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UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA

INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS JURÍDICOS

DECANATO DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

MAESTRÍA EN DEREHO PENAL Y CRIMINOLOGÍA

CATEDRA: ACTIVIDAD JURISPRUDENCIAL.

ENSAYO:

PRESENTADO POR:

 ABG MARÍA LOZADA.

CI: V 21.323.074.

26 DE ENERO DE 2018.
¿Considera usted que la facultad interpretativa de la sala constitucional, se
convierte en un legislador negativo del derecho? ¿Sí o No? Justifique su
respuesta.

Un legislador negativo es el que permite entender la regulación


constitucional y legislativa de las normas constitucionales, como la
sentencia de los procedimientos de inconstitucionalidad con todas sus
características. Hans Kelsen consideraba al Tribunal Constitucional como
un legislador negativo, ya que tiene poder de anular una ley, que es
equivalente a dictar una norma general, lo que es el acto contrario a la
producción de normas legislativas que concreta la Asamblea, sosteniendo
que la anulación de una ley tiene el mismo carácter general que la
promulgación de una, es decir ,que puede dejar sin efecto normas
aprobadas por la Asamblea que sean juzgadas contrarias a la Constitución,
pero que no puede aprobar o establecer otras en su sustitución.

Ahora bien, las atribuciones de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo


de Justicia, según lo establecido en el 336 de la CRBV, son las siguientes:

 Declarar la nulidad total o parcial de las leyes nacionales y demás


actos con rango de ley de la Asamblea Nacional, que colidan con
esta Constitución.
 Declarar la nulidad total o parcial de las Constituciones y leyes
estadales, de las ordenanzas municipales y demás actos de los
cuerpos deliberantes de los Estados y Municipios dictados en
ejecución directa e inmediata de esta Constitución y que colidan con
ella.
 Declarar la nulidad total o parcial de los actos con rango de ley
dictados por el Ejecutivo Nacional, que colidan con esta
Constitución.
 Declarar la nulidad total o parcial de los actos en ejecución directa e
inmediata de esta Constitución, dictados por cualquier otro órgano
estatal en ejercicio del Poder Público, cuando colidan con ésta.
 Verificar, a solicitud del Presidente o Presidenta de la República o
de la Asamblea Nacional, la conformidad con esta Constitución de
los tratados internacionales suscritos por la República, antes de su
ratificación.
 Revisar en todo caso, aun de oficio, la constitucionalidad de los
decretos que declaren estados de excepción dictados por el
Presidente o Presidenta de la República.
 Declarar la inconstitucionalidad de las omisiones del poder
legislativo municipal, estadal o nacional cuando haya dejado de
dictar las normas o medidas indispensables para garantizar el
cumplimiento de esta Constitución, o las haya dictado en forma
incompleta; y establecer el plazo y, de ser necesario, los
lineamientos de su corrección.
 Resolver las colisiones que existan entre diversas disposiciones
legales y declarar cuál debe prevalecer.
 Dirimir las controversias constitucionales que se susciten entre
cualesquiera de los órganos del Poder Público.
 Revisar las sentencias definitivamente firmes de amparo
constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o normas
jurídicas dictadas por los tribunales de la República, en los términos
establecidos por la ley orgánica respectiva.
 Las demás que establezcan esta Constitución y la ley.

Además de las establecidas en el artículo 25 de la Ley Orgánica del


Tribunal Supremo de Justicia.

En mi opinión, comparando las atribuciones que la Constitución de la


Republica le otorga a la Sala constitucional podemos estableces una clara
similitud, en cuanto al concepto de legislador negativo, todo lo contrario, a
lo identificado como legislador positivo, el cual tiene la plena facultad para
crear normal y disposiciones, pero a pesar de que estén claras sus
facultades, aunque el mismo Kelsen, advirtió tiempo después, que, a pesar
de que la sala constitucional, participará en el ejercicio de la potestad
legislativa como un legislador negativo, la función jurisdiccional es una
oficio creador de normas individuales, en tanto que la función legislativa es
creadora de normas generales. Anular una ley es establecer un normal
general, es decir, la anulación de una ley tiene el mismo carácter de
generalidad que su creación, claro está, pero en signo negativo, la
anulación de una ley es solo una promulgación precedida de un signo de
negación; y ello busca justificar y explicar el efecto erga omnes (respecto
de todos) de las sentencias de la sala Constitucional, la naturaleza
constitutiva de la sentencia de inconstitucionalidad y los efectos ex nunc
(desde ahora) de tales fallos, excluyendo la fuerza retroactiva de los fallos,
entonces, una función legislativa y el tribunal tiene el poder anular las leyes
es, por defecto, un órgano del poder legislativo. La función jurisdiccional
tiene un alcance creador, el cual, va en aumento cuando esta función tiene
como objeto mantener la supremacía de la constitución, pero este carácter
creador no tiene los alcances de la función que le compete al legislador, la
Sala debe respetar la Constitución y por consiguiente la distribución de las
competencias que ella estipula.

En nuestro país, la jurisdicción constitucional es un instrumento judicial de


control concentrado de la constitucionalidad de las leyes y demás actos de
los órganos que ejercen el Poder Público dictados en ejecución directa e
inmediata de la Constitución o que tengan rango de ley, con poderes
anulatorios erga omnes. En efecto, la expresión “jurisdicción constitucional”
es un concepto orgánico que se refiere a que un órgano específico del
Poder Judicial tiene atribuida de forma exclusiva la potestad de anular
ciertos actos estatales, en particular, las leyes y demás actos con rango de
ley o de ejecución directa e inmediata de la Constitución, cuando considere
que sean contrarios a la norma constitucional, en los países europeos,
dicha Jurisdicción Constitucional corresponde a los Tribunales o Cortes
Constitucionales (muchas, incluso, ubicadas fuera del Poder Judicial), al
igual que en algunos países latinoamericanos. En cambio, en Venezuela,
siempre ha correspondido al Supremo Tribunal de Justicia, ahora a través
de su Sala Constitucional.

Sin embargo, como sostiene Brewer Carías, esta atribución exclusiva de la


Sala Constitucional, no implica que ésta sea la “máxima y última intérprete”
de la Constitución, o como lo ha reiterado la Sala en diversas
oportunidades, que tenga “el monopolio interpretativo último de la
Constitución”. Con base al artículo 335 constitucional, este autor afirma que
todas las salas que conforman el Tribunal Supremo de Justicia son el
máximo y último intérprete de la Constitución, además, tienen la
competencia genérica, en materia de justicia constitucional, de garantizar
la supremacía y efectividad de las normas y principios constitucionales y
velar por su uniforme interpretación y aplicación. Entonces, de acuerdo al
artículo 335, lo que en materia de interpretación constitucional
correspondería de forma exclusiva a la Sala Constitucional, como
jurisdicción constitucional, es la potestad de interpretar el contenido o
alcance de las normas y principios constitucionales con efectos vinculantes
para las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás tribunales
de la República. En este sentido, en el sistema constitucional venezolano,
no es posible identificar la jurisdicción constitucional, que corresponde a la
Sala Constitucional, con la justicia constitucional, entendida como la
potestad genérica de administrar justicia en materia constitucional, que
corresponde, en el ámbito de sus competencias, a todos los tribunales que
ejercen el Poder Judicial. Sin embargo, la Sala Constitucional a partir de la
interpretación que hiciere del artículo 335 de nuestra carta magna,
considerándose como el máximo y último intérprete de la Constitución, y
con fundamento en que el mencionado artículo prevé el carácter vinculante
de las interpretaciones constitucionales, ha desarrollado en Venezuela la
denominada jurisdicción normativa, es decir, la creación judicial de normas
de alcance general y con carácter erga omnes. En criterio de Duque
Corredor, lo establecido en el artículo 335 de la Constitución, permite
concluir, sin embargo, que la Sala Constitucional sólo tendría competencias
restringidas en materia de interpretación constitucional, y por ello ésta no
puede trascender la motivación de las sentencias para convertirse en
normas sustitutivas de las leyes vigentes.

El sistema venezolano de control de la constitucionalidad de las leyes y


otros actos estatales, puede decirse que es uno de los más amplios
conocidos en el mundo actual si se lo compara con los que muestra el
derecho comparado, pues mezcla el llamado control difuso de la
constitucionalidad de las leyes con el control concentrado de la
constitucionalidad de las mismas. Ahora bien, en la interpretación
vinculante que estableció la Sala Constitucional sobre el artículo 334 de
nuestra carta magna, en relación con la Jurisdicción Constitucional y el
control concentrado de la constitucionalidad, en la sentencia Nº 833 de 25
de mayo de 2001 (Caso: Instituto Autónomo Policía Municipal de Chacao
vs. Corte Primera de lo Contencioso Administrativo), expuso lo siguiente:
“La declaratoria general de inconstitucionalidad de una o un conjunto de
normas jurídicas (leyes), corresponde con exclusividad a la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, quien, ante la colisión,
declara, con carácter erga omnes, la nulidad de la ley o de la norma
inconstitucional. Dicha declaratoria es diferente a la desaplicación de la
norma, tratándose de una decisión de nulidad que surte efectos generales
(no para un proceso determinado) y contra todo el mundo. Mientras que los
Tribunales de la República, incluyendo las Salas del Tribunal Supremo de
Justicia diferentes a la Constitucional, pueden ejercer sólo el control difuso.
Las Salas Constitucional y Político Administrativa pueden ejercer el control
difuso en una causa concreta que ante ella se ventile, y el control
concentrado mediante el juicio de nulidad por inconstitucionalidad, cuyo
conocimiento a ellas corresponde. La máxima jurisdicción constitucional se
refiere al control concentrado, el cual es un control por vía de acción, que
lo ejerce la Sala Constitucional, conforme al artículo 336 constitucional y,
en ciertos casos, la Sala Político Administrativa. A diferencia de otros
países (donde existen tribunales constitucionales) en Venezuela, (siendo
parte del Poder Judicial) se encuentra la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, a la cual corresponde la jurisdicción constitucional,
pero tal jurisdicción no tiene una cobertura total en el control concentrado.

Ahora bien, desde hace algún buen tiempo, la Sala Constitucional del TSJ,
con el desarrollo de la jurisdicción normativa a partir de su interpretación
del artículo 335 de la Constitución, ha originado un cambio de paradigmas
en el sistema de administración de justicia en Venezuela en lo referente al
alcance del concepto de la jurisdicción, influenciando de manera particular
el sistema, en la actualidad vemos como a través del “recurso de
interpretación constitucional” se pretende no solo puede establecer
sentencias vinculantes (aunque provisionales) ante la carencia de
desarrollo legal de los preceptos constitucionales, sino que también puede
ajustar las normas legales (que sean objeto de su examen) a los principios
y normas constitucionales, lo cual se percibe como una usurpación de
capacidades, cambiando su papel, por uno mas parecido o cercano al de
un legislador.

Esta evolución volvería insuficiente las labores de la Sala Constitucional


limitada al control formal o abstracto de las normas, los cuales todos
procesos que son llevados por ella, son resueltos, actualmente, mediante
la aplicación e interpretación conforme a los principios y valores contenidos
en la Constitución, sin embargo, el empleo de principios y valores
constitucionales por parte de la Sala Constitucional, no los faculta para
actuar arbitrariamente al momento de interpretar la Constitución o de
analizar la Constitucionalidad de las leyes. El problema principal es saber
hasta dónde pueden llegar la Sala en esta interpretación. La cuestión es
distinguir, según un destacado sector de la doctrina Italiana y el propio
Colegiado de la Constitucionalidad, entre "disposición" y "norma".
Disposición no sería sino el texto de un precepto determinado, es decir, las
palabras que constituyen el precepto. Por su parte, normas son los sentidos
interpretativos que se desprenden de las disposiciones, de tal forma que
una misma disposición pueda contener diversas normas, según las
posibles diversas interpretaciones que surjan del precepto. La misión de la
Sala, visto así, es desentrañar cuál de las normas (contenidas en un
precepto) puede estar ajustada a la Constitución, de tal forma que no sea
expulsada del ordenamiento.

Se considera que este recurso no previsto por la Constitución, es uno de


los mecanismos judiciales que está llevando hoy en día más que nunca a
que las soluciones previstas en la Constitución para resolver conflictos
entre poderes, que son normales en una democracia, no son las que ésta
establece, sino las que la Sala Constitucional, decide aplicar o que aplica
como ella considere, incluso en contra de la disposición normativa
existente, en vista que sus magistrados responden a intereses distintos a
los que ordena la Constitución

Sostiene Brewer Carías que la Sala Constitucional al interpretar la


Constitución ha dado lugar a actos viciados de usurpación de funciones, y
al no existir mecanismos de control sobre su actuación, “se ha convertido
en un poder constituyente derivado no regulado en el texto constitucional”,
y por ello algunas de sus interpretaciones de la Constitución “han pasado
ilegítimamente a formar parte de la propia Constitución”. Es necesario evitar
esta situación, debido a que el juez constitucional ostenta un poder neutro
que a la vez que le permite garantizar la efectividad del sistema
constitucional, le impide modificarlo, pues la facultad de acordar cambios
constitucionales está reservada al pueblo como titular de la soberanía: en
definitiva, el juez constitucional es un comisionado del poder constituyente
para la defensa de la Constitución.

Así mismo, en el supuesto consistente en establecer erga omnes una


interpretación general o abstracta de la Constitución, Casal observa que en
ciertas decisiones no es posible distinguir entre aquello que la Sala,
conforme a procedimientos jurídicos de integración, ha establecido como
criterios provisionales válidos hasta la intervención del legislador y, en
consecuencia, susceptible de una modificación, y lo que es una
interpretación vinculante no sólo para los jueces sino también para el
legislador, por considerarse como una solución necesaria derivada de la
propia Constitución.

En conclusión, vemos con preocupación la sala constitucional ha jugado


como un legislador positivo (a pesar de ser un legislador negativo
originariamente), en los últimos tiempos, incluso un constituyente positivo,
dando la categoría de fundamental a derechos que positivamente no lo son,
o interpretando las leyes en el sentido constitucional a favor del
reconocimiento de derechos fundamentales, invadiendo así la esfera de
competencia del legislador, llegando incluso a crear cierta inseguridad
jurídica. También ha jugado el papel correspondiente al poder ejecutivo,
fijando políticas públicas como lo es el caso de las decisiones donde
declara el estado de cosas inconstitucionales y que ordena al poder judicial
seguir sus orientaciones en las políticas públicas pretendiendo la protección
de derechos fundamentales o cual decide a favor de la protección del
ejecutivo nacional.
El problema con la administración de justicia en Venezuela, y en especial,
con la Sala Constitucional, es que cada vez más, ha asumido la concepción
errada de ser un órgano deslindado de su función de guardián de la
Constitución, y se ha abocado a complacer intereses particulares, y por ello,
está desconociendo sus atribuciones y principios sobre los cuales
garantizan un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que
prevé la Constitución.

Un juez constitucional en un sistema democrático, en realidad, no necesita


que lo controle nadie, pues es la garantía del Estado de derecho; pero un
juez constitucional en un sistema político autoritario de concentración del
poder, sin independencia ni autonomía algunas, es un peligro para el
Estado democrático de derecho, pues sin control, se convierte en el
instrumento de puras arbitrariedades.

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