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BUSCANDO LA BENDICIÓN DE DIOS

“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis
en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad
os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos
de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os
digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en
la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres. Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis
matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto cerca
del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre”. Juan 8:31-38.

El Señor está presentando a los judíos la Palabra como la máxima fuente de libertad. “Y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham
somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie... Jesús les respondió: De cierto, de cierto
os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Juan. 8:32-34). Hay
una esclavitud más grande que es la esclavitud espiritual, y ellos eran esclavos del pecado.
Jesús les dice: “Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque
mi Palabra no halla cabida en vosotros” (Juan. 8:37). La Palabra no tenía un espacio.
Hay espacio para la política, para la religión, para entretenimientos carnales, para
reuniones sociales, para cualquier cosa, pero no había espacio para recibir la Palabra
de Dios. Ellos rechazaron la bendición de Dios. Las multitudes estaban muy expectantes
y seguían al Señor unos por los peces y los panes, otros por los milagros, y otros
para acusarle; pero la Palabra no hallaba lugar en sus corazones. Porque si la Palabra
hallara lugar en verdad le amarían, el Señor les dice que serían distintos, pero el
problema era que ellos estaban llenos de mundo, de materialismo, de religiosidad, de
vanidades. La Biblia nos habla de dos ciegos. “Y dos ciegos que estaban sentados
junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de
David, ten misericordia de nosotros! Y la gente les reprendió para que callasen; pero
ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor... ten misericordia de nosotros! Y deteniéndose
Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean
abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida
recibieron la vista; y le siguieron” (Mateo. 20:30-34). Los ciegos querían la bendición,
ellos querían un toque de Dios, ellos estaban seguros que algo iba a pasar, ellos querían
ver. Dios quiere ampliar su visión, Dios quiere que crezca, ¿cuánto quiere crecer?,
¿adónde quiere llegar?, ¿qué tan alto quiere llegar? Hay los que quieren bendición
pero no tienen espacio, porque hay cosas en su corazón que no tienen que estar, hay que
sacarlas si quiere bendición, si quiere crecer, si quiere el poder de Dios. La Biblia
también nos habla de una viuda. “Una mujer… clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi
marido ha muerto… y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. Y
Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva
ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas
prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y
tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte... Cuando
las vasijas estuvieron llenas...” (2 Reyes. 4:1-7). Eliseo le dice a la viuda: “¿Qué te
haré yo? Declárame qué tienes en casa”. Ella le dice: “Tu sierva ninguna cosa tiene en
casa, sino una vasija de aceite”, y quiere una bendición grande. ¿Usted quiere una
bendición grande? Tiene que ir primero a preparar lugar, abrir espacio, empiece por sus
vecinos y vaya por todas las casas y que le presten vasijas vacías, no pocas, no venga con
escasez, no venga con limitaciones, si se va a limitar quédese en casa, ¿quieres salir de
la pobreza, espiritual?, entonces haga espacio donde va a almacenar la bendición,
porque lo que está pensando y anhelando es grande y no tiene donde guardarlo. En los
días de Eliseo, nos dice la Biblia que hubo necesidad de agua para el ejército de Judá,
de Israel y de Edom; y Josafat rey de Judá dijo: “¿No hay aquí profeta de Jehová, para
que consultemos a Jehová por medio de él?” (2 Reyes. 3:11), estamos en una total crisis
que no hay ningún profeta en quien podamos consultar a Jehová. Y alguien dijo: “Aquí
está Eliseo” (v. 11). Y Jehová a través de Eliseo dijo que preparen estanques, porque
va a llover, Jehová va a mandar agua; pero si no hacen estanques no tendrán agua para
beber, ni para su ganado, ni para sus bestias. Y comenzaron a hacer estanques y luego
de un momento a otro comenzó a llover, y se llenaron los estanques; y bebió el ejército,
el ganado, los caballos y bebieron todos y sobró. ¡Qué bendición!.

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