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INTERPRETACIÓN META CLÍNICA DEL SENTIDO DE SUFRIMIENTO

Llenamos de sentido nuestra existencia realizando valores. Esta realización de valores puede producirse por tres vías:

1) Crear algo; configurar un mundo


2) Vivir algo; asumir el mundo; asimilar la belleza o la verdad del ser
3) Padecer en sufrimiento del ser, del destino

La realización de valores en el sufrimiento del mundo y del destino muestran que la no realización de valores creativos y de
valores vivenciales ofrece la posibilidad de realizar otros valores adoptando la actitud correcta ante esa limitación de
posibilidades: los valores actitudinales. De este modo la denuncia forzosa supone un estimulo para las máximas
posibilidades de sentido y de valores: las que solo se contienen en el sufrimiento

Siempre las posibilidades de sufrimiento son ilimitadas. Ya por esto los valores actitudinales son superiores en rango ético a
los valores creativos y vivenciales. Pero lo son además por otras razones:

Lo que yo necesito para realizar obras creativas es algún tipo de talento; si lo tengo, me basta utilizarlo. Para realizar valores
vivenciales me basta con algo que ya poseo: los órganos correspondientes (mis oídos para oír una sinfonía, mis ojos para ver
una obra de arte, etc)

Para realizar valores actitudinales necesito además de la capacidad creadora y la capacidad vivencial, la capacidad de
sufrimiento. Pero el hombre no posee esta capacidad; nadie se la puso en la cuna; se poseen órganos y se puede poseer el
talento, pero la capacidad de sufrimiento debe adquirirla por sí mismo (tiene que padecerla primero para si)

Si yo contase con una capacidad de sufrimiento y este fuera un rasgo caracterológico (osea innato y no adquirido) seria en
realidad apatía (que es la incapacidad de sufrir), algo que no permite que aflore el sufrimiento.

La apatía excluye la posibilidad de realizar valores actitudinales mediante el sufrimiento y en el sufrimiento

El que no puede configurar el destino mediante la realización de valores creativos, puede dominarlo realizando valores
actitudinales (adoptando una actitud correcta frente al destino mediante el adecuado sufrimiento). Esto presupone la previa
adquisición de la capacidad de sufrimiento. Este dominio interno, con renuncia a la configuración externa resulta ser una
configuración: la autoconfiguración. Porque la adquisición de la capacidad de sufrimiento es un acto de autoconfiguración.

Jaspers dice que el hombre decide lo que es (se decide a si mismo, y no se limita solo a decidir algo). Lo que lo constituye al
hombre además del medio ambiente y la herencia es: lo que el hace de si mismo. Toda decisión es autodecisión y toda
autodecisión es autoconfiguración.

La realización de valores actitudinales, si ha de construir una obra humana, presupone el sufrimiento, la capacidad de sufrir,
y una decisión previa. Se suele creer que esta decisión, además de voluntaria, debe ser consiente, al menos en el sentido de
que se ejecutan sin un acto reflexivo.

Las decisiones son cada vez menos premeditadas, pero siguen siendo voluntarias, osea decisiones libres. Cada decisión es
autodecisión

La acción es la transmutación de una posibilidad en realidad, de una potencia en acto. Pero en lo que respecta a la
autoconfiguración, el agente no puede conformarse con la unicidad de una acción, sino que hace algo mas: fija el acto en un
habito. Lo que era acción pasa a ser actitud y su valor es mas elevado

Cualquier hombre conoce instintivamente el posible sentido del sufrimiento y la capacidad del sufrimiento como valores

En la melancolía anestetica se produce una anestesia o una apatía, y los pacientes lamentan no sentir dolor. No
experimentan ningún sentimiento de alegría o sufrimiento y no pueden llorar. Sufren por la incapacidad de sufrir que
“padecen”

El sufrimiento es un acto valioso y puede ser una obra rentable. Pero el sufrimiento autentico no es solo una obra, sino un
incremento. Cuando asumo un sufrimiento (cuando lo hago mío) crezco y siento un incremento de fuerza: hay una especie
de metabolismo (que seria la transformación de ese material bruto que es el destino: el doliente ya no puede configurar el
destino externamente, pero el sufrimiento le capacita para dominarlo desde dentro, transportándolo del plano de lo factico
al plano existencial)

Ej: un paciente que padezca una enfermedad que le es “dada”, y que en vez de verla como una dificultad la vea como una
tarea: asi se encuentra con la responsabilidad de lo que va a hacer con ella. Transportando el “factum” (el hecho) a un plano
superior, me coloco a mi mismo o a mi existencia en un grado superior. Esto se llama crecer

Son los pacientes los que nos aportan a nosotros la filosofía (o cuestiones filosóficas). Y lo hacen aportando respuestas. Los
psicoterapeutas no debemos presentarnos solo como enseñantes, sino a veces como aprendices que necesitan ser
aleccionados.

El sufrimiento te cerca, pero vos superando tu dolor, podes elevarte por encima de si.

Sufrir significa obrar, crecer, madurar y enriquecerse. El ser humano que se supera, madura hacia su mismidad. El verdadero
resultado del sufrimiento es un proceso de maduración. Pero la maduración se basa en que el ser humano alcanza la libertad
interior, a pesar de la dependencia exterior.

El ser humano es dependiente en la realización de los valores creativos y vivenciales, pero es libre en la realización de los
valores actitudinales: libre de todas las circunstancias y condiciones, y libre para el dominio interno del destino, para el
sufrimiento autentico. Esta libertad no tiene condiciones, es una libertad, bajo cualquier circunstancias y hasta el ultimo
suspiro.

Las situaciones extremas, por tanto, además de hacer que el hombre alcance la libertad interior, le ayudan a conseguir la
madurez plena. Tales situaciones vienen a ser una piedra de toque de su madurez

El hombre madura hacia su mismidad y al encuentro de la verdad.

El sufrimiento no posee solo una dignidad ética sino también una relevancia metafísica. El ser se vuelve transparente,
dejando asomar una dimensionalidad metafísica

La esencia del hombre es ser doliente: HOMO PATIENS; el hombre hace este descubrimiento; lo vive a sentimentalmente, sin
sentimientos ni remordimientos. Es una intuición simple y pura de la verdad

El HOMO FARBER es el hombre meramente productor, la absolutización y la divinización de los valores creativos. Solo se
tuvieron ojos para ver al hombre hacedor. Y ¿donde quedo el hombre doliente?. El ser del hombre parecía activo, no pasivo;
era un ser vivo y no un ser sufrido. No tenia culpa ni sufrimiento

La imagen biológica del hombre es la de SAPERE AUDE (atrévete a ser racional). A esta imagen biológica del hombre le
oponemos una imagen noologica Y al homo sapiens le contraponemos el homo patiens.

Al imperativo SAPERE AUDE salimos al paso con el PATI AUDE: osea sufrir. Esta audacia para el sufrimiento es lo que importa.
Se trata de asumir el sufrimiento, de tomar postura ante el. Solo por esta via podemos acercarnos a la verdad (y no por la via
de la huida o miedo al sufrimiento)

Es necesario asumir el sufrimiento, y para esto hay que afrontarlo, ya que solo el sufrimiento asimilado deja de ser
sufrimiento. Para poder afrontarlo, debo trascenderlo: solo puedo afrontarlo y sufrir con sentido, si sufro por un algo o un
alguien.

El sufrimiento para tener sentido no puede ser un fin en si mismo. La disposición a este y al sacrificio, puede degenerar en
masoquismo. El sufrimiento solo tiene sentido cuando se padece por “causa de”. Al aceptarlo, lo afrontamos sino y
buscamos algo que nos identifiqu econ el: trascendiéndolo

El sufrimiento dotado de sentido apunta siempre mas alla de si mismo. Remite a una causa por la que padecemos. El
sufrimiento con plenitud de sentido es el sacrificio

La dotación de sentido, que se produce cuando el sufrimiento pasa a ser sacrificio, llega hasta el punto de implicar toda la
vida. El sacrificio puede dar sentido a la misma muerte, mientras que el instinto de conservación es incapaz de dar ni
siquiera sentido a la vida
El hombre no quiere existir a cualquier precio. Lo que realmente quiere es vivir una vida que tenga sentido. Lo decisivo no es
la duración de la existencia, sino llenar de sentido a la misma. Una vida breve puede tener sentido, mientras que una vida
larga puede ser absurda. Es mas, si no hubiese muerte, o si no acabase la vida, esta sería ya absurda. El hombre podría
aplazar todo indefinidamente: lo mismo podría hacerlo hoy que mañana o pasado mañana; no habría compromiso ni
responsabilidad de aprovechar el tiempo para realizar valores y llenar de sentido la existencia

El hombre creyo siempre que el sacrificio podría dar sentido a la muerte, y cuando se aproxima a esa hora trata de avivar
esta conciencia: los destinados a morir, en cambio, tratan de convertir su sufrimiento y su muerte en un sacrificio. Por eso
no es de extrañar que los prisioneros de los campos de conservación hablen de temas filosóficos y trascendentes debido a
un instinto de autoconcervacion espiritual.

El sufrimiento puede ser necesario o innecesario. El sufrimiento autentico que permite la realización de los valores
actitudinales solo puede ser el sufrimiento del verdadero destino, osea que solo se dan las posibilidades axiológicas en
referencia a los valores actitudinales si se da una necesidad regida por el destino. De este modo la realización de los valores
actitudinales se revela como el cumplimiento del posible sentido del sufrimiento necesario

El sentido necesario es un sufrimiento susceptible de sentido, que posibilita la realización de valores actitudinales,
llevándolo con paciencia

El masoquismo consiste en falsear el displacer disfrazándolo de placer. Pero ambos, el placer y el displacer son sentimientos
estaticos y no intencionales.

Frente al masoquista esta el hombre que no cambia falsamente el displacer en placer, sino que reconvierte el sufrimiento en
obra humana. Distanciado del lloriqueo y el masoquismo afronta el sufrimiento trascendiéndolo. Con este sentido del
sacrificio transfiere el sufrimiento del plano de lo factico al plano de lo existencial, pero también se trasciende a si mismo

El sufrimiento es intencional si posee una referencia al sentido y al valor. Esta referencia puede apuntar también al propio
doliente. Entonces aparece, en lugar de masoquismo, el autismo. La referencia al sentido y al valor es entonces de tipo
reflexivo y autorreferencial.

El doliente autista huye del sufrimiento para refugiarse en la autocompasión. El autismo se asocia a menudo con el
exhibicionismo. El doliente “hecho y derecho” nunca ofrece en espectáculo su sufrimiento. Al doliente no le cuadra mucho
hablar, sino el callar ya que el sufrimiento autentico siempre es sufrimiento mudo.

El sufrimiento necesario puede ser voluntario. Es necesario en la línea de una necesidad superior que le hace a uno mismo
asumirlo libremente. El sufrimiento voluntario por excelencia es el martirio.

El masoquista sufre presuntuosamente, caprichosamente; el mártir padece libremente. El martirio no tiene nada que ver con
el masoquismo.

Tampoco se puede comparar al penitente con el masoquista. La diferencia entre ambos consiste en que el penitente acepta
el sufrimiento y el masoquista se entrega a el. Los dos comparten, el aspecto de la voluntad. La penitencia del penitente es
una expiación voluntaria, contrariamente al castigo o expiación involuntaria. Otra diferencia es que el sufrimiento del
penitente es de carácter intencional (su intención es el arrepentimiento). Solo el hombre arrepentido se interesa en
castigarse voluntariamente. ¿Porque no se limita a arrepentirse en vez de castigarse a si mismo? Porque si se arrepiente
solamente corre el riesgo de reincidir con facilidad. En cambio, si va acompañando de penalización voluntaria (con la
expiación, con el sufrimiento asumido libremente, con un displacer) queda conjurado el peligro hasta cierto punto.

El arrepentimiento asociado al displacer tiene mas peso (según Freud). De lo contrario, si este arrepentimiento no estuviera
cargado de displacer, seria demasiado fácil. La penitencia esta destinada a evitar el peligro de reincidencia

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