Sunteți pe pagina 1din 2

Hijo de Juan Figari de Lázaro y Paula Solari, ambos inmigrantes italianos, Pedro Figari

manifestó desde joven inclinaciones artísticas que postergó por sus estudios y actividades
profesionales.

En 1885 se recibió de Doctor en Jurisprudencia en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales


de la Universidad de la República. Se publicó su tesis de grado, Ley Agraria.1

Al año siguiente se casó con María de Castro Caravia y viajó por primera vez a Europa. En 1887
nació su primera hija, Isabel, que fallece a poco tiempo de nacer y luego vendrán María Elena,
Mercedes, María Margarita, María Delia, Juan Carlos, María Isabel, Emma y Pedro.2 A los 29
años asistió a clases de pintura con el maestro italiano Goffredo Sommavilla, pero no fue hasta
1918 que dio rienda a su vocación pictórica.

En 1915 asumió como director de la Escuela de Artes y Oficios, donde propuso nuevos talleres
en régimen mixto, orientados a capacitar no solo en la técnica de los oficios sino a vincular la
industria y el arte con una identidad americana, fomentando “la mentalidad nacional con
criterio propio”.3 Su destacada labor como abogado, político, periodista, escritor, pedagogo y
humanista hacen imposible disociar el contenido y la riqueza de sus pinturas de las demás
facetas que nutrieron su acción y pensamiento.4

Abogado y político

Tuvo una intensa actividad pública, en 1889 fue designado Defensor de los Pobres en lo Civil y
lo Criminal, cargo que ocuparía hasta 1897.

En 1895 emprendió la defensa del alférez Enrique Almeida, acusado falsamente de un


asesinato cometido en la esquina de las calles Chaná y Arenal Grande. La causa le insumió
cuatro años de trabajo, pero develó finalmente la inocencia de Almeida. En 1896 publicó Causa
célebre. El crimen de la calle Chaná, vindicación del Alférez Enrique Almeida, donde dejó al
descubierto los intereses de la prensa obstinada en inculpar a Almeida.

En 1897 fue electo diputado del Partido Colorado por el departamento de Rocha y en 1900 y
1902 por Lavalleja. En esos años presentó un proyecto de ley para la creación de una escuela
de Bellas Artes, se desempeñó como Consejero de Estado, fue nombrado abogado asesor del
Departamento Nacional de Ingenieros, integró del Consejo Penitenciario y presidió el Ateneo
de Montevideo, desde donde impulsó proyectos culturales.5

Durante la Revolución de 1904 fue nombrado Presidente de la Junta Central de Auxilios creada
por José Batlle y Ordóñez para proveer asistencia médica a los heridos luego de las batallas.6
En 1927 el Ministerio de Relaciones Exteriores lo nombró miembro de la misión especial ante
el Rey Jorge V de Inglaterra con el rango de Ministro Plenipotenciario, poco después recibió la
Orden del Imperio Británico en el Palacio de Buckingham.

Periodista y escritor

En 1893 comenzó su actividad periodística fundando y co-dirigiendo el diario liberal colorado


El Deber. En 1905 publicó en el diario El Siglo veintidós artículos que fueron definitorios para la
abolición de la pena de muerte en Uruguay en 1907. Entre 1910 y 1911 publicó en el diario La
Razón diecinueve artículos bajo el título “El momento político”.5

Figari utilizó la prensa para dar a conocer y exponer públicamente su punto de vista sobre
temas políticos, de educación y arte.

En 1912. Pedro Figari publicó en Montevideo su ensayo filosófico a tres tomos Arte, estética,
ideal que le insumió dos años de dedicación casi total, el mismo fue traducido al francés por
Charles Lesca, publicado en París en 1920 con prólogo de Henri Delacroix y reeditado en 1926
prologado por Désiré Roustan.

Siendo director de la Escuela de Artes y Oficios, publicó su Plan General de la Enseñanza


Industrial y escribió junto con su hijo el arquitecto Juan Carlos Figari Educación Integral.

En 1928, luego del prematuro fallecimiento de su hijo Juan Carlos, publicó el ensayo poético
con acotaciones gráficas El Arquitecto, escribió una serie de cuentos y la novela utópica
Historia Kiria que fue publicada en 1930 en París.

Filósofo

La tradición filosófica de Figari, contrarío a lo que se suele pensar, no es para nada efímera, y
desde luego no solo parte de su tradición pictórica, pues, al igual que el romanticismo alemán,
de quien Figari es deudor, trata de expresar ideas de suma complejidad relacionadas el sentido
de la existencia, de la vida, e incluso de lo que por arte se puede entender, a través de la
concepción estética, es por ello preciso, recordar lo que Arturo Ardao dice respecto a la
necesaria separación conceptual entre el esteta, el pintor y el filósofo que en Figari convivían.

S-ar putea să vă placă și