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“AÑO DEL DIALOGO Y LA RECONCILIACION NACIONAL”

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

TEMA: TESTAMENTO OLOGRAFO

DOCENTE: PAZ SOLDAN CHAVEZ, Percy Fructuoso.

INTEGRANTES: CARDENAS CELESTINO, Jackelin.


COYCA CASTILLO, Antony J.
GONZALES LIBERATO, Betsaida.
JAIMES PADILLA, Edith M.
SEBASTIAN MARCHAN, Lisbeth.

CICLO: VI
CURSO: DERECHO CIVIL IV (SUCESIONES)
TINGO MARIA – PERU
2018

1
A Dios y a nuestros padres; por sembrar una semilla de inspiración la que
hoy nos motiva a seguir esforzándonos para que permaneciendo en
perseverancia pronto veamos los frutos de nuestro sacrificio constante.

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I. TESTAMENTO OLOGRAFO

“Lo de Pacicos”
Allá por 1915, Matilde le escribió una carta de amor a su novio, Pacicos, que ha
pasado a la historia legal española.
El pasaje famoso de la carta:
“Peñafiel a los 24 días de octubre de 1915. Pacicos de mi vida: en esta mi primera
carta de novios va mi testamento, todo para ti, todo, para que me quieras siempre y
no dudes del cariño de tu Matilde”
La pobre Matilde murió poco después, y Pacicos no dudó en exigir judicialmente su
condición de heredero universal: Matilde se lo había dejado “todo” en un documento
que cumplía los requisitos del artículo 688 del código civil, (requisitos del testamento
ológrafo).
En 1918, el Tribunal Supremo daba la razón a Pacicos: la carta valía como testamento
ológrafo.
La de Pacicos no es la única historia llamativa en el ámbito del testamento ológrafo. i

1. ORIGEN Y ANTECEDENTES DEL TESTAMENTO OLOGRAFO


La palabra ológrafo deriva del griego y significa enteramente escrito es decir de
propio puño y letra, este testamento tiene sus orígenes en Roma, en donde en ese
entonces existía una pugna entre el testamento civil romano (en el que se exigía
ciertas formalidades, las mismas que cumplían una función ad solennitatem) con el
testamento pretoriano (tenia las mismas formalidades del testamento civil, pero tenía
una función fundamentalmente ad probationen).ii
El testamento ológrafo aparece a mediados del siglo V por TEODOSIO II y
VALENTINIANO III como una solución a la exigencia de testigos al momento de
redactar un testamento. Para ello era preciso que el testamento estuviese enteramente
escrito del puño del testador.
posteriormente paso a ser utilizado por las regiones de Francia que en ese entonces
eran regidas por el derecho consuetudinario y luego fue extendido a todo el país por
el código Napoleónico, que en ese entonces tenía una gran influencia.

i. https://jorgegarciaherrero.com/testamento-olografo-anecdotario-pros-y-contras/
ii. EDUARDO ZANNONI, Derecho civil, Derecho de as Sucesiones, t. II, P.350.

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Nuestra codificación civil de 1852 no lo adopto, a pesar a la imponente influencia del
código civil francés; sin embargo, es introducido a nuestro sistema jurídico con la
promulgación del código civil de 1936, del articulo 694 al artículo 697 y de manera
muy similar a la codificación.
Podemos encontrar algunos antecedentes normativos en el Anteproyecto de la
Comisión Reformadora de 1980, el Proyecto de la Comisión Reformadora de 1981 y
el Proyecto de la Comisión Revisora de 1984.

2. CONCEPTO DEL TESTAMENTO OLOGRAFO


El testamento ológrafo, es aquel que otorga el testador, manifestando su última
voluntad manuscribiendo, fechando y firmándolo, normalmente con su puño y
utilizando su letra, si intervención de notario ni de testigos testamentarios. También
es secreto.
La denominación de este modo de testar deriva de una circunstancia fundamental:
que el testamento es autógrafo, es decir, redactado de puño y letra por el mismo
testador, aunque excepcionalmente podría permitirse este testamento no escrito con
el puño (mano) del testador, cuando, por ejemplo se halle en imposibilidad de hacerlo
por carecer de manos, situación en la que podría redactarlo con la boca o con alguno
de los pies e incluso con la ayuda de manos ortopédicas, si es que el otorgante se
halla, en lo demás, físicamente apto para ejecutar su configuración escrita. iii
En la manufactura de este testamento no está permitida la intervención de otro
individuo, es obra exclusiva del estipulante, la participación del tercero, aun con el
consentimiento del testador, invalida el testamento. Iv Es evidente pues al ser
redactado por un tercero ya no tendría el manuscrito del testador que en este tipo de
testamento es un requisito indispensable. Debe realizarse la comprobación de la
escritura utilizada en la redacción d las clausulas testamentarias, una vez aperturada
la sucesión, es indudable que, al no corresponder la letra del estipulante, el acto
testamentario carece de un elemento esencial de validez, por esta razón es
indispensable que el pliego sea redactado por el mismo testador. No obstante, de ello,
cualquier adición intranscendente en los márgenes del documento no lo invalida, si
estas adiciones fueran incluidas por la persona distinta al redactor. Es relevante
únicamente con la participación de un extraño en cuanto al contenido del mismo su
intervención es cuestionable y afecta el documento.

iii. EDUARDO ZANNONI, derecho civil, derecho de las sucesiones, t.II, p 249.
iv JUAN GUILLERMO LOHMANN LUCA DE TENA, derecho de sucesiones, volumen XVII,
t.II, p. 357

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3. VENTAJAS E INCONVENIENTES DEL TESTAMENTO
OLOGRAFO

VENTAJAS
Muy similarmente al testamento cerrado, y tal vez en menor medida, puede
considerarse que el testamento ológrafo tiene las siguientes ventajas:
a) Es reservado, permite a las personas tímidas e indecisas otorgar, sin injerencia
e influencia alguna, un testamento, instituyendo herederos (y tal vez
legatarios) y colocar disposiciones testamentarias que, de otro modo, no las
colocarían (como el reconocimiento de un hijo, el otorgamiento de un legado
o el reconocimiento de una deuda). El testamento ológrafo carece de
publicidad. Es obvio que esta característica también la tiene el testamento
cerrado, pues se hace público (en lo relativo a su existencia, no a su contenido)
únicamente cuando es entregado en una cubierta al notario para que lo
conserve hasta que tome conocimiento de la muerte de su otorgante, pero por
este hecho no deja de ser reservado, debido a que su contenido será conocido
únicamente al aperturarse la sucesión en el acto de apertura. No es la calidad
de reservado lo que lo diferencia del testamento cerrado, sino el hecho que
este instrumento es en alguna medida, publico, en tanto que el ológrafo jamás
sale de la privacidad del testador. Esta reserva no evita que el emitente decida
entregar, en sobre cerrado al notario, su declaración testamentaria manuscrita
por el mismo interesado, el mismo que será considerado exclusivamente como
cerrado, a no ser que el sobre sea abierto antes del momento oportuno, se
deteriore o se destruye la cubierta, en cuyas circunstancias habrá de ser
tomado como testamento ológrafo, siendo así, se omite la apertura (por ser
imposible) y se procede a su comprobación judicial y protocolización.

b) Es fácil de ser confeccionado, basta que lo manuscriba el mismo testador,


que lo feche y lo firme, sin que requiera de notarios ni de testigos
testamentarios, obviándose todo tipo de formalidad en la elaboración del
mismo. Es de verse que este tipo de testamento no necesita de las formalidades
exigidas a otros actos testamentarios, pues como se tiene indicado, el
documento ológrafo, en su primera etapa de configuración, no s formal, para
su validez se le exigen únicamente determinados requisitos. La elaboración
del documento ológrafo, además de no requerir la intervención de terceros ni
alguna otra formalidad, es elemental y de fácil manufactura para su otorgante,
quien incluso está en la potestad de redactarlos por partes y en largos periodos
de tiempo sin mayores problemas.

c) A diferencia de los otros testamentos, Su conformación no es costosa, como


lo podrían ser el testamento por escritura pública y l testamento cerrado, en
los que, debiendo intervenir el notario y los testigos testamentarios,

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evidentemente que, los costos de la participación de los mismos corren a cargo
del testador. Basta que el emitente utilice un pliego de papel y un bolígrafo
para que el testamento ológrafo sea redactado. El costo para su comprobación
y protocolización son de cuenta de los herederos, legatarios o acreedores del
causante o de los causahabientes y no del declarante.

d) Puede ser fácilmente invalidado por el testador, pues para ello es suficiente
que lo destruya o lo inutilice haciéndolo inservible. Obviamente que esta
ventaja tiene su contrapartida, pues la destrucción, el deterioro o la
inutilización pueden deberse a comportamientos extraños, contra la voluntad
del otorgante, sin que sea factible que, con posterioridad a ello, por diversas
causas (incapacidad), el instituyente se halle en condiciones de redactar
nuevamente su última voluntad, materializándose el perjuicio.

DESVENTAJAS
Así como el testamento ológrafo tiene ventajas debido a su simplicidad y a la
inexistencia de exigencias formales, también los inconvenientes o desventajas se
presentan con mayor frecuencia con respecto a los otros testamentos. En la
edificación de este testamento se pueden reparar las siguientes desventajas:
a) El testador; requiriendo solo su intervención sin consulta alguna podría
introducir en el documento disposiciones ilegales, pues solo él conoce el
tenor del instrumento. Sin embargo, esto no afectaría la invalidez del acto
testamentario, pues se verían comprometidas únicamente las clausulas
testamentarias ilícitas, a no ser que estas sean de tal magnitud que afecten la
integridad del testamento, en cuyo caso podría acarrear la invalidez del acto
en su conjunto. Lo importante es que no existe impedimento para que el
estipulante se vea asesorado evitando se incluyan disposiciones ilícitas.

b) El testamento ológrafo se halla más expuesto a las falsificaciones o


adulteraciones, hipótesis que difícilmente se presentarían en los testamentos
por escritura pública o cerrado, debido a la participación, en estos dos
últimos testamentos, del notario y de los testigos testamentarios; y, al
eventual riesgo con el que tropieza el testamento ológrafo por no hallarse
custodiado por autoridad alguna como si ocurre con el testamento cerrado,
sin embargo, al efectuarse la comprobación judicial, se pondrá en debate la
autenticidad de lo escrito por el testador (mas su firma) y la posibilidad de
que se hayan o no efectuado adulteraciones del mismo.

c) Redactándose este testamento por lo general en un papel simple, también se


halla expuesto a posibles sustracciones o extravíos, lo que podrían no
significar dificultad alguna para quien pretenda sustraerlo o extraviarlo,
porque, a diferencia de los testamentos cerrado y por escritura pública, no se
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extiende en libro alguno, no se deja constancia de su existencia, ni es
guardado por otra persona autorizada legalmente para ello. Este testamento
requiere de la comprobación y protocolización para que produzca los efectos
queridos por el testador, y si no es entregado a la autoridad competente por
quien lo tenga en su poder (ya sea porque le fue confiada su custodia o lo
haya encontrado), puede llegar a caducar por su presentación tardía, e
incluso, conocedores de los efectos indemnizatorios por el retraso en la
entrega o la no presentación, no se podría evitar su desaparición definitiva.
El riesgo es inevitable.

d) Dado el corto tiempo concedido por la ley para ser comprobado y


protocolizado, puede caducar el derecho para realizar dichos
requerimientos, esta caducidad opera con suma facilidad si el documento no
es entregado al juez en el término requerido para efectuarse su comprobación
y la correspondiente protocolización. La caducidad tiene lugar cuando el
documento no ha sido comprobad judicialmente ni protocolizado
oportunamente (en el plazo de un año contado desde la muerte del testador).
Esta falta de comprobación y posterior protocolización podría presentarse
porque el instrumento ológrafo no es hallado (se traspapelo) o por simple
descuido de los herederos. Cuando caduca el derecho por falta de
comprobación y protocolización, no llega a tener la validez debida ni
produce los efectos que hubieran deseado el testador y los beneficiados con
el mismo. No es oportuno, por el momento, analizar el problema que se
asoma inevitablemente y referido a la posible ineficacia o invalidez del
documento, en atención a las circunstancias anotadas en ese punto. Dejamos
este asunto para más adelante.

e) No es suficiente que el documento haya sido redactado por el testador


cumpliéndose los requisitos de validez acotados, sino que, para que este
documento tenga eficacia y produzca los efectos esperados, requiere de un
proceso judicial, con el que se pone termino a las exigencias externas
indispensables para que el testamento exista como tal y proyecte los efectos
correspondientes. La intervención judicial tiene por objetivo su
comprobación y la correspondiente protocolización. El testamento no tiene
validez (y por tanto es ineficaz) mientras no se acredite su autenticidad y
seguidamente se realice su protocolización. Estando claro que este
documento testamentario no requiere sino de la suscripción, fecha y la firma
del testador (en la primera etapa), sin embargo, para que sea válido y pueda
producir los efectos, así como regir la institución de herederos y legatarios,
como el destino de los bienes, derechos y obligaciones dejadas por el
testador, requiere de ciertos requisitos externos, estos requisitos no son sino
el proceso judicial de comprobación y su posterior protocolización,
exigencias que garantizarían, en efecto, que el diseño de la última voluntad

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del causante realmente se halla contenida en el instrumento objeto de la
comprobación judicial.

f) Utilizándose esta forma testamentaria el testador se expone, en mayor grado,


frente a terceros interesados en viciar su voluntad. En la redacción de este
tipo de testamento es difícil ejercer algún tipo de control con la finalidad de
impedir que un tercero violente la voluntad del otorgante o lo induzca al
error. En comparación con el testamento por escritura pública, en el que la
intervención del notario y los testigos testamentarios dificultan la injerencia
dolosa de tercero, en el testamento ológrafo o hay forma de evitar aquella
injerencia. Incluso en el testamento cerrado no es fácil la intromisión de un
tercero porque, cuanto menos en su entrega, se halla revestido de ciertas
formalidades que garantizan una entrega voluntaria de un sobre que se “dice”
alberga la última voluntad del estipulante. El peligro aquí se torna inevitable.

g) Finalmente, si bien para el otorgante el costo es mínimo (pues unos cuantos


papeles y un bolígrafo no han de incidir en su economía), este termina
trasladándose a sus herederos. En efecto, los causahabientes, se verán
obligados a tramitar un proceso no contencioso de comprobación y
posterior protocolización del testamento ológrafo; proceso en el que,
además, es importante la intervención de especialistas para efectos de las
pericias correspondientes (con relación a la redacción del instrumento como
en cuanto a la firma del declarante), ello acontece porque se impone la
necesidad de realizarse el cotejo al que se refiere el artículo 821 del código
procesal civil. Sin embargo, aun trasladándose el costo a los herederos, es
justo que estos, además de ser beneficiados con determinadas atribuciones
patrimoniales, asuman los gastos que implicaría la tramitación del respectivo
proceso de comprobación y la correspondiente protocolización notarial y que
finalmente les permitiría incrementar sus patrimonios. Por lo tanto, no sería
una desventaja para el testador, pues no se ve afectado económicamente. V

Habiéndose constatado tanto las ventajas como los inconvenientes en el


otorgamiento de esta forma testamentaria, no podemos dejar de afirmar que,
pese a los ataques contra el otorgamiento de esta forma testamentaria, todos
los inconvenientes anotados no son de magnitud que se muestren
insuperables con mayor razón si estamos convencidos de que este
testamento, debidamente utilizado, se convierte en una herramienta útil,
colocada a merced de los particulares para regular la sucesión más apropiada
a sus intereses, apoyados en el principio de libertad de testar, por el cual
llegan a desplazar normas dispositivas; ventajas que no tendría de otro modo,
por la presión que implicaría utilizar otra forma de testar.

V. JORGE MAFFIA, tratado de las sucesiones, t. III, p.156.

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4. CAPACIDAD DEL TESTADOR

Se requiere, al igual que para cualquier otro testamento (como en el caso del
testamento cerrado), de la capacidad sucesoria (capacidad de ejercicio) para otorgar
esta clase de testamento. Especial importancia cobra ahora el asunto relacionado a la
capacidad sucesoria activa (es decir para otorgar testamento testamentifactio activa)
de los menores quienes, para la norma, son absolutamente incapaces, de tal modo
que, si otorgasen testamento ológrafo este sería nulo.
En la doctrina nacional, aparece formulada la siguiente pregunta ¿se podría admitir
como valido el testamento otorgado antes de la mayoría de edad y que luego es vuelto
a fechar, o al que se refiere un testamento posterior? Si entendemos que prevalece la
última fecha, ello significa que el testamento es válido, lo que implica que los
menores podrían otorgar testamento valido. De otro lado, si entendemos que con la
colocación de la segunda fecha se confirma el testamento, se admitiría que el
testamento del menor es confirmable. Pensamos que el testamento es válido no
porque prevalece la última fecha o por que el acto habría sido confirmado, sino porque
el testador, al fecharlo nuevamente, esta “ratificando” el contenido de un documento
que, teniendo las formalidades de un testamento ológrafo de un menor es fechado
nuevamente siendo mayor, está haciendo actuales cada una de las cláusulas que
contiene el documento. El documento habría sido actualizado.
Respecto a la capacidad se hace necesario referir otros aspectos de alguna manera se
relacionan, pues además de la capacidad sucesoria a la que nos referimos, se exige
que el otorgante no sea analfabeto, implicando esto último que sepa y pueda firmar,
dado que el analfabeto solo puede disponer mediante testamento por escritura
pública, estando impedido, por razones insuperables, de manifestar su voluntad
utilizando el testamento ológrafo, debido a que en su redacción el otorgante debe
utilizar su propio puño y letra y además debe firmarlo, hechos que no puede
realizarlos.
A diferencia de lo que acaece con el testamento cerrado, resulta imposible soslayar
toda indicación en cuanto a la escritura, debido a que no es viable el otorgamiento del
testamento ológrafo por otra persona que no sea el mismo testador. Es más, el
otorgante podría no ser analfabeto, sin embargo, al hallarse impedido de escribir por
cualquier circunstancia, no podría manifestar su última voluntad a través de esta
forma testamentaria. La indicación establecida en el artículo 695, en cuanto exige que
todo testamento sea escrito, es de estricta aplicación para el caso del instrumento
ológrafo con respecto a su otorgante, pues no solo es necesario que este documento
se halle escrito, sino que, además, debe serlo por el mismo estipulante, pues la
comprobación se realiza sobre la letra.
Como ha de entenderse también para los otros testamentos, la libertad de testar tiene,
determinadas restricciones, pues aun siendo personas capaces y con los atributos al
que se refiere el art. 42, no resultan suficientes para que puedan utilizar esta forma
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testamentaria; de manera especial la norma jurídica sucesoria exige otras condiciones
para que, en determinadas circunstancias, el acto testamentario tenga plena validez,
en este caso, el testador tiene que saber escribir, pues de lo contrario se vería obligado
a instituir mediante otro documento testamentario permitido. Por lo tanto, además de
la capacidad exigida por la norma, el ordenamiento impone inexorablemente otras
exigencias ineludibles.
Si bien el ciego no puede otorgar testamento cerrado, porque estaría en imposibilidad
de verificar si el sobre que entrega al notario es el que realmente alberga el pliego en
el que se halla redactada su última voluntad (incluso podría ser engañado,
cambiándosele el sobre que entrega al notario); sin embargo, no se puede entender la
prohibición contenida en el artículo 693 en cuanto limita al ciego, para otorgar
testamento únicamente por escritura pública, cuando el mismo podría estar habilitado
para preparar su testamento utilizando la forma ológrafa, siempre que el documento
sea manuscrito por el mismo (ciego) con las formalidades de un documento ológrafo.
El asunto evidentemente es controvertible debido a la dificultad en la comprobación
del mismo. En este caso la referencia es clara, pues el ciego podría utilizar el sistema
BRAILLE, el mismo que no viene a constituir sino un tipo de escritura utilizado para
la comunicación de los ciegos. En el referido dispositivo no exige que el documento
sea redactado exclusivamente en caracteres alfabéticos, de tal forma que, si
consideramos aquel sistema como un tipo de escritura, no habría motivo para prohibir
al ciego a diseñar un testamento ológrafo con la utilización y ayuda del sistema
BRAILLE. Con relación a la legislación argentina, EDUARDO ZANNONI tiene el
mismo criterio. VI Si tenemos la oportunidad de ampliar el campo de acción de este
testamento, no se justifica a no hacerlo.

5. ELEMENTOS DE VALIDEZ

Los elementos de validez que se exigen para el testamento ológrafo pueden ser
considerados en tres rubros: la escrituran, el fechado y la firma; por esta razón señala
el art. 707 “que son formalidades esenciales del testamento ológrafo, que sea
totalmente escrito, fechado y firmado por el propio testador”. Debemos entender que,
aun cuando el articulo haga referencia a las formalidades, en realidad la alusión a los
elementos de validez que se exigen a este tipo de instrumentos, se está utilizando una
forma testamentaria y se exige a esta forma determinados elementos, los mismos que
son esenciales a tal punto que, si faltasen en la configuración del documento, este
sería nulo, por tanto, no produciría efecto alguno.

VI. EDUARDO ZANNONI, derecho civil, derecho de las sucesiones, t.II, p.392.

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Sin embargo, no todo instrumento que es suscrito, fechado y firmado por el testador
constituye un testamento, es indispensable que el documento, además de observarse
los referidos elementos de validez, deberá tener la última voluntad del declarante, ya
sea instituyendo herederos (en algunos casos legatarios), o ya disponiendo de sus
bienes para después de su muerte. Además, es aceptable que el estipulante haga
disposiciones de carácter no patrimonial que la ley permite consagrar al testador en
su testamento, como el reconocimiento de un hijo u otras disposiciones personales.
¿Se da la independencia intelectual en el testamento ológrafo?, es decir, ¿el
instrumento testamentario constituya un acto independiente de cualquier otro? En
verdad todo acto testamentario debe contener la manifestación de la última voluntad
del otorgante, por lo tanto, no sería testamento si el documento que se pretende
edificar como tal no tiene el significado asignado a los actos de la última voluntad,
pues técnicamente, el testamento constituye una vía para que opere la transmisión de
bienes, derechos y obligaciones; sin embargo, esto no es absoluto, porque
permitiendo nuestro sistema que el testamento contenga únicamente disposiciones de
carácter no patrimonial, como lo sería el reconocimiento de un hijo, la voluntad del
otorgante no es propiamente sucesoria y el acto no parece ser genuinamente
testamentario. Además, al tratar el asunto en cuanto a la interpretación de los
testamentos comprobamos que las pruebas intrínsecas permiten acercarnos a la
auténtica voluntad del testador. Por estas razones, entre otras, pensamos que “puede
la intención extraerse de medios extraños al documento” debido a que, sin lugar a
dudas, las “cartas o documentos o referencias posteriores puedan ayudar a calificar
como documento testamentario ológrafo lo que eventualmente podría presentarse a
dudas”.
Por lo tanto, y atendiendo a la inexistencia de formalidades en el documento ológrafo,
son elementos de validez internos de este tipo de documento los siguientes:

a) MANUSCRIPCION EN EL TESTAMENTO OLOGRAFO


El testamento ológrafo debe ser escrito necesariamente por el puño del
testador, en cualquier idioma, es permitido incluso la ayuda con la mano de
otra persona guiando a la del testador en la redacción de su testamento,
siempre que con esta licencia no se capte la voluntad del otorgante. VII En
cuanto a la redacción del documento, se puede utilizar cualquier tipo de letra,
podría ser cursiva o letra de imprenta, debiendo corresponder preferentemente
a la manera habitual de escribir del instituyente, ello simplemente para efectos
de no dificultar y por lo tanto facilitar, en su momento, la comprobación
judicial del documento. Por lo demás, no se ve que “se refiere, además, que

VII. JUAN GUILLERMO LOHMANN LUCA DE TENA, derecho de sucesiones, volumen XVII, t.II,
p. 352

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Lo escriba con su caligrafía habitual para poder efectuar el cotejo”,
entendiendo el “requerimiento” como una exigencia obligada, lo que no
parece apropiado, pues simplemente se aconseja como “conveniente” para
efectos del cotejo; de este modo, si es que el documento es redactado
utilizando un tipo de letra que no corresponda a la manera habitual de escribir
del estipulante, el testamento no es nulo si es que en el proceso de
comprobación se demuestra que la redacción ha sido efectuada por el mismo
testador, por lo tanto, no es necesario que el benefactor utilice,
necesariamente, su caligrafía habitual, puede utilizar otra.
Puede redactarse el testamento ológrafo en cualquier papel o superficie,
siempre que esta sea idónea desde el punto de vista “funcional”, pues teniendo
el emitente a disposición un papel, no podría redactar el documento en una
pared, a no ser que por circunstancias graves no exista otro modo de
manifestar su última voluntad. El documento puede contener una o varias
páginas, no hay exigencia especial para hacerlo, así mismo, le está permitido
que redacte el instrumento con cualquier tipo de escritura y que utilice
cualquier tinta, como lápiz, bolígrafo, pluma, carbón, etc. El medio empleado
puede ser de tal naturaleza que sirva para hacer los signos de la escritura
requerida según la costumbre habitual. Y que tengan permanencia en la
superficie.
El testamento, no puede elaborarse utilizando medios mecánicos (máquinas
de impresión como las máquinas de escribir, computadoras u otros medios
electrónicos similares) porque “aunque accionadas por la mano del testador
no inducen las características individuales reveladoras precisamente de la
proveniencia del declarado”. VIII además de impedir la comprobación del
testamento mediante el cotejo. En tiempos actuales, donde la informática ha
alcanzado un enorme desarrollo, resulta injustificado que la legislación limite
la utilización de medios electrónicos, digitales o similares, en la configuración
de un documento del que fluya la última voluntad del otorgante; estaría
plenamente justificado, en momentos como el presente, la ampliación de los
criterios por los cuales se permita el otorgamiento de testamento utilizándose,
para ello, los remedios informáticos, digitales y electrónicos. Revestidos de
las seguridades del caso para garantizar que el documento elaborado a través
de estos medios contenga la última voluntad del testador.

VIII. DOMENICO BARBERO, sistema de derecho privado, t. V, p.275.

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Si bien la reserva constituye una garantía para el testador, no se percibe el
inconveniente de que el testamento se haga público, de tal manera que, si una
carta o misiva tuviera todas las formalidades del testamento ológrafo, no existe
razón válida para que la legislación impida que tal documento valga como tal,
este testamento, en la doctrina, es denominado de manera específica como
testamento epistolar. Consideramos incluso, contra lo que sugiere EDUARDO
ZANNONI (quienes exigen que la declaración conste en un documento en
blanco), que el testamento “ológrafo” escrito es un asiento contable o cualquier
otro instrumento, si es que el testador ha tenido la voluntad de instituir
herederos o disponer del destino de su patrimonio para después de su muerte,
tiene plena eficacia. Nuestra legislación exige simplemente que el otorgante
haya redactado el contenido del testamento en una superficie idónea y nada
hace pensar que un asiento contable no puede tener la característica exigida
por ley; a esto se suma que, el testamento redactado en un asiento contable o
en un cuaderno puede ser fácilmente comprobado mediante el cotejo o el
peritaje correspondiente. Se puede testar en un asiento contable.
quien se decide por la forma ológrafa, en la redacción del instrumento puede
utilizar cualquier idioma, sin embargo, si el documento es redactado en idioma
distinto al castellano, es decir en un idioma nativo o extranjero, deberá
nombrarse un traductor para que traduzca el contenido del instrumento, hecho
que tendría lugar cuando se proceda a la comprobación judicial del mismo. El
idioma o el lugar donde se suscriba el testamento no constituyen impedimentos
de validez del mismo, son intrascendentes.
La redacción del testamento ológrafo, no se sujeta al principio de “unidad de
acto” que es aplicable a otros testamentos, por cuanto el documento que
proyecta un testamento ológrafo puede ser elaborado o redactado en varios
periodos de tiempo, alcanzando su finalidad aun con la utilización de diversos
tipos de bolígrafos o lápices. Las enmiendas son válidas si corresponden al
testador y son salvadas por este en el mismo documento. El tiempo utilizado
por el testador puede ser enorme (de muchos años), esto en nada cambia la
naturaleza y la validez del instrumento, pues se tendrá como fecha fundamental
(sobre todo para los siguientes efectos: capacidad de testar, revocatoria e
incompatibilidad testamentaria) la colocada por el testador al final del
documento, aunque no necesariamente coincida con la fecha de redacción de
todas y cada una de las clausulas incluidas en el mismo, debido a la
inaplicación del principio de unidad del acto, aplicable a otros testamentos.

b) FECHA EN EL DOCUMENTO OLOGRAFO


El testamento debe ser fechado por el estipulante, además de constituir una
exigencia enteramente legal y por tanto establecida como elemento de validez

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del acto testamentario, obedece principalmente ello a tres razones
fundamentales.
 Para determinar la capacidad del testador en el momento en que es
redactado el documento.
 Para resolver el problema de la incompatibilidad cuando el testador
otorgo dos o más testamentos, siendo necesario establecer cuál de
ellos es posterior (el ultimo), hecho que es importante porque el
testamento novísimo revoca a los anteriores.
 Para resolver los problemas atinentes a la revocación, es decir cuando
haya sobrevenido alguna causa legal de revocación.

Asimismo, de ser posible, aunque la fecha puede ser anunciada en


números y letras, debe fechar en cada página y de preferencia en letras
para evitar las adulteraciones.

La fecha que debe colocarse es la del día en que fuera terminado el


testamento, lo que no limita al testador ´para que coloque varias fechas
en el documento, teniendo plena validez esencialmente la que se
coloca al final a modo de cierre del instrumento testamentario. No se
ha establecido prohibición alguna para que el testamento ológrafo sea
redactado por partes, no requiere de la unidad del acto.

Nuestro código no ha contemplado dentro del enorme número de


disposiciones sucesorias los supuestos de fecha falsa, fecha errónea y
fecha incompleta; no obstante, ello el asunto puede tener alguna
implicancia en nuestro sistema.

El caso de la fecha falsa. Constando en el instrumento una fecha falsa


y demostrándose la falsedad, el testamento carecería de la misma, por
lo tanto, adoleciendo de un defecto tan grave, el acto testamentario es
nulo porque no habría sido redactado cumpliendo los requisitos de
validez exigidos por el art. 707 del código civil. Sin embargo, parece
que la solución al problema es mucho más compleja de lo que a simple
vista se muestra por cuanto no se trata de invalidar un testamento que,
a pesar de haber sido fechado falsamente, formalmente reúne los
requisitos exigidos por el precepto citado. De ser así, nos inclinamos
por pensar que la validez del testamento con fecha falsa queda
supeditada otras circunstancias: 1) la falsedad de la fecha por si
mismo no constituye causal de nulidad, además porque la formalidad
ha sido cumplida, y 2) pero si la edición falta es fraudulenta, es decir,
está dirigida a impedir resolver adecuadamente los problemas
relativos a la capacidad, incompatibilidad o revocación, el acto
testamentario será nulo, pero si no es relevante para ello y puede ser

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extraída del documento, no juzgamos aplicable tremenda sanción.
Cuando la fecha es adulterada, mediante pericia puede llegarse a
determinar la fecha autentica, en cuya circunstancia no se muestra
racional la invalidación del acto testamentario. Probada la fecha se
cumple la exigencia legal.

El caso de la fecha errónea. Si la fecha es errónea, por tratarse de un


error involuntario será tomado como una simple inadvertencia, por lo
que, habría que reconocer que el requisito exigido ha sido cumplido,
siendo el testamento valido. Obviamente que tendría que demostrarse
el error y quedar perfectamente establecida la fecha en la que fue
concluido el testamento, para resolverse los problemas relativos a la
capacidad, incompatibilidad o revocación.

El caso de la fecha incompleta. Cuando la fecha es incompleta puede


considerarse suficiente para la validez del testamento si es que es
posible establecerse el momento en el que el testamento es otorgado,
pues “también la fecha incompleta puede ser considerada suficiente si
ha sido fruto de la inadvertencia del testador y existen enunciaciones
en el testamento mismo, o en sus elementos materiales, que permitan
completarla. Además, es factible que la fecha se determine con
referencia a una celebración cívica (fiestas patrias del 2007) o religiosa
(navidad del 2018), pudiendo utilizarse no solo el calendario
gregoriano, sino el hebreo o cualquier otro a selección del testador.
Para efectos de mantener su validez del testamento, en este supuesto,
tiene perfecta aplicación el principio general de conservación del acto,
pues se dan sobradas razones para mantener su validez del acto cuando
del mismo instrumento o de la ayuda de otro documento, se puede
llegar a establecer la fecha en la que quedo materializada la voluntad
testamentaria.

No obstante, ello, sin embargo, a pesar de adolecer de fecha el


instrumento, si es que del tenor del testamento se puede inferir el
momento en el que el mismo fuera otorgado, aun contra lo establecido
en el artículo 811, el testamento es válido, con razón mayor si el
testador no ha dejado otro testamento y no hay motivo para dudar
sobre la capacidad del emitente en la configuración del testamento.
Es cierto que la fecha se constituye como un elemento de validez del
acto, pero la finalidad de la misma no es trivial (se halla en estricta
relación con la capacidad del declarante, la incompatibilidad
testamentaria y la posible revocación de un acto testamentario), por lo
tanto, si es posible inferir la fecha del tenor del instrumento, nada
justifica sostenerse la invalidez del acto testamentario, además, como

15
se tiene indicado en el párrafo anterior, debe aplicarse, cuando fuera
posible y en toda su extensión, el principio general de conservación
del acto. Este criterio personal no llega al extremo de mantener la
validez de un instrumento que carece de fecha pues, además de que no
se suscitan problemas en cuanto a la capacidad del otorgante, las
incompatibilidades y las revocatorias, del tenor del testamento se
puede inferir el momento en el que el mismo fuera otorgado,
superándose así la omisión en la que hubiese ocurrido el otorgante.

c) EL NOMBRE DEL TESTADOR EN EL TESTAMENTO


En todo testamento habrá de consignarse el nombre del otorgante. La razón
de esta exigencia es que resulta necesario establecerse, primeramente, quien
ha efectuado las estipulaciones testamentarias, con ello se evita que pues
alguien pretendiese regir la sucesión de una persona que aún no ha fallecido,
imputando el testamento a otra cuya apertura sucesoria ya tuvo lugar. Es pues
de suma importancia saber quién ha testado, es decir, a quien le corresponde
la autoría del testamento, este se debe a una persona.
En el testamento ológrafo el nombre del testador debe aparecer únicamente
en el documento manuscrito por el mismo benefactor. Es oportuno plantear
las siguientes interrogantes: ¿Qué sucedería si el nombre no aparece en el
referido documento?, ¿tendrá validez este instrumento y el acto contenido en
el mismo?
Si el nombre no aparece en el documento testamentario, sin mayor esfuerzo y
sin lugar a dudas llegamos a la conclusión que el documento adolece de una
grave deficiencia. Sin embargo, debe considerarse que la solución al problema
es otra pues, si del contenido del instrumento brota, emana la identidad del
otorgante, no habría razón para impedir su validez. Si además se ha
identificado con un seudónimo, el documento se presenta invulnerable. La
imposición de esta exigencia legal (nombre del otorgante) no obedece a meros
requerimientos estrambóticos, sino de lo que realmente se trata es de
identificar de modo pleno al manifestante y si la identificación finalmente es
alcanzada a través de la vía de la emanación, nada justificaría una nulidad
irracional del acto en su conjunto.
Podemos formularnos también la siguiente pregunta: ¿podría usar el testador
su seudónimo?, a diferencia de lo que acontecería con el testamento por
escritura pública, el otorgante podría utilizar su seudónimo en el documento
testamentario que tiene las características de un ológrafo, siempre que con
dicho acto se llegue a la identificación del testador, a establecer quien testo.

16
d) FIRMA EN EL INSTRUMENTO OLOGRAFO

El testamento ológrafo debe ser firmado por el testador, pues con ella el
otorgante está dando su conformidad a lo expresado en el mismo, debe
entenderse, por tanto, que la firma sella el acto y todo lo que siga a
continuación se tendrá por no puesto, no tendrá eficacia. Puede el testador,
además colocara su post-firma, evitando cualquier duda o posibles conflictos.
Aunque no es obligatorio, es aconsejable firmar cada uno de los folios del
testamento, la obligación legal impone firmar solamente al final del
documento. De otro lado, es aceptable que utilice el seudónimo o el título del
testador cuando no exista duda de que se trate de la persona que otorga el
testamento y la misma no ha sido suplantada. No puede delegarse la firma a
otra persona, pues las personas que no saben firmar no pueden testar por esta
vía sino tendría que hacerlo a través del testamento por escritura pública.

No obstante, la firma debe ser colocada al final del documento, no hay


impedimento para que pueda además colocarse en cualquier otro lugar; es
decir, sobre la suscripción o a los márgenes del mismo, pero siempre cerrando
el acto. El código civil no hace referencia a alguna en cuanto al lugar en el
que debe imprimirse la firma del testador, sin embargo, debe entenderse que
con la firma sella el acto y muestra su conformidad, razón por la que es lógico
entender que el testador debe firmar el documento al final de lo manuscrito
por el cómo expresión de su última voluntad. No se puede extraer otra
conclusión del mismo instrumento, aunque la apertura normativa nos
introduzca la posibilidad de que la firma pueda ser colocada en lugar distinto
(salvo, claro está, que la escritura haya completado toda la superficie de donde
consta o se halla concretizada la voluntad, siendo firmado el instrumento en
uno de los márgenes). La firma debe cerrar el acto a tal punto que todo lo que
se halle escrito después de ella, aun cuando fuese manuscrito por el mismo
otorgante, se tendrá como no puesto.

De otro lado, el testamento puede contener varias firmas intercalados cada


una entre determinados párrafos; es decir, le está permitido al testador redactar
parte del documento en cierta fecha, cerrando este fragmento con su firma,
continuando posteriormente y así en varias ocasiones, hasta cerrarlo
definitivamente. No hay obstáculo para que el testamento ológrafo sea
elaborado en varios periodos de tiempo, justamente este hecho constituye una
de sus ventajas, no se requiere de la nulidad del acto que se exige, por ejemplo,
para los testamentos por escritura pública y cerrado. IX

IX. JUAN GUILLERMO LOHMANN LUCA DE TENA, derecho de sucesiones,


volumen XVII, t.II, p. 361

17
Cabe preguntarse si, al igual que la fecha, se obviase la firma ¿tendría
aplicación el principio general de conservación del acto? La respuesta no se
asoma fácil, pues la finalidad de cada uno de estos requisitos es distinta. Se
dice que con la firma el otorgante da su conformidad a lo expresado antes de
ella, de tal modo que no tendrá validez lo posteriormente expresado. Si esto
es cierto no podría entenderse una postura que defina la invalidez de un
testamento que no fue firmado, consideramos que si el disponente, de alguna
manera da su conformidad (colocando únicamente su post-firma, evitando se
tomen como válidas las adiciones posteriores, sin que el documento haya sido
propiamente firmado, el testamento es válido por aplicación del principio
general de conservación del acto, ello pese a lo establecido textualmente en el
artículo 813 en cuanto a la nulidad de pleno derecho por falta de firma. Es
indudable que el documento no lleve la firma del otorgante y resulta fácil
aplicar un criterio legalista, es decir, invalidar el acto; pero también es cierto
que se habría alcanzado la ratio legis, pues la finalidad de la norma se halla
cumplida, el manifestante a cerrado el acto evitando posteriores adiciones y,
además, se está identificando como el autor de las cláusulas que anteceden a
su identificación. Pretende de todos modos la nulidad del acto testamentario
pero este detalle se muestra desproporcionado y por lo tanto irracional, no se
avizoran argumentos en sentido contrario, dada la sanción interpuesta por ley.

Finalmente, no exige la norma que la firma del testador deba ser la que
habitualmente utiliza (la autógrafa usual), por cuanto la firma cambia con los
años y es casi seguro que la firma estampada en el documento no tenga la
misma forma de la autografía que el otorgante utilizaba unos años atrás, por
lo tanto, la firma que se imprime en el testamento debe ser la que actualmente
usa el manifestante. Justamente para efectos de comprobarse el testamento
habrán de hacerse los cotejos correspondientes, siendo los peritos los que
determinarán la autenticidad de las firmas, veracidad que se establece aun
cuando el firmante haya modificado su firma por efecto de los años. Por lo
demás el hecho puede llegar a comprobarse la autenticidad de la firma
resolviéndose el problema.

6. COMPROBACION Y PROTOCOLIZACION DEL


TESTAMENTO OLOGRAFO

PROTOCOLIZACION
La protocolización es el último paso que se tiene que dar a efectos de lograr que la
voluntad del testador expresada mediante el testamento surta efectos en la realidad.
La protocolización es la aprobación que realiza el notario del expediente judicial que
declara la autenticidad del testamento.

18
Ahora bien, como hemos indicado; para que el documento sea declarado autentico es
necesario seguir un proceso judicial denominado: “proceso no contencioso de
comprobación de testamento”.

LA COMPROBACION:

El proceso judicial de comprobación de testamento ológrafo lo podemos resumir en


las siguientes etapas:
Primera etapa: cualquiera de las personas facultadas por la ley, deberá enviar una
solicitud al juez competente pidiendo que se inicie un proceso de “comprobación de
testamento”.
Dicha solicitud deberá cumplir con los siguientes requisitos:
 Deberá indicar el nombre del juez ante el cual se dirige la solicitud.
 Deberá indicar los datos: nombre, documento de identidad y domicilio tanto
del solicitante como del causante.
 Se deberá indicar que es lo que se pide. En este caso se debe indicar que lo que
se solicita es que se reconozca la autenticidad del testamento.
 Se deberá exponer las razones de hecho y de derecho por las cuales se realiza
la solicitud.
 Se deben anexar los siguientes documentos: la copia certificada de la partida
de defunción del causante y certificación registral de no figurar inscrito otro
testamento, el documento que contenga el testamento ológrafo o el sobre que
lo contenga. Los medios probatorios que contengan el pedido, en este caso se
admiten otros documentos en el que conste la letra y la firma del causante a
efectos de la realización del cotejo.
Segunda etapa: una vez cursada la solicitud, el juez competente verificara que se
hayan cumplido con todos los requisitos exigidos por ley.
Una vez realizado ello, el juez procederá a la apertura del testamento (en caso este se
encuentre en un sobre cerrado). En presencia del notario o del solicitante. Asimismo,
pondrá su firma y sello del juzgado en cada una de sus páginas.
Tercera etapa: con el testamento en su poder, el juez procederá a cambiar su
autenticidad. Para ello se servirá de los siguientes instrumentos:
 El cotejo: comparara el testamento con otros documentos del testador con la
finalidad de verificar que las letras y las firmas, ambos coincidan
En el caso que no pudiera, el juez contara con la ayuda de un perito.
 En caso de que el cotejo o la pericia no sean suficientes para verificar la
autenticidad del testamento será admisible, la declaración de testigos sobre la
letra y firma del testador.
La ley señala que los testigos deben tener las siguientes características:
 No deben ser más de tres ni menos de cinco personas.
 Deben ser mayores de 30 años.

19
 Deben ser vecinos en el lugar en la fecha del otorgamiento del testamento y
sin vinculo de parentesco hasta el tercer grado de consanguinidad con los
legatarios o herederos.

Cuarta etapa: una vez acreditada la autenticidad del testamento y cumplido los
requisitos formales para el mismo, el juez pondrá su firma entera y el sello del
juzgado en cada una de las páginas y dispondrá su protocolización. Con ello, se
habrá culminado con el proceso de comprobación del testamento. XI

XI. http://www.abogadosdeherencias.pe/el-testamento-olografo-en-el-peru/

20
CONCLUSIONES

Bien, ya habiendo recorrido y conocido acerca de esta forma de testar (testamento


ológrafo), podemos decir que si bien es una buena alternativa para realizar nuestra
sucesión testamentaria no es la más recomendable, tiene ventajas que podrían ser
muy beneficiosas, pero así también sus desventajas, inconvenientes que luego
acarrea son mucho más graves que las ventajas, siendo así necesario llegar hasta la
vía judicial.
Es por eso que se recomienda a todo aquel que quiera realizar su testamento primero
debe ser asesorado por un abogado experto en el tema, o caso contrario realizar un
testamento por escritura pública. Si bien es mucho más costosa, pero al final es
mucho mas benéfica y no presenta inconvenientes.

21
ANEXO:
 Imagen de modelo de testamento ológrafo

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Contenido
I. TESTAMENTO OLOGRAFO ................................................................................................3
1. ORIGEN Y ANTECEDENTES DEL TESTAMENTO OLOGRAFO .............................3
...........................................................................................................................................................3
2. CONCEPTO DEL TESTAMENTO OLOGRAFO ...........................................................4
3. VENTAJAS E INCONVENIENTES DEL TESTAMENTO OLOGRAFO .....................5
4. CAPACIDAD DEL TESTADOR ........................................................................................9
5. ELEMENTOS DE VALIDEZ ...........................................................................................10
6. COMPROBACION Y PROTOCOLIZACION DEL TESTAMENTO OLOGRAFO ..18
CONCLUSIONES ......................................................................................................................21
ANEXO: ......................................................................................................................................22

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