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BUENO DIAS

PRIMARIA SALESIANOS
MARÍA, EL TESORO DE LA IGLESIA

EVANGELIO: Juan 19, 25-27

«Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María
Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu
hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su
casa».

LECTURA: ¡Cuarenta céntimos!

Una de las más célebres anécdotas de Don Bosco se refiere a la construcción de la Basílica de María Auxiliadora.
Se comenzó vaciando de tierra el terreno. Dirigió las obras un antiguo alumno suyo.
Este, al acabar la primera semana de trabajo, le pidió a Don Bosco que le diera el dinero para pagar a los obreros.
Don Bosco sacó la cartera y le dio 40 céntimos de lira... Ante el asombro de su antiguo alumno, le dijo con una
sonrisa: “No te preocupes, la Virgen nos ayudará”.

Y la Virgen movió los corazones y la generosidad de muchas personas, que entregaron a Don Bosco todo el
dinero que hizo falta para levantar la basílica dedicada a María Auxiliadora. Realmente, Ella se construyó su casa.

REFLEXIÓN

¿Tienes tanta confianza en la Virgen, como Don Bosco?


¿Y María…? En tiempos de Jesús y de María, la mujer era la gran rechazada de la sociedad, no teniendo incluso
la consideración de persona.
Sin embargo, María fue un ejemplo de mujer, tuvo fe y supo enfrentarse a la realidad y a la vida dando un sí.
Jesús acogió siempre a las mujeres más rechazadas: la hemorroisa, María Magdalena, la mujer adúltera…
Todas estas actitudes son las que deben estar presentes en estos días en los que la mujer es rechazada, y se
siente, a veces, débil y apartada.

VIDEO: “Diario De María” (Martín Valverde)


https://www.youtube.com/watch?v=b2yLvl1QL80

IMAGEN
ORACIÓN: Tu corazón, María

Tu corazón, María,
rebosa agradecimiento.
Tu corazón, María,
desborda de felicidad.
Tu corazón, María,
se siente engrandecido por la presencia de Dios
Tu corazón, María,
ama incluso a aquellos que no te aman
¡Danos, María!
Un corazón sencillo
para acoger a Dios
Un corazón noble
para sincerarnos con El
Un corazón alegre
para sembrar la ilusión
Un corazón desprendido
para no mirarnos a nosotros mismos
Un corazón conciliador,
para no cerrarnos a los que nos rodean
Y, si por lo que sea,
ves que nuestros corazones
están cerrados con potentes candados:
ven a nuestro encuentro, María,
y rompe los eslabones que nos impiden ser libres.

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