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CURRÍCULUM VITAE

DATOS PERSONALES:

Nombres y Apellidos: Gustavo Adolfo Álvarez


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ÍNDICE

PLANIFICACIÓN ...................................................... 7
EQUIPO DOCENTE ................................................. 7 UNIDAD II: NACIMIENTO Y CONFRONTACIÓN
FUNDAMENTOS ...................................................... 7 DE UN MUNDO BIPOLAR ..................................... 40
OBJETIVOS .............................................................. 7 2.1. Consec.de la segunda guerra mundial ............ 40
CONTENIDOS .......................................................... 7 El impacto demográfico ................................... 40
METODOLOGÍA ....................................................... 9 Las consecuencias materiales ........................ 41
CRITERIOS DE EVALUACIÓN ................................ 9 Las consecuencias humanas .......................... 43
EVALUACIÓN ......................................................... 10 La organización de la paz: la O.N.U. ............... 43
BIBLIOGRAFÍA ....................................................... 10 El orden bipolar ................................................ 43
Las Naciones Unidas ....................................... 44
UNIDAD I: LA HISTORIA DEL SIGLO XX ............ 13 El Sistema Monetario Mundial ......................... 45
1.1. El siglo XX en la Historia ................................. 13 2.2. El Primer Mundo .............................................. 45
Actividad Nº 1 .................................................. 14 2.2.1. La Hegem. Mundial estadounidense ..... 45
TRABAJO PRÁCTICO - OBLIGATORIO ........ 14 La política exterior de EE.UU.: De la
1.1.1. El conocimiento histórico: Evolución doctrina Truman a la Guerra Fría .......... 46
reciente de la historia, diferentes 2.2.3. La reconstrucción de Europa ................ 47
corrientes historiográficas, problemas y El Plan Marshall..................................... 47
fuentes ................................................... 15 La política y los partidos en Europa ...... 48
1.1.2. La centuria de las confrontaciones ....... 16 Los primeros pasos de la construcción
Actividad Nº 2 .................................................. 18 de Europa .............................................. 49
TRABAJO PRÁCTICO - ORIENTADOR ......... 18 2.3. El Segundo Mundo .......................................... 50
1.2. El mundo en guerra ......................................... 19 2.3.1. La Unión de Repúblicas Socialistas
1.2.1. La Primera Guerra Mundial y sus Soviéticas y la Europa del Este ............. 50
consecuencias.................................... 19 La era de Stalin 1924- 1939 .................. 51
Consecuencias de la guerra .............. 20 Posguerra en la U.R.S.S. ...................... 53
Actividad Nº 3 .................................................. 21 Depuración ideológica ........................... 53
TRABAJO PRÁCTICO – ORIENTADOR ........ 21 La planificación quinquenal ................... 53
El imper.y la grandeza de una nación ... 22 Reparaciones de guerra y recons-
El imperialismo y la misión nacional ..... 22 trucción económica ............................... 55
Actividad Nº 4 .................................................. 23 Planes de reconstrucción económica ... 56
1.2.2. La Revolución Rusa .............................. 23 Colectivización e imposición del modelo
Contexto previo ..................................... 23 soviético ................................................. 56
La oposición social y política................. 24 2.4. La guerra fría ................................................... 57
La Revolución de 1917 ......................... 25 Las fases de la guerra fría ............................... 58
La Guerra Civil ...................................... 25 Los escenarios de la guerra fría ...................... 58
Los cambios económ.en la U.R.S.S. .... 27 Actividad Nº 8 .................................................. 60
Actividad Nº 5 .................................................. 28 TRABAJO PRÁCTICO - OBLIGATORIO ........ 60
TRABAJO PRÁCTICO - ORIENTADOR ......... 28 2.5. El Tercer Mundo: el proceso de descoloniz. ... 60
1.2.3. La evolución de la economía mundial 2.5.1. La guerra en las colonias y sus conse-
durante el período de entreguerras cuencias. Factores de la disolución de
(1918-1939): la crisis del sistema los imperios ........................................... 61
capitalista .............................................. 30 Factores Internos................................... 61
El preludio del fin: La expansión econó- Factores Externos ................................. 62
mica de los “felices años veinte” ........... 31 2.5.2. La descomposición del imperio británi-
El viernes negro .................................... 31 co: independencia de la India y de
Keynes y la respuesta a la crisis ........... 32 Pakistán ................................................. 63
La respuesta norteamericana a la crisis: Las independencias africanas ............... 65
el New Deal de F.D. Roosevelt ............. 33 2.5.3. La conflictiva disolución del imperio
Actividad Nº 6 .................................................. 33 francés: Argelia e Indochina: la desco-
TRABAJO PRÁCTICO – ORIENTADOR ........ 33 lonización violenta ................................. 66
1.2.4. La crisis del liberalismo político: El re- Argelia ................................................... 66
troceso de la democracia y el avance Indochina ............................................... 67
de los diferentes totalitarismos........... 34 Actividad Nº 9 .................................................. 68
El Estado Totalitario y sus modelos ... 34 TRABAJO PRÁCTICO - OBLIGATORIO ........ 68
El modelo italiano: El Fascismo ......... 35
El modelo Alemán .............................. 37 UNIDAD III: LA EDAD DE ORO ............................ 70
Actividad Nº 7 .................................................. 39 3.1. La expansión del sistema capitalista ............... 70
TRABAJO PRÁCTICO - OBLIGATORIO ........ 39 La edad de oro del capitalismo........................ 70
5

3.1.1. El Estado de Bienestar: características, 3.3.4. El Mundo árabe islámico. Conflictos e


expansión y crisis .................................. 70 inestabilidad en Oriente Próximo y
El Estado de Bienestar .......................... 70 Medio. Panarabismo, fundamenta-
El crec. de las economías capitalistas .. 71 lismo y subdesarrollo ........................... 111
Ciencia y tecnología .............................. 72 El conflicto árabe-israelí ...................... 113
Las transformac. en la producción ........ 73 La cuestión Palestina .......................... 113
La Revolución Verde ............................. 73 El desarrollo del conflic. árabe-israelí . 115
Transportes y comunicaciones ............. 74 La Primera Guerra árabe-israelí:
La gran empresa ................................... 74 (1948-1949) ......................................... 115
Cambio social el crec.de la población ... 75 La crisis de Suez (1956) ...................... 116
Del campo a la ciudad ........................... 76 La guerra de los Seis Días (1967)....... 116
Crisis Capit. y reacción conservadora .. 77 La guerra de Yom Kippur y la crisis del
3.1.2. Creación y evolución de la Comunidad petróleo (1973) .................................... 116
Europea: ................................................ 77 El problema de los refugiados y el
El Acta única ......................................... 78 desarrollo de la OLP ............................ 117
El Tratado de Maastricht ....................... 79 Hacia la solución del conflicto (desde
Las Instituciones Políticas europeas ..... 79 1991) ................................................... 118
Crecimiento Europeo: Reino Unido....... 80 La invasión de Kuwait y la guerra del
República Federal de Alemania ............ 81 Golfo (1990-1991) ............................... 119
Francia .................................................. 82
Italia y la flexibilidad política .................. 84 UNIDAD IV: DE LA CRISIS AL NUEVO ORDEN 122
3.1.3. El capitalismo en oriente ....................... 84 4.1. El Bloque Occidental ante la crisis, el final de
Japón ..................................................... 84 la expansión ................................................... 122
El milagro Japonés ................................ 85 4.1.1. Los países de la OCDE entre la
3.1.4. Estados Unidos un modelo de demo- expansión y la crisis ............................ 122
cracia presidencial................................. 86 La crisis de la energía ......................... 122
3.1.5. La revolución social y cultural ............... 90 4.1.2. Economía internacional del capital,
Expansión de la escolaridad ................. 90 multinacional y dependencia energé-
Cambios en la estructura ocupacional .. 91 tica ....................................................... 128
La situación de las mujeres................... 91 4.1.3. Evolución de las relaciones internacio-
La sociedad de consumo ...................... 92 nales. El fin de las relac.Este-Oeste ... 134
Los jóvenes y la contracultura hippie .... 92 4.2. Del Comunismo real a la amb.democrática... 140
Actividad Nº 10 ................................................ 93 4.2.1. La Perestroika de Gorvachov y la
TRABAJO PRÁCTICO - OBLIGATORIO ........ 93 desaparición de la URSS .................... 140
3.2. El Socialismo Real hasta la Perestroika.......... 94 La Comunidad de Estados lndepend. . 142
3.2.1. Proceso de transformación política 4.2.2. Crisis y transición en el este europeo . 142
económico social en la U.R.S.S. ........... 94 Polonia ................................................. 143
Kruschev y la desestalinización ............ 94 Hungría ................................................ 143
La crisis del comunismo europeo.......... 95 Checoslovaquia ................................... 144
El fracaso de las reform.en la U.R.S.S. 96 Bulgaria ............................................... 145
Burocracia y triunfo de la Nomencla- Rumania .............................................. 145
tura: la era Breznev ............................... 97 La República Democrática Alemana ... 146
Entre la reforma y el continuismo: los Yugoslavia ........................................... 146
mandatos de Andropov (1982-84) y 4.2.3. La muerte de Mao y el triunfo del
Chernenko (1984-85) .......................... 100 pragmatismo de Deng Xiaoping (1976-
Problemas y contradicciones del 1989) ................................................... 147
desarrollo económico de la URSS: el 4.3. El nuevo orden Internacional ......................... 149
"crecimiento declinante" ...................... 101 4.3.1. Los suburbios del capitalismo:
3.2.2. Cambios y permanencias socioeconó- pobreza, marginación y violencia ........ 149
micas en los países del este europeo El aumento de las desigualdades ....... 149
hasta la caída del comunismo............. 103 La pobreza........................................... 149
3.2.3. China, revolución y triunfo del La persistencia de la violencia ............ 150
comunis-mo. La construcción del El Japón y los nuevos núcleos de
socialismo Chino ................................. 104 decisión económica ............................. 150
La China de Mao (1949-1976) ............ 104 Los medios de comunicación y la nue-
La construcción del socialismo chino .. 105 va soc. posindustrial: la aldea global .. 152
3.3. Tercer mundo y tercer mundismo ................. 107 La unión europea y el fut.de Europa ... 153
3.3.1. Contradicciones y conflictos. Neocolo- 4.3.2. ¿Nuevos conflict., viejos problemas? .. 154
nialismo y subdesarrollo ...................... 107 Supranacionalismos y confl.étnicos .... 154
3.3.2. El Movim.de Países No Alineados ...... 108 Europa: los nacionalismos .................. 154
3.3.3. Asia escenario de la Guerra Fría ........ 110 La guerra en la ex-Yugoslavia............. 154
La guerra de Corea (1950-1953.......... 110 Perspect. en el conflicto árabe-israelí . 155
La guerra del Vietnam (1946-1975) .... 110 Afganistán: El fundament.del Talibán . 156
6

Referencias de íconos:

Actividad en el Foro.

Actividad de Reflexión no obligatoria.

Actividad Grupal.

Actividad Individual.

Actividad Obligatoria. Debe ser enviada para su evaluación.

Atención.

Audio

Bibliografía.

Glosario.

Página web - Internet.

Sugerencia.

Video.
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PLANIFICACIÓN
AÑO LECTIVO
2018

PROGRAMA DE CÁTEDRA
MODALIDAD NO PRESENCIAL
UNIDAD ACADÉMICA: FACULTAD CIENCIAS JURÍDICAS
CARRERA: RELACIONES INTERNACIONALES
CÁTEDRA: Historia Universal Contemporánea AÑO: 1º Año RÉGIMEN: Anual

EQUIPO DOCENTE
PROFESOR:

Prof. Gustavo Adolfo Álvarez

FUNDAMENTOS
Durante mucho tiempo la historia ha sido presentada como maestra de la vida o como “relato
verdadero de los hechos importantes del pasado”, sin lugar a duda estas afirmaciones tienen una
cuota de verdad. Sin embargo, la ciencia histórica, tal como la concebimos hoy, es más que esto: su
objetivo va más allá de la reconstrucción de los hechos, se propone construir un saber crítico y
controlado que explique los diferentes procesos, los cambios y las permanencias operados en las
sociedades a través del tiempo.

Por esto los textos historiográficos -como los de Hobsbawn, Lucien Febvre, entre otros, y que el
alumno consultará a lo largo de la asignatura- son el resultado de un arduo trabajo de investigación,
del tratamiento crítico de los testimonios dejados por los diferentes actores sociales. Tarea ésta que
intenta dar respuesta a las preguntas que los historiadores, hombres y mujeres de su tiempo,
formulan acerca de las sociedades de un pasado más o menos lejanos.

Es decir que se reflexiona sobre el pasado desde los problemas del presente y, en este sentido, la
asignatura de Historia Universal Contemporánea en la carrera de Licenciatura en Relaciones
Internacionales tiene una doble razón de ser: por un lado resulta difícil imaginar una comprensión de
la realidad económica, social, política, sin considerar el proceso del cual deviene la situación
planteada; por el otro, porque las preocupaciones de los historiadores no están puestas en el pasado,
sino en el presente que viven, y es desde los problemas y las categorías de análisis actuales que
preguntan al pasado, tanto para explicar ese tiempo transcurrido, como para brindar claves de
análisis para la actualidad.

OBJETIVOS
1.- Comprender los principales procesos históricos del siglo XX.
2.- Analizar y comparar los cambios y las continuidades de los procesos históricos contemporáneos.
3.- Desplegar una actitud de análisis crítico frente a las complejas sociedades contemporáneas.

CONTENIDOS
UNIDAD I: La historia del siglo XX

1.1. El siglo veinte en la historia.


8

1.1.1. El conocimiento histórico: evolución reciente de la historia, diferentes corrientes


historiográficas, problemas y fuentes.
1.1.2. La centuria de las confrontaciones.
1.2. El mundo en guerra:
1.2.1. La Primera Guerra Mundial y sus consecuencias.
1.2.2. La Revolución rusa.
1.2.3. La evolución de la economía mundial durante el período de entreguerras: la crisis del
sistema capitalista.
1.2.4. La crisis del liberalismo político: El retroceso de la democracia y el avance de los
diferentes totalitarismos.

UNIDAD II: Nacimiento y confrontación de un mundo bipolar

2.1. Consecuencias de la segunda Guerra Mundial. La organización de la paz.


2.2. El primer mundo:
2.2.1. La hegemonía mundial estadounidense. La política exterior de EUA: De la doctrina
Truman a la Guerra fría.
2.2.3. La reconstrucción de Europa: La nueva estructura política de la Europa de Postguerra.
Los primeros pasos de la construcción de Europa
2.3. El Segundo Mundo
2.3.1. La Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas y la Europa del Este. Stalin. Postguerra
y depuración ideológica. La planificación quinquenal. La construcción de la Europa del
este. Estalinización y formación del bloque socialista. Reparaciones de guerra y
reconstrucción. Colectivización e imposición del modelo soviético
2.4. La Guerra Fría y medio siglo de historia contemporánea.
2.5. El Tercer Mundo: El proceso de descolonización.
2.5.1. La guerra en las colonias y sus consecuencias. Factores de disolución de los imperios
coloniales.
2.5.2. La descomposición del imperio británico: Independencias de Pakistán y la India. Las
independencias africanas.
2.5.3. La conflictiva disolución del imperio francés

UNIDAD III: La edad de oro

3.1. La expansión del sistema capitalista.


3.1.1. El estado de bienestar: características, expansión y crisis.
3.1.2. Creación y evolución de la Comunidad Europea: Avances y dificultades hasta la Unión
Europea.
3.1.3. El capitalismo en oriente: Japón, los dragones asiáticos y el modelo Asia-Pacífico.
3.1.4. Estados Unidos de América, etapas de desarrollo: La América liberal (Truman-
Eisenhower), La era Kennedy, La América Conservadora (Nixon), El Giro a la derecha
(Reagan-Bush).
3.1.5. La revolución social y cultural.
3.2. El socialismo real hasta la Prestroika.
3.2.1. Proceso de transformación política, social y económica en la URSS: Kruschev y la
desestalinización, Burocracia y triunfo de la Nomenklatura (Breznev), Entre la reforma y el
continuismo (Andrpov-Chernenko). Problemas y contradicciones del desarrollo económico
soviético: el “crecimiento declinante”.
3.2.2. Cambios y permanencias socioeconómicas en los países del este europeo hasta la caída
del comunismo.
3.2.3. China: Revolución y triunfo del comunismo. La construcción del socialismo chino.
3.3. El Tercer mundo.
3.3.1. Contradicciones y conflictos. La geografía del sur: problemas de pobreza, deuda y
explosión demográfica. Neocolonialismo y subdesarrollo.
3.3.2. El movimiento de países no alineados.
3.3.3. Asia escenario de la guerra fría.
9

3.3.4. El mundo árabe islámico. Conflictos e inestabilidad en Oriente próximo y medio.


Panarabismo, fundamentalismo y subdesarrollo.

UNIDAD IV: De la crisis al nuevo orden

4.1. El Bloque occidental ante la crisis, el final de la expansión.


4.1.1. Los países de la OCDE entre la expansión y la crisis: el petróleo.
4.1.2. Economía internacional del capital, multinacional y dependencia energética. Los suburbios
del capitalismo: pobreza, marginación y violencia. Los medios de comunicación y la nueva
sociedad postindustrial: la aldea global.
4.1.3. Evolución de las relaciones internacionales. El fin de las relaciones este-oeste.
4.2. Del comunismo real a la ambición democrática.
4.2.1. La Perestroika de Gorbachov y la desaparición de la URSS.
4.2.2. Crisis y transición en el sureste europeo.
4.2.3. La muerte de Mao Zedong y el triunfo de Deng Xiaoping.
4.3. ¿Nuevos conflictos, viejos problemas?

METODOLOGÍA
En consonancia con esta idea sobre la historia, el alumno encontrará en los contenidos, actividades y
evaluaciones de la asignatura una búsqueda permanente de la reflexión acerca de los grandes
procesos históricos. Más que la memorización de fechas y datos, se apunta a la explicación de esos
procesos y a la construcción de conceptos que sirvan para el análisis de diferentes realidades con
una perspectiva histórica.

Para ello encontrará en los módulos una primera aproximación a las características de los distintos
períodos y el análisis de algunas de las problemáticas específicas. Sin embargo los textos elaborados
en tal sentido requieren de una tarea de profundización y elaboración de conceptos, que se logrará a
través de la lectura comprensiva de la bibliografía básica, de los textos complementarios sugeridos
para cada unidad y del desarrollo de los trabajos prácticos.

En este caso, los prácticos no constituyen un complemento de la teoría sino más bien el momento de
construcción y apropiación de conceptos a partir del desarrollo de las actividades que incluirán
análisis de textos de historiadores, de fuentes documentales (artículos periodísticos, videos, etc.), de
gráficas estadísticas, de los mapas incluidos en el anexo correspondiente y de algunas películas. A
partir de lo cual el alumno deberá responder cuestionarios, elaborar cuadros, redes conceptuales,
graficar en mapas o escribir breves ensayos.

De todos los prácticos presentes en los módulos el alumno deberá remitir al docente aquel que figura
como OBLIGATORIOS. La remisión se deberá hacer en fecha a publicarse en el foro y por mail a la
dirección electrónica que allí se consigne. La aprobación es una de las condiciones para regularizar la
materia

Mientras que los NO Obligatorios serán orientativos del estudio y por lo tanto servirán al alumno para
considerar si ha comprendido los contenidos y podrá, a partir de las dificultades, hacer las consultas
correspondientes al docente.

Los foros de debate son espacios en los que los alumnos y el docente podrán opinar e intercambiar
ideas acerca de los temas propuestos. Es condición indispensable de esta participación la
fundamentación de las opiniones. Los debates se extenderán a lo largo de dos semanas; los temas y
cronogramas serán publicados en el foro.

CRITERIOS DE EVALUACIÓN
La evaluación es entendida como un proceso continuo que involucra a los docentes y a los alumnos
por lo que se realizará un seguimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje, a través de los
prácticos, la participación en los foros de debate, actividades obligatorias y examen final.
10

Para que cada una de estas actividades se encuentre aprobada el alumno deberá mostrar que ha
alcanzado las competencias que se están evaluando, es decir que deben ser respondidas
adecuadamente todas y cada una de las consignas propuestas en las actividades obligatorias e
instancia de examen final.

Como así también participar activamente, con opiniones fundadas, en dos de los tres foros de debate
que se proponen para el presente año. La exigencia en torno a la “fundamentación” apunta a que el
alumno explicite las razones, las bases sobre las que sostiene tal o cual opinión, principio básico de la
construcción del conocimiento y del debate fructífero.

EVALUACIÓN
IMPORTANTE!!

Los requisitos para regularizar la materia serán informados por el docente a


través de los canales pertinentes de comunicación:

• Tablón de anuncios.
• Foro de la materia.
• Cuadros de regularización publicados en la página web.

Manténgase atento!!!

BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA OBLIGATORIA:
LUGAR Y AÑO
AUTOR TÍTULO EDITORIAL
DE EDICIÓN
UNIDAD I: La historia del siglo XX
“Introducción general: orígenes y problemas
del mundo contemporáneo”, en Aróstegui Barcelona, 2001,
Aróstegui, Julio Biblos-Crítica
J., Buchruker C. y Saborido J., El Mundo pp. 19 a 66.
Contemporáneo: Historia y Problemas.
“Hacia otra historia”, en Combates por la
Lucien Febvre Planeta 1993, pp.230-231.
Historia.
“El Tarot del historiador” en Entrevista sobre Barcelona, 2000,
Hobsbawn, Eric Crítica
el siglo XXI. pp. 13 a 20.
“Vista panorámica del siglo XX”, en Historia Barcelona, 1998,
Hobsbawn, Eric Crítica
del Siglo XX. pp 11-28.
Obra citada,
Hobsbawn, Eric “La era de las catástrofes”, en Historia del… Primera parte, pp. -.-
29 a 228.
Cap. 2 “La revolución mundial”, en Historia Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric -.-
del … 62 a 91.
Cap. 3 “El abismo económico”, en Historia Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric -.-
del … 92 a 115.
Cap. 4 “La caída del liberalismo”, en Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric -.-
Historia del … 116 a 147.
Cap. 5 “Contra el enemigo común”, en Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric -.-
Historia del … 148 a 181.
11

UNIDAD II: Nacimiento y confrontación de un mundo bipolar


Cap. 1 “Nacimiento de un mundo bipolar Edicions
Aracil, R.; Oliver, J.; Barcelona, 1998,
…”, en El mundo actual. De la Segunda Universiat de
Seguri, A. pp. 15 a 120.
guerra Mundial a nuestros días. Barcelona
Aracil, R.; Oliver, J.; en Obra citada,
Cap. 2 “El proceso de descolonización”. -.-
Seguri, A. pp. 121 a 150.
Cap. 7 “El fin de los imperios”, en Historia Barcelona, 1998,
Hobsbawn, Eric Crítica
del Siglo XX. pp 203 a 228.
Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric Cap. 8 “La guerra fría”, en Historia del … -.-
229 a 259.

UNIDAD III: La edad de oro


Aracil, R.; Oliver, J.; en Obra citada,
Cap. 3 “Evolución del sistema capitalista …” -.-
Seguri, A. pp. 161 a 260.
Aracil, R.; Oliver, J.; Cap. 5 “El socialismo real hasta la en Obra citada,
-.-
Seguri, A. perestroika”. pp. 321 a 362.
Aracil, R.; Oliver, J.; Cap. 8 “Contradicciones y conflictos en el en Obra citada,
-.-
Seguri, A. sur I”. pp. 495 a 558.
Aracil, R.; Oliver, J.; Cap. 9 “Contradicciones y conflictos en el en Obra citada,
-.-
Seguri, A. sur II”. pp. 559 a 587.
Cap. 9 “Los años dorados”, en Historia del Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric -.-
… 260 a 289.
Cap. 10 “La revolución social”, en Historia Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric -.-
del … 290 a 321.
Cap. 11 “La revolución cultural”, en Historia Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric -.-
del … 322 a 345.
Cap. 12 “El Tercer mundo”, en Historia del Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric -.-
… 346 a 371.

UNIDAD IV: De la crisis al nuevo orden


Aracil, R.; Oliver, J.; Cap. 6 “La sociedad occidental ante la crisis en Obra citada,
-.-
Seguri, A. …” pp. 363 a 424.
Aracil, R.; Oliver, J.; Cap. 11 “La transición en los países del en Obra citada,
-.-
Seguri, A. Este …” pp. 659 a 742.
Chomsky, Noam El nuevo orden mundial. Critica Barcelona, 1996.
Cap. 14 “Las décadas de crisis”, en Historia Barcelona, 1998,
Hobsbawn, Eric Crítica
del Siglo XX. pp. 403 a 431.
Cap. 15 “El tercer mundo y la revolución”, Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric -.-
en Historia del … 432 a 458.
Cap. 16 “El final del socialismo”, en Historia Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric -.-
del … 459 a 494.
Cap. 19 “El fin del milenio”, en Historia del Obra citada, pp.
Hobsbawn, Eric -.-
… 551 a 576.
Barcelona, 2000,
Hobsbawn, Eric Entrevista sobre el siglo XXI. Crítica
pp. 21-170
12

BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA:
LUGAR Y AÑO
AUTOR TÍTULO EDITORIAL
DE EDICIÓN
Colección Historia
Adams, W.P. Los Estados Unidos de América. Universal, Siglo 1979
XXI.
“Balanco o neoliberalismo”, en Gentili P. y
Río de Janeiro,
Anderson Sader, E., Posneoliberalismo. Las políticas Paz e Terra
1995.
sociais e o Estado democrático.
Arostegui Julio,
Buchruker Cristian y El Mundo Contemporáneo: Historia y
Biblos-Crítica Barcelona, 2001
Saborido Jorge problemas.
(Directores)
Medio Oriente y la Guerra del Golfo. El Buenos Aires,
Brieger, P. Edic. Letra Buena
conflicto árabe Israelí. 1991.
Buenos Aires,
Bourdieu, Pierre La esencia del neoliberalismo. Tres Puntos
1998.
Bobbio, N. Liberalismo y democracia. FCE México, 1989
Bobbio, N., Mateucci, N
Diccionario de política, 2 tomos. Siglo XXI Madrid, 1988
y Pasquino, G.
Cardozo, Ciro y Pérez
Los métodos de la historia. -.- -.-
Brignoli, Héctor
La revolución rusa. De Lenin a Stalin, 1917-
Carr, Edward Alianza Madrid, 1984.
1929.
Duret, Alain Oriente medio. Crisis y desafío. Salvat Barcelona, 1995.
Dourosselle, J.B. Europa de 1815 a nuestros días. Labor Barcelona, 1973.
¿Qué es el neoliberalismo? Evolución y
Ezcurra, A. Edic. Lugar Buenos Aires.
límites de un modelo excluyente.
Hobsbawn, E. La era del Imperio (1875-1914) Alianza Madrid, 1986.
Naciones y nacionalismos desde 1870.
Hobsbawn, E. Crítica Barcelona, 1991.
Programa, mito y realidad.
Buenos Aires,
Febvre, Lucie Combates por la Historia. Planeta
1993.
Howard, Michael y
Historia Oxford del siglo XX. Planeta 1999
Louis, Roger
Joll, J. Historia de Europa desde 1870. Alianza Madrid, 1983.
Kindleberger, Ch. Las crisis económicas: 1929-1939. Crítica Barcelona, 1986.
La crisis del sistema liberal y el auge del
Nolte, E. Península Barcelona, 1970.
fascismo.
De Kadisilla a Khorramshar. Historia de la Buenos Aires,
Parra, R. Círculo Militar
Guerra Irán-Irak. 1993.
Ramonet, I. Un mundo sin rumbo. Crisis de fin de siglo. Temas de Debate. Madrid, 1999.
Buenos Aires,
Sartori, G. Homo videns. La sociedad teledirigida. Taurus
1998.
13

UNIDAD I

LA HISTORIA DEL SIGLO XX

1.1. El siglo XX en la Historia


Hablar de la historia del siglo veinte, es hablar de nosotros mismos, de nuestros
recuerdos de infancia, de los comentarios de padres y abuelos, pero también es tratar
de entender cómo cambió la vida de millones de personas en el transcurso de apenas
cien años. Si pensamos el decurso de esta centuria en relación con la duración de la
humanidad, cien años resultan apenas una fracción, sin embargo, puestos a analizar
los cambios producidos nos parecen abismales. Imaginemos la vida de hombres y
mujeres a comienzos del 1900: quizá, nuestra mente dibuje aspectos de la moda o
transportes de la época y esto, que parecieran detalles, contienen una gran verdad
que se relaciona con las transformaciones tecnológicas y económicas, de producción,
pautas de consumo y mercados. De aquí que, en principio, el siglo pasado fue una
etapa de profundos cambios.

Según el historiador inglés, Eric Hobsbawn, entre otras transformaciones, podemos


señalar que:

En primera instancia el mundo no es ya, a pesar de los mapas que manejan los
alumnos de nuestro sistema educativo, eurocéntrico. Mientras que a comienzos del
siglo XX, la riqueza, el poder, la “civilización occidental”, estaban concentrados en
algunos de los países europeos, pensemos en Inglaterra o Francia; el reflejo de esa
omnipotencia y omnipresencia europea de principios de siglo se puede encontrar con
bastante claridad en la construcción del barco Titanic. En el desarrollo de las décadas,
en especial con la segunda guerra mundial se erigirán nuevos liderazgos: el de los
Estados Unidos y de la Unión Soviética. La década del ochenta verá caer a la segunda
y surgir desde las aguas orientales a los nuevos adalides de la economía global: los
dragones asiáticos.

Esto se relaciona con la segunda gran transformación del siglo: la formación de una
nueva unidad operativa, el mundo, en detrimento de las antiguas economías
nacionales. La aldea global que impone nuevas formas de organización y de
relaciones internacionales, que se diferencia de los mecanismos de control del
mercado, producción y consumo de los imperios coloniales inglés o francés de
principios de siglo.

La tercera transformación es la crisis de las antiguas pautas por las que se regían las
relaciones sociales entre los seres humanos. Esto se ve con mayor claridad en los
países más desarrollado del capitalismo occidental, en los que prima un individualismo
asocial absoluto.

La última referencia corresponde a la vertiginosa transformación tecnológica,


relacionada con la ciencia, la conquista del espacio, la producción, la medicina, la
biología y fundamentalmente, las comunicaciones. Hacia comienzos de siglo las
personas morían por infecciones que hoy son fácilmente controlables con los
antibióticos. Viajar de Europa a América era una odisea marítima que muchos
inmigrantes emprendieron, a pesar de las duras condiciones; comunicarse con los
familiares lejanos llevaba a apelar a la, hoy casi olvidada, carta postal. En nuestro
presente, las veloces e indocumentables comunicaciones telefónicas, satelitales y
cibernéticas han desplazado a las románticas cartas que algunos guardan como
testimonio de ese pasado.
14

Esta referencia casi familiar nos acerca a otro de los grandes cambios producidos, al
menos en la civilización occidental: el de la destrucción de la memoria histórica.
Vivimos en un presente que parece eterno, que no tiene un pasado con el cual
conectarse y que le brinde claves interpretativas. Eric Hobsbawn señala que “La
destrucción del pasado, o más bien de los mecanismos sociales que vinculan la
experiencia contemporánea del individuo con la de generaciones anteriores, es uno de
los fenómenos más característicos y extraños de las postrimerías del siglo XX. En su
mayor parte, los jóvenes, hombres y mujeres, de este final de siglo crecen en una
suerte de presente permanente sin relación orgánica alguna con el pasado del tiempo
en el que viven…”. Este olvido del pasado, torna el trabajo de los historiadores más
significativo aún. La historia ayuda a comprender y explicar por qué los
acontecimientos ocurrieron de esa forma y qué nexo existe entre ellos, y lo cierto es
que nuestro presente se asienta sobre un pasado más o menos reciente, cuyo estudio
otorgará las herramientas de comprensión y de planificación necesarias.

Actividad Nº 1

TRABAJO PRÁCTICO - OBLIGATORIO

Fecha de entrega:
EL SIGLO XX Y LA HISTORIA

Con esta propuesta iniciamos una serie de trabajos prácticos que


incluirán una variada gama de textualidades, entre las que incluimos,
como en este caso, la cinematografía. En todos los casos en los que
trabajemos con películas deberá elaborar una ficha que incluya en
forma completa los datos del filme. El siguiente esquema le servirá
de guía:

TÍTULO DEL FILM:

AÑO:

DIRECTOR:

PAÍS DE ORIGEN DE LA PELÍCULA:

PERÍODO HISTÓRICO AL QUE REFIERE:

BREVE COMENTARIO DEL PROBLEMA PLANTEADO


EN EL FILME Y SU DESENLACE:

APRECIACIÓN PERSONAL:

En este caso la película con la que debe trabajar es Rapsodia de


agosto de Akira Kurosawa. Además de realizar la ficha y por la
riqueza de esta obra conviene que reflexiones acerca de algunas
cuestiones:
15

1. ¿Qué acontecimientos han marcado la vida del Japón,


particularmente de Nagasaki?

2. ¿De qué diferentes maneras la han marcado?

3. ¿Quiénes son los principales personajes de la historia? ¿Por qué


son ellos y no los líderes políticos de Estados Unidos y Japón?

4. ¿Cuál es el principal rol de la anciana frente a sus nietos y porqué


lo asumió?

5. ¿Qué postura marca Kurosawa sobre la relación entre pasado y


presente y la función de la memoria histórica?

1.1.1. El conocimiento histórico: Evolución reciente de la historia,


diferentes corrientes historiográficas, problemas y fuentes

El conocimiento histórico no es espontáneo, tampoco resulta de relatar los


acontecimientos pasados. La historia es el producto de la ardua tarea de científicos
sociales, que viven en una sociedad y responden, en general, a los parámetros de la
comunidad científica de la que son parte. Sin embargo, como su propia materia de
estudio, la ciencia histórica ha ido cambiando a lo largo de las épocas acompañando
las transformaciones socioculturales y los diferentes modos de hacer ciencia: desde
aquellos remotos relatos de Tucídides hasta los más recientes estudios de historia
antropológica. Claro, también ha variado la noción de ciencia, de aquello que
consideramos científico, en palabras de Kuhn: el paradigma científico.

No tendría mucho sentido, para quien no va especializarse en historia, conocer el


serpenteante camino de la disciplina histórica, quizás convenga plantear sólo que,
hacia el siglo XIX y primeras décadas del XX, se cultivó una historia, que buscando el
status de “científica”, centró su objetivo en el relato de los hechos del pasado, con una
obsesión por la objetividad y las fuentes. Corresponde aquí señalar que todavía
existen seguidores de esta corriente historiográfica. La pureza frente al objeto estaba
dada, fundamentalmente, por el relato verídico y cronológico de los hechos más
importantes del pasado. El método utilizado era el erudito que se ocupaba
fundamentalmente de criticar la veracidad y coherencia interna y externa de las
fuentes escritas; sobre las que se construía el relato histórico. Los temas que
predominaban eran los político-militares, ya que el contexto en que estas historias
surgieron era el de formación o fortalecimiento de las nacionalidades. Se valoraba,
principalmente, el accionar de aquellos individuos que habían tenido poder de decisión
en los acontecimientos. Es la historia de los líderes y próceres que desde una
perspectiva retrospectiva -del presente hacia el pasado- se presentaba como
constructores de la nación.

Esta noción acerca de la historia, que es la que muchos de nosotros internalizamos a


lo largo de nuestras vidas, conlleva una verdad parcializada. Si la objetividad está
basada en el relato de los hechos importantes: ¿a quiénes corresponde determinar
cuáles son los hechos más importantes? Y, por otro lado, ¿la simple sucesión de
hechos, en una cadena de causa-efecto, puede explicarme el porqué de los procesos
y darme herramientas para desmontar mi presente?

Estos y otros cuestionamientos, que tienen que ver con el trasfondo ideológico de esa
historia tradicional y su metodología de trabajo, comenzaron a ser planteados por
16

algunos historiadores en distintos países de occidente. Especialmente los franceses


desarrollaron, desde la década de 1920 y a la luz de los avances y aportes de las
ciencias sociales, una nueva historia. Si bien fueron y son muchos los historiadores
que pertenecen a esta corriente historiográfica, corresponde nombrar a quienes han
sido considerados sus fundadores. Marc Bloch y Lucien Febvre. También los procesos
históricos contemporáneos -primera y segunda guerra mundial, revolución rusa, papel
de las mujeres en el mundo del trabajo, etc.- marcaban el cambio, mostrando la
importancia de las masas, de todos los hombres, mujeres y niños como protagonistas
de los procesos históricos y no sólo de los líderes políticos. O sea que la manera de
hacer historia se fue modificando profundamente al compás de los cambios del siglo
XX.

Se inicia así el camino de una historia que se interesa por los distintos aspectos de la
vida humana: la economía, la organización social, las mentalidades colectivas, la
cultura, las palabras, los grupos étnicos y muchos otros temas que volvieron la historia
más inteligible, menos eurocéntrica y, sin dudas, mucho más humana.

La renovación no sólo se dio en el campo temático, revolucionó la metodología, es


decir, la manera de investigar, el oficio del historiador. Los científicos, en lugar de
elegir un tema, preferían formular problemas, o sea, hacerse preguntas acerca de la
realidad, esas preguntas son las que guían el trabajo con la documentación histórica.
Se incluye aquí otra innovación, no sólo se utilizan las fuentes escritas, tótem de la
historia tradicional, sino que se incluyen un conjunto de testimonios que recorren
desde los restos materiales como viviendas, vajillas, edificios de fábricas, hasta los
registros orales de los protagonistas de los diferentes procesos. En este caso sólo
posible para la historia de los períodos más recientes.

El trabajo del historiador incluyó, necesariamente, métodos y técnicas de la estadística


que le permitieron cuantificar y explicar procesos económicos, demográficos o de
actitudes colectivas frente a diferentes fenómenos como el amor, la muerte, la niñez.
Aunque también se preocupó, en la segunda mitad de la centuria, por el análisis
cualitativo de algunos testimonios que permitían acercarse a la comprensión de los
diferentes modos de vida cotidiana y sus cambios a través del tiempo.

Por lo tanto, no existe “una” manera de hacer historia ya que el quehacer de los
historiadores está marcado por los intereses, necesidades, temores de la sociedad de
la que forma parte y de las líneas de investigación que son consideradas válidas por la
comunidad científica de su tiempo. Sin embargo, este posicionamiento socio-científico,
no es exclusivo de la ciencia histórica, es parte de la historia de todas las ciencias,
desde las físico-matemáticas a las naturales.

1.1.2. La centuria de las confrontaciones

Para el historiador Eric Hobsbawm, el presente siglo se inauguró con los dos grandes
conflictos bélicos más importantes de este período histórico como fueron la Primera y
más tarde la Segunda Guerra Mundial. Que le dieron características distintivas por el
nivel alcanzado en cuanto a la violencia, el odio y las matanzas sistemáticas
desatadas contra la humanidad.

Hasta 1914 Europa occidental bajo el sistema capitalista venía desarrollando todo un
proceso de avances (económicos, sociales, culturales y científicos como tecnológicos)
que auguraban la promesa optimista de un progreso indefinido, basado en el
desarrollo de la ciencia que debía estar al servicio del hombre. Este pensamiento
característico de la sociedad decimonónica tenía vocación universal, es decir, que no
pretendían quedar circunscriptos específicamente a las “zonas avanzadas”: su objetivo
era extenderse al resto del mundo. Debemos recordar que Europa dominaba las tres
17

cuartas partes del mundo conocido, debido a la expansión imperialista llevada a cabo
a fines del siglo XIX.

Este progreso se basaba en la ideología liberal caracterizada en el plano económico


por la concepción de un mundo económicamente unificado y la división internacional
del trabajo, cuyo funcionamiento y equilibrio era regulado por el mercado sin
intervención alguna de los Estados. En lo político la “defensa de valores como el
respeto del sistema constitucional, el rechazo hacia las dictaduras, la participación en
órganos representativos de gobierno a través de elecciones y la salvaguarda de
derechos y libertades de los ciudadanos como la libertad de expresión, de reunión y
de opinión, era lo distintivo. En definitiva los valores imperantes tanto en el Estado
como en la sociedad debían ser la razón, el disenso público, la ciencia, la educación y
el perfeccionamiento de la condición humana” (Hobsbawm, 1998). Sin embargo este
sueño comenzó a hundirse en el fango de las trincheras de la Primera Guerra Mundial
en el que participaron las grandes potencias coloniales y que abarcó en gran medida
el espacio europeo pero también algunas zonas de África, Medio Oriente, el Pacífico y
el Atlántico Sur.

De entre los escombros y la devastación comenzó a delinearse un nuevo orden social,


económico e ideológico con una fuerte tendencia ecuménica que a través de la
revolución armada que surgió en Rusia en 1917, basada en la ideología socialista,
pretendía otorgar protagonismo al proletariado en la creación de un sistema
económico nuevo y una sociedad más justa, tratando de ser la alternativa al sistema
capitalista defendido por el liberalismo. Paradójicamente el sistema soviético, al
mostrarse inmune a la crisis económica del 30 -que puso de rodillas al sistema
capitalista y lo llevó al borde de la destrucción- salvó al capitalismo. Gracias a la
adopción de políticas intervencionistas elaboradas por J.M. Keynes -inspiradas en la
planificación centralizada del sistema soviético y que le otorgaban un papel central al
Estado como planificador y regulador dentro del ámbito económico y social- dotó al
capitalismo de un fuerte contenido social, otorgándole, en definitiva, un rostro más
humano.

Fue la alianza temporal de estos sistemas que, aunque enfrentados ideológicamente,


enfrentaron y lograron destruir la brutal amenaza planteada para ambos por las
fuerzas antiliberales y anticomunistas, encarnadas por los totalitarismos de derecha: el
nazismo alemán y fascismo italiano de la Segunda Guerra Mundial. Pero esta unión
producto del miedo común, no podía disimular la desconfianza mutua y fue enterrada
junto a las ruinas del Tercer Reich.

El fin de la guerra marcó el principio del fin de las antiguas potencias coloniales
europeas -Inglaterra y Francia- que, agotadas por el esfuerzo realizado durante el
conflicto, no pudieron volver a ocupar el rol hegemónico desempeñado durante el siglo
anterior. En su lugar surgieron dos potencias que establecieron un nuevo orden
bipolar, basado en su poderío material y económico pero sobre todo tecnológico, y
entraron en competencia por imponer sus propios sistemas capitalistas o comunistas,
no solo en Europa sino también en los territorios coloniales de las antiguas potencias
europeas diseminadas por el mundo.

En este nuevo contexto internacional y como producto de la debilidad de las


metrópolis, se aceleraron los procesos de descolonización, que adquirieron mayor
vigor gracias al apoyo de las nuevas potencias y de la recién creada Organización de
Naciones Unidas, reemplazante de la Sociedad de Naciones. Esto permitió la
conformación de nuevos Estados independientes en procesos a veces pacíficos y
otros violentos, en los cuales se enfrentaron, aunque indirectamente, las potencias en
pugna. La alineación con uno u otro sistema fue muchas veces la condición necesaria
para lograr la independencia. Sin embargo, el proceso de descolonización favoreció
también la conformación de un nuevo bloque de países unidos por problemáticas más
18

o menos comunes como la falta de modernización de sus estructuras económicas,


sociales políticas y que trataron de mantenerse al margen del conflicto ideológico.

En definitiva, el desarrollo del siglo XX estuvo fuertemente condicionado por esta


confrontación ideológica que dividiría al mundo, conocida como Guerra Fría. Aunque
favoreció un desarrollo tecnológico sin precedentes mejorando la calidad de vida de
las personas en comparación al siglo anterior y le permitió al hombre llegar a la luna,
desató una carrera armamentística costosa que planteó el riesgo de llevar a la ruina a
uno de los dos, cosa que sucedió con la caída del muro de Berlín símbolo de esta
confrontación.

Actividad Nº 2

TRABAJO PRÁCTICO - ORIENTADOR

LAS DIFERENTES CORRIENTES HISTORIOGRÁFICAS:

1. Elabore un cuadro de doble entrada que incluya por un lado las


dos corrientes historiográficas y por el otro: ubicación temporal de
su desarrollo, contexto histórico de cada una de ellas, principales
temas de investigación, metodologías y técnicas de trabajo.

2. Seleccione en una lista los problemas factibles de ser estudiados


y trabajados para la historia contemporánea del siglo XX y
ordénelos cronológicamente.

3. En el siguiente texto, Lucien Febvre señala dos maneras


diferentes de hacer historia. Léalo, señale al margen a que
corriente historiográfica correspondería cada ejemplo. Agregue los
datos que aporta Febvre a su cuadro de doble entrada.

La historia evoluciona rápidamente, como toda ciencia hoy. Algunos


hombres tienden a orientarse cada vez más, con muchas vacilaciones y
pasos en falso, hacia el trabajo colectivo. Un día llegará en que hablará de
“laboratorios de historia” como de realidades -y sin provocar sonrisas
irónicas-. El trabajo del economista no se concibe sin un utillaje cada vez
más perfeccionado. Y, en consecuencia, sin la constitución de equipos bien
entrenados, bien encuadrados. Y, por tanto, sin encuestas bien
concertadas. Hay historiadores que ante ese ejemplo que les afecta de
cerca empiezan a despertarse a una concepción nueva de su trabajo. Una
generación o dos y el viejo señor en su sillón, detrás de sus ficheros
estrictamente reservados para su uso personal y celosamente guardados
contra las codicias rivales como una carrera en un core, el viejo caballero de
Anatole France y de tantos otros, habrá terminado su pálida vida. Habrá
dejado su puesto al jefe de equipo, alerta y dinámico, que provisto de una
gran cultura y animado a buscar en la historia elementos de solución para
los grandes problemas que la vida plantea a las sociedades y a las
civilizaciones cada día, sabrá trazar los marcos de una encuesta, plantear
correctamente los problemas, indicar con precisión las fuentes informativas
y, una vez hecho esto, evaluar los gastos, regular la rotación de los
aparatos, fijar el números de miembros para el equipo y lanzar su mundo en
busca de los desconocido. Dos meses, o tres, o cuatro: la recolección ha
19

terminado. Hay que empezar a operar. Lectura de los microfilms, pasarlos a


fichas, preparación de los mapas, de las estadísticas, de los gráficos,
confrontación de los documentos propiamente históricos con los
documentos lingüísticos psicológicos, étnicos, arqueológicos…, etc., que
pueden facilitar el conocimiento. Seis meses, un año: la encuesta está lista
para pasar a manos del público. La encuesta que un trabajador aislado
hubiera tardado diez años para hacerla y no tan rica, ni tan amplia y menos
probatoria. Y eso incluso en el caso de que hubiera concebido la idea en
toda su amplitud.

Lucien Febvre, “Hacia otra historia”, en Combates por la Historia, Planeta,


1993, pp.230-231.

1.2. El mundo en guerra

1.2.1. La Primera Guerra Mundial y sus consecuencias

Cuando en 1914 se produjo el asesinato del heredero al trono del Imperio


Austrohúngaro en Sarajevo se inició uno de los mayores conflictos bélicos de alcance
mundial en la historia del siglo XX.

Aunque las razones fueron múltiples este acontecimiento fue el disparador de la


Primera Guerra Mundial. El desarrollo industrial alcanzado por los países centrales,
constituidos por Europa occidental y EE.UU., y la competencia imperialista fue el
motivo de la expansión de los imperios por el control de los mercados tanto en los
países periféricos de África, Asia y América Latina, como en Europa.

Luego del proceso de unificación concluido en 1871 Alemania pretendía ocupar el


lugar de primera potencia mundial, lo que a toda costa trataban de impedir las dos
potencias colonialistas de la época: Gran Bretaña, que no quería ser desplazada de su
posición dominante en el comercio internacional, y Francia, resentida por la pérdida de
los territorios de Alsacia y Lorena durante la guerra Franco-prusiana, de 1871. Así
tanto Francia como Inglaterra veían amenazadas su supremacía en el concierto
internacional por el acelerado crecimiento económico de Alemania.

Ya en las primeras décadas del siglo XX se fueron constituyendo alianzas militares


entre las grandes potencias a través de la firma de pactos como la Triple Alianza que
agruparon por un lado a los Imperios Alemán, Austrohúngaro e Italia, al que más tarde
se integraría el Imperio Otomano, y por otro la triple Entente integrado por Inglaterra,
Francia y Rusia. Otra de las situaciones problemáticas de este conflicto fue la
presencia de imperios como el austrohúngaro o el ruso, que reunían en su territorio a
diferentes nacionalidades, en los que se desarrollaron movimientos nacionalistas cuya
pretensión era que cada nacionalidad conformara su propio Estado independiente.

La guerra involucró a casi la totalidad de los países europeos y se desarrolló no sólo


en Europa sino también en África, en el Pacífico, en el Atlántico sur y en el Cercano
Oriente cuando el Imperio Otomano se involucró en el conflicto.

Los historiadores han marcado etapas en su desarrollo: la primera entre 1914-1915,


conocida como guerra de movimientos y se caracterizó por grandes desplazamientos
de tropas: el ejército alemán atravesó Bélgica e invadió Francia pero fue detenido en
la batalla del Marne. En 1915 comenzó la guerra de posiciones. Los ejércitos
debilitados se inmovilizaron. Los soldados combatían sometidos a malas condiciones
de vida, peor alimentados y sufriendo de frío encajonados en las trincheras
20

combatiendo frente a frente en una línea continua desde el Mar del Norte hasta la
frontera suiza. Este tipo de combate puso a prueba las fuerzas morales y materiales
de los contendientes. El tipo de armamento utilizado fueron las armas para el combate
a corta distancia, como granadas y lanzabombas y se produjo un gran desarrollo de la
artillería. La aviación junto a los tanques hizo su aparición en este conflicto, aunque su
importancia se demostraría recién durante la Segunda Guerra Mundial.

Con el transcurrir de los años el desgaste físico y material de los ejércitos y de los
pueblos involucrados, provocó reacciones adversas de indignación, huelgas y
deserciones masivas. Esto llevó a los gobiernos a reforzar las campañas de
propaganda nacionalista para levantar la moral.

En 1917 se produjo la entrada de los EE.UU. y el retiro de Rusia del conflicto a través
de la firma del tratado de Brest-Litovsk., consecuencia del triunfo de la Revolución
Socialista en ese país. La entrada de los norteamericanos en la guerra en apoyo de
los aliados y el envío de casi un millón de soldados provoco un desequilibrio de
fuerzas a favor de estos últimos.

En 1918 los aliados se lanzaron a una ofensiva que los alemanes no pudieron detener.
Turquía firmó un armisticio, luego se rindió el Imperio Austrohúngaro. Finalmente el 9
de Octubre de ese mismo año el emperador alemán abdicó y en su lugar se
implementó la república Weimar.

Consecuencias de la guerra

Al finalizar la Primera guerra mundial en 1918 se produjo la desaparición de los


imperios ruso, alemán, Austrohúngaro y el Imperio otomano, y la aparición de nuevos
estados como por ejemplo Yugoslavia, Checoslovaquia, Austria. Lo que generó una
profunda reestructuración en el mapa político europeo.

Por otra parte, Alemania dejó de ser un imperio para convertirse en una República. El
imperio otomano quedó reducido a la Península de Anatolia y la mayor parte de sus
posesiones de Medio Oriente pasaron al dominio colonial de Inglaterra y Francia.

Por el Tratado de Versalles (1919), Alemania fue considerada la principal responsable


del conflicto y por lo tanto perdió territorios a manos de los vencedores, fue ocupada
militarmente y obligada a pagar una fuerte indemnización en concepto de reparaciones
de guerra.

En 1920 el presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, fue el artífice de la


Sociedad de Naciones, una entidad supranacional que tenía como principal objetivo
garantizar la paz y evitar nuevos conflictos, pero no contaba con una fuerza militar que
la respaldara y no todas las potencias importantes la integraban, causas estas de su
fracaso. Como ya lo señaláramos, esto generó una profunda reestructuración en el
mapa político europeo. Esta nueva organización dejó abierta la puerta a futuros
conflictos, pues dentro de algunos países quedaron incluidas minorías nacionales que
servirían de pretexto para el reclamo de esos territorios desde naciones vecinas y
serían la razón de futuras guerras étnicas.

Finalizado el conflicto, Europa se encontraba empobrecida y sus sistemas


socioeconómicos en crisis. Con pérdidas valuadas en 600.000 millones de U$S
referentes a infraestructura: puentes, caminos, vías férreas, instalaciones industriales
y por supuesto, con la desaparición de física de millones de habitantes. Si sumamos
esto a la interrupción parcial de los flujos financieros y comerciales tradicionales de las
potencias europeas, podremos entender que el modelo económico mundial comience
a desintegrarse. El freno de la libre circulación de capitales y mercancías provocó el fin
21

del sistema monetario basado en el patrón oro (esto significaba que para determinar el
valor de una moneda se tenía en cuenta el respaldo en oro que poseía el país y podía
cambiarse por su equivalente en ese metal).

La recuperación en cuanto al volumen del comercio exterior fue lenta en comparación


al período precedente. A diferencia de lo que ocurría con las exportaciones
industriales de Estados Unidos y Japón que llegaron a triplicarlas durante la misma
etapa.

En conclusión la producción manufacturera europea sufrió la pérdida de mercados


como los de América Latina (excepto Argentina) a favor de Estados Unidos que se
convirtió en la primera potencia económica mundial.

Para compensar los gastos militares producidos por la guerra todos los países
beligerantes aumentaron la presión fiscal o aumentaron las barreras arancelarias para
proteger sus mercados, alentando la producción nacional y de esta manera relanzar
sus economías hacia el crecimiento. Pese a ello, todo este esfuerzo fue insuficiente y
se debió recurrir a empréstitos internos e internacionales para financiar los déficits
presupuestarios.

Actividad Nº 3

TRABAJO PRÁCTICO – ORIENTADOR

LOS IMPERIALISMOS Y LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Una de las cuestiones que nos permite entender mejor el primer


conflicto mundial y sus consecuencias es el desarrollo del
imperialismo de las potencias europeas, por ello resulta conveniente
trabajar sobre unas fuentes históricas para profundizar en este
aspecto. Las fuentes históricas son los variados testimonios dejados
por los hombres, mujeres y niños y a los que los historiadores
acuden en busca de respuestas a los problemas que formulan
acecha de esa sociedad. Son variados y para los períodos más
contemporáneos se han ampliado mucho más. Pensemos, por
ejemplo que para la primeras culturas de cazadores y recolectores,
sólo podemos apelar a sus restos materiales, mientras que en otro
extremo, una historia del impacto social de las medidas económicas
implementadas en la Argentina en la década del noventa, podrá
contar con, además de los restos materiales de muchas industrias
desmanteladas, con los testimonios orales de los protagonistas,
encuestas, videos, datos estadísticos de población, migraciones,
ingresos per cápita, etc., etc., etc.

En esta oportunidad deberá trabajar con fragmentos de los discursos


de importantes líderes de las dos principales potencias imperialistas
de comienzos del siglo XX.
22

El imperialismo y la grandeza de una nación

Jules Ferry fue el más destacado dirigente de la III República Francesa entre 1879 y
1885. Su agresiva política colonialista en África e Indochina encontró la fuerte
oposición de grupos republicanos y monárquicos.

“La primera forma de colonización es aquella que da asilo y trabajo a un exceso de


población de los países pobres o aquellos que encierran una población exuberante.
Pero hay otra forma de colonización: es la que se adapta a los pueblos que tienen
capitales superfluos o un excedente de productos (…) Las colonias son, para los
países ricos, un sitio en el que colocar ventajosamente los capitales. El ilustre Stuart
Mill consagró un capítulo de su obra a esta demostración, y lo resume de la forma
siguiente: “Para los países viejos y ricos, la colonización es uno de los mejores
negocios que pueden emprender”. (…) No obstante, señores, hay otro aspecto más
importante que esta cuestión, que domina por mucho aquel que acabo de mencionar.
La cuestión colonial es, para los países destinados –por la naturaleza misma de su
industria- a una gran exportación, como el nuestro, la cuestión misma del mercado.
(…)

Señores, hay también un segundo punto, un segundo orden de ideas que debo
abordar (…) es el aspecto humanitario y civilizador de la cuestión. Sobre este punto, el
honorable señor Camille Pelletan se burla mucho, con el ingenio y la agudeza que le
son propios; se burla, condena y dice: “¿Cuál es esta civilización que se impone a
cañonazos? ¿Qué es sino más que otra forma de barbarie? ¿Es que estas
poblaciones de raza inferior no tienen tantos derechos como ustedes? ¿Acaso no
mandan en su territorio? ¿Acaso los llaman a ustedes? Acuden ustedes contra su
voluntad, los violentan, pero no los civilizan”. He ahí, señores, la tesis (…). Señores,
¡hay que hablar con más fuerza y con más verdad! Hay que decir abiertamente que,
en efecto, las razas superiores tienen un derecho en relación las razas inferiores (…)
repito que hay para las razas superiores un derecho, porque hay para ellas un deber.
Tienen el deber de civilizar a las razas inferiores. (…)

Es necesario que nuestro país se prepara para hacer lo que hacen los demás y,
puesto que la política de expansión colonial es el motivo general que importa más,
en el momento actual, a todas las potencias europeas, hace falta que tome
partido. (…)O Demostró (el partido republicano) que comprendía bien que no se
podía propone a Francia un ideal político ajustado al de naciones como la Bélgica
libre o como la Suiza republicana; que hace falta ora cosa para Francia: que no
puede ser sólo un país libre, que debe ser también un país grande, que ejerce
sobre el destino de Europa toda la influencia que le pertenece, que debe extender
esa influencia sobre el mundo”.

Fuente: Discurso de Jules Ferry ante la Asamblea nacional, el 28 de julio de 1885, citado en
Privitellio et alt., Historia del mundo contemporáneo, Santillana, 1999.

El imperialismo y la misión nacional

El político inglés Joseph Chamberlain fue una de las cabezas del poderoso Partido
Liberal y un gran promotor de la expansión imperial británica.

“…Para llevar adelante esta tarea de civilización estamos realizado lo que creo es
nuestra misión nacional, y estamos encontrando un enfoque más ajustado para el
ejercicio de aquellas facultades y cualidades que han hecho de nosotros una raza
gobernante. No digo que nuestro éxito ha sido completo en todos los casos, no
digo que todos nuestros métodos han sido irreprochables; pero si digo que en casi
todas las instancias en que se estableció el dominio de la Reina y donde se ha
23

hecho cumplir la gran “pax Britannica” ha sobrevivido con ella mayor seguridad
para la vida y la propiedad y un mejoramiento material para la mayoría de la
población. (…) Sin duda, en el momento en que se realizaron las conquistas ha
habido derramamiento de sangre, ha habido pérdida de vidas entre las
poblaciones nativas, pérdidas de vidas aún más preciosas que aquellas que
fueron enviadas para llevar a esos países un tipo de orden disciplinado; debemos
recordar que ésta es la condición de la misión que debemos cumplir (…) no se
pueden destruir las prácticas de barbarie sin el uso de la fuerza (…) y habrá
avanzado así la causa de la prosperidad y la civilización del pueblo”.

Fuente: Discurso pronunciado por Joseph Chamberlain en 1897, citado en Privitellio et alt.,
Historia del mundo contemporáneo, Santillana, 1999.

Actividad Nº 4

1. ¿Cuáles son las causas de la expansión colonial planteadas por


Jules Ferry en su discurso?

2. ¿Cuáles son los argumentos de Chamberlain para legitimar la


expansión imperialista?

3. Busque en libros y enciclopedias de Historia, mapas con la


división política de Europa, antes y después de la Primera Guerra
Mundial y responda

3.1. ¿Cómo se transformó Europa con este conflicto?

3.2. Explique, a partir de la observación de los mapas y del


proceso analizado, la noción de “construcción socio-histórica”
del espacio.

1.2.2. La Revolución Rusa

En octubre de 1917 un acontecimiento ocurrido en el imperio ruso estaría destinado a


condicionar el desarrollo de la segunda mitad del corto siglo XX, como lo llamó E.
Hobsbawm en su libro “Historia del siglo XX”.

Contexto previo

A principios del siglo XX las estructuras económicas, sociales y políticas de la


monarquía zarista se caracterizaban por la paradoja de poseer elementos
tradicionales típicos de una sociedad feudal junto a elementos de una sociedad
capitalista altamente industrializada.

Por un lado tenemos una economía básicamente rural, con una población
mayoritariamente campesina que vivía casi en condiciones de servidumbre y sin tener
24

posibilidades de acceder a la propiedad de la tierra. Por el otro, se dio un proceso de


industrialización con capitales europeos, provenientes en su gran mayoría de Francia
e Inglaterra, los que se destinaron a los sectores más dinámicos de la economía rusa
como el hierro, carbón, acero y ferrocarriles y produjeron un crecimiento acelerado de
la producción industrial que estuvo circunscripto solo a algunos núcleos urbanos como
Moscú y San Petersburgo, convertidos en centros industriales importantes. Sin
embargo estos avances en la actividad industrial no fueron suficientes. El desarrollo
económico entre los diferentes sectores fue desigual, por ejemplo la agricultura, eterno
talón de Aquiles de la economía rusa hasta la actualidad, avanzaba a un ritmo más
lento y no alcanzaba a producir lo necesario ni siquiera para satisfacer las demandas
del mercado interno compuesto por una población numerosa.

Consecuentemente, la sociedad estaba compuesta, en su gran mayoría, por


campesinos pobres que trabajaban en la tierra en condiciones casi de servidumbre sin
poder acceder a la propiedad. En los centros urbanos, un escaso número de
trabajadores industriales que, al igual que los campesinos, vivían en pésimas
condiciones. Por otro lado encontramos una minoría privilegiada compuesta por
nobles terratenientes propietarios de la tierra, campesinos ricos llamados kulaks,
funcionarios estatales y una reducida burguesía industrial asociada al capital
extranjero.

El régimen político era arcaico, ya que el poder se encontraba concentrado en el Zar,


máxima autoridad del Imperio Ruso, quien gobernaba en forma autocrática apoyado
en una pequeña nobleza terrateniente, la burocracia y la iglesia.

Es en esta sociedad de profundas desigualdades sociales, aunque vinculados


fundamentalmente a producción agrícola y bajo un régimen de monarquía autocrática,
que se desarrollará el proceso de la revolución rusa.

Recordemos que en 1917 el Imperio ruso se encontraba involucrado en la Primera


Guerra Mundial del lado Aliado y en contra de Alemania. Los resultados en el frente de
batalla no eran para nada favorable debido a las deficiencias observadas en sus
ejércitos: la falta de organización, disciplina, agravada por las deserciones masivas de
los soldados-campesinos que sin ninguna instrucción, mal alimentados, sin
equipamiento adecuado, ni armamento moderno, estaban desmoralizados y eran
obligados a combatir. Todo esto se agravaba por la incapacidad demostrada por los
altos mandos para conducir la guerra. En esto tenía mucho que ver el escaso
desarrollo tecnológico de Rusia. Ya la derrota de 1905, sufrida a manos de Japón, que
se perfilaba como la potencia más importante del extremo Oriente, había puesto en
evidencia la difícil situación social, a través de un intento revolucionario en el que
millares de obreros reclamaron mejores condiciones de vida y cambios políticos. Si
bien es cierto que este movimiento fue rápidamente reprimido, el zar decidió convertir
su gobierno autocrático en una monarquía parlamentaria donde gobernaría
acompañado por una Duma (parlamento), pero este fue sólo un cambio formal ya que
en la práctica siguió ejerciendo el poder de una forma personalista.

La oposición social y política

Durante el mismo año de 1917, se sucedían las manifestaciones de los grupos


sociales más perjudicados, en contra del régimen zarista. Las condiciones sociales de
los campesinos no habían mejorado y por el contrario se agravaban año tras año,
resultado del fuerte crecimiento demográfico al que acompañaba la imposibilidad de
acceso a la tierra y la escasez de alimentos. Por esto las protestas iban dirigidas
fundamentalmente contra los kulaks. En tanto que los obreros industriales percibían
bajos salarios y sufrían el encarecimiento de los precios de alimentos junto a la falta
de combustible necesario para sobrellevar el invierno en las ciudades.
25

Toda esta tensión social comenzó a expresarse a través de huelgas generales.


Campesinos obreros y soldados comenzaron a organizarse formando consejos
llamados soviets para coordinar y hacer valer sus demandas.

La oposición al régimen zarista estaba compuesta también por otros sectores sociales
agrupados en partidos políticos, como el Partido Constitucional Demócrata del que
participaban algunos sectores burgueses industriales, que pretendían ampliar el poder
de la Duma, con el objeto de convertirlo en espacio político de sus reclamos. Por otro
lado el Partido Socialista Revolucionario, compuesto por intelectuales de la pequeña
burguesía y medianos propietarios rurales y urbanos, en el que convivían partidarios
de las tácticas violentas con sectores moderados que preferían la política
parlamentaria y los acuerdos con la burguesía liberal, antes que las acciones
violentas.

El Partido Obrero Socialdemócrata era el representante de los intereses de la clase


obrera industrial, había sido creado en 1898 por Lenin y Plejanov inspirados en las
ideas marxistas. Sostenían que la revolución sólo podría ser posible si era
protagonizada por la clase obrera. El partido social demócrata se encontraba dividido
en dos facciones: los bolcheviques dirigidos por Lenin que consideraba que las
condiciones estaban dadas en 1917 para desarrollar la revolución, por eso era
necesario organizar grupos de revolucionarios profesionales que se encargarían de
preparar y coordinar la insurrección contra el régimen zarista y la burguesía. La otra
facción denominada mencheviques creía necesario esperar el avance del capitalismo
y la democracia liberal, eran partidarios de los cambios graduales y de las alianzas
transitorias con la burguesía liberal.

La Revolución de 1917

El proceso se aceleró y agudizó con las críticas contra el régimen vertidas en el seno
de la Duma, frente a esta situación el zar ordenó su disolución. Pero la agitación social
desencadenada durante el 23 y 24 de febrero por este suceso, obligó al zar Nicolás II
a abdicar, se aceleró así el proceso de desintegración general. La Duma integrada por
representantes de los partidos liberales, demócratas moderados, socialistas
revolucionarios y mencheviques conformó un gobierno provisional presidido por
Kerenski.

Este trató de consolidar un Régimen parlamentario, basado en la división de poderes y


en el sufragio universal. Pero no pudo ejercer el poder en todo el territorio, ni controlar
la situación debido a las constantes protestas sociales expresadas a través de los
soviets. En la práctica Rusia era gobernada por un doble poder: la Duma y los soviets.
Kerenski decidió continuar la guerra a pesar de los resultados militares desastrosos, lo
que contribuyó a debilitar aún más al gobierno. Esta crisis política aceleró la revolución
social, Lenin junto con los bolcheviques consideró adecuado el momento para tomar el
poder y promovió una insurrección desde los soviets bajo los lemas de “todo el poder
a los soviets” y “pan, paz y tierra”. Los días 23 y 24 de octubre desde los soviets a
cargo de los bolcheviques decidió avanzar sobre el Palacio de Invierno, sede del
Gobierno Provisional, apoyado por la Guardia Roja, compuesta por soldados y obreros
armados, y ocupó el poder del Imperio Ruso sin encontrar demasiada resistencia.

La Guerra Civil

Luego del cese del fuego a fines de 1917, Trotski comenzó las negociaciones para
firmar la paz con Alemania y que se selló en el Tratado de Brest-Litovsk, por el que
Rusia aceptaba la pérdida de extensos territorios de gran importancia económica que
luego se convertirían en Estados independientes como Finlandia, Polonia, Lituania,
26

Estonia, Letonia y Ucrania. La pérdida de esta última fue la más grave debido a que su
producción cerealera alcanzaba el 50%, 90% del azúcar más de la mitad del carbón.
Esta decisión se basaba en la convicción de Lenin de que la paz se debía conseguir a
cualquier costo, ya que lo opuesto ponía en riesgo la supervivencia de la revolución.

La primera medida tomada por el nuevo gobierno encabezado por Lenin fue la de
implementar la reforma agraria por medio de la expropiación de las tierras a los
grandes terratenientes y su reparto entre los campesinos.

Se realizó un proceso de nacionalización de las empresas industriales extractivas,


metalúrgicas y de producción de energía, la banca, los ferrocarriles y el comercio
exterior, como así también el comercio interior por medio de la regulación de precio
que se convirtieron en propiedad del Estado con el control de los trabajadores. En
cuanto a las pequeñas y medianas empresas no fueron expropiadas, sólo fueron
puestas bajo el control de los obreros.

Por último frente a la política centralista y uniformadora que había desarrollado el


zarismo, se respetaron las distintas nacionalidades que componían el antiguo Imperio
Ruso en igualdad de condiciones. Además, por oposición a la colonización y al
imperialismo, se reconocía a los diferentes pueblos el derecho de autodeterminación y
libre federación si lo deseaban, con Rusia.

También se estableció la separación entre la iglesia y el Estado.

La Guerra Civil

El Acuerdo de Brest-Litovsk puso fin a la participación rusa en la Primera Guerra


Mundial, pero puso en marcha otro conflicto más grave aún: la guerra civil. Fue
iniciada por los altos cargos del ejército zarista (“blancos”) contra el gobierno “rojo” de
los bolcheviques, como se comenzaron a denominar a los comunistas. Los “blancos”
contaban con el apoyo de las potencias aliadas que no veían con buenos ojos al
régimen bolchevique, antipatía que se agudizo cuando el gobierno revolucionario
decidió desconocer las deudas contraídas por el régimen zarista.

A pesar de las circunstancias adversas y del aislamiento internacional al que fue


sometido Rusia, el ejército rojo creado por Trotski contaba con la ventaja de estar
conformado por campesinos y obreros que defendían, en sus tierras, las conquistas
obtenidas por la revolución. Por el contrario, los ejércitos extranjeros extenuados tras
los cuatro años de guerra, no entendían bien por qué luchaban en una zona tan
distante. Los aliados querían aprovechar la debilidad demostrada por los bolcheviques
en Brest-Litosvk, pero luego temieron insurrecciones obreras en su propio territorio. La
intervención fue muy intensa, pero solo duró hasta la firma del armisticio que puso fin
a la Primera Guerra Mundial en 1918, a partir de allí comenzó la desmovilización y la
repatriación de las tropas.

Superada la guerra civil después del triunfo del ejército Rojo. Se consolidó la
hegemonía de los bolcheviques, que pasaron a denominarse comunistas. Durante la
guerra civil se sentaron las bases legales del nuevo Estado: un Estado obrero
estructurado a partir de los soviets locales. Cada soviet nombraba sus propios
delegados y los representantes de todos los soviets reunidos nombraban al gobierno,
desde esta institución emanaba el poder delegado en forma sucesiva de los consejos
obreros, campesinos y soldados Por esto la denominación de soviético es la forma
que adopta el Estado obrero.

Existían dos tipos de soviets locales: rurales y urbanos en cada uno de ellos los
trabajadores elegían a sus representantes dentro del partido bolchevique. En el campo
se agrupaba a las aldeas en comarcas que, reunidas en un Soviets comarcal, elegían
27

a sus representantes. Y de allí se reunían para elegir representantes en un Soviet


Provincial que, junto a los representantes de los soviets urbanos, enviaban a los
elegidos a un Congreso de los soviets de la Unión. Este sistema favorecía a los
soviets urbanos que tenían sus propios representantes, en cambio la población rural
estaba representados pero de manera indirecta.

Este Congreso se reunía periódicamente y entre cada reunión se elegía un órgano


permanente más reducido: el Comité Ejecutivo Central Panruso que nombraba y
controlaba al Gobierno.

La Constitución rusa no reconoce los derechos y libertades del individuo que


considerado aisladamente resulta, de acuerdo a este pensamiento, una abstracción.
La realidad son las comunidades o pueblos y dentro de ellos, las relaciones sociales
entre las personas, entre las clases. Los derechos del nuevo Estado corresponden a la
clase trabajadora, por eso la constitución proclama la declaración de los derechos del
pueblo trabajador y explotado. La consecuencia práctica de esta declaración es la
restricción del electorado exclusivamente a la condición de trabajadores.

Otra característica de la nueva constitución es la concentración del poder en la cúpula


del Estado, necesaria, según lo entienden, para imponer el socialismo, es decir, la
abolición de la propiedad privada de los medios de producción y como su
consecuencia la desaparición del conflicto de clases, máximo objetivo de la Dictadura
del proletariado, tal como lo había plateado Karl Marx. Una vez cumplida esta tarea
debería desaparecer el Estado. El proceso histórico mostrará otro derrotero.

Los cambios económicos en la U.R.S.S.

El régimen soviético instaurado en Rusia a partir de 1917 implementó diferentes


formas de reorganizar la economía destrozada por la guerra y la revolución.

La guerra civil, la intervención y el control de los sectores básicos de la economía por


el Estado, permitió la reorientación hacia la satisfacción de las necesidades bélicas. La
administración racionalizada de los recursos y el control de su distribución fueron
fundamentales para el aprovisionamiento de ciudades y el ejército. Este nuevo
planteamiento económico llamado “comunismo de guerra” extendió la nacionalización
a las pequeñas y medianas empresas, centralizó la producción y sustituyó el libre
mercado por el monopolio estatal en casi todos los sectores.

Sin embargo, este tipo de política económica junto con el aislamiento del Estado
soviético y la pérdida de territorios económicamente ricos, agravado por la escasez de
recursos y la requisa de la producción de alimentos y su redistribución en los centros
de distribución, generó la resistencia de los campesinos a entregar sus excedentes,
escondiéndolos. Esto favoreció la aparición del mercado negro con la consecuente
suba de precios y escasez de productos. Ante esta situación el gobierno fortaleció la
inspección y creó los comités de Pobres del Pueblo, tipificando los delitos e
imponiendo duras sanciones a su incumplimiento.

En la industria se estableció la militarización del trabajo bajo la supervisión de


delegados estatales. Las críticas condiciones de vida en las ciudades se debían a la
escasez y al elevado costo de los alimentos, agravado por la caída de los salarios y la
falta de combustible para la calefacción. Se terminó imponiendo el trueque para
superar esta situación.

En 1922 el gobierno forzado por este oscuro contexto social estableció los principios
de la Nueva Política Económica (NEP) que se mantendría hasta 1927. Impuso una
economía mixta que reconocía el control del Estado en sectores claves de la
28

economía como transporte, comunicaciones, industrias básicas, comercio exterior y


finanzas mientras que se permitía la convivencia con la iniciativa privada en las
industrias de consumo, en la producción agraria y en el mercado interior de precios
libres.

Los kulaks pudieron extender la superficie cultivable mediante el arrendamiento de


tierras a campesinos pobres. Estos quedaron reducidos jornaleros con salarios bajos
por la abundancia de mano de obra en los campos. La requisa se sustituyó por el
cobro de impuestos en especie. El resto se podía comercializar libremente en el
mercado local. Estas medidas favorecieron la acumulación de beneficios en manos de
los kulaks que se adueñaron de aldeas enteras, obteniendo de esta forma el control de
los soviets rurales. Otros de los beneficiados fueron los mercaderes que actuaban
como intermediarios comprando, revendiendo e intercambiando productos rurales por
productos industriales de consumo.

En el plano industrial florecieron las empresas privadas destinadas al consumo que


podían comercializar sus productos en el mercado local. También lo hicieron las
industrias artesanales rurales. En la industria pesada se llevó adelante la
descentralización, creando consejos de administración en los centros fabriles de las
repúblicas y por debajo de ellos consejos regionales. El Estado adoptó métodos
capitalistas como los incentivos a la productividad, la concentración de empresas para
fomentar la productividad y la rentabilidad.

Actividad Nº 5

TRABAJO PRÁCTICO - ORIENTADOR


LA REVOLUCIÓN RUSA

Lea las distintas fuentes y responda las preguntas para el análisis de


cada una de ellas.

Fuente Nº 1:

En el año 1914 las pequeñas industrias con menos de 100 obreros


representaban en los Estados Unidos un 35 por 100 del censo total de
obreros industriales, mientras que en Rusia ese porcentaje era tan sólo de
17,8 (…) los centros fabriles gigantescos que daban empleo a más de mil
obreros cada uno y que en los Estados Unidos sumaban el 17,8 por 100 del
censo total de la producción obrera, en Rusia representaban el 41,4 por
100. En las regiones industriales más importantes este porcentaje era
todavía más elevado: en la zona de Petrogrado era de 44,4 por 100, en la
de Moscú de 57,3 por 100

Trotski, León: Historia de la Revolución Rusia, Sarpe, 1985.

1. ¿Qué tipo de industrias (pequeñas, medianas, grandes)


predominaban en EE.UU. y en Rusia antes de la Primera Guerra
Mundial?

2. ¿Qué consecuencias podía tener la concentración de trabajadores


en Moscú y Petrogrado?
29

3. ¿Qué papel desempeñaron Petrogrado y Moscú a lo largo del


proceso revolucionario de 1917?

Fuente Nº 2:

La industria pesada (metal, carbón, petróleo) se hallaba sometida casi por


entero al control del capital financiero internacional, que se había creado
una red auxiliar y mediadora de bancos en Rusia. La industria ligera siguió
las mismas huellas. En términos generales, cerca del 40 por 100 del capital
acciones invertido en Rusia pertenecía a extranjeros, y la proporción era
considerablemente mayor en las ramas principales de la industria. Sin
exageraciones, puede decirse que los paquetes de acciones que
controlaban los principales bancos, empresas y fábricas de Rusia, estaban
en manos de extranjeros, debiendo advertirse que la participación de os
capitales de Inglaterra, Francia y Bélgica representaba casi el doble de la de
Alemania.

Trotski, L: Ibidem.

1. ¿Cuál era la importancia del capital financiero internacional en la


economía rusa?

2. ¿Qué tipo de empresas dependían en mayor grado del capital


extranjero?

Fuente Nº 3:

“(…) estamos en la situación ventajosa de un partido que sabe firmemente


cuál es su camino, en medio de las más inauditas vacilaciones de todo el
imperialismo y de todo el bloque menchevique-eserita (socialistas
reformistas). Nuestro triunfo es seguro, pues el pueblo se encuentra ya al
borde de la desesperación y nosotros ofrecemos a todo el pueblo la salida
certera (…).

Existen todas las premisas objetivas para una insurrección victoriosa.


Contamos con las excepcionales ventajas de una situación en la que sólo
nuestra victoria en la insurrección pondrá fin a las vacilaciones, que han
extenuado al pueblo y son la cosa más penosa del mundo; en la que sólo
nuestra victoria en la insurrección dará inmediatamente la tierra a los
campesinos (…).

Una vez convencidos de que la insurrección de los obreros de Petrogrado y


de Moscú es absolutamente necesaria para salar la revolución y salvar a
Rusia del reparto preparado por los imperialistas de ambas coaliciones,
debemos:

(…) redactar una breve declaración en la que se subraye con la mayor


energía la inoportunidad de los discursos largos, y , en general, de los
“discursos”; la necesidad de actuar sin demora para salar la revolución; la
necesidad absoluta de romper por completo con la burguesía, de destituir
totalmente al gobierno actual, de romper por entero con los imperialistas
anglo-franceses; la necesidad de transferir en el acto todo el poder a la
democracia revolucionaria, con el proletariado revolucionario a la cabeza.

Nuestra declaración deberá formular esta conclusión en la forma más breve


y tajante y de acuerdo con los proyectos programáticos: paz a los pueblos,
tierra a los campesinos, confiscación de las ganancias escandalosas y
represión del escandaloso sabotaje de la producción por los capitalistas (…)

Después de dar lectura a esta declaración, después de proclamar la


necesidad de decidir y no de hablar, de actuar y no de escribir resoluciones,
deberemos enviar a todos los bolcheviques a las fábricas y a los cuarteles:
30

allí está su sitio, allí está el nervio de la vida, allí está la fuente del
salvamento de la revolución.

Allí debemos exponer, en discursos fogosos y apasionados, nuestro


programa y plantear el problema así: o la aceptación íntegra del programa
por la Conferencia Democrática, o la insurrección. No hay término medio.
No se puede esperar. L revolución se hunde.

Si planteamos así el problema y concentramos toda nuestra minoría en las


fábricas y en los cuarteles, podremos elegir con acierto el momento para
comenzar la insurrección”.

Lenin, “Carta al Comité Central del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso,


13-14 de setiembre de 1917”, en Obras Escogidas, Moscú, Editorial
Progreso, 1981.

1. ¿Cuáles son las bases socio-políticas del movimiento


revolucionario?

2. ¿Cómo se relaciona esto con el sistema de elección y


representación de los soviets?

1.2.3. La evolución de la economía mundial durante el período de


entreguerras (1918-1939): la crisis del sistema capitalista

La crisis de “Ajuste o transición” de 1921

Hasta 1925 aproximadamente, la economía mundial estaba en franca recuperación.


Sin embargo, en 1921 se produjo una crisis cíclica que, según expertos economistas,
fue de ajuste: típica del paso de una economía de guerra a una de paz. Fue una crisis
de superproducción que conllevo a una brusca caída de precios, un espectacular
aumento del desempleo y a una reducción de la producción industrial a un 30% como
ocurrió en Gran Bretaña y un 24% en EE.UU.

AQUÍ VA CUADRO N° 1

Esto generó un verdadero descalabro monetario en Europa, sobretodo en el centro del


continente, que produjo incertidumbre en los intercambios internacionales, debido a
las depreciaciones de las monedas nacionales. Esta situación tuvo consecuencias
traumáticas sobre los sectores medios y bajos de la población que según Hobsbawm
“preparó a la Europa central para el fascismo”. Es decir, que la difícil situación
económica de la posguerra tuvo su correlato en el plano político.

Alemania, considerada por las potencias vencedoras como única responsable de la


guerra, fue obligada a pagar 33 mil millones de u$s en compensación por las pérdidas
aliadas, entregar su flota de guerra, parte de su flota mercante equipamiento
ferroviario y maquinaria agrícola. Sufrió la ocupación y pérdida de importantes
territorios, entre ellos la zona del Sarre, poseedora de minas de carbón, lo que hacía
mucho más difícil su recuperación económica sin esta fuente de energía. En 1923 y
ante esta situación de crisis, se vio en la necesidad de suspender el pago de las
reparaciones de guerra como respuesta inmediata, Francia ocupó la cuenca industrial
del Ruhr. Los países acreedores conscientes de la situación reelaboraron los planes
de pago, disminuyendo las cuotas anuales (plan Dawes 1924), reducción del monto
total de la deuda (plan Young 1930), establecieron una moratoria (Hoover 1931) y por
último en 1932 dan por finalizado el pago de las reparaciones. La desestructuración
31

del sistema financiero internacional afectó profundamente el comercio mundial pero a


pesar de ello solo fue de corta duración.

El preludio del fin: La expansión económica de los “felices años veinte”

A partir de 1922 y hasta 1929 la economía en el plano internacional tuvo un período de


crecimiento económico que se tradujo en grandes niveles de prosperidad, que en un
principio estuvo circunscripto a los EE.UU. trasladándose más tarde al resto del
mundo.

Gracias a su participación en la guerra y al no haber sufrido pérdidas físicas ni


materiales en su territorio, los EE.UU. eran poseedores de una economía altamente
desarrollada. La generalización de artículos de consumo propagaron los ideales de
lujo y bienestar desconocidos hasta entonces entre las masas, aunque no en la
proporción que se daría luego de la Segunda Guerra Mundial.

El crecimiento económico norteamericano se basó en el desarrollo de la construcción,


los servicios, producción de energía eléctrica y la fabricación de artículos de consumo
durable como por ejemplo electrodoméstico y automóviles. Las industrias se
modernizaron; se implementó la producción en serie y estandarizada de productos a
través de la introducción de las cadenas de montaje que disminuyeron el tiempo y los
costos de producción. Fue el empresario norteamericano Henry Ford quien observó la
importancia de los sectores populares como consumidores y se lanzó a la fabricación
de automóviles económicos con el objetivo de que su consumo se generalizara,
ampliando de esta manera el mercado de consumidores: podemos citar el aumento
anual de un 33% en la producción automovilística durante el período 1923-29 en
EE.UU.

Sin embargo, este crecimiento no alcanzó a los productores de materias primas, que
vieron descender el precio de sus productos básicos dejando en evidencia que la
demanda era inferior a la capacidad de producción. Mientras tanto, en Europa las
tasas de desempleo seguían siendo altas.

Para entender la expansión de los años veinte se debe tener en cuenta de que la
misma fue alimentada por la circulación de grandes cantidades de capitales por todo el
mundo industrializado en especial hacia Alemania, lo que la convertía en
extremadamente vulnerable a las variaciones en los flujos de capitales internacionales
especialmente norteamericanos como se vería posteriormente.

AQUÍ VA ESQUEMA 1

El viernes negro

La recesión económica surgida en la década de los años treinta provocó una crisis que
marcó el quiebre del sistema capitalista, tal como se lo conocía hasta entonces. La
importancia de analizar este proceso radica en que esta crisis económica, por su
profundidad, repercutió en casi todos los aspectos de la vida tanto político como social
e ideológico y su trascendencia fue mundial.

Circunscribiéndonos primero al ámbito económico podemos tratar de explicarlo a partir


del crack financiero que comenzó en 1929.

La prosperidad de la década anterior poseía algunas debilidades estructurales en los


EE.UU. donde a pesar del rápido avance de industrias dinámicas y ágiles, existían
industrias tradicionales desfasadas como la ferroviaria, carboníferas, textil y un sector
32

agropecuario que no había logrado recuperarse de la caída de los precios de sus


productos. También los circuitos de inversión atravesaban un proceso de inflación del
crédito que desviaban capitales hacia inversiones poco productivas como la
especulación financiera en la Bolsa de valores. Hacia fines de la década del veinte se
comenzó a observar signos de estancamiento económico, la producción agrícola se
frenó al igual que la construcción tanto pública como privada.

El 24 de octubre de 1929 se produjo el preludio de la crisis de la economía liberal,


cuando se produjo el crack de la Bolsa de Nueva York: con la caída brusca del precio
de las acciones, muchos accionistas procuraron venderlas desesperadamente pero al
no encontrar compradores éstas perdieron todo su valor.

El quiebre de la Bolsa de Nueva York arrastró con ella a más de 80.000 empresas
norteamericanas y 4.000 bancos, lo que se tradujo en falta de créditos, descenso de la
producción industrial, caída de las ventas y el aumento en el desempleo, que termino
afectando a más de 14 millones de norteamericanos. Muchos agricultores perdieron
sus tierras hipotecadas, los asalariados perdieron sus ahorros y viviendas.

La crisis que arrancó en EE.UU. se extendió a toda Europa y al resto del mundo. Entre
1929 y 1932 la producción mundial disminuyó en un 40%; en el mismo período el
volumen del comercio mundial cayó un 60%. La crisis norteamericana terminó con los
préstamos al exterior y comenzó a reclamar la cancelación de las deudas contraídas
por los países europeos; esto tuvo graves consecuencias políticas económicas y
sociales particularmente en Alemania que era la principal deudora de EE.UU.

Según la opinión de los economistas la crisis se produjo por una serie de factores
entre los cuales podemos citar el de la especulación financiera y la sobreproducción
industrial, es decir las industrias producen más de lo que pueden vender. Esto provoca
que los empresarios ganen menos, por lo tanto hay una caída en los beneficios que se
traduce en la detención de la producción y como consecuencia en el despido de
millares de trabajadores. Al aumentar, el desempleo la población compra menos, es
decir que, se produjo un descenso del consumo, lo que agudizó la crisis.

Keynes y la respuesta a la crisis

La respuesta a la crisis no podía encontrarse dentro de la economía liberal clásica, es


decir esperar que el propio mercado restableciera el equilibrio.

Fue el economista británico John M. Keynes quien propuso que para salvar al sistema
capitalista era necesaria la activa participación de los Estados en el diseño de políticas
de control y planificación económicas. Esta nueva versión del capitalismo será
conocido como el Estado de Bienestar, por su sensibilidad social en la redistribución
de los recursos de una forma más justa y solidaria.

De esta manera los Estados optaron por intervenir de manera directa en la economía
de sus respectivos países y la vigencia de estas teorías duró hasta la década del 80.
La intervención de los estados estaba orientada, fundamentalmente, a la generación
de empleos, el control de precios y salarios, la compra de productos agrícolas, el
control monetario, los créditos a las industrias y a la política aduanera.

AQUI VA ESQUEMA 2
33

La respuesta norteamericana a la crisis: el New Deal de F.D. Roosevelt

En 1933 asume la presidencia de los EE.UU. Franklin D. Roosevelt, quien tuvo que
afrontar las consecuencias de la crisis. Para superarla puso en marcha una serie de
medidas económicas conocidas como New Deal (nuevo trato) inspiradas en el
keynesianismo.

Se procedió al saneamiento del sistema bancario excesivamente atomizado y frágil


ante la crítica coyuntura; mediante la ley de emergencia el presidente se arrogó
amplios poderes de intervención en todas las transacciones de capital e intercambio
de divisas; con la creación de la Corporación de Seguros de Depósitos del Banco
Federal, facilitó el conocimiento de los recursos y de las reservas bancarias, además
de cuidar de la seguridad de las instituciones financieras con sistemas de defensa
común. Se suspendió el patrón oro y se impidió la convertibilidad del dinero en este
metal para evitar la fuga de las reservas nacionales.

Al mismo tiempo se potenció una legislación transformadora en el sector agrario; se


otorgaron subvenciones y créditos a los agricultores. Con vistas a la defensa industrial,
se aprobó en junio de 1933 la “ley de Recuperación de la Industria Nacional”, se
reactivó la industria se reguló las relaciones entre empresarios y trabajadores, se
fomentó el empleo mediante obras públicas. En el plano internacional Roosevelt
también fue autorizado en principio a intervenir mediante la “ley de Aranceles
Recíprocos” por la que se le permitía al presidente negociar acuerdos comerciales
directamente y poder elevar o rebajar las tarifas arancelarias aunque siempre menos
de un 50 %.

Una obra que provocó admiración internacional fue la creación de la Tenesse Valley
Authority cuyo objetivo consistía en desarrollar los recursos hidráulicos y económicos
de esta zona marginal.

En definitiva, a pesar de las oposiciones internas de círculos financieros y


empresariales, como así también de los sectores económicos tradicionales
representados en el poder legislativo y del poder judicial que en un principio anuló
todos los proyectos iniciales del New Deal por considerarlos inconstitucionales, el
camino elegido por Roosevelt fue el que permitió a EE.UU. salir de la crisis.

Como veremos más adelante las consecuencias de la crisis y su respuesta fue


encarada de manera diferente en otros países como en Alemania o Italia ya que el
impacto de la misma alcanzó una mayor profundidad en sus estructuras económicas,
sociales y políticas.

Actividad Nº 6

TRABAJO PRÁCTICO – ORIENTADOR


LA CRISIS ECONÓMICA DE LA DÉCADA DEL 20.

En los prácticos se desarrollarán también tareas de análisis y síntesis


de la bibliografía básica y complementaria, por ello en esta
oportunidad deberá abordar la lectura de uno de los capítulos del
texto de Hosbsbawn sobre historia del siglo XX.
34

Lea comprensivamente y elabore un mapa conceptual del Capítulo III


“El abismo económico”, en Eric Hobsbawn, Historia del siglo XX,
Crítica, 1998, pp. 92-115.

1.2.4. La crisis del liberalismo político: El retroceso de la democracia y el


avance de los diferentes totalitarismos

A fines del Siglo XIX el sistema político liberal y democrático, al que hicimos referencia
en las primeras páginas, tenía el consenso necesario y era considerado como el más
apto para canalizar las demandas sociales. Por otra parte la existencia de los partidos
políticos como forma de organización era necesaria para la política de masas.

Con el fin de la Primera Guerra mundial y durante la etapa de entreguerras (1919-


1939) el mundo atravesó por un período crítico de transformaciones tanto sociales
como económicas y políticas. La Sociedad de las Naciones fracasó en sus intentos de
integración internacional; la revolución bolchevique se afianzó en la Unión Soviética,
los EE.UU. ensayaron una política aislacionista, encerrándose sobre sí mismos frente
a la crisis europea. La economía capitalista sufrió los efectos de la crisis económica
que explotó en 1929. EL Japón hizo valer su poderío en Asia con pretensiones
imperialistas sobre otros países asiáticos. El fascismo se afirmó en Italia y el nazismo
en Alemania. Finalmente la posguerra estuvo marcada por el enfrentamiento de tres
concepciones ideológicas: la democracia liberal, el comunismo soviético y el fascismo,
lo que alteró la convivencia internacional.

Durante el periodo 1918-1920 habían surgido regímenes parlamentarios en casi toda


Europa El triunfo de la revolución rusa había provocado un fortalecimiento de los
partidos de izquierda en el continente y había llevado a un peligroso estado de
agitación social que se temía podría desembocar en una revolución generalizada, o
como lo llamó Hobsbawm de “revolución mundial”: en Europa el movimiento
espartaquista de Rosa de Luxemburgo que fue reprimido violentamente en Alemania,
o en América Latina la Semana trágica (en Argentina). Sin embargo este temor no se
materializó debido a la fuerte represión gubernamental, pero el miedo quedó instalado
en las elites.

Como consecuencia de la compleja situación posterior a la primera guerra mundial y el


miedo a la revolución social que había tenido su antecedente en Rusia, el liberalismo
político entró en una profunda crisis de confianza de la democracia y en un retroceso
de los ideales liberales, lo que generó un giro hacia algunas dictaduras autoritarias de
derecha que compartían su rechazo por la revolución social. Este proceso se aceleró
después de la llegada de Hitler al poder en Alemania en 1933.

El Estado Totalitario y sus modelos

La interpretación de los procesos totalitarios de los años treinta generó toda una
polémica: tanto de historiadores, como politólogos y sociólogos trataron de elaborar
cuerpos conceptuales y teóricos analíticos que ayudaran a explicar la crisis
democrática y el desarrollo de los totalitarismos.

Estos procesos sólo pueden ser comprendidos en el contexto histórico de la década


del treinta y más aún en relación con la crisis capitalista. Esta crisis, aunque general,
no afectó de la misma manera a todos los países. En todos hubo cambios hacia
regímenes radicales como fue el caso de Alemania, en otros con una posición
35

intermedia como el régimen dictatorial de Pilsudski en Polonia o en Argentina con el


golpe militar del general Uriburu. Finalmente en otros, aunque en menor proporción, se
mantuvieron los regímenes democráticos como en Gran Bretaña, Francia y EE.UU.

Es en el contexto de entreguerras que adquieren los totalitarismos su especificidad


histórica en países con una problemática social y nacional aguda. En Italia y Alemania
la falta de tradición democrática, la humillación que impuso el Tratado de Versalles,
junto con la violencia de la crisis económica y sus consecuencias, explican, en gran
medida, el surgimiento y desarrollo del Estado totalitario.

Los Estados totalitarios desarrollados en Italia, Japón y Alemania en los años treinta
fueron un fenómeno complejo que generaron todo un cuerpo doctrinal caracterizado
según Ernest Nolte por su:

• Nacionalismo.
• Antiliberalismo.
• Anticonservadurismo.
• Anticomunismo.
• Principio del caudillaje.
• Ejército del partido.
• Totalitarismo como objetivo final.

Agresivo expansionismo y racismo que primero caracterizó a Alemania y más tarde


también a Italia. Proceso que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial.

La ideología y objetivos de los movimientos fascistas era la creación de un nuevo


Estado nacionalista autoritario, no basado únicamente en principios ni modelos
tradicionales. Pretendía la organización de un nuevo tipo de estructura económica
nacional, integrada, regulada y pluriclasista llamada nacionalcorporativa,
nacionalsocialista o nacionalsindicalista.

El objetivo era la creación de un imperio, la pretensión de un cambio radical del orden


internacional. Pretendía la creación de una nueva forma de cultura secular, moderna y
autodeterminada.

En cuanto al estilo y organización el fascismo le otorgaba gran importancia a la


estructura estética de los mitines, los símbolos, la coreografía política. Pretendía la
movilización permanente de las masas con militarización de las relaciones y el estilo
político, con el objetivo de crear milicias de masas del partido. Se exaltaba el uso de la
violencia se resaltaban las virtudes masculinas por sobre las femeninas, a las que sólo
se les otorgaba importancia en términos de reproducción. Se exaltaba la etapa de la
juventud por sobre las otras y se fomentaba el conflicto generacional. Existía una
tendencia a un estilo de mando personal autoritario y carismático.

La base social de estos movimientos fueron las clases bajas y medias que se
encontraban arruinadas por la crisis económica También algunos sectores financieros
e industriales apoyaron a estos regímenes.

El modelo italiano: El Fascismo

En Italia: la crisis económica y social, la falta de tradición democrática y la frustración


política por haber participado en el bando aliado y no satisfacer sus expectativas de
beneficiarse con el reparto territorial son los factores que pueden ser considerados
como desarticuladores del sistema parlamentario de los años veinte y que permitieron
el ascenso al poder de Benito Mussolini en octubre de 1922.
36

Los efectos de la guerra, traducidos en términos de crisis económica y social,


descalabraron el funcionamiento de la estructura económica italiana; la inflación
movilizó a las clases populares, la política deflacionista arruinó a las clases medias y
pequeños propietarios. Mientras que la reducción de beneficios de las grandes
empresas industriales trastornó la situación económica del país. En cuanto al orden
social las consecuencias podían observarse en el espacio rural: enfrentamientos entre
los grandes terratenientes que con ayuda de los “fascios di combatimento”, milicias de
excombatientes nacionalistas, utilizados como fuerza de choque, reprimían a los
colonos. También en las ciudades, principalmente en el sector industrial, los conflictos
se agudizaron por la crisis y con la ocupación de las fábricas por parte de los obreros
en el norte industrializado (como fue el caso de Génova, Turín, Milán). Es dentro de
esta coyuntura que comenzó la alianza entre el fascismo y el gran capital financiero.

La falta de tradición y de estabilidad democrática se puede explicar a partir del


proceso histórico de unificación que se desarrolló bajo un sistema monárquico y de la
fuerte crisis política producto de la Primera Guerra Mundial.

La izquierda política, como consecuencia de la influencia del triunfo de la revolución


rusa, se encontraba dividida entre posiciones de reformistas, como Turati, que
controlaban el poder sindical y los radicales, como Gramsci, Tasca y Togliatti,
fundadores del Partido Comunista Italiano en 1921. En el centro político se encontraba
el Partido Popular Italiano, fundado en 1919 por Sturzo, que con el apoyo de la iglesia
consiguió un fuerte arraigo social. En el resto de la escena política italiana se
alineaban diferentes grupos liberales, radicales, moderados etc., quienes
representaban a la gran burguesía, controlaban el gobierno y debían afrontar los
problemas de la posguerra.

La frustración irrendentista, debido a las insatisfacciones del nacionalismo italiano


luego de la firma del Tratado de Versalles y el desarrollo de aventuras expansionistas
como la toma por el poeta D´Anunzio del Fiume, región entregada a Yugoslavia, y
reclamada por Italia, son antecedentes de la política exterior fascista italiana.

En octubre de 1922 el movimiento fascista organiza la marcha sobre Roma, tras la


cual el rey Víctor Manuel III encarga a Mussolini la formación de un nuevo gobierno.
Para ello contó con el apoyo de grupos industriales, agrarios, financieros y algunos
sectores militares que, alarmados por el crecimiento de los movimientos de izquierda,
veían al fascismo como el único capaz de garantizar el orden social. De esta manera
se instauró una dictadura que concentraba el poder en Mussolini que se convirtió en el
Duce (conductor).

Un signo característico de este gobierno fue el crecimiento de la violencia política, la


persecución ideológica, eliminación de todo tipo de oposición y el terrorismo de
Estado. Desde 1926 las instituciones políticas tradicionales como la monarquía y el
senado sólo fueron mantenidas de forma nominal. En realidad el poder quedó
concentrado en el Duce y en el Gran Consejo Fascista. En materia económica, el
fascismo desarrolló una fuerte política intervencionista que sustituyó a las posiciones
liberales anteriores: se tomaron medidas deflacionistas y proteccionistas como la
limitación de las importaciones, incentivo de la producción agrícola, así como
inversiones y concreción de obras públicas que se convirtieron en referentes dentro de
un modelo económico que pretendía la autarquía.

El intervencionismo en política económica desarrollado por el Estado fascista también


tuvo sus proyecciones en el plano demográfico, por medio de una política de control
de la natalidad, limitaciones de la emigración.

En el plano sindical se tomaron medidas: como la prohibición de todas las


organizaciones obreras y la imposición del corporativismo, que encuadraba a patrones
37

y trabajadores en un organismo único que establecía la negociación colectiva,


regulaba los salarios y las condiciones de trabajo. La antigua clase dirigente mantuvo
sus posiciones de privilegio y los obreros consiguieron algunas mejoras pero se anuló
su capacidad de organización, se suprimieron así mismo los derechos de huelga, la
libertad sindical y la negociación colectiva. Se pretendía de esta manera eliminar el
conflicto de clases.

En síntesis, se trataba de lograr un proyecto social encaminado hacia el totalitarismo


político que se apoyaría en el control de la propaganda y los medios de comunicación,
en la educación, la judicatura, terminando con la vida democrática sin que la oposición
católica, comunista o socialista pudiera evitarlo.

El modelo Alemán

La falta de una tradición democrática, la consecuente debilidad de la República de


Weimar, los efectos económicos y sociales de la crisis de los años treinta permitieron
la llegada al poder del nacionalsocialismo.

Los efectos de la derrota de la Primera Guerra Mundial se apreciaron ya desde la


firma del armisticio: la proclamada República, presidida por Friedrich Ebert, tuvo que
enfrentar la puesta en marcha de un proceso revolucionario inspirado por la revolución
rusa, el movimiento espartaquista liderado por Rosa Luxemburgo y Karl Liebnecht que
llegó a proclamar la república socialista en algunas ciudades en que se constituyeron
consejos de soldados y obreros similares a los soviets rusos. Esta revolución social
amenazaba el nuevo orden político, a los grupos de poder e incluso se lo veía como
un peligro para la unidad nacional. Fueron los socialistas, sectores burgueses, el
Zentrum (Centro católico) y la burocracia estatal quienes organizaron y desarrollaron
la represión contra los espartaquistas en enero de 1919, considerándola como una
rápida y necesaria solución para la estabilidad de la nueva República.

Las primeras elecciones legislativas cuyos diputados debían elaborar la constitución


otorgaron el triunfo al partido Socialista Democrático con un 39 % de los votos por
adelante del Zentrum (19 %) y el partido Demócrata (18 %).

Los grupos que gobernaron la nueva república conformaron gabinetes de coalición. La


Constitución de Weimar, democrática, republicana y federal, preveía por un lado la
existencia del poder legislativo (Reichstag) cuyos miembros debían ser elegidos por
sufragio universal y por el otro la figura del presidente de la República dotado de
poderes extraordinarios. Se mantenía la estructura federal del Estado con parlamentos
y gobiernos autónomos.

A pesar de los sucesivos gobiernos de coalición en los siete procesos electorales


hasta 1932: la característica de la vida política alemana fue la inestabilidad, por el
acoso permanente del nacionalismo en su pretensión de revisar los acuerdos de
Versalles, y que creó las condiciones para sucesivos intentos de desestabilización
política como el putsch (golpe de estado) de Kapp de 1920 o el de Hitler y Ludendorf
en 1923 como respuesta a la ocupación francesa de la cuenca del Ruhr.

La recuperación económica que se comenzaba a vislumbrar desde 1925 permitió una


cierta consolidación del régimen gracias al saneamiento financiero, la ayuda
estadounidense y la ordenación racional del pago de las reparaciones de guerra por
medio del Plan Dawes. Que después de los acuerdos de Locarno permitieron mejorar
la posición internacional de Alemania. La crisis del 29 fue el epilogo del fin para la
trayectoria de la República de Weimar y allanó el camino al triunfo del
nacionalsocialismo.
38

El cierre de los mercados financieros, la caída de las exportaciones, la paralización de


la actividad industrial, el caos monetario, la hiperinflación, el aumento continuo del
desempleo; todo este contexto catastrófico permitió el ascenso vertiginoso del Partido
Comunista Alemán y del nazismo dentro de la escena política alemana.

Los sucesivos gobiernos de Brüning, Von Papen y Schleleicher condujeron a la


entrega del poder por parte de Hindenburg a Hitler a pesar de haberlo derrotado en las
elecciones de 1932. Desde ese momento contó con el apoyo decidido de la gran
burguesía alemana que, con ciertas similitudes, rememoraba el proceso de ascenso al
poder del fascismo en Italia: sentían que el nazismo era el único partido que
garantizaba la estabilidad política y la paz social. A partir de 1933 el Reichstag otorgó
poderes extraordinarios a Hitler, iniciándose rápidamente una evolución del régimen
hacia un sistema político totalitario.

El sistema totalitario nazi se caracterizó por su acentuado militarismo e imperialismo,


con fuerte contenido racista que otorgaba la primacía a la raza aria por sobre otras,
hacía hincapié en la persecución de los judíos, y de cualquier tipo de oposición, con su
posterior confinamiento en campos de concentración y exterminio. Se generalizó el
culto a la fuerza y la obediencia ciega al jefe. Implementó el sistema de partido único y
la disolución o paso a la clandestinidad de los restantes y la centralización y
uniformidad estatal, que acabó con la autonomía de los parlamentos federales. Se
procedió a una depuración ideológica de la justicia, la administración y la enseñanza,
en la que jugaron un rol muy importante la S.S (policía militarizada del partido) y la
policía estatal (Gestapo). Se consiguió el control del movimiento obrero con la
creación del sindicato único, el Frente del Trabajo, de corte corporativo. Finalmente
hay que destacar el importante aparato propagandístico creado para lograr la
adhesión popular a Hitler y difundir las tesis ideológicas del nacionalsocialismo: el
antisemitismo, antimarxismo, y el nacionalismo expansionista que culminaría en un
gran Estado alemán unificado.

En definitiva se trataba de un conjunto de principios que, en alguna medida, estaban


conectados con manifestaciones culturales alemanas como la filosofía de Nietzche o
Fichte y que la propaganda nazi supo aprovechar para movilizar a la sociedad
alemana contra el mito de la “revolución judía y bolchevique”.

En el aspecto económico, la política nazi estableció la centralización planificada, el


intervencionismo y el intento de lograr la autosuficiencia. La crisis del 29 en la medida
en que generó fuertes agitaciones sociales y el ascenso político de la izquierda
revolucionaria, creó las condiciones para la concertación de un pacto (1934) entre
jefes militares, grandes industriales y jerarcas nazis, luego de la purga del partido de
los sectores izquierdistas y opositores a Hitler.

Se tomaron una serie de medidas como la prohibición de la salida de capitales, el


control de cambio, apoyo estatal a determinados sectores de la industria, políticas de
obras públicas e infraestructura, así como la fijación de objetivos encuadrados en
planes cuatrienales de desarrollo económico (1933-1936) y de producción industrial
pesada (1936-1939) que obtuvieron éxito.

AQUÍ VA CUADRO N° 2

Pero los costes sociales de este programa de desarrollo económico fueron muy
elevados. Se eliminó la libertad sindical, el movimiento obrero quedó organizado
corporativamente, amortiguando de esta manera el enfrentamiento de clases, y
sometido a un control estatal muy riguroso por medio de la unificación salarial, la
prohibición de huelgas y la suspensión de los derechos sindicales.
39

Este proceso afectó, principalmente, a la población industrial y rural, funcionarios,


clases medias. La corporativización junto al aparato propagandístico que recurría
permanentemente al patriotismo y a la creación de la Gran Alemania, produjo un alto
nivel de movilización de masas, que se tradujo en un importante apoyo a la política del
Tercer Reich por numerosos sectores de la sociedad alemana, incluso bien avanzada
la Segunda Guerra Mundial.

Actividad Nº 7

TRABAJO PRÁCTICO - OBLIGATORIO

Lea el Capítulo IV “La caída del liberalismo”, de Eric Hobsbawn,


Historia del siglo XX, Crítica, 1998, pp. 116-181.

Elabore un breve ensayo sobre las razones por las que se puede
hablar en Occidente de “Caída del Liberalismo” hacia la década de
1930. Incluya una reflexión personal acerca del Holocausto o Shoa.
40

UNIDAD II

NACIMIENTO Y CONFRONTACIÓN DE UN MUNDO BIPOLAR

2.1. Consecuencias de la segunda guerra mundial


La segunda guerra mundial fue la confrontación más violenta y destructiva que tuvo
que afrontar la humanidad en el corto siglo XX caracterizada por el alto desarrollo
tecnológico armamentístico, su alcance mundial, la violencia desatada y el alto costo
de pérdidas humanas tanto civiles como militares.

Al concluir el conflicto no solo Alemania estaba destruida. En conjunto, como resultado


de los combates, el hambre y el exterminio en los campos de concentración se produjo
una pronunciada caída demográfica.

La organización económica europea, basada en su potencial industrial estaba


quebrada. El continente que había sido el centro comercial e industrial del mundo, el
polo más dinámico del capitalismo internacional perdió su lugar de privilegio.

De ese mundo arrasado surgieron dos nuevas potencias hegemónicas que impusieron
su dominio sobre vastas regiones del planeta: los Estados Unidos y la Unión Soviética.
Entre el grupo de países vencedores en la guerra -los Aliados-, ambos eran los que
contaban con los recursos económicos y militares más importantes Su población y sus
extensos territorios les proporcionaban la fuerza de trabajo, las materias primas y las
fuentes de energía necesarias para desarrollar las industrias.

Estados Unidos había logrado luego de la política de reformas -el New Deal- de
Franklin Roosevelt transformarse en la primera potencia del Occidente capitalista. La
Unión Soviética, por su parte, también había logrado grandes éxitos con sus
programas de desarrollo industrial durante el gobierno de Stalin a través de los planes
quinquenales.

Estadounidenses y soviéticos, los representantes más exitosos de dos distintas formas


de organización social y económica, se lanzaron a ampliar sus áreas de influencia. El
resultado de esta política de expansión fue la división de Europa y el mundo en dos
bloques enfrentados: El Occidental capitalista y el Oriental socialista.

El impacto demográfico

El costo de la guerra en pérdidas humanas recayó en la Unión Soviética, con un


número aproximado de 26 millones de personas, más que el total de muertes durante
la primera guerra mundial. Las dos terceras partes de las víctimas soviéticas eran
civiles, esto significó un 14 % de su población total. Alemania sufrió la pérdida de 6
millones de habitantes. Las bajas japonesas superaron los 2,5 millones de personas.
Gran Bretaña, Francia e Italia a pesar del elevado número de bajas nunca alcanzaron
a superar las cifras alcanzadas durante la 1º guerra mundial. Las bajas militares
belgas se mantuvieron estables en una cifra similar en los dos conflictos mundiales
pero se debe tener en cuenta que en este último, fueron mayores las cifras de civiles.
Noruega y Holanda no sufrieron grandes pérdidas en ninguno de los dos conflictos, sin
embargo el número de civiles fue proporcionalmente superior, tanto en relación con su
población total y en comparación al resto de Europa.

Debemos tener en cuenta que los datos brindados son estimados y por lo tanto
discutibles. Pero nos proporcionan una idea aproximada del grado de violencia y
41

brutalidad desarrollado a lo largo de este conflicto. Este volumen considerable de


pérdidas humanas puede ser entendido, entre otras cosas, por la amplitud del
escenario bélico que alcanzó proporciones mundiales. También se debe tener en
cuenta que la utilización masiva de la aviación no distinguía con claridad entre civiles y
militares. Otro factor fue el incumplimiento por parte de algunos Estados como Japón,
la U.R.S.S. de la Convención de Ginebra sobre prisioneros de guerra, como así
también de las políticas racistas de exterminio sistemático llevadas a cabo por la
Alemania nazi.

El análisis del Holocausto o Shoa, es una cuestión que interesa a los historiadores
contemporáneos, quienes, además de referir y registrar el número de víctimas,
intentan, a partir de los testimonios orales de los sobrevivientes, describir las
circunstancias y la vida cotidiana de hombres, mujeres y niños en los campos de
concentración. Estas tareas de investigación encuentran sus seguidores y detractores,
lo cierto es que el producto de estos trabajos hace más inteligible la historia reciente
de la humanidad.

Otra faceta de esta catástrofe demográfica fueron los 35 millones de heridos y 3


millones de desaparecidos. Deben tenerse en cuenta los efectos de la sobremortalidad
producto de la subalimentación y de la extensión de enfermedades infecto
contagiosas.

Por todo esto, se produjo un desequilibrio de edades en perjuicio de las clases más
activas y de la composición por sexo de la población, con una caída en el índice de
masculinidad, que a larga pesarían sobre la reconstrucción y, más tarde, repercutiría
en la disminución de las tasas de nacimientos.

Al final de la guerra se planteó, además, la problemática de los desplazados. Millones


de personas hombres y mujeres que deambulaban por Europa como consecuencia de
las operaciones militares que permanentemente los empujaban al traslado de un lugar
a otro:

1) Los ex prisioneros de los campos de concentración -que pugnaban por retornar a


sus hogares.
2) Los ex colaboracionistas -que pretendían escapar de las posibles represalias.
3) Sobre todo millones de personas -que abandonaban los territorios producto de la
nueva redistribución política del mapa europeo realizada por los vencedores (por
ejemplo los millones de alemanes expulsados de Polonia, Checoslovaquia y
Hungría mientras que 2 millones de checos ocupaban los territorios abandonados
por los alemanes)-. Ejemplos como estos se repetían constantemente a lo largo de
toda Europa.

Las consecuencias materiales

Las destrucciones materiales fueron también devastadoras. La destrucción de


viviendas y edificios en general fue muy alta. Por ejemplo en la U.R.S.S. las ciudades
y pueblos destruidos totalmente llegaron al número de 70.000. Alemania perdió el 20
% de sus viviendas, Gran Bretaña llegó al 9 % como consecuencia directa de los
bombardeos. Casi toda la infraestructura básica, fábricas vías férreas y puentes, fue
destruida.

La parte de Europa más perjudicada por las destrucciones fue la zona Oriental. En
Polonia las ciudades quedaron reducidas casi a ruinas como consecuencia de los
abusos de las tropas alemanas; en 1945 había perdido casi un tercio de su capacidad
de producción y estaba al borde del hambre general. Ucrania y Bielorrusia se
encontraban totalmente arrasadas por obra tanto de alemanes como de las propias
42

tropas soviéticas rusas que practicaron la política de tierra arrasada ante el avance
enemigo; se perdió más del 20% del potencial industrial de la Unión Soviética mientras
que los daños en la agricultura y ganadería fueron incalculables. En Yugoslavia la
pérdida de su capacidad de producción se calcula en un 38 %.

Las destrucciones materiales en Europa Occidental fueron diferenciadas ya que los


mayores daños se encontraban como ya hemos señalado principalmente en las
infraestructuras de comunicaciones; puentes, ferrocarriles, puertos, viaductos y en las
grandes ciudades como Berlín, Londres, Rotterdam.

En Francia e Italia las instalaciones industriales habían sufrido daños limitados.


Alemania, debido a la política de saqueo y explotación económica realizada durante la
guerra con la transferencia de instalaciones y requisas de materias primas, había
incrementado la capacidad productiva superior a los diez a los anteriores. Más que la
destrucción de instalaciones industriales lo que frenaría la recuperación sería la falta
de recursos financieros y materias primas.

En el plano financiero los gastos de guerra para los países involucrados en el conflicto
y las pesadas exacciones monetarias impuestas por los alemanes en los países
ocupados agravaron los presupuestos deficitarios desencadenando procesos
inflacionarios de los medios de pago. Al finalizar la guerra además reapareció una
gran cantidad de billetes guardados durante el conflicto remarcando las desigualdades
de renta en sociedades que aspiraban a una mejor justicia y estimulando la inflación.
La agravación de esta situación también fue acompañada por la falta de medios
financieros es decir dólares, necesarios para la compra de bienes alimentarios y
materias primas en los mercados transoceánicos únicos poseedores de excedentes de
estos recursos. Las arcas estatales se encontraban vacías, las monedas circulantes
acuñadas sin control para las fuerzas de ocupación generaron situaciones
inflacionarias incontrolables que provocaron devaluaciones espectaculares como
ocurrió en Hungría.

Las condiciones de desamparo de la población civil debido al elevado número de


personas sin techo, fueron otro factor que impedía un rápido proceso de
reconstrucción.

El problema de aprovisionamiento alimentario era más urgente en la Europa


Occidental industrial y urbanizada que en la parte Oriental mayormente agrícola. A
pesar de que la guerra provocó efectos catastróficos en la U.R.S.S., también gracias a
ella pudo ampliar sus territorios y debido a la invasión alemana tuvo que trasladar
fábricas de la zona europea a las regiones ubicadas al este de los Urales, lo que
generó un proceso de industrialización por primera vez en el Asia soviética.

La ocupación militar y el traslado de fábricas alemanas y de otros países le brindaron


la oportunidad de establecer un fuerte control político y económico sobre Europa
Oriental y Sudoriental. Lo que le otorgó las bases políticas de su hegemonía hacia el
oeste. Estados Unidos, Suecia, Suiza y los países de la Commonwealth salieron
fortalecidos económicamente de la guerra.

La producción mundial de electricidad, petróleo, gas natural, aluminio, caucho,


vehículos pesados etc. sufrieron un fuerte crecimiento entre 1938 y 1948. El
incremento del potencial productivo y los escasos daños sufridos por el parque de
maquinaria permiten explicar el crecimiento económico de los países industriales del
Este y del Oeste durante la década del cincuenta, una vez superadas las dificultades
financieras, escasez de materias primas y de energía.
43

Las consecuencias humanas

Otra consecuencia del conflicto fue la ruina moral y política puesta al descubierto por
la existencia de los campos de exterminio nazi, en donde se implementó la llamada
“solución final”, que implicó el asesinato de millones de judíos y las atrocidades
desatadas contra la población civil. Estas cuestiones rebelaron la profundidad de la
barbarie desarrollada en Europa, que hasta ese momento se consideraba a sí misma
como la cúspide de la civilización en todos sus aspectos. La existencia de los excesos
por ambos bandos, llevó a los vencedores a constituir por primera vez tribunales de
justicia internacionales, con el objeto de juzgar en nombre de la conciencia universal;
este hecho llevaría al establecimiento de una nueva figura en el de derecho
internacional: la de los “crímenes contra la humanidad”.

La organización de la paz: la O.N.U.

Uno de los rasgos característicos del periodo de posguerra es la proliferación de


organismos internacionales. En el diseño y organización de la paz se pueden destacar
tres elementos fundamentales distintos y complementarios: las conferencias
interaliadas, la creación de la Organización de Naciones Unidas y la puesta en marcha
del Sistema Monetario Internacional.

Unos meses antes de que finalizara la guerra, en febrero de 1945, las potencias
aliadas comenzaron a discutir cómo establecer un nuevo equilibrio internacional. Ante
la caída inminente del III Reich, la cuestión principal por resolver era la situación de
Alemania y el posterior reparto de las zonas de influencia entre las potencias
vencedoras. En la primera reunión entre los líderes de las potencias aliadas celebrada
en Yalta, se resolvió el reparto de Alemania en cuatro zonas de ocupación. Cinco
meses después, en la conferencia de Postdam, en Holanda, concluyeron las
negociaciones: se ratificaron la división de Alemania, se delimitaron las nuevas
fronteras para Polonia y se fijaron las indemnizaciones de guerra.

Sin embargo, estas conversaciones y los acuerdos alcanzados no pudieron ocultar la


creciente tensión entre los países vencedores. Eliminado el III Reich, considerado el
enemigo común, surgieron recelos y conflictos de intereses entre las potencias. Uno
de los temas centrales de discusión fue el tipo de Estado que debían tener los países
ocupados por Alemania y ahora liberados. Los Estados Unidos y Gran Bretaña
impulsaban el establecimiento de Estados con regímenes políticos de democracia
liberal, mientras que la U.R.S.S. proponía organizar esos Estados según el modelo
soviético.

El orden bipolar

La desconfianza mutua de unos y otros llevó a que rápidamente se conformaran dos


bloques enfrentados, cada uno con su modelo, dando lugar al surgimiento de un
nuevo orden mundial. Se modificaron de esta manera las relaciones internacionales, el
poder se desplazó desde el viejo continente hacia los mundos extraeuropeos. Luego
de la Primera Guerra mundial y debido a la devastación sufrida por Europa se había
producido la pérdida de su preponderancia en el concierto internacional. Como
consecuencia del segundo conflicto mundial los países europeos involucrados ya no
eran potencias mundiales. En realidad los verdaderos vencedores fueron Estados
Unidos y la U.R.S.S. que se convirtieron en las nuevas potencias. A partir de 1945 su
hegemonía se reflejaba en el despliegue de sus tropas por todo el globo. Los
norteamericanos por su parte estaban tanto en Europa como en Asia. Los soviéticos
ocupaban Europa Oriental y el extremo Oriente.
44

A partir de 1945 la degradación de las relaciones entre los antiguos aliados no cesó, la
victoria había hecho desaparecer los lazos de unión. A partir de entonces todo oponía
a los Estados Unidos y a la Unión Soviética, que se habían convertido en las potencias
dominantes en términos económicos, de organización militar e ideología.

En el proceso de bipolarización se debe resaltar, que en 1945 el capitalismo no era el


único sistema de organización de recursos, pues otro sistema el socialista, luego de
ser instaurado y desarrollado en U.R.S.S., se manifestaba como un rival. Capitalismo y
socialismo se oponían después de haber superado muchas dificultades. El primero se
había transformado y sacaba su fuerza del hecho de que EE.UU. era el gran vencedor
e impulsaba esta transformación; el segundo después de intentos y dificultades para
establecer sus pautas de organización, podía ser considerado como definitivamente
adoptado por el segundo país vencedor.

Cada sistema tenía a partir de entonces, su punto de referencia aunque el del


capitalismo correspondía al país más rico y el del socialismo a un país medio
destruido.

Las Naciones Unidas

La idea de establecer un sistema de seguridad colectiva más eficaz que la Sociedad


de Naciones surgió durante la Segunda Guerra Mundial. Ya con la firma de la “Carta
del Atlántico” en 1941se preveía la institución de un sistema de seguridad general
sobre bases más amplias. Esta idea estuvo presente en las conferencias de
Washington, de Teherán y de Dumbarton Oaks EE.UU. Pero recién el 25 de Junio de
1945 fue fundada la Organización de Naciones Unidas, en la Conferencia de San
Francisco. Cuarenta y seis países se adhirieron a ella originalmente y posteriormente
se invitó a todos los Estados pacíficos y democráticos a unirse. Los vencidos fueron
excluidos en esta etapa.

El objetivo de esta organización era mantener la paz y la seguridad entre las naciones
y preservar a las generaciones futuras del azote de la guerra. La O.N.U. se
caracterizaba por que la organización permitía tomar decisiones eficaces; una fuerza
internacional podía ser utilizada para imponer el respeto a las resoluciones adoptadas
por la Asamblea General y finalmente se establecían los principios de una verdadera
colaboración económica y social.

Todos los países adheridos en la Asamblea General podían inscribir en su orden del
día cualquier cuestión, pero está no emitiría más que recomendaciones. En efecto, los
redactores de la carta no querían dar preponderancia a la Asamblea General pues una
decisión tomada por una mayoría de pequeñas naciones y rechazada por las grandes
sería en efecto inaplicable.

Las decisiones estaban a cargo del Consejo de Seguridad integrado por once
miembros; cinco permanentes: Estados Unidos U.R.S.S. Francia Reino Unido y China,
y seis elegidos por la Asamblea General. El Consejo era el que aplicaba las
recomendaciones de la Asamblea. Pero el veto de un miembro permanente significaba
la imposibilidad de ejecutar cualquier recomendación. Esto aseguraba de hecho la
hegemonía de las grandes potencias. La autoridad de la Asamblea era más bien moral
que real; pero los debates realizados en su seno la transformarían en la expresión de
la opinión pública internacional. Una secretaría elegida cada cinco años aseguraba la
administración permanente de la ONU la sede de la misma se encuentra en Nueva
York. El primer Secretario General fue el noruego Trygve Lie.
45

La ONU tuvo el mérito de mantener un lazo permanente entre las grandes potencias
dominadas en la posguerra por una creciente hostilidad, también fue el escenario de
sus enfrentamientos.

Este organismo debía jugar un rol esencial en la cooperación internacional a través de


organismos especializados. Cuya acción debía ser coordinada por el Consejo
Económico y Social. Se creó también el Tribunal de Justicia Internacional con sede en
La Haya. La creación del Estado de Israel fue una de las primeras grandes
intervenciones de la O.N.U.

El Sistema Monetario Mundial

La Carta del Atlántico planteaba la necesidad de una fuerte colaboración económica y


social, para que no se vuelva a producir una nueva crisis económica como la 1929.
Para ello se configuró un nuevo esquema económico en la Conferencia de Bretton
Woods (EE.UU.), en 1945, con la participación de 45 países.

Los norteamericanos impusieron la concepción de que el nuevo sistema monetario


internacional se basara en el oro y el dólar norteamericano. Este nuevo sistema
consistía en:

- El oro monetario se mantenía en el centro del Sistema Monetario Internacional;


incluso sin restablecer la convertibilidad en oro, cada moneda era definida por un
peso en este metal precioso que debía corresponder más o menos a su poder de
compra real
- Cada país tenía que asegurar día a día la estabilidad de su moneda interviniendo en
el mercado de cambios de manera que los cursos no se separaran, al alza o baja
más del 1% de la paridad fijada.
- Cada país tenía que esforzarse por mantener el equilibrio de su balanza de pagos;
esta exigencia tenía por objetivo sobre todo condenar las políticas presupuestarias
que pudieran desencadenar procesos inflacionarios y llevar a una devaluación
- El Fondo Monetario Internacional sería un nuevo instrumento de cooperación
internacional, encargado de proveer de los recursos necesarios para afrontar sus
obligaciones a los países que tuvieran déficit en su balanza de pagos.

Creado para garantizar el respeto de las reglas del nuevo sistema económico, el F.M.I.
recibía el aporte de cuotas-partes de los Estados miembros expresados en dólares
calculadas según el poder económico y el volumen de intercambios comerciales.

Otro organismo que completaba el sistema fue el Banco Internacional para la


reconstrucción y el Desarrollo que ponía disposición de los países recursos a largo
plazo para financiar grandes programas de inversión.

2.2. El Primer Mundo

2.2.1. La Hegemonía Mundial estadounidense

Luego de finalizar la Segunda Guerra Mundial el potencial nuclear norteamericano le


otorgaba la credencial de potencia a los Estados Unidos. Durante los años posteriores
los norteamericanos se consagraron a la tarea de primero; asegurar los fundamentos
económicos de la paz y luego la defensa de los países que adoptaran las instituciones
y valores de la democracia liberal, aportando dinero a los países aliados que de esta
forma se convirtieron también en sus clientes.
46

En el marco de los cambios políticos, desigual según los países, se pueden distinguir
características comunes como:

• El papel hegemónico de los Estados Unidos en la recuperación económica de la


posguerra.
• Triunfo de la democracia clásica en la que se considera el carácter sagrado del
individuo y su libertad, y se fijan los programas políticos mediante libre discusión y
aceptación de las reglas de la mayoría. Esta democracia evoluciona desde el
conservadurismo de los años cincuenta a las protestas de los sesenta y setenta.
• La alternancia entre periodos de crisis por ej. De posguerra y la de 1973, y de
recuperación económica como la de 1947, el Plan Marshall y 1980.
• Entrada en la sociedad de consumo. En algunos casos el Estado financió
importantes servicios de seguridad social, es el sistema conocido como Estado de
bienestar.

Estados Unidos al finalizar la guerra basaba su superioridad económica en el avance


tecnológico, gracias al esfuerzo de investigación y desarrollo realizado conjuntamente
por el gobierno, las fundaciones privadas y las universidades, y a la difusión de la
instrucción y de los progresos de la gestión. También este país se vio favorecido por
una situación diplomática especial, ya que contribuyeron activamente a la
conformación de instituciones internacionales claves como la O.N.U., el F.M.I., etc., en
las que ocuparon un rol protagónico. La liberalización de los intercambios de capitales
previstos en la reunión de Bretton Woods y el GATT estaba destinada a crear las
condiciones para un crecimiento mundial coincidente con los intereses
norteamericanos a través de la expansión internacional de su economía.

Otra forma de influencia diplomática fue a través de la exportación de productos


culturales como por ejemplo la Coca Cola. Las instituciones democráticas se
convirtieron en un modelo a imitar. La “civilización americana” alcanzó una gran
preeminencia durante esta época: sus escritores, por ejemplo, eran reconocidos en
todo el mundo y la industria cinematográfica tuvo su auge mostrando el ideal de vida
americano.

En el terreno militar su hegemonía se apoyaba, como ya hemos mencionado, en su


arsenal atómico y su constante perfeccionamiento generó una competencia con la
U.R.S.S. conocida como carrera armamentística

La política exterior de EE.UU.: De la doctrina Truman a la Guerra Fría

Tras la Segunda Guerra Mundial, los EE.UU. emergieron como el vencedor del
conflicto: es la nación que menos pérdidas directas habían sufrido por la contienda y
es la más poderosa bélica y económicamente.

Con el estallido de la guerra, el programa del New Deal dirigido por su antecesor
Roosevelt había quedado interrumpido. Tras su muerte, su sucesor, Harry Truman
continuo y amplió los logros políticos conseguidos en los años treinta, lo cual fue
posible gracias a las circunstancias en que se produjo el fin de la guerra que provocó:

• El aumento de la producción industrial y una situación de pleno empleo.


• El control estatal de la economía.
• La creación de organismos administrativos; que incluían programas fiscales
redistributivos y de asistencia social.
• Una mayor igualdad social, provocada por la situación de escasez durante la guerra.
• El aumento creciente de la burocracia federal y de los sindicatos.
47

En 1948 Truman es reelegido presidente y presenta un nuevo programa legislativo, el


Fair Deal, con el que se tomaban una amplia serie de medidas de carácter social: el
sistema de seguridad social y laboral y la reglamentación de los derechos civiles -que
pretendían la igualdad social y racial-; pero la mayoría de estos proyectos no se
llevaron a cabo por la oposición del Congreso. A la vez se desarrollaba, cada vez con
más fuerza, una tendencia conservadora en la sociedad, motivada por distintas
causas, en relación con la regularización de la vida norteamericana después de la
guerra. Para los ciudadanos resultaba difícil de entender el crecimiento de la
burocracia y del intervencionismo estatal, ya que estas eran consideradas como
medidas socialistas, contrarias al estilo mismo de la nación.

La mejora de la posición social de las minorías, especialmente de la minoría negra,


provocó violentos disturbios, las leyes promulgadas por Truman prohibiendo la
discriminación racial y la creación de un Comité de Derechos Civiles, provocaron la
escisión de las facciones sureñas del partido demócrata.

Con el desarrollo de la Guerra Fría, el anticomunismo se fue extendiendo por el país,


EE.UU. intento poner freno al avance comunista. Esto supone un cambio importante
en la política internacional seguida hasta entonces, abandonando así su aislacionismo
tradicional.

Truman propuso el desarrollo de una política exterior conocida como la doctrina que
lleva su nombre, por la cual los “EE.UU. debían ayudar a los pueblos libres que
resisten las tentativas de dominio por parte de minorías armadas o de presiones
exteriores”, refiriéndose a la Unión Soviética.

Según el análisis del Departamento de Estado norteamericano, Europa se encontraba


en una situación de vulnerabilidad frente al avance comunista que ya se encontraba
en Europa oriental. Esta debilidad era el producto de la destrucción de la guerra, por lo
que entendían que era necesario complementar la doctrina Truman con un plan de
ayuda financiera a Europa; cuyo objetivo sería el de restablecer una economía
mundial sana, que a su vez permita generar las condiciones políticas y sociales
necesarias para que las instituciones libres y democráticas, banderas ideológicas
norteamericanas, pudieran desarrollarse.

2.2.3. La reconstrucción de Europa

El Plan Marshall

Dentro del proceso de reconstrucción europea uno de los elementos centrales fue el
importante apoyo financiero brindado por los EE.UU. En junio de 1947, el general
George Marshall anuncio el lanzamiento del Programa de Recuperación Europea
conocido como Plan Marshall. En el discurso que anuncio el programa, Marshall
retomó las preocupaciones sobre la relación entre el buen funcionamiento de la
economía, la vigencia de los regímenes democráticos y el mantenimiento de la paz.
Señaló, entonces, que los Estados Unidos debían hacer todo lo posible para colaborar
en el restablecimiento de la salud económica del mundo, sin la cual consideraban que
no habría estabilidad política ni podría asegurarse la paz. El Plan Marshall buscaba
impulsar una acelerada reconstrucción de la economía europea para evitar dos
grandes problemas:

1. Por una parte el gobierno norteamericano estaba preocupado por la expansión de


la Unión Soviética en Europa Oriental y consideraba que una próspera Europa
occidental integrada económica y militarmente bajo el predominio de los EE.UU.
constituiría una eficaz defensa contra el avance comunista.
48

2. Por otra parte los EE.UU. necesitaban mercados para sus productos y el
estancamiento de las economías de los países europeos bloqueaba esa
posibilidad. Para el restablecimiento de los sistemas económicos europeos,
devastados por la guerra, era vital el aporte de capitales norteamericanos y la
transferencia de las tecnologías de la industria.

En 1948 El Congreso norteamericano aprobó los préstamos necesarios de 13.000


millones de dólares para poner en marcha el plan que constituyo el mayor
emprendimiento de ayuda gubernamental hasta ese momento. Los efectos del plan
fueron muy importantes para los países europeos que lograron una recuperación
rápida e importante. Más allá de la importancia económica, el Plan Marshall tuvo una
importancia geopolítica ya que consolidó la división del continente en dos ámbitos de
hegemonías; el uno occidental tutelado por EE.UU. y el otro por la Unión Soviética. El
plan Marshall y la guerra fría fueron elementos decisivos para la reactivación de la
economía alemana y su integración en la economía europea occidental.

La política de saneamiento económico llevada a cabo por el Plan Marshall se basaba


en la reducción del gasto público, el equilibrio de los presupuestos, la estabilidad
monetaria, el establecimiento de unos márgenes elevados de beneficios y las
inversiones en beneficio a favor de los inversores. Las consecuencias de estas
políticas fueron la reducción de los gastos en servicios sociales, las rentas bajas y los
bajos niveles de consumo para las clases trabajadoras, además de forzar el recurso
del despido durante la fase de saneamiento de las empresas.

La ayuda norteamericana orientada a la reconstrucción de Europa concluyó entre


1951-1952 pero dio lugar a la ayuda militar. A partir de este periodo la economía
europea comenzó a avanzar por sus propios medios.

La política y los partidos en Europa

En Europa Occidental la liberación de los países ocupados fue acompañada por la


recuperación de la democracia. Para comprender este proceso debemos tener en
cuenta la colaboración entre los partidos comunistas, socialistas y la democracia
cristiana.

Concluida la guerra, el partido comunista salió fortalecido sobre todo por el prestigio
alcanzado por la Unión Soviética en el final de la misma, como así también por la
influencia que ejercía este país entre los intelectuales europeos. Los comunistas
participaron activamente en la resistencia y posterior liberación de sus países, en
Europa Occidental convocaron a los trabajadores a participar en la reconstrucción
tanto en lo económico como social y políticamente. La participación en el plano político
fue posible por el compromiso de respeto hacia las reglas de los sistemas
democráticos.

La otra gran fuerza de la izquierda, los socialistas, luego de la guerra -especialmente


italianos y alemanes- comenzaron a adquirir un gran protagonismo en la escena
política europea, constituyéndose como un intento de tercera fuerza ubicada en una
posición intermedia entre el modelo soviético de una sociedad sin clases (pero donde
el pluralismo político había sido eliminado por la dictadura del partido comunista) y el
estadounidense con un capitalismo transformado por el programa del New Deal (que
introdujo reformas profundas con contenido social).

Durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, la expansión de
la industrialización capitalista y el afianzamiento de los regímenes democráticos en los
países de Europa occidental pusieron a las organizaciones gremiales y políticas de la
clase obrera frente a una disyuntiva: mantenían una actitud de confrontación contra el
49

“régimen burgués” o, por el contrario, debían participar en las elecciones y a través de


la lucha política, obtener mejoras en las condiciones de trabajo y de vida de los
trabajadores. Finalmente después de largos y profundos debates, los principales
partidos obreros europeos de orientación socialista comenzaron a participar en las
instituciones políticas de las democracias liberales. Los partidos obreros que optaron
por la lucha política comenzaron a ser denominados socialdemócratas.

Durante los primeros años del siglo XX y hasta la Primera Guerra Mundial, los partidos
socialdemócratas incrementaron su caudal electoral y llegaron a formar parte de los
gobiernos de algunos países de Europa occidental como Alemania, Francia, Gran
Bretaña, Noruega, Suecia, Austria, Dinamarca, Finlandia y Bélgica.

Sin embargo para captar un electorado más amplio los socialistas tuvieron que
abandonar las ideas marxistas de representar exclusivamente a la clase obrera. Una
de las causas de este cambio de orientación se debió a que en las sociedades
europeas en general, el número de obreros industriales fue cada vez menor. Si bien
continuaba la expansión de la industria cada vez era mayor el porcentaje de personas
que trabajaban en oficinas, comercios o en actividades independientes. Este cambio
en la estructura social europea, en las que crecían proporcionalmente las clases
medias, planteó a los partidos obreros la necesidad de impulsar políticas de
acercamiento programático con otros sectores sociales.

Después de la Segunda Guerra Mundial, los partidos socialdemócratas -encargados


del gobierno en los países europeos- renunciaron definitivamente a concretar el
objetivo revolucionario de abolir la propiedad privada de los medios de producción, y
se abocaron a la tarea de asegurar la expansión de la producción capitalista. De
acuerdo con la teoría keynesiana, la obtención de ganancias por parte de los
empresarios era un requisito fundamental para garantizar la distribución de la riqueza
entre los sectores asalariados de la sociedad en forma de salarios y de gasto público-
social a través de los impuestos.

La aplicación de las políticas keynesianas permitió a los gobiernos socialdemócratas


regular el funcionamiento de la economía capitalista y evitar las crisis cíclicas,
mantener el pleno empleo de los factores productivos y atenuar las desigualdades que
provocaba el capitalismo de libremercado a través de políticas orientadas a asegurar
el bienestar de los trabajadores y de la población en general.

Estas fueron las bases del llamado “compromiso de clases” entre los asalariados y los
capitalistas que contribuyó a la consolidación y expansión capitalista durante la
llamada “edad de oro”, que se desarrolló desde fines de la Segunda Guerra Mundial
hasta comienzos de la década de 1970.

Los primeros pasos de la construcción de Europa

A partir de 1948 para hacer efectivo el reparto de la ayuda financiera norteamericana


se crea la Organización Europea de Cooperación Económica conocida como OECE,
que de ninguna manera pretendía integración alguna de los países miembros,
permitió, sin embargo, facilitar los intercambios comerciales entre ellos, y más tarde
fue el origen de la Unión Europea de Pagos (UEP) en 1950. A partir del cual por un
sistema de compensación multilateral financiaba los intercambios entre los países de
la región a pesar de la escasez de divisas y la no convertibilidad de su moneda.
Cumplida su tarea la OECE dio lugar, entre 1960-1961, a la Organización de
Coordinación y Desarrollo Económico (OCDE), conformada por los países europeos
EE.UU. y Canadá aunque restringida en un principio solo a estos países. Más tarde
con la incorporación de Japón, Finlandia y luego Australia se convirtió en un lugar de
50

concertación de las políticas económicas de los países desarrollados del mundo


capitalista.

Por el Pacto de Bruselas de 1948 entre Francia, El Reino Unido y Benelux, se


estableció una unión occidental que coordinaba la recuperación económica estrechaba
lazos culturales y creaba un consejo militar encargado de la defensa común. Con el
avance de la Guerra Fría ampliaron esta alianza a los EE.UU. y Canadá. Los países
que recibieron la ayuda norteamericana también conformaron una alianza militar
firmada en Washington en 1949 conocida como Organización del Atlántico Norte
(OTAN) basada en el poderío nuclear de EE.UU.

En forma paralela, los estados europeos comenzaron un proceso de integración


específicamente regional, con el objeto de mantener un cierto grado de autonomía
frente al avance norteamericano en Europa occidental.

Así, la construcción europea fue atravesando distintas fases:

1. Los Tratados de París y Roma fueron firmados entre 1951 y 1957 respectivamente.
SE pretendía con ellos la integración de la vida pública por sectores, de modo que
se fueran creando sistemas de cooperación en otros niveles, conduciendo a la
integración económica como coronación del proceso. Así se crearon una serie de
organismos como la CECA, EURATOM y CEE.
2. La CECA Comunidad Europea del Carbón y del Acero integrada por Francia,
Alemania, Bélgica, Holanda, Luxemburgo e Italia, que ponen en común sus
producciones de carbón y acero y fijan normas de precios, transportes y
competencias. Tienen un Consejo Especial de Ministros en común para fijar
decisiones que perderá fuerza a partir de la crisis de 1973.
3. EURATOM Comunidad Europea de la Energía Atómica.
4. Comunidad Económica Europea 1957.

Durante estos años los EE.UU. aprobaron las medidas que tendían a favorecer la
unidad europea porque quizás veían incomprensible el parcelamiento por países de
este continente. También porque frente a la “Cortina de Acero” era normal que los
norteamericanos adoptasen una política favorable a la integración europea. Por otro
lado los intereses de los EE.UU. favorecieron este proceso ya que políticamente
constituían una muralla de contención del comunismo y también una forma de evitar el
resurgimiento del nacionalismo alemán. Económicamente convenía mantener
relaciones comerciales con un mercado más amplio que el de los estados nacionales
europeos.

2.3. El Segundo Mundo

2.3.1. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la Europa del Este

Como ya vimos en 1922 se fundó la U.R.S.S. compuesta por la República Socialista


Federativa Soviética de Rusia, La República Socialista Soviética de Ucrania, la
República Socialista Soviética de Bielorrusia y la República Socialista Soviética de
Transcaucásica.

La situación de malestar creada por la prolongación del comunismo de guerra y el


desarrollo de una oposición obrera y campesina forzaron al partido bolchevique a
modificar sus planteamientos iniciales en el plano económico. En marzo de 1921 se
implementó la Nueva Política Económica (NEP) caracterizada por un tipo de economía
mixto que alternaba intervención estatal en determinados sectores como transportes,
comunicaciones, industrias básicas, comercio exterior, finanzas, con la convivencia de
51

la iniciativa privada en la industria del consumo, agricultura y en el mercado interior de


precios libres.

En la agricultura se permitió a los campesinos ricos (kulaks) la extensión de la


superficie cultivada mediante la incorporación, en arrendamiento, de las tierras más
pobres que solo disponían de pequeñas parcelas con escasa rentabilidad. Estos
quedaron reducidos al papel de jornaleros, con salarios bajos debido a la abundancia
de mano de obra en los campos. La requisa se sustituyó por el cobro de impuestos en
especie. El resto de los excedentes podía venderse libremente en los mercados
locales. La acumulación de beneficios en manos de los kulaks, los convirtió en dueños
de las aldeas y como consecuencia de ello, podían llegar a presidir los soviets rurales.

También se beneficiaron los comerciantes que atendían el comercio interior ya que


actuaban como intermediarios entre las aldeas y las ciudades, comprando y
revendiendo, intercambiaban los productos agrarios por productos industriales de
consumo. En el sector industrial crecieron las empresas particulares destinadas al
consumo: vestido, calzado, alimentación etc. que podían vender sus productos en los
mercados locales. Se reactivaron industrias artesanales de las zonas rurales. En la
industria pesada, minería y metalurgia, se produjo una descentralización creando
consejos que administraban los centros fabriles de las repúblicas y por debajo de ellos
consejos regionales. El Estado adoptó medidas capitalistas como la diferenciación
salarial según el rendimiento y la productividad alcanzada, y la concentración de
empresas en trust (soyuz) para favorecer la rentabilidad.

La era de Stalin 1924- 1939

Como resultado de la NEP la producción agrícola creció espectacularmente, al igual


que la industrial, especialmente la producción de bienes de consumo. Sin embargo de
forma paralela surgió una diferenciación social tanto urbana como rural: el
enriquecimiento de los kulaks y de los hombres de la NEP (intermediarios),
contrastaba con la pobreza de los jornaleros y obreros menos cualificados a raíz del
crecimiento del desempleo. Es por ello que se comenzó a criticar las prácticas
capitalistas implementadas con la NEP. El debate ideológico fue muy profundo ya que
incluía cuestiones socioeconómicas, e involucraba rivalidades y diferencias políticas
pues coincidía con el alejamiento de Lenin debido a su enfermedad.

Finalmente se suprimió la NEP que Trotsky había denominado capitalismo de Estado.


El Estado pasa a ser ahora el único impulsor del desarrollo económico a través de la
planificación centralizada, tomando las decisiones sobre prioridades productivas
localización industrial, precios, cuotas de producción por sectores. La planificación se
realizaba para periodos de cinco años.

Una de las principales consecuencias de la planificación fue la colectivización agraria


defendida por Trotsky y que implicaba la extinción de las prácticas de la NEP y de la
propiedad privada y la obligación de integrarse en las nuevas explotaciones colectivas.
Los kulaks y los medianos propietarios trataron de resistir recurriendo a la quema de
cosechas. Muchos fueron encarcelados o deportados a Siberia. Las tierras de cultivo
se reorganizaron siguiendo dos modalidades: granjas colectivas (sovjos) que
correspondían a las tierras de mejor calidad expropiadas a los grandes terratenientes
y que pasaron a manos del Estado. El sistema de explotación lo convertía en una
empresa agrícola mecanizada trabajada por obreros agrícolas asalariados. Las tierras
de las aldeas fueron reunidas en granjas colectivas: koljos. La concentración
parcelaria favorecía la introducción de maquinaria en régimen de cooperativa con
hangares, tractores y graneros comunes.
52

La colectivización agraria y la industrialización se fueron complementando ya que la


mecanización de las mismas aumentaba la productividad industrial y liberaba mano de
obra para el trabajo en las fábricas. El Estado impulsó el desarrollo de la industria
pesada: producción de electricidad, siderurgia, fabricación de maquinaria, elementos
fundamentales para la independencia del país.

Se procedió a la electrificación del sistema de transporte y el consumo mediante la


construcción de grandes represas lo que a su vez permitió el aumento de la
producción de cemento. Se multiplicó la producción de petróleo, carbón y acero, se
desarrolló la introducción de maquinaria y se introdujeron tractores producidos en serie
y en cadena. Inauguró el metro de Moscú.

Se crearon nuevos centros industriales al este de los Urales por razones de


reequilibrio interno y logística. En resumen los resultados de la industria de base
fueron espectaculares pero la industria de consumo quedo relegada para más
adelante.

La transformación convirtió a la U.R.S.S. en la tercera potencia mundial.

El mejoramiento en la producción agraria fue uno de los logros de la planificación pero


los rendimientos no fueron los esperados pues las cosechas seguían dependiendo de
las variaciones climáticas. La agricultura soviética estaba condicionada por escasa
fertilidad del suelo en la mayor parte del territorio. A pesar, de ello la electrificación del
ferrocarril y la construcción de presas permitieron el aumento de la superficie cultivable
en algunas regiones que se especializaron en la producción algodonera, de hortalizas
o arroz.

También se produjeron grandes transformaciones demográficas como la reducción de


la población rural a favor de la urbana. Se incorporó la mujer al mundo laboral pero no
se pudo reducir el desempleo.

Mientras el mundo capitalista sufría las consecuencias de la crisis de 1929, la U.R.S.S.


demostró que se podía lograr un desarrollo industrial diferente al capitalista y más
igualitario, a partir de la gestión y planificación estatal. El costo de esta modernización
fue muy elevado.

La muerte de Lenin en 1924, planteó el problema de la sucesión que se disputó entre


varios aspirantes como Kamenev, Bujarin, Trotsky -que atacó la burocratización y el
monopolio del partido que rechazaba toda crítica, y defendía la necesidad de impulsar
en todos los países la revolución proletaria como única forma de supervivencia de la
revolución bolchevique-, sin embargo fue destituido y deportado. Otro de los
aspirantes, Stalin, formuló la necesidad de fortalecer el socialismo en un solo país, y
por medio de la eliminación, a través de purgas, de sus contendientes políticos y de
toda clase de oposición (militar, intelectuales, etc.) fue concentrando el poder. En 1936
se aprobó una nueva constitución que evidenciaba la sustitución de la dictadura del
proletariado por una de carácter personal, apoyado en la burocracia del partido. Stalin
implementó un sistema político rígido que había reducido el pensamiento marxista-
leninista a un catecismo indiscutible. La realidad se desfiguro por medio de la
propaganda, que extendía el culto a la personalidad y la manipulación histórica en las
imágenes y textos oficiales, exagerándose el protagonismo revolucionario de Stalin.
Se impuso un inmovilismo reflejado en una política social conservadora, se prohibió el
aborto para favorecer una política natalista y se dificultó el divorcio. La cultura también
fue afectada por este fenómeno, la intervención científica y técnica y la eliminación de
experiencias artísticas innovadoras, propias de la etapa revolucionaria, fue suplantada
por el realismo socialista. De esta manera las ideas iniciales de la revolución fueron
dejadas de lado a favor de realizaciones concretas alejadas del proyecto inicial.
53

Posguerra en la U.R.S.S.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial el papel determinante de la U.R.S.S. en la


derrota del Eje puso de manifiesto el apoyo de la población hacia sus dirigentes. Stalin
aprovechando este consenso, producto de la victoria en la “guerra patriótica” como fue
conocida en la historia oficial, impuso un segundo stalinismo que se caracterizó por
asegurar la dirección del Estado. Stalin pasó a encarnar el rol de “padre de todos los
pueblos”, acumulando las funciones de secretario general del partido comunista y
presidente de del Consejo de comisarios del pueblo, un poder casi absoluto, el poder
del Estado y el del partido en su persona, y de esta forma reforzó el sistema dictatorial.

Depuración ideológica

Después del conflicto Stalin se preocupó por reordenar a la sociedad descompuesta


por la ocupación alemana, restableció el sistema represivo y el clima de desconfianza
anterior a la guerra. Justificó su accionar en el hecho de que la U.R.S.S. estuvo
obligada a reconstruir su economía presidida por las tensiones entre el mundo
comunista y el capitalista. Estaba convencido que la fortaleza de su país se basaba en
su poderío económico pero también en la unidad ideológica, es por ello que todo
peligro debía ser eliminado. Entre 1945 y 1953 se produjeron purgas sistemáticas y
deportaciones hacia campos de trabajo forzados de los prisioneros de guerra que
regresaban “influenciados por el capitalismo”, miembros del partido, directores de
fábricas, universitarios, redactores de revistas, militares de alto rango etc. El
mecanismo utilizado era la denuncia mediante la cual se procedía al arresto. Algunos
de estos deportados eran confinados después de cumplir su pena, en una instalación
definitiva en los territorios controlados por el Gulag en Siberia, Kazakhstán y Kolima
donde se concentraban la mayoría de los campos. La administración General de los
campos (Gulag) dependía de Ministerio del Interior y era ella la que se encargaba del
destino de los deportados que en la mayoría de los casos, fueron empleados en
trabajos penosos, explotaciones mineras, construcción de vías férreas etc. y obligados
a vivir en condiciones infrahumanas.

Se procedió a una reideologización que marcó para siempre el conjunto de la vida


intelectual y cultural de la Unión Soviética. De esta manera se acallo cualquier intento
de crítica sobre Stalin o el sistema.

La planificación quinquenal

Las tareas de reconstrucción de la economía soviética se definieron en el plan


quinquenal de 1946-1950, que planteaba como objetivos la reconstrucción total de la
economía en las regiones ocupadas por los nazis, la reconversión de la economía de
guerra y el desarrollo, con el fin de recuperar y superar el nivel de desarrollo anterior a
la guerra. Este plan era muy ambicioso y se tradujo en nuevos sufrimientos para la
población, cuyo abastecimiento de bienes de consumo, reducido desde la guerra, se
mantuvo. Stalin perseveró en el fomento del desarrollo de la industria de bienes de
equipo apuntando al incremento del poder defensivo de la U.R.S.S. y el equipamiento
de sus fuerzas armadas con el armamento más moderno como uno de los objetivos
prioritarios. De esta manera se destinó un 87% de las inversiones industriales a la
industria de bienes de producción, y solo 12% a la de bienes de consumo.

El logro de los objetivos no fue sencillo en realidad sequías y malas cosechas


provocaron hambrunas que obligaron a profundizar el racionamiento. Las condiciones
de trabajo eran extremadamente duras como consecuencia de la destrucción realizada
por los alemanes en su retirada. Se debe tener en cuenta, también, los problemas
planteados por la desmovilización de las tropas y su reconversión como mano de obra.
54

Después de 1946 el producto industrial aumentó considerablemente gracias a la


acertada reconversión, de la readaptación profesional, de la entrada en explotación de
las minas y fabricas devastadas y de nuevas inversiones en plantas siderúrgicas,
factorías para maquinaria pesada modernizadas en el curso de la reconstrucción.

A pesar de estos avances surgieron problemas con respecto a la reorganización del


sistema administrativo de planificación. La coordinación entre ministerios fue difícil y
debido a la complejidad de la estructura económica, a la introducción de nuevas
producciones y al crecimiento de la industria. Esta nueva situación puso de manifiesto
la lentitud, torpeza del sistema de planificación y reflejó la escasa flexibilidad frente a
los nuevos rumbos. Es por ello que se centralizaron las decisiones económicas a
través del Gosplan, pero esto no alcanzó y se transformó en un simple órgano de
planificación más. El abastecimiento y la competencia relativa a las innovaciones
técnicas se confiaron a dos nuevos comités el Gosnab y el Gostechnika.

La reconstrucción fue afectada también por la cancelación de la Ley de Préstamos y


Arriendos que hasta ese momento se beneficiaba del aporte de capitales provenientes
del exterior. Finalmente al rechazar el Plan Marshall por motivos políticos, la U.R.S.S.
presionó a Europa Central y Oriental que de esta manera debieron afrontar la
reconstrucción por sus propios medios.

Sin embargo la Unión Soviética se aprovechó de los territorios ocupados militarmente


por medio del pago de reparaciones de guerra, confiscación de los bienes ex-
alemanes y el pago del mantenimiento de las tropas soviéticas etc.

En los países ocupados y en Alemania se procedió al desmantelamiento y traslado de


equipos, materias primas y las fabricas hacia Rusia junto con personal especializado.

El esfuerzo de la reconstrucción recayó sobre todo en la población soviética. En 1950


puede decirse que se cumplieron las expectativas a pesar de los errores y dificultades.
La U.R.S.S. pudo hacer frente a la carrera armamentística y la población podía
sentirse orgullosa de los logros, sin embargo la agricultura continuó siendo el punto
débil del desarrollo soviético. A pesar los sacrificios impuestos por Stalin la Unión
Soviética se había convertido en potencia industrial mundial al elevado costo pagado
por el campesinado, el bajo nivel de vida de la población y el empleo generalizado de
medidas coercitivas.

La Construcción de la Europa del Este. Estalinización y formación del bloque socialista

Hasta 1945 solo existía un país comunista: la U.R.S.S. pero desde el final de la
Segunda Guerra Mundial este sistema político se extendió a diversos países de
Europa y Asia. También en América hubo intentos de establecer regímenes
socialistas, reprimidos con el consentimiento de EE.UU.

En Europa el “Telón de Acero” formaba una barrera de dirección NO-SE que dividía el
continente. A un lado y otro, dos sistemas socioeconómicos diferentes se enfrentaban.

El desmoronamiento del frente oriental alemán en la Segunda Guerra Mundial dio


lugar a la contraofensiva soviética. El ejército Rojo traspasó los límites de la U.R.S.S. y
se unió a las tropas de resistencia para expulsar a los nazis las tropas de Stalin
ocuparon entonces Europa Oriental y se encontraron con los aliados que avanzaban
desde el oeste.

Pronto se rompió la cooperación entre ambos por recelos mutuos. Las diferencias
surgieron en torno al destino que se debía dar a los territorios liberados. Tras la crisis
de 1945-1949 cada zona estableció su propio sistema. Europa Oriental adoptó el
55

modelo estalinista. La colaboración entre los partidos antifascistas fue sustituida por el
sistema de partido único, que impondría el sistema soviético:

• Establecimiento de democracias populares dominadas por los partidos comunistas


• Identificación entre Estado y partido.
• Concentración del poder en una persona; presidente de la República y Secretario del
partido.
• La colectivización de la agricultura.
• La nacionalización de la industria con orientación al desarrollo de la industria
pesada, transportes, comunicaciones y la banca.
• Establecimiento de la planificación centralizada estatal que sustituiría al libre
mercado.

Stalin renuncio a incorporar a los estados de Europa Oriental a la U.R.S.S., como


nuevas repúblicas soviéticas federales, para evitar una oposición nacionalista. Era
más sencillo y práctico combinar la ocupación militar con el establecimiento de
políticos estalinistas que debieran su poder al respaldo que recibían de la U.R.S.S. Se
crearon una serie de nuevas repúblicas que se autodenominaron como democracias
populares, diferenciadas de las democracias burguesas de Occidente.

En 1949 se constituyó en Moscú, como respuesta al Plan Marshall, el Consejo de


Ayuda Mutua Económica (CAME) conocido por sus siglas inglesas COMECOM. Este
organismo tenía como función la coordinación de las políticas económicas en la
elaboración de los planes quinquenales. Se trataba de acomodar las producciones
nacionales para que fuesen complementarias, favoreciendo así un intercambio
comercial cerrado entre los países miembros. Sin embargo no supuso un desarme
arancelario.

El territorio de la CAME había sido escenario de batallas durante la guerra, la


destrucción de la economía soviética y de Europa Oriental dificultaba el proceso de
reconstrucción de posguerra. En esto se distinguía de la Europa Occidental que
recibía ayuda de los EE.UU. La U.R.S.S. no pudo crear un Plan Marshall para ayudar
a sus aliados en lugar de ello exigió el pago de reparaciones con lo que sus intereses
se terminaron imponiendo sobre los de los países satélites que formaban el CAME.

Para hacer frente a la alianza militar de Occidente conocida como OTAN creada en
1949, se estableció una alianza militar en 1955 entre la U.R.S.S. y cinco de los siete
países que formaban el CAME: El Pacto de Varsovia, al que se agregarían más tarde
la República Democrática Alemana y Albania. La importancia de este acuerdo fue
estratégica ya que al poseer armas nucleares podía establecer bases cerca del bloque
Occidental.

Reparaciones de guerra y reconstrucción económica

Europa oriental y Central debieron afrontar por sí mismas la reconstrucción económica


a partir de un escaso nivel de desarrollo. La mayoría de estos países poseían
economías predominantemente agrarias con una población rural muy numerosa y una
baja productividad. Se pueden distinguir tres conjuntos de países:

Escasamente desarrollado con una fuerte base agraria de base tradicional que
constituía el fundamento de sus exportaciones atrasado y sin experiencia industrial
significativa como Bulgaria, Yugoslavia y Rumania.

Países con un alto grado de desarrollo industrial similar a algunas zonas adelantadas
de Europa Occidental como Alemania y Checoslovaquia.
56

Países semindustrializados como Hungría y Polonia que contaban con sectores de


una agricultura moderna y mecanizada e índices importantes de industrialización
aunque por debajo de los del segundo grupo de países.

Durante la fase de reconstrucción se produjeron, dentro de la región, confusión


monetaria e inflación, lo que provocó una crisis financiera terrible. No debemos olvidar
que entre 1945-1946, proveniente del exterior, se recibió ayuda financiera por medio
de la UNRRA (United Nations Relief and Rehabilitation Admininstration) que benefició
a Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia, lo que le permitió a estos países afrontar la
situación crítica inmediatamente posterior a la guerra.

Pero en 1947 como consecuencia de la presión soviética, el Plan Marshall fue


rechazado por la Europa del este. La U.R.S.S. trató de compensar esta situación
aumentando su ayuda a través de créditos en especie: cereales y bienes de inversión.
Este tipo de ayuda bilateral, aunque limitada, fue muy importante.

La Unión Soviética al término de la guerra y para compensar la destrucción material de


su país realizó un desmontaje y traslado de instalaciones industriales y bienes como
pago por reparaciones de guerra desde la zona oriental de Alemania y de los países
ex enemigos de la Unión Soviética: Rumania, Hungría y Bulgaria. Las entregas de
materiales como productos petrolíferos, carbón, vagones, cereales, locomotoras,
utillaje etc. y, luego, la sustracción directa de raíles e hilos telegráficos, como así
también el costo del mantenimiento de las tropas estacionadas, tuvieron que ser
afrontados por los mismos países donde se encontraban.

Planes de reconstrucción económica

Mientras la Unión Soviética se encontraba en su cuarto plan quinquenal (1946-1950),


los países del este se embarcaron en un proceso de desarrollo que en una primera
fase se caracterizó por la reconstrucción a través de la planificación, concentrando sus
esfuerzos en la industria pesada por sobre los otros sectores de la economía. Estos
primeros planes fueron diagramados a corto plazo con objetivos muy limitados como
por ejemplo: completar la reconstrucción y producir un reducido número de bienes.
Estos planes adoptados por estos países fueron conocidos como bienales o trienales.
Excepto Yugoslavia que adopto el modelo soviético completamente y se propuso
superar la mera reconstrucción y obtener un desarrollo más integral similar al logrado
por la U.R.S.S. Luego de su ruptura con la U.R.S.S., se separó del bloque soviético y
estableció un nuevo sistema de autogestión económica. En líneas generales los
planes de reconstrucción lograron cierto éxito, comparados con la situación previa, y
culminaron entre 1949-1950.

En lo que respecta a la estructura social se puede decir que esta región sufrió
modificaciones drásticas ya que la nobleza, el clero y la burguesía perdieron el poder
político y económico. La pequeña burguesía tuvo que adaptarse para poder sobrevivir,
entre los intelectuales revolucionarios y los obreros se reclutaban los nuevos cuadros
dirigentes. Los campesinos lograron acceder a la propiedad de la tierra pero eran
amenazados por la colectivización. El proletariado alcanzó un mayor protagonismo y
se convirtieron en la base del sistema pero ahora pretendían mejorar su calidad de
vida.

Colectivización e imposición del modelo soviético

Entre 1948 y 1949 se inició una nueva etapa en la organización de la economía de las
democracias populares que en el marco de la guerra fría se estaban transformando en
la “Europa del Este”, conformada por Polonia, Bulgaria, Rumania, Hungría,
57

Checoslovaquia, Yugoslavia, Albania y la zona oriental de Alemania. En el sector


agrícola se inició la colectivización y en el ámbito de la política económica se
desarrolló el modelo soviético de planificación centralizada. Por medio de
expropiaciones se procedió a la colectivización de la tierra con el objetivo no
económico sino social y político de destruir a la antigua clase dirigente y neutralizar al
campesinado mientras en las ciudades se desarrollaba la lucha por el poder. La
colectivización se realizaba mediante formas primitivas de cooperativas que permitían
poner en marcha la puesta en común del trabajo o de algunos medios de producción.
Este proceso era acompañado por la creación de parques de maquinaria y tractores,
según el modelo de las granjas colectivas soviéticas que habituaban al campesino al
trabajo colectivo y permitían cultivar grandes extensiones de tierra.

Este tipo de colectivización reestructuró a la agricultura pero no hubo una verdadera


progresión de la producción agrícola.

En todas las democracias populares el campesino conservó la propiedad formal del


suelo, es decir que se mantuvo una estructura dual con respecto a la propiedad, en
realidad las granjas del Estado representaban un porcentaje mínimo por ej: un 8% en
Polonia. Y estaban destinadas a promover nuevos cultivos o desarrollar cultivos
industriales.

A partir de 1949-1950 las economías de esta zona pusieron en marcha planes


quinquenales a largo plazo siguiendo el modelo soviético de planificación centralizada.
Estos planes apuntaban a un rápido desarrollo industrial concentrado en la producción
de bienes de producción. La imitación del modelo soviético llevo a estos países a la
construcción de grandes complejos metalúrgicos como Stalinvaros en Hungría.

Sin embargo todos estos procesos presentaron grandes dificultades económicas entre
1952-1953 la producción agrícola no alcanzaba a satisfacer las demandas de
productos alimenticios de la población, como consecuencia de un desarrollo
exagerado de la industria pesada y por la transferencia de mano de obra rural hacia
las industrias.

En 1953 las protestas obreras en Alemania oriental y Checoslovaquia junto con las
protestas rurales en Hungría y Rumania llevaron a una profunda autocrítica y revisión
de las políticas económicas en la mayoría de los países de Europa del Este.

En la misma época la “división internacional del trabajo socialista comenzó a


conformarse entre los países a través del CAME. Durante este periodo de
indeterminación institucional las relaciones económicas entre los países socialistas se
realizaban por medio de tratados bilaterales con la U.R.S.S. De esta manera se fue
conformando una unión regional de hecho y luego de derecho que generó una fuerte
concentración intercomunitaria de intercambios. Pero dominada por la Unión Soviética
que organizaba política y económicamente las actividades internacionales de las
democracias populares.

2.4. La guerra fría


En 1946 el primer ministro inglés W. Churchill pronunció la famosa frase que pondría
de manifiesto la división del mundo durante casi 50 años “desde Stettin en el Báltico
hasta Trieste en el Adriático, Una cortina de hierro ha descendido a lo largo del
continente”. Esto significaba que detrás de esa línea quedaban las capitales de los
antiguos Estados de Europa Central y Oriental: Varsovia, Berlín, Praga, Budapest,
Belgrado, Bucarest, Viena y Sofía, dentro de la esfera de influencia soviética y con un
elevado creciente control de Moscú.
58

Churchill describía el comienzo de lo que se denominaría Guerra Fría. Bajo esta


denominación general se incluyeron los conflictos desarrollados entre 1946 y 1991 en
el plano de las relaciones internacionales, dentro del nuevo orden bipolar en el cual
competían dos sistemas el socialista representado por la U.R.S.S. y el capitalista
representado por los EE.UU.

Los grupos dirigentes de ambas potencias sobre todo los militares y sus
propagandistas consideraban que el conflicto entre los bloques occidental y oriental
era, a la vez una lucha ideológica entre dos concepciones políticas ideológicas
opuesta e incompatibles, entre dos sistemas económicos y entre dos enormes
ejércitos provistos con un potencial de destrucción de alcance inédito en la historia
mundial.

El bloque occidental pretendía representar la defensa de la democracia, la libertad y la


iniciativa privada y condenaba la opresión totalitaria de los regímenes soviéticos. El
bloque comunista también pretendía defender el socialismo sobre todo la orientación
leninista y la propiedad estatal de los medios de producción denunciaba las ilusorias
libertades defendidas por los occidentales.

Las fases de la guerra fría

Si bien la guerra fría se extendió desde 1947 hasta 1980, El conflicto tuvo diferentes
características a lo largo de este periodo, y puede dividirse en tres fases:

La primera fase 1947- 1953 se caracterizó por un enfrentamiento abierto con picos de
tensión: la crisis de Berlín y la guerra de Corea entre 1950 y 1953.

La segunda fase se abrió con la muerte de Stalin y el ascenso del general Eisenhower
a la presidencia de los EE.UU. y se extendió hasta fines de la década de 1970. Esta
fase se denominó de coexistencia pacífica, caracterizada por un relativo equilibrio de
fuerzas entre las dos potencias. Ambas tenían armas nucleares y expandían sus
arsenales de manera notable. Sin embargo no llegaron al enfrentamiento directo. Los
conflictos que ocasionaron mayores tensiones fueron “las crisis de los misiles” en
Cuba y la Guerra de Vietnam.

La tercera fase se inició en 1980 con la llegada de Ronald Reagan a la presidencia de


los EE.UU. y se cerró con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la disolución de la
U.R.S.S. en 1991. Reagan sostuvo un discurso anticomunista que enfatizaba la
amenaza soviética y que le permitió justificar el gran incremento de los gastos
militares.

Los escenarios de la guerra fría

Europa fue el principal escenario de la Guerra Fría en especial durante los veinte años
posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Al finalizar la guerra había dejado a los
países europeos muy debilitados y desplazados a un segundo plano en la política
mundial.

La presencia de los ejércitos soviéticos en los países de Europa oriental aseguró a


Stalin la posibilidad de implantar en ellos regímenes comunistas y convertirlos en
países satélites de la Unión Soviética. La única excepción fue el gobierno de Josip
Broz más conocido como Tito, jefe de la resistencia en Yugoslavia contra las tropas
alemanas de ocupación, que mantuvo una posición de autonomía frente a los
soviéticos. Después de la guerra, Alemania fue ocupada por los aliados y finalmente
quedó dividida en dos: la República Federal Alemana (DFA), del lado occidental y la
59

República Democrática Alemana (RDA), alineada con la Unión Soviética. La ciudad de


Berlín que estaba incluida en la RDA también fue dividida.

Como reacción a esta expansión del comunismo soviético, en 1949 la mayor parte de
los países de Europa occidental se unieron a los EE.UU. en una alianza militar, la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). EE.UU. también propicio un
amplio sistema de alianzas para asegurar la contención soviética en otras áreas en
conflicto.

Por su parte la U.R.S.S. respondió a la creación de la OTAN con el Pacto de Varsovia


(1955), organización militar que englobaba a los países comunistas.

Otros escenarios crecieron en importancia desde fines de la década de 1940. Por una
parte los conflictos en Asia oriental cobraron importancia a partir de la Revolución
China (1949) que concluyó con la instalación de la República Popular China bajo el
régimen comunista de Mao Zedong. Durante unos años ña presencia de una nueva
potencia comunista pareció fortalecer las aspiraciones soviéticas. Sin embargo hacia
fines de la década de 1950 las relaciones chino-soviéticas se tensaron y culminaron
con una ruptura abierta a principios de 1960. Los países del este europeo excepto
Albania permanecieron en el lado soviético.

Antes de la ruptura entre China y la U.R.S.S. los chinos habían apoyado a los
soviéticos en la guerra de Corea, que enfrentó a Corea del Norte comunista con Corea
del Sur apoyada por EE.UU. y que terminó con más de un millón de muertos y devasto
la economía coreana. En 1950, Corea del Norte invadió Corea del Sur. Las Naciones
Unidas intervinieron en apoyo de Corea del Sur, y un ejército comandado por el
general Mac Arthur rechazó los ataques de las tropas norcoreanas y las hizo
retroceder hasta la frontera con China. Esta intervención desencadenó los recelos de
China que decidió apoyar a las tropas norcoreanas. Ante la posibilidad de una nueva
guerra mundial, En 1953 las potencias aceptaron la división de Corea en dos Estados
separados por el paralelo 38.

El Medio Oriente fue otro importante escenario de conflictos. En esta región se


combinaron diferentes factores de tensión. Por una parte, La riqueza petrolera de la
región convirtió a varios países en prioridades estratégicas de las potencias
occidentales. Por otra parte después de la creación del Estado de Israel en 1948 se
sucedieron conflictos entre israelíes y palestinos, y entre algunos países árabes e
Israel. En 1967 una coalición de países árabes encabezada por Egipto se enfrentó a
Israel y fue derrotada en la Guerra de los Seis Días. Seis años más tarde un ataque
conjunto de Egipto y Siria contra Israel fue desbaratado por el poderoso ejército israelí
en la Guerra del Yom Kippur.

Además varios países árabes como Irán e Irak se enfrentaron en cruentas guerras
entre sí. También se produjeron cambios políticos profundos dentro de algunos países
árabes que alteraron el equilibrio regional. Algunos ejemplos de los mismos son: la
llegada al gobierno en Egipto del líder nacionalista Gamal Abdel Nasser (1954), quien
dos años después nacionalizó el Canal de Suez -hasta entonces en poder de una
compañía controlada por el gobierno británico e inversiones francesas- desafiando con
éxito las posiciones de Francia e Inglaterra; el ascenso al poder en 1979 del ayatollah
Jomeini, quien derrocó al gobierno pro-occidental del sha de Irán e instauró un
régimen fundamentalista islámico.

América Latina también sufrió la Guerra Fría cuando en 1962 se instalaron misiles
soviéticos en Cuba que apuntaban a los EE.UU. situación conocida como “Crisis de
los misiles”. El presidente de los EE.UU. Edward Kennedy decidió entonces el bloqueo
de la isla. Nikita Krushev, secretario general del partido tras la muerte de Stalin, no
desafió el bloqueo y después de unas negociaciones, en las que los EE.UU. se
60

comprometieron a no atacar Cuba y a retirar sus misiles de Turquía aceptó retirar sus
misiles de la isla.

En África y Asia las luchas de liberación nacional que distinguieron al proceso de


descolonización también fueron influenciadas por el conflicto entre los EE.UU. y la
U.R.S.S.

Actividad Nº 8

TRABAJO PRÁCTICO - OBLIGATORIO

El orden bipolar

Después de la lectura de los contenidos de esta unidad, elabora un


ensayo en el que plantee su opinión fundamentada acerca de la
importancia de la Guerra Fría en la historia de las sociedades del
siglo XX.

2.5. El Tercer Mundo: el proceso de descolonización


Este tema intenta abordar el análisis de los procesos de descolonización, es decir,
aquellos en los que las colonias pertenecientes a los antiguos imperios de fines del
siglo XIX y comienzos del XX, que trabajamos en el módulo 1, logran su
independencia.

Los fenómenos imperialistas se vinculan, según lo plantea Sergio Pistone 1, con la


expansión violenta por parte del estado del ámbito territorial de su influencia o de su
poder directo y las formas de explotación económica en perjuicio de los estados y
pueblos sometidos que van unidas a estos fenómenos.

Este proceso también ha sido identificado con el concepto de colonialismo: proceso de


sumisión por medio de la fuerza o de la superioridad económica de territorios
habitados por poblaciones distintas de las potencias coloniales. Esta idea es más
amplia y permite incluir tanto los procesos de ocupación efectiva, de dominio político,
como aquellos que implican la presencia de una potencia central que controla el
mercado internacional y de países con economías dependientes de las metrópolis.
Esta última forma ha sido conocida como neocolonialismo e históricamente se
desarrolló cuando los antiguos imperios coloniales se cayeron. Mientras que la
dominación institucionalizada, en la que el estado colonial organiza la vida institucional
y nombra a los funcionarios y cuadros burocráticos, es denominado colonialismo
formal. 2

1
Sergio Pistone, “Imperialismo”, en Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, Diccionario de política, Siglo
XXI editores, 1995, pp. 787-799.
2
Para ampliar este tema les recomiendo consultarAnna Maria Gentili, “Colonialismo”, en Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y
Gianfranco Pasquino, Diccionario de política, Siglo XXI editores, 1995, pp. 239-245.
61

Si bien a lo largo de la historia se han dado diferentes fenómenos imperialistas -


recordemos, el que quizás resulte más conocido al lector: el imperio romano- en los
últimos decenios del siglo XIX, especialmente terminados los procesos de unificación
italiana y alemana (1870), se inició una fase histórica caracterizada por el desarrollo
de una especial intensidad y calidad en la expansión y ocupación de territorios: así se
dio el reparto casi completo de África y de amplios territorios de Asia. Concluida esta
primera etapa, se desarrolla entre 1914 y 1945 -período al que hemos llamado de
guerra total y que se recordará de la información analizada en el primer módulo- una
expansión imperialista particularmente agresiva de Alemania, Japón e Italia, proceso
que explica, aunque sólo parcialmente, la eclosión de los conflictos mundiales.

Así finalizada la segunda guerra mundial, con la derrota y/o decadencia de las
antiguas potencias imperialistas y bajo el liderazgo mundial de EUA y de la URSS, se
precipita un proceso que había comenzado algunos años antes: la descolonización.

Algunos historiadores prefieren identificar metafóricamente este proceso que se inicia


en las primeras décadas del siglo XX y se extiende hasta los ´80, con un gran juego de
piezas de dominó, en el que la caída de una de las fichas implica, a corto o largo,
plazo la caída de las otras.

Los procesos históricos que analizaremos a continuación son, justamente, los que
corresponden a la desarticulación del colonialismo formal impuesto por potencias
europeas como Inglaterra o Francia y, consecuentemente, el de la articulación de un
nuevo colonialismo (neocolonialismo) basado en la hegemonía económica.

Por esto nos interesa particularmente en esta unidad analizar los procesos históricos
que dieron origen a un conjunto de estados, que comenzarán a influir diferencialmente
en el “concierto de las naciones” y conformarán (aunque parcialmente) lo que se
llamará tercer mundo.

2.5.1. La guerra en las colonias y sus consecuencias. Factores de la


disolución de los imperios

La descolonización fue, por consiguiente, el conjunto de procesos históricos -iniciados


en el período de entreguerras-, mediante los cuales los pueblos de Asia y África,
integrados en distintos imperios coloniales, se rebelaron contra las potencias
metropolitanas, luchando tanto por su independencia política como por la afirmación
de su propia identidad nacional.

Preguntarse por los factores de la disolución es aludir directamente a las causas, es


intentar responder a la pregunta: ¿por qué se produjo el proceso de descolonización
de África y Asia a lo largo del siglo XX?

Si bien existen particularidades en los distintos procesos, también encontramos


elementos en común que son los enunciados en estos apartados, haciendo una
distinción entre aquellos propios de las colonias y sus procesos históricos (internos),
de aquellos productos de la situación internacional (externos).

Factores Internos

1) El impacto de occidente

Con la colonización los europeos introdujeron en sus colonias importantes cambios:


62

• Económicos: alteraron o destruyeron el sistema económico de subsistencia, que fue


sustituido por una economía especulativa basada en el intercambio monetario. Las
colonias entraron así en el circuito comercial internacional, pero con una relación de
intercambio desigual, favorable para las potencias colonizadoras.

• Demográficos: en general se produjo un descenso considerable de la mortalidad,


gracias a la aplicación de la medicina europea, pero como no estuvo acompañada
de un descenso en el índice de natalidad se desencadenó una explosión
demográfica. Además, se generó una migración del campo a las ciudades con lo que
se produce un crecimiento de las ciudades que no cuentan con las condiciones
mínimas de empleo, salubridad, etc., para contener a toda esta población.

• Sociales: las antiguas bases de organización de las sociedades (clanes,


agrupaciones familiares, liderazgo, jefaturas y solidaridades) desaparecen o se ven
fuertemente alterados, mientras surge una nueva forma de organización basada en
la riqueza y no en el nacimiento o la edad, como era tradicional. De esta manera se
conforma una burguesía indígena (originaria del país) fruto de la nueva sociedad
clasista, al modo occidental.

• Culturales: las sociedades coloniales se vieron expuestas a un fuerte proceso de


aculturación (implantación de modelos culturales occidentales), que trastocó sus
tradiciones culturales y religiosas. Esta problemática está íntimamente imbricada con
los factores anteriores. De hecho la desestructuración sólo puede ser seccionada en
económica, social, demográfica y cultural, a los efectos del análisis, sin embargo fue
un proceso del que resulta difícil aislar estas variables en tanto una implica a las
otras, y viceversa.

2) El movimiento nacionalista

Como había sucedido en la Europa del siglo XIX, el nacionalismo es la gran fuerza
que impulsa la creación de nuevos estados en el mundo colonial. El nacionalismo
“antioccidental” surge a finales del siglo XIX, sobre todo en los países que tenían una
mayor conciencia de su antiguo esplendor cultural, como China o India.

Este nacionalismo tiene, en ocasiones, un carácter conservador, ya que es partidario


de la defensa de las tradiciones indígenas; pero también existe un nacionalismo
liberal, con una proyección política moderada, y un nacionalismo popular de carácter
revolucionario. El nacionalismo tiene una doble influencia: la de la tradición e historia
del propio pueblo, pero también la de la nueva configuración adquirida con la
experiencia colonial.

Factores Externos

1) Las consecuencias de las dos guerras mundiales

Desde el punto de vista internacional, Europa deja de ser una fuerza hegemónica
después de las dos guerras mundiales. Por otra parte, estas guerras, sobre todo la
Segunda Guerra Mundial, habían dado un mayor protagonismo a las colonias, ya que
se habían convertido en escenarios bélicos, habían aportado tropas e, incluso, habían
aumentado su producción hasta niveles desconocidos. Por otro lado, en Asia la
expansión japonesa no sólo frena el colonialismo europeo, sino que fomenta la
aparición de nuevos nacionalismos.
63

2) La actitud de las potencias colonialistas

En el transcurso de la segunda guerra y con su finalización, la nueva situación


internacional y el efecto de la contienda hace que los propios gobiernos centrales
establezcan nuevas normas en la administración colonial, relacionadas con la futura
independencia política. Gran Bretaña concede a sus colonias constituciones y
autonomía dentro de la Commonwealth o Comunidad Británica.

3) La política de los organismos internacionales

Al terminar la Primera Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones estableció en las


antiguas colonias alemanas y turcas la fórmula de los mandatos internacionales
(artículo 22 del Tratado de Versalles), que consiste en un nuevo sistema
administrativo, intermedio entre la dependencia y la autonomía, que favoreció la
descolonización.

4) Otros factores descolonizadores

En ocasiones, las distintas Iglesias contribuyeron a destruir el orden colonial. Así, con
cierto retraso por su vinculación con las potencias coloniales, se promulgaron
encíclicas como Pacem in Terris (1963) o Populorum progressio (1967), en las que se
apoya la causa de la emancipación. Pero también hubo actuaciones de signo
contrario, como la de la Iglesia reformada holandesa, que siguió justificando la política
del apartheid en Sudáfrica.

La ideología marxista quizá influyó más en el fin del proceso colonial, tanto por su
fuerte componente antiimperialista, como porque ligaba la descolonización con la
lucha por la revolución social, tal y como se recoge en el primer Congreso de la
Internacional Comunista de marzo de 1919.

2.5.2. La descomposición del imperio británico: independencias de la


India y de Pakistán

La descomposición del imperio británico se inició durante el periodo de entreguerras.


En general el proceso de descolonización británico fue el menos conflictivo que el
llevado a cabo por otros países europeos como Francia o Portugal. La tradición de un
régimen administrativo colonial indirecto en el cual se mantenían las instituciones
propias de las colonias y confería a sus habitantes márgenes relativamente amplios de
libertad; la costumbre de favorecer la evolución del régimen colonial a través de
estatutos de autonomía internos que respondían a un modelo de acceso a la
independencia: gobierno local, autogobierno y dominio, y la considerable expansión de
las “formas de vida” facilitaban la integración a Commonwealth o Comunidad Británica,
que permitía acceder a la independencia sin tener que renunciar a la cooperación
económica y financiera con Gran Bretaña.

La mayoría de las ex colonias británicas todavía hoy forman parte de la


Commonwuelth y reconocen determinada ascendencia a la Casa Real inglesa. Entre
estos factores también se debe tener en cuenta el realismo británico de los laboristas
al valorar el nuevo contexto internacional de la posguerra, que les llevó a percibir la
inutilidad y el enorme costo para la economía británica el mantener el Imperio en
contra de la voluntad de las poblaciones de las colonias.

Después de la Segunda Guerra Mundial, El imperio británico comenzó a


resquebrajarse por el proceso iniciado en la colonia más importante; la India ocupada
desde el siglo XVIII. Durante este largo periodo de permanencia inglesa había
contribuido a la conformación de elites educadas al estilo occidental con el orgullo de
64

formar parte de una civilización culta, esplendorosa y antigua. Hacia 1885 de entre
estas elites ilustradas surgió el Congreso Nacional Indio o Partido del Congreso
principal protagonista del proceso independentista de la India, que planteo un
programa inicialmente de cuatro puntos básicos:

• Mejora de las condiciones de vida.


• Una mejor administración de los recursos.
• La reforma constitucional.
• La admisión de indios en el ejército.

Este programa inicial le granjeó amplio apoyo popular y una creciente difusión a lo
largo del país. Más tarde en 1906 se funda la Liga Musulmana, que defendía los
intereses de la minoría islámica. En 1916 estas dos organizaciones firmaron el Pacto
de Lucknow para unificar criterios comunes en la lucha por la autonomía de la India.

En 1914 desde Sudáfrica regresó Mohandas Gandhi, que se convertiría en el líder


principal de la lucha por la independencia india, y por medio del apoyo a los
movimientos de desobediencia civil no violenta, que comenzaron a presionar a las
autoridades inglesas primero con la negativa del pago a los impuestos, huelgas
escolares, y más tarde con la deserción militar y el boicot al con sumo de productos
textiles británicos.

Mientras en Londres laboristas y conservadores consideraban que los indios eran


incapaces de autogobernarse y de que la independencia del país, provocaría la caída
del Imperio, es por ello que ante cualquier protesta reprimía fuertemente como la
ocurrida en Amristar en 1919 donde el ejército masacró a 279 personas que
protestaban pacíficamente ante la insuficiencia de las reformas del Acta de 1919. Este
tipo de acciones contribuyó a radicalizar la posición del Partido del Congreso que en
1928 incluyó en su programa como objetivo prioritario la independencia iniciando una
campaña de desobediencia civil. El gobierno británico procedió a encarcelar a los
principales líderes, pero luego, en 1930, cambio de política y entablo negociaciones
con personalidades hindúes y con los nacionalistas.

En 1931 Gandhi también fue arrestado y trasladado a Londres donde mantuvo la


posición del Congreso a favor de la independencia. En 1935 Londres sancionaba la
Ley de Gobierno de la India, que otorgaba autonomía a las provincias, estableciendo
un principio federativo y sanciona las instituciones parlamentarias como forma de
gobierno; en 1937 a pesar del voto censitario el Partido del Congreso consigue
acceder al gobierno de la mayoría de las provincias.

La Segunda Guerra Mundial aceleró el proceso independentista, tanto el Partido del


Congreso como la Liga Musulmana condicionaron la colaboración con Inglaterra al
reconocimiento del principio de independencia, esto fue rechazado por los británicos lo
que generó una nueva campaña de desobediencia civil.

Con el fin de la guerra se precipitaron los acontecimientos, la oposición india se


fortaleció, al mismo tiempo que crecían en Gran Bretaña las opiniones favorables a la
independencia. El triunfo de los laboristas sobre los conservadores encabezados por
Winston Churchill aceleró las negociaciones. A pesar de que en 1942 Churchill había
rechazado las demandas independentistas del Partido del Congreso, encarcelando a
sus dirigentes y afirmando que él no era Primer ministro “para presidir la liquidación
del Imperio británico”. En 1947, Lord Mountbatten, último virrey de la India, por la parte
británica y Mahatma Gandhi y Jawaharal Nheru, dirigentes del Partido del Congreso, y
Alí Jinnah, representante de la Liga Musulmana, acordaron el retiro británico. Sin
embargo, los crecientes enfrentamientos entre hindúes y musulmanes condujeron a la
partición del territorio, con la creación de la Unión India, de mayoría hindú, y Pakistán,
de mayoría musulmana.
65

El pacifismo de Gandhi fue uno de los rasgos que diferenció al proceso


independentista indio. La vía no violenta hacia la independencia evitó que la lucha
fuera sangrienta y dio gran unidad al movimiento anticolonialista. Sin embargo, esa fue
su gran debilidad. Los británicos pudieron imponer una salida negociada que provocó
la partición del país. Además de fracturar el movimiento independentista, la partición
agravó aún más las condiciones de vida de su numerosa población. En solo tres
meses, más de diez millones de personas debieron trasladarse, obligadas, hacia el
Estado que les tocó en suerte, según fueran hindúes o musulmanes.

Esta gigantesca movilización generó tensiones y enfrentamientos violentos, avivados


por los odios religiosos y de castas. Al año siguiente de la declaración de la
independencia Gandhi, que se había opuesto a la división, fue asesinado por un
fundamentalista musulmán.

La independencia de la India y Pakistán, repercutió en las posesiones británicas del


sudeste asiático que comenzaron un proceso por el cual también lograron acceder a la
independencia de nuevos Estados como Birmania, Ceilán en la actualidad Sri Lanka,
Singapur etc.

Las independencias africanas

La descolonización del África británica se materializó de una manera vertiginosa entre


los años 1960 y 1965, casi como un reflejo de las descolonizaciones asiáticas y de los
deseos de acabar con el colonialismo difundidos por los líderes afro-asiáticos luego de
la reunión de Bandung de 1955 en la que 29 Estados de Asia y África acordaron el
repudió de cualquier forma de colonialismo. También se debe tener en cuenta el
impulso adquirido antes de 1945, por los movimientos nacionalistas africanos con la
celebración del V Congreso Panafricano realizado en Manchester y que se caracterizó
por tener un carácter esencialmente africano. A esta reunión asistieron un grupo
numeroso de dirigentes africanos como J. Kenyatta, K. Nkrumah, y G. Padmore, que
tomaron conciencia de su situación, elaboraron conclusiones y principios de acción a
seguir.

A partir de 1946-47 estos dirigentes africanos continuaron sus acciones en sus


respectivos países, con lo que se intensificó directamente la lucha revolucionaria en el
África inglesa.

Debido a la enorme extensión de sus territorios, la descolonización británica se


presenta muy compleja y con un marcado carácter reformista, Gran Bretaña a
diferencia de Francia no desarrolló un sistema de medidas generales, sino que aplicó
normas específicas para cada caso o coyuntura, por supuesto habitualmente
protectoras delos intereses y derechos de los colonos blancos.

La descolonización británica en África se desarrolló en tres áreas diferentes: África


Occidental, África Oriental y Central, y África del Sur.

Costa de Oro (Ghana) inició el proceso descolonizador en África Occidental en 1957,


bajo la dirección de uno de los más significativos dirigentes del nacionalismo africano,
K. Nkrumah, y entró rápidamente en la Commonwealth. Nigeria obtuvo la
independencia en 1960 de la mano de otro dirigente destacado N.Azikiwe, dejándose
sentir las secuelas del colonialismo entre 1967 y 1970 cuando Biafra intento la
secesión. Sierra Leona, la antigua colonia de Freetown, llegó a la independencia con
“Milton Margai” en 1961, sin poder evitar enfrentamientos civiles; finalmente en África
Occidental británica, Camerún Occidental adquirió la independencia en 1961 y Gambia
en 1965.
66

En el África Oriental y Central, el primer Estado que inició la marcha hacia la


descolonización fue Sudán en 1956, existiendo desde el principio una oposición Norte-
Sur que provocó la intervención militar en 1969, y que llevó al poder al general Jaffar
al-Numeiry. Otros Estados también consiguieron la independencia, como Somalia en
1960 que consiguió reunificar las antiguas colonias italianas e inglesas; Uganda en
1962 que difícilmente logró integrar territorialmente a varios pueblos tradicionalmente
rivales entre sí bajo la dirección de Milton Obote; Kenya (1963), nacida como Estado
republicano dirigido por J. Kenyatta, tras las dificultades provocadas por el terrorismo
del “Mau-Mau”; y Tanzania en 1964, que integró federándolos a los antiguos territorios
de independientes de Tanganica y la isla de Zanzíbar, territorios en cuya
descolonización jugó un papel fundamental uno de los principales partidos
nacionalistas africanos: el T.A.N.U., dirigido por Julius Nyerere, uno de los impulsores
del “socialismo africano”.

En el Africa Central, con importante presencia de minorías blancas, Gran Bretaña


pretendió desarrollar una política multirracial y plantear una estructura federal que
afectó a los territorios de Rodhesia, Zambia y Niasa (Malawi) entre 1953 y 1963. Pese
a los esfuerzos realizados el multiracismo fracasó debido a los planteamientos
paternalistas y conservadores. La minoría blanca solo obtuvo el poder en Rodhesia del
Sur (1965) después de haber desarrollado desde1923 un amplio proceso de
autonomía en el que primaba el interés de los colonos británicos.

Desde la independencia, Ian Smith tuvo que hacer frente al movimiento guerrillero que
provocó el establecimiento de la nueva República de Zimbabwe en 1980, con Robert
Mugabe como primer ministro. En Rodhesia del Norte se había instaurado la
República de Zambia, en la que los colonos blancos no tuvieron ninguna posibilidad
ante la mayoría de color dirigida por K. Kaunda.

En África Austral o del Sur, el proceso de descolonización, más tardío, estuvo influido
por la presencia en aquella área del Estado de África del Sur, que practicaba, el
“apartheid” y que, pese al aislamiento internacional, mantenía una expansión
económica continua, aunque amenazada por las limitaciones del mercado interior y los
frecuentes boicot económicos. En setiembre de 1966 obtuvo la independencia el
protectorado de Bechuanalandia, que se denominó República de Botswana; en
octubre, el protectorado de Basutolandia con el nombre de Lesotho, y en 1967 el
tercer protectorado de la zona, la nueva monarquía de Swaziland. En el océano Indico,
las islas Mauricio obtuvieron su independencia en 1968 y las Seychelles en 1976.

2.5.3. La conflictiva disolución del imperio francés: Argelia e Indochina: la


descolonización violenta

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Francia debió resignar el control político de


sus vastos dominios coloniales en Asia y África. En la mayoría de los casos, el
gobierno francés prefirió otorgar la independencia que los habitantes de las colonias
reclamaban y mantener su dominio económico y político. Con el apoyo de la ex-
metrópoli, en 1958 once nuevas repúblicas independientes ingresaron a las Naciones
Unidas con el status de miembros de la Comunidad Francesa.

En Argelia e Indochina, en cambio la independencia fue el resultado de violentas


guerras de liberación nacional.

Argelia

Argelia obtuvo su independencia luego de una prolongada y cruenta guerra


anticolonial, durante la cual el orden colonial fue defendido más activamente por los
pobladores argelinos que por la propia metrópolis.
67

En la colonia francesa de Argelia, situada en el norte, en la región del Magreb, rica en


minerales y apta para el cultivo, vivían junto a unos nueve millones de árabes de
religión musulmana, aproximadamente un millón de colonos de origen francés.
Muchos de estos habían nacido en Argelia, estaban arraigados allí, eran propietarios
de tierras, comerciantes, profesionales o empleados de la administración colonial.
Estos argelinos franceses llamados “pieds-noirs”, organizaron una violenta resistencia
al movimiento independentista.

En 1954, el mismo año en que las fuerzas coloniales francesas fueran derrotadas en
Indochina, se inició la guerra de liberación en Argelia, organizada por el Frente de
Liberación Nacional de Argelia (FLN). Desde el principio, la lucha adquirió un carácter
de extrema violencia, en ella se enfrentaron los militares del FLN y grupos civiles
armados por los pieds-noirs. El gobierno de Francia presidido por el general De
Gaulle, intentó una salida negociada para evitar que el conflicto se agravara. Pero la
presión de los colonos no lo permitió.

Grupos militares y civiles partidarios de la “Argelia francesa” crearon una fuerza


paramilitar represiva la OAS que actuó contra la población árabe aplicando
sistemáticamente la tortura.

En mayo de 1961, el gobierno francés rompió con el sector más intransigente de los
pieds-noirs e inicio negociaciones con el gobierno provisional de la República de
Argelia a cargo del FNL. Finalmente, en marzo de 1962, fueron firmados los Acuerdos
de Evian, se pactó un “alto el fuego” y Francia reconoció a Argelia como un Estado
soberano e independiente. En el transcurso de ese mismo año, tanto los ciudadanos
franceses como los argelinos, mediante sendos referendos, aprobaron los acuerdos.
En 1963, Ahmed Ben Bella, uno de los fundadores y dirigente del FNL, fue elegido
presidente de la república.

Indochina

La colonia de Indochina era una importante fuente de ingresos para el Estado francés
y para empresarios particulares; propietarios de plantaciones en las que se producían
caucho. Era también el principal centro comercial y base de operaciones de Francia en
el Lejano Oriente. Estas circunstancias explican por qué la metrópolis decidió emplear
la fuerza militar para intentar conservar el control de la colonia.

El deterioro del poder francés se inició durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el
expansionismo japonés desestabilizó la situación en la región. La invasión japonesa a
Indochina activó el movimiento de resistencia de la población nativa contra el dominio
francés.

Un dirigente comunista indochino, Ho Chi Minh, organizó un ejército popular integrado


por campesinos -el Vietminh-, que hostigó por medio de la guerra de guerrillas a los
invasores japoneses. Tras la derrota de Japón en la guerra mundial, el Vietminh ocupó
Hanoi, capital de Indochina, forzó la abdicación del emperador y, el 2 de setiembre de
1945, proclamó la independencia de la República Democrática del Vietnam (Vietnam
del Norte), presidida por Ho Chi Minh. Francia reconoció oficialmente al nuevo Estado
pero la imposibilidad de lograr acuerdos políticos y económicos satisfactorios para la
ex metrópolis provocó un nuevo enfrentamiento armado, que se inició en diciembre de
1946. Con el apoyo de Francia en 1949 se instauró el Reino de Vietnam (Vietnam del
Sur), con capital en Saigón. Los EUA reconocieron oficialmente al régimen de Saigón
en 1950 y enviaron asesores militares para entrenar a los survietnamitas en el manejo
de armamento estadounidense.
68

La ofensiva militar francesa obligó a los guerrilleros norvietnamitas a retirarse a las


zonas rurales y montañosas. En 1954, después de dos años de luchas sin un frente
definido de combate se produjo la batalla de Dien Bien Phu en la que los franceses
fueron derrotados.

En la Conferencia de Ginebra, celebrada en 1954, Francia reconoció la independencia


de Indochina, pero la ex colonia fue dividida en tres Estados: Laos, Camboya y
Vietnam –este último dividido por el paralelo 17 en Vietnam del Norte bajo un régimen
comunista y Vietnam del Sur, con un régimen apoyado por EUA, hasta las “elecciones
libres” que debían realizarse en 1956 con el propósito de unificar el país.

Ante el temor del avance comunista, EUA comenzó a intervenir activamente en la


guerra y aumento en forma vertiginosa la presencia de sus efectivos militares en
Vietnam. La guerra creció en volumen e intensidad con los bombardeos masivos y la
guerra química, al mismo tiempo que se dislocaba la sociedad vietnamita. En pocos
años, guerra también se extendió a Laos y Camboya.

Actividad Nº 9

TRABAJO PRÁCTICO - OBLIGATORIO

Los procesos de descolonización

1. Definan los siguientes términos:

a. Guerra Fría
b. Coexistencia pacífica
c. Resistencia pacífica
d. Descolonización

2. Lean las siguientes afirmaciones e identifiquen los puntos débiles


de cada una y busquen los casos nacionales o regionales que se
acerquen más a cada afirmación.

• La descolonización de los países de Asia y África fue el


resultado de largos años de luchas de los movimientos de
liberación nacional.

• La descolonización fue una decisión política de las potencias


imperialistas para las que el mantenimiento del dominio colonial
era muy costoso en términos económicos.

• La descolonización fue el resultado de la cooperación entre los


movimientos de liberación nacional y las potencias comunistas.

• La descolonización fue el resultado de la prédica y de las


decisiones de Naciones Unidas.
69

3. Lectura y análisis de texto:

El pensamiento de Gandhi

Los tres conceptos centrales del pensamiento religioso-político de Gandhi


son: verdad, no violencia y castidad. La verdad para él el más alto principio
del ser. Pelear por la verdad significa, pues la lucha por la que es conocido
como el ordenamiento divino del mundo contra la injusticia, el odio y la
opresión. Por eso acuña Gandhi un método de acción política satyagraha
(atenerse a la verdad) y denomina satyagrahi al que enfrenta al enemigo
con esta inquebrantable fe en la verdad… El satyagraha puede ejercerse de
dos maneras: su forma más moderada es la no colaboración. Con ella el
ciudadano hace uso de la posibilidad legal de negar la colaboración al
sistema dominante. Con la renuncia a las funciones administrativas y el
boicot electoral, a las escuelas o tribunales, puede entorpecer la maquina
estatal hasta que quede libre el camino hacia una colaboración honorable.

Más dura y peligrosa es la desobediencia civil que es la transgresión


deliberada de preceptos y prohibiciones, leyes y ordenanzas estatales
consideradas como injustas y no verdaderas. Es la rebelión abierta
únicamente sin el ingrediente de la violencia.

Blanco, L.: Asia contemporánea. Madrid. 1976

1. Resume brevemente la doctrina política de Gandhi.

2. ¿Cuáles de sus principios se aplicaron y se cumplieron en la


descolonización de la India?

3. ¿Crees que alguno de sus principios se mantiene en la


actualidad? ¿Cuál?
70

UNIDAD III

LA EDAD DE ORO

3.1. La expansión del sistema capitalista

La edad de oro del capitalismo

A partir de la posguerra, y por un periodo de alrededor de treinta años, la mayoría de


los países capitalistas industrializados vivieron una fuerte expansión económica. La
industria estadounidense mantuvo el ritmo de crecimiento que venía experimentando
desde la Segunda Guerra, mientras que los países industrializados de Europa
Occidental y el Japón reconstruyeron sus economías e incrementaron sus niveles de
producción e inversión.

Sin embargo, la mayor parte de la población de Asia, África y América Latina no pudo
gozar de los mismos beneficios de la expansión de los países industrializados. Se fue
estableciendo así una brecha cada vez mayor entre la prosperidad de los países del
"primer mundo" y la realidad social de pobreza y marginación de los habitantes de las
regiones periféricas del "tercer mundo".

La expansión económica capitalista se basó en la consolidación de las poderosas


empresas transnacionales que controlaron la producción y el intercambio comercial en
forma monopólica. Estas grandes corporaciones, de capitales de origen
estadounidenses en su mayor parte, lograron expandir sus negocios hacia todos los
continentes, a través de las llamadas "casas filiales". Las principales inversiones de las
empresas transnacionales se localizaron en los sectores; automotriz, petrolero y
bancario.

Al mismo tiempo, la actividad industrial se orientó hacia la "producción en gran escala"


de bienes y servicios destinados al "consumo de masas". Así por ejemplo: en las
sociedades industrializadas, se incrementó significativamente la demanda de
automóviles, bicicletas e indumentaria, electrodomésticos etc. entre otros artículos.

3.1.1. El Estado de Bienestar: características, expansión y crisis

El Estado de Bienestar

En la segunda posguerra los Estados llevaron adelante una amplia política de


intervención en los sistemas de seguridad social, en el sostenimiento de los sistemas
educativos y científicos, y en la administración de justicia y de las fuerzas de
seguridad.

Las nuevas pautas de producción y consumo masivo produjeron importantes cambios


en las sociedades y en los Estados de los países capitalistas industrializados. Los
trabajadores y los integrantes de los sectores medios experimentaron una notoria
mejoría en sus ingresos y aumentaron sus posibilidades de lograr un ascenso social.
Esto permitió, a su vez que se mantuviera de manera sostenida el consumo masivo
que necesitaban las grandes empresas para continuar con la rentabilidad de sus
inversiones.

Así los Estados adquirieron en esos años un papel decisivo al intervenir con firmezas
en los asuntos sociales y económicos. Además de dirigir la economía y orientar la
inversión, se hicieron cargo por ejemplo de las empresas que no resultaban rentables
71

para los capitales privados pero que eran indispensables para el desarrollo de la
economía. Ampliaron sus esferas de actuación en la regulación global de las
economías nacionales e instrumentaron políticas de construcción de grandes obras
públicas y de vivienda. En varios países se nacionalizaron empresas, no solo en los
grandes servicios públicos como el transporte -como la producción de energía o los
ferrocarriles- sino también en la producción industrial para el mercado, como la
producción de automotores o la siderurgia.

En otro de los sectores estratégicos en los que intervino fue el de la industria


armamentística y espacial, a través de la subvención de investigaciones científicas
orientadas a tal fin. Además, asumieron la responsabilidad de amortiguar los efectos
negativos de la industrialización sobre los sectores trabajadores.

Este nuevo tipo de intervención estatal, llamado Estado de Bienestar creó en la


mayoría de los países capitalistas mecanismos que garantizaron el consumo de los
sectores obreros y medios, a través de seguros de desempleo, leyes de salario
mínimo y la extensión de un sistema de seguridad social. Estas políticas, inspiradas en
las ideas keynesianas, no solo apuntaron a atenuar los efectos de las crisis
capitalistas sino que también sirvieron para reforzar el desarrollo industrial.

Franklin Roosevelt comenzó a desarrollar el Estado de Bienestar en los EUA antes de


la Segunda Guerra Mundial. A partir de la década de 1950, este nuevo tipo de Estado
se afianzó en la mayoría de los países industrializados de Europa Occidental. Estas
tendencias también se manifestaron en los países subdesarrollados. Para muchos de
sus gobiernos, el desarrollo, que se identificaba con la industrialización según el
modelo provisto por los países desarrollados, podía ser alcanzado con mayor facilidad
a través del impulso de una activa intervención estatal en la economía. Por ejemplo
uno de los países en los que la intervención estatal asociada a los intereses de las
empresas alcanzó mayores resultados fue Japón, que experimentó las mayores tasas
de crecimiento industrial del periodo de posguerra.

Las dos potencias derrotadas en la Segunda Guerra mundial; Japón y Alemania


fueron los ejemplos más notables de crecimiento económico de este periodo. Los dos
países habían sufrido enormes pérdidas materiales y humanas. Alemania fue dividida
y Japón ocupado por los norteamericanos. A pesar de las dificultades, los dos países
contaban con algunas condiciones favorables:

- Mano de obra abundante y calificada.


- Capacidad de organización y voluntad política para recuperar sus economías.
- Contaban además con el apoyo de los EUA, que veían a Japón y Alemania como
barrera de contención a la expansión del comunismo hacia Occidente y Oriente.

En ambos casos, la recuperación económica y el crecimiento de la producción durante


las décadas de 1950 y 1960 estuvieron presididos por una vigorosa intervención
estatal, que se manifestó tanto con el establecimiento de condiciones económicas
favorables:

- Como la contención de la inflación.


- Canalización del ahorro hacia sectores industriales estratégicos.
- Promoción de las exportaciones.
- Apoyo sistemático a los sistemas educativos, la ciencia y la tecnología.

El crecimiento de las economías capitalistas

El crecimiento de la economía mundial entre 1945 y 1973 fue notable, en particular en


los países capitalistas industrializados. El P.B.I. per cápita de los países de la
Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) integrada por los
72

países industriales de Europa Occidental (EUA, Canadá, Australia, Japón y Nueva


Zelanda), creció entre 1950 y 1973, a un promedio del 3,8 % anual. EUA, que ya había
experimentado un crecimiento importante durante la guerra y que no había sufrido una
destrucción en su aparato productivo, creció a un ritmo más lento, alrededor de un 2%
anual. En el otro extremo, Japón, dio un enorme salto en su capacidad industrial, y su
P.B.I. creció cerca de un 8% anual.

El crecimiento económico de posguerra en esos treinta años no significó simplemente


la recuperación económica después de una crisis cíclica. Por el contrario, fue un
cambio profundo en la organización de la producción, en los bienes y servicios que se
comerciaban, en las pautas de consumo, en las características fundamentales de las
sociedades y en los patrones de intervención del Estado en los distintos países del
mundo.

Ciencia y tecnología

Uno de los rasgos más notables del periodo de posguerra fue el impacto del cambio
tecnológico en la producción.

La aplicación de los conocimientos científicos a la producción se convirtió en un


imperativo para las empresas y para los países. Se destacaron algunas empresas, en
especial en los sectores de la electrónica y de la química, que lograron avances
significativos a partir de una cuantiosa inversión en investigación y desarrollo en sus
propios laboratorios. Por ejemplo: en los laboratorios de la compañía Bell se
desarrollaron hacia fines de la década de 1940 los primeros transistores, que
revolucionaron la electrónica.

Pero la inversión en la investigación y desarrollo no se limitó a las empresas. En los


países desarrollados, el principal gasto estuvo a cargo del Estado, el apoyo a la
investigación científica y tecnológica se justificaba con argumentos que incluían desde
la importancia que la ciencia tenía para la cultura de un país hasta la posibilidad de
obtener beneficios económicos a corto y mediano plazo.

Así por ejemplo el vicepresidente de EUA, Hubert Humphrey, defendía en 1967 un


cuantioso programa de inversiones e investigaciones oceanográficas afirmando que la
oceanografía ofrecía más posibilidades de realización de beneficios que cualquier otra
empresa científica. La afirmación de Humphrey no era necesariamente cierta, pero
muestra la confianza de la dirigencia norteamericana en los beneficios que tenía para
el desarrollo económico un fuerte apoyo económico a la investigación científica.

Afirmaciones similares habían servido y servirían para justificar un enorme aumento en


los gastos estatales en apoyo a la investigación científica en los más variados
terrenos. En el contexto de la Guerra Fría, los EUA y la U.R.S.S. vivían enfrentados en
una competencia permanente por el prestigio y el poder, y uno de los terrenos donde
se manifestaba esa competencia era el de los avances científicos y tecnológicos.

En 1957, los soviéticos aventajaron a los norteamericanos al convertirse en los


primeros en enviar al espacio un satélite artificial, el Sputnik I, y ese mismo año,
pusieron en órbita al primer ser vivo, la perra Laika. En 1961 el soviético Yuri Gagarin
fue la primera persona en realizar un vuelo espacial. Los norteamericanos
respondieron con la creación de la Agencia Espacial y Aeronáutica (NASA) en 1958 y
con el inicio de una agresiva política espacial que tuvo un gran hito en 1969 con la
llegada a la Luna de los astronautas de la nave Apollo XI.

La asociación entre el apoyo estatal a la investigación y las prioridades estratégicas de


las potencias condujo a lo que el presidente Eisenhower denominó "complejo militar-
73

industrial". Algunos datos de fines de la década de 1960 muestran la magnitud de esta


asociación. En 1968 más del 80% de los fondos destinados a la investigación y el
desarrollo en EUA, y más del 60% en Gran Bretaña y en Francia, se concentraban en
las áreas de defensa, investigaciones atómicas y espaciales.

Las transformaciones en la producción

El impacto del cambio tecnológico se manifestó en la aparición de nuevos productos y


nuevas formas de producirlos. Un ejemplo basta para caracterizar los nuevos tiempos:
los primeros aparatos de televisión fueron la gran atracción de la Feria de Nueva York
de 1939. Era un producto caro y novedoso, inaccesible para la mayoría de las
personas. Veinte años más tarde, la televisión se había convertido en una necesidad
en los hogares de todos los países desarrollados y de algunos subdesarrollados. En
1950, apenas el 1% de los británicos poseía un televisor, veinte años más tarde, el
porcentaje era del 30 %.

Las dos grandes ramas industriales que tuvieron avances en los años de la posguerra
fueron la electrónica y la química. Ya vimos como la electrónica recibió un impulso
decisivo con el desarrollo del transistor en la compañía Bell. Dentro de la industria
química, las principales innovaciones se concentraron en tres áreas. Por una parte, se
inventaron y utilizaron nuevos materiales, como los plásticos, el caucho sintético, las
fibras sintéticas, que sustituyeron en diversas aplicaciones a la madera o los metales.
El uso de materiales plásticos se multiplicó por cincuenta entre 1950 y 1970. En
segundo término, se produjo un extraordinario desarrollo de la industria farmacéutica,
cuya manifestación fue el desarrollo de los antibióticos. En tercer lugar, el progreso de
la petroquímica permitió la producción a gran escala de fertilizantes, pesticidas y
herbicidas.

El crecimiento económico de la posguerra se vio facilitado por la abundancia de


energía a bajo precio. El petróleo se convirtió en la fuente de energía de mayor
consumo, tanto en la materia prima para la industria petroquímica. Su precio se
mantuvo muy bajo hasta principios de la década de 1970. Esta disponibilidad de
combustible barato contribuyó a la gran expansión de la industria automotriz.

Los principales productores de petróleo eran la Unión Soviética, EUA, Arabia Saudita,
Irán, Irak, Kuwait, Venezuela y México. La distribución mundial de petróleo estaba en
las manos de siete grandes compañías, conocidas como las "siete hermanas";
Standard Oil de Nueva Jersey, Standard Oil de California, Royal Dutch Shell, Mobil Oil,
Texaco, Gulf Oil y British Petroleum. Estas en común fijaban el precio del petróleo, en
detrimento de los países productores, algunos de los cuales se constituyeron en 1960
la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), con el propósito de hacer
un frente común para defender sus intereses y contrapesar la influencia de las "siete
hermanas".

Además del petróleo se diversificó la explotación de otros recursos energéticos. Se


intensificó la construcción de grandes obras hidroeléctricas y se instalaron numerosas
usinas nucleares. Sin embargo, la mayor parte del suministro de energía dependía del
petróleo.

La Revolución Verde

Las transformaciones no quedaron circunscriptas al ámbito de la producción industrial.


La ciencia y la tecnología también se aplicaron de forma intensiva a la producción
agrícola, lo que permitió aumentar de manera notable los rendimientos de la tierra. En
las décadas de 1950 y 1960, se popularizó el uso del concepto de "Revolución Verde"
74

para referirse a los cambios en la producción agrícola derivados de la aplicación de


nuevas tecnologías. En sentido estricto, este concepto hacía referencia a la
introducción de nuevas variedades e híbridos de maíz, trigo, arroz, que permitieron
aumentar los rendimientos por hectárea gracias a las combinaciones variables de
mayor resistencia y adaptabilidad a distintos climas y suelos, más rápido crecimiento y
mayor tamaño. Por ejemplo gracias a estos nuevos desarrollos, México duplicó el
rendimiento por hectárea de cultivos de maíz durante la década del 60. La introducción
de estas nuevas semillas requería cambios simultáneos en la provisión de agua, el
manejo de suelos, el uso de fertilizantes, pesticidas y herbicidas de difícil acceso y alto
costo para los países subdesarrollados. A pesar de ello, el incremento de la
producción agrícola tuvo un importante impacto en aliviar o evitar las grandes
hambrunas en países con gran cantidad de población como la India o China por
ejemplo.

Transportes y comunicaciones

Otros sectores que experimentaron un gran crecimiento en este periodo, fueron los
transportes y las comunicaciones. En pocos años, una red cada vez más extensa de
transportes y comunicaciones abarcó no solo la superficie terrestre y marítima sino
también la aérea.

La generalización del uso del automóvil transformó la fisonomía de las ciudades y los
hábitos de consumo de la población. En 1948 Existían en Europa 5 millones de
automóviles, quince años más tarde la cifra ascendía a 60 millones. En EUA, la
construcción de autopistas tuvo un enorme impulso en las décadas de 1950 y 1960,
favoreciendo la expansión del automóvil y del transporte de carga en camiones, que
desplazaron al ferrocarril como principal medio de transporte.

La industria aeronáutica y la espacial se convirtieron en algunos de los sectores más


dinámicos, alentadas por las cuantiosas inversiones en investigación asociadas con
los programas espaciales de las potencias. El lanzamiento del primer satélite Telstar
inició la era de las comunicaciones satelitales, y fue el primero en transmitir imágenes
en vivo entre Europa y América. El satélite era propiedad de la empresa A&T, que
había recibido apoyo estatal, por la competencia con los soviéticos. La disponibilidad
de teléfonos aumentó rápidamente: a principios de la década del 70 había más de 270
millones de teléfonos en todo el mundo, concentrados en su mayor parte en los países
desarrollados.

A fines de la década de 1950, el uso de aviones a reacción para el transporte de


pasajero acortó el tiempo de viaje y favoreció la expansión del transporte aéreo. La
expansión de la red de transportes y comunicaciones favoreció la integración
económica mundial, facilitando el incremento de los intercambios comerciales.
Asimismo, creció rápidamente la actividad turística interna e internacional, posibilitada
por la convergencia entre la mejora de los ingresos de muchos norteamericanos,
europeos y japoneses, la baja en los costos del transporte y la mejora en la calidad de
los servicios turísticos. El turismo se convirtió en una de las principales fuentes de
ingreso para varios países como Francia y España.

La gran empresa

El crecimiento económico de la segunda posguerra tuvo como principales


protagonistas a las grandes empresas, sobre todo a las norteamericanas.

En su libro "El nacimiento de la gran empresa", C. Parkinson afirma que en el mundo


industrial de fines del siglo XX, las grandes corporaciones se alzan como elevados
75

edificios de Manhattan. Cada una de ellas tiene sus satélites y subsidiarias, y todas
ellas se emparentan entre sí en una desconcertante y cambiante muestra de
cooperación y rivalidad". Un ejemplo de este comportamiento era el del cártel de las
empresas petroleras, que mencionamos antes. A pesar de competir entre ellas para
conseguir concesiones y ganar clientes, las empresas presentaban una posición
común ante los países productores.

Las grandes empresas no surgieron después de la posguerra. Sin embargo, fue a


partir de ese periodo que adquirieron una importancia sin precedentes. Un factor
importante en la expansión de las grandes empresas fue la instalación de filiales de
empresas norteamericanas y cada vez más de europeas y japonesas, en todo el
mundo.

Estas empresas, si bien tenían su origen y sus casas matrices en un país


determinado, su horizonte de inversiones y beneficios residían en otros países, por lo
que se las suele denominar empresas multinacionales.

La dirección y la organización de las empresas fue objeto de profundas


modificaciones. Se intensificó la tendencia a la separación entre la propiedad y la
gestión de las empresas. Los antiguos dueños que dirigían sus empresas basándose
en su experiencia y conocimiento técnico fueron dejando lugar a nuevos gerentes y
ejecutivos, por lo general con formación universitaria, que se encargaron de las
diferentes áreas en las que se dividió el trabajo de dirección y administración de las
empresas de producción, ventas, finanzas, administración del personal, contabilidad.

Cambio social el crecimiento de la población

Durante los treinta años posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial se produjo
grandes cambios demográficos que afectaron al conjunto del planeta. En los países
capitalistas avanzados la tasa de natalidad se aceleró al final de la guerra y se
mantuvo en niveles altos hasta principios de la década de 1960. Fue el llamado baby
boom, que acompaño la expansión económica.

Posteriormente la expansión de los países desarrollados se estancó o incluso


disminuyó, con lo que cayó el porcentaje de jóvenes en el total de la población. El
índice de la fecundidad en 1957 en los Estados Unidos era de 3,7 hijos por mujer;
hacia 1975 había caído a 1,8 -de acuerdo con las condiciones de mortalidad en los
países avanzados, se calcula que para mantener la cantidad de población son
necesarios 2,1 hijos por mujer-.

Los cambios en las costumbres, por ejemplo, la disminución del número de


casamientos, el acceso creciente de las mujeres al mundo del trabajo asalariado y el
control de la natalidad contribuyeron a este cambio de tendencia, que se agudizó en
las décadas siguientes.

Pero la tendencia demográfica más importante se manifestó en los países


subdesarrollados, donde se mantuvieron estables las altas tasas de natalidad -
características de sociedades campesinas y tradicionales-, pero disminuyó
notablemente la altísima mortalidad de niños y adultos. En estos países, los avances
médicos y farmacéuticos permitieron conjurar enfermedades como la tuberculosis, la
parálisis infantil o la malaria, que hasta entonces habían diezmado a la población
infantil. Por ejemplo, en la década de 1950 Jonas Salk descubrió la vacuna contra la
poliomelitis o parálisis infantil. La mejora en la disponibilidad de alimentos y de agua
potable también favoreció el explosivo crecimiento de la población. Así, entre 1950 y
1975 la población mundial aumentó en un 60 %: de 2.500 millones a 4.000 millones de
personas. La distribución de ese crecimiento no fue homogénea: Asia pasó de
76

alrededor de 1.400 millones a más de 2.300; África, de 200 a 400 millones y América
Latina, de 200 a 350 millones.

A diferencia de lo que sucedió en los países desarrollados, en los subdesarrollados


creció la proporción de jóvenes y niños en el conjunto de la población. El impacto de
los avances médicos y sanitarios producido sobre el crecimiento de la población, sobre
las características de las estructuras familiares y sobre las relaciones entre hombres y
mujeres fue muy importante. Un ejemplo de estas transformaciones es el aumento de
las expectativas de vida: la expectativa de vida de una mujer francesa nacida hasta
1850 era de cuarenta años, de una nacida en 1930 era de sesenta y de una nacida en
1987 llega a los ochenta años.

Además, a mediados de la década de 1980 la expectativa de vida de las mujeres


europeas era de seis a ocho años más que los hombres.

Del campo a la ciudad

Otra tendencia de notable importancia en el periodo fue el aumento de la población


urbana. Hacia la década de 1980, más del 40 % de la población mundial vivía en
ciudades, y en buena parte de países industriales la población urbana rondaba el 90 %
de la población total. Solo la presencia de centenares de millones de campesinos en
China y en la India evitaba que los porcentajes de población urbana fueran aún
mayores. El crecimiento de la población urbana fue producto de un complejo de
factores, que pueden organizarse en dos grupos:

1. Los factores que contribuyen a expulsar población desde el campo. Entre ellos se
destaca el aumento de la productividad de las explotaciones agropecuarias
originado en el uso intensivo de maquinarias, fertilizantes, nuevas variedades de
semillas, técnicas de manejo de suelo y plaguicidas. Las nuevas tecnologías
aplicadas a la producción agropecuaria provocaron la disminución del trabajo de los
campesinos y, en consecuencia, su traslado a las ciudades. En las regiones donde
el tipo de cultivo requería gran cantidad de mano de obra estacional, las mejoras en
los transportes podían resolver el problema de abastecimiento de mano de obra. La
tendencia a expulsar a la población rural fue particularmente profunda en los países
desarrollados. Estados Unidos, por ejemplo, era en 1975 el principal consumidor y
el primer exportador de alimentos del mundo, con apenas el 3 % de su población
ocupada en el trabajo agropecuario. En menor escala, el mismo proceso se produjo
en los países subdesarrollados.

2. Los factores que atraen población a las ciudades. El crecimiento de la demanda de


trabajo en la industria y en el sector terciario brindó oportunidades para millones
migrantes internos e internacionales. Además, por lo general, las ciudades ofrecían
mayores posibilidades educativas, sanitarias y de asistencia social que las
disponibles en el campo. Por estos motivos, la vida en la ciudad, con sus
aglomeraciones, sus ruidos, su contaminación pero también con sus mayores
oportunidades sociales y culturales, atrajo a millones de personas. Hacia la década
de 1980, muchas ciudades del Tercer Mundo -por ejemplo, Sao Pablo, Ciudad de
México o Shangai- tenían más de 10 millones de habitantes, y muchas otras -como
Bangkok, Seúl, Manila, Teherán o Yakarta- habían sobrepasado los 5 millones de
habitantes.
77

Crisis Capitalista y reacción conservadora

Entre 1973 y 1975 finalizó el periodo de prosperidad y expansión de la economía


capitalista. No se trató de una crisis seguida de una depresión tan profunda como la
de 1930, ya que economía de los países industrializados siguió creciendo aunque de
manera moderada, luego de un breve lapso de estancamiento. Sin embargo, la
producción industrial global cayó un 10% y el comercio internacional se redujo en un
13%. Las regiones que más sufrieron la crisis y que experimentaron un serio
estancamiento fueron las del Tercer Mundo.

Entre las complejas causas que originaron esta crisis, un factor fundamental fue la
disminución de las ganancias que obtenían las grandes empresas en relación son sus
expectativas de acumulación de capital. Este hecho originó, a su vez, una disminución
de las inversiones productivas. La disminución de las ganancias de los capitalistas se
debían en parte, al aumento de los costos de producción que se verificó como
resultado de las frecuentes mejoras salariales y las conquistas sociales obtenidas por
los trabajadores en los años de prosperidad. Pero los costos se habían incrementado,
sobre todo como resultado de la fuerte competencia entre las empresas capitalistas y
la necesidad de realizar cuantiosas inversiones a fin de incorporar al proceso
productivo las tecnologías de "punta", en una fase del ciclo económico en el que no
estaban dadas las condiciones para recuperar rápidamente el capital invertido.

Alguna de las consecuencias de la crisis fueron la inflación de precios, acelerada por


el incremento del costo del petróleo, decidido por los países árabes, una retracción del
consumo y un paulatino aumento del desempleo.

La crisis económica de 1973 dio la oportunidad a los partidarios de políticas


neoliberales y conservadoras de criticar a los gobiernos que aplicaban políticas
keynesianas que justificaban el intervencionismo estatal. Los gobiernos
socialdemócratas, que en eso años gobernaban muchos países de Europa occidental,
consideraban que la crisis pasaría rápidamente y que debía continuar aplicándose la
receta keynesiana, garantizando el pleno empleo y la seguridad social.

Los grandes grupos económicos, ante la evidencia de que sus ganancias no eran las
previstas, presionaron para que se cambiara el rumbo de las políticas económicas. Su
objetivo era disminuir el costo de la mano de obra para recuperar rápidamente la
rentabilidad de sus inversiones. Reclamaron el desmantelamiento del Estado de
Bienestar y el retorno al libre mercado. Según los economistas neoliberales, como los
Milton Friedman, de la corriente monetarista de Chicago, los responsables de la
inflación y del freno del crecimiento eran las políticas sociales que "derrochaban"
recursos, los salarios altos y los excesivos gastos del Estado.

Estas presiones facilitaron la llegada al gobierno, en la década de 1980, de partidos


políticos conservadores, como el de Ronald Reagan en EUA o Margaret Tatcher en
Inglaterra, que intentaron superar el estancamiento y "sanear" la economía aplicando
medidas de corte liberal.

3.1.2. Creación y evolución de la Comunidad Europea:

Avances y dificultades hasta la Unión Europea

La construcción europea ha atravesado distintas fases:


78

A.- Los tratados de París y Roma

Fueron firmados en 1951 y 1957, respectivamente. Se pretendía con ellos la


integración de la vida pública por sectores, de modo que se fueran creando sistemas
de cooperación en otros niveles, conduciendo a la integración económica como
coronación del proceso. Así se crearon una serie de organismos, como la CECA,
EURATOM y CEE:

- La CECA. Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Integrada por Francia,
Alemania, Bélgica, Holanda, Luxemburgo e Italia, que ponen en común sus
producciones de carbón y acero y fijan normas de precios, transporte y
competencias. Tienen un Consejo Especial de Ministros en común para fijar
decisiones, que perderá fuerzas a partir la crisis de 1973.
- EURATOM. Comunidad Europea de la Energía Atómica.
- COMUNIDAD ECONOMICA EUROPEA (1957).

El europeísta Jean Monnet pensaba que la forma de conseguir la Unión Europea era
crear una infraestructura económica común en el Viejo Continente. Partía de tres
supuestos: el Consejo de Europa es insuficiente, el Reino Unido cuida más sus
intereses en la Commonwealth que en la integración de Europa, y que para que
Europa se unificara era necesario conseguir el acercamiento entre Francia y Alemania
Occidental. Al mismo tiempo, el Ministro de Asuntos Exteriores, Robert Schuman,
anunció en 1950 el Plan Schuman, que consistía en crear un núcleo comunitario entre
Francia y Alemania. El objetivo de esta organización era crear un espacio
supranacional económico, un área de libre cambio que generase una creciente
integración entre las economías de los países miembros (los que tenían elevados
índices de desarrollo). Con este fin se constituye un nuevo sistema de relaciones entre
los estados caracterizados por la construcción de un espacio jurídico, económico y
político integrado que abarque aspectos como la unión aduanera, la política agraria y
comercial común, etc.

El aspecto político es el menos desarrollado, pero el sistema de Comunidades crea


unas relaciones institucionales que contribuyen a que la integración política progrese.

El Acta única

El Tratado de Roma no había conseguido crear un espacio homogéneo. En 1985 aún


persistían barreras técnicas y fiscales entre los estados miembros que impedían la
creación de un mercado interior. Por ello, en 1987 se crea el Acta Única Europea. La
Comunidad de los seis se había ido ampliando en sucesivas etapas con el ingreso del
Reino Unido, Irlanda y Dinamarca (1972), Grecia (1979), Portugal y España (1985),
Alemania Oriental (1990, por la unificación alemana), Suecia, Finlandia y Austria
(1995).

Las características más notables del Acta son:

- Libre circulación de personas, mercancías, capitales y prestación de servicios.

- Implantación del Mercado Interior Único, para lo que es necesario crear una
moneda única (European currency unit, ECU).

- Reforma Institucional, con aumento de poder del Parlamento Europeo, cuyos


diputados se eligen por sufragio universal directo. Hasta este momento, el
Parlamento Europeo era una Cámara Consultiva cuyas resoluciones carecían de
fuerza. Con esta reforma se intenta superar el criterio exclusivamente económico de
la Comunidad y se extienden sus competencias al ámbito político.
79

El Tratado de Maastricht

Sus puntos se resumen en diferentes apartados:

- Programa económico, que pretende conseguir la unión monetaria basándose en un


sistema de cambios fijos (cada moneda define su paridad con respecto al ECU,
moneda única europea) y en la creación de un sistema monetario europeo (SME)
que facilite a los Bancos Centrales la intervención en el caso que desborde los
límites de las fluctuaciones previstas.

- Programa Institucional: se basa principalmente en el refuerzo del poder legislativo


del Parlamento (que ya había sido ampliado en 1986 por un sistema de cooperación
que establece la doble lectura de las propuestas comunitarias, por parte del
Parlamento y del Consejo). Este poder se controla a través de dos procedimientos:

- Codecisión: permite al Parlamento legislar en pie de igualdad con los Consejos


(1992).

- Investidura: el Parlamento puede exigir a los candidatos un programa de gobierno.


También se produce la extensión del voto por mayoría cuantificada en el Congreso,
manteniéndose la unidad para cuestiones de política exterior o justicia.

- Programa Social. Los principales objetivos que persigue son el respeto a las
entidades nacionales y regionales existentes y fomentar los intercambios culturales
con terceros países; una educación de calidad, con desarrollo de enseñanza de las
lenguas en diferentes planes de estudios, como el plan Erasmus, que prevé la
movilidad de los estudiantes universitarios no solo para mejorar su preparación
científico-técnica, sino para incrementar las relaciones de cooperación profesional, y
el programa Commett, que da una dimensión comunitaria a la cooperación
universidad-empresa y contribuye a mejorar la movilidad y adaptación a un mercado
de trabajo en evolución.

El programa social se completa con el cuidado de la salud pública (para la prevención


de enfermedades y protección del consumidor) y el establecimiento de la ciudadanía
europea (que permite la libre circulación y residencia, así como protección diplomática
fuera de la Comunidad).

Otras políticas de la Comunidad Europea se refieren a medio ambiente,


reconociéndose en esta materia la insuficiencia de medidas aisladas, por lo que se
fomenta la cooperación internacional y la cooperación al desarrollo, insertar a los
países en desarrollo en la economía internacional y la lucha contra la pobreza. Para
ello crea el Banco Europeo de Inversiones y se impone que el país receptor de la
ayuda se comprometa a desarrollar la democracia y los derechos humanos.

En materia de cooperación exterior y seguridad común se desarrolla el concepto de


acciones comunes de la Unión en asuntos internacionales. En asuntos internos fija
condiciones de entrada y circulación de terceros países, derechos de residencia, etc.

Las Instituciones Políticas europeas

Podemos citar las siguientes instituciones:

- El Parlamento europeo: A cada Estado Miembro le corresponde un número de


parlamentarios relacionado con su tamaño. Participa en el proceso de elaboración
de las leyes comunitarias y formula propuestas políticas que refuerzan a la
Comunidad. Se constituye en defensor de los derechos humanos y mantiene
80

relaciones con todos los Parlamentos democráticos del mundo. Se elige por primera
vez en 1979.

- Comisión Europea: compuesta por 21 miembros, que ejercen sus funciones con
total independencia de los gobiernos nacionales. Solo está sujeta al control del
Parlamento y dispone de poder de iniciativa y gestión: ejecuta tratados y legislación
comunitaria.

- Consejo: compuesto por ministros representantes de los 15 estados miembros, La


composición del Consejo varía según los asuntos de que se ocupe. Como verdadero
legislador de la comunidad adopta tras la intervención del Parlamento las leyes
comunitarias propuestas por la Comisión.

- Consejo de Europa: compuesto por los Jefes de Estado o Gobierno de los estados
miembros y el Presidente de la Comisión. Sus misiones son impulsar y coordinar. Se
reúnen al menos dos veces al año para definir las políticas comunitarias.

- Tribunal de Justicia: garantiza los principios del derecho en la aplicación e


interpretación de los Tratados. Consta de 15 Jueces y seis abogados generales
designados de común acuerdo por los gobiernos de los estados miembros.

- Tribunal de Cuentas: compuesto por 15 miembros nombrados por el Consejo,


previa consulta al Parlamento Europeo. Controla la gestión de las finanzas
comunitarias que se le encomiendan y la gestión del Parlamento.

- Comité de las Regiones: es un órgano consultivo y puede emitir dictámenes sobre


cuestiones regionales y locales en una dimensión comunitaria. Dispone de una
estructura que comparte con el Comité Económico y Social.

Crecimiento Europeo: Reino Unido

Inglaterra tuvo que afrontar problemas económicos y psicológicos derivados de la


pérdida de su rango como potencia mundial, después de ver reducido su imperio
colonial. Ante este hecho el país tuvo que elegir entre dos opciones: Estado social o
liberalismo en el interior y aislacionismo en el plano internacional.

En las primeras elecciones de la posguerra las urnas dieron el triunfo al laborista


Attlee, que se enfrentó a la tarea de la recuperación económica, la creación de una
economía mixta con un importante sector estatal y un amplio sistema de seguridad
social. Así se nacionalizaron el Banco de Inglaterra, el transporte interior, el gas y la
electricidad.

Las elecciones de 1951 devolvieron el poder a los conservadores dirigidos por


Churchill, Eden y Macmillan, y su política se centró en intentar equilibrar los
presupuestos y solicitar la entrada al Mercado Común.

A partir de 1964 un nuevo turno laborista dirigido por H. Wilson, llevó a cabo la
devaluación de la libra esterlina, aunque no descuidaron los asuntos sociales, de lo
que resultaron unos costes muy elevados.

El programa conservador llegará a su punto más alto con la subida al poder de


Margaret Tatcher en 1979. Era la primera mujer que accedía al gobierno y que iba a
ejercer el poder durante un largo periodo de tiempo. Los puntos principales de su
programa continuado en los noventa por J. Mayor son:
81

- Reducción del número de funcionarios públicos para recortar los presupuestos del
Estado.

- Venta de viviendas a los inquilinos para reducir el papel de los sindicatos que las
administraban.

- Privatización de servicios públicos, rompiendo con las políticas anteriores. La


oposición de los sindicatos fue muy intensa.

- Privatizar empresas para desarrollar la inversión en acciones entre las clases


populares. La nueva mayoría de los nuevos accionistas eran sin embargo los de la
clase media y debido a la amenaza de que acudieran empresas extranjeras a las
subastas de acciones, se limitó su participación al 15% del capital.

Su política se ha comparado con la del presidente de EUA, R. Reagan, el balance de


ambas gestiones es muy complejo. EUA ha mostrado en los ochenta un gran
dinamismo, que ha contribuido a la recuperación económica a nivel mundial, pero la
disminución de impuestos no ha sido acompañada de un recorte paralelo en el gasto
público.

Por su parte, Tatcher ha conseguido aumentar la productividad de Inglaterra debido a


la reducción del poder de los sindicatos, pero se mantienen signos de que la economía
británica ya no es tan competitiva como la de los países de la Unión Europea, y en
ambos casos la reducción de gastos sociales ha perjudicado notablemente a ciertos
sectores sociales.

República Federal de Alemania

En 1945 Alemania estaba totalmente destruida, la producción agrícola era insuficiente


y los movimientos de población constituían un grave problema, de Checoslovaquia,
Hungría y Yugoslavia llegaron en dos años 10 millones de refugiados. En este
panorama se debía luchar por retornar a la vida política mediante tres pasos:

- Reconstruir los partidos políticos: socialistas con W. Brandt; el Zentrum o partido


católico formó el partido demócrata cristiano y los liberales de T. Heuss, que
aspiraban a ser el partido intermedio entre socialistas y demócratas cristianos.

- Convocar a elecciones: en junio de 1946. Provisionalmente los ministros de los


nuevos estados configuraron el principal órgano de gobierno, y los diputados de los
Parlamentos estatales constituyeron el Consejo Parlamentario, con la misión de
redactar una constitución que debía ser aprobada por las potencias ocupantes.

- La nueva Constitución: Alemania se convierte en 1949 en un Estado Federal


democrático. Los partidos que atentaran contra la Constitución quedarían al margen
de la ley y un artículo de la misma garantizaba la protección de los ciudadanos. Todo
ello era para evitar la repetición de la experiencia nazi.

Las etapas de gobierno son:

- Adenauer 1949-1963 pretende recuperar la plena soberanía en política exterior y la


integración alemana a la OTAN y el –mercado Común. Asimismo iniciaría el proceso
de acercamiento con su tradicional enemiga Francia.

- Erhard 1963-1969 es considerado el padre del milagro alemán, desarrollando la


economía mediante una estrecha colaboración con el Mercado Común.
82

- W. Brandt 1969-1974 y los socialdemócratas. El giro más significativo lo llevó a cabo


en política exterior, realizando la Ostpolitik o apertura a los países del este. En 1970
firma en Moscú y Varsovia un tratado en el que se reconocían las fronteras de la
guerra y la U.R.S.S. aceptaba el status quo centro europeo.

Pero Berlín subsistía como el gran problema. Bonn consideraba a la parte occidental
de la ciudad como un territorio capitalista, mal visto por los rusos. Una serie de
tratados firmados entre 1971 y 1972 establecen acuerdos sobre las comunicaciones y
el comercio. La serie terminó en el Tratado Interalemán de 1972 que reconocía a la
República Democrática Alemana, como país soberano pero no reconocía sus
fronteras, dejando la puerta abierta para la reunificación que se produciría en 1989.

Brandt desarrollo una amplia política social basada en la reforma de la enseñanza y en


el resfuerzo de los derechos de los trabajadores y sindicatos como manifestaciones de
la democracia.

La época de la democracia cristiana refleja la transformación de un país ocupado y


destrozado en una nación opulenta y poderosa. Asistimos en este periodo a la
reunificación alemana.

A la República Federal Alemana se le incorporaron cinco nuevos estados y parte


oriental de Berlín. El modelo que se pretende desarrollar es el federal, ya existente en
occidente y que Kohl define como Estado Democrático de derecho basado en la
soberanía nacional, la pluralidad de los partidos políticos y las elecciones libres y
democráticas, además de la integración en la comunidad de los países libres de
occidente.

El nuevo Estado se apoya en dos valores fundamentales: la Cámara del Pueblo,


elegida en Alemania el 18 de marzo de 1990 y que fue el órgano legislativo que
decidió la incorporación a la economía de mercado y las democracias, y el Tratado de
la Unión monetaria, firmado en julio de 1990 y que establecía el marco como moneda
de cambio en toda Alemania.

Francia

Un hombre monopoliza la vida política de Francia, Charles De Gaulle, héroe de la


resistencia y artífice de la IV República.

Las elecciones de 1945 demostraron que había cambiado el panorama político francés
en cuanto a su orientación democrática y la resolución de los problemas de la
posguerra, respecto a varios elementos:

- Nuevo juego de partido: socialistas, comunista y Movimiento Republicano.


- Referéndum de 1946 para aprobar la Constitución.
- Fundación del partido Rassemblement du Peuple Francais (Unión del Pueblo
francés) con el que se retorna a las políticas de De Gaulle y a las decisiones políticas
más estrictas.

La IV República 1946-1958

La IV República no resultó un sistema de gobierno eficaz debido a que tuvo que


enfrentarse a varios problemas:

- La inestabilidad social, derivada de los problemas económicos de la posguerra y a la


oleada de huelgas provocadas por el partido comunista.
- El problema militar, enfrentándose a la descolonización de Argelia.
83

- El problema institucional ya que la República no definía las funciones del presidente,


ni su relación con el Gobierno y el Parlamento.

Pero lo que perturbaba la dinámica política era el papel del Partido Comunista. De
Gaulle se había preocupado de que no tuviera ningún protagonismo en los últimos
meses de la guerra luego le negó ministerios claves.

En mayo de 1957 De Gaulle hizo pública su disposición para asumir los papeles de la
República ante la grave crisis política.

La V República 1958-1969

La Constitución de 1958 establecía un modelo presidencial con una duración de siete


años. El presidente dispone de la facultad de disolver ambas cámaras y la posibilidad
de someter a referendum cualquier tema. Al mismo tiempo disminuyen las funciones
de del Parlamento y los problemas continúan especialmente en Argelia cuando la OAS
intentó un golpe de Estado en 1961. Sus dirigentes fueron detenidos y encarcelados.

Los partidos serán a partir de ahora el gaullista, el comunista y el socialista. La


izquierda se irá volviendo cada vez más fuerte con nuevos líderes como Deferre y
Mitterrand, lo cual unido a la crisis estudiantil y obrera de 1968 provocaría al año
siguiente la dimisión de De Gaulle.

La influencia de De Gaulle en la historia contemporánea de Francia ha sido enorme.


Desarrollo un régimen presidencialista, se opuso al reparto teórico del mundo entre las
dos superpotencias, afirmando su independencia con respecto a la política exterior de
EUA para lo cual dotó a Francia de un arsenal atómico, símbolo de su poderío
industrial y de su soberanía.

El Mayo francés

Durante la década de los 60, la protesta estudiantil asoló a Europa, pero tuvo
manifestación más clara en los movimientos estudiantiles en París. Los estudiantes
apoyados por los obreros y los políticos de oposición pedían la retirada de EUA de
Vietnam, el reconocimiento de nuevas formas de cultura y la imaginación al poder,
texto de numerosas pintadas en las paredes de París.

La ocupación de las fábricas era más grave que la de las aulas e inquietó a De Gaulle
que llegó a pactar los acuerdos de Granelle que implicaron un cambio de rumbo en las
relaciones laborales.

Partidos y sindicatos sintieron miedo de la conexión entre estudiantes y obreros. De


Gaulle viajó a Baden-Baden para asegurarse el apoyo de los militares y su movimiento
fue liquidado.

El fin del Gaullismo y la era Mitterrand

El pleno respeto a la estructura republicana se desarrollaría a partir de 1981 cuando


llega a la presidencia F. Mitterrand creador del procedimiento de la cohabitación es
decir de gobierno con partidos de distintas tendencias, mayoritariamente socialistas.

Este sistema fue un gran éxito hasta la aparición de numerosos casos de corrupción, a
los que no supieron hacer frente con las medidas adecuadas, lo que condujo al
descalabro electoral de 1992.

El triunfo conservador del partido del Chirac ha abierto una etapa de privatizaciones y
reducción del gasto público. Sus principales problemas son la disputa del liderazgo
84

europeo frente a Alemania y los numerosos ensayos de armamento nuclear fuera del
territorio francés, que están calando profundamente en el pensamiento y en los
sentimientos de conservación del ambiente, así como el mantenimiento de la paz,
promocionados y potenciados por organizaciones no gubernamentales como
Greenpeace.

Italia y la flexibilidad política

Italia uno de los países más beneficiados por la constante ayuda de EUA, fundamentó
su desarrollo político, económico y social en la existencia de un gran partido
interclasista, el demócrata cristiano, que buscó continuamente la coalición y el apoyo
de otras fuerzas del arco parlamentario. Un poderoso partido comunista, el primero en
Europa después del soviético, dirigido casi siempre muy realista e inteligentemente,
sobre todo durante la jefatura del gran político E. Berlinguer, favoreció las
transacciones y acuerdos entre las fuerzas restantes, agrupadas últimamente en el
denominado pentapartido, sin que, por otra parte, el P.C.I. cuestionara en ningún
momento las bases fundamentales del régimen, ni aún su decidido atlantismo.

En los últimos tiempos el deterioro de la hegemonía democristiana acentuó la


endémica debilidad ministerial, salvo un largo periodo presidido por el eficaz socialista
Craxi. Pese a ello, la capacidad negociadora de las diferentes fuerzas, la flexibilidad
del sistema, junto con una economía que superó espectacularmente la crisis
desencadenada en 1973 y una sociedad tan vital como dinámica, sirvieron de
contrapeso a los endémicos males que desde la lejana liberación han condenado a la
democracia italiana a una situación de permanente inestabilidad institucional sin que
por ello afectara de manera sustancial su desarrollo político.

Entre las modificaciones más importantes de los últimos tiempos hay que situar el
cambio de denominación, de definición y objetivos de su secretario general Achille
OCChetto, Partido Democrático de Izquierda, que abrió las puertas en Occidente los
proceso de convergencia y reflexión orientados a la creación de una nueva izquierda
alejada de la pesada herencia del comunismo soviético.

3.1.3. El capitalismo en oriente

Japón

El año de 1945 se convirtió en un punto de inflexión para la historia contemporánea de


este país, cuando el gobierno el orgullo nacional de este país recibió un duro golpe al
verse obligado a aceptar la supremacía y la ocupación militar norteamericana de su
territorio.

EUA impuso una política de transformaciones con la evidente intención de controlar


económica y políticamente. Se desmanteló el potencial militar, se decreta l cierre de la
industria de armamentos y se le privó de su imperio colonial. También se promovió la
libre empresa, se desmantelan los trust conocidos en Japón como Zaibatsu, se impuso
la libertad de comercio, y se establecieron reformas fiscal, agraria y sindical.

En 1947 se promulga una nueva constitución, vigente actualmente. En ella se plasmó


una democracia de corte occidental basada en la de EUA. SE reconoce el sufragio
universal, es la primera vez que se le permite el voto a la mujer. El emperador es
despojado de su carácter divino y de la mayoría de sus atribuciones, solo se limita a
nombrar como primer ministro al candidato elegido por el Parlamento.
85

En la constitución se consagra la división de poderes:

• El legislativo, se deposita en la Dieta Nacional, compuesta por dos cámaras: la de


representantes y la de consejeros ambas elegidas por sufragio universal.
• El ejecutivo, depositado en el primer ministro, que nombra y supervisa a los distintos
ministros.
• El judicial, que reside en los tribunales de justicia.

Con el texto legislativo se vuelve a poner de manifiesto la capacidad de los japoneses


para adaptarse a los cambios. La constitución era tan liberal que no podría haberse
adoptado ni en EUA en ese momento ya que en la sociedad norteamericana, se
agudizaban las represiones contra el movimiento obrero, contra los intelectuales
progresistas y contra cualquier intento de respeto a los derechos del hombre de forma
radical.

En la década de 1950 EUA se siente amenazado por el surgimiento de movimientos


comunistas fuera de U.R.S.S., por la Guerra Fría, la crisis de Corea. En estas
circunstancias, Japón pasa a un segundo plano en los intereses hegemónicos de la
primera potencia mundial, y de ser un país controlado se convierte en un aliado. Por el
Acuerdo de San Francisco de 1951, se le concede la autonomía total, aunque no se le
permite el rearme. El ejército estadounidense se retira del país, aunque mantiene
algunas bases militares para controlar el sudeste asiático. Además, se le garantiza
protección en caso de amenaza externa.

El milagro Japonés

Tras la retirada de EUA, Japón emprende inmediatamente una política de


recuperación económica: los sectores navales, siderúrgicos, electrónico, pesquero y
del automóvil son los primeros en potenciarse. En la década de los sesenta la industria
estaba plenamente recuperada y en 1972 ocupaba el primer puesto mundial en cuanto
a flota pesquera.

A partir de ese momento, el Estado toma las riendas de la economía estableciendo un


sistema de prioridades de producción, con el que se hizo hincapié en el aumento de la
producción de carbón y hierro, los dos pilares más importantes de su economía. Se
sientan las bases para el despegue de su producción, mostrando un incremento de las
inversiones sostenido por la recuperación del consumo basado en las nuevas
industrias de consumo como la televisión y los automóviles.

Además en este periodo Japón contó con una importante entrada de capital extranjero
proveniente sobre todo de EUA, lo que contribuyó a sanear la economía. Por otra
parte Japón fue una importante base militar y un punto neurálgico básico durante la
Guerra de Corea.

Este crecimiento económico se basó además en:

- Un importante aumento de la población sobre todo urbana, que rejuveneció al país.


- Contención de los salarios y de los costes de producción e incremento del ahorro
que contribuyen a la creación de una mentalidad pro industrial del obrero.
- Gran capacidad de asimilación tecnológica, que se aplica en el campo industrial.
- Control de la inversión extranjera y una política proteccionista por parte del Estado.
- Escases de intervención en gastos militares, lo que permitió destinar fondos a otros
sectores de la economía, favoreciendo la creación de empresas.
- Planificación gubernamental a través de planes quinquenales.
86

- La reinversión de gran parte de su producto nacional bruto, para modernizar su


industria y su agricultura, desarrollando una excelente política exportadora, basada
en la alta competitividad alcanzada por sus productos.

Entre 1950 y 1973 Japón había cambiado sus principales fuentes de energía pasando
a depender de casi exclusiva del petróleo en detrimento del carbón, al estallar la crisis
de 1973 el país sufrió una importante regresión, al igual que el resto de los países
occidentales. En los años siguientes, la economía japonesa no se recuperó totalmente
de los efectos de la crisis. En el presupuesto complementario de 1975 el gobierno
recurrió por primera vez a una financiación deficitaria. Además los altos tipos de
interés existentes en EUA prolongaron durante más tiempo la recesión japonesa.

Aún hoy, los productores japoneses de acero siguen adoptando drásticas medidas de
reducir costes e intentan introducirse en otras áreas de negocios, como los nuevos
materiales y la electrónica, televisión, ordenadores, semiconductores y automóviles.

Sin embargo se han adoptado sistemas de producción fabril flexibles para suministrar
más variedad de productos a series más pequeñas y los comerciantes se han dado
cuenta de que la supervivencia en la nueva etapa dependía de su creatividad para dar
respuesta a las necesidades de los consumidores.

Algunos especialistas llegaron a la conclusión de que los enormes excedentes de


Japón no podían continuar si se pretendía que su economía se desarrollase en
armonía con la del resto del mundo. Para ello debe reducir el desequilibrio de su
balanza de pagos y transformar su estructura alejándose de la dependencia de las
exportaciones y contando con más demanda interna.

En la década de los noventa se emprendieron mejoras puntuales: reducción de la


minería de carbón, recorte del sistema de ahorro, mayores exenciones fiscales para
propietarios de viviendas, la reducción obligatoria de las horas laborales y un aumento
del gasto en obras públicas.

3.1.4. Estados Unidos un modelo de democracia presidencial

Estados Unidos presenta una serie de características que lo convierten en peculiar


con respecto al resto de las democracias occidentales; cabe señalar las escasas
modificaciones que ha sufrido la constitución de 1787, la autonomía con la que cuenta
cada uno de los cincuenta estados federados en materias como la enseñanza, la
sanidad, la justicia, la policía, etc., y la marcada separación de poderes del Estado:
legislativo, ejecutivo y judicial.

- Dentro del poder legislativo destaca el papel desempeñado por el Senado, que tiene
una gran cantidad de atribuciones y un mandato muy amplio, que dura seis años.

- Como órgano más alto del poder judicial se encuentra el Tribunal Supremo, que
cuenta con nueve jueces vitalicios, se pronuncia sobre la constitucionalidad de las
leyes votadas por el Congreso y sobre las decisiones del presidente, que puede
anular.

- El poder ejecutivo es el que presenta más diferencias con los países europeos, ya
que se concentra en el presidente, los ministros tienen que ejecutar sus órdenes. Sin
embargo, existen mecanismos legales de control, como cuando el presidente quiere
sacar adelante sus programas legislativos, para lo cual necesita el voto favorable de
los congresistas. La constitución prevé además, la posibilidad de destitución por la
Cámara de Representantes, sancionada luego por el Senado, cuando el presidente
es acusado por traición o delito grave.
87

Etapas de desarrollo:

La América Liberal Truman-Eisenhower

Tras la Segunda Guerra Mundial, EUA aparece como el vencedor indiscutido del
conflicto: es la nación que menos pérdidas directas ha sufrido por la contienda y es la
más poderosa bélica y económicamente.

Con el estallido de la guerra, el programa del New Deal dirigido por Roosevelt había
quedado interrumpido. Tras su muerte, sucesor, Harry Truman, continuó y amplió los
logros políticos conseguidos en los años treinta, lo cual fue posible gracias a las
circunstancias en que se produjo el fin de la guerra, que provocó:

- El aumento de la producción industrial y una situación de pleno empleo.


- El control estatal de la economía.
- La creación de organismos administrativos, que incluían programas fiscales
redistributivos y de asistencia social.
- Una mayor igualdad social, provocada por la situación de escasez durante la guerra.
- La incorporación de las minorías étnicas y de la mujer al ejército y al trabajo, por las
necesidades que habían suscitado la guerra.
- El aumento creciente de la burocracia federal y de los sindicatos.

En 1948 Truman es reelegido presidente y presenta un nuevo programa de legislativo,


el Fair Deal, con el que se tomaban amplia serie de medidas de carácter social, como
el sistema de seguridad social y laboral y la reglamentación de los derechos civiles,
que pretendían la igualdad social y racial, pero la mayoría de estos proyectos no se
llevaron a cabo, al quedar bloqueados en el Congreso. A la vez se desarrollaba, cada
vez con más fuerza, una tendencia conservadora en la sociedad, motivada por
distintas causas, en relación con la regularización de la vida norteamericana después
de la guerra. Para los ciudadanos resultaba difícil de entender el crecimiento de la
burocracia y del intervencionismo estatal, ya que estas eran consideradas como
medidas socialistas, contrarias por lo tanto al espíritu mismo de la nación.

La mejora de la posición social de las minorías, especialmente de la negra, provocó


violentos disturbio; las leyes promulgadas por Truman prohibiendo la discriminación
racial y la creación de un Comité de Derechos Civiles provocaron la escisión de las
facciones sureñas del partido demócrata.

Con el desarrollo de la Guerra Fría, el anticomunismo se fue extendiendo por el país, y


EUA intento poner freno al avance comunista. Esto supone un cambio importante en la
política internacional seguida hasta entonces, abandonando así su tradicional
aislacionismo.

Truman tuvo además que hacer frente a la llamada "caza de brujas", protagonizada
por el senador republicano McCarthy, que consagró su carrera política a descubrir y
acusar de comunistas a diferentes personajes del mundo de la Administración, el arte
y la cultura. Tras la victoria republicana de 1952, McCarthy fue desprestigiado
políticamente; sin embargo, el conservadurismo anticomunista permanecería como
una constante en la sociedad norteamericana en los años siguientes.

La administración Eisnhower coincidió en sus inicios con un periodo económicamente


depresivo, caracterizado por el escaso dinamismo interior y la aparición del subempleo
y el déficit exterior. El programa republicano estaba basado en la contención del gasto
público y la reducción de los impuestos para las empresas, apostando claramente por
la iniciativa privada. Todo esto supuso el recorte a los programas de asistencia social;
pero a pesar de ello, durante el mandato de Eisenhower el número de funcionarios
88

aumentó y la seguridad social amplió el número de beneficiarios, lo que fue posible


gracias a la aceptación de la labor realizada por los demócratas.

El paso del periodo de sociedad de subsistencia a sociedad de abundancia, contribuyó


a crear un modo de vida americano, con claras connotaciones consumistas. Este tipo
de vida se traduce en estabilidad política, aunque se vio perturbada por la
conflictividad racial. La minoría negra comienza su lucha por el reconocimiento de sus
derechos contra la discriminación, surgen así las manifestaciones de protesta no
violentas lideradas por Martín L. King. En el sur del país la reacción blanca contra
estas fue violenta.

La era Kennedy 1960-1968

Kennedy dio el triunfo a los demócratas en 1960 por un estrecho margen de votos. Su
divisa electoral fue el cambio y las posibilidades de futuro, lo cual quedó resumido en
el proyecto de la Nueva Frontera, cuyo objetivo era eliminar la pobreza y la
marginación.

A pesar de las buenas intenciones de la administración Kennedy, las reformas del


Estado de Bienestar se aplazaban, el problema del paro no se solucionaba y el
proyecto de ley de derechos civiles contra la discriminación racial tampoco se llevó a
cabo. Su muerte víctima de un atentado en 1963, le elevo a la categoría de mito,
haciendo olvidar el fracaso de su gobierno, especialmente en política exterior y
defensa. Kennedy aumento la inversión en el gasto militar, sobre todo en tecnología
espacial, así queda reflejado su marcado carácter continuista con la administración
republicana.

Su sucesor fue Lyndon Johnson 1964-68, que conseguiría su refrendo con una
aplastante victoria sobre su contrincante republicano. La política de la Nueva Frontera
fue sustituida por la de la Gran Sociedad, consiguiendo realizar gran parte de las
reformas pendientes de su antecesor. Se destinaron amplias partidas a la educación
de los sectores más pobres, se aprobaron leyes sobre vivienda y transportes públicos;
salió adelante la ley sobre seguridad social, la ley escolar y en 1964 se consiguió la
aprobación de los derechos civiles que garantizaba el voto a los negros y prohibía su
discriminación en lugares públicos.

Este periodo está caracterizado por el desarrollo de los movimientos de protesta,


como el movimiento negro, que comenzó reclamando medidas legislativas y termino
reivindicando cambios sociales que consiguieran erradicar el racismo y la
discriminación: el Comité Coordinador de los Estudiantes por la No Violencia que
incluyeron a los feministas al movimiento gay y a las minorías indias y chicanos; el
movimiento contracultural de los hippies, críticos con los valores tradicionales de la
sociedad y que mostró rechazo con la adopción de formas de vida comunales sin
ningún tipo de organización política.

Muchos de estos movimientos fueron radicalizándose, como fue el caso de los


musulmanes negros liderados por Malcom X, el Black Power o los Panteras Negras.

En 1968 son asesinados Martín King y Robert Kennedy se suceden motines raciales
reprimidos duramente. El resultado de esta situación fue la elección del republicano
Richard Nixon para la presidencia.

La América Conservadora

El mandato de Nixon 1968-1974, se caracterizó por una excesiva personalización y


prepotencia, prescindió del diálogo con el Congreso, de mayoría demócrata, vetando
numerosas iniciativas legislativas.
89

También durante su presidencia se retiraron la totalidad de las tropas norteamericanas


de Vietnam, aunque se realizar de forma gradual. En política exterior tuvo una
actuación destacada, intensificando la distensión, para lo cual viajes a China y a la
U.R.S.S.

Su política interior se caracterizó por el enfrentamiento con los movimientos radicales


de oposición a la guerra. Asimismo, aumentó el presupuesto de defensa en detrimento
de los programas sociales. Con la grave crisis que se desata después del boicot
petrolífero de 1973, los índices de paro se disparan y la economía se tambalea.

En esta difícil situación salta a la luz el escándalo Watergate. Al presidente Nixon se le


acusó de dirigir una campaña de espionaje contra sus adversarios demócratas; los
más directos colaboradores del presidente fueron renunciando al verse implicados en
el asunto, incluido el vicepresidente S. Agnew. Al encontrarse en un callejón sin salida,
Nixon dimitió en 1974, le sustituyó Gerald Ford, que en 1976 perdía las elecciones
ante el demócrata Jimmy Carter, cuyo mandato estuvo marcado por el
recrudecimiento de la crisis económica.

El giro a la derecha: Reagan-Bush

En 1980 la elección de Ronald Reagan supone el retorno de los republicanos al poder,


este hombre encarnó los valores más conservadores de la derecha americana:

- El reaganismo se empeñó en recuperar el prestigio de EUA por medio de la fuerza.


- En materia económica defendió la libertad absoluta de la empresa privada,
suprimiendo cualquier control estatal. Su política económica, basada en la reducción
de impuestos, supuso el aumento del déficit presupuestario, lo cual conllevó a un
espectacular crecimiento del desempleo.
- Los fondos para armamento aumentaron en detrimento de los fondos sociales, por lo
que se produjo un mayor número de marginados.

El sucesor de Reagan, G. Bush sería elegido triunfalmente en 1988, Al tomar posesión


de su cargo hizo gala de un talante más moderado y pragmático que su antecesor, así
como de una gran capacidad de reacción ante los acontecimientos que podían afectar
negativamente al proceso ya en marcha de la distensión mundial, como la invasión a
Kuwait en 1990 y el fallido golpe de estado en la Unión Soviética en 1991. La caída del
Muro de Berlín y la desaparición de los regímenes comunistas de Europa oriental,
permitieron a la diplomacia de EUA erigirse como el adalid mundial de los sistemas
democráticos y los derechos humanos, lo que equivalía a desautorizar en todo el
planeta los regímenes de partido único y favorecer el pluripartidismo, una política
exterior en abierta contradicción con la etapa anterior.

Sin embargo, el nuevo equilibrio internacional surgido tras la caída del telón de acero
fue desestabilizado en Oriente Medio por la invasión iraquí y la anexión de Kuwait por
las tropas de Saddam Hussein.

La firme determinación de EUA que consiguió la condena de la invasión y un plazo


para abandonar el territorio ocupado con la práctica totalidad de la ONU fue el primer
ensayo del nuevo orden mundial. La negativa a retirarse de S. Hussein en el plazo
fijado por la ONU provocó el estallido de la Guerra del Golfo en enero de 1991 entre
las fuerzas multinacionales, comandas por EUA y el ejército iraquí, convirtiendo al
presidente norteamericano en árbitro indiscutido de los destinos del mundo. De esta
manera los EUA recuperaron el liderazgo mundial perdido en Vietnam.

El conflicto de Medio Oriente quebró cualquier atisbo de vocación hegemónica


europea, al poner de relieve la ausencia de una política exterior independiente de los
intereses de EUA y abrir una importante fractura en el que parecía, tras la caída del
90

comunismo europeo, imparable proceso hacia la "casa común europea". Por otra
parte, maniatada la Unión Soviética por el caos económico y social y sus graves
problemas estructurales, Bush pudo anunciar la misma noche que empezaron los
bombardeos sobre Bagdad que se estaba a las puertas de un nuevo orden mundial
encabezado por los EUA.

Al finalizar la contienda la intervención de las tropas multinacionales, convertidas en el


espectáculo mundial televisado de la formidable maquinaria bélica y tecnológica de los
EUA, Bush se apresuró a definir las características del nuevo orden con la puesta en
marcha de un plan de paz para Medio Oriente, que contemplaba la celebración de una
conferencia regional bajo la divisa de paz por territorios y la aceptación por parte de
Israel de una delegación palestina no vinculada a la OLP, que veía nuevamente
negada su representatividad internacional tras su alineamiento con S. Hussein en la
Guerra del Golfo.

Los primeros eslabones del plan de paz, diseñado con la ayuda del reciente aliado
sirio y el asentimiento de saudíes y egipcios, fueron, la pacificación y reunificación del
Líbano, país definitivamente situado en la esfera de influencia siria, la normalización
de las deterioradas relaciones con el Irán posjomeinista y la garantía de supervivencia
para los regímenes oligárquicos de los jeques del Golfo Pérsico.

El reconocimiento de la dualidad del poder entre el presidente ruso Boris Yeltsin y el


presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, cuya posición había quedado
seriamente dañada tras el fracaso del golpe de estado de 1991, se había de traducir
en el apoyo incondicional de la administración norteamericana a la tarea de
desmantelar el aparato de poder de su viejo enemigo comunista e implantar el
capitalismo en el antiguo espacio soviético.

El reconocimiento de la independencia de las repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y


Lituania, y la seria amenaza formulada por el secretario de estado, James Baker,
contra la tentación de cuestionar todas las fronteras surgidas de Yalta, a raíz de la ola
independentista que había sacudido a la U.R.S.S., los Balcanes y la Europa del Este,
fueron las piezas maestras de la nueva estrategia geopolítica que convirtió a EUA en
la única potencia del nuevo orden, cuya realidad se plasmó en la Conferencia de Paz
de Madrid de octubre de 1991.

3.1.5. La revolución social y cultural

Expansión de la escolaridad

Uno de los objetivos de los países subdesarrollados en la segunda mitad del siglo XX
fue la extensión de la escolaridad básica, tratando de imitar a los países desarrollados,
que habían implementado estas políticas a fines del siglo XIX. Las tasas de
analfabetismo disminuyeron en forma significativa.

Mientras en los países industrializados se manifestaba una fuerte tendencia a la


universalización de la educación secundaria y a la expansión de la demanda de
educación superior. En el nivel secundario aumento la participación femenina
alcanzando una proporción similar con los hombres hacia 1975.

La expansión de la educación universitaria fue vertiginosa. Entre 1960 y 1980 el


número de estudiantes se multiplicó por cinco y hasta por nueve en los distintos
países de Europa y en algunos subdesarrollados. Este crecimiento estuvo estimulado
por la idea de que la educación universitaria era el mejor camino de ascenso social.
En este proceso también incidió la creciente importancia del papel del conocimiento
científico y técnico en las sociedades avanzadas. La demanda de profesionales
91

especializados fue en particular muy alta en el sector terciario, que agrupaba un


conjunto heterogéneo y variado de actividades imprescindibles para el funcionamiento
de la producción agropecuaria o industrial, aunque no ligadas a ellas directamente.

Las mejores en la cobertura y en la calidad de los servicios educativos tuvieron un


notable impacto sobre el crecimiento económico. La conciencia de las clases
dirigentes de los países industrializados y de aquellos preocupados por su desarrollo
industrial, como los países del sudeste asiático, acerca de la estrecha relación entre
educación y progreso económico se pusieron en evidencia en el esfuerzo económico
que llevaron adelante para apoyar la educación y la ciencia.

Cambios en la estructura ocupacional

Las transformaciones reseñadas en las páginas anteriores implicaron también un


cambio profundo en la estructura ocupacional. Por una parte, creció la proporción de
trabajadores aislados dentro del conjunto de la población económicamente
activa, en un contexto marcado por bajas tasas de desempleo. En Francia, por
ejemplo, los asalariados constituían el 49% de la población activa; en 1975, esa
proporción había crecido al 83%. Por otra parte, cambió la composición interna del
sector asalariado. El crecimiento de las funciones administrativas, gerenciales,
científicas y de servicios públicos condujo al incremento de trabajadores ocupados en
esas tareas y, en consecuencia, a la disminución en la proporción de los obreros
industriales. Estos nuevos grupos de trabajadores no eran homogéneos. El caso
Francés muestra una tendencia que se repite en otras sociedades industriales
avanzadas: en 1931, los asalariados no obreros eran 2.700.000 y, en 1975, habían
aumentado a 7.900.000. Dentro de este conjunto se distinguían, por un lado, unos
3.800.000 "simples empleados" o "proletarios de cuello blanco", unos 2.700.000
"ejecutivos medios" y alrededor de 1.400.000 "ejecutivos superiores". En el mismo
año, 1975, los trabajadores rurales eran apenas unos 375.000 –cuarenta años antes
eran más de 2.000.000.

La situación de las mujeres

Dentro del conjunto de transformaciones sociales del periodo, se destacaron los


cambios en la situación de las mujeres, que adquirieron un mayor grado de
participación en la vida económica y social.

En buena medida, estos cambios guardan estrecha relación con el acceso masivo de
las mujeres al trabajo asalariado. Millones de mujeres se incorporaron al mercado
del trabajo, en especial en actividades relacionadas con la administración y con los
servicios.

Otro factor de importancia fue el ingreso de muchas mujeres a la educación media


y universitaria, que permitió el acceso de las mujeres a trabajos profesionales que,
hasta mediados del siglo XX, habían sido monopolizados por hombres. Las mujeres
profesionales comenzaron a competir en el mercado laboral con los hombres y, en
muchos casos, encabezaron luchas para combatir las discriminaciones legales y
salariales que las afectaban.

Pero además, la disminución del número de hijos por familia en los países
desarrollados, a causa del control de la natalidad, hizo que las mujeres necesitaran
menos tiempo para las tareas domésticas y pudieran dedicarse total o parcialmente al
trabajo fuera de la casa. Todos estos factores contribuyeron a modificar las relaciones
entre hombres y mujeres, rompiendo con pautas tradicionales y poniendo en cuestión
el promedio económico, social, político y cultural de los hombres.
92

La sociedad de consumo

Hacia la década de 1960, comenzaron a generalizarse los análisis sobre lo que se


llamó sociedad de consumo. Con este concepto se aludía, en muchos casos de
manera crítica, a un cambio en los hábitos de amplios sectores sociales de los países
desarrollados y de segmentos más reducidos de las sociedades de los países
subdesarrollados.

El crecimiento de la producción y la mejora en los salarios favoreció el aumento


de la capacidad de consumo de la población. Los hábitos de consumo de los
individuos y de las familias cambiaron profundamente. Las necesidades básicas de
alimentación, vivienda, y vestimenta fueron cubiertas sin el ingreso monetario
disponible, cuyo excedente pudo dedicarse al consumo de bienes y servicios, hasta
entonces inaccesibles o superfluos. La notable expansión del turismo fue uno de los
aspectos más destacados de este cambio de hábitos. Hacia 1950, alrededor de
300.000 norteamericanos hacían turismo cada año en el Caribe y América Central;
veinte años más tarde, la cifra ascendía a cerca de 7.000.000 de turistas.

Hacia principios de la década de 1990, cerca de 500 millones de turistas gastaban


alrededor de 300.000 millones de dólares cada año. Más del 60% del turismo se
realizaba entre los países desarrollados. Esta notable expansión estuvo
estrechamente ligada al aumento de los ingresos -en muchos países desarrollados
cobró creciente la mejora de las jubilaciones- y la disponibilidad de tiempo libre.
Asimismo, las facilidades de transporte y la mejora de los servicios de viajes, hotelería
y esparcimiento contribuyeron a la expansión del sector turístico.

Del lado de la oferta de bienes y servicios, los productores procuraron incentivar el


deseo de consumir. Uno de los mecanismos fue la competencia a través de los
precios. Pero no fue el único, ni tal vez el principal. También cobraron una mayor
importancia la venta a crédito, la aparición de nuevos canales de comercialización -el
supermercado en primer lugar-, la segmentación de los mercados -particularmente
notable en el desarrollo de una abundante oferta para los niños y los jóvenes-, la
sucesión planificada de modas y estilos y la introducción sistemática de nuevas bienes
y servicios.

Todo este proceso estuvo acompañado por un desarrollo vertiginoso de la


publicidad, que resultó el principal instrumento para difundir las imágenes que
estimulan los deseos de consumir. La publicidad enfatizaba el principal argumento de
venta en la sociedad de consumo: "la novedad". La importancia de las novedades llevó
a muchas empresas a incorporar la idea de la absolescencia planificada de sus
productos. Este concepto alude al propósito de fabricar productos que tuvieran una
duración limitada, para que fueran reemplazados por otros de un modelo nuevo.

Estos cambios en las capacidades y en las pautas de consumo tenían su base en la


idea de la expansión permanente e indefinida de los deseos de los consumidores. Las
sociedades de consumo –cuyo modelo era la norteamericana- comenzaron a ser
objeto de crítica social a fines de la década de 1960. Sin embargo, esta crítica no
consiguió modificar sus pautas básicas de funcionamiento.

Los jóvenes y la contracultura hippie

Durante la década de 1960 en los EUA y luego en otras sociedades occidentales se


produjo un movimiento de carácter transformador. Amplios sectores de la juventud, a
los que se comenzó a denominar hippies, se rebelaron contra la sociedad de consumo
capitalista y buscaron una forma alternativa de vida. Rechazaron el "modo de vida
americano" y experimentaron nuevas formas de relaciones interpersonales.
93

Cuestionaron a la familia burguesa y practicaron la vida comunitaria y el amor libre.


Rescataron la importancia de las filosofías orientales y reivindicaron la búsqueda de la
interioridad individual a través de la meditación y del consumo de estimulantes como la
marihuana y el LSD.

Los hippies consideraban que la difusión de los nuevos valores contribuía a la


construcción de una cultura alternativa considerada "contracultura" con respecto a la
del sistema capitalista. La nueva estética del hippismo fue la expresión de los
intereses de los jóvenes blancos que rechazaban completamente el activismo político
y que elegían como alternativa la huida de una realidad signada por la violencia y las
injusticias. Fue así, que muchos jóvenes decidieron formar comunidades y aislarse del
resto de la sociedad.

Con la guerra de Vietnam surgió un sector entre los hippies que adhirió activamente a
muchas de las movilizaciones antibélicas convocados por los grupos juveniles de la
"Nueva Izquierda Americana". Con los años el movimiento hippie fue perdiendo la
fortaleza y la vitalidad de sus orígenes. Su principal adversario, la sociedad de
consumo, terminó incorporando muchos de sus símbolos. La contracultura hippie fue
por lo tanto reducida a una simple moda: jeans, polleras coloridas, discos de rock,
transformados en objetos comercializables en todo el mundo. A pesar de ello, sus
principios transformaron los modos de comportamiento de la vida cotidiana y la visión
del mundo de un amplio sector de la sociedad. La lucha por la libertad, la
revalorización de la naturaleza, la mirada crítica frente a las tradiciones conservadoras
son valores con los que muchos jóvenes continuaron identificándose.

Actividad Nº 10

TRABAJO PRÁCTICO - OBLIGATORIO


La Edad de Oro del Capitalismo

Trabajen con la información:

1. Reseñen las condiciones internacionales que contribuyeron al


crecimiento económico producido en el periodo 1945-1973.

2. Identifiquen en este capítulo de qué manera y en qué ámbitos se


produjo la intervención de los Estados Unidos en la economía
mundial con posterioridad a 1945.

3. ¿Qué elementos pueden contribuir a mostrar la asociación entre


ciencia, tecnología y prioridades estratégicas en la segunda
posguerra?

4. ¿Cómo afectó la competencia entre los Estados Unidos y la Unión


Soviética el desarrollo de las industrias aeronáuticas, espacial y
de las comunicaciones?

5. Busquen en revistas especializadas de economías y finanzas, o


en los de interés general y en suplementos económicos de los
94

diarios, noticias sobre las grandes empresas. Identifiquen en qué


sector industrial se desempeñan.

6. El siguiente es un fragmento del libro La economía del despilfarro,


de S. Bowles, D. Gordon T. Weisskopt (Alianza, 1989). Léanlo y
resuelvan las actividades propuestas.

"Al igual que ocurrió en otros imperios, los beneficios privados –


derivados del comercio internacional, de la movilidad del capital
americano, y del papel financiero clave que desempeña Wall Street en el
mundo- se basaban en la confluencia del poder económico y el militar.
La preponderancia de Estados Unidos se apoyaba en dos pilares. La
tecnología americana -la impresionante maquinaria con que los
trabajadores americanos fabricaban productos "made in America"- y las
enormes ventajas que tenían los trabajadores norteamericanos respecto
de la productividad constituían el primero. El agresivo apoyo político a la
inversión en el extranjero y la imposición del poder militar constituían el
segundo."

- De acuerdo con los autores, ¿Cuáles eran los fundamentos de


la preponderancia norteamericana en la economía mundial de la
segunda posguerra?

- Analizar y fundamentar la idea de que el crecimiento de la


economía es inseparable de la acción política de los gobiernos.

3.2. El Socialismo Real hasta la Perestroika

3.2.1. Proceso de transformación política económico social en la U.R.S.S.

Kruschev y la desestalinización

Hasta 1953 la U.R.S.S. había sido gobernada por Stalin por medio de una auténtica y
despiadada dictadura caracterizada por el culto a la personalidad de su líder a través
del terror policial y gracias a la propaganda política y el prestigio que le dio su victoria
sobre los nazis. Para establecer su régimen totalitario las bases de apoyo principales
fueron el partido, la policía política y la administración del Estado.

Tras la muerte de Stalin en 1953, fue sustituido por un grupo de veteranos comunistas
entre los que se destacaría progresivamente N. Kruschev, que se mantendría en el
poder hasta 1964.

Durante la llamada "década de Kruschev", la U.R.S.S. intento liquidar las peores


secuelas del estalinismo, promover el crecimiento económico y mejorar el nivel de vida
de la población. Ello implicaba, desde el punto de vista político, favorecerla
democratización interna del partido y la liquidación del Estado policial; desde el punto
de vista económico, una cierta liberalización de con la introducción de incentivos
basados en la iniciativa privada y un desarrollo de la industria ligera destinada al
consumo.

Otro de los pilares de las reformas fue la proclamación de la coexistencia de pacífica


entre los bloques. A pesar de sus diferencias, los bloques capitalista y comunista
podían convivir independientemente sin confrontación. Esta idea venía impuesta por la
necesidad de desviar los recursos de la carrera armamentística a la inversión interior
95

para promover el desarrollo económico. Esta postura conllevaba el abandono por


parte de la U.R.S.S. del apoyo a la vía revolucionaria como método para implantar el
socialismo en los países capitalistas. Se reconocía la vía democrática parlamentaria
como medio para que los comunistas pudieran acceder legalmente al poder. Sin
embargo, a pesar de estas intenciones, la tensión internacional en el exterior y en el
interior del bloque comunista.

La crisis del comunismo europeo

En Febrero de 1956, un informe de carácter secreto encargado por Kruschev fue leído
a puertas cerradas durante la reunión del XX Congreso del Partido Comunista de la
Unión Soviética (PCUS). En él se revelaban los crímenes cometidos por Stalin.
Kruschev intentaba con ello desembarazarse de los dirigentes más próximos a los
planteamientos de Stalin. En el texto se destacaban, asimismo, la modestia el carácter
dialogante y la fuerza persuasiva de Lenin frente a la soberbia, el endiosamiento y el
carácter autoritario y represivo de Stalin. Se denunciaban las purgas a los militares y
los falseados procesos políticos, ya que las víctimas no eran espías, ni saboteadores,
ni enemigos, sino comunistas íntegros cuyas confesiones inculpatorias fueron
obtenidas mediante horribles torturas. Como resultado, en el interior de la U.R.S.S., se
multiplicaron las rehabilitaciones y se extendió la amnistía a los acusados de crímenes
políticos. El informe detallado fue facilitado después a los partidos comunistas
europeos. A pesar de las prevenciones de Kruschev: no debemos proporcionar
municiones a nuestros enemigos; no debemos lavar la ropa sucia ante sus ojos, la
información acabó filtrándose al exterior. Tres meses después apareció reproducido
íntegramente en el New York Times.

La difusión del informe sobre Stalin tuvo una enorme repercusión en las relaciones de
la U.R.S.S. con las democracias populares. Parecía que se afianzaba la apertura: el
deshielo, en el título de una novela contemporánea del escritor Ehrenburg se
planteaba una pregunta central de este periodo ¿Quién puede imaginarse, en invierno
lo que hay debajo de la nieve? La condena del estalinismo abría esperanzas sobre un
cambio, pero también incertidumbres: ¿hasta dónde podían llegar las reformas?

En las semanas siguientes a la muerte de Stalin, se produjeron levantamientos contra


el aparato estalinista en la República Democrática Alemana y en Checoslovaquia, que
tuvieron que ser sofocados por las tropas soviéticas. Los dirigentes estalinistas fueron
revocados, pero ninguno de los sustitutos podía separarse de la línea oficial soviética.
Sin embargo en 1955, Kruschev visitó Belgrado y se entrevistó con Tito, lo que se
interpretó como el reconocimiento de Moscú a la pluralidad de vías nacionales para
acceder al socialismo. Cuando en el verano de 1956 se hizo público el informe
preparado por Kruschev, los acontecimientos se precipitaron.

En Polonia, durante el mes de Junio, una huelga de los obreros de Posnan, al oeste
del país, derivó en la petición de elecciones libres y la exigencia de la retirada de las
tropas soviéticas. El líder W. Gomulka, un nacionalista polaco de ideología comunista
que gozaba de gran prestigio entre la población. Había permanecido en la cárcel en la
época de Stalin y había sido rehabilitado recientemente.

Kruschev se trasladó a Varsovia y aceptó la vía polaca de acceso al socialismo (la


tierra sería privatizada después) a cambio del compromiso de la fidelidad a la U.R.S.S.
y la permanencia en el bloque socialista. Los líderes obreros fueron detenidos.

Cuando estas noticias llegaron a Hungría, las concesiones soviéticas se interpretaron


como una prueba de debilidad rusa.
96

En octubre, una manifestación multitudinaria iniciada por los estudiantes de Budapest


destrozó una estatua de Stalin y se adueñó de la ciudad, exigiendo también la retirada
de las tropas soviéticas. El gobierno soviético publicó un comunicado en el que se
anunciaba la intención de la U.R.S.S. de no intervenir en los asuntos internos de las
naciones socialistas. Esta declaración proporcionó aún más esperanzas a los
húngaros, que proclamaron el pluripartidismo y la intención de reformar la economía
socialista. Además declararon la neutralidad de Hungría y su abandono del Pacto de
Varsovia. La U.R.S.S. no estaba dispuesta a tolerar la defección militar y sus tanques
ocuparon la capital húngara. EL gobierno polaco se apresuró a condenar la rebelión,
estableciéndose así los límites de las reformas. Años después, destituido ya Kruschev,
se produciría en Checoslovaquia una experiencia similar, la primavera de Praga en
1968, que fue igualmente aplastada por los tanques soviéticos. El deshielo había
terminado, el invierno había vuelto.

Durante la década de Kruschev, se produjo la ruptura chino-soviética. A finales de la


década de 1950, la tensión entre EUA y la China de Mao era máxima. Los
norteamericanos habían comprometido su apoyo al gobierno nacionalista de Chiang
Kaichek, exiliado en Taiwan. La amenaza nuclear en caso de conflicto y la
proclamación por parte de Kruschev de la coexistencia pacífica dejaban a China
indefensa. En 1958, coincidiendo con el inicio del "gran salto", Mao pidió a la U.R.S.S.
la entrega de armas nucleares para persuadir a EUA de una posible agresión a China.
Kruschev se negó, exigiendo que China se situase bajo el mando militar soviético. En
1960, la U.R.S.S. retiró sus técnicos y su ayuda, rompiéndose la relación
definitivamente en octubre de 1961, después de una serie de disputas fronterizas.
China denunció la coexistencia pacífica como una renuncia a la defensa del
comunismo mundial y como el abandono de la ayuda a los países que trataban de
emanciparse del neocolonialismo. Kruschev fue tachado de revisionista, es decir de
apartarse de la línea marxista-leninista. La caída de Kruschev, años después, no
implicaría el restablecimiento de las relaciones entre ambos países. Para entonces,
China ya disponía de armas nucleares; había hecho estallar su propia bomba en 1963.

Cuando a mediados de la década de 1960 se recrudeció la guerra de Vietnam, las


fuerzas de Vietnam del Norte recibieron el apoyo soviético. China quedó rodeada por
la U.R.S.S. y sus aliados: Mongolia en el norte y Vietnam por el sur completaban el
cerco. China aislada en el exterior, solo contaba con el apoyo de la lejana e
insignificante Albania. En Indochina se reprodujeron las divisiones del comunismo.
Vietnam, finalmente unificado, extendió su influencia sobre Laos y Camboya y trató de
ser el contrapeso de la poderosa China confirmando su amistad con la U.R.S.S. En
estas circunstancias se produciría el acercamiento de China con EUA Este último país,
derrotado en la guerra de Vietnam, intentaba aprovechar la fractura del bloque
comunista.

El fracaso de las reformas en la U.R.S.S.

Los intentos de reforma económica, ensayados en la agricultura soviética y en las


democracias populares de Europa Oriental, se saldaron con un fracaso. Se pretendía
liberalizar el sector para favorecer la inversión y mejorar las explotaciones,
estimulando el aumento de la producción. En síntesis las medidas aprobadas fueron
las siguientes:

- Disminución de las entregas obligatorias al Estado, hasta llegar casi a la supresión.


- Incremento de los precios agrícolas oficiales y posibilidad de venta libre en los
mercados.
- Reducción de la presión fiscal, que sería total en las explotaciones menos rentables.
- Aumento del crédito oficial.
- Supresión de las estaciones estatales y venta de la maquinaria a las cooperativas.
97

Si tenemos en cuenta que este proceso coincide con el abandono de la política


represiva de corte estalinista se comprende el resultado. Los campesinos relegaron el
trabajo comunitario y concentraron sus esfuerzos en las parcelas privadas (huertos
koljosianos), pensadas inicialmente como complemento. Así mientras la producción de
los huertos koljosianos crecía rápidamente, disminuía la de productos básicos. La
U.R.S.S. alcanzó los rendimientos por hectárea más bajos del CAME. Incapaz de
cubrir sus necesidades de alimentación, ahora debía recurrir a la importación,
situación opuesta a la anterior a la Segunda Guerra Mundial, en la que basaba sus
exportaciones en la venta de los excedentes de grano. A pesar de las diferencias entre
países, en conjunto, la agricultura del CAME no lograba producir lo que consumía, a
pesar de que su objetivo era llegar al autoabastecimiento. El déficit agrario era elevado
y debía compensarse con la importación.

Las autoridades soviéticas justificaban la situación aludiendo al despilfarro que se


producía al trasladar las cosechas a los silos en los que se almacenaba y después a
los centros de consumo. Se llegó a estimar la pérdida anual de cereales por este
concepto equivaldría al total importado de EUA. En este sentido se manifestaría el
informe del PCUS leído en 1978.

Es probable que la falta de renovación de la maquinaria productiva y de transporte,


desde que fue traspasada a los campesinos, afectase a la producción de productos
frescos y perecederos, como leche, huevos, hortalizas o frutas. De hecho, la
existencia de una maquinaria obsoleta contrastaba con la modernización que
experimentaba el armamento y las costosas exigencias de la carrera espacial. Pero es
difícil explicar por qué se perdía tanta cantidad de cereal en los traslados.
Seguramente se debió al ocultamiento de los campesinos, que podían vender el grano
a precios mucho más elevados en el mercado negro. Estos ocultamientos clandestinos
que en la época de Stalin habrían sido calificados como sabotaje y reprimidos con la
cárcel o la deportación, serían silenciados con la complicidad de los funcionarios
locales que podían beneficiarse de tales prácticas.

Burocracia y triunfo de la Nomenclatura: la era Breznev

A finales de 1964, Kruschev fue relevado de sus cargos en el Estado y en el partido.


La oposición interna había ido creciendo en torno a la crítica de las reformas
económicas y de la política exterior. Los malos resultados de la gestión económica
mostraban la dificultad de compaginar la planificación estatal con la iniciativa privada.
En 1962 aumentó el precio de productos básicos, como la carne y la leche, mientras
que los salarios permanecían estancados desde hacía algunos años, lo que motivó
que se produjeran manifestaciones masivas y huelgas generalizadas. La crítica de
políticos y militares, la ruptura con China y la indignación provocada por la "retirada
soviética" de Cuba durante la Crisis de los misiles, habían minado el prestigio de
Kruschev. Su destitución, presentada como una jubilación, no causó oposición ni
reacciones en el exterior.

Hasta la década de 1980 se abría un periodo de más de quince años durante el cual
quedarían en suspenso las reformas. Se reemprendió una agresiva e intermitente
política exterior que llevaría a la intervención en determinadas zonas de Asia: Vietnam,
desde mediados de 1960, Afganistán, desde 1979. Este intervalo puede considerarse
como el periodo de fosilización del régimen autoritario postestalinista, estancado en el
inmovilismo y opuesto a las reformas, pero sin otra alternativa que la continuidad de
un sistema burocratizado y caduco. El anquilosamiento de las estructuras políticas y
económicas correspondía fielmente a la imagen envejecida que ofrecían los dirigentes
soviéticos personificada en su líder L. Breznev.
98

Durante estos años se afianzó el estancamiento de la economía soviética. El


envejecimiento de las estructuras productivas era, en gran medida, el resultado de la
escasa capacidad de renovación tecnológica como consecuencia del aislamiento del
bloque comunista. Frente al gran desarrollo de las industrias ligeras, de la publicidad y
del consumo en Occidente, los países comunistas se caracterizaban por el
desabastecimiento y la escasez de artículos destinados al uso particular. Es
significativo que a pesar de poseer petróleo en abundancia, la U.R.S.S. carecía de
"plásticos", uno de los productos que se obtienen del "oro negro" uno de los elementos
característicos del consumismo. Cuando se produjeron las crisis del petróleo de 1973
y 1979, los precios de Occidente se elevaron vertiginosamente, mientras que el bloque
Oriental no se vio afectado, ya que no dependía de del petróleo de Oriente Próximo.
Desde entonces las diferencias del coste de vida a ambos lados del muro fueron
abismales. Otros síntomas de estancamiento eran: la persistencia de la incapacidad
de la agricultura soviética para autoabastecerse de alimentos; el elevado número de
horas semanales perdidas por el absentismo de los trabajadores y el hecho de que la
mayoría de las exportaciones de la U.R.S.S. correspondía a materias primas y
productos energéticos como el carbón y el petróleo, en lugar de productos elaborados.
Cuando en 1986 se produjo el escape radiactivo en la central nuclear de Chernobil
(Ucrania) y sus efectos alcanzaron a Europa Oriental y Central, se puso de manifiesto
que el deterioro de las instalaciones representaba un peligro de dimensiones
desconocidas y no solo para la U.R.S.S.

Hasta 1977 la Unión Soviética estuvo gobernada por una dirección colectiva (Troika)
integrada por Breznev como secretario general del partido, Koyiguin como presidente
del Consejo de ministros y Podgorny como presidente del Presidium del Soviet
Supremo.

La nueva dirección colegiada pretendió frenar el reformismo de la etapa anterior


endureciendo el régimen mediante la represión y una mayor concentración del poder
en la cúspide del aparato estatal. La intervención soviética para sofocar la "Primavera
de Praga" y los conflictos obreros polacos devolvieron al mundo la imagen dictatorial
del régimen comunista.

Sin embargo esto no impidió los intentos una serie de reformas decreto conjunto del
Comité central y del Consejo de ministros introducía una mayor autonomía de las
empresas, permitiendo que conservasen una mayor parte de sus beneficios, y
concediendo mayores salarios a los mejores obreros. Finalmente, a comienzos de los
años ochenta, se toman medidas descentralizadoras y se incrementa el papel del
sistema bancario en la financiación de las empresas.

Se pretendía, consiguiéndose en parte, aumentar la eficacia de la producción social y


de la productividad, acelerando el proceso científico y técnico.

Los intentos de modernización de la economía era la resultante de los cambios en la


estructura de la producción y de la sustitución de los viejos métodos por otros más
perfeccionados. Se redujeron los gastos materiales, en mano de obra, los financieros
por unidad de producción y se utilizaron mejor los fondos fijos. El equipo de gobierno -
Breznev y Kosyguin- es más prudente en materia de planificaciones y, así, sus
previsiones en los aumentos de la renta nacional y de la producción industrial y
agrícola son, muy claramente, inferiores a los anteriores quinquenios.

Estas tentativas de reforma, sin embargo, no tuvieron efectos demasiado perceptibles


sobre las fisonomía general del sistema económico y su funcionamiento, ya que
ninguna de ellas fue realmente radical y los mecanismos que intentaron construir
cayeron rápidamente en los cauces de la planificación tradicional, en razón de la
incoherencia interna de sus programas y de la resistencia burocrática impuesta por el
conjunto de los agentes económicos tradicionales, lo que encajaba perfectamente con
99

el inmovilismo de los últimos años del gobierno de Breznev. De hecho, en política


económica la descentralización aplicada a la programación fue abandonada y se
volvió al sistema de planificación centralizada que, en el plano político, retornaba
poder a los órganos centrales del partido y del gobierno.

El Noveno Plan (1971-1975) registra, por primera vez, una tasa de crecimiento mayor
en las industrias de bienes de consumo que en las de base. Pero, tanto en este plan
como en el Décimo (1976-1980), en el que se abordó el retraso agrícola de forma más
decisiva, aparecieron de nuevo indicadores inquietantes: el crecimiento industrial, en
1979, superó escasamente el 3 %, cuando las previsiones lo situaban casi en el 6 %.
La reducción de los índices de crecimiento, especialmente en el sector agrícola, que
había provocado tanta ansiedad en los años setenta, continuó en los ochenta.

En esta década, incluso la India exportaba cereales a la URSS. Los sectores más
perjudicados por la gestión económica del gobierno fueron la agricultura -eterno "talón
de Aquiles" de la URSS- y la química y las construcciones mecánicas que,
anteriormente, habían sido sectores avanzados en el desarrollo del país.

El XXVI Congreso (1981), el último de la era Breznev, del PCUS aprobó el Onceavo
Plan Quinquenal con objetivos excepcionalmente modestos, lo que constituía un
significativo índice de las dificultades en las que se encontraba la economía soviética.

El Plan mostraba, además, la debilidad del sistema: la insuficiente producción de


petróleo y, en general, de productos energéticos. La URSS era el mayor productor
mundial de petróleo, pero la tasa de crecimiento de la producción, que se reducía cada
año, no se adecuaba a las necesidades de la economía soviética y de sus países
satélites. Estos eran abastecidos entonces a precios inferiores a los del mercado
mundial.

Si en 1970 la producción creció a un ritmo del 8 %, en 1975 descendió al 7 %, en 1980


al 4 % y durante el Onceavo Plan (1981-1985) el aumento osciló entre el 0,6 y cl 1,4
%, porcentaje que, en el mejor de los casos, indicaba el final del crecimiento. Y lo
mismo ocurría con la producción de carbón y de gas metano.

Además, la producción agrícola seguía siendo decepcionante, y aunque el programa


de desarrollo agrícola de Breznev fue aprobado en 1982, poco después Gorbachov,
que había sido uno de sus principales defensores, daba ya por sentado que sus
previsiones se retrasaban más allá de 1990.

En los años ochenta, la productividad y la calidad de la producción soviética habían


entrado en un imparable retroceso.

En la escena internacional, Breznev tuvo como resultados positivos el primer tratado


SALT (Strategic Arms Limitation Talk) de 1972 o la Conferencia sobre Seguridad y
Cooperación de Helsinki de 1975, pero en cambio es suya la responsabilidad del
enfriamiento de las relaciones con EE.UU. tras la invasión de Afganistán en 1979, de
la misma forma que lo fueron, en los años anteriores, el endurecimiento del conflicto
con Pekin, el deterioro de las relaciones con Rumania y el episodio checoslovaco.

En el plano interior, la larga era de Breznev fue uno de los periodos más estancados
de la Unión Soviética, caracterizado por una concentración de poderes comparable a
la de la época estalinista. Las concesiones al armamentismo del ejército, hicieron de
éste un celoso guardián del Estado. La burocracia y la venalidad dominaron el aparato
estatal y las esperanzas de una gradual liberalización de la sociedad soviética,
difundidas durante los años de Kruschev, parecían definitivamente olvidadas.
100

Entre la reforma y el continuismo: los mandatos de Andropov (1982-84) y


Chernenko (1984-85)

En 1982, con la muerte de Leónidas Breznev, se cerraba todo un ciclo de la historia de


la URSS, abriéndose una corta fase de transición en la que hubo dos experiencias de
gobierno que caracterizan dos orientaciones distintas y enfrentadas en la Unión
Soviética. La primera la del reformista Yuri Andropov expresaba la exigencia de una
renovación ineludible; la segunda, la conservadora y continuista Constantin
Chernenko, suponía el sólido peso condicionador del pasado y de la tradición
estalinista. Este conflicto entre conservadores y renovadores se decidiría como
veremos más adelante, con la ascensión a la secretaría general del partido del delfín
de Andropov, Mijail Gorbatchov. Aparte de las tentativas reformistas de Kruschov,
Kosyguin y Breznev, el intento más inmediato a Gorbachov fue la tímida reforma de
Andropov que anunció la necesidad de una mayor disciplina en las fábricas, de
mejores ritmos de trabajo y mayor responsabilidad de los dirigentes a todos los
niveles, lo que fue retomado por Chernenko en su breve interregno: en el Pleno del
Comité Central de 1984, sostuvo la necesidad de una "reestructuración" de la
economía soviética siendo ésta la primera vez que el término perestroika entraba en el
lenguaje oficial.

De hecho, en su breve paso por el poder, Chernenko mantuvo una doble actitud:
constató que la Unión Soviética se encontraba en el umbral de una fase histórica
nueva y adoptó una serie de pequeñas reformas que no eran, en su mayoría, más que
la reedición de disposiciones anteriores, abandonadas hacía ya tiempo.

En un informe presentado ante el partido en 1983 durante el mandato de Andropov,


conocido como "Informe de Novossibirsk", se reúnen algunos argumentos de los que
merecen destacarse:

a.- que la gestión administrativa centralizada de la economía había ya agotado todas


las posibilidades, siendo necesario desarrollar el papel del mercado;
b.- que la sumisión de los trabajadores al sistema centralizado engendraba lo que se
llamaban "comportamientos espontáneo", es decir diversas y variadas formas de
resistencia pasiva;
c.- que las fuerzas que se oponían a una reforma descentralizadora se identificaban a
los grupos sociales que ocupaban -y ocupan, podríamos añadir- una posición
elevada y dominante en el sistema, al que se encontraban unidos por intereses
personales.

El informe era audaz cuando declaraba que, las tentativas de reformas anteriores,
fracasaron por no haber tenido en cuenta las dimensiones sociales del problema; en
este aspecto afirmaba que una solución positiva era sobre la base de una cuidadosa
estrategia, que movilice a los grupos interesados en el cambio y paralice la actividad
de los grupos susceptibles de oponerse a él.

Es evidente, que las "dimensiones sociales" no eran más que los aspectos políticos
subyacentes en toda reforma, dimensiones que renacerán de nuevo con la actuación
de Gorbachov poco después. No obstante, Andropov murió en pleno proceso crítico
de las carencias del régimen.

La debilidad del crecimiento económico oficial, la desviación de un alto porcentaje del


producto agrícola hacia el mercado paralelo, el absentismo laboral y la rigidez
administrativa y planificadora con su enorme despilfarro de recursos, eran los
elementos más obvios que hicieron ver, a un sector del partido y de la sociedad, la
urgencia de un cambio estructural que corrigiese las desviaciones. Las posibilidades
de este sector renovador comenzaron a afianzarse cuando Gorbachov, el artífice de la
perestroika y la glasnost, asuma el poder.
101

Problemas y contradicciones del desarrollo económico de la URSS: el


"crecimiento declinante"

La importancia económica y política de la URSS como segunda gran superpotencia no


ha sido tan absoluta como se ha pretendido. Otra cuestión es su potencial militar, tal
como han advertido algunos expertos de la etapa de la perestroika y algunos
investigadores extranjeros. ¿Qué es, en realidad, lo que ha fallado en el sistema
soviético de planificación centralizada?

En primer lugar, es bien evidente que en los quince años anteriores a 1989 uno de los
principales problemas de la economía ha sido la caída de la productividad del trabajo y
la desaceleración de crecimiento que, en los últimos años, con dificultades se había
situado en cl 1 % anual, lo que era particularmente grave ya que ahora sabemos con
certeza que el socialismo únicamente podía competir con cl capitalismo si conseguía
una productividad económica superior, vía única para afianzar niveles de vida
elevados, cosa que, evidentemente, no ha sucedido y ha acabado cuestionando la
legitimidad del sistema económico y político. En segundo lugar nos hemos de referir a
la agricultura que, hay que reconocerlo, ha sido un problema planteado desde la
época de Stalin.

Poco después, en el mandato de Kruschev (1953-64), el problema agrícola se


convirtió en un centro de atención, pero se adoptaron medidas puramente extensivas;
es decir, se intentó mejorar la producción agraria sin realizar inversiones excesivas y,
por tanto, únicamente se extendió el área de cultivo poniendo en circulación nuevas
tierras.

Ello dio resultados en empresas de magnitud como las tierras vírgenes de Siberia
pero, al mismo tiempo, como sucede siempre con los crecimientos extensivos,
provoco a medio término la caída en la ley de los rendimientos decrecientes y,
consecuentemente, en la caída de la producción.

Por último, las negativas consecuencias de una administración excesivamente


centralizada y burocratizada, reforzada durante el mandato de Breznev, se proyectan
sobre el conjunto de la economía soviética y de los países del Este. Las
consecuencias han sido la falta de incentivos, la elusión de responsabilidades, el
mantenimiento de empresas ineficaces -que sobrevivían con los beneficios de las
empresas rentables-, la lentitud de las transferencias tecnológicas entre empresas y
sectores productivos, la inadecuación entre oferta y demanda, etc.

Tasas de crecimiento de los principales indicadores (1976-1989)


Variable 1976-80 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987
Prod. Mat. Neto1 4,3 3,3 3,9 4,2 2,9 1,6 2,3 1,6 4,4
Prod. Industrial 4,5 3,4 2,4 4,2 4,1 3,4 4,4 3,8 3,9
Prod. Agrícola 1,7 -1,0 5,5 6,2 -0,1 0,1 5,3 5,3 1,7
Consumo 4,7 4,0 1,2 3,2 3,9 3,2 - - -
Inversión 2,2 0,9 11,0 5,0 -1,6 2,4 - - -
Empleo Total 1,4 0,9 0,9 0,6 0,6 0,6 0,5 -0,2 -1,6
Productividad/trabajo 3,2 2,6 3,2 3,7 2,5 3,2 1,9 1,9 7,3
Productividad/capital -2,9 -3,2 -2,5 -2,3 -3,1 -2,8 -3,4 -0,6 -
1. El Producto Material Neto excluye cl sector servicios.
Fuente: FITOUSSI, Jean-Paul: A I’Est, en Europe. Des economies en transition. Paris,
Presses de la F.N.S.P. 1990.

La esperanza de vida en la URSS era de 70,2 años (71,7 en Polonia, 73,7 en la RDA,
etc.) cuando Japón se situaba por encima de los 78 años y le seguían Noruega, Suiza,
Suecia, Canadá, Holanda, etc., que superaban los 77 años (Espafia: 76,9). Así pues,
en el caso de la sanidad habría que saber: qué tipo de médicos eran, qué formación y
102

nivel científico y profesional se les daba y, sobre todo, qué tipo de asistencia sanitaria
se practicaba y con qué medios contaban.

En definitiva, cuál era la estructura sanitaria soviética y que influencia real tenía el
sistema sanitario sobre la población en general.

A fines de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, algunos economistas


soviéticos cercanos a los intentos de reforma de Kruschev eran ya conscientes de las
limitaciones y los vicios del sistema. Sin embargo, una reforma efectiva resultaba
inviable puesto que el estrato social de los burócratas lo impedía. Es un hecho claro
que la burocracia y la inadecuación de los recursos ha ido siempre junta, se han
alimentado mutuamente.

La caída de algunos importantes indicadores ilustra bien la evolución de la economía


soviética: los índices de producción anual de los principales indicadores muestran una
desaceleración económica, así como la prioridad acordada a las industrias de bienes
de equipo en perjuicio de la agricultura que, en todos los casos, posee índices de
crecimiento siempre menores que la producción industrial e incluso, negativos.

Por otra parte, la disminución y los bajos niveles de consumo, empleo y productividad
son evidentes, aunque exista algún aumento (1986-1988) expertos occidentales- es
que, a finales de los setenta y comienzos de los ochenta, existan en la URSS tres
áreas económicas muy sensibles, aparte de la agricultura que frenaban el crecimiento:
la metalurgia -con un crecimiento poco mayor del 1% anual-, de cuya producción
dependen muchos otros sectores; la construcción, necesitada de mano de obra
especializada y materias primas; y el transporte, cuya inadecuación afecta
prácticamente a todas las ramas de la economía.

Con relación al sector agrícola -una de las claves del "crecimiento declinante"
soviético- hay que afirmar su limitada eficacia a pesar de las, en ocasiones, elevadas
tasas de inversión. La agricultura soviética ha estado menos industrializada que la
americana y sus rendimientos han sido débiles, no solamente en relación a Occidente,
sino igualmente por comparación con otros países socialistas.

Es cierto que la agricultura soviética ha tenido, entre 1951 y 1975, una tasa de
crecimiento más elevada que la de Estados Unidos en la misma época. Sin embargo,
ha sufrido un declive, tendencias que la ha situado, en la primera mitad de los afio
ochenta, en una tasa de crecimiento cercana al 1 %. Es decir, que los esfuerzos
realizados por el Estado en todo este período no han producido los efectos deseados,
como tampoco se ha conseguido reducir sensiblemente la parte de la población activa
empleada en la agricultura el 25 % en 1975, contra el 4,6 % en Estados Unidos.

Cuatro elementos ayudan a explicar la limitada eficacia de la agricultura soviética:

1.- la falta de capitales y de infraestructura


2.- la inadecuada estructura de la fuerza de trabajo agrícola, ya que el abandono del
campo por parte de los campesinos cualificados, en busca de mejores condiciones
de vida y trabajo en la ciudad, suponía la descualificación y feminización de la
mano de obra que, a su vez, entrañaba el descenso de la productividad y de las
tasas de natalidad;
3.- el diferencial de precios y salarios entre la agricultura y los restantes sectores
productivos ya que, a pesar de las elevaciones de precios decretadas por el
Estado, los términos de intercambio entre la agricultura y otros sectores siempre le
fueron desfavorables; en cuanto a los salarios, el problema es el mismo -Ios
agrícolas, en general, se han mantenido a un 75-85 % de los industriales;
4.- el tamaño de las empresas y la supercentralización del sector agrario han inhibido
el progreso de la productividad.
103

La evolución de la economía soviética dibuja una tendencia descendente, aunque con


numerosas puntas de crecimiento a lo largo de las tres últimas décadas. El
crecimiento de épocas anteriores se debió, como ya hemos hecho constar, al uso
masivo de inputs tales como trabajo, energía y otras materias primas baratas y
necesarias para una economía clásica basada en la industrias pesada y en la
construcción de posguerra finales de la década de 1940 y toda la de 1950. Mientras
los objetivos propuestos se cumplieron en gran parte, la planificación socialista prestó
poca atención a los costes, protegiendo del desempleo a los trabajadores y
preocupándose poco del consumidor. De hecho, los únicos consumidores protegidos
fueron las fuerzas armadas que disfrutaron de la asignación preferencial de fábricas,
recursos, máquinas y trabajadores cualificados para la producción militar.

Desde la década de 1960, cuando la producción manufacturera se desplazó desde los


bienes pesados tradicionales hacia las industrias de alto valor añadido encaminadas
hacia el consumo y el conocimiento (electrónica, informática, automóviles,
comunicaciones etc.), la Unión Soviética fue ya incapaz de seguir en cabeza.

Por una parte, el desarrollo de una economía guiada por la demanda del consumidor
suponía el desmantelamiento de la planificación centralizada y, por otra parte, una
sociedad guiada por el conocimiento implicaba eliminar el control de la información –o
al menos, de una gran parte-, y superar la censura y el monopolio del partido. Por
último, el problema se complicó desde cl momento, sobre todo en la década de los
setenta, en que los clásicos inputs de tierra, trabajo, energía y materias primas fueron
menos abundantes y sus costes comenzaron a aumentar. Con todo ello, se manifiesta
la existencia de un "ciclo largo" de la economía soviética dividido en una fase
ascendente, que llega hasta el final de la década de los años sesenta, y una fase
descendente iniciada en los primeros años setenta que ya no se recupera y enlaza
con el hundimiento de finales de los años ochenta.

Así pues, un examen de la evolución económica de la Unión Soviética en los últimos


casi treinta años, muestra una lenta e inexorable degradación de los indicadores
macroeconómicos que remite a un agotamiento progresivo del sistema, ofreciendo una
clara imagen de lo que, en 1980, el estadounidense Byaler llamó "crecimiento
declinante".

3.2.2. Cambios y permanencias socioeconómicas en los países del este


europeo hasta la caída del comunismo

El estudio de los países del este europeo se torna complicado por la escasez y
dispersión de fuentes. No obstante en los últimos años se están rectificando datos y se
ha avanzado en la investigación acerca de los cambios operados en el bloque y en los
distintos países.

En general, los países del este europeo presentan en su evolución, muchas


semejanzas con la URSS. Puede afirmarse que los principales objetivos eran la
industrialización acelerada y la transformación de las estructuras sociales. Para
realizar esta tarea, los medios fueron la abolición de la propiedad de los medios de
producción y la creación de un sistema económico administrado y planificado
centralmente por el Estado, tal como se había hecho en la URSS, lo que supuso la
nacionalización de la industria y, aunque de forma desigual en los países, también de
la agricultura. En términos general, a comienzo de los ’60 más del 90% de la renta
nacional era generada ya por los sectores socializados, con algunas diferencias
referidas a Polonia y Yugoslavia. En el comienzo la reconstrucción de la posguerra fue
más lenta que en el occidente, lo que se explica porque no accedieron a la ayuda del
Plan Marshall (y la ayuda soviética era claramente insuficiente) y por otra parte
algunos de estos países -Bulgaria, Hungría, Rumania y la RDA- habían participado de
104

la 2° Guerra como aliadas de Alemania por lo que fueron obligados a pagar


reparaciones de guerra.

A partir de 1950 la lenta recuperación dio paso a un rápido crecimiento económico y el


producto bruto creció a razón de un 7% anual. Sin embargo, el crecimiento también de
la población -superior al operado de la Europa occidental- hizo que su ingreso per
cápita se mantuviese por debajo de los países desarrollados del oeste. Se trataba de
un crecimiento dominado por el incremento de los factores trabajo (mano de obra a
partir del aumento de población y del empleo) y capital (inversiones del Estado
centralizado). Desde un primer momento se priorizó la industria pesada en detrimento
de los bienes de consumo y la agricultura.

Este modelo de crecimiento extensivo comenzó a agotarse a fines de los años


sesenta: el crecimiento anual fue más débil y la tasa de aumento de la productividad
industrial comenzó a declinar, lo que estaba relacionado con la rigidez de un sistema
excesivamente centralizado, con la falta de diversificación industrial, con el peso de
una agricultura descuidada, con la necesidad de inversiones y con la hegemonía de un
gran aparato burocrático, en muchos casos corrupto e incompetente. Algunos
economistas soviéticos y de los países del Este, eran conscientes de las graves
dificultades por las que atravesaba el sistema, sin embargo no se encontraron las
soluciones dentro del sistema imperante.

3.2.3. China, revolución y triunfo del comunismo. La construcción del


socialismo Chino

La China de Mao (1949-1976)

La extensión del Comunismo en Asia

Del Imperio a la república popular: La primera mitad del siglo XX en China

A principios del siglo xx China era un país atrasado gobernado por la dinastía manchú,
que ejercía el poder imperial. Desde mediados del siglo anterior, el tradicional
aislamiento chino había quedado roto como consecuencia de la expansión colonial en
Asia. Británicos, franceses, alemanes y norteamericanos deseaban apropiarse del
gran mercado chino y habían impuesto acuerdos comerciales muy ventajosos para
sus intereses. Repartidas en las principales ciudades portuarias, como Shanghai, se
habían establecido colonias de comerciantes extranjeros y comunidades de religiosos
que intentaban afianzarse en el país. En el interior se había iniciado un trazado
ferroviario con dos ejes que circulaban paralelos a la costa. El decadente imperio
chino se mostraba incapaz de hacer frente a las potencias occidentales.

La protesta contra la dominación extranjera fue dirigida por el partido nacionalista


chino (Kuomintang), de tendencias democrática, que organizó una revuelta en 1911
aprovechando la regencia de la emperatriz vilida durante la minoría de edad del
sucesor. La casa imperial era muy impopular, se acusaba a las autoridades de ceder a
las presiones occidentales. El joven emperador fue confinado y se proclamó la
república en 1912.

Sin embargo, la fuerza real del Kuomintang era insuficiente para dominar todo el país
y la autoridad quedó fragmentada en diversos dominios territoriales. Al frente de cada
uno de ellos se hallaba un "señor de la guerra", que poesía un ejército propio y que se
beneficiaba del cobro de impuestos en las aldeas y las ciudades de su territorio.

Las noticias del derrocamiento del zar en la vecina Rusia y de la revolución


bolchevique se difundieron en China. En 1912, se formó el Partido Comunista Chino
105

(PCCh), uno de los fundadores era un joven maestro de origen campesino llamado
Mao Zedong. Los comunistas se unieron a los nacionalistas del Kuomintang y
emprendieron un avance hacia el Norte para incorporar los territorios rebeldes de los
señores de la guerra.

En 1927, después de la ocupación de Shanghai, el nuevo dirigente nacionalista,


Chiang Kaichek, ordenó el asesinato de los líderes comunistas que se encontraban en
la ciudad. Sus cuerpos fueron expuestos en las calles con las cabezas colocadas a los
pies de los cadáveres decapitados.

Los supervivientes, entre los que se encontraba Mao, se refugiaron en las montañas
del Sur y fundaron el Ejército Rojo y el primer soviet chino, que ejercía un gobierno
provisional en la provincia de Kiangsi.

Los nacionalistas procedieron a una serie de campañas de exterminio, mientras que


los comunistas, peor equipados y muy inferiores numéricamente, se defendían
mediante el sistema de guerrillas.

Finalmente, la situación se hizo insostenible, en 1934 el Ejército Rojo evacuó sus


posiciones y emprendió la larga marcha, que consistía en un gran rodeo (atravesando
las montañas del interior para evitar la llanura costera dominada por el Kuomintang)
para dirigirse a la ciudad de Yenan en la zona Noroeste, próxima a la Gran Muralla. En
su refugio del Noroeste, Mao se ganó la confianza de los campesinos, que nunca
habían visto comportarse a las tropas de modo semejante.

La construcción del socialismo chino

El triunfo de la revolución marcó el inicio de una gran transformación en la sociedad y


la economía de China. Las ideas de Mao se pusieron en práctica y afectaron a todos
los sectores: agricultura, industrias, política exterior, educación y ejército.

En el mundo rural se procedió a una reforma agraria. Los grandes propietarios que
habían ejercido violencia contra los campesinos fueron juzgados por tribunales
populares y sus tierras y aperos fueron repartidos. Desde 1958 se inició una campaña
denominada el gran salto hacia adelante, que extendió la colectivización a la
agricultura y reorganizó el espacio rural. Cada pueblo se convirtió en una brigada de
producción, con unas 200 familias, 1.000 personas aproximadamente. Cada uno de
los barrios o de las aldeas que componían el pueblo pasó a ser un equipo de
producción, integrado por unas 30 familias (150 personas). Estas familias, unidas por
vínculos de amistad o de parentesco, comparten un lote de tierra que dedican, sobre
todo, al arroz o al trigo.

Cada familia dispone de pequeños huertos privados y de algunos animales


domésticos (cerdos, patos) para completar su dieta. La brigada (pueblo) coordina la
labor de los equipos de producción y organiza el trabajo de las industrias artesanales:
cestería, manufacturas de seda, construcción, reparación de maquinaria, etc. Cuentan,
además, con escuela primaria y centros de salud.

Una agrupación de brigadas o pueblos (varía entre 5 y más de 10) forma la comuna
(equivaldría a una comarca), con una población aproximada de 15.000 personas.

En el seno de cada comuna existe un centro de población que concentra los servicios
más importantes: hospital, banco, medios de transporte, centros de enseñanza
secundaria y administración (cobro de impuestos, seguridad, registro civil). También
existen otras instalaciones productivas, como talleres, que cuentan con tractores de
alquiler para las brigadas, y algunas industrias (cemento, textil, papel, fertilizantes).
106

De este modo, el sistema equipo-brigada-comuna se convirtió en la célula del


comunismo en China, el país más habitado del mundo, con una población
predominantemente rural. El trabajo colectivo, resultado de la "movilización de las
masas" de las comunas, permitió utilizar mejor los recursos (empleo de maquinaria) y
mejorar las explotaciones: se produjo un espectacular aumento de las tierras regadas
gracias a la construcción de embalses, diques y canales. A pesar de que la
implantación de la colectivización coincidió con una serie (de malas cosechas,
causadas por inundaciones, y con la retirada de la ayuda soviética, el sistema de las
comunas consiguió erradicar el hambre.

Las ideas igualitaristas de Mao se completaron con la política, educativa y militar. La


educación, basada en la vinculación del trabajo el estudio, se extendió a todos sin
discriminación de sexos. Se insistió en la alfabetización (el analfabetismo predominaba
en la China prerevolucionaria), pero también en la formación práctica (tareas de los
campesinos, artesanía) y en el adoctrinamiento en los valores igualitarios de la
sociedad comunista, Además, cada campesino debía aprender las nociones militares
básicas, ya que el ejército Popular de Liberación (EPL estaba formado por toda la
nación en armas. El traje de faena de los soldados, hombres y mujeres, con sus
pañuelos rojos, reflejaban fielmente la nueva sociedad china.

En cuanto a la industria se intentó que cada comuna fuera autosuficiente y pudiera


autoabastecerse de bienes de consumo (a través de los talleres y fábricas que ya
hemos mencionado) y de productos agrícolas. Los intentos de descentralización
llevaron, incluso, a promover la fabricación de acero en los hornos que los campesinos
utilizaban para elaborar la cerámica. La experiencia fue un fracaso y hubo que aceptar
la creación de grandes fábricas metalúrgicas y de maquinaria, al tiempo que se
adoptaba la planificación económica siguiendo el modelo de la URSS. A principios de
la década de 1950 se producían los primeros esfuerzos de modernización industrial,
para lo cual fue imprescindible la colaboración soviética. Para ello Stalin envió a China
técnicos y ayuda, construyéndose, además de fábricas, ferrocarriles, puentes y
embalses. La muerte de Stalin y el ascenso de Kruschev marcaron el inicio del
alejamiento de China y la URSS. En los años de la revolución cultural se produjo la
ruptura y la cooperación soviética cesó.

Pero las ideas de Mao no eran compartidas por todos en el partido. Un grupo de
dirigentes se oponían a las reformas. En 1957, antes del inicio del gran salto hacia
adelante, Mao promovió una campaña de discusión entre la opinión pública en la que
apelaba a las masas para que examinaran las decisiones que tomaba el partido. La
campaña de las cien flores tomaba su nombre de la frase: que florezcan las Cien
flores, que disputen las Cien Escuelas, un proverbio tradicional chino que utilizó Mao
para iniciar el debate. Algunos intelectuales se mostraron muy críticos con el sistema
nacido de la revolución y el partido cortó bruscamente la campaña. En 1965, cuando el
partido intentó desviar las reformas comunistas, Mao apeló a las masas en el ejército,
en los campos, fábricas y escuelas para la defensa de la revolución, lo que se
denominó la revolución cultural.

Se formaron grupos armados de "guardias rojos" que destruyeron templos y


registraron casas en busca de "artículos de lujo", como relojes de pie o acuarios, que
fueron destruidos públicamente.

Los desórdenes fueron en aumento: huelgas, asaltos a bancos, y a depósitos de


cereales y se produjeron enfrentamientos armados entre diversas facciones.
Finalmente en 1969 la situación volvió a la normalidad bajo el control del ejército, pero
la política china seguiría oscilando entre las ideas socialistas de Mao y las de sus
oponentes, los llamados pragmáticos o realistas, partidarios de una cierta
107

liberalización que, como analizaremos, finalmente acabarían imponiéndose tras la


muerte del presidente.

3.3. Tercer mundo y tercer mundismo

3.3.1. Contradicciones y conflictos. Neocolonialismo y subdesarrollo

Hacia 1950, el demógrafo francés Alfred Sauvy acuño el término "Tercer Mundo", esta
expresión estaba destinada a perdurar como categoría conceptual durante décadas.
Tenía la virtud de ser clara, sencilla y descriptiva: el Tercer Mundo se refería, en plena
guerra fría, a aquellos países cuyo espacio político no era ni el mundo capitalista ni el
comunista, que venían a coincidir además con los países subdesarrollados. El cariz
reivindicativo de la expresión fue puesto de manifiesto por el propio Sauvy: "este tercer
mundo ignorado, explotado, despreciado, como el tercer estado (haciendo alusión al
Tercer Estado, protagonista de la Revolución francesa) quiere también ser algo". Su
aplicación geográfica abarcaba al conjunto de países de Asia, África y América Latina.
El principal problema del tercer mundo era, a mediados de los cincuenta, el
crecimiento económico y el desarrollo. De ahí que conceptos y teorías como los de
desarrollo, subdesarrollo, dependencia, sistema mundial, etc., se vieron asociados al
de Tercer Mundo. Hoy muchos de estos conceptos y teorías han entrado en crisis,
mientras que la palabra Tercer Mundo ha sufrido un desplazamiento de sentido y se la
usa con muchos matices diferentes.

El proceso de descolonización que sigue a la 2° Guerra Mundial se inscribe en el


contexto de la Guerra Fría que caracteriza al sistema Bipolar. A pesar de los esfuerzos
a favor de la no alineación, los países que acceden a la independencia a partir de
1945 se enfrentan a la disyuntiva, ya que se ven forzados a elegir entre dos modelos
de desarrolla: el capitalista y el del socialismo real.

Las dos grandes corrientes que, simplificando quizás en exceso, protagonizaron el


debate historiográfico acerca de las razones del subdesarrollo, la pobreza, en síntesis,
el tercer mundo, de la época fueron:

a.- La que podríamos denominar interpretación neoclásica, que ponía el acento en los
factores internos para explicar el escaso desarrollo. Se suponía que el cambio
económico y tecnológico llevaría aparejado el cambio político y social: el desarrollo
se obtenía mediante un incremento en la productividad del trabajo, que producían
el crecimiento económico, que se asociaba a la industrialización que, a su vez,
comportaba la urbanización, la alfabetización y el desarrollo social. En sus
versiones menos rígidas se aceptaban políticas keynesianas para estimular el
crecimiento.
b.- Muchos pensadores creyeron que, en la mayoría de los casos, la descolonización
había sido incompleta o formal ya que los nuevos países mantenían relaciones de
dependencia política, económica, cultural y militar con las antiguas o nuevas
metrópolis. Esta dependencia, derivaba de la división internacional del trabajo y de
las características del mercado mundial. La dependencia sería en última instancia,
la responsable del subdesarrollo puesto que como diría André Gunder Frank,
"desarrollo y subdesarrollo son las dos caras de una misma moneda". En definitiva,
para explicar el subdesarrollo se apelaba a los factores externos y, entre estos, se
primaba la articulación de estos países a un sistema mundial capitalista que por su
carácter generaba mayor dependencia y perpetuaba el subdesarrollo.

Los debates han avanzado, muchos de estos postulados han "pasado de moda", sin
embargo no dejan de tener hoy cierta capacidad explicativa, sobre todo si somos
capaces de matizar las teorías y reconocer que pueden combinarse factores externos
e internos.
108

Dentro de los conceptos que se utilizan vinculados a la pobreza en el nuevo orden


internacional (neoliberal), encontramos el de "cuarto mundo" referido a los sectores
sociales tanto de los países pobres como de los ricos, que se encuentran "excluidos".
Además la transformación de la división Este-Oeste, propia de la Guerra fría, por la
desaparición de la URSS, ha llevado a acuñar la expresión Norte-Sur, para designar y
diferenciar a los países desarrollados de los que no lo son. Lo cierto es que la
existencia de la pobreza extendida, mayoritariamente, en tres de los cinco continentes,
merece de nuestra parte una reflexión y una acción.

En 1965, Yves Lacoste en su libro Geografía del subdesarrollo proponía catorce


características fundamentales del subdesarrollo:

- La insuficiencia alimentaria (menos de 2000 calorías diarias)


- Recursos naturales infrautilizados.
- Gran número de agricultores con baja productividad.
- Industrialización restringida e incompleta.
- Excesivo desarrollo y parasitismo del sector terciario
- Situación de subordinación económica
- Violentas desigualdades sociales.
- Estructuras tradicionales dislocadas.
- Elevados índices de subempleo y trabajo infantil.
- Escasa integración nacional.
- Graves deficiencias de la población a causa del analfabetismo y enfermedades
- No asimilación del crecimiento demográfico.
- Lento crecimiento de los recursos de los que disponen las poblaciones.
- Toma de conciencia de su estado y situación de plena evolución.

No es necesario que un país presente todos estos rasgos, solo alguno de ellos bastan
para incluirlo entre los subdesarrollados. ¿Cómo se explica la aparición del
subdesarrollo? Los autores hablan de dos causas principales:

- Histórica: son países que no tienen estructuras sociales y económicas adecuadas, lo


que les impide salir de su atraso económico.
- Colonial: la expansión europea les ha privado de un desarrollo económico propio y
les ha empujado a una situación de permanente subdesarrollo.

El subdesarrollo constituye uno de los problemas estructurales de los países


afroasiáticos políticamente independientes, pero también de América Latina. Dentro
del Tercer Mundo existen diferencias: por un lado, los países productores de petróleo
agrupados en la OPEP, con un nivel de desarrollo propio, encontramos también los
países en vías de desarrollo intermedio y, finalmente, los auténticamente
subdesarrollados que no tienen casi nada y se mantienen en una relación casi íntegra
de dependencia y que podrían considerarse como Cuarto Mundo.

3.3.2. El Movimiento de Países No Alineados

Los países descolonizados de Asia y África intentaron coordinar una política


internacional conjunta en las reuniones celebradas en Nueva Delhi -India, 1949- y en
Bandung -Indonesia, 1955. A estos encuentros asistieron los jefes de los gobiernos de
un conjunto de países de diferentes características étnicas y religiosas y con distintos
sistemas de organización económico-social. Pero todos tenían en común el hecho de
haber alcanzado recientemente su independencia -por medios violentos o
relativamente pacíficos- y el deseo de constituir un grupo que se mantuviera alejado
de las disputas entre los bloques militares dominantes.
109

En la Conferencia de Bandung se reunieron, entre otros, Chou Enlai -jefe de gobierno


de China-, Achmed Sukamo -presidente de Indonesia-, Gamal Abdel Nasser -el líder
egipcio-, Jawaharlal Nehru -el primer ministro de la India- y el general Vó Nguyén Giap
-héroe de la resistencia vietnamita-. Fueron muchas las diferencias que debieron venir
hasta llegar a un acuerdo final. El panarabismo de Nasser, cargado de un fuerte
islamismo, se contraponía a los recelos que los indios sentían frente a los islámicos de
Pakistán. Otros líderes, partidarios de organizar Estados democráticos al estilo
occidental, temían acercar sus posiciones a las de los representantes de gobiernos
socialistas como el de China y el de Vietnam.

Finalmente, los participantes en la conferencia emitieron un comunicado conjunto en el


que plantearon la necesidad de cooperar económicamente, defender los derechos del
hombre y la autodeterminación de los pueblos, promover la paz mundial, reconocer la
igualdad de todos los pueblos y naciones, respetar el principio de no intervención y no
injerencia en los asuntos internos de los otros países, rechazar la dependencia
económica y cultural, promover la cooperación cultural y condenar el racismo en
Sudáfrica. En un mundo que salía de una guerra mundial, el contenido pacifista y
antiimperialista de la Conferencia de Bandung tuvo una recepción favorable por parte
de los gobiernos de las potencias mundiales. Esta reunión fue un hito que marcó la
entrada en el escenario internacional de los países del llamado "Tercer Mundo".

En 1961, en Belgrado -Yugoslavia- se realizó otra reunión, esta vez con la presencia
de representantes de países latinoamericanos y europeos -como Yugoslavia, un país
socialista que había abandonado el bloque soviético. En pocos años, otros países se
sumaron a los afroasiáticos con el propósito de encontrar una vía alternativa para
resolver sus problemas económicos y evitar la dependencia de los principales centros
de decisión mundial. En la Conferencia de Belgrado quedó constituido el Movimiento
de Países No Alineados.

Este agrupamiento provocó un cambio en las relaciones internacionales. Los "No


Alineados" propusieron una redefinición del conflicto en el nivel mundial. Desde su
perspectiva, este conflicto no debía ser definido como una confrontación entre
"Occidente" y "Oriente" -es decir, entre el capitalismo y el socialismo-, sino entre el
"Norte" desarrollado y el "Sur" subdesarrollado, es decir, entre los "países ricos" y los
"países pobres". La debilidad económica de estos Estados dificultó la aceptación
internacional de sus definiciones y propuestas políticas. También debilitó al
movimiento el hecho de estar integrado por países socialistas que no pertenecían al
bloque soviético y países capitalistas dependientes que, muchas veces, se vieron
obligados a negociar en condiciones de inferioridad frente a los países centrales.

El desarrollo del proceso de descolonización permite explicar, desde una perspectiva


global, los aspectos principales del proceso histórico que protagonizaron las
sociedades africanas y asiáticas desde mediados del siglo XX. Sin embargo, no
alcanza para explicar la complejidad de los cambios ocurridos en un mundo tan
variado como el afroasiático. Algunas transformaciones -como las que culminaron con
la Revolución socialista en China (1949), por ejemplo- estuvieron relacionadas más
con conflictos internos que con la expansión colonialista europea.
110

3.3.3. Asia escenario de la Guerra Fría

La guerra de Corea (1950-1953

La península de Corea representaba una zona de interés estratégico en el Lejano


Oriente. Su situación geográfica le hacía servir como puente entre el continente
asiático y Japón. El estrecho de Corea comunicaba el paso entre el mar del Japón y el
mar de la China Oriental, y para Japón era el camino de acceso para llegar a
Manchuria, zona rica en carbón y otros recursos minerales. Ligada cultural y
políticamente a China, Corea se encontraba en cl punto de mira de las aspiraciones
expansionistas de Rusia y Japón, que ya habían librado tina contienda entre 1904-
1905 en la que derrotada Rusia, con lo que Corea pasó a depender del Gobierno
japonés. Finalmente, en 1910 fue anexionada como una provincia más de Japón. La
oposición que la ocupación japonesa despertó dentro de Corea fue liderada por dos
corrientes, una nacionalista-burguesa y otra comunista.

La derrota japonesa en 1945 dio paso a la ocupación militar por parte de soviéticos y
norteamericanos, que establecieron el paralelo 38" Norte como línea de división. Este
procedimiento dio lugar a la aparición de dos Coreas, con una organización política y
económica antagónica. Corea del Norte, con nueve millones de habitantes y una
mayor riqueza industrial, quedó bajo un gobierno de orientación comunista
encabezado por Kin Il Sung y apoyada por la URSS. Corea del Sur, apoyada por
Estados Unidos, con 21 millones de habitantes y una economía predominantemente
agraria, bajo un régimen democrático en apariencia, pero con tintes dictatoriales, bajo
el presidente, Syngman Rhee. Cada una de las partes tenía pretensiones de
unificación territorial.

El 25 de junio de 1950 los ejércitos norcoreanos traspasaron el paralelo 38º Norte y


emprendieron su avance hacia el Sur, llegando en septiembre hasta los alrededores
de la ciudad de Pusan, al sureste del país. El Consejo de Seguridad de la ONU hizo
una declaración condenatoria a Corea del Norte e instó a los países miembros a
ayudar al país invadido. El Consejo de Seguridad, en ausencia de la U.R.S.S., que se
había retirado como señal de protesta por la negativa a reconocer a la República
Popular China, decidió enviar tropas a la zona bajo dirección del general Mac Arthur
(EEUU).

El 15 de setiembre desembarcaron en la península, iniciando una contraofensiva que


hizo retroceder a los ejércitos norcoreanos hasta la orilla del río Yalu, en la frontera
con China. En este punto, China decidió intervenir, haciendo retroceder al ejército de
la ONU hacia el sur, llegando hasta el paralelo 38º Norte.

Este fue el momento de máxima tensión, ya que el general Mac Arthur propuso utilizar
la fuerza atómica, lo que podría haber desencadenado una tercera guerra mundial. Sin
embargo, el presidente de los EEUU decidió relevar de su cargo a Mac Arthur. Truman
justificó su decisión alegando "es uno de nuestros mejores mandos militares pero la
causa de la paz mundial es mucho más importante que cualquier individuo".

No se alcanzó un acuerdo hasta el verano de 1953, meses después de la muerte de


Stalin: se mantuvo la división de Corea aproximadamente en la misma línea fronteriza
de antes de la guerra, con una zona desmilitarizada a ambos lados.

La guerra del Vietnam (1946-1975)

Antes de la Segunda Guerra Mundial, el sureste Asiático estaba repartido entre los
imperios coloniales británico y francés. Así, la parte occidental de la península de
Indochina (Birmania, actual Myanmar) entroncaba con las posesiones inglesas de la
111

India, mientras que la región oriental (Vietnam, Laos y Camboya) era administrada por
Francia.

Durante la guerra Japón ocupó estos territorios, pero cuando fue vencido, en 1945, se
planteó la dificultad de restablecer la soberanía europea en la zona. El Reino Unido
optó por reconocer la independencias de sus territorios en Indochina (Birmania, actual
Myanmar), siguiendo el ejemplo de la India. Francia, por el contrario, intentó mantener
sus dominios. Los vietnamitas, que habían luchado contra la ocupación japonesa, se
resistieron al restablecimiento de la soberanía francesa. Los intentos de conciliar
ambas partes fracasaron y en 1946 comenzaron los enfrentamientos entre franceses y
vietnamitas. Las fuerzas vietnamitas, dirigidas por el líder comlinista Ho Chi Minh,
empujaron a los franceses hacia las montañas del interior, donde quedaron aislados.

La debilidad de Francia después del desgaste de la contienda mundial era manifiesta y


a pesar de sus peticiones de ayuda a Estados Unidos, fue vencida. En 1954 se reunió
una Conferencia en Ginebra en la que se acordó la independencia de Vietnam, pero
dividido en dos estados por la línea del paralelo 17º Vietnam del Norte, bajo un
régimen comunista y Vietnam del Sur bajo un régimen autoritario sostenido por los
EEUU. Se dejó abierta la posibilidad de que se reunificase tras las elecciones que
debían realizarse en Vietnam del Sur, pero el referéndum sobre la unificación no llegó
a celebrarse.

De nuevo, un país se vio dividido en dos zonas irreconciliables. EEUU alarmado ante
el avance comunista en Asia (China y Corea del Norte), denunció los acuerdos de
Ginebra y relevó a los franceses. Construyeron bases, carreteras, enviaron armas y
tropas para frenar la ofensiva comunista sobre Vietnam del Sur.

Los vietnamitas recurrieron a la guerrilla y a su conocimiento de la jungla. A mediados


de la década de 1960, fallecido Kennedy y destituido Kruschev fue que se produjo la
gran escalada del conflicto. La U.R.S.S. liderada por Breznev y EE.UU. por Johnson
intensificaron su ayuda a cada bando y se recrudecieron los combates. Los
norteamericanos ensayaron el uso de bombas napalm, un gas incendiario que se
inflamaba al entrar en contacto con el suelo, lanzadas sobre las aldeas vietnamitas.

Pero el avance norvietnamita era imparable y las últimas tropas estadounidenses se


retiraron, por orden de Nixon en la primavera de 1973. El avance hacia el sur continuó
y en 1975 los norvietnamitas ocuparon Saigón, rebautizada como Ho Chi Minh, en
recuerdo del líder vietnamita fallecido seis años antes. El país quedó unificado bajo un
régimen comunista apoyado por Moscú. La soberanía del Vietnam se extendería de
manera indirecta a los países vecinos; Laos y Camboya.

3.3.4. El Mundo árabe islámico. Conflictos e inestabilidad en Oriente


Próximo y Medio. Panarabismo, fundamentalismo y subdesarrollo

La imagen que los medios de comunicación presentan del mundo islámico a menudo
se basa en una serie de tópicos sobre la violencia, el fanatismo y la intransigencia, que
proceden de una simplificación excesiva de la realidad.

Para empezar, es fundamental distinguir entre musulmán y árabe. Los musulmanes


son aquellos que profesan la religión islámica a partir de las enseñanzas del profeta
Mahoma y que aceptan como justas las normas contenidas en el libro sagrado
(revelado por Allah, Dios), cl Corán, y los hechos que la tradición atribuye al profeta.
Ser musulmán es como ser cristiano, por tanto, una cuestión de fe. Los árabes, por el
contrario, son los naturales de la península de Arabia, que se extendieron por el viejo
mundo a partir del siglo VII d. C. y que hoy forman la población mayoritaria en los
países norteafricanos y algunos de Oriente Próximo: Siria, Jordania, Iraq (Palestina) y
112

los países en que se divide la Península arábiga. El nexo entre árabes y musulmanes
es evidente, ya que el profeta Mahoma era árabe y la lengua del Corán y de la religión
islámica es el árabe. La conquista árabe permitió la extensión del islam.

Sin embargo, a pesar de la existencia de unos vínculos reconocidos entre los países
árabes, las diferencias culturales entre los musulmanes, desde Marruecos hasta
Indonesia, son enormes y no se les puede presentar como un bloque homogéneo. Así,
aparecen extensos estados que contrastan con otros reducidos, países de pasado
histórico notable y cultura milenaria (Persia -hoy Irán- o Egipto) con otros
absolutamente recientes y sin base nacional diferenciada (Kuwait, Emiratos Árabes
Unidos -EAU-).

Las difíciles relaciones entre Oriente Próximo y Occidente han dado lugar a un
problema complejo que constituye un elemento clave de la política internacional de
nuestro siglo, antecede y sobrevive a la Guerra Fría y pervive aún hoy como un
conflicto de difícil solución, ya que presenta múltiples vertientes: económica,
estratégica, cultural e ideológica. El rechazo a Occidente proviene, por una parte, de la
traición de las potencias aliadas, que olvidaron las promesas hechas a los árabes
durante la Primera Guerra Mundial. La revuelta árabe en Oriente Próximo había
debilitado al Imperio otomano, aliado de las potencias del Eje. Por otra parte, la
fundación del Estado de Israel en Palestina, después de la Segunda Guerra Mundial,
fue sentida como una nueva traición por los países árabes. En la segunda mitad de
nuestro siglo, el petróleo, abundante en los países árabes, desplazó al carbón como
fuente de energía más utilizada.

El llamado oro negro es la mercancía que actualmente mueve mayor volumen de


dinero en el comercio internacional. La intromisión de Occidente para garantizar para
si el dominio de los abundantes recursos petrolíferos del Golfo Pérsico (antes materias
primas o construcción de ferrocarriles) ha sido contemplada en Oriente Próximo como
un ejemplo de la "rapiña" que va asociada a Occidente desde la época de las
cruzadas.

En este sentido, resulta significativo que en el nuevo orden mundial, basado en las
relaciones Norte-Sur, los países islámicos son la vanguardia o línea de contacto entre
los países desarrollados del Norte y los subdesarrollados del Sur. En el viejo mundo,
esta frontera o barrera se traza en el Mediterráneo, el Cáucaso o Afganistán.

Se debe tener en cuenta tanto la dimensión cultural como la ideológica, en primer


lugar por la oposición nacional existente entre árabes (sobre todo palestinos) e
israelíes, en segundo lugar porque en el mundo islámico religión y política se
encuentran indisolublemente unidos.

La revolución iraní de 1979 fue acaudillada por un líder religioso, el ayatollah R.


Jomeini; en Argelia, el Frente Islámico de Salvación (FIS), un grupo religioso -no un
partido-, ganó la primera vuelta de las elecciones celebradas en 1991, que fueron
anuladas posteriormente.

No se trata de que los clérigos intervengan en política, a la manera de la Iglesia


medieval, sino de que la religión y la política son una misma cosa: el elemento que
rige el orden de la comunidad.

Esta situación es tan antigua como el Islam. Mahoma fue el fundador de la religión
islámica o musulmana, pero también el organizador del primer Estado islámico. Se
puso al frente de sus partidarios y empuñó las armas para conquistar la ciudad de La
Meca, en Arabia. El botín de guerra y las limosnas voluntarias fueron los primeros
ingresos de un Estado primitivo y embrionario. Las enseñanzas del profeta
Muhammad (Mahoma), más tarde recogidas en el libro sagrado (el Corán), son las
113

normas de justicia necesarias para la convivencia, son la Ley de la comunidad


musulmana.

La traición y el abandono de los intereses árabes por Occidente convirtió a la URSS


en el aliado "natural" de los intentos emancipadores de los países islámicos. Al tiempo
que se producía la descolonización, se desarrollaba un fuerte sentimiento nacionalista,
que recuerda, salvando las diferencias, al vigor del nacionalismo europeo del siglo
anterior. El panarabismo, o conciencia de la existencia de unos lazos comunes entre
los pueblos Árabes, podría compararse sólo con el paneslavismo de Europa oriental,
pues tiene también un componente de parentesco lingüístico y religioso.

La intervención de los bloques en la zona sólo sirvió para agudizar las diferencias que
separaban a los árabes entre sí. Resultaba difícil armonizar los vínculos de la patria
árabe con la realidad de cada Estado y los intereses particulares de los gobiernos o
las dinastías, como ocurrió con la República Árabe Unida de Nasser o con la
intervención de Siria, Egipto o Jordania en el conflicto palestino.

Los países islámicos están atrapados en el dilema entre modernidad y tradición, la


primera representada por el modelo occidental, la segunda entroncada con los hábitos
y costumbres de la población. Por ello, la modernización equivale, en cierto modo, a
una traición: el desarrollo económico capitalista contradice la justicia social islámica, el
lujo de las minorías adictas a Occidente contrasta de forma dramática con la miseria
de las masas.

En realidad, la mayor parte de los intentos de modernización por diversas vías


(comunista: la Libia de Gadafi y Yemen; social nacionalista: Argelia; capitalista: el irán
del sha, Arabia Saudi o Kuwait) han fracasado, ya que no han logrado emerger del
subdesarrollo, que prolonga los efectos de la descolonización gracias al
neocolonialismo, la dominación económica que ha sustituido a la ocupación efectiva.

El altísimo índice de crecimiento demográfico no ha venido acompañado de un


incremento paralelo de los recursos, y las ciudades musulmanas, cada vez más
abigarradas y populosas, son el escenario del crecimiento del paro y la miseria. En
estas circunstancias, la opción de la modernización para adoptar el estilo de la
civilización occidental ha perdido fuerzas en beneficio de grupos radicales que ofrecen
a la población esperanzas mesiánicas y que gozan de reconocimiento por el
comportamiento austero y solidario de sus partidarios: los buenos musulmanes.

El fundamentalismo, que preconiza la vuelta a las esencias de la civilización


musulmana, no es sino la constatación del fracaso de la política internacional en el
mundo árabe y se alimenta de la pobreza y el desencanto de las masas. Esta vuelta
hacia el islam ha tomado el testigo del panarabismo marchito y es un elemento
aglutinador de la resistencia y acoso a los gobiernos que siembra la inestabilidad
política en estados islámicos.

El conflicto árabe-israelí

La cuestión Palestina

El enfrentamiento entre los judíos y los árabes en Oriente Próximo tiene sus orígenes
en la Primera Guerra Mundial. Hasta entonces, desde el siglo XV a 1914, estos
territorios pertenecían (con la excepción de Egipto, que había quedado incluido en el
dominio británico) al Imperio turco otomano, en el que convivían en estado de relativa
igualdad comunidades musulmanas, cristianas y judías. Durante la guerra, los aliados
trataron de asegurarse el apoyo de árabes y judíos para debilitar al Imperio turco, que
luchaba en el bando de las potencias centrales precisamente para poder sacudirse la
114

presión que franceses, británicos y rusos hacían sobre los dominios otomanos. En
estas circunstancias, los aliados hicieron a los interesados promesas secretas de
imposible cumplimiento porque eran excluyentes entre sí:

* La Declaración Anglo-Francesa, emitida simultáneamente en Palestina, Siria e Irak,


del 7 de noviembre de 1918, recogía anteriores acuerdos verbales y prometía a los
árabes la formación de estados nacionales independientes después de la guerra.
* La Declaración Balfour emitida con anterioridad, el 2 de noviembre de 1917, en una
carta enviada por el ministro de Asuntos Exteriores británico a Lord Rothschild,
magnate capitalista de origen judío, había prometido la creación de un Estado judío
en Palestina:
"Querido Lord Rothschild:
Tengo el placer de hacerle llegar, por encargo del Gobierno de su majestad la siguiente
declaración de simpatía por las aspiraciones sionistas de los judíos, que había sido
presentada al gabinete y aprobada."
"El Gobierno de su Majestad considera favorablemente el establecimiento en Palestina de
una patria para el pueblo judío, y utilizará sus mejores medios para la consecución de este
objetivo, quedando entendido claramente que no se hará nada para perjudicar los derechos
civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o a los derechos y
status políticos que disfrutan los judíos en cualquier otro país".
Le agradecería que pusiera esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista. (En
Historia del siglo XX, BBC, 1986, pág. 46).

En 1916 el acuerdo secreto anglo-francés Sykes-Picot, así denominado por el nombre


de los firmantes, ya había previsto el reparto del Oriente árabe entre franceses y
británicos en zonas de influencia. Esta sería la solución adoptada con el respaldo de la
Sociedad de Naciones, en aplicación de la Paz de Sévres (Palestina, Transjordania -
luego denominada Jordania- e irak, bajo mandato británico; Siria y Libano, bajo
mandato francés). De este modo se sembraron las bases del conflicto que aún
perdura. Desde principios de la década de 1920, comenzaron a llegar regularmente
inmigrantes judíos que se establecían en Palestina, suscitando la alarma entre los
residentes árabes. Esta colonización organizada seria la avanzadilla que permitiría la
formación de un Estado judío en Israel (Palestina), según las ideas de los grupos
sionistas. Los desplazamientos se incrementaron como consecuencia del holocausto
sufrido por el pueblo judío durante los años del dominio nazi.

El problema, como reconoció uno de los fundadores del Estado de Israel, David Ben
Gurion, era que Palestina ya estaba habitada:

"Según una tradición judía, con profundas raíces en la historia judía y en el Libro de
los Libros (la biblia), la tierra de Israel (a ambos lados del Jordán) es la tierra del
pueblo judío. Sin embargo no está vacía. Los árabes que llevan viviendo allí desde la
conquista árabe en el siglo VII. Está claro que los árabes que viven en la tierra de
Israel tienen todos los derechos de los habitantes de cualquier país democrático y un
Estado judío no democrático es inconcebible". (En Historia de del siglo XX BBC, 1986,
pág. 47)

¿Podía ser democrático un Estado que se definía judío en un territorio en el que los
judíos eran minoría? La única solución era estimular la inmigración judía, que debía
adueñarse del suelo expropiando a la mayoría árabe. Los judíos siguieron llegando en
oleadas después de la fundación del Estado de Israel, en mayo de 1948, en virtud de
la Ley del regreso, por la que cualquier judío que se desplazara a Palestina podía
adquirir de inmediato la nacionalidad israelí.

Para transformar las tierras de los árabes de Palestina en territorio judío, uno de los
dirigentes del KKL, la organización sionista encargada de impulsar las adquisiciones,
establecía tres vías:
115

- Por la fuerza, esto es, por la conquista bélica o dicho en otros términos,
robándoselas a los propietarios.
- Por compra forzosa, es decir, por incautación de la propiedad del suelo recurriendo a
la fuerza del Estado.
- Por compra con el asentamiento del propietario.

Para evitar que la propiedad de la tierra adquirida por los judíos pudiese pasar de
nuevo manos de los "no judíos" fue nacionalizada, se convirtió en suelo nacional. Los
modelos de colonización agraria, kibutzim y moshavim, que renunciaban a la plena
disposición de la tierra por las personas que la explotaban colectivamente, obedecían
más a razones políticas que a la existencia de ideas socialistas entre sus fundadores.
Además, el trabajo asalariado fue prohibido porque permitiría la contratación de
jornaleros árabes. Así, privados de tierras y de trabajo en el campo, los palestinos
serían forzados a la emigración, que sería compensada con la continuidad de las
remesas de emigrantes judíos.

La pretendida igualdad constitucional de los ciudadanos de Israel (judíos y árabes)


quedaba muy reducida por una serie de disposiciones, como el pago por parte del
Estado de subvenciones a los empresarios que contratasen mano de obra judía para
compensar las tendencias de contratar mano de obra árabe, más barata. Incluso se
llegó a crear un sindicato que admitía exclusivamente obreros judíos (Histadrut).

De este modo, la cuestión Palestina se convirtió en un conflicto nacional (no de


estados) caracterizado por una fuerte y creciente desigualdad social entre ambas
comunidades. Por ello, la ocupación (y expropiación) de territorios se ha convertido en
un elemento fundamental de los enfrentamientos.

El desarrollo del conflicto árabe-israelí

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la proclamación del Estado de Israel en la


primavera de 1948 extendió el conflicto árabe-israelí a todo el Oriente árabe. Los
países árabes instrumentalizaron en muchos casos la causa palestina para la defensa
de sus propios intereses, mientras que los palestinos, refugiados o residentes
desorganizados como pueblo y sin Estado, se veían en el epicentro de un crisol de
complejos intereses en un conflicto de repercusiones mundiales. Desde finales de la
década de 1940 se produjeron continuos enfrentamientos a un ritmo de uno por
década: con la proclamación de la independencia del Estado israelí (1948-49), la crisis
de Suez de 1956, la guerra de los Seis Días (1967) y la crisis del petróleo de 1973.
Después de esta fecha los enfrentamientos continuaron en el Líbano.

La Primera Guerra árabe-israelí: (1948-1949)

A principios de 1947, Gran Bretaña anunció que iba a entregar su mandato de


Palestina a la ONU. Los planes de la ONU de repartir Palestina entre un Estado judío
y otro árabe de los cuales quedaría excluida la región de Jerusalén, coincidieron con
un incremento de los actos de violencia. En la víspera del cumplimiento del mandato
británico, a mediados de mayo de 1948, se proclamó en Tel-Aviv la independencia del
Estado judío, los países árabes (Egipto, Siria, Líbano, Jordania, Irak) comenzaron los
ataques pero Israel resistió e incluso amplió considerablemente sus territorios,
llegando a ocupar la zona occidental de Jerusalén. Las dos superpotencias
permanecieron neutrales, aunque permitieron o posibilitaron el envío de armas y
ayuda a Israel. En 1949 se firmaba el alto el fuego definitivo. Lo que quedaba del
territorio palestino no incorporado a Israel fue repartido entre Egipto (la zona de Gaza)
y Jordania (la orilla izquierda del río Jordán o Cisjordania).
116

La crisis de Suez (1956)

En 1952 el rey de Egipto, Faruk, fue destituido por dirigentes del ejército, entre los que
se encontraba el coronel G.A. Nasser, que pronto se convertiría en presidente de la
república de Egipto.

Nasser, que había expropiado a los terratenientes del país, concibió la construcción de
la gigantesca presa de Asuán en el Nilo, que regularía el agua de los riegos y
multiplicaría la producción de energía eléctrica. En 1956, cuando Estados Unidos y
Reino Unido le negaron su ayuda en esta empresa, Nasser nacionalizó el Canal de
Suez la vía navegable controlada por los accionistas mayoritarios de Francia y el
Reino Unido. Estos dos países se pusieron de acuerdo con Israel, cuyo ejército atacó
a Egipto atravesando el Sinaí hasta llegar al Canal, donde se reunió con unidades
anglo-francesas. Pero el presidente de Estados Unidos, Eisenhower, que no había
sido informado de estos hechos, condenó la intervención.

Como consecuencia de las presiones norteamericanas, las tropas europeas se


retiraron de Egipto y los israelíes se replegaron hacia su frontera, siendo sustituidos
por tropas de la ONU, garantes de la frontera egipcio-israelí. El estrecho de Tiran, que
Nasser había cerrado taponando la salida de Israel por el mar Rojo, quedaba de
nuevo abierto a los barcos israelíes, pero el líder egipcio retuvo el Canal, que quedaba
abierto al tráfico internacional.

A pesar de la derrota, Nasser fue aclamado como el héroe nacional del panarabismo,
capaz de enfrentarse al expansionismo israelí sostenido por los occidentales. La
URSS aceptó financiar la presa de Asuán y envió a Egipto armas y asesores militares.
La ONU, a través de la UNESCO, ofreció su colaboración para salvar de las
inundaciones construcciones faraónicas que iban a verse afectadas por el crecimiento
del nivel de las aguas provocado por la presa.

La guerra de los Seis Días (1967)

En mayo de 1967, las tropas de la ONU fueron desalojadas (de Egipto en el brevísimo
plazo impuesto por Nasser. El líder egipcio reforzó sus tropas en el Sinaí, firmo
tratados de defensa con Jordania y Siria para rodear a Israel por varios frentes y volvió
a cerrar el estrecho de Tiran a la navegación israelí. Mientras, los israelíes se
preparaban para la guerra inminente. En junio de ese año en tan solo seis días y tras
destruir el grueso de la aviación árabe, el ejército israelí se apropió del Sinaí Gaza
(Egipto). Con lo que quedaba cerrado el tráfico del Canal de Suez, dividido entre los
contendientes: de la orillas izquierda Jordania) y los altos del Golán (Siria). Además,
se anexionó la parte oriental de Jerusalén con lo que su dominio sobre la ciudad fue
completo.

En conjunto, vivían en estos territorios más de un millón de pobladores árabes. El


Consejo de Seguridad de la ONU calificó de inadmisible la ocupación de territorios
como resultado de la guerra, e insto a Israel a retirarse de los territorios ocupados.
Pero los dirigentes israelíes desoyeron estas peticiones.

La guerra de Yom Kippur y la crisis del petróleo (1973)

En 1970 murió Nasser, y fue sustituido por Sadat, un político enérgico que expulsó a
los asesores soviéticos en 1972, aunque retuvo las armas, e intentó recuperar los
territorios perdidos en 1967. En octubre de 1973, coincidiendo con la conmemoración
de la fiesta, judía de Yom Kippur-, sus tropas, repitiendo los esquemas anteriores,
emprendieron la ofensiva mientras Siria atacaba por el Este. Israel rechazó los
117

ataques, pero durante la guerra, los árabes castigaron a los aliados de Israel utilizando
el petróleo como arma: embargaron los suministros de crudo a Estados Unidos y
Holanda y elevaron el precio del barril. La intervención norteamericana fue decisiva
para el cese de hostilidades.

Estados Unidos y, sobre todo, la poderosa colonia judía residente en ese país estaban
dispuestos a ayudar al Estado de Israel, pero la expansión territorial judía en Palestina
se estaba convirtiendo en un problema cada vez más grave para los intereses
económicos occidentales. A pesar de las sucesivas derrotas, los árabes seguían sin
reconocer el Estado judío y, tan pronto se recuperaban, reiniciaban las hostilidades. La
crisis del petróleo derivada de la guerra encareció enormemente el coste de la vida de
los países capitalistas, provocó cierres de empresas, aumento del paro y la tensión
social.

Mientras, en Israel, el aislamiento económico del entorno Árabe y la costosa política


sionista, que anteponía los intereses políticos a la rentabilidad de las empresas y las
explotaciones agrarias, estaba llevando a la quiebra al Estado judío: la política de
subvenciones a los alimentos básicos, a los precios de los productos agrícolas
israelíes, la compensación de salarios para favorecer la contratación de obreros
judíos, el mantenimiento de empresas poco competitivas que empleaban a estos
obreros, todo incrementaba enormemente los gastos del Estado. El elevado déficit
resultante, uno de los mayores del mundo per cápita, sólo podía corregirse con la
ayuda exterior. Aprovechando esta dependencia, la Administración norteamericana,
representada por H. Kissinger, trató de conseguir una mediación entre las partes que
condujese a la solución del conflicto.

En Israel, una serie de escándalos financieros habían apartado del poder al partido
laborista, que había sido sustituido por el partido conservador de línea dura, cuyo líder,
Menahen Beguin, se negaba tajantemente a abandonar los territorios ocupados.

A pesar de ello, el presidente norteamericano Jimmy Carter propició un acercamiento


egipcio-israelí que se selló en los llamados acuerdos de Camp David de 1978. Israel
reconocía en ellos el derecho a la autonomía palestina en Gaza y la orilla izquierda.
Sadat recuperaría el Sinaí en fases sucesivas y, a cambio, Egipto reconocería a Israel.
El establecimiento de relaciones entre los dos países debía ser el principio de la
normalización de las relaciones en Oriente Próximo. Sin embargo, el acercamiento a
los israelíes constituía para los árabes un acto de traición, Sadat había obtenido su
paz (fue asesinado en 1981), pero el problema de los refugiados palestinos alcanzaba
niveles dramáticos.

El problema de los refugiados y el desarrollo de la OLP

Ya durante la guerra, entre 1948 y 1949, se había producido la expulsión y la huida de


grupos de población palestina, campesinos en su mayoría, que se habían refugiado en
los campamentos provisionales establecidos en las líneas de alto el fuego. A pesar de
su intención de volver a sus tierras tras el cese de las hostilidades, el Estado israelí se
negó a readmitirlos. La Guerra de los Seis Días agudizó el problema, una parte de la
población palestina (unas 30. 000 personas) atravesó el río Jordán y se trasladó a
Jordania, mientras otra parte (alrededor de un millón de personas) permanecía en los
territorios ocupados bajo la administración militar israelí, en barrios y aldeas con
problemas de abastecimiento de agua, alumbrado, alcantarillado y pavimentación. Los
colonos israelíes se extendían por los territorios ocupados en Palestina mediante una
política de asentamientos plasmada en una febril actividad constructora, que,
paradójicamente, se servía de mano de obra árabe.
118

Los refugiados acogidos en Jordania no podían ser empleados en la agricultura debido


a la escasez de tierras y al carácter limitado de los recursos de agua disponibles en
este medio árido. Las dificultades para abastecer las necesidades de los refugiados
generaron tensiones en Jordania. Los palestinos, defraudados por el resultado de la
Guerra de los Seis Días, comenzaron a actuar de forma independiente. Al no constituir
un Estado, carecían de un ejército en sentido estricto, por lo que diversas
organizaciones prepararon una serie de acciones de gran impacto mundial basada en
actos terroristas y de sabotaje contra los intereses judíos: quema de cosechas,
interrupción de carreteras y conducciones de agua, secuestro y voladura de aviones
comerciales judíos o enviados a destinos israelíes. Israel respondió con
desproporcionados actos de violencia contra Jordania y Líbano, países que acogían a
refugiados palestinos, que fueron calificados de terrorismo de Estado. Las actividades
de los grupos palestinos provocaban las represalias israelíes y esta situación
sembraba el malestar en el ejército y la monarquía de Jordania, que veían mermada
su autoridad.

En 1970, el ejército jordano protagonizó una matanza de refugiados palestinos


(septiembre negro) que fue seguida de la expulsión y derribo de los campamentos
establecidos en Jordania. Gran parte de los palestinos que huyeron se instaló en el
Líbano. En esos años, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), fundada
en 1964, era reconocida en la ONU como el único interlocutor válido del pueblo
palestino. Su líder, Yasser Arafat, explicó en 1974 ante la Asamblea de las Naciones
Unidas que en una de sus manos había un rifle y en la otra una rama de olivo. No
podía haber paz mientras el territorio de los árabes palestinos siguiera ocupado por
Israel.

Para acabar con las bases de la OLP en Líbano, y con la intención de auxiliar a los
cristianos (maronitas) que mantenían una guerra civil desde 1975 con los musulmanes
(rusos), Israel ocupó el sur del país en 1982. Siria, que ya había intervenido en el
conflicto, trató de limitar el avance israelí. La OLP y, entre ellos, el propio Arafat, que
se hallaban atrapados en Beirut, la capital libanesa, tuvieron que abandonar la ciudad
y quedaron dispersos en diversos países árabes de África y Oriente Próximo. Pero la
intención israelí en el Líbano y la situación de los refugiados palestinos aumentaban la
impopularidad de Israel, no sólo en Oriente Próximo sino en todo el mundo. En 1984,
el gobierno laborista israelí decidía la retirada incondicional de las tropas desplegadas
en el Líbano. Para los palestinos que vivían en los territorios ocupados las condiciones
de vida eran nefastas: miseria, subalimentación, analfabetismo, paro y desarraigo. Sin
embargo, se negaban obstinadamente a marcharse mientras proseguía la
colonización judía en Gaza y la orilla izquierda. En 1987 estalló la intifada o rebelión
de la población civil palestina de los territorios ocupados contra las fuerzas armadas
que garantizaban la dominación israelí. El 8 de octubre de 1990, los soldados israelíes
ametrallaron a la multitud de fieles que salían de una mezquita en Jerusalén Este.
Murieron 30 palestinos y más de 300 resultaron heridos. La venganza no se hizo
esperar y 25 judíos resultaron muertos...

Hacia la solución del conflicto (desde 1991)

El ambiente de enfrentamiento en los territorios ocupados, la instrumentalización de la


causa palestina por Sadam Hussein durante la Guerra del Golfo y la distensión
internacional impusieron un vuelco a la situación. Un año después de la matanza de
Jerusalén, en octubre de 1991, se reunía en Madrid una Conferencia de Paz
convocada por Estados

Unidos y la URSS (dos meses antes de su desaparición oficial), en la que la


delegación palestina y la delegación israelí iban a aceptar el principio de Paz a cambio
de territorios.
119

Israel se comprometió a evacuar los territorios ocupados, que quedarían bajo la


autonomía de una autoridad municipal palestina, primer paso para la configuración de
un futuro Estado palestino. Además, se ha paralizado la política de asentamientos de
colonos israelíes, que ya no cuentan con el apoyo militar de sus tropas. El acuerdo
sería ratificado por el primer ministro israelí, el laborista Isaac Rabin, y el líder de la
OLP, Yasser Arafat.

Otros acuerdos se encaminan al reconocimiento de Israel por parte de los estados


árabes en función de la solución que se dé a los contenciosos territoriales, como la
devolución de los Altos del Golán a Siria. En julio de 1994, Arafat hacia su entrada
triunfal en Gaza, protegido por los soldados palestinos que le habían precedido unos
días fue el inicio del primer acto de la liberación de los territorios ocupados, al que iban
a seguir las tierras de la orilla izquierda (Cisjordania). Meses después, Arafat era
ratificado como presidente, raíz, de los palestinos por una abrumadora mayoría.
Debería hacer frente a los grupos radicales palestinos y a la pobreza de estos
territorios, pero ni siquiera el asesinato de Rabin (4 de noviembre de 1995) por un
extremista judío parecer poder detener el proceso de paz iniciado en Oriente Próximo.

Sin embargo la aplicación de los acuerdos sigue teniendo dificultades y el proceso de


paz, aún frágil, no está totalmente consolidado.

La invasión de Kuwait y la guerra del Golfo (1990-1991)

En una reunión celebrada a finales de julio de 1990 de la Organización de Países


Exportadores de Petróleo (OPEP), el cartel que agrupa entre sus miembros a la
mayoría de los países árabes que poseen petróleo y que fija los precios y las cuotas
de producción del crudo, Sadam Hussein trató de conseguir una reducción de los
niveles de producción para conseguir elevar el precio del barril a 25 dólares, pero no
hubo acuerdo. En una cumbre anterior, celebrada en Bagdad, la capital iraquí, Sadam
Hussein había comentado: Las guerras no siempre son provocadas por los militares; a
veces estallan por motivos puramente económicos.

A principios de agosto, aprovechando la ventaja estratégica que le proporcionaba


iniciar las operaciones durante el duro verano del Golfo (para disuadir a las potencias
de una inmediata intervención en unas condiciones para las que no estaban
preparadas), ocupó el reducido Estado de Kuwait.

La ONU condenó inmediatamente la "anexión" y exigió la retirada de las tropas


iraquíes de Kuwait. Pero Sadam Hussein trataba de evitar que se pasase de la
condena a la acción y adoptó una serie de medidas en ese sentido:

- Impidió a los numerosos occidentales residentes en Kuwait abandonar el país,


suprimiendo los salvoconductos y controlando los vuelos, lo que les convirtió en
rehenes.
- Se aseguró la neutralidad iraní, liberando los presos de guerra de ese país
capturados en la reciente contienda mantenida entre ambos.
- Presentó el avance iraquí como un desafío de la patria de los árabes a Occidente,
como la respuesta a la ocupación por Israel de territorios en Palestina y Siria.
- Amenazó con utilizar armas químicas y destruir pozos de petróleo si era atacado.

La declaración de derechos aceptada por los países miembros de la ONU incluía la


aceptación y el respeto de las fronteras existentes.

Pero este principio había sido vulnerado en Oriente Próximo en numerosas ocasiones
por Israel. Las razones de la enérgica intervención "multinacional" que difería de la
120

forma en que se había actuado frente a conflictos similares, fueron sobre todo de raíz
económica.

AI añadir los yacimientos kuwaitíes a los propios, Iraq se convertiría en el segundo


productor mundial de petróleo. Sería el país predominante en la zona por su peso
económico y militar y podría amenazar a otros estados que contradijesen sus
directrices en el seno de la OPEP. La unidad de acción de este organismo se había
resquebrajado después de las crisis del petróleo de la década de 1970. Arabia Saudí y
Kuwait (este último a través de la agencia Kuwait Investment Office, KIO) mantenían
lazos económicos y financieros con los países capitalistas que se afianzarían después
de la guerra.

Hay que tener en cuenta, además, que la distensión impulsada por el presidente
soviético, M. Gorbachov, creaba unas condiciones nuevas, impensables tan sólo seis
años antes. Entonces, el riesgo de extensión y prolongación del conflicto hubiera sido
mucho mayor si cada bloque hubiera apoyado a un bando.

El ultimátum de la ONU, exigiendo la retirada de Kuwait, venció a mediados de enero


de 1991 y un día después, durante la madrugada del 17, comenzó la Tormenta de
fuego sobre Bagdad. Las tropas multinacionales dirigidas por Estados Unidos lanzaron
una enorme cantidad de bombas que, según se dijo, iban destinadas con precisión
informática contra objetivos militares y estratégicos. Sin embargo, a pesar de la dureza
de los bombardeos y de la tímida respuesta iraquí, se descubrió que muchos de los
objetivos alcanzados por los aliados eran señuelos, grandes maquetas de cartón que
simulaban rampas móviles de lanzamiento de misiles. Comenzaba la guerra
psicológica.

El monopolio informativo de la cadena de TV norteamericana CNN y la retirada de la


casi totalidad de los corresponsales de la prensa escrita de la zona, favorecieron la
desinformación a base de la publicación de múltiples noticias contradictorias y la
manipulación de las imágenes. Se impuso la propaganda: imágenes de pilotos
occidentales derribados, agotados, posiblemente torturados o drogados, podían el final
de la agresión contra Iraq. Era evidente que podían ser utilizados como escudos
humanos al situarlos en posibles objetivos de la aviación aliada. Iraq comenzó a lanzar
misiles Scud contra Israel, algunos de los cuales impactaron en su territorio
provocando, según las informaciones, daños mínimos y un número de víctimas
reducido.

Occidente se estremeció al pensar que Israel podía responder a las provocaciones.


Esta reacción habría supuesto con toda probabilidad la extensión del conflicto, al
involucrar en él a otros países árabes. Las manifestaciones contra la agresión
occidental empezaron a multiplicarse en los países musulmanes. La ayuda
estadounidense llegó rápidamente a Israel en forma de aportaciones económicas y
militares. Se enviaron antimisiles de carácter defensivo con el significativo nombre de
Patriota, mientras aumentaba el reconocimiento internacional hacia Israel. S. Hussein
cumplió sus amenazas y, al parecer, comenzó a verter petróleo (crudo) en el Golfo
Pérsico, originando la primera marea negra provocada voluntariamente. Con este tipo
de acciones, que se calificaron de terrorismo ecológico, trataba de conseguir la
oposición de la opinión pública mundial sobre los gobiernos comprometidos con la
guerra.

Después se ha sabido que la responsabilidad de estos vertidos no fue exclusivamente


iraquí, pudo deberse al efecto de los bombardeos occidentales. Desde finales de
enero se conoció la noticia de que aviones iraquíes se refugiaban en Irán,
¿deserciones?, ¿intentos de salvar en lo posible los restos de la aviación iraquí?
todavía se desconoce. No fue hasta finales de febrero cuando los aliados se
decidieron a iniciar la ofensiva terrestre que debía liberar Kuwait. Una vez expulsados
121

los iraquíes, y tras algunas deliberaciones, el final de la guerra fue proclamado


oficialmente el 3 de marzo de 1991. Había durado menos de dos meses. Los iraquíes
aceptaron la inmediata liberación de los presos de guerra y la entrega de los planos
con la ubicación de los campos minados. Las tropas multinacionales renunciaron a
adentrarse en el territorio iraquí y confiaron en que la guerra civil iniciada en el sur por
los shiíes y en el norte por la población kurda acabase con poder de S. Hussein.

Pero esto no sucedió, Sadam consiguió sofocar la rebelión de manera brutal.


Occidente decretó el embargo a Iraq, que continúa vigente, y sus consecuencias son:
la falta de medicamentos y de alimentos padecida por la población civil. No parece
casual que el mismo año que concluía la Guerra del Golfo, se iniciara la Conferencia
de Paz entre israelíes y palestinos.
122

UNIDAD IV

DE LA CRISIS AL NUEVO ORDEN

4.1. El Bloque Occidental ante la crisis, el final de la expansión

4.1.1. Los países de la OCDE entre la expansión y la crisis

La crisis de la energía

En 1973, se inicia un nuevo periodo de la evolución económica mundial que supone


una ruptura clara con el orden económico implantado después de la Segunda Guerra
Mundial. El fin del pleno empleo, la inflación, la ineficacia de las políticas económicas
para afrontar, sobre todo, el paro y el desgaste del estado del bienestar, son algunos
elementos básicos que ilustran el nuevo periodo económico mundial. No obstante, el
dato más significativo lo constituye el frenazo que experimentó el crecimiento
económico a partir de 1973. Este año termina un período de crecimiento sostenido y
estable iniciado pocos años después de la guerra mundial, en los países capitalistas
desarrollados, aunque en dicho período se produjeron recesiones que se superaron
con rapidez y no amenazaron seriamente el pleno empleo.

El fin del crecimiento sostenido supone que políticas económicas practicadas hayan
resuelto los problemas del desempleo y del menor crecimiento: políticas keynesianas
o monetaristas, de reactivación o de austeridad, la crisis económica continúa. Así
pues, desde 1973 la economía mundial está en crisis, manifestada en conocidos
síntomas económicos: descenso de las tasas de crecimiento, inflación, desempleo,
descenso de las inversiones problemas en las balanzas de pagos. Sin embargo, a
pesar de ello, a pesar de la existencia de la crisis estructural, se han vivido procesos
expansivos, sucediéndose las recesiones y las recuperaciones. La economía mundial,
el conjunto de la humanidad en definitivo, produce anualmente en los años noventa
casi dos veces más bienes que producía a comienzos de los años setenta. Pero, este
progreso no ha comportado la resolución de los graves problemas que afectan al
mundo: en la mayor parte de los países desarrollados el paro persiste, y la
subalimentación y la pobreza siguen afectando a la mayoría de los países menos
desarrollados. Sin duda, estos graves problemas se han ido agudizando en los años
posteriores a la llamada crisis de la energía de 1973.

El primer choque petrolífero se produce después de la guerra del Yom Kippur, en


octubre de 1973, cuando la OPEP -Organización de Países Exportadores de Petróleo-
decide elevar sustancialmente los precios del petróleo que, en cuatro meses, se
cuadruplican agravando la inflación en los países ricos y aumentando masivamente la
deuda de los países pobres. A ello se sumaba la duplicación de los precios de las
materias primas acaecida en 1972-73. Tal vez, más que crisis económica sería más
propio hablar de ruptura del crecimiento en los países industrializados. En efecto,
contrariamente a una idea muy extendida, la crisis en realidad no data del llamado
primer choque petrolífero. Sus primeros indicios aparecen al final de los años sesenta
en los Estados Unidos, donde la desaceleración del crecimiento se combina con un
declive de la productividad que, con ello, comporta una baja en la rentabilidad del
sector manufacturero, sin que intervengan en ello los factores energéticos. En este
sentido, hay que señalar que la idea de que las perturbaciones económicas que sufren
los países desarrollados (la subida de los precios del petróleo) explican la
desaceleración del crecimiento, ha sido cuestionada por diversos autores. Lo cierto es
que, según los cálculos de estos autores, los gastos de energía representaban, en los
años anteriores a la subida producida en 1973, únicamente un 1,5 % del coste total de
123

los factores en la industrias de Estados Unidos y poco después, en 1977, no llegaban


a suponer el 2,5 % de dicho coste.

Por otra parte, los principales exportadores de petróleo -la energía del crecimiento-
reagrupados, desde 1960, en la OPEP deseaban legítimamente frenar la degradación
de sus beneficios, dado que el precio del petróleo había acusado una disminución del
40%, entre 1949 y 1970, en relación a los productos industriales. Es con este objetivo
que ordenan la Conferencia de Caracas (1970) primero y, sobre todo, la de Teherán
de 197 1. En ellas, se inicia una profunda transformación de los mercados petrolíferos:
se decide fijar los precios del crudo (que aumentan inmediatamente un 20 %) y,
además, elevar hasta él parte de sus beneficios procedentes de la producción, en
detrimento de las compañías comerciales occidentales.

La guerra árabe-israelí de octubre de 1973, ofrece a la OPEP la posibilidad de


endurecer sus posiciones. El precio del barril pasa de 3 a 12 dólares entre octubre de
1973 y enero de 1974. Lo que repercute en el mismo sentido en los precios de las
materias primas, abundantemente utilizadas por la industria mundial.

Todo ello origina un alza de precios en los países importadores de energía y eleva, al
mismo tiempo, la factura del petróleo (elevación estimada en un 1,5 % del PNB de la
OCDE). El resultado sería reducir las importaciones de petróleo, es decir, disminuir la
actividad económica en general (de acuerdo con la dependencia de cada país
respecto a la energía de petróleo). En 1975, pues, se entra en una severa recesión
(medida por el retroceso absoluto de la producción en dicho alto). El paro se agrava (5
%, al menos, en los países de la OCDE), lo que debilita el consumo y, por tanto, la
incitación a producir, mientras que la elevación de los precios de los productos
petrolíferos y de las materias primas, mantienen la inflación en tasas superiores al 10
% anual (OCDE). La contracción de la actividad industrial mundial tiene como efecto la
reducción del consumo de materias primas lo que, a su vez, recorta las ya modestas
rentas de los exportadores del Tercer Mundo que, a su vez, se ven obligados a
disminuir sus compras de bienes industriales a los países desarrollados o, si quieren
mantener sus pedidos, a endeudarse. Ocurren, pues, las dos cosas: disminución de la
demanda y aumento de la deuda.

La recesión de 1973-75, sin embargo, no causó violentas sacudidas sobre las


estructuras económicas, ni se produjeron fenómenos tan agudos como los que
tuvieron lugar durante la Gran Depresión de los años treinta. Es decir, no supuso una
parálisis general ni el colapso del sistema de créditos. Las razones de ello fueron,
entre otras: el mayor poder de las grandes empresas, que habían acumulado muchas
reservas financieras y pudieron así, mucho más que las empresas pequeñas y
medianas, afrontar las adversidades y ser menos vulnerables a la crisis; también el
papel del Estado fue fundamental, ya que mantuvo la demanda efectiva y defendió a
las empresas y bancos en crisis, impidiendo el colapso del sistema financiero, lo que
no ocurrió en los años treinta. De hecho, la regulación estatal sirvió de red protectora
para que no se hundiese la economía de mercado.

Después de la primera recesión, siguieron cuatro años de incertidumbre, entre 1976 y


1979, y la recuperación se retrasó. El precio del crudo aumentó sólo moderadamente.
EE.UU., Japón y la RFA alcanzaron cotas importantes de crecimiento y las políticas de
regulación coyuntural consiguieron algunos éxitos, aunque persistieron graves
desequilibrios que impedían la total recuperación: se agrava el desorden monetario y
se hunde la cotización del dólar, el mercado de materias primas sigue siendo inestable
y, además, la revolución iraní de 1979 posibilitó una nueva -y brutal- alza del precio del
barril que, al mismo tiempo, compensaría la desvalorización del dólar, marcando el
comienzo de la segunda recesión que llegó hasta 1983.
124

En general, los caracteres de la crisis (1973-1983) pueden ser considerados como una
Expansión regresiva. El síntoma más clásico y visible residió en una brutal detención
de la expansión seguida por una duradera desaceleración de los ritmos de crecimiento
económico. El corte se sitúa en 1975, cuando cl grupo de países de la OCDE registra,
por primera vez desde la guerra, un retroceso del orden del 1 % de su PNB global en
relación a 1974. Es cierto, que en los años posteriores la riqueza de las naciones -
medida por la evolución del PIB- trazaba una curva ascendente, pero con ritmos muy
lentos en relación a los anteriores decenios. El crecimiento anual medio de la OCDE
se situó en torno al 2 %, cuando entre 1960 y 1972 sobrepasaba cl 5 %. Esta
desaceleración se acompañaba, según el cuadro clásico de crisis, de un aumento del
paro.

El carácter más original de esta crisis ha sido la combinación de la recesión


económica, con sus consecuencias sobre el empleo, y la inflación, expresada en una
aguda alza de precios -con una media del 12 % en los países occidentales. Esta
coincidencia, que en realidad no es nueva pues se manifestó en Francia en 1936,
sorprendió a los economistas y a los gobiernos e hizo inoperantes las soluciones
practicadas en la crisis de 1929, que había sido una crisis de deflación. De igual
forma, desautorizó la famosa curva del economista de la London School of Economics,
A. W. Phillips que, en 1957, había establecido la relación inversa entre la tasa de paro
y la de crecimiento de los salarios nominales. También, inválida totalmente el
postulado liberal según el cual, en tiempos de crisis, la baja de la producción debe
necesariamente acompañarse -por la elevada tasa de paro que neutraliza las
reivindicaciones salariales- de una reducción semejante de las rentas y de los precios,
pues es el único camino para restaurar los equilibrios favorables a la recuperación. La
inflación, además, desalienta las inversiones a largo plazo -que necesitan un
crecimiento estable y duradero- en provecho de las inversiones a corto plazo, menos
susceptibles de ser recortadas por la desvalorización monetaria.

De manera general, la inflación favorece los comportamientos especulativos en


detrimento de las operaciones productivas. En materia de precios, se trata de una
evolución inversa del ciclo clásico: los precios aumentan tanto más rápido en cuanto
que la actividad económica es más débil.

De hecho, esta depresión económica contemporánea no se reduce estrictamente a los


tres accidentes más visibles: crisis petrolíferas, crisis del dólar y crisis comercial -
surgida ésta por la aparición de competidores comerciales nuevos, como los nuevos
países industriales asiáticos o NPI-, sino que es básicamente industrial y, como tal,
mina las economías industriales de los años "gloriosos" del capitalismo, está
amortiguada por la inflación y estalla con la ofensiva de la OPEP y, finalmente, al ser
sorprendentemente atípica desorienta a los teóricos de la economía y de las políticos
económicas.

El alza de los precios del petróleo afectó a los diversos países de manera desigual.
Favorable a algunos de ellos, tolerable para otros, resulta catastrófica para un tercer
grupo de países, variando según el grado de dependencia de cada país del exterior en
su aprovisionamiento de petróleo.

Tal vez, el caso más notable fue el del Japón que, dependiente del petróleo en más de
un 80 % para su consumo energético, pasó de un crecimiento del 10,3 % (en 1962-
1972) a un crecimiento de -05 % en 1974. La estrategia de los países que combatieron
con más éxito la primera crisis petrolera, consistió en absorber el incremento de la
factura del petróleo mediante una reducción del poder de compra real de las
economías familiares.

A finales de 1978, parecía que lo peor de la crisis había pasado ya: las economías
europeas prometían un avance en sus ritmos de crecimiento compatible con un
125

descenso de sus tasas de inflación. Los factores que influyeron en esta recuperación
fueron: la expansión de los gastos públicos que, en comparación con el relativo
estancamiento del PIB, se incrementan y, también, los salarios reales de los
trabajadores que no declinan a pesar del aumento del desempleo. Además, los
desempleados gozaban de un sistema de seguridad social, en los países
desarrollados, que les permitía mantener un cierto nivel de gastos de consumo para
sobrevivir, aparte de que los bancos y las entidades financieras expandieron el crédito
al consumo. Así pues, detrás de la primera recuperación de estos años se encuentra
el aumento de la demanda -a través del crédito al consumo- y la expansión del gasto
público -que incrementaría el endeudamiento-, así como las exportaciones a los
países en vías de desarrollo.

Sin embargo, siguió existiendo exceso de capacidad productiva, el paro aumentó (en
la OCDE se pasó de 15 millones de desempleados, en 1975, a casi 22 millones en
1980) y las empresas siguieron teniendo dificultades para restablecer sus beneficios.

Esta recuperación, no obstante, indujo a muchos economistas y gobernantes a


proclamar que la crisis estaba superada, que la caída económica sufrida en los años
anteriores había sido un golpe pasajero, como consecuencia de la subida de los
precios del crudo. Pero, era evidente que los problemas estructurales que habían
generado la primera recesión seguían presentes y, además, no podían ser resueltos a
través del incremento del gasto público, del aumento de los créditos al consumo o
estimulando las exportaciones hacia los países en vías de desarrollo, como en los
años anteriores.

En estas condiciones, se produce (1 979-1983) la segunda recesión -propiciada por la


revolución islámica iraní de fines de 1979 y por el inicio de la guerra entre Irán e Irak-
que fue más brutal que la anterior y tuvo efectos recesivos profundos, coincidiendo
con un cambio de la política monetaria americana y con un aumento de las tasas de
interés. En tres años, los precios casi se triplican desequilibrando la balanza exterior
de los países consumidores y forzándolos a lanzar o acelerar vigorosos programas de
independencia energética. Se truncaban así las expectativas de recuperación del
mundo industrializado que, a fines del año anterior, parecían tan claras.

En efecto, el segundo choque petrolero que coloca, a fines de 1980, el barril a 32


dólares y la crisis financiera afectan al periodo 1980-1983 y, a pesar del comienzo del
descenso de los precios del petróleo a fines de 1981, la recuperación fue mucho más
difícil que en la primera crisis. La debilidad de la demanda conduce a prácticas
proteccionistas y a la baja de la demanda de materias primas, con lo que las
exportaciones del mundo menos desarrollado se vieron seriamente reducidas,
contribuyendo a disminuir su poder de compra y, por consiguiente, limitando el
crecimiento del comercio mundial. Las tensiones sociales y políticas generadas por los
altos niveles de desempleo, hicieron muy difícil el mantenimiento de políticas
antiinflacionistas llevadas a cabo en años anteriores. En los países de la OCDE, el
crecimiento del PIB llegó a ser negativo (-0,5 %) en 1982. En esta ocasión, se
constató que ni los países socialistas escapan a la crisis. Este episodio aumenta el
endeudamiento internacional de los países en desarrollo y de los países del Este (los
primeros multiplican su deuda por más de 3 entre 1975 y 1982, y los segundos, en el
mismo tiempo, casi por 4).

En casi todos los países, desde 1980, se dio prioridad a la lucha contra la inflación, a
través de altas tasas de interés y una política monetaria restrictiva, con el objeto de
frenar la demanda de créditos y la creación de moneda. Sin embargo, los dos altos
siguientes siguieron siendo claramente recesivos y se saldaron con un aumento del
paro, teniendo costes sociales elevados en los países industrializados.
126

Ahora bien, las peores consecuencias las pagaron los pases menos desarrollados,
sobre todo los que más se habían endeudado en los años setenta. La subida de las
tasas de interés, el descenso del comercio mundial y la caída de los precios de los
productos de base, hicieron que estos países se encontraran agobiados por la crisis
de la deuda. La crisis hizo que, en los países en vías de desarrollo, el Fondo
Monetario Internacional obligara a poner en práctica políticas de ajuste que condujeron
a una depresión que duró toda la década de los años ochenta.

A esta segunda recesión seguiría una recuperación en los países avanzados y en los
nuevos países industrializados asiáticos, pero que no se transmitiría al mundo menos
desarrollado. Además, una parte importante de la recuperación económica del Norte,
se produjo como consecuencia de las enormes transferencias de recursos que
llegaron desde el Sur, como pago del servicio de la deuda. Así, la recuperación de los
años ochenta se apoyó, en parte, sobre la periferia.

Un importante elemento ligado que hay que considerar en este período de crisis, es el
reciclaje de petrodólares y la crisis de la deuda. En efecto, lo que había sido un
fenómeno marginal en los años sesenta, el mercado de los eurodólares -o
"euromarcos" o "asiadólares", etc.-, se convierte con los choques petrolíferos en un
punto caliente de las finanzas internacionales. Las fuertes subidas del precio del
petróleo después de la guerra del Yom Kippur (1973), de la revolución iraní (1979) y
de la ofensiva iraquí contra Irán (1980), alteraron profundamente la configuración de
los flujos financieros internacionales y de los términos de intercambio en provecho de
los países productores de petróleo, lo que supuso la formación en la zona de la OPEP
-sobre todo en el Golfo Pérsico- de una acumulación de excedente de intercambios
corrientes de alrededor de 400 millardos de dólares en ocho años (1974-1981).

Cerca de la mitad de estos recursos fueron depositados en bancos occidentales y, a


través de ellos, invertidos en países de la OCDE (40 %), en préstamos a medio y largo
plazo a países en desarrollo (15 %), a países del Este -en menor medida-, o avanzado
a organismos internacionales (5 %). Las bajas tasas de interés y el elevado precio de
los productos de base exportados por los países en desarrollo, hacían los préstamos
especialmente atractivos para muchos de estos países. La mayor parte de los países
de América Latina, algunos países asiáticos -como Corea del Sur o Filipinas-, y unos
pocos países africanos pudieron gozar de esta especie de maná financiero para lo
mejor y, también, para lo peor.

Para lo mejor, puesto que los fondos prestados pudieron financiar inversiones
rentables, susceptibles de incrementar las exportaciones o disminuir las importaciones
de algunos países como, entre otros, Corea del Sur. Para lo peor, en muchos casos,
puesto que las entradas de divisas sirvieron para incrementar el consumo de
productos importados (por ejemplo, Chile), para financiar gastos corrientes del Estado
(Nigeria), gastos de armamentos (lrak), inversiones no rentables (Argelia) o para
alimentar la huida de capitales (Argentina). La mayoritaria obsesión del beneficio a
corto término tuvo muy negativas consecuencias cuando se produjo la llamada
"segunda revolución de octubre" (1979), que condujo a Estados Unidos a terminar con
las tasas de interés reales negativos practicadas en los años setenta. Elevó las tasas
de interés a niveles sin precedentes -cerca del 20 % entre 1980 y 1981, para los
préstamos a corto plazo, para los países en desarrollo, atrapados por una deuda
constante, ello significaba -con relación a los años 1975/1977- triplicar los costos de
los préstamos contratados en el euromercado. A este choque monetario se unieron las
consecuencias de la recesión mundial provocada por los efectos combinados del
segundo choque petrolífero y del ajuste monetario de Estados Unidos.

Así, la contracción de los mercados de exportación que ello produjo y el hundimiento


subsiguiente de los precios de las materias primas, contribuyó a la asfixia de las
economías de los países en desarrollo. En agosto de 1982, México fue el primer país
127

que declaraba su incapacidad de hacer frente a los compromisos adquiridos. Con ello
comenzaba realmente la crisis de la deuda.

El desorden en los aprovisionamientos y la desintegración de las industrias propician


el despegue del mercado libre del petróleo. La fijación de los precios, negociados día a
día, escapa poco a poco a los países productores. El consumo mundial, por primera
vez desde 1979, disminuye. La OPEP, atrapada entre esta baja y la presión de los
nuevos productores, se ve forzada a reducir, en marzo de 1983, sus tarifas oficiales y
a limitar su ritmo de extracción con objeto de sostener un mercado amenazado por la
superproducción.

1983 se convierte así en una fecha decisiva. De la misma forma que 1973 es, para la
opinión mundial, una fecha clave de la historia energética, 1983 es el año del
retroceso, de la vuelta atrás, en los precios oficiales del petróleo confirmándose así,
después de arduas negociaciones, el cambio del mercado petrolífero esbozado en
1981. La parte de la OPEP en el comercio del petróleo, que había llegado a alcanzar
en 1979 el 70 %, desciende a fines de 1985 al 40 %. La baja del precio del petróleo
tuvo un efecto globalmente positivo para el conjunto de las economías
industrializadas, aunque sólo fuese porque permitió a los gobiernos adoptar políticas
un poco menos restrictivas y rigurosas. Superados por la economía mundial los
temores recesivos, se produjo el krack de 1987, sin duda el más fuerte de todo el
siglo.

Después de sacudir Nueva York, se fue propaganda por todos los mercados
mundiales importantes, confirmando la interconexión de las Bolsas. Globalmente, la
contracción de la capitalización bursátil mundial se evaluó en unos 2.000 millones de
dólares, la mitad de ellos en Wall Street donde, en un sólo día, el índice Dow Jones
(que mide la cotización de las acciones, a través de una selección de treinta empresas
entre las más importantes del mundo) perdió más de 500 puntos, es decir, un 23 %.
Las causas son conocidas y tienen su base en los grandes desequilibrios
estructurales, comerciales y financieros de los grandes países industrializados, junto
con el anuncio por parte del gobierno americano de su enorme déficit comercial; cl
alza de las tasas de interés en Estados Unidos y la amenaza de James Baker,
secretario del Tesoro, de dejar flotar el dólar hicieron el resto.

De acuerdo con las teorías económicas más aceptadas, respecto a la unión existente
entre la esfera financiera y la esfera real de la economía, un hundimiento de tales
características habría tenido que provocar una fuerte desaceleración económica: es
decir, las empresas financieras más débiles habrían quebrado, las intermedias habrían
reducido efectivos y salarios, etc.; por otra parte, el consumo tendría que haberse
reducido y, también, parte del patrimonio de las familias se habría perdido. Sin
embargo, contrariamente a las previsiones de los expertos, el krack de 1987 no tuvo
tan negativas repercusiones. Lo que parece indicar que la esfera financiera no tuvo
una influencia sensible en la esfera productiva y, de la misma forma, al revés. De
hecho, globalmente, el año 1987 vio decrecer el desempleo, consiguiendo los mejores
resultados en este campo la Gran Bretaña y los Estados Unidos. Sin embargo, se
asiste a una gran redistribución del empleo, especialmente el masculino e industrial,
que pierde terreno en cuanto trabajo a tiempo completo y de duración ilimitada. AI
contrario, los gobiernos avanzan cada vez más en el empleo parcial, transitorio y con
menos garantías, recortándose paralelamente los políticos de gasto en protección
social.

Así pues, empleo parcial, desregulación, desreglamentación, menor peso del Estado,
mercado, concurrencia y libertad económica, son las recetas que se han impuesto o
se están imponiendo en los países desarrollados y menos desarrollados. El éxito
económico y financiero de Japón y, a continuación, de los dragones asiáticos se ha
basado en un sistema de producción cuyos elementos fundamentales son el trabajo
128

en equipo (teamwork), la entrega de piezas en el momento justo y según flujos


constantes (just in time) y la mejora continua del proceso de producción (kail-en), es
decir, en la realización concreta del trabajo y, por tanto, del rendimiento en el cual las
sugerencias y opiniones de los obreros son tenidas en cuenta, especialmente en lo
referente a reducir o simplificar movimientos, eliminar gastos innecesarios, limitar
pérdidas de tiempo, etc.

De hecho, los desórdenes monetarios y la crisis económica afloran problemas de


organización que afectan al funcionamiento empresarial de los "años gloriosos". Se
producen estancamiento de la productividad y una menos progresión del valor añadido
real por trabajador, lo que indica el declive del "fordismo" que, cada vez más, es
sustituido por el "toyotismo".

En este sentido, la larga transformación de los años 1970-1990, supone cambios


importantes: se afirman nuevos capitalismos y países industriales, decaen las
industrias tradicionales, surgen nuevas actividades, tecnologías de vanguardia y
sistemas de producción, al tiempo que se realizan fuertes avances en la
internacionalización y la mundialización. Se asiste, de alguna forma, al final del
capitalismo industrial vigente hasta la década de los años setenta, ya que -según
recuerda Carlos Berzosa- la consecución de una alto rendimiento no se basa, como se
pensó durante mucho tiempo, en una perfeccionada mecanización, sino en el
propósito de obtener el mejor partido de los recursos tecnológicos y humanos
existentes, aunque ello suponga sacrificar en muchos casos el bienestar social a las
exigencias de la libre empresa y renunciar a una mejor armonía económica y social.

4.1.2. Economía internacional del capital, multinacional y dependencia


energética

La internacionalización de la economía, la mundialización del sistema capitalista y la


hegemonía, en la producción y en el mercado, de las multinacionales es un hecho que
se ha acelerado en el mundo actual. Ahora bien, el sistema mundial es el resultado de
una larga evolución del capitalismo nacional. Es en el marco nacional que el
capitalismo, a lo largo de los últimos cuatro siglos, ha encontrado los recursos, los
factores, los mercados, las bases, y en definitiva los elementos que han impulsado su
mutación y su desarrollo actual. Fue sobre bases nacionales, en el marco del Estado-
nación y con la particular ayuda del Estado-nación, que se formó, se consolidó y se
desarrolló.

La historia del capitalismo actual pasa necesariamente por la historia de los


capitalismos nacionales, habiendo encontrado en cl cuadro nacional el terreno
favorable para su desarrollo. Actualmente, las relaciones internacionales, es decir, las
que se establecen entre "actores" situados en territorios nacionales diferentes (entre
empresas, bancos, organismos financieros, etc.), han adquirido un desarrollo muy
denso. Pero, también, las actividades multinacionales -o transnacionales-, es decir, las
de los propios actores (de las empresas, bancos, organizaciones financieras, Estados,
etc.), se realizan, se organizan, dirigen sus actividades de una forma coordinada en
diversos territorios nacionales. Ahora bien, fue a partir de bases nacionales que el
capitalismo construyó su dimensión internacional, multinacional y mundial.

En este camino, hay tres elementos a destacar:

1) Un hecho observado históricamente: el capitalismo se ha formado, constituido y


consolidado sobre bases nacionales.
2) Una necesidad inherente a su lógica: el capitalismo se reproduce constantemente a
una escala siempre ampliada.
129

3) De ello se desprende lo que es, a la vez, un hecho observado y una necesidad


lógica: un capitalismo nacional no puede permanecer en el interior de sus fronteras.

Muy pronto, intenta vender en el exterior sus mercancías, intenta abastecerse a


mejores costes, intenta aprovechar mejores oportunidades de inversiones o préstamos
o, incluso, extender sus bases productivas lo que, progresivamente, multiplicar,
intensificar y reforzar sus relaciones exteriores. Si examinamos más de cerca las
relaciones a través de las cuales -un capitalismo nacional- se despliega fuera de sus
fronteras, observamos dos grandes vías:

En primer lugar, el establecimiento de relaciones internacionales, de relaciones entre


empresas, bancos, organismos financieros de este capitalismo nacional con
empresas, administraciones, fabricantes, comerciantes de otra formación social. Lo
que encubre dos categorías de relaciones:

1) primeramente, cl desarrollo de los intercambios internacionales de mercancías: la


lógica de la producción creciente implica la búsqueda de nuevos mercados y de
nuevas fuentes de abastecimiento. No hay, pues, nada de extraño en el hecho de
que en los periodos de desarrollo del capitalismo, los "intercambios internacionales"
crezcan más deprisa que las producciones nacionales y que, de la misma forma, en
épocas de crisis estos intercambios disminuyan también más deprisa;
2) a continuación, se desarrollan la inversión internacional, los movimientos de capital
y cl crédito internacional: estos diversos flujos de capitales favorecen, en diferentes
partes del mundo, el desarrollo de determinadas actividades, contribuyendo así a
nuevos desarrollos de los intercambios y a reforzar la especialización. Además,
todo ello comporta una doble dependencia, la del reembolso del capital y la de los
dividendos e intereses a pagar.

En segundo lugar, se desarrolla una nueva realidad con la multinacionalización de las


actividades mismas (producción industrial, banca, servicios): esta nueva realidad se
añade a los espacios de los Estados-naciones, cuyos mercados se convierten en
espacios propios de las empresas multinacionales. Esta ampliación multinacional
contribuye a reforzar, a su vez, las otras formas de las relaciones internacionales
(intercambios, inversiones, créditos). Es así que el desarrollo del capitalismo nacional
y, a la vez, su profunda lógica, conduce a la internacionalización, al desarrollo a escala
mundial del capitalismo a través de dos vías principales: por una parte, por la mayor
densidad de las relaciones internacionales (comerciales, financieras, monetarias) y,
por otra, por la multinacionalización de las empresas nacionales. Este desarrollo a
escala mundial, lejos de diluir las realidades nacionales las acentúa, pero reforzando
en uno de los polos a los capitalismos nacionales dominantes y utilizando, en cl otro,
la existencia de Estados-naciones más o menos débiles para aprovechar sus
disparidades, diferencias y oposiciones.

Lejos de oponerse, pues, la dimensión nacional, internacional y mundial está


íntimamente unida y funcionan conjuntamente. Es a través de este doble juego de
relaciones -internacionales y multinacionales- que se ha estructurado, tal como lo
conocemos actualmente, el espacio capitalista mundial. Edificando, por un lado -
insistamos en ello-, polarizaciones en torno a los capitalismos nacionales dominantes
y, por otro, relaciones de dependencia que comportan modos de desarrollo económico
diferentes a los de los países desarrollados y hegemónicos del sistema.

Entre los dos, múltiples situaciones intermedias. La mejor definición de una empresa
multinacional sigue siendo la de Charles A. Michalet: "una multinacional es una
empresa, o un grupo de empresas, generalmente de gran tamaño que, a partir de una
base nacional, ha implantado en el extranjero diversas filiales en diversos países, con
una estrategia y una organización concebidas a escala mundial". La definición es
amplia y no restrictiva. La idea de "base nacional" remite a sus primeros orígenes y
130

permite distinguir las multinacionales americanas, japonesas, francesas, etc., según su


procedencia. Y "diversas filiales y diversos países" permite identificar empresas más o
menos multinacionales.

Las empresas multinacionales han resistido con éxito la crisis durante diez años.

El comienzo de la crisis fue acompañado, en los primeros años setenta, por un fuerte
incremento de los flujos de inversión directa en el exterior. Cuando, en 1983, las
multinacionales sufrieron la crisis, ésta fue mucho menos severa con ellas que con las
otras empresas. Un reciente estudio de la OCDE concluye que -Ias multinacionales-
se han ajustado mejor que cualquier otra empresa a la coyuntura económica, gracias a
su concentración en los sectores en expansión y a su débil presencia en los sectores
en declive.

Así, las multinacionales han sido más rentables y han invertido más, durante la crisis,
que las restantes empresas debido, sobre todo, a cuatro estrategias privilegiadas que
favorecen la superación de la crisis:

1.- Controlan las nuevas tecnologías.


2.- Abandonan a su suerte a una gran parte del Tercer Mundo.
3.- Organizan la división internacional del trabajo, de tal forma que se reproduce un
orden internacional jerarquizado que las favorece.
4.- Endurecen las negociaciones y, con ello, disminuyen los incrementos salariales.

De esta manera, preparan una salida a la crisis que, aunque lenta e incierta, se orienta
hacia un capitalismo mundial en el cual el peso de las multinacionales será todavía
mayor.

Un siglo de historia -desde las economías puramente nacionales- explica la ubicuidad


de las multinacionales, encaminadas siempre hacia nuevos sectores, a partir de un
número creciente de países de origen incluidos, en algunos casos, ciertos países en
vías de desarrollo. En su expansión, las multinacionales han sido acompañadas por
los bancos formando, en conjunto, un vasto sistema financiero privado y multinacional
que es, ampliamente, responsable del endeudamiento internacional. Su impacto sobre
las economías nacionales es tal que, actualmente, incluso los Estados más hostiles
ideológicamente a las multinacionales rivalizan para atraerlas a su territorio, sobre
todo, en los periodos de crisis. Con ello, el capitalismo mundial que se constituye bajo
nuestros ojos -y del cual la llamada "aldea global" es la manifestación más cotidiana-,
consagra el papel de los Estados mediatizados por las multinacionales. Al mismo
tiempo, por las dominantes estrategias anticrisis que determinan, las multinacionales
refuerzan cada vez más su peso en la economía mundial. Además, la articulación
entre unos Estados que diversifican el espacio económico internacional y unas
multinacionales que explotan esta diversificación en su beneficio, prefigura un
verdadero capitalismo mundial de Estados, en el cual la cooperación entre Estados y
multinacionales se convierte en la base de toda regulación económica que no deja,
fuera de ella, ninguna alternativa posible.

Es evidente que el petróleo es clave para cualquier país del mundo, pero lo es aún
más para un país como Estados Unidos, primera potencia industrial y militar del
mundo. Razones estratégicas y económicas han hecho que su gobierno haya ayudado
siempre a las grandes compañías para la consecución y el mantenimiento del control
de la mayor cantidad posible de recursos petrolíferos. Cinco de las más grandes
sociedades internacionales son norteamericanas y, teniendo en cuenta:
131

1) que disponen, directa o indirectamente, de más del 40 % de la producción del


mundo accidental;
2) que contribuyen en una parte muy significativa al equilibrio de la balanza de pagos
de los Estados Unidos; y
3) que contribuyen, igualmente, de una manera decisiva a la consolidación de la
potencia americana en los mercados exteriores, es lógico pensar en la existencia,
entre estas sociedades y el gobierno norteamericano, de lazos de interdependencia
extremadamente estrechos.

Es un hecho claro que los beneficios de estas compañías, durante la década de la


crisis, siguieron aumentando considerablemente. En esta década de crisis las siete
sociedades más importantes, multiplicaron sus activos fijos por tres, y sus beneficios
netos por cinco pasando de más de 4.700 millones de dólares, al comienzo del
periodo, a los 23.000 millones de 1980. Paralelamente, los beneficios distribuidos se
han más que doblado, pasando de la media del 10,7 % a la media del 21,7 %.
Igualmente, el valor de sus activos fijos se ha multiplicado por tres. La consecución de
sustanciales ganancias en sus operaciones petrolíferas es lo que ha permitido en
mantenimiento de semejante situación.

Dentro de estas grandes corporaciones, Exxon y Shell -con volúmenes de ventas de


103.000 y 78.000 millones de dólares, respectivamente- son los auténticos gigantes
del mundo del petróleo y, también, las dos primeras sociedades mundiales.

Exxon, propiedad inicial de la familia Rockefeller y conocida antes por Esso, es el


ejemplo más representativa de esta industria en la que, junto a la Royal Dutch/Shell,
constituyen los pilares básicos de las siete grandes durante toda la década. Su cifra de
ventas equivalía, en 1980, a casi la mitad del PNB de toda África, alcanzando unos
beneficios récord de 5.650 millones de dólares.

Es evidente, pues, que avanzado el siglo XX entramos progresivamente en una nueva


fase de la historia colonial. Efectivamente, las sociedades industriales han practicado a
partir del siglo XIX la ocupación militar y la anexión territorial. En la segunda mitad del
siglo XX y después de las independencias, las políticas llamadas "de desarrollo"
significaron formas inéditas de control y vasallaje de las antiguas colonias.
Actualmente, en la era de la mundialización, se expande un nuevo tipo de colonización
es el dirigido, no por los Estados, sino por las grandes empresas transnacionales. Los
términos "desarrollo" y "colonialismo", al menos en su primera fase a partir de 1879,
parecían designar un único fenómeno que tendía hacia un mismo objetivo. En cambio,
bajo el impacto del colonialismo y de los valores occidentales, las sociedades
tradicionales de Asia y África se han ido desintegrando poco a poco. Ello ha supuesto
el mantenimiento de unas condiciones propicias al comercio y a la penetración
occidental. A mitad del siglo XX, en el momento de la político-económica internacional,
ya que Europa se encontraba industrialmente arruinada por la guerra y el Japón era un
enemigo conquistado y abatido.

Con el tiempo, unas cuantas empresas multinacionales, especialmente americanas,


van dominando progresivamente el mercado mundial, evitan la competencia y buscan
la cooperación que les permite reforzar su empresa. Cada vez más, estas empresas
buscan la integración vertical que les permite controlar el funcionamiento del sector, ya
sea en relación a la extracción de minerales, la producción de mercancías o la
instalación de plantas industriales. Pueden, así, fijar los precios en cada sector sin
plegarse, como pudiera creerse, a las exigencias del mercado.

Las transacciones mundiales se realizan, cada vez más masivamente, entre las
multinacionales y sus filiales. No se trata, pues, de un verdadero comercio, sino de
una planificación privada centralizada a escala mundial: se trata del colonialismo
global de las empresas transnacionales y sus satélites. Este nuevo colonialismo -
132

informal- de las empresas transnacionales, esta mundialización, se adivina como la


más brutal jamás conocida. Tiene todo el poder, según los beneficios que persiga,
para empobrecer y marginalizar personas, destruir culturas y causar más desastres
ecológicos y energéticos que los últimos cien años del colonialismo -formal- clásico.

En lo que respecta al consumo y a la producción de energía, los diferentes países del


mundo mantienen considerables separaciones desde el ángulo del abastecimiento de
energía: existe una relación de 1 a 40 entre el consumo de un habitante de Estados
Unidos (8 Tep), es decir, ocho toneladas equivalentes de petróleo, y el de un habitante
de Níger o Malí (0,2 Tep). Las diferencias en la producción son aún más claras: un
japonés, por ejemplo, importa toda la energía que utiliza y un ciudadano de Arabia
Saudita, en cambio, exporta anualmente siete veces más energía de la que consume.

Fue necesaria la crisis energética de 1973 para que Europa reconociese hasta qué
punto su consumo energético dependía del petróleo importado. Desde entonces, la
mayor parte de los países europeos han tornado medidas, en diversa forma, para
racionalizar y controlar su consumo, desarrollar sus recursos nacionales y diversificar
sus abastecimientos. No obstante, a pesar de estos esfuerzos, Europa importa
actualmente el 50 % de la energía primaria que necesita, ya sea en forma de petróleo,
de gas natural o de carbón. El carbón fue el vector fundamental de la Revolución
industrial, y fue sobre el que Europa construyó su potencia industrial y política.
Durante el siglo XIX, Inglaterra dominó el mundo apoyada en el carbón. Sin embargo,
después de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en la década de los años
cincuenta, su posición en el balance energético disminuye en favor de los
hidrocarburos. Gas y petróleo lo reemplazan en instalaciones industriales, calefacción
y producción de electricidad.

El aumento de los precios del petróleo en 1973, dio de nuevo al carbón un cierto
interés económico, aunque las minas europeas se encuentran mal situadas y,
actualmente, el coste de producción del carbón europeo es entre dos y tres veces
superior al precio mundial del carbón importado de Australia, de África del sur o de
Estados Unidos. A corto término el carbón europeo está condenado, aunque se
mantenga una producción subvencionada, por razones sociales, especialmente en
algunos países.

El carbón fue el vector fundamental de la Revolución industrial, y fue sobre el que


Europa construyó su potencia industrial y política. Durante el siglo XIX, Inglaterra
dominó el mundo apoyada en el carbón. Sin embargo, después de la Segunda Guerra
Mundial, sobre todo en la década de los años cincuenta, su posición en el balance
energético disminuye en favor de los hidrocarburos. Gas y petróleo lo reemplazan en
instalaciones industriales, calefacción y producción de electricidad. El aumento de los
precios del petróleo en 1973, dio de nuevo al carbón un cierto interés económico,
aunque las minas europeas se encuentran mal situadas y, actualmente, el coste de
producción del carbón europeo es entre dos y tres veces superior al precio mundial del
carbón importado de Australia, de África del sur o de Estados Unidos. A corto término
el carbón europeo está condenado, aunque se mantenga una producción
subvencionada, por razones sociales, especialmente en algunos países.

Respecto a las políticas energéticas llevadas a cabo en el mundo, pueden distinguirse


actualmente dos muy diferentes: la de los Países en Vías de Desarrollo (PVD) y la de
los países desarrollados (esencialmente la OCDE).

En relación a los PVD, emergen tres grupos de países con tres políticas distintas:

1) Los países que, perteneciendo o no a la OPEP, son importantes productores de


hidrocarburos, se muestran preocupados por las condiciones de explotación de sus
recursos y, evidentemente, por las rentas que pueden conseguir con su
133

exportación. Sus políticos intentan influir, sobre todo, en la formación de los precios
internacionales y, a través de la fiscalidad y la legislación, en las inversiones de
explotación y producción. Otros elementos importantes -seguridad en el
abastecimiento, protección del consumidor, daños ecológicos, etc.- son inexistentes
o secundarios.
2) La mayor parte de países en desarrollo, sobre todo entre los más pobres (como los
de África al sur del Sahara, América Central y el Caribe, Nepal, Bangladesh, etc.),
no son exportadores sino importadores y se enfrentan a una importante
contradicción: necesitan elevar los precios interiores de la energía al nivel de los
precios internacionales, con objeto de reducir sus déficits -exterior y público-, pero
con esta política privan a la mayor parte de la población del consumo mínimo
indispensable. La solución más frecuente es la diferenciación fiscal entre los
productos energéticos, según el uso a que están destinados.
3) Un tercer grupo de países merece un lugar especial: se trata de aquellos países
que, habiendo alcanzado un cierto grado de desarrollo, mantienen una política
energética autónoma. Es el caso de la India, de Brasil, de Argentina o de Corea del
Sur, países que, con excepción de este último, disponen de recursos. Sus políticas
energéticas están generalmente guiadas por ]a preocupación de no depender
excesivamente de los mercados internacionales, al menos por dos razones: por una
parte para liberar de compromisos el comercio exterior, siempre crucial en el
despegue y la consolidación de la industrias, y por otra parte, para asegurar una
vigorosa industrialización a través de la industrias del carbón (India), del petróleo
(India y Brasil), del gas natural (Argentina) y de la electricidad en todos ellos,
incluyendo además la energía nuclear.

Los países desarrollados (OCDE), estimulados por la Agencia Internacional de la


Energía (AIE), han ido aproximando sus políticas energéticas desde la primera crisis
petrolífera. Todos ellos dependientes, en mayor o menor grado, de los mercados
internacionales, han eliminado progresivamente los obstáculos a la libertad de
importaciones. Desde entonces, sus principales preocupaciones son la seguridad del
abastecimiento, la competitividad económica, la protección de los consumidores y, con
grandes variaciones, la preservación del medio ambiente. Evidentemente, cada país
combina y jerarquiza sus prioridades, a través sobre todo de la fiscalidad y de la
legislación. En general, en todos los países las tasas sobre la energía son
proporcionalmente más elevadas en los transportes que en la industrias y el terciario.
Los precios energéticos menos caros son los de América del Norte, los mis caros los
de Japón y los de Europa Occidental se sitúan a medio camino de uno y otro. Desde
mediados de los años ochenta, los precios de la energía disminuyen regularmente. No
obstante, los yacimientos de carbón, de petróleo y de gas natural continúan
agotándose. Las reservas ahora conocidas, no podrán cubrir las necesidades más que
para un periodo de cuarenta años (petróleo) y de doscientos años (carbón). Las
estimaciones de la Comisión Internacional sobre Cambios Climáticos de las Naciones
Unidas (IPCC), indican que sería necesario reducir a la mitad las emisiones de dióxido
de carbono (C02), en los próximos cincuenta años, para proteger la atmósfera de la
Tierra. Una autolimitación de este tipo parece imposible, al menos en las condiciones
actuales y, sobre todo, teniendo en cuenta las previsiones de crecimiento del mundo
accidental, la necesidad de acelerar el crecimiento de los países del Este y del Sur y el
fuerte aumento de la población mundial en el próximo medio siglo. Ya en 1987 más de
cien países ratificaron el Protocolo de Montreal, por el que se comprometían a reducir
las sustancias que dañan la capa de ozono.

Estos mismos países, diez años después, en la Conferencia de Montreal de 1997, se


comprometen de nuevo a revisar el cumplimiento de 1987 y a acelerar la supresión de
determinadas materias nocivas. En esta conferencia se informa a los asistentes que
los países menos cumplidores son Japón y Rusia que, no sólo no han congelado la
producción y consumo de determinadas biocidas de amplio espectro, sino que han
aumentado su producción multiplicándola por cuatro desde 1991, en relación a 1995.
134

4.1.3. Evolución de las relaciones internacionales. El fin de las relaciones


Este-Oeste

La década de los años ochenta se caracteriza por la redistribución de la potencia


mundial, es decir, por el final del antagonismo Este-Oeste. La era Reagan (1981-
1989), aunque sea una etapa de expansión económica, se distingue especialmente
por el incremento del déficit presupuestario y el endeudamiento de Estados Unidos. En
la Unión Soviética, el final del reinado de Breznev (1964-1982) termina en el
estancamiento económico. Los años 1979-1989, comienzan con los últimos
sobresaltos en el antagonismo Este-Oeste (1979-1984) y acaban con el final de la
tensión entre las dos superpotencias (1985-1989), produciéndose al mismo tiempo la
fragmentación del Tercer Mundo en el que se mantienen espacios aislados -Asia,
Oriente Medio, África, América Latina- con sus propios envites y problemas.

En 1979, la Unión Soviética alcanza su máxima ambición imperial: el Ejército Rojo es


enviado a restablecer el orden socialista en Afganistán. Sin embargo, el resultado fue
análogo al de los soldados americanos en Vietnam: guerrillas, deserciones, droga y
pocos éxitos, al tiempo que la intervención soviética es interpretada en Occidente
como una violación de las normas de la distensión. Además, la economía y los medios
científicos y técnicos de la URSS se han movilizado con vistas a un único fin: la
potencia militar. Particularmente, la Unión Soviética desplegó -ya en 1977- sobre su
territorio (Europa y Asia) misiles móviles con 5.000 km de alcance y con tres cabezas
nucleares: los SS-20, en consonancia por otra parte con las posibles amenazas
americanas. Estados Unidos, por su parte, al final de la presidencia de Carter (1977-
198 1), se sentían engañados y humillados. Así, en 1981, el presidente Reagan quiso
recuperar la confianza perdida adoptando el eslogan "América is back". Lo que
significó, además, la estrategia indirecta de apoyo -en armas y dinero- a los
movimientos de oposición a la expansión soviética (Nicaragua, Angola, Afganistán,
Camboya). Ello supuso un espectacular crecimiento de los gastos americanos de
defensa entre 1980 y 1986 y, en marzo de 1983, la puesta en marcha de la Iniciativa
de Defensa Estratégica ("guerra de las galaxias"), cuyo objetivo era proteger el
territorio americano con un escudo espacial, invulnerable a los misiles balísticos, pero
que -con Gorbachov- implicó finalmente el abandono de la "destrucción mutua
asegurada". Aunque a comienzos de la década de los años ochenta la tensión Este-
Oeste es multiforme, la crisis mayor se produce a propósito de los euromisiles (1979-
1987). En efecto, en la segunda mitad de los años setenta, la Unión Soviética se
consolida en Asia (India, Vietnam), intenta rodear China y penetra en África (Etiopía,
Angola, Mozambique), al tiempo que el despliegue por parte de la URSS -a partir de
1977, como ya se ha indicado- de los misiles SS-20 constituye, para Occidente, un
atentado al equilibrio militar Este-Oeste en Europa y, por supuesto, en Asia. Con los
SS-20, la URSS adquiere una cierta hegemonía en el dominio nuclear por lo que, en
diciembre de 1979, la OTAN adopta la doble decisión (militar y diplomática) de instalar,
por una parte, misiles americanos -Pershing 11, misiles de crucero- y, por otra, de
iniciar negociaciones con el fin de establecer limitaciones aceptadas de común
acuerdo. Interrumpidas en el otoño de 1983, reiniciadas y continuadas en 1984, el
diálogo americano-soviético supone una última gesticulación política de ambas
potencias ya que, además, los misiles en litigio representaban una débil proporción de
los arsenales de los dos grandes.

En este camino, la llegada al poder en la Unión Soviética de Gorbachov supuso el


origen de una histórica ruptura: el hundimiento del imperio soviético. Entre 1985 y
1989, las relaciones internacionales estuvieron presididas por la experiencia de
Gorbachov y por sus consecuencias. En estos años, no obstante, el escenario Este-
Oeste se mantiene. En el interior de la Unión Soviética, Gorbachov lanza una política
de reformas fiel al socialismo, reprimiendo abusos, excesos en la represión política y
tratando de edificar un "Estado socialista de derecho". En el exterior, y a partir de la
experiencia de los euromisiles que acentuaron cl aislamiento de la URSS, toma la
135

iniciativa del diálogo: en enero de 1986 propone un plan de eliminación gradual del
armamento nuclear hasta finales de siglo y el año siguiente, en marzo de 1987, adopta
la opción cero" del presidente americano Reagan, es decir, la supresión de los SS-20,
de los Pershing II y de los misiles de crucero, con lo que abre la vía al tratado de
Washington de diciembre de 1987.

Por otra parte, Gorbachov se repliega en el Tercer Mundo abandonando los


compromisos adquiridos por Breznev. Así, en febrero de 1989 el Ejército Rojo se retira
de Afganistán. En septiembre del mismo año, el ejército vietnamita -financiado en gran
parte por Moscú- abandona Camboya, donde se encontraba desde 1978.

En febrero de 1990 se realizan elecciones libres en Nicaragua que, desde 1979, había
estado gobernada por sandinistas prosoviéticos. En este proceso de contracción se
inscribe, también, la normalización de las relaciones entre Moscú y Pekín, a partir de
la cumbre entre Deng-Xiaoping y Gorbachov de mayo de 1989. En todo este período,
la Unión Soviética sigue siendo el enemigo de Occidente que comienza preguntarse
¿Hay que ayudar a Gorbachov? ¿Los cambios operados por la perestroika significan
la renuncia de la URSS a sus objetivos permanentes? Los años posteriores han
demostrado que sí. En Europa, en la segunda mitad de 1989, el paisaje europeo
cambió profundamente, no por las maniobras diplomáticas sino por una aceleración
histórica imprevisible poco tiempo antes, que sobrepasó a los propios gobiernos
occidentales. Los hechos -tal como se relata en el capítulo correspondiente-
comenzaron de forma casi anodina: desde agosto de 1989, los alemanes del Este
atraviesan clandestinamente la frontera entre Hungría y Austria para refugiarse en
Alemania Federal. La RDA, incapaz de oponerse a esta marea humana, se resigna
aceptar los acontecimientos. AI mismo tiempo, Gorbachov -que acaba de celebrar el
cuarenta aniversario de la RDA- indica a los dirigentes comunistas que el recurso a la
represión y a las armas está excluido. El Estado alemán oriental se hunde y el 9 de
noviembre la frontera interalemana se abre y el muro de Berlín desaparece. Muy poco
tiempo después seguirán este proceso Bulgaria, Checoslovaquia, Rumania -de forma
violenta-, etc., es decir, el bloque socialista de Europa del Este desaparece ya que, de
hecho, las bases sobre las que reposaba también desaparecen.

En efecto, por una parte, la división de Alemania -símbolo del reparto de Europa- se
acaba con rapidez, apresurada por el canciller Kohl, en octubre de 1990.

El orden europeo surgido de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra fría se edificó


sobre una Alemania cortada en dos, sin plena soberanía. La revolución de otoño de
1989 exigía, de hecho, la desaparición de esta situación. Por otra parte, igualmente, la
división de Europa -que parecía eterna- se basaba en dos componentes: Estados
Unidos dominando el conjunto Atlántico, y la parte oriental vigilada por la Unión
Soviética y encerrada en la rigidez del socialismo. Aunque, sobre todo desde los años
setenta, los intercambios entre las dos Europas se multiplicaron, las dos Europas
pertenecían a bloques antagónicos y, por ello, la seguridad europea se identificaba
necesariamente con el equilibrio entre las dos alianzas. Pero, los cambios de 1989
anunciaban otra problemática: Europa ya no está -políticamente- dividida y el fin de
esta separación implica la constitución de un espacio paneuropeo, de una solidaridad
entre las dos Europas. En lo que respecta a la dimensión militar, el Pacto de Varsovia
desaparece en julio de 1991 con lo que Moscú pierde definitivamente Europa Oriental.
Sin embargo, a la inversa no sucede lo mismo y la Alianza Atlántica (creada en 1949
para hacer frente a la amenaza soviética) permanece, siendo miembro de ella la
Alemania reunificada. Parece, pues, que los bloques como tales desaparecen y las
naciones vuelven al primer plano de la escena internacional. No obstante, Europa no
es todavía lo que fue antes de la Segunda Guerra Mundial. Ya no domina el sistema
internacional. Es una zona de prosperidad en el Oeste y de pobreza en el Este,
sometida a las turbulencias de un planeta en mutación.
136

Por su parte, el Sur -un mundo fragmentado y estancado- ha perdido su solidez como
Tercer Mundo. La descolonización, que fue la gran causa unificadora de los años
sesenta y setenta, ha terminado aunque queden reductos "neocoloniales" en todas
partes. La idea de un "nuevo orden económico internacional" ha tropezado con la
hostilidad de la mayoría de las naciones ricas. A partir de 1978, la China posmaoista
rompe (con las "Cuatro Modernizaciones") con la utopía y opta por una economía
basada en el beneficio y los deseos individuales (propiedad, consumo, iniciativa
privada). En septiembre de 1986, se reúne en Harare (Zimbabwe) la última cumbre de
los países no alineados en la que se utiliza todavía la retórica antiimperialista. En
1989, el encuentro de Belgrado marca ya una profunda reorientación hacia el realismo
y la moderación.

Económicamente, el Tercer Mundo se fragmenta en diversas formas: Asia inicia su


despegue. Imitando el Japón, se afirman los Cuatro Dragones (Corea del Sur, Taiwan,
Hong Kong, Singapur), consolidándose una zona de fuerte crecimiento económico en
la que participan también la China costera, Tailandia, Indonesia y Malasia. En Oriente
Medio el petróleo ha enriquecido a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes. Sin
embargo, los Estados Árabes no han superado el desafío de la modernidad. Ninguno
de ellos ha conseguido verdaderamente el desarrollo. Trabados por la religión y las
costumbres, por el arcaísmo y la falta de legitimidad de sus regímenes políticos, por la
explosión demográfica y la acumulación de armamentos, el mundo árabe sigue
estancado. América Latina, por su parte, que en la década de los años ochenta
reencontró la democracia, sigue sufriendo la inflación y el endeudamiento. Finalmente,
gran parte de África se hunde en la penuria alimentaria y la miseria de manera que, en
los primeros años noventa, de los cincuenta países menos desarrollados del mundo,
treinta son africanos.

En el plano político, durante los años ochenta, algunos estados del Sur pretenden
convertirse en potencias regionales: Siria interviene en Líbano desde junio de 1976;
Vietnam persigue a los Khmers rojos y ocupa Camboya (1978-1989); Irak ataca Irán
iniciando una larga guerra (1980-1988); India envía fuerzas armadas para restablecer
el orden en Sri Lanka (1987-1989), etc. La mayor parte de estas operaciones acaban
en el fracaso y la confusión y se inscriben en el enfrentamiento entre Washington y
Moscú (Afganistán, África austral, América Central) o, incluso, entre Moscú y Pekín
(Indochina). Desde comienzos de la década de los años noventa, y a partir del
hundimiento de la URSS, las intervenciones exteriores de Estados Unidos ya no están
provocadas por el enfrentamiento Este-Oeste, sino por otros elementos como, por
ejemplo, la droga (operación "Causa Justa" en Panamá, 1989-1990) o intereses
occidentales esenciales (guerra del Golfo, 1990). Con relación a las negociaciones
entre las dos superpotencias para el control y la limitación del armamento estratégico,
hay que considerar el precedente del proceso de los acuerdos SALT (Strategic Anns
Limitation Talks, Moscd, 1972 y Viena, 1979) que no detuvo la carrera de armamentos,
pero que la orientó. Así, en el Tratado de Washington (diciembre de 1987) la URSS y
EEUU renunciaban a utilizar armas nucleares de alcance intermedio. A comienzos de
1991, los EEUU y la Unión Soviética reencuentran una base de acuerdo, ya que el
antagonismo Este-Oeste parece terminar. El tratado START 1 (Strategic Arms
Reduction Talks), firmado en Moscú por Mijail Gorbachov y George Bush en julio de
1991 (cinco meses antes de la desaparición de la URSS) fue realmente un acuerdo
sobre desarme que, de hecho, había nacido en diciembre de 1989 en la Cumbre de
Malta, ciudad donde en febrero de 1945 comenzó, precisamente, la guerra fría. Es
decir, cuarenta y cinco años separan el largo camino que ha conducido "desde Malta a
Malta".

Aunque el START 1 fue el primer tratado de reducción de armas estratégicas, se llevó


a cabo ante la indiferencia de una comunidad internacional que se interesaba más por
las consecuencias de la guerra del Golfo (enero 1991), por el inicio de la de
Yugoslavia Junio 199 1), por el intento de golpe de Estado en la URSS (agosto 1991)
137

o, en fin, por la rápida desintegración del Estado soviético (diciembre 1991). El tratado
entró en vigor con cierto retraso por la desaparición de uno de los dos firmantes, la
URSS, el 25 de diciembre de 1991, lo que condujo a la aparición de cuatro nuevos
Estados nucleares: Bielorrusia, Kazahjstán, Rusia y Ucrania. Poco después, con el
Protocolo de Lisboa de mayo de 1992, estos Estados asumieron los compromisos de
la ex-URSS con relación al START I. No obstante, los acuerdos del tratado han sido
de alguna forma superados por la presencia de nuevos Estados y por los problemas
provocados por su ratificación en el nuevo contexto.

Además de ello, en efecto, el problema se unía a la firma del Tratado START 11 en


Moscú en enero de 1993, entre Bush y Yeltsin, por el que se comprometían a reducir
los vectores y, sobre todo, el número de cabezas nucleares estratégicas que tenían
desplegadas a un máximo entre 3.000 y 3.500. Dicha reducción deberá tener lugar
antes del 1 de enero del año 2003. El START 1 fue ratificado en diciembre de 1994 y
el Senado de los Estados Unidos ratificó cl START 11 a comienzos de 1996. Sin
embargo, la ampliación de la OTAN y los problemas del Estado ruso han hecho que su
Parlamento no haya ratificado el tratado. En estas condiciones, parece claro que no
puede haber nuevos acuerdos de desarme nuclear en los próximos años, lo que no
significa que no haya margen para reducciones suplementarias. De hecho, estos
últimos años se han caracterizado por la existencia de moratorias unilaterales sobre
explosiones nucleares, declaradas y respetadas por todos los estados nucleares (con
la excepción de China y de Francia). Es evidente, que en un entorno en que el
antagonismo Este-Oeste ha terminado, la acumulación de millares de armas nucleares
no tiene apenas justificación estratégica. Es en este sentido que los acuerdos START
son un tratado de desarme. En realidad, y aceptada la importancia de las armas
nucleares, han sido los tratados sobre armas convencionales los que han tenido
repercusiones más evidentes sobre el equilibrio político. Varios de estos tratados
fueron firmados o ratificados entre fines de 1990 y mediados de 1992. El Tratado para
la Reducción de Fuerzas Convencionales en Europa (FCE), firmado por los países
miembros de las dos alianzas militares en noviembre de 1990, fijaba el máximo de
instalaciones militares permitidas a los países de la OTAN y del Pacto de Varsovia. Sin
embargo, el FCE ha sido duramente sacudido por los acontecimientos que le han
sucedido y que han modificado literalmente la estructura de las alianzas y la
naturaleza y número de países firmantes en 1990: la unificación alemana (octubre
1990), disolución del Pacto de Varsovia Julio 1991) y, en fin, separación de
Checoslovaquia (diciembre 1992). Aunque los máximos numéricos en conjunto,
impuestos por razones financieras, hayan sido respetados sin dificultad, es evidente
que esta tumultuosa evolución de la historia europea en los últimos años no facilita la
ratificación ni la entrada en vigor de este tipo de tratados. Sin embargo, en octubre de
1992, se cerraba el proceso de ratificación y el FCE entraba en vigor de jure. Rusia,
por su parte, se ha mostrado poco entusiasta ya que el tratado sancionaba, de alguna
forma, se desaparición como potencia militar del pasado. Además, la situación en la
CEI desde 1993 y, en particular, la crisis de Chechenia ha llevado a Rusia a desplazar
sus contingentes militares, lo que es claramente una violación de los acuerdos del
tratado. Finalmente, un nuevo tratado fue firmado en marzo de 1992 en Helsinki por 27
Estados pertenecientes a la OTAN, a la CEI y a la Europa ex-comunista. El Tratado
Open Skies establece un régimen de observación recíproco del territorio de los países
firmantes por medio de aviones, técnica y adecuadamente equipados, con objeto de
establecer acuerdos preventivos entre las partes, mejorar las transparencias de las
actividades militares y, con ello, reforzar la estabilidad y prevención de conflictos. Hay
que decir, no obstante, que su ratificación ha sido realizada sólo por once Estados.

En conclusión, y en términos generales, si hubiera que dar una fecha en el nacimiento


de una nueva etapa de las relaciones internacionales, ésta sería probablemente la de
1985. Dos fenómenos claros, en el orden económico y político, lo atestiguan. Por una
parte, la "salida" de la crisis se efectuó’ progresivamente. Dos factores explican el
relativo fin de la crisis económica que el mundo sufría desde 1973. En primer lugar la
138

baja del precio del petróleo, en razón de la desaceleración de la demanda, de la


llegada al mercado de productores no miembros de la OPEP y del aumento de
energías sustitutivas. Así, la caída del precio unido al aumento de la producción
provoca enormes excedentes. La OPEP es incapaz de mantener los precios y las
cotizaciones se hunden. El segundo factor es la recuperación del crecimiento debido,
especialmente, a la recuperación de Estados Unidos que, con un incremento limitado
de los precios y un sensible descenso del desempleo, comienza una nueva
prosperidad que se transmite a toda la economía mundial. Para remediar la fluctuación
del dólar, se intenta su estabilización en los acuerdos del Plaza, en Nueva York
(septiembre de 1985) y del Louvre, en Paris Junio de 1987). Poco a poco, la crisis se
diluye y el mundo accidental conoce un nuevo período de expansión gracias al
progreso de la tecnología, al desarrollo de la informática y a la intensificación de los
intercambios y de los servicios. Ciertamente, los puntos negros económicos y sociales
persisten: altos índices de paro, fluctuaciones en los cambios bursátiles que sacuden
un mercado en expansión -krack de octubre de 1978- y, sobre todo, debilidad de un
sistema monetario internacional basado en Estados Unidos, un país, a pesar de todo,
deficitario y endeudado. Sin embargo, nadie se habría aventurado a predecir, diez
años antes, el retorno del crecimiento, la limitación de la tasa de inflación, la elevación
del nivel de vida, la euforia de los negocios, ni la victoria de la economía de mercado
sobre el comunismo.

Por otra parte, el segundo fenómeno es de orden político. Y se refiere, como hemos
venido afirmando insistentemente en diversos temas, la ascensión al poder de
Gorbachov -elegido en marzo de 1985 secretario general del Partido Comunista
soviético y, en mayo de 1989, jefe del Estado-acontecimientos que no tuvieron
únicamente consecuencias en el plano interior de la URSS. La perestroika
(reestructuración) afecto a todos los aspectos de la sociedad y del Estado soviético.
Además, la glasnost (transparencia) encadenó el proceso de ruptura interior con el
exterior. Los dos hechos muestran que el inmovilismo soviético de Breznev está
definitivamente muerto. A fin de consagrar la energía soviética a la reconstrucción
económica, Gorbachov limita los compromisos internacionales de la URSS,
declarando en febrero de 1989, ante el pleno del Comité Central: "El éxito de la
perestroika es imposible sin una política exterior basada en el nuevo pensamiento, en
la coexistencia". Así pues, la recuperación económica y la "revolución gorbachoviana"
han tenido repercusiones considerables en las relaciones internacionales. Han
permitido la reanudación de un constructivo diálogo soviético-americano, una
distensión en la Europa del Este y, en definitiva, una distensión planetaria que, en el
mejor de los casos, puede ser la última distensión.

En resumen, si la primera mitad del siglo XX se caracterizó, desde el punto de vista


político y militar, por las tentativas expansionistas de Alemania, la segunda (1945-
1991) estuvo marcada, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, por el antagonismo
Este-Oeste. De hecho, dicho antagonismo se remonta a 1917, al advenimiento del
bolchevismo que dio nacimiento al totalitarismo. A partir de 1945, este desafío -el más
duradero del siglo- dio lugar a la guerra fría que, en definitiva, no terminaría más que
con el hundimiento de los regímenes comunistas (1989), la reunificación de Alemania
(1990) y la muerte del comunismo soviético (1991).

Por su parte, el despertar del mundo colonial y semicolonial, dominado por Europa, se
fue operando progresivamente. Nacido de la humillación, basado en la exaltación de la
identidad y dirigiendo contra Europa la concepción del nacionalismo moderno, el
movimiento de descolonización se consolidó, a menudo con violencia, en los dos o
tres decenios posteriores a la guerra mundial. La multiplicación de Estados resultantes
de todo el proceso sería fuente de nuevos conflictos. Además, la unidad artificial del
mundo colonial fue desapareciendo y fueron situándose en primer plano los problemas
de crecimiento económico y de desarrollo extremadamente desigual entre países, por
ejemplo, de Asia oriental y de África subsahariana.
139

Poco a poco, se fue dibujando un mundo económicamente interdependiente y


políticamente multipolar. En numerosas regiones del mundo se expresan vivas
aspiraciones a la autonomía estimuladas, en ocasiones, por motivos religiosos y,
sobre todo, por el interés nacional y el deseo de potencia. Así, entre otras cosas, la
anexión de Kuwait (1 990) que provocó la guerra del Golfo en 1991, es una de las más
espectaculares ilustraciones. Después de la Segunda Guerra Mundial, el orden
internacional quedaba asegurado por Estados Unidos a través de toda una serie de
dispositivos: acuerdos monetarios de Bretton-Woods, Plan Marshall, creación del
Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, del GATT, etc. En el zenit de su
hegemonía, los americanos generaban el 45% de la producción industrial europea. El
centro de gravedad de Occidente se desplazó, en pocos años, desde Europa a EEUU,
no siendo el continente europeo más que el envite mayor de la guerra fría. El
momento en que Europa vuelve a ser competitiva en el plano económico se
corresponde con un difícil periodo para Estados Unidos, que sufren las consecuencias
de la guerra del Vietnam (1965-1975). Así, en 1971, el dólar deja de ser convertible y
el sistema monetario tuvo que ser redefinido. Los años 1975-1980 parecen ser, en un
contexto de relativa parálisis política americana, años de avances triunfales de la
Unión Soviética en política exterior: Angola (1976), Etiopía (1977), Afganistán (1979).
Pero, el reflujo no tardó en llegar, ya que la era Breznev fue la etapa del definitivo
estancamiento económico de la URSS.

La unidad de los años 1979-1989 reside en el extraordinario cambio de perspectivas


que tiene lugar. En primer lugar, el período 1979-1984 se caracteriza por un cierto
retorno a la guerra fría (intervención soviética en Afganistán en diciembre de 1979,
crisis de los euromisiles entre 1979 y 1983, iniciativa de defensa estratégica o "guerra
de las galaxias" del presidente Reagan en marzo de 1983). Para los Estados Unidos,
la Unión Soviética vuelve a ser, como en los años 1947-1953, el Imperio del mal; la
URSS acumula armas y se momifica en diversos gobiernos (Breznev. Andropov,
Chernenko). En segundo lugar, la llegada de Mijail Gorbachov en marzo de 1985
constituye una ruptura. Las reformas llevadas a cabo, dentro de un orden socialista, a
través de la glasnot (transparencia) y la perestroika (reestructuración), precipitan una
crisis histórica debilitando todas las estructuras y las instituciones soviéticas. Así, en
cierto modo de manera imprevisible, la política reformista llevada a cabo por
Gorbachov desde 1985, destinada en principio a devolver la competitividad a la URSS,
cundió al hundimiento del glacis soviético en Europa Central y, unos pocos años
después, de la propia Unión Soviética. Lo que suponía el final del enfrentamiento Este-
Oeste.

En el exterior, Gorbachov, recordando la lección de los euromisiles y el aislamiento


que comportó para la Unión Soviética, intenta asegurarse una buena posición
internacional proponiendo iniciativas de desarme: en enero de 1986 lanza un plan de
eliminación gradual de armas nucleares hasta el fin de siglo; en marzo de 1987 retoma
la "opción cero" del presidente Reagan (es decir, supresión de los SS-20, Pershing 11
y misiles de crucero), lo que abría el camino al Tratado de Washington de diciembre
de 1987. A comienzos de los años noventa, los dos grandes adversarios todavía se
presentan equilibrados (por ejemplo, copresidencia de EEUU y la URSS en la
Conferencia de Madrid sobre Oriente Medio a fines de 1991), pero desde la Cumbre
Bush-Gorbachov de Malta (diciembre 1989) los dos protagonistas ya no son
adversarios. Los dos colosos, uno endeudado y el otro en plena tormenta política, se
soportan uno al otro y tratan de proclamar la perennidad de su orden mundial.
Después de su encuentro en Helsinki en septiembre de 1990, en plena crisis del Golfo
Pérsico, los dos presidentes se declaran de acuerdo en promover "el desarrollo de
estructuras regionales de seguridad ......"

No obstante, en estos años de fines de los noventa, Estados Unidos parece que
reencuentra una posición comparable a la que ocupaba después de la II Guerra
Mundial. En tanto que potencia político-militar, Estados Unidos no tiene rival. En
140

cambio, la Unión Soviética desaparece como tal el 25 de diciembre de 1991 Y, pocos


días después, nace en su lugar la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que
atraviesa muy pronto graves problemas. La Rusia de Boris Yeltsin es la que en
potencia intenta suceder a la URSS, pretendiendo reunir el conjunto de sus armas
nucleares y tomando el relevo como miembro permanente en el Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas. Pero, todavía hoy, Rusia es una nación por reconstruir
económica, política y culturalmente.

Las desavenencias, en 1997, se localizaron en la ampliación de la OTAN, un


organismo de defensa surgido del Tratado del Atlántico Norte, firmado en abril de
1949, pero que se manifiesta con todo su poder a partir de la década siguiente. La
OTAN -y su contrario, el Pacto de Varsovia protagonizaron durante décadas, como
hemos visto, la guerra fría y, todavía hoy, una parte importante de la posguerra fría.
Sin embargo, no hace mucho tiempo -en la Cumbre de Madrid de julio de 1997 -se
alcanzó un acuerdo entre la OTAN y Rusia que, en principio, arrinconaba la guerra fría
y convertía en socios activos para la seguridad europea a antiguos enemigos que
dejan de considerarse "adversarios" y se abstienen de usar "la amenaza o la fuerza en
contra del otro". Igualmente, ambas partes se comprometen -según el Acta
Fundacional de 1997- a trabajar por la seguridad "indivisible" de Europa. A los 16
países que formaban la OTAN -adheridos entre 1949 y 1982- se añadían en la
Cumbre de Madrid tres países ex-socialistas: Polonia, Chequia y Hungría, dejando
para un próximo futuro la entrada de otros países de la Europa del Este.

De todas formas, la OTAN sigue sometida a demasiadas tensiones y su porvenir no


está nada claro. Sin duda, debería pensarse en una nueva filosofía militar, en un
nuevo tipo de alianza y pensar si, en un mundo en el que las guerras económicas son
el elemento fundamental, no sería mejor reforzar las organizaciones unilaterales como
las Naciones Unidas o la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa
(OSC-E). O si, sobre todo, no sería absolutamente mejor una política de prevención de
conflictos armados. En este sentido, son los dirigentes políticos y los ciudadanos los
que han de decidir las verdaderas necesidades en materia de seguridad y, con ello,
adaptar la OTAN a estas necesidades concretas. Ya que la guerra fría ha terminado,
no sería justo inventar una nueva guerra para que la OTAN pudiese seguir existiendo.

4.2. Del Comunismo real a la ambición democrática

4.2.1. La Perestroika de Gorvachov y la desaparición de la URSS

Si en política exterior cosechó grandes éxitos como promotor de la distensión y el


desarme, en el interior su popularidad disminuía a pasos agigantados como
consecuencia del fracaso de la perestroika. El paso acelerado (1985-1990) de una
economía socialista a una economía de mercado tuvo efectos catastróficos para la
mayoría de la población. Como ya ocurriera en la época de Kruschev, los campesinos
se resistían a entregar las cuotas establecidas por el Estado a precios oficiales.
Preferían vender sus cosechas en el mercado a precios libres. Ante la falta de medios
de almacenaje y distribución, los centros urbanos quedaron desabastecidos, las colas
se extendían por todas partes, los establecimientos oficiales de venta cerraban por
falta de existencias. En estas circunstancias reaparecieron los especuladores,
organizados en mafias, que, en complicidad con funcionarios corruptos, acaparaban
las mercancías y las vendían después a precios desorbitados. La apertura a la
inversión extranjera sólo había atraído a empresas interesadas en obtener beneficios
inmediatos que no generaban riqueza para el país. Reaparecieron también el paro, la
prostitución y la mendicidad, considerados elementos típicos del capitalismo. Gran
parte de la población se vio obligada a alojarse en pisos colectivos, komulka, en los
que los alquilados comparten la cocina y los servicios, mientras, otras personas se
convertían en multimillonarias de la noche a la mañana.
141

El colapso económico iba a dar paso a la descomposición política. La crisis liberó una
serie de fuerzas reprimidas hasta entonces por el aparato político-militar. El complejo
mosaico soviético comenzó a estar amenazado por un nacionalismo centrífugo que se
manifestaba no sólo en las repúblicas periféricas, sino también en el interior de la
propia Federación Rusa. Por todas partes aparecían manifestaciones
independentistas, conflictos étnicos, persecución de minorías. Los acontecimientos se
precipitaron.

El 9 de noviembre de 1989 se derribaba el muro de Berlín, símbolo de la división de


Europa y del mundo en bloques enemigos. Cuatro meses después, en marzo de 1990,
Lituania era la primera en la lista de las naciones que irían proclamando sus
independencias de la URSS.

El ex presidente de Estados Unidos George Bush y el ex presidente de la República


francesa Francois Mitterrand se mostraban de acuerdo, como la mayoría de los
analistas, en considerar las independencias de Lituania y de las otras dos repúblicas
bálticas, Estonia y Letonia, como el elemento clave que desencadenó la
desintegración de la URSS.

El presidente de la república de Rusia, Boris Yeltsin, incrementaba su popularidad,


presentándose como el defensor de los intereses rusos en cl seno de la URSS. El
presidente de la URSS, Gorbachov, trató de salvar lo que quedaba de la Unión
Soviética redefiniendo las relaciones entre las repúblicas. En marzo de 1991, se
aprobó por mayoría absoluta el referéndum por el Tratado de la Unión, que atendía
estas peticiones. Sin embargo, en el referéndum no participaron las repúblicas bálticas
(Estonia, Letonia y Lituania) ni las repúblicas caucásicas de Georgia y Armenia. A
principios de se proclamaba la disolución del Pacto de Varsovia, sin obtener la misma
respuesta en el otro bloque, en el que pervivía la OTAN. El 19 del mismo mes, día de
la firma oficial del Tratado de la Unión, un golpe de Estado dirigido por los ministros de
Defensa e Interior, apoyados en mandos del ejército y el KGB (servicio policial de
inteligencia), declaran "incapacitado" a Gorbachov, que es retenido como rehén golpe
fracasa sin que exista apenas lucha. Las fuerzas armadas desobedecen a sus mandos
y confraternizan con la población. Sin un proyecto claro que oponer los golpistas
huyen. Gorbachov es liberado, pero pronto se convierte en responsable de la crisis
socioeconómica y la desintegración política.

Con esta situación, Yeltsin sale fortalecido, en lugar de firmar el Tratado de la Unión
refrendado, se refine con los presidentes de las otras repúblicas "eslavas" (Bielorrusia
y Ucrania). Días después, el 21 de diciembre de 1.991, declaran la disolución de la
URSS, con la participación de otras repúblicas.

La URSS seria sustituida por una ambigua alianza firmada por once repúblicas que
llevaría el extraño nombre de Comunidad de Estados Independientes, CEI, que estaría
compuesta por un Consejo de Estado (formado por los presidentes de las Repúblicas)
y un Comité Económico Interrepublicano, que estableció, por ejemplo, el acuerdo de
mantener la moneda ex soviética y rusa (el rublo) como medio de intercambio en sus
relaciones comerciales. En realidad, la CEI sólo ha servido para repartirse la herencia
del estado soviético, aspecto en el que se ha impuesto la Rusia de Yeltsin. Rusia se
ha beneficiado de las reservas monetarias, del grueso del ejército, la flota y el
armamento nuclear o del puesto de la URSS en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Durante este tiempo se recupera el pluripartidismo en la Europa del Este, y se


extienden las reformas económicas de forma menos traumática pero también con un
elevado coste social. En Yugoslavia, siempre independiente de la línea dictada desde
Moscú, se han producido los conflictos étnicos más dramáticos. La división del país en
diversas repúblicas dio paso a la aparición de un nacionalismo exclusivista de corte
fascista, que ha llevado a una guerra vergonzosamente tolerada durante años por las
142

potencias. Términos como limpieza étnica han vuelto a ocupar titulares de los
periódicos. El bloque comunista ha dejado de existir. Los regímenes que, como
Vietnam o Corea del Norte (que recientemente ha producido armas nucleares
propias), se mantienen aún poco alterados son islotes residuales que no actúan como
bloque, sino como puntos aislados en el complejo mundo cambiante del final del
segundo milenio. Aunque quizá, a pesar de la situación actual, el fin del comunismo
puede que no haya llegado todavía. El presidente Bush ha señalado: El
desmantelamiento de la Unión Soviética fue algo bueno. No se puede negar la
autodeterminación a un pueblo que la quiere. No creo que se pueda volver a unir.
Ciertamente, parece muy difícil, por no decir imposible, que pueda restablecerse la
URSS tal como era hace apenas cuatro años. Pero como señala el ex primer ministro
de Canadá, Brian Mulroney: "Queda una superpotencia, EE.UU., pero nace otra:
China. En el a o 2000, China tendrá la economía más importante del mundo (... ) Y
tendrá el mayor ejército permanente del mundo. (El País, 4 de febrero de 1996,
domingo, pág. 17.)

La Comunidad de Estados lndependientes

Durante el último trimestre de 1991, la situación política y económica de la Unión


Soviética siguió un proceso de creciente deterioro. Gorbachov logró que se firmase un
preacuerdo de cooperación económica entre las repúblicas y se esbozase la creación
de una Unión de Estados Soberanos, pero la irreductible oposición de Ucrania, que se
autoproclamó independiente tras un referéndum, impidió que cristalizase el proyecto.
En esta situación de vacío político, el 11 de diciembre de 1991 los presidentes de
Rusia, Bielorrusia y Ucrania proclamaron en Brest que la URSS había dejado de existir
y su lugar seria ocupado por una Comunidad de Estados Independientes (CEI), a la
que se unieron las antiguas repúblicas soviéticas no reconocidas como estados
soberanos. Rusia heredó el control de las armas nucleares estratégicas de la extinta
URSS y el lugar que ésta ocupaba en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero los
desacuerdos entre los nuevos estados dificultaron alcanzar a necesaria integración
económica y política.

4.2.2. Crisis y transición en el este europeo

Las democracias populares europeas

La dictadura del partido comunista, en lo político, y el subdesarrollo de su aparato


productivo, en lo económico, han constituido hasta fechas muy cercanas el común
denominador de dichos Estados. Los restantes caracteres denotan su pluralismo y
diversidad.

Los procesos a los que se han visto abocados casi todos los países del bloque
soviético a finales de la década de los ochenta, no han sido de carácter aislado y
coyuntural sino que fueron un claro indicio de la total caducidad del modelo de
socialismo que forjara Stalin durante los años treinta.

Las reformas y los movimientos puestos en marcha han avanzado a un ritmo desigual
-acelerado en Hungría, prudente en Polonia, sometido en la RDA, reticente en
Checoslovaquia, disperso en Yugoslavia-, pero todos bajo el signo del pluralismo y de
la reencontrada matriz europea; ecos de aquella primavera y del último mensaje
transmitido por radio Praga: ((... morimos por Europa)).
143

Polonia

Desde muchos puntos de vista, entre ellos el demográfico -37 millones de habitantes-,
Polonia es el más importante de todos ellos. Católica y forjada en parte en su
oposición al poderoso vecino ruso, es lógico que sus pretensiones autonomistas se
hayan puesto de relieve con gran fuerza en varias ocasiones. Encarcelado en una de
las últimas purgas de Stalin, Gomulka fue repuesto en el poder por el propio Kremlin
como la mejor solución para calmar la oleada independentista que sacudió al país
después de la sublevación húngara en 1956. Su estrecho camino hacia la apertura se
vio ampliado por las iniciativas de su sucesor Gierek.

Al adoptarse bajo la presión popular y plantearse como soluciones provisionales, estas


tímidas medidas liberalizadoras no satisfacieron nunca a la opinión pública, lo que,
unido a la persistente crisis económica, dio lugar al nacimiento de una oposición cada
vez más organizada y extendida. La resistencia obrera, que con sus revueltas de
Gdansk y Gdynia había provocado en diciembre de 1970 la caída de Gomuika, causó
también la de Gierek, fracasado su programa democrático.

La oleada de huelgas y manifestaciones de 1980 obligo al gobierno a legalizar el


sindicato Solidaridad, que, respaldado por una gran parte de la población y apoyado
activamente por la iglesia Católica, se había convertido en un movimiento de masas
capaz de ofrecer una alternativa real de poder. Sin embargo, esta medida no sirvió
para evitar el continuo deterioro de la situación social ni para salvar al Partido Obrero
Unificado Polaco del completo desprestigio en que se había hundido; Y, ante la
amenaza de una intervención soviética, en 1981, el general Wojciech Jaruzelski dio un
golpe de estado y declaró la ley marcial. Los nuevos aires de apertura que soplaban
desde Moscú tras la subida al poder de Gorbachov y las grandes huelgas de 1988
hicieron inevitable para el gobierno de Jaruzelski pactar con el líder de Solidaridad
Lech.

Walesa la transición hacia la democracia. En 1989 se convocaron elecciones


semidemocráticas a la Dieta y el Senado, y en el gobierno de cohabitación surgido de
las elecciones, Jaruzelski ocupó la presidencia y Tadeusz Mazowiecki, consejero de
Walesa, el puesto de primer ministro. En 1990, con el país sumido en una profunda
recesión como consecuencia de las medidas estabilizadoras concebidas para dar
paso a una progresiva privatización de la economía, se celebraron elecciones
presidenciales, que fueron ganadas por Walesa. La profunda recesión económica
provocó que en 1991, en las primeras elecciones legislativas plenamente
democráticas, la abstención fuera muy elevada y ningún partido de los muchos que
concurrían se alzara con una mayoría clara. El partido del otrora primer ministro
Tadeusz Mazowiecki, con un exiguo 15%, fue el ganador.

Hungría

Aún presente en la memoria la invasión soviética que aplastó la revolución popular de


1956, en los años setenta el Partido Socialista obrero húngaro (PSOH) insistía una vez
más en el objetivo de profundizar en un socialismo específicamente húngaro, que ya
había dado muestras de su peculiaridad al convertirse en un modelo alternativo.

Con el afianzamiento de Janos Kadar, secretario general del PSOH, el gobierno de


Budapest se abrió a Occidente (relaciones con el Vaticano y con EE.UU.), pero, a
pesar de las sucesivas reformas económicas, fue imposible variar el signo de un
sistema en crisis.

El necesario relanzamiento del país impuso la sustitución de Janos Kadar por Karoly
Grosz (mayo de 1988), pero la posición de este último comenzó a deteriorarse
144

rápidamente y, en noviembre del mismo año, fue reemplazado a su vez por Miklos
Nemeth. El margen de maniobra en política interior se amplió con los nuevos aires que
soplaban en la URSS, favorables a las reformas. Ello permitió que Imre Poszgay,
ministro de Estado, impulsara en un pleno del comité central la revalorización de los
sucesos de 1956, legitimando la insurrección. La política reformista de Kadar había
hecho posible que en Hungría la sociedad civil adquiriera mayor peso que en las
demás repúblicas socialistas, por lo que su presión obligó al PSOH a mostrar un
mayor respeto por las libertades. Hungría fue el primero de los países del Este en abrir
sus fronteras y entrar en la vía del multipartidismo. Tras la renuncia del PSOH a su
monopolio del poder en 1989 el 25 de marzo y 8 de abril de 1990 se celebraron las
primeras elecciones realmente libres desde 1947; triunfó el centroderechista Forum
Democrático Húngaro y el historiador Jozsef Antall se convirtió en primer ministro.

El nuevo gobierno puso su confianza en la ayuda occidental para modernizar las


industrias y adoptó un férreo programa de austeridad para obtener del Fondo
Monetario internacional los créditos necesarios para privatizar la economía.

Checoslovaquia

Checoslovaquia se presenta -por su nivel cultural y económico- como la más


importante de las democracias populares después de Polonia. Sin embargo, el
deshielo estalinista fue más lento y tardío que en otros países del bloque oriental. La
lucha entre "duros" y aperturistas encerraba un trasfondo étnico, como lo demuestra el
caluroso apoyo de la opinión eslovaca, siempre disgustada por el control del poder
político por parte checa, a su coterráneo Dubcek. Cuando éste fue elegido a principios
de 1968 primer secretario del partido, se apresuró a abrir un amplio debate nacional
para adentrar al régimen por una irrefrenable y cada vez más ancha andadura
reformista. Tanto en Checoslovaquia como en otras naciones del Pacto de Varsovia, la
denominada (Primavera de Praga) despertó enormes esperanzas. Sin embargo, como
sucedió en Hungría una década atrás, Moscú no estaba dispuesto a tolerar un
revisionismo a ultranza en un país también vital para su dispositivo estratégico.
Dubcek no pudo dosificar el ritmo de su programa, y, planteado como un ataque en
toda regla a la ortodoxia comunista, le fue difícil a Brezhnev lograr la aquiescencia de
todos los aliados de la Unión Soviética -con la excepción de Rumania- para que
fuerzas del Pacto de Varsovia invadiesen el país, a fines de agosto del mismo año. Un
nuevo dirigente con fama de moderado, Gustav Husak, reemplazó a Dubcek, al tiempo
que un nuevo tratado de amistad entre ambos países señalaba con nitidez la
supeditación de Praga a Moscú.

En la década de los ochenta, la evolución política del país se caracterizó por avances
y retrocesos considerables. Si bien desde 1969 ya se habían producido pequeños
intentos de descentralización y autogestión favorablemente acogidos por la población,
la falta de competitividad de la economía checoslovaca impidió que el nivel de vida del
país se elevase. Las medidas reformistas fueron puestas en entredicho y en 1987 se
impuso de nuevo la línea (ortodoxa) con el ascenso al poder de Milos Jakes. El nuevo
secretario general llevo a cabo una implacable represión de los grupos de oposición,
pero en el clima de respeto a los derechos civiles propiciado por la perestroika esta
política demostró estar abocada al fracaso. En enero de 1989 se produjeron
enfrentamientos entre jóvenes manifestantes y la policía, y el gobierno, bajo la presión
de militares de intelectuales y personalidades de todo el mundo, se vio obligado a
poner en libertad al dramaturgo Vaclav Havel, líder del grupo de oposición Carta 77. A
lo largo de todo ese año se sucedieron las manifestaciones, al tiempo que el Foro
Cívico, animado por Havel, articulaba la oposición al régimen. En diciembre, tras un
fallido intento del primer ministro Ladislav Adamec de formar gobierno con el Foro,
esta organización formó por si misma un gobierno de entendimiento nacional que
incluía miembros de diversos partidos de oposición y algunos comunistas reformistas.
145

Marian Calfa fue nombrado primer ministro y Havel fue elegido presidente de la
república por la Asamblea Federal, siendo confirmado en su cargo tras la aplastante
victoria del Foro Cívico y de su partido hermano eslovaco en las elecciones del 8 de
junio de 1990. Checoslovaquia recuperaba así sus instituciones democráticas y se
dotaba de un gobierno con el suficiente prestigio para pedir a la población los
sacrificios que inevitablemente había de traer consigo el tránsito hacia una economía
de mercado.

Bulgaria

El régimen comunista búlgaro siempre siguió muy de cerca las directrices del Kremlin,
y así el congreso del Partido Comunista Búlgaro (PCE3) de 1986 ya reflejaba una
voluntad de reestructurar la gestión de la economía. Pero el desencadenante de los
cambios ocurridos en Bulgaria en 1989-1990 fue la política de asimilación forzosa de
la minoría musulmana impulsada por el jefe del estado Todor Zhivkov, política que
llevó a trescientas mil personas al exilio en Turquía durante el verano de 1989.

En noviembre de ese mismo año, Zhikov fue destituido por su ministro de Asuntos
Exteriores, Petar Mladenov próximo a la perestroika. ElPCB se adelantó a la
oposición, renunciando al poder y pronunciándose por el multipartidismo y la
economía de mercado.

Con el nombre de Partido Socialista Búlgaro ganó las elecciones de 1990 para la
formación de la Asamblea Constituyente, pero en agosto de ese mismo año tras
demostrarse su participación en un intento de reprimir brutalmente una manifestación,
Mladenov hubo de ceder la presidencia a Zhelyu Zhelev, líder de la opositora Unión de
Fuerzas Democráticas. En las elecciones de 1991 el PSB fue derrotado por la UDF,
resultando el Movimiento por los Derechos y Libertades (MDL) de la minoría turca el
partido decisivo para la formación de gobierno.

Rumania

Desde 1945 Nicolae Ceausescu sucedió en el poder a Georghiu Dej, la política


exterior rumana se caracterizó por su relativa afirmación de independencia frente a la
Unión Soviética (neutralidad en el conflicto chino-soviético, amistad con EEUU). Sin
embargo este aperturismo no tuvo un paralelo en la política interior: la Rumania de
Ceausescu era una sociedad policial en la que el culto a la personalidad del
conducator (caudillo), el nepotismo y la corrupción ocupaban todo el espacio político,
El "genio de los Cárpatos" (sobrenombre que la prensa rumana daba a Ceausescu) se
aseguraba su absoluto monopolio del poder con una política de rápida rotación de los
cuadros, que impedía la cristalización de cualquier núcleo de oposición.

Cuando empezaron a soplar los aires renovadores de la perestroika (1986),


Ceausescu respondió reforzando su (independencia) frente a Moscú y, cuando bajo el
peso de la deuda externa y la desorganización de la producción energética la
economía del país tocó fondo (1987), el líder rumano impuso una drástica reducción
de los ya muy bajos niveles de consumo de la población. Rumania logró acabar de
devolver su deuda externa (marzo 1989), pero quedó sumida en el racionamiento y la
escasez. Para dar una salida al descontento, Ceausescu recurrió al chovinismo:
denunció la anexión de Besarabia por la Unión Soviética y reforzó su política de
asimilación forzosa de las minorías alemana y magiar; esta política provocó su caída.

El 16 de diciembre de 1989, unas 5.000 personas se manifestaron en la ciudad de


Timesoara para impedir la deportación al norte de Transilvania del pastor protestante
Laszlo Tökes, defensor de los derechos de la minoría húngara; la policía intervino y al
146

día siguiente Timesoara se rebeló abiertamente, mientras en otras ciudades se


organizaban manifestaciones contra el régimen.

Durante más de una semana el país vivió violentos enfrentamientos entre la Securitate
(policía política) y el ejército, que apoyó el movimiento insurreccional.

El 25 de diciembre, tras un juicio sumarísimo, el ejército ejecutó a Ceausescu y a su


esposa Helena. Al día siguiente asumió el poder un Consejo del Frente de Salvación
Nacional (CFSN) integrado por antiguos miembros del Partido Comunista (PCR),
militares y disidentes; lo presidía Ion lliescu, antiguo secretario del comité central del
PCR depurado por Ceausescu en 1984. El CFSN preparó el camino para las
elecciones de mayo de 1990, ganadas por el Frente de Salvación Nacional; lliescu fue
elegido presidente y Petru Roman, así mismo un antiguo comunista, primer ministro.
El descontento ante el plan de estabilización provocó, a finales de 1991, graves
desórdenes encabezados por los mineros, que obligaron a dimitir a Roman.

La República Democrática Alemana

A partir de mediados de los años setenta, con el ascenso al poder de Erich Honecker
como sucesor del estalinista Walter Ulbricht, la República Democrática Alemana (RDA)
intentó cautelosamente descongelar sus relaciones con la República Federal Alemana
(RFA). En 1986 el gobierno de Pankow firmó un acuerdo cultural con el gobierno de
Bonn y, al año siguiente, el propio Honecker visitó la RFA. En el clima de respeto a los
derechos civiles propiciado por la perestroika, los ciudadanos de la RDA lograron que
su gobierno aumentase la concesión de permisos para viajar al extranjero; y fue
precisamente el éxodo hacia la RFA, primero a través de Berlín y después a través de
Hungría, una vez que este país hubo abierto sus fronteras con Austria (julio 1989), lo
que provocó la caída del régimen de Honecker. Desde principios de otoño de 1989 se
sucedieron las manifestaciones exigiendo la legalización de los partidos políticos de
oposición. Honecker fue desplazado del poder por Egon Krenz y, bajo enorme presión
popular, el 9 de noviembre el nuevo gobierno anunció para el día siguiente la apertura
del Muro de Berlín; los manifestantes congregados decidieron no esperar y esa misma
noche miles de personas cruzaron a Berlín occidental. Caído Krenz, su sucesor, el
reformista Hans Modrow, inició una serie de contactos con el canciller de la RFA
Helmut Kohl para elaborar un proyecto de reunificación de los dos estados alemanes.
En febrero de 1990 se fundó la Alianza por Alemania, frente político que reunía a la
Unión Cristiano Demócrata (CDU) y a otras formaciones partidarias de la rápida
reunificación preconizada por el canciller Kohl; en las elecciones de marzo la Alianza
obtuvo una mayoría casi absoluta, y el líder de la CDU Lothar de Maiziére se convirtió
en primer ministro. En pocos meses se definieron las condiciones para la unión
económica, V en las negociaciones (2+4) (las dos Alemanias más las cuatro potencias
vencedoras de la Segunda Guerra Mundial) se discutieron las consecuencias de la
proyectada reunificación para otras naciones: la Unión Soviética aceptó que la
Alemania reunificada perteneciera a la OTAN y se garantizó a Polonia la inamovilidad
de su frontera accidental, definida por la línea Oder-Neisse. Así, el 3 de octubre de
1990 los dos estados alemanes se unían en una nueva República Federal de
Alemania.

Yugoslavia

Durante años la experiencia yugoslava despertó expectación y esperanzas en muchos


países del Tercer Mundo. Yugoslavia se presentaba como campeona de los países no
alineados y la ideología oficial del régimen del mariscal Tito pretendía haber hallado
una tercera vía de organización política y social alejada tanto del parlamentarismo de
los estados burgueses como del monolitismo de los estados de partido único; la
147

palabra clave de esta ideología era (autogestión). Sin embargo, la realidad política y
socioeconómica de Yugoslavia mostraba apenas atenuada la lacra de los regímenes
comunistas de sus repúblicas vecinas: la burocratización y la ineficiencia económica.
Ya en los años setenta el régimen introdujo algunas reformas tendientes a liberalizar el
mercado y dar autonomía a las empresas, pero apenas tuvieron incidencia. En los
ochenta, la economía yugoslava se benefició de los ingresos en divisas derivados del
turismo v de las remesas de los trabajadores yugoslavos emigrados en Europa
Occidental, pero pese a ello la deuda exterior del país alcanzó niveles alarmantes
antes de finalizar la década; el desempleo superó el 15% y la inflación el 140%. Al
tiempo que se agudizaba la crisis económica, crecía la oposición política al régimen,
incluso en el seno de la propia Liga de los Comunistas de Yugoslavia (LCY), y la
prensa, menos rígidamente controlada que en otros países del Este, se hacía eco de
la opinión pública agudizando sus críticas a los herederos de Tito, Los problemas
nacionales estallaron; primero el de Kosovo, región autónoma de la república de
Serbia donde la mayor parte de la población es albanesa V los serbios constituyen
solo un 10%. A principios de 1989 Serbia reforzó su control sobre Kosovo, y esta
decisión contribuyo a empeorar aún mis las relaciones entre Serbia y Eslovenia,
república ésta siempre recelosa de la política hegemónica de Serbia. La tirantez entre
las dos repúblicas fue en aumento y en febrero de 1990 la Liga de los Comunistas
Eslovenos se separaba de la LCY y cambiaba su nombre por el de Partido de la
Renovación Democrática: poco después hacía lo propio la Liga de los Comunistas
Croatas, transformándose en Partido del Cambio Democrático. En la primavera de
1990 ambas repúblicas celebraron sus primeras elecciones libres desde 1945; en
Eslovenia triunfó la coalición de oposición Demos y en Croacia la nacionalista Unión
Democrática Croata. En junio de 1991 Eslovenia y Croacia proclamaron su
independencia y esta decisión provocó la intervención del ejército federal en ambas
repúblicas. La situación en Eslovenia, étnicamente muy homogénea, se estabilizó
pronto, pero en Croacia, y particularmente en su provincia de Eslavonia poblada en
buena parte por serbios, la situación se precipitó hacia la guerra civil, mientras la CEE
se esforzaba por imponer un alto el fuego entre los croatas y el ejército federal, que
apostó claramente por la causa serbia, a partir de las declaraciones de independencia
de todas las repúblicas, salvo Serbia y Montenegro, que demostraron la inviabilidad de
la Federación.

4.2.3. La muerte de Mao y el triunfo del pragmatismo de Deng Xiaoping


(1976-1989)

En septiembre de 1976 fallecía Mao. Su desaparición ocasionó una dura lucha para la
sucesión entre los líderes del partido. En líneas generales, desde tiempo atrás venían
enfrentándose dos visiones políticos distintos. Por un lado, la aplicación de la ideología
comunista según la interpretación de Mao (maoismo): colectivización de la agricultura,
sistema de la comuna autosuficiente (autoabastecimiento), rechazo del intercambio
con los países capitalistas, ejército popular, igualitarismo, educación integral, social,
etc. Esta posición fue encabezada en su versión más radical por "la banda de los
cuatro", formada por la viuda de Mao, Jiang Qin, y otros tres colaboradores allegados.

Por otra parte se situaba el grupo partidario de la liberalización económica y la


apertura al exterior. En 1978-1979 acabó imponiéndose estas tendencias, liderada por
Deng Xiaoping. En síntesis, las reformas impulsadas por él son las siguientes:

- En la agricultura disminuyó el nivel de colectivización, permitiendo el aumento del


trabajo de los campesinos en parcelas privadas. También se estimuló la producción
ganadera privada y la cría de peces de estanque, así como el trabajo a tiempo
parcial en actividades industriales secundarias.
- Se desarrollaron ferias y mercados en los que los campesinos podían comprar y
vender libremente sus productos.
148

- En la industrias de las ciudades se aplicó una política salarial que establecía


diferencias según el rendimiento y que ofrecía incentivos materiales (primas de
productividad, despidos), repartiendo parte de los beneficios con los trabajadores. La
dirección de las empresas recaía sobre los técnicos.

En política educativa se implantó un sistema destinado a la formación técnica de


carácter especializado. Se adoptó una política de control demográfico destinada a
contener el crecimiento de un país que supera en la actualidad los 1.000 millones de
habitantes fue la campaña del hijo único. Se produjo una apertura al exterior,
permitiendo la inversión de capital extranjero y la importación de tecnología occidental.

Las señales externas de esta apertura se reflejaron en varios acontecimientos:


admisión de China en las instituciones internacionales (Banco Mundial, Fondo
Monetario internacional), la visita a China del rey español Juan Carlos I en 1978, la
visita de Deng a Estados Unidos, que fue correspondida por la del presidente
norteamericano R. Reagan, o la participación de China en los juegos Olímpicos desde
1984.

Cuando la primera ministra británica M. Thatcher se desplazó a China en 1984, para


llegar a un acuerdo sobre el futuro de Hong Kong, la colonia británica (desde 1843
debía ser devuelta a China en 1997, Deng consintió en mantener su sistema
económico capitalista por un espacio de cincuenta años. Sus palabras fueron: Un país
dos sistemas. Hong Kong, con sus rascacielos, sus casinos, iba a ser el modelo de la
nueva China. Una nueva China abierta a las modas occidentales, a la música pop y a
la Coca Cola (sus latas de color "rojo" fueron introducidas en 1979). Pero también una
China en la que aumentaban la diferenciación social y los contrastes de riqueza de
algunas personas se enriquecían, otras caían en la miseria. Para justificar los cambios
de política, se inició una campaña de desautorización de Mao. Sin llegar a la condena
deslizaban críticas que señalaban sus defectos y errores se dijo que los grandes
méritos contraídos por el camarada Mao Zedong en las largas luchas revolucionarias
son imborrables, y se reconocía que había sido un gran marxista. Pero también se
afirmaba que la revolución cultural iniciada y dirigida personalmente por el presidente
Mao y había llevado al país a un decenio de represión tiranía y baños de sangre.
Además se decía: Lo que llamamos pensamiento de Mao Zedong... no es solamente
el producto de la sabiduría de Mao Zedong, sino más bien el producto de la sabiduría
de Mao y de sus compañeros de lucha, la cristalización de la sabiduría colectiva del
PCCH.

Los efectos de la distensión soviética a finales de la década de 1980 impusieron un


giro en la política de las potencias occidentales. La amistad con China, que había sido
cultivada por Estados Unidos como un modo de favorecer la ruptura interna del bloque
comunista, fue dejada de lado. Se subrayaron los defectos del régimen (que antes se
habían ocultado) y la insinceridad de la apertura. Salieron a relucir las purgas que
habían acompañado el ascenso de Deng Xiaoping (nunca habían existido en tiempo
de Mao) y se reveló el carácter implacable de una dictadura que se apoyaba en la
profesionalización del ejército.

En 1989, una manifestación de jóvenes estudiantes en Pekin que reclamaba


elecciones libres y el establecimiento de libertades fundamentales fueron reprimidos
brutalmente por el ejército. La imagen de un estudiante chino, solo, desarmado
haciendo frente a un tanque, obligándole con su firmeza a desviarse, conmocionó a
todo el mundo. A pesar de esta demostración de coraje, las ilusiones de la juventud
china quedaron sepultadas en la plaza de Tian Anmen, en 1989.

La plaza que se sitúa delante de la "Puerta de la Paz Celestial", en la que, cuarenta


años antes se había proclamado la República Popular China.
149

4.3. El nuevo orden Internacional

4.3.1. Los suburbios del capitalismo: pobreza, marginación y violencia

El aumento de las desigualdades

Las transformaciones en la producción y en el trabajo han coexistido con un


incremento en las desigualdades sociales, dentro de las sociedades nacionales y entre
naciones. Mientras que en Europa la desigualdad se manifiesta en el incremento del
desempleo, en los Estados Unidos lo hace en el terreno del salario. Señala Lester
Thurow en El futuro del capitalismo, que entre 1970 y 1990 el salario promedio de los
trabajadores estadounidenses retrocedió un 5 %, al mismo tiempo que la distancia
entre el 10 % más rico de la población y el 10 % más pobre aumentó un 40 %. En el
escalón más alto de la pirámide social, el salario de los presidentes y de los directores
generales de las empresas pasó a ser ciento cincuenta veces alto que el salario de los
obreros no especializados, cuando a principios de la década de 1970 era tres veces
más. Estas cifras dan cuenta de un proceso en el cual han disminuido las retribuciones
de los asalariados, en especial en las de aquellos con baja calificación, al mismo
tiempo que crecen enormemente los beneficios de los altos ejecutivos. De acuerdo
con el Informe sobre el desarrollo humano de 1997, del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo, desde 1960 la desigualdad en el ámbito mundial ha
aumentado de manera notable. En 1994 la participación en la economía mundial del
20% más rico ascendía al 86% mientras que el 20% más pobre era de apenas el
1,1%. En los últimos treinta y cinco años, la distancia de ingresos entre el 20% más
rico y el 20% más pobre de los habitantes del planeta había pasado de una relación de
treinta a uno en 1960 a una de setenta y ocho a uno en 1994. Entre 1996 y 1997 en
apenas un año el número de personas con un patrimonio superior a los mil millones de
dólares aumento de trescientos cincuenta y ocho a cuatrocientos cuarenta y siete, y la
suma del valor de sus activos supera la suma del ingreso del 50% más pobre de la
población mundial.

Dentro de cada país también se ha manifestado una tendencia a la diferenciación


regional entre zonas integradas a los nuevos modelos productivos y zonas marginadas
de ese proceso. En el caso de China, el modelo de desarrollo adoptado por las
autoridades y por los inversores privilegia alrededor de una veintena de enclaves
productivos cuyo ingreso per cápita será más de diez veces mayor que el resto de los
habitantes del país.

La pobreza

Las estimaciones acerca de la pobreza en el mundo ponen en evidencia que ha


aumentado de 1.300 millones de personas -más del 20 % de la población mundial-
vive en condiciones de pobreza absoluta, es decir, sin posibilidad de satisfacer sus
necesidades de subsistencia elementales. Sin embargo, estos millones de personas -
entre los que se encuentran alrededor de 800 millones condenadas al hambre crónica-
constituyen sólo una parte del problema. Existen no sólo situaciones de pobreza
absoluta, sino también relativa, es decir, de personas cuyos ingresos se hallan muy
por debajo del promedio de los de una sociedad determinada.

Si bien el problema de la pobreza no se circunscribe a los países del Tercer Mundo, es


en los países del área subsahariana y en distintas regiones de Asia y de América
Latina, donde tiene mayor gravedad y extensión. El periodista Richard Kapuzsinski, en
su artículo "La pobreza en el mundo", relata su experiencia en distintas regiones del
África: "cuando me encuentro en una aldea africana, señala "mi idea fija es volver a la
ciudad. Es entonces cuando mejor comprendo los mecanismos de la vida en la cultura
de la miseria. El hambre es sólo un aspecto de la terrible existencia en la cultura de la
150

miseria. ¿Y dormir sobre el fango? ¿Y vivir rodeado de chinches y parásitos? ¿Y la


crónica falta de agua ¿Y, sobre todo, la no menos crónica falta de luz artificial?". La
extensión de la pobreza en vastas áreas rurales, provocada en muchos casos por
decisiones de los gobiernos de mantener bajos los precios de los alimentos en
beneficio de la población de las ciudades y en perjuicio de los campesino, fomenta la
inmigración hacia las ciudades, donde las condiciones de vida, aun en las hacinadas y
precarias viviendas de las enormes villas miseria, suelen ser menos, que en el campo.

La persistencia de la violencia

Durante el siglo xx se produjeron los mayores conflictos armados de la historia de la


humanidad. La capacidad de destrucción se manifestó en dos grandes guerras
mundiales y en una multitud de conflictos tanto regionales como dentro de cada país.
El fin de la Guerra Fría supuso la disminución del riesgo de una conflagración nuclear
generalizada -aunque no la ha eliminado, en la medida en que existen más de una
docena de países que poseen armas nucleares- y redujo el apoyo de las grandes
potencias a conflictos regionales que pudieran presentarse como expresiones del
conflicto mayor entre los Estados Unidos y sus aliados, y la Unión Soviética.

Sin embargo las guerras no terminaron. En los primeros años de la década de 1990 se
produjeron ciertos conflictos armados de extrema gravedad. Algunos tuvieron lugar
con posterioridad a la desintegración de la Unión Soviética Los conflictos que parecen
dominar el panorama son conflictos interétnicos, que existen dentro de estados
multinacionales que buscan una nueva configuración territorial y utilizan cualquier
medio para lograrlo. Algunos ejemplos revelan la existencia de una nueva barbarie:
basta mencionar la guerra en la ex Yugoslavia, con las acciones de "limpieza étnica -
es decir, la eliminación física de los habitantes que no forman parte del grupo étnico
mayoritario en determinado territorio- llevada a cabo con particular ferocidad por los
serbios, y la guerra civil entre los tutsi, y los hutu de Ruanda -durante la cual se estima
que alrededor de 8 millones de ruandeses abandonaron el país o fueron muertos-.

La violencia actual puede asociarse también con el fortalecimiento de posiciones


fundamentalistas. Señala el sociólogo Daniel Bell en El fundamentalismo islámico que
"el fundamentalismo es una afirmación de creencia en las estructuras originarias de la
fe -la Biblia en la cristiandad, el Corán en el islam- y una reacción cultural contra la
modernidad y a favor de la reafirmación de formas tradicionales. Particularmente de la
familia. Se trata, entonces, de un fenómeno religioso que adopta una forma política en
el mundo contemporáneo. La difusión de posiciones fundamentalistas conduce a la
negación del pluralismo dentro de las sociedades nacionales -el mantenimiento de
formas tradicionales de sometimiento de las mujeres en las sociedades islámicas es
un claro ejemplo- y, combinado con el nacionalismo, constituye un factor de peso en
regiones como el Medio Oriente, África del Norte y el Asia Central.

El Japón y los nuevos núcleos de decisión económica

Junto a Japón encontramos otras ciudades y estados que han crecido rápidamente:
Hong Kong, Corea, Taiwan, Singapur, los "dragones asiáticos", que han dinamizado la
economía de Asia oriental, y se han convertido en el centro de la manufactura
mundial, lo que ha contribuido al traslado de los centros de poder desde el océano
Atlántico hacia el Pacífico.

Estamos ante una nueva era tecnológica y un nuevo esquema de poder que se orienta
el Pacífico, Japón y las costas de EUA, y se aleja cada vez más de Europa occidental.
La importancia de esta región es su dato más significativo en los últimos años de esta
centuria. En 1980 los intercambios de EUA con la zona del Pacífico, 117.600 millones
151

de dólares, superaron por primera vez a los realizados con Europa, 115.000 millones
de dólares.

Esta región conocida como la Orilla Asiática del Pacífico (OAP), que parece ser la
región de mayor crecimiento económico del mundo, ya que está convirtiéndose en el
centro de gravedad comercial, industrial, financiero y tecnológico de la economía
mundial.

La OAP está compuesta por países tan diversos como:

1.- China que sigue llevando adelante con éxito reformas económicas importantes.
2.- Japón, potencia económica mundial que amenaza a europeos y estadounidenses.
3.- Los nuevos países industrializados asiáticos NIP, especialmente Hong Kong,
Corea del Sur, Taiwan y Singapur es decir los dragones asiáticos, que se han
convertido en exportadores de manufacturas y que han sido líderes del crecimiento
mundial en los últimos treinta años.
4.- Algunos países de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN), como
Tailandia, Malasia, Indonesia y Filipinas que con desigual éxito, siguen el camino
de los dragones.
5.- Algunos países de economía centralizada abierta como Vietnam, o cerrada como
Corea del Norte y países pobres y políticamente problemáticos como: Camboya,
Laos o Birmania.
6.- Algunas pequeñas islas sin especial entidad económica.

Para el siglo XXI el Banco Mundial estima que esta región en el primer quinquenio
absorberá el 33% de las importaciones mundiales. Y puede constituir el primer
mercado solvente del planeta. La "esfera de coprosperidad" que Japón pretendió
imponer por la fuerza en los años 30 ahora realizada en forma pacífica.

Deslocalizando masivamente el Sudeste asiático y China sus actividades con poco


valor agregado y mano de obra intensiva, Japón y los cuatro dragones asiáticos han
conseguido ventajas al menos en tres niveles:

En primer lugar por sus transferencias de capital y por su savoir-fair profesional, han
fijado y consolidado una abundante mano de obra que en otras condiciones hubiera
emigrado hacia ellos.

Ni Japón ni los NIP se han desindustrializado por sus masivas deslocalizaciones, por
el contrario, se han consolidado y ajustado "por arriba" desarrollando actividades de
alta tecnología, y fuerte valor agregado: automóvil, banca, industria aeronáutica,
electrónica, informática individual etc.

Finalmente han desarrollado los países pobres de la región, Japón y los dragones han
creado mercados para sus bienes de equipo, su industria automovilística y sus bienes
de consumo.

Además las empresas deslocalizadas no producen únicamente para la exportación,


sino que aseguran también el abastecimiento de mercados emergentes en plena
expansión. Gracias a estos nuevos flujos financieros y a tasas de crecimiento dos
veces superiores a la media mundial, toda Asia oriental parecía convertirse en la
locomotora del crecimiento económico mundial que se enfrenta al desempleo
generalizado y la desorientación política. Pero la crisis económica de 1998 aunque no
amenace su existencia puso en duda su regularidad de crecimiento.
152

Los medios de comunicación y la nueva sociedad posindustrial: la aldea


global

En las dos últimas décadas se ha consolidado un capitalismo planetario al servicio de


las grandes multinacionales (que se sintetizan en un total de doscientas grandes
empresas o sociedades muy importantes que han sido acusadas de desarrollar
nuevas formas de colonialismo), que controlan una parte creciente de la producción
mundial (una cuarta parte en 1982 y casi la tercera parte en 1995) y que cuentan con
unos medios técnicos desconocidos hace tan sólo unos años. En efecto, la revolución
de las comunicaciones permite, hoy en día, estar informado de lo que sucede en el
otro extremo del mundo en pocos segundos. Los satélites, el cable óptico, la
informática (Internet) son medios que ponen al alcance de la población de los países
desarrollados y de los sectores más privilegiados y de las elites dominantes del Tercer
Mundo un caudal de información prácticamente inagotable y continuo. El mundo ha
dejado de tener barreras tanto para el transporte como para la comunicación y se ha
convertido en una gran "aldea global" donde la información circula a la velocidad de la
luz y donde las grandes firmas multinacionales de Occidente y de Japón (a diferencia
de 1982) en 1995 con predominio, en volumen de negocios pero no en beneficios, de
las empresas japonesas y con una mayor presencia de empresas alemanas, suizas y
francesas en detrimento de las empresas estadounidenses y británicas) intentan
imponer sus modelos de consumo y de vida.

El control de la economía mundial o planetaria es inseparable de la revolución de los


medios y sistemas de comunicación. Para explicar las transformaciones que han
conocido dichos medios se utiliza y se impone cada vez más el concepto de"
globalización". Es un concepto que se toma prestado de los teóricos de la
geoeconomía y que significa que el "espacio de la producción y de la comercialización
se ha extendido al conjunto de la economía-mundo". Imaginar una oferta de productos
en términos "globales" supone creer -o crear- en la homogeneidad de las necesidades
de los consumidores que, sometidos a la presión de las nuevas tecnologías, de los
medios y de la estandarización de los productos, son capaces de adquirir las nuevas
mercancías que inundan los mercados. La globalización de la oferta presupone la
existencia de segmentos de demanda idénticos -o muy parecidos- en los distintos
Estados del mundo. Ahora bien, en la medida que demandar unos determinados
productos y no otros tiene relación con un determinado modelo de comportamiento
cultural, lo que resulta fundamental es generar un segmento de cultura de ámbito
planetario. En este camino, los primeros pasos correspondieron a las industrias
cinematográficas de Hollywood que, en el periodo de entreguerras y, sobre todo, en la
década de los cuarenta y los cincuenta, vendió al mundo entero el "modelo de vida
estadounidense". Pero, sin duda, los pasos más decisivos se han dado en la última
década, cuando, tras casi tres décadas de expansión económica, dicho modelo está al
alcance de un importante sector de la población mundial (importante en términos
consumo aunque sólo alcance a la cuarta o la quinta parte de la humanidad).

El papel jugado por la televisión y las industrias cinematográficas (además del impacto
de la informática) ha sido decisivo en la difusión de dicho modelo y los niveles y tipos
de consumo que se le asocian. En definitiva, los sistemas y los medios de
comunicación constituyen el entramado fundamental para la difusión de las nuevas
tecnologías y para la creación de una nueva demanda de ámbito planetario que, más
allá de los automóviles, los electrodomésticos y, sobre todo, la Coca-Cola y los
"tejanos" -productos pioneros- tiende a homogeneizar gustos y costumbres ("música" y
"formas de vida asociadas"), especialmente entre los sectores más jóvenes de la
población, que no sólo generan la demanda del presente sino que aseguran la
demanda del futuro. En el sector "punta" por excelencia, el de la comunicación, esta
ambición "global" ha favorecido "la aparición de redes planetarias, tanto en el campo
de la publicidad como en el de los multimedia, con la creación de grupos de
envergadura mundial en Europa, en Japón, en Australia que, al intentar implantarse en
153

Estados Unidos, han provocado las megafusiones del siglo: la alianza de los grupos
Time y Warner, la de Viacom y Paramount" (Armand Mattelard) y, más recientemente,
la compra de CBS por Westhinghouse y de ABC por Walt Disney. Hace algunos años,
este proceso desembocó en Italia en un control casi absoluto de la opinión pública
generada en el país. En efecto, el gobierno de Silvio M. Berlusconi administraba y
dirigía los medios de comunicación del Estado, y, al mismo tiempo, el primer ministro
era el propietario de la Fininvest, holding "que controla uno de los más grandes
conglomerados de comunicación multimedias de Europa y que ejerce un monopolio
casi total sobre la televisión privada italiana" (Eduardo Giordano Luchini). Era la
situación de control ideal a la que, paradójicamente, se había accedido por medio de
las urnas y gracias a la descomposición del sistema multipartidista tradicional acosado
por la corrupción y los escándalos.

Las posibilidades de las nuevas tecnologías y de sus aplicaciones (televisión por cable
plataformas digitales, realidad virtual, autopistas de información, cyberespacio etc.),
están revolucionando el mundo de las telecomunicaciones y de la informática donde
los procesos de concentración y fusión de empresas y sistemas constituyen la base de
la actual expansión y, si no se pone remedio, acabarán culminando el proceso de
control social que han jugado hasta ahora. En efecto, como ha sucedido siempre a lo
largo de la historia, los avances de la ciencia y su aplicación pueden tener efectos
positivos o negativos sobre el desarrollo humano clonación; la biónica, simbiosis entre
la biología y la informática que conducirá al desarrollo de formas de inteligencia
artificial, de robots, e insectos biónicos (mariposas cuyas alas han sido sustituidas por
circuitos electrónicos miniaturizados y que, por lo tanto, responden a los estímulos que
reciben) o de tejidos cultivados en laboratorio que servirían para reparar diversas
partes del cuerpo humano; la nanotecnología, que permitirá construir máquinas a la
escala del átomo y abrirá un mundo de aplicaciones insospechado (medicina,
comunicaciones, etc.); la profundización en la teoría cuántica capaz de articular una
"teoría del todo" que intente explicar el gran misterio del universo. Nos aproximamos
así al inicio de una ciencia y de un desarrollo científico futuro casi imposible de
imaginar. Ahora bien, como ha sucedido antes, la bondad o la perversidad de estos
avances y de sus efectos dependerán de la capacidad de aplicarlos para resolver las
necesidades humanas futuras, o, por el contrario, de la capacidad de las grandes
multinacionales para utilizarlos según sus intereses. La profundización del sistema de
libertades y de los organismos de control democrático resulta imprescindible en esta
pugna por humanizar la "aldea global" y para contrarrestar los mecanismos de control
social que, a través de los medios de comunicación e informáticos, ejercen
determinados grupos empresariales.

La unión europea y el futuro de Europa

Los objetivos de la Unión Europea (UE) son la unión entre los pueblos, por medio de la
creación de un espacio sin fronteras, la cohesión económica y la unión monetaria, así
como afirmar la identidad mediante una política exterior y de seguridad y defensa
comunes, proteger los derechos e intereses nacionales de sus estados por medio de
la ciudadanía europea y la cooperación en justicia y asuntos internos.

- La cohesión. Los países europeos, sobre los que se cierne las crisis económicas, el
paro, la población envejecida, deben mejorar sus infraestructuras y necesitan
cohesión, es decir, la llegada de fondos a los países más pobres. Esta ayuda se
potencia en tres niveles: desarrollo de la política social, negociación da través de los
sindicatos y financiación, no siempre es posible debido a la crisis económica.
- La convergencia económica. Consiste en una aproximación de los ingresos
disponibles y de las estructuras sociales y niveles de bienestar, y debe basarse en la
unión monetaria, regida por la prohibición de déficit excesivo, la no financiación
pública privilegiada y hacer al Estado responsable de su deuda.
154

- El camino hacia la moneda y banco únicos. Previsto en tres fases:


- 1990 Liberalización del movimiento de capitales.
- 1994-97 Creación del Instituto Monetario Europeo y unificación de metas concretas
para todos los componentes déficit, deuda, tipos de interés y tipos de cambio.
- 1997-1999 Creación del Banco Central Europeo, emisión de la moneda única y
control de los criterios de convergencia.

4.3.2. ¿Nuevos conflictos, viejos problemas?

Supranacionalismos y conflictos étnicos

El mundo vive en las fechas recientes una agitación creciente en torno a dos
tendencias antagónicas. Por una parte, asistimos a la creación de unidades
económicas cada vez más amplias que desbordan los límites de los estados e
imponen una homogeneización de las formas de vida, tomando como modelo el patrón
marcado por los países desarrollados. Por otra, aparecen cada vez más nítidamente
movimientos de reacción en contra de la asimilación cultural, que frecuentemente se
traducen en violentas manifestaciones de defensa de las peculiaridades culturales o la
independencia política. Así, la supresión de barreras económicas es apreciable en la
UE, que consta ya de 15 países miembros y sigue en expansión, o el Tratado de Libre
Comercio (TLC), que unifica a los tres países norteamericanos, coinciden
puntualmente con la atomización política. El separatismo checheno (un pequeño
territorio de población mayoritariamente musulmana) en Rusia prolonga el efecto
desintegrador de la URSS en las repúblicas que la han sustituido. El intento de
escisión de la población francófona de Quebec en Canadá, las tensiones entre
flamencos y valones en Bélgica, la división de católicos y protestantes en el Ulster
(Irlanda del Norte), las matanzas de tutsis y hutus en Ruanda y Burundi, muestran la
dimensión universal de estos problemas. Por todas partes se desarrolla las tendencias
a descomponer antiguos estados más o menos estables y dividirlos según criterios de
homogeneidad étnica o cultural.

La rebelión de las minorías que se sienten amenazadas o marginadas por los estados
a los que pertenecen es en la actualidad la fuente principal de conflictos armados en el
mundo, ya sea en forma de enfrentamientos abiertos o de oposición terrorista, y
parece que va a ser uno de los elementos fundamentales que marquen la evolución
política del futuro. El reto para los sistemas democráticos es conseguir el respeto para
las minorías y la garantía de la diversidad cultural de manera que posibiliten la
convivencia, el mestizaje y el respeto de los derechos humanos.

Europa: los nacionalismos

En la última década del siglo XX, en Europa se desarrollaron dos tendencias


sumamente contradictorias: la violenta explosión de reclamos nacionalistas, por una
parte, y los intentos por lograr una unificación europea que diluya las fronteras
nacionales, por otra. Las violentas luchas nacionalistas tuvieron distintos orígenes: la
defensa del particularismo étnico, la reacción xenófoba, la lucha contra un poder
opresor externo, entre otros. También fueron distintos los resultados: en algunos
casos, concluyeron luego de una guerra en la que venció uno de los bandos y, en
otros, las fuerzas en pugna llegaron a establecer un acuerdo pacífico.

La guerra en la ex-Yugoslavia

La República Federativa Socialista de Yugoslavia, que estaba integrada por seis


naciones -Serbia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, Macedonia y Montenegro-
155

se disolvió en 1991. La muerte del líder nacionalista y socialista Josip Broz (Tito) -
héroe de la resistencia antinazi durante la Segunda Guerra Mundial y presidente
yugoslavo hasta su muerte en 1980- y el derrumbe de la URSS aceleraron la
disolución de un Estado multinacional que se asentaba sobre un delicado equilibrio.
Durante las décadas en que Yugoslavia estuvo gobernada por Tito, se había llegado a
una aparente convivencia entre los distintos grupos étnicos y religiosos que constituían
el país balcánico. Sin embargo, los serbios mantuvieron un predominio que alimentó el
recelo de muchos yugoslavos.

En 1991, luego de la disolución de la URSS, los eslovacos, croatas y macedonios se


declararon independientes de Yugoslavia, lo que motivó el inicio de una guerra contra
las tropas serbias, que procuraron mantener la unidad del Estado. La especial
brutalidad de esta guerra, originada por intereses políticos, diferencias religiosas y
antiguos odios étnicos, alertó al resto de Europa sobre el riesgo de propagación de los
nacionalismos fundamentalistas. La declaración de independencia de Bosnia, un año
después, agravó aún más la situación. La destrucción de la ciudad de Sarajevo y la
existencia de campos de concentración en los que se detenía a las personas para
lograr una "limpieza étnica" recordaron a muchos europeos los tiempos del nazismo.

El 21 de noviembre de 1995, con la intervención diplomática y la presión económica


de las potencias europeas y de los Estados Unidos, se firmó un acuerdo de paz y la
ONU envió una "fuerza multinacional de paz" para garantizar su cumplimiento.

Perspectivas en el conflicto árabe-israelí

Durante las dos últimas décadas del siglo XX, en la región del Medio Oriente
persistieron los violentos conflictos entre los palestinos de origen árabe y religión
islámica y el Estado de Israel, cuya población, en su gran mayoría, por la religión
judía. Pero en esos años el escenario del conflicto no se limitó al territorio israelí. El
vecino país del Líbano y, en particular su capital, Beirut, fueron un campo permanente
de batalla en el que participaron guerrilleros islámicos, milicias cristianas y, en
ocasiones, tropas del ejército de Israel. La concepción fundamentalista de muchos de
los cristianos, musulmanes y sionistas que se enfrentaron en la región agudizó el nivel
de violencia de los combates, en los que murieron miles de civiles y militares. La
situación de guerra civil que vivió el Líbano y la virtual inexistencia de una autoridad
que lograba unificar el país hicieron que comenzara a utilizarse la expresión
"libanización" como sinónimo de disolución de un Estado y de una sociedad.

La dinámica del conflicto se potenció con las acciones terroristas de grupos


fundamentalistas islámicos como Hamas y Jihad Islámica, que en diversas
oportunidades colocaron explosivos en ciudades israelíes y causaron cientos de
víctimas entre la población civil. Estos atentados -que los fundamentalistas islámicos
justificación declarando que toda forma de ataque a Israel estaba legitimada porque el
Estado judío oprimía al pueblo árabe- llevaron a los sectores más conservadores y
tradicionalistas del sionismo a promover "acciones de represalia" contra el "terrorismo
palestino".

Uno de los episodios más sangrientos de esta guerra fue la masacre de miles de
palestinos en los campamentos de refugiados de Sabra y Chatila (sur del Líbano) en
1982, llevada a cabo por las milicias cristianas con el apoyo del ejército israelí.

A pesar del clima de violencia generalizado, entre palestinos e israelíes se fueron


afirmando dos sectores políticos que se mostraron favorables a iniciar un proceso de
paz y de convivencia en la región: la OLP liderada por Yasser Arafat y el Partido
Laborista de Israel encabezado por Simón Peres, primer ministro a partir de las
elecciones de 1984.
156

Sin embargo, en 1987, el conflicto se agudizó nuevamente cuando estalló un


movimiento popular de la población palestina llamado Intifada (en Árabe,
levantamiento). Muchos jóvenes palestinos hostigaron a las tropas israelíes
estacionadas en los territorios ocupados lanzándoles piedras. La respuesta del ejército
que reprimió con violencia a los jóvenes desarmados provocó protestas de los
gobiernos de varios países en la ONU y también dividió a los ciudadanos judíos de
Israel. Los dirigentes del Likud, partido político que representa a los sectores más
conservadores del sionismo, sostuvieron que el apoyo de la OLP a la Intifada
demostraba que se trataba de un grupo terrorista con el que no se debía negociar.

De manera bastante sorpresiva, en 1993, luego de negociaciones secretas, Arafat y el


primer ministro laborista de Israel, Isaac Rabin, firmaron en Washington un acuerdo de
paz. La base del acuerdo era que Israel aceptaba la creación de una zona de
autonomía palestina en la franja de Gaza y en Cisjordania. El objetivo final era llegar a
constituir un Estado palestino independiente, gobernado por la OLP.

No obstante, el proceso de paz enfrentó dificultades debido a las acciones violentas de


grupos fundamentalistas. En 1994, un colono judío mató en Cisjordania a veintinueve
palestinos y en noviembre de 1995 un militante sionista de extrema derecha asesinó a
Rabin -a quien los judíos más conservadores y tradicionalistas consideraban "traidor"
por ceder ante el "enemigo árabe".

En 1996, los atentados terroristas indiscriminados del grupo fundamentalista islámico


Hezbolld -apoyado por Irán- y los bombardeos de "represalia" del ejército israelí en el
Líbano complicaron aún más la situación. Además, el cambio de partido gobernante
en Israel significó otra traba para el proceso de paz: en las elecciones celebradas en
mayo de 1996 se impuso Benjamín Netanyahu, candidato del Likud, quien basó su
campaña en el rechazo a la creación de la Autonomía Nacional Palestina.

Sin embargo, en noviembre de 1998, Arafat anunció que la zona de autonomía que él
presidía será reconocida como un Estado independiente. La solución pacífica del
conflicto depende de la posición política que adopte la mayoría de los ciudadanos
judíos de Israel y de la capacidad de la OLP para neutralizar a los sectores más
intransigentes del activismo fundamentalista islámico.

Afganistán: El fundamentalismo del Talibán

Entre 1979 y 1989, Afganistán estuvo ocupado por tropas soviéticas. Tras la disolución
de la URSS y la retirada de sus ejércitos, un grupo guerrillero islámico -los talibanes-
enfrento y derrotó al gobierno afgano. Impregnado de un fuerte conservadurismo
religioso, el movimiento talibán considera que el Corán y los principios del Islam son
los que deben regir toda la vida social y política del país.

Desde 1992, los talibanes comenzaron a organizar un Estado sustentado en la


aplicación inflexible de la Sharia (ley islámica) y no toleran ningún tipo de conducta
que se aparte de sus principios.

Los talibanes han establecido una serie de medidas que afectan la vida cotidiana de
los afganos en general y de las mujeres afganas en particular -como la prohibición de
la televisión y el cine, la obligación de usar un determinado tipo de vestimenta, el
control del largo de la barba de los varones y la prohibición de que las mujeres
estudien o trabajen fuera de su casa, entre muchas otras-. La intolerancia del
fundamentalismo talibán generó acciones de extrema violencia que alcanzaron una
gran repercusión internacional. Los juicios sumarios y las penas de ahorcamiento en la
vía pública de opositores o de quienes eran acusados de violar las normas del Corán
provocaron la fuga de un cuarto de millón de afganos hacia países limítrofes como
157

Pakistán -país en el que la práctica de la religión islámica es mucho más tolerante-.


Mientras que en Afganistán, por ejemplo, las mujeres no tienen derecho a votar ni a
salir a la calle si no están acompañadas por un pariente de sangre de sexo masculino
y vestidas con una larga túnica; en Pakistán, una mujer, Benazir Buhtto, ocupó el
cargo de Primer Ministro.

Se calcula que hay en el mundo alrededor de 1.200 millones de personas que


profesan la religión musulmana, mientras que existen actualmente cuarenta y siete
países en los que, con distintas modalidades, el Islam constituye la base fundamental
de la organización de sus leyes y de sus Estados. La nueva guerra, será sin dudas
tema de análisis de los futuros historiadores.
158

nr

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