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características minerales propias del suelo y de la roca donde se encuentra. Debido a que el
hierro es uno de los minerales más abundantes de la corteza de la tierra, este es muy frecuente
en las aguas subterráneas. Cuando hay demasiado hierro en el agua usted puede observar un
color rojizo, y un pobre sabor a café. Un problema igualmente común pero menos extendido es
la infestación de los abastecimientos de agua con las bacterias del hierro.
Efectos de las bacterias del hierro: Los problemas más serios ocurren cuando las bacterias del
hierro se acumulan en sistemas de pozos. Las bacterias del hierro no causan problemas de salud,
sino que pueden ser desagradables y tener los efectos siguientes:
Son la causa de olores.
Corrosión del equipamiento de tubería.
Reduce el rendimiento del pozo (taponación de filtros y tuberías).
Aumenta las posibilidades de infestación por bacterias de sulfuro.
Detección de las bacterias del hierro: Hay ciertos indicadores de que su pozo puede tener
problema con las bacterias del hierro. Estos son un color rojo, amarillo, o anaranjado del agua;
limo en las paredes internas de su bañera; y un olor que puede asemejarse al fuel-oil, al pepino o
a aguas residuales.
Prevención de las bacterias del hierro: Es difícil conseguir deshacerse de las bacterias del
hierro una vez existen en el pozo, por lo que la prevención es la mejor salvaguardia contra los
problemas que le acompañan. Para las perforadoras de pozos, la prevención significa la
desinfección de todo lo que entra en la tierra con una solución fuerte de dióxido de cloro
(250ppm). Las bacterias del hierro se alimentan de carbono y otros compuestos orgánicos, por
lo que es esencial que éstos no sean introducidos en cualquier parte del sistema de sondeo
durante el proceso de perforación.
Tratamiento de los problemas de las bacterias del hierro: Aunque hay métodos químicos y
mecánicos para tratar los problemas de las bacterias del hierro, los dueños de pozos privados
deben utilizar el antiguo hasta que un estudio adicional demuestre la eficacia del calor o de otros
medios para la desinfección de pozos más pequeños.
Tratamiento Químico: Por varias razones, los desinfectantes químicos rutinarios que eliminan
con eficacia a otras bacterias no son demasiado eficaces contra las bacterias del hierro. Las
bacterias del hierro se acumulan en capas gruesas, cada una forma un limo alrededor de las
células bacterianas que las protege contra los desinfectantes, por lo que estos no pueden penetrar
más allá de las células superficiales. Las reacciones químicas ocurren mucho más lentas a las
temperaturas bajas comunes en pozos, y la célula bacteriana necesita una exposición larga al
producto químico para que el tratamiento sea efectivo. Incluso si el cloro mata a todas las
células bacterianas en el agua, otras nuevas éstas pueden ser aspiradas del agua subterránea por
el bombeo o movimiento dentro del pozo.
Tratamiento mecánico: Además del tratamiento químico, existen otros métodos para controlar
las bacterias del hierro en sistemas de agua comunitarios. Las condiciones de estancamiento
pueden ser evitadas no colocando líneas de tuberías de punto muerto y limpiando
periódicamente las tuberías con un chorro de agua para reducir las bacterias. Forzar agua
caliente o vapor en el pozo para dispersar el limo y para matar a las bacterias también funciona.
Además, la limpieza del acuífero con un chorro de agua caliente se ha encontrado útil en
pruebas hechas sobre el terreno.
Almacenaje y Control de Granos.
Una definición importante es saber cuál es la diferencia entre semilla y grano. Se utiliza
el término de grano cuando parte de lo cosechado se destina para la alimentación humana y
animal, o como materia prima para la industria; mientras que el término semilla se utiliza para
indicar su uso en la siembra, reproducción y multiplicación de la especie o variedad. Las
semillas, deben conservar su viabilidad, germinación y vigor hasta el momento en que serán
utilizadas, a fin de asegurar el desarrollo de una nueva planta y con ello, la producción de más
cosechas. Si una semilla pierde o reduce su capacidad para generar una nueva planta, debe ser
utilizada sólo como grano, siempre y cuando no esté tratada con productos que puedan afectar la
salud humana o animal y que hayan desarrollado compuestos tóxicos o alterado sus cualidades
alimenticias.
a) Que el grano sea dañado, consumido o destruido, total o parcialmente, por insectos
que comúnmente se multiplican en granos almacenados. Muchos de los insectos que dañan el
grano durante su almacenamiento, lo invaden desde el campo, continuando su acción destructiva
en el lugar de almacenaje.
c) Que sea dañado, roído y contaminado con excrementos y orinas de ratas y ratones,
los cuales son transmisores de peligrosas enfermedades, tanto para personas como para
animales.
Métodos de conservación.
Almacenamiento en sacos.
Los sacos son recipientes herméticos, fáciles de manejar que protegen a los granos y
semillas contra insectos, siendo apropiados para fumigar cantidades pequeñas. Sus desventajas
son que pueden romperse con facilidad, siendo destruidos fácilmente por roedores y en ciertos
casos son costosos. No obstante su manejo es fácil, permiten la circulación del aire cuando se
colocan apropiadamente y pueden almacenarse en la casa del agricultor, sin requerir áreas
especiales. Antes de utilizarse deben limpiarse perfectamente, exponerse al sol y asegurarse de
que no estén rotos. La humedad del producto por almacenar debe ser inferior al 9%.
Los sacos deben estibarse sobre plataformas de metal, madera o de ladrillos, evitando
con ello el contacto directo con el suelo, dejando también una separación con las paredes del
almacén.
Almacenaje en mangas.
Esta tipo de almacenaje consiste en guardar los granos en bolsas plásticas herméticas,
donde el proceso respiratorio de los componentes bióticos de (granos, hongos, insectos, etc.)
consume el oxígeno (O2), generando dióxido de carbono (CO2).
Almacenaje en silos.
Las plantas de silo están diseñadas para almacenar todo tipo de granos, ya sean de
cereales, leguminosas y oleaginosas. El número de silos dependerá de los volúmenes de grano a
almacenar, de sus tipos y cualidades, ya que no es recomendable almacenar en el mismo silo,
diferentes tipos o calidades de grano.
Cuando los granos son cosechados con un elevado contenido de impurezas y basuras; es
indispensable la utilización de pre-limpiadoras. Las impurezas son portadoras de insectos, malos
olores y por lo general el grano recién cosechado tienen un porcentaje de humedad superior a la
que se requiere para conservarlo, situación que al momento de compactación impide el paso del
aire a los sistemas de aireación.
En la mayoría de los lugares en que se guarda el grano, estos son protegidos de las
inclemencias del tiempo (lluvias, rayos del sol y viento), siendo solamente dos componentes del
clima los que tienen mayor importancia: La Humedad y la Temperatura. En general el grano
responde lentamente a cambios del ambiente. Entonces, si se aumenta la temperatura de un
granero, llevará bastante tiempo para que este entre en calor y caliente la pila de grano.
Igualmente un montón de grano llevará, mucho tiempo para absorber agua del aire, o para
secarse si está húmedo.
Temperatura: Todos los organismos tienen un rango de temperatura fuera del cual no
pueden vivir. La mayoría de los insectos que atacan a los granos almacenados mueren a
menos de 18ºC siendo la temperatura óptima de esos insectos entre los 27ºC y los 34ºC.
A temperaturas próximas a los 40ºC, la mayoría de los insectos que atacan a los granos
almacenados no sobreviven.
Medición de la temperatura.
Medición de la humedad.
Si el productor opta por secado natural a campo y comienza a cosechar con el 14%
finalizará con valores del 10-11%, lo que significa que entregará el trigo con una humedad
inferior al porcentaje base (14%), perdiendo de un 2 a un 4% de su producción en la
comercialización. Por lo expuesto se aconseja comenzar a cosechar con el 16-18% para finalizar
los últimos lotes con el 14% de humedad.
Frente a lo anterior, para llevar el grano a la humedad comercial se deberá secar el trigo
artificialmente. El incremento de costos por el secado artificial puede quedar compensado con
las ventajas de realizar una cosecha anticipada.
Existe un numeroso grupo de insectos y ácaros que afectan los granos almacenados
provocando daños de tipo cuantitativo y cualitativo (Cuadro 4, Figura 5). Durante el almacenaje
los insectos encuentran condiciones muy favorables para su establecimiento, reproducción y
posterior desarrollo, puesto que cuentan con alimentos y protección adecuada. Según el daño
que estos insectos producen en los granos, se pueden establecer las siguientes categorías:
Plagas primarias: Aquellas que poseen aparato bucal masticador y puede romper la
cubierta exterior del grano para alimentarse o depositar sus huevos. Atacan granos
enteros, limpios y no dañado. Ej: Gorgojo del trigo (Sitophilus granarius), barrenador
de los granos (Rhyzopertha dominica), polilla de los granos (Sitotroga cerealella).
Plagas secundarias: Aquellas que atacan después de un insecto primario. Se desarrollan
entre harinas y granos quebrados. Su presencia indica, que existen otras plagas que
están o estuvieron dañando el grano Ej: Gorgojo de la harina (Tribolium castaneum y
Tribolium confuseum) y polilla de la harina (Ephestia spp.).
Plagas terciarias: Aquellas que se desarrollan con posteridad al ataque de los insectos
primarios y secundarios Ej.: Gorgojo plano de los granos (Cryptolestes ferrugineus)
Los ácaros no son insectos, pertenecen a la clase arácnida, pues tienen cuatro pares de patas
y el cuerpo dividido en dos partes sin segmentos, siendo organismos muy pequeños, difíciles de
ver a simple vista. Con calor y humedad, se reproducen fácilmente en dos semanas
aproximadamente pasa de huevo a adulto. Generalmente están encima o debajo de los sacos,
donde hay más humedad. Las harinas infectadas adquieren mal olor. Ej. Acaro de la harina
(Acarus siro).
Control físico.
Higiene. Este es el aspecto más importante del control de plagas de almacenes. Aunque
una mayor parte del grano que entra al almacén infestado, la mayor parte de las plagas se
originan en residuos viejos e infectados. Se puede reducir mucho el daño hecho al grano con las
siguientes medidas:
Control químico
Insecticidas.
Los polvos en agua son preferidos para tratamientos de superficie absorbentes tales
como el ladrillo y el concreto (Cuadro 5).
Mezclar insecticida con grano. Varios insecticidas pueden mezclarse directamente con
grano, cuya formulación es en polvos diluidos, generalmente con una concentración de entre
0,1% y 5% de ingrediente activo. Su empleo debe estar orientado cuando se sabe que el grano
ha sido expuesto al ataque de insectos antes del almacenamiento. Los insecticidas en este caso
se aplican directamente al llenar el silo, rociando el grano a medida que entre o tratando cada
saco a medida que estos se apilan. Normalmente son utilizados en grandes cantidades de grano y
en condiciones industriales.
El aluminiosilicato tiene un efecto mortal sobre los insectos que infectan cereales y
granos almacenados, provocando su muerte en corto tiempo. Este mineral penetra en las
membranas intersegmentales, provocando la muerte por deshidratación dentro del insecto
durante las 48 horas después de entrar en contacto con el mismo. Además altera la capacidad de
reproducción, porque a partir de dos horas después del contacto con los insectos, provoca
grandes alteraciones, y no se encuentran ya con capacidad para acoplarse y depositar sus
huevos.
Desde tiempos antiguos, las pérdidas por hongos en los granos almacenados han sido
una de las causas principales de los graves problemas alimentarios mundiales. Los daños que
estos microorganismos causan en los granos son:
Algunos investigadores, separan a estos hongos que invaden los granos almacenados en
dos grupos según su disposición en el grano: Microflora externa y Microflora interna, otros, sin
embargo, lo hacen de acuerdo al momento en que estos hongos invaden el grano agrupándolo en
hongos de campo y hongos de almacén.
Los representantes más importantes de los hongos son los géneros: Alternaria,
Cladosporium, Helmintosporium y Fusarium. Todos estos no tienen una real importancia en las
pérdidas de grano. El segundo grupo, los hongos de almacén, es el que provoca la mayor parte
de las pérdidas. En este grupo se incluyen dos géneros de real importancia: Aspergillus y
Penicillium, existiendo otros géneros que no son de gran importancia agronómica.
El género Aspergillus tiene como hongos de almacén, unas doce especies de las cuales
unas cinco son las más frecuentes, estas son: Aspergillus candidus, A. flavus, A. flumigatue, A.
glaucus y A. níger. Penicillium sólo cuenta con unas cuatro especies, entre llos que destacan P.
cyclopium, P. martesii.
Las condiciones de almacenaje que están limitando el ataque de los granos por hongos
son:
Cada una de estas condiciones se relaciona con las otras, así tenemos que si el contenido
de humedad del grano es óptimo para el ataque de hongos, pero la temperatura es baja, estos se
pueden desarrollar lentamente. Un contenido de humedad seguro para conservar granos
almacenados por un año es de 12 a 13, un mayor tiempo requiere menos de 11%
Los hongos sobre granos almacenados producen cambios deteriorativos que afectan su
calidad, los cuales pueden resumirse en los siguientes aspectos: pérdida de viabilidad,
manchado, calentamiento, producción de toxinas, pérdidas de las propiedades nutritivas, además
de malos olores y sabores.
Las Micotoxinas son aquellas sustancias tóxicas generadas como producto del
metabolismo de los hongos. El termino Micotoxina significa “veneno de hongos”. Una gran
cantidad de hongos de diferentes géneros y especies producen compuestos químicos de variada
actividad toxica. Se conocen más de 200 micotoxinas cuyos nombres derivan ya sea del hongo
que lo producen o bien de la composición química. Estas micotoxinas producen una serie de
trastornos y enfermedades tanto en los animales como en los seres humanos, presentando
diversos grados de toxicidad. Los hongos productores de estas micotoxinas son muy comunes,
principalmente los denominados de almacén como son aquellos del genero Aspergillus,
Penicillium. Asimismo existen también micotoxinas producidas por hongos de campo tales
como Fusarium, Alternaria, Cladosporium, etc.
Las micotoxinas más comunes en los cereales son las Aflatoxinas, Zearalenona y
Tricotecenos. Las aflatoxinas tienen efecto cancerígeno a niveles de microgramo por kilo de
alimento. La zearelonona producida por Fusarium graminearum tiene un efecto estrogénico
(aborto) principalmente en cerdos.
Las alteraciones directamente visibles que se producen en los alimentos a causa del
crecimiento de los hongos son bien conocidas, y se deben especialmente a condiciones
favorables para su desarrollo. Sin embargo, el aspecto más delicado en una contaminación de
hongos es el riesgo de producción de micotoxinas, que no son visibles y por lo tanto no siempre
es causal de la eliminación del grano o alimento.
Los roedores son plagas que causan problemas no sólo en los granos almacenados sino
en la salud humana. Los roedores poseen filosos incisivos que crecen de 10 a 12 cm al año, y
para desgastarlos necesitan roer constantemente. Esta característica los hace ser muy
destructores. Existen tres especie de roedores: rata común (Ratus norvegicus), rata de techo
(Ratus ratus) y rata de casa (Mus musculus) (Figura 7). Esta es una plaga con distribución
cosmopolita. Cabe destacar que en muchas zonas el ataque de roedores constituye una plaga no
insectil de mucha importancia, pudiendo ocasionar daños tanto al grano que está en el campo
como en el almacén. Pueden consumir grandes cantidades de grano, sobre todo si las estructuras
de almacenamiento no cuentan con protección contra plagas de este tipo. Recordemos que las
ratas son portadoras de pulgas, que transmiten bacterias al ser humano, y de enfermedades
graves, como la rabia.
Los roedores presentan el índice de reproducción más alto entre los mamíferos. Son
capaces de poblar completamente un cultivo partiendo de una baja población. Se sabe que se
reproducen de 6 a 10 veces por año con un promedio de 8 crías por parto, las cuales, a su vez,
alcanzan la madurez sexual a los tres o cuatro meses de edad.
Algunos de los indicios para detectar la presencia de roedores son excrementos (forma y
tamaño de una especie a otra), orina (de olor característico y color fosforescente bajo luz
ultravioleta), roeduras (algunas especies ocasionan más daño que otras), madrigueras, veredas y
huellas.
Control. Existen varios métodos de para el control, de roedores entre los que se
cuentan:
Control físico-mecánico: Incluye prácticas de limpieza y ordenamiento del
almacén; asimismo, se sugiere que las estructuras sean a prueba de roedores y
que se coloquen trampas.
Control químico. En el mercado se encuentran diferentes tipos de rodenticidas,
entre los que se cuentan:
Agudos o de una sola dosis (Estricnina): Provocan una muerte casi
inmediata, sin embargo, una dosis subletal provoca recelo y estado de
alerta en los demás.
Anticoagulantes crónicos o de dosis multiple (Warparina, Coumarina):
Los roedores mueren luego de comer varias veces, actúan lento, no
causan timidez y recelo. El producto es peligroso para otros mamíferos.
Anticoagulantes de dosis única (Klerat): Actúa rápido entre 2 a 4 días,
basta una sola dosis y se puede usar tanto en el interior como en el
exterior.
Rodenticidas a base de Bromethalin: En este caso, es necesaria una sola
ingestión para provocar la muerte del roedor, sin embargo, actúa lento y
estos suelen morir en otros lugares.
Control biológico. Los depredadores comunes son los búhos, los gavilanes, los
halcones y los gatos domésticos.
Consideraciones finales
El manejo de postcosecha de granos es una actividad especializada que como tal debe
ser asumida en plenitud para evitar pérdidas en cantidad y calidad. El almacenamiento se rige
por los mismos principios que se rigen el resto de los granos, con las particularidades que
surgen para cada especie del sistema productivo que lo rodea. No se puede concebir una
estrategia de conservación de granos que no contemple a la característica propia de este su
historia al acondicionamiento, y control de calidad que permanentemente se conoce para evitar
los problemas originados tanto por insectos, hongos y roedores.
Se debe tener en cuenta que las medidas preventivas son las de menor costo y evitan las
pérdidas. Las curativas son más costosas y se aplican cuando ya el daño sobre los granos ha
comenzado. Lo que es muy importante considerar que solamente si todo el sistema en su
conjunto está bien diseñado y funciona correctamente, tendremos buenos resultados. Esto
requiere de un ordenamiento en la recepción del material en la planta para conocer el estado del
cereal cuando llega al depósito y el estado del mismo. Además el monitoreo y control de calidad
debe ser permanente.
ENFERMEDADES TRANSMITIDAS POR ANIMALES DOMESTICOS.
Cada día aumentan las enfermedades transmisibles de los animales al hombre, debido a
la tenencia cada día mayor de animales domésticos, al consumo cada día mayor de los productos
derivados de los animales y a la proliferación de animales o plagas domésticas. Al dormirnos
nuestra casa, se llena de pequeños habitantes, que son capaces de transmitir enfermedades
graves estos contaminan los animales y algunos nos pican y succionan nuestra sangre
contaminándola. En ocasiones por complacer los deseos o caprichos de nuestros hijos llevamos
animales domésticos, portadores de microbios que pueden afectar nuestra salud. Podemos
tenerlos sin que constituyan un peligro para nosotros y nuestros hijos.
Bajo el término plaguicidas se incluye una gran variedad de productos químicos que
difieren considerablemente en cuanto a modo de acción, absorción por el organismo,
metabolismo, eliminación y toxicidad para el ser humano.
Plaguicidas Organoclorados
Debido a su liposolubilidad son bien absorbidos por vía oral y tras su distribución en el
organismo se acumulan en el tejido adiposo. Los procesos de biotransformación generan en
muchos casos metabolitos tóxicos con capacidad de acumulación similar a la del compuesto
original. Se excretan principalmente en orina pero también pueden eliminarse por la leche. Por
todo ello la vigilancia de los residuos de plaguicidas organoclorados ha de incluir algunos de los
principales metabolitos. Cabe esperar que los alimentos de origen animal sean los que presenten
los contenidos mayores.
Plaguicidas organofosforados
Los plaguicidas organofosforados han sido analizados en los grupos de pan, cereales,
patatas, verduras y frutas de las doce dietas correspondientes a 1994 y de seis de 1995. Se han
determinado 25 materias activas: acefato, azinfos etil, azinfos metil, clorfenvinfos,
clorpirifosetil, clorpirifos-metil, diazinon, dimetoato, etion, fenitrotion, fentoato, fonofos,
fosalone, fosfamidon, heptenofos, malation, metacrifos, metamidofos, metidation, ometoato,
parationetil, paration-metil, pirazofos, pirimifos-metil y quinalfos.
Por otra parte y para localizar la procedencia de los residuos, en las dietas recogidas
durante 1995 se analizaron separadamente los alimentos de todos los grupos de verduras y
frutas en los que se había detectado algún plaguicida. Los resultados confirmaron que los
residuos se encontraban a niveles muy bajos en todos los alimentos analizados, siendo siempre
inferiores a los correspondientes LMRs.
El pirimifos-metil se ha detectado prácticamente en todas las ocasiones en los grupos de
pan y cereales, a veces en cantidades elevadas si se comparan con los LMRs permitidos en
granos de cereales. La presencia de residuos se debe sobre todo a su utilización postcosecha
pero las ingestas representan únicamente el 0.5% de su IDT
Plaguicidas Carbamatos
Ditiocarbamatos
Los plaguicidas ditiocarbamatos son compuestos derivados del ácido carbámico que
poseen una ligera actividad anticolinesterásica y presentan una gran capacidad para la captación
de metales e interacción con radicales sulfidrilo.
Sólo en una ocasión se obtuvieron valores por encima del límite de determinación de la
técnica analítica. Se trataba de una muestra del grupo de frutas que contenía 0.14 mg/kg de CS2.
Por esta razón no se ha calculado una ingesta media para este grupo de plaguicidas. La ingesta
máxima correspondiente a la dieta en la que aparece este valor resultaría ser de 53 μg/día, es
decir, inferior al 4% del valor más restrictivo para las IDTs de los compuestos de este grupo (la
de ferbam y ziram)
Una vez comprobado que la ingesta de residuos de plaguicidas es muy pequeña, la vigilancia de
estos compuestos se orienta fundamentalmente a la realización de controles selectivos en
determinados alimentos. En el establecimiento de las prioridades de selección de los alimentos
que han de incluirse en los controles, se ha tenido en cuenta su importancia en el conjunto de la
dieta (alimentos básicos), los hábitos alimentarios en relación al alimento (consumo en crudo o
no) y la existencia de problemas potenciales concretos (prácticas de mayor riesgo en
determinados cultivos).
• Las ingestas de residuos de plaguicidas a través de los alimentos son muy bajas y
representan en todos los casos porcentajes de las correspondientes Ingestas Diarias
Tolerables inferiores al 7%.
• En cuanto a los plaguicidas organoclorados, las ingestas se mantienen bajas durante
todo el periodo 1990-1995. En el caso del lindano, a partir de 1991, se observa un
descenso importante de su ingesta como consecuencia de las medidas correctoras
puestas en marcha al detectar un problema de contaminación en una panificadora.
• Los grupos que más plaguicidas organoclorados aportan son los de origen animal:
pescados, huevos, leche y productos lácteos.
• La presencia de residuos de plaguicidas organofosforados en cereales y pan, y
especialmente de pirimifos-metil, es una constante debido a su uso en tratamientos
postcosecha, aunque la ingesta de este plaguicida no representa más del 0.5% de la
correspondiente IDT.
• Al igual que en el resto de países desarrollados, pero contrariamente a la percepción
generalizada de la población, la presencia de residuos de plaguicidas en los alimentos
presenta un amplio margen de seguridad.