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INTRODUCCIÓN
A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
CUADERNOS DE LA UNED
Soledad Esteban Santos
INTRODUCCIÓN
A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
© UNIVERSIDAD NACIONAL
DE EDUCACIÓN A DISTANCIA - Madrid, 2001
ISBN: 84-362-4347-1
Depósito legal: M. 11.496-2002
PRESENTACIÓN .................................................................................... 13
17
1.1. INTRODUCCIÓN..........................................................................
17
1.2. LA QUÍMICA Y LA CIENCIA .......................................................
18
1.2.1. Algunos conceptos previos................................................
19
1.2.2. El método científico. .........................................................
20
1.3. LA EVOLUCIÓN DE LA QUÍMICA: RASGOS GENERALES ....
20
1.3.1. Orígenes y desarrollo de la química .................................
21
1.3.2. Pasos en la evolución de la química ................................. 22
1.3.3. Evolución de la química en relación a otras ciencias .....
23
1.4. ORIGEN DE LA PALABRA «QUÍMICA».....................................
24
1.5. ESTRUCTURA DE ESTE TEXTO ...............................................
BLOQUE TEMÁTICO I
Los primeros pasos de la Química
2.1. INTRODUCCIÓN.......................................................................... 31
2.2. LA QUÍMICA EN LA PREHISTORIA.......................................... 31
2.3. LA QUÍMICA EN LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES
HISTÓRICAS ................................................................................ 33
2.4. LA QUÍMICA PRÁCTICA EN EXTREMO ORIENTE................. 34
2.5. PRIMERAS TECNOLOGÍAS: CERÁMICA, VIDRIO Y ESMALTES 35
8 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
3.1. INTRODUCCIÓN.......................................................................... 47
3.2. ESTUDIO DE LA MATERIA EN LA FILOSOFÍA NATURAL
GRIEGA......................................................................................... 48
3.2.1. Filósofos presocráticos...................................................... 48
3.2.2. Aristóteles .......................................................................... 48
3.2.3. Epicúreos ........................................................................... 50
3.2.4. Estoicos .............................................................................. 51
3.3. EVOLUCIÓN DE LA IDEA DE ELEMENTO.............................. 51
3.4. REFLEXIONES FINALES ........................................................... 52
4.1. INTRODUCCIÓN.......................................................................... 55
4.2. ORÍGENES Y DESARROLLO DE LA ALQUIMIA ..................... 56
4.3. LA ALQUIMIA CHINA ................................................................. 57
4.4. LA ALQUIMIA GRIEGA ............................................................... 59
4.5. LA ALQUIMIA ÁRABE ................................................................. 61
4.6. LA ALQUIMIA EN EL OCCIDENTE CRISTIANO ..................... 63
4.7. REFLEXIONES FINALES ........................................................... 65
BLOQUE TEMÁTICO II
Los pasos hacia la Ciencia
5.1. INTRODUCCIÓN.......................................................................... 71
5.2. PRIMEROS TIEMPOS DE LA QUÍMICA RENACENTISTA ..... 72
5.3. PARACELSO Y LA IATROQUÍMICA ........................................... 73
5.3.1. Paracelso: notas sobre su vida .......................................... 73
5.3.2. Ideas químicas de Paracelso ............................................. 74
5.3.3. Paracelso como médico .................................................... 74
ÍNDICE 9
6.1. INTRODUCCIÓN.......................................................................... 83
6.2. LA TEORÍA ATÓMICA EN LOS INICIOS DEL
RENACIMIENTO ......................................................................... 83
6.3. BOYLE: VIDA Y ACTIVIDAD CIENTÍFICA................................ 84
6.3.1. Algunos datos de su biografía........................................... 84
6.3.2. Boyle y la teoría corpuscular ............................................ 85
6.3.3. Boyle y la teoría ácido-base .............................................. 87
6.3.4. Boyle y el estudio de los gases .......................................... 87
6.3.5. Boyle y la interdisciplinaridad.......................................... 89
6.4. OTROS CIENTÍFICOS DE ESTA ÉPOCA ................................... 90
6.5. REFLEXIONES FINALES ........................................................... 90
7.1. INTRODUCCIÓN.......................................................................... 95
7.2. NEWTON Y LA QUÍMICA ........................................................... 95
7.3. LA TEORÍA DEL FLOGISTO....................................................... 97
7.3.1. Antecedentes históricos y científicos ............................... 97
7.3.2. Stahl y la teoría del flogisto .............................................. 98
7.4. LA QUÍMICA PNEUMÁTICA ....................................................... 100
7.4.1. Inglaterra y la química pneumática: Black, Cavendish
y Priestley........................................................................... 100
7.4.2. Otros químicos del flogisto ............................................... 104
7.5. REFLEXIONES FINALES ........................................................... 106
ESQUEMA DE CONTENIDOS
1.1. INTRODUCCIÓN
Ese análisis y evolución de las ideas cae ya más dentro del terreno filosó-
fico. Sin embargo, los químicos, a diferencia de otros científicos —como son
por ejemplo los físicos o los biólogos—, no han solido cuestionarse la filoso-
fía subyacente en sus teorías ni los aspectos epistemológicos. Y tampoco se
han interesado demasiado por la historia de la química, por su propia histo-
ria, si bien en los últimos tiempos hay una preocupación cada vez mayor por
todo ello.
ESQUEMA DE CONTENIDOS
2.1. INTRODUCCIÓN
Conociendo el fuego podía cocer sus alimentos, fabricar cerámica, preparar pin-
turas y perfumes, obtener metales....
C/T/S
Precisamente, el símbolo del sodio, Na, tiene aquí su origen: se tomó del término
latino «natrium», que a su vez provenía de «natrón».
Los egipcios sabían extraer un gran número de metales, entre ellos el oro
y la plata. Practicaban la técnica de los tintes, utilizando tanto los de origen
vegetal (índigo, tornasol, pastel) o animal (púrpura y carmesí) como otros de
origen mineral (minio, verdigrís, lazulita, ocre de hierro, oropimente, cina-
brio, realgar...). También utilizaban minerales en el terreno de la cosmética:
las egipcias utilizaban para colorear sus ojos y cejas la estibina o sulfuro de
antimonio, de color gris metálico —y al que también se le atribuían propie-
dades curativas—, el cual aun actualmente las mujeres de los países árabes
siguen empleando muchísimo (es el kohol, que cualquiera que haya visitado
Marruecos, por ejemplo, habrá tenido oportunidad de observar).
En Egipto, asimismo, había una gran habilidad en la extracción y prepa-
ración de aceites y esencias para perfumes, tradición que continúa hasta hoy
(en este país sigue existiendo una gran producción de perfumes, hecho fácil
de percibir por los turistas). Conocían la lanolina, la esencia de trementina y
el almidón y fabricaban la cerveza y el vino, con lo cual también sabían del
vinagre, que tal vez sea el ácido orgánico más antiguamente utilizado. A este
respecto hay que recordar los relatos de la época que narraban cómo Cleo-
patra disolvía perlas en vinagre de vino.
34 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
Interdisciplinaridad
ción, en líneas muy generales, aunque después y en cada caso particular haya
variaciones de un metal a otro. La metalurgia se inicia en la antigüedad en el
4300 a. C., muy probablemente con el cobre, y se completa con la producción
de latón —aleación de cobre y cinc— en el 300 a. C., es decir, unos 4000 años
después.
Por otra parte, hay que resaltar un factor que contribuyó en gran manera
al desarrollo de la metalurgia y del trabajo con metales. Los metales se utili-
zaban no sólo por una razón de supervivencia, como es la fabricación de
utensilios de agricultura, de cocina, de armas..., sino para conseguir algo
mucho más accesorio, lo ornamental.
ta), piedras y tierras. También las diferencia según una serie de propiedades,
generalmente físicas, como color, fragilidad, dureza, inflamabilidad y poder
de atracción (es decir, propiedades magnéticas, como el ámbar).
Siguiendo en esta línea de Teofrasto, la literatura romana y la helenística
hacen sus aportaciones más sobresalientes con la Historia Natural de Plinio
y Materia Medica de Dioscórides (de la que ya hemos tratado), respectiva-
mente, ambas del siglo I d. C. Tanto Teofrasto como Plinio y Dioscórodes
conocían, aunque de forma empírica, muchos óxidos empleados en la meta-
lurgia, por ejemplo el óxido de plomo y el de cobre, así como otros minerales
que aparecían también en las minas, como el cinabrio.
Es interesante cómo sabían de productos obtenidos en disoluciones en vina-
gre —es decir, acetatos—, como el de cobre (o verdigris). También conocían
muchos sulfatos, a los que llamaban vitriolos. Otro importante tipo de com-
puestos eran los alumbres (sulfatos dobles de aluminio y un metal alcalino), aun-
que muchas veces confundían los vitriolos con los alumbres. Estos últimos eran
ya usados en medicina desde mucho tiempo atrás (2000 a. C.) como astringen-
tes —y también como mordientes para fijar colorantes— aunque en realidad los
romanos daban el nombre de «alumen» a toda sustancia de sabor astringente.
Por otra parte, los romanos consiguieron la obtención de carbonatos alca-
linos (principalmente de sodio y de potasio) a partir de plantas de distinta
ubicación geográfica, quemándolas y tratando sus cenizas, lo cual en defini-
tiva constituyó otra importante fuente de álcalis, ya que por tradición el más
conocido era el natron proveniente de Egipto. También obtenían sales nitro-
genadas (como sales amoniacales y salitre) de excrementos de animales
domésticos, sales que después en la Edad Media tuvieron una enorme tras-
cendencia en los experimentos alquímicos.
No obstante, a pesar de ser capaces de obtener éstas y otras sales del mis-
mo tipo, en relación a las llamadas sales blancas, más bien, incoloras
—como nitratos, carbonatos o sulfatos— hay que hacer notar que no podían
distinguirlas claramente unas de otras. Es lógico, si pensamos en su aspecto
y muchas propiedades químico-físicas tan similares.
También llegaron a preparar hidróxido sódico (la sosa cáustica) tratando el
natron con cal viva. Plinio describe este proceso, así como la gran «causticidad»
de esa sustancia —o más bien reactividad química, como diríamos en nuestro
lenguaje actual—, propiedad que hasta aquel momento sólo era conocida en la
cal viva (ésta última utilizada desde el 1600 a. C.). La sosa cáustica se empleó en
la Antigüedad sobre todo para fabricar el jabón, como describe el médico latino
Galeno (aprox. 300 d. C.), proceso que parece ser fue descubierto por los galos.
ESQUEMA DE CONTENIDOS
3.1. INTRODUCCIÓN
3.2.2. Aristóteles
Posteriormente, en el siglo IV A.C., primero para Platón (aprox. 427-347
a.C.) y después para Aristóteles (384-322 a.C.) la materia sería algo informe
LAS PRIMERAS TEORIZACIONES EN QUÍMICA 49
seco
TIERRA FUEGO
frío caliente
AGUA AIRE
húmedo
3.2.3. Epicúreos
Tras la muerte de Aristóteles, Epicuro (341-272 a.C.) vuelve a la teoría
atómica de Demócrito y la perfecciona, sosteniendo que los átomos eran las
partículas mínimas de la materia, ya que no se podían dividir. Estos átomos
se moverían a causa de su gravedad, al caer en el vacío, y no lo harían de for-
ma predeterminada, sino que irían cambiando en su movimiento; es decir, se
moverían al azar. En su caída podrían sufrir de repente un viraje o desvia-
ción, lo que hacía posible que se combinaran unos con otros.
Las ideas de Epicuro más que buscar una explicación científica a la cons-
titución de la materia se inclinaban hacia una filosofía ética, para despojar al
hombre de sus miedos y ansiedades, producto muchas veces de la supersti-
ción y de la influencia de las religiones, para que alcanzara con ello la felici-
dad. Había que huir de las pasiones y de los excesos. Se debería ser tolerante
y mesurado, poniendo un coto a las acciones y a los deseos, valorando la
LAS PRIMERAS TEORIZACIONES EN QUÍMICA 51
3.2.4. Estoicos
Otra escuela filosófica postaristotélica es la del estoicismo, fundado por
Zenón de Kitión (aprox.342-270 a.C.), en el siglo IV a.C. y desarrollado en la épo-
ca romana por Séneca en el siglo I d.C. Adoptó en gran parte la filosofía aristoté-
lica y sostiene así que la materia era divisible hasta el infinito. Sin embargo, al
contrario que Aristóteles, defendió la analogía entre la física del cielo y la de la tie-
rra, el macrocosmos y el microcosmos. Es muy importante la distinción que
hacía entre materia inerte y una forma activa, el pneuma o espíritu vital (de esa
misma palabra griega, que significa «aire»), siendo éste último el que produciría
tanto los procesos de corrupción como los de generación. Volviendo a los cuatro
elementos aristotélicos, los calientes (fuego y aire) serían más activos que los
húmedos y fríos (agua y tierra). El fuego y el aire serían, pues, formas de pneuma,
y éste sería la fuerza que cohesionaría las formas más pasivas (tierra y agua) en
las diferentes sustancias complejas. Estas ideas sirvieron posteriormente como
fundamento para interpretar la destilación, como se verá en el Tema 4.
Así, para Tales era sólo uno, el agua, con Empédocles pasaron a cuatro,
etc. Hasta llegar a Aristóteles, con el que ya toma esa idea de cualidades o
propiedades, como se ha expuesto.
Tras la caída del mundo antiguo, y con ello de la cultura greco-romana,
los árabes conocen las ideas de Aristóteles a través de las traducciones de los
textos clásicos. Pero, grandes experimentadores al contrario que los griegos,
necesitaban otro tipo de elementos que estuvieran más acordes con los resul-
tados de sus experiencias. A lo largo de la Edad Media comienza un largo pro-
ceso en el mundo de la química en el que una de sus grandes metas era la
transformación de los metales en oro, como se analizará más detenidamente
después al tratar la Alquimia en el Tema 4. De ahí la importancia que se dio
al estudio de los metales y, en consecuencia, los alquimistas árabes eligieron
otros elementos: el mercurio, que representaba al metal (en cuanto a propie-
dad metálica), el azufre, que simbolizaba la combustibilidad, la tierra, que
personificaba los minerales no metálicos y la sal, que significaba la solubili-
dad en el agua. Es decir, los elementos seguían también representando pro-
piedades, por lo que es de comprender que los químicos de aquellas épocas
pensaran que se podía comunicar a un metal determinado las propiedades de
otro a través de una serie de operaciones y técnicas, con lo cual se justificaba
la idea de que era posible la obtención de oro a partir de otro metal, es decir,
la transmutación.
ESQUEMA DE CONTENIDOS
4.1. INTRODUCCIÓN
FIGURA 4.1. Símbolos de los dos principios chinos de la vida: el yin (femenino, negro,
línea quebrada) y el yang (masculino, blanco, línea continua).
C/T/S
Aunque se la conoce con este nombre, tal vez el más apropiado fuese el de
alquimia helenística o egipcio-helenística, ya que surge y se desarrolla en Egip-
to durante la época helenística de la cultura griega (del aprox. 300 a.C. al siglo
I d.C.), extendiéndose hasta mediados del siglo VII d.C., cuando Egipto fue
invadido por los árabes. Tras la decadencia de la cultura griega clásica a la
muerte de Alejandro Magno en el año 323 a.C., se abre el periodo llamado
helenístico, cuyo epicentro fue precisamente la ciudad de Alejandría. Allí
convergen la filosofía griega y las filosofías orientales, la astrología y el gnos-
ticismo, unido todo ello a la magia, a la mística y al hermetismo, a lo cual hay
que añadir después el cristianismo.
Es importante ante todo conocer, al menos en síntesis, algunas de esas
corrientes de pensamiento. El gnosticismo, doctrina religiosa proveniente de
Babilonia, se fundamentaba sobre unas bases que eran, por una parte, el dua-
lismo entre lo bueno y lo malo, la luz y la oscuridad (recuérdese también en
el taoismo) y, por otra, la creencia de que el conocimiento o gnosis (del grie-
go, «conocimiento») se alcanzaba únicamente a través de una iluminación
interior y no por la fe ni la razón. Esta idea de la iluminación interior tuvo
gran influencia en algunas corrientes alquímicas, como veremos después,
pero a su vez el gnosticismo estaba muy influido por la alquimia en cuanto al
lenguaje. Por ejemplo, utilizaba metáforas de los procesos de sublimación,
destilación, refinado, purificación, filtrado... para referirse a determinados
tránsitos del alma humana.
El hermetismo, o doctrina hermética, era una mezcla de platonismo,
estoicismo, astrología babilónica y religión egipcia. Su nombre proviene de
Hermes Trimegisto, forma griega de Tot —el dios egipcio de todo el saber
escrito— y al que se le atribuían los libros llamados herméticos, recopilados
principalmente en Egipto (siglo II a.C.).
60 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
FIGURA 4.2. Aparatos para destilar representados por Zósimo y otros alquimistas griegos.
ESQUEMA DE CONTENIDOS
5.1. INTRODUCCIÓN
C/T/S
Por otra parte, tiene lugar el descubrimiento de América en 1492, que tam-
bién influyó muy sensiblemente en todos los aspectos sociales (políticos, eco-
nómicos y culturales). Por ejemplo y concretándonos a las ciencias naturales,
es fácil imaginar el impacto provocado por los numerosos minerales, vegeta-
les y animales encontrados en esas nuevas tierras.
Este «renacer» va a repercutir en todos los ámbitos de las ideas. En reli-
gión se traduce en la Reforma Protestante. En física y en astronomía, en su
desarrollo como ciencias. Y en el caso que nos ocupa, en la alquimia, por su
evolución hacia lo que hoy conocemos como química, aunque este tránsito
ocurra bastante despacio ¿Y por qué ocurre? Porque se acude a la razón para
72 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
Ciencia y Religión
Esta íntima unión entre las ideas religiosas y las científicas —con su influencia
mutua— va a ser muy común en diversos momentos de la historia de la ciencia, como
se podrá observar en muchos investigadores.
Este último punto, el del lenguaje químico, tuvo sobre todo gran trascen-
dencia para el desarrollo de la química como ciencia. Es el inicio del recono-
cimiento por parte de los químicos de la necesidad de una nomenclatura.
Por otra parte, todas las experiencias debían analizarse con sentido críti-
co para determinar su fiabilidad y poder preparar así los fármacos y demás
sustancias químicas de tal manera que sus propiedades fuesen repetibles.
ejemplo la teoría de éste de los tria prima. Estudió filosofía natural y tampo-
co aceptó la teoría de los cuatro elementos de Aristóteles, elaborando su pro-
pia teoría de la materia.
Según su idea, el mundo de lo material sería debido a la materia o sustra-
to de los cuerpos y al fermento primitivo o principio organizativo activo. Para
van Helmont, la materia estaría compuesta de dos sustancias fundamentales,
el agua y el aire. El aire era un medio físico, independiente, mientras que el
agua sí era la que intervenía en las transmutaciones, transformándose en
todas las distintas sustancias de la naturaleza. La tierra sería así resultado de
la acción de los fermentos sobre el agua, mientras que el fuego sería tan sólo
un agente transformador, pero no un elemento (por eso también se le llamó
«filósofo del fuego»). De esta manera, las propiedades y formas de las sus-
tancias eran debidas al agua y al fermento.
Era, en realidad, un místico y su misticismo le llevó en gran parte a esta
teoría, que estaba influida por el Génesis —hay que recordar la influencia de
esta lectura bíblica también en Paracelso—, puesto que desde el primer día
de la Creación ya se formó el agua.
Van Helmont realizó multitud de cuidadosos experimentos, tanto con
organismos vivos como con materiales inorgánicos. Su gran aportación es el
control cuantitativo que llevó a cabo mediante la pesada con la balanza (en
esto fue un claro precursor de Lavoisier). Son famosos sus experimentos
sobre el crecimiento de un sauce mediante la acción del agua y el de la fusión
de arena con álcali para formar vidrio o «agua de vidrio», como él decía,
ambos para probar la conversión del agua en materia, o viceversa.
Con todos esos experimentos van Helmont marca para la química una nueva
metodología experimental que favoreció el que en los laboratorios de química se fue-
ra asumiendo un control meticuloso de sus operaciones y la realización de medidas
cuantitativas.
vester o espíritu silvestre, que no era otro que el CO2), distinguió otro gas, el
desprendido en las minas y en algunas cuevas (es decir, el CO2) o reconoció la
combustibilidad de ciertos gases, como el caso del gas de los pantanos y el
gas desprendido al disolver hierro en ácido (que se trataba del hidrógeno,
cuyas propiedades fueron determinadas de forma definitiva posteriormente
por Cavendish, como puede comprobar en el Tema 7).
Para van Helmont la materia tenía un alma de la que no se podía separar,
defendiendo el carácter panteísta de la naturaleza. Además, la iluminación
personal tenía una importancia mucho mayor que la razón, en la que no tenía
ninguna confianza, al contrario que su coetáneo Descartes. Ese aspecto atra-
jo a ciertos grupos religiosos en Inglaterra, concretamente a los puritanos,
que justificaron su revolución político-religiosa (la «Gloriosa», liderada por
Cromwell) a través de esa iluminación personal.
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ESQUEMA DE CONTENIDOS
6.1. INTRODUCCIÓN
calor. Ello confiere un gran interés a esta teoría como alternativa a la filo-
sofía epicúrea, uno de cuyos pilares básicos era la aceptación del vacío
absoluto (puede revisar el Tema 3). A esto hay que añadir la difusión de los
textos que permitió la invención de la imprenta, a lo que ya se ha aludido
anteriormente.
Todo esto conlleva a que de una manera o de otra, ya en los primeros años
del Renacimiento, la idea de la materia constituida por corpúsculos fuese
familiar para los filósofos naturales, si bien más en la línea de los minima
naturalia de Aristóteles. Dicha idea fue utilizada tanto por físicos, como Gali-
leo, Descartes y Bacon, o por químicos, como el mismo van Helmont. Así,
para Descartes en la materia habría tres grados: la materia terrestre; la mate-
ria celeste, más sutil y que llenaba los huecos de la materia terrestre, y una
materia aun más sutil o corpúsculos, que seguirían llenando los huecos más
pequeños.
Posteriormente, un filósofo francés Pierre Gassendi (1592-1655) da
un impulso realmente novedoso a esta postura de la filosofía natural:
defiende la idea del vacío y con ella la teoría atómica epicúrea frente a las
ideas aristotélicas, lo cual tendrá una influencia decisiva en los trabajos de
Boyle.
Tal es la situación cuando Boyle irrumpe en el mundo científico. Es decir,
en definitiva se han ido fraguando los principios de una filosofía mecanicista
con la aceptación de átomos o corpúsculos, que le proporcionará una base teó-
rica, fundamental para la explicación de sus cuidados experimentos.
Las dos herramientas clave de los estudios de Boyle fueron su gran sentido crítico,
por una parte, y la meticulosidad y cuidado con los que llevaba a cabo todos sus expe-
rimentos.
Boyle va dudando de todas las propuestas —de ahí su escepticismo— y exige su
evidencia experimental. Otro de sus grandes méritos fue, pues, éste: que había de com-
probarse experimentalmente toda propuesta que se hiciera.
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En este punto hay que estacar también un notable hecho perteneciente al ámbito
de la tecnología: se trata del desarrollo del microscopio compuesto, llevado a cabo por
Robert Hooke, ayudante de Boyle, lo cual contribuyó enormemente a que se aceptase
la teoría corpuscular.
¿Por qué? Sencillamente porque permitió percibir lo diminuto y, con ello, que el
hombre aceptara la existencia de aquello que no podía ver a simple vista. He aquí otro
ejemplo de la estrecha relación entre la tecnología y la ciencia.
Ciencia y Tecnología
En cualquier caso, este descubrimiento pudo ser llevado a cabo por la utilización en
esos experimentos del tubo en U que el italiano Torricelli (1608-1647) puso a punto
cuando construyó en 1643 el primer barómetro.
ESQUEMA DE CONTENIDOS
7.1. INTRODUCCIÓN
C/T/S
Y, ¿por qué? Probablemente una de las razones más poderosas por las que surge
—o, más bien, se incrementa— esa preocupación por los metales sea la naciente indus-
tria metalúrgica, que planteó importantes problemas técnicos cuya resolución conve-
nía, ya que en definitiva repercutía sensiblemente en las economías de los países impli-
cados.
¿Qué era el flogisto? La teoría del flogisto era, en realidad, otra teoría de
elementos, creada por el médico y químico alemán Georg Ernst Stahl (1660-
1734), aunque inspirándose en algunas ideas de Newton, como acabamos de
ver, y sobre todo en las de Johann Becher. La palabra flogisto deriva del tér-
mino griego phlogiston (que significa combustible) y a muy grandes rasgos se
puede definir como una teoría imaginada para explicar los fenómenos calo-
ríficos. El flogisto sería un principio presente en todos los cuerpos y que se
desprendería de ellos durante su combustión. Pero antes de seguir adelante
es conveniente hacer una breve revisión de la sociedad, economía y política
de aquellos tiempos y su relación con la ciencia, así como de la figura, teorí-
as y momento histórico de Becher, cuyas ideas representan el antecedente
inmediato del flogisto.
za...). Va naciendo así una industria que se iba haciendo más fuerte, en íntima
conexión con su control oficial y también con el desarrollo del comercio (estos
aspectos se tratarán más ampliamente en el Tema 14).
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Es interesante reflexionar algunos instantes sobre esta tendencia, que marcó una
tradición que a la larga convirtió a Alemania en gran potencia de la industria. Ten-
dencia que en un principio comenzó por unas necesidades económicas que dieron un
impulso inicial a la ciencia.
queman tanto los materiales del mundo inanimado como los procedentes del
mundo orgánico, se producen fenómenos que aunque ahora nos resulten tan
normales —pues los conocemos perfectamente—, en aquellos momentos
parecían algo sobrenatural. Tiene lugar un gran desprendimiento de calor;
los restos de los materiales que se queman (cenizas o productos calcinados)
son muy diferentes del original; se produce muchas veces fuego, y la llama es
algo que cambia de forma y de color, algo quema pero que es intangible, es
como... un espíritu.
En su teoría del flogisto Stahl está influido por las ideas de Boyle y, sobre
todo, de Becher. Así, la materia estaría constituida por corpúsculos que al
unirse formarían los «mixtos» o compuestos. Hasta aquí la influencia de Boy-
le. Pero Stahl suponía que habría unos tipos básicos de corpúsculos, en un
total de cuatro, que se corresponderían en realidad con las tres «terras» de
Becher más el agua. Con estas ideas y con todos los datos obtenidos en sus
experimentos crea una teoría, la del flogisto o teoría sublime, como algunos la
llamaban en su época. En ella, las aportaciones fundamentales de Stahl con-
sistieron en:
— Suponer que si esos tipos básicos se agregaban, se combinarían entre
sí formando los principios secundarios, que serían muy estables, por lo
que no podrían simplificarse (como la plata y el oro, así como muchos
óxidos metálicos). Además, cuando a su vez se combinaban entre sí
esos principios secundarios, se obtendrían los cuerpos mixtos. Es
decir, habría una verdadera jerarquía, en la que los cuatro elementos
básicos no estarían omnipresentes en la materia, mientras que los
principios secundarios serían los precursores del concepto actual de
elemento, enunciado por Lavoisier (como se tratará en el Tema 8).
— Suponer que todos los cuerpos que eran inflamables contenían la terra
pinguis, que él llamó flogisto. El flogisto era, pues, algo presente en
toda sustancia que fuera combustible y que se pudiera transformar
por el calor. Por ello, el flogisto se desprendería en la calcinación de
los metales y en la combustión de los materiales orgánicos e, incluso,
en los procesos de respiración, fermentación y putrefacción.
También estudió experimentalmente la combustión del azufre y su recu-
peración. Pensó que el azufre contenía, además de flogisto, el principio de
acidez o ácido universal, que se encontraría en todas las sustancias ácidas.
En la combustión se desprendía el flogisto del cuerpo y se perdía en la
atmósfera. Además este proceso sería reversible, ya que si se añadía flogisto
al producto resultante de la combustión se obtenía el cuerpo de partida: por
ejemplo, el producto de calcinación de un metal, llamado entonces «cal» y
que no era otra cosa que el óxido metálico, daría con flogisto de nuevo el
metal de partida correspondiente. Sin embargo, en el caso de los cuerpos
orgánicos esta recuperación del material inicial ya no sería posible, puesto
que quedaba totalmente destruido en la combustión. Esta consideración
marcó un hecho que tuvo después una gran trascendencia: el que se abando-
100 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
A pesar de que el flogisto resultara a la larga una teoría errónea fue la teo-
ría dominante durante casi todo el siglo XVIII y Stahl tuvo muchos seguidores.
Creó una escuela en Berlín y sus ideas se extiendieron por toda Europa, dan-
do lugar a la aparición de importantes científicos, sobre todo en Inglaterra,
Alemania, Francia y Suecia. Muchos de sus discípulos, fervientes continua-
dores de su maestro, realizaron importantísimas contribuciones al desarrollo
de la química, tanto por sus aportaciones al conocimiento de las propiedades
de muchos compuestos, como por la aplicación de la química a la industria y
por la innovación y perfeccionamiento de las técnicas experimentales. En
relación al último de estos aspectos hay que destacar la llamada química
pneumática.
fue iniciado por Boyle, con lo que hay que recordar también los avances
tecnológicos que supusieron la máquina pneumática de von Gericke y el
tubo en U de Torriccelli, a lo que ya se hizo referencia en el Tema 6. Pero
hay otro grupo de científicos, principalmente ingleses, que continuaron
prestando una contribución enorme a este capítulo del estudio de la mate-
ria: se trata de los químicos pneumáticos, llamados así precisamente por
alusión a la palabra griega pneuma, que significa «aire», como ya se ha
dicho. En el inicio de la química pneumática fue decisivo el invento de la
cuba pneumática, artefacto ideado por Stephen Hales (1677-1761), que
permitía que los gases desprendidos en una reacción fuesen recogidos en
una vasija o cuba con agua (Fig. 7.1).
C/T/S
Con este aparato Hales demostró que los gases se podían recoger o «fijar». Esto hizo
posible ya trabajar en los laboratorios con los gases, para pesarlos, analizarlos, realizar
con ellos reacciones... Los gases habían dejado de ser esa materia etérea, incontrolable
y misteriosa, para convertirse en manipulables y reconocibles, como lo son los sólidos y
los líquidos.
El avance científico al que este aparato dio acceso fue incalculable.
C/T/S
ESQUEMA DE CONTENIDOS
8.1. INTRODUCCIÓN
sobre análisis químicos de aguas y otro sobre el yeso. También realizó un tra-
bajo sobre las formas de alumbrado (con candelas de aceite y con velas) en
las grandes ciudades. De estos dos últimos trabajos presentó sendos informes
ante la Academia de Ciencias de París, obteniendo una medalla por el segun-
do, en 1766, cuando sólo tenía 23 años.
Fue así ganando la consideración e, incluso, la admiración del mundo
científico, lo cual le valió el ingreso en la Academia de Ciencias en 1768, a los
25 años, hecho que implicaba un gran prestigio aunque hubiese sido admiti-
do sólo en el rango más bajo (como ayudante químico o «adjoint»).
Todos estos hechos contradecían la teoría del flogisto, ya que según ella al quemarse
el metal debería perder flogisto, con lo cual perdería peso en lugar de ganarlo.
Por esto, se había sugerido que el aire era un fluido combinado con el
flogisto y que en el proceso de combustión, mientras el aire se fijaba el flo-
gisto se liberaba, produciendo la luz y el calor propios de la combustión.
Luego, la luz y el calor provendrían del aire, pero no del metal como pro-
ponía Stahl.
Llegó así a la conclusión de que era el aire el responsable de los procesos de com-
bustión y también del aumento de peso de los materiales que sufrían esa reacción.
Por otra parte, en esa época pero con anterioridad a todos estos estudios
de Lavoisier, se habían descubierto distintos tipos de «aires», es decir, de
gases: el aire «fijo» (en realidad, nuestro CO2), desprendido en los carbona-
tos; un «aire» ligero e inflamable (el hidrógeno); los óxidos de azufre y de
nitrógeno, el monóxido de carbono, el cloruro de hidrógeno y el oxígeno
(estos últimos descubiertos por Priestley).
Si bien estos experimentos aclararon algunas ideas de Lavoisier, también
le llevaron a algunos errores, motivados por un problema fundamental: que él
no sabía distinguir entre el aire y el aire fijado (es decir, nuestro CO2). Los óxi-
114 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
Cavendish realizó antes esos experimentos, pero no los interpretó bien. Lo cual
revela la necesidad de tener ideas claras en la ciencia a fin de elaborar una teoría con-
secuente.
Interdisciplinaridad
Nombres tan curiosos como cristal de la Luna, aceite de vitriolo, azafrán de Marte o
flores de cinc se sustituirían por los de nitrato de plata, ácido sulfúrico, óxido de hierro
u óxido de cinc, respectivamente.
colonias americanas, como México y Perú, con sus importantes minas de oro
y plata, así como otros riquísimos yacimientos con multitud de minerales.
ESQUEMA DE CONTENIDOS
9.1. INTRODUCCIÓN
Plata
Plata Vinagre
Vinagre
Cobre Cobre
Cobre Cobre
calcinado Fermento
Fermento
calcinado
Hierro
Hierro
Piedras
Piedras
Azufre
Azufre
Vapor
Vapor
Plomo
Plomo
calcinado
calcinado
Plomo
Plomo
Crisol
Crisol
Mineral de
Mineral d
plomo
plomo
Estaño(despues
Estaño (después Selenita
Selenit
mercurio)
mercurio)
Arsénico
Arsénico
Símbolos en los antiguos manuscritos alquímicos griegos (aprox. del siglo X)
Arsénico
Arsénico Agua
Agua A
Mercurio
Mercurio Vinagre
Vinagre
Cloruro
Clorurode de
Antimonio
Antimonio amonio
amonio
Cobre
Cobre Vitriolo
Vitriolo
Cal
Cal
Hierro
Hierro
Álcali
Álcali
F
9.1. INTRODUCCIÓN
Al comenzar el siglo XIX nos encontramos con que muy pocos años antes
se han producido dos revoluciones muy importantes, una para la historia del
hombre y otra para la de la ciencia y, que curiosamente, coinciden en el país
y en la fecha. La primera es la Revolución Francesa, en 1789, y la segunda la
Revolución Química, personificada en la figura de Lavoisier —aunque
muchos otros científicos están en realidad tras él y tras sus investigaciones—
y que se puede concretar cuando publica en ese mismo año su célebre Tratado
elemental de Química, que provoca un cambio radical en la química mediante
su definición de elemento (puede revisarlo en el Tema 8).
Esa revolución de la química supone una ruptura con la teoría del flogis-
to y con el pasado, dando un enfoque diferente con un nuevo lenguaje y nue-
vos objetivos. Los llamados «padres» de la química moderna, Boyle, Priestley
y Lavoisier, en orden cronológico, dieron paso con sus ideas a que los quími-
cos que les sucedieron realizaran multitud de descubrimientos que, a su vez,
permitieron un desarrollo de esta ciencia a un ritmo rapidísimo.
El estado de la química a principios del siglo XVIII, más o menos, puede sin-
tetizarse así. Por una parte, los químicos aceptan la teoría corpuscular de la
materia, es decir, que la materia está constituida por unas partículas muy peque-
ñas, microscópicas, duras, sólidas, impenetrables y que están en movimiento.
La antigua preocupación por la afinidad —recordemos la justificación a la mis-
ma dada por Newton— como explicación a por qué unas sustancias reaccionan
con otras, va a ser el foco de atención de los químicos, que se centran, pues, en
la cuestión de la reacción química y de la reactividad. Sin embargo, la noción de
átomo poco les va a servir a la hora de trabajar experimentalmente, por lo que
siguen prefiriendo el concepto de elemento con la definición pragmática dada
por Lavoisier, como algo tangible que se podía pesar y manipular en un labora-
torio. Dejan de momento los átomos para los físicos.
Por otra parte, se ha dado ya plenamente el gran salto a la química cuan-
titativa, salto que en realidad ha constado de varias etapas, siendo las más
126 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
decisivas las siguientes: primeramente fue van Helmont quien da la idea; Boy-
le la continúa en la práctica, y Lavoisier la introduce plenamente.
En este estado de la situación va a tener lugar el segundo gran avance de
la química, como una segunda revolución química, aunque menor que la pri-
mera, con la teoría atómica de Dalton. Pero esta teoría, a su vez, tuvo como
soporte el descubrimiento experimental de las relaciones cuantitativas entre
los elementos cuando éstos reaccionaban entre sí para formar una combina-
ción química.
Guerras/Cultura/Ciencia
Eran aquellos días en los que, tras la conquista de Egipto por Napoleón, se encon-
tró la piedra Rosetta y se hicieron otros descubrimientos que tanto han contribuido a
descifrar muchas claves de la historia de la humanidad y de la ciencia.
en este punto, también muy a principios del siglo XIX, cuando entra en esce-
na la inteligencia y la imaginación de Dalton para integrar esas leyes pon-
derales en una teoría que las explicaba. Su razonamiento fue muy sencillo,
como en casi todas las grandes teorías: retomó la idea de la constitución
atómica de la materia, aunque ya muy distinta a la de la filosófía epicúrea
greco-latina. Todo se podía explicar considerando que un compuesto deter-
minado se formaba por la unión de siempre el mismo número de átomos de
cada uno de los elementos que integraban ese compuesto. Como cada tipo
de átomos tenía un peso constante, todas esas relaciones en peso eran inva-
riables.
No obstante, antes de profundizar más en esta teoría y detenernos en la
historia de Dalton, su creador, desde una perspectiva científica, es conve-
niente —y casi necesario— conocer algunos datos de su historia pero desde
una perspectiva personal y humana.
Religión y Educación
De nuevo puede apreciarse cómo las estructuras sociales —en este caso las reli-
giosas— condicionan o, al menos, orientan sensiblemente la educación y tal vez la
vocación científica de uno de los personajes clave en la Historia de la Química.
Es un caso bastante parecido al de Priestley, con el que también tiene bastantes
paralelismos en muchos aspectos de su vida.
La religión condicionó, en cierto modo, su papel en la ciencia.
cuando dejó el New College compaginaba con su trabajo como asesor indus-
trial y con sus actividades en investigación científica. Los resultados de estas
últimas los presentaba en forma de artículos y de conferencias en la Literary
and Philosophical Society de Manchester, de la que primero fue secretario y
después presidente hasta el fin de sus días.
A lo largo de su vida recibió el reconocimiento del mundo científico,
como lo demuestran los títulos honoríficos concedidos por algunas universi-
dades (como Oxford y Edimburgo) y el reconocimiento póstumo del mismo
gobierno de su país, en plena época victoriana.
C/T/S
El nuevo tipo de sociedad produce nuevas clases sociales, con nuevas necesidades
educativas. Aparece una clase media industrial sin muchos problemas económicos,
que puede pagar bastante bien las clases particulares que demanda. En este caso, las
de Dalton.
Estas ideas le proporcionaban además una excelente base teórica para jus-
tificar la determinación de los pesos relativos de los átomos, mediante su com-
paración en el laboratorio con el peso de otro tomado como unidad (que fue el
hidrógeno, por tratarse de la sustancia más ligera de todas las conocidas).
Los átomos ya eran algo real, y no sólo un ente teórico, puesto que tenían
un peso que podía calcularse experimentalmente. Los átomos de los epicúreos
estaban constituidos por el mismo tipo de materia, aunque con distinta for-
ma. Ahora los átomos de cada elemento eran diferentes.
Comenzó así a calcular pesos atómicos, publicando su primera tabla con
los pesos atómicos relativos de seis elementos en 1805, en una memoria de la
Sociedad Literaria y Filosófica de Manchester.
134 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
Como según sus mismas premisas los átomos eran indivisibles, Dalton
negó los resultados experimentales de Gay-Lussac, aduciendo sencillamente
que eran erróneos.
Pero en realidad fue una falta de Dalton, quien intentando simplificar
tanto las cosas, dejó imprecisa la noción de molécula y supuso unas fórmulas
que resultaron falsas.
deo Avogadro (1776-1856), que tenía el título nobiliario de conde, era un físi-
co italiano, profesor en la Universidad de Turín. Supuso que en los gases
correspondientes a elementos las últimas partículas no eran átomos aislados
sino agregados de átomos, generalmente dos. Y dio ese nombre de moléculas,
que significa «pequeños moles», es decir, pequeñas masas. Sugirió que en
volúmenes iguales de gases, en las mismas condiciones de presión y tempe-
ratura, existen igual número de moléculas. Expuso esta hipótesis en 1811 y,
curiosamente, sólo tres años después, en 1814, llegó a la misma conclusión
de forma independiente otro científico, Ampère.
De momento no fue acogida esta hipótesis con ningún entusiasmo, más
bien con escepticismo, puesto que esa idea del número átomos constitutivos de
las moléculas de ciertas sustancias (H2, O2, H2O, NH3...) contradecía las tesis de
Dalton. Y esto también era debido a que la noción de átomo y de molécula no
estaba muy clara. Sin embargo, con estas suposiciones se podía interpretar per-
fectamente la ley de volúmenes de combinación.
Quedó su hipótesis arrinconada y Avogadro olvidado hasta que casi cin-
cuenta años después, en 1858, el también italiano Cannizzaro publica sus
cálculos de pesos atómicos determinados tomando como base de trabajo esta
hipótesis. Stanislao Cannizzaro (1826-1910), químico orgánico, profesor en
las Universidades de Génova y de Roma, expone sus ideas sobre los pesos ató-
micos en el famoso congreso de Karlsruhe (1860), llamado así por haberse
celebrado en esta ciudad alemana, congreso que marcó un momento clave en
la historia de la química. Esos pesos resultaron más acordes con otras evi-
dencias experimentales: eran pesos atómicos «correctos», lo que probó la
validez de esa hipótesis que quedó así convertida en un principio o ley.
Todo este proceso: elaboración por Dalton de la teoría atómica con la que inter-
pretaba las leyes ponderales, de su incapacidad para explicar, sin embargo, la ley de
volúmenes de combinación, de la exposición de la hipótesis de Avogadro y de su com-
probación con la obtención experimental de nuevos datos de pesos atómicos por Can-
nizzaro, es una claro ejemplo del desarrollo del método científico, en sus etapas
consecutivas.
En definitiva, del proceso dialéctico experimentación / teoría / experimentación....
Por este motivo, tanto la noción de isomorfismo como la ley de Dulong y Petit cons-
tituyeron una gran ayuda para Berzelius en su determinación de pesos atómicos.
ESQUEMA DE CONTENIDOS
10.1. INTRODUCCIÓN
10.2. ELECTROQUÍMICA
10.4. TERMODINÁMICA
Son tantos y tantos los químicos ilustres de este periodo que, desgracia-
damente, no queda otra solución que acotar su presentación, haciendo refe-
rencia tan sólo a aquéllos que han llevado a cabo los avances más significa-
tivos y que han ejercido una mayor influencia. Y que son, en su gran
mayoría, los que generalmente aparecen en los textos de enseñanza de la
química.
10.2. ELECTROQUÍMICA
Interdisciplinaridad
10.4. TERMODINÁMICA
Los químicos se interesaban también por medir el calor relacionado con
los procesos químicos, lo cual dio lugar a la termoquímica, que se desarrolla
sobre todo en la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, sus orígenes son
anteriores. Recordemos que ya Lavoisier realizó experimentos de este tipo,
ayudado casi siempre por su amigo el matemático Laplace (vea el Tema 8) y
que, incluso inventaron un aparato destinado a medir ese calor (calorímetro).
Pero va ser durante la década de los cuarenta del siglo XIX cuando se multi-
plican los estudios experimentales sobre los calores implicados en los proce-
sos químicos, enunciándose así una serie de leyes y principios que darán
lugar al nacimiento de esta rama de la química.
Así, se había demostrado la equivalencia en la transformación del trabajo
en calor, que no era otra cosa que la ley de conservación de la energía, lo cual
fue enunciado como primer principio de la termodinámica por J. R. Mayer
(1814-1878) en 1842 y un año después por Joule (1818-1889). Y sólo dos años
antes, en 1840, H. H. Hess (1802-1850) había observado que el calor impli-
cado en cualquier reacción era independiente del camino por el que ésta se
había producido —ley de Hess— que, en realidad, no era más que una conse-
cuencia de ese primer principio de la termodinámica.
Por otra parte, podemos remontarnos aun más atrás, a la construcción de
la primera máquina de vapor, ideada y llevada a cabo por Newcomen en
Inglaterra (1703) y en la que posteriormente introdujeron importantes modi-
ficaciones primero Watt, quien en 1782 preparó la máquina de vapor de
doble efecto y el movimiento rotativo autorregulado, y después Stephenson
en 1814, al construir la primera locomotora a vapor.
C/T/S
cando a cada una la ley de acción de masas se obtiene una expresión mate-
mática de la constante característica de ese equilibrio.
Por otra parte, los químicos van tomando conciencia de la importancia de
los fenómenos catalíticos, sobre todo desde la perspectiva de su utilidad en la
industria de la síntesis de productos químicos. No obstante, la catálisis ya era
conocida desde mucho antes. Libavius fue el primero en observar de este
fenómeno, en 1597, y a él se debe precisamente este término (catálisis, del
griego katalyein, destruir). Después, ya entrado el siglo XVIII, Scheele sinteti-
zó esteres mediante el uso de catalizadores. Pero es un siglo después cuando
se desarrolla esta técnica y también sus bases teóricas. Así, en la química del
ácido sulfúrico desde 1806 se comenzaron a utilizar óxidos de nitrógeno
como catalizadores, según el descubrimiento realizado por los franceses
Désormes y Clément (se tratará más ampliamente en el Tema 14). Por otra
parte, se inicia el camino del estudio de las propiedades catalíticas de muchos
metales finamente divididos. J. W. Döbereiner, dentro de la química de com-
puestos orgánicos, descubre en 1821 las propiedades catalíticas del negro de
platino en la obtención de ácido acético por oxidación catalítica del etanol
(curiosamente, a él se debe también el primer encendedor de tipo químico,
pues observó que se producía una detonación «espontánea» por mezcla de
oxígeno e hidrógeno en presencia del negro de platino). Y Wöhler analiza las
propiedades catalíticas de muchas sustancias no sólo en síntesis orgánica,
sino también en química inorgánica.
Pero quien verdaderamente dará un impulso enorme a la catálisis será
Berzelius, sobre todo a partir de 1835, fecha en que se dedica más intensa-
mente a su estudio. Proporciona por primera vez una definición de cataliza-
dor, como lo que «despierta las afinidades adormecidas», asegurando además
que no tomaría directamente parte en la reacción química. También tuvo una
gran visión de futuro al suponer la gran importancia de los fenómenos catalí-
ticos en la biología, al regir los procesos bioquímicos de los organismos vivos.
Posteriormente, el término de catalizador tendrá una definición mucho más
precisa gracias a Ostwald. Este gran químico, uno de los más brillantes de su
siglo y Premio Nobel en 1909, nació en Riga (en Letonia, pero que en aquellos
momentos formaba parte de Rusia) y fue profesor de química-física en la
Universidad de Leipzig, en la que también creó un laboratorio de gran presti-
gio en su época. Fue el fundador de esta rama de la química, creando junto
con van´t Hoff la primera revista especializada de Química Física. A él se
debe también un enorme avance en la teoría de la cinética y de la catálisis, al
introducir la noción de «energía de activación».
Volviendo a van´t Hoff, expresó mediante ecuaciones muchos tipos de
reacciones (simples, paralelas, consecutivas...). Sin embargo, cuando otros
científicos trataron de comprobar experimentalmente esas expresiones mate-
máticas, aparecieron gran cantidad de excepciones, lo cual condujo a hacer
una matización entre lo que era el orden y la molecularidad de una reacción.
Esto llevó a considerar algo que ya había pensado van´t Hoff: que para que
una reacción tuviera lugar, debía producirse un encuentro simultáneo de las
154 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
moléculas implicadas en esa reacción. Sin embargo, ésta fue una idea que no
desarrolló, aunque sí lo hicieron otros investigadores posteriormente, entre
los que hay que destacar a Kassel, en 1932, quien dio gran importancia al
orden de reacción, que podía ser un número entero o fraccionario y que, gene-
ralmente, no sería superior a 3.
Por otra parte, se habían estudiado los factores que podían alterar la velo-
cidad de reacción. Entre ellos, se prestó especial atención a la temperatura,
estudio llevado a cabo sobre todo por Arrhenius, que llegó a la conclusión
que ello era debido a su influencia sobre la constante de velocidad. Su for-
mulación estaba de acuerdo con los resultados experimentales y con la teoría
de los choques, según la cual la velocidad de una reacción sería proporcional
al número de colisiones entre las moléculas reaccionantes. Arrhenius intro-
dujo la noción de «choque eficaz», que suponía que sólo las moléculas que
hubieran adquirido una energía suficiente, o energía de activación, eran
capaces de entrar en reacción. Posteriormente, siguiendo en esta línea, otros
investigadores introdujeron en el concepto de energía de activación factores
de tipo probabilístico que tenían en cuenta aspectos estéricos, lo cual después
se englobó en el término entropía de activación.
Pero había que determinar las causas de esta activación. Tras numerosas
hipótesis y trabajos experimentales, se llegó a la conclusión de que el choque
molecular daría lugar a que la molécula reaccionante adquiriese una confi-
guración activa desde el punto de vista cinético, de lo cual con el tiempo sur-
gió la noción de «complejos activados» intermediarios de las reacciones
(1922).
También por esa época se descubre la influencia de los rayos luminosos
en la velocidad de ciertas reacciones. Concretamente, con el estudio del
mecanismo de síntesis del bromuro de hidrógeno se propone la existencia de
reacciones en cadena. Se comprobó que en muchas reacciones con este tipo
de mecanismo las paredes del recipiente de reacción jugaban un importante
papel. Con esto también se pusieron de manifiesto los fenómenos de adsor-
ción, estudiados sobre todo por Freundlich primero y después por Lang-
muir en 1916, de los que se sugirió que formaban parte fundamental del pro-
ceso de activación de los reactivos.
Por otra parte, en estrecha conexión con todos estos estudios, se había
descubierto la influencia de la luz del sol sobre muchas reacciones. Es decir,
se abrió el camino de la fotoquímica. Por ejemplo, en 1809 Gay Lussac y
Thénard (Louis Jacques Thénard, 1777-1857) habían sintetizado a partir
de cloro y de hidrógeno el cloruro de hidrógeno (compuesto gaseoso) bajo la
acción de la luz. El cloro bajo la acción de la luz siguió utilizándose en otras
síntesis: por Davy, en 1811, para preparar fosgeno y por Faraday, quien en
1825 consiguió así su adición total al benceno hasta hexaclorociclohexano.
DESARROLLO DE LA QUÍMICA FÍSICA 155
ESQUEMA DE CONTENIDOS
11.1. INTRODUCCIÓN
En cuanto a las aportaciones teóricas, con la química del frío se tuvo cono-
cimiento de la superconductividad de los metales (ver Tema 13). Por su parte,
CLASIFICACIÓN DE LOS ELEMENTOS Y ESTRUCTURA DE LA MATERIA 161
los estudios de van der Waals proporcionaron la base teórica de los enlaces
intermoleculares, como se analizará más adelante, en este mismo tema.
creciente, aparecían analogías entre ellos, de ocho en ocho. En este caso, las
familias de elementos se corresponden con esas «octavas». Desgraciadamen-
te, a pesar de estas interesantísimas conclusiones, el trabajo de Newlands no
tuvo ningún éxito.
Ti 50 Zr 90 ? 100
V 51 Nb 94 Ta 182
Cr 52 Mo 96 W 186
Mn 55 Rh 104,4 Pt 197,4
Fe 55 Rh 104,4 Ir 198
Ni=Co 59 Pd 106,6 Os 199
H 1 Cu 63,4 Ag 108 Hg 200
Be 9,4 Mg 24 Zn 65,2 Cd 112
B 11 Al 27 ? 68 U 116 Au 197?
C 12 Si 28 ? 70 Sn 118
N 14 P 31 As 75 Sb 122 Bi 210?
O 16 S 32 Se 79,4 Te 128?
F 19 CI 35,5 Br 80 I 127
Li 7 Na 23 K 39 Rb 85,4 Cs 133 TI 204
Ca 40 Sr 87,6 Ba 137 Pb 207
? 45 Ce 92
Er? 56 La 94
Yt? 60 Di 95
In 75,6? Th 118
CLASIFICACIÓN DE LOS ELEMENTOS Y ESTRUCTURA DE LA MATERIA 163
Por otra parte, surge el parámetro del número atómico como número de
orden en la tabla periódica. Pero, ¿tenía algún significado físico?, ¿había
alguna conexión entre ese número y la constitución de la materia? Para
encontrar la respuesta a estas preguntas, habrá que acudir a la elaboración
de las teorías sobre la estructura del átomo.
164 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
Ciencia y Tecnología
tiva. La primera corriente eran los rayos catódicos (constituidos por elec-
trones) y la segunda, los rayos positivos o rayos canales (que ya habían sido
descubiertos por el físico alemán E. Goldstein, en 1886). Estudiando los
rayos catódicos, Thomson consigue determinar la relación carga/masa del
electrón (1897) Y es gracias a este descubrimiento cómo W. Conrad Rönt-
gen (1845-1923, físico alemán, Premio Nobel de Física en 1901) llega, a su
vez a otro descubrimiento, el de los rayos X, en 1895, obtenidos al bombar-
dear con los rayos catódicos diversas sustancias y que aparecían en la pared
opuesta al cátodo.
Como Röntgen intentó por muy diversos métodos dilucidar la naturaleza de esas
radiaciones y no lo consiguió, es por lo que les dio ese nombre de rayos X. Hoy en
día, no obstante, se conoce que son de naturaleza ondulatoria.
Resulta sí que los átomos sí que son divisibles. No obstante, siguen siendo
la última parte de la materia cuyo conjunto mantiene las características de
cada elemento, con lo cual no se pierde el sentido de indivisibilidad ni de los
epicúreos ni de Dalton.
radioactivas, que en realidad son de tres tipos (rayos α, rayos β y rayos γ).
nio...) y se consigue determinar la naturaleza compleja de esas radiaciones
Además, cuando esto ocurre tiene lugar una pérdida de masa que se traduce
en la liberación de una gran cantidad de energía en forma de radiaciones.
Aquí es donde entra Einstein y su teoría de la relatividad (1905) para expli-
car esa relación masa/energía.
¿Significa todo esto que hay que olvidar la ley de conservación de la masa de Rey-
Lavoisier, con la que se inaugura esa nueva era de la química como ciencia? La res-
puesta es no, porque la energía implicada en las reacciones químicas ordinarias (es
decir, no nucleares) es tan pequeña que correspondería a una cantidad de masa ínfi-
ma que no podría ni siquiera detectarse.
ria sólido y líquido y responsables de que los gases reales no cumplan exacta-
mente las leyes de los perfectos (vea la sección 11.2). Son las llamadas fuerzas
de van der Waals, que mantienen cohesionados no ya a átomos individuales,
sino a moléculas. El físico alemán Peter Debye (Premio Nobel de Química en
1936) las estudia en 1920, desarrollando una teoría en virtud de la cual un
tipo de esas fuerzas sería debido a interacciones entre dipolos permanentes o
inducidos de las moléculas. Después, en 1930, London continúa ese estudio
desde una perspectiva mecano-cuántica, demostrando la existencia de unas
fuerzas llamadas de dispersión, debidas a dipolos intantáneos.
Una larga lista de autores y de nuevas cuestiones podrían irse añadiendo
a lo aquí expuesto. Pero sólo se han tratado de recoger los aspectos funda-
mentales que más han contribuido a esclarecer la estructura de la materia.
ESQUEMA DE CONTENIDOS
12.1. INTRODUCCIÓN
químicos se encuentran ante unos compuestos de los que conocen muy poco,
que es necesario analizar para determinar sus propiedades y reacciones. Por
ello, los grandes químicos de esa época van a estudiar, de una manera u otra
y en mayor o menor grado, los compuestos orgánicos.
El descubrimiento de muchas propiedades de los compuestos orgánicos y
de sus métodos de síntesis, así como su sistematización, comienzan en la pri-
mera mitad del siglo XIX, mientras que las bases de la química orgánica en
cuanto a la construcción de su armazón teórico se asientan a lo largo de la
segunda mitad. Y su desarrollo, casi como una «explosión», tendrá también
lugar en esa segunda mitad, continuando a un ritmo vertiginoso hasta nues-
tros días.
C/T/S
la corriente eléctrica, caso de Kolbe; otras, por acción de ciertos metales, como
el cinc, caso de Frankland. Este último, Edward Frankland (1852-1899), quí-
mico inglés gran amigo de Kolbe, que estudió en el laboratorio de Bunsen y fiel
adicto a la teoría de los radicales de Berzelius, se decantó firmemente por la
química orgánica a partir de 1840. Sus numerosos experimentos con com-
puestos orgánicos conteniendo nitrógeno, fósforo, arsénico y antimonio le lle-
varon a una observación que expresó como que la capacidad de combinación de
un elemento... siempre quedaba satisfecha por el mismo número de átomos. Lo
cual, a su vez, le condujo a una idea genial, que contribuyó enormemente al
esclarecimiento de las moléculas orgánicas: la noción de valencia.
Sin embargo, será a Kekulé, defensor al contrario de Frankland de la teo-
ría de los tipos, a quien corresponda el desarrollo de esa idea de la valencia en
su sentido práctico, para explicar la manera en que los átomos se unen en
esas moléculas orgánicas.
Todas estas propuestas de Kekulé tuvieron un éxito tan rotundo que fue-
ron aceptadas prácticamente por todos los químicos de esos tiempos. Con
excepción de Kolbe, oposición que duró hasta la muerte de éste.
Así, pues, venció la química estructural, de la que se dice con toda justi-
cia que Kekulé fue el fundador.
12.4.4. La estereoquímica
Las fórmulas estructurales propuestas por Kekulé se situaban en el pla-
no. No obstante, ciertas evidencias experimentales demostraron la necesi-
dad de afinar más en el estudio de la arquitectura molecular. Y esas eviden-
cias experimentales fueron proporcionadas por Louis Pasteur (1822-1895),
quien a través de la investigación objeto de su tesis doctoral sobre la posible
disimetría y actividad óptica del ácido tartárico de las uvas, encontró que
existían cristales que eran asimétricos y que, además, éstos eran de dos for-
mas diferentes, imágenes especulares entre sí. Cada una de esas dos formas
tenían una actividad óptica opuesta (1848). Sin embargo, la explicación a
nivel atómico no se dio hasta bastante después, en 1874, con un discípulo
de Kekulé, el holandés Jacobus Henricus van´t Hoff (1852-1911, Premio
Nobel de Química en 1901), quien propuso que las cuatro valencias del car-
bono estarían dirigidas hacia los vértices de un tetraedro regular. Para van´t
Hoff la actividad óptica sería debida a la presencia de un carbono asimétri-
co (es decir, con los cuatro sustituyentes distintos) que también explicaría
la existencia de isómeros con actividad óptica diferente. Asombrosamente,
estas ideas fueron también publicadas al mismo tiempo —sólo un mes des-
pués— y de forma totalmente independiente por el químico francés Joseph
Le Bel (1847-1930), ayudante de Wurtz.
184 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
ESQUEMA DE CONTENIDOS
13.1. INTRODUCCIÓN
bio muy significativo. Los químicos van a ir prestando cada vez más atención a
los compuestos orgánicos, en detrimento de los inorgánicos. De esta manera,
tiene lugar una inversión de valores, ya que la química orgánica de estar casi
totalmente apartada pasará a tener una evolución de forma espectacular. Asi-
mismo, también la química-física se desarrolla para marcar las pautas de rigor
científico en todas las demás ramas de la química y, por tanto, también en la
química inorgánica. Por el contrario, en ésta última los avances no son dema-
siado importantes y además, en general, van ligados muy generalmente a la
vertiente industrial, de lo cual se tratará más ampliamente en el Tema 14.
Tales son la cal, el azufre, las piritas, las grasas y los ácidos grasos, el platino...
que repercuten en industrias tan básicas como son las de fertilizantes, ácido
sulfúrico, papel o blanqueantes, entre otras.
Dentro de las materias primas, hay un descubrimiento de enorme tras-
cendencia, el de las minas de nitrato de sodio de Chile (nitrato de Chile) cuya
explotación desde 1808 permitió conseguir nitrato de sodio en grandes canti-
dades para utilizarlo en la industria de abonos y en la de fabricación de áci-
do nítrico y nitratos.
Otro mineral importantísimo es la bauxita (óxido de aluminio hidratado)
que se empleó para obtener aluminio por vía electroquímica, mediante su
reducción electrolítica, debida a C.M. Hall, 1886. No obstante, este método
de obtención fue debido, en realidad, a Wöhler, que ya en 1827 había conse-
guido obtener aluminio por reducción de su ion (concretamente del cloruro
de aluminio) por acción del potasio, procedimiento mejorado por Sainte-
Claire Deville al sustituir el potasio por el sodio. Por otra parte, Wöhler tam-
bién consiguió preparar berilio e itrio por el mismo procedimiento, en 1828,
el mismo año que su síntesis de la urea. Y sintetizó el carburo cálcico (en
1862) y, a partir de él, el acetileno.
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ESQUEMA DE CONTENIDOS
14.1. INTRODUCCIÓN
Hemos visto cómo el siglo XIX es testigo ya desde sus comienzos de una
química que alcanzó el rango de ciencia. Asimismo, se ha tratado cómo esa
ciencia incipiente va creando se cuerpo teórico, se multiplican los ensayos y
estudios para construirlo, con lo cual se va profundizando en el conocimien-
to de las propiedades y naturaleza de las sustancias químicas. Ello trae apa-
rejado que toda esa gran cantidad de conocimientos vaya constituyendo una
red cada vez más tupida, por lo que se hace necesaria una sistematización de
su estudio. Lo cual supone también una clasificación y una división de lo que
antes era una única disciplina en diversas partes o ramas de la química.
Esos avances en la teoría, en la experimentación y en las técnicas corres-
pondientes tuvieron amplias repercusiones en muchos ámbitos. Como se cono-
cían mejor las propiedades de las sustancias, podía deducirse de esto la posible
utilidad de muchas de ellas para la vida del hombre. Y éste intentó producirlas
en cantidad mucho mayor o producir otras nuevas que también le fueran útiles.
Es así como se desarrolla la industria química, sobre todo a partir de la
segunda mitad del siglo XIX. Pero, en realidad, surge mucho antes. Ya desde
el siglo XVII empieza a aparecer en Europa la fabricación a una escala consi-
derable de ciertos productos, pero puede decirse que la fabricación del car-
bonato sódico por Leblanc, a finales del siglo XVIII, es el verdadero inicio de
la industria química en el sentido más propio de esa palabra, según se anali-
zará después. Sin embargo, lo que tiene lugar en el siglo XIX es una explosión
en todos los órdenes de la industria y, por tanto, también en el sector quími-
co, fenómeno que en sociología se conoce como revolución industrial. Y se
desarrolla la química técnica.
Por otra parte, la vertiente industrial de la química tal vez sea el aspecto
de ésta que nos ofrece ejemplos más claros y en mayor número acerca de las
relaciones ciencia/tecnología/sociedad.No tendría mucho sentido hacer aho-
ra una revisión exhaustiva de toda la historia de la industria química, por lo
que sólo se tratarán algunos casos determinados —tomados como ejemplo—
202 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
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Aparte, claro está, de las industrias metalúrgicas que, como ya hemos vis-
to, existían desde tiempos tan antiguos, va naciendo la fabricación organiza-
da y en mayor escala de muy diversos productos necesarios para la vida del
hombre, como jabón, vidrio, cerámica, cervezas y vinos, tejidos, tintes, papel,
azúcar de remolacha... Es decir, son unos momentos en que comienza a desa-
rrollarse más la industria química.
Y precisamente, la época de la química del flogisto coincide plenamente
con este periodo. Los príncipes y reyes de esos estados protegen a los quími-
cos, lo mismo que muchos alquimistas habían sido protegidos por la nobleza
de la Edad Media.
Por tanto, la química se vio también protegida dentro de esta corriente, ya que los
gobiernos habían tomado conciencia de la utilidad práctica de este saber, que podía
incidir positivamente en el desarrollo económico.
Muchos son los compuestos del reino mineral que se conocían y obte-
nían desde hace muchísimo tiempo. Pero tal vez dos de los más interesan-
tes sean el ácido sulfúrico y el carbonato sódico. Ambos se conocían ya en
la Antigüedad y ambos son productos básicos para muchas industrias y
otras actividades del hombre, por lo que éste trató de conseguirlos de una
manera u otra.
De estos dos casos se expondrá una breve historia.
Es así como se sintió atraído por ese reto y dedicó todos sus esfuerzos a
investigar en la síntesis de la entonces llamada «sosa». Pero hay que tener
en cuenta que era una investigación con un fuerte contenido empírico,
puesto que evidentemente en aquella época no se conocía la composición
de las sustancias. Se le ocurrió transformar la sal marina (cloruro sódico)
en sulfato sódico mediante la acción del ácido sulfúrico. Y después trataba
este producto con carbón pulverizado. Pero sólo conseguía obtener sulfato
de sodio.
Sin embargo, el procedimiento de Leblanc fue todo un éxito, no sólo desde el pun-
to de vista industrial, sino desde el químico. Se trata, en realidad, de la primera sínte-
sis industrial, ya que hasta el momento la producción de materias químicas había con-
sistido en «extracciones», no en la «creación» de una sustancia partiendo de otras. Por
ello, a Leblanc se le puede considerar indudablemente como el fundador de la indus-
tria química. Abre el paso, pues, a los productos de sustitución.
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surgió el nuevo método de obtención del ácido sulfúrico «de contacto», que aca-
bamos de tratar, iniciado también en los laboratorios de la BASF (aunque su pro-
ducción comercial comenzará en Estados Unidos, Lousiana, en 1901).
Por otra parte, esta industria tuvo otras importantes consecuencias, también
a nivel económico. Pero en este caso negativas. Por ejemplo, el índigo natural se
obtenía por extracción de un arbusto, indigofera tinctoria. India y Java, principal-
mente, lo producían de esta manera y lo vendían a los demás países, pero...
....como el índigo sintético resultaba mucho más barato que el natural, éste dejó
de poderse vender y ocasionó una fuerte depresión económica en los países produc-
tores, India y Java.
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214 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA QUÍMICA
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ÍNDICE ALFABÉTICO DE PERSONAJES