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HISTORICISMO y NACIONALISMO1
Los intelectuales alemanes estaban trabajando desde finales del siglo XVIII
para establecer las bases de una cultura nacional basada en la unidad de la
lengua, recuperando todo un tesoro de mitos y poesías transmitidos por una
cultura popular hasta entonces menospreciada, como lo haría Jakob Grimm,
͞estudioso del folklore germánico y de las leyes antiguas; las dos cosas, para
él, parte de un mismo trabajo͟
p. 166
1 Fontana, J. (2002), La historia de los hombres, Ed. Crítica, España, pp. 166-179
Ilustración, encargándose de preparar a la población para reverenciar el
estado al cual proporcionaban legitimación.
p. 169
[Ranke] le escribía en 1873 a su hijo Atto: ͞Sobre todo flota el orden divino
de las cosas, muy difícil por cierto de demostrar, pero que siempre se puede
intuir. Dentro de este orden divino, idéntico a la sucesión de los tiempos,
ocupan su lugar los individuos importantes: así es como los ha de concebir el
historiador͟. La actividad de los hombres se canaliza a través de las naciones,
que son el componente fundamental de la sociedad: cada una de ellas es
distinta y peculiar, de manera que las generalizaciones no sirven: ͞cada país
tiene su propia política͟.2
p. 170
[…]
2 10. Georg G. Iggers, The German Conception of history, Middletown, Wesleyan University Press, 1968, pp. 65-74. La
carta de Ranke en Pueblos y estados, p. 525.
virtud- que será característico de la historiografía académica británica de
principios del siglo XX.
3 23. La fuente esencial de este párrafo ha sido Roland Hill, Lord Acton, New Haven, Yale University Press, 2000
(una cita literal de pp. 396-397). El texto de la «Letter to contributors to the Cambridge Modem History», en Essays in the
liberal interpretation of history, ed. por W. H. McNeill, Chicago, Chicago University Press, 1967, p. 397. De manera parecida
p. 176
p. 177
[…]
A principio del siglo XX, sin embargo, en una sociedad cambiante, la crisis
del historicismo era evidente, lo que explica que se iniciasen los intentos de
superarlo en el terreno concreto de la investigación histórica, a la vez que
permanecía arrinconado en el de la teoría económica, después de una
«disputa del método» que llevó a reivindicar en la economía la primacía de la
se expresaba en su «Lección inaugural sobre el estudio de la historia» dada en Cambridge en 1895, al ser nombrado
«Regius professor», donde decía que 10 mejor era que la personalidad del historiador no se manifestara para nada en su
obra (Lord Acton, Lectures on modern history, Londres, Collins, 1960 pp. 2627).
4 25. Donde se divide el trabajo del historiador en unas operaciones analíticas, que consisten en la crítica externa, o de
erudición, y la crítica interna, y unas operaciones sintéticas que empiezan con el agrupamiento de los hechos y permiten,
mediante el razonamiento constructivo, la elaboración de la exposición final. En la conclusión se decía que la historia no era
otra cosa que el aprovechamiento de los documentos y que su mérito principal era el de ser un instrumento de cultura
intelectual, pero no una fuerite de enseñanzas prácticas para guiarse en la vida. C. V. Langlois y E. Seignobos, Introducción
a los estudios históricos, Buenos Aires, La Pléyade, 1972 (citas de las pp. 235-236)
5 26. La fuente esencial de este párrafo es el gran libro, que ya hemos citado y que en adelante usaremos en más
ocasiones, de Peter Novick, That noble dream. The objectivity question and the American historical profession, Cambridge,
Cambridge University Press, 1988, pp. 21-85.
teoría contra el estudio aislado de casos puntuales que propugnaba la
escuela histórica. Las corrientes de pensamiento que proponían en estos
años la revisión de un historicismo que consideraban fracasado no se
interesaban, sin embargo, por los problemas concretos de la investigación -
un terreno en el que aceptaban de hecho los planteamientos tradicionales-
sino solamente por su fundamentación filosófica.
p. 179
6 30. I. S. Kon, El idealismo filosófico y la crisis en el pensamiento histórico, Buenos Aires, Platina, 1962, pp. 69-85. Las
citas de Heinrich Rickert son de Introducción a los problemas de la filosofia de la historia, Buenos Aires, Nova, 1961, pp. 42-
76 Y 113: Sobre otros autores relacionados, como Simmel, Treltsch, etc., A. Waismann, El historicismo contemporáneo,
Buenos Aires, Nova, 1960, y G. Iggers, The German conception ofhistory.