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ISSN: 1405-2962
recaribe@correo.uqroo.mx
Universidad de Quintana Roo
México
LAURA MUÑOZ
Instituto Mora
Guillermo Goñi Mortilla, De cómo los mayas perdieron Tulum, México, INAH, 1999,
174 p. (Colección divulgación/Serie Historia.)
Es notable que aquella ciudad de la cual se dijo en 1517 que Sevilla no podría pa-
recer mayor ni mejor, 10 años después fuera tan sólo un pueblo de poca población;
que al consumarse la conquista en 1549 contara apenas con 88 tributarios o
alrededor (de) 400 habitantes, y que sólo una generación después, en 1579,
ya no sobrevivieran en Tulum ni siquiera cincuenta indios tributarios, o un
poco más de doscientas personas (p. 28).
cuentro con Juan Bautista Vega (quien llegaría a ser jefe de Tulum) y
las desavenencias del propio Vega con quien lo había apresado treinta
años antes, Paulino Caamal, jefe de Chumpon. No se descuida, por cierto,
la información sobre el físico y el temperamento de Vega y de Caamal.
Al lector quizá le resulten de interés las referencias acerca de un vuelo
de Charles Lindbergh cercano a Tulum, que luego derivó en un proyecto de
fotografía aérea; la labor de los maestros en la región, las comisiones su-
cesivas de carácter oficial (Ulises Irigoyen, Luis Rosado Vega, etcétera)
y la posterior presencia de Gann en Tulum.
El capítulo final, “Los indios abandonan Tulum”, alude a la manera en
que el gobierno federal se impone, y logra que los mayas pierdan el control
de la zona arqueológica, en “beneficio” de la investigación y del turismo.
Casi simultánea a la pérdida del control de la zona por parte de los ma-
yas, se presenta la propia desaparición de la Cruz del santuario. La narración
de la pérdida de Tulum (o su abandono) es a la vez el recuento de visitas de
exploradores, curiosos y académicos.
Como sea, el texto de Goñi nos deja interrogantes sobre el futuro del
pueblo maya. El hecho de que el autor haya centrado su mirada en la zona
arqueológica sin contemplar a la población cercana que lleva el mismo
nombre indica, al final de cuentas, que la realidad actual reclama comple-
mentar el entendimiento de los vestigios arqueológicos. En otras palabras,
hace falta un trabajo etnológico que abarque más allá del asentamiento
prehispánico y un análisis integral sobre el fenómeno turístico que actual-
mente se desarrolla en Tulum y en sus alrededores. La tarea pendiente,
a decir de Goñi, es emprender el análisis social del desarrollo del turismo:
En verdad Dios los había abandonado. Una generación más duraría su aisla-
miento cada vez menos protector. Pronto comenzaron a llegar extranjeros
no sólo por barco sino también por avión. Con ellos comenzó la “vocación
turística”; los extranjeros se apoderan de Tulum, los mayas que quieren seguir
siéndolo se enmontan [sic] cada vez más; los demás, casi todos, acuden cada
semana a construir las ciudades y las casas de los extranjeros que se apoderaron
de su tierra (pp. 167-168).