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Estrategias para promover el comportamiento ético en el

desempeño de su profesión.

 Entender la realidad. El directivo debe aprender a valorar correctamente la


realidad: lo que nos gusta no siempre coincide con lo que nos conviene.
"Has de tener en cuenta las consecuencias de tus acciones sobre ti mismo,
y sobre el resto de los empleados", incide el profesor. Por ese motivo, las
personas que ocupan puestos de responsabilidad en las empresas
deben esforzarse por descubrir las necesidades de los demás, y
tenerlas en cuenta. Esto también implica, llegado el momento, reconocer
los errores y dejarse ayudar.
 Ayudar al prójimo. Una misión fundamental de cualquier directivo es,
además de conseguir unos buenos resultados económicos, lograr que el
lugar de trabajo sea un espacio en el que los trabajadores
puedan desarrollarse como personas. "Debemos fomentar la sensibilidad
de la gente que nos rodea. También hay que fiarse de los demás, y que
ellos lo sepan: hay que saber darles responsabilidad, y dejar que se
equivoquen", asegura Argandoña. Un buen ejecutivo debe eliminar las
acciones que puedan mover a otros a actuar de manera egoísta. Para ello
es necesario desarrollar una cultura del diálogo en la compañía, y crear
confianza con el resto del equipo.
 Complicarse la vida. No vale rebajarse a objetivos parciales. Es básico
que los directivos superen la tentación de lo cómodo y que huyan de la
cobardía. Para conseguirlo, resulta esencial que todo líder haga cada día lo
correcto y lo que le corresponde. Así podrá llevar a cabo una adecuada
gestión del riesgo, de los impactos y de las prácticas del negocio. Si
aprende a actuar y adquiere una serie de hábitos operativos, tendrá mucho
ganado. "Pregúntate qué es lo mejor en cada caso, y pon las medidas
para que lo malo no vuelva a ocurrir", recomienda el profesor.
 Definir la misión de la organización y sus valores. En cada una de sus
decisiones, los directivos deben generar satisfacción en la organización en
la que trabajan para mejorar los resultados futuros. Y han de crear y
difundir una cultura profesional y ética en la que los valores de la
empresa estén alineados con la manera de actuar en la misma. Para ello,
es clave que los cuadros de dirección creen controles y revisen las
estructuras, los procesos, las rutinas y los incentivos. Otro aspecto
igualmente importante es impulsar la ética en las políticas de Recursos
Humanos: selección, formación, promoción…
"La ética del directivo es una condición para dirigir mejor. El directivo observa
los valores de otra manera, busca otros resultados, tiene otras motivaciones, se
plantea otras alternativas… Pero esto solo lo ve el que se atreve a ponerlo en
práctica", afirma Argandoña.
Estrategias para promover el comportamiento ético en su deber
como ciudadano.
Una de las disciplinas de la ciencia de la Filosofía es la Ética. Encargada del
estudio y análisis del comportamiento moral del ser humano. La ética es la parte
de la filosofía que reflexiona sobre el hecho moral, es decir, sobre lo que está bien
o está mal. Así, pues, en nuestro día a día, nos ajustamos a ciertos principios o
normas que guían u orientan nuestra conducta, y es de este modo que podemos
distinguir lo que es bueno de lo que no lo es, lo correcto de lo incorrecto.

El ser humano tiene un comportamiento tanto personal como social. En este


sentido, todo lo que hacemos con conciencia, voluntad y libertad, de alguna o de
múltiples maneras repercute en nuestra sociedad. Por lo tanto lo ético conduce a
lo moral y viceversa. Tanto lo ético como lo moral puede ser bueno o malo. Lo
ético y lo moral no se pueden circunscribir a lo bueno. La disciplina filosófica de la
ética nos conduce a discernir y diferenciar el bien y el mal; de ahí que se sostenga
que los actos humanos pueden ser moralmente buenos o moralmente malos;
éticamente buenos o éticamente malos. Al referirnos a una ética ciudadana, ésta
incluye tanto lo personal como lo colectivo.

Identidad

La ciudadanía se construye en un lugar y sociedad específicos. Por eso, ser un


buen ciudadano requiere conocer la historia de ese lugar. Ese conocimiento debe
ser crítico, es decir que se deben tener en cuenta las diferentes versiones de los
hechos.

Conocer la situación geográfica, las riquezas culturales y naturales del lugar,


sus puntos fuertes y debilidades ayuda también a formar la identidad.

2. Información

Un buen ciudadano también debe estar informado de los eventos actuales de su


comunidad. Decisiones políticas, económicas, sociales y culturales son tomadas
por gobernantes pero también pueden ser tomadas por colectivos de ciudadanos.
Por eso un ciudadano debe estar al tanto de los debates y problemas reinantes.

3. Pensamiento crítico

Actualmente un ciudadano puede tener acceso a mucha información y una amplia


diversidad de opiniones. Un buen ciudadano analiza esa información, exigiendo
pruebas y argumentos.

4. Participación
La información analizada críticamente permite actuar a partir de ese conocimiento.
La participación puede tener muchas formas, desde compartir información hasta
involucrarse en las decisiones de la comunidad.

En cada lugar existen diversas formas de participar, no sólo en organismos de


gobierno sino también en ámbitos más pequeños y privados como colegios,
empresas, organizaciones, etc.

5. Ética y bien público

La ética permite identificar los valores reconocidos por la comunidad y también


descubrir aquellas acciones que siguen presentes en la comunidad a pesar de ir
en contra de esos valores. La ética impulsa a velar por el bien público y rebelarse
ante las actitudes o comportamientos que lo perjudican.

Velar por el bien público incluye principalmente velar por aquellas personas más
débiles (ancianos, niños, enfermos, etc.). La ley es la herramienta oficial con que
cuenta cada comunidad para definir aquello que está en contra de sus valores. Por
eso, un buen ciudadano se apega a la ley.

6. Respeto por la diversidad

En toda comunidad existen diversas creencias y religiones, orientaciones


sexuales, ideologías políticas y costumbres. Todas esas posturas deben ser
respetadas, y su único límite debe ser el impuesto por la ley. Además de que este
respeto permite una vida comunitaria pacífica, la interacción con personas de
puntos de vista diferentes al propio enriquece la visión del ciudadano y fortalece su
actitud crítica.

7. Respeto por los derechos humanos

Los derechos humanos son las condiciones instrumentales que permiten la


realización de los individuos. Incluyen una serie de libertades, facultades y
reivindicaciones que corresponden a todos los seres humanos, sin importar su
edad, sexo, religión ni ninguna otra característica o situación a la que esté
sometido.

Por ejemplo, las personas que son condenadas a estar en prisión pierden algunos
de sus derechos (como el derecho a la libre circulación) pero bajo ninguna
circunstancia pierden sus derechos humanos. Por eso, un buen ciudadano vela
por el respeto de los derechos humanos de todas las personas.

8. Respeto al medio ambiente y a los animales

Existe una multitud de acciones y comportamientos a través de las cuales un


ciudadano puede cuidar el medio ambiente y a los animales. Además de
organizaciones específicas de defensa del ambiente y de los derechos animales,
en las cuales puede participar, hay pequeñas acciones (tratamiento de residuos,
ahorro de agua y de energía, etc.) que puede realizar diariamente.

Un buen ciudadano no sólo se limita a realizar estas acciones por sí mismo sino
que además las fomenta en su comunidad. Los animales silvestres y domésticos
deben ser respetados y protegidos.

9. Rechazar la violencia

La ciudadanía se erige sobre un contexto de legalidad, por lo que todas las


acciones de un buen ciudadano se desarrollan de forma pacífica. Los buenos
ciudadanos encuentran la forma de participar en la comunidad y exigir los cambios
necesarios a los organismos gubernamentales sin ejercer la violencia. Además, un
buen ciudadano rechaza la violencia ejercida por otros, denunciando los casos de
los que es testigo y ayudando a las víctimas.

10. Cooperación

Todas las características de un buen ciudadano sólo tienen sentido en un contexto


de cooperación con sus conciudadanos para no limitarse a simples acciones
individuales. La cooperación con otros ciudadanos permite lograr modificaciones
significativas para toda la comunidad.

De manera individual, un buen ciudadano siempre se mantiene dentro de los


límites de la ley. Pero al mismo tiempo puede organizarse colectivamente para
promover cambios en la legislación para que la misma sea más acorte al respeto
de la diversidad, los derechos humanos, el medio ambiente, etc.

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