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• Abstract: The term social capital, that has become very popular in the last
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El presente artículo es una versión sintética e introductoria a la teoría del capital social, que parte del estado teórico
de la cuestión de una investigación con la cual se obtuvo el grado de Maestro en Comunicación en la Universidad
de Guadalajara, México. El proyecto fue financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT),
con base en el programa Nacional de Posgrados de Excelencia. La investigación se llevó a cabo del 30 de agosto de
2006 al 20 de julio de 2008. Convenio becario No. 3192, CONACyT, México.
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T. S. en Comunicación (Universidad del Valle de Atemajac, México), Licenciado en Ciencias de la Comunicación
(Iteso, México) y Maestro en Comunicación Social (Universidad de Guadalajara, México). Aspirante en el Doc-
torado en Ciencias Sociales (Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social, Ciesas Occte.
México). Correo electrónico: mamiferoparlante@yahoo.com.mx.
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decade, is really a concept that has been used for a long time in distinct areas
of social sciences. The concept has been used to explain how the resources
owned by some individuals favor or hinder other individuals’ actions. In brief,
the “social capital” theory and origins come from three different theoretical
traditions; as a matter of fact, this paper aims at offering a historical and
introductory journey through its main concepts.
Keywords: social capital, history, main concepts.
1. Introducción
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2. La oposición paradigmática
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y sin fragmentación interna, cuando en realidad es posible que sean más las
divergencias entre cada acepción que las similitudes. Este hecho se debe a
que, si bien el término fue el resultado natural de dos pensadores sociales,
tras agotar los paradigmas explicativos que tenían a mano, las visiones y los
recorridos genealógicos del concepto se bifurcan anterior y posteriormente a
ese breve momento de histórica convergencia, enriqueciéndose además con
las críticas y reformulaciones de nuevos autores.
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de diferenciación. Con ello, el capital social fue percibido por Bourdieu como
un remanente de las teorizaciones de otros capitales, pero al que alcanzó a
discriminar al final de su vida para hacerlo entrar como parte de un complejo
juego de ejercicios de poder.
Como ya es evidente, Bourdieu, al igual que Coleman, centró su
interés en los intercambios, aunque poniendo al centro la importancia de la
institucionalización en el proceso, ya que esto es una forma potente de entender,
crear, reproducir y legitimar el poder. Justamente, esta última dimensión es la
que hace más pertinente el concepto creado por este autor.
Para él y en un resumen, las condiciones básicas de existencia de cualquier
tipo de capital social se reducen a: 1) la pertenencia a un grupo (red social); 2)
las condiciones en las que se dan los intercambios; y 3) la posesión de límites
relativamente precisos en los que se agrupan y por los cuales se distinguen
los actores en la red. El valor del concepto en Bourdieu, si bien no fue tan
desarrollado en relación con sus otros pares, radica en entender que los sujetos
construyen particulares formas de poder al acceder a ciertos tipos de relaciones,
y que este capital, un capital particularmente institucionalizado, es capaz de
ser mantenido y reproducido con fines de control y dominación.
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Pero también a Hanifan, Loury, Flap y De Graaf.
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que sus especulaciones estaban lejanas al tipo ideal del actor racional, en el
sentido de que éste es sólo uno de los factores micro, entre otros factores
micro, que explican el gran universo macro. De hecho, la gran aportación
de Coleman —según muchos sociólogos, sociólogas y científicos sociales
contemporáneos y contemporáneas (v. g. Field, 2003)—, no radica tanto en
el concepto de capital como en el principio resolutivo que contiene, pues este
concepto ofrece una potente explicación acerca de cómo las relaciones micro-
micro (sujetos-sujetos) modifican el sistema macro, y a la vez, cómo el plano
de lo macro determina la acción del sujeto. Esto lo logra por medio de obviar
que la acción es un intercambio, y que las condiciones contingentes en que se
verifica modifican las relaciones sociales más amplias, y viceversa.
Por otro lado se suele soslayar que gran parte del concepto elaborado
por Coleman surge históricamente de su contacto con la conceptuación de
otro tipo de capital, sobre el cual estuvo muy interesado: este es el “capital
humano”, trabajado por Becker en la década de los sesenta (Becker, 1964).
El capital humano es, en una versión sintética, la cantidad de habilidades y
conocimientos potencialmente productivos que reúne un actor, mismos que se
acumulan por medio de la educación y la experiencia. Largamente interesado
en los aspectos educativos como objeto empírico, Coleman llegó a cuestionar
por qué sujetos con un stock equivalente de capital humano y con los mismos
objetivos-meta, obtenían desempeños cotidianos tan distintos. La respuesta no
tardó en llegar, tras atar diversos cabos de su propio capital intelectual: esto
sucedía, sencillamente, por la forma en que sus redes sociales, con base en las
condiciones de sus intercambios, determinan el acceso a otros recursos, tales
como el estatus, el prestigio, o la posición de mando. En ese momento la idea de
capital social comienza a aparecer en su obra (Coleman, 1988), articulándose
armoniosamente a todo lo anterior, hasta llegar a ocupar un lugar nodal en su
obra más conocida: Foundations of social theory (Coleman, 1994).
En esa misma obra describe, en una cita ya célebre, que el capital social
es “un recurso productivo de la estructura, que posibilita el logro de ciertas
metas que serían imposibles de alcanzar en su ausencia” (Coleman, 1994,
p. 302). Si bien el sentido común dicta que muchas partes de la estructura
se presentan como recursos productivos, y que a su vez muchas de ellas
posibilitan el logro de algunas metas, Coleman argumenta que al menos seis
de ellas pueden ser reconocidas como condiciones básicas de capital social.
En el orden en que él las menciona, son: las obligaciones y expectativas, el
potencial de información, las normas y sanciones efectivas, las relaciones de
autoridad y las organizaciones intencionales (Coleman, 1994, pp. 304-313),
las que no se desarrollan aquí por falta de espacio, pero que el autor detalla en
el capítulo 12 de su ya mencionada obra (Coleman, 1994).
Como se puede apreciar, la visión de Coleman está pendiente, sobre todo,
de las condiciones de intercambio; es decir, de todo aquello que es constitutivo
y necesario en el proceso de transacción y negociación de los recursos.
Normas, expectativas, sanciones y gratificaciones, son condiciones necesarias
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Bolera en España: Boliche, tal como se le llama en México.
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Por ejemplo, Putnam ha afirmado que la Internet, lejos de ser una forma que fomente la creación de capital social,
la acota. El argumento parte del razonamiento de que las personas puntualmente interesadas en algo tienden a
relacionarse no con “cualquier otro”, sino con aquellos que más estrechamente se apeguen a sus intereses, cerrando
así la densidad de las redes (closure) e impidiendo el desarrollo de actividades cívicamente comprometidas. Esta
afirmación, obviamente, tiene más que ver con prejuicios intelectuales de nuestro autor que con hechos empíricos,
puesto que existe una pléyade de estudios serios que han demostrado, con base en su propia teoría, todo lo contrario
(Cfr. Halpern, 2005, p. 307).
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Durston, 2000).
Aún con este horizonte histórico a la vista, algunos autores y autoras han
afirmado que los distintos conceptos centrales usados en la teoría del capital
social son tan subjetivos que es imposible medirlos y asignarles indicadores
puntuales (v. g. la cantidad de “raids” o “aventones” dados entre distintas
personas de una colonia puede aportar pistas sobre la cohesión grupal del
vecindario pero no puede determinar el nivel de ayuda entre vecinos),
reduciendo la propuesta a la conclusión de que los estudios de capital social
solamente pueden ser objeto de estudios subjetivos y cualitativos (Strozer,
2005, p. 7).
Como ya se ve, el concepto de “capital social” se ha extendido y
seguramente seguirá su avance; sin embargo, a medida que parece más claro,
grandes nubarrones epistemológicos obvian que hay todavía mucho qué
pensar y aplicar.
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Lista de referencias
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Capital social: una revisión introductoria a sus principales conceptos
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