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Instituto Superior ¨Dardo Rocha¨ U:E:P No 71

Carrera: TRADUCTOR TÉCNICO, CIENTÍFICO Y LITERARIO DE INGLÉS

COMO PERFECCIONARSE EN LA TRÁDUCCION


Aunque parezca perogrullada, no está de más señalar que si a uno le gusta la traducción hará todo lo posible
por ahondar en ella, o por prepararse para acometerla con el mayor acierto y eficiencia. Cada traductor
sabrá cuáles son los aspectos más débiles que debe reforzar: pobreza de vocabulario, dudas gramaticales,
desconocimiento de la terminología comercial, presupuestaria, jurídica, etc.
Formularemos algunas sugerencias que pueden ayudarle a mejorar ciertos aspectos de la traducción:
1. Leer mucho y buenos escritores en castellano. No importa si los autores son ya pasados de moda; lo
importante es que escriban bien (suponemos, naturalmente, que el traductor es capaz de distinguir entre la
buena redacción y la que no lo es). Es de esperar que el traductor pueda reconocer a los autores buenos de
los menos buenos, disfrutar de la redacción aceptable, a diferencia de la que no lo es y distinguir el estilo
sobrio y conciso del más florido y ampuloso.
2. Leer sobre diferentes disciplinas y materias: agricultura, economía, educación, tecnología, etc. Es
posible que algunas de estas ramas del saber no sean del interés o de la especialidad del traductor, pero le
será útil ir adquiriendo vocabulario sobre cada una de ellas aunque sea en pequeñas dosis, pues en algún
momento tendrá que enfrentar tales asuntos aunque ello no le agrade mucho. Al igual que el buen nadador,
el traductor debe estar preparado para nadar en todas las aguas, es decir lanzarse a traducir un texto sobre
materias que desconoce, o conoce poco, y hacerlo de manera satisfactoria con todos los recursos a su
alcance (bibliotecas, diccionarios, material de referencia, etc.).
3. Leer diferentes tipos de material impreso: novelas, informes, resoluciones, leyes, circulares,
licitaciones. Incluso en los avisos económicos o publicitarios, el traductor encontrará términos útiles
referentes a artículos de consumo, productos químicos y físicos, materiales de construcción, maquinarias,
etc. Todo este material, tanto en su forma como en su contenido, contribuirá a enriquecer su vocabulario y
le familiarizará con distintas modalidades de expresión. Hasta una colección de proverbios y un libro de
cocina pueden ser de utilidad.
4. Recurrir al diccionario para precisar términos. En la definición y explicación de vocablos se aprende
no sólo su definición, sino otras maneras de expresar lo mismo y, a veces, nuevas palabras cuyo significado
también hay que buscar. Conviene hacerse el hábito de consultar el diccionario cuando en la lectura diaria
se encuentre una palabra nueva o de significado confuso o novedoso. No hay que dejar pasar ninguna sin
averiguarla porque es probable que después reaparezca en otro documento o trabajo. Es sorprendente la
variedad de términos que se adquieren al consultar el diccionario y las muy diversas acepciones que algunos
tienen.
Los siguientes vocablos corroboran lo expresado: he descubierto que “trinar” significa también “rabiar”;
que “alagar” es asimismo “inundar” y que “alcayata” es un clavo de cabeza acodada que también se
denomina “escarpia”. Así como para resolver un crucigrama suele ser preciso recurrir al diccionario, la
traducción obliga al traductor a hacer lo mismo.
5. Acumular sinónimos. El traductor debe llevar consigo una buena provisión de palabras y frases que le
sacarán de apuro en cualquier momento y evitarán la repetición fatigosa. A veces, términos sencillos no
acuden a la mente con la facilidad que uno deseara o en el momento oportuno. Debería ser capaz de invocar
por lo menos tres equivalentes de una palabra. El uso de sinónimos es esencial en castellano, donde la
repetición constituye por norma general un defecto estilístico, a diferencia del inglés que la tolera mejor.
6. Recurrir alas fuentes de información. El traductor dispone ya de un enorme acervo de terminología en
cada rama de actividad: economía, finanzas, minería, tributación y política fiscal, productos básicos,
clasificación internacional de las actividades industriales, estadística, presupuesto, equipo técnico y
mecánico, administración de empresas, etc. Las Naciones Unidas y sus organismos especializados, como
asimismo entidades nacionales e internacionales, han profundizado en estas distintas esferas, de modo que
el vocabulario correspondiente está al alcance de quien desee conocerlo. Este vocabulario se moderniza y es
constantemente enriquecido.
En consecuencia, al traducir un documento sobre algunas de esas especialidades es indispensable que el
traductor lo lea primero, subraye los términos técnicos que le puedan crear algún problema, o tome nota de
ellos, y los busque en el material impreso a su disposición. Es muy posible que no encuentre toda la
terminología que busca o que un término tenga más de una traducción. En el primer caso, puede recurrir a
otras fuentes y, de ser posible, al autor para saber qué traducción darle o qué obra consultar; en el segundo
caso, si tiene tiempo podría dirigirse a un experto para saber cuál de los términos que ha encontrado es el
que se prefiere.
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Cátedra: LITERARY TRANSLATION I
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Por ejemplo, la palabra breastfeeding se traduce por “amamantamiento”, “alimentación de pecho”,


“lactancia materna” y “lactancia natural” y de estas expresiones se prefieren las dos últimas. El término
inglés input se traduce por “insumo” más que por “consumo”, aunque este último vocablo figure en más de
un diccionario. En Economía la traducción de rigor es insumo; en Informática es entrada.
7. Comparar textos publicados en dos idiomas (inglés y es pañol) para ver cómo se ha hecho la
traducción. Podrían de traducirse mentalmente párrafos o frases que se verificarían cuando se encuentre una
palabra o expresión que interese, o un término desconocido, o conocido a medias. Este cotejo es un buen
ejercicio, ya que siempre se aprenderá algo: una palabra o una expresión que habíamos olvidado o una
nueva modalidad lingüística.

8. Ejercitarse en la redacción tomando algunas frases para traducirlas con precisión, economía, o
eligiendo otras mas hilvanadas para estructurarlas mejor. En este ejercicio el traductor hará intervenir su
espíritu crítico, sentido del ridículo y otras cualidades. Por ejemplo, le ha de llamar la atención una frase
como la subrayada a continuación:
La razón de esta nueva iniciativa esta constituida por el interés que ha despertado la forma como el
aborigen adopta técnicas y materiales introducidos por el europeo…
Cuando debió decirse:
Esta iniciativa obedece al interés…
Esta nueva iniciativa deriva del interés…
Esta nueva iniciativa se debe al interés…
U otras formulas más extensas.
Ejemplo del inglés:
Although the average precipitation on Earth is more than adequate, painful experience shows that variations
in precipitation and runoff from year to year and from decade to decade are so large that water is often
deficient over large areas of Earth’s cultivated land.
En la traducción siguiente no se resolvieron satisfactoriamente los problemas de redacción:
Aunque la precipitación pluvial promedio sobre la tierra es más que adecuada, la dolorosa experiencia
muestra que variaciones en las precipitaciones y la escorrentía de año en año y de década en década son tan
grandes que el agua escasea frecuentemente en grandes áreas cultivadas de la tierra.
Otra versión mejorada:
Aunque la precipitación pluvial promedio sobre la tierra es más que adecuada, ha sido penoso comprobar
que las precipitaciones y la escorrentía varían tanto de año en año y de decenio en decenio que con
frecuencia el agua escasea en grandes extensiones cultivadas del globo.
Como en otras profesiones, muchas rutas se abren ante el traductor para perfeccionarse en su oficio.

From: La Traducción del ingles al castellano. Guía para el traductor. Marina Orellana, 1997, Editorial
Universitaria.

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