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A partir de conceptos estrictam ente delimitación i ><m >>i PODER POLITICO


— tales como política, clase social, lucha de clnnnti,
poder, Estado— , y tom ando como base de su uiIIuniúm Y CLASES SOCIALES
el dominio político en el sistema capitalista, Nlcon
Poulantzas procede al estudio de las diversos comnnin»
ideológicas y políticas del movimiento obrero y hm « un
EN EL ESTADO
exam en y una crítica rigurosos de las conclusiones .lo in CAPITALISTA_________
teoría sociológica y política, de W eb er y Mlcholti <i
nuestros días. Para ello, el autor interroga
de nuevo a los clásicos del marxismo y determlnn lo» NICOS POULANTZAS
elem entos necesarios a una teoría política, a lim
instituciones políticas y al cam po de la lucha do < ln i
W 12SU
Del autor, Siglo XXI ha publicado tam bién Heyomonin y ✓ V V N Jed ito res
dominación en el Estado moderno, Las clasos mu Inlni «n
el capitalismo actual, Fascismo y dictadura y I nimln,
poder y socialismo.

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veintiuno
m editores
traducción de PODER POLITICO
FL O R E N T IN O M . T O R N E R
Y CLASES SOCIALES EN EL
ESTADO CAPITALISTA

por

NICOS POULANTZAS

m
siglo
veintiuno
editores
378 E L C A M P O DE LA L U C H A DE C L A SE S EL F E N Ó M E N O TOTALITARIO
de la lucha de clases. En este sentido, el Estado señala llí. EL I.LAMADO FENÓMENO TOTALITARIO
los límites dentro de los cuales la lucha de clases actúa
sobre él: el juego de sus instituciones perm ite y hace Esas características del Estado capitalista fueron abor­
posible esa autonom ía relativa respecto de las clases y dadas, de m anera borrosa, por la teoría política actual,
fracciones dom inantes. Las variaciones y modalidades bajo el tem a ideológico de “ totalitarism o” . El asunto es
de dicha autonom ía relativa dependen de la relación inuy vasto, y yo no podré aquí más que ap o rtar algunas
concreta de las fuerzas sociales en el cam po de la lucha breves indicaciones.23
política de clases: dependen más particularm ente de la A unque a veces se haya intentado disolver el fenó­
lucha política de las clases dominadas. Es aquí donde meno totalitario en una teoría general de la “dictadu­
interviene, efectivam ente, el problem a del equilibrio de ra” , más bien se ensayó, por regla general, considerarlo
las fuerzas sociales enfrentadas en la lucha política. Ese una form a política específica aplicable a las transform a­
equilibrio no es sino la condición necesaria de la auto­ ciones actuales del Estado capitalista, que serían así
nom ía relativa del Estado capitalista respecto de las radicalm ente opuestas a la form a liberal de Estado.
clases y fracciones dom inantes, en el sentido de que tal Estando, por o tra parte, íntim am ente enlazada la pro­
autonom ía, d entro de esos límites, depende de las ca­ blem ática del totalitarism o a la perspectiva de los “in­
racterísticas mismas del cam po de la lucha de clases del dividuos” , sujetos de la sociedad y productores del Es­
m .p .c. y de u n a form ación capitalista. Es evidente, sin tado, esencia enajenada de los “átomos masificados” de
em bargo, que ese equilibrio interviene, de u n a m anera poder institucionalizado cuyo principio de legitim idad
decisiva, en las m odalidades y variaciones de esa auto­
nomía. Estas consideraciones indican, pues, dos cosas:
sulta con frecuencia incom patible. En efecto, lo significativo a
a] Q u e ese equilibrio, en el sentido general o en el este respecto es que en el caso de una autonom ía debida al
sentido catastrófico, no es, como en otros tipos de Esta­ equilibrio de las fuerzas enfrentadas, el Estado deja de funcio­
do, la única form a que perm ite a la lucha política de nar, como organizador político de las clases dom inantes — lo que
las clases dom inadas a c tu a r sobre la autonom ía relativa es claram ente perceptible en las relaciones Estados-partidos— :
en este últim o caso se puede, en efecto, asistir a una crisis pro­
del Estado capitalista. En la m edida en que esa auto­ funda de la dom inación política, a una crisis de hegem onía, lo
nom ía está inscrita en el juego de sus instituciones, la que no es en absoluto el caso en lo que concierne a la autono­
lucha política de las clases dom inadas puede m anifes­ mía relativa del tipo capitalista de Estado. Cuando, por el con­
tarse allí, aun sin h ab er llegado al um bral de u n equi­ trario, el equilibrio de las fuerzas no manifiesta una crisis, a
librio de las fuerzas sociales. saber, una m odificación del conjunto de las relaciones de una
formación — de una de sus fases o estadios— , sino que se limita
b1 Q u e esa autonom ía, que aparece aquí como efecto al espacio de la escena política, esos dos modos de autonom ía
de la lucha política de las clases dom inadas, no debe del Estado pueden conjugarse, en formas que varían según las
ser considerada como resultante de un equilibrio de las situaciones concretas.
fuerzas. M ás particularm ente, au n siendo real en el sen­ 23. Sobre el “ totalitarismo” en general es numerosa la lite­
ratura. M ás particularm ente: H. Arendt, T h e O rigins of to-
tido de que está inscrita en los límites señalados por el talitarianism , 1951; W. Kornhausser, T h e P olitics of M ass
juego institucional, de ningún modo funciona de la mis­ Society, 1965; Adorno, T h e A uthoritarian Personnality, 1950;
m a m anera que u n a autonom ía debida al equilibrio de C. Friedrich (ed ito r), T otalitarian ism , 1944; la única tentativa
las fuerzas enfrentadas.22 de enfoque, desde el punto de vista marxista, del fenómeno se
encuentra en F. N eum ann: Behem oth: T h e Structure and
22. Estos dos casos de autonom ía del Estado pueden estar en practice of N ational Socialism , 1944, y T h e D em ocratic and the
contradicción, en el sentido de que su coexistencia concreta re- Authoritarian S ta te, 1957.
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estaría fundado sobre una sociedad de “masas” . El Es­ político “ absoluto” , form alm ente semejante, ejercido por
tado, esencia en ajenada de los “átomos masificados” de formas de tiranía fundadas sobre la legitim idad divino-
una sociedad industrializada, aparecería actualm ente en sagrada.21 Esas formas, tal como se presentan, por ejem ­
todo su antagonism o con la sociedad. En la sociedad y plo, en las formas de Estado esclavista o feudal, no
el Estado liberales, los individuos poseerían u n a esfera dejaban, sin em bargo, encerrar el poder dentro de lí­
de autonom ía privada, procedente por principio de su mites estrictamente regulados. Dicho de o tra m anera,
participación en lo político y favorecida por las dife­ es muy exactam ente el tipo de legitim idad del Estado
rencias de clase que im piden la masificación global. Por capitalista, que representa la unidad del pueblo-nación,
<1 contrario, se asistiría actualm ente a transformaciones lo que perm ite un funcionam iento específico del Estado
radicales: a u n a pérdida total de la esencia individual expresado por la palabra totalitarism o. Ese pueblo no
en el proceso tecnológico; a u n a desaparición de la es más que la expresión político-ideológica del efecto
lucha de clases en provecho de u n a sociedad homoge- de aislam iento sobre los agentes de las estructuras ideo­
neizada de átomos reificados, idénticos y dispares, la lógicas y políticas, efecto que m anifiestan las relaciones
masa, y al engendram iento de u n a nueva enajenación, sociales económicas. Pueden, pues, descubrirse fácilm en­
el Estado totalitario, que acapara totalm ente la esencia te los fenómenos reales ideológicamente expresados con
individual por su oposicion antagónica con la sociedad; la palabra masa.25
a la imposición total del poder del Estado sobre todas Así, el funcionam iento del Estado capitalista expresa­
las esferas de la actividad individual, a u n a absorción do por la p alab ra totalitarism o, y que concierne en
del dom inio privado en las entrañas del Behem oth es­ realidad a la relación de ese Estado y de las clases, lo
tatal , a u n a ausencia de participación de los individuos hace posible la relación del principio de legitim idad de
en lo político, en adelante engranajes m ecánicos de ese ese Estado y del aislamiento de lo económico, aislamiento
Leviatán monstruoso. que, precisam ente, por u n a p a rte oculta a los agentes
No avanzo mas en esa m itología apocalíptica. Es cier­ el carácter de clase de sus relaciones, y por o tra parte
to, sin em bargo, que se le deben a veces descripciones perm ite la ausencia de expresión directa de la lucha
interesantes de la instancia jurídico-política m oderna. Si de clases en las instituciones de ese Estado. Eso es p re­
la problem ática que rige esos análisis es la ideológica de cisam ente lo que llevó a las teorías del totalitarism o a
los individuos-sujetos, si las supuestas transform aciones adm itir, y esto es m uy revelador, u n a correlación entre
actuales nacen de la fantasm agoría más que de la cien- la form a política totalitaria y lo que ellas designaron
<ia, pueden, no obstante, descifrarse en esos análisis pro­ como ausencia o decadencia de la lucha de clases. L a
blemas reales enm ascarados p o r la ideología. sociedad, dicen esas teorías, en que esta presente la lu­
cha de clases, en que intereses opuestos de clases están
M ás particularm ente, el Estado capitalista saca en efecto políticam ente organizados como “m ediación” entre el in­
su principio de legitim idad del hecho de que se d a por dividuo y el poder político, es u n a sociedad que presenta
la unidad del pueblo-nación, visto como un conjunto
de entidades homogéneas, idénticas y dispares, fijadas 24. V éase, por ejem plo: Arendt, op. cit., y 'T a lm o n , Les
por el en cuanto individuos-ciudadanos políticos. En eso origines du totalitarism e, 1966, pp. 10 ss.
precisam ente, y algunos teóricos del fenóm eno totalitario 25. Indicaciones interesantes concernientes al planteam iento
marxista riguroso del problema, en R . B an fi: Abozzo di una
lo han observado justam ente, difiere radicalm ente de ricerca attorno al valore d ’uso nel pensiero di M arx , en Critica
otras formas de “despotismo”, p o r ejem plo, del poder M arxista, enero-febrero de 1966, pp. 137 ss.
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u n a form a política “pluralista” del poder. El Estado litaciones capitalistas sobre los otros niveles de la lucha
totalitario sólo aparece en u n a sociedad de masas, don­ «le clases. Lo que esas teorías vieron como correlación
de, no operando ya la pertenencia de clase, el individuo del fenóm eno totalitario y de la ausencia de la lucha de
es directam ente entregado al poder político.28 clases, tam bién concierne en realidad al im pacto de ese
Respuesta ideológica al problem a real que ella en­ aislamiento de la lucha económica de clases sobre la or­
m ascara: es verdad que el funcionam iento, visto como ganización política de clase. E n efecto, los Estados nazi
“totalitario” , del Estado capitalista está en correlación, y fascista, considerados con frecuencia como formas
no con la falta de intereses opuestos de clase o de aso­ particularm ente intensas del totalitarism o, tienen que ver
ciaciones “m ediadoras” entre el “individuo” y el “ Es­ con la falta de organización política propia de ciertas
tado” , si no con la falta de expresión directa de la lucha clases, lo que se debe, entre otras cosas, al efecto a con­
de clases en las instituciones del poder político. Lo que trapelo sobre la lucha política del aislam iento de la
no era posible cuando la fijación de las clases como cas­ lucha económica. No se trata, pues, de ningún modo,
tas o estados en el interior de la organización institucio­ de u n a disolución de la lucha de clases entre los indi­
nal, llega a serlo en el Estado-popular-de-clase, es decir, viduos “masificados” , sino de u n a falta de organización
en un Estado que funciona como u n Estado de clases en política de clase en función del aislamiento de la lucha
la m edida en que la lucha política de clases no existe económica. Ésta afectó sobre todo a las clases que, ade­
en sus instituciones, en la m edida en que tal Estado se más de su aislam iento debido a sus propias condiciones
presenta como la u nidad del pueblo-nación. D icho de de vida económica, sufrieron el efecto de aislamiento
otra m anera, en u n a form a descriptiva, la concentración impuesto a los otros modos de producción p o r el m odo
del poder político de clase no h a sido en ninguna parte capitalista, y hasta sobre la pequeña burguesía y ciertas
tan reforzada y tan intensa — totalitaria— como cuando fracciones del cam pesinado, como el cam pesinado p a r­
logró excluir de su principio ideológico de legitimidad celario. El Estado-nazi de Alem ania, por ejemplo, fue
su carácter institucional de clase. a la p a r con su falta de organización política propia y
con el apoyo que dichas clases aportaron, por el m eca­
Esto, por lo demás, tom a u n a dimensión aún m ás im ­ nismo ideológico del fetichismo del poder, al E stado:
portan te si nos referimos al im pacto del efecto de aisla­ consideraron el Estado como su representante político
m iento de las relaciones sociales económicas de las for- en cuanto encarnación de la unidad del pueblo-nación.
Por otra parte, no hab ría que olvidar que el Estado nazi,
26. V éase en este sentido a Arendt, op. cit., pp. 305 ss; aun estando al servicio de los monopolios, correspondió
K om hauser, op. cit., pp. 33 ss, 48 ss, 76 ss. Por otra parte, a un período de crisis particularm ente intensa de orga­
guardando todas las proporciones, puede compararse con esta nización política propia de la clase burguesa misma.27
concepción la crítica que Durkhcim hace de la autoridad des­
pótica, fundada, según él, sobre la falta de organizaciones “m e­
diadoras” entre el individuo y el Estado. Finalm ente, el proble­ 27. Esto fue particularmente puesto en evidencia por Grams-
m a ideológico planteado por las teorías del totalitarismo de una ci en sus textos sobre el “cesarismo” y sobre el fascismo. Gramsci
relación Estado enajenación-individuos sociales, corto-circuitando trata de destacar un fenóm eno específico de “cesarismo” que
la relación Estado-clases, es el mismo que planteaban, como se tomaría formas diferentes según las diversas formaciones socia­
ha visto supra (p. 36 6 ) Rubel y Nora a propósito de los análi­ les. Sería resultado no de un sim ple equilibrio entre las fuerzas
sis de M arx sobre el bonapartismo, donde creían descubrir dos sociales enfrentadas, sino de un equilibrio catastrófico, a saber,
concepciones contradictorias, la de una relación Estado enaje­ de una situación en que esas fuerzas “se equilibran de tal m a­
nación-individuos y la de una relación Estado-clases. nera que la prosecución de la lucha sólo puede terminar con
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Dejo, no obstante, a un lado e! problem a del Estado La p alabra totalitarism o no puede, pues, rem itir a nin­
fascista, fenóm eno m uy complejo que, como se sospe­ gún fenóm eno político preciso: denota simplemente un
cha, no puede diluirse en la nom enclatura general del carácter particularm ente “ fuerte” del poder del Estado,
totalitarism o, y que no puede estudiarse sino p o r el exa­ aunque se haya intentado distinguirlo del “autoritaris­
men de la relación de las fuerzas sociales en la coyun­ mo” . Los fenómenos que se le atribuyen se refieren en
tura concreta.28 realidad a las características de unidad propia y de auto­
nom ía relativa del Estado capitalista en general. Ade­
la destrucción recíproca” . Esa situación atribuye al poder polí­ más, con eso mismo se prohíbe la posibilidad de un
tico formas diferentes de las que reviste en el caso de un equi­ análisis científico de esos fenómenos. Lo ideológicamente
librio general: en la formación capitalista existe como crisis visto como carácter “totalitario” del Estado respecto de
política de las fuerzas sociales enfrentadas, como desorgan:zación
política particular de las fuerzas sociales entre las cuales opera
las masas, concierne en realidad a la concentración y
este equilibrio catastrófico, más particularmente de la clase a la unidad específica del poder político, a un refuer/o
burguesa. Gramsci considera precisam ente al fascismo com o el particular del poder político exclusivo y univoco de clase
cesarismo propio de las formas capitalistas desarrolladas. (Véase en el Estado capitalista, es decir, en el Estado-popular-
más particularmente su texto sobre el “Cesarismo” en las Oeu-
vres, Éd. Sociales, pp. 255 ss).
de-clase que representa la u n idad del pueblo-nacion.
28. A propósito del Estado fascista no hago más que una Análogam ente, lo que se describe como oposicion a n ta ­
observación. Si se atribuye a esa expresión, como se hace en gonista del Estado totalitario y de la sociedad no es, en
general, un sentido muy vago de “autoritarismo” o de “ totali­ últim o análisis, sino la autonom ía relativa del Estado
tarismo”, pierde toda especificidad: toda forma concreta de capitalista respecto de las clases dom inantes. 1' inalm ente,
Estado capitalista es, en ese sentido, más o menos “fascista” .
Por lo demás, se llega a los mismos resultados, a la falta de
lo que se describe como la relación entre el fenóm eno
especificidad de ese fenómeno, si se ve sim plemente, en la línea totalitario y la ausencia de lucha de clases no es otra
teórica de la Tercera Internacional, antes del V II Congreso, el
fascismo como la forma de Estado capitalista correspondiente análisis del m odo capitalista o aun también del capitalism o mo­
al capitalismo monopolista y al imperialismo: en ese sentido, nopolista : se trata de desviaciones históricas m arginales. En
toda forma actual de Estado sería, en diversos grados, “fascista” . segundo lugar, el Estado fascista, que aparece en una forma­
Pero esas concepciones son em inentem ente insuficientes, sobre ción capitalista, presenta, entiéndase bien, al contrario que otras
todo porque no permiten el estudio científico de formas políticas formas “dictatoriales” o “absolutistas” , numerosas características
específicas. Debiera atribuirse a la frase Estado fascista un sen­ del tipo capitalista de Estado a la vez que se sitúa al m argen de
tido preciso que designase las formas de Estado específicas que su marco tipológico: problema teórico form alm ente parecido,
han aparecido en la Alem ania nazi, y, en grado diferente, en m utatis m utandis, al que se había encontrado a propósito del
la Italia fascista. Repito, aunque no debiera ser necesario, que Estado bismarekiano ( su pra, p. 15 5 ). Eso es precisamente lo
se trata de formas de Estado específicas: y esto en la m edida en que condujo a diluir el Estado fascista en el tipo capitalista
que no pueden insertarse en el marco tipológico del Estado de Estado asem ejándolo al “bonapartismo” (véase, por ejem plo,
capitalista en cuanto están precisamente caracterizadas por una el paralelismo bonapartismo-nacional-socialism o en A. T halhei-
articulación de lo económ ico y de lo político diferente de la mer: Ü ber den Faschismus, reproducido en Faschismus und
articulación que especifica el tipo capitalista de Estado. Lo que capitalism us, Europa Verlag, 1967, pp. 19 ss, y en H . Berl:
no es el caso en absoluto, y esto se hace aquí patente, en el N apoleón I I I , D em okratie und D iktatu r, 1948, e tc .). D icho esto,
marco autoritario del Estado capitalista “ típico” que permite esas observaciones no responden en absoluto a la pregunta de
concebir el bonapartismo com o la “religión de la burguesía” . cuáles son los factores concretos, y hasta las relaciones políticas
Añado dos breves indicaciones. En primer lugar, esa desviación de las clases, en la coyuntura concreta de una form ación capi­
del Estado fascista, así concebido, del tipo de Estado capitalista, talista, que engendra ese fenóm eno político especifico que es el
no plantea im posibilidades teóricas, en el mismo sentido en que E stado fascista: se trata de un problema com plejo que yo no
el capitalism o de guerra no plantea imposibilidades teóricas al puedo abordar aquí.
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cosa que la relación particu lar del Estado capitalista con C A P ÍT U L O 4


la organización política de clase en las formaciones ca­
pitalistas. Lo que en definitiva puede reconocerse a las EL E ST A D O C A P IT A L IS T A Y LAS CLASES
teorías del totalitarism o es haber insistido sobre la rela­ D O M IN A N T E S
ción entre las instituciones políticas como representantes
de la unidad política de agentes cuyas relaciones de
clase m anifiestan el efecto de aislamiento, por u n a par­
te, y el caracter unitario particular, que acarrea su auto­
nom ía relativa característica, del poder político, por o tra :
esa relación sólo puede explicarse por el análisis m ar­ I. E L B L O Q U E E N E L PO D ER
xista de poder político.
Es cierto, p o r lo demás, que las transform aciones ac­ La unidad y la autonom ía relativa del tipo capitalista
tuales del m . p .c . corresponden a transform aciones del de Estado, hasta aquí estudiadas partiendo sobre todo de
Estado capitalista en su form a actual. Es igualm ente su relación con el cam po general de la lucha de clases,
cierto que tales transform aciones no pueden descifrarse deben ser exam inadas tam bién partiendo de su función
en la problem ática del totalitarism o y ser, por ejemplo, específica en las relaciones de las clases y fracciones do­
especificadas con el adjetivo “ totalitarias” . E n efecto, los m inantes dentro de una formación capitalista. Es esa
caracteres reales im plícitam ente com prendidos en esa pa­ función política lo que nos ocupará en lo que sigue. Y,
labra de ninguna m anera están en oposición con la u n a vez más, nos referiremos a los análisis de M arx en
form a de Estado liberal propiam ente d ich a : los fenó­ la m edida en que conciernen al concepto de Estado
menos reales enm ascarados por la ideología política se capitalista.
encuentran en la form a del Estado liberal, precisamente P ara eso deberemos referirnos a las observaciones
en la m edida en que se refieren al tipo capitalista de concernientes al bloque en el poder, cuyos puntos que
Estado. Problem a que se ha encontrado a propósito interesan aquí recuerdo brevem ente.
de las ideologías políticas, cuando se com prueba que
las características reales de las ideologías políticas actua­ 1] E n u n a form ación capitalista puede establecerse la
les, com prendidas en la denom inación de ideologías po­ coexistencia característica, en el nivel de la dom inación
líticas, totalitarias, se encuentran en realidad en las política, de varias clases y, sobre todo, fracciones de
ideologías políticas liberales, y son rasgos constitutivos clases constituidas en bloque en el poder. Eso se debe
de las ideologías políticas burguesas. No es sorprenden­ en prim er lugar a las relaciones capitalistas de produc­
te, pues, ver a numerosos ideólogos del fenóm eno tota­ ción, por ejem plo a la coexistencia particular, como cla­
litario adm itir explícitam ente la presencia de las carac­ ses dom inantes de u n a form acion capitalista, de los
terísticas de ese fenóm eno en el Estado liberal mismo: grandes terratenientes de renta territorial — al princi­
y esto descubriendo su fuente en el Estado m oderno en pio como clase de. nobleza terrateniente o fracción de
general.29 la nobleza, después como fracción autónom a de la b u r­
guesía— y de la burguesía, y a la fragm entación particu ­
lar de la burguesía en fracciones comercial, industrial
y fin an ciera; eso se debe despues al tipo de predom inio
29. Por ejem plo, entre otros, T alm on, op. cit. del m . p . c . sobre los modos no-dom inantes, y a la pre-

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