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SU TRABAJO
PRINCIPAL
En Chile, Brasil, Puerto Rico y varios otros países latinoamericanos son
muchos los que hablan del Espíritu Santo. El énfasis extraordinario que se le
ha prestado a El es verdaderamente asombroso. Algunos templos parecen ser
edificados con el propósito de buscarlo y glorificarlo. El tema más discutido y
debatido en muchos círculos religiosos no es el ecumenismo, ni el espiritismo,
ni la mariología, sino el poder y la obra del Espíritu Santo. En su nombre se
predican verdades sublimes de regeneración espiritual y, a la vez, en el
nombre del mismo Espíritu se propagan doctrinas disparatadas que sirven solo
para trastornar, engañar y corromper. En su nombre se hacen muchas obras
buenas. A la vez, son atribuidos a la influencia de El cultos abominables y
escandalosos que nada tienen que ver con la adoración que es en espíritu y en
verdad. También, se le atribuye a El toda clase de fenómeno aun los que son
patentemente de origen satánico. En algunas sectas, casi todos, aun los que no
saben siquiera los rudimentos del evangelio, son expertos (según ellos) en
todo cuanto le concierne al Espíritu
El tema del Espíritu Santo es algo complicado para el neófito. Hay muchos
textos que hablan de Su trabajo y poderes. Entrar en el estudio sin un guía
sería igual a emprender un viaje por ultramar sin mapa ni brújula. Nuestro
guía es la Biblia. Para cruzar el mar y llegar a su destino, el marinero tiene que
leer correctamente su mapa y brújula. Asimismo tenemos que leer la Biblia
correctamente y con entendimiento para poder comprender la obra del
Espíritu.
Se sugiere que la primera lección en la serie sea sobre el trabajo principal del
Espíritu Santo en la epoca cristiana. Algunos cristianos afirman que esta debe
de llamarse la era del Espíritu Santo. Es decir segun ellos, el Espíritu
desempeña un papel tan importante hoy día que, de los tres (Padre, Hijo y
Espíritu) el Espíritu es el ser espiritual que más se destaca en esta edad. Si, en
realidad, el Espíritu sobresale tanto, ¿qué hace El? ¿Qué de tanta importancia?
¿Qué metas tenía, o tiene, que alcanzar? ¿Qué deberes tiene que cumplir?
¿Qué son sus obras y cuál la más importante?
Cristo mismo nos ayuda contestar estas preguntas. Se cita Juan 16:13, un
pasaje de índole profético. Es lógico empezar el estudio del Espíritu Santo con
las profecías que hablaron de su venida y su obra. El profeta Joél predijo la
venida del Espíritu. Juan el Bautista habló de un bautismo en el Espíritu.
Cristo también profetizó respecto al Espíritu definiendo su trabajo con las
palabras siguientes: "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, El os guiará a
toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablara todo
lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir."
Al examinar cada frase de este texto concluimos que el trabajo primordial del
Espíritu Santo iba a ser revelar toda la verdad, o sea, el Espíritu daría a
conocer a los hombres todo el nuevo pacto. Este pacto contiene la voluntad
completa de Dios para la era cristiana. Nótese cómo se describe el Espíritu en
las palabras de Cristo. El Señor lo llama "el Espíritu de verdad." ¿Por qué se
le da este nombre? La razón es patente: al Espíritu le fue encomendado la gran
tarea de llevar la verdad a un mundo perdido en mentiras, engaños,
supersticiones, ignorancia y tinieblas de religiones falsas. No se le dice el
Espíritu de señales y prodigios, ni se le dice el Espíritu de hablar lenguas y
sanar a enfermos. Cristo no lo llama el Espíritu de profecías o milagros. Lo
identifica llamándolo "el Espíritu de VERDAD," Dice el Señor, Yo os enviaré
el Consolador, el Espíritu Santo, y El os guiara a toda la verdad». No a una
parte sino a toda la verdad. No a tradiciones vanas y humanas, ni a doctrinas
de demonios, ni a herejías, sino a toda la verdad.
El trabajo principal del Espíritu era anunciar toda la verdad a los hombres, Al
tener este entendimiento de su obra podremos comprender mejor el propósito
de los dones milagrosos, el bautismo del Espíritu, etc. Veremos que las
señales, repartimientos del Espíritu etc., servían para hacer posible el
cumplimiento de la tarea de revelar toda la verdad.
Lección 2
TODA LA VERDAD
Cuando Cristo prometió enviar el Consolador, lo llamó "el Espíritu de verdad"
explicando por qué al decir que el Espíritu daría testimonio de El, que
convencería "al mundo de pecado, de justicia y de juicio y que guiaría "a toda
la verdad." (Juan 14:15-18; 14:26; 16:5-13). Notamos en la primera lección
que el Consolador prometido no fue llamado el Espíritu de milagros, ni de
señales y prodigios, ni tampoco de lenguas extrañas y sanidades sino
sencillamente "el Espíritu de verdad." La frase "de verdad" se refiere a la obra
más importante que iba a llevar a cabo el Espíritu Santo. A él le fue dada la
tarea de enseñar a los hombres la verdad libertadora y salvadora del evangelio
glorioso. Para rescatarnos de perdición Dios tenía que enseñarnos la verdad y
escogió como el Maestro más apto, al Espíritu Santo. Este Maestro
incomparable, cualificado en todo aspecto, recibió su mensaje de Cristo
mismo y lo ha transmitido en su totalidad y perfección a nosotros. Señales y
prodigios, aunque nos convenzan que Dios existe y confirman la divinidad de
Su Palabra, jamás salvaron a nadie. Es la verdad pura celestial lo que llena
nuestras almas con la luz que, con todo su fulgor, ilumina nuestras mentes
permitiéndonos ver el buen camino de seguir para encontrar la salvación
eterna. La verdad se debe de ensalzar por su fuerza tremenda, por su gloria, su
pureza, su calidad de ser indestructible, por su poder en hacer desaparecer las
tinieblas de toda ignorancia, engaño y filosofía vana. A Dios siempre debemos
dar gracias por el Espíritu Santo mediante quien nos fue dada toda esta verdad
regeneradora, este tesoro de sabiduría divina, este poder de Dios para
librarnos del agarro estrangulador de Satanás.
Hablando con los apóstoles Cristo les dijo que el Espíritu Santo les guiaría a
toda la verdad." Si queremos comprender las profecías sobre el trabajo del
Espíritu Santo, es preciso darnos cuenta del significado de la frase "toda la
verdad." ¿A quiénes fue dada esta promesa? A los apóstoles ¿La promesa
abarca cuánta de la verdad? Cristo dijo "TODA LA VERDAD. Pues,
concluimos que el Señor se propuso revelar por el Espíritu Santo toda la
verdad a la generación del tiempo de los apóstoles. Según los términos de la
promesa, los apóstoles no recibirían la mitad de la verdad, aguardando Dios la
otra mitad para luego revelarla a generaciones futuras. Cristo prometió darles
a los apóstoles todo el pan espiritual, no una media hogaza; toda la luz, no
algunos pocos rayos; todo el nuevo testamento no unas pocas leyes; toda el
agua de vida, no una gota o un solo trago. El Señor no había de esperar hasta
después de los días apostólicos para proclamar a los hombres verdades
adicionales. No se refiere a los papas, ni a Lutero, Calvino y Wesley, ni a
Whíte, Russel, ni a ningún otro. Habló con los apóstoles afirmando que el
Espíritu Santo daría "toda la verdad" durante los días de aquella generación.
Los apóstoles y los demás hermanos de la iglesia primitiva no serían de
ninguna manera inferiores a generaciones futuras. ¿Tenemos hoy día toda la
verdad? Ellos la tenían primero. La promesa de Cristo es que la iglesia
recibiría la revelación completa de la voluntad divina durante los primeros
años de su existencia. No tendría que esperar hasta siglos después. Cristo
depositaría, por el Espíritu Santo, toda la verdad en la iglesia primitiva.
Entonces la iglesia tenía que seguir como "la columna y baluarte de la verdad"
(1. Timoteo 3:15) sosteniéndola y protegiéndola.
Por medio del Espíritu Santo, los apóstoles dan el siguiente testimonio: que sí
recibieron toda la verdad prometida. Cuando Pablo, durante su tercer viaje
misionero, se despidio de los obispos de la iglesia en Efeso, el dijo, "Por tanto,
yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque
no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios." (Hechos 20:26,27). Según
la historia dada en el libro de los Hechos, Pablo había predicado por
aproximadamente tres años en la gran ciudad de Efeso. Mediante sus labores
llevados a cabo por el poder del Espíritu Santo fue revelado a los efesios "todo
el consejo de Dios," o sea, toda la voluntad divina, todo el nuevo testamento.
Por lo tanto, Pablo podía afirmar que estaba limpio de la sangre de ellos
puesto que les había anunciado todo el mensaje de salvación.
Pedro también afirma que el Espíritu Santo cumplió con su deber. Dice 2
Pedro 1: 3, "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos
han sido dadas por su divino poder ...). Todas las cosas, no unas pocas, ¿Cómo
fueron dadas? "Por su divino poder," o sea, por el Espíritu Santo. Por el poder
divino todo lo que pertenece a la vida y a la piedad ya fue dado cuando Pedro
escribió su carta.
COMO SE REVELO
En Judas, el versículo 3, el apóstol afirma que la fe fue "una vez" dada a los
santos. "La Fe" en este caso, no quiere decir la fe personal que tiene cada
creyente en Cristo, sino el evangelio, el nuevo testamento. Así es empleada la
frase en Efesios 4:4. Pablo habla en ese pasaje de "una fe; no de muchas. El
mismo apóstol, enseñando sobre la abolición del antiguo testamento, escribió
en Gálatas 3:25, "Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo," o sea, ya no
estamos bajo el antiguo pacto. "La fe" de este versículo es el evangelio, y así
lo es también en Judas 3. El apóstol Judas declara por el poder del Espíritu
Santo que el evangelio fue "una vez" dado a los santos. No dos veces, ni tres,
ni tampoco hay una revelación continua sino que el evangelio fue dado una
vez para siempre. Todo fue revelado en el primer siglo y no será repetido.
Todo está escrito en la Biblia; no falta nada, y por lo tanto no hay razón de
volverlo a revelar.
Si todo el evangelio, toda la verdad, fue revelado antes del fin del primer
siglo, entonces ¿qué hay de las tradiciones? ¿Qué hay de los profetas
modernos, nuevos mensajes, visiones sueños, revelaciones, etc.? Estas son
preguntas que contestaremos, si Dios lo permite, en una lección futura de esta
serie sobre el Espíritu Santo. El estudio que llevamos ahora se trata del trabajo
del Espíritu Santo en el primer siglo y deberíamos obtener pleno
entendimiento de las actividades del Espíritu en aquel tiempo apostólico antes
de hacer comparaciones entre el presente y el pasado. Si no sabemos aun lo
que hizo el Espíritu Santo en el siglo primero, y si no entendemos lo que
enseñan las Escrituras sobre la obra del Espíritu y el propósito de dicha obra,
¿cómo entonces podremos juzgar bien lo que se predica y se tiene por verdad
hoy día? Volvemos a decir que muchos de los creyentes del siglo 20 no han
llegado a comprender quién es el Espíritu Santo ni cuales son sus poderes y
obras principales, Los que más hablan y vociferan sobre el tema son, por lo
regular, los que menos saben, y los que menos estudian. Esto es lo que nos
deja perplejos. Si uno propone desertar mucho sobre el tema del Espíritu
Santo, primero debería ponerse a escudriñar la palabra del Espíritu, porque en
ella el Espíritu mismo se revela. El procedimiento de muchos pastores y
evangelistas nos hace pensar en los jóvenes que van a las escuelas públicas.
Quieren buenas notas y quieren prepararse, pero no se esfuerzan mucho en
aprender. Estudiar es mucho trabajo y no quieren trabajar. Por consiguiente
salen de las escuelas aun ignorantes e incapaces de rendir trabajo. Salomón
dijo que "el mucho estudio es fatiga de la carne." ¡Creemos que muchos ya
son bien fatigados! Han llegado hasta el extremo de despreciar a los que, con
diligencia y sinceridad, buscan toda la verdad. No saben casi nada del trabajo
del Espíritu en el primer siglo porque no estudian el mensaje de la Biblia. Esta
falta de conocimiento ha dado por resultado la invención de numerosas teorías
erróneas y no pocas prácticas antibiblicas. Ya es tiempo para dejar de teorizar
y más bien volver a las Escrituras para la enseñanza divina sobre el Espíritu
Santo.
Muy bien, pero no hemos explicado las doctrinas bíblicas sobre el bautismo
del Espíritu, dones sobrenaturales, etc. La verdad es que no podremos
empezar a entender estas doctrinas sin volver de nuevo al primer siglo para así
estudiar como el Espíritu cumplió con su propósito de guiarnos a toda la
verdad.
Antioquía, Iconio, Listra, Derbe, Troas, Atenas, Efeso, Corinto ... las
congregaciones nuevas en estas ciudades no tenían el nuevo pacto escrito sino
hasta muchos años después de su establecimiento, El primer libro del nuevo
pacto fue escrito en el año 46 o' 47 como unos 20 años después del gran día de
Pentecostés. Ese primer libro era 1 Tesalonicenses. Luego fue escrito 2
Tesalonicenses. Entonces Lucas escribió el libro que lleva su nombre. Pablo
siguió escribiendo libros y cartas. Este trabajo fue llevado a cabo bajo la
inspiración del Espíritu Santo. "Si alguno se cree profeta, o espiritual,
reconozca que lo que os ESCRIBO son MANDAMIENTOS DEL SEÑOR" (1
Corintios 14:37). Pedro, Juan, Mateo, Marcos, Judas y Santiago también
escribieron libros y cartas inspirados por el Espíritu Santo. El apóstol Juan
escribió el último libro del Nuevo Testamento, Apocalipsis, en el año 96 D.C.,
63 años después del día de Pentecostés. Así fue que los 27 libros del nuevo
pacto fueron escritos durante los años de 46 al 96 del primer siglo. De acuerdo
con la información disponible, la iglesia no tenía ningún documento
divinamente inspirado hasta 20 años después de su establecimiento. Tenía el
Antiguo Testamento sí, pero ese no fue el nuevo pacto prometido por Cristo;
no era el pacto de la iglesia.
EL PROPOSITO
PRIMORDIAL
Al contemplar la obra del Espíritu Santo en el primer siglo reconocemos lo
siguiente: (1) que tenía que revelar toda la verdad; (2) lo cual hizo; (3) pero
que no lo hizo todo en un solo día; (4) que las primeras congregaciones no
tenían documentos escritos revelados por el Espíritu sino hasta 14 años
después del establecimiento de la iglesia. Tampoco tenían ni siquiera una
copia del Nuevo Testamento en forma escrita hasta mediados del segundo
siglo.
¿Por qué fueron bautizados los apóstoles con el Espíritu Santo? ¿Era para que
sanaran a todos los enfermos? De ninguna manera. Recibieron ese bautismo
para que fuesen capacitados de anunciar la verdad que librera. "Cuando venga
el Espíritu de verdad él os guiará a toda la verdad." Antes de ascender a los
cielos el Señor habló de nuevo con los apóstoles sobre la venida del Espíritu y
les dijo según Hechos 1:5-8 que, al recibir el poder, saldrían a ser sus testigos
verdaderos en "Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra ¿Testificar? ¿Cómo? Por el bautismo en el Espíritu Cuando fueron
bautizados con el Espíritu comenzaron a hablar en otras lenguas, según el
Espíritu les daba que hablasen" (Hechos 2:4). ¿Qué hablaron? ¿Disparates?
No. Anunciaron el evangelio de salvación. Dieron mensajes que podían
entenderse. El Espíritu Santo comunicó la verdad a los hombres por medio de
ese bautismo, Capacitó a los apóstoles a declarar todo el consejo de Dios.
Lección 5
EL PROPOSITO DE LOS
DONES
SOBRENATURALES
Ya hemos notado qué propósito tenía el Señor al bautizar los apóstoles con el
Espíritu Santo. Según Hechos 1, el poder divino les capacitarla para dar
testimonio hasta lo último de la tierra del Cristo resucitado y salvación en el
nombre de El. Los apóstoles tendrían que hablar, y hablar mucho. Su misión
no era sanar a todos los enfermos, levantar a los muertos, ni tomar bebidas
venenosas sino predicar, declarando la verdad a toda criatura, reprendiendo,
exhortando, redarguyendo y persuadiendo (2 Timoteo 4:1-4). Su misión no era
hablar lenguas sino hablar la verdad. Sí tenían que hablar lenguas para
comunicar la verdad a los oyentes, pues bien hablaban lenguas porque era
urgente que todos conocieran la verdad que libra de las prisiones de oscuridad.
Usaban los dones para dar a conocer la verdad salvadora. Sin embargo, ,la
palabra, el evangelio, siempre era lo más importante para los apóstoles. Sin la
verdad los dones no hubiesen servido para nada. Hubieran sido nada más que
un espectáculo, maravilloso si, pero vacío, faltando el poder para salvar al
alma perdida. ¿Qué es un milagro no acompañado por la verdad? ¿Puede
salvar? En absoluto. Hace manifiesta la existencia de un poder sobrenatural,
pero no enseña qué o quien es el poder sobrenatural. Ni tampoco enseña cómo
dejar el pecado, cambiar la vida y reconciliarse con el Creador. Aunque uno
haga mil milagros, sí no tiene la verdad no puede salvarse a si mismo ni a
otros. El evangelio, no el milagro, es "el poder de Dios para salvación."
Romanos 1:16,17. Por lo tanto, los apóstoles se ocupaban en predicar el
evangelio, usando los dones para llevarlo y confirmarlo.
Preguntamos si los que claman ser bautizados hoy día con el Espíritu Santo se
afanan tanto en proclamar la verdad como lo hacían los apóstoles. En opinión
del que escribe, la contestación tiene que ser que no. Para muchos, la verdad,
el mensaje, ocupa un lugar de importancia secundaría. No es el mensaje que
cuenta sino la señal el milagro, el prodigio. En vez de anunciar campañas de
evangelización, algunos pastores famosos anuncian campañas de sanidad. No
sabemos por qué no organicen campanas de hablar lenguas, y campañas de
tomar bebidas venenosas o campañas de resucitar los muertos. Siempre se
enfatízan en campanas de sanidad. ¿Podrá alguien decirnos cuándo Pablo o
Pedro u otros de los apóstoles salieran a dar campañas de sanidad? ¡No lo
hicieron! Sus campañas tenían como propósito el rescatar al alma, no el sanar
al cuerpo físico destinado al polvo.
Hoy día, los que hablan de tener el bautismo del Espíritu Santo dan más
énfasis en sus cultos a milagros, sanidades, lenguas extrañas, etc. que a la
predicación de la verdad, Parece que piensan: %Que' importan el mensaje sí
no hay manifestaciones milagrosas?" Sí en los cultos de tales personas no hay
muchos gritos y danzas; sí no hablan lenguas; sí por lo menos dos o tres no
caen al suelo vencidos por el Espíritu entonces creen que han fracasado. No se
preguntan sí la verdad se ha predicado sino que sí el Espíritu se ha
manifestado. Es patente que se interesan mucho más en manifestaciones
milagrosas que en la predicación de la verdad, más en el pan y los peces que
en la palabra, más en lenguas extrañas que en palabras sencillas de
edificación. ¡No fue así en el tiempo apostólico! Pablo, dando mandamientos
para regular el uso de los dones, dijo en 1 Corintios 14:26, "Hágase todo para
edificación. De lenguas dijo en 1 Corintios 14:19, "Prefiero hablar cinco
palabras con mí entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil
palabras en lengua desconocida." Pablo dio primer lugar a la palabra, a la
edificación. No lo hacen los pastores de muchas iglesias modernas. Al
contrarío, dan primer lugar a lo que ni edifica ni salva. Dan primer lugar a lo
superficial, a lo pasajero, a lo secundario. Prefieren ver señales que oír la
verdad. Prefieren hablar lenguas desconocidas que decir palabras edificadoras.
Lo tienen todo al revés. Están trastornados y trastornan a otros. Hablan mucho
del Espíritu Santo. Estamos para creer que ni aun lo conocen, ¡ni El a ellos! El
que da primer lugar a la proclamación de la verdad es el que tiene el Espíritu.
Hay todavía otro factor que analizar bien y es que los que hoy día dicen ser
bautizados con el Espíritu Santo, lejos de hablar la verdad, hablan más bien
mentiras, trayendo doctrinas erróneas. El que es bautizado con el Espíritu
Santo habla la verdad y da primer lugar a ella. Estos seguramente no dan
primer lugar a la verdad, y, lo que es peor, ni aun la hablan. De un pueblo sale
un profeta clamando ser llamado por Dios en sueños, en visiones enviado por
Cristo, y bautizado con el Espíritu Santo. ¿Qué mensaje lleva? ¡Que debemos
guardar el sábado y dar diezmos! Estas son doctrinas del antiguo testamento
que Cristo abolió cuando murió El en la cruz. Col. 2:14. El que trae tales
doctrinas no es un ministro del nuevo pacto (2 Cor. 3:6), no sabe distinguir
entre los testamentos, y ciertamente no es del Espíritu Santo. De otro pueblo
sale uno que permite a las mujeres a predicar en las iglesias. Pablo dijo que no
pueden. 1 Cor. 14:33-35. Otro enseña el velo y la manta de saco. Pablo dice
que el velo es el cabello y no dice tan siquiera una palabra sobre la manta de
saco. Viene otro con títulos presuntuosos. El Señor le condena. Mateo 23.
Otro sale apoyando el alboroto de música instrumental y palmeteadas. El
Espíritu Santo dice, "Hágase todo decentemente y con orden." Otro va
fomentando divisiones. El Espíritu Santo le denuncia. 1 Cor. 3:1-7. Todos van
en el nombre del Espíritu Santo. ¿Cuántos llevan la verdad,? El que tiene
oídos para oír, oiga. El que tiene ojos, vea. El que tiene discernimiento verá en
todo esto que el espíritu que promueve mucho de lo que hay hoy día en las
iglesias no es el mismo Espíritu de verdad que operó en la iglesia del primer
siglo.
Lección 6
AVIVAMIENTO, AMOR Y
CRITICA
Entre los creyentes de Puerto Rico, tal como entre los de otros países, la obra
y el, poder del Espíritu Santo es un tema explosivo, cargado de tanto
emocionalismo que se nos hace casi imposible discutirlo con calma e
imparcialidad. Cada cual ya tiene sus doctrinas respecto al Espíritu, y las
propaga con un ardor asombroso, tercamente defendiéndolas a veces, con puro
fanatismo. Muchos ya no pueden razonar con otros sobre el tema. A través de
los años han formado convicciones que, en realidad, son prejuicios fuertes que
no les permiten ver con claridad. Condenan a los que no están de acuerdo con
sus opiniones, culpándolos de blasfemia contra el Espíritu Santo. Entre los
contricantes hay contiendas y debates interminables.
En las décadas anteriores al principio del siglo 20, los habitantes de Puerto
Rico (y de otros paises latinoamericanos) sabían muy poco en cuanto al
Espíritu Santo, su personalidad, poder y trabajo. Después de la guerra
hispanoamericana, vinieron a la isla algunos misioneros protestantes. Estos
empezaron la labor dilficultosa de evangelizar. Cada misionero endoctrinaba
en las prácticas, y reglas particulares de la secta a la cual pertenecía.
Este que tantas preguntas hace, este que se dedica a estudiar día y noche la
obra y el poder del Espíritu Santo, este que escudriña cada pasaje que habla
del Espíritu, este que con los ojos abiertos compara la obra del Espíritu en el
primer siglo con todo lo que pasa y se enseña hoy día, este que se atreve
probar a los espíritus que han salido al mundo con toda clase de doctrina, ¿lo
hace el porque no ame a los demás creyentes en Jesucristo? ¿Lo hace sólo
para criticar?. Acaso, ¿lo hace porque le dé algún placer diabólico el descubrir
y señalar errores en otros? A caso, ¿le guste criticar? ¿Es que quisiera juzgar?
¿Es que se glorie en su propio conocimiento? NO. ¡De, ninguna manera! La
contestación a todas estas preguntas es que no.
Entonces, ¿por qué viene con sus preguntas que inquietan? ¿Con sus
comparaciones que no siempre salen a favor de doctrinas y prácticas
corrientes? ¿Por qué siempre está cuestionando, e indagando? Pues, tal vez no
lo creerán, pero es precisamente porque el ama con todo el corazón a todos los
seres humanos y quiere enseñarles la verdad que salva. No que sepa él todo,
pero algunas pocas cosas ha aprendido con la ayuda de Dios.
DON DE SABIDURIA
Respecto a los dones espirituales, afirmamos que el Espíritu Santo los empleó
para llevar a cabo sus trabajos en la tierra. Los deberes del Espíritu eran ... (1)
guiar a toda la verdad, (2) confirmar la divinidad de la verdad, y (3) organizar
la iglesia para toda buena obra. Los dones sobrenaturales que usó el Espíritu
se pueden dividir en tres categorías que corresponden a los tres trabajos
principales del Espíritu. Clasificando los dones según el propósito de cada uno
simplifica la presentación del tema y a la vez nos ayuda a comprender con
facilidad cómo y por qué el Espíritu los usó.
En la segunda categoría se encuentran los dones por medio de los cuales fue
confirmada la divinidad del evangelio, o sea, el origen divino de la verdad
revelada. Los que en esta categoría caen son fe, sanidades y milagros.
Para organizar la iglesia, el Espíritu Santo repartió varios dones uno de los
cuales era el de discernir los espíritus. Este se menciona en 1 Cor. 12:10. Otro
de esta categoría tiene que ver con la formación del gobierno de las
congregaciones locales - el de administrar o presidir. Otro, el de enseñar, tiene
que ver con la obra de edificar a los miembros. Otros fueron dados para
ayudar a la iglesia joven hacer sus obras benévolas que son el de servir, el de
repartir y el de hacer misericordia.
En la 1 Cor. 12 y Rom. 12, tenemos un total de 14 dones sobrenaturales. Al
examinarlos bien vemos que tienen que ver con todo aspecto de la
organización y el trabajo de la iglesia. El Espíritu Santo no paso por alto ni
siquiera un puesto o un trabajo de la iglesia joven que iba desarrollándose bajo
la supervisión divina de Cristo. El Espíritu proveyó todo lo que le hacía falta a
la iglesia en su estado de infancia. Lo hizo por medio de repartir dones
espirituales. La iglesia nació el día de Pentecostés, pero no nació ya crecida.
Para crecer necesitaba la leche no adulterada de la palabra de Dios y el se la
dio. El Espíritu enserñó la iglesia a caminar y la alimentó para que siguiera
creciendo. La instruyó en cómo hacer obras benévolas, en cómo edificarse y
en cómo organizarse, poniendo toda cosa en orden. Dándoles dones
sobrenaturales, el Espíritu Santo capacitó a los miembros para que cumplieran
con sus respectivas responsabilidades. El los dio todo. Hizo su trabajo a
perfección. La tarea que tenemos por delante ahora es estudiar cada uno de los
dones.
Antes de seguir con el estudio de los diferentes dones, notemos que el liderato
de las congregaciones primitivas fue constituido por Dios mismo. Leamos 1
Corintios 12:28 "Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente, apóstoles,
luego profetas, luego los que hacen milagros, ... etc." En Efesios 4: 7-11 dice,
hablando del trabajo de Cristo, que El dio dones a los hombres y que "El
mismo constituyo a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros evangelistas; a
otros, pastores y maestros». Hechos 20:28 dice que el Espíritu Santo había
puesto algunos por obispos en la iglesia de Efeso. El literato de la iglesia
primitiva constaba de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, diáconos, y
maestros, todos nombrados por Dios, Cristo o el Espíritu Santo. Pero los que
ocupaban tales puestos no tenían, como nosotros sí tenemos, el Nuevo
Testamento escrito para consultar y estudiar. Además, es preciso notar que
casi todos eran neófitos, o sea, principiantes en la iglesia. ¿Cómo enseñarían,
gobernarían, protegerían y apacentarían la grey? Los hermanos que fueron
constituidos ancianos de la iglesia en Antioquía de Pisidia (Hechos 14:23)
tenían menos de seis meses en la iglesia y habían oído muy pocos mensajes.
¿Cómo podrían ser ancianos u obispos? Pues, Cristo los capacito para la obra
y los ayudó tener las calificaciones necesarias dándoles dones sobrenaturales
inclusive el de la palabra de sabiduría. Asimismo los profetas, maestros, etc.
fueron puestos en la iglesia por Dios. Sin los dones que Dios les dio no
hubieran, podido hacer nada. Pero teniendo dones espirituales, podrían
enseñar, profetizar, evangelizar, etc.
Lección 8
DON DE SABIDURIA Y
CIENCIA
Iniciamos el análisis de los dones estudiando el don de sabiduría. Aunque hoy
día los que dicen tener dones no le den mucha importancia, para la iglesia
joven del primer siglo el don de sabiduría era muy esencial, pues era necesario
para guiar a los cristianos en la formación y edificación de congregaciones.
Sin duda, este don de valor incalculable fue dado principalmente (aunque tal
vez no exclusivamente) a los hermanos que fueron designados obispos o
ancianos, es decir, los que gobernaban en las iglesias locales (Hechos 14:23;
20:28; Filipenses 1:1.)
Ahora preguntamos, ¿con qué esa iglesia recién formada iba a edificarse y a
defenderse ? ¿Cómo iba a organizarse y a llevar a cabo su obra? Los
evangelistas que la habían establecido tuvieron que escapar huyendo a otros
pueblos. La iglesia que dejaron no tenía el nuevo pacto escrito. Solamente
tenía el Antiguo Testamento el cual no era el pacto de la iglesia. Que sepamos
nosotros, no había un libro, ni siquiera una carta, inspirada del nuevo pacto.
Muy pocos sermones habían sido predicados y no había recibido clases
avanzadas de entrenamiento y organización. Entonces, ¿como podía
perseverar y mantenerse firme en la fe?
Ahora se puede ver claramente que había un enlace natural entre las
necesidades imperiosas espirituales de la iglesia primitiva y la obra milagrosa
del Espíritu Santo. Las iglesias establecidas no tenían la palabra escrita. Pero
su necesidad más urgente era la de tener esa misma palabra de verdad
confirmada. Pues, el Espíritu Santo satisfizo esa necesidad tan grande dando
dones mediante los cuales los nuevos conversos recibirían todo lo que
pertenece a la iglesia y a la vida eterna. ¿Necesitaba la iglesia de líderes? Dios
los puso por acto divino en la iglesia (1 Cor. 14:28). ¿Necesitaban los líderes
de sabiduría? El Espíritu se la dio en abundancia. ¿No sabían los maestros
cómo ni qué enseñar? El Espíritu les dio el don de ciencia y los capacitó para
enseñar. ¿Necesitaban la iglesia de profetas? El Espíritu les dio a algunos
miembros el don de profecía. Todo esto es la maravillosa obra que Dios hizo
para establecer y poner en marcha la joven iglesia del primer siglo.
Volvamos ahora a la lista de dones en 1 Cor. 12. ¿Por qué fue dado el don de
sabiduría? Porque los que fueron escogidos para dar liderato a las
congregaciones recién establecidas no tenían ninguna experiencia en cómo
hacer la obra del Señor. ¡Todos eran principiantes! La iglesia no podía esperar
hasta que algunos hermanos obtuviesen, a través de largos años de labores, la
sabiduría tan esencial para dirigir, gobernar y apacentar. Pues, Dios se la
impartió por medio del don de sabiduría, o sea, por medio de una medida
sobrenatural de sabiduría.
Consideremos ahora el don de profetizar. 1 ¿Que fue este don? ¿Qué fue el
propósito de darlo? El don sobrenatural de profecía no era el de solamente
predecir lo que había de venir. Es decir los que recibieron este don no fueron
limitados a declaraciones sobre eventos venideros. Su don era mucho mas
importante. Era el don por medio del cual la iglesia recibía instrucción y
edificación. "Procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis"
(1 Cor. 14:1). ¿Por qué era tan importante el don de profecía? Pablo lo explica
en 1 Cor. 14:3 diciendo, "El que profetiza habla a los hombres para
edificación exhortación y consolación».
Respecto al don de profecía hemos aprendido que los hermanos que lo tenían
edificaron, exhortaron y consolaron a los miembros de la iglesia del primer
siglo. 1 Cor. 14:3. Predecir eventos futuros pro medio del don era posible, mas
sin embargo, el propósito principal de darlo era el edificar a la iglesia,, 1 Cor.
14:4, "El que profetiza, edifica a la iglesia." 1 Cor. 14:22 enseña que la
profecía es una señal "no a los incrédulos, sino a los creyentes." Los
versículos 24 y 25 enseñan que la profecía convence, juzga y hace manifiesto
el oculto del corazón del indocto, Sobre cómo usar el don en la reunión de la
iglesia el Espíritu Santo dice en 1 Cor. 14:29,30, "Asimismo, los profetas
hablen dos o tres, y los demás juzguen, Y sí algo le fuere revelado a otro que
estuviere sentado, calle el primero." Luego, en el 30, Pablo vuelve a hablar
respecto al propósito del don diciendo, "Porque podéis profetizar todos uno
por uno, para que todos aprendan., y todos sean exhortados,,," Pues, el don fue
dado para enseñar y exhortar.
El lector debiera tener presente siempre el de que el Espíritu empleó los dones
sobrenaturales para guiar a toda la verdad. Mediante el don de profecía la
iglesia joven del primer, siglo recibió' la enseñanza, exhortación, y
consolación que le hacía falta para hacer su obra y perseverar en la fe.
Este don era tan importante que Pablo dijo, "Procurad los mejores dones, pero
sobre todo que profeticéis." En la iglesia los profetas ocupaban el segundo
puesto, teniendo los apóstoles el primero. Dice 1 Cor.12:28: "Y a unos Dios
puso en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas." Efesios 2:20 nos
enseña que el fundamento de la iglesia consta de "los apóstoles y profetas,
siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo". ¿Por qué los profetas
ocupaban un puesto de tanta importancia? Porque su don les capacitó para
revelar mucha de la verdad a la iglesia. Nótese las palabras de Efesios 3:5
sobre la revelación del "misterio de Cristo." Dice el pasaje "Misterio que en
otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora
es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu ..." Tanto los
profetas como los apóstoles recibieron esta preciosa revelación del misterio de
Cristo. Por esta razón, su trabajo era muy importante entre los miembros de la
iglesia primitiva, importante sí porque llevaba al entendimiento de todas las
doctrinas que tienen que ver con la redención en Cristo y la vida espiritual en
la iglesia. Pero si hubieran hablado disparates, si hubieran alborotado, si
hubieran creado confusión en los cultos de los santos, si hubieran profetizado
locuras, si hubieran llenado el aire de pamplinas, ¿de cuánto valor habría sido
su obra? Ninguno, ni para ellos, ni para sus oyentes, ni para nosotros hoy día.
¿Podemos concluir entonces que las hermanas que tenían el don de profecía lo
usaban en las reuniones públicas de la iglesia? Esta conclusión no puede ser
correcta. En primer lugar, el Espíritu Santo había prohibido a las mujeres a
que no hablaran en los cultos, 1 Cor, 14:33, 34: "Como en todas las iglesias de
los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones, porque no les es
permitido hablar ...". 1 Tim. 2:12: "No permito a la mujer enseñar, ni ejercer
dominio sobre el hombre, sino estar en silencio." Ya hemos aprendido que el
propósito principal del don de profecía era edificar a la iglesia. La iglesia se
edifica cuando se le enseña el evangelio. Pero, la mujer cristiana no podía
enseñar en el culto de la iglesia. Pues, no podía profetizar en la iglesia. No
podía profetizar aun teniendo el don, porque no podía enseñar y porque le fue
prohibido terminantemente hablar en el culto. Nótese bien que Hechos 21:8, 9
no dice que las cuatro hijas de Felipe profetizaran en las iglesias. Tampoco no
se dice en 1 Cor.11:2-5 que las hermanas de Corinto profetizaran en la
congregación. Al leer 1 Cor, 11: 2-16, el tema principal del cual no es la
profecía, sino el velo, debe de sobreentenderse que Pablo no se refiere a
profecías dadas por mujeres en el culto. El Espíritu Santo lo había prohibido.
Ahora, si Pablo en este pasaje aprueba, como algunos piensan erróneamente,
profecías por mujeres en las reuniones de la iglesia, entonces hay una
contradicción patente entre este pasaje y 1 Cor. 14:33-35. ¿Se contradice el
Espíritu en sus declaraciones? ¿Se va él en contra de sí mismo? ¿Quién dirá
que sí?
PROFECIA Y EL
DISCERNIMEINTO DE
ESPIRITUS
Respecto al don de profecía hemos aprendido (1) que servía para edificar,
exhortar y consolar; (2) que los profetas podían controlar su don; (3) que el
don era el mejor de todos; (4) que los profetas formaron una parte del
fundamento de la iglesia; (5) que los profetas fueron mandados a juzgarse los
unos a los otros para así proteger la iglesia contra falsos profetas y (6) que
algunas hermanas recibieron el don de profecía usándolo sin violar la
prohibición de 1 Cor. 14:33-35 que manda a que la mujer guardara silencio en
los cultos.
Vamos a hacer una lista de algunos profetas en la iglesia primitiva. (1) Hechos
11:27 dice, "En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a
Antioquía." Pues, había profetas en la iglesia en Jerusalén. Según el versículo
28, uno de ellos se llamaba Agabo. (2) Hechos 13:1 nos dice que había "en la
iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros." Sus nombres eran:
Bernabé, Simón, Lucio, Manaén y Saulo. (3) Hechos 15:32 da los nombres de
dos profetas: Judas, "que tenía por sobrenombre Barsabas" (15:22) y Silas.
Estos dos eran, al aparecer, profetas de la iglesia en Jerusalén (Lea 15:22). (4)
Hechos 19:1-7 da el ejemplo de 12 hombres en Efeso los cuales
"profetizaban" al recibir el Espíritu Santo mediante la imposición de las
manos de Pablo. (5) Hechos 21:9 habla de las cuatro hijas doncellas de Felipe
que tenían el don de profecía. (6) 1 Cor. 11:4-5 nos da el caso de hermanos y
hermanas en la iglesia de Corinto que profetizaba.
Ya hemos dado varios pasajes del Nuevo Testamento que hablan de falsos
profetas. Esos predicadores y maestros descarriados trataban de introducir
encubiertamente en la iglesia herejías de toda clase. Contra tales impostores la
iglesia joven del primer siglo tenía que protegerse y lo fue por medio de un
poder sobrenatural: el de discernir los espíritus. Si entraba en la reunión de
una congregación del primer siglo un falso profeta, un hermano con el don de
discernir los espíritus podía señalarlo inmediatamente aun sin escucharlo.
Repetimos, el don no tenía que ver con los endemoniados, ni con diablos, ni
con espíritus desencarnados sino con las personas conquistadas y usadas por
Satanás como instrumentos de destrucción espiritual. Dada la inmadurez de la
joven iglesia del primer siglo, y dado también el hecho de que el nuevo
testamento no existía en su forma escrita, es muy comprensible que la iglesia
necesitara el don de discernir los espíritus. Le fue dado para que se protegiera
contra un enemigo sagaz que empleaba toda sutileza y estratagema para
tumbar la obra de Dios.
Lección 12
EL DON DE LENGUAS
(1)
La verdad es que muchos de los que predican y enseñan hoy día no entienden,
sí juzgamos correctamente, la naturaleza de los dones sobrenaturales. ¿Qué es
la profecía? No saben. Algunos creen que consta exclusivamente de
declaraciones sobre acontecimientos futuros.
Nos toca ahora estudiar a la luz de la Biblia el don de lenguas. Es uno de los
nueve mencionados por Pablo en 1 Cor. 12. ¿Qué fue ese don? ¿Por qué fue
dado? ¿Cómo se usaba?
Antes que nada, notemos que el Señor incluyó el hablar "nuevas lenguas" en
la lista de señales que seguirían a los que creerían el evangelio (Marcos
16:17). También observemos que los apóstoles, aunque sanaban, echaban
fuera a los demonios y hacían otros milagros durante el ministerio de Cristo,
no tenían el don de hablar lenguas. ¿Por qué?
¿Qué eran las lenguas que hablaron los apóstoles y otros después de la
ascensión de Cristo? Hechos 2:1-11 nos da la contestación. Citando el 4 al 11
el texto dice, "Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar
en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces
en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y
hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada
uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados,
diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos éstos que hablan? Cómo, pues, les
oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?
Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en
Capadocia, en el Ponto y en Asía, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las
regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos
como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las
maravillas de Dios."
La enseñanza clara del texto es que las lenguas no eran angélicas. Ni tampoco
eran "nuevas" en el sentido de que nunca se habían usado anterior al día de
Pentecostés. Las lenguas que hablaron los apóstoles aquel día fueron los
idiomas de las naciones existentes en el primer siglo. Eran "nuevas" para los
que recibieron el poder de hablarlas porque antes nunca las habían usado.
Cuando vine a Puerto Rico, el Español era una nueva lengua para mí. Nunca
la había hablado. Ahora, sí de repente, el día de mi llegada a la isla, hubiese
podido hablar a perfección este idioma, sin haberlo estudiado antes, hubiera
tenido yo el mismo don que recibieron los apóstoles el día de Pentecostés, un
don sobrenatural, el de hablar una nueva lengua. Se afirma que todas las
lenguas que los miembros de la iglesia primitiva utilizaron eran de esta misma
clase. Es decir, eran idiomas conocidos y usados por distintos pueblos de
aquellos tiempos y lugares.
Lo que dice Pablo en 1 Cor. 14:21 apoya esta afirmación. En este pasaje se
cita un texto del Antiguo Testamento, Isaías 28:11,12, que dice: "En otras
lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo y ni aun así me oirán, dice el
Señor». Esta profecía de Isaías tenía que ver originalmente con la nación de
Israel y se refirió' al cautiverio en Babilonia y en otros países que los judíos
sufrirían por no haber perseverado en la ley. Tendrían que oír el mensaje de
Jehová en los idiomas de Babilonia, Persa, Asiría, etc. Pablo usa este ejemplo
de lo que le paso a Israel para explicar el hablar lenguas en la iglesia. Las
«otras lenguas» de Isaías eran los idiomas de otras naciones. Asimismo en la
iglesia primitiva, las otras lenguas o las nuevas lenguas eran idiomas usados
por las naciones de aquel entonces.
¿Por qué fue dado el don de lenguas? ¿Por qué no fue dado durante el
ministerio de Cristo? Porque los discípulos fueron enviados solamente a Israel
y ya sabían el idioma de ese pueblo. Pero después de la resurrección fueron
enviados a predicar el evangelio a toda criatura. ¿Cómo podían siendo ellos
hombres sin letra? ¿Cómo les sería posible llevar el evangelio a gentes de
otros idiomas? No sabían hablar esas otras lenguas. Dios los capacitó para esa
obra tan grande de predicar a todos dándolos el don de lenguas.
Lección 13
EL DON DE LENGUAS
(2)
El propósito obvio del don de lenguas era capacitar a la joven iglesia para la
predicación del evangelio entre los pueblos paganos como también entre los
judíos que vivieron esparcidos en las muchas provincias del Imperio Romano.
Por medio del don de lenguas, la iglesia podía predicar el evangelio a los
incrédulos dándolos de una vez una señal milagrosa probando que el mensaje
era de Dios. Los hermanos que recibieron el don podían anunciar el evangelio
a otras naciones sin tener que pasar años aprendiendo las lenguas que hablan
los ciudadanos de las distintas áreas geográficas. Pedro, que a lo mejor no
sabía nada del latín, podía hablarlo a perfección mediante el don de lenguas.
Asimismo, podía hablar las lenguas de Egipto, Babilonia, Ponto, Galacia,
Siria, etc. sin haberlas estudiado. El Espíritu Santo le dio este poder. Se lo dio
también a muchos otros hermanos con miras de prepararlos para la
evangelización rápida y completa de otros pueblos.
Hemos afirmado que las lenguas extrañas que hablaron algunos hermanos de
la iglesia primitiva eran, sin excepción, idiomas usados por los pueblos de
aquellos tiempos y aquellas tierras. Esta explicación se sostiene por muchos
textos y varios factores importantes. El Nuevo Testamento no habla de dos
categorías de lenguas extrañas, (1) una de idiomas existentes y usados en
aquel tiempo, (2) la otra de lenguas angélicas o estáticas. La Biblia no enseña
ni infiere que haya tal distinción entre las lenguas extrañas.
Además, ya hemos aprendido que las lenguas son para los hombres; son para
los inconversos. La afirmación de 1 Cor, 14:2 no contradice esta enseñanza. El
don de hablar lenguas no era para Dios sino para los hombres. No fue dado
con el propósito de ayudar a los miembros en su adoración pública o privada.
¿Le hace falta a Dios escuchar lenguas extrañas? No ¿Le hace falta al
cristiano fiel en hablar en lenguas para adorar a Dios? No. Las lenguas ni aun
eran para la iglesia. No fueron dadas a la iglesia primitiva para apoyarla o
avivarla en su culto. Le fueron dadas como una señal para los incoversos.
Cuando se usaron correctamente, los hombres sí las entendieron y recibieron
las buenas noticias de salvación mediante ellas. Los miles y miles que oyeron
las lenguas extrañas en el día de Pentecostés las entendieron.
Según 1 Cor. 14, los miembros de la iglesia primitiva que tenían el don de
lenguas podían hablar en la iglesia solo sí había quién interpretara. 1 Cor. 14:5
dice: "Mejor es el que profetiza que el que habla lenguas, a no ser que las
interprete para e la iglesia reciba edificación ..." 1 Cor. 14:27, 28: "Si habla
alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno
interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia ..." ¡En la iglesia primitiva,
nadie podía hablar lenguas sin interpretarlas!
Lección 14
EL DON DE LENGUAS
(3)
Del don de hablar lenguas hemos aprendido (1) que las lenguas extrañas eran
las idiomas de las distintas naciones y tribus de la tierra; (2) que el propósito
de dar el don era capacitar a la joven iglesia para la obra de evangelización
entre todas las gentes de la tierra, a la vez proveyendo una señal milagrosa del
origen divino del mensaje; (3) que mediante dicho don los apóstoles y otros
podían hablar, sin estudiar ni practicar, los idiomas de las personas que les
escuchaban; (4) que las lenguas eran una señal para los inconversos; (5) que
no eran para la iglesia; (6) que no fueron dadas para ayudar a la iglesia a orar
con mas fervor o con más espiritualidad; (7) que Dios entiende todo idioma y
que, por lo tanto, no hay porqué hablarle en lengua extraña; (8) que no mas de
dos o tres podían hablar lenguas en el culto de la iglesia y (9) que ningún
miembro podía hablar lenguas si no había intérprete. A estos nueve puntos
añadiremos cuatro o cinco más en esta lección.
10. Según 1 Cor. 14:6, para que las lenguas fueran de provecho para la iglesia
primitiva, los que recibieron este don tenían que comunicar revelación,
ciencia, profecía, o doctrina. Así dice Pablo preguntando, "¿Qué os
aprovechará, si no os hablare con revelación o con ciencia, o con profecía, o
con doctrina?" Fíjese bien en el énfasis que el Espíritu Santo da a la idea de
hablar lenguas para el provecho de los oyentes. El que hablaba lenguas a sí
mismo se edificaba, dice, 1 Cor. 14:4, y también tenía que edificar a los que le
escuchaban. Si no podía edificarlos, entonces tenía que callarse. Deducimos
que las lenguas no eran para devociones privadas sino para la iglesia y para
los incrédulos. Aunque fueron dadas principalmente para enseñar a los
incrédulos y darlos una señal del poder divino, bajo algunas circunstancias y
de acuerdo con las reglas impuestas por el Espíritu se podían usar en los cultos
para edificar a la iglesia.
11. Dice 1 Cor. 14:9, "Así también nosotros, si por la lengua no diereis palabra
bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al
aire». "La lengua" de este versículo es la de la boca. Con este miembro del
cuerpo físico tenemos que dar "Palabra bien comprensible." ¡Así lo dice el
Espíritu Santo! Y el Espíritu dice que si no lo hacemos, ¿cómo entenderán lo
que decimos? Cuando hablamos, los oidores tienen que entendernos y si no
nos entienden lo lógico es que nos callemos. Si seguimos hablando sin que
nos entiendan hablaremos al aire. El hermano en la iglesia primitiva que
hablaba lenguas sin intérprete hablaba al aire para los que no entendían las
lenguas. Por lo tanto, Pablo le prohibió el hablar sin intérprete. De nuevo
vemos que las lenguas no eran ni estáticas ni angélicas sino idiomas que los
hermanos hablaron usando, cuando necesario, intérpretes para que mediante
ellos dijeran palabras bien comprensibles. Pablo enseña que la lengua (la de la
boca) no es para dar sonidos inciertos sino para dar palabras bien
comprensibles. Los que dicen hablar lenguas hoy día usan la lengua para dar
sonidos inciertos y no palabras bien comprensibles. ¡La lengua no es para
hablar al aire sino para edificar!
12. Dice 1 Cor. 14:10, 11: "Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el
mundo, y ninguno de ellos carece de significado. Pero si yo ignoro el valor de
las palabras, seré como extranjero para el que habla y el que habla será como
extranjero para mí." ¿De qué se trata? ¿De lenguas estáticas o angélicas? En
absoluto. Se trata de idiomas. Las lenguas extrañas son idiomas. Estos tienen
significado. El que no los entiende no puede conversar con el que los habla.
No hay comunicación y mucho menos edificación. Para que la haya, tiene que
haber un intérprete. Hay que hacer todo "para edificación de la iglesia," (1
Cor, 14:12, 26). El que habla en lengua extraña sin intérprete en la presencia
de los que no la entienden ignora el valor de las palabras. Para ellos el es
extranjero, o sea, hombre de otro país, de otro idioma. El que hablaba lenguas
en la iglesia primitiva no podía ignorar el valor de las palabras. Deducimos
que las palabras de las lenguas extrañas vertidas en la iglesia del primer siglo
tenían valor; no eran sonidos inciertos sino palabras que traducidas enseñaban
el mensaje de Dios. ¿Tiene la lengua estática valor? ¿Tiene significado? ¿Se
pueden traducir en mensajes comprensibles?
13. Segun 1 Cor. 14:14-17, la iglesia primitiva no podría orar ni cantar en
lenguas extrañas sin interpretarlas cuando había simple oyentes. El que
escuchaba la oración (el simple oyente, o sea, el que no entendía lenguas
extrañas) tenía que entender para poder decir el Amén. Si el que oraba en
lenguas no podía interpretar ni había otro que lo hiciera, entonces tenía que
callarse, Hemos de entender que los hermanos podían cantar y orar en lenguas
extrañas como también podían predicar y exhortar usando dichas lenguas.
Entre los pueblos que entendían sus lenguas enseñaban no solamente cómo
salvarse sino también como adorar a Dios, cómo orar y cantar. Las enseñanzas
fueron dadas mediante las lenguas extrañas. Pero entre los que no entendían
tales lenguas, tenían que usar intérpretes o callarse si no los había.
14. Según 1 Cor. 14:19, es mejor hablar cinco palabras con entendimiento que
"diez mil en lengua desconocida." De nuevo, vemos que, cuando hablamos, el
propósito ha de ser enseñar a otros. Si no podemos, debiéramos callarnos. La
lengua estática o angélica no enseña a otros ni comunica ninguna verdad.
15. Según 1 Cor. 12: 10 y 30, no todos los miembros de la iglesia primitiva
recibieron el don de hablar lenguas. Pablo pregunta, "¿Hablan todos lenguas?"
No, Algunos sí pero no todos. El hablar lenguas no es un requisito para
salvación. Tampoco es el sello indispensable para probar que el cristiano tiene
el Espíritu. De todos los cristianos del primer siglo algunos hablaban lenguas.
Los demás también tenían el Espíritu y habían recibido la salvación aunque no
hablaban en lenguas.
Lección 15
DON DE INTERPRETAR
LENGUAS
Estudiando los dones sobrenaturales, hemos anotado 15 puntos sobre el hablar
lenguas extrañas en la iglesia primitiva. A estos se añade el décimosexto que
es el siguiente: La frase «diversos géneros de lenguas" en 1 Cor. 12:10
también es prueba indubitable de que las lenguas extrañas que algunos
hermanos en el primer siglo hablaron no eran lenguas angélicas o estáticas
sino idiomas usados comúnmente por las gentes de aquel tiempo. La palabra
"género" es interesante. ¿Qué es su significado? Según el diccionario VOX,
este vocablo quiere decir: "Conjunto de cosas o seres que tienen caracteres
esencialmente comunes." "Diversos géneros de lenguas" entonces se refiere a
diversos conjuntos de lenguas. Pero, ¿qué es un conjunto de lenguas? Es un
grupo de idiomas derivados de una sola lengua madre. Teniendo tales idiomas
una raíz común, es de suponerse que no difieran mucho en sus características
esenciales. En actualidad, se encuentran muchos géneros de lenguas en el
mundo. Por ejemplo, al hablar de las lenguas romances nos referimos a los
idiomas modernos derivados del latín. Este género de lenguas consta de tres
idiomas, a saber, el español, el francés y el italiano. Sabemos que estos tres
tienen mucho en común. El que habla uno de los tres no tardará mucho en
aprender otro del mismo grupo. Pero, el que domina a perfección el español
no encontrará fácil aprender hablar ruso porque la lengua rusa pertenece a otro
género de idiomas el cual se llama el eslavo. Cae en el grupo de lenguas
eslavas el idioma polaco como asimismo los demás idiomas derivados le la
lengua de los antiguos eslavos. Otro genero de lenguas es el que se llama
«germánico." A este grupo pertenecen: el nórdico, el gótico, el alemán, el
neerlandés, el inglés, etc. Las muchas lenguas y cientos de dialectos de Asia
componen todavía otro genero de idiomas. Así también podemos hablar de
varios géneros de lenguas que hablaron los indios de norte y suramérica.
Como hay "diversos géneros de lenguas" en el mundo del siglo 20, así
también los había en el mundo del primer siglo. El género egipcio de lenguas
y dialectos; el genero semítico de lenguas que incluía arameo, sirlaco, caldeo,
asirio, hebreo, árabe y otras; el genero griego de lenguas; el género latino de
lenguas, etc.. A tales diversos géneros de lenguas se refirió el Espíritu Santo
en 1 Cor. 12:10. El Espíritu dio a algunos miembros (a algunos, no a todos) el
poder milagroso de hablar esos géneros de lenguas sin nunca haberlas
estudiado.
DON DE INTERPRETACION:
(4) Al leer la historia de la iglesia primitiva, observamos que los hermanos que
recibieron el don de sanidad no siempre escogieron casos fáciles de curar.
Parece patente que no tenían un plan, como algunos hoy día, de echar a un
lado los casos difíciles y sólo «sanar» enfermedades imaginarias, no visibles o
personas que con sugestión, puede hacer creer que fueron sanados. El hombre
cojo de Hechos 3 había estado en esa condición desde su nacimiento. Sanar a
tal persona era, sin lugar a dudas, un verdadero milagro, un acto que hubiera
sido imposible sin la intervención sobrenatural de Dios. Podemos citar
también el ejemplo de los que fueron sanados milagrosamente aun por la
sombra de Pedro. Hechos 5:16 dice que "todos eran sanados." Todos sin
excepción. La Biblia no dice nada de que Pedro tuviera entrevistas con los
enfermos que fueron sacados a las calles para que su sombra cayese solamente
sobre alguno de ellos. El no rechazó sanar a algunos alegando que no tuvieran
suficiente fe o que estuviesen en pecado. Sanó a todos. Asimismo Pablo sanó
a los enfermos de la isla de Malta.
(6) La sexta observación que hacemos es que los que fueron sanados no
fueron sanados a medias sino que fueron curados completamente,
perfectamente, de sus enfermedades. El cojo no quedó aun medio cojo
después de que Pedro le habló. No tenia que seguir usando un bastón o
muletas.
La verdad es que la sanidad divina no era para todos, que el propósito de dar
este don no era aliviar el sufrimiento de toda la raza humana, que ni aun era
para curar a todos los hermanos fieles de la iglesia. ¿Por qué Pablo no sanó a
Timoteo y a Trófimo? ¿Será que éstos no tenían suficiente fe? ¿Será que había
pecado en su vida; algo que impedía a que fueran sanados? No lo creemos. La
verdad es que el propósito del Espíritu Santo en dar el don de sanidad nunca
era curar a todos. Si el Espíritu Santo hubiera tenido tal propósito, entonces
indudablemente los apóstoles y otros con el don hubiesen estado en campañas
de sanidad todo el tiempo, entrando en hospitales, leprocomias, manicomios, y
todo sitio, sacando a los enfermos y sanándolos de toda enfermedad. Pero, no
aconteció así. Al contrario, aun algunos que tenían mucha fe, que se
destacaban en la obra del reino, no fueron sanados. Cristo siempre salva pero
no siempre sana, ni aun al más fiel. ¿Quién era más fiel que Pablo? Pero Pablo
no fue sanado.
¿Qué fue, entonces, el propósito del don de sanidad? A base de lo que las
escrituras nos enseñan contestamos que el propósito primordial de este don
maravilloso era confirmar la divinidad del mensaje llevado por la iglesia en el
primer siglo. Acuérdese que la iglesia de aquellos días no tenía la Biblia
escrita. El mensaje fue dado oralmente. Los que lo predicaron afirmaron que
hablaban por el poder del único Dios verdadero. Al oír tal declaración los
paganos se escandalizarían. No la aceptarían sin pruebas irrefutables, ¿En qué
consistirían tales pruebas? En milagros de sanidad divina, además de otras
señales y prodigios que pronto discutiremos. El don de sanidades cae en la
categoría de los dones que confirman la divinidad del evangelio.
Manifiestamente el don no servía en la iglesia primitiva para revelar la verdad.
Ni tampoco ayudaba en la organización de la iglesia. Su función era probar
que el mensaje proclamado vino de Dios y no de los hombres. Hablando del
evangelio Heb. 2:3, 4 dice que fue anunciado primeramente por Cristo y fue
confirmado por los que oyeron, o sea, por los apóstoles. Luego el texto nos
explica que Dios testificó juntamente con los apóstoles "con señales y
prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su
voluntad» ¿Qué fue el propósito de las señales, prodigios, etc.? Dar
testimonio. ¿Dar testimonio de qué? Pues, del evangelio. De nuevo podemos
ver la importancia del evangelio en el plan de Dios para redimirnos. Para Dios
las señales no son de importancia primordial sino el evangelio. Las señales
sirven solamente para sostener la divinidad del evangelio. En breves palabras,
vamos a repasar la historia de lo que hicieron los apóstoles después que
recibieron el Espíritu Santo. Marcos 16:20 dice, "Y ellos, saliendo, predicaron
en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales
que la seguían." Ahí otra vez la Biblia explica el propósito de las señales.
¿Que era? No aliviar el sufrimiento físico de la raza humana, ni tampoco
servir como prueba de que uno es salvo; sino confirmar el origen divino de la
palabra.
Lección 18
OTROS DONES
Hemos notado una reacción extraña de muchos que dicen creer con toda su
alma en el Espíritu Santo, pero no quieren reexaminar sus convicciones. Sólo
saben gritar "¡Blasfemia!" si otra persona sugiere que posiblemente algunas de
sus doctrinas consideradas como verdaderas hoy día no concuerden con las
Escrituras. Reexaminar las doctrinas y prácticas que se atribuyen a
revelaciones y obras del Espíritu Santo es precisamente lo que hay que hacer
hoy día. Es imprescindible que volvamos a estudiar de nuevo todo lo
relacionado con este tema. No tengas temor de hacerlo con honestidad e
imparcialidad. De veras, nos conviene hacerlo. Mejor es tener la verdad,
aunque nos cueste mucho conseguirla que vivir la mentira y el engaño.
Nos resta hablar sobre dos o tres dones que hasta ahora no hemos discutido.
Luego, nos tocará escudriñar los textos que exponen la doctrina referente a la
duración de los dones.
Otro milagro fue el de resucitar de entre los muertos al joven llamado Eutico,
el que cayó de la ventana del lugar de reunión en Troas (Hechos 20:7-12).
Todavía otro milagro aconteció cuando la víbora se le prendió a Pablo en la
mano, sin hacerle ningún daño (Hechos 28:1-10).
Los textos de 1 Cor. 12:9 y 13:2 mencionan el don de fe. En 13:2, Pablo dice,
"Sí tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes ..." Es evidente
que se trata de una fe sobrenatural, de una medida de fe dada directamente por
Dios. Esta no es la fe que venía por el oír sino la que fue dada directamente
por Dios a algunos hermanos de la iglesia primitiva. ¿Cuál fue el propósito de
este don de fe sobrenatural? Sin duda, para fortalecer y ayudar a la iglesia
joven del primer siglo. Esa iglesia, recién establecida, nueva en el mundo,
separada del mundo, recibió la encomienda de llevar un mensaje duro,
chocante y revolucionario a un mundo lleno de las huestes de Satanás.
¿Tendría la iglesia valor suficiente para hacerlo? Para que lo tuviera el Señor
dio a algunos miembros una medida sobrenatural de fe. Los que recibieron
este don no serían cobardes. En cuanto a la evangelización del mundo no
serían negativos. Al contrario, dirían que si, que la iglesia puede alcanzar a los
paganos de toda nación. Con una fe inconquistable saldrían para predicar a los
paganos. Los demás miembros, viendo su ejemplo, cobrarían valor y también
saldrían a la batalla.
Rom. 12:8 se refiere a los que presidían e implica que lo hicieron por medio
de un don sobrenatural. 1 Cor. 12:28 se refiere al mismo grupo al hablar de
"los que administran." Estos que presidían y administraban eran, sin duda, los
ancianos u obispos que gobernaban en cada congregación (Hechos 14:28;
20:28, etc.). Los que ocupaban este puesto en la iglesia tenían que cumplir con
las calificaciones que se encuentran en 1 Tim, 3:1-7 y Tito 1:5-10. Uno de
dichos deberes era enseñar (1 Tim.. 3:2). Tenían que "apacentar la iglesia," y
mirar por ella (Hechos 20:28). Tenían que protegerla de falsos maestros (Tito
1:5-11). Tenían que dirigirla en sus cultos y supervisar sus obras. Pero no
tenían el Nuevo Testamento escrito. Entonces, ¿cómo podían cumplir
responsabilidades de tamaña importancia? De una sola manera: mediante los
dones sobrenaturales.
Lección 19
CESACION DE LOS
DONES (1)
Con esta lección emprendemos el estudio de los textos bíblicos que exponen
la doctrina del Espíritu Santo referente a la cesación de los dones
sobrenaturales. La primera parte de esta serie constaba de mensajes sobre el
trabajo principal del Espíritu en el primer siglo y cómo lo hizo; la segunda
trataba los dones sobrenaturales en la iglesia primitiva. Y ahora la tercera es
esta: la duración de los dones.
Vez tras vez, hemos notado esto que ahora se señala. Cuando nos atrevemos
hablar de la cesación de los dones, muchos se ponen bruscamente de pie
gritando, "¡Blasfemia!" Alegan que no creemos en el Espíritu. Sabemos que
no lo harían si nos conocieran y comprendieran a fondos todo lo que
predicamos. Su reacción descubre a la luz un concepto no bíblico de lo que
significa tener el Espíritu Santo. Es evidente que, para ellos, si uno no tiene un
don, no puede creer en, ni mucho menos tener, el Espíritu Santo. Dicho
sucintamente: Si no hay dones, ni no hay la manifestación alborotosa del
Espíritu, entonces no hay la presencia ni el poder del Espíritu. Esta creencia,
pese a que se apoya por multitudes, no es basada en verdades de la Biblia. El
Espíritu Santo puede obrar, y obra, aparte de los dones. El Espíritu Santo mora
en cada cristiano, tenga o no tenga el un don sobrenatural. Todo cristiano fiel
tiene el Espíritu Santo aunque no haya recibido un don. Lo vamos a probar
con la palabra de Dios. Tenga presente estas declaraciones mientras estamos
estudiando la cuestión de la duración de los dones y no diga nunca, que este
servidor no cree en el Espíritu Santo porque ¡no es la verdad! Todo lo que yo
soy lo soy porque el Espíritu mora y obra en mí. Todo el poder que tengo es
de El. Toda la verdad que enseño me fue revelada por El. Yo creo en El. La
iglesia de Cristo cree en El y se rige por El.
Lección 20
CESACION DE LOS
DONES (2)
Hay varias ideas y teorías sobre la duración de los dones espirituales. Algunos
opinan que, según la voluntad de Dios, todos los dones serían dados a todos
los miembros de la iglesia durante toda la era cristiana. Es decir, los dones
durarían hasta el fin del mundo. Otros afirman que solamente algunos de los
dones milagrosos durarían hasta el fin del mundo. Hay quienes dicen que
algunos dones y poderes no se ven hoy día porque nadie tiene la fe requerida
para poseerlos. Un grupo enseña que los dones milagrosos eran limitados a la
epoca apostólica; es decir, al primer siglo. ¿Qué dice la Biblia?
En seguida, citemos un texto que nos explica mucho: Efesios 4:7-16. Dice así
el pasaje: "Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la
medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la
cautividad y dio dones a los hombres." ¿Quién subió? Cristo. ¿Qué llevó
cautiva? La cautividad. Es decir, venció la muerte y todo lo que tiene que ver
con el pecado y el sufrimiento. ¿Qué dio a los hombres? Dones. Es interesante
este pasaje del versículo 8 porque nos enseña que Cristo es el dador de los
dones. Los dio mediante el Espíritu Santo. Tanto y tanto se emfatiza el trabajo
del Espíritu Santo, pero la verdad es que el Espíritu no hubiera podido dar
nada si no lo había recibido primero del Señor. El versículo 9 dice, "Y eso de
que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes
más bajas de la tierra?" ¿Qué quiere decir esto? Que Cristo murió, fue
sepultado, luego resucitó y ascendió a los cielos. El versículo 10 dice, "El que
descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para
llenarlo todo. (11) Y él (Cristo) mismo constituyó a unos apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros ..." ¿Quién los
constituyó? Cristo. ¿Cómo? Dándolos dones. "Dio dones a los hombres y
constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas, etc." Sin los dones milagrosos
dados por el Señor mediante el Espíritu Santo los que fueron nombrados
apóstoles no hubieran podido desempeñar el papel del apóstol. Lo mismo se
puede afirmar de los evangelistas, profetas, pastores y maestros. No hubieron
podido hacer su trabajo en la iglesia primitiva sin los dones que recibieron de
Cristo. ¿Por que? Porque en aquel entonces los hermanos no tenían la palabra
escrita como la tenemos nosotros sino que dependían de revelaciones divinas
dadas directamente por el Espíritu Santo. Es posible que la iglesia primitiva
no tuviera ninguna palabra escrita sino el Antiguo Testamento hasta 15 años
después de su establecimiento. Aun después del año 50 eran muy pocas las
copias disponibles de cartas y libros inspirados. Así la iglesia necesitaba de
dones milagrosos porque no tenia ningún libro de Dios sino el Antiguo
Testamento y ese fue dado a los judíos, no a la iglesia. Pues, el Señor, como
había prometido, dio dones a la iglesia. La dio el Consolador, el Espíritu
Santo. No la dejó sola sin un código de leyes, sin instrucción divina, sin un
gobierno debidamente formado, sin confirmación divina de que su evangelio
era de los cielos y no de los hombres. La dio dones y mediante dichos dones
constituyó apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Sin el don
milagroso el maestro no hubiera podido enseñar. No tenía el Nuevo
Testamento escrito. Así es que sin el don, sin la ayuda divina del Espíritu
Santo, no tenía nada.
¿Por qué querría el Señor perfeccionar a los santos? "Para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo." Pues, querría
perfeccionarlos para que, a su turno, hicieran la obra del ministerio y
edificaran a la iglesia. Sin la instrucción dada por los que Cristo constituyó en
la iglesia los demás miembros no pudieran haber hecho la obra del ministerio
ni pudieran haber edificado a la iglesia.
Este arreglo que hizo Cristo en la iglesia primitiva no duraría siempre. Así nos
da a entender el versículo 13 que es también una parte de la misma oración.
Este versículo empieza con un adverbio de tiempo "hasta que" y limita la
duración de este arreglo. Dice, "Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe
y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la,
estatura de Cristo."
El Señor, dando dones milagrosos para, capacitarlos y calificarlos, constituyo
apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros en la iglesia. Pero, no iba
a seguir constituyendo tales líderes en la iglesia siglo tras siglo tras siglo hasta
el fin del mundo. Lo hizo "hasta que ... todos llegaran a la unidad de la fe y
del conocimiento del Hijo de Dios." ¿Qué quiere decir esto? Bueno, en aquel
tiempo del primer siglo el Espíritu Santo iba paulatinamente revelando toda la
voluntad de Dios. Toda la verdad, es decir, todo el Nuevo Testamento no fue
dado en un solo día o un solo año a una congregación. Cada congregación iba
recibiendo el Nuevo Testamento por boca de los hermanos inspirados a
medida que estos recibían los mensajes directamente de Dios. Así, por
ejemplo, la iglesia en Efeso no tenía toda la verdad cuando Pablo la escribió.
Pero, poco a poco, de acuerdo con el plan divino, la iglesia en Efeso recibió
toda la verdad. ¿Cómo? Mediante los hermanos que Cristo constituyo
apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Ahora bien, cuando
todas las iglesias de todo el mundo llegaron a tener toda la verdad, es decir,
cuando llegaron a la unidad de la fe y todas tenían la misma fe, el mismo
conocimiento de Cristo, fue cumplido el trabajo de los que tenían dones. Fue
cumplido. La iglesia llegó "a la medida, de la estatura de la plenitud de
Cristo," y ya no necesitaba dones milagrosos. ¿Por qué? Porque ya tenla toda
la verdad. Ya los santos mediante la plena revelación de la voluntad de Dios
eran perfeccionados y podrían hacer la obra del ministerio; podrían edificar la
iglesia del Señor. Tenían todo el Nuevo Testamento y lo tenían en forma
escrita.
Entonces, sin duda alguna, este pasaje enseña que los dones espirituales eran
limitados a la época apostólica. Cumplieron un propósito determinado y fijado
por el Señor. Durante el tiempo cuando la joven iglesia no tenía toda la
verdad, no tenía el Nuevo Testamento escrito, necesitaba hermanos con dones
para instruirla y gobernarla. Recibió lo que necesitaba. Entonces, cuando
dichos hermanos hicieron su trabajo no fueron constituidos otros para tomar
su lugar porque ya la iglesia tenia toda la verdad.
Por esta razón no hay apóstoles en la iglesia hoy día. ¡No los hay! ¿Por qué?
Porque la situación no es la misma. La iglesia del primer siglo no tenía el
Nuevo Testamento en forma escrita. Ahora lo tenemos así. Por la misma razón
no hay profetas, evangelistas, pastores y maestros constituidos así por acto
divino, o sea, por un milagro. Cristo no los da dones. Los que desempeñan
tales papeles en el liderato de la iglesia hoy día lo pueden hacer, no porque
tengan dones milagrosos, sino porque tienen la palabra escrita y se rigen por
ella. El mensaje es el mismo (el de aquel tiempo y el de hoy día - a lo menos,
debiera ser el mismo), pero no es recibido en la misma manera y aquí estriba
la diferencia.
Lección 21
CESACION DE LOS
DONES (3)
Al hablar sobre el Espíritu Santo arriesgamos cometer el pecado grave de
blasfemar. Negar al Espíritu es blasfemarlo. Rechazar su palabra es también
ser culpable de blasfemia contra El. Asimismo, podemos blasfemar al
atribuirle al Espíritu e actos que él no ha autorizado, y palabras, revelaciones y
mensajes que él no ha inspirado. Ciertamente, nos toca a todos nosotros
proceder con mucha prudencia, cautela, paciencia y oración en el estudio del
Espíritu Santo.
"Pero," responderá otro, "Yo sé que los dones siguen porque yo tengo uno y sé
que otros también los han recibido." Pregunto, ¿qué es la prueba irrefutable
que me ofrece para sostener su aseveración? Yo también he visto lo que
llaman manifestaciones del Espíritu Santo mediante lo que llaman dones.
Hasta ahora no se me ha presentado, ni en público ni en privado, ninguna
evidencia incontrovertible de que siquiera una persona tenga, en este siglo
presente, un don sobrenatural. ¿Chocante? Sí, yo sé. ¿Blasfemia? ¿Quién es
capaz de probarlo? Lo pregunto con toda humildad, siendo Dios mí Testigo.
Bueno, ahí tiene, amigo, lo que yo creo, con todo mi corazón, ser la verdad
sobre los dones. Sí, me doy cuenta de que miles y miles no están de acuerdo.
Entonces, ¿por qué he querido presentar esas conclusiones? En primer lugar,
porque siempre tenemos que hablar la verdad. Y en segundo lugar, para
ayudar a algunos a salir de mucha confusión, de engaños grandes y escándalos
indecibles! Obsérvese esto: que cuando un pueblo intenta restaurar lo que
Dios mismo ya ha hecho cesar, cae en ridículo y sale con un embrollo tan
grande que se nos hace casi imposible el desenredarlo. Esto es lo que ha
pasado a los que, no comprendiendo que Dios ha abolido el Antiguo
Testamento, guardan el sábado, no comen ciertas carnes, queman incienso,
enseñan el diezmo, etc. Lo mismo pasa en el caso de los que obligarían al
Espíritu Santo a que les diera dones cuando el tiempo de los dones llegó a su
fin cientos y cientos de años atrás. ¿Qué hay entre tales? En vez de dones
sobrenaturales, hay solamente la capacidad de actuar y hablar a base de un
poder humano cuya eficacia depende de emociones excitadas e infladas. Hay
profecías, pero no se cumplen. Hay un hablar no sobrenatural sino anormal,
uno sin significado alguno, que no tiene valor edificador alguno. En vez de
guardar "la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz," como dice Efesios
4:3, han despedazado al Espíritu y han roto el vínculo de la paz mil veces.
Divisiones, contradicciones, contiendas, prácticas y doctrinas no bíblicas es lo
que hay. ¡Todo en el nombre del Espíritu Santo! ¡Contemplarlo da susto!
Cuando las almas comprendan que el Espíritu Santo es un ser inteligente que
usaba dones por un tiempo para comunicar al mundo todo el Nuevo
Testamento, luego dejó de darlos cuando toda la verdad fue revelada; cuando
las almas comprendan que es esta verdad revelada y confirmada que salva, no
algún poder misterioso e incomprensible, entonces saldrán de esa confusión
grande que hay. Dios es todopoderoso y puede hacer cualquier cosa. Pero, si él
mismo ha limitado los dones sobrenaturales a la época de la infancia de la
iglesia, entonces en vano los buscarán. No es cuestión del poder del Espíritu
Santo, ni de la fe del cristiano, sino de la voluntad de. Dios. Si el ha hecho
cesar los dones, ¿quién los dará? Ni el propio Espíritu Santo podría hacerle
frente a Dios en este asunto, o en cualquier otro.
CESACION DE LOS
DONES (4)
En el estudio que estamos llevando sobre la duración de los dones
sobrenaturales hemos notado las palabras de 1 Cor. 12:31 donde dice el
Espíritu Santo , «Procurad, pues, los mejores dones." Palabras semejantes se
encuentran en 1 Cor. 14:1: "Seguid el amor; y procurad los dones espirituales,
pero sobre todo que profeticéis. " El versículo 12 añade, "As¡ también
vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para
edificación de la iglesia." El mandamiento de 14:39 es, "As¡ que, hermanos,
procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas." Algunos, citando estos
textos, afirman que mediante ellos se le da a la iglesia de hoy día un
mandamiento positivo de buscar los dones espirituales.
Ahora, vamos al versículo 8 de 1 Cor. 13. Dice así el pasaje: "El amor nunca
deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia
acabara." Aquí encontramos una declaración clara sobre el fin de tres dones: la
profecía, las lenguas y la ciencia (el conocimiento de la voluntad divina).
Acabarán, cesarán, dice Pablo. Pero, ¿cuándo?, se pregunta. El mismo
capítulo 13 explica cuándo, Leamos el versículo 9: "Porque en parte
conocemos, y en parte profetizamos."
La frase "lo perfecto" de 1 Cor. 13:10, sin duda, ha sido interpretada mal por
los que creen que se refiere al cielo, o al conocimiento perfecto de la propia
persona de Dios. Interpretarla así es sacarla de su contexto. El tema del texto
no es la perfección de lo celestial. No se trata de la persona de Dios, sino de la
ciencia y la profecía. Cuando venga el conocimiento perfecto, cuando todo se
revele, cuando haya sido dada toda profecía entonces los dones cesarán. Esto
es lo que afirma el Espíritu Santo en el texto, Tal explicación concuerda
exactamente con lo que dice la Biblia sobre el propósito de los dones, Fueron
dados para revelar la verdad. Cuando toda la verdad fue dada, los dones,
habiendo cumplido su propósito, cesaron, Cuando los obreros terminan de
hacer una casa en cemento quitan el falso piso, o sea, el molde de madera que
usaron en la construcción. No necesitan mas de andamios, escaleras, etc. La
casa ya está terminada y sirve como lugar donde vivir y trabajar. Así también
los dones fueron usados para sostener la iglesia durante el tiempo de su
establecimiento y organización. Entonces la iglesia, una vez terminada de
edificarse, sirve como lugar espiritual donde vivir y trabajar. Dios quita los
dones milagrosos y la iglesia, ya madura, ya capacitada, ya con todo
conocimiento y profecía, sigue con su trabajo. La iglesia, no los dones, es
baluarte y columna de la verdad.
El SIGNIFICADO DE
"LO PERFECTO"
Terminamos la lección anterior hablando sobre 1 Cor. 13:8-13 donde el
Espíritu Santo afirma que los dones espirituales cesarían. Tenemos a bien dar
un breve resumen de la enseñanza del pasaje que son los puntos siguientes: (1)
el propósito de Pablo era enseñar a los Corintios que hay algo más importante
que los dones; (2) lo hace comparando lo pasajero, lo provisional, con lo que
permanece y (3) su argumento es a base en el principio de que lo que
permanece, según el propio diseño de Dios, tiene mas importancia que lo que
se acaba. Explica el apóstol que los dones se acabarían; la fe, la esperanza y el
amor permanecería.
(1) Los Corintios se interesaban tanto en los dones pero, a la vez, tendían a
pasar por alto lo de mucho más importancia. Pablo les dice, "Ahora bien,
Corintios, estos dones que con tanto empeño buscan ustedes, cesarán. No son
tan importantes como ustedes creen. La fe, la esperanza y el amor son más
importantes y permanecerán," Pablo quería corregir el concepto erróneo que
los Corintios tenían respecto a los dones y lo hacía diciéndolos que los dones
cesarían.
(2) Según 1 Cor. 13:10, lo que era en parte se acabaría. ¿Qué era "en parte"?
El conocimiento. "En parte conocemos," dice Pablo. ¿Qué conocimiento?
Pues, el que vino mediante los dones. ¿Cuál vino por medio de los dones? No
el conocimiento de lugares celestiales ni de la propia persona de Dios sino el
de la voluntad de Dios para con los hombres. ¿Cuándo se acabaría el
conocimiento incompleto de la voluntad divina? Al llegar "lo perfecto". ¿Qué
es "lo perfecto"? El perfecto conocimiento de la ley de Dios.
Además de estos textos, Rom. 12:2 habla de lo perfecto, de "la buena voluntad
de Dios, agradable y perfecta."
Esperamos que se haya explicado bien la frase "lo perfecto". La ley de Dios es
perfecta o completa. No fue completa durante los primeros años de la iglesia
porque toda no fue revelada, Pero, llegó el momento cuando toda fue
revelada. Entonces, la ley era completa, perfecta, Vino el perfecto
conocimiento y la iglesia podía llegar a ser un varón perfecto.
(1) Efesios 4:7-13 y 1 Cor. 13:8-13 enseñan que los dones cesarían al fin de la
edad apostólica, o sea, al fin del primer siglo.
(2) Hechos 8:14-18 explica que solamente los apóstoles tenían el poder de
impartir el Espíritu por medio de la imposición de manos.
(3) Judas 3 declara que la fe fue "una vez dada a los santos." Los dones fueron
usados para revelar esa fe. Pues al ser revelada la fe, los dones cumplieron con
su propósito y fueron quitados.
(4) Marcos 16:20 y Hebreos 2:4 enseñan que Dios dio los dones para
confirmar la divinidad del evangelio. El evangelio ya ha sido confirmado
mediante los milagros y prodigios del primer siglo. No es preciso seguir
confirmando lo que ya ha sido confirmado. Pues, no es necesario que los
dones siguieran.
(5) 2 Cor. 5:7; Juan 20:29-31 y Mateo 16:4 nos enseñan a andar por fe, a creer
sin ver, sin palpar, y que una generación perversa demanda señales.
(6) Rom. 10:17 dice que la fe que salva "viene por el oír, y el oír por la
palabra de Dios." No viene por señales y prodigios. A todas estas pruebas hay
que añadir otra que es definitiva.
(7) En la actualidad, los dones han cesado, viéndose hoy día nada más que
señales ficticias y prodigios mentirosos.
El texto que analizamos ahora es Hechos 8:14-18 donde vamos a considerar el
hecho de que el Espíritu Santo se daba mediante la imposición de las manos
de los apóstoles. Según el texto, ninguno sino los apóstoles podía dar dones a
otros miembros de la iglesia. Escudriñemos el pasaje. El versículo 5 relata que
Felipe descendió a la ciudad de Samaria para predicar el evangelio. Ahí, "la
gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y
viendo las señales que hacia." Felipe tenía dones sobrenaturales. El 7 nos dice
que "de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes
voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados. Según el versículo 12 los
samaritanos creyeron y se bautizaron.
Nótese lo que dice el versículo 16, "Porque aún no había descendido sobre
ninguno de ellos ..." Felipe no los había dado el Espíritu. No podía dárselo. El
versículo 18 enseña que podían recibirlo solamente por la imposición de las
manos de los apóstoles, ese grupo único de líderes que Cristo escogió para
dirigir la obra importantísima del establecimiento de la iglesia en la tierra. A
los apóstoles les fueron dados derechos y poderes que los demás miembros no
poseían. Recibieron las llaves del reino. Ataron y desataron. Mat. 18:18.
Remitieron y retuvieron pecados (Juan 20:21-23). También impartieron el
Espíritu Santo. Ningún otro pudo hacerlo. Era un derecho dado
exclusivamente a los apóstoles. Cuando los 13 apóstoles murieron no quedó
en la tierra hombre alguno que pudiera dar el Espíritu Santo por la imposición
de manos.
(2) Por la imposición de las manos del mismo apóstol Pablo, Timoteo recibió
un don espiritual (2 Tim. 1: 6).
Decimos, entonces, que a base del testimonio del Nuevo Testamento, los
dones espirituales fueron dados solamente por la imposición de las manos de
los apóstoles. Cuando éstos murieron, ya no había quién en la tierra impartiera
el Espíritu Santo a otros. Cuando los que recibieron dones por la imposición
de las manos de los apóstoles también murieron, no había quién en la tierra
diera señales y prodigios mediante dones porque no había quiénes tuvieran
dones. Todo esto salió según el plan de Dios. La iglesia maduró, recibió toda
la verdad y de ahí en adelante no necesitaba los dones.
Lección 25
CESACION DE LOS
DONES
Judas 3; Marcos 16: 20
Empezamos esta lección citando Judas 3: "Me ha sido necesario escribiros
exhortándoos que contendéis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada
a los santos.»
De esta fe Judas afirma que "ha sido una vez dada a los santos." ¿Cuántas
veces? ¡Una sola! ¿Cuándo fue revelada? En el primer siglo. ¿Cómo fue dada?
Mediante los dones espirituales. Ya hemos probado de manera contundente
que el propósito primordial de los dones era revelar la verdad. Del Espíritu
Santo Cristo dijo, "El os guiará a toda la verdad" (Juan 16:13). El Espíritu
hizo su trabajo por medio de los dones sobrenaturales usándolos para
comunicar la voluntad divina a los hombres. El Espíritu Santo, después de
haber revelado todo, no vuelve a repetir su obra de revelación. "La fe ha sido
una vez dada», es decir, una vez revelada. Una vez, no muchas. Si la fe ha
sido una vez dada y si los dones fueron usados para darla, entonces los dones
han sido una vez usados. "La fe" no será revelada de nuevo. Por lo tanto, los
dones tampoco serán usados de nuevo. No es preciso que el Espíritu Santo
siga trabajando por medio de los dones puesto que los dones servían para dar a
conocer la verdad. Si los dones existieran hoy día su propósito sería revelar la
verdad. Pero, toda la verdad ya ha sido revelada. Entonces, ¿para qué servirían
los dones hoy día? ¿La repetición de la revelación de la fe? Imposible. Judas
dice que la fe fue dada una vez. El Espíritu Santo no repetiría su obra de
revelarla.
Preguntamos: ¿Cuántas veces tiene Dios que confirmar una cosa o testificar
que es verdad? Una sola vez basta, ¿verdad? El habla y lo creemos. Con las
señales del primer siglo él confirmó la divinidad del evangelio y no tiene que
seguir confirmándola. Ha dado su testimonio respecto al origen del evangelio.
Pedirle a que volviera a repetirlo todo el tiempo sería dar evidencia de falta de
fe en las primeras señales. ¿Creemos en las señales que se presentan en la
Biblia? Entonces, ¿por que seguir pidiendo nuevas señales?
Un pacto, una vez confirmado, es válido hasta que deja de estar en vigor. Es
sellado por las firmas de los que tienen autoridad. No hay que volver a
sellarlo. El mismo principio debe aplicarse también al Nuevo Testamento.
Este Testamento, siendo la perfecta revelación de la voluntad de Dios para con
nosotros, ya es confirmado, ya es sellado. No hay que volver a confirmarlo y
sellarlo para cada generación. Sí creemos en lo que Dios hizo en el primer
siglo, se creemos en los milagros de la Biblia, entonces, ¿con qué razón, con
que propósito demandamos señales de Dios? Ya él ha dado señales para
confirmar la palabra. Ya el ha dado su testimonio mediante prodigios y
milagros. Ahora, ¿qué pasa con nosotros? ¿No creemos en los milagros del
primer siglo? ¿No creemos en las señales? Y, si creemos, ¿por qué pedimos
nuevas confirmaciones, nuevos testimonios? ¿No basta lo que Dios ya ha
hecho?
LA MALA GENERACION
DEMANDA SEÑAL
Nos atrevemos decir que muchos de los que predican sobre los dones
sobrenaturales del Espíritu Santo dedican muy poco tiempo a razonar en
cuanto a la doctrina. Al parecer, desprecian el poder de razonar tomándolo
como algo de origen humano o satánico e implicando que los que lo emplean
no confían en Dios. Teniendo este concepto tan desvariado, no siguen las
reglas de la lógica en su exégesis de las doctrinas bíblicas sobre el Espíritu
Santo. De consiguiente, caen en numerosos errores tales como el de atribuir al
Espíritu acciones, profecías y mensajes que son patentemente antibíblicas.
Muchos que hablan de manifestaciones del Espíritu aparentemente creen que
el Espíritu, puesto que no es un ser humano, tiene que darse a conocer por
palabras ininteligibles y acciones contrarias a la naturaleza y a la conducta
normal, o sea, que las manifestaciones de él tienen que contradecir las leyes
de la lógica. ¡Están muy equivocados! El Espíritu Santo es un ser inteligente.
No es el autor de confusión, ni de acciones y palabras necias y vanas. Sabe
comunicarse con los seres humanos que también comparten esa misma
inteligencia divina debido a que, en cuanto al alma, son engendrados por Dios
(Heb. 12:9). Lo que hace y dice el Espíritu no será nunca indecente, fuera de
lugar o irracional. Ya es tiempo que razonemos sobre el poder y la obra del
Espíritu Santo en vez de hablar con tanto emocionalismo y a base de muchos
prejuicios.
Si la Biblia me enseña con evidencia clara e irrefutable que los dones fueron
dados para revelar y confirmar la verdad, debo creerlo. Y si la misma palabra
divina me enseña que la fe, la verdad, fue una vez dada debo comprenderlo
entendiendo que el Espíritu no repetirá esa revelación. Y si la Biblia me
enseña que los dones llegarían a su fin después de llevarse a cabo la tarea de
revelar toda la verdad, debo aceptarlo razonando que si así es la voluntad de
Dios, entonces me toca a mi respetarla. Para entender la Biblia, lo que hace
mucha falta es mas estudio y menos emocionalismo ciego.
En nuestra disertación sobre la cesación de los dones presentamos el punto
número cuatro que lo es el siguiente: Los dones fueron dados para confirmar
la divinidad de la verdad. Cuando esa verdad fue suficientemente confirmada,
los dones fueron quitados, habiendo Dios cumplido su propósito en darlos.
Consideremos de nuevo Marcos 16:17-20. En el 17 Cristo dice: "Y estas
señales seguirán a los que creen ..." Luego de estas palabras sobre señales el
Señor ascendió. El 20 dice, "Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes,
ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales. "Confirmando
la palabra, dice el texto. Heb. 2:4 dice lo mismo.
Quizá el texto en Rom. 1:19,20 arroje luz sobre el punto. "Porque lo que de
Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas
invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde
la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de
modo que no tienen excusa." ¿Cómo Dios se ha manifestado al mundo?
¿Cómo podemos averiguar su existencia? ¿Cómo podemos saber de su poder
y deidad? Rom. 1:19, 20 no dice que sea por señales y prodigios sino por la
creación misma. Ninguno, dice Pablo, tiene excusa, porque todos pueden
comprender el poder y la deidad de Dios. Y, ¿cómo son entendidas? No
necesariamente por señales, sino por medio "de las cosas hechas". Es decir, lo
milagroso, lo sobrenatural, se puede palpar todo el tiempo mediante la
creación. El mundo en que vivimos es todo un milagro. El cuerpo en que
moramos demuestra el poder de Dios. Los animales del campo, la lluvia, la
mar, los ríos y las montañas - todo es obra de Dios claramente visible a todos.
Así que si rechazamos a Dios no tenemos excusa. El Espíritu Santo no dice
que los que no ven señales y prodigios tengan excusa. Al contrario, declara
que nadie tiene excusa porque Dios se conoce mediante lo visible, lo que él ha
creado. Sin embargo, algunos dicen: "Si no vemos señales, no creeremos. Y, si
el Espíritu Santo no se manifiesta continuamente mediante dones
sobrenaturales no confiaremos en el poder, la presencia y la ayuda de Dios."
La mala generación demanda señal. No anda por fe. No seamos niños sino
creamos. Busquemos la verdad en vez de afanarnos tanto en cuanto a señales.
Lección 27
LOS DONES NO
EXISTEN
Con esta lección empezamos el séptimo y último de los argumentos dados
para probar que los dones espirituales ya han cesado. Sin duda, éste es el mas
controversia de todos. Muchos, a oírlo por primera vez, se escandalizarán
tanto que ni aun lo considerarán. Otros, que no tienen tantos prejuicios, lo
examinarán antes de negarlo categóricamente. El argumento es este: que los
dones sobrenaturales simplemente no existen hoy día. Ya se pueden oír los
gritos angustiados de incredulidad. Una protesta fuerte se levanta y muchos
cantan a viva voz que sí, que los dones sí siguen, que se evidencian, que se
ven. Bien, estamos escuchando y examinando todo. Y los que protestan,
¿están haciendo igual? ¿Quién tiene razón? Declaramos que los dones no
existen hoy día; que la ausencia de tales manifestaciones del Espíritu Santo es
cumplimiento de la voluntad divina; que la ausencia de los dones nada tiene
que ver con nuestra fe, o la falta de ella, en Dios; y que ni son disponibles
porque ya cumplieron su propósito. Otros afirman con convicción asombrosa
que sí, los dones sí siguen. ¿Quién enseña la verdad? Hay una sola manera de
resolver el conflicto. Tendremos que someter a pruebas todos los llamados
dones del presente comparándolos con los dones del primer siglo. Es decir,
tendremos que analizarlos a la luz de la Biblia. Hagámoslo, entonces. No
tengamos miedo de hablar francamente sobre este asunto. Mediante nuestras
indagaciones la verdad será descubierta. Sabremos si los dones de hoy día sin
iguales a los del primer siglo, o si son meramente obras ficticias.
Antes que nada, hacemos la pregunta siguiente: Si el Espíritu trabaja hoy día
exactamente tal y como lo hizo en el tiempo apostólico, por qué se habla hoy
día de solamente tres o cuarto de los dones? ¿Por qué se pasan por alto los
otros 10 o 11? Si el Espíritu Santo no da todos los dones a los creyentes del
siglo 21, entonces no obra hoy tal como lo hizo en el primer siglo. Sabemos
que hoy día se habla mucho del don de lenguas, a veces, aunque no a menudo,
de la interpretación de lenguas; se habla del don de profecía, y también de el
de sanidad divina. Pero, hay como 10 dones más en las listas del Nuevo
Testamento. ¿Por qué no se trata de estos? Además, no vemos milagros y
manifestaciones iguales en grandeza y poder a los del primer siglo.
Francamente, estos factores nos ponen a dudar de los que tanto hablan de
dones hoy día. Nos hacen sospechar que, pese a las muchas y fuertes
afirmaciones de los que dicen tener dones sobrenaturales, algo no concuerda.
¿Por qué no tienen todos los dones? ¿Por qué no levantan a los muertos?
Cuando hacemos la pregunta que si existen todos los dones hoy día casi
ninguno responde que sí. Casi siempre la contestación es que no, que no
existen todos los dones hoy día. Entonces, preguntamos por qué y nos dicen
que es por falta de fe en los discípulos, o que es porque la iglesia del siglo 21
no es fiel y que no sigue los mandamientos de Dios.
"Por falta de fe," Si, de veras, el Espíritu Santo rechaza dar algunos dones hoy
día porque los discípulos tienen poca fe, entonces, tenemos un comentario
negro hoy día que los discípulo y triste sobre esta generación de creyentes. No
tienen fe; por lo tanto, no reciben todos los dones, ni tampoco reciben los
grandes poderes que tenía la iglesia primitiva. Pero, vemos algo extraño aquí.
Si no tienen fe suficiente para recibir todos los dones, si no son dignos de
obtener todos los poderes, ¿cómo, entonces, recibirán el más grande de los
dones, la salvación del alma? Sí no soy digno de recibir dones, todos los dones
si mi fe es tan débil, o mi vida tan descarriada, entonces no veo cómo puedo
ser digno de obtener la corona de la inmortalidad. Hacemos una pregunta
importante suplicando a que se conteste honradamente: ¿Se necesita más fe
para recibir dones que para recibir salvación? De acuerdo con lo que enseña la
Biblia, tenemos que contestar que no. Entonces, si creemos para salvación, y
todavía todos los dones son disponibles, podremos obtenerlos todos a base de
la fe que es para salvación.
La explicación de que algunos dones y poderes del Espíritu no se ven hoy día
por que los discípulos no tienen suficiente fe, es, a mí me parece muy débil.
Carece de validez. Considere lo que observamos ahora. Pablo enseña en 1
Cor. 14:1 en adelante que la profecía es el más grande de los dones. ¿Cuántos
en Puerto Rico y en otros paises afirman tener el don de profecía? Son
muchos, ¿verdad? Tenemos entendido que en algunas congregaciones casi
todos los miembros son profetas o profetisas. Si los feligreses de tales sectas
no creen en la profecía, entonces hay que disciplinarlos o excomulgarlos.
Parece que miles y miles tienen fe suficiente para obtener el mas grande de los
dones, la profecía. Sin embargo, ¡no tienen bastante fe para tener los demás
dones de menos importancia y valor! ¿Qué pasa aquí? Eso no suena bien. No
es lógico, ¿verdad? Si tienen tanta fe como para merecer, recibir el más grande
de los dones, entonces ¡no habría porqué no darles todos los dones y poderes!
LOS DONES NO
EXISTEN (2)
Referente a la obra y el poder del Espíritu hay innumerables doctrinas y
opiniones, y no pocas supersticiones. Efesios 4:3 nos exhorta a ser "solícitos
en guardar la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz." Tal vez muchos
hayan intentado obedecer. Lo cierto es que, a pesar de sus esfuerzos, muchos
han fracasado. Sobre el tema estamos divididos; nos contradecimos y nos
acusamos de blasfemar. Hablamos de iglesias "muertas" y de iglesias
"avivadas." A veces, nos acaloramos tanto en nuestras contenciones que, en
vez de comportarnos como caballeros cristianos, hablamos mal los unos de los
otros y juzgamos locamente, inexcusablemente íncurriéndonos en pecados
graves. Y el mundo inconverso nos observa y concluye que ninguno de
nosotros es cristiano. ¿Serán los hijos del mundo más sabios en su generación
que nosotros? 0, ¿buscaremos la "unidad del Espíritu?" Desde luego, la Biblia
no apoya a las distintas facciones entre nosotros que defienden tercamente sus
propias opiniones sobre el poder y la obra del Espíritu Santo. La Biblia no
presenta dos, tres o más doctrinas contradictorias sobre este tema, sino una
sola,
Es posible que algunos hayan dicho, "Bueno, ¿por qué ese hermano está
presentando tantos sermones respecto al Espíritu Santo, sus poderes y
trabajos? ¿Por qué toca los puntos delicados y controversiales? ¿Por qué
arriesga ofender a muchos? ¿Por qué no nos deja en paz con nuestras
enseñanzas y prácticas?" Seamos honestos. Ni los de un grupo, ni los del otro,
dejarán el debate sobre este tema hasta que no lleguemos a tener la unidad de
la fe y del entendimiento en cuanto a ello. Además, aquí no hay lugar para
convenios humanos. No podemos acordar a desacordar. El problema no se
resuelve tapándolo o pretendiendo que no exista. La solución vendrá por
medio de razonar inteligentemente analizando con calma e imparcialidad todo
texto bíblico que arroje luz divina sobre la doctrina.
Con todo respecto hacia los que dicen tener el don de hablar lenguas,
comparemos las evidencias que hay para este don en el siglo 21 con las del
primer siglo. Nos damos cuenta de que muchas almas sinceramente buscando
la salvación afirman haber recibido el don de hablar lenguas extrañas. A la
vez, estamos seguros de que aun el creyente mas sincero puede equivocarse
atribuyendo al Espíritu Santo, lo que no ha venido de el. Si el discípulo
sincero tiene tutores mal informados, no cualificados o supersticiosos, no
aprenderá mucho. Y es probable que, pese su sinceridad, aceptará los errores
de sus maestros. El salvaje cree en las supersticiones propagadas por el mago
o brujo de su tribu. El que nace en tierra de los mahometanos acepta como
verídicas las enseñanzas del Corán. El que quiere seguir a Cristo aceptan las
doctrinas de los pastores que hablan de él. Lo lamentable es que muchos son
culpables de no poner a pruebas los mensaje que oyen. La sinceridad sola no
es defensa segura contra el engaño, aún en cuanto al poder del Espíritu Santo.
Nos dice que algunos hablan lenguas? No cuestionamos la sinceridad de su
convicción. Pero si cuestionamos su entendimiento de lo que es hablar lenguas
extrañas. ¿Quiénes han sido sus maestros para endoctrinarle respecto al don de
hablar lenguas? Los pastores, ¿verdad? Y, ¿sabían ellos lo que es el don de
hablar lenguas? Si sabían, bien. Pero si no sabían y, de consiguiente,
enseñaron errores entonces, usted no aprendió la verdad sobre lo que quiere
decir hablar lenguas. ¿Los primeros pastores que le enseñaron sobre el don de
hablar lenguas tenían también el don? ¿Que hablaban? ¿Cuáles idiomas? Nos
dice que no hablaban idiomas sino que dieron sonidos inciertos? ¿Que
repetían muchas veces la misma sílaba o la misma frase? ¿Que enseñaron a
que todos hablaron a la vez? ¿Que no había interpretes cuando hablaban? ¿De
tales maestros aprendió lo que ahora tiene por verdad sobre el hablar lenguas?
Y ahora ¿qué pasa? Pues, va repitiendo lo que primero oyó. Y, ¿si eso que
primero oyó no concuerda con la Biblia? Entonces, va repitiendo errores.
EL DON DE LENGUAS
NO EXISTE
Miembros fieles de las iglesias de Cristo son personas bien decididas a
cumplir concienzudamente todos los mandamientos del Nuevo Testamento.
Encontrando que Dios nos ha exhortados a ser "solícitos en guardar la unidad
del Espíritu" nos empeñamos en buscar la base de verdad divina que hará
posible esa unidad entre todos los creyentes. Lamentamos las contiendas
facciosas que hay respecto a los poderes y el trabajo del Espíritu Santo. Bien
sabemos que algunas sectas han sido formadas solo con miras a proponer
interpretaciones privadas y doctrinas de hombres sobre el Espíritu. Todos
nosotros que creemos podemos predicar la misma doctrina sobre el Espíritu
Santo porque la Biblia, sin lugar a dudas, expone una sola doctrina. Pero no
todos predicarán esa doctrina hasta que todos no lleguen a tener la verdad.
La verdad nos enseña que el don de lenguas cesaría (1 Cor. 13:9). La misma
palabra de verdad enseña que el don cesaría al fin de la edad apostólica (Efe.
4:7-16). Por lo tanto, no esperamos ver hoy día el don de lenguas en la iglesia
del Señor. Si algunos creyentes afirman tenerlo naturalmente sospecharemos
que se han engañado a si mismos confundiendo lo ficticio con lo verdadero.
La observación imparcial y honesta de lo que pasa entre los que dicen tener el
don de lenguas nos convence completamente de que no lo tienen. Lo decimos
con toda humildad teniendo, al declararlo, un solo propósito, a saber: el de
sacarnos de dudas y confusión y errores. Comprendemos que a muchos no les
cae bien lo que afirmamos. A la vez, creemos que muchos se regocijarán al
poder salir de las tinieblas de practicas supersticiosas. En el mundo hay mucha
moneda falsa; nadie la quiere aunque se asemeje mucho a la moneda
verdadera. No tiene valor alguno. Asimismo hay piedras preciosos que
parecen ser diamantes pero no lo son. Al indocto le da dificultad el distinguir
entre la moneda falsa y la buena. Si se le dice que tiene una moneda falsa a lo
mejor no lo creerá. Pero si se le señalan las marcas que identifican la moneda
como falsa, entonces ha de aceptarlo, y si no la hace, le tendremos por hombre
bruto. Bien, hay manifestaciones de índole religiosa que tal vez parezcan ser
idénticas a las del primer siglo. Pero si al examinarlas a la luz clara y brillante
de la Bíblica vemos características de falsedad sabremos que no provienen del
Espíritu Santo. El llamado don de lenguas en las iglesias y los movimientos
modernos lleva características de falsedad.
3. 1 Cor. 14:27 límite a tres el número de personas que pueden hablar lenguas
en el culto de la iglesia. Hoy día los que dicen tener el don hablan todos en el
culto.
4. 1 Cor. 14:27 enseña que los que tienen el don de lenguas tienen que hablar
por turno. Esta regla no se sigue hoy día.
5. 1 Cor. 14:28 dice que no se debe hablar lenguas si no hay interprete. Hoy
día todos hablan a la vez, haya o no haya intérprete. ¿Cómo puede el
interprete traducir los mensajes si todos hablan a la vez? No podría. Su tarea
sería imposible de llevar a cabo. De toda manera, no hay ningún mensaje en
esas lenguas que pudiera ser interpretado.
7. 1 Cor. 14:27-39 enseña claramente que los del primer siglo podían controlar
el don de hablar lenguas, hablando por turno, callándose para dejar que otros
hablaran, etc. Una característica del llamado don de lenguas del siglo 21 es
que no se puede controlar. Esta es una prueba irrefutable de falsedad. El
espíritu le coge a un miembro y ese sale con toda clase de disparate. No se
calla aunque otros hablen. Baila. Brinca. Grita. Repite mil veces la misma
frase o sílaba. Es poseído. Pero, ¿qué es el espíritu que le ha agarrado? ¿Qué
le ha quitado el libre albedrío? ¿Qué espíritu usa la lengua para decir nada?
¿Qué interfiere con el proceso natural de expresión? ¿Qué espíritu es ese que
le hace a uno violar la clara enseñanza de la Biblia? Ese espíritu no puede ser
el Espíritu Santo
8. 1 Cor. 14:27 nos instruye a hacer "todo para edificación." Pablo dijo que si
por la lengua extraña no trae revelación, conocimiento, profecía o doctrina,
entonces la lengua no se debe usar. En las llamadas lenguas extrañas de hoy
día ¿qué hay de edificación? ¿Cuánto se revela? ¿Cuánto conocimiento de
verdades divinas se obtiene? Le suplico que razone un poco y vera cuán
absurda es esta práctica moderna de deliberadamente dejarse caer, o hacerse
caer, en un trance perdiendo, por consiguiente, el control natural de la lengua,
como también el de otros miembros del cuerpo. Los que lo hacen nada tienen
que enseñar, nada revelan sino su propia ignorancia de la obra del Espíritu
Santo y la naturaleza del hombre. No nos traen doctrinas. Sus sonidos
inciertos no nos preparan para la batalla. ¿Qué de bueno, de beneficio, hay en
la práctica? ¿Nos dice que Dios es glorificado? Respondemos que el don de
lenguas no fue dado nunca para que el hombre glorificara a Dios ni se
comunicara con el. El que habla sin intérprete habla solo con Dios porque
ningún hombre lo entiende. Esto no tiene que ver con el culto dado a Dios.
Muchos lo han entendido mal. Dios nos entiende y no necesita que hablemos
una lengua especial para que le adoremos.
A mi parecer, la lengua extraña de hoy día sirve sólo para confundir y ofuscar.
Es, de veras, una lengua extraña, extraña porque nadie la entiende, extraña
porque no se puede interpretar, extraña porque no edifica, ni exhorta, ni
enseña; extraña porque no se puede controlar, extraña porque obliga a
algunos, especialmente a algunas mujeres, a que desobedezcan a Dios y
extraña porque no se usa para enseñar a los inconversos del mundo. Tan
extraña lo es que sería mejor dejarla a un lado. ¡No sirve!
9. Esta lengua extraña moderna no sirve para señal a los que no creen. Cuando
los incoversos observan el fenómeno de un grupo adorando mediante lenguas
dicen: «Esa gente está loca». Pablo predijo que lo dirían, y así lo dicen. Esta
lengua entonces, no sirve para convertir sino para enajenar. Es un tropiezo.
LOS SENTIMIENTOS
COMO PRUEBA
En esta lección estudiamos sobre el significado y la validez de experiencias
espirituales en la vida religiosa de los que creen en Cristo. Mediante el estudio
anterior aprendimos que el llamado don de lenguas de tiempos modernos no
es igual al don de lenguas de tiempos apostólicos. Las muchas personas de
hoy día que creen haber recibido el don no lo tienen en actualidad. Sin
embargo, con toda sinceridad y fe afirman tenerlo y se refieren a sus
experiencias para probarlo. En efecto, nos dicen: "A nosotros no nos importa
cuanto conocimiento tengan, ni cuantas teorías expongan sobre el fin de los
dones porque nosotros tenemos el don de hablar lenguas. Lo usamos en los
cultos y no hay quién niegue el testimonio público de nuestras experiencias."
Al considerarlo, vemos que tal vez no sea tan fuerte como se supone. En
primer lugar, notemos que el argumento se basa en una suposición
fundamental la cual no tiene el apoyo de evidencias palpables ni recibe
confirmación mediante el sentido común. La suposición o teoría es que las
experiencias psíquicas y manifestaciones espirituales nunca engañan, ni
pueden ser mal interpretadas, sino forman un criterio infalible por medio del
cual se puede determinar si el creyente tiene al Espíritu Santo. Dicen algunos:
"Sabemos que el Espíritu Santo obra de manera sobrenatural en nosotros
porque sentimos la presencia y el poder de él." ¡Sabemos ... porque sentimos!
¡Porque lo experimentamos! ¡Lo sentimos, lo experimentamos; por lo tanto,
tiene que estar con nosotros! Dicen: "El viene y nos hace hablar lenguas. Su
presencia es palpable."
EL VACIO ESPIRITUAL
Tanto las revistas y los periódicos seculares como los de índole religiosa
comentan, con frecuencia alarmante, sobre la presente disminución de interés
en la religión. Los discípulos no concurren como antes a las reuniones de las
iglesias; tampoco leen la Biblia mucho. Se habla de un vacío espiritual que
muchos creyentes dicen sentir en el alma, alegando algunos que ya han
perdido contacto con Dios o que nunca le conocían bien.
La enseñanza que esta lección lleva se puede resumir como sigue: Cuando
nuestros sentimientos y experiencias emocionales nos llevan a contradecir y
desobedecer la palabra del Espíritu Santo tal como la tenemos en la Biblia,
entonces hay prueba indisputable de que ya nos hemos alejado de Dios;
prueba sí, de que nuestras emociones nos han engañado. Hoy día, hay
corrientes fuertes de emocionalismo espiritual en casi todas las iglesias
grandes y pequeñas del mundo. Sea advertido: Cuando los hombres se dejan
guiar por emociones, sentimientos y experiencias caerán en muchas trampas y
lazos del diablo. Creerán y confiarán más en sus experiencias propias
humanas que en la palabra infalible de Dios. Un tal Ranaghan en su libro
"Católicos Pentecostales" dice que la práctica de citar libros, capítulos y
versículos para exponer y sostener doctrinas bíblicas ya no sirve en estos días
del siglo 21. En realidad, su teoría es que la Biblia ya no sirve. Para él, como
para otros miles y miles que piensan de igual manera, importan sólo las
experiencias emocionales; importa sólo el encuentro con el "espíritu"
mediante trances, hipnosis espiritual, autosugestión, etc. Preguntamos: ^¿Qué
espíritu es ese que se encuentra cuando dejamos la Biblia para buscar a Dios
mediante experiencias psíquicas? De cierto, les digo que no es el Espíritu
Santo de Dios.
Lección 32
EL ESPIRITU DEL
ENGAÑO
Referente al hablar lenguas hemos preguntado qué espíritu" o "poder" trabaja
en algunos creyentes haciéndolos dar sonidos aparentemente sin significado.
Hacer la pregunta no es blasfemar. Tenemos todo el derecho de llevar a cabo
una indagación sobre el fenómeno de lenguas extrañas en las iglesias del siglo
21. Deseamos saber con certeza si estas lenguas son manifestaciones de la
presencia del Espíritu Santo u obras ficticias de un poder inferior. Hasta ahora
toda la evidencia considerada indica que son obras ficticias de un poder
inferior. Por ejemplo, se ha probado definitivamente que las lenguas extrañas
de hoy día no son idiomas como lo eran en la iglesia primitiva. En segundo
término, los que dicen hablar lenguas no guardan las leyes del Espíritu Santo
en cuanto a cómo y cuándo hablarlas. Por ejemplo, hablan más de tres, no
hablan por turno, hablan cuando no hay intérprete, etc. Luego, observamos,
también que no edifican; no traen ningún mensaje, doctrina o palabra de
exhortación. Al contrarío, usan lenguas para sostener credos y prácticas
antibíblicas. Por ejemplo, permiten que las mujeres hablen en los cultos;
predican el diezmo, la manta de saco, fogatas, el sábado, que el bautismo no
importa; apoyan concilios; inventan puestos y títulos, etc. En cuarto lugar, los
que dicen hablar lenguas tienen sentimientos y experiencias que no pueden ser
interpretadas como manifestaciones de la presencia del Espíritu Santo porque
no concuerdan con lo que la Biblia nos revela sobre la persona y el poder del
Espíritu. Como ejemplo, la gritería, danzas, confusión, alboroto, etc.
A todos estos añadimos todavía otro factor y este, aun sin los primeros cuatro,
es suficiente para probar que las lenguas extrañas de hoy día no son del
Espíritu Santo. El quinto prueba es la siguiente: la práctica moderna de hablar
lenguas no es restringida a las iglesias llamadas "del avivamiento". Según las
noticias recibidas de varias fuentes de información, tantos protestantes como
católicos hablan lenguas. Sí, es verdad. Hace poco leímos en la revista
religiosa "La cristiandad de Hoy Día" que en los EE. UU. aproximadamente
10,000 católicos dicen hablar lenguas. Se ha publicado un libro titulado
"Católicos Pentecostales." En las iglesias protestantes que, a veces, se les dice
desdeñadamente "frías" o "muertas" hay grupos que pretenden haber recibido
del Espíritu Santo el don de lenguas. Entre ellos se encuentran episcopales,
luteranos, bautistas, presbiterianos, discípulos de Cristo, etc. Pues, ¿qué
deducimos? ¿Qué en el mundo hoy vemos una obra grande del Espíritu Santo
en todas las iglesias? Esto es lo que alegan algunos. ¿Vemos un avivamiento
en todas? ¿Una nueva reforma? Tal conclusión ha de ser completamente
errónea. ¡Todos estos "despertamientos" o "avivamientos" en las muchas
sectas no pueden ser del Espíritu Santo porque las numerosas sectas que dicen
tener el Espíritu propagan evangelios diferentes predicando doctrinas
antibíblicas. Hay entre ellas una guerra civil espiritual sobre enseñanzas
básicas de las Escrituras. Se condenan las unas a las otras. ¿Hemos de
entender entonces que el Espíritu se condena a sí mismo? ¿Que se contradice
a sí mismo? ¿Enseña el Espíritu el bautismo de infantes en una iglesia y el de
adultos en otra? ¿El sábado en una y el primer día en otra? ¿Aprueba el fumar,
el tomar y el bailar en una iglesia mientras los prohibe en otra? ¿Enseña la
predestinación particular en una pero no en otra? ¿Autoriza la misa en una,
pero en otra la denuncia? Sabemos que el Espíritu Santo de Dios no puede
trabajar así, ¿verdad? No, es imposible. Imposible que él se contradiga; que
mienta; que apruebe vicios, que niegue doctrinas bíblicas, que apoye doctrinas
humanas, etc. Entonces, también es imposible que se manifieste, mediante el
don de lenguas, en las muchas sectas distintas que sostienen estas y otras
doctrinas y prácticas contradictorias. ¿Puede el ciudadano de Puerto Rico,
México, Ecuador o cualquier otro país, ser a la vez demócrata, republicano,
socialista, comunista y apolítico? ¡En absoluto! Pues, tampoco puede ser el
Espíritu Santo "frío" y "avivado», protestante, evangélico y católico; sabatista
y dominguero. ¿Qué nos pasa a nosotros? ¿Hemos perdido el sentido común?
¡El Espíritu Santo no es ningún bobo que va dando el don de lenguas a toda
secta no importa cuán erradas y corrompidas sean sus doctrinas!
Entonces, ¿qué es ese poder que se manifiesta en las sectas del mundo?
Contestamos sin titubear que es un poder de error, el poder engañoso que Dios
envía a los que no aman la verdad (2 Tés. 2:10). Cuando los hombres dejan de
amar la verdad, confiando más en experiencias psíquicas, sentimientos,
emociones, sensaciones espirituales y deseos carnales disfrazados de
espirituales, cuando los hombres van en busca de lo espectacular, de señales y
manifestaciones visibles, en vez de en busca de la verdad, Dios los envía el
espíritu de engaño. La Biblia lo dice claramente en el texto antes citado. Es
ese espíritu de engaño que se empeña en imitar las obras de Dios para así
hacer extraviarse aun a los escogidos si fuera posible; es ese que viene como
ángel de luz, que trabaja en muchos miembros de muchas sectas haciéndolos
hablar lo que llaman lenguas, aunque en realidad no lo son. Es ese espíritu que
los hace perder el dominio propio. Pero el Espíritu dado al cristiano verdadero
es el de "poder, de amor, y de dominio propio" (2 Tim. 1:7). Es ese espíritu
que usa los instrumentos de música, las palmeteadas, los corritos calientes, la
danza espiritual, las exhortaciones a gritar aleluyas, el desorden y todo lo
demás para crear un ambiente cargado de emocionalismo tanto carnal como
espiritual. Los que caen bajo la influencia de estas "manifestaciones"
experimentan sensaciones no naturales y hacen cosas contrarias al
comportamiento natural del ser humano. Contrarias sí, y de consiguiente los
que las experimentan muy a menudo actúan de manera muy extraña como
personas dementes, como almas poseídas de algún demonio. Parece que las
capacidades normales de súbita son suprimidas y un poder de locura se
apodera del alma. Y, ¿qué hace ese poder en el cuerpo que ha conquistado y
que está usando como instrumento para llevar a cabo su voluntad? Pues, lo
hemos visto obrando y lo que hace con el cuerpo prueba que no es el Espíritu
Santo. Sí, ese poder pone los pies a danzar, las manos a tocar instrumentos y a
palmetear, los labios a gritar y a balbucir y la lengua al dar sonidos inciertos.
Coge el cuerpo, lo tira al suelo; lo estremece, haciéndolo temblar en todos sus
miembros. Ese espíritu ausente de vergüenza no hace acepción de las mujeres
tirándolas al suelo también donde se revuelcan como "animales irracionales,"
descubriéndose de manera indecente a las miradas de los demás. Cuando ese
espíritu se apodera del cuerpo no hace casi nada que sea autorizado por Dios.
Sin embargo, se jacta de ser el verdadero espíritu de Dios. Susurra en los
oídos de los que le escuchan diciéndoles que él mismo es el Espíritu Santo.
¡Impostor! Pero muchos lo creen.
Se nos hace fácil identificarlo como, el espíritu de engaño cuya venida es con
señales y prodigios mentirosos (2 Tés. 2:2-11). Por sus frutos le conocemos.
Es ese mismo espíritu de error que pone a algunos a profetizar, echar
demonios y hacer prodigios. De estos Cristo dice que nunca los ha conocido
(Mateo 7:21-23). Los que lo reciben son poseídos, no por el Espíritu Santo,
sino por un espíritu malo. En vez de echar demonios se llenan de ellos. Y
¿quién se los sacará? Pues, Cristo, si lo permiten, con la "espada del Espíritu
que es la palabra de verdad."
Se nos hace difícil comprender porqué tantas almas, creen en ese espíritu
alborotoso. Hay que resistirlo. Su propósito es engañar y en la actualidad tiene
gran éxito. El quiere que todos crean en lenguas que no son lenguas, en
profecías que no son profecías, en milagros que no son milagros. Quiere que
acepten como bíblicas doctrinas que no lo son; doctrinas tales como la que
permite a la mujer a predicar, la que dice que hay salvos en todas las sectas, la
de que el bautismo no es esencial, la del diezmo, la de obedecer al Antiguo
Testamento y muchas otras semejantes. Bien sabe que si las aceptan se habrán
apartado de la sana doctrina y estarán en gran peligro de perder sus almas. Al
verles en este peligro ese espíritu de engaño se regocija mucho. Con toda
sinceridad y con todo amor, les suplicamos a todos a que huyan de la
presencia de ese poder satánico, que lo resistan hasta el fin porque no es de
Dios.
Lo que hemos dicho del don de lenguas se puede decir también del don de
profecía. Ese mismo espíritu que pretende hablar lenguas también pretende
profetizar. Como no obedece las leyes del Espíritu Santo, que regulan el
hablar lenguas tampoco obedece a las que gobiernan el profetizar. El Espíritu
Santo enseña que no más de dos o tres pueden profetizar en un culto. Ese
espíritu de error pone a todos a profetizar. El Espíritu Santo dice que tienen
que profetizar por turno. Ese espíritu hace que todos hablen a la vez. El
Espíritu Santo enseña a los profetas a juzgarse entre sí. Ese espíritu
prácticamente prohibe tal proceder. Además, ni aun tiene capacidad para
juzgar porque en cuanto a la voluntad de Dios es ignorante por cuanto no
conoce la Biblia. El Espíritu Santo dice que el profeta puede controlar su don.
Ese espíritu de confusión y alboroto no quiere que nadie controle ningún don.
El Espíritu Santo dice que la mujer no puede profetizar en el culto. Ese
espíritu de rebelión la pone a profetizar, a predicar y a dirigir. El Espíritu
Santo dice que, mediante la profecía la iglesia es edificada y consolada. Pero
ese espíritu de ignorancia no edifica ni consuela porque en primer lugar ni aun
sabe lo que es el verdadero don de profecía y en segundo lugar no tiene
mensaje que edifique ni consuele.
Lección 33
EL DON DE PROFECIA
NO EXISTE
Obedeciendo al mandamiento de los apóstoles que nos advierte a probar a los
espíritus hemos estado examinando al espíritu ese que algunos trajeron aquí a
la isla de Puerto Rico a principios de este siglo. Por cierto, dijeron que el
espíritu que habían traído era el verdadero y fiel Espíritu Santo de Dios. Pero
mediante nuestras indagaciones se ha descubierto que ese espíritu ni es santo,
ni verdadero, ni fiel, ni de Dios sino, a menudo, rebelde, vulgar, engañoso,
desobediente y, por lo tanto, deducimos que ha de ser uno de los enemigo de
Dios. La prueba que sostiene tal conclusión sobreabunda. Sin embargo,
muchos no la admitirán y siguen creyendo que ese espíritu ha venido de la
presencia de Dios Andan unidos a él en corazón; lo buscan en los montes y los
valles, mediante ayunos, oraciones y muchas súplicas. Lo llaman a gritos y él
responde con manifestaciones que dan la apariencia de poder divino. Y sus
seguidores le alaban diciéndole "santo" y "verdadero." Al oír sus alabanzas me
entristezco en gran manera. Su culto es como el culto ofrecido a los dioses
falsos, su adoración tan vana como la de los paganos y su fe igual de ciega.
Viven encantados por el hechizo de un espíritu que se disfraza de ángel de luz.
¿Cuándo volverán en sí? Temo por su salvación. No comprendo por qué se les
hace tan difícil distinguir entre los espíritus de Dios y los del diablo. A mi
parecer es porque no conocen al verdadero Espíritu Santo de la Biblia.
Nuestra oración continua a Dios es que estudiemos con detenimiento la
doctrina bíblica sobre el Espíritu. El conocimiento pleno de la enseñanza
divina en cuanto al Espíritu acabará en seguida con las supersticiones y
prácticas vergonzosas que ahora nos rodean.
¿Qué profetiza el espíritu que anda por las ciudades, los campos y las aldeas
de Puerto Rico? Citemos algunos ejemplos específicos. Un llamado profeta de
la parte este de la isla habló referente a un joven, músico de una iglesia. El
joven se encontraba luchando en la guerra en Vietnam. Mediante el profeta el
espíritu dijo del joven: "Yo lo cuido; lo traigo vivo." Poco después, el joven
fue muerto en la guerra. En 1968, cierto profeta proclamó que 20 personas
morirían durante las elecciones. No murió ninguna. Fracasó la profecía. A un
tal "Cachón" de cierto pueblo de la isla un profeta dio el nombre espiritual
Eneas y luego le dio una profecía no muy consolador diciendo, "La caja viene
pronto." ¡Veinte y cinco años después la caja todavía no había venido! Cierto
profeta de Gurabo, hablando por el espíritu que obraba en él, dijo a un
hermano que su hija iba a morir pronto. La profecía no se cumplió; la hija vive
y se encuentra saludable. ¿Qué espíritu obraba en esos profetas? El Espíritu
Santo no fracasa en sus profecías pero ese espíritu sí vez tras vez fracasa.
¿Replica que los casos mencionados no prueban que no haya profecías
verdaderas hoy dadas directamente por el Espíritu? No, unos pocos casos no
lo probarían. Pero, estos no son casos aislados sino más bien ejemplos de lo
que acontece continuamente y todos lo saben. ¿Nos dice que esos profetas
cuyas profecías no se cumplen son falsos? Entonces, ¿qué del espíritu que
obra en ellos? ¿El también es un espíritu falso? Es él mismo espíritu que se
nueve en todos. Pero, ¿quién es ese espíritu? Pues, es el mismo que se
manifiesta en los cultos. ¿Verdad? El mismo que baja, según se cree: de los
cielos y aviva a las iglesias haciendo que los miembros sientan el gozo,
poniéndolos a danzar, a gritar y a hablar lenguas estáticas. Ahora, el mismo
espíritu que, de esa manera se mueve en los cultos también obra en los que
profetizan. Pero, los que profetizan no tienen el verdadero Espíritu Santo.
Entonces, tampoco lo tienen los que gritan, hablan lenguas, danzan, alborotan,
etc. Lo que tienen es ese mismo espíritu débil, desobediente, defraudador, más
carnal que espiritual; el mismo que mora en los que dicen ser profetas, ¡y no
lo son!
LA DURACION DE LOS
DONES
Mediante el apóstol Juan, el Espíritu Santo nos ha mandado a probar a los
espíritus "porque muchos falsos profetas han salido al mundo" (1 Juan 4:1).
Siempre nos conviene obedecer este mandamiento con todos los espíritus, no
importa cuan sabios y piadosos se parecen algunos. Por lo tanto, tenemos a
bien probar también al espíritu alborotoso que, a principios de este siglo, vino
a Puerto Rico y a otros países, y que desde aquel tiempo hasta ahora se ha
manifestado en muchas iglesias y movimientos de esta isla, de la República
Domínicana, de Chile, México y muchos otros lugares. Miles y miles lo
identifican como el Espíritu Santo. Cuando ese espíritu "desciende" sobre una
congregación, los miembros, llenos del poder que el trae, hablan lo que llaman
"lenguas", gritan, danzan, se tiran al suelo, en fin, pierden el dominio propio,
lo que da por resultado un culto cuya característica más palpable y más
destacada es la confusión absoluta. Luego dicen que fue el Espíritu Santo que
promovió todo. ¡Creemos que han cometido una equivocación grave en su
identificación de ese espíritu! Si los que primero vieron las manifestaciones de
ese espíritu revoltoso hubieran conocido al verdadero Espíritu de Dios,
indudablemente no lo hubieran confundido con el espíritu de engaño.
Lamentablemente, no lo conocieron y por consiguiente cayeron en el error
grande de dar el nombre sagrado del Espíritu Santo al espíritu de confusión y
error. Esto es exactamente lo que ha sucedido y la evidencia es abundante. En
la Biblia tenemos una foto en palabras del Espíritu Santo y vemos claramente
allí sus atributos. Ahora, pongamos la foto del espíritu que se manifiesta hoy
al lado de esa que tenemos del verdadero Espíritu Santo y de inmediato
podemos darnos cuenta de que no se asemejan en casi nada. Patentemente no
son el mismo espíritu. 1. El uno alborota; el otro condena la confusión y el
desorden. 2. El uno usa títulos, nombres espirituales y concilios; el otro los
condena. 3. El uno predica el sábado, los diezmos y otros mandamientos del
Antiguo Testamento; el otro dice que el Antiguo Testamento fue abolido. 4. El
uno toca instrumentos, el otro manda a cantar. 5. El uno pasa por alto la Santa
Cena; el otro dice que hay que celebrarla cada domingo. 6. El uno permite y
hace que las mujeres prediquen; el otro se lo prohibe. 7. El uno convierta la
iglesia en un negocio; el otro prohibe el hacer mercadería del evangelio. 8. El
uno habla lenguas estáticas; el otro lo prohibe, 9. El uno profetiza disparates;
el otro ya ha entregado toda profecía divina. 10. El uno añade a la palabra de
Dios; el otro lo prohibe. 11. El uno aprueba la división; el otro la condena. La
lista de diferencias entre estos dos espíritus es muy larga pero prueba más allá
de toda duda que son dos espíritus y son muy distintos.
Otro texto que se cita a menudo para probar que los dones seguirían hasta la
venida de Cristo es Hechos 2:16-20. En ese pasaje Pedro cita la profecía de
Joél 2:28-30 respecto a la venida del Espíritu Santo. Lo que dijimos arriba de
la promesa de Cristo debiera aplicarse aquí también. Joél no dijo nada
tampoco sobre la duración de los dones. Sin embargo, muchos al leer sus
palabras sin pensar concluyen que nos abarcan a nosotros también.
Aparentemente, no saben que otros textos del Nuevo Testamento limiten los
dones al tiempo apostólico. La profecía de Joél y la promesa de Cristo
tuvieron su cumplimiento en aquel tiempo, no ahora. Una vez que se cumple
una promesa o una profecía, es cumplida. No es preciso que siga siendo
cumplida año tras año a menos que los términos de la profecía así lo
requieran. La promesa de la cual habla Hechos 2:38, 29 no concierne los
dones sobrenaturales, porque la promesa de dar dones sobrenaturales y la
promesa de dar el Espíritu Santo a todo creyente no son las mismas, sino que
son dos promesas distintas.
A menudo, se nos hace la pregunta: ¿Por qué dicen ustedes que los dones han
cesado? Lo decimos por las razones siguientes: 1. Dios no prometió dar dones
a todos los creyentes de toda la era cristiana. Nos prometió el Espíritu sí y
podemos tenerlo sin tener los dones. 2. La Biblia enseña claramente que los
dones cesarían al tener la iglesia toda la verdad. La iglesia llegó a tenerla toda
a fines del primer siglo. 3. Los dones verdaderos simplemente no existen hoy
día. ¿Tenemos el Espíritu Santo? Claro que sí. El mora y obra en nosotros
mediante la verdad que nos salva y que salva a todos los que creen.