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PAIDIJS ESTADO Y SOCIEDAD Susan Strange

Últimos títulos publicados

20.5. 1'. Huntington, La tercera ola


21. K. R. Popper, En busca de un mundo mejor
22. D. Osbortic y T. Gaebler, La reinvención del gobierno
23. J. Riechmann y F. Fernández Buey, Redes que dan libertad
24. E Calderón y M. R. Dos Santos, Sociedades sin atajos
25.1 M. Guéhenno, El fin de la democracia
Dinero loco
26. S. G. Payne, La primera democracia española

El descontrol del
27. E. Resta, La certeza y la esperanza
28. M. H. Ross, La cultura del conflicto
29. S. E Huntington, El choque de civilizaciones y la reconflguración del orden mundial
30. G. Kepel, Al oeste de Alá
31. K. R. Popper, La responsabilidad de vivir sistema financiero global
32. R. Bergalli y E. Resta (comps.), Soberanía: un principio que se derrumba
33. E. Gellncr, Condiciones de la libertad
34. N. Bobbio, R. Dahrendorf, S. Lukes, M. Walzer y otros, Izquierda punto cero
35. C. Lasch, La rebelión de las elites y la traición a la democracia
36. J. P. Fitoussi, El debate prohibido
37. R. Heilbroner, Visiones del futuro
38. L. V. Gerstner y otros, Reinventando la educación
39. B. Barry, La justicia como imparcialidad
40. N. Bobbio, La duda y la elección
41. W. Kymlicka, Ciudadanía multicultural
42. J. Riñón, El fin del trabajo
43. C. Castells (comp.), Perspectivas feministas en teoría política
44. M. H. Moore, Gestión estratégica y creación de valor en el sector público
45. P. van Parijs. Libertad real para todos 1 1,,,
,rIctli.,> t_ a .‘
46. P. Kelly, Por un futuro alternativo
47.?. 0. Costa, J. M. Pérez Tornero y F. Tronca, Tribus urbanas ,
48. M. Randle, Resistencia civil
c•-) Centro de \ G5j°
49. A. Dobson, Pensamiento político verde r ocurnenlación \i Ye:
50. A. Margalit, La sociedad decente Relaciones
51. D. Held, La democracia y el orden global Inlornaciffildlestc
52. A. Giddens, Política, sociplogía y teoría social
53. D. Miller, Sobre la nacionalidad
54. S. Amin, El capitalismo en la era de la globalización
55. R. A. Heifetz, Liderazgo sin respuestas fáciles rssiúsUsx----•
56. D. Osborne y?. Plastrik, La reducción de la burocracia
57. R. Castel, La metamorfosis de la cuestión social
58. U. Beck, ¿Qué es la globalización?
59. R. Heilbroner y W. Milberg, La crisis de visión anal pensamiento económico moderno
60. P. Kotler y otros, El nzarketing dalas naciones
61. R. Jáurcgui y otros, E/ tiempo que vivimos y el reparto del trabajo
62. A. Gorz, Miserias del presente, riqueza de lo posible
63. Z. Brzezinski, El gran tablero mundial
64. M. Walzcr, Tratado sobre la tolerancia
65. E Reinares, Terrorismo y antiterrorismo
66. A. Etzioni, La nueva regla de oro
67. M. Nussbaum, Los límites del patriotismo
68. P. Pettit, Republicanismo
69. C. Mouffc, El retorno de lo político
70. D. Zolo, Cosmópolis
71. A. Touraine, ¿Cómo salir del liberalismo?
72. S. Strangc, Dinero loco PAIDÓS
73. R. Gargarella, Las teorías dala justicia después de Rawls Barcelona • Buenos Aires • México
Titulo original: Mad Money
Publicado originalmente en inglés, en 1998, por Manchester University Press,
Manchester SUMARIO

Traducción de Caterina García y Josep Ibáñez

Cubierta de Víctor Viano

Agradecimientos 9
Abreviaturas 1 I

1. El casino se ha vuelto loco 13


¿Por qué loco? La imagen del casino. Qué ha cambiado y qué sigue igual
desde Casino Capitalism (1986). El contexto de la globalización y un
mundo de post-Guerra Fría con «amenazas sin enemigos».

2I nnovaciones 35
El cambio tecnológico ha sido tan ra'pido en el negocio financiero como en
los ordenadores o en las telecomunicaciones. Innovaciones como los deriva-
dos, la titulización y los fondos de cobertura, junto con la velocidad de la
comunicación electrónica, han creado un casino mayor y más ra'pido.
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo
las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier
medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la
3. Apuntalamientos políticos: el eje Estados Unidos-Japón 57
distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. El eje Estados Unidos-Japón es crucial para la buena gestión de las crisis
financieras. Pero desde los años ochenta han aparecido nuevas debilidades
• 1998 by Susan Strange
en la relación.
© 1999 de la traducción, Caterina García y Josep Ibáñez
@ 1999 de todas las ediciones en castellano,
Ediciones Paidós Ibérica, S.A., 4. Apuntalamientos políticos: Europa desunida 77
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona El otro débil vínculo político en el sistema financiero global es el de Fran-
y Editorial Paidós, SAICF,
Defensa, 599 - Buenos Aires cia y Alemania. ¿Que- posibilidades tiene la UEM? ¿Será el euro fuerte o
http://www.paidos.com débil frente al dólar?

ISBN: 84-493-0779-1
Depósito legal: B-42.511/1999 5. Wall Street y otros casinos 97
¿Son Wall Street y otras bolsas un peligro para la economía mundial?
Impreso en Gráfiques 92, S.A., Lecciones de los años treinta y de los años ochenta. ¿Es el factor contagio,
Av. Sucarrats, 91 - 08191 Rubí (Barcelona) como lo fue en Asia en 1997, una imperfección nueva en el sistema fi-
Impreso en España - Printed in Spain nanciero?
182 Dinero loco

para irse al extranjero en busca de mayores beneficios. El Barings fue uno de Capítulo 9
tantos, aunque su dirección eta excepcionalmente laxa y confiada. Entretan-
to, en todo tipo de frentes todo el mundo estaba intentando hacerse con el NUESTROS GUARDIANES INTERNACIONALES
negocio ajeno: los bancos de compensación con el de los bancos mercantiles,
las entidades no bancarias con el de los bancos, y los bancos con el de las so-
ciedades de crédito hipotecario."
Los sucesivoígobiernos tarjes y laboristas reaccionaron con una retahíla
de nuevas leyes (19.7-, 1974;1977, 1979 y todavía más en los años ochen-
ta). El famoso Big Bang de 1986 fue sólo uno más de los pactos políticos en Una vez que los reguladores nacionales han sido presa de las fuerzas de
los que, a cambio de la desregulación, los gobiernos reiteraron su voluntad la innovación y la integración financieras que escapaban a su control (como
de realizar reformas legislativas. A modo de preparación, la ley de Servicios vimos en el capítulo anterior), el centro de atención se desplaza hacia las
Financieros había establecido el Consejo de Valores e Inversión (SIB, Securi- posibilidades de establecer sistemas de control negociados a nivel interna-
ties and Investment Board) como nuevo guardián. Por debajo del SIB, en un cional.
segundo nivel, se situarían siete organizaciones autorreguladas diferenciadas, Por supuesto, las finanzas no son el único ámbito político en el que los
que serían responsables de supervisar el cumplimiento de las normas. Resu- problemas sociales y económicos han superado los límites de la autoridad
miendo una larga historia, cabe decir que el SIB no tenía ni los recursos ne- estatal. Existen otros, como el calentamiento de la Tierra, la gestión de los
cesarios ni el poder sancionador para prevenir y castigar las infracciones fi- bosques, la imposición de la competencia frente a los monopolios, los de-
nancieras. En 1997 se decidió reemplazarlo con un super-SIB que reuniría rechos de propiedad, o los derechos políticos de los disidentes. Pero la re-
bajo el mismo techo a todas las oficinas reguladoras que proliferaron duran- gulación financiera es sin duda uno de los ámbitos más urgentes, y del que
te los años noventa con la implicación del Departamento de Comercio e llevan ya ocupándose algunos años dos instituciones internacionales muy
Industria (Departament of Trade and Industry), la Oficina de Fraudes Gra- diferentes, el BPI y el FMI, tal y como apuntamos en el capítulo 2. ¿Qué
ves (Serious Fraud Office) del Ministerio del Interior, y la Autoridad de la nos aporta su experiencia, así como la de otras instituciones interguberna-
Asociación de Valores y Futuros (Securities and Futures Securities Associa- mentales, con respecto a su potencial para tomar el relevo de los regulado-
tion Authority) —por no mencionar el Servicio de Hacienda (Internal Re- res nacionales?
venue Service) y varios organismos mixtos como Lloyd's, que contaba con
auditores para llamar al orden a sus clientes.
El cuadro se complicó con el solapamiento entre las normas de esos ór- El. BANCO DE LOS BANCOS CENTRALES
ganos nacionales y la Comisión Europea en Bruselas y el BPI (véase el capí-
tulo 9). Parecía como si el deseo británico de conjugar la «liberalización» (es- Aunque el 13PI se remonta a 1930, en realidad no intervino hasta que
to es, desregulación) de los servicios financieros y la adecuada regulación de tuvo que ocuparse de la banca privada en los años setenta, tras dos graves
la empresa lucrativa privada sólo provocase la presencia de demasiada gente quiebras bancarias que dieron la voz de alarma en 1974. Una de ellas, ya
de por medio. Sin embargo, el rumbo que ya había tomado Gran Bretaña se- mencionada, fue la del Franklin National Bank de Nueva York, vinculada
ría probablemente el seguido por otros países europeos y por Japón. En com- a la voluminosa compraventa de eurodivisas en Londres. La responsabili-
paración con otros centros financieros, al ser mayor y más abierta, y al estar dad sobre estas operaciones especulativas quedaba a medio camino entre
implicada en más tipos de operaciones financieras complejas, la City de Lon- los supervisores bancarios británicos y los estadounidenses, de modo que,
dres se está encontrando antes que el resto con los problemas de regulación para bien o para mal, a fin de mantener la confianza, ambos optaron por
implícitos a un sistema político de gobiernos nacionales que se enfrentan en una operación de rescate en la que la FDIC puso 2.000 millones de dólares
un sistema financiero transnacional integrado. y un sindicato de bancos europeos se hizo con el negocio; por su parte, el
propietario, Robert Sindona, acabaría siendo encarcelado por fraude y robo
(Spero, 1979).
13. Para detalles al respecto, véanse: Story y Walter (1997, capítulo 8), Hall (1987), Moran Laotra quiebra, la del Bankhaus Herstatt, fue más un accidente que
(1984) y Heane y Pringle (1994). un crimen, aunque también se produjo como consecuencia de la especula-
184 Dinero loco Nuestros guardianes internacionales 185

dein con divisas. El 26 de junio de 1974, en lugar de dejar que el Herstatt cales, que constituían un incentivo para que los bancos buscasen las lagu-
acumulase el impago de millones de dólares en concepto de operaciones en nas del Concordato.
Nueva York, los supervisores bancarios alemanes lo cerraron de golpe a las Uno de éstos fue el Banco Ambrosiano. En 1982, el cuerpo de su pre-
15:30, hora alemana, y el Bundesbank cesó las compensaciones de las ope- sidente apareció colgado del puente Blackfriars de Londres. El banco tenía
raciones realizadas por el Herstatt. El agente estadounidense de éste, el deudas impagadas por valor de 1.300 millones de dólares, y como la mayo-
Chase Manhattan Bank, se negó a pagar las deudas del Herstatt, transmi- ría de ellas fueron contraídas por una compañía de su grupo domiciliada en
tiendo así advertencias de pánico al mercado de divisas de Nueva York. En Luxemburgo, el Banco de Italia acudió al rescate del banco madre, pero sos-
tres días el importe de las compensaciones cayó de 60.000 millones de dó- teniendo que era Luxemburgo y no Italia el responsable de las deudas de esa
lares a 36.000 millones. El mercado interbancario prácticamente cerró sus compañía del grupo. Pero Luxemburgo tenía una unión monetaria con Bél-
puertas a muchos pequeños bancos. A continuación siguieron grandes dis- gica y no tenía un banco central propio. La respuesta del Comité Cooke fue
cusiones sobre quiénes eran los culpables y quiénes pagarían a los acreedo- la adopción; en 1983, de un Concordato revisado que responsabilizaba a los
res. El Bundesbank fue criticado por actuar con demasiada lentitud y sin bancos madres de la supervisión de aquellas compañías de su grupo que
considerar la diferencia horaria con los mercados de Nueva York. Actuó pa- pudieran poseer, ya fuera en el país de origen o en el extranjero, otros ban-
ra compensar a los depositarios, pero el daño causado al mercado interban- cos o compañías de seguros (como en el caso del Banco Ambrosiano). Si el
cario fue más difícil de reparar (Deane y Pringle, 1994, págs. 153- 1 55). banco central del que dependía el banco madre consideraba que esas com-
El resultado llegó en septiembre con una declaración del Grupo de los pañías no eran supervisadas de forma adecuada, debería cerrarlas definiti-
Diez banqueros centrales por la que manifestaban ser conscientes del pro- vamente (Deane y Pringle, 1984, págs. 157-158; Gurwin, 1983).
blema del prestamista de última instancia y decidían crear un comité, Peter Cooke ha declarado que el del Ambrosiano era un «caso absolu-
conocido por el nombre de su primer presidente, Peter Cooke, como el Co- tamente excepcional». Y así fue, pues los desastres bancarios acostumbran
mité Cooke o, más formalmente, el Comité de Basilea sobre Supervisión a serlo. Pero pese al Concordato reformado, no fue el último desastre. Du-
Bancaria. En 1975 fue negociado y acordado el primer Concordato de Ba- rante años se había escabullido de la supervisión el fraudulento y corrupto
silea, que pretendía resolver la cuestión de quién asumía qué responsabili- Banco de Comercio y Crédito Internacional, de propiedad pakistaní, que
dades.' Como observaba sagazmente Joan Spero, aunque fue un paso im- operaba en Luxemburgo, y que por razones fiscales estaba domiciliado en
portante «en razón de las diferencias nacionales y de la dinámica competitiva las islas Caimán. La historia sólo salió a la luz en 1991, cuando fue cerrado
de la banca internacional, la gestión internacional sigue limitándose a pro- de golpe (Kochan y Whittington, 1991). Otros desastres que costaron ca-
cedimientos informales de consulta» (Spero, 1979, pág. 191). ros fueron manejados por los gobiernos nacionales: el del Continental Illi-
Y así se demostró. El principio del Concordato de 1975 parecía bas- nois en Estados Unidos en 1984, 2 el del SMH, un banco alemán que el año
tante sencillo: cuando los bancos operaban en el extranjero, las autoridades anterior, saltándose las normas, prestó en exceso a un arriesgado negocio de
de su país de origen eran responsables de su conducta general, mientras construcción y lo mantuvo a flote hasta que fue vendido al Lloyds Bank; o
que las operaciones en el extranjero eran responsabilidad de las autoridades el de las sucursales de Johnson Matthey rescatadas por el Banco de Ingla-
de acogida, y en todo caso ambas autoridades deberían intercambiarse la terra. Estos y otros ejemplos dejaban en evidencia los agujeros cada vez ma-
información relevante. Hasta aquí ningún problema. Pero en la práctica yores en la supervisión por parte de los bancos centrales. Incluso en los años
aparecían áreas grises que cada autoridad consideraba que correspondían a ochenta, la competencia creciente empujó a los bancos a diversificarse con
la otra parte. También se daba el caso de países en los que la regulación so- negocios nuevos y arriesgados, a dedicarse a operaciones «fuera de balance»
bre depósitos mínimos exigidos a los bancos permitía que éstos ocultasen que reportaban pingües ingresos al margen del negocio bancario regular y,
información importante a los reguladores. Y luego estaban los paraísos fis- de una u otra forma, les condujo a soslayar o pasar por alto las regulaciones.

1. El Concordato era un concepto típicamente europeo. «Concordatos» era el nombre que, 2. Fue un rescate caro que costó 6.000 millones de dólares y según el cual, de hecho, el go-
en los años veinte, se dio a los acuerdos informales entre Mussolini y el Papa sobre las competencias bierno tenía que nacionalizar un banco que había permitido a una sucursal de Oklahoma ir dema-
respectivas del Estado italiano y el Vaticano en materia de educación, impuestos, etc. Al igual que siado lejos en negocios vinculados al petróleo. Las costumbres del responsable directivo, entre las
los executive agreements en Estados Unidos, estos Concordatos no serían equiparados con los tratados que se encontraba ir al trabajo con una máscara de Mickey Mouse, pasaron desapercibidos a la di-
entre gobiernos, pero las partes los consideraban vinculantes. rección de Chicago.
186 Dinero loco Nuestros guardianes internacionales 187

Pero no fueron estos desastres los que llevaron al BPI a una nueva fase en Los bancos reaccionan a la antigua: ingenian formas de salvar o minimizar el
su papel de protector. En lugar de pretender que los bancos centrales se pu- impacto de las normas. Con la ayuda de abogados pueden reagrupar algunos
de sus activos en conceptos que evitan, o al menos reducen, las reservas que
siesen de acuerdo sobre sus respectivas responsabilidades, pasó a intentar que se les deben deducir según las normas de Basilea. También pueden dirigir
lo hiciesen sobre normas comunes aplicables a los bancos que estaban bajo el deliberadamente sus nuevos préstamos hacia categorías clasificadas como de
control de cada uno de los bancos centrales. Tal era la esencia del Concordato bajo riesgo (Deane and Pringle, 1994, pág. 164):
de 1988, que acordaba estándares de adecuación de capital para asegurar que
todos los bancos mantuviesen reservas suficientes para sus activos (esto es,
préstamos) en caso de que éstos perdiesen valor. La iniciativa del cambio no Para 1996, el BPI prácticamente había tirado la toalla con respecto a
provino de Basilea sino del Congreso estadounidense. Desde 1983, los bancos las normas de adecuación de capital, pues abandonó toda la idea del acuer-
venían presionando políticamente a la Fed para que se asegurase, mediante un do sobre los estándares comunes de supervisión de la banca. Este cambio
acuerdo internacional, de que no se encontrasen en injusta desventaja en el radical no se percibe con facilidad al leer sus infomes anuales, que obvia-
competitivo negocio internacional, y exigían que los bancos extranjeros res- mente se centran en los logros positivos de la institución. Sin embargo, el
petasen las mismas normas sobre adecuación de capital que los bancos esta- director general del BPI, Andrew Crockett, ha explicado en un estudio no
dounidenses. Esta presión política, que desembocaría en 1988 en un nuevo oficial por qué una política desarrollada durante veinte años acabó siendo
Acuerdo de Basilea, invalidó las dudas de muchos banqueros en activo sobre abandonada (Crockett, 1997). Comentaba que ningún sistema regulador
la posililidad de adoptar regulaciones nacionales que unificasen los estándares era perfecto, y la aplicación de normas estándar a bancos de sistemas ban-
relativo a lo que un banco podría contabilizar como su «capital». El acuerdo carios nacionales muy diversos topaba con todo tipo de dificultades y dile-
de Basilea fue precedido de acuerdos bilaterales, pues Paul Volcker consiguió mas. La clasificación de los activos de un banco en categorías con diferentes
primero el apoyo de Gran Bretaña y luego el de un Japón reticente. requisitos de capital (como había intentado el BPI a través de sus categorías
El sistema japonés, tal y como se describió en el capítulo anterior, ofre- de doble nivel para activos de capital) había demostrado su arbitrariedad y
cía un apoyo estatal mucho más sólido que el del imprevisible sistema es- que podía ser incluso contraproducente. Buena parte de su funcionamiento
tadounidense. Aumentar las reservas para llegar al estándar 8/1 de Basilea dependía del prestatario (grande o pequeño) y del grado de diversificación
significaba que los bancos japoneses tenían que recortar sus préstamos y al de los préstamos de un banco. La adopción de estándares a nivel mundial
mismo tiempo poner de lado más beneficios para aumentar su capital. era muy difícil de acordar y todavía más difícil de aplicar, de ahí que no cu-
Aunque no siempre fue reconocido abiertamente, muchos japoneses pen- piera contar con los estándares comunes de adecuación de capital.
saron que el Concordato de 1988 no era otra cosa que una astuta artimaña Por ello, a partir de entonces, el BPI dependería de sus poderes de
de los estadounidenses para vengarse del éxito de las industrias de exporta- persuasión, especialmente sobre los reguladores en países de Asia y Amé-
ción japonesas en los mercados mundiales a costa de los bancos japoneses. rica latina que hasta hacía poco habían formado parte de su selecto club.
Algunos pensaron incluso que contribuyó al estallido de la «economía de Al ampliar el número de sus miembros, el BPI esperaba conseguir apoyo
burbuja» en 1990 y a la subsiguiente recesión prolongada de Japón. Lo que para el documento 25 Principios Esenciales de la Supervisión Bancaria Eficaz,
está claro es que no contribuyó a mejorar las relaciones políticas entre los publicado en abril de 1997. Tal esperanza consistía en que los bancos
dos países (véase el capítulo 3). • centrales, por el bien de los intereses nacionales de sus países, recomen-
Durante los ocho años siguientes el Comité Cooke hizo todo lo que ra- dasen esos principios esenciales a los bancos que estaban bajo su cuidado.
zonablemente pudo para conciliar las contradicciones entre la práctica ban- Si les hacían ver las ventajas de adoptar condiciones de mayor transpa-
caria y la regulación nacional relativa a la adecuación de capital. ¿Debía rencia y si conseguían que los intermediarios financieros marcasen sus
aplicarse a todos los bancos, o sólo a los que operaban a nivel internacional? carteras al mercado (esto es, que fijasen precios de acuerdo con los precios
¿Cómo debía ser calificado y definido el capital de un banco? Éstos eran só- existentes en el mercado), los bancos, las entidades no bancarias y otros
lo dos de los muchos problemas de interpretación: actores financieros adquirirían los conocimientos, la cualificación y los in-
centivos para autolimitarse al tomar riesgos en función del tipo de ne-
El ,Comité de Basilea intenta continuamente pulir sus normas de capi- gocio que realizasen, de con quiénes lo realizasen, y de la fortaleza de sus
tal y suprimir las anomalías, tapar agujeros y ampliar su cobertura para con- reservas (Crockett, 1997). Por supuesto, faltaba por ver si este egoísmo
trolar, entre otros, los riesgos de contratación, así como el riesgo crediticio. encauzado primaría sobre la búsqueda de beneficios en un negocio tan al-

188 Dinero loco Nuestros guardianes internacionales 189

tamente compe tivo como el de la banca, especialmente en los mercados ¿CUÁNTOS SALVAVIDAS LANZARÁ EL FMI?
emergentes.'
Hasta cierto punto, eran circunstancias que escapaban al control del BPI las Mientras que hacia finales de los años noventa el BPI estaba práctica-
que en cualquier caso lo forzaban irremediablemente a cambiar su imagen pre- mente abdicando su autoridad reguladora en los propios bancos, el FMI
via, más bien eurocéntrica. Al establecer en Francfort el Instituto Monetario Eu- actuaba cada vez más como prestamista de última instancia del mundo. Se-
ropeo (el precursor de un banco central europeo), la UE abandonaba de hecho de guro de que siempre podría encontrar las fuentes de financiación necesv.-
la oficina de Basilea que había sido su sede desde principios de los años setenta. das, el FMI lanzaba y suministraba salvavidas financieros a un número
Este abandono dio al BPI la oportunidad de ampliar no sólo el número de sus considerable de países asiáticos y latinoamericanos. En el verano de 1997,
miembros, sino también el abanico de sus actividades a través de los seguros. És- Estados Unidos dejó claro que esto era lo que pretendía, en lugar de dejar
te era otro mercado antes regulado a nivel nacional, pero que gracias a la presión que los países asiáticos gestionasen su propio sistema de apoyos mutuos.
de Estados Unidos, ahora se estaba internacionalizando, en la medida en que los Pero quizá a largo plazo la decisión no fue acertada. Quizá hubiese sido
estados permitían a los aseguradores extranjeros competir con los nacionales. mejor dejar que los asiáticos se las arreglasen, de modo que cuando los
También hay cuestiones técnicas en las que el BPI puede ser útil en tan- mercados se tragasen todos sus recursos (como probablemente ocurriría)
to que promotor y fuente de consejo técnico. Por ejemplo, en 1990 el Grupo los propietarios de algunos fondos de cobertura y de otros fondos no po-
de los Diez bancos centrales acordó unos estándares mínimos para las liqui- drían recuperar su dinero. El sistema financiero internacional podría haber
daciones interbancarias que gradualmente fueron adoptados. Gracias a los sobrevivido a tal incumplimiento de/acto del mismo modo que sobrevivió
avances en la tecnología electrónica, en 1996 el Comité sobre Sistemas de Pa- a los incumplimientos de/acto de los imperios otomano y chino, o al de la
go y Liquidación del Grupo de los Diez pudo proponer algunas mejoras adi- URSS después de la revolución de 1917.
cionales en la compraventa de divisas, derivados y valores. Tradicionalmen- Una cosa era que en África el FMI actuase con el Banco Mundial como
te, las compensaciones entre los bancos se realizaban al final de cada día de inspector de políticas nacionales supuestamente orientadas al ajuste es-
trabajo pero, como mostró hace mucho tiempo el caso del Herstatt, las dife- tructural. Los fondos utilizados eran relativamente pocos y por ello los ries-
rencias horarias podían crear desajustes entre el momento en que el compra- gos para el FMI y para el Banco Mundial serían fácilmente controlables. Si
dor liquidaba sus cuentas y el momento en que el vendedor recibía los fondos. los programas de ajuste estructural raramente conseguían sus objetivos,
Un error que impidiese liquidar a tiempo podría llegar a provocar una cade- eran sobre todo los africanos los que lo padecían. Sin embargo, enviar
na de errores que pondría en peligro el sistema. En principio, la tecnología inmensos salvavidas a Asia era algo muy distinto. Una vez lanzados, la in-
electrónica actual permitirá que todos los centros financieros del mundo uti- fluencia política del donante se reducía inevitablemente. Los fondos de
licen un sistema de liquidación bruta en tiempo real con el que todas las trans- ayuda se entregaban, pero era discutible el poder de las misiones del FMI
ferencias bancarias tendrán lugar automáticamente y al mismo tiempo. para cambiar la dirección política de las economías asiáticas. Un estudio
Todo lo expuesto ponía de manifiesto que el BPI seguía siendo nece- muy serio de Louis Pauly sobre la evolución de la supervisión multilateral
sario: como foro, como fuente de datos sofisticada y centralizada para los de las economías nacionales, desde la Sociedad de Naciones hasta el FMI,
bancos, y cada vez más como vía de incorporación a actividades consultivas revela un profundo escepticismo sobre este papel del FMI (Pauly, 1997, ca-
para los frágiles sistemas bancarios de los mercados emergentes. Cuando pítulos 6 y 7).'
estallasen las crisis, que sin duda estallarían, los teléfonos de emergencia Al FMI le gusta aparecer como una organización creada en los años
siempre conectados entre reguladores vinculados al BPI serían una forma cuarenta como fruto de una sabia previsión y cuyo desarrollo desde enton-
de ajustar, o casi, la velocidad de la toma de decisiones políticas con la ve- ces ha seguido un camino bien trazado. Se sugiere así que la continuidad ha
locidad de respuesta a los acontecimientos en los mercados.'
3. El Financial Times ha comentado en sus editoriales que puede que en todo el mundo no 5.I.a conclusión de Pauly, ya anunciada en el título de Who Bloc-sed Me Bankers?, es que, a me-
haya más de treinta bancos con el nivel de sofisticación y disciplina necesarios para construir y apli- nos que exista entre las grandes economías la colaboración política necesaria y suficiente para man-
car de manera efectiva modelos de riesgo crediticio, lo cual hace que muchos bancos no se vean afec- tener «estabilidad económica razonable y prosperidad creciente», el FMI está abocado a tener pro-
tados por los estándares internacionales. blemas: «Incluso los ciudadanos de los estados líderes empezarán a preguntarse, con razón, por qué
4. Una buena pregunta es la planteada por Javier Santiso (1997) en el sentido de si la tec- tienen que someterse a decisiones sobre las que están perdiendo el control, y por qué las autorida-
nología disponible en los mercados no ha sobrepasado la capacidad de los gobiernos y organizacio- des políticas responsables se están volviendo impotentes al respecto. Será entonces cuando comien-
nes internacionales para reaccionar con suficiente rapidez. ce la retirada de los mercados globales» (Pauly, 1997, pág. 143).
190 Dinero loco Nuestros guardianes internacionales 191

marcado su importancia creciente en la economía de mercado mundial. No La tercera encarnación del FMI se solapa con la egunda, pero sus im-
es del todo cierto. Ha sido más bien una institución que se ha encontrado plicaciones van más lejos. El FMI es quien lanza y controla los salvavidas
en un lugar en el que ha estado disponible para realizar diferentes funcio- financieros para aquellos gobiernos (como el de Tailandia o Corea del Sur)
nes en diferentes momentos, y su papel actual no es en absoluto el que se le cuyos bancos en dificultades contagian a los mercados bursátiles extranje-
asignó en Bretton Woods. Pero, como señaló el troskista belga Ernest ros y nacionales. Aunque éste es el papel que ha situado al FMI en el can-
Mandel: «Si el FMI no hubiese existido, tendría que haber sido inventado» delero internacional a finales de los años noventa, sus orígenés se remon ;
(Strange, 1986, pág. 94). Su historia en este contexto sólo importa en la tan a principios de los años sesenta. Fue entonces cuando se gestaron las
medida en que puede dar pistas sobre su papel real y potencial, presente y normas básicas sobre el momento y las condiciones en que el FMI podría
futuro. La cuestión es si se adecua a las demandas que se le plantean o si las adquirir los fondos necesarios a fin de actuar como prestamista de última
constricciones surgidas en el pasado seguirán limitando su eficacia. Dicho instancia.
en pocas palabras, el FMI ha pasado por tres encarnaciones, separadas por pe- La negociación sobre las reglas básicas preparó el terreno a una inno-
ríodos en los que sólo existía por inercia (y por los ingresos —bancarios— vación de 1962 denominada Arreglo General sobre Préstamos (GAB, Gene-
independientes de sus estados miembros). Durante la primera década que ral Arrangement ro Borrow; y no Acuerdo General sobre Préstamos, Ge-
siguió a 1947 se mantuvo inactivo ya la espera de la convertibilidad de las neral Agreement to Borrow), un arreglo sobre todo entre Estados Unidos y
monedas europeas en 1958, cuando se inauguró el sistema de tipos de Francia, con el apoyo de Países Bajos y Bélgica. Frente a estos protagonis-
cambio fijos diseñado en Bretton Woods. El sistema fue abandonado por tas, el FMI tenía un papel secundario, aunque era el beneficiario en la me-
Estados Unidos en agosto de 1971, cuando Nixon desvinculó al dólar de dida en que sus recursos contributivos (las cuotas de los miembros en oro,
la paridad con el oro y lo dejó flotar (a saber, hundirse en relación al yen y en divisas fuertes y en monedas nacionales) se veían casi doblados por el
al marco). El entierro formal del sistema dio paso a los cambios flotantes en GAB, pero sólo bajo condiciones negociadas. La idea de que el FMI pudie-
1973, lo cual dejó al FMI en otro limbo en el que no tenía un papel real. se intermediar (como un verdadero banco, tomando prestados fondos que
Su objetivo había sido proveer financiación a corto plazo a aquellos países prestaría cuando fuese necesario) surgió de una de las grandes mentes crea-
con problemas de balanza de pagos que amenazaban sus tipos de cambio tivas de las finanzas internacionales, Ed Bernstein, primer director de In-
fijos. Si no había paridades fijas ya no eran necesarias las atribuciones pen- vestigación del FMI y una gran pérdida para éste cuando dimitió a finales
sadas para el FMI, y la supervisión que éste realizaba no tenía, pues, justi- de los años cincuenta. En 1959, en un seminario de Harvard lanzó la idea de
ficación alguna. que el FMI utilizase dinero prestado. Aproximadamente durante el año que
Pero las instituciones internacionales no abandonan el escenario mun- siguió, los limitados recursos del FMI se convirtieron en un tema canden-
dial con facilidad. En el caso del FMI, la segunda encarnación le llegó a te debido a que Gran Bretaña había acudido tanto a ellos que, en 1961, la
raíz de los problemas de los PMO. Éstos aparecieron inicialmente después caja del FMI estaba casi vacía.
de 1974 con la subida del precio del petróleo, y después de 1981 con la su- Para el dólar, la libra esterlina era la primera línea de defensa, así que
bida de tipos de interés que desencadenó la crisis de la deuda en la década los negociadores estadounidentes pronto empezaron a tratar con los fran-
de los ochenta.' Los PPME, incapaces de pagar los intereses de su deuda ex- ceses (poco entusiastas al respecto) sobre los términos en que los otros paí-
terna, ya no digamos el principal, acudieron al FMI en busca de ayuda ses ricos acordarían mantener su nivel. Por aquel entonces, el general De
(cuando falló todo lo demás). La ayuda de éste no fue para los más necesi- Gaulle y sus consejeros en París ya creían que el sistema de Bretton Woods
tados, ni para los que tenían el mejor historial de cumplimiento de las nor- y el FMI daban a Estados Unidos, en tanto que mayor país de reserva de di-
mas del FMI, sino para aquellos cuyos apuros eran más susceptibles de visas del mundo, un privilegio exagerado sobre el resto. Sólo después de
amenazar la estabilidad del sistema internacional (Pauly, 1997, pág. 115). muchas discusiones acordaron suscribir la creación de una cesta de mone-
das de la que el FMI podría retirar fondos, pero sólo si los europeos decidían
colectivamente que era necesario. Hasta ese momento, según los artículos
6. Es ésta una simplificación excesiva. Bajo presión estadounidense, el FMI siempre se ha-
del acuerdo del FMI,.sólo Estados Unidos había gozado del poder de veto so-
bía mostrado dispuesto a apoyar la libra esterlina y a ayudar a Gran Bretaña en las crisis de pago
(como en 1960, en 1968 y nuevamente en 1976). El paquete otorgado por el FMI al gobierno labo-
bre las decisiones de la organización. Este delicado pacto, recogido infor-
rista de Callaghan en 1968 fue una primera prueba importante sobre la eficacia real de la condicio- malmente en un intercambio de cartas entre el gobernador del Banco de
nalidad y supervisión que el FMI ejercía sobre los gobiernos nacionales. Francia y el FMI, no sólo puso límites al control de Estados Unidos sobre
192 Dinero loco Nuestros guardianes internacionales 193

las operaciones del FMI, sino que también dispersó el poder de Washing- Esta vez, Corea pedía 20.000 millones de dólares, cifra que pronto demos-
ton hacia París, donde se encontraban los otros firmantes del GAB: el de- traría ser insuficiente.
nominado desde entonces Grupo de los Diez y sus grupos de trabajo en la De este modo, mientras los problemas y las demandas que llegan al
OCDE, con sede en París (Strange, 1976, págs. 105-117 y 121-124). FMI se han multiplicado, las constricciones políticas básicas en torno a
Tras el rescate de México en 1995, era evidente que el GAB no se ade- sus funciones no han variado. El consentimiento y la cooperación de los
cuaba a las necesidades y que era políticamente obsoleto en la medida en gobiernos nacionales con respecto a cualquier Nuevo Arreglo sobre Présra-,
que se trataba de un acuerdo Estados Unidos-Europa y no de un acuerdo mos o a cualquier ampliación de las competencias del FMI como presta-
mundial: Se necesitaría entonces un Nuevo Arreglo sobre Préstamos. ¿Pe- mista de última instancia son hoy igual de necesarios que en 1962. Esen-
ro qué dimensiones debería tener? Sobre el papel, los recursos del FMI eran cialmente, las reglas básicas no han cambiado. Éstas son importantes
de unos 200.000 millones de dólares, pero al menos la mitad de esta can- porque el FMI, como prestamista de última instancia, no es como un ban-
tidad correspondía a divisas que nadie quería. La mayor parte de la otra mi- co central que goza del respaldo del poder estatal para mandar, para crear
tad estaba destinada a ayudas financieras asiáticas. ¿Sería el gobierno esta- crédito («imprimir dinero», por decirlo así), y para castigar o echar el cie-
dounidense capaz de convencer al Congreso de que aceptase un aumento de rre a aquellas empresas privadas recalcitrantes. Como mostró el análisis
las cuotas, de manera que éstas permitiesen contar con recursos suficientes histórico de Pauly sobre los esfuerzos de supervisión internacional realiza-
para futuros salvavidas? ¿Qué pasaría si India y Brasil necesitasen ayuda si- dos por el FMI, incluso cuando sus miembros aportaban dinero (mediante
multáneamente? A veces, como en el caso tailandés, al FMI se le pide sólo aumento de las cuotas, derechos especiales de giro, mayores facilidades de
que complete contribuciones bilaterales de vecinos regionales. Pero no diverso tipo), no le otorgaban, porque no podían, poder para controlar ni
existe certeza alguna de que esto siempre ocurra sin un Nuevo Arreglo so- las políticas fiscales de los estados ni la conducta de los bancos y los mer-
bre Préstamos. Como en 1962, aquellos que contribuyesen a él podrían cados (Pauly, 1997). A este efecto, es de utilidad la distinción que Pauly
exigir un derecho de veto individual o colectivo. ¿Cómo podría organizar- hace entre la responsabilidad hacia arriba (accountability), la obligación de
se? En el momento de escribir estas líneas, estas cuestiones de calado se- todos los miembros del FMI de realizar consultas y dar explicaciones, im-
guían siendo discutidas en Washington, y cabe imaginar que también en plícita en el concepto global de supervisión multilateral, y la responsabili-
Tokio y en las capitales europeas. Entretanto, cada salvavidas ha de ser pen- dad hacia abajo (responsibility), que vincula a cada uno de los miembros, en
sado ad hoc y lanzado con rapidez en condiciones de crisis. virtud del sistema político internacional, únicamente con sus ciudadanos
Las propuestas de rescate inicialmente formuladas por la ASEAN para (Pauly, 1997, pág. 141). Esta idea queda más que demostrada acudiendo al
Tailandia e Indonesia mostraban que existía cierto apoyo político a los sal- historial de las misiones del FMI en algunos de los estados con gobiernos
vavidas regionales: una solución asiática para un problema introducido en más débiles, incompetentes, divididos o corruptos. En Zaire, en Kenia, en
Asia por inversores occidentales volubles y por especuladores occidentales Egipto o en Rusia, el FMI puede aconsejar y proponer, pero en última ins-
desalmados como George Sotos (ésta era al menos la opinión inicial del tancia sólo deciden los líderes políticos del país. Además, la historia mues-
presidente malasio Mahathir). Para Tailandia, la contribución de 4.000 tra que los gobiernos de los principales miembros del FMI se desentienden
millones de dólares por parte .del FMI, sumada al paquete inicial de con facilidad de los problemas del sistema financiero internacional en favor
17.000 millones de dólares, no era más que una muestra de apoyo y de apro- de sus propias dificultades internas. Cuando éstas se agudizan, como en Es-
bación. Pero la dimensión de la crisis de Corea del Sur hizo cambiar de opi- tados Unidos en 1933, en Japón en 1997, o incluso en Alemania en 1990,
nión con respecto a los rescates regionales. Sólo del FMI, bajo la influencia la cooperación internacional suele meterse en el congelador.
de las preocupaciones estratégicas y financieras de Estados Unidos, cabía Éstas no son las únicas limitaciones del FMI en su papel de guardián.
esperar un salvavidas lo suficientemente grande. En 1983 fue Japón el que Está acostumbrado a tratar con gobiernos y con funcionarios de Ministerios
decidió unilateralmente ayudar a Seúl para que no tuviese que acudir al de Finanzas que a menudo tienen las mismas concepciones profesionales e
FMI. Entonces fue suficiente un préstamo de 3.000 millones de dólares. ideológicas que el personal de las misiones. Tomemos, por ejemplo, la re-
lación del FMI con Gran Bretaña en los años setenta. Tanto el Tesoro como
7. Aunque parezca sorprendente, Japón fue país firmante del acuerdo de 1962, pese a no ser
el Banco de Inglaterra aceptaron de buen grado las condiciones impuestas
todavía miembro de la OCDE ya haber sido excluido del CATE Las actitudes europeas hacia los por el FMI a cambio de apoyo a la libra esterlina (límites a la expansión del
asiáticos no habían cambiado mucho desde los años veinte. crédito interno y al gasto público). Aunque entre algunos ministros labo-
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ristas estas medidas no fueron bien acogidas, el ministro de Hacienda, emergentes como Tailandia o China para ejercer el mismo control pruden-
Denis Healey, dejó constancia de la voluntad del gobierno para aplicarlas. te que se esperaría de un banco estadounidense 6 europeo. Una de las con-
Pero la supervisión de los bancos y de las sociedades de valores era harina diciones de los fondos de rescate del FMI es la reforma financiera, pero es
de otro costal, como muy bien saben las brigadas antifraude y cualquier más que dudoso que en la práctica las misiones del FMI tengan la cualifi-
funcionario nacional dedicado a la regulación de esos sectores. Y, sin em- cación y el poder coercitivo para imponer a los bancos asiáticos la transpa-
bargo, eso es precisamente lo que exigen al FMI las condiciones impuestas rencia adecuada.
por los salvavidas asiáticos: imponer condiciones y pedir la desclasificación Por lo que respecta a operadores que van por libre o a directivos des-
de información sobre créditos morosos otorgados a los amiguetes políticos honestos o encubridores, las sociedades modernas ofrecen pocas alternati-
y sobre compromisos de inversión en suntuosos proyectos estatales, caso de vas a la prisión en tanto que pena por los crímenes imputados. Aunque se
Malasia. pudiese conseguir tal pena superando la oposición de los astutos abogados
Consideremos las transformaciones en los sistemas financieros de las defensores, la experiencia de Mike Milken en prisión no es muy disuasoria
que se habrán de ocupar las misiones del FMI. Para empezar, en todas par- para los demás. La sanción victoriana de la vergüenza pública y el aisla-
tes los bancos se han vuelto mucho más vulnerables que en el pasado a la miento social necesita de una moralidad compartida, impensable en el
competencia de entidades no bancarias (véase el capítulo 2). A medida que mundo de hoy. Quizá sólo una catástrofe financiera que provocase su-
se desmoronaban las «murallas chinas» y que las entidades no bancarias frimientos y pérdidas muy extendidas podría cambiar el signo de la opi-
les arrebataban depósitos y negocios, los bancos se veían tentados por ope- nión sobre el tratamiento que la sociedad debería dar al crimen financiero.
raciones más arriesgadas. Al mismo tiempo, los bancos supervisores de El tema de los paraísos fiscales será una buena prueba para saber hasta qué
muchos países, empezando por Estados Unidos, reducían los estándares punto las actitudes políticas están o no cambiando (véase el capítulo 7).
aplicables a los bancos con objeto de regular de igual modo a bancos y a so-
ciedades de valores (Dale, 1994, pág. 175). La cuestión de fondo es saber si
los bancos se diferencian en algo de las entidades no bancarias cuando en- OTROS ORGANISMOS INTERNACIONALES
tran en el negocio de valores. Tradicionalmente se consideraba que los ban-
cos eran vitales para la economía en general y que, por ello, necesitaban ma- Trasladar responsabilidades que antes eran de regulación nacional a las
yor apoyo y supervisión. Cabe entonces plantearse si esto sigue siendo así burocracias internacionales plantea un problema adicional, que es el nú-
(Dale, 1994, págs. 192-193). La siguiente cuestión, de carácter estratégico mero excesivo de éstas. Un plato no sale bien cuando hay demasiados coci-
y político, sería si cabe relajar las nomas aplicables a los bancos en aras de la neros, especialmente si cada uno utiliza una receta diferente. Por ejemplo,
justicia o si hay que endurecer las normas aplicables a las empresas de valo- a la OMC se le ha encargado (por insistencia de Estados Unidos) que llegue a
res en aras de la seguridad. ¿Está el FMI verdaderamente cualificado para to- un acuerdo internacional sobre la liberalización de los servicios financieros.
mar una decisión esencial como ésta, de carácter altamente político? Pero lo que esto provoca, como ha demostrado la experiencia de Brasil y de
En segundo lugar, los bancos son vulnerables con respecto a sus direc- otros países, es un aumento de la competencia y, con ella, de los riesgos que
tivos y a sus empleados. Operadores que van por libre, como Nick Leeson, se asumen. No todo el mundo está de acuerdo en que la mejora de la efica-
pueden hundir un banco como el Barings cuando se libran a complejas ope- cia debida al aumento de la competencia compense los riesgos que se to-
raciones con derivados. Ahora que, efectivamente, el BPI ha llegado a la man al operar en los mercados financieros desregulados (Key, 1998).
conclusión de que los bancos deben controlar sus propios negocios, la cues- El interés de la UE por crear un mercado único de servicios financieros
tión de fondo es saber si los directivos son competentes para hacerlo (y si, co- como complemento necesario a una moneda única europea plantea com-
mo sugería en 1995 el caso de Daiwa en Estados Unidos, ellos o sus regu- plicaciones adicionales. También pone de relieve los obstáculos políticos en
ladores estatales están dispuestos a hacerlo). Se plantea la disyuntiva de si el camino de la coordinación de la regulación bancaria . interestatal. Es lo
funcionará la estrategia de «manos fuera» o si habrá que buscar una alterna- que Story y Walter (1997) denominan, sin exagerar, «la batalla de los sis-
tiva algo más radical. Las dudas surgen, primero, en relación a la capacidad temas». Desde muy pronto, el ritmo de la política británica pasó a estar
de los supervisores bancarios internos para no perder la estela del acelerado marcado por las decisiones cruciales que se tomaban en Estados Unidos, y
cambio tecnológico en las finanzas (véase el capítulo 2); en segundo lugar, no en Europa. Como explican en su último capítulo, Londres se convirtió
las dudas se refieren a la voluntad de los directivos bancarios en mercados en los años sesenta en el mercado de las eurodivisas y, tras la supresión de
196 Dinero loco Nuestros guardianes internacionales 197

los controles de cambio en 1979, en el mercado puntero para las euro Esto no es todo. Existen una serie de organizaciones semioficiales o no
acciones, que fue uno de los negocios en expansión en los años ochenta. oficiales con sus propias ideas e intereses. Una es la IOSCO, que origina-
Hasta la mitad de las acciones negociadas en Londres llegaron a ser extran_ riamente era una red interamericana formada por la SEC estadounidense y
jeras, en su mayoría alemanas o japonesas. El Big Bang de la desregulación sus organismos equivalentes tanto a nivel nacional como regional (caso de
en 1986 no era simplemente el reflejo de la ideología de los conservadores, Canadá), pero que en 1986 fue ampliada y creó una pequeña secretaría. Sus
sino que con él Gran Bretaña espetaba unirse a Nueva York y a Tokio como objetivos declarados eran el intercambio de información entre reguladores,
tercer pilar financiero mundial (Story y Walter, 1997). Tal y como decía el establecimiento de criterios y el seguimiento de su aplicación, y la pro-
List en el siglo xix, el operador fuerte en los servicios financieros es, como visión de ayuda mutua a estos efectos. Manifestaba así el mismo tipo de
en otras cosas, el que va por su cuenta. Contra la protección francesa e ita- preocupación profesional colectiva que había llevado a la Asociación Inter-
liana, los británicos encontraron aliados en la Comisión Europea, en Holanda, nacional de Operadores de Obligaciones (International Association of Bond
por supuesto en Luxemburgo, y en los bancos y el gobierno alemanes. La Dealers) a diseñar sus propias normas con respecto a horas de liquidación,
Segunda Directiva de la Banca que la Comisión finalmente acordó en tipos de contratos, etc., cuando los gobiernos no consiguieron regular el
1989, tenía dos objetivos: ayudar a Europa a no perder comba con Estados creciente negocio mundial de la compraventa de obligaciones. Pero, por
Unidos y con Japón en los servicios financieros, y proveer los fundamentos descontado, sus recomendaciones servían de poco si no iban acompañadas
financieros para el Mercado Único. Pero su interpretación dio lugar a lo del respaldo de las autoridades gubernamentales nacionales. Así que la
largo de los años noventa a negociaciones imbricadas en las que aquéllos TOSCO ha sido la vía por la que los intereses privados han determinado los
que eran aliados en un tema podían estar enfrentados en otros. No existía objetivos públicos, tal y como ha destacado Geoffrey Underhill:
una base política estable para la propuesta reguladora. Al igual que en
otros muchos temas, la percepción común de una Europa unida coexistía El carácter cerrado de las comunidadeS políticas y la dependencia cre-
con fuertes rivalidades y conflictos nacionales por intereses económicos. ciente de reguladores y supervisores con respecto a los intereses privados del
Esto provocaba anomalías e incertidumbres, áreas grises de solapamiento mercado han comportado que los estándares de regulación sean cada vez más
entre la autoridad del BPI y de la UE, y constituía incluso una razón aña- coincidentes con las preferencias de los principales actores del mercado glo-
bal... De hecho, en el orden financiero global persiste la tensión entre la ne-
dida por la que el establecimiento de un sistema mundial de regulación fi- cesidad de eficacia en la gestión de crisis y en la regulación preventiva, y la
nanciera seguía siendo un sueño inalcanzable.' necesidad de tratar más abiertamente las opciones de que disponen los esta-
La sopa de letras de las burocracias internacionales no se limita al BPI, dos en materia de política financiera... [Es] el antiguo dilema relativo al
el FMI, el BERF y la UE. Otro jugador de segunda fila, pero a tener en equilibrio sostenible entre intereses muy particulares e intereses públicos
cuenta, es la OCDE. En los años sesenta, cuando el sistema de paridades fi- más amplios (Underhill, 1997, pág. 43).
jas estaba bajo la presión de los mercados, la atención se concentró más en
la OCDE que en el BPI o en el FMI. Europeos y estadounidenses se encon-
traban en el Grupo de Trabajo 3 de la OCDE para discutir los problemas Otra organización no oficial, bastante más pretenciosa, es el llamado
de balanzas de pagos surgidos entre ellos y la forma de solucionarlos.9 Sin Grupo de los Treinta, que surgió en los años ochenta en Nueva York como
embargo, desde 1972 el Grupo de Trabajo 3 dejó paso a otros órganos de la un think tank, pero que pronto consiguió el apoyo de ex banqueros centra-
OCDE, como el Comité de Mercados Financieros y, desde 1980, el Grupo les y distinguidos economistas. Recientemente, uno de sus grupos de tra-
de Expertos en Banca. bajo, copresidido por un ex Interventor de la Moneda estadounidense y por
el supuesto presidente de uno de los grandes bancos británicos, presentó un
8. La historia, completa pero compleja, de la economía política relativa a los esfuerzos euro- informe que hacía de la necesidad de BPI virtud. No es que el informe
peos recientes por reformar/regular sus empresas financieras es explicada por Story y Walter (1997, plantease que el alejamiento de los estándares bancarios comunes supusie-
capítulos 9 y 10, págs. 250-306). se un contratiempo, es que defendía directamente que la autosupervisión
9. Los lectores quizá se pregunten qué les ocurrió a los Grupos de Trabajo 1 y 2. Éstos nos por parte de los bancos era, de hecho, más eficaz. Los mercados se encar-
dan la pista de una historia posterior. El Grupo de Trabajo 1 fue establecido para ocuparse del pro-
blema de los movimientos de capital a corto plazo, los cuales han sido, corno sabemos, la fuerza de-
garían de ello: «La velocidad y complejidad de la innovación en los merca-
sestabilizadora en las crisis de los años noventa en México, Tailandia y Corea. Ni Estados Unidos ni dos, el rezago inevitable de los supervisores, y sus desventajas reales para
Gran Bretaña lo apoyaron, sus miembros nunca fueron nombrados, y nunca llegó a reunirse. competir por los servicios de personal capacitado, apuntan a que las insti-
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tuciones privadas deben tomar la responsabilidad» (Heimann y Alexander, nos de países desarrollados y en desarrollo, y establecería estándares de con-
1997). Por si alguien pensaba que esto era como pedir a cazadores furtivos tabilidad, pondría restricciones a los bancos estatales y a la interferencia
que se ocupasen de la conservación de las aves de caza, se utilizaba el en- gubernamental, y ofrecería seguros a los depósitos de los clientes de los
gañoso argumento de que un gran banco conocido por autorregularse con bancos según el modelo estadounidense, de modo que su actividad iría
rigor, ganaría ventaja competitiva con respecto a sus competidores menos mucho más allá de la de los supervisores bancarios de la mayoría de países.
estrictos. La razón más probable para este entusiasmo súbito por la auto- Al igual que el Sistema de la Reserva Federal, el estándar bancario inter-
rregulación era que a los grandes bancos internacionales dinámicos les pa- nacional seguiría un sistema de dos niveles, pero los miembros serían
recía que a menudo los reguladores estaban desinformados y hacían perder los gobiernos en lugar de los bancos, aunque el mantenimiento de las nor-
el tiempo a todo el mundo. Al fin y al cabo, la gestión del riesgo era asun- mas correspondería a estos últimos. ¿Y quién garantizaría que esto es así?
to suyo. Goldstein propone una combinación del FMI y el Banco Mundial (Golds-
tein, 1997). Aunque se cura en salud advirtiendo que el estándar bancario
internacional no es la panacea o una solución suficiente frente a las prác-
LA OPINIÓN DE LOS EXPERTOS ticas bancarias negligentes o corruptas, el autor insta a los gobiernos a
«ponerse a trabajar con carácter de urgencia». No lo han hecho por tres
Parece, pues, que por diferentes razones las instituciones internacio- buenas razones: no existe acuerdo suficiente sobre la naturaleza del proble-
nales no tienen todas las respuestas: porque en buena parteSe han rendido, ma, ni sobre el funcionamiento que debería tener un sistema financiero
como el BPI; porque probablemente carecen de pericia y recursos, como el seguro, ni sobre la administración en la práctica de un acuerdo de princi-
FMI; porque se encuentran divididas por conflictos internos, como la UE; pios (Kapstein, 1992).
o simplemente porque se enfrentan entre ellas en una lucha de todos con- En resumen, la propuesta de Goldstein tiene todos los defectos lógi-
tra todos. cos de los planes internacionales para el desarme o para la protección de
¿Qué dicen al respecto los expertos, los científicos sociales de la uni- los derechos humanos. Hay un problema (los estados guerrean con armas; los
versidad y los responsables de las políticas públicas? ¿Se les ha ocurrido al- bancos corren riesgos imprudentes) y hay una solución «obvia» (eliminar
guna idea brillante? Quizá haya alguna brillante, pero también hay mu- las armas por acuerdo internacional; establecer estándares internacionales
chas especiosas o ingenuamente tontas. De entre las muchas disponibles sobre los bancos). De paso, la propuesta también presupone de algún mo-
sólo seleccionaré dos, pues serán suficientes para mostrar con qué facilidad do que las soluciones que funcionan en Estados Unidos, como los segu-
se confunde, especialmente entre los economistas, el deber ser con el poder ros de depósitos que pagan todos los bancos y el contribuyente, pueden
ser, y cómo incluso los expertos que más deberían saber pueden inducir funcionar en todo el mundo. Hace así caso omiso de la experiencia de las
erróneamente al lector a pensar que existen sencillas soluciones técnicas o sociedades asiáticas, según la cual la dirección gubernamental y la gestión
institucionales para los difíciles problemas políticos de la regulación fi- del crédito han tenido en su conjunto bastantes buenos resultados, por lo
nanciera. Una es la propuesta de un estándar bancario internacional de tipo que quizá no deberían ser abandonadas a la ligera, y en cualquier caso no
universal. Otra es la propuesta de mecanismos internacionales para la ges- antes de que se estableciesen las instituciones reguladoras para controlar a
tión de los estados insolventes sin recursos suficientes para devolver o pa- los bancos.
gar el servicio de las deudas contraídas con fuentes de crédito tanto públi- Otra idea ingenua es la de un tribunal internacional de quiebras que
cas como privadas.'° ejerza de árbitro entre acreedores cuando un deudor soberano no puede pa-
El profesor Morris Goldstein, del Institute for International Econo- gar sus deudas. El primero en mencionar tal propuesta fue Jeffry Sachs en
mics con sede en Washington, ha propuesto un ambicioso plan en torno a su 1995, pero en el Institute for International Economics fue recogida por John
estándar bancario internacional. Este contaría con el acuerdo de los gobier- Williamson y, más recientemente, por Marcus Miller (Miller y Zhang,
/997). En cualquier quiebra, desde el siglo lux, lo esencial ha sido inter-
poner una autoridad legal entre el deudor y los acreedores mediante el
10. Aunque esto está más relacionado con cuestiones de deuda internacional que con las re- nombramiento de un síndico con poderes sobre los activos del deudor. En
gulaciones de los bancos, sí está indirectamente relacionado, pues si un Estado corriese el riesgo de
ir a la quiebra tendría incentivos poderosos para regular el funcionamiento de sus bancos y merca-
otras palabras, debe haber un poder político legítimo respaldado por el Es-
dos financieros y evitar que éstos lo pusiesen de nuevo en peligro. tado. El objetivo, como dice Miller, es evitar que los acreedores se lancen
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indecorosamente a por los activos restantes del deudor, de tal modo que, o téril. Los historiadores se acordarían de todos esos viejos planes olvidados
bien otra empresa Pueda retomar el negocio, o bien éste pueda ser liqui- que diseñaron en su mayor parte juristas idealistas en los años treinta para
dado y disuelto de manera ordenada. No existe analogía alguna con los reformar la Sociedad de Naciones a fin de transformarla en un verdadero
apuros de un estado soberano insolvente, aunque históricamente se han garante de la paz internacional. La garantía de la paz y la estabilidad fi-
dado muchos casos: la Rusia zarista, el imperio otomano, el régimen man- nancieras internacionales es un objetivo igualmente loable, pero en los
chó de China, y más recientemente muchísimos otros. ¿Cómo han reac- años noventa, como en los treinta, muchos sueños utópicos pueden ser más
cionado los otros estados y por qué? Los únicos casos en que los deudores una traba que una ayuda, pues al animar a la gente a soñar con un mundo
soberanos insolventes han sido de verdad «puestos en liquidación» han si- ideal, la distraen de lo que de verdad puede hacerse en el mundo real.
do estados pequeños, pobres, débiles y/o estados en los que las grandes No puede decirse fácilmente lo mismo del impuesto sobre las transac-
potencias tenían fuertes intereses estratégicos. Ejemplos al respecto se- ciones de divisas propuesto por James Tobin (Tobin, 1990). La idea ha ge-
rían: las repúblicas caribeñas, el control de cuyas aduanas fue tomado nerado interés, aunque no mucho apoyo político. El objetivo sería desalen-
por los marines de Estados Unidos en la primera década del siglo XX; tar aquellas transacciones especulativas que son posibles por la compraventa
Egipto bajo el condominio anglofrancés en los años ochenta del siglo xix; o de futuros, sin por ello ahuyentar la inversión extranjera directa de tipo
Alemania y Japón bajo la ocupación que siguió a 1945. Ninguno de estos ca- productivo. No hay duda de que el volumen de operaciones en moneda ex-
sos fue solventado por acuerdo internacional. Incluso la administración de tranjera realmente necesario a efectos de comercio o inversión es bajísimo
Austria o Hungría por la Sociedad de Naciones en los años veinte fue acor- al lado del volumen de operaciones orientadas al beneficio especulativo.
dada bilateralmente por británicos y franceses, una vez más por razones es- Una duda es si los agiotistas potenciales se verían disuadidos sólo por un
tratégicas (Pauly, 1997, págs. 52-56). En muchos otros casos más recientes pequeño impuesto porcentual sobre sus operaciones. La otra es si las auto-
el tratamiento de la insolvencia estatal no tenía como objetivo contener a ridades podrían en la práctica recaudar el impuesto sin restablecer contro-
los acreedores para que no se comportasen como buitres, sino salvaguardar les de cambio, a tenor las tecnologías avanzadas ahora disponibles para la
el sistema manteniendo la ficción de que el deudor no era de hecho insol- contratación financiera a corto plazo.
vente y tarde o temprano pagaría sus deudas. No existen ni el marco legal Otra propuesta radical sería conseguir un acuerdo multilateral sobre
ni la voluntad política para el establecimiento de un tribunal internacio- una versión moderna y actualizada del concepto de «bancos limitados»
nal de quiebras, y esta verdad fundamental está por encima de cualquier («narrow banks»), de Henry Simon. Su Economic Policy for a Free Society
cálculo matemático rebuscado que parta de la falsa analogía con la deuda (1948) sugería que sólo los «bancos limitados» deberían estar autorizados
empresarial. a aceptar depósitos y a retribuir las cuentas de sus clientes, que manten-
Resulta más convincente la propuesta alternativa de un consejo de drían reservas equivalentes al 100 % de sus pasivos en préstamos, y que só-
obligacionistas encargado de la negociación de la reorganización de la deu- lo podrían realizar algunas inversiones seguras. Milton Friedman, James
da estatal (Eichengreen y Portes, 1996)." Pero es poco probable que con- Tobin y James Pierce compartían una opinión favorable al respecto (Croe-
siga apoyo político por la simple razón de que los gobiernos de los princi- kett, 1997, pág. 30). Crockett explica que la idea de los bancos limitados
pales acreedores no se mueven por motivaciones predecibles ni coherentes. no ha conseguido aceptación porque los depósitarios obtendrían un tipo de
Así era en tiempos de Palmerston y así sigue siendo hoy. De modo que ca- interés muy inferior al de otros bancos comerciales. Sin embargo, la idea se
da acuerdo de reescalonamiento desde los años cincuenta ha tenido que ser corresponde en la práctica con la Caja de Ahorros Postal de Japón y con al-
negociado individualmente entre los acreedores. El Club de París y el Club gunos tipos de cajas de ahorros nacionales. En un período de agitación fi-
de Londres han sido lo máximo que los estados han conseguido institucio- nanciera creciente, parece posible que las preferencias populares se vuelvan
nalizar para la gestión de la deuda estatal (véase el capítulo 6; también contra los altos tipos de interés y a favor de mayor seguridad. Llegados a tal
Prout, 1976). punto, se podría sacar del armario una vieja idea como el impuesto Tobin,
Continuar examinando proyectos académicos similares para la crea- quitarle el polvo, y considerarla de nuevo»
ción de nuevas instituciones sería una pérdida de tiempo y un ejercicio es- Otro medio propuesto para mantener la confianza en el sistema finan-
ciero en los momentos difíciles es el de los seguros de depósito. Actual-
11. Véase Eichengreen y Portes (1996, págs. 35-37), cuya conclusión es bastanre clara: un tri-
bunal de quiebras es una idea «poco realista». 12. El dinero digital haría sin duda mucho más fácil evadir el impuesto Tobin.
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mente, éstos funcionan a nivel nacional, ya sea de manera informal y ad hoc, suspendía automáticamente las operaciones cuando, por medidas acor-
o a través de una institución patrocinada por el Estado, como la FDIC es- dadas, los precios oscilaban en exceso y demasiado rápido. En algunas
tadounidense. En cualquier caso, los gobiernos tienen que encontrar los circunstancias, este período de enfriamiento puede tener un efecto cal-
fondos necesarios para respaldarlos. Ante los problemas deriVados del con- mante, aunque en otros casos hay quien sostiene que puede ser contrapro-
tagio financiero, como los sufridos en los últimos años, parecería una solu- ducente, al aumentar la presión acumulada como si se tratase del vapor en
ción lógica el establecimiento de una institución de seguros de depósito fi- una olla a presión.
nanciada y dirigida multilateralmente. Sin embargo, la financiación, la El hecho es que a finales de los años noventa las circunstancias cam-a
dirección y la protección contra el fraude serían tan problemáticos que tal bian demasiado rápido en aquellos ámbitos que afectan a la gobernabilidad
idea no resulta ser práctica. de las finanzas internacionales. A principios de la década todavía podría ha-
Crockett (1997) también valora los criterios de transparencia reforza- ber sido posible creer, como Echan Kapstein, que pa.ra gobernar los merca-
dos que obligan a los bancos a revelar más detalles sobre sus operaciones, dos financieros globales podía crearse una estructura de dos niveles en la
de modo que los clientes prudentes puedan tener información suficiente que se combinasen los sistemas reguladores de los estados-nación en el ni-
para evitar el trato con los bancos que toman riesgos inadecuados. Su con- vel inferior con la cooperación internacional en el nivel superior, a través
clusión, correcta en mi opinión, es que ésta no es una estrategia suficiente del FMI y el BPI:
para aumentar la estabilidad. La experiencia en ámbitos como el tabaquis-
Los estados han adoptado acuerdos internacionales como patte de un
mo o la conducción bajo los efectos del alcohol sugiere que poner informa-
esfuerzo constante para conciliar sus intereses prudentes y competitivos, y si
ción a disposición de la gente no garantiza que los comportamientos se tal cooperación no existiese podría producirse una espiral desreguladora. Al
adecuen a ella. La información que los bancos pueden verse obligados a re- mismo tiempo, como los bancos centrales siguen siendo nacionales, los
velar es, además, información caduca. A los clientes les resultaría muy di- acuerdos de regulación y supervisión se basan en última instancia en el prin-
fícil, además de ser una pérdida de tiempo, hacer un seguimiento del ries- cipio del control por parte del país de origen de las instituciones financieras
go día tras día y semana tras semana. La historia del Barings muestra por sí nacionales.
misma que incluso la dirección del banco, que tenía acceso a la información
sobre las operaciones de Leeson con derivados japoneses, no actuó hasta que
fue demasiado tarde. Este capítulo y el anterior sugieren que esto ya no es verdad. El argu-
Hasta ahora se han dado pocos ejemplos de acción estatal preventiva mento de Kapstein se ciñe a la proposición según la cual «los bancos no son
para aislar a actores privados o públicos de la volatilidad contagiosa. Ya he- actores extranacionales, sino empresas muy reguladas que deben identifi-
mos mencionado los seguros de depósitos. Pero también se han hecho carse con un territorio estatal». La evidencia nos enseña algo más: que los
esfuerzos para proteger a las autoridades públicas de los riesgos de volatili- bancos se identifican con su Estado cuando necesitan apoyo, pero también
dad en los mercados. Por ejemplo, en 1991 la Cámara de los Lores senten- intentan escabullirse de las autoridades reguladoras nacionales siempre que
ció, actuando como instancia de apelación, que los tesoreros de los gobier- hay beneficios a la vista2 3
nos locales británicos no podían invertir en swaps de tipos de interés. A la En el ámbito financiero, la innovación, la liberalización y la feroz com-
vista de las pérdidas generadas con posterioridad por los directivos del petencia entre bancos y otras empresas privadas han alterado el delicado
Orange County de California, se trataba de una sabia decisión. Su adopción equilibrio entre controles interestatales y controles nacionales que distin-
estaba probablemente motivada por el elevado número de autoridades lo- guía Kapstein.
cales británicas que habían generado previamente inmensas pérdidas al en-
deudarse en exceso en los mercados de eurodivisas guiado por la impru- 13. En favor de este argumento se presentan las experiencias supuestamente similares y com-
parables de control a dos niveles sobre los petroleros y sobre las telecomunicaciones. Ninguna de
dente creencia de que los tipos de interés no variarían. Sin embargo, según ellas lo corrobora. La regulación de las operaciones de Los petroleros no depende del Estado del
Ben Steil, la decisión causó grandes pérdidas a más de setenta bancos bri- pabellón, respaldado por acuerdos intergubernamentales, sino de la autoridad del Estado portuario,
tánicos y extranjeros que se habían estado beneficiando de estas operacio- respaldada por las condiciones de las aseguradoras navales. Por su parte, la competencia en el mer-
nes (Steil y otros, 1996). cado global de los servicios de telecomunicaciones, al igual que en las finanzas, ha socavado recien-
Otro mecanismo introducido en algunos mercados nacionales después temente tanto la autoridad del Estado cuino la fuerza de los acuerdos internacionales auspiciados por
de la bajada de la bolsa en 1987 fue el denominado «cortacircuitos», que la Unión Internacional de Telecomunicaciones (véase Hills, 1994).
204 Dinero loco Nuestros guardianes internacionales 205

Un estudio de la Brookings Institution era mucho más prudente con CONCLUSIÓN


respecto ala eficacia de la regulación internacional ya! potencial de armo-
nización de los sistemas reguladores nacionales. Richard Herring y Robert Espero que este repaso bastante breve y necesariamente selectivo de las
Litan concluían que tal armonización no se producirá «en absoluto por opiniones oficiales y académicas actuales permitirá al lector tener un pano-
ahora» y que la mejor forma de evitar el riesgo sistémico sin coartar la in- rama general (insuficiente, a mi entender) del alcance que en los últimos •
novación y la competencia puede ser «poner mayor énfasis en la disciplina años han tenido los cambios en las ideas, los análisis y las políticas. Queda
del mercado en lugar de en la regulación» —de hecho, la misma conclu- para el último capítulo decir {ligo más sobre los conflictos políticos bási-
sión de Andrew Crockett (Herring y Litan, 1995, pág. 11)—. Resulta in- cos que subyacen en los juicios de los expertos sobre las teorías de la econo-
teresante que les parezca bien el concepto de banca limitada, mencionado mía política internacional, así como anticipar el panorama que tenemos
brevemente, como una solución posible al problema de los conglomerados por delante. No puedo pretender saber hacia dónde nos dirigimos, pero sí
financieros. puedo quizá esbozar algunos de los escenarios alternativos. Los lectores de-
En el momento de escribir estas líneas, el tema dominante en los de- cidirán por sí mismos cuál de ellos les parece más verosímil.
bates entre expertos parece ser el de la confianza en la disciplina de las fuer-
zas del mercado, ya sea de forma reticente o estusiasta. En 1997, Michel
Aglietta, un comentarista otrora radical, apreciaba el desarrollo durante los
cinco años previos de una aproximación «pro mercado» que ocupaba el lu-
gar de la aproximación de tipo «regulación con mano dura». Según el mis-
mo Aglietta, sus dos principios esenciales eran: que las autoridades estata-
les deberían reconocer los sistemas de control internos desarrollados por
instituciones privadas, como bancos o sociedades de valores; y que los su-
pervisores internos, por su parte, deberían aplicar acciones correctivas en el
momento adecuado, antes de que apareciese cualquier peligro de insolven-
cia. A su parecer, esto permitiría al banco central o a otro prestamista de úl-
tima instancia a nivel nacional escapar al síndrome de creerse «demasiado
grande para fracasar», que en el pasado comprometió su autoridad y gene-
ró problemas de riesgo moral (Aglietta, 1997).'4 Aglietta sostenía que,
de este modo, los bancos centrales serían libres de reanudar el papel clave de
alerta permanente para proveer liquidez en momentos de crisis. Si compa-
ramos esta fe conmovedora con el historial del Crédit Lyonnais en los últi-
mos años, me da la impresión de que la'esperanza se ha impuesto a la ex-
periencia.
Incluso de Japón nos llegan voces de confianza en la disciplina im-
puesta por el mercado. Al comentar el estudio de Herring y Litan, Yasuhi-
ro Maezawa, del Banco de Japón, se mostraba de acuerdo con ellos en que los
mecanismos del mercado eran mejores que la creación de normas para con-
trolar y disciplinar a los bancos. Maezawa apuntaba acertadamente que
los reguladores a menudo perdían la estela de la evolución del mercado
(Herring y Litan, 1995, págs. 153, 161).

14. Véase también el texto más largo de Aglietta Macromonomie finantiére 0995). De alguna
forma, ambos contrastan tanto en, el tono como en sus conclusiones con sus trabajos anteriores, Re-
gulation et crises da capitalisme (19-26) y, con A. Orlean, La violence de/a monnaie (1982).

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