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EL OBJETO DE LA OBLIGACIÓN
La prestación es el objeto del derecho del acreedor que está garantizado por la responsabilizado
de todo el patrimonio del deudor (teoría del acreedor).
Aquí existe una dificultad clásica que pertenece más al ámbito de la expresión lingüística y oral
que de la realidad, permitiendo el lenguaje afirmar un simple hecho de forma afirmativa o
negativa. La jurisprudencia del TS tiene un criterio general aproximado para distinguir,
independientemente de cómo se verbalice para distinguir si la obligación es positiva o negativa.
OBLIGACION DE DAR
Es una obligación que es de origen legal (lo pone la ley), pero tiene un carácter accesorio de la
de dar (instrumental). Tiene que mantener la cosa y evitar para que la cosa no perezca. El tiempo
en que rige esta obligación es el tiempo que media entre que nace la obligación -sea por la
fuente que sea – y se extingue por su cumplimiento. Incluye la obligación de no transmitir y de
que la cosa no perezca o se deteriore. La diligencia exigida por la ley es la de un buen padre de
familia (concepto jurídico indeterminado), que viene a ser el estándar o canon de una persona
normal, y que solo lo puede decidir un juez. Se le podría pedir una diligencia superior a la media
que se determina como profesional, que debe ser dirigida expresamente.
Esta sanción o prueba tiene una agravación de la responsabilidad del deudor recogida en el art.
1.096 párr. 3º CC. El supuesto de hecho de este artículo son dos casos: la mora (art. 1.100 CC) y
la doble venta (art. 1.473 CC). La consecuencia jurídica de estos dos supuestos es que el deudor
incurre incluso en caso fortuito. Esto tiene su lógica
Esto responde a un principio general del derecho, accesorium sequito principale, es decir, que
lo accesorio sigue a lo principal. También se hace referencia que esto se aplica, aunque no se
mencione en el contrato.
La gran cuestión de este problema es el concepto de accesorio. No existe una definición, pero
se podría decir que lo accesorio “son los elementos patrimoniales que no tienen entidad
relevante por sí solos sino solo aplicados a la cosa principal”. En materia de bienes inmuebles
existe una lista, recogida en el art. 334. 3-7 CC, que desde siempre han sido pertenencia de las
fincas o inmuebles por predestinación. En este sentido nos referimos a la instalación de la
vivienda de luz y agua, etc.
Por su parte, en materia de bienes muebles no hay una lista de que se entiende por accesorio y
qué se entiende como principal, debiendo regirse por el sentido común, aunque en la práctica
surgen problemas de calificación. Una buena regla práctica sería señalar concretamente los
accesorios que hay que entregar, a pesar de que el Código dice que no sea obligatorio
expresarse, es bueno enumerar los objetos.
- Libre disposición de la cosa o legitimación sustantiva: esta legitimación puede ser directa
o indirecta. La legitimación directa es la propiedad de la cosa sin limitación de la facultad
de disposición. La legitimación indirecta es la representación legal o voluntaria del
propietario.
- Capacidad para enajenar o capacidad de obrar plena.
En la excepción se hace referencia a la validez del pago de dinero al acreedor de buena fe que
lo haya gastado o consumido. La buena fe de este acreedor consiste en la ignorancia excusable
del defecto (falta de legitimación o falta de capacidad). La buena fe no es necesario probarla,
sino que es el solvens el que tendría que probar la mala fe.
En cuanto a la consecuencias concretas de la falta de estos requisitos, hay que distinguir dos
planos:
Se encuentra recogido en el art. 1.095 CC. Tiene dos incisos, y la norma importante es la del 2º
inciso, que establece el sistema de título y modo. El que a nosotros nos interesa es el primer
inciso.
El ámbito material son los frutos, que pueden ser naturales e industriales (cosas productivas) y
los frutos civiles (rentas e intereses).
Hay autores que consideran que este artículo únicamente se refiere a los frutos naturales e
industrales, pero esta opinión es incorrecta puesto que no se excluyen los frutos civiles. La
doctrina explica que la regla del 1.095 CC es un principio general que luego en la práctica tiene
muchos matices y factores, pero tenemos esta regla de fondo. Debe de entenderse, más bien,
desde el sentido corregido en el que acreedor puede tener derecho a los frutos sin asegurar que
lo tenga en todo caso, depende entre otros de los pactos del contrato fuente, que los frutos no
pertenezcan a una persona distinta al transmitente, y de otras normas civiles más especiales
sobre frutos e intereses (por ejemplo, en materia de préstamo, compraventa, etc.).
Al respecto al ámbito temporal -periodo que se tiene derecho a los frutos –, se debe entender
desde que la obligación es exigible por no estar sujeta a condición o a plazo suspensivo. Para la
condición suspensiva (1.120 parrafo primero), te dice que los frutos son del deudor, ha nacido
la obligación. En el caso del plazo suspensivo también se puede defender que los frutos antes
del plazo son del deudor también (salvo pacto en contrario o normas contrarias, por ejemplo en
materia de compraventa).
No hay norma referida al funcionamiento de los frutos del acreedor, cabe decir que en la práctica
los frutos e intereses debidos al acreedor se liquidan o entregan en el momento del
cumplimiento de la obligación principal, salvo pacto en contrario.
La acción de cumplimiento tiene dos modos: una es el cumplimiento específico (in natura) que
es entregar “un caballo que poseemos” y la otra es el cumplimiento por equivalente económico
(en dinero). El acreedor de cosa tiene derecho al cumplimiento específico.
Esto lo encontramos en el art. 1.096 párr. 1º CC. En este contexto, cosa determinada se
contrapone a cosa genérica y que está identificada individualmente. Todos los inmuebles son
cosas determinadas y los muebles pueden ser determinados o genéricos. Se podría decir que
todos los muebles con características propias que lo identifiquen se pueden considerar cosas
determinadas. Este art. se armoniza con el art. 1.101 CC que habla del resarcimiento o
indemnización.
Se encuentra en el art. 1.163 párr. 1º CC. Esta norma relativiza bastante el requisito de la
capacidad de obrar del accipiens. El sentido de esta norma es que en principio se exige la
capacidad para administrar, pero la norma afirma que la falta de esa capacidad puede ser suplida
simplemente por la utilidad del pago. Si el pago no es útil para el incapaz, será invalida sin
extinguir la obligación debiendo hacerse otra vez.
El concepto “utilidad del pago” es un concepto jurídico indeterminado que aparece en más
artículos del código y que en cada contexto tiene un sentido. Según el contexto del art. 1.163
párr. 1º. CC quirere decir según la jurisprudencia o bien que el pago ingrese de forma estable y
segura en el patrimonio del sujeto, o bien que eso se gaste o se invierta en beneficio del incapaz.
La importancia de esta figura es que la prueba de la utilidad del pago le corresponde al solvens
aunque no haya norma que lo diga, porque es el interesado.
Esta norma del art. 1.163 CC debe ponerse en conexión con otras normas y principios para dar
cuenta de una buena práctica, ya que a pesar de lo que dice el código, el pago debe hacerse a
los representantes legales del incapaz, que tienen su administración; bien sean los padres, bien
sean los tutores.
Ahora bien, si de hecho se hace el pago al incapaz cuando no se debe de hacer, lo que emana
del código es que no es necesariamente nulo, sino que entra en juego el art. 1.163 CC. También
existe la posibilidad para el que va a pagar (para el solvens) que es la consignación, entendiend
pro consignación el depstio judicial del dinero en vez de pagar al acreedor. Esta posibilidad de
consignar se produce cuando la persona incapaz no conste como incapaz declarado; no
obstante, si se le hace al incapaz o presunto incapaz puede valer con el requisito de la utilidad.
La nueva Ley de Enjuiciamiento Civil trae mucho más detallada esas normas:
- Para la obligación de dar dinero (art. 571 ss LEC).
- Para la obligación de dar cosa mueble determinada (art. 701 LEC).
- Para la obligación de dar cosa genérica (art. 702 LEC).
- Para dar cosa y mueble (art. 703 LEC).
OBLIGACIÓN DE HACER
OBLIGACIÓN DE NO HACER
Resolutoria: si el fin de la obligación depende del suceso incierto. Hay que entender que en estos
casos la relación obliga mientras no se da la condición; pero una vez cumplida la relación acaba.
La verdadera condición resolutoria es que extingue la relación en general, no el plazo.
Modificativa: el suceso incierto produce un cambio o alteración en alguno de los elementos de
la obligación. Ej: antes era a plazo y ahora se vuelve instantánea. Hay que diferenciarla de la
novación, que también es una modificación de la obligación. En la novación hay un acuerdo en
la condición al contrato, mientras que la condición modificativa está ya puesto en el contrato.
El efecto más importante de la condición modificativa es la cláusula del vencimiento anticipado
por impago, en las que se pacta en una condición a plazo pero por impago se convierte en
instantánea. Algunos autores dicen que esto no se puede hacer puesto que no viene en el
código, pero no es necesario ya que según el principio de autonomía privada (art. 1255) esto se
puede hacer.
Estas dos fases se dan en los dos tipos de obligaciones condicionales (suspensivas y resolutorias),
produciendo efectos distintos.
En la condición suspensiva:
- Fase de condición pendiente: 1.121 párrafo 1º. Estas acciones para la conservación de
su derecho son preventivas, cautelares para conservar su derecho, no la de su
cumplimiento. En el párrafo 2º (leer).
En el art. 1.122 Cc. reglas de pendiente de la cosa (secundaria a efectos del examen pero para
nota)
En la condición resolutoria:
- Condicion pendiente: art. 1.113 párrafo 2º. En la que puede exigir el acreedor el
incumplimiento desde ya.
- Condicion cumplida: art. 1.114 cc. El efecto básico es la extinción del crédito, y también
está incluida la restitución de la obligación. Art. 1.123 párrafo 1º. La restitución dice que
la restitución solo está previsto para las obligaciones reciprocas, no en las simples; es
decir, está previsto para solo aquellos casos en los que no ha habido contrato. En la
práctica real se puede excluir la restitución por parte del vendedor mediante una figura
que es la cláusula penal de retención o pérdida del precio cobrado en concepto de
indemnización. Hay que aclarar que esto solo cabe en las condiciones explícitas;
mientras que en las implícitas no cabe la cláusula penal por lo que hay que devolver la
prestación.
En cuanto a la condición modificativa los efectos son análogos en cuanto a la suspensiva, solo
que en lugar de efecto retroactivo que para contrario a la propia naturaleza.
Condiciones potestativas: art. 1.115. Depende de la exclusiva voluntad del deudor, que se
considera nula.
Condiciones causales: si depende de la suerte o de la voluntad de un tercero, surtirá todos los
efectos. Esta sí que vale.
La jurisprudencia remarca mucho el carácter exclusivo, es decir, que dependa solo de la voluntad
del deudor. En este sentido, no es potestativa si depende en parte de la voluntad del deudor y
de otro. Además, ha dicho que tampoco sería potestativa si aunque dependa de la voluntad del
deudor tiene de por sí consecuencias negativas. En este caso está la casuística del impago.
Condiciones positivas y negativas: positivas que ocurra algo y negativa que no ocurra algo. Con
plazo o sin plazo se refiere a que se cumpla el plazo (NO ENTRA, LEER)
Condición impedida por el propio deudor: ocurre cuando el obligado hace algo que impide que
se cumpla. Por una sanción se tiene por cumplida (ficción jurídica).
Condicion resolutoria implícita: ineficacia sobrevenida. En el caso de que una de las partes no
cumpla con su parte, el otro puede optar por exigir su cumplimiento.
Las obligaciones divisibles e indivisibles (1149-1151). En el caso del art. 1151 para los efectos
de los artículso que se preceden, se reputaran (…). Las obligaciones de hacer serán divisibles
cuando tengan por objeto la prestación de un numero mínimo de días de trabajo, la ejeucicón
de obras por unidades métricas u otras análogas. En las obligaciones de no hacer, la divisibilidad
o individisibilidas se decidirá por el caráctw de la prestación en cada caso particular. Las
obligaciones de no hacer son mayoritariamente indivisibles, salvo excepciones. Si no existe
pluralidad de sujetos (un deudor y un acreedor), nos remitimos al art. 1149 el hecho de que la
cosa divisible o indisivilde de las cosas sea divisible o indivisible no tiene ningun efecto. Si hay
pluralidad de sujetos (varios acreedores y deudores) pasamos al art. 1150, significa que el
incumplimiento de un deudor implica el incumplimiento total de todos ellos con todas sus
consecuencias.
1.- Posibilidad (1272): no podrán ser objeto de contrato las cosas o servicios imposibles. Esto
tiene su aquel ya que contratar alguna cosa o servicio imposible tiene la nulidad absoluta de la
obligación. La imposibilidad tiene muchas graduaciones: imposibilidad metafísica, imposibilidad
moral. Es importante saber el momento de la imposibilidad, según el cual la cosa o servicio tiene
que ser imposible en el momento de la fuente: en el contrato. La imposibilidad sobrevenida:
opera la teoría de los riesgos, es decir, si hay culpa del deudor, responsabilidad contractual; si
no hay culpa, se considera caso fortuito o fuerza mayor y la obligación de extinguirá.
2.- Licitud (1271): en el primer párrafo y el segundo hace referencia a las cosas: no puede ser a
contrario sensu los bienes que están fuera del comercio. Por ley está prohibido su transmisión.
En el párrafo tercero dice que todos los servicios no contrarios a las leyes o las buenas
costumbres, constituyendo una obligación de hacer o no hacer, teóricamente son nulos, pero
cuando se cumplen de facto no cabe la restitución.
El párrafo segundo del 1271 habla de las cosas futuras, es decir, que no existen en el momento
de la fuente pero sí que pueden existir en el futuro (vgr. Crías que no han sido paridas, cosechas
del año 2020). Las cosas futuras pueden ser objeto de contrato o de derecho de crédito, pero
no pueden ser objeto de derecho real (que implica la existencia de la cosa). Hay una excepción
en este párrafo 2º que es típica y propia del derecho civil común -no foral -y que prohíbe la
sucesión contractual.
7. DETERMINACIÓN DE LA PRESTACIÓN
Las reglas concretas del 1273, según el cual el requisito absoluto es la determinación en cuanto
a la especie (dinero, petróleo, aceite, …); mientras que el requisito relativo se refiere a la
cantidad. El código en el 1273 permite que la cantidad quede determinable sin necesidad de un
nuevo acuerdo (vgr. Precio por referencia a otra cosa cierta -tantos gramos de oro tal día, un
mercado o bolsa, o por fijación de terceros o árbitros o peritos (1448)).
La consecuencia de este requisito es que si la fijación de la cantidad depende de una sola parte
será nulo (1256, principio general del derecho) y para mayor concreción esta previsto para la
compraventa en el 1449. Si queda a merced para un nuevo acuerdo de las partes, no está
prohibido sino que es un precontrato.
Sobre la crisis actual de la determinación objetiva hay mucha tendencia en torno a contratos
con prestación no prefijadas que se denominan fluctuantes en beneficio de la empresa. El mejor
criterio para esto es establecer un máximo posible por encima del cual no opera la fluctuación.
Las obligaciones genéricas la prestación solo tiene una referencia cuantitativa a una categoría
(clase, tipo o género) de cosas fungibles en el sentido de intercambiables. Por ejemplo, dar 100
litros de vino tinto o barriles de virgen extra, o euros. En ellas, el efecto en cuanto al riesgo es
la inversión del riesgo por pérdida, que en realidad en nuestro ordenamiento hay que deducirlo
del 1182 en sentido contrario, ya que éste articulo habla de la cosa determinada e
implícitamente de la pérdida. El riesgo lo soporta el deudor: es decir, si la cosa se pierde o se
destruya, no se extingue la obligación, sino que sigue obligado al cumplimiento.
La ratio de por qué se reparte así el riesgo es pérdida es que “el género no perece”, seguirá
estando presente.
En las obligaciones genéricas se puede imponer características de las cosas siempre y cuando no
se llegue a individualizar la cosa (por ejemplo, esta botella). También existe la posibilidad de un
término medio: obligaciones de género delimitado.
Tampoco debemos confundir la diferencia entre las obligaciones específicas y genéricas y las
divisibles o indivisibles: en las primeras predomina un criterio cualitativo sobre la naturaleza de
la cosa y solo existe en las obligaciones de dar; mientras que en las obligaciones divisibles o
indivisibles es un criterio cuantitativo sobre la posibilidad de realizar la prestación.
9. OBLIGACIONES PECUNIARIAS
Interés fijo: se establece mediante un solo tipo que es un tanto por ciento del capital que
permanece inalterable durante toda la vigencia.
Interés variable: el tipo o porcentaje oscila a lo largo del tiempo base a una fórmula que se suma.
Se suma un diferencial o margen financiero que está expresado en puntos a un índice-base o
tipo de interés de referencia expresado en porcentaje el cual se modifica periódicamente de
forma objetiva o matemática, como es el EURIBOR. La obligación ha puesto muchos requisitos:
a parte del margen y del índice base, es requisito esencial que la cláusula de intereses establezca
las fechas en las que se aplicará el tipo aplicable de manera que en cada periodo de interés
permanecerá inalterable la cuantía del mismo. Pasado el periodo previsto se modifica al alza o
a la baja lo que varía el índice base.
Interés mixto: se empieza con un periodo de interés fijo de un año o dos y el resto se vuelve
variable hasta el final.
Interés global: es una práctica arcaica, aunque está contemplado en el art. 220 RH, no se expresa
mediante una fracción o porcentaje ni se paga periódicamente, sino que se fija una determinada
cantidad de dinero como prestación de intereses que suele pagarse antes con el principal o
según con él se pague. El interés no tiene por qué ser un porcentaje, sino que vale con ser el
precio del préstamo.
La razón económica del interés variable del EURIBOR. Una de las principales fuentes de la
ganancia bancaria es la diferencia entre los intereses que el banco cobra como acreedor y los
que el banco paga. Vive de la obligación pecuniaria (como acreedor y como deudor). En las
obligaciones activas los bancos prestan a los particulares son a medio o a largo plazo (5 años
para arriba); en las obligaciones pasivas o de refinanciación los bancos prefieren prestarse y
pedirlo a otros bancos, para pagar menos, a corto plazo. El banco nunca reconoce que le presta
un particular.
Deuda indemnizatoria
La obligacion indemnizatoria es una especial deuda de dinero análoga a la de valor, cuya
finalidad propia y específica es el resarcimiento o reparación de un daño (o lesión a los bienes
patrimoniales o no patrimoniales). Tanto la LEC como el CP permite que hayan indemnizaciones
que sean de dar otra cosa distinta de dinero o incluso de hacer. En la práctica, la inmensa
mayoría de las indemnizaciones son pecuniarias, en dinero, aunque no es esencial. De hecho
una de las funciones necesarias del dinero, es la de indemnizar.