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Temuco, a cinco de mayo de dos mil dieciocho.

Esta Sala del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal, integrada por los jueces
German Varas Cicarelli, Mauricio Poblete Erices y Rocío Pinilla Dabbadie, reunida
después del debate de rigor, de conformidad con lo previsto en los artículos 339 y
340 del Código Procesal Penal, ha ponderado las pruebas rendidas por los
intervinientes con arreglo a las normas contenidas en el artículo 297 del Código
antes citado y, previa deliberación, HA RESUELTO, lo siguiente:

I.- POR UNANIMIDAD de sus miembros, ha adquirido la convicción, más allá


de toda duda razonable, en orden que en la madrugada del día 04 de enero de 2013,
siendo aproximadamente la 01:00 horas, un grupo de sujetos, entre los que estaba el
condenado Celestino Córdova Tránsito, irrumpió en la casa habitación ubicada en el
denominado Fundo La Granja Lumahue, de la localidad de General López, comuna de
Vilcún, habitado por el matrimonio compuesto por don WERNER LUCHSINGER LEMP
y doña VIVIAN MACKAY GONZÁLEZ, de 75 y 69 años de edad, respectivamente,
quienes en ese momento se encontraban en el interior de su domicilio.

Los sujetos en cuestión se dirigieron a ese lugar, previamente concertados,


provistos de diversos elementos, entre ellos armas de fuego de distintos calibres,
cuerpos portadores de llama y sustancias acelerantes con el propósito de atacar el
mismo e incendiarlo, aun constatando la presencia de sus ocupantes.

Una vez en el lugar, una parte de este grupo, se posicionó por un sector del
inmueble que da hacia el Fundo Traipo; en tanto que el otro grupo de sujetos, atacó
la propiedad por el sector de la cocina, efectuando diversos disparos con armas de
fuego. Ante ello, don WERNER LUCHSINGER LEMP, víctima de los hechos, repelió el
ataque haciendo uso de su arma de fuego una pistola marca Browning calibre 7.65
mm., enfrentamiento en el que resultó herido a la altura del tórax el condenado
CELESTINO CÓRDOVA TRÁNSITO.

En este contexto, el grupo de sujetos que se posicionó en la zona de la cocina


roció dicha dependencia con sustancias acelerantes de la combustión e inició el fuego
mediante cuerpos portadores de llama, dejando al matrimonio mencionado al
interior del inmueble, el que se consumió en su integridad por la acción del fuego,
provocando a ambas víctimas la muerte por carbonización en incendio, según dan
cuenta los respectivos protocolos de autopsia.

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II.- Que lo anterior, pudo ser determinado a través de la basta prueba de
cargo, en especial la prueba testimonial, pericial, documental y material, entre las
que destacó la declaración de JORGE ANDRES LUCHSINGER MACKAY, quien dio
cuenta al Tribunal del llamado telefónico de su madre doña Vivian Mackay González,
quien le indicó que “estaban siendo atacados, y que el papá estaba herido”, relato
concordante con la declaración de Mark y Jaime, ambos Luchsinger Mackay, y
todas ellas a su vez, robustecidas con la declaración del Sargento Primero MÁXIMO
RENÁN CASTRO AEDO quien ejercía, la noche del 3 de enero de 2013 y madrugada
del día 4 del mismo mes y año, labores de telefonista de la Central de Carabineros
Nivel 133, quien recibió la llamada de auxilio de doña VIVIAN MACKAY GONZÁLEZ,
testigo a quien le reseñó la última mencionada que estaban siendo atacados, que su
marido estaba herido, que un sujeto le decía a otro mátalo weon mátalo, y que se
apresuraran, la que se erigió en una prueba del suyo relevante para la acreditación
del ataque armado que acompañó el incendio intencional.

Que dichas declaraciones empalman además con la prueba material


consistente en un disco compacto que contiene la grabación de la llamada
efectuada por la víctima el día de los hechos, madrugada del 4 de enero de 2013,
alrededor de las 01:17 horas, que esta magistratura tuvo la oportunidad de oír y
apreciar- en la que se advierte que doña Vivian Mackay, con desgarradora angustia-
solicitó del testigo Castro Aedo la ayuda de Carabineros, dando la ubicación donde
se emplazaba el inmueble, agregando además, que había efectuado una llamada
telefónica a su hijo, la que fue apreciada mediante una imagen de la pantalla del
teléfono de éste último incorporada al juicio, a través de uno de los testigos. En el
audio referido fue posible además, y en un plano secundario percibir el ruido de
disparos que se efectuaban en el lugar al momento de la llamada, y que la propia
mencionada señaló al operador “están disparando apúrense”.

Que el testigo JORGE ANDRES LUCHSINGER MACKAY, primero en llegar al


sitio del suceso, sostuvo en estrado con la seguridad de quien vivenció el hecho del
incendio, las conductas que éste desplegó desde su llegada a la casa de sus padres; y
que éste se originó en la cocina; como asimismo aquello que pudo percibir por sus
propios sentidos, en particular, lo referente al incendio que en tales instantes
consumía la casa habitación de sus padres; resultando de suyo relevante en la
determinación del hecho antes indicado, la declaración del funcionario Policial LUIS
ESPINOZA GONZÁLEZ, Sub Comisario de la Policía de Investigaciones de Chile, quien
el día de los hechos se desempeñaba como jefe de turno de la Brigada de

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Homicidios, encargado del sitio del suceso en los albores de la investigación, y
cuando aún el incendio no era controlado, el que de manera detallada pudo ingresar
información valiosa sobre evidencia balística, hallazgo de panfletos y un recipiente
que contenía acelerante, dando cuenta además de la magnitud del incendio, según
pudo apreciar de manera directa, del cuerpo de bomberos en aquella ocasión y de
cómo se resguardó el sitio del suceso, todas cuestiones que finalmente derivaron en
la obtención de fuentes necesarias para la práctica de los peritajes balístico,
químico, planimétrico y fotográfico, entre otros ingresados como prueba de
cargo, por parte del persecutor y que indicaron- sin margen de duda- la existencia de
un ataque con a lo menos tres armas de fuego distintas, el intento de repeler el
ataque mediante el uso de armas de fuego por parte del propietario del inmueble
Werner Luchsinger Lemp, y del hecho de haber, parte de aquel grupo de sujetos,
incendiado de manera intencional el inmueble utilizando para ello acelerantes,
inmueble que resultó consumido, en su totalidad, aun en el conocimiento fidedigno
que los agentes tenían acerca de que, en el interior del mismo, se encontraban sus
habitantes.- En el mismo propósito declaró el jefe de grupo de la Brigada de
Investigaciones Especiales de la PDI de Chile, RICARDO VILLEGAS PAVEZ, quien
entre otras circunstancias, señaló haber resguardado y ordenado fijar, las primeras
evidencias encontradas, y que sufrían el riesgo de ser destruidas por la acción de
Bomberos que intentaba controlar el incendio, agregando e ilustrando al Tribunal
sobre la gran cantidad de personas que llegaron al lugar, tales como familiares,
periodistas, vecinos y unidades policiales; de otro lado, se pudo apreciar las
evidentes rutas de huida por parte de un grupo de sujetos, según evidenció en juicio
el perito CARLOS RAMIREZ LAGOS.

Que de otra parte, y de la testimonial antes referida de manera principal, por


cuanto sobre la existencia del hecho punible son múltiples y congruentes los
testimonios que se han planteado en audiencia, fue posible imponerse del hallazgo al
interior de lo que habría sido la casa habitación, revelado una vez controlado el
fuego, de los restos de las víctimas don Werner Luchsinger Lemp y doña Vivian
Mackay González, quienes, conforme se pudo apreciar de la pericial de Tanatología,
fallecieron carbonizados a causa del incendio.

Que por último en este acápite, la apreciación conjunta de los medios


probatorios reseñados, y en particular, la forma en cómo se gestó, desarrolló y
finalizó la conducta de los agentes, fue posible adquirir convicción sobre la faz
subjetiva del tipo penal por el que acusó el persecutor y querellantes particulares,

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como asimismo el resultado de muerte antes anotado, y requerido por la norma,
cuestión que trasunta necesariamente en que la conducta antes referida debe ser
reprochada a título de incendio con resultado de muerte, ilícito previsto y
sancionado en el artículo 474 inciso primero del Código Penal.-

III.- POR UNANIMIDAD DE VOTOS se adquirió igualmente- más allá de toda


duda razonable- la convicción acerca del carácter terrorista de la conducta antes
determinada.-

Que al respecto se tuvo en particular consideración la redacción clara y


precisa del texto normativo que contiene tales conductas, y de la particular finalidad
subjetiva de infundir temor en un grupo determinado de personas, castigada
penalmente a través de la Ley 18.314, pretiriendo los infrascritos toda cuestión
extra normativa y no requerida por el legislador conforme el extenso análisis
que en tal dirección se hará en la sentencia. A este respecto debe quedar
palmariamente asentada la noción de que la labor interpretativa de este Tribunal,
nunca modificará un texto legal vigente, más allá de la opinión que se tenga del
mismo, cuestión que queda perentoriamente para otros escenarios distintos al
judicial. Es precisamente la tipificación de una conducta la que rige la labor
jurisdiccional, ciñéndonos a la evidencia rendida y al marco normativo
entregado por el legislador.

Asimismo, se tuvo en consideración para este acápite que el tipo penal base se
encuentra dentro del catálogo establecido en la mentada Ley 18.314, y que la prueba
rendida en tal punto fue concreta en superar el estándar probatorio a fin de
determinar no sólo el temor que siente el grupo de vecinos agricultores del sector
aledaño al sitio del suceso, sino además que aquel designio de infundir tal temor,
conformaba el dolo de los agentes.-

En efecto se pudo apreciar, de la prueba material consistente en panfletos


encontrados en el sitio del suceso, asimismo de la testimonial rendida por parte del
persecutor y querellante, y restante prueba sobre la existencia del hecho punible, de
manera clara la sucesión de actos que conforman el hecho delictivo, los medios
utilizados en el mismo, la época en que este ocurre, y por sobre todo relevante, la
real modificación que han debido practicar y perpetuar en sus vidas los
diferentes vecinos del sector, a raíz primeramente de la escalada de hechos
violentos en la zona, y en particular las medidas de auto- protección que han
debido radicalizar luego del acontecimiento delictivo que origina la presente

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causa, siendo estas modificaciones en la forma de vivir de tal grupo de
personas un efecto directo de la transgresión del límite patrimonial de los
distintos ataques acaecidos, los que ahora avizoran en el futuro sean dirigidos
contra la vida de quienes resultan ser sujetos representativos en la zona, ello por
la impostación del terror señalada. Tales elementos concurrentes en la dinámica
delictiva, trasuntan en que la convicción de los infrascritos resultó determinada en
orden a la conformación del carácter terrorista de la conducta ya asentada,
contenida en los artículos 1° y 2° de la Ley 18.314, conforme se analizará in
extenso en la sentencia definitiva.

Que por último, y exaltando la marcada diferencia que existe en el


tratamiento que hace la legislación española respecto del terrorismo, dado que
contempla además de los fines instrumentales del mismo, una finalidad política
sobre la que nuestra legislación se aparta totalmente en la penalización de conductas
de este carácter, resulta pertinente en esta parte, por su marcado matiz
pedagógico en la distinción de las intenciones que se conjugan en un
determinado agente en las distintas hipótesis delictivas, citar a la autora
ADELA ASUA BATARRITA, Catedrática de Derecho Penal de la Universidad del País
Vasco quien reflejó en su Monografía Concepto Jurídico de Terrorismo y Elementos
Subjetivos de Finalidad. Fines Políticos Últimos y Fines de Terror Instrumental,
(Publicado en Echano Basaldua, J.( coord.), Estudios Jurídicos en memoria de José
María Lidón, Universidad de Deusto, Bilbao, 2002. Pág. 41-58), lo siguiente: “Es
notorio que los eventos externos cobran significado en función de la posición
del autor ante el hecho y del contexto que se construye o que se aprovecha. Así
como el homicidio doloso adopta un significado no equiparable con el
homicidio imprudente, el homicidio ejecutado para hacer propaganda de una
causa y para introducir elementos de coacción a la colectividad, eleva el
significado reprobable de la conducta, ante la comunidad y ante la propia
víctima. En el homicidio doloso la víctima es objeto de un sometimiento
personal y social, en expresa negación de su dignidad y autonomía. En el
homicidio imprudente, el fatal resultado es consecuencia de una desgraciada y
reprobable falta de control del ámbito sobre el que se actúa, aunque el
resultado mortal sea el mismo. Cuando la producción de la muerte de otra
persona se realiza, como es propio del terrorismo, para utilizarla como
señuelo de intimidación colectiva, - o como sustitutivo del argumento para
entablar conversación con los poderes públicos- la despersonalización de las
víctimas “reducidas a símbolos o máscaras”, negadas como un sujeto, alcanza

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un nivel de incompatibilidad de las reglas de juego de la convivencia, que
requiere ser trasladado el reproche de la conducta…. Lo que en principio
constituye un delito común de especial gravedad se convierte en un delito que
pone en peligro de forma constatable a la colectividad, que es destinataria del
mensaje coercitivo con los efectos de incidencia en personas concretas de
grupos más o menos amplios que restringirían la espontaneidad de sus
movimientos y expresiones”.-

IV.- Que en cuanto a la participación penal que se les ha atribuido a los


encartados, y dada las numerosas alegaciones expresadas por las distintas defensas
que han participado del presente juicio, las que se han centrado principalmente en
este acápite, resulta necesario señalar que el principio de inocencia, regulado en el
artículo 4 del Código Procesal Penal, recibe consagración además, por reenvío en el
bloque de normas constitucionales, por cuanto se encuentra contemplado además en
la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (Bogotá el año 1948),
en su disposición Vigésimo Sexta y en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, (San José de Costa Rica, 22 de noviembre de 1969), Tratados que suscritos
por nuestro país pasan a formar parte de las normas jurídicas internas conforme lo
previene el artículo 5 inciso 2º de la Constitución Política de la República, razón por
la que el principio en análisis, constituye un Derecho Fundamental.-

Que de este principio derivan innumerables consecuencias de orden jurídico,


sin embargo, la que resulta pertinente al juicio, es aquella que delimita fuertemente
la labor de ponderación probatoria de los infrascritos, determinando derechamente
que, en la adquisición de convicción no puede haber lugar a la arbitrariedad.

En efecto, las meras sospechas o indicios pueden llegar a transformarse


en la convicción requerida por la norma, en la medida que la labor de
ponderación, no revele deficiencias en su desarrollo. En otras palabras, siendo la
etapa de ponderación de la prueba aquella en que mayormente pueden cometerse
arbitrariedades, es el principio de inocencia el que controla tal soberanía judicial,
proscribiendo cualquier condena en la duda, más no cualquier tipo de duda, sino
aquella que resulta razonada en la prueba rendida válidamente en juicio.-

Que lo señalado precedentemente resulta importante por un segundo


elemento a considerar en esta parte del veredicto, consistente en la convicción de los
infrascritos, y en particular sobre la participación de los acusados en el hecho
perseguido por parte del Ministerio Público. En efecto, sabido es, que el proceso

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penal busca acercarse lo más posible a la verdad material, ello con la finalidad de
evitar lo que en doctrina se denomina los falsos positivos, es decir la decisión de
condena de un inocente, y los falsos negativos, que resultan ser lo contrario. Al efecto
resulta oportuno tener en mente lo referido por la profesora Daniela Accatino, a
saber: “Debido a que la verdad de una hipótesis no puede ser demostrada con
certeza, sino solo corroborada en menor o mayor medida, se necesita que el
derecho defina el umbral de corroboración suficiente para que esté justificado
declarar probado un enunciado fáctico” (Accatino, D. (coordinadora)
Formación y valoración de la prueba en el proceso penal, Legal Publishing,
Santiago, 2010, página 139); de lo que se sigue que hay que buscar en nuestra
legislación aquel umbral enunciado por la autora citada.

Que conforme lo anterior, es posible entonces sostener que el artículo 297 del
Código Procesal Penal es la norma que delimita el razonamiento, y por ende el arribo
a una convicción, en las reglas de la lógica, las máximas de experiencia y los
conocimientos científicamente afianzados.

Que por último, en esta parte, no puede preterirse la relevancia que tiene el
artículo 340 del Código Procesal Penal, en cuanto contiene el elemento de la duda
razonable como contrapartida a la probabilidad suficiente postulada por el
profesor J. Ferrer en su obra Valoración racional de la prueba, Editorial Marcial
Pons, Madrid, 2007, página 26; duda razonable respecto de la que no existe aún
un consenso en doctrina ni en la jurisprudencia acerca de sus contornos, siendo lo
único consensuado a su respecto- que es aquella duda que debe encontrarse
sustentada en la prueba efectivamente rendida en juicio- dado que es la única
sobre la que estos jueces están autorizados a ponderar.

V.- Que asentado lo anterior, y en unión a lo antes señalado, se ha enarbolado


por las defensas el denominado principio de corroboración, principio que desde
sus postulados, y valga la aclaración, sirve de sustento tanto para la decisión de
absolución de sujetos sometidos a acusación como también para su condena. Cabe
destacar que este principio, si bien no se encuentra expresamente recogido en
nuestro Código Procesal Penal, surge a partir de la doctrina del Tribunal
Constitucional Español, el que ha creado la teoría de la corroboración mínima a
través de la jurisprudencia que ha ido emitiendo a lo largo de su historia, resumida
en la sentencia STC 34/2006, de 13 de febrero, FJ. y que dice relación, de manera
muy resumida con la exigencia de corroborar la declaración de un coimputado,
dada su especial naturaleza y múltiples motivaciones que pudiesen generarla,

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con la restante prueba rendida y que aparezca de ella otros hechos, datos o
circunstancias externas, ajenos a la declaración, a fin de determinar su
suficiencia.-

Que tal principio no resulta contrario a nuestra normativa y sistema de


valoración de prueba, pues pese a poseer distintas nominaciones teóricas los
sistemas de ponderación nacional y español, tienen el mismo límite de apreciación
racional de la prueba, entregada para nuestro caso en el artículo 297 del Código
Procesal Penal.

Que por último, en esta parte respecto de la participación, y en particular


respecto de la corroboración requerida por las defensas, para que aquella sea
entendida como se viene razonando, cabe puntualizar cual es la finalidad de aquella,
sobre el fundamento sustancial de la controversia sometida a decisión de esta
magistratura.-

Que sobre la base de la central relevancia que en la determinación de la


participación penal poseen las declaraciones prestadas por los funcionarios
Policiales Guillermo Vilches Saldivia, Ricardo Villegas Pavés y Claudio Leiro
Marambio sobre aquello que oyeron decir al acusado José Manuel Peralino
Huinca, cabe sostener que la declaración de un co-imputado por sí sola no basta para
arribar a la convicción sobre la participación penal, ello por cuanto y como también
es sabido, tanto la doctrina como la jurisprudencia ven con cierto recelo, cautela, o si
se quiere sospecha los asertos que pueda prestar un co-imputado respecto de otros,
pues aquella decisión de incriminar puede estar sugerida por la obtención de
beneficios de orden penal o procedimentales, entre otros, que pudiesen constituir
una ánimo espurio, por ello, es evidentemente importante señalar que la
corroboración se sitúa en un paso posterior a la verosimilitud de tales asertos,
entendida esta última no como sinónimo de verdad, sino como lo que es, el empalme
lógico de una versión entregada, para este caso, por parte de un coimputado,
con la sucesión de hechos ya acreditados en juicio, es decir con apariencia de
verdaderos, constituyéndose la actividad de corroboración, en aquella que tiene
entonces por finalidad acreditar el contenido de esa declaración, utilizando otros
medios probatorios independientes de aquella, a través de los que quedará
constatada total o parcialmente la implicancia del o de los sujetos activos en el hecho,
admitiendo tal ejercicio, la posibilidad de que tal declaración resulte
corroborada en todo, en parte o en ninguna de sus afirmaciones.-

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VI.- Que bajo las premisas legales, y doctrinarias enunciadas y POR
UNANIMIDAD DE VOTOS, se ha adoptado la decisión de CONDENAR a los
acusados JOSE MANUEL PERALINO HUINCA, JOSE SERGIO TRALCAL COCHE y
LUIS SERGIO TRALCAL QUIDEL, en calidad de autores del DELITO DE INCENDIO
CON RESULTADO DE MUERTE EN CARÁCTER DE TERRORISTA, sobre el que se ha
hecho referencia, por haber formado los mismos, parte del grupo de sujetos
mencionados en el numeral I del presente veredicto, según corresponde, delito
que se encuentra en grado de consumado, previsto y sancionado en el artículo 474
del Código Penal, y artículos 1 y 2 de la Ley N° 18.314, cometido en la comuna de
Vilcún, localidad de General López, la madrugada del día 04 de enero de 2013, en
perjuicio de las víctimas WERNER LUCHSINGER LEMP Y VIVIAN MACKAY
GONZALEZ, en los términos del artículo 15 N° 3 del Código Penal, determinándose a
la vez, POR MAYORIA DE VOTOS ABSOLVER A TODOS LOS DEMAS ENCARTADOS de
los cargos dirigidos en su contra por parte de los acusadores fiscales y particulares,
por cuanto y aun en la probabilidad de participación, aquella ha sido
insuficiente para anular las dudas razonables generadas por falta de medios
probatorios que corroboren a su respecto lo declarado por el co-imputado Peralino
Huinca, entre otras motivaciones particulares que se darán a conocer en la sentencia
respectiva.-

Valga señalar en esta parte del presente veredicto, Valga señalar en esta parte
del presente veredicto, que la decisión de absolución ha sido acordada con el VOTO
EN CONTRA del Juez señor German Varas Cicarelli, únicamente en lo tocante a la
acusada FRANCISCA LINCONAO HUIRCAPAN, ELISEO CATRILAF ROMERO y
HERNÁN CATRILAF LLAUPE, quien estuvo por su condena en calidad de autores de
los hechos que se han dado por acreditados. Al efecto, y sin perjuicio que sus
argumentos serán dados a conocer en forma lata, en la sentencia respectiva, estimó
que la prueba de cargo presentada tanto por el Ministerio Público como los
acusadores particulares, basado en el trabajo policial realizado por distintas
unidades de Carabineros como de la Policía de Investigaciones de Chile, el mismo día
4 de enero de 2013 y en días inmediatamente posteriores, han dado cuenta de
elementos inequívocos en cuanto a la comisión de acciones individuales y/o
colectivas que sirvieron de base para diligencias policiales posteriores y que
resultaron ratificadas por la declaración del delator compensado Peralino Huinca y
que permiten adquirir convicción respecto a la participación de la Machi FRANCISCA
LINCONAO HUIRCAPAN, ELISEO CATRILAF ROMERO y HERNÁN CATRILAF

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LLAUPE, como también de JOSE MANUEL PERALINO HUINCA, JOSE SERGIO
TRALCAL COCHE y LUIS SERGIO TRALCAL QUIDEL.

En cambio, no le fue posible advertir ningún antecedente que me permita


establecer la existencia de un montaje policial destinado a involucrar y atribuir
responsabilidad respecto a algún o a todos los acusados, dejando claramente
señalado que su decisión de absolución respecto a los acusados AURELIO CATRILAF
PARRA, SABINO CATRILAF QUIDEL, JUAN SEGUNDO TRALCAL QUIDEL, SERGIO
MARCIAL CATRILAF MARILEF y JOSE ARTURO CORDOVA TRANSITO se basa en la
ausencia de elementos suficientes para atribuirles una acción típica del delito por el
cual vienen siendo imputados.

VII.- Que, para adoptar la decisión de condena señalada en el numeral


precedente, se ha tenido en consideración, fundamentalmente, la declaración de los
testigos de cargo presentados en estrados, los que unidos a la prueba pericial,
documental y material incorporada legalmente al juicio, han podido generar en este
Tribunal la convicción, anotada.

Que al respecto necesario es señalar que estos sentenciadores, adquirieron


primeramente la convicción acerca de que las declaraciones prestadas por José
Manuel Peralino Huinca en los días 8 de noviembre de 2013, y 23 de octubre de
2015, no poseen vicios de ilegalidad conforme se analizará in extenso en la
sentencia definitiva., como así tampoco se advirtió de la prueba incorporada la
presencia de algún tipo de coacción- de naturaleza alguna- que afectase tales asertos
en el origen, en otras palabras, no se vio sustentada en juicio la hipótesis de la
declaración forzada u otorgada bajo coacción o alguna promesa de dádiva u otro
elemento que haya intervenido la voluntad del declarante para que aquella sea
extendida en un sentido determinado, como tampoco que aquella haya sido emitida
por animadversión con los restantes coimputados, lo que unido al desconocimiento
en detalle de la declaración prestada en sede de Tribunal de Garantía en marzo del
año 2016, obliga a ponderar aquellas con las que se cuenta en el juicio, todo lo
anterior, pese a los ingentes esfuerzos por parte de las defensas para incorporar a
través de su prueba de descargo y contrainterrogatorios tal información, sin que se
sepa hasta aquí, los términos en que fue prestada y el contenido de ella para efectos
de determinar el motivo u origen de la misma.-

Que de otra parte la declaración prestada por parte de José Manuel Peralino
Huinca antes los Fiscales del Ministerio Público, conforme la prueba obtenida del

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sitio del suceso, de las características intrínsecas del sector de ocurrencia de los
hechos, entre otros elementos entregados por parte del mencionado que se
abordarán de manera precisa y particular en la sentencia definitiva que empalman
de manera congruente con otros medios probatorios rendidos en juicio, le confieren
verosimilitud a su versión, por lo que, y en la actividad de corrobación exigida por
la defensa, es que se ha cimentado la convicción antes señalada.

Que en efecto, los medios probatorios señalados en el párrafo primero de este


numeral, en suma, permitieron el ingreso de información relevante por parte de José
Manuel Peralino Huinca, en particular respecto de los condenados pudo asignar de
manera directa y determinada para el caso de ellos, una acción en la sucesión del
hecho punible, las que aparecen debidamente sustentadas en prueba anterior y
posterior a las declaraciones que el co- imputado prestó ante los señores Fiscales
del Ministerio Público, revistiéndola de mérito suficiente para superar sólo en la
parte que atañe- a tales imputados- el estándar requerido por el artículo 340 del
Código Procesal Penal.

Que para asignar la hipótesis de autoría a los imputados en el artículo 15 N° 3


del Código Penal, de la dinámica de los hechos acreditados se desprende además el
concierto o acuerdo expreso para desarrollar los hechos de la manera que
fueron determinados, por los distintos agentes del ilícito, y con una
organización suficiente para el ataque, conforme se expondrá en la sentencia
respectiva-

VIII.- Que de otro lado y pese a habérsele asignado en las declaraciones en


mención acciones determinadas a la acusada Francisca Linconao Huircapan, Eliseo
Catrilaf Romero y Hernán Catrilaf Llaupe, para el caso de la primera mencionada una
decisión de condena afectaría principalmente el principio de congruencia, conforme
se dará a conocer en la sentencia definitiva; y para los demás indicados
anteriormente, aquellas acciones y aun considerando la probabilidad de que se
hallen vinculados en mayor o menor medida con el grave hecho terrorista
determinado en juicio, no han resultado corroboradas con la prueba de cargo, en
tanto para los acusados JOSE ARTURO CORDOVA TRANSITO, JUAN SEGUNDO
TRALCAL QUIDEL, SABINO CATRILAF QUIDEL, ELISEO CATRILAF ROMERO, Y
SERGIO MARCIAL CATRILAF MARILEF, ha sido la nula o escasa alusión a alguna
conducta específica por parte del co-imputado como asimismo la imposibilidad de
encontrar o mejor dicho dotar de contenido la misma en aquella parte, lo que unido a
la ausencia de prueba de corroboración a este sólo respecto, se adoptó la decisión de

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absolverlos.- Que en consecuencia se absuelve de los cargos formulados en su contra
a FRANCISCA LINCONAO HUIRCAPAN, AURELIO CATRILAF PARRA, HERNAN
ZENEN CATRILAF LLAUPE, JOSE ARTURO CORDOVA TRANSITO, JUAN SEGUNDO
TRALCAL QUIDEL, SABINO CATRILAF QUIDEL, ELISEO CATRILAF ROMERO, Y
SERGIO MARCIAL CATRILAF MARILEF; con el voto en contra ya mencionado.-

De conformidad a lo dispuesto en el artículo 347 del Código Procesal Penal,


se decreta la inmediata libertad de quienes han resultado absueltos,
ordenándose su inmediata salida de la sala. Se alzan en este acto las medidas
cautelares a las que estuvieren afectos. Ofíciese al efecto.

IX.- Que en cuanto a las circunstancias modificatorias de responsabilidad


penal ajenas al delito, su decisión será comunicada en la sentencia respectiva, y en
cuanto a las circunstancias modificatorias inherentes al hecho, se estima por
unanimidad que no concurre ninguna de ellas. No obstante lo anterior, por
unanimidad estos jueces se ha estimado la calidad legal de delator compensado
conforme al artículo 4 de la ley N° 18.314 en el acusado JOSE MANUEL
PERALINO HUINCA.

La audiencia de comunicación del fallo se llevará a efecto el día 11 de junio del


presente año, a las 11:00 horas, quedando desde ya debidamente emplazados todos
los intervinientes. Dispóngase la presencia de gendarmería para la audiencia aludida.

La sentencia será redactada por la juez designada en la convocatoria


respectiva.

RIT 150-2017

RUC 13 00 70 17 35-3.

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