿1
L\ \ Rtdirtt (; a.lit)2lA. ",
11. t. ,\.. !r.1 .1,r.t.. \.iu.t,,r.,..tu..
i... , .,r" .11.'r l. .
I
'n..
cÉmrrlo.ca r. L rhonrps.n, av" s¡n ntnt (lüinn:ñ Wn^h¡t
l.i L' I r¡ trhú slLc¡n l hcolodüI RelicN 55 (197i1.15¡-4il: K. $lDrsr arrr,/, ^n
" 'l rnrLtr l¡ lah¿ t,ah tl, m1l Lnút ¿t,\ ¿kl¡,,r¡¿,rffr 1s\Tl). Cnrcrnoh
)1)'12t L \\ HutÁ&). Pli¡li\)ntB lró,//, cD M Kile! (cd ). p,¡rr

qt) ,( ¡,h ll¿rtt J!r^, \1Dn)\:'
en cste pasdc tenemos una p¡esentaci(ir (lc .lcsús
quc l'ue adoptada y aflnnada on¡u¡titotfu \'lihir
giL'onttttt. rn.' cxpresión «populltr» dc tlevocitin
a Jesús (es dccir-. no el csfuerzo cspcculiltivo dc tln
ildividuo o un¿ declaración teol(igicil Iornl¡l). La
naturaleTa himnica del pasaje qucdrl |cl)ciatlt cn
el carácter extrcmadarnentc denso dc I¡ rcditcción.
Ello exige algún comentario para «doscnlrililar» cl
scntido de expresiones quc pueden hrbof rcsnlttdo
más conocidas a los cristianos del siglo L
En este caso. estoy particulxrmcnlc intcrcsado
cll e] pasaje por la idea ccntral dc llls úllimas líncas.
los vv, 9-11. En esos versículos sc prusclllil il Jcsúls
habiendc¡ recibido de Dios una condioii)l) \ingultr
mente exaltadit. la cual se in<lict tan(o por Ia lol-
ma inlensiva del verbo «exaltar» (ln7)(117)v,!lr? cll
grregr': r. Q)comr' lñr la de(.larir(iÚll \ilrrirrrlr. §c
girn la ouat Dios <1io a Jcsús «el nombrc sobrc todo
nombre..(\. rr) ALlrtn;s. lo' !elslculu. \lth \i(nell
a continuación adaptan la redacción dc ls'15.23
para nrostrar a Jesús como alguien quo cs vcncritdo
por toda criatura «en cl cielo. en Ia tiot-l-lt y cn los
abismos» (v. l0). Se tr¿ta de olro cicnrl)lo sorprcn_
Llenr( dJ L rr.r n lej.r. llcea rorr 1". ¡r'rrne¡ * ir i't i rllo'
a la hort dc expresnr la elevadlr condici(in (lc.fcsús.
I r, prrrri.uhr. no.rnc.rnlrirn!'. i,qur.rrrr. rrrr I' r\,,1(
hrb i,,, quc (,' r.rr.r\. un.r Je l¡. crl'¡.i,'rr,. rt': t
t'iút th,\.n¡rr b t. ndntirL¡¡don1997.2:15_llt).ll .r t(r'ris
1 StDi tu"t .l ti1 f¿notnt tttn¡¡ Crorotlt¿h t,] I hthl)t,ir^
a i-11 Ol.r¿lh\ 1 1i 2t) Ül'tu).r2:11 ¡ó,I tt rlht | 1' tittt
r +a I P.¡tt .t:13-)a.ú¿: TirrrrL ,':/l ?.r.((nl.!.\ 11. l')')¡
T
D\.tntn o.tt\ti\ | n, rriwl) i n, 9t
fcrvicnles de la singlllaridad de I)ios. adaptado (y
por lo t i.to. irrt cr pret:rdo r ¡.rr.r rtrr r r, rr la suf(ri.-
rirlad de Jesús sobre loc1a la creación.
De hecho. las linc¿s cLr|¡inantes del \1 I 1 predi-
cen un¿ aclemacióu Llltiversal. «Jesucristoes Setior».
que casi sill dLrda confirma quc «el nombre sobrc
todo nombre» otorgaclo a Jesús (v. 9) cs en realidad
el nombre divino. Probablcrnente. «Señor» ((r,r¿r
en griego) lirnciona aqui co o el equivalente gric-
go de ,4¿lor?d,. cl conocido y vener¿ble sustituto del
tetr:rgr,rma sagrado en hcbreo. fn resumrn. .rqur .e
vincula a Jesús con Dios de unas lormas que. entcn-
didas corcctamente, resul¡an asombrosas y distin
liv¿rs. E1 impulso monoteísta de la tradición judia
que se expresa 1l¡mcmente en Is ¿15, 23 sc adaptn
para exprcsar en términos igualmente categól.icos
una torma nucva y llamativa de monoteisr¡o «binj,
tario». con /orfiguras íntirnamente vinculad¿ls pero
distinguibles: Dios y Jesús.
Al margcn de lo qLre orro. prcncen de (\r< po
de afirmación. para los cristianos cuya le se halla
rcpresenlada en este pasaje no se trata rcalmenle
de diteisn,o. v no se aboga por Jcsús sencillamentc
como otra nucva deidadjunto al Dios uno. Al lado
Je la rrierencrr crpli.it:r :r ':,. Jo, ñ!ur¡.. (\ir(
también un marcado interés por presentar la iln-
portancia dc Jcsirs a la vez que sc mani6esla ), se
pomueve la unid¿d de Dios. Es Dios (ño Tirnr:
v. 9) quien exalta a Jcsús por encimir de todas las
cosas y le otorgx el nombfc sobre l()do nombrc, y
la I.'li,rraeton trnrr cr'..r1 Jr.l(\u! conro ..Scñul .rue
"
t)2 ;( tnitu 11.!) J¡trriv vr /)rx)
consiguic[tcmente se exige está dcstinlr(ll rr 'rLrsci-
l¡r «la gloria de Dios Padrc» (v. Il). lrs dccir. la
condición divina dc Jcsúrs se plesenta hrcicodo rc
lerencia a la voluntad ) a Ias accioncs dcl I)ios uno,
y su cxaltación está orienlada rcalmcutc ir nrtrnilts-
tar y servir la gloria divina.
Por un lado. r.sulta perfect¿mentc c(nllPrcnsible
que muchos _iudíos pixdosos dc ¿qtrcl nronrcrrl{) y
también de época poslerior hayar) cncorrlrir(l() cstc
tipo de expresión dc la condicii»r (lilirrr dc.lcsús
como algo reprobable e incompatiblc ¡J(nr ul mo-
notcísmo judio. incluso blasf-cmo- pLrcs I¡rccc tluc
pone en peligro la singularidad y uni(|r(l (lc l)ios.
Es especiah¡enic importante advtrtir qrrc. on el
caso dc los pdmeros grupos cristi¡nos crr)rrr (lcvo-
ción se refleia en los pesaics que hcnros xolli/udo,
.e per\.ib(ll inJi. i,,. dc ¡v,r..r. ,/, ,,. r,.,,r/ ¡ rr.' .itll
plemenle dc rctórica religiosa. Así pucs. r¡tri:tllr cla_
r. qUC lCnemO' irlllc n',sOlros Llll.l .llllalrllt.r ll:rll.
lormación. Sin ernbargo sostengo quc. cll l¿rt]lioos
de su deriveción histórica, y tenicndo ctt rjtrcnl¡ las
i rcn(iñnc. dc :rquello, para ,lui(r\\ L rl(. . \ t,r, 'ir-
nes de devoci¿)n a.lcsús cran oapilitlcs err sr.r lida
religiosa, eslx innovación religiosa rcl)rrscllll ulta
nueva lorm¿ «binitarilD) de monotcisnr().
Si ahora pasamos a los tcxtos dcl Nr(\'o lcsta-
menio que generalmcnte se considcltltt cscrilos ha
cia llnrles dclsiglo l, varias déctd¡s tlcst¡rris dc las
cartrs dc Pablo ], en un nlomcnto cn cl (lrr( rrn ll()
porcentaje de cristianos cran geulilcs. rrrl,'crtiruos
básicamente el mismo pairón de f0 y dcvx r()lr. I'or
l)t\¡ittr..hr^\rn)rnttirr.i|li) 9l
eiemplo. ¡orrnalmeotc sc fiensa qLrc cl cvangelio
de.luan rcllcjr una visión dc Jesús mLry «clc!¡d¡).
quedando explícila su coDdición divinr desdc cl co-
micnzo dc la obra rncdianle Llna declarrcirin bien
.onoc.J.r .'n Lr rrirJl.'lo .rirr'.rn.r' I I cl n n. i¡r,,
era lir Palabftr [¿r.qr!]. ] la Palabra eslabil con Dios.
\' la Palirbra cra Dios» (Jn l. l). Sin Lluda se trata
de un¿r alirrnación ildrnirrblc por postul¡r l¿ «pre-
e\istencia» dc.lesús y por dcsignnr a Jesús cot¡o la
«Palabra» divl¡¡ e incluso como «Dios».
Si¡ cmbarr¡o. i¡cluso en esta noción asonrb,osa
mente cxcclsa lle Jesús. estc cs dellnido en Ich.ión
,r,n rl Dros'rnn. I :, ,,Pdlirbra,, cqt; ahi .rlcomrcnzo
rdcl L',smÚ , ,, Dr,,. AJem,rs. cn Lr. .i!u c rc.
líncas del pasaje sc plantca que la Palabra cs rquel
por medio dcl cual «/r¿) lucron creadas todas hs
r,,..r.iJr l.2l f.,lr.ir. l¡ Prrl.rbr,r c.el ,¡q,.r,,, s.n
gular a lra\,és dcl cual se produio l¿ c¡eacii)n divi
nJ LIe rodñ. I'lu,rr rlu,i.r .lrl,,nc Lnd:rhrl,irci,,n
acimirable. No obslxnle. lo qllc intenlo poncr dc
manifleslo es quc tal ¡llrlntrción sc fbrrnul¡ tratan
do dc «situar)) a la Palabra/-lesús. por asi Llecirlo.
de una ibrna que refleje una actilud monotcislai
¡si, Ia I'unción dc la Palabra se cncLrcntra implicita
(pcro claramente) subordinuda al Dios Lrno.
Dc hccho. el interós por rfirnrar la condici(in
cxaltada de Jcsús y.le evilar las acLrsxcioncs dc di-
tcisr¡o se pone dc ¡r¿nifleslo explicitamcnle en dros
¡'.r.rlc.,lrl crlnecl.u dr.lr,.lr. I I ¡r.Eun,.\ Itr.(r
-r. rorrtro.r'.irr. r'r.pc(1,, r Lr,
¡a.. .rñnr..Jr,,n...
dir'inas ¡ flrvor dc Jcsús se sitúran cn la época dc la
t)] ;ti¡ . !l!{ti lrl^t \1 Dt.l
actividacl dcl nismo Jesús. si bicn los oxegct¡s coin
ciden por lo gcneral en quc cstas pilfictrlnrcs po
lémicLIS surgieron más probablemenlc () dc lbrnra
nr,ls clrrral en cl contcxto histórico dc los cslircrzos
.l(l (1i.ri.rri.nru pnmirir,.¡or pr,'nr,'r, r .rr. r. it itr
dicacioncs acerca de.lcsús cntre los corrcligionlr_
rios.iudíos del siglo I!. Adviértxsc. por c¡cnrplo. Jn
5. llj. clo¡rdc voces judias acLrsan il Jcsús dc «cLllti
par rse r Dios». y Jn l0- 31 31, dondc st prcscntil
a los judios prepxrándosc p¿ra lapitlar a .lcstts pot'
blasfemo porquc. scgún dicen, «\icndo honrbrc- tc
haces a li ismo Dios»{r.
No podemos delenernos a cousiderllr los dcrnás
asuntos delic¡dos it4)licados en csos prrsrrics. Me Ii-
mito ¡ insistir cn que el conlexto ponc (lc rclic\c cn
e.rrJ.r crrso que cl Jrrl,,r fr(senlil (\l.r. ,.',ll. r(i 'lle.
como algo iujusto ) cquivocado. Sirl (lud¡ cl ilulo-
dcl evangelio dc Juan delenciía l¡ contliciiin divin.t
de Jesús. vinculiindolo con Dios de Lnür li)rl)l¡ 1¿n
inmcdiai¡ qLre no resulta diilcil ver crirDo tirl uosión
dc Jc.,r. pLJ,, ll'r:rr r, que.e i,,n.r,lrr':rr'.r qtr. .r¡ui-
.11 I r .riy.rix ¡c los cslu¡ios.s úmbian esl¡ ¡. 1.rc'¡o .n
!uc .l .vrrr;:!li(r ¡c lrr. .cllcjx ufr c.¡rgiü ¡r)or (nn, u l), rr. ¡.
l;s ju,lios ¡ losjúdcoc,isri¡.o\.uy. lc qu.di rl]. ¡¡,,.n.rc rurlt)
\..nrhncnlc rlgu..s ,rxrxics son co.ridcrr¡o: rL rllr¡i ¡. r c\
¡dlsión Llc n\ ju¡roÚidirros .lc l¡ c.¡ niirLr¡,ito¡rL ¡nl ¡f. rdirs
¡nloritrrirs ¡lc h ¡poc¡:.ll.n cspccial Jn 1). ll. Ll. llr 16. I ( l .r L
M.if iti t ¡ trr) t trl I l)ü¡.! t /¡. nr,//, r;,,rr /. \.§|tr L l. Lr)r,
.r5 lórmi¡o srlcg. quc ru¡ucirno\ ]roi (lrt\" r,, rt r'rr
licr o ¡.t.ir¡in¡¡o I'crlonrhnc c $tccho !ui (lúl.t ¡\ rL. fr.
tr..s1¡ rl r¡rüión cor¡o L¡ r.r\rüión d. qtrc.l.!4.!r l¡dir tni cn
pcligro ir siigul¡rdr¡ d. Dio¡,1 l¡¡c.r dc.[ r.nnk:.\L .\r¡r]
tcJ rlspccto ¡. sl nlinno. Es ¡.ci,. .r.§ús.s r.tri(1,, ,L( lLk. .. (ur
Dn*,. \o.bslxnlc. l{* eonrc¡r¡rhhs ! k^ lrr¡rtr1,nl: ¡rr rrr¡l
'.,,,,',,|1,',1¡
Drntnú ¿ h\t^\ t,!)r^" ) )ttltr
vdlia a hrcer de Jesús un rival dc Dios o Lrn segundo
dios. No obstantc. tambiéD debemos scñalar quc,
pese al énfásis qoc cl autor pone sobre lil condición
clivina de Jesúrs. estii igualmcntc con\cncido Lle que
la glori¿r di\'irra de -lesús procede del Dios uno.
En otro pasajc del evrrrgelio de Ju¡n se prescnta
a Jesús ol'reciendo una úllima ornción anles de la
¡rorirnrr ¡rueha Jr.Lr .u'le.t¡ r e,ecuctun. \ rcntilf
a la gloria divinn que compartia oon Dios «antcs dc
q ue existiesc el mundo» (Jn 17. 5). Sin embr ryo. en el
rni'rr" pa,.rje Je.u. sc ponc al scr\ i(io de ni. ',. \icn.
do.rr irnic¡nreri L gl, ,rifrearión rle Dro. r ¡or' crcnr-
plo. Jn 17. 4.25-26). y Íeconoce que cuanto poscc (o
a Io que tiene dcrccho) lc ha sido dado por Dios (¡si.
Jr I -x). D. lre(1r". .rqui Jparccc orr¿ ¿Illn... i,,I
bien conocida en la trutlición cristiana postcrior
que dellne la vida ctcrna simplemente diciendo clue
oonsisle en «que te conozcalr a ti. cl único I)ios ver-
dndcro. y al que tú has enviirdo, Jesucristo» (Jn 17.
3). Tanto Ia importancie esencial de Jesús como cl
lengurie monoteista haccn dc csta declxmción ¿lgo
asombroso, En cualquier caso. no cs sino un incli-
cio dc todo cl cntrclejido de alirmilciones religiosas
que apareccn cn cl cvangclio de -luirn. Los e\egetas
,,,: \iJ(lr en qlte rno dc lo. r.r,9,.. m¡. llirnr,rti\,'.
de esle evangelio es esta combinaciórr dc una ideu
excelsa dc Jcsús cor¡o r¡n ser di\'ino v la igualmentc
L'l.rr'.r ,uborJrrr.rcrorr dr Jc'i..rl Di,,, un.r
.1¡ l'or ercnrplo. cll C K B¡ttcr-«1ltr 1¿nn r 1\ (;ttl.r thü
l): 11:)8 S h.i¿útnrrlt! (h \.L)qt ii 1l1r )itt li nr".,1,
htirn
.ri l¡.. ¿i\rrr,tr ¿,/,,. London lr8l, Lr-J6r ld t h'inúntrn..r
ta .t-tnr.llfli l.ri\t v l)n^
Resumamos lo crpuesto. Desde sLr propix Iers-
pecliva. los paimcros crislianos no adoptl[on cl
conccpll) de la apoteosis para presentar a Jesús cn
lérminos tan cxcclsos. \, lampoco triticiooirron l¡
prcocupación monotcisr¡ de clel'en<ler ill Dios dcl
¡ntigoo lsrxel como el único Dios vcrdldero. Estos
d.-\,otos dc Jcsús (quienes, recordómoslo unx vez
nt:i..,r 1,., ¡rir.rero. riros rr.rr Inir\¡,r"t.rnirn.r-
tc /i?¿/i).r que se identilicaban a si Inrsmos con su
religión anccstral y con sus valorcs y cspcrrnzas)
proclamaban su condición slrpremu co¡1o «Hijo»
único dc Dios y «Señor» sLlyo cn tórninos de las
acciones y la volunlad del Dios uno-
Asi pues. su 1e y su prnxis tlevocional rcprcscn-
t¿m lo qLre podemos denomitar u¡a «nrUtrción bi
nit¡ria» dcl monolcismo judio de ópocr romanr.
En su le y ell su vida dcvocional. sc !inculit I Jcsús
eort Dins Jr un.r li'frn,r t.rl qLc (,'n\il|i,, .U po*
lura religiosa cn ¡lgo verdaderantcnlc novcdoso y.
al mismo 1ie¡npo- problcmálico pam los lronotcis-
.,r\ q,r.'r,' !l.rrparri'r \uc ti\nt:t\ \,!,I\ijjtunc\ \
experiencias rcligiosas. EIr cua]quicr cls(). en 1ér
minos his!óricos pLrcdc considernrsc ilecrtrdilnlen-
lc qur rsti ¡l: rl(anrier.lu rcli!.,,\,, i,lrll'r1r'¡. ctr n
principio. como una lranstbrm¿ciLilr s()r Ircndentc
?n (l \a o l? Lt Lfttlidón r¿ligiosa ¿(l ¡nhti:nn¡ dtl
tho.o¡rn) Aht61ti"t! ¿j th! Itr.lt)ljt¿l ,t1¡\l ,t lr lndl¡
r;^rtl..n k\.. A rt\ o, J.h .l-llliP \ /rr r /l,,\r,/,!'
rt 1l! t.iuúL (;rt¡tll\,\,'UNl a/78) lubnrlcr
^D¡cNn'.
tt)9¡
l)t\r.rr, t lrr: \ n¡tutu iah tltti
5. Lv(» L cloN Doc'r R |\,\L posTliRt()ta
Nos hcmos oclrp¡clo lt¡ui r1e las cxpresiones dc
deloción a Jcsús más ilntigu¿rs llellad¿s a nosorrcs.
l, clcñ1ro de los limitcs de esta rcUcxia)n no es posiblc
co sidcrrr delenidamcnle Iir e\'oluci(ir posterior dc
la t'e clistiana printitiv:r. A lo laryo dc las décaclas y
dc 1()s primeros siglos que sigLlicron a los tcxtos x 1()s
quc hcmos prestitdo ¿rlcnción hLlbo cierLamentc tu:'ls
transf-ormaciones. Dc hccho. existió un¿r nolablc di
versidad y sc Irodujeron tarnbién gravcs polér¡ic¿s
rLs¡,Lt,,al rnodo dc erlresi¡r tncj,,r .a irr,¡or.r,rn, r:
dc Jcsús e rncluso accrca de quién e¡a el Dios con
el clue Jcsús debia ser vinclLladoar. Rcspecto a esta
úllimir cucstión, Ia postLlra más popular, y Ia que
ac¡bó siendo la noción lertodoxa», siempfe fuc bá-
sicamclrlc rquella por Ia que se abogabn en el Nuc
vo Testamcnto: el Dios uno y ve|dadcro con e1 que
habíaque\'incLrlaraJesúscr¿el Diosdelatradición
biblica. el Dios de Abrahán, lsaac y Jacob, el crc¡,
J.,r dr ci. 1,. ) li<n'ir. F r ( ri,nlu .r I:¡. .lorlr ir.r. .rccr
,'r Je Je.rl,. r:. rn\icr <...rs fr, \.aron (untr, \ ir i.r\
^,
r ¡r:rn,lc, uilt,]. ,t In ,ic enco.rtt,r. I i. e\nrc.i.,I
adecLrad¿l de su divinidrd que ¡l misnto lienlpo hi
ciera.iusticilt r !u naturalcz¡ huntana y preser-vara
una postura monoleísta1r.
Si los cristianos hubiesen cstedo dispucstos a
considcr¡r a Jesús sencillanreote conm un prol¡ta
.li r.npl{r cll l- \l llurt¡¡o. ti/i,,r r,vo,r,. j5.l ilr)
P.r
.18 \I R Srh.cdc!. ,l N¿f/,r'tt¡ ttrli\t t, tn,tt (\ntur h.¡
ll'...1¡ i. \ ( '. 'l¡c.¡i ¡ir
" '¡
t)N .l ttrt llq¿.tili\rlr 1)n)\:'
o si hubiese lriunllLlo h ide¿ stgún l¡ cu¡l sc clci¡
clue Jesús eü cn rcxlidLrd un scr cclcstiill o divinl)
.,''rr.t rln ,rn!i ('l\,r j\l\.CllLl,r lCrf(ll'r lr', !'r'r \lr',
un cornplelo disfiuT (irlgo ¡ra|ecido al nodo cn quc
se clescriben h xparicncir ] la ¡cli\id¡d tcrrcnll
les del ángcl Rn1,rcl cn cl libro dc Tobi¡s). no hir
bríLln ncccsit¡do todo el tiempo y el cslircrzo qLre
dedicar-on a sus inquieludes crislol(igicLrs. Dc igual
m¿nera. si h biesen estrdo dispücslos il adoptal
el n1()dclo dc Iu epotcosis- cntcndicndo quo el Je-
sús humano llrc convcrtido en un nuc\o l)i1)s por
derecho p«rpio. deiflcado ¡ crusn dc srls urórilos
cr, e¡. i,,rr.r e.. Lr. . r, rgr:,. !:r.r:,,1.,..'r' illc.r.or'c'
doctrin¿lcs lrabrian sido lnLrcho nrcno|cs. Sin ern-
b¿rrgo. ningún modelo anterior parccia.rdecLr.rrlo.
al menos pala aquellos cris(i¡nos cr.rlos csl¡crzos
sirrieron dc rn¡rco para lo quc sc convifii) cn la
doctrine cristológica más clásicl. I-o clu§ lcnrin(i
por fbrmularse en las largas indagacioncs doclri
nales de Ios primcros si!¡los cristianos liro uD¡ con-
(cn.ión n, .dñs.r ¡ muy tlc.tr'i.rJ.r .le.rrr..r,t'rir
sicndo vcrditdelamen¡e hunrrno ! vcl1llr(lcr unrcnlc
divino. cligno de düocii cLrllu¡1.
Ln estrs lucb¡s doctrintllcs. cspccillnrcntc des
Jc. ,i!lo ll.,1 .rFl^V. Io..fl,t U,*, ir..t,ir.,r,,'
cn Lrn conlLrnto rnás arnplio de crrtcg()riIs conccp-
tuales. 1(rnlLrldohs dc I¡s tradicionc\ bíblicils. dc
cscrilorcs jLrdíos dc lx ópoca dcl Scg.un(lo Tcnrplo
(cspcci¿Lücntc Filón de Alcj ndrír) y rlc lus trLcli-
ciones lilos(flcrLs tlel nromento. Sin cnrbrrgo. rrr.t
\./.. lirnir.,r.r) .r'nnlrr.r(nl(.r.r\rlnrl.rr r!rr'rrr,'.
D1\,ntt ( t¿li\ | rrúrn i, rh ¡kli,
'ucrtcgorias rcliqiosas o intclcctu.rles. vr fucr¡ del
trr,l.r..nr.'.'u< Lr r .r,li(,' nlo.oli.ir ,1...1 efo...l
(lon más liecuencir lo quc hicieron iuc ¿dxplar lils
lradiciones prr¿ cxpresar sus conviooioltcs ¿cer-
e.r dr.le'u, Ir.cu: lr,. l',r'lo !(r..ri,l. (.1 'r..r,l
r¡otivadas v conliguradxs de tornt¡ dccisivil por l¡
devoción a.lesús lnás anlignx tal como h hemos
csledo xnillizando:rqui. esa vcncr¿rci(¡n ¡ Jcsús dc
N.rz:rr'ct qur l':.r(Lc lr.'hcr e,t.rllJdñ r lo, t\ftn.c-
risilros momentos dcl movimiento crisli:rno. Esta
,lcruirorr .t,' -'1.. irnpul.o l:l t(n iet,tc tr: \.nr.r,,.,
rl.l rn,.r,.ric e\drrgcliL.o rn l¡s dccad,r. \luc ,t!.ric-
roni también modcló y exigió considerables esl'Ucr
,/os durante los siglricntcs sielos a fin dc l-or mul¡r la
doctrina cristi¡¡a sobre Jcsús y Dios. Adc¡1¿is. en
la qrc tenninó sicndo la idea dominan!e. l¡ activi-
dad hist(iricx ! humane real de Jesús sieuia) siendo
l.rrr rIrll.rl., r l( \1,rno Iir elori,r \,(le{ ,rl qu( \.. .er.r
q Lrc conrpilfiía.
frr Jl ru((,o qUc rr.I, ' .l< ¡ l'rrr ul¡ r
de Jesús. los cristianos lxmbién fbrr¡ul¿uorr una
nuev¡ intcrprctrcia)n de la Unidnd del Dios uno de
l¡ trlrdici(iD bíblica, unr unidad cn 1a que Jesús. «cl
Hiio». cs p¡rle iutcgrel. De acuerdo con e1 lenguajc
doclr'inal que enrpezó a nozal de nrayor populuri
dacl a partir dcl silllo ll. cl Hijo conrpa|tc l.r rrisna
«naturale/a» (rrrrlrr cú griego) divina que «el Pu
dre». Cl¡ro eslá. eD la fbrmul¡r-ión clltsica de ltr en
señanz¡ crisliana iloe¡!a dc Ilios. l¡ doctriúa de la
lriri,Ir.l cl ..l .t,r irr \.r ro..r.rrrrhicrrrcrrrrrrro¡,,r
scr iocluido como cl lcrcer componc¡te de l¡ uri
lll ;(:inh l¡44).1¿§^ ¿ ttt l)r\l
dad triádica divina{'!. Las principales inquictudes
a lo largo de esta prolongada y compleia disputa
y del desarrollo de la doctrina cristiana acerca de
Dios fueron la de exprcsar la importancia y condi-
ció11 vcrdaderamente divirras de Jcsús y. con la mis-
ma intetlsidad, la de rnantencr que Dios es «uno».
L' espearalmcnlc en csla ulrlmr preo(up.r.'i,in. quc
siguió sicndo capital durante los primcros siglos,
donde se percibe e1 incesante influjo del nlonoteis-
mo judio clel Segundo Tcmplo.
,lq. Co¡ el 1éirnnr. r.or¡Nncnte» inlenlo cnrplc r rn voc¡hlo
no léc¡rco para lo que los p' im.ros .n{ianos qucr ir¡ ¡rcir rl
sexl «Pndre». .l «H'jo" J- rl ¡Es¡úitu Sanlo,..m) lis 1'!s «n.'so
n!s, (/¡"a,,¿¿ e¡ lalnr. ¡Lr,r¡¿J.r cn grego)¡le ln Tri¡ ¡¡
3
VIVIR Y MORIR POR JESÚS
CoNSECLiENCTAS SOCIALES Y PoLITICAS DI] LA DE-
EN EL CRISTIANISMO PR I \'f ITIVO
Normalmente, la religión conlleva una impor-
t¡nre dimen\iól] .o(ial. Creenc,as. ritu¿Ic.. (.crü-
pulos éticos y morales... po¡ lo general todos eslos
aspectos encuentran expresión a nivel social. ya sea
al participar en los actos religiosos de un grupo de-
terminado o a través de relaciones interpetsonales
moldeadas por convicciones y doctrinas religiosas.
Además, a menudo la religión lorma parte de lo quc
constituye e identilica a un dcterminado grupo so-
cial. sea un pueblo, una nación o una tribu. Habi-
tualmente somos miembros de talcs grupos sociales
«tradicionales» e¡ virtud de Duestrc nacimienlo. y
por lo general la religión «se hereda»_iunto al resto
dc lo que signi0ca ser parte de ellos.
lncluso una religión «voluntarista»
-sio cs, una
relrgrón ,r l¿ quc l¿ pcnre.e adhierc por Jecrrón pcr.
sonal: por eiemplo, medianle la conversió¡ conlle-
va habitualmcntc una dimensión social. Sostener
N ¡rn una u otra afirmación religiosa supone con frecuen-
ci¿l asociarse con otras personas que comparten el
lt): ;( t¡,. ln.{ti L\r\¿\\ Irr\)
propio plantcarnicnto rcligiLrso p¡rticulllr. L¡ enti
d¡d sochl cL l¡ quc cl converso se asociil puede
scr pcqueña. comlr Lrn circulo local tle seguidorcs.
o puede ser mr\,or. litl !cz o11 rrovimicnto rcligioso.
r.n,r ..\'r,r . lllr,r JcI..,rlllrir..lL l .r (\lcr\iun g(r!
gralfic¡ dc csa cotidad social nrás ilnrplix puede ser
local o regioDrl. ¡, quizá incluso inlernrcionrl. En
algunos casos. h corrposición social dc LIr gr-Lrpo
rcligioso dc tipo voluntario- bicn teng¡ un horiTon-
tc local o bieu lo teugir más anrplio. puecle Llascen-
der las |ionteras dc la ctnia. ln cdLd. cl scxo. cl oivcl
cconómico ) Ia condición social.
En cualqLricr caso- sea clue la religiirn de unrr per-
sona se trate de un¡ tmdición heretlada. sea qLre sc
tr ate de unr clccci(i¡ !olunt¡ri¡, implica una dilnen-
.i,.n .o.,:,1. ¡ l':,r qt,c cor'.r.lcr.rr .'r. c,'r,.e.'rr< rii.r.
socialcs c incluso politicrrs a llr hora de complencler
cualcluicr afirnración religiosa en p:rrticular. LJnirsc
en la cxprcsiór) dc la postlrr¡ religios¡ de un deter-
minado grLrpo I¡ alirma y l¡ rel'uer7a. y cadrr par-
ticipante. allbrmar pirrle del grupo. de lornl.r expli-
cita o implicita. tambiér1 recibc el rccorloci icnto )..
los bcnchcios quc sc dcriuln de ello.
Por ollu l:.,1o. ,'r-errur',, n(grr.( i, pJrli\ilir ir
l¡ pcrspecliva religiosa de un grupo dclcrnlin¡do
pLredc acarrcar otr¿s consccucncias ncgativ¡s. En
cl c¡so clc una rcligión tradicional. puede \ignifi-
c¡r quc L¡n disidenle. o nrerrmenle alguien c¡uc no
rnueslra con clariLlad su obscr\,¿ncia dc In rcligión.
sc¿l considcr¿ldo por partc dcl SrLrpo como ¡lguien
sospcchoso. o qLrizal seil visto como uu elementi)
tlrl tnd¡ 1)r) ,Lr^ 101
subvcrsi\o. una rmenaza a l¡ solidaridad y coitc
sitin dcl grupo, o.rl menos como un alborot¿ldor. En
cl caso dc un grupo rcligioso volLrnlario. aqLrcllos
quc no formun prrte dcl grrpo de scgLridores son
por lo general considerados cn cterlo moLlo inlrlr
sos. bicn se les considerc mr'ls rmablemeotc conto
almas perdidas r¡ue podri¿n terminar descubricndo
la v¿lide/ de la postura religiosa del grllpo_ bien sc
l<, tr,r nr,r. n(t.rrl\,tnr(t'l( Lo t,¡.It.c.e{. I r..tJ}rt
tr'. errcIriu,,. J( l,r \ cr,l. r,l u rnclU.o c,.rru L r ¡irr, r,,
dc seres humanos espiritualmente iúérior.
Si l¿ perspecti\a o la praxisrcligiosa respccto il la
cLral uno es considcrado disidente posee un cslalus
oflciirl o cstll especialmcnte relacionada de alguna
mancra con l¡s cslructLrras polílicas dcl cnbmo.
elltonccs (ya sea intcncionadamenle o no) Ix Llisi-
,lenr'rr rclivi,,.l pltcll..i'rr.rnretJr.c t.rm ,i. n c.rr,,
¡lgo que ticne implicaciones politicas y conllcrur
repcrcusi{»es sociales y politic¿ls. lal como UlrliTil-
rc lo\ r(t Inin,,. e.t (.lir rtjleriurr. h. .,,n.et c¡. i,..
''rr,lrtrc¡s rrnllrialr cñnit(r¡r-nenlc l¡r :L¡,:.olr.-,
las aclitlrdes dc l¿s autorid¿tdes y reprcscntrntes dc]
gobicrno (ya sean locales o dc un áInbito supcrior).
y las rcpcrcllsiones «sociales» ticncn qlre vcr con
los et'eck)s dc la cr¡nclucla religiosa sobre ltr f':rmi-
lia. vccinos. umigos. conocidos y lodos aqucll()s que
componcn el mundo social de una persona_
F.n las p/tginirs sigllicnles voy a cclltrarme cn las
ittr(J,L,r,c. ,(i.rl<. \ n,,liri.r. L{s 1,, J,.r.r ur.,,
Jesús prrr los primcros cristia os. Me lijaró sobre
Lodo en las corsecucncias negativ¡s, l()s oostcs so-
101 t( ¡,,r llrqt.h\ri\r \r hi)\'
cialesy politicos quc ncalrcabx scr cristiitno cn los
primelus ilños del molimicnto qLrc ¡cabó llltnriü1-
dosc «cnstianrsnlo», Segúln veremos- {ales costcs h¿
cen qLrc parczca asorrbroso que lajoven l'e resultilse
seduotlrra- como obviaorcntc lo firc para algunos.
i .rJ(llrir\ l\ueJen,r\rd.ur.o\.r crrrc r,lc. ¡,,r qr.i.u
¡tlxclivo ela menor p¡fa otros.
l. Lt rN r()rt\() RIr.r(;Joso Rot\lAN()
dc colrsidcrar cl l¡ni)meno especiflco del
^ntcs
cristianismo primitivo, rcsultará mu) ú1il dclcncr-
nos a valorar algunos rasgos dcl cntolrlo rcligioso
dc l:r ópoca romana. (lonrenTaré por el llmbientc
«pagano» gcncfal. para luego preslar especial ¡ten
ción al entorno particular dcljudaísrno d.l Segun-
do ltmplo.
I ,, q.re l-crrr,., t(rririrJt' puf Jelon,,tr.l cfr.
riani.m. trimir\,, 'urgi,, r,,m,, rll r.re\,, rio\r
miento religioso en cl judaismo dcl Scgundo Itm-
plo y luego lrascendió rápidamcntc cl nivcl local y
ótnico y obtuvo leguidores de origen divcrso. Trl
como Arthur L)arby Nock subrnyó hace vu nruchas
décadas ell Lrn estudio mcrcciditmonte respelado.
la época romanir l'ue uo periodo dc Lrna di\'crsiLlad
rcligiosa considerable. en el que,.lLrnto r l¡s dcidr-
dcs tradicionalcs y l¿s prácticas reli{ios¡s de los di
. En u¡n pubLi.r. rrD rDl.rnr r. r.fi\¡¡t! rLs'¡'r\ !rrr(1.,r,
licns¡cl«ninlrLcnlc,rLigrs.d.l.n(irfninofi r,ll v,i.b¡\ir o¡r.
cn cllr:Lbxjo d. numcr.n)s.st)¡.i¡l \lrs.r l¡ lsiL!, d..|o.¡ unr-
nr:L.\ Hur¡¡o..1/rtr,r)/()tt\.1 t l i!nr¡'! lli»lrt) llr (1»11\',x
t ¿ ( htt tt lt .l l itrln r ( irn,, /ra,rn, ( r'lisl. t)9t) -r lI
t h ¡
l¡r t r i t)tt.h\r^ ll)5
versos pueblos qLre conrponí¿n el lnrperio rolnano,
nparecieron nnevos grupos e ideas religiosas o bieD
cst¡s sc rcf¡rmul¿ron'. La imprcsionrnte cantidacl
de viaies- comercio ) comunicircioncs cn tomo a 1¡
cuenca del Mediterráneo )- más allá hizo que l'ue
ra más sencillo exportar y oonrparlir las diveru¡s
.lci,L.l,'. t r¡Ji. i,'r.,le' jr,rrt,, L'. 'n ..1. . , 'r 'i¡.Lierrtt.
crccncias y prácticas. Y la ópoca romanr prrccc ha
ber siclo un monrento en el que se dio Lrna pclteocn
cia religiosa voluntaria sin precedentes, coll gr¿ll
rrrrner,'.le ¡er.,na. Ji\fr¡e¡ra\ i,, un.i(lcr.,r',t\r'E
ncs rcligiosas al margcn dc sus dcidadcs y prácticas
tradicionales'. Por consiguiente. se podria contcm
phr la l'e cristi¡lla primitiva como unit de las ml
merosas opciones religiosas que circulaban en aquel
cntorccs y a las quc uno podia «col'lvcrtiBc».
Con todo, también es inportantc rccordar una
diferenoia capital. Tal como recalca Nock. por lo
general resultlt equivoco en]plenr la palabru «con-
lcrsión» para dcsignar ln obtcnción dc segLLidorcs
por partc dc los muchos grLrpos rcligiosos quc pro
lileraban en el mundo romanor- Para la mayoria dc
h genle en h época romant. unirse a un nuevo gru-
I l) No.L,l l),,.ivn,i 7r! OLI¿h¿ tltr Nr\ it R liqi,t lrr1t
^ ,_ ,,,,..a, _ltt.. t,., t,,, ,r¡:
:r rln cjc¡rf R ttic¡n.ltu(ulltnl tu R', t" h rn\'.
o. cr:
O\nr¡ )¡.1¡ln. d¡ L,\ NI¡¡r.ilos I igi.kr\ J¡
ll)lr(l. ruicn sub
l,ün..rl.nrrl¡.llmlt,nrhi¡rh l,rr¡Lú1rn1, ri.¡lonisri,dio
¡c lr h ó¡o(r ontitrr¡. cl l{ N&!Nlul.r. /1,«¿r¡,,,n //,
R,,m,'!ligir,r.r
!,),,,¡r,. Nc\ H.\.n l98L: \¡ lle.rl J \orth S Prcc. ¡hrl
.- /4-..1t¡l ".r'rbr,..'I' r
'b.''.'.."r i"r..
coLccción ¡c.{uducdrl¡¡:r porA. H. Arnrslo.s. (lirrv,d/ ¡7¿,/,:
L.L
trht \ r.tt¡ú ¡tual¡r Lrr¡t¡r ¡ Gr.rk,4rr¿r,. )icq Y(!k Lrs¡
4 A D No.k ai,,nrur, ll 16
!t)ó :(tnttu l¡t!) lt\úta tr D¡)\l ,in \ rrnn pt.l.\1i! )7

po religioso no implic¡ba abandonar sus asoci¿cio
nes reli!aosas prcvias. Rrr-el contrario. y a diferencia
dc casi b(las l¿s dcm¿is opciones religiosas del nro-
rnerlto (pc¡o rcflejando directamcnte la tradiciónju,
dia de época rom¡na dentro de la c al surgi¿r, la f¡
cristianx primitiva implicaba para sus seguidores
una afirmacii)n religiosa ¿ri./¡./r¡,r,r¡¿l En todas las
luentes de la antigiiedad. el mensajc cristi¡no tftt¿,
b¡ del Dios uno dc Ia lradición biblica. consideran-
do todas las delnás prcsrlnlas deidadcs como me-
ro, iColo. u r,,rno:rl,:o fcur. A\r.f\¿rr.rqrrcnr\n..
cr:rn jtrJro.. los . ¡ap:rrr,', . la ¿utcnrrr':r ¡,,nrcr,¡on
.r L ¡rinrirra ierri.tiarra j,,.rlle\ab,r ' rrJ¡,. /J,,,:r?
radical de sus anteriorcs grupos y prácticas rcligio-
.:r' rr.rdiclon.rlc.. P.,r \ nue.lo. prrrr l,* ¡ n rr.^
cristianos de ptocedcncia judia este rcchazo de los
muchos dioses de la época romrna ¡lo era nada nue-
!o, Sin embargo. como veremos el1 breve. para los
judios. al igLral quc par[ los gentiles, hubo de todos
modos consecuencias sociales derivadas dc su aso-
ciación con el naciente movimiento cristianL,.
Aunque los iudios que se idcntiflcaban a nivel
religioso con la tradiciónjudía parecen haber com-
n.rrlido n,,r l,' ,cr'<ral leun¡. L'lccnCt:ts c . ql.ie-
ludes. tambión cxistía una considcr¿rble diversidad
dcnlro deljudaismo del Segundo Tcmplll. Las li-
I"..u .r i !¡.r'.,..
rrli\r. \¡nplcmc.lc.onr. dcsis r¡ó¡ ¡ch grrn m¡].rin'¡i'! ¡c pcr\o-
r¡s d. ll ¡poc¡
ron]¡Dr qtrc ro u.n nr udios Dioi(irnos.
6 Do\ fr.r-c.tos icra.r¡i.os rrcicnL.s qrc r,rclcn¡c¡ dcscri6ir.l
1.rn¡ $r lossigurcnrcs: r-. Ps¿n¿.ts.1r¿d^th: P¡«!nt ot B.ttt1 6l
.. I t¡r 1,1,t.''t..,..r .,' t t !,..,.¡.,.,
mitaciones de los tcslimonios que nos han llegado
exigen clcrl¿r cautela rcspecto a qué podemos plan-
tear con cc¡tcza. pero parcce razon¿rblemente clrro
que cst¿ diversidad incluia di\,ersos grl¡pos religio
sos que rcsulta posible identilica¡ cada uno corr urr
ónfasis hasta cierto punto dil'ereotc]. Por eiemplo.
había lariseos. un srupo quc manifestabn un interós
especialmenle grandc porcumpiir la Torá y promo-
!er su obscrvancia también entre otrosjudios. En-
conlr¿lrnos asimismo refc¡encias a los saduccos. un
colecti\'o del quc en realidad sabemos mu] poco.
pero clue parece haber estado compuesto porjudios
dc seclor-es sacerdotales y casi aristocráticos dc la
Judca romana. probablemente conservadores en sLt
r.,rlLrd'. Cun il Lle-cubrimi(nro de Ioi re\lo. \ in. u-
lados a la comünidad dc Qumr.án, conlarros con
testimonios dircctos de otra cxpresión dc piedad ju
dia del mor¡ento'-
".1. L i-'ll \tr tr. 'LI -.tP.,.,. t.,. .-t..-
ll,.l¡¡ l,,nlun:r¡' Ir r ru r.., ¡.\.r-!ru)urc - r,,nh L
S.S f i \4 i t..d t-l- 1. ....p..r|r
". tr tt t. t-t)
,
lncr- 'l'1,'¡rph.' lo r lq1
I l.L,r .,.¡ ,..,,? ....,....1,.\1 .4--1, r,-r1., t a¡
-¡rl'..1r .trr.f ('r.1 ... l.¡'r.Ji.t'r..r.rt,¡ ¡,.
o |'', r..,r,¡.'.i,{.'...rF ,c..t.r, t..t.
..' .hJ l" '..r...
r1r!:u".. -.n .t. n.,',',,
,..br j."r.i .'..1.1,., ..b'. I ..,,,,
' 'l "r,'' ',''
. t .... ..r ..i,,, ... ...h,/,, t..,..,
.u 11. . J,". I r,i'rJ,,,,.,rn ....r
''... ' |,,',.,'.'1,'"1,!1..
|.¡- i.rport¿nl.i r{r¡ cono€r csos gruposjudiü dcl Segun{lo J¡mplo:
por c cmpLo. Ml2:,2:l // Nl! 12. L3 // L.20.:j: Hc¡ 6 L tl
9 I a li(crarr¡ sobre los lextor t l¡ comunrdad dc eunnin c\
.norf., r Dn' hniitaró a crrxr unx .rceien(e colc.cnnr de c{u¡io!
llcva¡0 i c¡bo por .\cgctrs ¡c prinr.r¡ fit¡: T H. Lim ! o¡os (ed\ l,
/l t h( n «l Su Sttu/h tu Th.ú. It,,.ir{/(n,¡¿r¡. adtnlursL 2t00
10t ;(t¡n.ll9 ,\t1\ ¿ \t ])kt\:'
En aqLrcl tiempo. al igual que ahora. los judios
pradosos discrepxban en cucstiones religiosas. ¡ ve-
ccs dc una manerr tnur intensa. llcganttr incluso a
denLrnci¡r n otros jLldios por dil'erencias de le y de
pr¡xis consider das import¡ntes. Por elemplo. en
cl escrilo apócrilo conocido como Salmos de Salo
món, ilp¡rece Lrna fuertc crilicx contra los «pecndo-
res». entrc los cuales parcccn incluirse ott'os judios
cuya cL»dLrcte. según el ¿utor, vulnera gr¡vcmcrlte
la Tor¿'rr1'. Por lo tanto. no debería resLllt¿rnos com-
pletamenic sorprendenlc que los plimeros iudeo-
!r i\lrallL,{ e\ncr rrrcnrir\elt cteíJ ("ntto\er\t.r }' l:r-
der r.rer rltu na. cor r\'Lr(r'r.tirL \ocr:rl. \ r(!¿Ll t\ ¡r\ .r
caus{ de su l¿. P¿senlos a conlinuación a conside-
rrr más en concreto ¡lgunas dc hs lensiooes, t¿r1to
sociales como politicas. a las quc csluvieron somc-
tldu. I,,, ll'tneros jri\t.irn,,. Lon.o c^n.((!l( \.i.1.
singulares dc su devoción por Jcsús.
2- Rlr-AcI()\Es f,A Nr tAltEs
Lo. tc.rirn,, l,\ sLer(r..r ,ll( ldnto far: !irlr-
It'.'un¡opr,r,r.¡.u,,. arJlrc.t,,nrl Iritnltrorn,,\i-
rni.'nl', \'n.lr.Iro 1.,ürir \ct .ue .c d.. t( \ione. cL,n
su circulo social miis ínlirro, el de lii prLrpia fxmilia
I I,,.\ ., \'1,{ .1. . ..,..,t... ¡{ r. "
drh¡entcsc.rccquc ',. '
ir..omru.ú.n i.lrrcolsi bre¡.1 r\ros.hr
,,{ , I ,, ,,,1''' !
t' ,r. '., I .1 ., P,r, " , h, .
cró. rnrlc\¡ ct: ]DrcE¡rflo Il I t) SBirk\(cd ), th( 1r¿v,htl
a)/¡/?¡rr,rtr?,.Ollor¡
1r8.1,6,19 6rj2i vrrsión .rsr : A pnc,oSxcnz.
\tr,,r¡/..sdrr,11nr.A Di.7 Mrcltr¡ A. Pi¡.roSri.n/r!¡s )..,1r,-
cn
thl\¿.11"11!ln1l\tur r ht ll. Nlld¡¡ Lrl],1) 5j
t.^ü rrn\r pt 1t!i\
t-ln dicho rtribuido a Jesús (Ml 10.3,1-16; Lr t,.
5l-53) adviertc ¡ sus seguidore! dc que su tc ri.rk.
como cleclo l¿ di\isión en las relaciones I¡0rilil
res más próximas (por ejcmplo. con pndres. hiios \,
l'amili¿ política). La dLlra predicción adelantn qlr¡r
lu- (1.'nrgo. \.r:,n nlen)h,,,\ J( ,:. l.r,,pt.r (.r..r
(Mt 10. :16)- y cn un dicho parecido se avisa n [)s
discipulos de Jcsús de que tal vez tengan qLLc esco
ger cnlre sll con]promiso con él v su propia lnmilill
(Mt 10. 17-39; Lc 14. 26-27). Por lo gene|al se cree
!lllc e\l¿L\ {enl.'r!ia\ deriran de unlr pfltniti\J lro
lección de dichos de Jcsús que fue emplc¡d{ como
fuc¡te por pxrle de los autores de Mt ]' LcrL. Al
margen de la historia anlerior de eltos dichos. es
probable quc se conscr!aran y dilundicran en los
primercs circulos de seguidorcs de Jesús porquc rc,
flejxban sus cxperiencias y expcctativas :.
En otro dicho atribuido a Jcsirs (Mc 13. li-13 //
Mr .) i-+ / tr 2l. t '-1.)r \':rJuertc r .u,.(gui-
14.
J,,rc\dcqUe nUedJn,c, entrc!irJu, p:ll.r.(r. tu./1-.¡-
d,,...rnte..L,'n.ío.,. r.r.r,rli¡ rn urego) ) ..n.reo-
gts. v quc pueden scr procesados antc gobernantcs
y autorid¿cles a c¡usa de sLl [e en Jcsús «(por i
causa»). Seguidanlente aparece la scvcrx advcrten-
cia de qLlc «un hcrntxno enl¡egarii a la muertc a
lL. A nr.rtr¡o loscr.gclrs s. rcri.r.n ¡ esrr.oLc.ción d. diohos
.'.,..1..'r',"t¡,rr....i..,r'.r.,
.."I O \rt. r,
.. l- ... t(.....{ J.t,, ., . . ,,. ,. , .r.r
'..., ' '.1
(',.nr. \!.1'l!, ru¡! "r. r.rNlrt r!
' I j.,.t,,....
"..1,,...',,..
I (' ll¡r!¡. /]¡r?¿,¡rr, ¿rtt " 1.., ..r.!
ta»¡|| T¡.\ in \.1nlt d t tlúth.¡
1SN I SNIS 801. (rnrhr i¡ge lrr.1
l1A ,
(iN llq¿ Jd^ r \ t Dit^l
olro y cl padre a su h¡o: se levnntarán hrjos contra
padres y los mai¿rán, ) seréis odiados por causa de
mi nombrc»- Este xli)rismo pareoe rcmilir en pxr_
ticul:lr a la situación de los judeocristianos (pucs
solo los miembros de una comunidadjudia podian
.cr pro((.ir(1,,. Jrr.e lir- \inrFughsr. l(r,' lu. cl'lsl,ir-
nos gentiles t mbién podlian sentirsc interpelados
por los avisos acerca de ser llevados ilnte los go_
bernantes y respccto a la lraición por p¡rlc de los
miembros de la propia familia-
Si los primeros scguidores de Jcsits tuvieron las
(on\iccrolre' rirn drmes -uhre .u nnEtllar inrpor
tancia que vemos t'eflejadas por todas partcs en las
t'uentes ás antiguas. y si lireron ceiosos en la de-
Gnsir dc estas conlicciones frenle a otros miembros
dc su llrmilia. no cs diticil adivinar cómo pUdieron
su¡gir tensioncs. Las refercncias a los padccimien-
tos suftidos «a causa de mi nombr'c» (por ejernplo.
Mc 13,9.13) probablemente rcllej¿n la ide¡ dc los
p melos cr'isti¿nos de que su devoción d Jcsús fue
lo que provocó la enemistad de su lamilia y de la
socicdad. y la cuestión sobre la qLlc más se Ies insis-
rro Jl .er prujcudu-.rntr l.r. ¿utoriJ.rJr..
EDtre los cristianos gentilcs, su delensa de Jesús
habria ido acornpañada normalmentc dcl reoharo
a participiu en hs prácticas rcliSios¡s lradiciona
lcs de la larrilia y del grupo sociirl nrás itmplio (por
e'jemplo- elculto a cleidadcs de su ciudad. de su gre-
mr,, ) dr ol'o, Jr r.fo.. con l.\ ril.. f(ll!lu.r. ,lur
implicaba), lo cual sLrponia un notivo más dc anta_
eoni.nr,, D¿do qur ¡i oar trLrpa(l,,rr rn l r llr'r\l' rr-
llt¡t \ nn,i t)1t..h,ri, ul
ligiosa de la propia ciudxd. por cjemplo. significirt)ir
la solidarid¿d en buscar lx protección v la bcn(liei(it)
dc las deid¡dcs para la urbe. la renüncia dcliborr(lit
a talcs prácticas v el consiguiente dcsdétr por csos
dioses habrían s¡,lscitado cot¡preDsiblcmente cicrtir
reacción de ira. Dc hecho. podía pensarse que csir
pcrsona ponia en peligro el biencsttr de la ciudlrcl
¿rl no venera¡ a sus deidades custodias. Talconro lo
expone Elizabcth Casrelli,
el sacrificio manliene irkcro cl delic¡do cquitibrn)
entre el mundo humano y el ámbiro di\ino. rsegur¡¡do
que serán controlados Ios rrágicos capricbos de tos dioscs
iosalisfcchos. En cl contexio romano. donde et srcrificio
constitu),e l¡ primcr¿ linea dcdefensaa 1a hor¡ de prcser-
n'r l¡ cst¿bilidad pdiiica.l¿ ncg¿tiva a haccr un sacriticio
o la pcrlersión dc cstas relaciones sacritici.rles crLid¡dosa-
mcnte equilibradas provoca amenazadoras 6sLrras que se
cxtiendelr bajo los cimienlos de la sociedadL,.
También pa¡¿ Ios judeocrislianos la devocitin
a Jesús fue prcbablcmente cl polo de división fLln,
Ll:rmentrl quc prorocah,r artd!,rni,mo ) ñn.,\i.ron.
ell c:rc r'irso I\rI nitrtc dc
'u, Lorrcli¿ioDdri^. j
dios, incluyendo sus propi¡s lamilias. No obstanle.
en estc caso dcbcmos sospcchar qllc l¡ naturalcza
¡rerrs.r dc lir ol¡rr..r .lLre c'rL.,i i.\ r..f.r\.I\roI!\
t¡n negativas erl distinla. Prob¡blementc algunos
irrJ \ (nu.rJ.riroilr qlrc l,\ iu, cocri.rii,uos f^nr.rn
rr. E ( r(cLri. ,r,/r¿rrl,4.¡t»..innr{.\ .l (.hr¡ri1n Ot:h\
ti)n ¡ l t|ttlju\
^ h,¿ti ld ihr V¿ú) t t:Lt¡nt. cn E ,^ a..(ctij -T
H,, ,,.., ,. Á,-... t,,r,-,-H,,
)trt Btti l \l,r t \.¡L\ r,, xr nrh :u
 ln t tutn 1)ü lt\r l ll
ll: .aútu l1(!r lNi\d \Ú Dk^'

y dclendian una vencración
eD prác1ica
dentc a una figora a la que las aLltoidades religio
sasjudías habianjuzgado como a un falso maestro,
y cuya violenta nruerte cn la cruz era un rellejo de
su.',,ndi(ión tn rldlla . Ln rcrlrJ'rd. lJ nrlnlrli\a \(-
neración judeocristiana por Jesús pudo ser !ista- al
piadosos como
menos por parte de
^lgunosjudios
u a pciigrosa violación de h singularidd del Dios
unoLr. Retomaré cste lema r¡ás adclllnte'
a\ Ctistidnos «tsa¿os (on no Lt¡stitttlos
El Nurro fe.tar¡ento l.rnrbién refleja la ¡crli''r't'
1ar situación dc los primelos cristisnos cas¡dos
con
«no oreyenles», espccialmente con csposos «ptga-
nos». Nuestra primera ref'ercrcia a tales relaciones
sehailaen unacarta dc Pablo a laiglesia de Corinto
(l Cor 7, 12-16)!". Cabe destacar que aquí Pablo se
Jirrge ranto r llolnhre'r rr-li.lnos.a'¡do' con nlll_
rer.\ no (rc\errlcs c,'lno ir mtlieres ('isllana' de'-
nn.odn, r'orr h,''nbre. no \'rclenlcs. I-. der.ir Pdhlo
p.,rcce ilmbo' Iil'o' J( 'lt'l¿clón marilal
',ntrcl¡rr tuviese conocimiento dilecto de
(y quizás incluso
cllo.). tn lcl ca*,. el pcs.r ic , 'lre(crra Ln lerlinlolri"
evidcnte dc que cn bl¡cna mcdida la ¡ccptación de
improce_ la fe cristialla era, al ¡renos co alllul1os casos, olla
opción individual. y que un esposo no siemprc se_
puia las acciones del olro cn esle tema.
L¿r insfrucción especilic¡ de P¡blo en eslc caso
es que el ñ¡rido o la muier cristianos no deberi¡n
divorciarse dcl cónyuge no cristiano. sino que len
,lrrr n qLre .cgtrir eun.rd(r.1n\lo cl m.llllnlolllo (' 'lno
algo r.rlr.lo r \ir'uldnte ) J lo. lrii\ Jcl m.rrrirno
nio como «santos»L'_. P¿blo tambión menciona la
posibilidad de que el esposo no cristiano pueda
oplar por deshacer el matrimo¡io. en cuyo caso el
rnarido o la mujer cristianos ya no se cncuenlrao
«obligados» a inlentar preservar la ¡elación ( I Cor
7, 15). Sin cmbargo, su declaración final ofrece otr¿
posibilidad: que el cónyuge cristiano pueda scr ca-
paz dc «salv¿r» al no crislia¡o, lo que probable-
menle sig¡ifiquc que sea capaz dc influir soble el
otro para que adopte la fe crisliana.
Ln oLr!' pa\:rle Je un e-erir" ¡lgo n.qrcl'lol alli-
buido al apóstol Pedro (pero por Io gcneral consi_
dcüdo por los exegctas oomo escrito cn su nombre
póstuñameote) se cxllorla a los cristianos tespec_
to al rnodo J( (omp"llJlse ell (l lnaLn'noni". ln-
clu¡,endo aquellos que pucden estar desposrdos corl

lr l!.ontft{c Dnulino d.l.lórmui! c¿rrcl'rislodc ln le cr* ll Iir.l corrtqrto.lo o!úNl. de «rnnl. \crir q!' Los hiio}
riinr en rc\ú\. «.¡csú; e\ S.non' v su 'lucslo. nJcsús ¡\ N¡ Ú'nr¡) "'¡ t o..r. .'..,,(,""1r.
.;ja- r' ,.r{.,. , , '. ;,r',.r'nJ I'',' ''r"' ' ' lh .r. r . ,' ' n,¡''L
'.
.t.,,no." '_' -.,.,r,,,
rr.o.' r....,,-.tr.. .t ,,.1 r.,
i.,,. .r",".,-r,,,,,.I .",",,,,.. .' ,,
, lf, l(,,].,,,1,
i,,.,.,.., . ,i!t.,r'1, ' ...\ \l ','r'n" .r',I-,
.- ,,, -¡, ,.,, ,..1.. r. 'lU' l',r 1 | ",,,"., 1,ittl.,i-
t.,,. O.t."- '. Ot .1;1 lt. tr''
n -.,o1" ll.u /",.,,\ lrll^. h.--r'. . -Lt
i" i'" ,,",],,r', 'lL'. ^ ''"p''l'.1 "Dr.' , r. ol B,Ltr.. Lr rr'', "- I ri
't'ttr ti'tl Errl¿ t) tltu Cüi thri,,t. Ctund Rafnts l98r 296 li)6' ',. " '.
111 ,'( tnü' ll.ltt Jrri \ r \\' Dn)\:'
no cristiLtnos ( I Pe l, l-7)'.lcz mars, no cxisrc
[-ln¿r
dil¡r.ncin r.\f.cr. J l^ quc.c c.tcr,r J,l.on1rrg.
.ri.ri: rr¡ S. in.r.r cn n.rrti.ul.rr.r l:r. mu.'rc. iri.
tianlts lt «somctcrsc» a slls csposos, scan cfcycntcs
o no De lo\lo. rno,lo.. c'r e,le na,ajc l.r .umr.r.'n
Jc l:r.e'tu.ir.iri.ti.rri'\.r.u'n-JriJ,^ui'Liirr,,. r,,
podia suponer sonreterse tanrbién en cuestiones de
le religiose. De hecho. cl pasajc prcscnta la cspcran-
za dc quc cl m¿rrido no crcycntc sca !¡anado para la
.c crr.liJnh Ilor la cúnduclr cJrrrfl.rr dc su nrLtcr )
,,.rn rrrrJ pdlJbrh r, Pc.r. Ir. LslJ c\prcsion sugrcrc
clelro ilrlere\ nor quc lir\ mL¡jer e ' .r i.li.1n.r. (!iren
provocar una respuesta contraria a Ia fe si hacen
una propagandx insensala anle sus ñaridos,
Sin tml-:rrg,'. l,r ;.rr.r ¡r'ttn,ial .1e tcrr"i,''n ¡
hostilidad con cl csposo incrcycntc no cra scncillir-
l¡cntc quc la mujcr cristiana pudicsc importunarlc
insistióndolc dc lbrma imprLrdcnte con la religión.
Para quienes representaban las tradiciones cultu
rales ronxn¿s de Ia época, se esperaba que toda
rn{er lormal ador¿se y reconociese únicamente las
deidades y los ritos refrend¡dos por su esposo )," la]
como instaba cl autor romano Plutarco. csta dc-
bla cvitar toda «supcrstició cxtravagante»re. Paul
l8 f,xrx u r¡ r.ll.\LóD uLl.rd soh ..r. ¡rsnrc,.ll t.r cFNfl¡
ll.l A.hr.nrci.r / 41.,. Mln1r.xD.1is l!96.:l)5-21')
l9 t,Lutxrt.,,lr,/¿rn (.rntglh thr\ tt)¡tr. ''..'t
ll\lD l,¡t¡ rn¡ rc
,, rt r\, ..,.i. /¡,... .u t,,
f.rcl. r¡ nrls 'rl¡rlicirr dc l¡crlqs dc óNci '!m¡¡¡ Hr .s r{A
ñtr,idos ¡c l¡ éfocr. (§,fc \rlci,t., ¡o¡ r ¡.\ignnr errlqrler tlto
¡crclisi¡ {tucÉrccj.r ¡0§i.rsc¡.l¡lrr¡iri¡ aric$1rnl..s¡cc L nmrdes cn F¡ni.ular y qué co¡seerencirs c\¡tl¡n Pxrn l¿s muÉrus
¡rrfLo !leonlloubr n,¡eric.sr!fJi¡c'¡¡isc:1rcm¡s o r¡r.5 p¡( los
,túlin\n.\,Lcl lr ¡i.n,'rli$¡,i xnnrn..onr. Irll]rr..
Achtcmeier ha observtdo qLrc estas resticclones cn
I:rs opirorr<' relifio.:r.:r drsL,o\i.i,,rr rlr l.r. m.t.¡rlcs
cI er\¡ \'r r"mrni. .rn dr Ja purran . r -.rrr.L .rt rr'reion
sumamente dificil)) a la esposit cristi¿rna casada con
ün nrdrrrlo 1r,,.,,r\erliJü. LJ r.r./,'r'(. ,lrc. f rrlicu
larmente en la cucstión del comprcrniso rcligioso-
como cristiirl1a desposada con un marido pagano
«podrian¿r eslarsubordimd¿ a é1. causando asi lpo
tencialmente] su desaprobación y la de stt familia y
colrr'(iou\" . P|ecisamerte ¡or'quc lJ lnrller Lll\li r-
na no podia accedet a la exigcncia de venerar solo ir
Ias deidades de su marido increyente. el pasaic insta
a que h¿lga un csl'uerzo extraordinario para demos-
tmr üna conducta ejemplar como esposa en lodas
las dcmás áreas de la vida doméstica (l Pe 3, 3 5).
Al linal del pasaje, donde se les dicc a las esposas
cristianas que no deberian dejarse dominar pot el
temor (1 Pe 3, 6), posible ente tengamos une rc
l¡rcncia implicita a la posibilidad real de quc cl es-
poso pagano pudiera h¿cer uso del miedo )- de la
inrimidacron par.r inrcnrrr oblrgar a l.r mtjer .r ortc
consintiera en lo tocantc a la religión, exactamente
lo que la esposa cristiana no podia ofiecer:r.
l0 P J. Achrencie( / ar./,208.
'r \.\..
1., .r'r.l..,r.ir.. '. 1ri".",.'l j. 'n.¡-
r¡,o r¡nr cn seneru!. c. R s K'¡cr¡.| //.r Sr¿r',t ,¡' B¿avn!\l
t¡1'ntht R¿l¡t!¡t¡6 a ¡ú{ k¡tln\ h\t\ t ¿ ah anu\ ¡t ttu otat
rrrl¡l \cw York Orlir L99z. 128-1r0. pnr¡ llcr \L.ni¡lhis
h p¡(lcl¡¡.ión de l¡ nnriercnel Í¡Lixni$¡o prinLlrro Si c rb¡r
^,uaa
Je
so,¡es¡lirlu¡!dxm.ntc Krremernop¡,ccc.úupxscdc!u¿oPo'1u
.¡§rdns quc s. convcrúür xlcriru¡isfro. cn.sNi siscnclrbtr¡.
parricipar¡cl¡oricnl¡.i¿n relLsrosa(prg.ri)dc{LcsPorJ.
 h\t^trr f¡tr I n,tú'1''' h\ú! 11 '
tla ;(t¡tu11.{tt Dn\l

b\ Es(ldtos t ti:tiano-\ Tit 2,9-10), de quicn puedcn espcrar u¡r rccor)r_

pensa pol su buena condüctar1,
Antcs cle ocuparnos de gr Lrpos soci¿lles m'Ir§ ex- En al8Jnos c¿rsos. l¿ conversión de los esclavos
tensos. existc un elcmento lnás dc la casa de época pudo h:rbcr.e ¡r.rduiiJu i1 re'ullll§ oe lJ Lon\ (r\i'rn
rom¡na quc debemos consider¡r. uno quc, ¿lorttl a la fe cristia[a del cabeza de l¡milia, como puede
n¿rdamcnte para la mayoría dc los probables lccn)- estar implicito en el rclato de la convcrsión dcl car_
rcs de esrc librc. no lorma partc de nucstra expe_ celero de Filipos y dc «toda su casa» en llechos cle
riencia actual: la escl¡vitud:r. los apóstoles (Hch 16. 30 34)15. Sin embargo. trm
Es dillcil hacer chlculos flebles, pcro parcce que bién ha), exhortaciones dirigidas a esclavos cristia_
l¡ posesión de csclavr¡s cra birst¿nte común cn la nos de dueños y dueñas paganos, y hemos de pre_
época romana enlrc quiencs contaban con r¡edios .u lr ir que t¿les e.ilc\ os de alSun modo conuci(lon
económicos para dispoDer dc tierrasrr. Tencmos rc- la fc cristiana y la adopBron de forma individual
1¡rencias directns que indican quc habíe csclavosen_ por voluntad propia. Aún más que eD el caso dc
uc qUieri\ Jdopl.rron lix lt crl.liJ nr en lrs prlmcra5 h mulcr. ral p.r'o represenlaba un intere.ar'te ejcr
déca<1as y posteriormente. Por ejernplo. en i
(i)r cicio de lib¡e albedrio por parte de personas cuya
7, l7-25 el apóstol P¿blo slude ¿ los esclavos cristia- co¡dición no lo aconsejaba.
nos cn su cxhortación it que cada creyentc «lleve la Rcsulta intrigantc pregunta$e cómo los escla-
vida que el Scrior le ha asignado. y ¿ la quc Dios vos de t'amilias paganas pudieron haber conocido
le ha llamado» (l Cor 7. 17.). Otros pasajes neotes- la fc cristiala por su cuenla, y cómo y dónde tuvic
lamenlarios insian a los esciavos cristianos a obe-
decer lielñente a sus dueños. de hccho, a realizar 2,1 K Br¡dlc!. S¿o(\ ¿,¿ Md(.,r. l8,.st¡, en 10 cicrlo ¡l s'
1r'l "r¡'
cse ser\icio oo
o si lo cstuvieran cumpliendo «pa_ ",,"*1.',' \r',J. ,',n-r ''r'""er 'ar"'cnr..'.r'u''
'.< 'l:'drrfr'
ro'('1r"'
'ñ,n|tr'-del¿..
., l' ,,..o' ,,..1q rlJ ¡'!1'!' n'le ' l'"
r¡ el Señor)) (por ejenlplo. EI6. 5-E: Col 3' 22-25: -",". ,¿."i- ,n.',. . . ¡"n r' 'r. (' 'n.. . ,. 'ar'r "'i '
"i., .J\. r, ! 'e ' rr. .re. ' , I i. ,J rr
]r cscl.\irrkl isuc elini.¡do ¡lsunx\ 7'_ -,',.",,,.,,."'. .rlr.r' rn .'l.l'¡l' ._r.'r"'..lrl'''
2l T¡¡si.rD.nru 'n
,.L,\, ,.. "lutJ.(l',, ..u ,l r J..F.{1".'r'.'r- p.l.^
cocipirxLen lr¡ic¡etes c.nro l. brnrlnrca r_ h.radou¡idcnse hnsld ".r,
l, .'jo Uln ,.1, l
hl¿. cntr¡¡o clwlo XIx ' ...'.'.'"". -1'o(d'1 "p.'dcr.'r''rr\u('''
r1 c| K ui¡¡le!. .\/¡,,¿r x,kl 11t:ttür n] ¡h! Rutu) Etü|¡!. .
"l-r",loúre lLnolú. Ei 6 j_81.
( fl§to
Or¡'t lr8l. I os.\clivos.tun ¡dquúrdos e' las gucr¡s ror¡¡fas ,i 1.,..* j" (r..'.ñr,.¡(.d-1,,r..t.'. ...¡ ,! l, \r'
v ¡.\.rós los (r¡lant.s t¡nrhió¡ bs .rübrn r_ l.s rÍnrhtrxban H. .r. 1-..,,.J. .,
n',.1 ,.or.\'J .".'. .1u. r r.' n'.r,"'d. ''' J(
, ,i^,.. rli - rJ. ...r .., r' ',1r, .L '1..L
, . ,ro ri.. .r.r.l " ,"r r."f r\.J\L'"1...'' ' _
.,..¡¡-' \.J','. 'c- o,J i'. ''
o ,.. '.1.' n ". J. or, .1 1-. r,' '...{ -. '"or
.i.crc\ r'o.ln'1"' "
o r'co"'rr
inert¡iüil. iin¡morlrlde l. s.cie¡x¡ ñnnnD l¡ 141.
!
'..,..
i

I
t!\ ,t ¡h lt n.l.tl ¿ \1't)n)\)
ron ocxsi(in de rccibir calcquesis. ser bruliTitllos y
reunirse oon o{ros crc}_enlcs. Habí¿ fiestiLs romxnes
legalcs en las que los csolavos sLrpucst¿lnlcütc qtle-
dab:rn liberados de sLrs debcrcs habitLr¡les. y cs po-
sible quc espccialnre¡tc en lxs oiud¡dcs quizás tu_
rrr ti'nrpu
'rcri,rrl.r ,,furlrrrrhl.rJ tlcJr' ru. r. .lc 'rl¿
libre que lcs oonccdier-rn sr¡s dtrcños o ducñirs. Sin
cmbargo. t¡l como seilxl¿r Keilh BriLdlc)_. rrtrcstlo
co¡r¡cinriento rle l¡ vida dc los cscl¿los cs en rcx
lidrLd nlLrr_ li itado y estlt basado cll conjcturxs. ¡
cilLlsa dc la rel¿rtiv¿ esc¡se/ dc Jilentcs quc tr¿ttcn el
tenra dctenid¡men1e'1'.
t-a situilci(in del esclavo cristiano cn
lla paliuna debin de \er muy diflcil. prob¡blenrcnte
irr.'lu-' n,:r. ,,,rrrplrL.r'l.r q r. Ir de l,r rnrr tr iri'
ti¡na cxsitdir con un no creyentc. I-a cxhorLación
dc I Tim 6. l-2 ir los esclavos cristirnos pa|a quc
obeclccieün ) procrlraran que su scl'vicio iterlt un
testimonio dc su lc, ioclulc tambión una cxhort't
,r't.r tro m' ¡\lr.lr m.'rlor li*ncl.'.r \ll\ Llllinu' (ri\_
tiauos. prueb.r implíciiamentc que hnbi¡ esclavos
crislianos elt cas¿ts Pag¿nas.
I r I Pc' lR,')'(irl.l.r:,,,^e'.1'r\rr'cri'liJllo'
r moslrar obeLlicnci¡ Lanlo ¿ los dLreilos buenos -v
riLron¿bles conto ¡ los sevcros. rcfiriéndosc con cs
20. K ln¡¡l!\, 9¿nrrrr,1'1¡^r,\. l8' j, l)rLc
,,,.','.,",,,,',',',,'.','',1'
, ,,,JU,'",",,''
I ",¡cr¡sor-,t¡or«¡c.ttsr*) lih§¡olr.r\x.CL:( l)()\rck(c¡sl'
B Nlrnin'
tl,^)li t¡li\ ¿ Sltrt"ú til,r;/n''..n D.l llxlch
]' tú ('hj¡\tnn fitrrln\ nr l\)ú \/ ajr¡nd l¡ fi¡\ 2l)i):l 107 ll1)
I t\i t rrrt l)rt .r'ri, l lt
tos ú1linos nru! plobahlcmcnte a ar¡Lrcllos qtre no
comparti¡n l¡ f'e de sLrs csclevos cl-isliitllos.
I)¿Ldo qLrc por lo gcncr¡l se espcraba qLre los
cristianos no paÍicipLrrLrlr cu |ircs rcligiosos dcdi-
c¡clos r otr¡ cleidad quc llo fuerx el Dios uDo de
la rradición biblica. los csclavos c¡uc xdoptilron lil
fe crislirn¿ por decisión propill y luego procuraron
dislanciarse de los ritos religiosos dc sLr casil p¿r-
gana Iosiblemente 1u!icron ploblenlts. Al ntltrgen
de Ia cúcstión de quó dcrccho tenian los csclitvos
para tofiar sus propits dccisiones religios¡s sin 1a
,r¡r,"1,r( ron \ cl .i.rr{ nllnllenlo Jc \us dl cñu. c\_
unt 1¡mi- ¡cii:rlrrrrrrc -r 1..' i\cl.r\os poniirn renrrro..r 'c''r.rr
pilrlicipnndo en 1os rilos religiosos de la c¡sil. esk)
l\rLl,.rrnr.rr\e \'..mñ rn,r .rctrt.rJ,,fen.it:r c i ctt-
renlc por palle de slts ducños )- cluei1as.
Adcmái en ur1 rccicote estuclio quc io\itil 1lx
reflexitln. Jcunil'er Glnncy se ha centrado cn l cli_
llcil situación de los csclavos crisLiallos de dueios
pitgnnos, subrar_iLndo otlo aspecto pal'ticLrlilrlllclllc
gr¡,rc. Lr idea cornún cn ópocil ro¡1ena collsi\li¡ cl1
.luc 1.. c.clir\,. .r.rn un r l't'fiLlirJ .jono r:i.r )
v,\nrlde sus clucños y dueñits. l¡cros «cuerpos» Lluc
I,nlr,rn .cr .i',1.', r.rl i¡rnu .lh nr,,nrc,.,ri....,,r.i
derirr¡ oporluno. p¡la cl lrub{o o p¡ra el plrLcel r'-
I)c hccho- llccuentcmcntc cn griogo sc hablabr dc
l] l\1nr (¡¡ rnr los csclavos corro dc merc\ vrrl¿l1¿¡ 1«cueln)s»). lo
.'
r,.1,'.'"' lr ( L .r
1.'.,t'!,,,r..,.
Cllne]. s¿¡nr, /n /:,rÓ (l,n/n,rrr. Nc$ \ink
^
Cl rriñi¿i ( ()sjcl. ¡i,rll..\'/¡rr\. l't\ ttu t tl ]tu l.ir¡t\.1 Oh,
,/,,,¡f r¡ l) llrlcl -C.O\lck (.¡- ) /rr¡ (h,vr,, /'i¡,rr,r.15¡ 211
 \t ltr\' t^n \ tu¡¡t lr 'L r^ 1:l
lal ,(tnú 111.1! h\¡i\ t¡

quees indicetivo dcesla aotitLrdr!. En llntocn clr¡n_ 3. RI|LAL toNrrs s()clALF.s N{^s Ex l I Ns^s

to un escl¡\'o (varón o muicr) podía sc| rcquerido
(lrn:ñ:l'
parit plcstar scrvicios se\u¿le\ ¡ su dueño Ó
cl escl¡vo cristra¡o se cocontr¡riit cn tlna siltlaoión
p rlicularmenlc diñcil. Por slrPucslo. cl abuso y l¡
explotación scxuill h¡bri¡n supuesto Lrna dol()rosa
.lcgrxdaci(')r1 para cualquiera. Pero plrr'r cl esclavcr
cristi¡¡o cxislia otñ problcma. De obcdeccr en csc
caso. comeleri¿rn un gralc pecado. li)rnic¡ción
(r'¿rr_
,?¿i¡ en griego). violando la estricla doctrinll scxual
pnrmovida en los primcros circulos cristianos Si sc
neg¡ba a l3 proposición scxuxl de sll dueño o dr¡e_
ña, podi¿ ser sonlctido ir Lrn ctstigo cxlremadamen-
te duro como la flagel¡ción.
La lcrdad cs qLlc en realidtd no sabcmos de_
y
masiaclo itccrc dc las dimensiones del problema
qué tipo dc durts reprcsalins pudicron ptldeccr l()s
e. lnr' ^ . n.ti.rrrut. .ñbr( loJu i qtl(llo' quJ \ r\ i¡ ll
cn cas¡s pagalras. No obstante. rcsulta claro qLre
los escl¿r,r¡s orislianos de dueños y dLlcñas paga-
nos sc encon!raball en un¡ situxción especitlment¡J
rulnerable. y que prob¿blemcnte 'rlguno srrlriri rt
causa de sLl fe. dcbido al conllicto existentc en1rc
las cxigencias dc la coltducta cristian¡ ! las que lcs
imponirn sus dueños.
. \' _,' - 1.!1"' " 97 i!r a r: I Tt§lo: tthr Ir¿ t1 t'¿^¿tútt ttu ('l¿rl¡¡1. en (; N
,., . h .''. l \ l'"r¡1
"rl
,',¡nb.
!,- R.1 .r . - ,¡.
.r '."'.¡'.'. '."r"'1'r''''
,,.4... . '
1,. ,.1. l.' ,.,, ,,. r' .,
' '''r ''f'
(cu$¡o,, c\.n r.nlldr¡ nu.x¡eo ¡c !¡|nrs'''hr ¡rrna''
Pas¡mos ¿r continuxci(in a re\,is¿r brevcmentc cl
L,,nr(\r,' '.'r.rl n t..rn'nllo er .'l qr,c l ' f irrcro\
.
cristianos padecieron las corlsccLrcncia\ dc sLr de!'()_
ción.L JcsÍts. Todos los teslimooios llcgados a no
sotros sugieren c¡uc desde los dias más rcnrolo\ (cs
decir. denlro dcl conte\to soci.rl d.l jLrdaisnlo dcl
Scglllldo lcmpl(, hubo tcnsioncs con los disciptt-
los de Jesús ¡ c¿usa dc su fer'r. El tcstinronio direclo
más tenlpr¡no proccdc de alguicn que estLr!o I'uer-
temcntc i¡rplicado de forma perconal cn la oposi
(i.,n Jl tru(\,, rno\ tmi(nlñ de lo. jLdJoLri\t .rr.\.
I n \rri.r.(Jrtrs Jirigrd.r.a gruno§ Je.'ri'ri,rr"'
qúc había f-undado como «apóstol de los gcntiles».
l'.rbL dc .tr pr<r t:, antm:1,1\cr''ion., rr
sa ¡1, / P:,1¡lo
tra Iosjudeocristiaros. EI lenguqie que cmplca pare
Jc* riblr ,Lr. .riciolrer .Lli, rc qLe 'u . 'no.,!',, 'n .1,n
lle\,abu acciorlcs duras c incluso ',iolcntils (G¿l l.
l3 14i I Cor 15. 9: flp 3, 6)r". I-sto es especialnrenle
cvideole cn G¡l l. 13 1,1. dondc dice que ha perse-
gui.l,, riolcrrli'n.ntc"'rl ¡'r.'n rrlotimi,nlo.li'li'r
''. l'L l'r
, \ H.rrt.i ,. .-' . ,r '\' I
( J Sct¿cr. ¿r,¡:V,l.rr),na 'l./r ttt^ (ltr)\ti"^: ¡l¡\torr ¿r¿ h'1,
rtt150 r.t , Minn.¡polis lL)9'1
"r¡írl) a'l N1 H.r¡.!.771'¡," (r¡r:!/tr,r ¿rl/. t.Ddon 199!,6:l-86i
A I llulrrrc¡. Pr'rj:r ll, att^ti¡t t|\'tttttt"^ú th. ('hhú llkn
PüM| Lútu tut )idtutr .,orr¡l ol DiLrlic,l l-Llcr¡Ltru 95 (1r)l')
'' '' Sllnl(fl a; G-Sl«\nrsi (&ltt. lln¿d"t. ln¡l l¡r.lúdtut h t"¡11
1.,". '" l.' r.i1.
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nxrnxt¡l ¡rrn indepcr¡iTarse¡c R!n . unx c¡ iLel
l'rblo pr.c'htir.o quc. ¡ nlijuLdo. e.rc.. Jc Iundrnr.nnr
 xi\t\t liti¡ r n,n ri lt..ri\
l.]l ,( rD. l.!i' ¡. Dn\l

no. L|ilt¿ndo de «dcslrlrirlo». colro cxpresi(in de su
gr¿l¡ cel() por «las tradiciones dc sLrs padrcs».
\, , b.l.rrrrr. r'i r,lu r', rlr cl rc'r" '1. ' r''irrl r'
rel'ercnci¡\ que h:rcc, Plblo se c\tierrdc sob¡c l¡s ac
cioncs concretxs que llc!ó x cabo. Los Ifcchos dc
1os llpi)stoles diccn qrlc Srulo/P¿rblo «hxcirt estlil-
qos en l¿ iglcsi¡. pucs entr ¡ba por l¿s c¿lsas. sc llcva_
ba por 1a fircrza a honbrcs y mujercs, y los cnc¡rcc
labu» (l liih t. l). que «rcspir rba an\cn¡Zlls v rrlucrte
coolr.r los discipulos del Scño» y cluc. con c¡rtlrs
obrg¡d¡s por el slnno s¡cerdotc. iba ¡ Drmxsco
pxr¡ arrcs{ilr tlmbién a los discipulos dc Jesús,v
ll,:vaIIos a Jerus¿lén (Hoh 9, l-2.14) En cl disctrrso
. P.'5r,, d...ril'. [' rrr(l:,.lrr! l''ni'r 'rnr<'
i.rr( \!,r',:
de su ¡ronvcrsi()n: «Conrbatir con l()dos l()s medios
T¡l conlo he planle:Ido lnís Llctallxd¡mentc cn
otra parlc. es l)robable quc al mcnos un fáclo dcs
l¿lc¡do que llevó a Sxtrlo/Prblo a iLctuar clc trna
fbrma ¡an irgrcsivlr coütr¡ los jLrdeocristiilllos f rrcra
el grado de vcneración que tributaban a.lc§ris'r' A
ojos dcl Saulo/Pablo precristi no. probahlcmenlc
J.,u\ l,:rbr.r ..do rr.1 l;l.u nrol(rirJrl\l'lm.rlrc (r.( tr
tLido. de modo quc vencratle como Mcsixs rcsul_
l¿rba del todo ina¡rropiado. Ile hccho. cste ccloso
flü'iseo pudo h¿ber intcrprelado la Primiti\'r dcvo_
ción judcocristiana a Jcsús como algo que equi\alílI
a poncr gr¡vcmente cll peligro la singulari'llld dcl
Dios uno. una violación del primer mandtmienlo;
.i ,,. ,rrri. ' .r.i. pu.ihlcmcrrlc no ltre cl úlri" ' qlr( ern.
1i(i cstejuicio.

el nonrbrc de.lcsús dc N Zarcb) (lIch 16.9) C)tros textos del Nucvo Test¿mento oireccn lo
Sin cmbargo, pucsto qtlc estos pasLtjcs dc Hch .l,tc fir'cL(n .tr ¡r'urh.r.,le qrrc lo' iud.o. r''ri:rlr."
son lodos ;rfbrnlcs ilrdircctos. los excgclas sc han dcl si!!lo I expcrimentaron una oposición ñ1nrial en
prcgunlado quó crédito dilrlcs. A juicio clc la nl¡yo- el seno de süs coInunidades iudias. Hace varias dé
cadas. Douglas tlarc esludió las rci!renci;rs ¡
(rstc
ríir. pis¿mos un tljrrcno nllls seguro plestando etcn-
cirin sobre todo il Io que Peblo clicc de si. Basándose tem¡ cn el ev¡ngelio de Mrteo. oonclutendo quc la
en , 'lfo. rln,. .l( l, ¡\ l(l milr"' --l'lcl" '' cn l"' r'ri' il"' clxsc de lcneración que los crislianos dcdicab¡n ¡
judios dc la épocir. Martin Herrgcl oonclr'ria qLrc h Jcsús. qtlc pudo pareccrlcs ic1(ilatm a uchos otros
.tt.i i¡. ror. qr,t Pi'hlo l'J' I ¡lc r,' lirunr''' '1'\ iun(' jr¡dios- probablcmentc provocó la oposi¡iii ludiir
implicabrt lt «tirerza brut¡». dc modo que cl.lo\cü
'!1'
[rrisco Snulo .rctu¿bl l¡l vez siguiendo 1a lradicii'l ';" ., ,.,. '. '! ''-'
..i . ,, . 1
'
dc Pinjás. el ,,igiltrntc bíblico ensLrlzado por sLrs de- '. 1."'Al'.
rNl :.!l-..'. l'., 'i'L''
cidid.ts ilcciones en defensa de Ilt Torárr. 1.,.,,,,., r. 'r'r "
,|\, l/
, ,,,',,' ',,,. 1,," ',.|
,,,-',-,,'I'..' t. "
ll \4 H¡n!.I. 7¡. /'¡¿ (1,¡:rn l1u:. 1l 11 lr'r1r ¡c l L ullLl ''1¡,'!"'
fi,ú d¿ h\^h t tN¡:. ( ll.¿,r,,r Lc ctl,t)5.'11'1
"
zncn) r ¡cl!c Ú r¡r ist¡ /,r//l
iLe \ Il.bl..,oscriiviñir(1.21: ll.I ld hisloLi¡¡c Pirrjit\rtrL"'
lr l- \\: rrurrx¡o. /',.--r,, t h\\d¡ (r\¡\t¡ti"t 5u 5i.

1:1 ,
( t,h ll!!. Jra^ r \r Dn\:'
en csc momenloir. Clomo y¡ hcnlos señalado. Mnteo
incluye ¡dvertcnci¡s de qttc los discipulos de jesús
scrán persegrridos concrctalrenle «por rni ljesús]
\¡ por mi nombre ldc.lcsúsl» (por ciemplo. Mt 10.
lll.22). Normillmentc los exegetas consideran que el
evangclio de Mxteo rcfleia grupos con unt hcrencia
p¿rrlicularnrenLe grdnde de al mcnos un tipo o gru_
po de iudeocrifianos del siglo I. hstas ref¡rencias
¿ la oposici(in cn Mt muy probablemcntc manifics_
r¡I el lif,' J( colrlli(1,,\ cn lonru r Ir (le\,\'i'''rr .r
Jcsi¡s clue los lectores habian experi cntado como
lni(mhr.. de \Lr (,.ntuntLIir(lJUJrr o qu( (,'n,'ci: lr h
tnvés dc noticias dc t¡les erpcricncias por parte de
judeocristianos!.
Otros texlos rcsprldan la posibilidad de clue al
menos en ¿lgunas ocasiones losjudcocristianos ft¡c
sen responsables de gr¿\'es conflictos socixlcs con
otros judios a causa dc su devoción a Jesús- En la
más nnliguil nnrr¡ción del ñovinriento cristiano del
siglo I. los Ilechos de los apóstoles. hay numerosas
ref¡rcncias u t¿l oposici¿» cn el seno de l¿s comu-
nldades.judias ás anrpli¡s donde los iudcocristia-
no\ Fr'\'lrr,rr¡,r \i\ir \ Pron''\er \us cun\i((iollc{
acercx dc Ia ilrporlanci:r de Jesirsr'. Por ejemplo. los
l:r. D R lllrc. fh( thun ú J,1\¡,¡ t1r\aút¡tr1rl (ht^
^ .. .,.., \ r/.. \\ \\t\, .,.,,r ,J.,
l' | ' " '. ',1''...' J..l l r .. ' i' I \\ ll'
t¡¿o.I'r ! ll¡ t.rirrrO¡¡,\rr,, 15_56.
l.r C \ SL¡il. r, ,1 (n,Ua, ¡' ¿ ¡"r\ hot)/, stú¿¡¿\ ¡ 11n1
l5 (li E Banff.L h't^h ,'1tti¡tr tt'tti^1 (-ht¡\!irt\ i) lltlñ t
n,,.tlii! ü).,1t1rcnll lJruckbx¡r lcd ) llLa..krl ar^ith\lt'\1
t u|út \rttú*l\ hlrnn ú S./r,r(. Cmn¡ RnPirls l!¡r5 i\i_lr,l
litr t turr ])rt hrt /lJ
dirigentcs judeourisli¡nos dc Jerus¡léo son proce-
s¡dos por las ¡utoridlldes dcl Tcmplo y se lcs ins-
u a dejar dc h¡bltr de Jesús (Hch '1. l7-l8l 5. '+0).
Adcmars. cntre hs cscenrts mars l¡rgas ). (1rrn1áticas
dc Hechos se encr¡clltra l¡ historia de Eslcbrll. el
lidcr iudeocristiano cuy¡ controvertid¡ predicación
lo ¡boo¿) a morir lepiditdo por otrosjudiLrs. ¿tl pare-
.ir trnl¡Llo. nr'r lñ qlr(.1,n.lderirhi,n :rhr'rr.rL'or'e'
bl¿sf¡mas ecerca dc Jesús (Hch 6. 8 8. 1. espcciirl-
n1.nte 7. 5,{ 60). Si bieD eslc relalo puede rcflcjar
perfcc{amentc algún tipo de exageHción dranlátic¡
por parle dcl aukn-. no es dcl todo impensablc que
los judeocristianos suscitaran la hoslilidad violcnt¡
quc describc cste episodio. Dc todos morlos. dcbe-
mos presunlir que el grado de violencia mo al dcs
orita en estc rclato fuc excepcional,
Dcsde elinlluyenlc cstLrclio de Janles L- Mrrtyn".
l{)s cxegetas solr plena¡renlc conscientes de l¡s dl
versas refercncias en cl er'lLngclio de Juan:Ll hccho
de que los judeocristianos filcron expulsados de la
J'u?¿¿gr)g¿i .ln 9. 221 12..:l2i )- sobre lodo 16. I-l
(me
¡rrr.ic ¡r',,h rble uuc (n (\:r' rcl'ercn.,i.r' r'l/,¡ r""
connote la comunidild !udial este es cl senlido del
!érmino en varios usos de 1^ antielücd.ld). Ilo-v en
dia los in!estig¡dores considcrao norlnalmenlc (lue
eslas ¡firmlciones dc Jr.r¡n. silLradils cn los lclillos
de I¡ aclividad de.lcsÚls. en rc.llidild rcflejiln l¡s ex-
pericncias dc los judcocl-isli¿l11os cLll/rs lriLCliciones
l- Nir'l!n. //¡r,IL ¿,r/LtrL'{\ n.thr Íiútt (ii\\'l .,.l¡tá
:16 J
 (in o 1¡.!t)I\1\t kt Dt\l
12ó .
se conscr\r¡n en Jn. F-s dccir. los tensos conflicbsi
y las acciorlcs punitilas contre los seguiclores jtt
dios de.lesús a los que remitc elevangclio de Juan
lLr\,cro.1 lt !irr rcalln(lllc cn el ¡, r.odo ¡"'t' rior :'
la ejcclrción dc Jesús, y probablcmenle habria qüc
cl¿tarlos en algún momento quc oscil1r desde algu
nos irños hastir algunas décadas antcs de Ia lccha
de composición del eyangelio dc Juan !al como hd
llegado a nosotros (quc por lo general sc data en
lo¡no rl año E5-90).
La expresión dc esa hostilidad para con los iu-
deocristianos dcntro de las comúnidadesjudiils más
amplias probablementc variaba. Las rcfercncias dc
J1l tienen que ver con la expulsión de Ia conrunidad
.judia. y un pasajc incluso plantea Ia posihilidá'l 'le
nrorir.l n-Jro.de ol r'..tltLltL,\ nrhdorl,\ quc creet i:rn
estar actuirlldo al servicio de Dios (Jn 16, 2) Un¿
vez más. l¿ hisloia de la mucrte de Esteban pucde
h¿üer preserv¿do el rccuetdo del mero de tales p
incrdelrt(\ rlo quc c,,nlribuirir d erplicrr por quó
§c olur!¡ l.rnla ilnf,onancill a e.tc ¡conteeimiento
en Hch). Sin embargo, repitiendo lo dicho. por dis-
tintas razo¡cs debemos suponer que las muertes dc
scgu ido res j udios cle Jcsús a manos de otlosjudios
firerorr rruy pocast'_. No obsttllte, no scrian ncccsa_
17. Los di.sno cüi Drás dndo\ d Lr vdcncii quc cunlqúlcr
,ib ¡Nro. A¡onis. iunlo ¡ h prob.bl. rlctricid sc.lda po'
mu.l;\ ;udios r l¡ hon ¡c ¡i¡ur r olros..trtlLsro¡rLn)\ hs ¡ulo
rntrlL.s iomnDns nosiblc¡rcnlc hrbri¡n dcs¡probrdo quc.urlquicr
.'.'..'¡' l'¡r.. 1, l.'r .''
, ,., ,"1 P,¡ ''.',.'. ..,'..',,'rrr
.,,i t,"..
,,.h,h, \,1¡,
. t.l .1.
,,..1 ,or¡r,itr'
| , r.'' .". r'. '
'l
!t^i' t nk,n Pt l:1
^l!
rios más quc uoo o dos incidenles para suscitar cl
ü.pc(tr,' ,lc c.,r r iuler.l¡ el'irt lo.lrr.leuir'''ti rrro'.
quiencs debiercn dc sentirse blrstante vulncr¿rbles a
causa de su reducido llúnlero.
lilrtu lo' relat,,. ,1.' Hch eum,'l¡. .r¡rnr'r, ione'
directas dc Pablo indican que los.iudeocristianos
ciertamente podian provocar la hostilidad de otros
jLrdios (lanto en la Judca romanu colno en h diás
por.lJ 5rrr cmbdrÉ''. l) robilbl(merr, c l:r. (\nrc'iorre'
más frccuentes de cste tipo dc actitucl fucr¿n los
insultos, la denuncia y otras medidas d través de I¡s
cuales los miembros de un grupo social manilicstan
su fuerle rcchazo hacia otro§ miembros d los que
percibcn como actuando de una manera escandx_
Es probable que las exprcsiones más grevcs de
hostilidad se dirigieran contra aquellos judcocris_
tianos que resultaban más visibles y quc se mos-
traban más aclivos en la promoción dc las tesis dcl
lo\en mo\imientu. A.l. en cl .aldlogo Je ncrrurir'
que padeció personalmente como Lrno de los prin-
cipales adalides de1 evaigclio crislirno (2 Cor I l,
22'29), Pablo incluye varios castigos. algunos (pcro
no todos) infligidos por las autoridades jodias lo-
cales c algunas dc las ciudades de la diáspora en
l¡s qr¡e actuó. Su alirmación de haber sido azolado
cn cin(.'o..r.ir,rrc. ir mrtlo\ Lli coffellJi.'n"rio. iu_
dios (2 Cor I l. 24) resuha particularmentc intere-
santc. El hecho dc que Pablo se refiera t cllo con la
.''J', expresión «clrarenta alotcs menos Llno» obvia cn
l.'b'
te apunt¡ hitcin el c¿stigo basado ell D|25,2_3 (y
i
 Ir\ 1!)
"tn, tnr.Lv^
\
ll'l ;¡ tni.lh! lr¡i\tt v llln\'
sita misio cr¡ quc dio lugar a la convcrsión dc los
rsspcclo dclcu¡lexistc una rcllexión legal posterior
en l¡ Misnat: Vrlfl«l 3. I'16) Cl¿be scñ¡lar que cs cristianos tesalonicenses (idcnti6cados con b¿st¿n
le claridad como gentiles en I Tes 1.9-10). Pablo
lc oirsliQo. que muv plobablcmentc fue llcrado ¿
lcs fclicita por su fl,:lclid.td ücntc a la oposici¿)n dc
c¡bo por hs irutoriLladcs dc la sinagoga local. só1o
\cr iolligido a mienrbros dc l¡ comunidadiu
\u nrupro p.reblo. conrpi.r_.r,do sr¡\ c\pincncrJ\ h
Podíil
las de 1os creyentes judios de Jude¡ que habi¿n te-
Llia. y posiblcmentc sólo si cl prcsunio infiactor sc
nido problemas con correligionaios slr),os (l Tes
sonrcti¡ ¡ élde lórma \'olunlaria. Por lanto- le dis-
posiciirn de I'.rblo, clurltnLc su Ininisterio ilincrilntc 2. 14). Poco después cn la mismir carta, Pablo ins
ta ¡ sLrs lectores a que (restas persecuciones» no les
11,m.' i,fjo'1.'l J( l,'' uinl.le' ' :r 'r'1f"rr rl.l 'J'l'
co l:rn \e\.1,¡ (! lr¡r ('1.'hl mcllo"'n (ilr.," o'':r'io_ disuadan cle su nueva fe. recordándoles sus adver-
lencirs rnleriores de que el sulr;¡ien1() por la [e es
lres cs un tcstimonio collvillccnte dc slr lilcrte dcseo
person¿ll de segLlir actuando como micmbro de eslc
sencillamente parte de lo que toca en suerte a los
l'r r:rorLl rL 'órr qrrc creyentes ( I Tes 3. 3-4).
nuchl,, .rn.e. rrl. \i l.r rrl. fc r' rir rr
En la carta de Pablo ¡ la congregación ñlipense
hace Pablo cn el nrisln() pasajc (2 Cor I l, 25) recuer_
(c¿si con toda scguridad compuesta tal¡bión por
cla ipurllmcnte trn clsti!!o a manos de o¡ros iudios'
co¡rversos gentiles. al menos en su mayoria). tene-
clltouccs es Lluc en csa ocesil)¡ sc collsideró que su
mos rnils alusiones x l{ siluació¡ vulner¿rble de Ios
cfrr rcn relir,o., il'.r l\rl'll(L¡rrl'lll(lrlc glir\('
Lrüi'/d\
o apost¡- pcqucrios grupos cristianos dcntro dc su cntorno
e¡ lérminos de una acusacrón de idolatr'ía
social más amplio- Sc urgc a los crcycntcs dc Fili
si.r. b¡sándosc cn Dl 13. l-l I i 17. 2-7r'.
pos ¿l que se rnanlengan firmes y eslén unidos en su
Llxislen irsinrismo cllros lcstiñonios dc quc Los
cristianos gclrtilcs sufiierol ¿tbusos de dilersa ín_ ¡role.ión rcligi,rrr ll. .'r-)R,. n,, Jej:indo.c inrinri-
d¿r por sus «oponcrtcs» (a Ios quc no idcntifica) y
dolc por pllrle de otros gentiles. junto a la posibill
eslando ciertos y seeluros de que l)ios «os ha conce-
dad dc qLre sLl propia liLmilia sc opusiera:r cllos- En
rJirJ,' l:r ¿r,r.'ir no Je rtue.' e,li. cr, ( ri.r,. \in,,
un.r cllfia a la iglcsia dc Tesalónic.l. prcb¿rblemcnte "''1,'
tambión dc quc padczc/tis por ól)) (1, 29).
escril¡ h.tci¿ el Ltño 51, P¡blo hacc viuias alusiones
a tulcs e\periencias. fras rccordrr brevcmentc la !i
Est¿s lci¡rencjas son import¡utcs y rla vcz fius
rrantes, por la lalln de tletalles sobre Ios pr-oblenras
, tr \\..,,
f.. .[. concrclos c\pcrimcntados por csos pdmcros 8ru-
, .; . , r f r,\.' 1",.,,., /r. n pos dc cristianos gentiles. La infbrmación dc primc
,,,.,rr f. l''"..',_'' '¡r.'rr'' ' l'bl
,"r,, i. -..,1 ""{t u 'r' \"\'" " "r"' 1' ra mano mars especillcil procede. conlo dÚimos. de
,.., ¡-,, | " "J" Pnblo. particularmcntc cn 2 Cor I l. 22-29. Ader¡íts
r'r;¡¡¡,lc «¡¡!ü¡lr' ! !¡ni(hn' ¡' l'rhl{r
' r B'tr]¡b¡
 |nr|D,nPr h\ti\ l.t l
lJo il ún' t|!{r lt'¡i\t ú l)n\l
(por eiemplo. cn Listr¡: Hch 14. l-7). litt unu dc
de l¿s alusioncs a problenl¿s con sus correliSionil-
cncaroc elllls- unx ruidosa muchedunrbre.ttaca la casil don
rios iudios. l¿üDbión encic¡n¡ numcrc¡sos
(que p¿rc- de se pcilsaba que residia Pablo y llcvln irl (lrrcño
1¿mientos. «innU¡nerablcs fl¡gelocio¡es»
jLrdio. de nombre.l.lsón. ¡nte l¿s auloriLladcs (lc [r
ser disiinl¡s dc las ¡tribuidas ¿ l¡s
aoloridades
cen
r.r.lu'.rr 2 t or ll.2¿lr' lrirhcr 'i'1" g'lpt'tJ" "'jtt ciudad acLrshndolc dc ser oórrplice cn 1t violii!ia,1r
de los decrctos ünperi les al aflrr¡ü quc Jcsús cs cl
,,'r,,. ,ra' o!'r\l!'nc\ lulr ciñllP ' nl"b'rh1'lrrcnlc
irnDrrc,r., r! 'r l:r. .rtrl,\rrtl.rdc. crr ilrs ' \
"n pcliPro\\1- verd:rdcro rey (17. l-9). Dn la conocida esccnu cr) llr

,.,.^,in.t,:,nttr¡...1( fa c.lc r,'. J.'lllil.'s" ) .'rr.''. qLLe P.ülo se dirigc a los lilósofos griegos dc Alclrits
(17. l6-14), la gcnte se.efierc a él con soln¡ u(nrr()
A tes- en la misma carla, Pablo h:rbla de la gtavc
a un «charlatán» que parece proclam¿r «dioscs t\
tribuiaci(in que habia experimcolado cn la l)rovin-
Au¡qlrc no espe- trunjcros» ( 17, llJ). hn un cpisodio todavia nr¡s rlrr
cia romana de Asia (2 Cor I ' 8 1 I )'
que-|¿cc má1ico y hoslil. sc presenta a los artes¿ü'los ol¡si()s.
cifica qué sucetlió. Il sincera descripción
companeros para quicncs la venta de imágenes dc la dios¡ Arlc
dc los elcctos qtlc caLrsó en él y el1 sus
por eso \e siente misa cra un negocio i'lrndamcntal- provocand() (lrs
11e misión rcvela algo rraumífico:
rescatado de cllo: turbios import¿ntes quc conduc€n práclicanlcrr(( ir
¿!:raclccido a Dios por hiber siclo
un motin cn cl teatro de la ciudad (19, 23'41). Iill('
Ños ¿rbrumó hast¿ clextremo. supcrando nucstras
sugicrc Ia posible relaci¿» enlrc los inlerese\ rcligr()
fllerras. hasla tel punto quc pc¡]imos la cspcr¿nz¿
hcmos lenido sobre sos y económicos en l¿ hostilidad que clespc¡tll,ir
de couscrv¡l' la vrda. De hccho
8-9)' el crislirnismo primitivo. Lrna cuestiór sobrc lu qrrL'
nosotros [¿r scntencia dc mucrte» (2 Cor l '
diver_ volvcró más adelante en estc c¡pitulo-
Los rcl¡los dc I Icohos emplazados en I¿s
labur mi'ioncri' Como ya he señalxdo. cl aulor de He¡Jhos pr,
J:r! cruJJüc\ J,,nJc P.rhlo rcalizo 'u
licencias dramá- bablemente escogió (y cluizá incluso exrgeró) Llqttc
frobablemcnLc incorporu
cicrlas
\c \r'brc lrrLlo llas esccnas quc resLrltaban rnás útilcs par¿ sus firrr'
ii.r' ,r' nrr'. del ¿ulor. ) Ü(nllrr\
\
cn 1,,. ncr'.,,,,J.' nrrncln:'le': fabl" 'u"1'lnn'r-
dramáticos. particularmentc al describir a I'abir r
c'r'o l"J(llr'\ lr sr.rs colirborxdorcs crl tórminos hetoicos. P¡m 1,,\
n..r, ¡¡,,. ¡u.r'nro'. I n {Lrluulcr jolnr n(.. l.r. t.'rr.ion.. s,
r r.lLrrLrh':, r lra'r ¡ ci¡rro funr' ' rl rrnu !l' lerr\l.)nc' ) .r()(rrl(' fflrilJ\ rrrirs
qtrr l's l'rirrrcro' ¡r'l¡ir_ cialcs quc cxperimental1)n probxblemcnte csl¡hrrrr
,lc I'cnu,'b.-rcr"nc' 'u.'i¡l<'
aquellos rclacionadas sobre lodo con los gr-Lrpos socialcs lllir\
nos gentiles podian enoontrar, en especial
i'cli\o\ (n l'r ll"rnocr"lr J' próximos t1c ¡migos. vcciuos, conrprñcros dc lrit
,,r"." a,.,,¡trnn l,rcs tr brjo. micmlrros dc sLrs gremios, ctc- En cualquier
,u tt. Icnc'rrn..^i.n:'.,1c ¡nlrnrr' r' ¡r'bh' n' ¡ de
. r,.¡. r'en,t irrrr l, ' rllr ' .luc lrcrno. rr.lii.rJ. ' m¡' .r rr
polarizacióll dc bs habilantes cle algunas ciLldades
.
132 iQtña lle:!ó J6ú! as't Dkf? Yitit ! ñrtit tnt Jú^ Itt

ba, dado que prácticamente todos los ámbitos de ser que los p meros cristianos no siemprc lottl¡¡rt)ll
la vida social se caracterizabafl por los actos y las las mismas decisiones respecto al modo dc cnlicrt-
tarse a tales inquietudes.
connotaciones de tipo rcligioso, los escrúpulos de
los primero s cristiaÍos en ¡elación co¡ Ia adoración Quizá la reflexión más interesantc ul rripsclo
de otra deidad que no fuela el Dios uno de la tÉdi-
se halla en la primera Carta a los codntior (¡ohrr'
rodo en los caprlulos 8 ¡ l0). donde Pubkt tconrolrr
cióll biblica habría §upuesto un c]aro fi¡ndamento
a los c¡istianos de Corinto (que al menos mdyollln.
para potenciales tensiones y hostilidadesr' Las li-
riamente eran gentiles) ac€rca de lo que no po(lllttr
taciones a los dioses titularcs constituian un ele-
y no debían hacer en relación coí las deid[dsi ¡rtr-
mento habitual de muchos eventos sociales, como
ganas y los alimentos ofrecidos a estas, E¡i!ó hal.
en los banquetes de los gremios o en las asambleas
tante ate[ción seguir la compleja reflexión pullnr,
de autondadeq de la ciudad. Lo. conver'os cris-
pero en este caso me limitaré a los aspectoi srsh.
tianos gentiles habrían tenido que considerar si en
ciales. Fundam€ntalnente hay dos cues(ionoi, lln
conciencia podian seguir participando en una serie
pimer lugar, nos encontramos con las inquicturlt
de actos sociales que implicaban elementos religio-
rcspecto a la ingesta de alimentos (sobre todo olt.
sos tafl notorios. Por supuesto, ello significa igual_
ne) vendidosen elmercado, pues podían hsblr rido
mente que hab ao reflexionado sobre la manera
parte de una ofrenda sac ficial a un dios psllno
de desdrrollar su vida social, intentando encontrar
(eidólothyta). Ei seg¡Jndo lugar, existe una ouortlón
eventos y espacios de reunión sin renunciar a sus
en torno a la paflicipación en actividades riturllr
escrúpulos religiosos.
que abiertamente honraban a u¡a deidad fruSltltt
En un revelador estudio, Philip Harland ha su-
(ei.laLolattia).No qteda claro si los corintios trttt'
bÉyado dos aspectos importantes para ñi análisis:
ban estas como doq cuesriones di[erentes o !i, pot
a) entrelos primeros cristianos hubo cierta variedad
sus vidas a el contrario, parte de la aport¿ción paulina cott.
<.le criterio respecto al modo de conducir
sistió precisamente en establecer tal distinoión, Un
nivel social; y b) muchos cdstianos procuraron con_
cualquier caso. é1 diferencia ambos temas, dando
tinua, y mostÉr su participación en Ia sociedad de
instrucciones sobre cada uno de ellos.
una manera que, a sujuicio, evitaba tomar palte en
Respecto a la primera pregu¡ta, Pablo aconrqh
el culto a los dioses paganosao. Por supuesto, parcce
a los corintios que libremente pueden «comer lo qu!
se venda en el mercado de carnes» sin tenef gafl(l
19. Renito de .uevo a mi reflexió¡ cn L' Ú: Hur¡ado '4' ¡'?
.-
orioiitsut Ch sü¿ú ll o^htP,1lA de conciencia, aun cuando ello iflcluya alimontor
";n p A H,,tind. ,{' ;,,- ,úa. s,n,."ÉL -,nd .o\s.. s41. 4r
e,i¡"* udi¿raá" s,.¿'r, Minne¿polis 2001' procedentes de sacrificios en templos paganos puor
ct ing" i;toii l"
 )(t tti\)
ljl i.(tin!' llrq) l¿tús¿
(citando Stl 2,1. 1) «dcl Sellor es la ticrm y ou¡n
to hay en clla» (i (or I0.25-26). F-s deoit insl¿ a
sus cLrnvc$os ¡ pensar en la comida disponiblc en
el mercado no en términos dc su posiblc uso cn s¿
crificios ptganoü sino cn cl horizonlc rle dominio
univcrsal del Scñor al quc sirlcn oomo creyentes'
Scgui(l,lrr(nl( pir mirc (lrle l! ': ..r r\li rnr '' aceflclr rn
vitaciones para ccnar con «inclljycntes» (paganos) y
que «coman lo que pongan ante cllos» sin lcner car_
go dc conciencia (l Cor 10, 27). F'n ópoc¿r romir¡a'
sc trata cle na postura llamativa. al pcrmitir ¡ los
(rrnirnu. .cgurr parli(ll'rr\do. 'rl lrrcno' h/'ri' L icr_
to punto. cn la vida social que lcnia lugar al nlargen
de su co unidad cristiana. Sin eñb¿rgo, Pablo ad-
vierte también qLle en tales banquetes. si l¡ comida
es iclcntificada concrctamcnte oon la olrecid¿ er1
un
\rcdllcio. enlonces ios cristianos gentiles no dcben
pnfiicipar. para evitar que los de ás comensales Ll
Ltros cr-istianos que conlemplen el evento. puedan
considerar cluc cn esa oc¡sión comer significa tomar
n:lrle cll lJ \cncrrclón.ulLuJl Je un Jio' nagarro
I I ( ñf l(r. 28-
¡r r,. (. dc 'rr. -d(' ( rr l.r iúolJrr r¡r
En el c¡pítlrlo 8 dc I Cor-. Pablo parecc adoptar
básicilmcnte l¡ mism¡ postuft- No obstxnte, en esle
pasaje tuestn dc una ma cra más explicil¿ cluc,
ell rclaciór oon esle tenla. hlbia dil¡rencias entre
los cristi¿nos. ,^lgllnos dc los conrcrsos genlilcs de
Corinto parcccn baber creido quc si l¿s deidades
jlusiones y
paglnas ef¡n mcranleote idolos (o sell.
no rc¿lmclrle dioses)- entonces los cristianos podian
lrlrtar los ali entos sacrificados con tolal indif¡ren_
f¡n f rr, I ttt .L r^ /Jt
cia e inclLrso participar cn b¿nqueles en templos pa-
Iirrros .rn lcrrror :r fc!,rr . oll'a. f,,r'rl conrr¡no.
rnsrrtr.rn (n quc l^\ \,rr.lirn,,s .lehrr r ,lr.tIrr, ir'r.e
por completo del cLrlto pagano, y algunos conro yu
hemos indicado incluso sc moslrxbrn preocllpa-
dos por sj comian algún alimcnto del mcrcado pro-
cedente de los sacrificios a los dioscs pLrganos. SiD
JuJa Pablo afirnra la prcnrrsa m^rri.r(r\rir ,lr¡..uli-
lizaban como justilicación aqucllos cristianos qLre
tenian una opirión más audaz respecto n sus op-
ciones. Sin embargo, urge a tales cristi¿rnos a lcluirr
mostrando coNideración hacia los otros crcycDlcs
clue pueden discrepar dc sus ideas, pal¡ quc [r nr-
dacia de algunos cristianos ¡o provoque dcs licnt()
y confusión a otros. Es decir, Pablo reclrc¡(lir ir los
(ri.lrirIos coflr]lio\ quc Ios orfo§ crcy.nr.. (.rI.ll-
tuyen un gnrpo social fundamcntal cuyo bicncslrr
deben considerar como una cuestión lo sulicicrtr-
mente importante oomo paftconligurar su uon(hrc
ta de una ibrma apropiada.
Por otro lado. respecto a la ai¿óblútti¿ o hn
a los dioses paganos- Pablo pone de m¡ ilicsli¡ c
I Cor 10. l-22 que la participación cn las lcli\,i(lir
des cultuales que adoran abicrtamcrltc ¡ dci(h(lc'
pdgan¡r. reslllir rucomn.rtihlc c.'rr Ir l(.'u.rr,rr.,
Ac¡uí no hay flexibiliclld. Pablo describc los sirrr rli
iiu. ¡.rqano. .r'nro olreirdu...:r lo- dern,'rr,,'. r,,
dc rs lglcsirs ¡slillc0s ¡ l¡s qre sc ¡','rt rl lln,,
.11
¡.1 Al)oe^Lgunxs hllrcrsof.nidonris l¡rrlcu.r ol, nrn
Lip!\ ,rxr.ccn
D.nlcaudnT ll rtrlor.ord.r:r ¡ iquql o\ qnc r i ¡ricnr. rr,nr 'lr
na,'
..mcr l.s rlnnc¡hs s¡üiac¡dos ¡ lo\ iddos ( ll Ap 2. 1.1 l¡ )lr ' ,

;Cún.l¡tlt 1,i\n nr lro\"
.r Dtu,". e injt5re cn quc 1,.. cr(\.'nlc. qllc nalti('i
pan delsagr«1o b¿rnquetc cristiaDo (la «ccnl dcl Se-
ñor») no deben tomar parte lambiá1 en las comidas
dcdicadas x tales deñonios (l L-or 10. 19-22) Por
consiguienle. aqui vemos una actitud 6rme frentc
.t la idolatria (es decir.la particip¡cióo direota en la
vcneración cultual de los dioses pag¡nos). comb;
nada con una oiert¿ dlsposición a precisar diversas
mJneras IIJrJ que lo. crt.ti:rtto' tcnlilc' 5ipuie'an
participando cn sL¡ ambicnte social.
Adcmlts. coño Philip Harl¿nd ha subrayado los
primeros cristianos (al igual que los judios dc épo_
ao-"no) tambión prccuraron rcducir la tensiü1
"n
con §u entoü1o social más ampiio de otns maner¿¡s'
lo que a menudo resultaba comprensible4:' Desde
la exhortación general de Pabio en I Cor l0' 31-32
a tratar de no ol'ender «a judios o a gdegos o a la
islesia de Dios». Ios testimonios llegan a instruc-
ciones más concrctas, cspecialmente en los escritos
cristianos de llnales del siglo I y de comienzos del
siglo IL Por eiemplo. en I Pe 2. 11-17 se insta los
crislianos gentiles no solo a considerarse «foraste-
ros y extranjeros», abstcniéndose de «los deseos de
la came» que sean incompatibles con su fc, sino
ta bién a «llevar una conducta cjemplar á fin dc
que, aunqüc os calurrnien como malhcchorcs, a la
vista de v,rcst,-as buenas obras dcn gloria a l)ios
cn el día dcl iuicio» (2 Pe 2. ll-12). Más aún sc
J1 ar e¡csDecirlPA.lt¡r!¡1id A§'tix¡!'n\' S!n(&t! 6'¿h¿
r¡,s*g.i.,,,. :i¡_:¡¡ aunqtrcdiscrcpoc¡ ¡I.lunos¡1¿rrllcs
l^¡ ) úr-ú-t.t Jtt^ Il1
lcs cxhorta «por el Señor Uesús])) t
quc accpten en
principio la auloriclad dc las institlrciones y cargos
humanos, c(rrro cl cmpe¡ador y los gobcmaclores
por ól dcsignados (l Pe2. l3-14). Junto ¡lrmor qLre
dcben tener-a los tlemás creycntes, h¡n dc n)oslrrr
el debido respeto por todos, incluido espccilicamor-
te el empemdor (l Pe 2. 17). Pese ¿ quc los lcctorcs
a los que se dirige están atravcsando «una p|uchrt
de fuego» (l Pe,1, l2). que incluye ser «iniLrliatkrs
por el nombrc dc Cristo» (1 Pe 4, 1,1), h¡n dc |¿rccr
un eslueúo adicional pam responder «corl (ltrl/rlril
y respe¡o» y comportarse de modo que qui§ncs lcs
injur-ian queden avergonzados (1 Pe 3, ll-16).
En otro pasaje del Nuevo Testamento crrc(,rllrir
nros rnd\ il,drca.,ione\ del modo como I,'' 11¡irr"-
ros cristianos inlentaban rcspetar a los gobcrrrrl,rl(s
sin violar sus cscrúpulos monoteístas. EI ¿rLrl()r rl(
I Tinrotco pide ..-uplir.d-. oraciones. inlr¡'trsl,'r'e.
y acciones de gmcias para todos, para los rcy(s y
quienes detentan altos cargos». con la espcrirt)1il (l('
que Ios crcycntes puedan llevar «una vida tlilrrrlr¡ilir
y en paz» (1 Tim 2, l-2).Portanto,aligualqrrt o|rr
rria en lu praxis dc Ia tradlción judia dol Scgtrttrl,,
Tenlplo, parccc que los primercs cristianos cslirl)irI
dispucstos a ofrecer oraciones y accionos (l( llrr
cias ¡ror e1 emperador y las autoridades dcl Solnrr
no, ¿runquc sc negaban a considefar a lalos liSurirs
(r.nto,,A/i1or leglrimu. de (ull. u oraclórl.
Igualmente en otros pasajes aparecc urr r.Lrr,r
interés por causar Ia mcjor impresión posiblt'¡r 1,,\
lorastcros. Asi, quienes sorl escogidos plrril (k lrrr
 lñr t ort Nt JL\i\ llt)
ilt ;Cinú lL!:)J(ni!t \tt Dn^l '
Ia prcdicación del evangelio cristiano poI cl I'ablo
tar el Sobicrno de Ia comunidad deben cumplir
de_
hien con- recién convertido provocó esta acción conlrrl ól l)or
termi;ados requisitos personales y estar
.rdcraLlo{ not los Llcma5 (l tim
I l__l A\imi\mo' partc del monarca nabateo{s.
coo honradez Además. como ya hcmos señal¡do. cn cl rrrisrtl('
se e{horta a los escLavos a que tralen
del nombre conlexto Pablo dicc también quc tirc gol¡trrtlr t, rtt
a sus dueños «paftr que no se blasleme varas trcs veces (2 Cor I l, 25), lo cual clchr: ittrltt:tt
de Dios y de la doctrina» (l Tim 6,
l)'
quc fue arrestado y c:tsligado por l1ts ¿llllor i(lr(lc\
civiles en alguna ciudad romana cn la qrrr' ¡tlr'rlti,r
4. RT.PER(LrsloNus PoLil lcAS el evangelio. Tal como observa C. K. Ilitrrcll fll r.
l¿ción con este texto. el delito de Pabl. clrl ,1.'rr
las rc_
P¡samos ahora a considerar brevemente blemente el de crear «disturbios públicor» (lrrrrrrrl(
para
ne.cu\iones nolilica\'' Je la detoción a lesús su aclividadad. En los Hechos de los al)(tsl(rlt'¡ \r
l,r. orimern. crittiano'. Lslo) pen\ando roncrel:l_ narran diversos incidentes dramáticos crr llrn r¡rl'
menLe en luq con,ceuencl.l' lr(nle c lo' Poberniln_ Pablo es conducido ante las autoridadesi cll llll i rr
re{ ) rquellos qrre tenian prrrecr'l:' ¡trrhucione' so l)egan a azotarlo con vams y e1rcarcollll[r (lnrr
ootiiico' . ,lt lgurt que nñra mtrchas olrñs cue\lio- ejempto, Hoh 16, 19-40).
n". ramblén aqui nuc§tro te'llmonio Llire(lo má\ I os Hechos de lo. aPo.loles relataD ¡lñlllll¡llli'
rntieuo procedc Llc las cirrla\ naullna: L¡ primera otros incidentes el1 que los judeocristiano§ (x0l! ('lr
polí
relcrenct, erpliclta ol conflicto con el repimen manos de los gobcmantes políticos a r¡atlx¡l rl¡ ¡tl
ha-
dco se e1lcucnlm en 2 Cor 11' 32' donde Pablo importanoia como dirigentes del joven ¡trov¡llllt'lll0
bla dc su huida de Damasco, evitando scr captura- c¡istiano. Señalanos más a[iba los rclalo§ (ll(' rhllr
r1o por un oficial del rey Aretas+
Apar'nlemente' cuenta de cómo los lideres judeocristianor tlc h'tlr
s¿lá1 son arrcstados por las autoridades clcl litttl¡rlÚ
rr
-. Lhl,l'.srJr't ub'. r-''rn ' r" r" "' LlJ\ "' ' "
- en Hch 4. I -22; 5, 17-42. En Hch 12. l-5 sc (lil¡ tl¡¡'
.- o ,.,;:,¡.;n,. ,u r,,c,nú,,ñ,rn1, 'e'\"..orr.t 'trc''
.Ii i,,,. - r¡ r.r(i, D-. /, ./ , _.t .._rt " . L. .'r, t..
\'' cl rey Herodes (Agripa I) adoptó mcdidas c(tnlln xl
';,,.1;,;.1;') ;,,,:,'.;, r, ,-,, D nrJ." gunos miembros dc la iglesia jerosolimillltlll, lll('llr
l."l'i.i"",. ii.: r,, t^ D..,..,.. t,t.,."...htt''.)
Llúr' l"¡'r
, /,';,, ,", ¡ rr,l /) J.l L!
io É\;r,trc.r"'¡o.'t' :' '-"'ñ' en'rr1' '' "r'-
\r'.'r'irr'r'r ,15. ll I'lblodiceque.tÍas{coD!e$nir',lr'{ "Arú
FirGal l.
..",'" ""i i.li.l".' ¡''. r¡ ' r' ¡' """- llrú rrrú rr
;::l::".;:;; :'J ' . r,."''
I i,.. .",r,,,-";, H.\,.'.-'' qu',,'. .. r'c PdbL'- (dr"d
bia»
-'""
! luee. cn ¡lJ¡ún montnto Egrcsó a Dam sco.
poi ,'". '¡ .'.lc .
A Nl s., '.'.,U1e.
n ' elc\ . rr§. (r r¡ru Lrr
r.n'r. fr.lt¡ 'a lLru¡n' nal
*'-="" '
:ljil"i:,.1-
':, ;""";;' ,' ",,¡" |r-8.1''"'1 ¡'-¡
a.'- '""? ¡- ' ¡/¡ t,,, ,, ,:,¡ .r r.". l¡', ,1 .,\ilel"'1
16. C. K. B^¡ctt,,1 (i»nthtnnn.297.
.: ':::,.i; ,:,;.,,.4,'...
:.".i;,;.. r , d¡'¡ n-"lf: '^'1,

t
 f^¡t I noft ?or.l¿lis l'11
110 ¡Có b Ll'stt tt\'1\ ¿ sÜ Dia¡l

lo"l"ce disiipu' De todos modos parccc a que. ¡l nlco()s cll llls

venJo a SxntiaPo /cbedco I uno de
primems dócadas del movimiento cristillno. cl l)cli_
i r. ¿e Je'ú. en io' crrngelio-r' a quicn hrzo cteer'rtal
grode que unos creyentes ordinarios liloscn llcvrl(ios
¿ e'oad¡. t a Simon PeJr'o. 'r qLri<rr encartcló'
ante Las autoridades politicas era b¿slilnlc rc(llk'i
Votrien¡o ¡t t(\limonl'!r cn nrlmcra Ter\ona de
do- Las cartas autónticas de Pablo n lils c(nlrl¡rll
Pablo (y limitándonos a las cafias que los
exegetas
de su propla dades cristianas en distintas ciudades ronliloils..\
nornalmenle consideran provenientes
en critas aproximadamente entre el año 50 y cl (rl). lro
mano).la cartaa losfilipeoses la cscribió cstando
hacen referencia alguna al peligro de scr llrltrlrl(l(r
ori.ión Lpor eicmplo. Flp L I l2 2Ó) e lnclu'o
pl¡n_
(l-lp ') lr- o ptocesado a causa de la fe. Las verd¡(tcrlr§ lt'lr
ica lr lucubre po.ibilidd.l de ,u cjecrrciún
prccede siones. que ocasionalmente pudieron incluir llr tltlr('
18). LaLrevc y fascinante oarta a Filemón
pri- naza de daños fisicos, parece que consistictr)lr !'ll ltt
isralmente de un Pablo encarcelado' Según la
que aqui entiendo como consecue¡cias «so(illlL'ñ"
;itiva tradición cristiana, alfinal tarto Pablo como
más que «políticas», eÍ las que estuviesen ilnIll( lr
Pe<Jro fucron ejecutados en Roma, probablemente a
instancias del emperador Nerón ás adelanrc haré ( das las ¿utoridades civiles o impe ales.
Sin embargo, aun cuando parece no h¡thcr ilrir
algún comentario más acerca de su pogromo)1r'
común. especialúente en las primeras dócrttlrtr rlr,l
Como testimonio desde una perspectiva lotal-
oliece movimiento cristiano. sí hubo otros inci(lu¡lar $ll
mente distinta. elescritorjudio Flavjo Josefo
otrc Saltiago, el hermano los que algunos fieles «ordinarios» fuercn obi!'ltr rl¡
rrn relato de la muerte de
duras acciones por parte de las auto¡ida(jci lllrllll
de Jesús, a instancias del sumo sacerdote Anano'
rrn hre- cas. El más conocido es el breve pero violcnlo ltrr
del oue se dice que ucupó su cdrgo Jura¡r'
gromo contra los cristianos romanos insliSn(l(l l¡rl
\e esDñclo de Iiempo enlre h muerle del prcfeclo
rom¿no L la lles.rd.l de 'u surc-or''' Scgun Jo'clb' Nerón, y recogido por los escritores roln¡llto¡ lll
cito y Suetonioa'. Tácito proporciona cl rchllrr lll¡¡
Anano reu¡ió un «sa¡edrín» ante el cual de¡unció
que detallado. describiendo el arresto de todos I(tr llllr'
a Sa¡tiago por haber violado la Torá e hizo
admitieran ser cristianos. una «inmensn mttlllllxl¡
fuerir lapidado.
que lueron condenados acusados de «odio n l¡l I ¡lrx
-a
H \\ 1..... lL-U-r ': hrmana» (odiwn humani g¿n¿lrr. Sus mu§fl§r lllli
,,1'7,;,,;., ¡ , ". 'ttr
¡:..; i,. ..'"t" Nr 'ú
"P--L'4t ' r'qr'-!'¡J
,:,.1-iuo.-*, r"i I Pt-ta t'"' t't'1t' ron espantosas: algunos despedazados pol l)frllrr,
,,,,,.i,,,¡.1t t i:,.. i. r.. .e,a H.,,lJ I'u.nr" ¡.' If.'
p..,t". r n" -'¡ L'a D '1" ' otros crlrcificados y otros qrtemados vivos,
,':.i,,"' ,-,';: ,; ; ; j: ¡¡ "''. -"
i.'. ."-t',, ,:,'.. '." .i, " 'q. 'r.' / 'x"(''1.('5'!'r'-Ú'
B.dnr - Nc$ Yorl 1999
.18 Fldio Jos.lo..'1'r' 20. 191 201'
.19. T¡cito. r,,. 15,,l4iSueronio, a¿¿¡ ló,2(Ncñrr)
 Vtt¡t I nM¡ p¡ .h\ti\ 111
l4a icttnb llqó.laú! 1\!t L"l

lnuicdln,rq bre\emenle ma\ rrrlDa algu haber sido enviado a las minils (ic l)irlrrr()s ir riru-
:c!urr
sa de sus aclividadcs cristianas (Ap l. t)). r'(lvi(rlc
lroi te¡ lo\ ncole\lalncnlarios e" fllo' cn lirs ultimd-
rcmil'rr a a los lectorcs a quienes se dirigc (lo qrrc \rr llrlrrrl,
.lecaLl.rs del srglu l. o qui,'rl ' dl"o de'nrre5
consistrrd en unir de e.l¿. dos tcrrihlss ,rllcrrrirli\ ir\
la pnsrbilrdaJ Je \luc lu§ cri'lranrr\ luc'cn llcvaJo'
se verán obligados a optar entrc lir uloslrr§irr t) Lr
onie la' ¡,rt.,rrd¿.1c, (cx\r (un tudir 'cguridad rnle
los dirigentes locales) a causa dc su lt Bn los
pa- muerte a manos del apaBto impcrilll r()llllllro I rr
cualquier caso, pala los lectorcs cslrs e()rrtr(rr( ttr'Lr\
sajes cvangólicos que hemos examinado al analizar
sangrieDtas se presentan en el futulu. lllt \ ltrtlt.( r
las tcnsiones en el seno de la fámilia y cn los circu-
los que en elmomento de la composicirin r[:l lihlr¡ n,'1,,
los sociales más amplios en los que particjpaban
un cristiano de esas iglesi¿shabía sulii(locl rrrxr lrr r,,
cfi.liano{. ldmbión enconlramos ad\erlencia\ re5-
pl'o (Antipas, de la comunidad de Pérgamot Atr I, I tl
Declo al hccho de qlle los enlr(gJlJn para 'cr
((.adL,\ por Ias r.rlorid¿de\ poLllca\ l'gubclnJdo- Asi pues, Apocalipsis es un reflejo dc pf inl(rrr rrrrrrr,'
de las inquietudes de algunos c stianoi ¡r(crr¡r rl'
res y reyis»: Mc 13,9-11; y véanse los p¿r,rlelos de
Mt 10. 17-20; Lc 21. 12-15). E1l esos pasajes Jesús su relación en el futuro con las autolid¡(h'¡ rl(l fI
co_ bierno, más que una pnrcba de las con¡r'etrr't¡ rrt
está dir'igiéndose a sus discipulos. recordados
que padecían los cristianos efi el momcnlrr r,ll rlllr'
mo vencrados dirigentcs cristianos por los leotores
a quiene. iban de{tinaJoc lo' c!angelio<
I n I Pi se compuso el libro.

1 i7-19.sirrembargo,.ead\icrle.sin ningún gene- No cbstante, poco más de una déc8drr (ht|rrir

de la posible fecha de composición dr Afll(¡rll|rli.
ro de ambages, que también los cristianos ordina-
tenemos noticia de nuevos martirios cnlt' (l lrllrr
rios pLrcden ser prooesadoq a causa de su le en lcsús'
nos a manos de autotidades romanas. lllrrl¡l (l I l,'
y 5r lci insla r qL¡( lro \e dej(n intimidar' 'ino quc
para d.C., el gobernador romano de Bitinir (cn ln ¡rrllrrrl
Lagan uso deljuicio como de uoa oportunidad
Turquia) escribió al emperador Trt¡jautt ¡rrttrt ltr
dar testimonio dc esta le (l Pe 3, I5-16)'
lofl¡arle dc los interrogatorios y c¿stiSos n Iri rll¡'
Pero entre los escritos del Nuevo Testamento es
somctia a quienes eran idcntificados corrlo ar lrll¡
el Iibro del Apocalipsis el que prescnta cl panorama
nos. Parece que estaba dispuesto a c¡sligrtt ¡t r i¡¡ll
más dulo sobre 1(] quc los crjstianos podían espe_
quiera. ya f¡ese dirigente o simplc scgui(lot, tlttr, lt,
frr dcl \r.tcmr pollllco lomrllo fl alllor' Lln lu_
id(nrihcJrd a .i nri.mo conro rristlan,'. hietr r'¡', rt
deocristiano dc nombre Juan (Yohanan), quc pudo
tándolo o bien- en el caso de los ciudadilrxri rrrtrrr
cl'u'rl'¡''' l''' nos, enviándolo a Roma pala que siguicr¡r str ltth'l r
\rr,...i";. ,,, r ,"1l''"'(l
..4.1 ...tl ...." /'t..k...'"' P

iu r u'l I ! Ñcs \ñ I l0l)l Cabe dcstacar que Plinio se scntia segurrr rt ltt ltrrtrr
\ l, ün u ttL
 t'¡úr't r¡ir Nr J!t^ l'/i
111 ttn 11.!tt.lt\t^r rt Ditt!:
"t

J( lih(r i,r ¡ qLr(rrc. hrbcr 'ido (ri'ri rn'\ o

r,<dn rd n r¡rlone\ p!'r li,s qIe lh (lrlir.ii'¡ de la lc .r,.riJnr
probablemcnte irritó a la gentc y atrajo la atención
a los que ¿Llirmardn habcrlo sido en cl pasado pero
no e11 el nlomelllo presente. si cstaban dispucstos a hostil dc las auloridades romanas er¿ que podia lc
ner uD implcto sobre las actividades ecolónricas
recitar una oración a los dioscs. h¡ccr una súplica
vincuiadas lr las deiclades, oLryo culto lo§ cristianos
col incienso y vino a I¿r im gen cullualdel cmpera
rechazaban por completo a causa de su devoción
clor y maldccir a Criskr, «cosas que (scgún sc dioeni
exclusiva al Dios uno y a su Cristo.
no se pucde obligar a rcalizar ¿ quicnes srm verda
deros sristiallos»5 .

Plinio habla dc la fe cristiana como de «Lrna su- 5. CoNcLUstóN

p(l\llcl!'lr per\cr\h \ e\lfJ\.lthlll( llnJ c\pre'iÁn
lerricnJo cn cu(nli cl lipo de con-e.'uen.ia' nc-
similar a las empleaclas por otros criticos rcmanos
gativas importantes que rcsultaban de convertirsc
del cristianismo primitivo. Sin embargo. cn reali-
al cristianismo y que hemos analizado aqui. podc_
dad no acus¿ a los cristianos de otro crinlcn que no
mos sorprendcrnos de que la ie triunfara como lo
sea su neg¿tiva ¡ abjurar de su fe cuando sc les cxi-
hizo. Para los judeocristianos. existia h iünenaza
!.. litl (ñ\a. Dc heih,'. Plinro puedt pr"¡or'i"nrr- de reprobación y hostilidad por parte dc sus corrc
nos una cxplicacjó¡ más de la razón por la que los
ligionarios judios, bien en cl seno dc Ia lanlilia o
cristianos pocli¿n suscitar hostilidad a nivel social
quc, aunque esta bien cn la comunidadjudi¿ más extcnsa. pudicldo
)r Político. Tar¡bién infbrme de incluso derivar en sirnciones disciplinarias por par_
«superstición» se habia introducido en ciLrdades'
te de h comuDidad. Para los cristianos gcntiles, la
pueblos y zonas rLrrirlcs. conliaba cn quc el tipo de
posibilidad de colllliotos pa(cce h¿tbcr sido igu¿l o
actuación enérgica dc la quc daba cuenla aTrajano
irr.'lu.o ma¡ur. pue- lir .un\er.i(;n r li, l< iri',i¡na
cr su cartir podia eún detcnerl¿. y quc los «tcm_ clgItli(Jbr un.r rur¡rrrr.r r.rJi.':-rl con \rr. Jcocl.r(i,'-
plos casi desicrtos» y las ccremonias consigllicntes
nes y prácticas religiosas prcvias, elemcntos flrnd¿r
podrí¿tn vol,rcr a recobrar cl f¿rvor popnlar' Esto época rom¡na quc lo
ment.llcs de la vida social d¡J
dice f-ortaleccría la vida cconómica \'inculada a imprcgnabrn todo.
los lemplos. como la venta de victim¿1s srlcrillciales
No obstante, quicnes aceptal'on la pri itiva fc
y de nlimento para cstasir. Resümiendo. nna de las
crisliana siDtieron. sin duda. que est¡ mcrccia Ia pc
na. a pcsar de l¡s reperrusiones negalivas, ya se tra
il PlnrñelJovcn ¿ll¡ l0,6 Cl: nircllc\Ló¡ r4¿¡ 25\conrc
ursc de coslcs sociales {onrc sufrir el vilipcndio u
r r' 'l'n! l'I \\r' Ir' ' " '- \' l' t
' otras exprcsiones dc hostilid.!d - ya se trat¿se inclu_
\, /1,,i I.ñtl, L Nr$ H cn laSl
 fitt'r|t»¡ t¡.r h\it\ 117
t|1t 1tñr hltt ¡di\¿:¿r Dh\l

so {specialmcnte a medida cl ue el movimiento cris- liguo lariseo P¡blo cxclama qlre o valora rrad¡
liano ile atnycndo la atcnción de las ¡utoidadcs aquello que h¡ perdido a c¡usil dc su le cn Jesús, y
romanas de consecuencias politiclrs. Por ello. crco p¡olcsa quc su gritn metd sigue sicndo «con"'rle rr
quc esos primcros ¡Jrisli¿nos hallaron eo srr f¡ ¡¡nN
(' tJerrr.l. cl r\ \lrr de 'u re'rrr rccci'' rr v l.r l rr l'( 'l r_
rccompensa suliciente quc compensaba los costcs y ción en sus sull'imientos» (Flp l. 10) Mi segundo
las coÍrsecuencias negati!as. ejemplo es cl de Policarpo, un crisliano genlil del
PJrle rle l,' quc oblL\ir'rolr ru( len lerlnin'r\ qo siglo II. Al ofreccrle ser librado de una horrenlln
L rologrco\r rrrt.r limrli.r "srlceJ.lni¡ ' donLl. .c \ i\ id
cjecución e¡ la pir¿l si «dcnost¡ba ir Cristo», las
pirlabras de Policarpo quc se nos han transmitido
r,nJ \llro.ir rnlrmldirJ. Los olro\ l,cl(s (t.1nr,' I lr,
son meñoftbles: «Durante ocllenta y seis alios hc
vel localcomo dondequiera que hubicra cristianos)
eLan sus hermanos y hermanas; los creyentes más
sido su sic o, y no me ha hecho daño. ¿Cómo puc
do blast'emar de mi Rey, que me salvó?»sr. Aunclue
ancianos, respetados por su ejemplo y su infllLencia.
ambos pasajes están lormulados oon una intcnci¿¡1
e n sus padres y mirdl-es. Intercambiaban el «bcso
rctórica, creo que también revelan algo dc lo quc
s¿r1to», expresión de esa relación irrlima ]¡ compro
Ia tlerociun ,r Jesú. -lgniticaba pdra hr§ p'irncro-
mctida en su fc (cl I Cor 16, 20: 2 Cor 13, 12: I Tes
cistianos, quiencs estaban dispuestos a aoeptar las
5.26: i Pe 5. l4). Se les alcntaba a cuid¡r unos de
consecucncias socialcs y políticas que entrirñaba
olros también cn cuestiones prítcticas. una caractc
servirlc en el mundo rcmano.
rislica que h¿lsta los críticos paganos subrayaron.
En cualquicr caso. más allá de cste y otros as-
pectos de su vida comunitaria como fieles, parccc
hirhcr crr-li.lo un rnen'aje ¡oder,*o I lñ enriquecc
dora cxpe encia dc una devoción religiosa al Dios
uno de la tradición hiblic¿ y a Jesús, cn quien dcs_
cubricron una nueva )r profunda rcvclación dc los
designios divinos5'. Cito dos ejenplos elocucntes
Ell un pas¿úc que todavia irradia la c¡lidez dc su
f¡rvor, ¿unquc probablcmenle fuc escrito no mu-
cho alrtes de str propia cjccucirin cn Rom¿l, cl ¡n_

5l Por eje.¡flo. tll L. \\. rlutt¡tlo- )1tltr Ot¡ttn\.1 (l¡t¡!¡l 1

51 tlrúrtu tL hrnl¡l)n9.3
 EPTLOGO

A lo largo de este libro me he eslorzado por des_

tacar el pueslo que la devoción a Jesús debe ocupar
er iurl.luicr r.tudio hi'lórico sobre el cn,li,r'ri.rnr
primitivo. Asimismo, he intentado ofrecer, desde el
dihlogo con otros exegetas, un planteamien!o histó-
rico sobre la primitiva devoción a Jesús que creo ha
ce jusllcla a lo. resrimon¡os que po.eemos.
He soste¡ido quc durante los primeros años del
movimiento cristiano, en los círculos de discipulos
de Jesús conñgurados porlas tradiciones del judais-
mo del Segundo Templo. suryiómuypronto un gra-
Llo c\rr.rordinano J( de\ñcion a Jesus A mi jtti.io.
en sus primeras manilestaciones esa devoción dcbc
velse como una nolable innovación religiosa dcn
trc de la religióñjudía d.:l Segundo Templo. A decir
\crd:lLI. lir ren\iñn provocaJ,r ¡,'r eclJ .nno\irclon
acaDeó su rechazo por el grupo r¡ás amplio de los
judíos de la época romana, convirtióndose el moli_
mienlo dc Jc.us en lú que c,,nocelno{ {uln'\ cl i.liir
nismo. No obstante, desde una perspectiv¡ históri-
ca, la dcvoción a Jesús en slrs primeros estadios ha
dc ser contemphda como parte de Ia historia de las
transformaciones dcljudaismo de la época romana.
 E?i¡ogo 151
t50 Eril'E

histórica del nacimiento de la devoción a Jesús no

Hemos visto que, tanto para creyentes judíos
su \enerilción
como ge¡tiles, las tensiones provocadas por su fe frldnte¿ nece§ari¿mente un Jesallo a
áe Jesús como objeto legitimo de cultojunto a Dios'
nodran lencr serro§ jo§les 'ocidle\. Ln la§ prlmcrd'
dccaclc, hubo o tecc. trna opoqlclón scna y decidi- De hecho, espcrc que los cristianos acogerán con
da por parte de distintas comunidades judías loca_ ilusión cualquier esclarecimiento que pueda hacerse
de la fe de sus anlepasador rellgio'os del nrlmer pe-
les coltra aquellos correligionarios cuya devoción
a Jesús se consideraba problemática También los riodo del morimiento cristiano.
crcyentes gentiles estuvieron sometjdos ¿l las conse_
Asimismo, albergo el anhelo de que aqucllos lec-
tores que no se identifican con la fe cristiana descu-
cuencias sociales y políticas que ¿carreaba la prác-
tica de su 1¡, en buena medida' al parecer, a causa bran que explorar cómo surgió la devoción a Jesús
puede ser una ave¡tura interesante (quizás también
dc sus exigencias exclusivistas
A Id hord de explicar e.la §iPniñcaliva inno\a- inquietante, aunque por otras razones) Se compar_
ción derde una per5pecli\a hl'tórica. parece perti- ta ; no la expresión de esa fe que llega hasta hoy, la
de\ oción a Jesú. ha resuhado ser u¡a de la\ inno\ a-
¡enle incluir los electos Je Ias inlensa. e\periencias
ciones religiosas más significativas e influyentes de
rcligiosas «revelatorias» como un factor decisivo'
l¿ histoia humana, y ha contribuido aconflgurar la
He tratado de mostrar que ello rcfleja los hallazgos
y fe y la pÉxis cristianas posteriore§
de los estudiosos de otÉs innovaciones religiosas
se acomoda pedectamente con Ios testimo¡rios del
cdstianismo prjmitivo Pese a lo desconocido que
nuedan resuliamos lale5 experiencia§. deberian §er
inctuiclas en cualquier expllcación hislorica adecua-
dd de l¿ dparicion de la devocion,r Jesús.
Espero haber transmitido a los lectores pafie de
las enigmáticas cuestiones y de los temas vivamente
en discusión que justifican y conforman la investi-
gdción hislórica 'obre la primillva de\ocion a Je'ús'
Prra ¿lsxno\ crt.lianos pucde re'llltar inquieldnte'
alme¡os en unpdmümomenlo, explorarlos orige-
nes de lale cristiana considerándolos como un tema
de irdagación histórica. Confio, dc todóc modos'
en que loi {riq'lanos de5cubran que la comprcn5ión
 ÍNDICE DE CITAS BÍBLICAS
Y FUENTES ANTIGUAS

ANTIGUO TESTAMENTO

NÚMERos SABTDURia
Nm 25:65 Sab7 , 2t-22: 43
Nm 25. 1-13: 123 Sab 8, l-6:43
Sab 9, 1-4: 43
DEt rERoNoMIo Sab 9, l0-11:43
Dt 6,4: 88 Sab 10, 1-11,20:43
Dt 13. i-11:128
lsaiAs
Dt l7 , Z-'1 | 128
Dt 21.23i 63 Is 45,21:48,90s
Dt25,2-31121 MAcaBEos
SaLMos Mac 1, 15:72
Sal24. 1: 134 l¡lac2,15-26149
Sal110, 1:47 Mac2,X-n1123
PRovERBIoS 4 MACABEoS
tuov 8, 27-311 43 ,l Mac,1, 23: I 22

4 Mac 11,4: 122

NUEVO TESTAMENTO

MATEo
Mr 10. 17-20i 142 Mt 10,36: i09
Mt 10,18:124 Mt 10,37-39i 109
Mt 10,22: 124 Mt 22,23: 107

Mt 10,34-36: 109 Mr 24,9-14i 109

MARcos Hch 4. 3ó-37: 70 Rom l6: 71 I Cor 16, 22: 66

Mc l.l5: l8 llch 5, 17-42: ll9 Rom 16,7:71 2 CoRINT!os

14 29: 16 Hch 5..10r 125 Rom 16. I 1: 7l
Mc 6. 2 Cor 1.8-9: l:10
Ilch 6,5:69 Rom 16,2l: l1
Mc 12. l8: 107 2 Cor l, 8 l1: I30
Mc 13.8'13: 109 Hcl 6, 5 6: 70 2 Cor 3,7 ,1.61 64
Mc 13,9: 110 Hch 6.8 8. l: 125
2 Cor l. 12 18: 64
I Cor 1.2:,{6
Mc ll,9-11: Hch 7. 54-60: 125 2 Cat .22-29: . 1)9
142 I Cor 7, 12 ló: I 12 t t 127
Hch 7. 58:70 ll0
Mc 13, 13: I L0 I Cor 7. 15: ll3 2 Cor 11, 24: 127.
Hch 8. 3: 112 2 Cor I1.25: 128.139
LLrc^s L Cor 7. l7: L L6
Hch 8,26-,10:29 2 Cor I l, 32: 118
I Cor 7, 17-25: 116
l-c ll.5l 53: 109 Hch 8. 27: 7l
I Cor 8: t33s 2 Cor 13. 12: 1,16
L.11,26 21: \09 Hch 9. l-2: 122
I Cor 8 10:79 G,{LATAS
Lc 20,27: 107 Hch 9. 1'9:70
1 Cor 8. 1: 80
Lc 21. l2-15: 1,12 Hch 9. 14: 122 Gal l, 11-17:61
I alor 8.,1: 80
L.21, 12-19: 109 Hch 9,23-25: ll8 Gal l,11 2,21:61
1 Cor 8. 5-6: E8
Hclr 10. l-2:71 CaI1, 13: ?1
JL^N I Cor 8. 6:42. 80. 88s
Hch 10. I 48: 29 Gal l, 13-14:61. l2l
l. l:93 lCor9,5:70
Jn llch12, 1-5i ll9 Gal1. 15r62
Jn l. 1-3:,12 I Cor 9.6:70
Hch 13. 1:70 G¿l1.17: 139
.fn 1,2: 93 lCor9,2l:81
tlch l,l. l-7: l3l Gal 1, 18r70
.ln 5.18:94 1 Cor l0: 113
Hch 1,1.5: I28 G¿I2,9 10:70
I Cor 10. l-22:80, 135
Jt19.22:29,t)4. 125 H.n 14. 19-20:128 Gal 2. 1l: 70
1 Cor 10,6-13:80
Jn 10, 3l-33:9,1 Hch 15, I3: 7{) Gal2, l3:70
Jn 12,42: 94, 125 I Cor 10,14:80 (lal3. l3-14:63
Hch 16, 19-40: 139
ln 14,42:29 I Cor 10, 14-22:75
Hch 16, 30-3,+: I l7 Gal4, 6: 67
I (lor 10. 19 22:136
Jn 16. l-3: 125 Hch 16.31 l,l: ll7
I Cor 10,20: 8l EFESros
Jú 16, 2: 29.94, 126 Hch 17, 1-9: 13l
I Co. 10.21: 81 El6. 5 8r l l6s
Jn 17.3:95 Hch 17. 16 34: 131
1 Cor 10.25-26: i34
Jn 17,4:95 H.h 17. 18: 131 FrLu,E¡'sEs
I Cor 10.27: 134
Jn 17.5i95 Hch lE,2:71 Flt 1.7: 1,10
I Cor 10.28-30: 134
Jn 17,7-8:95 Hch 18. 2,1: 7l I-lp 1, l2 26: 140
1 Cor 10.11'12: 136
Jn 11.25 26: 95 tlch 19,2l-41: lll Flp l. 2l-28: 129
1 Cor 12. 3: 63, 112
Hch 21.6 7: 107 trlp 1,29: 129
llECHos DE Los aPosrolLs I Cor 15, l-L l: 66
llch26.9:122 Flp 2,6'11:89
Hclr l. ll l4r 70 I Cor 15. 3'7:70
Hch l. l,:| 70 I Cor 15,8'10: 6l Flp 2,9:90s
Hch 4. I 22: 139 Rom 8. l5: 67 I Cor 15.9: 121 Flp 2, 9 I1: 42, 47, 90
l? l8: 125 Roln 15.25-27:67 I Cor 16.20: 146 Flp 2. 10: 90
Hch 4,
 ih¿ie ¿? fuen¡es aú¡suas i nt1¡u de Juenr e! uñ¡ ¡sús

Flp 2, I l: 9ls HEBREoS MARTTRIo Dr PoLrcARPo 9. SuEToNro

Flp 2, 17-18: 140 Heb 1.2:42 3:147 De ti¡a Caesatum 16.2 G'le-
Flp 3, 1-11: 61 rón):141
F1p 3,6: 121
I PEDRo MISNÁ
PeI 2. 11-17:136 MakkDt 3, l-16, 128 TÁcrro
Flp 3, l0: t47
1 Pe 2, I3-14: 137
CoLosENsEs PLlNro EL JovEN
1Pe2,17 13'1
Col 1, 15-17:42 q)ístak lo, 96 \¿a
I Pe 2, 18-19: 118
Col3,22-25: 116 1Pe 3,li 114
I 3,1-7: 114
Pe
1 TESALoNTCENSES
1Pe 3.3-5i 115
I Tes 1,2-10: 78 1 Pe 3,6: 115
I Tes 1,9-10: 129 I Pe 3, 13-16: 137
I Tes 1,9-10: 75 1 Pe 3, 15-16: 142
I Tes 1,9-10i78 IPe 3, 17-19: 142
1 Tes 2, 13,16i 67 1Pe 1, 12: 137
1 Tes 2, 14: 129
1 Pe 4, 14: 137
1 Tes 3, 3-4: 129 l Pe 5,14: 146
L Tes 5, 26: 1,16
2 PEDRo
l TrMorEo 2Pe2,11-12:136
i Tim 2, l-2: 137
1 Tim 3, l-7: 138
1 Tim 6, I: Il8 Ap 1,9: 143
1 Tin 6, l-2r 118 Ap 2, l3: 143
Ap 2, 14-15: 135
Trro Ap 2,20-25: 135
Tit 2,9 loi 117 Ap 18,l3: 120

FUENTES ANTIGI]AS

Fn-óN DE ALETaNDRia A¡1. 18, 116119: 16

De specúlibus leg¡bus 1,54- Ant.20, 100;72
5'7 123 Anl.20, 197 203: 140
Belhn tu¡idic n 2,220:12
JusrrNo MÁRTrR
A riquitares Iuda¡cae 1, 145- Dialas,s cun Try¡]horc 38.
158:123 l:57