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Géneros literarios. Resumen.

Referencia: Garrido, Miguel Ángel, Nueva introducción a la teoría de la literatura, 2004 (3ª
ed.), Madrid: Síntesis.

Los géneros literarios son convenciones, son modelos o moldes de escritura para el
autor y etiquetas que responden al horizonte de expectativas del lector, son señas
socioculturales instituidas.
La división de los textos literarios por géneros se produce porque se recogen o se
engloban las características comunes de un grupo de textos que hace que los
identifiquemos como tal género.
Los géneros también evolucionan con el tiempo, en un momento dado un autor puede
combinar características de diversos géneros y crear otros, una fórmula nueva que si
tiene seguidores se puede convertir por uso y convención en un nuevo género.
Ejemplo: Libros de caballerías.
Lo mismo puede suceder con la transgresión de ciertas convenciones sobre un género,
puede ocurrir que según el contexto histórico un mismo texto pueda ser considerado
de un género u otro. Ejemplo: El Quijote, ¿último libro de caballerías o novela
moderna?
El tiempo, la época y el lugar también influyen en la terminología, es decir, en cómo
llamamos a cada género, puede ser que un mismo término designe géneros distintos
en diferentes épocas o lugares; o puede ser que términos distintos designen un mismo
género. Ejemplo: Romances, en el ámbito anglosajón sería un tipo de novela
idealizada, mientras que en el ámbito castellano, son poemas derivados de la épica. O
la novella en italiano que señalaba una narración corta, y la novela tal como hoy la
entendemos, que nos lleva a pensar en una narración extensa. Y al revés, en teatro, los
entremeses barrocos y los sainetes dieciochescos pueden compartir rasgos genéricos y
sin embargo se designan con términos distintos. La época también influye en la
concepción de los géneros: hay épocas como la clásica, el renacimiento o el
neoclasicismo en la que los autores establecen unos límites muy precisos y rigurosos a
cada género. En otras épocas hubo concepciones más laxas o libres respecto a las
preceptivas de cada género que invitaban de algún modo a la mezcla y a la ruptura:
edad media, barroco, romanticismo.
Por lo tanto, la designación de géneros es histórica. Sin embargo, ha perdurado a lo
largo del tiempo unos modelos teóricos -ideales o referentes- con ciertas
características básicas que permiten (siempre con flexibilidad) trazar los límites de
cada género y la adscripción de una realización concreta, de un texto concreto, a uno
de esos géneros. Esta idea de género irá mutando de acuerdo o en relación a los textos
previos y a los que les suceden en el tiempo dentro de una misma serie cultural.
En la tradición de la poética occidental, concretamente en la República de Platón,
encontramos ya dos modos de narración: en primera persona, en la que se habla como
uno mismo. Y la narración ‘imitativa’ en la que el autor se convierte en “otro”. Es decir,
relato y diálogo. Pero también está la mezcla de ambos modos discursivos.
Poética de Aristóteles, para él la imitación, esto es, la creación artística, se puede hacer
de dos modos: bien relatando o bien presentando a personajes como operantes,
mediante narraciones (épica) o representaciones (como el teatro). Contar o
representar.
¿Por qué no incluyen la poesía lírica? Una teoría posible es que, en esta época, la
música desplaza el sentido literario de la poesía lírica. Lo lírico, a grandes rasgos, es la
expresión monologada de un estado, que tiene como particularidad una cualidad
sentimental o afectiva. Es decir, se aparta de la mímesis o imitación (ficción) y se
vuelca hacia lo existencial subjetivo.
La división tripartita entre lírica, épica y drama es muy posterior, se remonta al siglo
SXVII, en concreto a las Tablas poéticas de Francisco de Cascales. A partir de este
momento esta división aparecerá constantemente. Se clasificarán las obras en la
medida en que predomine en ellas el elemento lírico, épico o dramático (a pesar de
que muchas puedan ubicarse en las fronteras o espacios de intersección de los
géneros, por ejemplo, La Celestina).
Es muy difícil hacer encajar todos los textos en estas tres grandes clasificaciones, se
requieren muchas matizaciones. Por tanto, no hay una clasificación universal válida
completamente, los géneros son más bien series abiertas. Pero las series abiertas no
son prácticas, de manera que esa triada genérica fundamental va a permanecer como
una institución social o convención que es operativa, y se va a diversificar
internamente, a modo de cajas chinas; aparecen entonces los subgéneros. Ejemplo:
dentro del género fundamental Drama, se encontrarán dramas de personajes, dramas
de acción y dramas de espacio, etc.
¿Cuáles son los grandes rasgos comunes que permiten seguir considerando esa triada
genérica como operativa? Referencia: Kurt Spang, Géneros literarios, Madrid, Síntesis,
1993.
1. Lírica:
 Discurso subjetivizado, la obra gira en torno a la expresión interna de un “yo”
que prima sobre todo su subjetividad. Está ligado a una tensión emocional, una
evocación anímica que en general se corresponde con la brevedad (W. Kayser)
 No hay una historia o una trama en la lírica (a diferencia de los otros dos
géneros). Si se encuentran elementos anecdóticos, no tienen una finalidad
narrativa sino emotiva.
 Profundización en un aspecto o motivo, en contrapartida a la explanación y
dilatación de motivos en otros géneros.
 Versificación. La forma primordial de la lírica es el verso, aunque existan
también poemas en prosa son una especificidad.
 Vinculadas a la versificación se encuentran las propiedades de ritmo y
musicalidad. Es decir, repetición de sonidos y una elección melódica de los
mismos.
 Estructura lingüística: marcado carácter autotélico mediante recurrencias,
paralelismo y juegos semánticos que potencian la connotación (multiplicidad
de significados).
Los subgéneros líricos son muchos: canción, oda, elegía, soneto, égloga, epigrama,
himnos, etc. Varían según su forma, su tono, sus temas, su origen tradicional o culto,
etc.
Así, por ejemplo, vemos que la Oda es un tipo de poesía solemne y de tono elevado, la
elegía es una expresión de dolor, la égloga es de tema amoroso que se desarrolla en un
ámbito campestre idealizado y cuyos personajes son pastores. Los sonetos, por su
parte, tienen una estructura formal muy concreta y cerrada.
2. Épica o narrativa: el relato
 Situación comunicativa: alguien (narrador) cuenta algo.
 El narrador es un ser de ficción, una voz (autor-narrador, personaje-narrador,
etc.). El pacto ficcional es la condición para poder colocar un texto en esta
serie. El pacto ficcional es un acuerdo implícito entre autor y lector. El lector
acepta que esos hechos son ficcionales, pero suspende su incredulidad, es
decir, le otorga verosimilitud.
 El tipo de narrador: el narrador puede saber más, menos o igual que los
personajes.
 La sugestión de realidad (muy debatido). Lo que se relata es un mundo ficcional
(aunque se base en hechos reales), pero debe seguir una estructura verosímil
con referencias comunes o al menos debe ser internamente coherente para
que el oyente o lector lo pueda seguir y creer, esto es, que pueda mantener el
pacto de ficción.
 La comunicación diferida: cuenta hechos pasados y lo hace desde una posición
externa o parcial que es la del narrador.
 La prosificación. Este es un rasgo actual, ya que la versificación narrativa propia
de la epopeya clásica y de la épica medieval va desapareciendo con el tiempo,
el verso queda como un rasgo más particular de la lírica.
Atención: Es muy importante no confundir la forma de expresión literaria con el
género, aunque nos sea útil como generalización tenerlas en cuenta. Hay narraciones
en verso, hay poemas en prosa y hay teatro escrito tanto en verso como en prosa.
Subgéneros narrativos: cuento, fábula, epopeya, novela, romance, etc.
Ejemplo, la epopeya clásica es generalmente muy extensa y narra hechos
trascendentales para la historia de un pueblo. El cuento se caracteriza por una
narración breve, condensada, generalmente con un acontecimiento, un tiempo y un
espacio único. Por el contrario, la novela (hoy) se caracteriza por ser una narración
extensa en prosa, esta extensión es fundamental porque permite un desarrollo y una
disgregación de muchos elementos, temas, acciones, tiempos, espacios, etc. La
disparidad que este género permite lleva a que se suela decir que la novela es el
género en el que “cabe todo”.
Elementos: narrador, personajes, trama, tiempo y espacio, estructura y modalización o
voz.
3. Drama: hay una presentación o representación que prescinde del narrador.
 El texto dramático está orientado a la representación (incluso si se lee, el lector
tiende a la representación imaginativa).
 La lengua, la palabra es solo uno de los elementos del hecho comunicativo
teatral, también lo conforman los gestos, los decorados, la iluminación, etc.
 La emisión y la recepción son generalmente colectivos: una compañía y un
público.
 El drama se presenta como autónomo, es decir, verifica la ficción de que no hay
autor ni público.
 Durante la representación existe un doble sistema de comunicación: el de los
personajes o actores entre sí y el de los representantes y el público.
 El texto dramático está constituido esencialmente por el diálogo (también
puede ser un monólogo).
 La inmediatez de la representación (no elude el pacto ficcional entre autor y
público).
Subgéneros: tragedia, comedia, drama o tragicomedia, también existen los
llamados géneros menores, como el sainete o los entremeses. La tragedia es un
género mayor, que desarrolla un conflicto grave o trascendente, cuyos personajes
(héroes) entran en conflicto al visualizar un destino humano superior (o de
perfección idealizada) que no se corresponde con la realidad. Esto produce un
desenlace catastrófico, desgraciado. Según Aristóteles, a estos personajes trágicos
designados como “mejores”, se oponen los personajes de la comedia que son
“comunes”, “iguales”, no hay conflicto con la imperfección, la comedia además
tiene un final feliz y su tema es más ligero, más cotidiano, menos trascendente si se
quiere, etc. El sainete es una pieza breve, popular y cómica, y tiene su origen en los
entremeses populares que se representaban en los descansos de los actos de las
comedias, pero a diferencia de estos últimos los sainetes se representan en una
función independiente.
El teatro puede no ser literario, porque una representación o actuación puede no
partir de un texto, por tanto carece de letra (y de literariedad), es el caso, por
ejemplo, de una improvisación o del teatro mudo. Es decir, hay que distinguir dos
facetas en el fenómeno teatral: el texto y la representación que es la puesta en
escena de ese texto.
Elementos del texto dramático: intervención de personajes mediante diálogo o
monólogo. Acotaciones: indicaciones sobre los distintos aspectos de la
representación. Luego está la estructura del texto dramático, que se divide en
escenas o cuadros, agrupados, a su vez, en actos: planteamiento del problema y
presentación de personajes; desarrollo del conflicto o nudo y desenlace. El texto
está condicionado por la representación, sobre todo en lo temporal y en lo
espacial.
Por último, cabe recordar que hay toda una serie de géneros que se sitúan en la
frontera entre lo que puede ser considerado literario y lo que no.
Fundamentalmente, lo que posibilita su inclusión dentro de lo literario es una
cuestión estética, una voluntad estética reconocible.
Ejemplos: biografías, crónicas, ensayos, epístolas, artículos periodísticos, etc.

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