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TALCO

Fórmula química: Mg3Si4O10(OH)2

Clase: Silicatos

Subclase: Filosilicatos

Grupo: Minerales arcillosos

Etimología: Deriva probablemente del árabe "talk" nombre del mineral.

Cristalografía:
Sistema y clase: Monoclínico; 2/m
Grupo espacial: C2c

a = 5.27 Å, b = 9.12, c = 18.85 Å, b = 100º; Z = 4

Líneas de DRX(intensidades) d´s: 9.34(10) - 4.66(9) - 3.12(10) - 2.48(7) - 1.870(4).

Propiedades físicas:

Color: Verde pálido, blanco, negro, rosado y amarillento.


Raya: Blanca o más clara que el color en sus variedades verdes.

Brillo: Craso, céreo o sedoso, a veces nacarado en fresco.

Dureza: De 1 a 1.5

Densidad: De 2.6 a 2.7g/cm3

Óptica: Birrefringencia fuerte. Biáxico negativo.

Química: Contiene el 31,7% de MgO, el 64,5% de SiO2 y el 4,8% de H2O. Puede contener
algo de Fe, Al, Ni, Co, Cr, Mn y Ca. Inatacable por los ácidos.

Forma de presentarse: En masas de tipo testáceo, hojosas, o escamosas, untuosas al tacto,


también en masas granudas compactas o fibrosas o en grupos globulares o estrellados. Las
variedades masivas se conocen como Esteatita.

Génesis:

 Hidrotermal formado a partir de rocas ultrabásicas


 Por metasomatismo silíceo de las dolomía
YACIMIENTOS DE TALCO DE PUEBLA DE LILLO

ENTORNO GEOLÓGICO
El área en la que están los yacimientos de talco se localiza en la zona Cantábrica, que corresponde
a la zona externa de pliegues y mantos del arco Ibero‐Armonicano del orógeno Varisco. Dentro
de la Zona Cantábrica, el yacimiento se sitúa en la Unidad del Manto del Ponga en contacto con
la cuenca Carbonífera Central al sur. En la secuencia estratigráfica de este sector, parte más
externa de la Zona Cantábrica.

IMAGEN :Detalle de la hoja del plan Magna 79 (IGME) de Puebla de Lillo y localización de las
dos áreas mineralizadas de San Andrés (al este) y Respina (al oeste), además de la falla de
Cofiñal
En la zona del yacimiento de talco, hay una gran fractura E‐O, la falla de Cofiñal, paralela a la
falla de León situada más al Sur, que complica la estructura geológica de la zona. Todo este
conjunto, incluido el cabalgamiento fuera de secuencia de la falla de León, es posteriormente A
B deformado durante el desarrollo del oroclinal cantábrico del arco Ibero‐Armonicano (Gutiérrez‐
Alonso et al., 2011; Pastor‐Galán et al., 2013). A su vez, alguna de estas fracturas E‐O se pueden
reactivar durante el alpino.

Sección geológica de la Zona Cantábrica mostrando los cabalgamientos en


secuencia y los fuera de secuencia (A) y la restauración parcial deshaciendo
estos últimos (B).
EL YACIMIENTO DE TALCO DE PUEBLA DE LILLO
En la cornisa Cantábrica es muy frecuente la presencia de abundantes áreas dolomitizadas, en su
mayoría controladas por fracturas, que reemplazan a las calizas paleozoicas desde el Cámbrico al
Carbonífero. En general son estériles aunque en ocasiones llevan asociadas mineralizaciones de
elementos metálicos (Cu, Ni, Co, Au, Pb‐Zn o Hg) volumétricamente poco importantes, aunque
algunas en el pasado tuvieron un gran interés económico. En relación con estos procesos de
dolomitización se localizan las importantes mineralizaciones de talco en el entorno de Puebla de
Lillo.

Detalle de la hoja del plan Magna 79 (IGME) de Puebla de Lillo y localización de las dos áreas
mineralizadas de San Andrés (al este) y Respina (al oeste), además de la falla de Cofiñal.

Los estudios previos sugieren que la mineralización se formó por dolomitización y posterior
talquitización de las calizas carboníferas (formaciones Alba y Barcaliente) en zonas próximas a
su contacto, tectónico o sedimentario, con la cuarcita ordovícica (formación Barrios) en áreas
muy tectonizadas y afectadas por la falla de Cofiñal, de dirección E‐O, que pone en contacto las
rocas del manto del Ponga (unidad mineralizada).

Los procesos de dolomitización


En el área de La Respina todas las calizas están dolomitizadas epigenéticamente, mientras que en
San Andrés esta dolomitización es menos intensa. Estos procesos de dolomitización afectan a las
estructuras variscas Alba es bastante más compleja debido a su gran heterogeneidad litológica.
En la caliza de Barcaliente los procesos de dolomitización definen una zonación alrededor de las
estructuras mineralizadas y esinterpretado como debido a un proceso de reemplazamiento
metasomático progresivamente más intenso al aumentar la relación fluido/roca.
El primer proceso de dolomitización (dolomía‐I) es de grano fino a medio (0.05–0.3 mm) y de
color variable de gris a medio en función del contenido en la caliza de materia orgánica o
filosilicatos. Durante el proceso de dolomitización muchas de las características originales de las
rocas se pueden reconocer, como son las juntas de estratificación.
El segundo proceso de dolomitización, forma una dolomía masiva de grano medio a grueso (0.1–
3 mm) de color beige y en la que únicamente se observan texturas cebradas.
El tercer proceso de dolomitización (dolomía‐III) de lugar a una dolomía sacaroidea de tamaño
de grano (1‐5mm) en general mayor que la dolomía‐II a la que reemplaza parcialmente. Contiene
escasos cristales de pirita y algo de cuarzo como accesorio, además de óxidos de hierro formando
bandas o estructuras botroidales de Liesegang. Esta dolomía‐III es la más interna de todas y se
localiza cerca de las zonas de fractura que controlan el desarrollo de los cuerpos de talco.

Fotografías de la corta del yacimiento de La Respina A‐D, en explotación y su situación actual. A y B: Vista
hacia el sur de la corta. C y D: Vista hacia el norte de la corta. E: Fotografías del entorno del yacimiento de
San Andrés, donde se observa el contacto tectónico entre la cuarcita de Barrios (derecha) y las calizas
carboníferas (izquierda), resaltado por el tipo de vegetación desarrollado en cada caso: brezo en suelo
silíceo y herbáceo en suelo alcalino. F: Detalle del contacto mineralizado con talco.

Talquitización de las dolomías y cuarcitas


Aunque la mayor parte del talco está encajado en las dolomías, una parte de él también reemplaza
a la cuarcita de Barrios, a las radiolaritas de la formación Alba o, en raras ocasiones, a calizas sin
dolomitizar de Barcaliente o Beleño .En detalle, el contacto entre el talco y las dolomías es muy
irregular y aprovecha cualquier discontinuidad como fallas, fracturas o estratificación para
desarrollarse.
Los mayores cuerpos de talco reemplazan a la dolomía‐III, pero el talco también reemplaza áreas
afectadas por las otras etapas de dolomitización. Cuando el talco reemplaza a la dolomía‐III el
contacto es, normalmente, neto a escala milimétrica, desarrollándose un talco de color blanco a
algo amarillento que conserva las mismas texturas reconocidas en la dolomía.
La pirita, con pequeñas inclusiones de pirrotita, así como apatito y circón presentes en los parches
centimétricos de clorita son accesorios también presentes. Cuando la cuarcita es reemplazada por
talco su contacto es neto y el talco formado es muy puro aunque con algo de cuarzo residual.
Clorita y pirita son accesorios que pueden estar presentes. A veces, en este talco quedan residuos
no reemplazados de minerales accesorios de la cuarcita como turmalina, circón, apatito o epidota.

Dolomía beige con texturas cebradas (dolomía‐II). B: Dolomía cebrada parcialmente talquitizada,
preservándose la textura.

Eventos hidrotermales post talco


Los procesos hidrotermales que pos‐datan la formación del talco son numerosos y localmente
importantes, dando lugar a masas de tamaño métrico que rellenan huecos y bolsadas de una
dolomita en gruesos cristales rosa‐blancos (dolomita IV) con calcita, cristales radiales de cuarzo
y pirita, que reemplazan a la dolomita III. También se reconoce una silicificación tardía que da
lugar a cuarzo lechoso que reemplaza el talco y la dolomita, y un sistema de venas de calcita que
corta todo.

Diferentes aspectos de las mineralizaciones de talco en La Respina. A y B: talco


masivo blanco y cebrado. C: Talco cebrado. D: “Mogote”.

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