¿Es real la realidad?

Una misma exposición del

fotógrafo Joan Fontcuberta da pie
a dos itinerarios de investigación
en dos escuelas distintas.
Sin embargo, las dos comparten la
intención de mirar la realidad y el
conocimiento desde una actitud
crítica. Los montajes del fotógrafo
instalan al alumnado en la
incertidumbre de forma
permanente y le enseñan a no creer
todo lo que ve, a contrastar e ir
más allá de lo aparente.

MARIANE ABAKERLI

Conocer a Fontcuberta les da la idea de inventar, también ellos, un personaje ficticio.

L
a escritura de este artículo comien-
MERCÈ DE FEBRER za planteándonos un desafío: cómo
Escola Cervantes de Barcelona. dar cuenta de la trayectoria vivida
MERCÈ VENTURA en torno a dos itinerarios de investigación
Escola Isabel de Villena de Esplugues de que se realizan en dos escuelas, con dos
Llobregat (Barcelona). grupos de primero de Primaria, pero que
Correo-e: mfebrer@xtec.cat tienen en común la visita a la misma ex-
mventur9@xtec.cat posición fotográfica de Joan Fontcuberta
y el interés compartido por explorar la pre-
gunta ¿es real lo que vemos?
Decidimos construir este artículo como
una conversación, en la que nos acompa-
ña Fernando Hernández, profesor de la
Universitat de Barcelona. Posteriormente
vamos dialogando con otras dos compa-
ñeras: Marisol Anguita, quien durante el

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curso 2009-2010 realiza una investigación
acerca de cómo aprendemos (los niños y
las niñas, las docentes, las escuelas) desde
la perspectiva educativa de los proyectos
de trabajo y que acompaña y documenta
todo el itinerario sobre Fontcuberta de la
Escola Cervantes, de Barcelona; y Maria-
ne Botta, del máster en “Artes visuales y
educación: un enfoque construccionista”
de la Universitat de Barcelona, que acom-
paña y documenta el proceso de investi-
gación en torno a Fontcuberta en la Es-
cola Isabel de Villena, de Esplugues de
Llobregat.
De dónde venimos
Mercè de Febrer (MF): Venimos de
pensar con nuestro grupo de alumnos y
alumnas sobre diferentes representacio-
nes de la realidad. De las diferencias en-
tre Velázquez y Picasso en torno a Las
Meninas. Del análisis de la obra pictórica
de Joan Hernández Pijoan, de quien nos
explica su hijo, padre de la escuela, “que
no pintaba las cosas como eran sino como
las sentía; que guardaba las líneas impor-
tantes de aquello que quería dibujar y
pintar”. Venimos de analizar las diferentes
miradas de los tres artistas y de la influen-
cia de sus biografías sobre ellas. Venimos
de la intención y el deseo de mirar la
realidad y el conocimiento desde una ac-
titud crítica.
Llegamos a la exposición de Fontcuber-
ta sumergidos en un itinerario de apren-
dizaje sobre astronautas y viajes espacia-
les y a la vez inmersos en diferentes
investigaciones entramadas, que se tejen
con la obra de Fontcuberta, con el deseo
de que actúe como mediador y nos ayude
a instalarnos, un poco más, en la duda.
Mercè Ventura (MV): El camino empie-
za al finalizar un itinerario de investigación
a partir del interrogante: ¿cómo se hacen
las películas? En ese tránsito resuenan vo-
ces en torno a los descubrimientos del
alumnado:
- Cuando vaya a ver una película me
fijaré en cosas que antes no sabía.
- Antes tenía miedo y ahora sé que son
efectos especiales.
- Me daba pena cuando se morían, aho-
ra sé que no se mueren de verdad.
El deseo de explorar la obra de Font-
cuberta surge en una conversación en la
que se plantea la idea de ir a ver la expo-
sición, porque desde ella podremos seguir
trabajando y cuestionándonos la realidad
experiencias
que nos muestran las imágenes y así ins-
talarnos en la duda que nos provocan.
La exposición
MF: Vamos a la exposición sabiendo
que Joan Fontcuberta es una persona que
nos quiere engañar con sus fotografías,
que se apoya en el deseo de hacernos
dudar. Tenemos ya instalada una pregun-
ta, resultado de recorridos anteriores: ¿to-
das las fotografías son reales? Sabemos,
también, que Joan Fontcuberta aparece
como protagonista de sus montajes.
Nuestra intención es ver si las imágenes
que ha construido son reales o falsas y que
esta búsqueda nos ayude a situarnos en
una mirada que duda, que interpreta críti-
camente cualquier otra información que
manejemos. Fontcuberta habla en su obra
de diálogo entre la ficción y la realidad; de
situarse en la incertidumbre. De hecho, uno
de nuestros objetivos es cómo queremos
acompañar los descubrimientos en la vida
de los astronautas (el nombre del grupo).
Es por ello que escogemos la exposición
de Fontcuberta como una posibilidad me-
diadora que dialogue y ejerza de vínculo
en nuestra trama de comprender.
MV: Partimos de la idea de que Font-
cuberta nos puede manipular, sobre todo
si no tenemos información de la realidad,
(es difícil que la ficción supere lo que ya
hemos aprendido). Así que vamos a la ex-
posición de Joan Fontcuberta sabiendo
un poco de su planteamiento, conscientes
que inventa historias, que es simpático,
que es padre, que lleva barba, que nos
quiere hacer dudar... Entramos en la ex-
posición: en una pared de una sala oscu-
ra hay unas fotos con tres maniquíes ves-
tidos con distintos trajes espaciales, un
cohete y una pantalla con un vídeo de
astronautas.
- ¡Oh, un astronauta! Es Armstrong.
- No lo es [a los cuatro años han reali-
zado una investigación sobre los astro-
nautas]. Parece Joan.
- ¡Se va a la Luna! No, no puede ser él,
porque está con Laika, y Laika viajó sola
y se murió.
La ficción no supera lo que hemos apren-
dido, estamos preparados porque hemos
construido con anterioridad, lo que nos
permite ser críticos y no dejarnos engañar
fácilmente.
En la siguiente sala encontramos fotos
de rocas y unos fósiles de sirenas. “¿Estas
fotos nos muestran una realidad? ¿Qué
primaria
muestran?”, pregunto.
- Una sirena.
- Una sirena no, un esqueleto de sirena.
- ¿Quién cree que esta historia es de
verdad?
- ¡Las sirenas no existen!
- ¿De qué están hechas?
- De huesos de otros humanos.
- Están colocados en las rocas porque
así es más de verdad.
En este momento todos quieren hablar,
están atentos y entusiasmados con la idea
del engaño de las sirenas, se muestran
extasiados con las imágenes. Resuena otra
voz que conecta itinerarios anteriores:
- El artista hizo un montaje, es una cola
de pez y pone algo encima para que pa-
rezca más viejo.
Nos detenemos en otra sala en la que
aparece Fontcuberta en fotografías que
narran milagros: vestido de sacerdote, atra-
vesando espejos; fotos en blanco y negro,
un poco encubiertas, misteriosas… Las fo-
tografías tienen diversos tamaños y las más
grandes son inmensas para los niños y ni-
ñas; allí es donde es más fácil percibir los
trucos del artista. En la sala se proyecta un
vídeo con peces cantando en una sartén
que, a pesar de estar siendo cocinados,
levantan la cabeza y entonan: “Don’t wo-
rry, be happy.” ¿Esto es posible? ¡No, por-
que los peces ya están muertos! Nos hemos
especializado en conocer cómo se hacen
distintos efectos especiales y, a pesar de
descubrir el montaje, nos encanta.
MF: El grupo de los astronautas lo vive
de manera distinta, dialoga con la ficción
y entra en ella desde su propia vida, im-
pregnándose de lleno en determinados
momentos, como cuando en uno de los
oscuros pasillos de la exposición resuena
“No tengas miedo, aquí estamos en el
mundo real”, o cuando, a pesar de cono-
cer el deseo de Fontcuberta de crear fic-
ciones fotográficas, la sala de las sirenas
desvela interpretaciones que intentan atra-
par el montaje fotográfico, mientras que
otras se sumergen de lleno en la ficción:
- Tonterías, todo el mundo sabe que no
existen las sirenas –dice Manolo.
- Tonterías, las sirenas se murieron hace
muchos años –afirma Martí.
- Primero, las sirenas sí existen, lo que
pasa es que viven en lo más profundo del
mar, y lo segundo, que las sirenas no exis-
tían aún cuando los antepasados. Las si-
renas, que mi hermana lo ha leído en el
ordenador, que es una noticia que es cier-
ta, eran mitad humanas y mitad persona
–explica Paula.
{ Nº 400 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 27
 La hermana de Paula tiene que venir
como narradora de su investigación, a des-
velar que las sirenas son seres mitológicos
y que depende de cada uno creer en ellas
o no. Después, Paula puede expresarse
reformulando: las sirenas existen en la ima-
ginación. Existen, si tú quieres. No signi-
fica que existan de verdad.
Al volver a la escuela
MF: Entre otras cosas, al volver a la es-
cuela reconstruimos la historia de los mi-
lagros. Es lo que más nos llama la atención.
Pero no lo hacemos como una recopila-
ción, sino como un proceso de vinculación
de cada persona con lo que nos provoca
y desvela de nosotros mismos el pensa-
miento de Fontcuberta, como una forma
de proyección individual. Esto significa que
cada persona del grupo escoge el milagro
con el que se siente más identificada y
establece vínculos con su vida. Por eso,
el hecho de escogerlo permite proyectar
sus subjetividades: Ainara elige el milagro
de los pechos porque en su familia alguien
se ha operado para cambiar de sexo; Pau-
la lo escoge porque le recuerda a su ma-
dre dando de mamar a su hermana, Iago
elige la foto de los suricatas leyendo, por-
que lo transporta al momento en que él
aprendió a leer.
Mientras trabajamos la relación sutil en-
tre la realidad y la fantasía, Isabel Nadal,
la directora de la escuela, que nos ha en-
señado a trucar y a manipular fotografías,
nos hace llegar una broma: trae al aula
una página de La Vanguardia en la que
aparezco yo vestida con ropa de astron-
auta, ilustrando una información sobre mi
próximo viaje a Marte. Toda la escuela se
revoluciona con la noticia. Los niños y ni-
ñas de la clase están perplejos. Animada
por el éxito, truca también la portada de
La Vanguardia del 26 de julio de 1965 en
la que aparecen Armstrong, Collins y Mer-
cè en su primer viaje a la Luna.
MV: En la escuela recuperamos la infor-
mación sobre Fontcuberta, lo que hace y
cómo se disfraza para crear sus personajes.
Esa indagación sobre la obra y la biogra-
fía de Fontcuberta nos provoca el deseo
de pensar en un personaje e inventarnos
una historia para que la gente la crea, tal
como hace Fontcuberta. Surgen varios:
una cocinera, un vaquero, una animadora,
un romano, un pirata, etc. Finalmente unas
niñas que hacen gimnasia rítmica conven-
cen a los demás para que el personaje sea
28 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº 400 }
una gimnasta. Buscamos en Internet al-
guna que sea famosa y topamos rápida-
mente con Nadia Comaneci. Vemos un
vídeo que nos sorprende por todo lo que
puede hacer una niña con sus saltos y vol-
teretas y continuamos buscando informa-
ción, en casa, que nos permita documen-
tar nuestra historia de ficción.
Inventamos el relato de Nadia relacio-
nándolo con nosotros y nuestra escuela.
Escribimos y hacemos dibujos que ilustran
cómo hacerla creíble. Después buscamos
en Internet fotos de Nadia para hacer foto-
montajes. Una de las historias es la siguien-
te: “Un día Nadia Comaneci, cuando tenía
siete años, visitó nuestra escuela e hizo
gimnasia con nosotras. Nos quedamos con
la boca abierta de tan bien que lo hacía.
Después pasó una cosa increíble: ¡¡¡saltó
sobre el edificio de la escuela!!!”.
También construimos una ficción como
Fontcuberta intentando engañar a la co-
munidad escolar. La idea surge un día a
la hora de la comida cuando un niño co-
menta: “Mira, estos huesos [de pollo] son
como los de la sirena, podríamos guardar-
los”. Pienso que la transferencia es rica y
abre un nuevo espacio de exploración y
creación. Nos ponemos a la tarea: lavamos
los huesos, los dejamos secar y empeza-
mos a maquinar cómo montarlos de nue-
vo. Y así empieza todo. ¿Qué podemos
hacer con los huesos? Lo comentamos a
nuestros compañeros de la otra clase. Y
surgen muchas ideas. Así pues, salimos al
patio y enterramos los huesos colocándo-
los en forma de esqueleto. Hacemos fo-
tografías. Y colgamos en el vestíbulo la
foto del hallazgo, para que las personas
de la escuela se involucren en el montaje
y nos ayuden a resolver nuestro enigma:
no sabemos de qué animal se trata. Ano-
tamos en un panel: “Los alumnos de pri-
mero, paseando por las obras que están
haciendo alrededor del colegio, hemos
encontrado este esqueleto. ¿Podéis de-
cirnos de qué animal se trata?”
Todos, rápidamente, se animan a com-
partir sus hipótesis. Creemos que ya saben
que se trataba de una broma, pero nues-
tra sorpresa es que algunos, pocos, con-
tinúan haciendo nuevas hipótesis. Al cabo
de unos días resolvemos el enigma y es-
cribimos en el panel: “Son huesos de po-
llo que nos dio Paco [el cocinero de la
escuela, muy querido por el alumnado].
Cogimos los huesos un día que comimos
pollo al horno”. Al desvelar el enigma,
algunas personas se quedan sorprendidas
por no haberlo descubierto, mientras que
otras insisten en que ya lo sabían. ¿Y por
qué escribieron sus hipótesis?, se pregun-
ta el grupo. A veces es difícil sostener que
la fantasía te ha atrapado…
Con Fontcuberta
MF: Nos ponemos en contacto con
Fontcuberta, para dialogar de la misma
forma que él lo hace con su obra, inten-
tando encontrar puentes entre fantasía y
realidad, a través de una broma fotográ-
fica: le podemos gastar una broma, como
él nos hace a nosotros, dice Paula. Esta
actitud muestra complicidad por parte del
grupo, pues tratan de ponerse a su altura,
dialogar con sus mismas armas. Así, le en-
viamos una carta en la que le explicamos
quiénes somos, le pedimos que venga a
visitarnos (“conocerás una clase muy es-
pecial”, le decimos) y le adjuntamos todas
las imágenes manipuladas por el grupo.
Joan Fontcuberta nos ha ayudado a cons-
truir una verdadera historia de complici-
dades: con él, con los demás, con uno
mismo y con el mundo.
MV: Nosotros le enviamos una carta con
una serie de preguntas sobre lo que que-
remos saber de su forma de trabajar, sobre
cómo hace las fotografías y sus montajes.
Nos responde instalado en su posición de
hacernos dudar, incluso de si sus respues-
tas van en serio.
Pensar sobre los descubrimientos
MV: Del trabajo realizado, es importan-
te la historia del enigma de los huesos,
ya que les cuesta encontrar un tono de
relato que sea verosímil, pues interfiere
la narrativa de los cuentos, como forma
de comunicar lo que se quiere compartir
con el resto de la escuela. Pero como la
reflexión sobre el análisis de la realidad
nos acompaña siempre, este itinerario nos
permite ver la diferencia entre la mirada
de quien crea una historia de ficción con
imágenes y la de quien produce una fal-
sa realidad.
MF: Como final de la historia de la maes-
tra astronauta, la directora, Isabel, viene al
aula y les pregunta cómo es posible que
estando inmersos en las historias de enga-
ño de Fontcuberta, no se planteen dudas
sobre la noticia de La Vanguardia. Les hace
ver lo poco críticos y analíticos que han
sido. Su reacción es de sentirse engañados,
pero consideran que ha sido interesante,
 experiencias
que ha servido para pensarse de nuevo:
- Me siento bien, no me da rabia que
me hayan engañado, porque me sirve para
pensar –dice Rita.
- Me sirve para aprender. Me siento bien
–asegura Rosa.
- Ya me lo imaginaba. Me siento bien
porque he visto que tenía razón –comen-
ta Ainara.
- Está bien la broma, me sirve para ser
más listo –dice Mario.
Menos Manolo, que se queja diciendo:
“Que no me engañen otra vez así”.
Creo que aprenden a pensar en relación,
en red, a establecer vínculos entre las no-
ticias, la fotografía, las manifestaciones
artísticas… La necesidad de dudar sobre
las informaciones escritas y visuales que
manejamos se instala en prácticamente
todo lo que hemos ido entramando en la
vida del aula. Entonces nos damos cuen-
ta de que todo el curso ha girado en tor-
no a las personas y sus miradas. Es de
nuevo Manolo el que señala: “Todo es de
personas y todo es sobre el mundo”. Y
Yasmina nos ilumina diciendo: “Ahora me
estoy enterando de que casi todo está
relacionado con casi todo”.
MV: También es importante, a partir de
lo que ha aportado Fontcuberta, sumer-
girnos en inventar historias para contárse-
las a otros y en el placer de inventar his-
torias que nos involucren y nos cuestionen.
MARIANE ABAKERLI
Construyen una historia de complicidades, con el mundo y con uno mismo.
primaria
Pero, sobre todo, aprenden a no creerse
todo lo que ven, a no aceptar sin más lo
que se les muestra, a considerar que es
necesario contrastar y tratar de ir más allá
de lo aparente. Además los ayuda a tran-
quilizarse ante lo que ven: el miedo ante
lo que vemos en el cine cobra un nuevo
sentido por las historias de Fontcuberta y
por el descubrimiento sobre cómo se ha-
cen los efectos especiales.
Compartir miradas
MV: Me ha interesado lo que has con-
tado de los milagros, de ese puente hacia
la implicación personal. Me parece impor-
tante lo que dices sobre que cuando uno
escoge lo hace en función de su biografía,
y creo que a tu grupo lo ayuda a identifi-
carse desde quiénes son ellos.
MF: A mí, de tu relato, me ha parecido
trascendente la vinculación que estableces
con el itinerario anterior, sobre los efectos
especiales. Porque es cierto, siempre en
un proceso de indagación, un nuevo re-
corrido empieza con las dudas, los pro-
blemas, los deseos que ha generado un
camino anterior o uno en paralelo. No es
un empezar, sino un continuar tejiendo la
red de la vida del aula, nunca se llega a
un cierre, sino a una puerta que nos deja
frente a un nuevo camino.
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