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DERECHO AGRARIO
(TEMARIO)
Conceptos varios.
Latifundio. Es una finca rústica de amplias dimensiones. Se trata de una explotación agraria de
gran extensión que, por lo general, no utiliza la totalidad de sus recursos de manera eficiente.
Ejido. Es la porción de tierra de uso público que no se labra y que permite establecer las eras o
reunir los ganados. El ejido puede ser propiedad de un municipio o de un Estado. Son
propiedades rurales de uso colectivo. Se creaba mediante la expropiación de tierras que
excedieran los límites de la pequeña propiedad, y eran dotados a un grupo de personas para la
explotación en común.
Agostadero/ Pastizal. Tierras con capacidad para producir forraje para el ganado y animales
silvestres.
Consumo Animal. Cantidad de forraje en materia seca que cada animal debe consumir
diariamente o por año para mantenerse y producir de acuerdo a su capacidad genética y función
zootécnica.
UNIDAD 1
DEFINICIÓN DE DERECHO AGRARIO
Y OTROS CONCEPTOS AFINES
El contenido del Derecho Agrario lo forman sus normas jurídicas vigentes que regulan lo
relativo a la propiedad rústica incluyendo toda institución que se relacione con este concepto y a
su explotación, a colación de la cual y teniendo en cuenta la planificación agraria, debe incluirse
la agricultura, ganadería, silvicultura y actividades que permiten al campesino el
aprovechamiento de todos sus recursos, y aquellas que coadyuvan a que dichas actividades den
mejores resultados como son los referentes a los aprovechamientos hidráulicos, créditos y
sociedades agrícolas, educación rural y agrícola, colonización, vías de comunicación rurales,
seguros agrícolas, seguro social en el campo, higiene y salubridad rural, industrialización
agrícola, derecho laboral rural, contratos y concesiones rurales, etc., hasta la extensión agrícola
con todos los renglones que ésta implica.
1.3.1 LO AGRARIO
La palabra mencionada viene del latín agrarium, de ager, campo, en consecuencia designa
todo lo relativo al campo.
En su acepción restringida agrario debe ser tomado como sinónimo de reparto de tierra.
En su acepción amplia, quiere decir todo lo relativo a la tierra, tomando este vocablo como
sinónimo de suelo.
En nuestro país, lo agrario se ha ido reduciendo, pues actualmente no abarca la pesca, la
caza, ni la minería. Parece que también se ha iniciado la segregación de la silvicultura,
desde las reformas constitucionales de 1947. Sucede que desde el punto de vista jurídico,
los reglamentos forestales no tienen una relación directa con el Derecho Agrario; aún
desde el punto de vista económico, la silvicultura presenta una relación mediata, pues la
reforestación, por ejemplo, sólo influye directamente en la agricultura.
1.3.2 LO AGRÍCOLA
subsidios directos, que se deciden, con una periodicidad anual, el grado de ayuda a los precios,
basándose en propuestas emitidas por los mercados.
La reforma puede afectar a todo un país o a parte del mismo, orientarse a grandes
parcelas y latifundios o incluir también medianas propiedades, o estar limitada a criterios de
rendimiento. Deberá producir, en todo caso, una transformación profunda de la estructura de
propiedad y explotación.
Las tierras pueden ser confiscadas (en las economías socialistas) o expropiadas con
indemnización. Si se indemniza, puede emplearse el valor fiscalmente declarado de la propiedad
(Italia, 1951) o condicionar el pago a la reinversión en la industria (Perú, 1969). La organización
de los beneficiarios, en cuanto al tamaño de las nuevas explotaciones y su capitalización, es la
clave final del éxito en términos de incremento de la renta familiar disponible.
El problema que aquí se plantea es aclarar cuál deba ser el alcance del derecho agrario,
si, por ejemplo, debe comprender a todo lo que tiene que ver con el fenómeno suelo, con el
fenómeno tierra, o si, por el contrario, nada más deba circunscribirse al mundo del campo objeto
de cultivo o explotaciones agropecuarias y forestales. Mendieta y Nuñez, sobre este punto,
señala que el contenido del derecho agrario en México viene dado por el alcance de las leyes,
reglamentos y demás disposiciones administrativas referentes a la propiedad rústica, a la
agricultura, ganadería, silvicultura, aprovechamientos de aguas, crédito rural, seguros agrícolas,
colonización y planificación agraria; por su parte Martha Chávez Padrón, partiendo de esta
descripción intenta pormenorizar lo más posible este mismo contenido y nos ofrece una lista
enorme de aspectos que quedan comprendidos como contenidos del derecho agrario, tanto
desde el punto de vista histórico, como de su moderno y presente planteamiento.
UNIDAD 2
EL DERECHO AGRARIO MEXICANO
COMO UN DERECHO SOCIAL
Propugna la existencia de un conjunto de es algo que es actual, que vale ahora. Así,
derechos universales, anteriores, superiores ''vigencia'' significa ''duración o periodo en
e independientes al derecho positivo y al que algo vale o prepondera''.
derecho consuetudinario.
El iuspositivismo o positivismo jurídico es una
El derecho natural supone la existencia de corriente de pensamiento jurídico, cuya
derechos que son justos en sí mismos, sin principal tesis es la separación conceptual de
necesidad de que el Estado o un grupo social moral y derecho, lo que supone un rechazo a
los valide o los consideren como justos; por una vinculación lógica o necesaria entre
tanto, son válidos para todos los hombres, en ambos.
todo tiempo y en todo lugar.
El positivismo afirma que sólo es derecho
aquello que está escrito en un ordenamiento
jurídico. Por lo tanto, la única fuente del
derecho, el único origen de la norma, se
fundamenta en el hecho de que está por
escrito y vigente en un país, en un
determinado momento histórico.
integrarse con dos elementos fundamentales: En los sistemas de derecho escrito existe un
el primero de carácter objetivo, la inveterata orden jerárquico entre las normas que lo
consuetudo consistente en la práctica componen. En ellos existe una Constitución
suficientemente prolongada de un que determina los procesos de creación de
determinado proceder y el segundo de todas las demás normas del orden jurídico.
carácter subjetivo, la opinio iuris seu Generalmente se otorga a un órgano especial
necessitatis caracterizado por la convicción ''el poder legislativo'' la facultad de dictar las
existente de que dicha práctica es obligatoria normas generales. Estas normas son las
y, por lo tanto, puede ser impuesta leyes en sentido formal. Sin embargo,
coactivamente por el Estado. Estos dos también el poder ejecutivo legista a través de
elementos constitutivos de la costumbre decretos o reglamentos. El proceso legislativo
jurídica se expresan perfectamente en la esta sujeto a ciertas etapas: iniciativa,
definición de Claude du Pasquier: ''La discusión, aprobación, promulgación.
costumbre es un uso implantado en una
colectividad y considerado por ésta como México es un país de derecho escrito, en el
jurídicamente obligatorio.” cual la costumbre no tiene prácticamente
ninguna importancia. El artículo 10 del Código
Civil para el Distrito Federal establece que
contra la observancia de la ley no puede
alegarse desuso, costumbre o práctica en
contrario.
Derecho Económico.
A su vez, se compone de los
siguientes tipos de Derechos: Derecho de la Seguridad
Social.
Derecho Constitucional.
Derecho Administrativo.
Derecho Procesal.
Derecho Penal.
Derecho Internacional
Público.
Derecho Internacional
Privado.
Este capítulo es una pendejada porque se basa en la anterior redacción del artículo 1
constitucional. Mejor puse la nueva redacción del artículo.
El artículo 1º de la Carta Magna manifiesta: “En los Estados Unidos Mexicanos todas las
personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su
protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las
condiciones que esta Constitución establece…”
Libertad de pensamiento.
Derecho a la información.
Libertad de imprenta.
Libertad de conciencia.
Libertad de cultos.
Libertad de intimidad, que comprende dos aspectos: inviolabilidad de la correspondencia
e inviolabilidad del domicilio.
Derecho de petición.
A toda petición, la autoridad contestará por acuerdo escrito.
Irretroactividad de la ley.
Privación de derechos sólo mediante juicio seguido con las formalidades del proceso.
Principio de legalidad.
Prohibición de aplicar la analogía y la mayoría de razón en los juicios penales.
Principio de autoridad competente.
Mandamiento judicial escrito, fundado y motivado, para poder ser molestado en la persona,
familia, domicilio, papeles o posesiones.
Detención solo con orden judicial.
Abolición de prisión por deudas de carácter puramente civil.
Prohibición de hacerse justicia por propia mano.
Expedita y eficaz administración de justicia.
Prisión preventiva solo por delitos que tengan pena corporal.
Garantías del auto de formal prisión.
Garantías del acusado en todo proceso criminal.
Solo el Ministerio Público y la Policía Judicial pueden perseguir los delitos.
Prohibición de penas infamantes y trascendentes.
Nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito.
Los juicios criminales no pueden tener más de tres instancias.
A través de las garantías sociales se protege a los grupos sociales más débiles. Para
ello nacieron estas garantías y en parte así subsisten, solo que actualmente se han extendido
para otorgar protección en general; tal es el caso de la educación y de la seguridad social.
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La idea de los derechos sociales lleva implícita la noción de: a cada quien según sus
posibilidades y sus necesidades, partiendo del concepto de igualdad de oportunidades. Para
reglamentar estas garantías sociales, han nacido específicas ramas del derecho.
“Artículo 27. La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los liḿ ites del
territorio nacional, corresponde originariamente a la Nación, la cual ha tenido y tiene el derecho
de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad privada.
Las expropiaciones sólo podrán hacerse por causa de utilidad pública y mediante
indemnización.
entidad federativa a otra o cruce la línea divisoria de la República; la de los lagos, lagunas o
esteros cuyos vasos, zonas o riberas, estén cruzadas por líneas divisorias de dos o más
entidades o entre la República y un pais ́ vecino, o cuando el lim
́ ite de las riberas sirva de lindero
entre dos entidades federativas o a la República con un país vecino; las de los manantiales que
broten en las playas, zonas marítimas, cauces, vasos o riberas de los lagos, lagunas o esteros
de propiedad nacional, y las que se extraigan de las minas; y los cauces, lechos o riberas de los
lagos y corrientes interiores en la extensión que fija la ley. Las aguas del subsuelo pueden ser
libremente alumbradas mediante obras artificiales y apropiarse por el dueño del terreno, pero
cuando lo exija el interés público o se afecten otros aprovechamientos, el Ejecutivo Federal podrá
reglamentar su extracción y utilización y aún establecer zonas vedadas, al igual que para las
demás aguas de propiedad nacional. Cualesquiera otras aguas no incluidas en la enumeración
anterior, se considerarán como parte integrante de la propiedad de los terrenos por los que corran
o en los que se encuentren sus depósitos, pero si se localizaren en dos o más predios, el
aprovechamiento de estas aguas se considerará de utilidad pública, y quedará sujeto a las
disposiciones que dicten las entidades federativas.
En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es
inalienable e imprescriptible y la explotación, el uso o el aprovechamiento de los recursos de que
se trata, por los particulares o por sociedades constituidas conforme a las leyes mexicanas, no
podrá realizarse sino mediante concesiones, otorgadas por el Ejecutivo Federal, de acuerdo con
las reglas y condiciones que establezcan las leyes, salvo en radiodifusión y telecomunicaciones,
que serán otorgadas por el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Las normas legales
relativas a obras o trabajos de explotación de los minerales y substancias a que se refiere el
párrafo cuarto, regularán la ejecución y comprobación de los que se efectúen o deban efectuarse
a partir de su vigencia, independientemente de la fecha de otorgamiento de las concesiones, y
su inobservancia dará lugar a la cancelación de éstas. El Gobierno Federal tiene la facultad de
establecer reservas nacionales y suprimirlas. Las declaratorias correspondientes se harán por el
Ejecutivo en los casos y condiciones que las leyes prevean. Tratándose de minerales radiactivos
no se otorgarán concesiones. Corresponde exclusivamente a la Nación la planeación y el control
del sistema eléctrico nacional, así como el servicio público de transmisión y distribución de
energía eléctrica; en estas actividades no se otorgarán concesiones, sin perjuicio de que el
Estado pueda celebrar contratos con particulares en los términos que establezcan las leyes,
mismas que determinarán la forma en que los particulares podrán participar en las demás
actividades de la industria eléctrica.
La Nación ejerce en una zona económica exclusiva situada fuera del mar territorial y
adyacente a éste, los derechos de soberania ́ y las jurisdicciones que determinen las leyes del
Congreso. La zona económica exclusiva se extenderá a doscientas millas náuticas, medidas a
partir de la línea de base desde la cual se mide el mar territorial. En aquellos casos en que esa
extensión produzca superposición con las zonas económicas exclusivas de otros Estados, la
delimitación de las respectivas zonas se hará en la medida en que resulte necesario, mediante
acuerdo con estos Estados.
La capacidad para adquirir el dominio de las tierras y aguas de la Nación, se regirá por
las siguientes prescripciones:
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I. Sólo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las sociedades mexicanas
tienen derecho para adquirir el dominio de las tierras, aguas y sus accesiones o para obtener
concesiones de explotación de minas o aguas. El Estado podrá conceder el mismo derecho a
los extranjeros, siempre que convengan ante la Secretaria ́ de Relaciones en considerarse como
nacionales respecto de dichos bienes y en no invocar por lo mismo la protección de sus gobiernos
por lo que se refiere a aquéllos; bajo la pena, en caso de faltar al convenio, de perder en beneficio
de la Nación, los bienes que hubieren adquirido en virtud del mismo. En una faja de cien
kilómetros a lo largo de las fronteras y de cincuenta en las playas, por ningún motivo podrán los
extranjeros adquirir el dominio directo sobre tierras y aguas.
El Estado de acuerdo con los intereses públicos internos y los principios de reciprocidad,
podrá, a juicio de la Secretaria
́ de Relaciones, conceder autorización a los Estados extranjeros
para que adquieran, en el lugar permanente de la residencia de los Poderes Federales, la
propiedad privada de bienes inmuebles necesarios para el servicio directo de sus embajadas o
legaciones.
II. Las asociaciones religiosas que se constituyan en los términos del artículo 130 y su
ley reglamentaria tendrán capacidad para adquirir, poseer o administrar, exclusivamente, los
bienes que sean indispensables para su objeto, con los requisitos y limitaciones que establezca
la ley reglamentaria;
III. Las instituciones de beneficencia, pública o privada, que tengan por objeto el auxilio
de los necesitados, la investigación científica, la difusión de la enseñanza, la ayuda recíproca de
los asociados, o cualquier otro objeto lícito, no podrán adquirir más bienes raíces que los
indispensables para su objeto, inmediata o directamente destinados a él, con sujeción a lo que
determine la ley reglamentaria;
IV. Las sociedades mercantiles por acciones podrán ser propietarias de terrenos rústicos
pero únicamente en la extensión que sea necesaria para el cumplimiento de su objeto.
En ningún caso las sociedades de esta clase podrán tener en propiedad tierras
dedicadas a actividades agrícolas, ganaderas o forestales en mayor extensión que la respectiva
equivalente a veinticinco veces los límites señalados en la fracción XV de este artículo. La ley
reglamentaria regulará la estructura de capital y el número mínimo de socios de estas
sociedades, a efecto de que las tierras propiedad de la sociedad no excedan en relación con
cada socio los liḿ ites de la pequeña propiedad. En este caso, toda propiedad accionaria
individual, correspondiente a terrenos rústicos, será acumulable para efectos de cómputo.
Asimismo, la ley señalará las condiciones para la participación extranjera en dichas sociedades.
VI. Las entidades federativas, lo mismo que los Municipios de toda la República, tendrán
plena capacidad para adquirir y poseer todos los bienes raíces necesarios para los servicios
públicos.
El ejercicio de las acciones que corresponden a la Nación, por virtud de las disposiciones
del presente artić ulo, se hará efectivo por el procedimiento judicial; pero dentro de este
procedimiento y por orden de los tribunales correspondientes, que se dictará en el plazo máximo
de un mes, las autoridades administrativas procederán desde luego a la ocupación,
administración, remate o venta de las tierras o aguas de que se trate y todas sus accesiones, sin
que en ningún caso pueda revocarse lo hecho por las mismas autoridades antes que se dicte
sentencia ejecutoriada.
La ley, con respeto a la voluntad de los ejidatarios y comuneros para adoptar las
condiciones que más les convengan en el aprovechamiento de sus recursos productivos,
regulará el ejercicio de los derechos de los comuneros sobre la tierra y de cada ejidatario sobre
su parcela. Asimismo establecerá los procedimientos por los cuales ejidatarios y comuneros
podrán asociarse entre sí, con el Estado o con terceros y otorgar el uso de sus tierras; y,
tratándose de ejidatarios, transmitir sus derechos parcelarios entre los miembros del núcleo de
población; igualmente fijará los requisitos y procedimientos conforme a los cuales la asamblea
ejidal otorgará al ejidatario el dominio sobre su parcela. En caso de enajenación de parcelas se
respetará el derecho de preferencia que prevea la ley.
Dentro de un mismo núcleo de población, ningún ejidatario podrá ser titular de más tierra
que la equivalente al 5% del total de las tierras ejidales. En todo caso, la titularidad de tierras en
favor de un solo ejidatario deberá ajustarse a los límites señalados en la fracción XV.
Quedan exceptuadas de la nulidad anterior, únicamente las tierras que hubieren sido
tituladas en los repartimientos hechos con apego a la Ley de 25 de junio de 1856 y poseídas en
nombre propio a título de dominio por más de diez años cuando su superficie no exceda de
cincuenta hectáreas.
IX. La división o reparto que se hubiere hecho con apariencia de legítima entre los
vecinos de algún núcleo de población y en la que haya habido error o vicio, podrá ser nulificada
cuando así lo soliciten las tres cuartas partes de los vecinos que estén en posesión de una cuarta
parte de los terrenos, materia de la división, o una cuarta parte de los mismos vecinos cuando
estén en posesión de las tres cuartas partes de los terrenos.
X. (Se deroga)
XI. (Se deroga)
XII. (Se deroga)
XIII. (Se deroga)
XIV. (Se deroga)
Se considera pequeña propiedad agric ́ ola la que no exceda por individuo de cien
hectáreas de riego o humedad de primera o sus equivalentes en otras clases de tierras.
Para los efectos de la equivalencia se computará una hectárea de riego por dos de
temporal, por cuatro de agostadero de buena calidad y por ocho de bosque, monte o agostadero
en terrenos áridos.
Cuando debido a obras de riego, drenaje o cualesquiera otras ejecutadas por los dueños
o poseedores de una pequeña propiedad se hubiese mejorado la calidad de sus tierras, seguirá
siendo considerada como pequeña propiedad, aún cuando, en virtud de la mejoría obtenida, se
rebasen los máximos señalados por esta fracción, siempre que se reúnan los requisitos que fije
la ley.
Cuando dentro de una pequeña propiedad ganadera se realicen mejoras en sus tierras
y éstas se destinen a usos agrícolas, la superficie utilizada para este fin no podrá exceder, según
el caso, los límites a que se refieren los párrafos segundo y tercero de esta fracción que
correspondan a la calidad que hubieren tenido dichas tierras antes de la mejora;
El excedente deberá ser fraccionado y enajenado por el propietario dentro del plazo de
un año contado a partir de la notificación correspondiente. Si transcurrido el plazo el excedente
no se ha enajenado, la venta deberá hacerse mediante pública almoneda. En igualdad de
condiciones, se respetará el derecho de preferencia que prevea la ley reglamentaria.
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Las leyes locales organizarán el patrimonio de familia, determinando los bienes que
deben constituirlo, sobre la base de que será inalienable y no estará sujeto a embargo ni a
gravamen ninguno;
XVIII. Se declaran revisables todos los contratos y concesiones hechas por los Gobiernos
anteriores desde el año de 1876, que hayan traído por consecuencia el acaparamiento de tierras,
aguas y riquezas naturales de la Nación, por una sola persona o sociedad, y se faculta al
Ejecutivo de la Unión para declararlos nulos cuando impliquen perjuicios graves para el interés
público.
XIX. Con base en esta Constitución, el Estado dispondrá las medidas para la expedita y
honesta impartición de la justicia agraria, con objeto de garantizar la seguridad jurid
́ ica en la
tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la pequeña propiedad, y apoyará la asesoría legal de
los campesinos.
Son de jurisdicción federal todas las cuestiones que por límites de terrenos ejidales y
comunales, cualquiera que sea el origen de éstos, se hallen pendientes o se susciten entre dos
o más núcleos de población; así como las relacionadas con la tenencia de la tierra de los ejidos
y comunidades. Para estos efectos y, en general, para la administración de justicia agraria, la ley
instituirá tribunales dotados de autonomia ́ y plena jurisdicción, integrados por magistrados
propuestos por el Ejecutivo Federal y designados por la Cámara de Senadores o, en los recesos
de ésta, por la Comisión Permanente.
XX. El Estado promoverá las condiciones para el desarrollo rural integral, con el propósito
de generar empleo y garantizar a la población campesina el bienestar y su participación e
incorporación en el desarrollo nacional, y fomentará la actividad agropecuaria y forestal para el
óptimo uso de la tierra, con obras de infraestructura, insumos, créditos, servicios de capacitación
y asistencia técnica. Asimismo expedirá la legislación reglamentaria para planear y organizar la
producción agropecuaria, su industrialización y comercialización, considerándolas de interés
público.
Entre los principios actualmente en vigor figuran la jornada máxima de ocho horas la
prohibición de labores insalubres y peligrosas; la prohibición de la utilización del trabajo de
menores de 14 años y la fijación de una jornada especial para quienes se encuentren entre esta
edad y los 16; el descanso hebdomadario; la protección a la mujer durante el periodo de
embarazo la definición del salario mínimo; la participación de los trabajadores en las utilidades
de las empresas; la garantía de igualdad en el salario, sin discriminación por concepto de sexo
o nacionalidad; el derecho a la vivienda; el derecho a la capacitación y adiestramiento; el derecho
de los trabajadores a coligarse y a ejercer la huelga y el derecho de disfrutar de la seguridad
social.
Esta parte contiene el denominado principio de organización por medio del cual se
establece la forma de gobierno, los órganos de gobierno, la división de poderes, las atribuciones
de cada uno de los órganos de gobierno y la distribución de competencias entre las esferas de
gobierno.
La parte orgánica de la Constitución Política cuenta con principios que han sido
denominados como decisiones fundamentales y, en consecuencia, irreformables. Entre estos
principios se encuentra la forma republicana y federal de gobierno, la existencia de los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial y su separación o distinción con la asignación de atribuciones
propias.
Se reservó para los mexicanos por nacimiento o por naturalización, y a las sociedades
mexicanas, la capacidad para adquirir tierras.
A los extranjeros se les otorgó el mismo derecho, siempre y cuando convinieran en
considerarse como nacionales respecto de dichos bienes y que no invocaran la protección
de su gobierno en lo referente a la defensa de tales propiedades.
Se prohibió a los extranjeros la adquisición de bienes raíces en una franja de cien
kilómetros a lo largo de la frontera, y de cincuenta kilómetros a lo largo de las playas.
Se prohibió a las asociaciones religiosas, a las sociedades comerciales por acciones y a
los bancos, la adquisición de fincas rústicas, solamente pueden tener una participación
accionaria en las mismas, pero dichas asociaciones solamente podrán tener la cantidad
de bienes inmuebles estrictamente necesarias para el cumplimiento de su objeto.
Se declararon nulas las disposiciones, diligencias, resoluciones, operaciones de deslinde,
concesiones, sentencias, transacciones, enajenaciones o remates, mediante las aguas y
bosques a los codueñazgos, rancherías, pueblos congregaciones, tribus y demás
corporaciones que existían desde la Ley del 25 de junio de 1856.
Se fijó la expedición de leyes por el Congreso de la Unión y por las legislaturas de los
Estados para el efecto de fraccionar las grandes propiedades y señaló las bases para ese
fin.
En esta norma suprema se disponía que la propiedad originaria de la tierra y del agua,
comprendidas dentro del territorio nacional, correspondía a la nación, y sólo ella puede
constituir la propiedad privada al transmitir a los particulares su dominio.
El derecho de propiedad al amparo del Artículo 27 constitucional que estuvo vigente hasta
el 6 de enero de 1992, podía ser constituido por las formas ordinarias de adquirirla, o bien,
a través de las acciones de dotación, restitución, ampliación de ejidos o por la creación de
nuevos centros de población ejidal.
Para algunas personas físicas y morales existía prohibición para adquirir propiedades
dentro del territorio nacional, extraordinariamente, este derecho se concedía a extranjeros,
cuando cumplieran con lo establecido en la fracción primera del párrafo séptimo del artículo
27 constitucional.
En la fracción XII (DEROGADA) de la norma constitucional que nos ocupa se contenía la
organización administrativa para el tratamiento de la problemática agraria, para el
tratamiento de la problemática agraria, para lo cual disponía la creación de una
dependencia directa del Ejecutivo Federal, a quién se le encomendaba la aplicación y
ejecución de las leyes agrarias. Esta dependencia se llamó sucesivamente Comisión
Nacional Agraria, Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización, y últimamente
Secretaría de la Reforma Agraria. Asimismo, dentro de la organización administrativa se
disponía de la creación de un Cuerpo Consultivo Agrario, que cumplía funciones de
asesoría para el ejecutivo federal. Igualmente se disponía la creación de la Comisión
Agraria Mixta y de los Comités Particulares Ejecutivos.
De igual manera, en el párrafo primero de la fracción VII y en las fracciones décima primera
y décima segunda se contenían los principios reguladores de los procedimientos agrarios.
En el párrafo segundo de aquel artículo 27, se contemplaba la expropiación como causa
de utilidad pública.
Las tres formas de tenencia de la tierra reguladas por la disposición legal que nos ocupa,
eran objeto de una protección constitucional contenida en el párrafo tercero, fracciones XV
y XIX.
La fracción XX del artículo 27 disponía el desarrollo rural integral, y obligaba al Estado a
promoverlo.
Las fracciones XVI y XVIII consignaban las reglas necesarias para que, en lo futuro, no se
repitieran los grandes acaparamientos de tierras de unas cuantas personas.
Por último, en esa anterior disposición constitucional se preveían, en la fracción VI la
nulidad de las ventas y concesiones que se hubieren realizado en contravención a la Ley
de Desamortización y sus disposiciones relativas a partir del 1º de diciembre de 1876, y
que hayan tenido como consecuencia la ocupación de ejidos y de terrenos de común
repartimiento.
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UNIDAD 3
DISPOSICIONES QUE GENERARON EL
NACIMIENTO DEL SISTEMA SOCIAL AGRARIO
Se conoce con este nombre al Plan Libertador de los hijos del Estado de Morelos
afiliados al Ejército Insurgente, que defiende el cumplimiento del Plan de San Luis Potosí, con
las reformas que ha creído conveniente aumentar en beneficio de la Patria Mexicana, firmado en
la población de Ayoxustla, Estado de Puebla, por un grupo de jefes zapatistas, encabezados por
Emiliano Zapata, el día 28 de noviembre de 1911, Fue publicado por vez primera en la ciudad de
México en el Diario del Hogar del 15 de diciembre del mismo año, con indicación de haberse
firmado en Ayala, Morelos, el día 25 de noviembre de 1911. Sus principales objetivos fueron
desconocer como presidente de la República y jefe de la Revolución a Francisco I. Madero, y
reformar y adicionar el Plan de San Luis Potosí a fin de incorporarle un verdadero programa de
reforma agraria.
El artículo 1, el más largo de todos, contiene los considerandos del Plan de Ayala: Estos
son, en resumen: la traición de Madero a los principios que juró defender en el Plan de San Luis
Potosí, su ambición desmedida, su desacato a las leyes emanadas de la Constitución Política de
1857, y la persecución que había dirigido contra quienes le ayudaron a ocupar la presidencia de
la República. También el Plan de Ayala consideró que Madero se había burlado del sufragio
efectivo al imponer en la vicepresidencia a Pino Suárez y a los gobernadores de algunos Estados,
y lo acusó de violar la soberanía de éstos y de entrar en contubernio con los ''científicos'' y los
''hacendados feudales y caciques opresores'' con el fin de establecer una nueva tiranía, más
oprobiosa y mas terrible que la de Porfirio Díaz. El citado artículo terminó declarando a Madero
''incapaz para gobernar'' y ''traidor a la Patria''. Por estas razones el artículo 2 desconoció a
Francisco I. Madero como jefe de la Revolución y como presidente de la República. El artículo 3
reconoció como jefe de la Revolución y como presidente a Pascual Orozco, y, en caso de no
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aceptar éste, al general Emiliano Zapata. Por el artículo 4 la Junta Revolucionaria hizo suyo el
Plan de San Luis, con las adiciones que a continuación incorporaba. El artículo 5, en obvia
referencia al Tratado de Ciudad Juárez, estableció que dicha Junta no admitiría ''transacciones
ni componendas políticas'' hasta no conseguir el derrocamiento de los regímenes porfirista y
maderista, ''pues la Nación esta cansada de hombres falaces y traidores que hacen promesas
como libertadores pero que, al llegar al poder, se olvidan de ellas y se constituyen en tiranos”.
Los artículos 6 a 9 constituyen la parte más importante y radical del Plan de Ayala, así
como del experimento más notable y más discutido de México, el de la reforma agraria. En efecto,
por el artículo 6 los terrenos, montes y aguas que habían usurpado los hacendados o los
caciques entrarían desde luego en posesión de los pueblos o ciudadanos que tuviesen sus títulos
correspondientes, quienes defenderían dicha posesión con las armas en la mano; el a. sin
embargo, dejó abierta la puerta judicial a los usurpadores que se creyeran con derecho a los
bienes perdidos.
El artículo 9 estableció que para ''ajustar los procedimientos respecto a los bienes antes
mencionados'' se aplicarían, ''según convenga'', leyes de desamortización y nacionalización, a
semejanza de las puestas en vigor ''por el inmortal Juárez a los bienes eclesiásticos''.
Radical también fue el artículo 10, que dispuso que serían considerados traidores a la
Patria y a la causa revolucionaria los antiguos revolucionarios que se opusieran al Plan de Ayala.
El artículo 11 ratificó al de igual número del Plan de San Luis Potosí y las instrucciones
en éste contenidas; pero en abierta contradicción con el artículo 5 del plan maderista.
El artículo 12 dispuso que al triunfo de la Revolución ''una junta de los principales jefes
revolucionarios de los distintos Estados'' nombrarían un presidente interino, quien convocaría a
elecciones para la formación de un nuevo Congreso.
El artículo 13, también en oposición al Plan de San Luis, señaló que los principales jefes
de cada Estado, en junta, nombrarían al gobernador del Estado a que correspondiesen. Esto
''con el objeto de evitar consignas forzadas''.
El artículo 14 invitó al presidente Madero y a los demás elementos del antiguo régimen
a presentar inmediata renuncia a sus puestos, en caso de no hacerlo así, la responsabilidad de
la sangre derramada caería sobre sus cabezas.
El último artículo se dirigió a los mexicanos para, después de insistir en las causas de su
lucha, asegurarles que los firmantes eran partidarios de los principios, no de las personas. La
versión del Plan dé Ayala publicada en el diario capitalino llevó como lema Libertad, Justicia y
Ley el firmado el 28 de noviembre Justicia y Ley y finalmente, el zapatismo adoptó como lema
Reforma, Libertad, Justicia y Ley.
figuró Emiliano Zapata, ratificó ''los principios que forman el alma de la Revolución'', es decir, los
principios proclamados en el Plan de Ayala. En este acto los signatarios se comprometieron a
elevar al rango de preceptos constitucionales los principios del plan relativos a la cuestión agraria,
y a luchar hasta ver establecido un gobierno compuesto de hombres adictos al Plan de Ayala.
Meses más tarde, habiéndose ya reunido la Convención de jefes revolucionarios en la ciudad de
Aguascalientes, se decidió invitar al movimiento zapatista a formar parte de dicha asamblea. Los
enviados zapatistas pugnaron porque la Convención aprobase los artículos del Plan de Ayala.
Después de algunos debates, en la sesión del 28 de octubre de 1914 la asamblea aprobó ''en
principio'' los artículos 4, 6, 7, 8, 9, y 12 del Plan de Ayala.
Defendido a capa y espada por los zapatistas desde el año de 1911, sin permitir alguna
concesión respecto de su contenido, el Plan de Ayala fue paulatinamente dejado a un lado por
sus defensores ante la presión del movimiento constitucionalista y la necesidad de allegarse
aliados para sobrevivir. Cuando el 25 de abril de 1918 Zapata dirigió un Manifiesto al pueblo
mexicano omitió referirse a aquél. Por tanto, se ha llegado a considerar que este documento
equivale a una abrogación del Plan de Ayala y un retraso a la posición de septiembre de 1911.
Sin embargo, todavía el 6 de agosto de 1919, seis ''antiguos revolucionarios del Sur'' proclamaron
el llamado Plan de Milpa Alta al que concibieron como reformador del Plan de Ayala. Zapata
había muerto, asesinado el 10 de abril anterior. La ulterior fidelidad prestada al Plan de Agua
Prieta y las promesas hechas por el grupo sonorense a los campesinos del Sur supusieron el fin
del Plan de Ayala como bandera revolucionaria.
Se declaró de utilidad pública nacional la restitución y dotación de ejidos para los pueblos.
Se manifestó la necesidad de expropiar los terrenos necesarios para reconstruir los ejidos
de los pueblos que los hayan perdido, para dotar de ellos a los pobladores que los
necesitaren, o para aumentar la extensión de los existentes.
Se estimó que el gobierno federal debía hacer esfuerzos para fomentar la creación de la
pequeña propiedad agraria.
Se consideró al hacendismo como una parte nociva de que la propiedad rural no se
desarrollara plenamente provocando privilegios únicamente para una minoría social.
Era menester libertar a los pueblos de la opresión económica y política que sobre ellos
ejercían las haciendas.
Para que pudiera erigirse la pequeña propiedad, era necesario considerar temas tales
como: el crédito rural, la cuestión de la irrigación, la situación del catastro, el aspecto de
los impuestos, etc.
Este decreto es conocido también como Plan de Veracruz, por haber dado el 12 de
diciembre de 1914 en la ciudad del mismo nombre. Le correspondió a Venustiano Carranza
expedirlo en calidad de Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y encargado del Poder
Ejecutivo en la República Mexicana.
Debido al compromiso adquirido por Carranza en lucha que encabezara contra Huerta,
en el decreto expedido en Veracruz dio respuesta a las cuestiones sociales y económicas que
debían ser tratadas para buscar soluciones a tan singular e importantes cuestiones.
Como resultado de la disposición en cita sucedió una serie de ordenamientos entre los
que destaca la Ley del 6 de enero de 1915.
El artículo tercero de la Ley del 6 de enero de 1915 contiene dos acciones, una de ellas
denominada restitución, que con antelación ya se había mencionado en planes y programas
agrarios; la otra acción es la dotación, concepto que por primera vez se incorpora a la vida agraria
de México. Como podrá advertirse, las acciones mencionadas respondieron ampliamente a la
solución de la problemática agraria, en razón de que, por un lado, con la acción de la restitución
se reintegraba a los individuos y pueblos las superficies de la tierra de que hubieran sido
despojados, y por otra se satisfacía las necesidades de quienes carecían de tierras mediante la
acción de dotación.
La ley en cuestión tuvo vigencia hasta 1934, año en el cual sus principios fueron
incorporados al artículo 27 de la Constitución Política federal.
UNIDAD 4
PRINCIPALES REFORMAS Y ADICIONES DE
1992 AL ARTÍCULO 27 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA MEXICANA
La reforma al artículo 27 fue pensada en un principio para inducir la modernización del campo
mexicano y hacerlo más productivo con base en el otorgamiento de certidumbre jurídica a la
tenencia de la tierra y en la posibilidad de asociaciones entre todo tipo de productores, lo que a
su vez incidiría en una mayor inversión privada y en la capitalización del campo. La reforma
introduce para ello un cambio radical a la situación prevaleciente desde principios del siglo XX,
20
ya que rompe con el tabú del ejido como una institución intocable; se le retira, a partir de
entonces, su carácter de inalienable, imprescriptible e inembargable, permitiendo por primera
vez la posibilidad de que se venda, se arriende o se hipoteque.
Con anterioridad a la reforma de 1992 al artículo 27 constitucional, las tierras ejidales que rodean
a la mayor parte de las ciudades mexicanas sólo podían incorporarse al desarrollo urbano
mediante el mercado ilegal de suelo. Esto era así porque la Ley Agraria que reglamenta lo relativo
a la tenencia del suelo ejidal prohibía su enajenación y su conversión a usos urbanos a pesar
de lo inminente de su urbanización. Las autoridades municipales urbanas, por lo tanto, carecían
de toda posibilidad de acción para procurar la incorporación ordenada del suelo ejidal al
crecimiento urbano. Ello derivó en una doble ilegalidad, la de la venta del ejido y de los terrenos
comunales, y la conformación de colonias populares (principalmente) que incumplían la
normatividad exigida por las autoridades urbanas para autorizar un fraccionamiento.
Sin embargo, estas políticas de repartición de tierra y constitución de propiedad social ya no son
congruentes con la realidad. La población rural ha crecido, mientras que el territorio es el mismo.
Ya no hay tierras afectables para satisfacer una demanda abierta, prescrita hasta ahora en la
legislación y fomentada por el crecimiento demográfico. Repartir en el papel pero no en la
realidad provoca incertidumbre jurídica y no da oportunidades a los campesinos de México.
Con la reforma de 1992 al artículo 27, por primera vez se permite la venta del suelo ejidal y
comunal (ver fracción VII), sin embargo, contrario a lo que se pensaba, no se dio la venta
indiscriminada de tierras ejidales ni en el campo ni en las periferias urbanas por varias razones.
Particularmente se debe a que varias disposiciones legales evitan que sea un proceso sencillo.
En efecto, el artículo 87 de la Ley Agraria, señala que “cuando los terrenos de un ejido se
encuentren ubicados en el área de crecimiento de un centro de población, los núcleos de
población ejidal podrán beneficiarse de la urbanización de sus tierras. En todo caso, la
incorporación de las tierras ejidales al desarrollo urbano deberá sujetarse a las leyes,
reglamentos y planes vigentes en materia de asentamientos humanos.”
Ahora bien, dicha urbanización no es una decisión individual de los ejidatarios, sino que es una
decisión tomada en la Asamblea ejidal. A ésta se le convoca con 30 días de anticipación; en una
primera convocatoria debe instalarse con las tres cuartas partes del total de los ejidatarios; las
resoluciones se toman con las dos terceras partes de los ejidatarios que asisten, y debe estar
presente un representante de la Procuraduría Agraria y un fedatario público.
Al respecto, encontramos que los motivos que se tuvieron para reformar esta fracción
fueron los siguientes, a saber:
“Con objeto de incentivar la inversión privada en la reactivación económica del campo mexicano,
la iniciativa presentada ante la Cámara de Diputados propuso establecer la posibilidad de que
las sociedades mercantiles sean propietarias de terrenos rústicos y establecer que la ley
reglamentaria señale los límites de dicha propiedad territorial para dichas sociedades, cuando se
dediquen a actividades agrícolas, ganaderas o forestales, así como su estructura de capital y su
número de socios; a efecto de que las tierras propiedad de la sociedad se ajusten en relación
con cada socio a los límites de la pequeña propiedad".
A su vez, se señaló que toda propiedad accionaria individual de terrenos rústicos sería
acumulable para efectos del cómputo de la extensión de la propiedad rústica, y el mandato al
legislador ordinario para "normar las condiciones en que podría haber participación de
extranjeros en las sociedades mercantiles que tengan por objeto las actividades agrícolas,
ganaderas o forestales". Al respecto, competerá a la legislación reglamentaria prever las normas
para el control y registro de la extensión territorial de cada individuo, y en particular la que cada
persona aporte en carácter de miembro de una sociedad mercantil.
“IV. Las sociedades mercantiles por acciones podrán ser propietarias de terrenos rústicos pero
únicamente en la extensión que sea necesaria para el cumplimiento de su objeto.
En ningún caso las sociedades de esta clase podrán tener en propiedad tierras dedicadas a
actividades agrícolas, ganaderas o forestales en mayor extensión que la respectiva equivalente
a veinticinco veces los límites señalados en la fracción XV de este artículo. La ley reglamentaria
regulará la estructura de capital y el número mínimo de socios de estas sociedades, a efecto de
que las tierras propiedad de la sociedad no excedan en relación con cada socio los límites de la
pequeña propiedad. En este caso, toda propiedad accionaria individual, correspondiente a
terrenos rústicos, será acumulable para efectos de cómputo. Asimismo, la ley señalará las
condiciones para la participación extranjera en dichas sociedades.”
“XV. …
Se considera pequeña propiedad agrícola la que no exceda por individuo de cien hectáreas de
riego o humedad de primera o sus equivalentes en otras clases de tierras.
Para los efectos de la equivalencia se computará una hectárea de riego por dos de temporal, por
cuatro de agostadero de buena calidad y por ocho de bosque, monte o agostadero en terrenos
áridos.
Se considerará, asimismo, como pequeña propiedad, la superficie que no exceda por individuo
de ciento cincuenta hectáreas cuando las tierras se dediquen al cultivo de algodón, si reciben
riego; y de trescientas, cuando se destinen al cultivo del plátano, caña de azúcar, café, henequén,
hule, palma, vid, olivo, quina, vainilla, cacao, agave, nopal o árboles frutales.
Al respecto, encontramos que los motivos que se tuvieron para reformar esta fracción
fueron los siguientes, a saber:
“En la actual fracción VII del Artículo 27 constitucional se establece con claridad el disfrute de
tierras, bosques y aguas a los núcleos de población que guardan el estado comunal. A su vez,
se señala la jurisdicción federal para la resolución de las cuestiones relativas a límites de terrenos
22
En la iniciativa del titular del Poder Ejecutivo de la Unión que se presentó ante la Cámara, de
Diputados se propone establecer con claridad y plenitud el rango constitucional de las
propiedades ejidal y comunal, así como la protección de la integridad territorial de los pueblos
indígenas. A su vez se propuso dar la base constitucional para la protección territorial del
asentamiento humano así como los principios para regular los derechos de los Comuneros sobre
la tierra y de los ejidatarios sobre su parcela. Entre éstos se incluye el otorgamiento del uso de
sus tierras y, tratándose de ejidatarios, para transmitir sus derechos parcelarios entre sí y el
otorgamiento por parte del núcleo ejidal al ejidatario del dominio sobre su parcela. Por otro lado,
se conserva el principio constitucional de procedencia de restitución de tierras, bosques y aguas
a los núcleos de población en los términos que dispongan las leyes.
Por otra parte, se mantiene la jurisdicción federal para la solución de las cuestiones relativas a
límites de terrenos comunales, ampliándose a la de terrenos ejidales y se propone el
establecimiento de tribunales agrarios dotados de autonomía y plena jurisdicción.
En el caso de la propuesta para que los ejidatarios puedan transmitir sus derechos parcelarios,
se precisó que fuera a miembros del núcleo de población, conforme a los requisitos y
procedimientos que establezca la ley y en los cuales compete a la asamblea ejidal otorgar al
ejidatario el dominio sobre su parcela. En este sentido se incluye una mención específica para
señalar que en caso de enajenación de parcelas se respetará el derecho de preferencia que
prevea la ley.
Por otro lado, en esta misma fracción, los debates de la Cámara de Diputados conllevaron a la
introducción de dos párrafos adicionales En uno de ellos se señala la imposibilidad de que
cualquier ejidatario pueda ser titular de una proporción mayor al 5% del total de las tierras ejidales
del núcleo de población que corresponda, siempre y cuando no rebase los límites señalados para
la extensión de la pequeña propiedad en la fracción XV del propio Artículo 27 constitucional.
La ley, con respeto a la voluntad de los ejidatarios y comuneros para adoptar las condiciones que
más les convengan en el aprovechamiento de sus recursos productivos, regulará el ejercicio de
los derechos de los comuneros sobre la tierra y de cada ejidatario sobre su parcela. Asimismo
establecerá los procedimientos por los cuales ejidatarios y comuneros podrán asociarse entre sí,
con el Estado o con terceros y otorgar el uso de sus tierras; y, tratándose de ejidatarios, transmitir
sus derechos parcelarios entre los miembros del núcleo de población; igualmente fijará los
requisitos y procedimientos conforme a los cuales la asamblea ejidal otorgará al ejidatario el
dominio sobre su parcela. En caso de enajenación de parcelas se respetará el derecho de
preferencia que prevea la ley.
Dentro de un mismo núcleo de población, ningún ejidatario podrá ser titular de más tierra que la
equivalente al 5% del total de las tierras ejidales. En todo caso, la titularidad de tierras en favor
de un solo ejidatario deberá ajustarse a los límites señalados en la fracción XV.
La asamblea general es el órgano supremo del núcleo de población ejidal o comunal, con la
organización y funciones que la ley señale. El comisariado ejidal o de bienes comunales, electo
democráticamente en los términos de la ley, es el órgano de representación del núcleo y el
responsable de ejecutar las resoluciones de la asamblea.
La restitución de tierras, bosques y aguas a los núcleos de población se hará en los términos de
la ley reglamentaria;”
En ese momento, fue considerada como la décima quinta reforma que se hacía al artículo
27 constitucional, y aquí se modificaron el párrafo tercero y las fracciones mencionadas en el
título de este inciso. Mediante esta reforma se da por terminado el reparto agrario, atendiendo a
que ya no hay tierra que repartir, de la propiedad privada que constituía latifundio, a los núcleos
ejidales y comunales o a sus integrantes en lo individual. Se suprime mediante tal reforma la
prohibición a las corporaciones civiles y mercantiles de adquirir, de tener en propiedad o
administrar bienes rústicos. Gracias a dicha reforma se crean los tribunales agrarios y, en toda
forma, la procuraduría agraria, para que se haga efectiva la pronta impartición de justicia en el
campo.
“En el texto vigente de esta fracción del Artículo 27 constitucional se establecen las
características de la pequeña propiedad agrícola y ganadera, así como sus extensiones máximas
de acuerdo a las diferentes calidades de tierra, incluida su equivalencia para diversos cultivos
tratándose de pequeñas propiedades agrícolas, y de, pequeñas propiedades ganaderas al tenor
del número de cabezas de ganado que permita la capacidad forrajera del terreno. También
señala la posibilidad de que los pequeños propietarios mejoren la calidad de sus tierras para la
24
'explotación agrícola o ganadera de que se trate'; aunque en virtud de los trabajos ejecutados se
rebasen las extensiones máximas para efectos de explotación.
b) La posibilidad de que quien realice mejoras en sus tierras "cambie el uso de la misma" y no
pierda por ese, hecho la calidad de pequeña propiedad, aún cuando se rebasen los máximos
territoriales establecidos para la pequeña propiedad agrícola, ganadera o forestal, y
Primeramente, de conformidad con una posición común entre los Diputados y Senadores que
participaron en las reuniones de conferencia sobre esta propuesta de reforma constitucional, se
señala expresamente la prohibición de que en el país existan latifundios.
En tercer término, por lo que hace a la posibilidad de efectuar mejoras a la calidad de las tierras
de la pequeña propiedad sin que ésta deje de tener esa categoría, aun cuando se rebasen las
extensiones máximas que en propiedad pueda tener un individuo, se estimó pertinente precisar
que en el caso de la pequeña propiedad ganadera con mejoras para usos agrícolas, la superficie
utilizada para ese fin podrá exceder de los límites que en esta misma fracción se señalan para
la, pequeña propiedad agrícola, de acuerdo a la calidad que hubieran tenido esas tierras antes
de las mejoras.
Se considera pequeña propiedad agrícola la que no exceda por individuo de cien hectáreas de
riego o humedad de primera o sus equivalentes en otras clases de tierras.
Para los efectos de la equivalencia se computará una hectárea de riego por dos de temporal, por
cuatro de agostadero de buena calidad y por ocho de bosque, monte o agostadero en terrenos
áridos.
Se considerará, asimismo, como pequeña propiedad, la superficie que no exceda por individuo
de ciento cincuenta hectáreas cuando las tierras se dediquen al cultivo de algodón, si reciben
riego; y de trescientas, cuando se destinen al cultivo del plátano, caña de azúcar, café, henequén,
hule, palma, vid, olivo, quina, vainilla, cacao, agave, nopal o árboles frutales.
25
Cuando debido a obras de riego, drenaje o cualesquiera otras ejecutadas por los dueños o
poseedores de una pequeña propiedad se hubiese mejorado la calidad de sus tierras, seguirá
siendo considerada como pequeña propiedad, aún cuando, en virtud de la mejoría obtenida, se
rebasen los máximos señalados por esta fracción, siempre que se reúnan los requisitos que fije
la ley.
Cuando dentro de una pequeña propiedad ganadera se realicen mejoras en sus tierras y éstas
se destinen a usos agrícolas, la superficie utilizada para este fin no podrá exceder, según el caso,
los límites a que se refieren los párrafos segundo y tercero de esta fracción que correspondan a
la calidad que hubieren tenido dichas tierras antes de la mejora;”
Agrícola Es aquella constituida por suelos utilizados para el cultivo de vegetales, cuya
superficie de riego, humedad o equivalentes no exceda de 150 hectáreas para
el cultivo de algodón, de 300 hectáreas para los llamados cultivos especiales
como plátano, caña de azúcar, café, henequén, hule, palma, vid, olivo, quina,
vainilla, cacao, agave, nopal o árboles frutales y, finalmente, 100 hectáreas de
riego o equivalente para los cultivos distintos a los señalados anteriormente.
También es preciso recordar que permanece la tabla de equivalencias referida
a la calidad de riego o humedad, computando una hectárea de éstas por dos de
temporal, cuatro de agostadero de buena calidad y ocho de monte, bosque o de
agostadero en terrenos áridos. La ley prevé la posibilidad de que un mismo
individuo posea tierras agrícolas de distinta clase o las destine a diferentes
cultivos, por lo que para determinar los límites que le corresponda deberán
sumarse las tierras de acuerdo con sus equivalencias y el cultivo respectivo. Por
último, también se autoriza a los propietarios a intercalar en sus tierras
dedicadas al algodón y cultivos especiales cualquier otro tipo de cultivo, sin por
ello alterar los límites para aquéllos.
Se consideran agrícolas las tierras rústicas que no estén dedicadas a alguna
otra actividad económica; básicamente, toda tierra es agrícola a menos que su
uso y usufructo indique lo contrario.
Para efectos de su equivalencia, se seguirá considerando la calidad original de
aquellas tierras que a partir de esa calidad fueren mejoradas por medio de obras
de riego, drenaje, nivelación o cualquier otra realizada por sus dueños o
poseedores. La Secretaría de Agricultura debe expedir los certificados que
soliciten los propietarios o poseedores sobre la calidad de su tierra, los que
harán prueba plena. En otras palabras, la ley protege el esfuerzo y trabajo de
los propietarios poseedores que mejoran la calidad de sus predios, por lo que
es aconsejable que todos lleven un registro periódico de la calidad de sus tierras
a través de los certificados de la SAGARPA para comprobar el historial de los
avances de su mejoramiento.
Ganadera Está constituida por los suelos utilizados para la reproducción y cría de animales
mediante el uso de su vegetación, sea ésta natural o inducida. Su extensión se
sujetará a los coeficientes de agostadero ponderados en la región de que se
trate, suficiente para mantener hasta 500 cabezas de ganado mayor o su
equivalente en ganado menor.
El coeficiente de agostadero debe determinarlo y publicarlo la SAGARPA por
regiones, mediante estudios técnicos de campo. Estos estudios deben tomar en
cuenta la superficie que se requiere para alimentar una cabeza de ganado mayor
26
Por otro lado, tanto en la iniciativa cómo en la minuta proyecto de Decreto que nos ocupa, se
propone conservar como último párrafo el relativo a la facultad de las legislaturas locales para
organizar el patrimonio de familia determinando los bienes que deberán constituirlo, sobre la
base de que será inalienable y o estará sujeto a embargo ni a gravamen.
“XVII. El Congreso de la Unión y las legislaturas de los estados, en sus respectivas jurisdicciones,
expedirán leyes que establezcan los procedimientos para el fraccionamiento y enajenación de
las extensiones que llegaren a exceder los límites señalados en las fracciones IV y XV de este
artículo.
El excedente deberá ser fraccionado y enajenado por el propietario dentro del plazo de un año
contado a partir de la notificación correspondiente. Si transcurrido el plazo el excedente no se ha
enajenado, la venta deberá hacerse mediante pública almoneda. En igualdad de condiciones, se
respetará el derecho de preferencia que prevea la ley reglamentaria.
27
Las leyes locales organizarán el patrimonio de familia, determinando los bienes que deben
constituirlo, sobre la base de que será inalienable y no estará sujeto a embargo ni a gravamen
ninguno;”
Encontramos que un particular puede ser propietario de una superficie de tierra que en
forma expresa le autoriza la Constitución y su Ley Reglamentaria. Esta superficie se denomina
pequeña propiedad. Sin embargo, puede darse el caso de que una persona adquiera mayores
extensiones de tierras que las autorizadas expresamente por la ley, por lo que debemos conocer
cuál es la solución para tal supuesto.
UNIDAD 5
EL EJIDO EN MÉXICO
Los tratadistas del Derecho Agrario suelen distinguir dos etapas en la evolución del
concepto mismo del ejido: la tradicional, proveniente de la legislación indiana y la posterior a la
Constitución Política de 1917, precedida por la Ley de 6 de enero de 1915. Incluso, junto a la
tradición indiana, hay quienes gustan ver antecedentes de esta institución en la figura autóctona
del calpulli o chinancalli.
Asamblea Es el órgano supremo del ejido, y en él, participan todos los ejidatarios.
La asamblea se reunirá por lo menos una vez cada seis meses o con mayor
frecuencia cuando así lo determine su reglamento o su costumbre.
Serán de la competencia exclusiva de la asamblea los siguientes asuntos:
I. Formulación y modificación del reglamento interno del ejido.
II. Aceptación y separación de ejidatarios, así como sus aportaciones.
III. Informes del comisariado ejidal y del consejo de vigilancia, así como la elección y
remoción de sus miembros.
IV. Cuentas o balances, aplicación de los recursos económicos del ejido y
otorgamiento de poderes y mandatos.
V. Aprobación de los contratos y convenios que tengan por objeto el uso o disfrute
por terceros de las tierras de uso común.
VI. Distribución de ganancias que arrojen las actividades del ejido.
VII. Señalamiento y delimitación de las áreas necesarias para el asentamiento
humano, fundo legal y parcelas con destino específico, así como la localización y
relocalización del área de urbanización.
29
Los miembros del comisariado y del consejo de vigilancia, así como sus suplentes, serán electos
en asamblea.
Dentro de las características que este tipo de tierras tienen, podemos manifestar las
siguientes:
Los requisitos que la ley exige para constituir un ejido, la capacidad agraria colectiva, sin
contar con un mínimo de 20 individuos, que cada uno de ellos aporte tierra y se elabore un
proyecto de reglamento interno, todo lo cual debe constar en escritura pública, la que se inscribirá
en el Registro Agrario y nos parece que también deberá hacerse en el Registro Público de la
Propiedad.
El nacimiento formal del ejido con personalidad y patrimonio propios tiene lugar a partir
del momento en que se efectúa la inscripción mencionada, acto mediante el cual las tierras
aportadas son incorporadas al nuevo régimen de propiedad regido por la Ley Agraria. Se
específica que la aportación de tierras para constituir un ejido en fraude de acreedores será nula.
Una vez que los ejidos constituidos hayan adquirido el dominio pleno de tierras, podrán
incorporarlas al régimen ejidal. La inscripción en el Registro Agrario Nacional deberá ser
tramitada por el comisariado ejidal. Se entiende que al hablar del ejido como propietario, la
titularidad de estas tierras le corresponde al núcleo de población, por lo que la decisión deberá
ser tomada por la asamblea general con los requisitos exigidos para los acuerdos del artículo 23,
fracción X de la Ley, ya que dichas tierras son de uso común.
Las constituyen todas aquellas que están formalmente parceladas a favor de los ejidatarios. En
otras palabras, son las superficies definidas que han sido adjudicadas en forma individual o
colectiva (copropiedad) a miembros del núcleo de población, a quienes les pertenece el derecho
de su aprovechamiento, uso y usufructo, e incluso el de disposición, sin más limitaciones que las
que marca la ley. Estos derechos se amparan con el certificado correspondiente o con la
resolución del tribunal agrario.
́ ulo 78.- Los derechos de los ejidatarios sobre sus parcelas se acreditarán con sus
Artic
correspondientes certificados de derechos agrarios o certificados parcelarios, los cuales
ostentarán los datos básicos de identificación de la parcela…
́ ulo 80. Los ejidatarios podrán enajenar sus derechos parcelarios a otros ejidatarios o
Artic
avecindados del mismo núcleo de población. Para la validez de la enajenación se requiere:
a) La manifestación de conformidad por escrito de las partes ante dos testigos, ratificada ante
fedatario público;
b) La notificación por escrito al cónyuge, concubina o concubinario y los hijos del enajenante,
quienes, en ese orden, gozarán del derecho del tanto, el cual deberán ejercer dentro del término
de treinta días naturales contados a partir de la notificación a cuyo vencimiento caducará tal
derecho. Será aceptable para este efecto la renuncia expresada por escrito ante dos testigos e
inscrita en el Registro Agrario Nacional. En caso de que se desconozca el domicilio o ubicación
de las personas que gozan del derecho del tanto, se procederá en términos de lo dispuesto por
el párrafo tercero del artículo 84 de esta Ley, y
Artić ulo 81.- Cuando la mayor parte de las parcelas de un ejido hayan sido delimitadas y
asignadas a los ejidatarios en los términos del artic ́ ulo 56, la asamblea, con las formalidades
previstas a tal efecto por los artić ulos 24 a 28 y 31 de esta ley, podrá resolver que los ejidatarios
puedan a su vez adoptar el dominio pleno sobre dichas parcelas, cumpliendo lo previsto por esta
ley.
Artić ulo 82.- Una vez que la asamblea hubiere adoptado la resolución prevista en el artículo
anterior, los ejidatarios interesados podrán, en el momento que lo estimen pertinente, asumir el
dominio pleno sobre sus parcelas, en cuyo caso solicitarán al Registro Agrario Nacional que las
tierras de que se trate sean dadas de baja de dicho Registro, el cual expedirá el tit́ ulo de
propiedad respectivo, que será inscrito en el Registro Público de la Propiedad correspondiente a
la localidad.
́ ulo 83.- La adopción del dominio pleno sobre las parcelas ejidales no implica cambio alguno
Artic
́ ica de las demás tierras ejidales, ni significa que se altere el régimen legal,
en la naturaleza jurid
estatutario o de organización del ejido.
Cuando las tierras ejidales se ubiquen dentro de las áreas de crecimiento de un centro
de población, los ejidos pueden beneficiarse de la urbanización de sus tierras sujetándose a las
leyes, reglamentos y planes en materia de asentamientos humanos; se excluyen las áreas
naturales protegidas y las zonas de preservación ecológica.
El nacimiento formal del ejido con personalidad y patrimonio propios tiene lugar a partir
del momento en que se efectúa la inscripción mencionada, acto mediante el cual las tierras
aportadas son incorporadas al nuevo régimen de propiedad regido por la Ley Agraria.
Una vez que los ejidos constituidos hayan adquirido el dominio pleno de tierras, podrán
incorporarlas al régimen ejidal. La inscripción en el Registro Agrario Nacional deberá ser
tramitada por el comisariado ejidal. Se entiende que al hablar del ejido como propietario la
titularidad de estas tierras le corresponde al núcleo de población, por lo que la decisión deberá
ser tomada por la asamblea general con los requisitos exigidos para los acuerdos del artículo 23,
fracción X de la Ley, ya que dichas tierras son de uso común.
UNIDAD 6
LA COMUNIDAD
Calpulli, (del náhuatl calpulle ‘casa grande’ o ‘caserío’), territorio y unidad social cuyos
miembros estaban emparentados entre sí; también, base de la estructura política, económica,
social, religiosa y militar dentro de la nación azteca. Los miembros de un calpulli poseían la tierra
en forma colectiva con derechos individuales de uso, y todo adulto casado tenía derecho a recibir
una parcela y cultivarla. Para ello, el administrador de los bienes inscribía en sus registros a todo
varón desde el momento de su matrimonio. A quien no hubiere heredado de su padre una
parcela, el calpulli tenía obligación de otorgársela. El derecho se perdía cuando una familia lo
abandonaba, se extinguía sin dejar sucesión o no lo cultivaba en un lapso de tres años
consecutivos. Con el transcurso del tiempo estas reglas sufrieron numerosas excepciones. Los
dignatarios, funcionarios, sacerdotes, comerciantes y artesanos no cultivaban la tierra. Los cuatro
territorios o calpullis en los que se dividió originalmente Tenochtitlán fueron Mayotla, Teopan,
Cuepopan y Atzacoalco. Según el cronista Fernando Alvarado Tezozómoc, las siete tribus
nahuatlacas que partieron de ese mítico lugar fueron: iopico, tlacochcalca, huitznáhuac,
cihuatepaneca, chalmeca, tlacatecpaneca e izquiteca. Cada tribu o calpulli se constituía de un
grupo de hombres que creían tener un antepasado común, por lo que se consideraban parientes,
adoraban a un dios patrono que los protegía y tenían su propio sacerdote. Por ello, cuando se
establecieron en el valle de México formaron asentamientos separados unos de otros. Durante
su largo viaje tuvieron dos tipos de gobernantes: los teomamaques, sacerdotes portadores del
dios Huitzilopochtli, y los de los dioses de cada calpulli, quienes impartían las órdenes a sus
súbditos y de modo especial a los capitanes que dirigían todas las operaciones militares.
La gran mayoría de las comunidades datan de tiempos inveterados, aunque sólo algunas
de ellas estuvieron reconocidas por la Corona española y las demás solamente existían de
hecho, y fueron las que con mayor frecuencia sufrieron despojo. Por tal motivo, las primeras
soluciones al problema agrario postrevolucionario se enfocaron a la restitución de las tierras
despojadas a las comunidades, prueba de lo anterior es el hecho de que la primera acción agraria
que surge en nuestro derecho es la restitución de tierras, bosques y aguas. Como primera
consecuencia de lo anteriormente expuesto, y además del insoslayable hecho de que la gran
mayoría de los grupos comunales se encuentran constituidos de una manera irregular, el
legislador de la actual Ley Agraria señala los procedimientos a través de los cuales se da el
reconocimiento de comunidad a un núcleo así constituido. El artículo 98 de la citada ley consigna
este procedimiento en cuatro fracciones, que a continuación transcribimos:
“I. Una acción agraria de restitución para las comunidades despojadas de su propiedad;
II. Un acto de jurisdicción voluntaria promovido por quienes guardan el estado comunal cuando
no
exista litigio en materia de posesión y propiedad comunal;
III. La resolución de un juicio promovido por quienes conserven el estado comunal cuando exista
litigio u oposición de parte interesada respecto a la solicitud del núcleo; o
IV. El procedimiento de conversión de ejido a comunidad.
De estos procedimientos se derivará el registro correspondiente en los registros Públicos de la
Propiedad y Agrario Nacional.”
Es en el artículo 99 de la Ley Agraria donde se dan a conocer los efectos jurídicos antes
mencionados. Para una comprensión directa, transcribimos el artículo:
36
Artículo 2º. “…
A. Esta Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas
a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para:
…
V. Conservar y mejorar el hábitat y preservar la integridad de sus tierras en los términos
establecidos en esta Constitución.
VI. Acceder, con respeto a las formas y modalidades de propiedad y tenencia de la tierra
establecidas en esta Constitución y a las leyes de la materia, así como a los derechos adquiridos
por terceros o por integrantes de la comunidad, al uso y disfrute preferente de los recursos
naturales de los lugares que habitan y ocupan las comunidades, salvo aquellos que
corresponden a las áreas estratégicas, en términos de esta Constitución. Para estos efectos las
comunidades podrán asociarse en términos de ley.
…”.
Artículo 27. “…
VII. …
La ley protegerá la integridad de las tierras de los grupos indígenas.
…”.
UNIDAD 7
LA PEQUEÑA PROPIEDAD INDIVIDUAL
7.1.1 AGRÍCOLA
Es aquella constituida por suelos utilizados para el cultivo de vegetales, cuya superficie
de riego, humedad o equivalentes no exceda de 150 hectáreas para el cultivo de algodón, de
300 hectáreas para los llamados cultivos especiales como plátano, caña de azúcar, café,
henequén, hule, palma, vid, olivo, quina, vainilla, cacao, agave, nopal o árboles frutales y,
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finalmente, 100 hectáreas de riego o equivalente para los cultivos distintos a los señalados
anteriormente
Se consideran agrícolas las tierras rústicas que no estén dedicadas a alguna otra
actividad económica; básicamente, toda tierra es agrícola a menos que su uso y usufructo indique
lo contrario.
7.1.2 GANADERA
Está constituida por los suelos utilizados para la reproducción y cría de animales
mediante el uso de su vegetación, sea ésta natural o inducida. Su extensión se sujetará a los
coeficientes de agostadero ponderados en la región de que se trate, suficiente para mantener
hasta 500 cabezas de ganado mayor o su equivalente en ganado menor.
Al igual que la pequeña propiedad agrícola, debe respetarse la nueva calidad que
adquieran las tierras ganaderas con las mejoras que le hiciere su propietario o poseedor, por lo
que seguirán computándose de acuerdo con los índices de agostadero anteriores a la mejora,
pero adicionalmente se exigirá que la producción obtenida por el uso agrícola se utilice para la
alimentación de ganado, o que la superficie total destinada a la agricultura no supere los límites
de la pequeña propiedad agrícola sin importar que no sea para alimentar el ganado, por lo que
el límite aplicable será el de la calidad anterior a la mejora. Se exceptúan de las consideraciones
anteriores todos los vegetales que se obtengan de manera espontánea.
De acuerdo con lo anterior, puede coexistir la propiedad agrícola con la ganadera, lo que
constituye la propiedad agropecuaria, no contemplada expresamente por la ley, pero de
frecuente existencia en la existencia. Finalmente, la propiedad ganadera puede convertirse en
forestal, aún cuando rebase los límites de ésta (800 hectáreas).
7.1.3 FORESTAL
Se integra con los suelos utilizados para el manejo productivo de bosques o selvas de
cualquier clase (silvicultura), cuya extensión no exceda las 800 hectáreas. A diferencia de los
casos anteriores, la ley no menciona la posibilidad de que la propiedad forestal pueda
transformarse en agrícola o ganadera, o incluso en mixta. Aun cuando es de desear una
explotación racional de los bosques que permita su industrialización, pero también la renovación
de sus recursos; cuando menos tendría que haber una definición terminante al respecto. Cabría
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Un particular puede ser propietario de una superficie de tierra que en forma expresa le
autoriza la Constitución y su Ley Reglamentaria. Esta superficie se denomina pequeña
propiedad. Sin embargo, puede darse el caso de que una persona adquiera mayores extensiones
de tierras que las autorizadas expresamente por la ley, por lo que debemos conocer cuál es la
solución para tal supuesto.
Del latín latifundium-i, vocablo que a su vez proviene de las voces latus = ancho, extenso:
y fundus = finca.) Es una finca rústica de gran extensión. Desde el punto de vista del derecho
agrario, el latifundio representa un concepto muy técnico, pese a que se define en sentido
contrario de lo que es la pequeña propiedad rural. Es decir latifundio son todas aquellas fincas
rústicas o extensiones de propiedad rural que excedan de los límites establecidos para la
pequeña propiedad.
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Los límites que indicaba anteriormente la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos eran los de de hectáreas de riego o humedad de primera o sus equivalentes en otra
clase de tierra en explotación; de ciento cincuenta hectáreas cuando se tratara de cultivos de
algodón y de hasta trescientas hectáreas, cuando se tratara de cultivos valiosos, como el cultivo
del plátano la caña de azúcar, el café, el henequén, hule, cocotero, olivo, quina, vainilla, cocoa o
árboles frutales; así como aquella superficie que fuera necesaria para mantener a quinientas
cabezas de ganado mayor o sus equivalentes en ganado menor. De manera pues, que, cuando
la propiedad rural excediera de estos límites, estaremos ante un latifundio para todos los efectos
legales, susceptible, por tanto, de afectación para fines agrarios.
Esta clase de tierras, los latifundios así entendidos, constituían el objeto directo de la
repartición de las tierras en México, uno de los objetivos de la llamada ''reforma agraria'', tal vez
el principal. Se trataba de un propósito revolucionario, consecuencia inmediata de la Revolución
de 1910, uno de los mandatos políticos más importantes que contemplaba nuestra Constitución
Política.
Precisamente para legitimar los actos de reparto de tierras emprendidos por el gobierno,
se puso ese trascendental principio de que la propiedad de las tierras y aguas comprendidas en
los límites del territorio patrio correspondía originalmente a la nación, la cual ha tenido y tiene el
derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares constituyendo la propiedad privada.
Asimismo se aclaraba que la nación podrá establecer, en todo tiempo, ''a la propiedad privada
las modalidades que diste el interés público''. He aquí el fondo último de todas las acciones de
afectación y de expropiación de los latifundios existentes en la República con fines agrarios, al
grado de que, en estos supuestos, no se admite por excepción el recurso al juicio de amparo.
Se enajenaron las propiedades de estos pueblos, de los municipios y de los estados por
la consideración de que eran de manos muertas, que no podían producir nada, y obviamente
fueron adquiridas por la incipiente burguesía, que era la única clase que tenía el dinero suficiente
para comprar tan grandes extensiones; fueron vendidas en subasta pública, a precios
verdaderamente bajos, y fueron explotados bajo el régimen de haciendas y de explotación de las
clases campesinas, cuyo descontento ha sido considerado como uno de los motivos que
prendieron la sangrienta Revolución de 1910.
Siendo propósito del constituyente el reparto de todos estos latifundios, en el mismo texto
fundamental se fijó el procedimiento para llevarlo a la práctica. Tal procedimiento variaba, según
se tratara de la acción de restitución de tierras a favor de rancherías, congregaciones, pueblos y
comunidades o de la acción dotatoria de tierras.
La dotación de tierra era y es, en efecto, la vía por la cual se han afectado el mayor
número de latifundios y extensión de tierras. La dotación procede tanto cuando un núcleo de
campesinos, sin tierra, la demanda ante las autoridades agrarias y se le constituye en ejido o
nuevo centro de población, como cuando, intentando la vía de la restitución, ésta se declara
improcedente o insuficiente para satisfacer la demanda de las comunidades o pueblos.
UNIDAD 8
LAS SOCIEDADES MERCANTILES
EN ACTIVIDADES AGRARIAS
Es lógico pensar que si a las sociedades mercantiles por acciones se les concedió el
derecho de poseer bienes rústicos, también se encuentran facultadas para constituirse en
cualquier tipo de sociedad, contenidas tanto en la Ley General de Sociedades Mercantiles como
en el Código Civil para el Distrito Federal, pero desde luego que deben acatar lo que
expresamente establece la ley fundamental y su reglamento, que es donde se encuentran
algunas limitaciones y requisitos que a estas sociedades se les impone, y que son:
La primera de las limitaciones que se imponen a las sociedades mercantiles que pretendas
poseer tierras agrícolas, ganaderas o forestales, es la de no tener en propiedad una
extensión mayor al equivalente a 25 veces los límites de la pequeña propiedad, lo anterior
para evitar el acaparamiento de la tierra en unas cuantas manos.
Otra limitación es que su finalidad u objeto social sea exclusivamente la producción,
transformación o comercialización de productos agrícolas, ganaderos o forestales, así
como los demás accesorios para el cumplimiento de su objeto.
En las acciones que estas sociedades emitan, se deben distinguir una serie de tipo T, que
representarían las tierras aportadas a la sociedad, o el capital aportado para la adquisición
de tierras.
Ningún socio o sociedad mercantil, podrá ser titular de acciones de la serie T por un
equivalente mayor a la extensión de la pequeña propiedad.
Ninguna sociedad podrá expedir acciones de tipo T por un valor mayor al equivalente a 25
veces la extensión de la pequeña propiedad, por lo tanto, este tipo de sociedades sólo
puede tener una superficie de hasta 2,500 hectáreas de riego.
Ningún extranjero puede tener más del 49% de las acciones o partes sociales de la serie
T.
Participar en la sociedad, por lo menos, tantos individuos como veces rebasen las tierras
de la sociedad los límites de la pequeña propiedad individual a efecto, se tomará en cuenta la
participación de cada individuo, ya sea directamente o a través de otra sociedad.
Su capital social deberá distinguir una serie especial de acciones o partes sociales
identificadas con la letra “T”, la que será equivalente al capital aportado en tierras agrícolas,
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Los estatutos sociales de las sociedades a que dicho título sexto se refiere, deberán
contener transcritas las prescripciones a que se refiere el artículo 126 de la Ley Agraria. Ningún
individuo, ya sea directamente o a través de una sociedad podrá detentar más acciones o partes
de Serie T, ya sea de una o varias sociedades emisoras, que las que equivalgan a la extensión
de la pequeña propiedad.
Ninguna sociedad podrá detentar más acciones o partes sociales de Serie T, ya sea de
una o varias sociedades emisoras, que las que equivalgan a una superficie igual a 25 veces la
pequeña propiedad. En las sociedades a que se refiere este título, los extranjeros no podrán
tener una participación que exceda del 49% de las acciones o partes sociales de Serie de T.
El Registro Agrario Nacional contará con una sección especial en la que se inscribirán:
Los administradores de las sociedades, así como los socios tenedores de acciones p
partes sociales de de Serie T, según corresponda, serán responsables de proporcionar al
Registro Agrario Nacional, la información antes referida, en la forma y término que señale el
citado reglamento.
Cuando una sociedad rebase los límites a la extensión de tierra permitidos por la Ley
Agraria, la SAGARPA, previa audiencia, ordenará a la sociedad que en el plazo de un año
fraccione, en su caso, y enajene los excedentes o regularice su situación. Si transcurrido el plazo
la sociedad no lo hubiere hecho, la dependencia seleccionará discrecionalmente las tierras que
deban ser enajenadas y notificará a la autoridad estatal correspondiente para que aplique el
procedimiento a que se refiere el artículo 124 de la Ley Agraria.
Las acciones o partes sociales de Serie T que un individuo o sociedad tenga en exceso
de los que equivalgan a la pequeña propiedad o a 25 veces ésta, respectivamente, deberán ser
enajenadas por su propietario o se ordenará su enajenación en los términos que para la
enajenación de tierras prescribe el artículo 124 de la ley antes referida. Serán nulos los actos o
contratos por los que se pretenda simular la tenencia de acciones de serie T.
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UNIDAD 9
LAS SOCIEDADES RURALES
formado por un
presidente, un
secretario y un
vocal con sus
respectivos
suplentes, y duran
en el cargo tres
años con
facultades y
responsabilidades
consignadas en
los estatutos.
Al respecto, encontramos que los párrafos sexto y séptimo del artículo 108 de la Ley
Agraria vigente señalan que los ejidos y comunidades podrán establecer empresas para el
aprovechamiento de sus recursos naturales o de cualquier índole, así como la prestación de
servicios. En ellas podrán participar ejidatarios, grupos de mujeres campesinas organizadas,
hijos de ejidatarios, comuneros, avecindados y pequeños productores. Tales empresas podrán
adoptar cualquiera de las formas asociativas previstas en la normatividad antes referida.