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MANIFIESTO DE PERUAN@S RESIDENTES EN MADRID

SOBRE LA CORRUPCIÓN GENERALIZADA EN LOS PODERES


DEL ESTADO PERUANO

¡QUE SE VAYAN TOD@S!

La ciudadanía de peruanos y peruanas residentes en Madrid nos reunimos hoy


19 de julio para manifestarnos ante la situación de corrupción política generalizada y la
cultura de la impunidad que se da en el funcionamiento de los poderes del Estado y
los cómplices Gobiernos de turno desde hace ya muchos años.

En el marco de nuestro ejercicio como ciudadanos y ciudadanas del Perú, así como,
parte de la sociedad que ha sufrido directamente las consecuencias de la corrupción
económica, política, judicial e la impunidad ante este y otros males, y por ello, hoy en
nuestra calidad de migrantes, nos manifestamos con conciencia e indignación de
comprobar, tras esos audios lícitamente obtenidos: cómo siguen campando y
destrozando el país minuto a minuto con el mal uso del poder que se les ha asignado.

Es complejo responderse a la pregunta ¿cuándo se corrompió el Perú de forma tan


extrema y generalizada?. El régimen saliente de la Constitución de 1993 y el gobierno
de Alberto Fujimori Fujimori, no tardó ni una década en demostrar su total
descomposición. Desde la entrega de recursos y patrimonio nacional con
privatizaciones y concesiones con precios irrisorios y acuerdos leoninos en contra de
los intereses del país, con la desaparición por malversación de la mayor parte de los
fondos obtenidos por las privatizaciones, pasando por la compra de las líneas
periodísticas de medios de comunicación y financiando diarios “chicha”, siguiendo por
controlar los diversos poderes e instituciones del Estado para ponerlo a disposición de
sus intereses grupales y de grupos económicos allegados, ya sea a través de la
compra de voluntades, presiones o designaciones irregulares de congresistas, jueces,
fiscales y otras autoridades. La decadencia y descomposición de este gobierno se
acredita también con sus vinculaciones a las redes de narcotráfico, la venta de armas
a organizaciones guerrilleras extranjeras, y llegó hasta la perpetración de crímenes de
lesa humanidad al conformar, dirigir y sustentar un grupo de aniquilamiento desde el
interior de las Fuerzas Armadas, para desarrollar la guerra sucia ante el conflicto
armado interno subsistente. Mostraba así ser una banda organizada desde las altas
esferas del Estado peruano para corromper las diversas instituciones del país, y a su
vez, también un organismo criminal vulnerador de los derechos humanos.

En el año 2000 fruto de la movilización social (proceso de los Cuatro Suyos) y


la salida de los Vladivideos (compra de voluntades de congresistas, jueces, otros
funcionarios públicos, autoridades y sectores empresariales) el régimen no podía
seguir manteniéndose en el poder, se daba la renuncia por fax del dictador y se
ingresaba a un proceso de transición. El régimen de transición (2000-2006) colocó la
primera piedra para llevar adelante un nuevo proceso democrático: se impulsa un
acuerdo nacional, se apertura espacios de diálogo social, se crearon instancias para
reparar los efectos de la privatización ( trabajadores despedidos, uso de los fondos del
FONAVI, etc.) se realiza una convocatoria a nuevas elecciones presidenciales y
congresales, se conforma la Comisión de la Verdad y Reconciliación para indagar
sobre los hechos de violencia y vulneración de los derechos humanos de 1980 al
2000, así como, el desplazamiento a las más altas autoridades corruptas de los
diversos poderes e instituciones del Estado Peruano, Poder Judicial, Tribunal
Constitucional, Fiscalía, Fuerzas Armadas, etc. Se procesa por vía judicial a estas
cúpulas corrompidas y muchas de ellas llegaron a ser sancionadas. Sin embargo no
se procedió ni a tocar el marco institucional que generó el régimen Fujimorista, ni su
modelo económico de “acumulación” y “desarrollo”, tampoco se desplazó ni se
inhabilitó a buena parte de su burocracia ni se crearon más instancias de control y
participación ciudadana sobre los poderes del Estado. La población que se había
organizado y movilizado para traerse abajo al régimen del 93 volvía a casa con pocas
reconquistas, con muchas promesas incumplidas, con niveles de desarticulación y
desmovilización social que solo cada cierto tiempo vuelven a brotar, con un discurso
hegemónico dado por los actores políticos y la opinión pública de mantener los ejes
del modelo impuesto por el Fujimorismo y con sucesivos gobiernos que van en piloto
automático en seguir las reglas y discurso hegemónico del régimen que pretendían
superar.

Hoy, sabemos que los gobiernos sucesivos que van del 2001 hasta el
2018 (Toledo, A.G, Humala-Heredia, PPK, incluida la oposición de la Señora “K”)
están implicados en diversos casos de corrupción: las concesiones con comisiones
ilegales; la financiación ilegal de partidos políticos; las vinculaciones con el narcotráfico
y los tratos de favor y facilidades a estos sectores delincuenciales; la información y
trato privilegiado a grupos de poder cercanos por; contraprestaciones económicas,
puertas giratorias de funcionarios públicos al sector privado, o por apoyo económico a
sus partidos, entre otro tipo de conductas anti éticas e ilegales que no se han visto
rigurosamente sancionadas. En ese sentido casos de notoria relevancia pública como
son: Ecoteva, Backus-Polar, Carretera Transoceánica, Petroaudios, Narcoindultos,
Lava Jato y Odebretch son solo la punta del iceberg del sistema de corrupción que han
generado los gobiernos postfujimoristas.

Pero no solo el Poder Ejecutivo ha demostrado sus miserias, el Congreso de la


República, también, ha sido el escenario de un sinfín de actuaciones nefastas y
personajes que desvirtúan la representación de la voluntad popular. En este escenario
hemos visto con repulsión la implicación de congresistas en presuntos delitos de;
falsificación de documentos, extorsión, tráfico ilícito de drogas, lavado de activos, etc.;
el financiamiento de campañas por sectores fuera de la legalidad; llegando hasta
hace poco, a la componenda de compra de votos congresales para no vacar al
Presidente de la República, a cambio del indulto ilegal e inconstitucional de Alberto
Fujimori; o de prebendas en contrataciones de gobiernos regionales o municipales; de
absolución de procedimientos administrativos congresales, e inclusive procesos
judiciales por presuntos delitos.

Tras las nefastas actuaciones de estos poderes del Estado, Ejecutivo y


Legislativo (Congreso), con la renuncia del último presidente elegido en elecciones
generales (PPK) antes de ser vacado por incapacidad moral y con la suspensión de
los congresistas implicados en los Keiko-Videos, denunciados ante Fiscalía por
presuntos delitos de Cohecho propio y Tráfico de Influencias se creía que se
avanzaba en retirar la podredumbre de estos Poderes. Además, daba cierta confianza
la probidad y eficacia del ejercicio de fiscales y jueces de mando medio en la
persecución, encauzamiento y puesta en prisión por delitos de corrupción a diversas
autoridades y empresarios.

Sin embargo, esta actuación de instancias intermedias del Poder Judicial y la


Fiscalía hoy se han visto ensombrecidas y enlodadas por una serie de audios en los
cuales nos muestra la realidad de este Poder. Dichos audios obtenidos lícitamente,
evidencian a miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, de las más altas
esferas de estas instituciones, implicados en componendas para elegir jueces y
fiscales ya sea por pagos en dinero o favores, el arreglo de procesos judiciales bajo
iguales condiciones, llegando a tratos nauseabundos como; la liberación de violadores
de menores, lavadores de dinero del narcotráfico o políticos financiados ilegalmente.
Profundizando este institución aún más su crisis interna e ilegitimidad frente a la
sociedad al querer tapar dichas corruptelas desplazando al fiscal y juez que
autorizaron la interceptación de dichos audios, persiguiendo a los periodistas que
publicaron las escuchas y dando descanso y vacaciones a los jueces implicados en
presuntos delitos.

La creciente y grave desigualdad de género existente en nuestro país, también


se ve agravada por la nefasta actuación en los Poderes del Estado ante la ausencia
de leyes que incidan en la prevención y protección de género. Se trata tanto de un
andamiaje jurídico con una orientación que beneficia a los intereses y protege los
privilegios de los hombres en detrimento de las mujeres. Pero también va de que los
principales operadores de la Justicia en sus más altos cargos de decisión son hombres
(Corte Suprema, C Superiores, Fiscalías Superiores, Fiscales Provinciales, Consejo
Nacional de la Magistratura y hasta la Comisión de reforma del CNM es
mayoritariamente masculino) y no por sus méritos como se dice en un audio si no por
qué son más cercanos al poder patriarcal y corrupto. Si a estos componentes de la
justicia patriarcal existente en nuestro país le agregamos la corrupción vemos que hay
bastante impunidad en los delitos cometidos contra las mujeres, desde los femicidios,
la violencia de género, las violaciones y más delitos o no son sancionados o son vistos
con laxitud. Este tipo de justicia patriarcal y corrupta nos ubica en una situación
de mayor vulnerabilidad y desamparo, dejándonos a merced de corruptores,
violadores, violadores de los derechos humanos, misóginos y feminicidas, a merced de
las redes de Trata de Personas con fines de explotación sexual y una serie de males
que a diario sufrimos las mujeres en este país de machos corruptos y violentos. La
necesidad de que las reformas tengan real enfoque de igualdad género en las
normas, que se capacite a los operadores jurídicos (policía, fiscalía, jueces y más), así
como el acceso a los diversos cargos de responsabilidad en igualdad de condiciones
para las mujeres es una necesidad imperante y una reivindicación que también
levantamos en esta concentración del 19 de julio.

Nuestros pueblos originarios nativos y amazónicos, hoy sufren también no solo


las políticas del ejecutivo y las normas antisociales del Congreso, sino también la
arbitrariedad e injusticia de un Poder Judicial corrupto. Son nuestros hermanas y
hermanos originarios quienes viven resistiendo durante décadas las duras
consecuencias de un país con un sistema de corrupción tan enraizado; los tratos de
favor de grupos reducidos de empresas, permitiendo así, la perturbación de los
espacios y modos de vida en sus territorios: el envenenamiento del el agua, la
contaminación de ríos, manantiales y lagos, la destrucción de sus actividades
cotidianas, la exclusión y desplazamiento de grupos poblacionales, el trabajo precario
y hacinamiento de los desplazados a las urdes más pobladas, es una constante de la
violación de los derechos humanos, sociales, culturales y económicos de estos
pueblos con la anuencia de la justicia corrupta.

Ante la gravedad de estos sucesos ilícitos, la sociedad civil ha reaccionado de


forma creciente y contundente. Se exige no sólo la renuncia de los jueces implicados,
sino la suspensión de los nombramientos de jueces y fiscales, el procesamiento penal
de todos los implicados, la reforma integral del Poder Judicial, la Fiscalía y el Consejo
Nacional de la Magistratura y también un nuevo marco electoral, nuevas elecciones
generales y un nuevo marco institucional que refunde este país, al que, por cierto,
aquejan varios riesgos que nos llevan por los despeñaderos de la historia.

Un nuevo marco Constitucional que fije un nuevo pacto social, que proyecte un
modelo económico alternativo que garantice la inclusión, un Estado que tenga
soberanía sobre nuestros recursos y brinde seguridad a sus ciudadanos; un nuevo
modelo con libertades políticas y derechos sociales que estén adecuadamente
garantizados; un nuevo marco institucional que reordene los poderes e instituciones
del Estado con los debidos pesos y contrapesos, transparencia, participación y
deliberación ciudadana. Un nuevo andamiaje jurídico que proteja a los sectores más
desfavorecidos de nuestro país (trabajadores, pobres, mujeres, pueblos originarios
etc.) pero también a las minorías olvidadas y avasalladas por los discursos
mayoritarios.

Apelando a los hitos del mes de Julio de las generaciones pasadas como la
huelga general del 17 de Julio de 1977; la marcha de los Cuatro Suyos de Julio del
año 2000; a las sucesivas movilizaciones, huelgas, concentraciones y demás actos
ciudadanos que cambiaron la historia de nuestra patria, arrancaron conquistas
sociales y democráticas o frenaron iniciativas antipopulares, antinacionales y de
afectación a diversos colectivos, hoy desde Madrid, como ciudadanía peruana nos
sumamos a la protesta del 19J de 2018 y decimos ¡BASTA DE CORRUPCIÓN!: basta
de usurpación de la voluntad popular; basta del mal ejercicio del poder que le hemos
concedido a los diversos funcionarios de los Poderes del Estado; basta de perjudicar
a las mayorías de la población peruana que contribuye en el acopio y creación de
recursos públicos; basta de administrar injusticia liberando culpables por cadenas de
favores o prebendas económicas; basta ya de compra de la voluntad en el Congreso,
de dar normas para favorecer a lobbies económicos o sectores fuera de la legalidad y
no de dar normas en beneficio de la mayoría nacional; basta de designar jueces,
fiscales y demás funcionarios públicos por componendas o pagos de compra de
cargos, dejando la meritocracia, capacidades y probidad de excelentes funcionarios
públicos que se esfuerzan por darle dignidad y eficacia a nuestras instituciones. Hoy
decimos:

¡BASTA YA DE TANTA PODREDUMBRE Y CORRUPTELA!

¡NUEVO MARCO ELECTORAL, NUEVAS ELECCIONES GENERALES Y NUEVA


CONSTITUYENTE!

¡CAMBIEMOS EL ANDAMIAJE DEL RÉGIMEN DEL 93!

¡POR UN GOBIERNO QUE PROMUEVA LA IGUALDAD DE GÉNERO, EL


RESPETO POR LA DIVERSIDAD Y LA HETEROGENEIDAD DE LOS PUEBLOS!

¡POR UN GOBIERNO QUE PROTEJA LA VIDA DE LOS CIUDADANOS Y


CIUDADANAS Y PRESERVE LOS RECURSOS QUE NOS DA LA MADRE TIERRA!

¡POR UN GOBIERNO PATRIÓTICO, DE REGENERACIÓN MORAL: NUEVA


CONSTITUYENTE Y NUEVA REPÚBLICA DEL PERÚ!

Madrid, 19 de Julio de 2018

@PeruanxsEnMadrid

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