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Resumen:
En el presente artículo se tiene como objetivo investigar y discernir acerca de la
política desde un enfoque Agustiniano, para lograr este propósito se tuvo un
análisis de las obras del autor ya mencionado siendo tales: “Las Confesiones”,
“Civita Dei” (Ensayo elaborado por Santibáñez) así como de distintos lugares
en la web.Lo cual nos llevó a intuir que la política de San Agustín se basa de
manera rigurosa en una ética netamente teológica es decir, teniendo como
centro a Dios.Añadiendo también que esta perspectiva se manifiesta aún el día
de hoy, que nadie está ajeno de esta, a lo cual la guía divina es la más idónea
y correcta para los seres humanos, que es esta la que permanece vigente a
pesar de los años, y cambios que padecemos. Es por esto que actualmente la
Iglesia busca constantemente la evangelización de las culturas.También
analizaremos en que consiste el “Libre Albedrío” al cual Hipona lo define como
el buen uso de la libertad, es decir con una cuestión de voluntad propia se
manifiesta la libertad humana como idónea para todos, y de esta manera la
búsqueda de una política perfecta. Agustín consideró que la Iglesia y sus leyes
son el modelo perfecto que servirían de guía para los hombres libres que por
naturaleza (como lo define él) se corrompe y corrompe a los demás. Al exhibir
el ser humano este defecto, Agustín propone La Ley La Justicia Divina, siendo
estos la base de los conceptos filosóficos de política Agustiniana. También
manifiesta la idea de dos ciudades (metafóricas) La ciudad terrenal; gobernada
por el egoísmo, y La Ciudad de Dios; amor a Dios. Sucesivo a esto cómo es
que la notoriedad de estos componentes se da en nuestra actualidad. ¿Es
verdad que Dios tiene la justicia y la ley divina para los hombres?
Concluiremos que el Cristianismo y Dios son una guía racional para los
hombres, que de no existir la iglesia, religión, no habría moral que sirva de
supervisión para todos nosotros en general.
Abstract:
This article aims to investigate and discern about politics from an Augustinian
approach, to achieve this purpose we had an analysis of the works of the author
already mentioned being such: "The Confessions", "Civita Dei" (Essay
elaborated by Santibáñez) as well as from different places on the web.
Which led us to intuit that St. Augustine's policy is rigorously based on a purely
theological ethic, that is, having God as its center.
Adding also that this perspective is still manifested today, that no one is alien to
this, to which the divine guidance is the most suitable and correct for human
beings, which is what remains in force despite the years, and changes that we
suffer. This is why the Church is constantly seeking the evangelization of
cultures.
We will also analyze what "Free Will" consists of, which Hippo defines as the
good use of freedom, that is to say, with a question of one's own will, human
freedom is manifested as suitable for all, and in this way the search for a
political perfect
Augustine considered that the Church and its laws are the perfect model that
would serve as a guide for free men who by nature (as he defines it) corrupts
and corrupts others. When exhibiting the human being this defect, Agustín
proposes the Law Divine Justice, being these the base of the philosophical
concepts of Augustinian policy. It also manifests the idea of two cities
(metaphorical) The earthly city; governed by selfishness, and The City of God;
Love to god.
Successive to this is how the notoriety of these components is in our present. Is
it true that God has justice and divine law for men?
We will conclude that Christianity and God are a rational guide for men, that in
the absence of the church, religion, there would be no moral that serves as a
supervision for all of us in general.
I. INTRODUCCIÓN:
En la actualidad el mundo está conformado por hombres libres, por ende por
gobernantes y gobernados libres. Aduzco a esta afirmación que la libertad nos
fue entregada por Dios, y que cada uno de nosotros hace uso de esta con una
suma voluntad propia del individuo. Depende de esas acciones los resultados
que se obtendrán ya sea de decisiones de interés individual o general.
Este artículo se desarrolla a partir de las obras públicas de San Agustín de
Hipona y por consiguiente deducimos que la filosofía Agustiniana más allá de
basarse en una ideología netamente teológica, también permanece sujeta a la
ética, política y a la sociedad.
Tal vez no sea fácil de entender, pero Agustín afirma que: “el mundo es libre”
sin embargo está al ser prevalecida por Dios que es un ser Omnipotente y
perfecto se evidencia en está el mal de los hombres, la libertad en el ser
humano muchas veces es manchada por la corrupción de ellos mismos, estás
manifestaciones pueden presentarse en distintas cualidades de la sociedad.
Políticamente en nuestro país (Perú) los gobiernos ya sean locales, regionales,
o hasta el mismo poder ejecutivo está corrompida, no se presenta la ética, ni
una moral neta al que gobierna o al que le toca tomar decisiones de interés
general, teniendo en cuenta esto San Agustín estudia a Dios demostrando su
existencia y estableciendo sus atributos, su esencia.
II. DESARROLLO:
Dios nos demuestra su existencia por las cosas exteriores (su orden, belleza,
bondad y contingencia se deben a Dios) y por la mente interior humana: las
verdades universales y necesarias no se deben al entendimiento humano que
no es necesario ni universal, sino a la Verdad Suma, a Dios. Continuando nos
preguntamos si: ¿La Libertad que Dios nos dio puede hacernos daño a
nosotros mismos?
Es una interrogante difícil de contestar ya que Hipona al apreciar el mundo,
nota que el ser humano es egoísta y perverso con fines únicamente de lograr el
bien para sí mismo. Es de esta manera que Agustín en su estudio a Dios (la
cual logró con las influencias Ciceronianas, Maniqueas y especialmente de las
Sagradas Escrituras que fueron las que finalmente decidieron su futuro en el
Cristianismo), y en su fe Cristiana hacia los hombres propone una nueva visión
basada en Dios y en su juicio.
Lo que San Agustín buscaba era que los seres humanos nos guiáramos con la
Ley y Justicia Divina, a la cual este la consideraba como un modelo perfecto,
que no está sujeto al tiempo, lo que es contrario a la ley humana, Hipona
definía a la ley humana como temporal, sujeta al tiempo porque lógicamente
sí, estas varían según el tiempo y espacio en donde se encuentre.
Ética y Política:
Analizando la Política Nacional y la notoriedad que la ética presenta en esta, es
evidente la miseria asistencial que tiene este elemento en el mando patrio.
Consecuentemente es aquí en dónde nace la raíz del dilema que implica no
solo a nuestro país sino también a los distintos mandos que existen en todo el
globo.
La ética continuando es fundamental en la política, no solo porque incluya una
definición con cierta tendencia de régimen, sino que en esta esta justamente la
mención que Hipona hace sobre la libertad y nuevamente el mal manejo que
hace el hombre de esta atribución que nos fue asignada por Dios.
Pero si Dios es un ser perfecto y omnipotente ¿tiene sentido que
nos diera la libertad teniendo en cuenta la naturaleza humana? ¿Y
sí de privárnosla sería acaso una mejor opción?
Analizando esta visión puedo notar que Dios nos dio la libertad porque él cree
que el ser humano tiene la capacidad de manejarla de manera correcta a su
vez también al ser él nuestro modelo a seguir, con una Ley justa y divina con
imparcialidad para todos y de esta manera no cometer actos perjudiciales.
Y es aquí en dónde el cristianismo da a conocer la más famosa de las
escrituras acerca de “Adán y Eva” y es esta justamente en dónde la gran duda
surge, es decir el nacimiento del pecado natural al hombre se presenta por
primera vez, posterior a esto deduzco que el ser humano se corrompe frente a
la primera aparición de una manifestación en la cual conocemos hay que obrar
el bien sin embargo el hombre al ser uno pensante y con actitudes deplorables
en ética podemos afirmar que: si el ser humano no cuida de su moral y ética
propia, perjudicará a su alrededor es decir a los demás ciudadanos, en
conjunto, a la sociedad.
Es una lástima que la sociedad en que vivimos y el sistema nos haga creer que
esa es nuestra meta en la vida y que no existe algo mejor.
El Libre Albedrío:
La elección del libre albedrio que nos fue otorgado por Dios está dirigida hacia
el mal, el ser humano tiende a actuar de mala manera con suma voluntad, y
como consecuencia de estas acciones, es lo que nos lleva a una serie de
eventos catastróficos, como se aprecia de diversas maneras en nuestra
realidad general.
Sin embargo yo consideró que debemos de entender que esto no es culpa de
Dios, él nos entregó este “bien” y que ya depende del hombre hacer la elección
de hacer el bien o hacer el mal.
Nadie apunta con una pistola a otra y hace que tomé una decisión forzada,
cada uno es libre de hacer lo que desee.
San Agustín afirma a la LIBERTAD AL BUEN USO DEL LIBRE ALBEDRIO y
esto básicamente por una cuestión de ética y moral porque una persona hace
uso bueno de este factor no porque sean las normas y que se vea bien, sino
porque él lo considera como hacer el bien o sea es en resumen una cuestión
de voluntad.
Por ejemplo:
Ayudar a un aciano a cruzar la calle.
Devolver un billete a una persona que sabemos que se le cayó.
A continuación:
El mayor placer de Dios al haber creado fue contemplar y ver que "todo era
bueno" (Génesis 1,31); esto es, que todo gozaba de la aptitud para "hacerse
conforme a la imagen de su hijo", según las admirables palabras de San Pablo
(Romanos 8,29), extendidas por nosotros a toda la Creación. Pero el máximo
placer de Dios, el máximo deleite que pueda otorgar el dar y darse, lo tuvo Dios
cuando dijo al hombre por boca de Ezequiel: "Juro que no quiero la muerte
del pecador, sino que se convierta y viva" Ezequiel 18,23).
San Agustín se pregunta si el libre albedrío depende de la voluntad señala
Fernández M.
Males metafísicos:
Un mal físico es una acción que causa un desequilibrio en la rutina de
una persona.
Un mal físico es aquel mal que traerá consecuencias de nivel físico, mas
no necesariamente de moral
Males morales:
El mal moral es un mal que afecta a una persona en un nivel psicológico
El mal moral es cualquier mal que traerá un desequilibrio en la moral o
los valores de una persona, causara una confusión en la Ley Natural.
Una comunidad regida por el amor a Dios y al prójimo no puede darse nunca
en esta vida. La historia camina hacia su fin, que es la separación definitiva de
las dos ciudades en el juicio final: los ciudadanos del cielo gozarán de la paz de
Dios, los egoístas serán apartados de esa felicidad eterna.
San Agustín muestra una visión muy negativa del estado que choca con el
pensamiento político clásico, donde el estado y la política eran algo positivo.
La justicia era un elemento esencial del estado. Sin justicia, no hay paz; y sin
paz no puede haber virtud y felicidad. San Agustín rompe con esta tradición y lo
hace desde una nueva concepción de la justicia en la que se introducen las
creencias cristianas: la verdadera justicia requiere contar con Dios. En esto
sigue el pensamiento clásico: la justicia es el orden y la armonía que se deriva
de que cada cosa esté en su sitio y ejerza la función que le es propia. Pero en
una visión en la que la realidad aparece dividida en Creador y criaturas, habrá
justicia cuando se siga la ley de Dios.
La justicia es, por tanto, el cumplimiento del mandamiento de amar a Dios
sobre todas las cosas.
El concepto de pueblo, comunidad de personas reunidas por causa de unos
intereses comunes y con vistas a realizar la justicia. Una sociedad que se une
para conseguir unos fines comunes y que tiene que alcanzarlos con justicia. El
llamarlo res o cosa una entidad, un aparato de poder y autoridad con el que
el pueblo consigue sus fines. Lo esencial de esa cosa es el recurso al uso de la
fuerza para preservar los intereses y la justicia.
Para él La ley eterna: Que proviene directamente de Dios. En esta ley, Dios
gobierna y podrá ser conocida indirectamente por los humanos y los seres
irracionales. Además Agustín coincide con la afirmación de Cicerón
agregándole una condición exclusivamente a la “Ley eterna” que en tanto es
ley verdadera y perfecta inspirada en Dios, sirve de modelo para la ley temporal
que rige la vida de los hombres del mal de acuerdo al orden natural establecido
por Dios.
En resumen para San Agustín, la justicia está en las escrituras. Las leyes
eternas de la moralidad están impresas en el corazón del hombre, que está por
naturaleza dispuesto hacia Dios. En la historia hay dos ciudades, la del
hombre, que está volcada hacia el egoísmo y la Ciudad de Dios que se va
realizando en el amor a Dios y mediante la práctica de las virtudes, como la
caridad y la justicia, esta última es la meta de la humanidad y se encuentra
destinada a los justos.
Y entre los Padres de la Iglesia, sin lugar a dudas San Agustín ocupa un lugar
muy destacado. Considerado como el más grande de los Padres y uno de los
mejores maestros de la Iglesia, de quien según decía el hoy Beato Juan Pablo
II todos de alguna manera nos sentimos discípulos e hijos, el Doctor de Hipona
en buena medida ha ofrecido las coordenadas intelectuales desde las que la
Iglesia se aproxima a muchas realidades, sea para comprenderlas, sea para
renovarlas y ponerlas al servicio de su misión evangelizadora.
En mi opinión considero que en la misión de anunciar el Evangelio, la Iglesia
tiene como objetivo dar a conocer que Dios ama a todos los hombres, que ha
entregado su vida por ellos en Jesucristo, que nos ha creado y nos llama a que
estemos con Él y compartamos su vida. Al mismo tiempo, la fe lleva a un
compromiso constante con la dignidad de la persona. De ahí nace la inmensa
labor humana y social que la Iglesia desarrolla en todo el mundo.
Las misiones tienen por finalidad ayudar a la primera evangelización de los
pueblos, colaborando además con el desarrollo y promoción de los pueblos.
Los Estados y las Iglesias tienen como objeto de su acción a los seres
humanos, a quienes deben servir, por lo que el ordenamiento de cada una de
estas dos entidades debe mantenerse en el ámbito de su propia vigencia: los
Estados, en ofrecer bienestar a todos los ciudadanos, y las religiones, en su
misión de brindar a todo ser humano una propuesta de salvación trascendente.
Por tanto, los principios que rigen sus relaciones deben necesariamente
reconocer la distinción entre lo que es del césar y lo que es de Dios; es decir,
entre el Estado (lo civil) y la Iglesia (la religión), y establecer que la autonomía
de cada uno se hace necesaria para el cumplimiento de su respectiva función.
Refiriéndose a esta diferencia, el papa emérito Benedicto XVI afirmó que “el
cristianismo fue, desde sus comienzos, una religión universal y, por tanto, no
identificable con un Estado, presente en todos los Estados y distinta de cada
uno de ellos. Para los cristianos, ha sido siempre claro que la religión y la fe no
están en la esfera política sino en otra esfera de la realidad humana... La
política, el Estado, no es una religión, sino una realidad profana con una misión
específica”. Sobre este tema, el papa Juan Pablo II había advertido que
“identificar la ley religiosa con aquella civil puede efectivamente sofocar la
libertad religiosa y hasta limitar o negar otros derechos humanos
inalienables”.Con estas consideraciones como premisa, se puede sostener que
las relaciones entre el poder civil y el espiritual deben darse con independencia
de cada uno, en el marco de un Estado laico, en el que se reconozca la
autonomía de lo político y civil respecto de lo religioso y espiritual, en el que se
respete a quienes profesan cualquier religión y a los que no profesan ninguna.
V. REFERENCIAS:
• (Pablo VI, Evangelii nuntiandi, p.20)
• (Revista Estudios Eclesiásticos, vol. 83, 2008, pp. 399-424)
• (Revista Teológica Limense, vol. XLII, 2008, pp. 143-160)
• (Benedicto XV, 2008),
• (Gaudium et spes, 1)
• (Augustinum Hipponensem, V, conclusión)