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Las diversiones públicas en El Salvador del siglo XIX

El 7 de julio de 1865, Marcos Cañas tuvo que presentarse a la gobernación de San Vicente por
haber puesto un pato el día de San Juan en el punto de las lomas jurisdicción de Tepetitán; según
él esa es una costumbre; dice que se le ha insultado al imponerle una multa de cinco pesos. En el
reverso de la nota hay una contestación de la alcaldía de Tepetitán que dice: "Cumpliendo con lo
ordenado en la presente nota se informa que el señor Marcos Cañas ha sido multado por el señor
juez de paz de este pueblo, después de haber sido oido y vencido en juicio por haber puesto
divierta sin licencia de autoridad ninguna" (AGN. Gobernación de San Vicente, 1865, caja 1)

En junio de 1866 El Faro Salvadoreño informaba que la ciudad se ha visto inundada de grupos de
gente a caballo, "que corrieron alegremente como de costumbre, todos los barrios, calles y plazas
de la misma, terminando con el juego de patos y parejas. Ninguna desgracia ha ocurrido, merced
al celo y vigilancia de las autoridades". (El Faro Salvadoreño, 25 de junio de 1866. Tomado de
Miguel Angel García, Diccionario Histórico-enciclopédico de la República de El Salvador, tomo II,
1954, pags. 172.)

El 3 de julio de 1867, el gobernador de San Vicente informaba al ministro de lo interior, haber


impuesto una multa de 25 pesos al alcalde jefe de partido señor Abelardo Ortíz, porque a pesar de
que la gobernación tiene estrictamente prohibidas las carreras de caballos en las fiestas de San
Juan y San Pedro, por las múltiples desgracias que ocasionan, Ortíz no solo consintió esas carreras,
sino que permitió a Felipe Olivares que "pusiera patos". Se basaba en el art. 33 del Código Penal y
Municipal. (Libro en que se copian las comunicaciones que se dirigen al Ministerio del Supremo
Gobierno. AGN, Gobernación de San Vicente, 1867, caja 01.)

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