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ARTICULO
RESUMEN
Un cuerpo mutilado a la orden de otro…
ABSTRACT
hermeneutic process, made clear their lack of knowledge, acceptance and care of their own bodies,
which explains their ideas and behaviors regarding their sexual and reproductive health. They did not
mention the word pleasure in any of the testimonies because, definitely, these women evidenced that
in their daily lives they deny themselves the right to exercise control over their own sexuality and to
make free decisions in relation to it. The medical establishment does not consider women’s
subjectivity, nor respects their sexual and reproductive rights and, far from it, without hesitation
suggests hysterectomy as a prophylactic measure.
A MANERA DE INTRODUCCIÓN.
“…Anda acércate a mí y huele mis vestidos; ¡acércate! A ver donde encuentras un olor que no sea el
tuyo, que no sea tu cuerpo. Me pones desnuda en mitad de la plaza y me escupes. Haz conmigo lo
que quieras, que soy tu mujer, pero guárdate de poner nombre de varón sobre mis pechos.”
Federico Gracia Lorca, Yerma
El entram ado social que la cienci a m édica constru yó, h izo d el útero e l todo
que re presentab a al ser h um ano m uj er; éste p asó a s er un órgano reve stido
de s ignos y sím bolos determ inados p or la constru cción arbitrar ia de la
ide ntid ad sexua l y reproduct ora de l a m ujer, la cual j ugaría el rol
protagónic o en la p rocreac ión y en la m aternidad. Las pr escripcione s de
género im puestas por l a socieda d patriarca l han dejado m uy c laro la
asoc iación de la m uj er con la natur aleza y de la f em inidad con la
m aternidad. Esas c onstrucc ione s genér ic as han propiciado que las m ujeres
desapare zc an y se oculten detrás d e su única f unción social: ser m adre.
Abordar este trabajo desd e esa m irada, nos exigió inelu diblem ente,
apropiarn os de la m etodología de gén ero, por s er la ún ic a qu e nos dará
cuenta críticam ente de la realid ad, per m itiéndon os ra strear el origen de las
ine qu ida des de salu d sobrellev adas por las m ujeres histere ctom izadas, n os
a yudar á a deve lar en el cam ino he rm enéutico los ses gos sex istas y
androc éntricos y, poder context u ali zar par a la construcc ió n de
conocim ientos. El grupo hum ano sujeto de este estu di o es tuvo c onst itui do
por ve intidós m uj eres histerectom izadas, trabajadora s de la Corpor ación de
Salud del Esta do Ar agua, Instituto Aut ónom o de la Gober nación del m ism o
estado. La representativ idad de esta inv estigación estu vo garantizada por la
calid ad de la inf orm ación y el pu nto lím ite d e esa represent ativ idad, estuvo
ind ic ado por e l p unto d e satur ación del co nocim iento y la téc nica
partic ip ativ a que se leccionam os f ue la entrevista enf ocada. La construc ción
del análisis nos perm itió ac ercarnos a las re presentac iones social es
construidas por l as m ujeres a través de su exper ie ncia con la histerectom ía.
La hum anidad ha s ido testigo d el inm enso aba nico d e interp retacio nes que
las d if erentes socie dades han f orjado de la s exual ida d: com o producto del
quehacer disc ursivo, lig ada al pod er, al lenguaje, a los procesos socios
histór ico s, culturale s y ec onóm icos.
La s exua lidad, e s un constructo hum ano colm ado d e sim bolism os,
expres iones, conduc tas, sign if icados; incertidum bres, y subj etiv ida des, que
está urg ida de la re construcc ión de código s cu lturales que transversa lizan
cogn itiva y af ectiva m ente la ex per ienc ia de la s exualid ad y las relac iones de
género.
relac ió n de ex pl otac ión, de coerc ión polít ica y de hegem onía ideol óg ica. Por
tanto, prese ntim os lo es pinos o del cam ino escogido a l plantearnos c om o
reto develar lo co nst ruid o-viv ido por las m ujeres histerectom iza das y qu izás,
nos c ondu zca a una aproxim ación de sus f ormas de p erci bir , sentir, viv ir y
concebir su sexualidad, que en def init iv a, es cultura l, soc ia l y produ cto de
una historia indiv id ual, co lect iva y a prend ida y por tanto, im buida de
tem ores, incom odidades, perturb ac ion es e ilim itadas inqu ietudes, en el
m arco de esas e structuras de po der. Nuestro interés en esta categoría
respon de al prop ósito de aprox im arnos a l sent ir de la m uj er
histerectom izada y cóm o ella l e da senti do y s ig nificac ión a su cuerpo y su
sexual ida d, de qué manera internal iza dej ar de cum plir con los c ánones
para los cuales f ue social y c ultur alm ente concebi da. En otras palabra s, su
percepción com o mujer, después de u na histerectom ía.
“Con la hist erecto mí a no sentí ni va poro nes, ni ca lor ones, ni nada; lo que si
me pasó es que no volví a tener un orgasmo más nunca y ade más que
tampo co me provoc a, ni nad a de eso. Yo no vo lví a tener relacion es más
nunca…” (Entrevista Nº 7).
“…me dejaron hue ca hasta par a las relac io nes sex ua les, a mí eso se me
olv id ó, el mismo ti empo que tengo de opera da lo tengo de no tener
relac io nes sexuales …s iento mie do de t ener relac ion es, me da mied o y eso
no me prov oca, n o está en mi mente, ni en mi c abe za… y el espos o mío
tiene p ermiso para que lo co mplazcan afuera…no lo puedo ayudar de otra
forma…” (Entrevista Nº 10).
“Después qu e me op eré estaba pre ocup ada, porque como n o íbamos a tener
más re lac iones a causa de es a d iet a, yo decía: él v a a te ner su n eces id ad
de sex o y yo no puedo, porq ue tenía que cuidarme. Entonc es él me dijo que
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si tenía esa neces idad, iba a te ner que ir a otro lado,…él pag aría p or un
servic io d e esos, p ero que estu viera segura que él no me iba de jar... ”
(Entrevista Nº 17).
“Lo que más sentí despué s q ue me oper é fue in apetenc ia s exua l, pero para
mí eso no es lo cent ral, lo fundamental e s el a mor …” (Entrevista Nº 22).
En estos testim onios observam os que e l único cam ino de s exua lidad es el
coito, las m uj eres sienten incom pleta su f em inidad, de sc ubren un cuerpo
pas ivo a la ord en d el otro o de l a m isión de l otro com o evoca Butler J.
(4)…c uerpos ente ndidos com o recipientes pasivos de una le y cu ltural
ine xorable. In dudab lem ente que l a sexualidad de la m ujer queda detrás de
su ú nic a m isión:“ser m adre-no sex ual”; su sexualidad es representa da com o
una f uerza dev oradora, com o una am enaza, com o un continuo peligro para
el otro. Com o expresa Tubert S. (5), l a im agen de la m aternidad perm ite
dej ar en la s om bra la cue stión de la s ex ualidad de las m uj eres; Ev a q ueda
borrada detrás de María; l a m uj er-m adre-no sex ual perm ite evit ar tanto el
pel igr o de la conf usión de los sex os com o la angu stia a una dif erencia
irreducible. Tal vez por esto es que el p atriarcado co loca un ace nto
exacerbado e n la m aternidad, par a m itigar lo s tem ores s obre el
sostenim iento del poder m asculin o; quizá s por esto, su ide ología construye
la m aternidad com o el único do n, com o el im perio y la ún ica pot estad que
tiene la m ujer en el m undo.
Desc ubrim os que en los arg um entos de las entrevi stadas sobresa le u na
connot ación inst int iv a, que reduce la s ex ualid ad a l e ncue ntro entre m acho y
hembra, no obsta nte, pensam os que sexu alidad y genitali dad no son
equ iparables. Co inc idim os con las críticas que hac e Esteban ML (6), con
respecto a las conceptual izac iones b iologicista de la s exuali dad; def endem os
que la sex ua lidad h um ana no se reduce al aspect o biológico–genital com o
en los anim ales, si no que es una f orm a unif ica da de pe nsar, sent ir y actu ar;
de ser y estar en e l m undo. La sexual idad de los/ las h um anos/as, a unque
deriv e de lo biológ ico, es aprendida y respon de a f actores socioc ult ural es.
En c ada cultura se han im puesto dif erentes norm as, y c ada individuo las ha
aprendido desd e la inf anci a, la s exualid ad posee u na s erie de signif icados
que la tra nsf orm an en una dim ensión d e la conduct a y de la subj et iv idad
hum ana, la cu al es tará perm eada por el que hacer cu ltura l. Por ende la
sexual ida d hum ana va m ás allá de la función reproduct ora para asum ir
f unciones de cará cter relac ional y hedonist a. A f in de dev el ar esa
construcción so ci al, personal y de gé ner o que se va tej ien do alreded or de la
sexual ida d, querem os apo yarnos nu evam ente con los aportes de Torres
(3),…e l c uerpo com o tal no es m ás que un peda zo d e carn e y hueso; es la
cultura, la red s im bólica, lo que inscr ib e ese cuerp o en un sentido que lo
puede hacer des eable, torturable, pr oh ibido o ilícito, abiert o al placer o al
suf rim iento. Por otra parte, s er hom bre o m ujer no es sola m ente un hec ho
bio lógico, es un he cho de lenguaj e, u n cierto m odo de insertarse en la
cultura. Por eso, m ás que hablar de la m uj er en relaci ón con la s exua lidad,
parece m ás exacto def inir el tem a como inserción de la m uj er dentro del
orden sexua l.
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Nos l lam a la atenc ión c om o en pleno s ig lo XXI, aún las m ujeres s ientan el
tem or de em barazarse com o un obstác ulo para la obten ci ón de su plac er
sexual; y otras se niegan e l d isf rute por perc ib irse eunuc as o c astradas
f ísica y em ociona lm ente post histerectom ía. Habl ar d e s ex ualid ad es hablar
de relac iones soc iales, de género y poder, qui zás por ello en los relat os de
las m ujeres, podem os extraer representacion es sociales del sexo com o
obl igac ión y centrad a en la preoc upació n por el otro. En palabras de Torres
(7),…El hom bre se dec lara hom bre para ha cer s ign o a la m uj er que se
dec lara m ujer para hacer signo al h om bre que des ea.
Ref lex ionando sobr e los ap ortes de estos a utores/as podem os tal vez,
explicar ta nto la d esvalori zación gen eral de las m ujeres entrevista das, com o
la a usencia e n sus relatos de práct icas sexuale s no vi ncul adas a l a lógica
reproduct iva. Cont in uand o con este or de n de ideas, Tubert S. (5) acota que
la petr if icaci ón del deseo d e ser m adre obtura el cuest io na miento sobre e l
deseo de las m ujeres, e im pide que se r eplantee una y otra vez, no só lo la
cuestión de la dif erencia de los s exos, sino tam bién l a de las diferencias
entre las m ujeres deseantes.
La negac ión de la s exua lidad está tan a rraiga da e n la cu ltur a que p arece la
úni ca opción de v ida, la negac ión del placer, la cu lpa asociada a la
sexual ida d, han s ign ado las conciencias y las vidas d e m illones de m uj eres.
La psicóloga Torres AT. (3), nutrirá est as ref lex iones sobre la sex ualidad
f em enina ac otando que la sexua lidad p arece s iem pre asentarse sobre un
m alestar en l a cu ltura, aunq ue ese m alestar cam bie d e nom bre y de
pos ición. En lo que podría llam arse la histeria post-m oderna, la s m ujeres no
hal lan tam poco cóm odam ente su lugar. De ser un objeto sexual, cuerpo
deseado y des prec iado, de no haber podido durante s ig los hab lar sobre su
sexual ida d, las m ujeres han enc ontrado en esta vuelta de s iglo, dentro de la
vertigin osidad y ba nalid ad que inund a a esta cultura, donde todo p asa y
nada queda, qu e la m áxim a conquista d e la m ujer en lo que a su sexualidad
se ref iere, com o es poder decirs e a e lla m ism a suj eto de su deseo, corre el
riesgo de desvan ecerse. No se trata, por supuesto, de volver atrás, sino de
af irm ar que la sex ualidad s igu e en conf licto, y que con res pecto al est atus
de los sexos y sus relaciones c on la hist oria no ha term inado .
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Los test im onios de las m ujeres hister ectom izadas nos hablan del poco
reconocim iento de sus subjet ividades y de sus niv eles de autoest im a.
Durante todo el proceso herm enéutico pudim os percibir el esc aso
conocim iento y po ca aceptación de l propio cuerpo, que exp lican sus
represent acione s sociales en torno a su se xua lidad. En nin guno d e los
testim onio e llas h ablaron de goce, porque en def initiva, las m ujeres
evidenc iaron que si n úte ro no hay placer. Para ello rec or dem os algunos
f ragm entos de los relatos d e las entrevist adas:
“…n o sabía qu e iba dejar de ser norma l, … me siento sin mi mitad, me falta
alg o, ya no soy completa, me s ien to muti lad a... ”. “… eso hizo que
práctic amente yo no tuviera rela ciones sexuales, por ese pro ble ma lle ga mos
hasta s eparar nos …” “… no vo lví a tener un org as mo más nunca … n o sentía
nin gunas ga nas de t ener re lac ió n con él…, no me llamaba la atenc ió n tener
relac io nes… y o me fui a lejando d e la act ividad sexual …“…me dejaron hueca
hasta p ara las relac iones s exuales, a mí eso s e me olvidó, el mismo tiempo
que te ngo de ope rada lo te ngo de no ten er relac io nes sexua les … ”
“…d espu és d e es o y o no tenia ningún in terés… a v eces no me pr ovoca ” “ …
ya todo cambia, es cuand o tratas de comp lacerte a t i y a t u esp oso o a tu
pareja y no pued es porque te d uele, porque no lubr ic as …” “ … las re lacion es
nunca f ueron del todo iguales a como eran antes de la h isterectomía,. ” “…. Lo
que más sentí después que me operé fue inap etenc ia s exu al…”
“El coito ind ifere nt e o pas ivo repre senta p ara la mujer un acto de
complacencia, a veces de sacr ific o y otras de pura conveni encia. Aunque
más frecue nte d e lo que par ece, como agente etiológico que obra
perturbando e l org anismo de la mu jer, tie ne poc a importa nc ia. ”
“El pudor y l a honest ida d exigen por part e de la mujer ciertas reservas en el
cumpli miento de la f unc ión se xual, que la obl igan a esperar a que sea
solic itada.”
En e sta líne a de pe nsam iento, sostene mos que en la const rucción s ocial de
la s exualidad, el d iscurso m édico es u n vehículo i deoló gic o m u y poderoso
para apre nder normas, valores y re laci ones sociales que subyacen y se
transm iten a través de la cot id ian id ad, tam bién en las rutinas diar ias de la
vida, en los centros de atenci ón y textos de f orm ación-com o hem os podido
evidenc iar- no só lo se aprenden cond uctas y con oc im iento s, sino t odo un
conjunto de act itude s y de práct icas soc iales que sirv en para la construcc ión
de la s exualid ad tant o de hom bres com o de m uj eres.
em bargo, en el c ont exto cultura l de nues tros países los hallazgos de estos
estud ios s igu en silenciados. Así pues, a la luz de toda esta disc us ión
entend em os el por q ué de la care nc ia co gnit iva d e las entrevistadas sobre su
cuerpo y s u sexual idad, así com o las dis crim inaciones y l os prob lem as que
suf re su género. Pensam os que existe una deud a histórico-social qu e tie ne
la inst ituc ión m édica y la soc iedad en ge neral con respecto a la m ujer, que
no se ha co ns iderado, ni se cons ider a su sexual idad para su vid a.
Com o lo hem os venido af irm ando, hist óricam ente la sex ua lid ad de la m uj er
ha sido construida socialm ente para la reproducción, por tanto, la
edif icación de su identida d se ha conf orm ado sobre la base excl us iva de su
ser para la procrea ción y la m aternida d. Conce bim os que la h isterectom ía
se conv ierte en u n asalto a l cuerpo de la m uj er, pues conllev a la ext irpac ión
de un órgano e nv uelto de un a grandiosa carg a sim bólic a, es una rutina
m édica que se pra ctica a espalda d el sentir/saber de la m ujer, sin ninguna
duda los represent antes y expertos de esta d isc ipl ina no tien en porque
pregunt arse: ¿Qué signif icado ti ene para la m ujer su útero?, ¿Cóm o suele
vivir la pérd ida de s u útero dentro de la cultura dom inante?, ¿Cuál ha sid o la
resona ncia subj et iva en su ser m ujer?, ¿Cóm o vive su s ex ualidad des pués
de la histerectom ía?.
A f in de ir construyendo una salud s exual y reproduct iva que pos ib ilit e que
las m ujeres ejer zan la libre opci ón y el plen o control s obre s us cu erpos y su
sexual ida d, es im portante desentrañar la s s ituac io nes v iv idas por l as
m ujeres, escuchar s us voces y desc ubrir sus realidades.
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