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Foro Educativo Distrital 2018 “Educación Rural:

Desafío por la Excelencia” en Riohacha, La


Guajira. Análisis del contexto

Gustavo Adolfo Aragón

Riohacha 2018

La Guajira, y de manera particular su capital Riohacha, es un


departamento de Colombia fundamentalmente diferente de los demás por
sus características geográficas e históricas. Geográficamente es un
territorio extenso pero bajo demográficamente. Pero lo es inmenso y
majestuoso sobre todo por su gente, caracterizada por una gran
diversidad de etnias y de situaciones socio-políticas y económicas. El
dominio sobre su territorio, rico en recursos naturales y privilegiado por su
posición geográfica, como lo son también otros en Colombia, es
ambicionado por muchos actores, sean del ámbito nacional como
internacional. Esta contienda, que se realiza sobre el territorio y las
personas que en él habitan, afecta profundamente la vida y coexistencia
de todos los grupos étnicos de la región, quienes en su mayoría habitan la
zona rural del Distrito de Riohacha.

EDUCACIÓN RURAL EN RIOHACHA

El servicio público educativo1 del Distrito de Riohacha en la jurisdicción de


la Zona Rural cuenta con seis (6) Instituciones Educativas que a su vez
tienen veintiocho (28) Sedes; Dos (2) Centros Educativos con igual
número de Sedes y Diecisiete Centros Etnoeducativos con Ciento sesenta
y nueve (169) Sedes; para un total de ciento noventa y nueve (199)
Sedes Educativos, cuya planta física se encuentra en regular estado. Allí
asisten 20.752 estudiantes matriculados a fecha 10-04-2018 y son
atendidos por 1037 docentes vinculados en propiedad y provisionalidad;
de los cuales 733 son etnoeducadores; quienes además son asistidos por
cuatro organizaciones No Gubernamentales Indígenas quienes proveen la

1
Investigación propia para este estudio. Referencias estadísticas tomadas del SIMAT 30-05-2018 Riohacha.
canasta parcial para el desarrollo del sistema de educación indígena
propia, SEIP en los términos del Decreto 2500 de 2010.

La caracterización revela que la población de niños, niñas y adolescentes


(NNA) victimas del desplazamiento forzado y el conflicto armado la
integran 15.533 personas con edad entre los 6 a 17 años. Se parte del
supuesto de que a esta edad corresponde la oferta educativa en básica
primaria, secundaria y media. No obstante, al cruzar la información por
grupos etareos con gestión en educación se encuentra que solo 7.023 NNA
víctimas se encuentran en la educación básica primaria, secundaria y
media , es decir, el 54,8% de NNA víctimas se encuentra por fuera del
sistema educativo en el Distrito. Este ejemplo sirve para inferir que la
atención educativa en todos los niveles (educación inicial, básica, media y
superior y educación para adultos) requiere de estrategias, planes,
programas y proyectos con enfoque diferencial para otorgarle a la
educación el rol dinamizador que requiere en el proceso de reparación
integral y empoderamiento de las víctimas para asumir con autonomía y
sostenibilidad el goce efectivo de derechos de manera integral.
(Educación, alimentación, alojamiento, salud, agua potable y saneamiento
básico, deporte y recreación, generación de ingresos, entre otros).

La mayor escolaridad femenina, se debe a la creciente participación


laboral de la mujer, la migración del campo a la ciudad y la promoción de
los métodos de planificación familiar. Aunque ella puede estar también
determinada por la recepción de población desplazada, que trae consigo a
menores de 10 años como parte de su grupo familiar.

Considerando el crecimiento de la zona étnica, la insuficiente oferta


educativa de calidad en esta zona y las dificultades que presenta se
evidencia la necesidad de establecer estrategias para un servicio óptimo
de calidad ya que con el nombramiento de los docentes en los 17 centros
etnoeducativos, que era una necesidad indispensable en esta zona, pero a
pesar de estos nombramientos quedan algunas debilidades con el fin de
disminuir los niveles de desatención y una buena educación de calidad.

Se han definido políticas, estrategias y prioridades para dar atención


integral a la población étnica, contemplando acciones que van desde la
garantía al derecho a la educación (cobertura, accesibilidad) hasta el
mejoramiento de la calidad de los servicios educativos (directivos
docentes, como coordinadores, sabedores para una educación propia,
administrativos, kit escolares y una dotación para la parte administrativa
como papelería, tinta para impresora, etc., entre otros).

Una vez efectuados los nombramientos en la planta viabilizada y


normalizada la atención del servicio, se ha evidenciado una insuficiencia
que se incluye en este estudio con el nivel de detalle requerido y que se
hace necesario proveer con el objeto de garantizar la continuidad de la
atención del servicio educativo integralmente para los Establecimientos
Educativos, que fueron objeto de Sustitución de matrícula, a través de la
contratación de una canasta parcial, debidamente sustentada en el
estudio de insuficiencia y en las necesidades identificadas para cada uno
de ellos.

Por lo anterior, se hace necesario cumplir con el objetivo primordial de


garantizar la atención educativa integral de los menores en los
establecimientos educativos rurales indígenas, el normal y óptimo
desarrollo de los procesos administrativos, así como el cuidado y
mantenimiento de la infraestructura de las sedes educativas, iniciar con el
proceso de modalidad de contratación en los términos del decreto 2500
de 2010 con los cabildos, autoridades tradicionales indígenas, asociación
de autoridades tradicionales indígenas y organizaciones indígenas la
vinculación de un equipo técnico de apoyo y acompañamiento financiado
con cargo al convenio según lo descrito en el artículo 4 de la norma
citada.

Que en cumplimiento a lo establecido en el artículo 8 del decreto 2500 de


2010, la Secretaría de Educación del Distrito de Riohacha, administrada
por la Asunción Temporal del Sector Educativo en el Departamento de La
Guajira a través de la Gerencia Educativa para Riohacha presenta en la
actual vigencia el Plan de insuficiencia requerido como parte del ajuste
estructural que adelanta dicha Administración Temporal, para de esta
manera prestar un servicio educativo de calidad y con entera eficiencia.

Los planteles etnoeducativos y educativos rurales presentan diferentes


necesidades físicas y de infraestructura; al igual que existen otras no
menos importantes como la falta de valores, malas relaciones
interpersonales, comportamientos inadecuados, mala presentación
personal, bajo rendimiento académico, agresividad con sus compañeros,
mal vocabulario. Falta de compañerismo, mal hábito de escucha.
Desinterés de los padres hacia los hijos, poca convivencia, la falta de
comunicación asertiva como la base primordial en un núcleo familiar en
donde se enseñan valores que deben practicarse en su vida cotidiana y
porque es de ahí donde comienza la primera educación. Todas las
situaciones de la vida cotidiana son una oportunidad para formar en
ciudadanía.

Las acciones realizadas dentro de la escuela permiten impactar el entorno


social, es decir, los estudiantes deben participar en la construcción de
soluciones a las problemáticas de su entorno y a su vez, entender estas
problemáticas para integrarlas en las reflexiones que se propicien al
interior de la escuela... Por eso, la educación integral no solo pasa en la
escuela rural sino también en el territorio al que pertenece. Las dinámicas
escolares de convivencia pueden replicarse y proyectarse en la
comunidad, y ésta, a su vez, define las características del ciudadano que
queremos formar en la escuela

La territorialidad está concebida por la apropiación y el reconocimiento


colectivo de un conjunto de aspectos tales como el espacio físico y
geográfico que el grupo poblacional habita; la identidad cultural, el uso y
la sostenibilidad de los recursos naturales entre otros.

La ley 715 de 2001 promueve la descentralización y la autonomía de las


entidades territoriales certificadas para realizar la planificación e
implementación de las políticas públicas contextualizadas a sus
particularidades, dinámicas y necesidades propias de los distintos
territorios, identificando para esto las capacidades sociales, económicas y
políticas, con el propósito de lograr metas e impactos esperados con la
implementación de intervenciones pertinentes. Además, con el objetivo de
que estas intervenciones respondan a las expectativas y necesidades de
los territorios.

Por lo tanto, se hace fundamental atender los asuntos territoriales


(histórico, cultural, social, político) para lograr un reconocimiento
contextual y de esta forma la generación acertada de políticas públicas,
junto al diseño e implementación de acciones nacionales, regionales y
locales que estén orientadas a la atención diferencial y particular a partir
de los requerimientos y necesidades de cada región o localidad.

En Colombia, en el caso particular de las comunidades indígenas, conciben


su territorio como el espacio en el que se hace posible desarrollar el plan
de vida de cada una de las ellas. Su territorialidad está orientada por su
cosmovisión y su identidad, así como por las autoridades tradicionales,
con el propósito de fortalecer tanto los procesos culturales como la
autonomía comunitaria (cric, 2011).

Por su parte, las comunidades afrodescendientes, mediante la


implementación de la cátedra de estudios afrocolombianos, pretenden
hacer la reivindicación de su territorialidad mediante la visibilización de los
procesos históricos en el país, la erradicación de todas las formas de
discriminación y racismo; así lograr la construcción de relaciones
interculturales y una sociedad más democrática (MEN, 2010). Plantea
Aramburu (2017):

“... Las escuelas no solo tienen retos académicos, sino también,


compromisos éticos con la configuración de escenarios para la formación
de ciudadanos reflexivos sobre su realidad, críticos con sus contextos y
propositivos frente a la transformación y el desarrollo local. Esta
afirmación busca que las escuelas encuentren espacios curriculares
situados, en los que los saberes apropiados por los y las estudiantes se
aproximen a soluciones para las necesidades del entorno y permitan darle
sentido práctico a ciertos conocimientos. Adicionalmente, entiende que el
desarrollo integral de los y las estudiantes comprende la promoción de
competencias como el liderazgo, la ciudadanía activa, la capacidad de
agencia y el trabajo colaborativo...”.

EL CONTEXTO DE LO RURAL. CONCEPTOS Y APROXIMACIONES:

Acercarse a la definición de zona rural es entender su complejidad desde


cada uno de sus tres elementos fundamentales: i) La diversidad de la
comunidad campesina (indígenas, mestizos, pequeños productores,
afrocolombianos, palenqueros, raizales y rom), ii) sus necesidades como
comunidades diversas y iii) los contextos en que se expresan. Por ello, sin
duda, enriquecen ampliamente cualquier aproximación conceptual.

Edelmira Pérez en su texto Repensando el desarrollo rural, define el medio


rural como “un conjunto de regiones o zonas (territorio) cuya población
desarrolla diversas actividades o se desempeña en distintos sectores,
como la agricultura, la artesanía, las industrias pequeñas y medianas, el
comercio, los servicios, la ganadería, la pesca, la minería, la extracción de
recursos naturales y el turismo, entre otros. En dichas regiones o zonas
hay asentamientos que se relacionan entre sí y con el exterior, y en los
cuales interactúan una serie de instituciones, públicas y privadas” 2.

Sigue la autora insistiendo que el medio rural es una entidad


socioeconómica en un espacio geográfico con cuatro componentes
básicos:

• “...Un territorio que funciona como fuente de recursos naturales y


materias primas receptor de residuos y soporte de actividades
económicas.

• Una población que, con base en un cierto modelo cultural, practica


actividades muy diversas de producción, consumo y relación social,
formando un entramado socioeconómico complejo.

• Un conjunto de asentamientos que se relacionan entre sí y con el


exterior mediante el intercambio de personas, mercancías e información, a
través de canales de relación.

• Un conjunto de instituciones públicas y privadas que vertebran y


articulan el funcionamiento del sistema, operando dentro de un marco
jurídico determinado...” (Ramos y Romero, 1993: 17).

De estas definiciones surgen varios elementos importantes:

• El concepto de desarrollo, aunque sigue marcado por su equivalencia


con la acumulación, la industrialización y el consumo, ha estado
cuestionado por el reto de la equidad. El desarrollo rural, en particular,
debe buscar la equidad territorial, de género y social, en el acceso a
bienes, servicios y demás beneficios del desarrollo.

La equidad es una meta que en los albores del siglo XXI está aún muy
distante, ya que los procesos de concentración de la riqueza y de los
medios de producción siguen siendo factores que prevalecen. Por ello, en
la raíz de lo que se puede considerar como desarrollo, está la comprensión
de lo que es la pobreza como su antítesis. Dicho de otra manera, la
persistencia de la pobreza “...es un desafío al modelo general de
desarrollo y el mayor condicionante a la construcción de una sociedad
rural estable...” (Echeverri y Ribero, 1998: 20).

2
Edelmira Pérez. Repensando el desarrollo rural. Pág. 17 y 23
• La medición y valoración que se haga de lo que es la pobreza exige salir
de los esquemas estrechos de la producción, el empleo y el ingreso, como
indicadores que se comparan con estándares provenientes de otras
latitudes, otros procesos históricos y culturales, y otra posición en la
correlación de fuerzas económicas y políticas en el mundo. Se hace
necesario, entonces, asumir pobreza y desarrollo como conceptos
relativos, puesto que “...sólo una visión de complementariedad entre la
inversión social y el desarrollo productivo podrá redundar en la reducción
de los niveles de pobreza y el logro de la justicia social...” (Echeverri y
Ribero, 1998: 20).

Puede hablarse en términos generales de tres grandes cambios en el


medio rural:

a) Demográficos: como resultado del éxodo masivo en los años sesenta y


setenta, tanto en Europa como en América, y el fenómeno de la “contra-
urbanización” en algunos países europeos en los años setenta.

b) Económicos: que se originan por el declive de la agricultura y, en


algunos países, por la nueva visión que el mundo urbano tiene del medio
rural, que ha dado lugar a una mayor diversificación.

c) Institucionales: debido a la descentralización política que pretende dar


mayor poder a lo local y lo regional, obviamente con desarrollos
desiguales en los distintos países y continentes, y a la supra-
nacionalización de la política agraria, de manera especial en la Unión
Europea (Ceña, 1993: 30).

Como principales causas de estos cambios se pueden señalar, entre otras,


el declive de la agricultura y la intensa urbanización.

… Algunas manifestaciones de la problemática de la zona rural


son:

• Crisis de la producción y orientación: hoy en día el agricultor se debate


entre la necesidad de asegurar la manutención de su familia, la
competitividad comercial y la diversidad de orientaciones que recibe, lo
cual aumenta sus dificultades para la toma de decisiones tanto de tipo
productivo como de articulación al mercado.
• Crisis de población y poblamiento: la población está desmotivada y en la
mayoría de las zonas envejecida, aún en los países subdesarrollados. La
decadencia de lo rural frente a lo urbano ha propiciado un desprestigio
social de las actividades agrícolas, que ocasiona su abandono y dificulta la
incorporación y retención de los jóvenes en el campo.

• Crisis de las formas de gestión tradicionales: el agricultor, habituado a


tomar por sí mismo las decisiones sobre qué, cómo y cuánto producir con
el simple recurso de la intuición y la imitación, depende ahora más que
nunca de las políticas nacionales e internacionales, de las señales del
mercado y de la competitividad empresarial.

• Crisis en el manejo de los recursos ambientales: la deforestación


sufrida, la contaminación del suelo, la erosión, el despilfarro y
sobreexplotación del agua, la penetración urbana (población e industrias),
son problemas cuyo tratamiento y solución sólo se pueden abordar
teniendo en cuenta la presencia del agricultor en el medio rural.

• Crisis de las formas tradicionales de articulación social: el papel jugado


por muchas instituciones del mundo rural ha entrado en crisis o ha
cambiado en forma significativa, y la búsqueda de las nuevas funciones
genera conflictos de competencia y vacíos de poder (Ramos y Romero,
1993: 18-19).

Así, todo el modelo de sociedad rural está en crisis, pues aún no


comprende su papel actual y sus nuevas funciones, y así no sólo pierde su
identidad sino también su población, sus modelos de organización y
muchas de sus actividades.

En la actualidad, los problemas que afectan a los habitantes urbanos, los


problemas del territorio y las zonas rurales, son objeto de atención
general y llevan a buscar unas nuevas funciones a los espacios
rurales que se constituyan en una vía posible a su reequilibrio y
desarrollo. Destacamos las siguientes:

• Equilibrio territorial, para contrarrestar los efectos del despoblamiento,


que han sido inducidos por las políticas orientadas a la concentración
urbana y por fenómenos como la violencia en varios países.

• Equilibrio ecológico, en cuanto conservador de ecosistemas y a la


producción de paisaje de calidad, abierto y natural.
• Producción de agua limpia y conservación de sus fuentes.

• Espacio para actividades de esparcimiento y recreo al aire libre que,


cada vez más, están ampliamente demandadas por los habitantes
urbanos.

• Usos agrarios no alimentarios como, por ejemplo, la producción de fibras


textiles, la obtención de productos energéticos y de recursos minerales en
general.

• Sumidero de contaminantes del aire, del agua y del suelo.

Las nuevas demandas sociales ponen en manos de los habitantes de las


zonas rurales la posibilidad de conducir su futuro por una senda inédita
pero posible. Mientras estas funciones constituyen la oportunidad para
superar la crisis y encontrar una nueva posición en la distribución de roles
en la sociedad, el reto estriba en superar el rechazo de una gran parte de
la población rural a abandonar y modificar sus actividades históricas.

Paralelamente, la población urbana debe entender que ha de modificar sus


pautas de consumo aceptando pagar adecuadamente ciertos servicios que
le presta el mundo rural, y que hasta ahora se habían considerado “bienes
libres”.

Para plantear el nuevo modelo de relaciones entre el mundo rural y el


mundo urbano, es necesario redefinir los papeles de cada uno de estos
ámbitos llegando a formular un nuevo “contrato social” entre ellos, según
plantea el grupo de Seillac. Mediante este contrato, la sociedad moderna
debe reconocer y asumir la necesaria interdependencia de las áreas
rurales y urbanas; definir explícitamente el decisivo papel del mundo rural
y dotarlo de instrumentos adecuados de desarrollo (Ramos y Romero,
1993: 21).

Lo rural trasciende lo agropecuario, y mantiene nexos fuertes de


intercambio con lo urbano, en la provisión no sólo de alimentos
sino también de gran cantidad de bienes y servicios, entre los que
vale la pena destacar la oferta y cuidado de recursos naturales, los
espacios para el descanso, y los aportes al mantenimiento y desarrollo de
la cultura.
La concepción de progreso económico, la transformación estructural va de
lo rural hacia lo urbano, de lo agrícola a lo industrial, y por ende de lo
atrasado a lo moderno.

Pero esta vieja visión de lo rural ya no puede sostenerse más. No se trata


de atenuar la supuesta línea divisoria entre lo rural y lo urbano, ni de su
equivalencia a lo atrasado y lo moderno. Es necesario visualizar un
esquema de desarrollo y de cambio de la sociedad en un sentido diferente
(Bejarano, 1998: 10).

Es más pertinente tratar de ver la estrecha interdependencia del mundo


rural con el resto de la economía y con el medio urbano en particular. Las
relaciones económicas se establecen a través de flujos comerciales de
bienes agrarios y manufacturados, flujos financieros y de recursos
naturales y humanos.

… Es necesario romper el estrecho paradigma económico en el que se ha


situado al papel del sector rural, y trasladarlo al contexto de la política y
las instituciones. Se reconoce también en varios países que el manejo de
la vieja concepción de lo rural como lo atrasado y el énfasis puesto en los
procesos de industrialización, han generado en estos países crisis de
magnitudes impredecibles, con el aumento de la pobreza, el desempleo, la
generación o agudización de conflictos por la tierra, y procesos de luchas
internas con características de guerra como es el caso actual en Colombia.

… Por todo ello, es evidente que la agricultura del futuro se verá obligada
a enfrentarse con la tarea de satisfacer nuevas funciones en la sociedad y
en la economía. Los conceptos agrarios existentes ya no bastan para
hacer frente a las demandas de hoy día. La sociedad post-industrial se ve
en la necesidad de lograr un equilibrio entre su capacidad de producción y
las posibilidades de los mercados, asignando al mundo rural nuevas
funciones y tareas.

Vale la pena destacar la pérdida relativa de la significación


económica y social de los sectores primario y secundario, y la
evidente tercerización de lo rural.

Es claro entonces que lo rural ya no es equivalente a lo agrícola, y al


mismo tiempo que la llamada tercera revolución agrícola implica que lo
agrícola no sea exclusivamente la producción primaria. Todo esto conduce
a la desagrarización de la actividad productiva.
La agricultura comprenderá una amplia serie de usos de la tierra, que va
desde producciones agrícolas de uso no alimentario hasta el
mantenimiento del medio ambiente. Por otro lado se acentúa la
especialización territorial en función de la existencia de ventajas
competitivas, y se acrecienta la dependencia de la actividad agrícola de
las empresas industriales y de distribución.

Otro factor importante es que las comunidades rurales, como se entendían


antes, están siendo socavadas y debilitadas en sus solidaridades
colectivas. Todo ello debido a factores de desintegración territorial y de
desintegración social. Fenómenos como los desplazamientos forzosos por
problemas de violencia o fenómenos naturales, en varios países
latinoamericanos, son sólo una muestra de esto.

Aunque en muchas regiones persisten los conflictos por la falta de equidad


en la distribución y acceso a la tierra, también es claro que el nuevo
modelo va imponiendo formas diferentes de acceso, dándole un mayor
papel al capital en el crecimiento agrícola.

Seguramente se presentará, como de hecho ya está ocurriendo, un


cambio importante en las demandas colectivas de lo rural, que van más
allá de la sola tensión por la propiedad raíz. Por ejemplo, la población
reclama ahora servicios básicos y mecanismos de participación.

La revalorización de lo rural

La revalorización de lo rural parte del supuesto de que no sólo existe, sino


de que es de suma importancia para la sociedad y la economía en su
conjunto. La revalorización más importante sería, entonces, la cultural: la
visión de lo rural como una nueva, aceptable y mejor alternativa de vida.
Es así como se están mirando las cosas en los países industrializados de
Europa y en los Estados Unidos.

Algunos países latinoamericanos empiezan a abordar de ese modo la


revalorización de lo rural, pero subsisten problemas estructurales y
coyunturales que falsean esta interpretación, dándosele una visión más
romántica y bucólica.

En muchos países de diversas culturas se está mirando lo rural como una


nueva alternativa de vida. Los desarrollos en los diferentes países son
desiguales, pero ya hay abundante literatura sobre este asunto. En buena
medida hay una tendencia en Europa a ruralizar las comunidades urbanas
y el empleo. En algunas sociedades latinoamericanas también se
presentan procesos de ruralización, pero por razones distintas y con
manifestaciones diferentes también. Buena parte de la población urbana
de nuestras grandes ciudades deriva sus ingresos de actividades
relacionadas con el sector rural, y su modo de vida sigue manteniendo los
esquemas rurales y gran parte de sus valores también.

Entre las justificaciones económicas vale la pena destacar la contribución


no sólo de las actividades agrícolas, sino de las rurales en su conjunto, al
crecimiento global. En este punto es de gran trascendencia la producción
de servicios ambientales.

Es también muy importante la contribución de lo rural al desarrollo


sostenible, al empleo, a la reducción de la pobreza, y por tanto al
crecimiento económico. No puede seguirse sosteniendo entonces que
lo rural y lo agrícola son una carga para el desarrollo económico.
Así lo suponían las teorías residuales de la economía agrícola, y sobre todo
los modelos duales. Más bien, es necesaria su consideración como factores
dinámicos del crecimiento global.

Pero hace falta también una revalorización sociopolítica de lo rural. Hay


que partir de la transformación de las viejas estructuras de poder local y
formas de dominación como efecto parcial de las reformas
constitucionales y de los procesos de descentralización desarrollados como
parte del modelo global. Otro aspecto es el cambio de la dicotomía
rural–urbana por la dicotomía local–global. Parece ser que éste es el
enfoque predominante, aunque aún persisten dificultades de articulación
entre lo local, lo regional y lo global.

Un tercer elemento es el cambio en las demandas colectivas. Aunque en


los países latinoamericanos y del tercer mundo en general persisten las
demandas por tierra y demás bienes para las unidades productivas, es
cada vez más claro que las demandas colectivas se enfocan hacia la
exigencia de servicios, infraestructura y participación en la sociedad civil,
es decir, reconstrucción de redes locales y propósitos colectivos
relacionados con servicios públicos, lo cual cambia la dinámica de las
sociedades rurales y genera demandas distintas al Estado.
De una manera especial se busca, en Europa principalmente, articular
respuestas locales a los fenómenos de inseguridad e incertidumbre
generados por el derrumbe del estado de bienestar, y buscar el
fortalecimiento de comunidades locales y redes de estructura rural que
permitan asumir el riesgo.

La revalorización de lo rural desde el punto de vista cultural lleva a pensar


en la ruralización en funciones de las condiciones ambientales, la
ruralización de las comunidades urbanas, y la búsqueda de formas de vida
alternativa (Bejarano, 1998: 13).

Lo rural en Colombia

En los umbrales del siglo XXI, Colombia es un país con una población
superior a los 48,65 millones de personas (2016 Banco Mundial),
equivalente al 7,2% del total de habitantes de toda América Latina. Con
una tasa de crecimiento demográfico equivalente al 1,58%, registrada
para la década 1990-2000. Con una densidad de 40,74 habitantes por
km2, el país concentraba hacia el fin de siglo el 69% de su población en
áreas urbanas. Tradicionalmente una sociedad rural en movimiento a las
zonas urbanas era muy notable a mediados del siglo 20, y Colombia es
ahora uno de los países más urbanizados de América Latina. La población
urbana aumentó del 31% del total en 1938 a cerca del 60% en 1973, y
para el 2014 la cifra se situó en 76%

El número de habitantes rurales (definidos en el censo poblacional como


los que no viven en las “cabeceras municipales”) ha tenido un aumento en
términos absolutos, entre 1973 y 1993, al pasar de 9.300.000 a
11.800.000 aproximadamente, aunque su participación porcentual en el
total de la población cayó de 41% al 31%. Si el concepto de rural se
extiende a aquellas localidades con una población menor a 10.000
habitantes en la cabecera municipal, se tiene que la población rural llega
al 42% del total (20´433.000 habitantes rurales), lo que le imprime al
país un carácter más rural de lo que se estima usualmente.

Este cambio estructural en la población colombiana ha estado ligado a


modificaciones en la estructura económica y social, y al imperio de
relaciones de poder que han determinado el curso de la acción del Estado
en lo político, especialmente durante la segunda mitad del siglo anterior.
Desde esta época, en virtud del modelo endógeno de industrialización, se
van forjando las condiciones económicas y sociales que van a diferenciar
marcadamente los espacios urbanos y rurales, y que de algún modo van a
motivar los múltiples conflictos que se ciernen hoy sobre el país.

El sector rural ingresa a la modernización en los años cincuenta, basado


en una estructura bimodal soportada por un lado sobre un modelo
empresarial altamente protegido, originado en el latifundio y especializado
en la oferta de materias primas agroindustriales, en su mayoría de
carácter transitorio; y por otro en la permanencia de un alto número de
unidades familiares campesinas, ubicadas en las zonas de ladera y
dedicadas al suministro de bienes-salario para los sectores urbanos.

Este tipo de desarrollo agropecuario, exitoso en lo económico dentro del


modelo proteccionista vigente hasta la década del noventa, fue causa de
las asimetrías sociales incubadas en el área rural y del rechazo tecnológico
dominante en la esfera productiva. La política de protección del Estado dio
origen a un modelo altamente inestable, inequitativo en la asignación de
los recursos estatales, y poco competitivo en el mercado internacional.
Fuera del café, sólo las flores y el banano lograron sobrevivir a las
medidas de apertura aplicadas desde 1990. Además, el modelo
proteccionista generó ampliación de la frontera agrícola y migraciones del
campo a la ciudad.

Las economías campesinas, por su parte, aumentaron su participación en


la oferta alimentaria, ingresaron en los circuitos económicos
agroindustriales, y adaptaron sus estructuras productivas y técnicas a los
requerimientos de los mercados agropecuarios. Las políticas del Estado
para este sector se apoyaron básicamente en las estrategias de Desarrollo
Rural Integrado (DRI) y en los recursos de la banca multilateral. Frente al
ajuste estructural, las economías de los campesinos ampliaron su
participación dentro de los productos no exportables y buscaron adaptarse
a las medidas de reconvención productiva, pero el avance de los
indicadores sociales fue lento.

Frente a los nuevos desafíos que impone el proceso de globalización, el


sector rural acusa serias restricciones para acceder a las corrientes de
transformación: la persistencia de una estructura pétrea de la propiedad
que genera subutilización de los factores productivos y falta de equidad
social, el rezago tecnológico, la deficiente infraestructura, y el carácter
insostenible de la producción agropecuaria, que impiden la vinculación a
los mercados internacionales. La pobreza que afecta a más de la mitad de
la población rural, y la crudeza del conflicto armado, son factores que
deben ser asumidos de manera contundente para ingresar al nuevo
milenio con otra perspectiva.

En el 2014, la Misión para la Transformación del Campo del Departamento


Nacional de Planeación propuso una redefinición de la categoría de
ruralidad debido a que la clásica diferenciación entre urbano - rural no
representaba la diversidad de la realidad de Colombia. Así, de esta
dicotomía se pasó a cuatro categorías descriptivas: ciudades y
aglomeraciones, intermedio, rural, y rural disperso3.

En la distribución de municipios según estas categorías, Colombia


presenta un cuadro en el que al año 2014, de los 1.122 municipios del
país, 1.005 estaban ubicados en las categorías de intermedio, rural y rural
disperso, y, de estos, 691 municipios (61%) pertenecían a las categorías
rural y rural disperso.

Para mayor comprensión de las nuevas ruralidades mencionadas


anteriormente, es necesario tener en cuenta los enfoques poblacional,
territorial y de equidad de género, así como la educación inclusiva.

El enfoque poblacional, permite reconocer las distintas poblaciones que


habitan el medio rural en su diversidad étnica y cultural (indígenas,
mestizos, pequeños productores, afrocolombianos, palenqueros, raizales y
rom).

El segundo, reconoce que estas poblaciones viven en territorios, que no


se entienden únicamente como espacios geográficos, sino en su relación
con los mismos y con todos los pobladores que los habitan, con la
intención de apropiarlos para potenciar a los sujetos que allí viven.

El tercero, hace referencia a la necesidad que tiene la escuela rural de


concretar acciones para el logro de la equidad de género, lo cual implica
ofrecer las mismas oportunidades para que cada niña y niño potencie sus
desarrollos y ejerza integralmente sus derechos.

3
Definición de Categorías de Ruralidad. (2015). Dirección de Desarrollo Rural Sostenible – DDRS Equipo de la Misión para la
Transformación del Campo
Las reformas macroeconómicas de los últimos años se han venido
aplicando con un balance muy preocupante en lo social. La
reactivación del sector agropecuario permanece aplazada, y los impactos
sobre el bienestar apenas son registrados por los indicadores sociales. Lo
cierto es que la crisis afecta de manera profunda a la sociedad colombiana
en su conjunto. El aumento del desempleo urbano, el estancamiento de la
economía en los últimos años, la crisis del sistema financiero, y la lenta
recuperación de las exportaciones, son síntomas del carácter incompleto
que tuvieron muchas de las reformas impulsadas, y del fuerte acento
puesto en las variables monetarias y cambiarias.

Precisamente, el desconocimiento y omisión de los componentes


institucionales y del nuevo rol asignado en el nuevo modelo, relegaron a
un segundo plano la tarea de construir un marco institucional que
estuviese de acuerdo con los objetivos de liberación de mercados, la
articulación al nuevo orden internacional de la globalización y la
participación de la sociedad civil en la toma de decisiones. La necesidad de
construir un capital institucional surge entonces como un imperativo para
estos tiempos de crisis, donde es preciso incorporar de manera creativa al
país en el concierto internacional.

La complejidad del desarrollo del país, determinado por la dimensión y


naturaleza del conflicto armado, la escasa participación democrática, la
incidencia de fenómenos como el narcotráfico, y el aplazamiento de
reformas estructurales en el sector rural, demanda un mayor esfuerzo de
comprensión y análisis, y sobre todo un proceso intenso de diseño y
concentración institucional que no sea excluyente ni accesorio (Pérez et al,
2000: 25).

La ruralidad en La Guajira

El Departamento de La Guajira se encuentra ubicado en la parte


septentrional de Colombia y Suramérica. Tiene una extensión de 20.848
Km2 que representa el 15,25% de la región Caribe Colombiana, y el 1,7%
de participación territorial en la superficie total del país. Limita al norte
con el Mar Caribe, República Dominicana y Haití; al oriente con la
República de Venezuela; al Occidente con los departamentos del Cesar y
Magdalena y al sur con la República de Venezuela y el Departamento del
Cesar. Del territorio Guajiro forma parte la Sierra Nevada de Santa Marta
que origina una vertiente propia (el Golfo de Venezuela) y determina la
sectorización natural y cultural de la península.

De otro lado, está conformado por 15 municipios, 126 corregimientos, 49


inspecciones de policía, 21 resguardos indígenas, y 10 caseríos, contando
en 2018 con una población total según datos proyección censo DANE, de
818.695 habitantes. La mayor población se concentra en los municipios de
Riohacha, Maicao y Uribia. El Censo Poblacional 2005 realizado por el
DANE determinó que el 51,9 % de habitantes viven en las cabeceras
municipales y el 48,1% en el área rural. La tasa de fecundidad del 2,3% y
el promedio de hijos por mujer es de 3,54%. En consistencia con las
proyecciones realizadas por el DANE, al iniciar el período administrativo
2012-2015, La Guajira estará ocupada por 874.520 habitantes y al
finalizar tendrá 957.814, constituyéndose en el 1.5% del total nacional y
el 7% del total de la Región Caribe. El 45.50% de su población se
encontrará en las cabeceras municipales y el 54.50% en el área rural.

Teniendo en cuenta las proyecciones del Departamento Administrativo


Nacional de Estadística (DANE) con base en el Censo 2005, La Guajira en
el año 2015 tenía una población de 957.797 habitantes; de los cuales el
54,6% (522.957) se ubican en las cabeceras municipales y el 45,4%
(434.840) en el resto del territorio. Siendo el 51,2% (490.392) hombres y
el 48,8% (467.405) mujeres. El 81,7% de la población está concentrada
en los municipios de Riohacha con el 36,3% (347.680 habitantes),
seguido por Uribia con el 17,8%(170.488), Maicao con el 17,2% (164741)
y Manaure con el 10,4% (99.611) del total de la población del
departamento. Al analizar la estructura de la población por rango de
edades, la distribución porcentual de La Guajira es la siguiente: al grupo
de 0-4 años corresponde el 10.2%( 97.695 personas); al de 5-9 años el
10.0%(95.780); al de 10-14 el 9.8%( 93.864); al de 15-19 el 9.6%(
91.948); al de 20-24 el 9.5%(90.991); al de 25-44 el 29.4%( 281.592);
al de 45-59 el 13.2%(126.429); al de 60-79 el 7.1%( 68.004); y de 80
años y más corresponde el 1.2%( 11.494) del total de la población

Actualmente el municipio con mayor población rural es Uribia, con el


93.35%, seguido de Dibulla (85.39%); en contraste, el de menor
población rural es Riohacha (17.45), seguido de El Molino (24.60%). La
Guajira es el departamento colombiano que aloja la mayor cantidad de
indígenas (20,2%) del país. Si se mantienen las tendencias intercensales,
el 46% de la población será de origen indígena, 8.2% afrocolombianos y
la población sin pertenencia étnica representará el orden del 44.8%. Esto
significa que la población indígena (conformada por miembros de los
pueblos Wayuu, Ijka, Wiwa y Kággaba) se consolidará como mayoría en el
Departamento, todas con una fuerte tradición cultural y una visión propia
del bienestar.

Este cambio demográfico obliga a rectificar la fallida “imposición


civilizatoria” a los indígenas. Por el contrario, nos obliga a pensar un
proyecto societario intercultural puesto que los problemas de pobreza,
violencia y malnutrición afectan a todos los grupos sociales, por lo tanto,
el desarrollo no se limita a la perspectiva puramente económica o
material, esto obliga a reconocer que los grupos étnicos tienen un
potencial institucional enorme que aportar.

Comunidades indígenas etnias: Arhuaco, Kogui, Wiwa. el Resguardo


Kogui-Arsario con 364.840 hectáreas, aprobada por el INCORA mediante
Resolución 0109 del 8 de octubre de 1980, comprendido en los
departamentos del Magdalena y La Guajira, limitando con el Resguardo
Arhuaco. En el mes de julio del año 1994 se amplió esta zona en 19.200
hectáreas, y con ello se devolvió a la población aborigen su acceso al mar.

Comunidades de la Etnia Wayuu.- El pueblo Wayuu habita la árida


península de la Guajira al norte de Colombia y noroeste de Venezuela,
sobre el mar Caribe. Es una región con un clima cálido, seco e inhóspito,
bañada por los ríos Ranchería (Colombia) y El Limón (Venezuela).
Presenta unas estaciones climáticas marcadas por una primera temporada
de lluvias, denominada Juyapu, que se desarrolla durante los meses de
septiembre a diciembre, seguida de una época de sequía, conocida como
Jemial, que va desde diciembre hasta abril. Posteriormente, viene la
segunda temporada de lluvias, llamada Iwa, para rematar con una larga
temporada de sequía que va desde mayo a septiembre. Según los censos
proyectados a 2012, la población indígena está constituida por 249.841
personas que representan el 28.6% de la población del Departamento.
Ocupan un área de 1.080.336 hectáreas localizadas en 27 resguardos
constituidos hasta la fecha.
Lo rural en Riohacha

La distribución de la población por área y sexo en el Distrito, muestra un


comportamiento muy similar en las últimas décadas: concentración de
habitantes en cabecera (84%) y baja población en el área denominada
resto (16%). Esta situación refleja entre otras cosas, el efecto de la
migración de la población rural en los últimos años.

El territorio del Distrito de Riohacha lo componen 3,171 km2 de los cuales


solo el 1,02% es área urbana, de este perímetro urbano, el 17,1% es
suelo urbano no desarrollado; mientras que el 0,1% de todo el territorio
es destinado a la expansión urbana durante la vigencia del POT 2001-
2009. El restante del territorio (98,98%) lo componen los resguardos
indígenas y zona rural en general.

Por el lado poblacional tenemos según DANE, para el 2015 una población
estimada de 259.492 personas, esta representa el 27.1% del total de la
población en el departamento de La Guajira. La densidad de la población
en el Distrito, es de 81.83 hab/km2, la distribución geográfica muestra
que el 85% se concentra en la cabecera, es decir, que la mayoría de
personas viven en el 1,02% del territorio.

Para el año 2013 Riohacha contaba con 8 de los 26 resguardos indígenas


del Departamento, los cuales se mantienen en la actualidad, de estos 7
pertenecen a la Etnia Wayuu y 1 a etnias de la Sierra Nevada de Santa
Marta. En conjunto representan cerca del 43,4% de la extensión territorial
de Riohacha y cerca del 44% del área rural. De acuerdo a Corpoguajira, el
resguardo más extenso es el de Alta y Media Guajira, le sigue Soldado
Párate Bien, Kogui Malayo Arhuaco, Las Delicias, Perratpu y Monte
Harmón. Sobre los resguardos Mañature y Una Puchón, Corpoguajira no
presenta información de su extensión territorial.

Así mismo, existen 28 Consejos Comunitarios de comunidades


afrodescendientes en el Distrito de Riohacha, los cuales se encuentran en
proceso para lograr territorios colectivos.

Riohacha, actualmente una ciudad embrionaria, con bono demográfico


para el 2022. Para el 2015, las cifras estimadas muestran que el 63% de
la población es Joven (menor a 30 años).
La división político administrativa rural del Distrito la conforman 14
corregimientos, dentro los cuales existen caseríos importantes y que para
el 2015, se adelantaron trámites para una segregación a corregimiento,
como es el caso de Puente Bomba (Tigreras), El Abra (Arroyo arena), Los
Moreneros (Juan y Medio), Comejenes (Choles).

Municipio de Riohacha: división en corregimientos y centros poblados de


c/u.

CORREGIMIENTO LÍMITES CENTROS POBLADOS


CAMARONES Norte: Mar Caribe Camarones, Boca de
Sur: Corregimiento de Tigreras Camarones, Perico, El
Oriente: perímetro urbano de Horno, La Talanguera, La
Riohacha Isla, Ahumao, La Gloria, 4
Occidente: Municipio de Dibulla Bocas, Las Delicias,
Fuego Verde, Los Llanos,
La trinidad, Joaquina, La
Cachaca I y La Cachaca
II, La Tolda, Laguna
Grande, La Plazoleta, La
Guasima, El Colorado.
BARBACOAS Norte: Corregimiento de Arroyo Barbacoas, El Mundo, San
Arenas Martín, El Bajero,
Sur: Corregimiento de Galán Soledad, La Agua
Oriente: Corregimientos de
Cerrillo y Cotoprix
Occidente: Corregimiento de
matitas
CORREGIMIENTO LÍMITES CENTROS POBLADOS
MATITAS Norte: Corregimiento de Matitas, Giracal, La Mora,
Camarones Los Caminos, Perevere,
Sur: Corregimientos de Piyaya
Tomarrazón y Juan y Medio
Oriente: Corregimientos de
Barbacoas, Arroyo Arena y Galán
Occidente: Corregimiento de
Choles y Tigreras
TOMARRAZÓN Norte: Corregimiento de Galán Tomarrazón, La Gloria,
Sur: Municipios de Barrancas y Marimonda, Las
Distracción Confecciones, Los Gorros,
Oriente: Corregimiento de El Hoyo, San Esteban,
Cotoprix Cascajalito, Los
Occidente: Corregimientos de Paraguitos, García,
Juan y Medio y Matitas Cacagual
MONGUI Norte: Municipio de Manaure y río Monguí, Cucurumana,
Ranchería en medio Aujero, Aritaure, El
Sur: Corregimiento de Cotoprix Patrón, Buenos Aires,
Oriente: Corregimiento de Villa Aritama
Martín
Occidente: Corregimiento de
Cerrillo
COTOPRIX Norte: Corregimientos de Monguí Cotoprix, Cueva Honda,
y Cerrillo El Piñón, El Carbonal, La
Sur: Municipios de Hato Nuevo y Sabana del Potrero,
Barrancas Guamachito, El Suan y
Oriente: Corregimiento de Villa Rollo Azul
Martín
Occidente: Corregimientos de
Galán y Tomarrazón
GALÁN Norte: Corregimiento de Galán, Palmar de Marín,
Barbacoas Las delicias, Villa Rosa, El
Sur: Corregimiento de Tablazo, la Sabana, El
Tomarrazón Portón, Yusurú, Los Altos
Oriente: Corregimiento de de Mandinga
Cotoprix
Occidente: Corregimientos de
Matitas y Tomarrazón
VILLA MARTÍN Norte: Municipio de Manaure y río Villa Martín, La Arena, El
(MACHOBAYO) Ranchería en medio Socorro, El Peñón, El
Sur: Municipios de Hatonuevo y Arahuaco, Mañature, El
Maicao Oso, El Arroyo, Laguna
Oriente: Municipio de Maicao y río Salá, San Vicente, El
Ranchería en medio Paraíso
Occidente: Corregimientos de
Cotoprix y Monguí
JUAN Y MEDIO Norte: Corregimiento de matitas Juan y Medio, Los
Sur: Municipio de Distracción y Moreneros, El Carmen de
Corregimiento de Las Palmas Tapia, San Lázaro, Los
Oriente: Corregimiento de Ñeques, Macho Solo, Las
Tomarrazón Américas, Carrizal,
Occidente: Corregimiento de La Naranjal
CORREGIMIENTO LÍMITES CENTROS POBLADOS
Palma

ARROYO ARENA Norte: Perímetro Urbano de Arroyo Arena, El Abra, El


Riohacha Contento, la Florida, El
Sur: Corregimientos de Barbacoas Brasil, Los Maguelles, El
y cerrillo Guaímaro.
Oriente: Corregimientos de
Cerrillo
Occidente: Corregimiento de
Matitas
CERRILLO Norte: Corregimientos de Arroyo Cerrillo, Las Mercedes,
Arena y Monguí Cerro Peralta, la Buena
Sur: Corregimiento de Cotoprix Fe, la Amarilla, los
Oriente: Corregimiento de Monguí melones, nuestra Vida,
Occidente: Corregimiento de Chivín, Mi Chocita, la
Barbacoas Estrella, la Piedrecita
LAS PALMAS Norte: Corregimiento de Juan y Las Palmas, Las Casitas,
Medio Puerto Colombia, la
Sur: Municipio de san Juan Balsa, El Boquete, La
Oriente: Corregimiento de Juan y Solita, la Guillermina,
Medio Peñacal, Indaleso, El
Occidente: Municipio de Dibulla Limón, Contadero, Paiva
CHOLES Norte: Corregimiento de Matitas Choles, Anaime, Los
Sur: Sierra Nevada de Santa Comejenes, El Muerto
Marta
Oriente: Corregimiento de Matitas
Occidente: Corregimiento de
Tigreras
TIGRERAS Norte: Corregimiento de Tigreras, El Ebanal,
Camarones Pelechúa, Puente Bomba
Sur: Sierra nevada de Santa
Marta
Oriente: Corregimiento de Choles
Occidente: Municipio de Dibulla
FUENTE: CONCEJO MUNICIPAL DE RIOHACHA, Acuerdo Nº. 009 del 7 de junio de 2000.

El largo conflicto armado en nuestro país ha desgarrado el tejido social del


país y el Distrito de Riohacha no ha sido la excepción. Por lo contrario
Riohacha y el Dpto. de La Guajira, como parte del sistema sociopolítico del
país, ha sido impactado por los estragos del conflicto. La preservación y
defensa de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario
configuran eje fundamental para el ejercicio del estado social de derecho.
El RUV identifica que en el Distrito de Riohacha presentaron su declaración
71.588 víctimas lo que representa 29% del total de la población del
Distrito para el 2015. No obstante, distintas fuentes de información
precisan que la población victima que reside en el Distrito es menor al
número de víctimas que presentaron su declaración en el municipio por lo
que se toma como población residente en el Distrito la que proyecta el
Reporte de Caracterización de las Víctimas del Conflicto Armado, para el
Distrito de Riohacha, realizado por la Unidad para la Atención y
Reparación Integral a las Víctimas (UARIV), es decir, con base en 53.693
víctimas se proyectan los planes de prevención, protección, atención,
asistencia y reparación integral.

Vale la pena recordar que Riohacha ha estado marcada en los últimos


años por las tensiones sociales originadas por el desplazamiento de otras
regiones lo cual ha desencadenado, la presencia de grupos armados al
margen de la ley como los paramilitares, BACRIM y delincuencia común
que se hicieron notorios a través de disputas por ejercer control sobre el
territorio.

POBLACIÓN ÉTNICA

La población étnica en el Distrito, se encuentra representada básicamente


por dos grupos étnicos: indígena y la afro descendientes (población negro,
mulato o afrocolombiana), estas dos étnias representan el 30%
aproximadamente, (el 12% y el 17% respectivamente) de la población
estimada en Riohacha (259.459 DANE 2015), lo que quiere decir que
aproximadamente, de cada tres (3) Personas en el Distrito en promedio
una (1) es un indígena o un (1) afro descendientes.

En vivienda, un indicador importante es el Déficit cualitativo de vivienda,


que mide el número de viviendas existente con deficiente infraestructura ,
es decir viviendas no digna, este en la zona rural, presenta una rango de
entre 65,8%-67.7%, la población indígena que habitan en territorios
resguardos (zona rural) representan el 72% del total población rural en el
Distrito. Si, mantenemos la proporción de población indígena en resguardo
dentro del rango de déficit de vivienda rural, encontramos que este
indicador para las comunidades indígenas, que habitan en zona rural (en
territorio resguardado y no resguardados) se encontraría entre un 47%-
49%, es decir de cada 100 casas existentes en comunidades indígenas, 48
(promedio) necesitan mejoramiento para que sean vivienda dignas. En
este mismo nivel, se estima el estado de las viviendas de otras
comunidades étnicas en el Distrito.
En cuanto a pobreza, encontramos el IPM (Índice de pobreza
multidimensional) rural se encuentran entre un 92.5%-95.4%, realizando
el mismo procedimiento que en el déficit de vivienda rural, nos daría que
en las comunidades indígenas (en promedio) la pobreza se encuentran
entre 67%-69%, es decir, de cada 100 personas u hogares indígenas, 68
(promedio) están en situación de pobreza. En este mismo nivel, se estima
el estado de pobreza de otras comunidades étnicas en el Distrito, aun en
aquellas con menor predominancia rural.

La capital guajira tiene el NBI más alto del Caribe colombiano y supera en
21,9% el NBI nacional.

En cuanto a vías, es uno de los grandes obstáculos existentes para


penetrar a las comunidades étnicas del Distrito, en tiempo de lluvias es
imposible llegar a la mayoría de las comunidades en vehículo, algunas
están rodeadas por arroyos, ríos y carecen de puentes, esto también
dificulta acceder oportunamente a servicios de salud, entre otros.

Así mismo, las comunidades étnicas, fácilmente presentan emergencia por


el fenómeno del niño (sequía) o fenómeno de la niña (inundaciones ), son
unos de los primeros y fuertemente impactados, la condición de
vulnerabilidad de las casas, la vías para el abastecimiento, y la poca
adaptación que tienen al cambio climático juegan desfavorablemente para
su bienestar en las zonas rurales principalmente.

En la zona rural del distrito el panorama de prestación de servicios


públicos domiciliarios es altamente deficiente, la cobertura de acueducto,
se mide sobre la disponibilidad de agua en centros poblados o puntos rural
dispersos, más no versus el número de usuario realmente conectados a
una red de suministro, la calidad de agua en deficiente en casi todos los
centro y puntos poblados.

Salud: Otras incidencias que influyen en la morbilidad y mortalidad en el


Distrito están relacionadas con la dificultad de acceso a los servicios
públicos básicos en calidad, señalando que el agua no es apta para el
consumo humano, redes de acueducto y alcantarillados obsoletos e
insuficiente para cubrir a toda la población en zonas urbanas, rurales y
comunidades indígenas, estas con más dificultades por tener un sistema
inadecuado de captación y almacenamiento de agua (jaguey, pozos
subterráneos, micro acueductos, molinos de vientos y otros). Otros
factores de riesgo que desequilibra la salud de la población en el distrito
son; el mal manejo de la formulación y recolección de las basuras con un
estadio final a cielo abierto exponiendo a la comunidad a estar enferma, la
accesibilidad a las comunidades indígenas se dificulta por la no
disponibilidad de vías en buen estado, las que empeoran en época de
invierno imposibilitando el ingreso de cualquier servicio sea de salud u
otro, las costumbres y culturas wayuu se convierten en ocasiones en
barreras u obstáculos para la implementación de medidas terapéuticas
que conlleven al bienestar de la salud de los menores de edad, la extensa
ola de verano como es el fenómeno del niño ha llevado a que hoy no se
cultive alimentos, haya muertes de animales y por ende casos de
morbimortalidad por desnutrición, la tierra árida genera un ambiente
hostil para microorganismo que afectan la piel y el sistema respiratorios
de niños y adultos.

La población que se encuentra en zonas dispersa se hace más vulnerable


por los factores arriba señalados y a estos sumamos que las Instituciones
Prestadora de Servicios de Salud no logran cubrir de manera eficaz y
eficiente las necesidades requeridas por la población.

1. Las deficientes condiciones de servicios públicos (acueducto y


alcantarillado) con que cuenta el Distrito, esto genera de manera directa
unas series de alteración de la salud pública, afectando las condiciones y
calidad de vida de la población, muestra de ello, lo reflejan las múltiples
muertes por desnutrición que se presentan en el distrito.

2. Poca accesibilidad a los servicios de salud por parte de las aseguradoras


y prestadores, existen barreras de acceso como demoras en la prestación
del servicio, pocas actividades extramurales y sumado a esto las
comunidades indígenas se encuentran dispersas y con vías en malas
condiciones lo que genera en muchas oportunidades morbimortalidad
materna e infantil por desnutrición y por enfermedades asociadas a la
desnutrición.

3. La infraestructura de salud tanto administrativa como asistencial se


encuentra ubicada desde la calle primera hasta la calle quince y desde la
circunvalación hasta la avenida los estudiantes (Carrera 15); es decir que
el mayor número de prestadores y aseguradores están concentrados en la
comuna número uno y las zonas más dispersas no cuentan con EPS
cercanas, convirtiéndose en una barrera de acceso a la demanda de
servicios.

4. El distrito de Riohacha presenta una gran debilidad en la red de


prestación de servicios de primer nivel en el área rural, de manera que en
algunos corregimientos (Camarones, Cotroprix, Tomarazon, Mongui)
cuentan con la infraestructura pero no cumplen a cabalidad con los
estándares contenidos en la normatividad vigente en cuanto a equipos,
talento humano, medicamento y dispositivos médicos con lo cual es casi
imposible garantizar a la población servicios de calidad. Sumado a lo
anterior, las (IPSI) que operan en el territorio se encuentran asentadas en
las zonas urbanas y no en las zonas pobladas por la población indígenas.

5. La falta de ejecución de proyectos productivos de impacto en las


comunidades, se ha convertido en un determinante que afecta la salud de
manera directa, lo que trae como consecuencia la desnutrición por falta de
suministro de alimentos.

6. No existe Georeferenciación de la población por parte de las EPS lo que


dificulta el servicio de demanda inducida, por lo tanto resulta imposible la
planificación de las actividades en dichos sitios.

7. Existen unas barreras culturales en la población indígena que favorecen


el aumento de la incidencia de morbimortalidad en esta comunidad. a).
(preferencia por el uso de su medicina tradicional) cuando esta no es
capaz de mejorar las condiciones del paciente, acuden a los servicios de
salud con serias complicaciones, b).Culturalmente es difícil salir por
temporadas largas de sus rancherías lo que permite que soliciten retiros
voluntarios que en la mayoría de los casos son mortales para la vida del
paciente.

Económico

Referente a calidad de vida, la incidencia de la pobreza para Riohacha en


2005 se estableció en 65,31%, para el 2010 fue de 46,90%, 2012 en
41,10%, 2013 en 37,40% y en 2014 se ubicó 34,60%, se presenta una
tendencia a la baja, es decir una disminución paulatina de la pobreza en la
ciudad, mostrando de 2005 a 2014 una disminución de casi del 50%.
Sin embargo, el porcentaje de pobreza nacional para el 2014 fue de
29,3%, esto indica que Riohacha está por encima de ese valor, por tanto,
es importante generar políticas locales que permitan disminuir dicho
fenómeno.

Un renglón importante de la economía es la ganadería: vacunos, porcinos,


equinos, mulares, asnales, caprinos y ovinos; y la pesca, especialmente
de mariscos, tortugas y perlas, realizada en forma artesanal. También hay
explotación forestal de añil, caoba, cedro, dividivi, guayacán, mangle,
roble, totumo. Carece de industria manufacturera.

Según el censo 2005, la actividad económica predominante en los predios


del casco urbano es el comercio (52%), que se ha visto impulsado por la
construcción de tres Hipermercados (Metro, Éxito y Súper Almacén
Olímpica) con dos Centros Comerciales Suchiima y Viva Guajira, que
atraen clientes de poblaciones vecinas que antes hacían sus compras en
Maicao. El segundo renglón económico de la ciudad es el de los servicios
(30%), seguido por Industria (8%) y Otras actividades (10%).

El territorio tiene un potencial para el Turismo Cultural y el agroturismo en


el Corredor Agroindustrial, el ecoturismo en zonas como el Santuario de
Flora y Fauna los Flamencos, Pozo García y el Delta del Río Ranchería; así
como para el turismo de playa.

En ese sentido, Riohacha como capital departamental, debe generar


mecanismos que permitan catalizar los recursos económicos de manera
eficiente, para generar procesos de trasformación productiva, que permita
un encadenamiento productivo tanto para la misma ciudad como para el
resto de La guajira.

La actual estructura productiva de Riohacha se debate entre la economía


tradicional indígena, y la existencia de un elevado conjunto de empresas
unipersonales y microempresas de subsistencia. Esta es la consecuencia
de los limitados encadenamientos de la producción y consumo del sector
minero con el resto de la economía.

En síntesis, la economía de Riohacha presenta las siguientes


oportunidades y desafíos:

El potencial turístico no puede ser explotado intensamente por las


restricciones que le imponen factores como: la degradación de los
ecosistemas, falta de control sobre las áreas de potencial, carencia de
infraestructura de soporte, deficiente ó inexistentes facilidades de
comunicación y transporte con las áreas de mayor potencial.

Las áreas potencialmente utilizables para la producción agropecuaria


presentan los siguientes problemas: prácticas inadecuadas de pastoreo y
pérdida de la capa vegetal protectora de los suelos, acelerados procesos
de deforestación, pérdida de la capacidad productiva de los suelos.

Actualmente, la tierra agro productiva del municipio apenas dedica entre


el 6% y el 7% de la superficie total del municipio a cultivos importantes y
otro 10,5% a pastos extensivos ó con algún grado de manejo, lo que
suma entre el 16,5% y el 17,5% (menos de 570 KM2 ), lo cual supone
una subutilización del potencial agroproductivo municipal.

Aunque en el sector minero y energético, el municipio es uno de los


principales productores de gas del país, y, por lo tanto exportador neto,
ha generado los encadenamientos hacia adelante (agregándole valor o
transformando la materia prima, el gas) ni dispone de áreas
especializadas, con estímulos territoriales para la implantación de
industrias en tal sentido.

La carencia de infraestructura (almacenamiento en frío, zonas especiales


para el procesamiento destinado a la exportación, precariedad de los
servicios públicos y desconocimiento de los mercados) han hecho que el
sector pesquero sea uno de los más atrasados del municipio.

En síntesis, el municipio se caracteriza por la inexistencia de un sector


secundario, carece de prácticamente cualquier tipo de actividad industrial
y ni siquiera puede hablarse de una actividad incipiente, pero con grandes
oportunidades para el desarrollo de actividades como el turismo de
calidad, manufacturas en gran volumen, explotación de recursos

COMPETITIVIDAD: De acuerdo con el Indicador global de competitividad


2008, calculado por el Observatorio del Caribe para las ciudades del caribe
colombiano, Riohacha se ubicó en el último lugar del Rankin global este
resultado es producto de ocupar uno de los tres últimos lugares del Rankin
en seis de los nueve factores de competitividad que incluye este indicador
(infraestructura, ciencia y tecnología, recurso humano, finanzas, fortaleza
económica y gobierno e instituciones). En los factores de
internacionalización y gestión empresarial ocupo posiciones intermedias, y
ocupo la primera posición en el factor de medio ambiente.

SEGURIDAD: Los corregimientos Las Palmas y Juan y Medio, localizados en


el Distrito de Riohacha, son territorios que han padecido por el conflicto
armado y desastres naturales en los últimos quince años. Los hechos de
violencia se remontan a los años 2000 a 2002, donde hubo combates
entre los grupos armados no estatales y la Fuerza Pública, lo cual produjo
la destrucción del puesto de salud, el colegio y la iglesia. Otro hecho se
debió a la muerte violenta de líderes, caso especial fue el presidente de
acción comunal de la vereda de Cascajalito. La violencia se intensificó en
el año 2009 cuando grupos armados no estatales y post desmovilización
se disputaron el espacio, lo que causó desplazamientos forzados. Hubo
familias que permanecieron en el territorio a pesar de la violencia, y
quienes se desplazaron, han retornado a la vereda desde el año 2006,
luego del proceso de desmovilización de las AUC.

Los desastres naturales más recientes que han afectado a la población son
la avalancha ocurrida en el año 2010, la reciente sequía en el año 2012, y
las temporadas de lluvia en los años 2016-2017. La situación actual que
viven estás comunidades es de especial atención humanitaria, ya que en
su momento no se dio respuesta efectiva en la emergencia y hoy la crisis
se ha prolongado. La población de esta zona rural de Riohacha, donde sus
medios de vida dependen de la vocación agrícola, se ha visto afectada por
las recientes lluvias de los años 2016 y 2017. Se registra la pérdida de las
siembras y la poca producción que se comercializa al mercado no
subsanan los gastos, debido a las difíciles condiciones de las vías de
acceso. Las comunidades ven con preocupación sus medios de
subsistencia, al no tener ingresos o fuentes de trabajo, que les garanticen
una vida digna.

A raíz de los enfrentamientos durante los años álgidos del conflicto


armado, los grupos al margen de la ley destruyeron el único centro de
salud que prestaba atención a los dos corregimientos. Existen problemas
de EDA por la calidad del agua y enfermedades de alta complejidad como
el SIDA. La crisis estructural y de gobernabilidad que atraviesa el
departamento ha afectado de manera progresiva al sector de la
educación.
Se identifican problemas en la oferta educativa en secundaria y técnicas,
zonas de difícil acceso, deficiencias en el tema de alimentación escolar y
transporte. Entre otros problemas de seguridad ciudadana que pudieron
haberse originado del conflicto, están surgiendo grupos de delincuencia
común, generando temor entre la población.

Impulsores de la crisis Cambios climáticos: En tiempos de sequía, la


escasez de agua afecta los modos de vida, de producción y seguridad
alimentaria de las comunidades afro-campesinas. Esto se vuelve un
problema generalizado en el departamento; solo se tiene acceso al agua
por medio de vehículos cisternas que llegan a las comunidades para
depositarlo en tanques de almacenamiento. No se ha hablado de un plan
sostenible que en épocas de sequía equilibre estos cambios. En las
temporadas de lluvia aumentan las necesidades humanitarias porque
ocurren avalanchas, desbordamiento de los ríos, inundación,
deslizamientos, pérdida de los cultivos y de los medios de subsistencia, así
como difícil acceso a las comunidades por las vías terciarias.

Crisis estructural y de gobernabilidad local: Los problemas


estructurales y de gobierno en La Guajira se reflejan en los corregimientos
de Juan y Medio y Las Palmas, afectando la calidad de vida y
acrecentando las necesidades. Durante el inicio del 2017, en el municipio
de Riohacha fue destituido el alcalde, esto ha ocasionado demora en las
ejecuciones de proyectos y programas que mitigan y dan respuestas a las
problemáticas de las comunidades más vulnerables, y que las deficiencias
en las infraestructuras sean evidentes como la de los colegios, no
inversión en salud, hacinamiento y condiciones de las viviendas, pocas
construcciones e inversiones para el mejoramiento de los servicios
públicos. Débil presencia del Estado: Este es uno de los factores que
determinan los problemas estructurales de la región, que se evidencia en
el territorio, inseguridad, poca inversión social, donde campesinos-
afrodescendientes han abandonado sus tierras ocasionando fragmentación
de sus territorios por motivos de desplazamiento y conflicto.

Educación rural en La Guajira

Todo mundo habla de la desnutrición, pero se habla menos del sistema


educativo en las zonas rurales de la alta Guajira que sin duda tiene
relación directa con el bienestar de los niños y las niñas. Las niñas y niños
de estos lugares deben caminar entre una y dos horas para ir a estudiar, y
luego caminan el mismo tiempo de regreso a sus casas. Previamente, han
tenido que ayudar en sus hogares en actividades como recoger el agua
para los chivos, entre otras. Como los niños tienen que caminar mucho,
las clases empiezan tarde, a las 9 de la mañana más o
menos. Usualmente en sus casas no desayunan o desayunan muy
poco. En consecuencia, estos niños hacen su jornada de clase
completamente en ayunas.

Las clases en las escuelas rurales de esta zona se desarrollan en aulas que
en algunas ocasiones son ramadas hechas de yotojoro con el piso en
tierra. Estas ramadas son hechas por el esfuerzo de la comunidad y en
algunas ocasiones no existen y los niños deben recibir clase debajo de los
árboles a pleno rayo del sol. También existen algunas aulas construidas en
cemento, pero tienen una muy pobre dotación. Los pupitres son viejos y
muchos no tienen mesa. Para completar el cuadro, los niños no tienen
libros escolares ni ninguna clase de útiles. Los tableros son casi inservibles
y los profesores no cuentan con materiales didácticos.

En la cara de esos niños y niñas se ve una sonrisa hermosa, pero si se


mira con atención también se ven cuerpos débiles; son los sobrevivientes
de una vida que se hizo dura demasiado pronto. Han resistido el hambre,
la falta de agua, el maltrato y la indiferencia. No estoy seguro de que
todos resistan porque las soluciones son tan difíciles como lejanas. Las
niñas y niños de La Guajira no sólo están desnutridos en el cuerpo, sino
también lo está en el alma. Ir a la escuela con hambre no permite que los
estudiantes puedan aprender, y menos, con una infraestructura educativa
casi inexistente.

La educación en el Departamento de La Guajira continúa siendo la gran


preocupación tanto local, regional como nacional, dado que un país que no
invierte en la formación de su capital humano es un Estado destinado al
fracaso. La Guajira por sus particularidades y las características culturales
de su población, a su alto nivel de dispersión donde de acuerdo a las
estimaciones del DANE más del 45% de la población es rural dispersa,
pero que según el Departamento esta cifra podría ser superior al 60%, y
de esta casi un 80% es indígena hace que tratar el tema educativo sea
complejo no solo desde el punto de vista de coberturas y calidad
educativa, la garantía del acceso real al servicio o garantizar la
permanencia sino desde el mismo punto de vista de la interculturalidad.
En Departamentos donde la mayoría de la población es urbana garantizar
altas coberturas es más fácil, lo mismo que combatir la deserción y el
ausentismo escolar, pero en La Guajira, donde más de la mitad de la
población matriculada oficial es rural, y donde la mayoría es indígena y
está dispersa, lograr esta meta es una acción compleja que amerita un
esquema de intervención especial, diferencial e innovador.

La mayoría de las comunidades rurales e indígenas están clasificadas en


pobreza extrema, el Censo Nacional Agropecuario calculó el IPM para las
zonas rurales dispersa del Departamento en un 84.5%, adicionado a la
falta con vías de comunicación, inexistencia de medios de transporte
público que les permita llegar a los centros educativos, esto hace que se
vuelvan dependientes de los servicios de transporte escolar que otorga el
Estado, que en su mayoría es insuficiente, y que desafortunadamente no
es apto para garantizar la seguridad de los educandos.

El Departamento para el año 2012 tenía 616 sedes educativas de las


cuales 245 (39.77%) eran urbanas y 371 (60.23%) eran rurales desde las
cuales atendió en el año 2012 según el SIMAT del Ministerio de Educación
217.403 estudiantes en Educación Básica y Media.

Esta proporción para el 2018 cambio a 245 sedes urbana (39.77%) y 374
sedes rurales (60.23%), para tratar de dar respuesta a esas diferencias
poblacionales que demanda el territorio

En referencia específica a la entidad territorial Departamento de La


Guajira que comprende la atención educativa de 12 municipios no
certificados se tiene a fecha de mayo de 2018 los siguientes indicadores
de cobertura:

Matrícula total:  82.378 estudiantes

Establecimientos Educativos:  90

- Instituciones Educativas = 48

- Centros Educativos = 14

- Instituciones Etnoeducativas = 11

- Centros Etnoeducativos = 17

- Total sedes educativas = 316


Docentes:  3.612

La apuesta por la Etnoeducación en La Guajira4

La diversidad en sus diversas manifestaciones es un patrimonio de las


naciones y, por supuesto de la humanidad. En este sentido, las culturas y
las lenguas constituyen depósitos de conocimientos y saberes más
grandes con los cuales cuentan las sociedades. Por esta razón, preservar
la diversidad es más que un capricho de unos pocos ilusos, es un deber
ineludible de los gobernantes.

La Guajira es una zona del país donde la diversidad contiene mucha


variedad; además, de la ofrecida por la naturaleza se encuentra la
derivada de los universos culturales y lingüísticos que aquí tienen asiento.

Todavía estamos a tiempo de pasar del reconocimiento meramente verbal


de la diversidad a acciones que, desde el gobierno y la sociedad, por su
coherencia y pertinencia, estén en la solución de los problemas y
efectivamente apunten a la preservación y al fortalecimiento.

Como ya se ha dicho, es de alta prioridad para las instituciones,


especialmente las del gobierno, trabajar en pro de las culturas y las
lenguas. Esta tarea es de largo aliento. Para ello hay que poner bases
sólidas. Hay que buscar la coherencia y la pertinencia de las acciones. Si
se necesita que algo perdure y se consolide para beneficio de toda la
sociedad hay que recurrir a las instituciones que puedan hacerlo mejor de
acuerdo con su naturaleza. Sin excluir a ninguna, se observa que desde la
escuela en todos sus niveles puede planificarse y programarse
adecuadamente una acción de gobierno. La naturaleza está enferma por
responsabilidad del ser humano, donde las culturas y las lenguas de
muchos pueblos, en muchos casos, se han extinguido por falta de
conocimiento o bien por omisión.

La etnoeducación, es una propuesta de inclusión y de visibilización, está


más allá de una pretensión de aislamiento asumida por los pueblos
indígenas y afrodescendientes; es una propuesta de educación que incluye
a toda la nación porque es una propuesta para contextos multiculturales

4
Extracto de “La etnoeducación, política pública para el fortalecimiento de la diversidad lingüística y cultural del Departamento de La
Guajira”, UNIVERSIDAD DE La Guajira Facultad de ciencias de la educación Programa de Licenciatura en etnoeducación / 2016, Francisco J.
Pérez van-L., Emilce B. Sánchez C. y Ma. Margarita Pimienta P.
como el de Colombia y, específicamente, como el de La Guajira. Una
contribución efectiva a la paz es la visibilización de las culturas y las
lenguas.

Dada la importancia del tema se considera que la etnoeducación, siendo


como es, más que un proyecto, que un programa, debe ser considerada
como la Política departamental para la educación en contextos
multiculturales para el desarrollo departamental. En los siguientes
numerales, de manera sucinta, se presentan los lineamientos de ésta.

Crecimiento de las coberturas a través de la Etnoeducación.

Bajo la premisa de que el Departamento tiene la percepción de que la


población rural de La Guajira es superior al 60%, y que de esta el 80% o
más tienen pertenencia étnica, con el 95% de esta población rural
dispersa, cifras que contrastan profundamente con las proyecciones del
DANE que señala que la población indígena no supera el 30% y afro
descendiente el 10% y de que la población rural es de apenas el 45%,
implica un cambio de estrategia para poder garantizar el derecho de los
niños y niñas, jóvenes y adolescentes a la educación.

En este marco cobra total relevancia la etnoeducación como estrategia


para el desarrollo de los territorios del Departamento. A través de estos
modelos educativos se viene trabajando para que se reconozca la
diversidad en su condición étnica, cultural, social y personal, en un
contexto de equidad y solidaridad.

Dentro de este marco, las comunidades indígenas, afrocolombianas y rom,


a través de sus diversas instancias, vienen adelantando planes de vida;
esto es, proyectos a gran escala que los hacen protagonistas de su propio
desarrollo, permitiendo al Estado entender lo que es para los grupos
étnicos su propia concepción y perspectiva de futuro. El plan de vida es
una reflexión que nace de las necesidades particulares de cada una de las
comunidades, fundamentada en su territorio, identidad, cosmovisión, usos
y costumbres, en un marco de interculturalidad dinámica.

Dentro de este plan general a largo plazo, se inscribe también el proyecto


educativo, conocido como proyecto etnoeducativo comunitario -PEC- que,
acorde con las expectativas de cada uno de los pueblos, garantiza la
pertinencia de la educación y la permanencia cultural de los grupos
étnicos en el contexto diverso de la nación. Esta situación hace evidente la
necesidad de trabajar articuladamente entre las autoridades educativas
del departamento, distrito o municipio y las autoridades tradicionales y/o
representantes de los grupos étnicos. La construcción de planes
etnoeducativos comunitarios se constituye no sólo con elementos de
planificación, sino también con estrategias de relación y aporte de estos
pueblos con el Estado y particularmente con los planes sectoriales
municipales, departamentales y nacionales.

En este entorno entonces debemos planear que es lo que debemos


entender como etnoeducación5. La Etnoeducación debemos entenderla
como la educación en los valores de la etnicidad nacional, regional y local,
teniendo en cuenta que nuestra identidad cultural es el sincretismo o
mestizaje de tres grandes raíces: la africanidad, la indigenidad y la
hispanidad. La sociedad no debe confundir el concepto de etnoeducación
con la atención educativa para los grupos étnicos6.

Una comunidad educativa es etnoeducadora si su Proyecto Educativo


Institucional es etnoeducativo, asume en todos sus componentes e
implementa la etnoeducación afrocolombiana, indígena o mestiza,
independiente de la ubicación en cualquier localidad del territorio nacional.
Hay muchas comunidades educativas ubicadas en poblaciones mestizas
que son etnoeducadoras asumiendo la etnoeducación en sus estrategias
pedagógicas, mientras hay muchas comunidades educativas ubicadas en
territorios de las comunidades afros e indígenas que son ajenas e
indiferentes a la etnoeducación, manteniendo en sus PEIs el discurso
educativo excluyente de la diversidad cultural y la interculturalidad,
heredado de la colonia española.

Es bajo este marco que el objetivo de la etnoeducación es posicionar la


educación intercultural en todas las escuelas y colegios del sector oficial y
privado del país y en especial en La Guajira, para que todos los niños,
niñas y familias entiendan que las culturas afrocolombiana, indígena y
Rom son parte de las raíces de nuestra nacionalidad. Se pretende avanzar
hacia la interculturalidad, es decir, hacer que en las escuelas se

5
Banco de la Republica, la etnoeducación y los estudios afrocolombianos en el sistema escolar
6
Ministerio de Educación Nacional
reconozcan y respeten las diferentes culturas, para de esta manera
reconocer la diversidad de nuestra nación. Así mismo, la etnoeducación
busca desarrollar una educación que responda a las características,
necesidades y aspiraciones de los grupos étnicos, desarrollando la
identidad cultural, la interculturalidad y el multilingüismo.

¿Qué problemáticas busca atender esta política?

 La poca correspondencia del servicio educativo con la realidad de los


pueblos;

 La inadecuada gestión administrativa;

 La deficiente infraestructura y dotación;

 La no pertinencia en formación y capacitación docentes;

 La baja cobertura e ineficiencia;

 La poca coordinación intra e interinstitucional y

 La dispersión geográfica de la población objeto.

Una estrategia ha sido la implementación de los programas


etnoeducativos a través de la contratación del servicio con operadores
étnicos. En este sentido, la finalidad de la etnoeducación o educación
propia es que sean las mismas comunidades que ocupan un determinado
territorio las que asuman sus competencias y desarrollen sus propios
procesos educativos basados en su cultura, lengua, usos y costumbres.

Sin embargo, este proceso que garantiza el derecho a la educación propia


ha permitido la aparición de prácticas que en lugar de ayudar a superar
las barreras existentes, han degenerado en prácticas que deben ser
controladas y erradicadas rápidamente.

Se ha comenzado a observar operadores que se identifican como


originarios en una zona operando en zonas diferentes a las propias, no
solo de la propia etnia sino en etnias diferentes, es decir, desdibujan la
finalidad de la etnoeducación propia, esto vulnera el principio de que cada
comunidad se esfuerce en desarrollarse a sí misma, ha degenerado en
procesos de intromisión en asuntos de otras comunidades, generando
conflictos internos, incluso ya se observa procesos de vinculación de
alumnos a los programas a cambio de la entrega de ayudas, mercados,
dadivas e incluso recursos pecuniarios para que X o Y comunidad se quede
o traslade con X o Y operador étnico.

Bajo el principio superior e inviolable de la consulta previa, la autonomía y


la libre autodeterminación de los pueblos indígenas y afros, estos
comportamientos construyen prácticas que nada tienen que ver con los
principios rectores y que vulneran en forma masiva los derechos de los
niños, si bien la etnoeducación ha permitido llegar a más y más niños y
niñas, jóvenes y adolescentes, que sin este mecanismo no tendría acceso
real a la educación en las zonas rurales dispersas, que es la mayor parte
del territorio del Departamento, el desarrollo de estos procesos sin control
pueden terminar en graves conflictos sociales que ya comienzan a
observarse y que deben ser controlados a tiempo, porque los derechos de
los niños es una condición de carácter superior y prevalece sobre cualquier
otro derecho.

Estas prácticas han conllevado también a la proliferación sin control de


aulas satélites, si bien es claro que en un departamento con una
dispersión tan alta llevar a los niños a centros educativos es financiera y
logísticamente inviable y que por lo tanto es más fácil llevar las aulas a los
niños, sin la correcta planificación apoyado en cartografía que permita
garantizar coberturas y accesibilidad no se estará logrando efectos
positivos, observándose exceso de aulas en la misma zona y zonas
completas sin prestación del servicio.

Se está observando que las comunidades condicionan que X o Y operador


atienda a sus niños bajo la condición de instalar un aula en su comunidad
y de que estas pongan el docente, el cual la mayor parte de las veces no
cumple con los requisitos pedagógicos necesarios. Estos proceso están
conllevando no a formar niños académicamente y con calidad sino
simplemente a erradicar las tasas de analfabetismo que de acuerdo al
Censo Nacional Agropecuario 2014 en las Zonas Rural Dispersa del
Departamento se ubicó en el 36,7%, (hombres con el 33,2% y mujeres
con el 40,2%).

Esto está conllevando a la existencia de niños estudiando bajo árboles o


enramadas, sin acceso al agua, sin programas PAE, sin dotación mínima, y
sin las más mínimas condiciones de seguridad, higiene o calidad, etc., y
quizás peor, sin saber dónde están ubicadas dichas aulas.
La contratación anualizada también permite y estimula la lucha entre
operadores étnicos u organización no étnicas externas (ONG) por atender
a los niños y niñas de las comunidades, impide el desarrollo de un
verdadero programa curricular de largo plazo que genere impactos
importantes en la población, al observarse constantemente como los niños
y niñas de una comunidad cambian de operador cada año, además de que
genera retrasos en el inicio de los calendarios académicos por demoras en
los procesos de contratación.

El sistema y la contratación etnoeducativos debería garantizar por lo


menos que el ciclo señalado por el artículo 67 de la Constitución Política se
cumpla, el cual ordena que la educación es un derecho de la persona y un
servicio público que tiene una función social y que será obligatoria entre
los cinco y los quince años de edad y que comprenderá como mínimo, un
año de preescolar y nueve de educación básica, es decir, un ciclo mínimo
de 10 años, llevable a 12 años para alcanzar el ciclo educativo completo.

En los centros urbanos, en un barrio se crea un centro educativo que


tiende a ser permanente o por lo menos de largo plazo, impacta a la
población existente en los alrededores, no hay competencia ente ellos, y
permite el desarrollo de un programa curricular que forma el niño y la
niña desde los primero años y hasta su egreso del sistema.

En las comunidades indígenas observamos unas rancherías con un


operador, y 500 metros más adelante otro operador, y así sucesivamente
comenzándose a observar el mismo desorden existente en el
aseguramiento en el sistema de salud donde en cada familia se suele
encontrar a miembros con un carnet de una EPS y a otros miembros con
carnet diferentes, con el agravante de que en un año están con un
operador y al siguiente cambian a otro, rompiendo con el principio de la
continuidad curricular.

De esta forma no se puede garantizar el derecho a la educación propia en


el marco del proceso de construcción e implementación del sistema
educativo indígena propio SEIP, los operadores y centros etnoeducativos
no puede desarrollar procesos a largo plazo que impacte realmente la
formación de los niños, porque cada año los procesos se están reiniciando
y no avanzan significativamente.
Se debe recordar que la educación no solo es la transferencia neta de
conocimientos, sino al desarrollo de procesos que abarca también la
ciencia, la técnica, los valores de la cultura y la sociedad, y en el caso de
los pueblos indígenas, la transmisión de los usos y costumbre y
tradiciones, que es en sí un proceso de formación de ciudadanos
cualificados a través de la generación de capacidades individuales y
ciudadanas, y esto solo se logra con procesos continuos de mediano y
largo plazo.

Con el esquema actual de contratación anualizado, se impide el desarrollo


real del niño, no se generan avances y conlleva a ahondar aún más la
grave crisis social por la que atraviesa nuestra niñez en el Departamento,
en especial la niñez étnica indígena y afrodescendientes.

En La Guajira ya existen operadores altamente consolidados, con tradición


y formación y una buena base estructural y organizacional tanto en la
zona de la Alta Guajira Extrema como en la Media y Baja Guajira, sin
embargo, requieren del apoyo del Departamento para terminar de
consolidarse, e incluso para el surgimiento de nuevos operadores en otras
comunidades incipientes, estableciendo programas especiales de
formación en pedagogía y licenciaturas y otras disciplinarias para los
grupos Étnicos que les permita fortalecerse.

En este sentido, el Departamento durante el año 2016 y 2017 trabajará


en articulación con el Ministerio de Educación Nacional en un proceso
concertado con los pueblos indígenas que permita organizar el territorio,
estimularlos para que se organicen y asuman sus competencias ellos
mismos, mejorar, garantizar y consolidar los procesos de educación propia
con visión a medio y largo plazo pero dentro de sus propios territorios,
eliminar el mercadeo anual de alumnos y garantizar procesos de calidad al
interior de los mismos, de tal forma que el fin último sea preservar y
garantizar los derechos de los niños y niñas a la educación con calidad y
oportunidad.

Colofón; Los niños especialmente indígenas de rancherías dispersas solo


encuentren oferta cerca de sus viviendas hasta los primeros grados,
encontrando la oferta para grados superiores a muchos kilómetros de
distancia lo cual aunado a la pobreza, la falta de cobertura y altos costos
del transporte escolar, la inexistencia de vías aptas (son trochas), el
hambre y otros factores, contribuyen a tan alta tasa de deserción, y que
explica de paso de porque la existencia de los mal llamados “NIÑOS
FANTASMAS”, que no son sino niños que se matriculan e inician el ciclo
pero que por la pobreza y el hambre y las distancias que agobia a estas
comunidades se ven forzados a ir dejando el ciclo educativo en el
trascurso del calendario escolar. Combatir esta situación es uno de los
grandes retos del Departamento, los Municipios y la Nación, donde el
primer paso que se debe realizar es reconocer la existencia de esta
problemática. El tema de la dispersión genera barreras casi que
insalvables, a manera de ejemplo analicemos el transporte escolar.

En el 2016 en La Guajira se matricularon 91.395 niños indígenas. Como


no hay carreteras no pueden traficar buses o busetas, deben ser carros
tipo 4 puertas, estos pueden llevar máximo 6 niños, bajo este escenario,
garantizar el transporte escolar a toda esta población rural dispersa
requeriría de 15.322 vehículos lo que costaría casi un billón de pesos, es
decir, dos veces el presupuesto global del Departamento del año 2016
($913.950.000.000).

ACERCA DE LA EXPERIENCIAS PEDAGÓGICAS SIGNIFICATIVAS:

En la actualidad la educación colombiana presenta una serie de factores


internos y externos que han incidido sobre la calidad educativa, a tal
punto que hoy se encuentra en los últimos lugares frente a otros países
latinoamericanos y del mundo en general. Los últimos resultados en las
pruebas pisa han prendido las alarmas, sobre el bajo nivel de la
educación en este país. Situación está, que no es ajena al Departamento
de La Guajira, ni al Distrito de Riohacha, porque presentan resultados muy
bajos en las pruebas SABER.

En las últimas pruebas SABER muchos de los estudiantes de algunos


establecimientos educativos del Distrito de Riohacha, obtuvieron
resultados muy bajos en estas evaluaciones, ubicando al Distrito por
debajo del promedio nacional y en un lugar para analizar y tomar medidas
urgentes.

Los últimos resultados de las pruebas saber y otras situaciones


académicas observadas al interior de los establecimientos educativos,
como es el caso de los resultados en el Sistema Institucional de
Evaluación SIE, están mostrando que hay un bajo nivel competitivo de
nuestros estudiantes, que no hay un comportamiento lector en los
educandos ni en los maestros muchas veces, que hay mucha apatía por
los procesos de aula que utilizan algunos docentes, y se hace necesario
que estos transformen sus prácticas de aula que incidan en un
mejoramiento de la calidad de la educación en Riohacha.

¿Cómo romper los paradigmas de la educación de 'tiza y tablero'?


Instituciones educativas y docentes comparten experiencias inspiradoras y
metodologías significativas que trazan un camino para mejorar el proceso
de aprendizaje en la educación de los niños y niñas en Riohacha-La
Guajira.

Desde la puesta en marcha de la realización de los Foros Educativos tanto,


nacional como territorial, se han venido acompañando del proceso de las
Experiencias Pedagógicas Significativas, como la posibilidad de contribuir
al mejoramiento del nivel competitivo de nuestros estudiantes. Es
importante tener en cuenta que una experiencia significativa es una
práctica concreta acerca de una política, un plan, un programa, un
proyecto o una actividad específica que tiene su origen en el
establecimiento educativo con el propósito de lograr aprendizajes
significativos y el desarrollo de competencias; mantenida por la reflexión
crítica, la innovación y la atención a las necesidades del contexto; pero
que cuenta con un fundamento teórico y metodológico coherente que
busca impactar positivamente en todo el establecimiento educativo o bien
en algunos de sus componentes académico y pedagógico, directivo
administrativo y familiar y comunitario.

Con estos criterios la comunidad educativa del Distrito de Riohacha ha


venido participando en dichos Foros con propuestas de experiencias
significativas que han tenido reconocimiento local, departamental y aún de
carácter nacional- Es de destacar en los dos últimos años las mejores
experiencias pedagógicas significativas que han sido seleccionadas para
participar en certámenes departamental y nacional: En el año 2016 la
ganadora fue la experiencia presentada por el Instituto para el Desarrollo
del Pensamiento Humano IDPHU, titulada: ESCUELA SEGURA E INCLUSIVA y
en el año siguiente la ganadora fue la Institución Educativa Denzil Escolar
con la experiencia llamada SIN MALTRATO
ACERCA DE LA ORIENTACIÓN Y FORTALECIMIENTO DEL SECTOR SOCIAL DESDE LA
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN:

La Secretaría de Educación hoy regentada por la Administración Temporal


del Sector Educativo para el Departamento de La Guajira a través de la
Gerencia Educativa para el Distrito de Riohacha, tiene en sus principios
misionales el fortalecimiento de cada uno de los sectores sociales usuarios
del servicio educativo. Esto es, promover el desarrollo educativo y cultural
de estudiantes, maestros y padres de familia. Para ello, se hace necesaria
la realización de programas y eventos diversos en donde se les imparta
orientaciones e inducciones que fortalezcan sus propósitos formativos.

Se señala el caso de la urgencia de fomentar la participación social en la


toma de decisiones que procure el bienestar general. Un buen ejemplo es
el de los personeros estudiantiles quienes requieren procesos de
entrenamiento en estrategias de participación e inducción e información
de diversos aspectos legales y técnicos que fortalezcan tales procesos.

Así mismo se deben realizar continuamente procesos de concertación y


consulta previa con autoridades étnicas y comunidad en general con el
propósito de definir las rutas de los procesos de las estrategias de acceso
y permanencia establecidas para una mejor prestación del servicio y la
garantía del derecho a la educación que tienen los niños, niñas y jóvenes
matriculados en los establecimientos educativos oficiales del Distrito de
Riohacha.

Para todo este tipo de actividades y eventos se requiere de la logística y


garantía de los recursos que se requieren para llevar a feliz término cada
una de ellas

La Administración Temporal de la Educación en La Guajira, a través de la


Gerencia Educativa del Distrito de Riohacha reconoce esta problemática
como causal de males mayores que trascienden la escuela, por lo tanto ve
la importancia de plantear alternativas que la superen pero a partir de una
activa participación de todos y cada uno de los agentes miembros de la
comunidad educativa. En ese sentido, durante el año lectivo 2018 viene
promocionando la gestión al interior de las escuelas para la promoción de
la investigación y la innovación de experiencias que contribuyan al
fortalecimiento de la educación rural y de igual manera ejecutar los
procesos de orientación y fortalecimiento del control social.
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