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Caso clínico #3
Nefrología
Grupo #7
Guatemala 16/08/17
TESTS PARA LA DEPRESIÓN
1. Beck Depression Inventory (BDI)1
Es una escala de autoevaluación que valora fundamentalmente los síntomas clínicos
de melancolía y los pensamientos intrusivos presentes en la depresión. Es la que
mayor porcentaje de síntomas cognitivos presenta, destacando además la ausencia de
síntomas motores y de ansiedad. Se utiliza habitualmente para evaluar la gravedad de
la enfermedad. La versión original de 1961 consta de 21 ítems, publicándose
posteriormente dos revisiones, la BDI-IA en 1979116 y la BDI-II en 1996175. Esta
escala fue adaptada y validada en castellano en 1975.
La versión original se basa en las descripciones del paciente sobre diferentes ítems:
ánimo, pesimismo, sensación de fracaso, insatisfacción, culpa, irritabilidad, ideas
suicidas, llanto, aislamiento social, indecisión, cambios en el aspecto físico, dificultad
en el trabajo, insomnio, fatigabilidad, pérdida de apetito, pérdida de peso, preocupación
somática y pérdida de la libido. En la versión II se reemplazan la valoración del aspecto
físico, la pérdida de peso, la preocupación somática y la dificultad para trabajar por
agitación, dificultad de concentración, pérdida de energía y sentimientos de inutilidad.
En la mayoría de ensayos clínicos incluidos en la guía de NICE se emplea la primera
versión. Cada ítem se valora de 0 a 3, siendo la puntuación total de 63 puntos. No
existe un consenso sobre los puntos de corte, por lo que se emplean distintos puntos
de corte e intervalos para definir los niveles de gravedad. Los puntos de corte
recomendados por la Asociación Psiquiátrica Americana son:
Los ítems incluyen ánimo depresivo, sentimientos de culpa, suicidio, insomnio precoz,
medio y tardío, trabajo y actividades, inhibición, agitación, ansiedad psíquica y
ansiedad somática, síntomas somáticos gastrointestinales, síntomas somáticos
generales, síntomas sexuales (disfunción sexual y alteraciones de la menstruación),
hipocondría, pérdida de peso y capacidad de entendimiento. Los ítems adicionales en
la versión de 21 son variación diurna, despersonalización y desrealización, síntomas
paranoides y síntomas obsesivos y compulsivos. Esta escala es de difícil
administración a enfermos físicos por el excesivo peso de los síntomas de ansiedad y
síntomas somáticos. Proporciona una puntuación global de gravedad del cuadro
depresivo y una puntuación en 3 factores o índices: melancolía, ansiedad y sueño. Las
puntuaciones en cada uno de los índices se obtienen sumando las puntuaciones de los
ítems que los constituyen: melancolía (ítems 1, 2, 7, 8, 10 y 13); ansiedad (ítems 9-11)
y sueño (ítems 4-6). No existen puntos de corte definidos para las puntuaciones en
estos índices. La puntuación global se obtiene sumando las puntuaciones de cada
ítem, con un rango de puntuación en la escala de 17 ítems que en la versión española
es de 0 a 54. Los puntos de corte para definir los niveles de gravedad:
TEST PARA LA ANSIEDAD
El Inventario (BAI) fue creado por Aaron T. Beck en la década de los 80, y se trata de
un cuestionario de opción múltiple de 21 ítems que mide la gravedad de la ansiedad
actual en adultos y adolescentes. Describe los síntomas emocionales, fisiológicos y
cognitivos de la ansiedad, siendo una prueba muy adecuada para discriminar la
ansiedad de la depresión.
Cada uno de los elementos del BAI es una descripción simple de un síntoma de
ansiedad en cada uno de sus cuatro aspectos relevantes:
El BAI sólo requiere un nivel básico de lectura, se puede utilizar con personas que
tienen discapacidad intelectual, y puede completarse en 5-10 minutos utilizando un
formulario de papel y un lápiz. Debido a la relativa simplicidad del inventario, también
se puede administrar por vía oral para personas con discapacidad visual.
¿COMO SE HACE?
Responda este cuestionario considerando sus dificultades actuales. Considere como
referencia las dificultades que ha tenido este último mes.
PROCEDIMIENTO:
El cuestionario consta de 21 preguntas, proporcionando un rango de puntuación entre 0
y 63. Los puntos de corte sugeridos para interpretar el resultado obtenido son los
siguientes:
● 00–21 - Ansiedad muy baja
● 22–35 - Ansiedad moderada
● más de 36 - Ansiedad severa
ÍNDICE
1. Introducción ....................................................................................................................... 1
2. Objetivos ............................................................................................................................ 3
3. Marco teórico ..................................................................................................................... 5
3.1 Contextualización del área de estudio .......................................................................... 5
3.2 Determinantes del estado nutricional y trastornos de salud mental ............................... 6
3.3 Antecedentes sobre la asociación de estado nutricional y trastornos de salud mental . 8
3.4 Estado Nutricional ......................................................................................................... 11
3.5 Trastornos de salud mental .......................................................................................... 14
4. Población y métodos ......................................................................................................... 25
4.1 Tipo y diseño de la investigación ................................................................................... 25
4.2 Unidad de análisis ......................................................................................................... 25
4.3 Población y muestra ...................................................................................................... 25
4.4Criterios de inclusión y exclusión .................................................................................... 26
4.5 Definición y operacionalización de variables ................................................................. 27
4.6 Técnicas, procedimientos e instrumentos utilizados en la recolección de datos ............ 31
4.7 Procesamiento y análisis de datos ................................................................................ 37
4.8 Limites de la investigación ............................................................................................. 39
4.9 Aspectos éticos de la investigación ............................................................................... 39
5. Resultados ........................................................................................................................ 41
6. Discusión ........................................................................................................................... 43
7. Conclusiones .................................................................................................................... 47
8. Recomendaciones ............................................................................................................ 49
9. Aportes .............................................................................................................................. 51
10. Bibliografías .................................................................................................................... 53
11. Anexos ............................................................................................................................. 59
1. INTRODUCCIÓN
A nivel mundial la carga que presuponen las enfermedades crónicas no transmisibles
(ECNT) y su amenaza, constituyen un importante problema de salud pública que
impacta en el desarrollo social y económico en países de todo el mundo. La pandemia
de la obesidad como entidad nutricional, representa uno de los mayores problemas a
este nivel. 1 La proporción de adultos con una índice de masa corporal de 25 kg / m2 o
mayor, aumentó (entre los años 1980 y 2013) de 28,8 % a 36,9 % en hombres y en
mujeres del 29,8 % al 38,0 %.2 En América Latina y el Caribe, se ha reportado que la
prevalencia de la obesidad alcanza un promedio de 4.4 %, y Guatemala es uno de los
once países que registra niveles superiores a la prevalencia regional (5.4 %).3 En
relación a los problemas de salud mental se ha estimado que en el ámbito mundial 1 de
cada 10 personas padece al menos un trastorno de salud mental (TSM).4,5,6 En
Guatemala, la Encuesta Nacional de Salud Mental realizada por la Facultad de
Ciencias Médicas de la USAC (FCCMUSAC), reportó que 1 de cada 4 personas
presenta al menos un TSM. 7 En un estudio reciente realizado en la FCCM USAC se
reportó que entre 10 a 13 % de los estudiantes del primer año de la carrera son
obesos, y 58.8 % presentan algún problema de salud mental. 8,9.10 Si bien se
encuentran identificados diversos factores (siendo los más importantes: sexo, edad y
estado socioeconómico, que derivan en una baja actividad física y vaga
alimentación,11-15) asociados a obesidad, la asociación con TSM se encuentra
pobremente documentada en la literatura científica, por lo que existen escasos estudios
que sugieren la posibilidad de esta, para lo cual se ha reportado un Odds Ratio (OR)
entre 1.2 a 1.5, planteando la posibilidad de que sea un factor principal de riesgo para
desarrollar obesidad o que la obesidad esté asociada a TSM,5,11- 14 pues se ha
reportado que la obesidad y depresión específicamente, se encuentran
relacionadas.15-19 Partiendo del hecho de que la mayoría de estudios se han realizado
en la población en general, es interesante notar que se desconoce la situación de TSM
y obesidad en estudiantes de medicina, especialmente cuando se ha reportado que en
ellos(as), por la naturaleza de su formación y las condiciones en las que es realizada,
existen TSM específicos que experimentan, tales como la ansiedad y depresión, sin
dejar por un lado otros importantes.20 En efecto, esto es especialmente importante, ya
que en Guatemala se estimó que 27.5 % de su población era obesa esperándose que,
de no tomar medidas para controlar este problema, en el 2020 pertenecerá a los países
con mayor obesidad en el mundo.22 Mientras que, para los trastornos de salud mental,
recientemente se calculó que el impacto mundial acumulado por estos, en términos de
pérdidas económicas, será de US$ 16.3 billones entre 2011 y 2030. 23 2
Fundamentados en que la obesidad y la salud mental son temas de salud importantes
en los estudiantes de medicina, pero su relación no había sido comprobada, se planteó
el siguiente estudio de corte transversal, en el cual se determinó el estado nutricional a
partir del índice de masa corporal (IMC), y la presencia de depresión y ansiedad a
través de los test de Zung y Hamilton, en una muestra de 278 estudiantes asignados a
sexto año de medicina. 3
2. OBJETIVOS
2.1 General
Determinar la asociación entre estado nutricional con depresión y/o ansiedad, en
estudiantes
de sexto año de la carrera de médico y cirujano, de la Facultad de Ciencias Médicas de
la
Universidad de San Carlos de Guatemala, de junio a julio de 2016.
2.2 Específicos
2.2.1 Identificar las características socio-demográficas de los estudiantes.
2.2.2 Determinar la presencia de obesidad a partir del índice de masa corporal (IMC).
2.2.3 Determinar la presencia de depresión a través del test de Zung.
2.2.4 Determinar la presencia de ansiedad a través del test de Hamilton.
2.2.5 Determinar la asociación entre estado nutricional con depresión y/o ansiedad.
3. MARCO TEÓRICO
3.1 Contextualización del Área de Estudio
La Universidad de San Carlos (USAC) abrió sus puertas por primera vez el 7 de enero
de 1681 a sesenta estudiantes inscritos en teología, filosofía e Instituta y
Cachiquel.24,25 Hoy en día, la Universidad de San Carlos se encuentra ubicada en la
ciudad universitaria situada en la zona 12 de la ciudad capital de Guatemala, cuenta
con sedes universitarias en casi todo el país, incluyendo un Centro Universitario
Metropolitano (utilizado por la Facultad de Ciencias Médicas y Ciencias Psicológicas),
las cuales albergan miles de estudiantes de las diferentes profesiones. 24,25 Meses
después de la apertura de la USAC, se inaugura la primera facultad de ciencias
médicas, desde entonces, esta aumentó la cantidad de médicos graduados en el
tiempo, a partir de 1969 a 1991 ingresaron un promedio de 1206 estudiantes por año y
el número de graduados de 1969 a 1991 aumentó a 287 por año. 26 Tanto la facultad
de ciencias médicas, como los estudiantes que en ella residen, especialmente los que
ingresan y egresan, son parte de los fines y objetivos de la universidad, junto con la
influencia coyuntural del país. 26 A nivel general en dicha universidad, los estudiantes
se encuentran sometidos a diferentes estímulos que ocupan un lugar importante en el
desarrollo de diferentes patologías, con respecto a la asociación de estado nutricional
con depresión y ansiedad, según un estudio de tesis realizado en la unidad de
Bienestar Estudiantil de la misma universidad, acerca de la “Frecuencia de Depresión y
Ansiedad en Estudiantes Obesos en Comparación a los que Presentaron Índice de
Masa Corporal (IMC) Normal”,20 se encontró que las personas obesas presentaron
mayores rasgos de ansiedad, en comparación a las personas con un IMC normal,
mientras que para depresión no se presentó diferencia para ambos grupos de
estudiantes. 20,24,25 Para los estudiantes de medicina, un estudio realizado
recientemente en la facultad de ciencias médicas USAC, acerca del “Comportamiento
Epidemiológico de los Factores de Riesgo Asociados a Enfermedades Crónicas”,8 se
reportó que entre 10 a 13% de los estudiantes del primer año de la carrera son obesos,
siendo la obesidad de los problemas más importantes para dichos estudiantes;
mientras que para los trastornos de salud mental en general, se mostró que el 58.8%
de los estudiantes los presentaron, siendo los más frecuentes depresión y ansiedad
con un porcentaje de 6.6% para el primero y 8.8% para el segundo. 8,9.10, 27
Los factores que determinan ya sea el estado nutricional o los trastornos mentales,
pueden ser bidireccionales y de esto depende el nivel de asociación que se pueda
presentar entre ambos, para un entendimiento más acertado de esta investigación nos
enfocaremos en los determinantes asociados a obesidad como problema nutricional
más importante.12 La relación de riesgo entre estado nutricional enfocada a la
obesidad y trastornos de salud mental, tiene dos vías de análisis, siendo la obesidad
dependiente de la alteración de salud mental, o bien la alteración de salud mental
dependiente de la obesidad, esto no solo siendo una relación directa, sino involucrando
causas multifactoriales, como el estado socioeconómico, el género, la edad, los estilos
de vida saludable, entre otros, descritos en el artículo “Obesity and Mental Healt 2011”,
de la Association of Public Healt Observatores (National Obesity Observatory). 12 por
lo que podemos dividir dichos mediadores y
moderadores, como sigue: 12
3.2.1.1 Edad
La edad es un factor moderador entre obesidad y los trastornos mentales,12,28- 30
según el artículo “Obesity and Mental Healt 2011”, las mujeres más jóvenes presentan
mayor riesgo en ambos sentidos, mientras que las personas con edades avanzadas,
presentaron mayor riesgo de problemas de salud asociados con el envejecimiento que
podían causar tanto el aumento de peso como trastornos mentales, entre ellos
depresión o ansiedad.14,28-30 Además, la exposición acumulada a los trastornos
mentales comunes en grupos de mayor edad es una asociación con un mayor riesgo
de obesidad.14
3.2.1.2 Sexo
Estudios diversos como por ejemplo “Obesity, and Depression: a Systematic Review
and Meta-Analysis of Longitudinal Studies”,28 “Association Between Obesity and
Depression in Canadians”,29 y “Obesity Among Those with Mental Disorders: a
National Institute of Mental Health Meeting Report”,30 se mostró la diferencia entre
mujeres y hombres, para la asociación entre obesidad y los trastornos mentales, donde
se evidencio una asociación positiva en las mujeres (>1) y una asociación negativa en
hombres (<1), las mujeres se mostraron más consientes acerca de la obesidad en
comparación con los hombres, teniendo las primeras menor satisfacción acerca de su
peso en comparación con los segundos, provocando esta poca satisfacción un
detonante para el aumento de IMC. 28,29,30 Las mujeres mostraron un mayor estigma
relacionado con la obesidad y una presión más grande por ser delgadas, el abuso de
alcohol apareció relacionado con la depresión y la obesidad en mujeres jóvenes en
contraposición con los hombres.28,29,30 Por lo que el sexo es un factor de riesgo
bidireccional para ambos tipos de relaciones.28,29,30
3.4.1 Obesidad
En general una persona que goza de buena salud mental es aquella que enfrenta las
dificultades diarias del entorno en el que vive y no sucumbe ante estos, está consciente
de lo que es capaz y está bien consigo misma. 45 Afronta de manera optimista una
enfermedad y no se siente víctima de las circunstancias. 45 Los trastornos de salud
mental (TSM) suelen caracterizarse por ciertos pensamientos, emociones,
comportamientos y anormalidades en las relaciones sociales, estos están descritos en
la clasificación estadística internacional de enfermedades y problemas relacionados
con la salud en su décima revisión (CDI-10), donde están clasificados como F00 al F99;
del F00 a F09. 23 Trastornos mentales orgánicos, incluidos los trastornos sintomáticos,
del F10 a F19, Trastornos mentales y del comportamiento causados por consumo de
sustancias psicoactivas, entre otras enfermedades también codificadas. 23 Según el
estudio “Trastornos de Salud Mental de América Latina y el Caribe” publicado en el
2005 por la revista panamericana de la salud, 46 se calcula que el 25% de las personas
padecen uno o más trastornos mentales o del comportamiento a lo largo de su vida. 46
El 14% de la carga mundial de morbilidad puede atribuirse a estos trastornos, siendo
hasta 22% en América Latina y el Caribe. 46
Igualmente se calcula que aproximadamente el 20% de los niños y adolescentes del
mundo tienen trastornos o problemas mentales.6 En cada región los trastornos se
asemejan, pero los porcentajes más altos de alteraciones mentales en menores de 19
años son en las regiones con menos recursos en salud mental, siendo el caso de
Guatemala colocando a su población en una situación de riesgo para padecer algún
trastorno, siendo estos factores de riesgo para contraer otras enfermedades como el
VIH, la diabetes y enfermedades cardiovasculares y viceversa. 6
3.5.1 Depresión
Interpretación:
o Nunca o muy pocas veces (1)
o Algunas veces (2)
o Frecuentemente (3)
o La mayoría del tiempo o siempre (4)
3.5.2 Ansiedad
La escala de ansiedad de Hamilton (Hamilton Anxiety Scale, HAS) fue diseñada por
Max Hamilton en 1959. 58 Inicialmente, constaba de quince ítems, pero cuatro de ellos
se refundieron en dos, quedando reducida a trece. 58 Posteriormente, en 1,969 dividió
el ítem “síntomas somáticos generales" en dos (“somáticos musculares” y “somáticos
sensoriales”) quedando en catorce.58 Esta versión es la más ampliamente utilizada en
la actualidad. 58 Existe una versión española, realizada por Carrobles y cols en 1986,
59 se trata de una escala hetero-aplicada de catorce ítems, trece referentes a signos y
síntomas ansiosos y el último que valora el comportamiento del paciente durante la
entrevista. 59 Cada ítem se valora en una escala de cero a cuatro puntos. 59
Interpretación:
o Ausente (0)
o Leve (1)
o Moderado (2)
o Grave (3)
o Muy grave/ incapacitante (4)
4. POBLACIÓN Y MÉTODOS
4.1 Tipo y diseño de la investigación: Estudio descriptivo transversal.
3. Tercer enunciado:
número de persona encuestada, establecido según lista de estudiantes asignados
al área de práctica correspondiente, ordenados alfabéticamente por primer apellido.
(Número)
Ejemplo:
H01-1
R10-1
Los datos anteriores fueron solicitados con autorización previa del secretario
académico de la facultad.
4.7.1 Procesamiento
Se realizó la base de datos en el programa Excel versión 2016, obteniendo los datos a
partir del instrumento de recolección utilizado en los estudiantes de sexto año,
seingresó la información obtenida cada día luego de la recolección según el orden de
código asignado a cada estudiante. Las variables para el análisis son:
1. Características Socio-demográficas
Edad
Sexo
Estado Socio-Económico
2. Estado Nutricional por medio del IMC, para fines de esta investigación se
dicotomizó esta variable en:
No obeso <30 kg/m2
Obeso >30 kg/m2
Igualmente se presenta el resultado clasificado según los criterios de la OMS
expuestos anteriormente.
3. Depresión a partir del test de Zung, para fines de esta investigación se dicotomizó
esta variable en:
Sin depresión <50
Con depresión >50
Igualmente, ingresados en la base de datos según el resultado clasificado en base
a los criterios propios del test.
4.8.1 Obstáculos
Falta de colaboración de las personas en la toma de datos. La frecuencia de casos de
síntomas de depresión y ansiedad no fue la esperada, para que la asociación con
estado nutricional (definido como obeso y no obeso) se estableciera.
4.8.2 Alcances
Se determinó el estado nutricional, y la presencia de síntomas de depresión y/o
ansiedad en los estudiantes, y se hizo la referencia de los casos encontrados
patológicos a las unidades especializadas para su atención. Se informó a las
autoridades directivas de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San
Carlos sobre los resultados obtenidos.
5. RESULTADOS
Se presentan resultados obtenidos a partir de una población de 387 estudiantes de
sexto año, del ciclo lectivo 2016, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad
de San Carlos de Guatemala, con una muestra de 305 sujetos escogidos al azar, de los
cuales aceptaron su participación voluntaria 278 y 27 la negaron, por medio del
consentimiento informado, ubicados en el área de práctica asignada para ejercicio
profesional supervisado (EPS) hospitalario y rural, se realizó la búsqueda durante los
meses de junio a julio, y se obtuvo datos consecuentes de edad, sexo, estado
socioeconómico, estado nutricional a partir del índice de masa corporal, depresión y
ansiedad a través de los test de Zung y Hamilton, así mismo de la asociación de estado
nutricional y depresión, estado nutricional y ansiedad, a través de cálculos estadísticos.
6. DISCUSIÓN
El estado nutricional (EN) particularmente la obesidad, y los trastornos de salud mental
(TSM), son un problema de salud pública importante que preocupa a nivel mundial por
las proporciones de estas enfermedades en la población, representantes de un riesgo
para el desarrollo de otras alteraciones.12 La pandemia de la obesidad como entidad
nutricional, representa uno de los mayores problemas a este nivel. 1 La proporción de
adultos con un índice de masa corporal (IMC) de 25 kg/m2 o mayor, aumentó (entre los
años 1980 y 2013) de 28.8 % a 36.9 % en hombres, y en mujeres del 29.8 % al 38.0
%.2 En América Latina y el Caribe, se ha reportado que la prevalencia de la obesidad
alcanza un promedio de 4.4 %, y Guatemala es uno de los once países que registra
niveles superiores a la prevalencia regional (5.4 %).3 En relación a los problemas de
salud mental, se ha estimado que en el ámbito mundial 1 de cada 10 personas padece
al menos un TSM.4,5,6
7. CONCLUSIONES
7.1 El 53.60% de la muestra fue de sexo femenino, el promedio de edad concurrió en
24 años, y 6 de cada 10 estudiantes se encontró en un estado socioeconómico medio
alto.
7.2 Según el índice de masa corporal, la décima parte de los estudiantes de sexto año
es obeso.
7.3 Por medio del test de Zung se determinó que ningún estudiante considerado como
obeso muestra depresión.
7.4 Se observó que el 6.25% de los estudiantes considerados como obesos, presenta
ansiedad a través del test de Hamilton.
7.5 No se determina asociación estadísticamente significativa, para estado nutricional
con síntomas de depresión y ansiedad, en estudiantes de sexto año, de la Facultad de
Ciencias Médicas, de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
8. RECOMENDACIONES
8.1 A la Universidad de San Carlos de Guatemala
8.1.1 Promoción y prevención en la atención de salud mental (TSM) y estado
nutricional (EN) a los estudiantes universitarios.
8.1.2 Fomentar en los alumnos el uso de la Unidad de Salud, de Bienestar Estudiantil,
para la confluencia de consultas por enfermedad. Particularmente por TSM como la
depresión y ansiedad, y EN.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Caso clínico #3
Nefrología
Grupo #7
201317776
Culajay Agustín, Brandon Antonio
Guatemala, 16/Agosto/2017
Síntomas de depresión y ansiedad en jóvenes universitarios:
prevalencia y factores relacionados
a
Odontóloga. Magíster en Salud Pública. Departamento de Odontología Preventiva y Social.
Facultad de Odontología. Universidad de Cartagena. Cartagena de Indias (Colombia).
b
Odontólogo. Magíster en Salud Pública. Departamento de Investigaciones. Facultad de
Odontología. Universidad de Cartagena. Cartagena de Indias (Colombia).
RESUMEN
Objetivo: Estimar la asociación entre síntomas depresivos y ansiosos con factores socio-
demográficos, académicos, conductuales y familiares entre estudiantes universitarios de
Cartagena, Colombia.
Diseño del estudio: Estudio transversal.
Emplazamiento: Universidad pública de Cartagena, Colombia.
Participantes: 973 estudiantes universitarios de Cartagena (Colombia), seleccionados a través
de un muestreo probabilístico.
Mediciones principales: Se utilizó un instrumento anónimo de auto-reporte que incluyó:
variables sociodemográficas (sexo, edad, estrato socioeconómico), el cuestionario de cribado
para ansiedad y depresión, cuestionario Goldberg (E.A.D.G), el APGAR familiar para
determinar la función familiar y otras preguntas que indagaban por factores asociados. Los
datos fueron analizados a partir de frecuencias y proporciones, razones de disparidad y
regresión logística nominal.
Resultados: La prevalencia de síntomas ansiosos y depresivos fue del 76,2% y 74,4%
respectivamente. Los factores asociados con síntomas ansiosos fueron: dificultades
económicas, problemas familiares y consumo de alcohol; los relacionados con síntomas
depresivos fueron: problemas familiares, dificultades económicas, ansiedad y antecedentes
familiares de ansiedad o depresión.
Conclusiones: La sintomatología de ansiedad y depresión fue alta en los universitarios, siendo
las dificultades económicas y los problemas familiares los factores que más intervinieron para
su aparición. Por lo tanto son necesarias las intervenciones que modifiquen estos
comportamientos en beneficio de la calidad de vida de estos jóvenes.
Palabras clave: Depresión. Ansiedad. Estudiantes. Factores de Riesgo.
ABSTRACT
Objective: To estimate the association between depression and anxiety symptoms and socio-
demographic, academic, behavioural and family factors among university students.
Design of the study: Cross-sectional study.
Sample setting: Public University of Cartagena, Colombia.
Participants: 973 university students of Cartagena (Colombia), selected by probability
sampling.
Main measures: An anonymous self-reporting instrument was used. It included: socio-
demographic variables (sex, age, socio-economic status), the screening questionnaire for
depression and anxiety, the Goldberg questionnaire (GDAS), the APGAR family test to
determine the family function and other test items which asked about associated factors. The
data obtained were analyzed using frequencies and proportions, disparity ratios and nominal
logistic regression.
Results: The prevalence of the depression and anxiety symptoms was 76.2% and 74.4%
respectively. The factors associated to anxiety symptoms were: economic difficulties, family
problems and alcohol consumption; the factors related to depression symptoms were: family
problems, economic difficulties, anxiety and family history of anxiety or depression.
Conclusions: Anxiety and depression symptomatology was high among university students,
being economic difficulties and family problems the most frequent factors causin its onset.
Therefore, specific interventions to modify these behaviours for the benefit of the quality of life
of these young people are required.
Keywords: Depression. Anxiety. Students. Risk Factors.
Introducción
Los trastornos mentales constituyen una prioridad en salud pública, dado que se encuentran
entre las causas más importantes de morbilidad en Atención Primaria1. Investigaciones en el
campo de la salud mental han fijado su atención en la población universitaria, y diversos
estudios señalan que los trastornos depresivos y ansiosos en estudiantes universitarios
presentan una mayor tasa en comparación con la población general2. Este aumento se debe a
que en el ambiente universitario se ponen a prueba competencias y habilidades para alcanzar
los objetivos durante el periodo de formación profesional, sometiendo continuamente al
estudiante a una gran carga de exigencias académicas, nuevas responsabilidades,
evaluaciones, realización de trabajos, algunas veces desarraigo, así como presiones familiares,
económicas y sociales, que al interactuar con factores identificados como de riesgo para la
presencia de ansiedad y depresión (como el sexo, antecedentes familiares y personales de
depresión, diagnóstico de enfermedad grave, muerte de un ser querido, separación de los
padres y el consumo de alcohol), pudieran causar eventualmente un deterioro en su salud
mental3,4.
A todo esto se suma el hecho de que muchos estudiantes de pregrado se encuentran en la
etapa de adolescencia tardía, fase de cambios físicos, psicológicos, socioculturales y cognitivos
que demandan del joven estrategias de afrontamiento, que le permitan consolidar su identidad,
autonomía y éxito personal y social5; esta fase es importante para el logro de comportamientos
saludables, que disminuyan riesgos y prevengan el desarrollo de trastornos clínicos durante la
adolescencia y en el transcurso de la adultez4. Sobre el particular se ha encontrado que
individuos con historias de depresión en la adolescencia presentan un alto porcentaje de
continuidad del trastorno depresivo mayor en la edad adulta6. Aalton-Setala et al. realizaron un
estudio que evaluaba las conclusiones de investigaciones previas acerca de la continuidad de
los trastornos afectivos en los adolescentes, indicando cuáles síntomas depresivos reportados
en esta población predecían un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos y consumo de alcohol
en la adultez temprana7. Comparado con los sujetos que no reportaban síntomas depresivos en
la adolescencia, el riesgo de presentar un trastorno depresivo en la adultez temprana (trastorno
depresivo mayor o distimia) o problemas psicosociales fue tres veces mayor para los que sí los
habían reportado; de igual forma, se asoció con una mayor ocurrencia de hospitalizaciones y
problemas de ajuste social e interpersonales, suicidio e insatisfacción con la vida7.
Datos del Segundo Estudio Nacional de Salud y Consumo de Sustancias Psicoactivas
muestran una prevalencia de depresión general en Colombia del 25,1%; con respecto a la
depresión leve, moderada y severa, sugiere que los jóvenes colombianos de entre 16 y 21 años
muestran los más altos índices de depresión en comparación con otros de rangos de edad
diferentes, a excepción de la depresión severa en los hombres en el rango de 28 a 33 años8.
Además, según la secretaría de Bogotá, en el año 2000 la tercera causa de muerte en jóvenes
de 14 a 26 años se debió a lesiones autoinfligidas intencionalmente (suicidios) con un 7% del
total de las muertes después de las agresiones violentas y los accidentes de tránsito4.
El identificar problemas de salud mental y factores de riesgo en población universitaria es de
vital importancia para el desarrollo de su educación integral, formación como individuos y como
futuros profesionales, implicando un gran reto dentro de las instituciones universitarias la
identificación e intervención de estas problemáticas en búsqueda de un mejora de la calidad de
vida de los estudiantes y de los profesionales en formación.
Por todo lo anterior, el propósito de este estudio fue estimar la asociación entre síntomas
depresivos y ansiosos con factores socio-demográficos, académicos, conductuales y familiares
entre estudiantes universitarios de Cartagena (Colombia).
Sujetos y métodos
Estudio analítico de corte transversal, realizado en una universidad pública de la ciudad de
Cartagena (Colombia). El universo de estudio estuvo conformado por 8.740 estudiantes,
seleccionándose 973 a través de un muestreo probabilístico a fijación proporcional por
programa académico y nivel cursado. En cada nivel se realizó un muestreo aleatorio simple con
reemplazo al interior de los mismos, teniendo en cuenta el listado de asistentes al aula de clase
en el momento del muestreo, de acuerdo a un listado aleatorio obtenido por computador. Cada
sujeto elegible dentro de cada programa y nivel cursado tuvo la misma probabilidad de hacer
parte de la muestra de estudio, y esta probabilidad fue diferente cuando estuvo relacionada con
el tamaño de cada programa y de cada nivel en el que se encontró matriculado el estudiante.
Para el cálculo del tamaño de la muestra se utilizó el programa EPI-INFO®, versión 3.5.1, con
una confianza del 95%, error relativo del 3% y frecuencia esperada para el evento de trastornos
de ansiedad o depresión del 65%9.
El estudio requirió que los participantes estuvieran matriculados en cualquiera de los
programas diurnos y presenciales de la universidad en el segundo periodo del año 2012.
Además, se pidió su consentimiento informado por escrito para el uso de la información con
fines científicos y demás aspectos soportados por las disposiciones internacionales:
declaración de Helsinki (modificación de Edimburgo 2000) y la normatividad para Colombia
(Resolución 8430 de 1993 del Ministerio de la Salud).
Para la recolección de la información, se aplicó un cuestionario ad hoc de auto-reporte anónimo
que contenía 58 preguntas de selección múltiple politómicas con única respuesta, diseñado
desde la teoría y evaluada su validez de apariencia por tres jueces expertos, teniendo en
cuenta su pertinencia, suficiencia de las categorías, plausibilidad, semántica, sintaxis y
ordenamiento de los ítems. De igual forma, fue valorado a través de una prueba piloto en una
población con similares características. Un primer instrumento contenía la siguiente información para el
estudio de las posibles variables independientes con sus respectivas categorías: características socio-
demográficas como edad (adolescentes: ≤19 años; adulto joven: >20 años), sexo, estrato socioeconómico,
tipo de programa, nivel o ciclo académico, estado civil, tenencia de hijos, procedencia y ocupación. De
igual forma, se evaluaron otros aspectos relacionados con el rol del estudiante al interior de la institución
universitaria como rendimiento académico acumulado (deficiente: calificación <3,0; aceptable:
calificación entre 3,0 y 3,8; bueno: calificación >3,8), falta de tiempo para descansar (sí o no),
dificultades económicas (presencia de escasos ingresos económicos para el sostenimiento durante sus
estudios: sí o no) y problemas en las relaciones con amigos, pareja o cónyuge (sí o no), antecedentes
personales de tratamientos psicológicos o psiquiátricos (sí o no), antecedentes familiares de ansiedad y
depresión (sí o no). Para el consumo actual de alcohol y consumo de riesgo, perjudicial o dependencia al
alcohol se utilizó la escala Alcohol Use Disorders Identification Test (AUDIT: punto de corte 7 y 8
para mujeres y hombres respectivamente)10,11. Así mismo, para el estudio de los factores
familiares fue usada la escala APGAR para la valoración de la función familiar (la cual consta
de cinco preguntas que se califican de 0 a 2: "casi siempre", 2 puntos; "a veces", 1 punto; "casi
nunca", 0; las puntaciones del APGAR se encuentran entre 0 y 10 puntos; puntuaciones entre 7
y 10 sugieren funcionalidad familiar; e inferiores a 7, disfuncionalidad familiar) y el apoyo de
amigos12.
Para la medición de las variables dependientes o de resultado (ansiedad y depresión) se utilizó
el cuestionario de Goldberg o E.A.D.G13 que consta de una escala de ansiedad y otra para la
depresión, totalmente independientes; sus elevados valores de sensibilidad y especificidad13
han sido la gran motivación para que esta escala haya sido utilizada como instrumento de
cribado, tanto con fines asistenciales como epidemiológicos, y como guía de la entrevista
clínica en el ámbito de la Atención Primaria. Cada una de las sub-escalas se estructuran en 4 ítems
iniciales de despistaje para determinar si es o no probable que exista un trastorno mental, y un segundo
grupo de 5 ítems que se formulan sólo si se obtienen respuestas positivas a las preguntas de despistaje (2
o más en la sub-escala de ansiedad, 1 o más en la subescala de depresión), siendo los puntos de corte ≥ 4
para la escala de ansiedad, y ≥ 2 para la de depresión13. La consistencia interna (alfa de Cronbach)
de la escala de ansiedad y depresión Goldberg (EADG) fue de 0,86; 0,81 para la sub-escala
de ansiedad y 0,77 para la de depresión.
El análisis de la información se realizó con ayuda del programa para Windows STATA® 12.0
(Stata Corp LP, College Station, TX, EE.UU.), teniendo en cuenta los factores de expansión
correspondientes al diseño muestral utilizando la rutina "syv". Los datos fueron analizados a
partir de estadística descriptiva, con el uso de medias, desviaciones estándar, frecuencias
absolutas y relativas. Se estimaron por proporciones las ocurrencias de síntomas ansiosos y
depresivos, al igual que los factores sociodemográficos, académicos, conductuales, familiares y
sociales. Para el análisis bivariado se utilizó la prueba c2 de Pearson, y como medida de
asociación la razón de disparidad (Odds Ratio), con intervalos de confianza del 95%. Para
efectos descriptivos de conocer la probabilidad o riesgo de sufrir un trastorno depresivo o
ansioso, se realizó un análisis múltiple de regresión logística nominal, con la inclusión en los
modelos de las variables que mostraron probabilidades menores a 0,10; se conformaron
modelos a partir de la exclusión de cada una de las variables en un proceso de pasos hacia
atrás según las recomendaciones de Greenland14.
Resultados
En el presente estudio participaron 973 estudiantes universitarios con edades comprendidas
entre 18 y 35 años, con un promedio de edad 21 años (DE=2,6). Las características
Agradecimientos
Los autores y el grupo de Salud Pública de la Facultad de Odontología de la Universidad de
Cartagena (GISPOUC) expresan su agradecimiento a los estudiantes que participaron en el
estudio y a Carlos Acosta y Elisa Álvarez por su apoyo en el proceso de recolección de la
información.
Impacto económico
Consecuencias de la depresión
Entre las consecuencias derivadas de la depresión se encuentran el incremento en la
morbilidad y mortalidad; el riesgo de suicidio; la discapacidad prolongada y el deterioro
funcional y social; y la carga económica.
Grupo #7
Bracamonte Peralta María Gabriela 201500392
Guatemala 16/08/17
Investigación de estrés y depresión en estudiantes universitarios
Introducción
Se puede considerar la ansiedad como una respuesta adaptativa normal frente a una
amenaza (estrés), que permite al individuo mejorar su desempeño, aunque hay
ocasiones en que la respuesta no resulta adecuada debido a que el estrés puede ser
excesivo para los recursos de que se dispone. Selye (1950) denominó síndrome
general de adaptación a aquella situación en la que el organismo realiza un máximo
esfuerzo para adaptarse1. Es esta capacidad de adaptación la que deben desarrollar
los estudiantes universitarios en su paso desde la educación secundaria a la
universitaria, como también en la constante exigencia académica a la que se ven
sometidos durante su permanencia en la universidad. Esto, que suele ser un fenómeno
transversal a todos los estudiantes, se concentra en determinados grupos de
universitarios que, dadas las características de la carrera y su plan de estudios, poseen
una mayor carga académica, como son las carreras del área de la salud2.
Diversos trabajos avalan que, en general, los estudiantes de carreras de la salud están
expuestos a niveles de estrés más elevados que la población general; sin embargo, la
mayoría de estos estudios están centrados en estudiantes de la carrera de medicina,
donde se han encontrado niveles de estrés del orden del 91% en estudiantes de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, a lo que se agrega que un 25% de ellos
presentaba estados de tensión patológica3. Otros estudios fijan los niveles de
prevalencia de estrés entre un 36.3 y un 91.1%4,5. Estudios realizados en otras
carreras de la salud, como Enfermería u Odontología, señalan niveles de estrés entre
38.7 y 40.0%5,6.
Método
Participantes
Instrumentos
El STAI se compone de veinte ítems para cada una de dos subescalas que evalúan
dos conceptos independientes de la ansiedad: la ansiedad como estado (condición
emocional transitoria) y la ansiedad como rasgo (propensión ansiosa relativamente
estable). Las respuesta son de tipo Likert, para ansiedad estado miden la intensidad del
estado emocional «en este momento» puntuando desde 0 (nada) hasta 3 (mucho);
para ansiedad rasgo miden la frecuencia del estado emocional «en general» puntuando
desde 0 (casi nunca) hasta 3 (casi siempre). Los totales se obtienen sumando los valores de
los ítems (tras las inversiones de las puntuaciones en los ítems negativos). Por ello los totales de
ansiedad rasgo y de ansiedad estado abarcan desde 0 hasta 60, y una mayor puntuación
corresponde a un mayor grado de ansiedad. Puntuaciones ≥ 30 sugieren ansiedad moderada y
puntuaciones ≥ 45 una ansiedad severa11.
Procedimiento
Análisis de datos
Para procesar la información los datos se traspasaron a una planilla Excel y se analizaron con el
programa GraphPad Prism 5.0. Al ser un estudio descriptivo, para tabular los resultados se
calcularon promedios ± errores estándares y frecuencias, y para el análisis estadístico entre
ambos grupos se utilizó las pruebas t de Student y chi-cuadrado. Se trabajó con un nivel de
significación α ≤ 0.05. Para el análisis de la fiabilidad (confiabilidad interna del cuestionario
STAI) se determinó el coeficiente alfa de Cronbach (Programa SPSS v. 17).
Consideraciones éticas
Tabla 1
Tabla 2
Prom ± ES Prom ± ES p
Tabla 3
2.° Año 2.° Año Tec.
Enfermería Médica
La diferencia de ansiedad estado entre ambas escuelas parece estar dada por las
diferentes puntuaciones obtenidas en algunos ítems que lograron significación
estadística. En la tabla 4 se aprecia que los estudiantes de la escuela de Enfermería se
sienten más asustados, nerviosos y confundidos, que los estudiantes de la escuela de
Tecnología Médica. Estos, por su parte, se sienten bien, más relajados y estables que
sus compañeros que cursan la carrera de Enfermería (tabla 4).
Tabla 4
Prom ± ES Prom ± ES t p
1.- Me siento tranquilo 0.79 ± 0.08 1.12 ± 0.08 1.67 NS
0
7.- Me siento preocupado por posibles 1.54 ± 0.15 1.22 ± 0.12 1.60 NS
desgracias futuras 4
Tabla 5
Discusión
Las fuentes de estrés como sobrecarga académica, falta de tiempo para cumplir con
obligaciones académicas y la realización de un examen, resultaron ser las más
elevadas, siendo las mismas para ambas carreras. Esto último es concordante a lo
descrito en la literatura7–9. Resulta llamativo que las tres mayores fuentes de estrés
académico sean las mismas en ambas carreras, ya que tendría más que ver más con
el ambiente académico, en este caso, la Facultad de Medicina, que con cada escuela
en particular. Se aprecia que la sobrecarga académica, junto con la falta de tiempopara
cumplir con las actividades académicas, marcan un promedio superior a 4 (4 = estrés
alto y 5 = mucho estrés). Esto puede ser explicado porque en general, los planes de
estudios de las carreras de ciencias de la salud suelen ser académicamente muy
exigentes, con una gran cantidad de contenidos teóricos de ciencias básicas y
preclínicas, con bastante actividad presencial, como también con variadas actividades
no presenciales, todo lo cual implica una falta de disponibilidad del tiempo necesario
para realizar las tareas con alguna probabilidad de éxito. La tercera fuente de estrés en
la cual coinciden ambas escuelas es la realización de un examen. Este es un aspecto
con el cual concuerdan varios estudios realizados en diferentes países2,7–10. Aquí
podemos señalar la relación entre el modelo de enseñanza excesivamente memorístico
y los métodos de evaluación tradicionalmente empleados, fundamentalmente
exámenes de opción múltiple. Además, en cada semestre se realizan solo 2 o 3
instancias evaluativas, lo cual puede contribuir a la percepción de falta de tiempo y
sobrecarga académica.
Por los datos obtenidos en el presente estudio resulta claro que los estudiantes de
Enfermería presentan mayores índices de ansiedad, aunque no tenemos una
explicación clara que demuestre el porqué de la diferencia con los estudiantes de
Tecnología Médica. En nuestro estudio ambos grupos son bastante homogéneos en
edad y nivel de estudios, incluso comparten un mismo ambiente académico, tienen
similares asignaturas básicas y preclínicas, y en algunas disciplinas, tienen incluso los
mismos profesores. No podemos dejar de señalar que, si bien ambas corresponden a
carreras de ciencias de la salud, poseen perfiles de egreso diferentes. Precisamente
este estudio se realizó en el cuarto semestre, durante su formación básica y preclínica,
para evitar incorporar estresores propios de la actividad clínica de cada profesión. Sin
embargo, al analizar las mallas curriculares de cada carrera, observamos que, en el
cuarto semestre, la carrera de Enfermería tiene un mayor número de asignaturas que la
carrera de Tecnología Médica (16/año vs. 12/año), lo cual objetivamente significa una
mayor carga académica.
Una limitación de este estudio es que solo permite comparar dos muestras de
estudiantes en un mismo nivel, por lo tanto los resultados no son extrapolables a todos
los estudiantes de cada escuela. Resulta recomendable extender este estudio a otros
cursos de la carrera de Enfermería, para confirmar o descartar el preocupante nivel de
ansiedad que encontramos. Incluso, se abre la posibilidad de realizar un estudio
longitudinal con estos mismos estudiantes cuando cursan niveles superiores, por
ejemplo, en el sexto o séptimo semestres, período en el que habrán comenzado su
entrenamiento clínico.
Conclusión
De hecho se estima que uno de cada cinco adultos puede llegar a padecer alguna
patología psiquiátrica a lo largo de su vida en España; mientras que a día de hoy más
de diez millones las personas sufren un trastorno mental como depresión, ansiedad,
esquizofrenia o trastorno bipolar; además, los expertos señalan que representan entre
el 25 y el 30 por ciento de las consultas en Atención Primaria y son la causa del 30 por
ciento de la discapacidad.
"Las personas con depresión por estrés continuado por su tipo de vida no pueden
romper de repente con su trabajo o su familia, ni quieren, por lo que resultan difíciles de
curar. Hay depresiones más graves pero con una base biológica en las que la
respuesta es mejor", explica el experto.
"En las mujeres adultas jóvenes se está produciendo un cambio en su estilo de vida
que provocará que la incidencia de los trastornos de ansiedad se equipare en ambos
sexos. Esto se debe en gran medida a que poco a poco se está equiparando su status
laboral al del hombre y se están impulsando políticas de conciliación, entre otros
factores", prevé el experto.
Ante estos datos, ASEPP ha puesto en marcha una campaña web de concienciación
en torno a los trastornos mentales. A través de su página web y con carácter mensual,
acogerá un texto en el que se expondrá la definición de una patología, sus posibles
causas, sus consecuencias, que se puede hacer para atenuar sus síntomas o bien
textos relativos a la situación social, laboral, etc, que acompaña a los afectados por los
trastornos mentales.
Caso clínico #3
Nefrología
Grupo: #7
Zavaleta Alfaro, Tania Guadalupe 201580016
Guatemala, 16/Agosto/2017
Resumen
El objetivo de la investigación fue evaluar el impacto del programa de prevención para
la depresión y la ansiedad a través del desarrollo del pensamiento crítico y estrategias
en solución de problemas en estudiantes universitarios de primeros semestres. Método:
se utilizó un diseño cuasi-experimental, evaluación pre-test y post-test, y grupo control.
Participaron 60 estudiantes de dos universidades de Colombia que cursaban su primer
año de formación (25% hombre y 75% mujeres), edad promedio 18.5 años; grupo
experimental n=31, grupo control n=29. El programa tuvo una duración de 10 sesiones.
Los instrumentos utilizados fueron el CES-D (Rodloff y Locke, 1986), SCL-90
(Derogatis, 2002), el cuestionario de Acontecimientos estresantes (Connor-Smith y
Calvete, 2004), ATQ (Kendall, Howard y Hays, 1989), ASSQ (Kendall y Hollon, 1989).
Resultados: se identificaron cambios significativos en los indicadores clínicos de
depresión, ansiedad, pensamientos negativos y valoración de acontecimientos vitales
en el grupo experimental. Conclusiones: el programa de prevención de la depresión y la
ansiedad a través del modelo del desarrollo del pensamiento crítico y el diálogo
socrático, es efectivo en jóvenes universitarios del primer año de formación, en la
medida que disminuye significativamente los indicadores de depresión y ansiedad, los
pensamientos negativos y la valoración de los acontecimientos vitales.
Palabras-clave: Prevención; Depresión; Ansiedad; Pensamiento crítico; Diálogo
socrático.
Introducción
Las universidades que incorporan en sus proyectos educativos y laborales el desarrollo
humano y mejora de la calidad de vida de quienes allí estudian o trabajan, son
consideradas como universidades promotoras de salud. Sus intereses se enfocan cada
vez más en la identificación de factores de riesgo y protección de tipo personal e
interpersonal de los jóvenes y los docentes en el contexto universitario. De esta
manera, aspectos como la recreación, el deporte, los hábitos de sueño, de
alimentación, la sexualidad, los comportamientos adictivos relacionados con sustancias
psicoactivas ilegales y alcohol, son cada vez más abordados en las investigaciones en
el ámbito educativo. En los últimos años, se destaca el interés por identificar la
percepción que tienen los jóvenes de los riesgos en la salud con la intención de
modificar las percepciones de riesgo. A través de la participación en programas de
prevención y promoción en salud relacionadas con el cuidado, se ha buscado que los
jóvenes adquieran o aumenten conductas protectoras relacionadas con hábitos
saludables (Poveda y Arroyave, 2014).
En Colombia, el trabajo desde las universidades para el mejoramiento de los estilos y
hábitos saludables se genera en la medida que se promueve una cultura enfocada a la
salud y la promoción, facilitando cambios y rompiendo esquemas a un sistema
desesperanzado y acostumbrado a reaccionar ante la enfermedad. Estos procesos
requieren acompañarse de políticas públicas claras, con objetivos y propósitos
definidos que rescaten el concepto de salud tal como fue planteado en la carta de
Otawa (1986) más allá del no estar enfermo, para abarcar de manera implícita, explícita
e integral, lo físico, lo social, lo económico, lo emocional y lo espiritual de cada persona.
Se hace necesario que la universidad genere espacios y grupos de investigación que
promuevan y generen estrategias para formar hábitos saludables (Romero y Ortiz,
2014). Las habilidades para la vida orientadas al desarrollo para la juventud se orientan
a la confianza en sí mismo, liderazgo, eficacia y autoeficacia, capacidades en los
jóvenes en solución de problemas y toma de decisiones, desarrollo de sus
potencialidades y responsabilidad. De acuerdo con la Fundación Jacobs,
Organizaciones Asociadas, Hanbury y Malti, estas habilidades son importantes para el
desarrollo de los niños y los jóvenes. Les permite ser adultos sanos, responsables
productivos. La promoción de habilidades para la vida se convierte en un recurso clave
para mejorar el desarrollo positivo y productivo de los jóvenes (Jacobs Foundation,
Hanbury y Malti, 2011).
Así, las Universidades tienen la capacidad de generar beneficios para sí mismas, para
sus miembros y sus familias, y promover conocimientos, habilidades y destrezas para
implementar estilos de vida saludables (Vio y Lange, 2006). Las universidades, a través
de los centros de atención de Bienestar Institucional y los centros de atención externos
para la comunidad, se benefician de los programas académicos de las áreas de salud y
humanidades, a través de los trabajos conjuntos en los que se manifiestan los
compromisos para la implementación de servicios de atención y para la investigación.
En los marcos normativos, las instituciones educativas son consideradas como actores
que participan dentro del sistema de salud. Estos lineamientos tienen como objeto
fortalecer el Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) a través de un
modelo de prestación del servicio público en salud. En el marco de la estrategia
Atención Primaria en Salud, permite la acción coordinada del Estado, las instituciones y
la sociedad para el mejoramiento de la salud y la creación de un ambiente sano y
saludable. Se pretende que los servicios sean de mayor calidad, incluyentes y
equitativos. De manera particular, se identifica la necesidad por mejorar el compromiso
frente a la salud mental y responsabilizar a los diferentes autores y al propio individuo
del cuidado de su salud y del fortalecimiento de las competencias para la vida
(Congreso de Colombia, 2011).
Específicamente para la salud mental, el objeto de la ley es garantizar el ejercicio pleno
del Derecho a la salud mental a la población colombiana, priorizando a los niños, las
niñas y adolescentes, mediante la promoción de la salud y la prevención del trastorno
mental, la Atención integral en salud mental en el ámbito del SGSSS. El compromiso
con la salud mental debe ser cada vez más reforzada desde la universidad, dado que
allí es donde se desarrollan competencias para la vida, habilidades para resolver los
problemas del día a día y adaptarse a las demandas sociales y económicas. Los
proyectos educativos deben fomentar el desarrollo de competencias como ciudadanos
respetuosos de sí mismo, de los demás y de lo público, haciendo énfasis en la
promoción de la salud mental (Congreso de la Colombia, 2013).
De acuerdo con el informe sobre años de vida ajustados según discapacidad, entre los
20 problemas principales, para todas las edades, figuran tres trastornos psiquiátricos:
los depresivos unipolares, las lesiones auto-infringidas y los trastornos por consumo de
alcohol (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2001). El trastorno del estado de
ánimo recurrente incrementa de manera sustancial rasgos patológicos de personalidad,
ansiedad y abuso de sustancias (American Psychiatric Association [APA], 2013).
Se estima que la depresión mayor afecta al 7% de la población, con una razón entre
1.5 – 3 mujeres por cada hombre (APA, 2013, p. 165). Para la ansiedad generalizada,
se identifica una prevalencia del 9% a lo largo de la vida y 2.9% en los últimos 12
meses (APA, 2013, p. 223). La fobia específica alcanza una prevalencia de hasta el 9%
en los Estados Unidos, en Europa de alrededor del 6% y en Asia, África y
Latinoamérica hasta el 4% (p. 199).
En Colombia, la depresión tiene una prevalencia de un 12.9% (hombres 10.2%,
mujeres 14.9%) y la ansiedad de un 24% (hombres 19.5%, mujeres 27.6%) (Ministerio
de la Protección Social, 2005). En el Primer estudio poblacional de salud mental en
Medellín de 2011-2012, realizado por la Universidad CES, la Universidad de Harvard y
la Secretaría de Educación de Medellín, se informó de una prevalencia de
sintomatología depresiva del 11,4% (hombres 7.5%, mujeres 13.7%), con una razón de
1.8 mujeres por cada hombre, y de una prevalencia de un 6.8% para la sintomatología
ansiosa (hombres 12.7%, mujeres 19.4%) con una razón de 1.5% mujeres por cada
hombres (Torres, 2012).
En la población universitaria los principales motivos de consulta lo constituyen la
depresión y la ansiedad. La prevalencia de depresión reportada por múltiples estudios
realizados en población universitaria oscila entre el 25% y el 58%, y ello está
determinado en parte por los diferentes instrumentos utilizados para su medición.
Amézquita, González y Zuluaga (2003) encontraron una prevalencia del 49.8% para
depresión y 58.1% para ansiedad y 41% para ideación suicida en el estudio realizado
en Colombia con 625 estudiantes, utilizando los inventarios de ansiedad y depresión de
Beck. Balanza, Morales y Guerrero (2009) identificaron 55.6% de depresión y 47.1% de
ansiedad en 700 estudiantes universitarios aplicando la escala de ansiedad y depresión
de Goldberg. El estudio reportó que las mujeres eran quienes presentaban mayor
riesgo de problemas depresión (OR.: 1.98 IC 95% 1.43 -2.76) y ansiedad (OR: 2.30 IC
955 1.65-3.19).
Con relación a las variables cognitivas asociadas con la depresión y la ansiedad,
diferentes creencias disfuncionales y esquema desadaptativos han sido asociados.
Para la depresión, los esquema de vulnerabilidad y autocontrol insuficiente y las
creencias de trastornos de la personalidad histriónico y esquizoide son predictivos, y
para la ansiedad los esquemas de vulnerabilidad, defectuosidad y dependencia y las
creencias de personalidad límite (Londoño, Palacio y Acosta, 2011). Dentro de los
factores de riesgo, los pensamientos negativos y distorsionados son variables en las
que ha enfatizado la terapia cognitiva como causales de síntomas depresivos (Beck,
Rush, Shaw y Emery, 1979) y sobrevaloración cognitiva de peligro y amenaza y de
bajas estrategias en afrontamiento como causales de síntomas de ansiedad (Beck,
Emery y Greenberg, 1985). Por lo tanto, un programa de prevención debería estar
sustentado a través de la intervención de los pensamientos negativos y la
sobrevaloración de las amenazas, peligro. Las propuestas de prevención orientadas al
desarrollo de habilidades para la vida incluyen el desarrollo del pensamiento crítico
como uno de los ejes centrales para el desarrollo de los jóvenes y su adaptación a las
diferentes situaciones que enfrentan en la vida, permitiéndoles identificar cómo se
sienten ante ciertas situaciones. Estas habilidades permiten que el joven relacione la
situación con sus emociones y actitudes, y éstas con las conductas de riesgo hacia el
consumo de sustancias psicoactiva (Gómez y Arias, 2007; Velásques, 2012).
Paul y Elder (2003) han propuesto un programa de desarrollo del pensamiento crítico,
considerando que al mejorar la calidad de los pensamientos se mejoraría la calidad de
vida de las personas. El programa de prevención basado en el desarrollo del
pensamiento crítico y el diálogo socrático fue efectivo en el estudio de Londoño,
Palacio y Acosta (2011) para la prevención de la depresión y la ansiedad en
estudiantes universitarios, y en el estudio de Broadbear y Keyser (2000) para la
prevención del consumo de sustancias. Por ende, se trabaja con el modelo de
pensamiento crítico (Paul y Elder, 2003), el cual se fundamenta en la relación entre la
calidad de vida y la calidad de los pensamientos. Se argumenta que gran parte de los
pensamientos son arbitrarios, distorsionados, parcializados, desinformados o
prejuiciosos. De acuerdo con Paul y Elder (2003), “El pensamiento crítico es un modo
de pensar - sobre cualquier tema, contenido o problema – en el cual el pensante
mejora la calidad de su pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del
acto de pensar y al someterlas a estándares intelectuales” (p. 4). Paul, orienta una
práctica para la vida diaria, estructurando una guía para ser aplicada de manera
sistemática y gradual por las personas. Específicamente con relación a la personalidad,
considera indispensable remodelar el carácter, negociar con el ego, redefinir la manera
como se ven las cosas, contactarse con sus emociones y analizar las influencias de
grupo sobre su vida (Paul y Elder, 2000; Elder y Paul, 2000). Estas prácticas se
consideran de gran aporte para un programa de prevención en salud mental, y
específicamente encaminados a la intervención de los factores cognitivos (esquemas y
pensamientos automáticos) y de personalidad (creencias centrales).
El programa se diseñó para realizarse con grupos ya conformados de los primeros
semestres de los diferentes programas de dos Universidades. La población elegida
para el estudio se justificó principalmente por la edad, adolescentes y jóvenes que
experimentan cambios representativos en sus vidas con demandas sociales de
conformación de nuevos grupos y exigencias académicas que requieren de estrategias
de afrontamiento para adaptarse a las demandas del medio. Investigaciones previas
reportan que los estudiantes de primeros semestres son los que más solicitan los
servicios psicológicos en los servicios de Bienestar institucional (Londoño, Palacio y
Acosta, 2011).
El objetivo de la investigación fue evaluar el impacto del programa de prevención para
la depresión y la ansiedad a través del desarrollo del pensamiento crítico y estrategias
en solución de problemas en estudiantes universitarios de primeros semestres
Tabla 1
Distribución de la muestra con relación al grupo (experimental y control)
Válidos Experimental Control
n=31 n=29
Sexo
Estrato
Estado civil
Programas
Fisioterapia 10 (34%)
Prehospitalaria 9 (32%)
Método
Se utilizó un diseño cuasi-experimental, medición pretest-postest y grupo control.
Población y muestra
Participaron en el estudio 60 estudiantes de dos universidades de Colombia que
cursaban su primer año de formación (25% hombre y 75% mujeres), edad promedio
18.5 años. En el grupo experimental participaron 31 estudiantes y en el grupo control
29. La Tabla 1 describe la distribución de la muestra con relación a las variables
sociodemográficas.
La edad promedio de los participantes fue 19.22 (desviación 3.75; edad mínimo 16 y
máximo 37). El rango de edad de mayor frecuencia fue entre 16 a 20 años de edad
(Tabla 2).
Tabla 2
Rango de edad
Rango de edad Frecuencia
16 – 20 44
21-25 11
26-30 4
31-37 3
Instrumentos
Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos, Center for Epidemiologic
Studies Depression Scale (CES-D; Radloff y Locke, 1986). Comprende 20 ítems
relacionados con el humor, el comportamiento y la percepción, que fueron
considerados relevantes en estudios clínicos sobre depresión (Radloff, 1977). Fue
construida siguiendo los criterios para la elaboración de escalas tipo Likert de 4 puntos,
que van desde 0 (rara vez o ninguna de las veces) a 3 (la mayor parte o todo el
tiempo). Consta de 20 reactivos representativos de los componentes más importantes
de la sintomatología depresiva, y de acuerdo con el análisis factorial de la escala, los
reactivos quedan agrupados en cuatro factores: a) afecto depresivo, b) afecto positivo,
c) actividad somática, y d) relaciones interpersonales. Puntuaciones altas indican
mayor gravedad de la sintomatología depresiva, y a partir de 16 se considera un
significativo para el trastorno depresivo (González, Stewart, Ritter y Loring, 1995;
Radloff y Locke, 1986). Para Colombia, se sugieren puntos de corte de 20 para
tamizaje y 30 para diagnóstico de depresión (Camacho, Rueda-Jaimes, Latorre,
Navarro-Mancilla, Escobar, Franco, 2009).
Cuestionario de 90 Síntomas Revisado, Symptom Check List 90 (SCL-90R; Derogatis,
2002). Inventario autoadministrado que consta de 90 ítems. Evalúa 9 dimensiones
sintomatológicas compulsividad (10 ítems), Sensibilidad interpersonal (9 ítems),
Depresión (13 ítems), Ansiedad (10 ítems), Hostilidad (6 ítems), Ansiedad fóbica (7
ítems), Ideación paranoide (6 ítems) y Psicoticismo (10 ítems); aparte, incluye 7
dimensiones adicionales que constan de 1 ítem cada una (pérdida del apetito, aumento
del apetito, insomnio de conciliación, alteraciones en el mantenimiento del sueño,
despertar prematuro, sentimientos de culpa y pensamientos de muerte) y proporciona 3
índices globales (índice de sintomatología general -GSI-, índice de alteración de los
síntomas positivos -PSDI- y el total de síntomas positivos -PST). Para el presente
estudio se aplicaron las escalas de Ansiedad y Ansiedad fóbica. Los datos normativos y
las propiedades psicométricas para estudiantes universitarios chilenos en las escalas
de ansiedad reportaron un puntaje bruto de 2.35 y 1.7 para el percentil 70 y de 2.8 y 2
para el percentil 75, en los trastorno de ansiedad generalizada y fóbica
respectivamente. No se presentaron diferencias entre los hombres y las mujeres
(Gempp y Avendaño, 2008).
Acontecimientos estresantes (Connor-Smith y Calvete, 2004). El cuestionario está
conformado por una primera parte sobre Estrés Vital que costa de los 11 primeros
ítems, éstos acontecimientos son relacionados con la separación de los padres,
dificultades académicas o problemas de salud, y la segunda parte del cuestionario es
acerca de Estrés Social que cuenta con 10 ítems (12 al 21), comprenden una amplia
gama de acontecimientos estresantes interpersonales; ambas partes cuentan con un
listado corto de estresores seleccionados de la Escala de Acontecimientos Percibidos
para Adolescentes (Adolescent Perceived Events Scale, APES; Compas, Davis,
Forsythe y Wagner, 1987), adaptados por Connor-Smith y Calvete (2004) para España.
Cuestionario de Pensamientos Automático, Automatic Thoughts Questionnaire Revised
(ATQ-RP; Kendall, Howard y Hays, 1989). Consta de 40 ítems, 30 de los cuales hacen
parte de la escala de pensamientos automáticos negativos y los 10 restantes de la
escala de pensamientos automáticos positivos. Es una escala de autoregistro que
determina la frecuencia de los pensamientos automáticos positivos y negativos. Las
opciones de respuesta van desde “nunca” hasta “siempre”, dependiendo de la
frecuencia del pensamiento. Las normas de corrección indican que cada escala debe
ser calificada por separado para obtener dos valores diferentes, el de la escala de
pensamientos positivos y el de pensamientos negativos.
Las puntuaciones se obtienen al sumar la respuesta dada de cada ítem de la escala
correspondiente:
Ítems escala de pensamientos automáticos positivos: 3, 7, 10, 13, 16, 20, 24, 28, 32, y
37. Ítems escala de pensamientos automáticos negativos: 1, 2, 4, 5, 6, 8, 9, 11, 12, 14,
15, 17, 18, 19, 21, 22, 23, 25, 26, 27, 29, 30, 31, 33, 34, 35, 36, 38, 39, 40. Los valores
estadísticos para los pensamiento positivos son los siguientes: para la muestra en
general: Media=37,66 (dt=7.7); hombres: media=38,65 (dt=7.12); mujeres:
media=36.18 (dt=8.22): Los valores para los pensamientos negativos son los
siguientes: Para la muestra en general: Media=66.23 (dt=20.39); Hombres:
media=62.39 (dt=18.81); Mujeres: media=71.07 (dt=21.28) (Gómez y Arias, 2007).
Cuestionario de Automanifestaciones Ansiosas, Anxious Self-Statements Scale (ASSQ,
Kendall y Hollon, 1989). Este cuestionario fue construido con el fin de investigar el
lenguaje interno asociado a la ansiedad, para: a) identificar aquél que discrimina entre
sujetos de alta y baja ansiedad; b) evaluar el grado en que la valoración del estrés
eleva el lenguaje interno ansioso; y c) evaluar la terapia de los trastornos por ansiedad.
El instrumento discrimina fiablemente entre sujetos de alta y baja ansiedad.
Procedimiento
El programa de prevención se realizó con la modalidad de taller, se centró en la
prevención de la depresión y la ansiedad a través del modelo del desarrollo del
pensamiento crítico y la pregunta socrática (Londoño, Palacio y Acosta, 2011; Paul y
Elder, 2003), con adaptación para fortalecer estrategias para la vida y énfasis en
solución de problemas (Elder y Paul, 2000; Paul y Elder, 2000).
El tiempo programado fue de 10 horas, 5 sesiones de dos horas cada una. Se les
presentó a los estudiantes la investigación acompañado del consentimiento informado,
y con quienes aceptaron participar voluntariamente, se les realizó la primera
observación medición pre-test (O1) y se evaluaron las variables clínicas de depresión
(CES-D; Radloff y Locke, 1986), ansiedad generalizada y ansiedad fóbica (SCL-90R;
Derogatis, 2002), las variables de estrés (Acontecimientos estresantes; Connor y
Calvete, 2004), y variables cognitivas (ATQ-RP; Kendall, Howard y Hays, 1989; ASSQ,
Kendall y Hollon, 1989).
En la primera sesión se fomentó el compromiso con la salud mental con base en los
programas de desarrollo mundial y del gobierno para la salud mental (Ministerio de la
Protección Social, 2005; OMS, 2001; 2004a; 2004b). Las dos sesiones siguientes se
orientaron a la apropiación del modelo del desarrollo del pensamiento crítico y solución
de problemas (Elder y Paul, 2000; Paul y Elder, 2000, 2003), enfatizando en los
elementos del pensamiento crítico, los estándares de calidad y los rasgos intelectuales.
Las últimas dos sesiones se centraron en la descripción de los patrones de
personalidad saludables y patológicas (Millon y Davis, 2000; Millon y Everly, 1994) y el
abordaje de los factores de riesgo y protección para la depresión y la ansiedad (Maj,
López, Sato y Okasha, 2006).
Después de cada sesión, se realizaron prácticas de diálogos socráticos por escrito,
sobre los temas analizados, buscando que la información fuera asimilada de manera
crítica, y aplicada a las condiciones específicas de cada participante, su cultura, su
familia, su estructura de personalidad, y los estresores que ha enfrentado en el último
año. Los diálogos debían tener la siguiente estructura:
Primera pregunta (P1), seguida de su respuesta (R1), pregunta 2 (P2) relacionada con
R1, respuesta 2 (R2) y así sucesivamente, buscando en la primera actividad un número
no menor a cinco preguntas y respuestas. Para las siguientes prácticas, el número de
preguntas y respuestas debería superar a la práctica previa. Los diálogos socráticos
por escrito debían finalizar con Conclusiones, donde el participante realizaba una
síntesis de la actividad, y luego precisar las Acciones, en las cuales concretaba las
alternativas en la solución de problemas o procedimientos a seguir, buscando aplicar
las estrategias para la vida cotidiana.
La segunda observación (O2), pos-test, se realizó a los tres meses después de haber
finalizado los talleres. El grupo control fue evaluado en los mismos dos momentos que
se evaluó al grupo experimental: O1= abril y mayo del 2013; O2= agosto y septiembre
del 2013. El programa fue coordinado desde el departamento de Bienestar Institucional
de la Universidad de San Buenaventura y la Universidad CES, ambas en la ciudad de
Medellín.
Resultados
Para el grupo experimental, los resultados identificaron cambios significativos en la
primera observación (O1) y en la segunda o observación (O2), específicamente en los
indicadores clínicos (depresión, ansiedad generalizada y ansiedad fóbica), en las
variables cognitivas (pensamientos negativos) y en la valoración del estrés
(acontecimientos vitales), con puntuaciones inferiores en la evaluación pos-test. No se
reportaron cambios significativos en los pensamientos positivos ni en los pensamientos
ansiosos, y tampoco se reportaron cambios significativos en la valoración de los
estresores sociales. Para el grupo control, los resultados no identificaron cambios
significativos en O1 y O2, en ninguna de las variables estudiadas (Tabla 3).
Para la depresión, el grupo experimental reportó en O1 (evaluación pre-tst) una
mediana de 20.5 y en O2 (evaluación post-test) descendió a 16 (Z=-2.942; p=.003). El
grupo control reportó en O1 una mediana de 16 y en O2 de 16.5 (-.213; p=.831).
Para la ansiedad generalizada, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
1.2 y en O2 descendió a .7 (Z=-1.974; p=.048). El grupo control reportó en O1 una
mediana de .8 y en O2 de .5 (-.262; p=.794).
Para la ansiedad fóbica, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de .43 y en
O2 descendió a .1 (Z=-2.503; p=.012). El grupo control reportó en O1 una mediana de
.14 y en O2 de .2 (-.262; p=.794).
Para los pensamientos negativos, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
55 y en O2 descendió a 42 (Z=-2.323; p=.020). El grupo control reportó O1 una
mediana de 51 y en O2 de 48 (-.457; p=.647).
Para la valoración de estrés vital, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
16 y en O2 descendió a 11 (Z=-2.658; p=.008). El grupo control reportó en O1 una
mediana de 13 y en O2 de 14 (-.161; p=.872).
Tabla 3
Análisis comparativos de la evaluación pretest-postest para el grupo experimental y
para el grupo control.
Varia Experimental Control Experi Contr
bles mental ol
Discusión
El propósito del estudio fue evaluar el impacto de un programa de prevención en
depresión y ansiedad en jóvenes universitarios. Se utilizó un diseño cuasi-experimental,
evaluación pre-test y post-test, y grupo control. El programa tuvo una duración de 10
sesiones, donde se buscó incorporar el modelo del desarrollo del pensamiento crítico
basado en el diálogo socrático. Se enfatizó en los factores de riesgo y de protección de
tipo social, familiar, perfiles de personalidad patológicos y estilos cognitivos, asociados
a dichos trastornos. De esta manera, y a través de la construcción de diálogos
socráticos elaborados por escrito y de manera individual, se orientó para que los
participantes hicieran de interlocutores a través de preguntas socráticas, para identificar
factores de riesgo y de protección que tuvieran y generar acciones frente a los mismos
(solución de problemas, reestructurar su pensamiento, consultar a profesionales, por
ejemplo).
Los programas de prevención orientados al desarrollo del pensamiento reflexivo, y a
comprometer de manera responsable a las personas con su salud mental, son
propuestas del plan de desarrollo en salud mental (Ley 1616 del 2013; Congreso de
Colombia, 2013), y específicamente en esta investigación su énfasis benefició en la
disminución de indicadores clínicos y pensamientos negativos. Por otro lado, dado que
lo fundamental del modelo del desarrollo del pensamiento crítico es incorporar
suficientes elementos del pensamiento crítico en la práctica socrática (propósito,
preguntas, información, conceptos, supuestos, interpretaciones, puntos de vista,
implicaciones y consecuencias), asumir un compromiso con la calidad de sus
pensamientos a través de los estándares de calidad (claridad, exactitud, precisión,
relevancia, profundidad, amplitud, lógica, importancia y justicia) y promover rasgos
intelectuales (humildad intelectual, entereza intelectual, empatía intelectual, autonomía
intelectual, integridad intelectual, perseverancia intelectual, confianza en la razón e
imparcialidad), algunos de estos componentes pudieron favorecer la disminución de
pensamientos negativos y el cambio en la valoración de los acontecimientos vitales. La
escritura en la práctica de los diálogos socráticos, contribuye a que el pensamiento sea
más controlado y se logra identificar con mayor claridad las distorsiones cognitivas. Por
otro lado, conducir a los participantes a que sus análisis de los problemas de la vida
cotidiana se concreten en conclusiones y acciones, favorece el compromiso con su vida
y con su salud mental. Adicionalmente, favorece el análisis, la capacidad de síntesis y
la concentración hacia las situaciones que enfrentan en sus vidas y refuerzan la
construcción de mensajes preventivos como por ejemplo hacia el consumo de
sustancias psicoactivas, tal como lo plantea Velásques (2012).
Los pensamientos negativos se caracterizan por procesos distorsionados donde la
información se procesa de manera ilógica, se sobregeneraliza y no se retoma
diferentes puntos de vista (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979). El modelo del desarrollo
del pensamiento crítico enfrenta el problema del pensamiento egocéntrico (es cierto
porque creo en ello, porque creo creerlo, porque siempre así lo he creído, porque me
conviene creerlo) (Paul y Elder, 2003). Podría deducirse que el pensamiento
egocéntrico refleja estilo cognitivo rígidos que mantienen esquemas desadaptativos y
procesos distorsionados, y el programa de prevención, basado en el desarrollo del
pensamiento crítico, los flexibiliza y se logran resultados en la disminución de los
pensamientos negativos y en el cambio de la valoración de amenaza de los
acontecimientos vitales.
Los resultados mostraron diferencias significativas entre la observación pre-test (O1) y
pos-test (O2) en el grupo experimental, y en el grupo control no se reportaron cambios
significativos entre ambas evaluaciones, por lo que se puede concluir que el programa
fue eficaz en las variables que reportaron los cambios: indicadores clínicos (depresión y
ansiedad), pensamientos negativos y la valoración de los acontecimientos vitales. Por
ende, el modelo del desarrollo del pensamiento crítico de Paul y Elder (2003), aplicado
a la prevención de la depresión y la ansiedad en estudiantes universitarios, es efectivo,
y favorece la calidad de vida en la medida que mejora la calidad de los pensamientos.
El modelo se ha propuesto como favorable, en la medida que conlleva a que los
pensamientos sean menos arbitrarios, distorsionados, parcializados, desinformados o
prejuiciosos (Crosgrove, citado por Paul y Elder, 2003). El pensamiento crítico es un
modo de pensar - sobre cualquier tema, contenido o problema – en el cual el pensante
mejora la calidad de su pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del
acto de pensar y al someterlas a estándares intelectuales” (Paul y Elder, 2003, p. 4).
Dentro de las habilidades para la vida, el pensamiento crítico es fundamental en el
desarrollo de los jóvenes, y favorece enfrentarse a los retos y cambios y aprender de
las experiencias (Jacobs Foundations, Hanbury y Malti, 2011).
Estas prácticas se consideran de gran aporte para un programa de prevención en salud
mental, y específicamente encaminados a la intervención de los factores que
mantienen los problemas psicológicos: depresión y ansiedad y pensamientos
negativos.
Como conclusión, el programa de prevención de la depresión y la ansiedad en
estudiantes universitarios, basado en el desarrollo del pensamiento crítico y el diálogo
socrático favorece la disminución de los pensamientos negativos y la valoración de los
acontecimientos vitales. Con relación a los síntomas, el programa mostró un impacto
significativo en la disminución de síntomas depresivos y de ansiedad.
Como limitación del estudio, se considera la alta deserción de los participantes dado las
limitaciones no resueltas para realizar la evaluación pos-test (O2) en el tiempo
establecido por los investigadores. Se considera que estas limitaciones se presentaron
dado la prioridad que tienen los servicios de bienestar en la atención, enfocados en la
programación y ejecución de múltiples actividades con los estudiantes y docentes, más
que en la investigación. Por otro lado, se considera que el acceso a la población de
estudiantes solo a través de los servicios de bienestar, limita la participación directa de
los investigadores con los estudiantes luego de realizar el taller de prevención.
Introducción
Las universidades que incorporan en sus proyectos educativos y laborales el desarrollo
humano y mejora de la calidad de vida de quienes allí estudian o trabajan, son
consideradas como universidades promotoras de salud. Sus intereses se enfocan cada
vez más en la identificación de factores de riesgo y protección de tipo personal e
interpersonal de los jóvenes y los docentes en el contexto universitario. De esta
manera, aspectos como la recreación, el deporte, los hábitos de sueño, de
alimentación, la sexualidad, los comportamientos adictivos relacionados con sustancias
psicoactivas ilegales y alcohol, son cada vez más abordados en las investigaciones en
el ámbito educativo. En los últimos años, se destaca el interés por identificar la
percepción que tienen los jóvenes de los riesgos en la salud con la intención de
modificar las percepciones de riesgo. A través de la participación en programas de
prevención y promoción en salud relacionadas con el cuidado, se ha buscado que los
jóvenes adquieran o aumenten conductas protectoras relacionadas con hábitos
saludables (Poveda y Arroyave, 2014).
En Colombia, el trabajo desde las universidades para el mejoramiento de los estilos y
hábitos saludables se genera en la medida que se promueve una cultura enfocada a la
salud y la promoción, facilitando cambios y rompiendo esquemas a un sistema
desesperanzado y acostumbrado a reaccionar ante la enfermedad. Estos procesos
requieren acompañarse de políticas públicas claras, con objetivos y propósitos
definidos que rescaten el concepto de salud tal como fue planteado en la carta de
Otawa (1986) más allá del no estar enfermo, para abarcar de manera implícita, explícita
e integral, lo físico, lo social, lo económico, lo emocional y lo espiritual de cada persona.
Se hace necesario que la universidad genere espacios y grupos de investigación que
promuevan y generen estrategias para formar hábitos saludables (Romero y Ortiz,
2014). Las habilidades para la vida orientadas al desarrollo para la juventud se orientan
a la confianza en sí mismo, liderazgo, eficacia y autoeficacia, capacidades en los
jóvenes en solución de problemas y toma de decisiones, desarrollo de sus
potencialidades y responsabilidad. De acuerdo con la Fundación Jacobs,
Organizaciones Asociadas, Hanbury y Malti, estas habilidades son importantes para el
desarrollo de los niños y los jóvenes. Les permite ser adultos sanos, responsables
productivos. La promoción de habilidades para la vida se convierte en un recurso clave
para mejorar el desarrollo positivo y productivo de los jóvenes (Jacobs Foundation,
Hanbury y Malti, 2011).
Así, las Universidades tienen la capacidad de generar beneficios para sí mismas, para
sus miembros y sus familias, y promover conocimientos, habilidades y destrezas para
implementar estilos de vida saludables (Vio y Lange, 2006). Las universidades, a través
de los centros de atención de Bienestar Institucional y los centros de atención externos
para la comunidad, se benefician de los programas académicos de las áreas de salud y
humanidades, a través de los trabajos conjuntos en los que se manifiestan los
compromisos para la implementación de servicios de atención y para la investigación.
En los marcos normativos, las instituciones educativas son consideradas como actores
que participan dentro del sistema de salud. Estos lineamientos tienen como objeto
fortalecer el Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) a través de un
modelo de prestación del servicio público en salud. En el marco de la estrategia
Atención Primaria en Salud, permite la acción coordinada del Estado, las instituciones y
la sociedad para el mejoramiento de la salud y la creación de un ambiente sano y
saludable. Se pretende que los servicios sean de mayor calidad, incluyentes y
equitativos. De manera particular, se identifica la necesidad por mejorar el compromiso
frente a la salud mental y responsabilizar a los diferentes autores y al propio individuo
del cuidado de su salud y del fortalecimiento de las competencias para la vida
(Congreso de Colombia, 2011).
Específicamente para la salud mental, el objeto de la ley es garantizar el ejercicio pleno
del Derecho a la salud mental a la población colombiana, priorizando a los niños, las
niñas y adolescentes, mediante la promoción de la salud y la prevención del trastorno
mental, la Atención integral en salud mental en el ámbito del SGSSS. El compromiso
con la salud mental debe ser cada vez más reforzada desde la universidad, dado que
allí es donde se desarrollan competencias para la vida, habilidades para resolver los
problemas del día a día y adaptarse a las demandas sociales y económicas. Los
proyectos educativos deben fomentar el desarrollo de competencias como ciudadanos
respetuosos de sí mismo, de los demás y de lo público, haciendo énfasis en la
promoción de la salud mental (Congreso de la Colombia, 2013).
De acuerdo con el informe sobre años de vida ajustados según discapacidad, entre los
20 problemas principales, para todas las edades, figuran tres trastornos psiquiátricos:
los depresivos unipolares, las lesiones auto-infringidas y los trastornos por consumo de
alcohol (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2001). El trastorno del estado de
ánimo recurrente incrementa de manera sustancial rasgos patológicos de personalidad,
ansiedad y abuso de sustancias (American Psychiatric Association [APA], 2013).
Se estima que la depresión mayor afecta al 7% de la población, con una razón entre
1.5 – 3 mujeres por cada hombre (APA, 2013, p. 165). Para la ansiedad generalizada,
se identifica una prevalencia del 9% a lo largo de la vida y 2.9% en los últimos 12
meses (APA, 2013, p. 223). La fobia específica alcanza una prevalencia de hasta el 9%
en los Estados Unidos, en Europa de alrededor del 6% y en Asia, África y
Latinoamérica hasta el 4% (p. 199).
En Colombia, la depresión tiene una prevalencia de un 12.9% (hombres 10.2%,
mujeres 14.9%) y la ansiedad de un 24% (hombres 19.5%, mujeres 27.6%) (Ministerio
de la Protección Social, 2005). En el Primer estudio poblacional de salud mental en
Medellín de 2011-2012, realizado por la Universidad CES, la Universidad de Harvard y
la Secretaría de Educación de Medellín, se informó de una prevalencia de
sintomatología depresiva del 11,4% (hombres 7.5%, mujeres 13.7%), con una razón de
1.8 mujeres por cada hombre, y de una prevalencia de un 6.8% para la sintomatología
ansiosa (hombres 12.7%, mujeres 19.4%) con una razón de 1.5% mujeres por cada
hombres (Torres, 2012).
En la población universitaria los principales motivos de consulta lo constituyen la
depresión y la ansiedad. La prevalencia de depresión reportada por múltiples estudios
realizados en población universitaria oscila entre el 25% y el 58%, y ello está
determinado en parte por los diferentes instrumentos utilizados para su medición.
Amézquita, González y Zuluaga (2003) encontraron una prevalencia del 49.8% para
depresión y 58.1% para ansiedad y 41% para ideación suicida en el estudio realizado
en Colombia con 625 estudiantes, utilizando los inventarios de ansiedad y depresión de
Beck. Balanza, Morales y Guerrero (2009) identificaron 55.6% de depresión y 47.1% de
ansiedad en 700 estudiantes universitarios aplicando la escala de ansiedad y depresión
de Goldberg. El estudio reportó que las mujeres eran quienes presentaban mayor
riesgo de problemas depresión (OR.: 1.98 IC 95% 1.43 -2.76) y ansiedad (OR: 2.30 IC
955 1.65-3.19).
Con relación a las variables cognitivas asociadas con la depresión y la ansiedad,
diferentes creencias disfuncionales y esquema desadaptativos han sido asociados.
Para la depresión, los esquema de vulnerabilidad y autocontrol insuficiente y las
creencias de trastornos de la personalidad histriónico y esquizoide son predictivos, y
para la ansiedad los esquemas de vulnerabilidad, defectuosidad y dependencia y las
creencias de personalidad límite (Londoño, Palacio y Acosta, 2011). Dentro de los
factores de riesgo, los pensamientos negativos y distorsionados son variables en las
que ha enfatizado la terapia cognitiva como causales de síntomas depresivos (Beck,
Rush, Shaw y Emery, 1979) y sobrevaloración cognitiva de peligro y amenaza y de
bajas estrategias en afrontamiento como causales de síntomas de ansiedad (Beck,
Emery y Greenberg, 1985). Por lo tanto, un programa de prevención debería estar
sustentado a través de la intervención de los pensamientos negativos y la
sobrevaloración de las amenazas, peligro. Las propuestas de prevención orientadas al
desarrollo de habilidades para la vida incluyen el desarrollo del pensamiento crítico
como uno de los ejes centrales para el desarrollo de los jóvenes y su adaptación a las
diferentes situaciones que enfrentan en la vida, permitiéndoles identificar cómo se
sienten ante ciertas situaciones. Estas habilidades permiten que el joven relacione la
situación con sus emociones y actitudes, y éstas con las conductas de riesgo hacia el
consumo de sustancias psicoactiva (Gómez y Arias, 2007; Velásques, 2012).
Paul y Elder (2003) han propuesto un programa de desarrollo del pensamiento crítico,
considerando que al mejorar la calidad de los pensamientos se mejoraría la calidad de
vida de las personas. El programa de prevención basado en el desarrollo del
pensamiento crítico y el diálogo socrático fue efectivo en el estudio de Londoño,
Palacio y Acosta (2011) para la prevención de la depresión y la ansiedad en
estudiantes universitarios, y en el estudio de Broadbear y Keyser (2000) para la
prevención del consumo de sustancias. Por ende, se trabaja con el modelo de
pensamiento crítico (Paul y Elder, 2003), el cual se fundamenta en la relación entre la
calidad de vida y la calidad de los pensamientos. Se argumenta que gran parte de los
pensamientos son arbitrarios, distorsionados, parcializados, desinformados o
prejuiciosos. De acuerdo con Paul y Elder (2003), “El pensamiento crítico es un modo
de pensar - sobre cualquier tema, contenido o problema – en el cual el pensante
mejora la calidad de su pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del
acto de pensar y al someterlas a estándares intelectuales” (p. 4). Paul, orienta una
práctica para la vida diaria, estructurando una guía para ser aplicada de manera
sistemática y gradual por las personas. Específicamente con relación a la personalidad,
considera indispensable remodelar el carácter, negociar con el ego, redefinir la manera
como se ven las cosas, contactarse con sus emociones y analizar las influencias de
grupo sobre su vida (Paul y Elder, 2000; Elder y Paul, 2000). Estas prácticas se
consideran de gran aporte para un programa de prevención en salud mental, y
específicamente encaminados a la intervención de los factores cognitivos (esquemas y
pensamientos automáticos) y de personalidad (creencias centrales).
El programa se diseñó para realizarse con grupos ya conformados de los primeros
semestres de los diferentes programas de dos Universidades. La población elegida
para el estudio se justificó principalmente por la edad, adolescentes y jóvenes que
experimentan cambios representativos en sus vidas con demandas sociales de
conformación de nuevos grupos y exigencias académicas que requieren de estrategias
de afrontamiento para adaptarse a las demandas del medio. Investigaciones previas
reportan que los estudiantes de primeros semestres son los que más solicitan los
servicios psicológicos en los servicios de Bienestar institucional (Londoño, Palacio y
Acosta, 2011).
El objetivo de la investigación fue evaluar el impacto del programa de prevención para
la depresión y la ansiedad a través del desarrollo del pensamiento crítico y estrategias
en solución de problemas en estudiantes universitarios de primeros semestres
Tabla 1
Distribución de la muestra con relación al grupo (experimental y control)
Válidos Experimental Control
n=31 n=29
Sexo
Estado civil
Programas
Fisioterapia 10 (34%)
Prehospitalaria 9 (32%)
Método
Se utilizó un diseño cuasi-experimental, medición pretest-postest y grupo control.
Población y muestra
Participaron en el estudio 60 estudiantes de dos universidades de Colombia que
cursaban su primer año de formación (25% hombre y 75% mujeres), edad promedio
18.5 años. En el grupo experimental participaron 31 estudiantes y en el grupo control
29. La Tabla 1 describe la distribución de la muestra con relación a las variables
sociodemográficas.
La edad promedio de los participantes fue 19.22 (desviación 3.75; edad mínimo 16 y
máximo 37). El rango de edad de mayor frecuencia fue entre 16 a 20 años de edad
(Tabla 2).
Tabla 2
Rango de edad
Rango de edad Frecuencia
16 – 20 44
21-25 11
26-30 4
31-37 3
Instrumentos
Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos, Center for Epidemiologic
Studies Depression Scale (CES-D; Radloff y Locke, 1986). Comprende 20 ítems
relacionados con el humor, el comportamiento y la percepción, que fueron
considerados relevantes en estudios clínicos sobre depresión (Radloff, 1977). Fue
construida siguiendo los criterios para la elaboración de escalas tipo Likert de 4 puntos,
que van desde 0 (rara vez o ninguna de las veces) a 3 (la mayor parte o todo el
tiempo). Consta de 20 reactivos representativos de los componentes más importantes
de la sintomatología depresiva, y de acuerdo con el análisis factorial de la escala, los
reactivos quedan agrupados en cuatro factores: a) afecto depresivo, b) afecto positivo,
c) actividad somática, y d) relaciones interpersonales. Puntuaciones altas indican
mayor gravedad de la sintomatología depresiva, y a partir de 16 se considera un
significativo para el trastorno depresivo (González, Stewart, Ritter y Loring, 1995;
Radloff y Locke, 1986). Para Colombia, se sugieren puntos de corte de 20 para
tamizaje y 30 para diagnóstico de depresión (Camacho, Rueda-Jaimes, Latorre,
Navarro-Mancilla, Escobar, Franco, 2009).
Cuestionario de 90 Síntomas Revisado, Symptom Check List 90 (SCL-90R; Derogatis,
2002). Inventario autoadministrado que consta de 90 ítems. Evalúa 9 dimensiones
sintomatológicas compulsividad (10 ítems), Sensibilidad interpersonal (9 ítems),
Depresión (13 ítems), Ansiedad (10 ítems), Hostilidad (6 ítems), Ansiedad fóbica (7
ítems), Ideación paranoide (6 ítems) y Psicoticismo (10 ítems); aparte, incluye 7
dimensiones adicionales que constan de 1 ítem cada una (pérdida del apetito, aumento
del apetito, insomnio de conciliación, alteraciones en el mantenimiento del sueño,
despertar prematuro, sentimientos de culpa y pensamientos de muerte) y proporciona 3
índices globales (índice de sintomatología general -GSI-, índice de alteración de los
síntomas positivos -PSDI- y el total de síntomas positivos -PST). Para el presente
estudio se aplicaron las escalas de Ansiedad y Ansiedad fóbica. Los datos normativos y
las propiedades psicométricas para estudiantes universitarios chilenos en las escalas
de ansiedad reportaron un puntaje bruto de 2.35 y 1.7 para el percentil 70 y de 2.8 y 2
para el percentil 75, en los trastorno de ansiedad generalizada y fóbica
respectivamente. No se presentaron diferencias entre los hombres y las mujeres
(Gempp y Avendaño, 2008).
Acontecimientos estresantes (Connor-Smith y Calvete, 2004). El cuestionario está
conformado por una primera parte sobre Estrés Vital que costa de los 11 primeros
ítems, éstos acontecimientos son relacionados con la separación de los padres,
dificultades académicas o problemas de salud, y la segunda parte del cuestionario es
acerca de Estrés Social que cuenta con 10 ítems (12 al 21), comprenden una amplia
gama de acontecimientos estresantes interpersonales; ambas partes cuentan con un
listado corto de estresores seleccionados de la Escala de Acontecimientos Percibidos
para Adolescentes (Adolescent Perceived Events Scale, APES; Compas, Davis,
Forsythe y Wagner, 1987), adaptados por Connor-Smith y Calvete (2004) para España.
Cuestionario de Pensamientos Automático, Automatic Thoughts Questionnaire Revised
(ATQ-RP; Kendall, Howard y Hays, 1989). Consta de 40 ítems, 30 de los cuales hacen
parte de la escala de pensamientos automáticos negativos y los 10 restantes de la
escala de pensamientos automáticos positivos. Es una escala de autoregistro que
determina la frecuencia de los pensamientos automáticos positivos y negativos. Las
opciones de respuesta van desde “nunca” hasta “siempre”, dependiendo de la
frecuencia del pensamiento. Las normas de corrección indican que cada escala debe
ser calificada por separado para obtener dos valores diferentes, el de la escala de
pensamientos positivos y el de pensamientos negativos.
Las puntuaciones se obtienen al sumar la respuesta dada de cada ítem de la escala
correspondiente:
Ítems escala de pensamientos automáticos positivos: 3, 7, 10, 13, 16, 20, 24, 28, 32, y
37. Ítems escala de pensamientos automáticos negativos: 1, 2, 4, 5, 6, 8, 9, 11, 12, 14,
15, 17, 18, 19, 21, 22, 23, 25, 26, 27, 29, 30, 31, 33, 34, 35, 36, 38, 39, 40. Los valores
estadísticos para los pensamiento positivos son los siguientes: para la muestra en
general: Media=37,66 (dt=7.7); hombres: media=38,65 (dt=7.12); mujeres:
media=36.18 (dt=8.22): Los valores para los pensamientos negativos son los
siguientes: Para la muestra en general: Media=66.23 (dt=20.39); Hombres:
media=62.39 (dt=18.81); Mujeres: media=71.07 (dt=21.28) (Gómez y Arias, 2007).
Cuestionario de Automanifestaciones Ansiosas, Anxious Self-Statements Scale (ASSQ,
Kendall y Hollon, 1989). Este cuestionario fue construido con el fin de investigar el
lenguaje interno asociado a la ansiedad, para: a) identificar aquél que discrimina entre
sujetos de alta y baja ansiedad; b) evaluar el grado en que la valoración del estrés
eleva el lenguaje interno ansioso; y c) evaluar la terapia de los trastornos por ansiedad.
El instrumento discrimina fiablemente entre sujetos de alta y baja ansiedad.
Procedimiento
El programa de prevención se realizó con la modalidad de taller, se centró en la
prevención de la depresión y la ansiedad a través del modelo del desarrollo del
pensamiento crítico y la pregunta socrática (Londoño, Palacio y Acosta, 2011; Paul y
Elder, 2003), con adaptación para fortalecer estrategias para la vida y énfasis en
solución de problemas (Elder y Paul, 2000; Paul y Elder, 2000).
El tiempo programado fue de 10 horas, 5 sesiones de dos horas cada una. Se les
presentó a los estudiantes la investigación acompañado del consentimiento informado,
y con quienes aceptaron participar voluntariamente, se les realizó la primera
observación medición pre-test (O1) y se evaluaron las variables clínicas de depresión
(CES-D; Radloff y Locke, 1986), ansiedad generalizada y ansiedad fóbica (SCL-90R;
Derogatis, 2002), las variables de estrés (Acontecimientos estresantes; Connor y
Calvete, 2004), y variables cognitivas (ATQ-RP; Kendall, Howard y Hays, 1989; ASSQ,
Kendall y Hollon, 1989).
En la primera sesión se fomentó el compromiso con la salud mental con base en los
programas de desarrollo mundial y del gobierno para la salud mental (Ministerio de la
Protección Social, 2005; OMS, 2001; 2004a; 2004b). Las dos sesiones siguientes se
orientaron a la apropiación del modelo del desarrollo del pensamiento crítico y solución
de problemas (Elder y Paul, 2000; Paul y Elder, 2000, 2003), enfatizando en los
elementos del pensamiento crítico, los estándares de calidad y los rasgos intelectuales.
Las últimas dos sesiones se centraron en la descripción de los patrones de
personalidad saludables y patológicas (Millon y Davis, 2000; Millon y Everly, 1994) y el
abordaje de los factores de riesgo y protección para la depresión y la ansiedad (Maj,
López, Sato y Okasha, 2006).
Después de cada sesión, se realizaron prácticas de diálogos socráticos por escrito,
sobre los temas analizados, buscando que la información fuera asimilada de manera
crítica, y aplicada a las condiciones específicas de cada participante, su cultura, su
familia, su estructura de personalidad, y los estresores que ha enfrentado en el último
año. Los diálogos debían tener la siguiente estructura:
Primera pregunta (P1), seguida de su respuesta (R1), pregunta 2 (P2) relacionada con
R1, respuesta 2 (R2) y así sucesivamente, buscando en la primera actividad un número
no menor a cinco preguntas y respuestas. Para las siguientes prácticas, el número de
preguntas y respuestas debería superar a la práctica previa. Los diálogos socráticos
por escrito debían finalizar con Conclusiones, donde el participante realizaba una
síntesis de la actividad, y luego precisar las Acciones, en las cuales concretaba las
alternativas en la solución de problemas o procedimientos a seguir, buscando aplicar
las estrategias para la vida cotidiana.
La segunda observación (O2), pos-test, se realizó a los tres meses después de haber
finalizado los talleres. El grupo control fue evaluado en los mismos dos momentos que
se evaluó al grupo experimental: O1= abril y mayo del 2013; O2= agosto y septiembre
del 2013. El programa fue coordinado desde el departamento de Bienestar Institucional
de la Universidad de San Buenaventura y la Universidad CES, ambas en la ciudad de
Medellín.
Resultados
Para el grupo experimental, los resultados identificaron cambios significativos en la
primera observación (O1) y en la segunda o observación (O2), específicamente en los
indicadores clínicos (depresión, ansiedad generalizada y ansiedad fóbica), en las
variables cognitivas (pensamientos negativos) y en la valoración del estrés
(acontecimientos vitales), con puntuaciones inferiores en la evaluación pos-test. No se
reportaron cambios significativos en los pensamientos positivos ni en los pensamientos
ansiosos, y tampoco se reportaron cambios significativos en la valoración de los
estresores sociales. Para el grupo control, los resultados no identificaron cambios
significativos en O1 y O2, en ninguna de las variables estudiadas (Tabla 3).
Para la depresión, el grupo experimental reportó en O1 (evaluación pre-tst) una
mediana de 20.5 y en O2 (evaluación post-test) descendió a 16 (Z=-2.942; p=.003). El
grupo control reportó en O1 una mediana de 16 y en O2 de 16.5 (-.213; p=.831).
Para la ansiedad generalizada, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
1.2 y en O2 descendió a .7 (Z=-1.974; p=.048). El grupo control reportó en O1 una
mediana de .8 y en O2 de .5 (-.262; p=.794).
Para la ansiedad fóbica, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de .43 y en
O2 descendió a .1 (Z=-2.503; p=.012). El grupo control reportó en O1 una mediana de
.14 y en O2 de .2 (-.262; p=.794).
Para los pensamientos negativos, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
55 y en O2 descendió a 42 (Z=-2.323; p=.020). El grupo control reportó O1 una
mediana de 51 y en O2 de 48 (-.457; p=.647).
Para la valoración de estrés vital, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
16 y en O2 descendió a 11 (Z=-2.658; p=.008). El grupo control reportó en O1 una
mediana de 13 y en O2 de 14 (-.161; p=.872).
Tabla 3
Análisis comparativos de la evaluación pretest-postest para el grupo experimental y
para el grupo control.
Varia Experimental Control Experi Contr
bles mental ol
Discusión
El propósito del estudio fue evaluar el impacto de un programa de prevención en
depresión y ansiedad en jóvenes universitarios. Se utilizó un diseño cuasi-experimental,
evaluación pre-test y post-test, y grupo control. El programa tuvo una duración de 10
sesiones, donde se buscó incorporar el modelo del desarrollo del pensamiento crítico
basado en el diálogo socrático. Se enfatizó en los factores de riesgo y de protección de
tipo social, familiar, perfiles de personalidad patológicos y estilos cognitivos, asociados
a dichos trastornos. De esta manera, y a través de la construcción de diálogos
socráticos elaborados por escrito y de manera individual, se orientó para que los
participantes hicieran de interlocutores a través de preguntas socráticas, para identificar
factores de riesgo y de protección que tuvieran y generar acciones frente a los mismos
(solución de problemas, reestructurar su pensamiento, consultar a profesionales, por
ejemplo).
Los programas de prevención orientados al desarrollo del pensamiento reflexivo, y a
comprometer de manera responsable a las personas con su salud mental, son
propuestas del plan de desarrollo en salud mental (Ley 1616 del 2013; Congreso de
Colombia, 2013), y específicamente en esta investigación su énfasis benefició en la
disminución de indicadores clínicos y pensamientos negativos. Por otro lado, dado que
lo fundamental del modelo del desarrollo del pensamiento crítico es incorporar
suficientes elementos del pensamiento crítico en la práctica socrática (propósito,
preguntas, información, conceptos, supuestos, interpretaciones, puntos de vista,
implicaciones y consecuencias), asumir un compromiso con la calidad de sus
pensamientos a través de los estándares de calidad (claridad, exactitud, precisión,
relevancia, profundidad, amplitud, lógica, importancia y justicia) y promover rasgos
intelectuales (humildad intelectual, entereza intelectual, empatía intelectual, autonomía
intelectual, integridad intelectual, perseverancia intelectual, confianza en la razón e
imparcialidad), algunos de estos componentes pudieron favorecer la disminución de
pensamientos negativos y el cambio en la valoración de los acontecimientos vitales. La
escritura en la práctica de los diálogos socráticos, contribuye a que el pensamiento sea
más controlado y se logra identificar con mayor claridad las distorsiones cognitivas. Por
otro lado, conducir a los participantes a que sus análisis de los problemas de la vida
cotidiana se concreten en conclusiones y acciones, favorece el compromiso con su vida
y con su salud mental. Adicionalmente, favorece el análisis, la capacidad de síntesis y
la concentración hacia las situaciones que enfrentan en sus vidas y refuerzan la
construcción de mensajes preventivos como por ejemplo hacia el consumo de
sustancias psicoactivas, tal como lo plantea Velásques (2012).
Los pensamientos negativos se caracterizan por procesos distorsionados donde la
información se procesa de manera ilógica, se sobregeneraliza y no se retoma
diferentes puntos de vista (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979). El modelo del desarrollo
del pensamiento crítico enfrenta el problema del pensamiento egocéntrico (es cierto
porque creo en ello, porque creo creerlo, porque siempre así lo he creído, porque me
conviene creerlo) (Paul y Elder, 2003). Podría deducirse que el pensamiento
egocéntrico refleja estilo cognitivo rígidos que mantienen esquemas desadaptativos y
procesos distorsionados, y el programa de prevención, basado en el desarrollo del
pensamiento crítico, los flexibiliza y se logran resultados en la disminución de los
pensamientos negativos y en el cambio de la valoración de amenaza de los
acontecimientos vitales.
Los resultados mostraron diferencias significativas entre la observación pre-test (O1) y
pos-test (O2) en el grupo experimental, y en el grupo control no se reportaron cambios
significativos entre ambas evaluaciones, por lo que se puede concluir que el programa
fue eficaz en las variables que reportaron los cambios: indicadores clínicos (depresión y
ansiedad), pensamientos negativos y la valoración de los acontecimientos vitales. Por
ende, el modelo del desarrollo del pensamiento crítico de Paul y Elder (2003), aplicado
a la prevención de la depresión y la ansiedad en estudiantes universitarios, es efectivo,
y favorece la calidad de vida en la medida que mejora la calidad de los pensamientos.
El modelo se ha propuesto como favorable, en la medida que conlleva a que los
pensamientos sean menos arbitrarios, distorsionados, parcializados, desinformados o
prejuiciosos (Crosgrove, citado por Paul y Elder, 2003). El pensamiento crítico es un
modo de pensar - sobre cualquier tema, contenido o problema – en el cual el pensante
mejora la calidad de su pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del
acto de pensar y al someterlas a estándares intelectuales” (Paul y Elder, 2003, p. 4).
Dentro de las habilidades para la vida, el pensamiento crítico es fundamental en el
desarrollo de los jóvenes, y favorece enfrentarse a los retos y cambios y aprender de
las experiencias (Jacobs Foundations, Hanbury y Malti, 2011).
Estas prácticas se consideran de gran aporte para un programa de prevención en salud
mental, y específicamente encaminados a la intervención de los factores que
mantienen los problemas psicológicos: depresión y ansiedad y pensamientos
negativos.
Como conclusión, el programa de prevención de la depresión y la ansiedad en
estudiantes universitarios, basado en el desarrollo del pensamiento crítico y el diálogo
socrático favorece la disminución de los pensamientos negativos y la valoración de los
acontecimientos vitales. Con relación a los síntomas, el programa mostró un impacto
significativo en la disminución de síntomas depresivos y de ansiedad.
Como limitación del estudio, se considera la alta deserción de los participantes dado las
limitaciones no resueltas para realizar la evaluación pos-test (O2) en el tiempo
establecido por los investigadores. Se considera que estas limitaciones se presentaron
dado la prioridad que tienen los servicios de bienestar en la atención, enfocados en la
programación y ejecución de múltiples actividades con los estudiantes y docentes, más
que en la investigación. Por otro lado, se considera que el acceso a la población de
estudiantes solo a través de los servicios de bienestar, limita la participación directa de
los investigadores con los estudiantes luego de realizar el taller de prevención.
Los trastornos mentales más comunes en México son la ansiedad, los trastornos por
uso de sustancias y la depresión, de acuerdo con la Encuesta Nacional de
Epidemiología Psiquiátrica (ENEP) 2003, recordó la investigadora Shoshana Berenzon
Gorn.
La especialista del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”
(INPRFM), señaló en una entrevista que las mujeres presentan con mayor frecuencia
fobias y depresión, mientras que los hombres abusan y dependen del alcohol.
Berenzon Gorn añadió que en general el 14.3 por ciento de la población experimentó
algún trastorno de ansiedad en algún momento de su vida, siendo la fobia específica, la
más frecuente.
Explicó que la fobia específica incluye el miedo a un animal o alguna situación en
concreto y representó el 7.1 por ciento de prevalencia entre los mexicanos, seguida de
la fobia social con el 4.7 por ciento y de la ansiedad generalizada.
Si bien, el trastorno de ansiedad puede presentarse a cualquier edad, suele afectar a la
población de entre los 19 y 35 años.
En ese sentido, la investigadora comentó que algunos estudios en adolescentes
indican que si se presenta una fobia a temprana edad se tiene mayor riesgo de
presentar un trastorno más grave a mayor edad.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemorará el 10 de octubre,
Berenzon Gorn agregó que otros estudios apuntan que personas con algunos tipos de
trastornos de ansiedad pueden pasar hasta 30 años sin recibir atención a su
padecimiento.
En el segundo lugar de prevalencia se encuentran los trastornos por uso de sustancias,
que incluyen abuso y/o dependencia a las drogas o al alcohol y que representan el 9.2
por ciento de la población en general.
En las adicciones, la dependencia al alcohol estuvo presente en el 5.9 por ciento de la
población.
En tercer lugar se encuentran los trastornos afectivos, en los que se incluye a la
depresión y a los trastornos bipolares con el 9.1 por ciento de la población que alguna
vez en su vida los experimentó.
La depresión mayor, que se presentó en el 3.3 por ciento de la población, es un
padecimiento altamente incapacitante, señaló la investigadora, quien agregó que se ha
visto que quienes la padecen tienen importantes dificultades para acudir al trabajo o
hacer algunas actividades cotidianas.
“Se sabe que los trastornos afectivos van en aumento y que cada vez son más
frecuentes en hombres, aunque aún no con la misma prevalencia que se presenta en
las mujeres”, dijo.
Añadió que pese a que se trabaja mucho en torno a la enfermedad mental, aún hay
muchos mitos en torno a ella y cuesta trabajo verla como una enfermedad.
“Muchas veces se cree que los problemas de salud mental son problemas de voluntad,
de no tener ánimo, pero esto no es así. Son enfermedades y como tal deben
atenderse”, mencionó.
Por ello, este año la Federación Mundial de la Salud Mental definió el lema “Dignidad
en salud mental” para conmemorar el Día Mundial de la Salud Mental, con lo que se
pretende crear conciencia sobre la importancia de salud mental.
En la octava edición de la conmemoración, el INPRFM llevó a cabo un evento donde
participaron profesionales de la salud, organizaciones no gubernamentales y pacientes
para discutir cómo dignificar la atención hacia las personas que tienen un trastorno
mental.
Por otro lado, comentó que diversos estudios demostraron que el estigma es una de las
principales razones que limitan la búsqueda de atención. “Por desgracia este estigma
se da tanto en la población general como dentro del sistema de salud”, afirmó.
Otros factores que limitan el acceso al tratamiento de los enfermos mentales es que
muchas veces el paciente teme al rechazo social, pues los médicos no toman en
cuenta lo que el paciente refiere por lo que puede sentir que su demanda no es
atendida.
Además, otras causas repercute en el seguimiento en la atención de los pacientes, ya
que se estima que solo una tercera parte de las personas que necesita atención recibe
tratamiento.
Temas: Ansiedad, Depresión, Destacadas, Transtornos mentales
Universidad de San Carlos de Guatemala
Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Área curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo año- Unidad didáctica de FISIOLOGÍA
Ciclo académico 2017
Caso clínico #3
Nefrología
Grupo: #7
Guerra Portillo, Oscar josé 201600090
Guatemala, 16/Agosto/2017
RESUMEN
La elevada frecuencia de ansiedad y depresión en estudiantes universitarios está
relacionada con factores sociales, familiares y por el estrés académico. El objetivo es
analizar la prevalencia de trastornos de ansiedad y depresión y factores académicos y
sociofamiliares asociados. El estudio se realizó en una muestra de 700 alumnos,
aplicando la Escala de Ansiedad y Depresión de Goldberg (EADG). Como factores de
estudio se utilizaron variables que medían diversas situaciones estresantes
relacionadas con factores sociofamiliares y académicos. El 47,1% de los estudiantes
sufrían trastornos de ansiedad y el 55,6% depresión. En el análisis multivariante, el
sexo femenino son quienes presentan mayor riesgo de ansiedad (OR: 2,30 IC 955
1,65-3,19) y de depresión (OR.: 1,98 IC 95% 1,43 -2,76), son estudiantes que realizan
largos desplazamientos diarios y tienen otras obligaciones extra académicas,
suponiendo mayor riesgo en estudiantes de ciencias jurídicas y de la empresa.
Palabras clave: estudiantes, ansiedad, depresión, cuestionario, universidad, estrés
ABSTRACT
The high frequency of anxiety and depression in university students is related to social
and family factors, as well as academic stress. The goal of this paper is to analyze the
prevalence of anxiety and depressive disorders and associated academic and social-
family factors. A research was carried out on 700 students who were administered the
Goldberg’s Anxiety and Depression Scale. Variables assessing a myriad of stressful
situations related to socio-family and academic factors were used. Results, 47.1% of the
students suffered from anxiety disorders and 55.6% suffered from depressive anxiety. In
the multivariate analysis, females showed a higher level of anxiety (OR: 2.30 IC 955
1.65-3.19) and depression (OR: 1.98 IC 95% 1.43-2.76) –they are students who
commute on a daily basis and have other extra-academic duties, resulting in higher risk
in law and business students.
Key words: students, anxiety, depression, questionnaire, university, stress.
Introducción
La investigación en este campo no es novedosa, existe una tradición científica de
estudios epidemiológicos, clínicos, psicosociales y transculturales con poblaciones
universitarias heterogéneas que han empleado procedimientos metodológicos muy
variados. La planificación de este estudio surge del interés creciente manifestado por
los profesores y tutores de la Universidad Católica San Antonio por conocer el estado
de salud mental de los estudiantes e identificar qué factores o variables influyen de
forma notable en el desarrollo de algún tipo de trastorno psicológico y cómo la
exposición a determinadas situaciones de riesgo puede contribuir a disminuir el
bienestar psicológico de los estudiantes. Se trataba en cualquier caso de aportar una
visión general que nos permitiera, en estudios posteriores, profundizar sobre los
aspectos más destacados descritos en este estudio, y en donde fuera posible discernir
la prevalencia de alteraciones psicológicas empleando el abanico de categorías y
entidades diagnósticas descritas en el DSM-IV-TR.
Los profesores de distintos departamentos y unidades docentes habían expresado en
reiteradas ocasiones el elevado número de alumnos que acudían a las horas de
atención y de tutoría para comentar el malestar psicológico y emocional que sufrían
como consecuencia, en buena parte de los casos, de la vivencia de experiencias
estresantes. Los estudiantes referían en unos casos síntomas somáticos (cefaleas,
alteraciones del sueño, síntomas neurovegetativos, etc.), y en otros conductuales y
cognitivos (irritabilidad, falta de concentración, angustia) asociados con trastornos
psicológicos, como la ansiedad y la depresión. Con frecuencia este malestar
psicológico manifestado por los estudiantes durante las entrevistas con el profesorado,
que como ya hemos mencionado podía tener correlatos somáticos, guardaba relación
con ciertos factores académicos y psico-sociofamiliares que precipitaban la aparición,
el mantenimiento y/o el agravamiento de estos síntomas, pero sin que realmente
pudiéramos discriminar el peso específico de cada uno de ellos. De forma que,
intentamos proporcionar una visión científica de lo que parecía ser una apreciación
intuitiva empleando una metodología de investigación diseñada para evidenciar esos
factores.
Como herramienta básica de recogida de información empleamos la Escala de
Ansiedad y Depresión de Goldberg(EADG). Un instrumento de fácil manejo y de una
eficacia contrastada para la detección inicial de trastornos de depresión y/o ansiedad
que ha sido ampliamente utilizado en estudios epidemiológicos y en Atención Primaria
con fines diagnósticos y preventivos. Esta escala de cribaje está diseñada con un
propósito similar al GHQ-28 (General Health Questionnaire) de Goldberg, por tanto se
trata de un instrumento exploratorio y de screening útil para la orientación del
diagnóstico aunque sólo nos indique “casos probables”. Las baterías Goldberg han sido
instrumentos de medición utilizados en estudios similares (Barandiarian, y Guerra,
1998; Matud et al., 2003) quedando patente su valor clínico y descriptivo.
Tomamos como punto de partida dos estudios realizados en estudiantes de primer
curso de Ciencias Médicas para llevar a cabo nuestra investigación, en tanto que ya en
ellos se evidenciaba la influencia de los aspectos académicos y sociofamiliares en el
bienestar psicológico (Miller, Surtees, 1991; Guthrie, Black, Shaw, Hamilton, Creed, y
Tomerson, 1995)
La literatura científica en este campo viene describiendo la importancia que
determinados factores personales y psicosociales poseen en la aparición y el desarrollo
de trastornos psicológicos entre la población de estudiantes universitarios. El contexto
familiar se ha revelado como un indicador sobresaliente del bienestar emocional y del
ajuste psicológico del estudiante. Las relaciones con los padres, los vínculos familiares,
los estilos educativos (Tavecchio, Thomer y Meeus, 1999; Seibel, y Brad, 2001), la
crisis de pareja y la discrepancia conyugal- parental expresada en situaciones de
ruptura como la separación o el divorcio (Chase-Lansdale, y Cherlin, 1995; Hall et al.,
2004), la comunicación y la cohesión-conflictividad familiar e intergeneracional
(Johnson, LaVoie, y Mahoney, 2001; Lee, Su, y Yoshida, 2005) o la psicopatología
parental previa (Tan y Rey, 2005; Lizardi, 2004; Klein, Lewinsohn, Rohde, Seeley, y
Olino, 2005; Lewinsohn, Olino, y Klein, 2005) son variables que se han vinculado al
estado de salud mental de los estudiantes universitarios y de los jóvenes en general.
Por descontado los factores sociales y ambientales han sido también objeto de análisis,
especialmente aquellos que modulan el nivel de estrés al que los estudiantes
universitarios se ven expuestos a lo largo de su carrera. El desarrollo de habilidades y
competencias para resolver los problemas cotidianos (D’Zurilla y Sheedy, 1991), las
relaciones positivas con compañeros y profesores y el afrontamiento eficaz de las
transiciones de la vida y los life events (Rubio, y Lubin,1986; Edwards, et al., 2001;
Friis, et al., 2002; Overbeek, et al., 2003; Duna, et al., 2005) se han destacado como
variables que disminuyen el estrés y el riesgo de sufrir un trastorno psicológico. Otros
estudios han abordado el papel que la carga de trabajo y los recursos económicos
tienen sobre la salud mental y física de los estudiantes indicándonos que si bien
poseen un impacto evidente no son tan decisivos como otros factores que ya se han
indicado, y que, en cualquier caso, su relación con otras prácticas y hábitos como el
consumo de alcohol o drogas explicaría en mayor grado su influencia en el detrimento
de la salud de los estudiantes (Roberts, y Goldgin, 1999; Carney, McNeish, y McColl,
2005). Los trabajos de investigación en este terreno indican la importancia de
considerar la influencia que determinados hábitos y conductas tienen sobre el estado
de salud mental y viceversa. Los trastornos de ansiedad y depresión poseen una
comorbilidad elevada con otros trastornos psicológicos y/o del comportamiento, como
el consumo adictivo de alcohol y drogas. En muchos casos la ansiedad y la depresión
incrementan la probabilidad de aparición de conductas adictivas altamente perjudiciales
para la salud que acaban deteriorando las relaciones sociales (Valentier, Mounts, y
Deacon, 2004; Caldwell, et al., 2002; Weitzman, 2004; Zimmermann, et al., 2003;
Lawyer, et al., 2002).
El presente estudio tiene por objetivo principal analizar la prevalencia de trastornos de
ansiedad y depresión en estudiantes universitarios y, de forma secundaria, definir
aquellos factores académicos y psico-sociofamiliares que podemos relacionar con su
estado de salud mental.
Método
Con los objetivos propuestos se ha diseñado un estudio con metodología cuantitativa,
observacional, descriptivo y transversal de prevalencia.
Población
La población diana objeto de este estudio está formada por los 4.821 estudiantes
matriculados en la Universidad Católica San Antonio de Murcia, durante el curso 2004-
2005, en titulaciones oficiales, excluyendo a los alumnos de cursos de postgrado y
master. No se establece ningún criterio de inclusión ni de exclusión para definir la
población de estudio al tratarse de un estudio de prevalencia.
Calculo Tamaño de la muestra y recogida de datos
El cálculo de la muestra se ha realizando en base a estimación, por estudios previos,
de que el 35% de los estudiantes universitarios sufren algún trastorno psicopatológico
(Miller, Surtees, 1991; Guthrie et al., 1995), con una precisión de ± 3,5% y un error a de
5% y para poblaciones finitas, resultando una muestra necesaria de 622 alumnos, pero
teniendo en cuenta una pérdida del 10% debido a las encuestas no válidas por
incorrectas o incompletas, se estimó una muestra de 684.
Se ha utilizado una técnica de muestreo aleatorio multietápico por conglomerados,
siendo la última unidad de muestreo el curso, realizando el cuestionario todos los
alumnos que asistían a clase en el momento de la entrevista. El trabajo de campo se
realizó durante el tercer trimestre de curso académico 2004-2005. Para facilitar la
recogida de datos se consideró distribuir la muestra por Facultades o Escuelas y no por
titulaciones académicas, de forma estratificada, en función del número de matriculados
en las mismas.
Variables e instrumento de medida
Para la realización del estudio se han utilizado como factores de estudio
independientes las variables: sexo, Facultad o Escuela Universitaria, ¿realiza largos
desplazamientos para acudir a la universidad (>50 Km)?, ¿compagina estudios y
trabajo?, ¿tiene otras obligaciones además de estudiar (cuidar a hijos, familiares,
etc.)?, ¿tiene asignaturas pendientes del curso pasado? y ¿reside con su familia
durante el curso académico?
Para medir la variable dependiente o de resultado se utilizó el cuestionario de Goldberg
(Goldberg, Bridges, Duncan-Jones, et al.,1988, 1989) con una escala de ansiedad y
otra para la depresión, totalmente independientes; la versión española ha sido validada
en castellano (Montón, Pérez-Echevarría Campos, et al.,1993), mostrando la subescala
de depresión una sensibilidad del 85,7% para captar los pacientes diagnosticados de
trastornos depresivos y la escala de ansiedad una sensibilidad algo menor, el 72%. Los
elevados valores de sensibilidad y especificidad, han sido la gran motivación para que
esta escala haya sido recomendada como instrumento de cribaje, tanto con fines
asistenciales como epidemiológicos, y como guía de la entrevista clínica en el ámbito
de la Atención Primaria (Zaera, Caballol, 1998) (Duch, Ruiz de Porras y Gimeno, 1999)
En cada una de las subescalas existen 4 ítems iniciales de despistaje para determinar si es o no
probable que exista un trastorno mental, y un segundo grupo de 5 ítems que se formulan sólo si
se obtienen respuestas positivas a las preguntas de despistaje (2 o más en la subescala de
ansiedad, 1 o más en la subescala de depresión). Los puntos de corte son ≥ 4 para la escala de
ansiedad, y ≥ 2 para la de depresión.
Análisis estadístico
El análisis descriptivo de los parámetros de estudio se ha realizado con los valores de
las frecuencias y su intervalo de confianza al 95%. En el análisis bivariado se ha
utilizado la prueba Chi cuadrado de Pearson, y como medida de asociación la Odds
Ratio, con su intervalo de confianza al 95%. Cuando la variable a contrastar estaba
medida en escala continua se ha utilizado la T de Student para muestras
independientes.
Con fines descriptivos, para conocer la probabilidad o riesgo de sufrir depresión o
ansiedad, se ha realizado un análisis multivariante de regresión logística, partiendo de
un modelo donde eran introducidas como variables independientes todas las variables
categóricas del estudio, utilizando el método enter por no existir un factor de estudio
único o principal, siendo el objetivo conocer el efecto de cada una de las variables una
vez ajustadas por el resto.
El análisis se realizó con el paquete estadístico SPSS 12.0 y la significación estadística
se aceptó para p< 0,05.
Resultados
El cuestionario fue realizado por 700 alumnos, siendo hombres el 48,9% del total, con
una edad media de 21,4 ± 2,9 (IC 95% 21,2 – 21.7) años de edad, con un rango de
valores que oscila desde los 18 años hasta los 36 años, aunque solamente 13 (1,9%)
del total presentan edades igual o superior a 30 años, resultando una edad muy
homogénea, correspondiendo 19 años al cuartil 25, 21 años al cuartil 50 y 23 años al
cuartil 75. En la tabla Nº 1 se puede observar el resultado descriptivo de cada una de
las variables independientes del estudio.
Discusión y conclusión
La elevada prevalencia de trastornos de ansiedad y depresión ha sido objeto de estudio
también en otros entornos universitarios desde hace varios años (Nogueira Martín, et
al. 2004; Miller, Surtees, 1991; Guthrie, Black, Shaw, Hamilton, Creed y Tomerson,
1995). Los estudiantes universitarios de titulaciones de Ciencias de la Salud, y de
Ciencias Jurídicas y de la Empresa en la UCAM resultan ser los que tienen una mayor
probabilidad de sufrir procesos de ansiedad- depresión. Es el hecho de realizar
prácticas curriculares extrauniversitarias en centros sanitarios lo que se considera que
puede entenderse como una situación estresante en la vida del universitario, debido a
que en muchos períodos deben compaginar clases en la universidad y a la vez, clases
en dichos centros sanitarios. La realización de prácticas clínicas siguiendo el turno del
tutor, implica frecuentes cambios del ciclo vital/sueño. Las prácticas clínicas pueden
considerarse un factor estresante en tal medida. En comparación con el resto de
estudiantes universitarios, son los de Ciencias de la Salud los que más ansiedad
presentan, en contraposición en este aspecto a estudios previos en población similar
(Brewer, 2002).
Las situaciones estresantes diarias se asocian tanto a ansiedad como a depresión en
otros estudios con universitarios (Bethencourt, et al., 1997). En este sentido, en
relación a lo anteriormente expuesto, no se cuestiona la relación entre situación
estresante y trastornos ansioso-depresivos, sino qué tipo de situaciones son percibidas
por los alumnos como estresantes en su vida diaria. A este respecto, en nuestro
estudio se desvela que el no vivir con la familia durante el curso puede ser un factor
estresante asociado al riesgo de ansiedad, hecho que se confirma también en un
estudio realizado con estudiantes iraníes (Makaremi, A. 2000). Respecto al riesgo de
depresión, se consideran también precursores los largos desplazamientos diarios y las
obligaciones extra-académicas, ya sean de tipo laboral o familiar.
La variable sexo se asocia significativamente al riesgo de sufrir ansiedad y/o depresión
en este estudio, no ocurriendo lo mismo con la edad; sin embargo, otros estudios en
población universitaria no demuestran tal asociación. (Rawson, y Bloomer, 1994).
Dicha discrepancia podría explicarse por el nivel de significación de las pruebas
estadísticas, siendo en el estudio de Rawson para una p<0.01, mientras que en el
nuestro se tomaron valores significativos para una p<0.05. Sin embargo, llama la
atención que en el estudio que estamos refiriendo en esta comparación, sí resulta
significativa la asociación entre sexo y probabilidad de sufrir enfermedades en general,
siendo las mujeres las de mayor riesgo. (Idem).
La aparición de niveles altos de ansiedad o trastornos depresivos suele ir acompañada
de procesos de desadaptación al entorno más cercano, tanto en el ámbito laboral como
familiar y escolar. En este sentido, los factores asociados al entorno pueden
considerarse tanto factores predisponentes, como consecuencias para el individuo,
estableciéndose una relación centrípeta y de feed-back. El único factor del entorno
académico del cual suponíamos una asociación positiva al riesgo de trastorno, pero
que no se ha confirmado finalmente, ha sido el hecho de tener asignaturas pendientes
de otros años. Parece ser que son otro tipo de factores, tanto personales como
familiares y sociales los que ejercen una mayor influencia en el riesgo. Así lo constatan
otros estudios realizados en población universitaria, donde tanto la percepción de un
menor apoyo social como la prestación de un menor apoyo al requerimiento de éste por
otros, influye en un peor estado de salud tanto física como mental (Jou, y Fukada,
2002) (Farnsworth y Oliver, 1999)
En otros estudios aparecen también los problemas económicos, la necesidad de
compaginar una actividad laboral simultáneamente a la actividad académica y las
cargas familiares como factores asociados a la disminución del mantenimiento de la red
social, la socialización y al deterioro de salud mental entre los estudiantes ( Roberts et
al., 1999). En dicho estudio, se confirma con una muestra de estudiantes británicos a
quienes se les aplicó el Cuestionario General de Salud de Goldberg, que aparecen
niveles de salud general significativamente inferiores a los del resto de la población
para esos grupos de edad y sexo. Dicho aspecto sería interesante poder estudiarlo en
nuestro entorno y conocer realmente cómo se comportan los factores de riesgo para
dichas cohortes poblacionales en ámbito general, no universitario, y poder establecer
herramientas útiles de detección precoz desde diversos entornos.
Por ser un estudio de prevalencia, desde un principio se presto interés en obtener una
muestra representativa de la población de estudio. En cuanto al tamaño, consideramos
que es una muestra suficiente, y con relación a la forma de seleccionar a los sujetos de
la muestra, la técnica de muestreo solo garantizaba la participación de aquellos
alumnos que acudieron a clase el día de la recogida de datos, que normalmente es
masiva y constante, por ser obligatoria la misma en esta Universidad, requisito
indispensable para poder realizar lo exámenes finales, lo cual ha contribuido a
considerar no haber cometido un sesgo de selección muestral. Nuestro estudio tiene
limitaciones, es evidente que el instrumento utilizado solo tiene utilidad para screening,
por su alta especificidad, considerando la necesidad de realizar estudios posteriores,
dada la sospecha de una alta prevalencia de estos trastornos mentales, utilizando
instrumentos de mayor sensibilidad y buscando nuevos factores que puedan estar
asociados con los problemas de salud mental estudiados, ya que la variabilidad del
problema no ha quedado lo suficientemente explicado por los factores de estudio
utilizados.
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Una vez realizado el estudio, puede quedar obsoleto, al variar los criterios diagnósticos
con los que se llevaron a cabo los trabajos de esta investigación.
Aparentemente, en una primera mirada rápida, los resultados de los diferentes estudios
epidemiológicos no siempre son coincidentes. Pero es necesario tener en cuenta
diversos factores antes de comparar los resultados de unos estudios frente a otros.
Veamos un primer estudio llevado a cabo en Estados Unidos con 8.098 sujetos, en el
que se encontró que el 17,2% de la población había padecido algún trastorno de
ansiedad en el último año.
Otro estudio similar al anterior fue realizado en España, por Chocrón y colaboradores
(1995)
· Fobia social: sexo femenino, 18-29 años, educación baja, solteros, clase baja
Grupo: #7
Cruz Juarez Jasking Omar 201500012
"La depresión, una crisis global" es el lema elegido para este año, y aboga por
reconocer a la enfermedad y afrontarla. Ante el estigma que padecen quienes la sufren,
muchos ocultan su depresión o no hablan de ella y hasta no se tratan. La OMS elaboró
una campaña que incluye folletos y un video sobre "el perro negro de la depresión", con
el fin de llamar la atención sobre este problema de salud pública.
La depresión es más común en las mujeres que en los hombres. Entre dos y cuatro de
cada diez madres de países en desarrollo sufren de depresión durante el embarazo o
postparto.
Este año, la OPS cumple 110 años y es la organización internacional de salud pública
más antigua del mundo. Trabaja con todos los países del continente americano para
mejorar la salud y la calidad de la vida de las personas de las Américas y actúa como la
Oficina Regional para las Américas de la OMS.
● Se calcula que el 25% de las personas padecen uno o más trastornos mentales
o del comportamiento a lo largo de su vida.
● Los trastornos mentales y neurológicos representan el 14% de la carga mundial
de enfermedades a nivel mundial y el 22% a nivel de América Latina y el Caribe.
● Más de 350 millones de personas de todas las edades sufre de depresión
globalmente. En América Latina y el Caribe la padece 5% de la población adulta.
● Entre 60% y 65% de las personas que necesitan atención por depresión en
América Latina y el Caribe no la reciben.
● Un millón de personas mueren cada año en el mundo por causa del suicidio; en
las Américas alcanzan alrededor de 63.000.
● La depresión es el trastorno mental que más afecta a la población en el mundo.
● Entre los trastornos mentales en América Latina y el Caribe, la depresión es la
más común (5%), seguida por los trastornos de ansiedad (3,4%), la distimia
(1,7%), el trastorno obsesivo compulsivo (1,4%), trastorno de pánico y psicosis
no afectivas (1% cada una), y trastorno bipolar (0,8%), entre otros.
● Entre 20% y 40% de las mujeres de los países en desarrollo sufren de depresión
durante el embarazo o postparto.
● El porcentaje del presupuesto sanitario destinado a salud mental en la región es
inferior al 2% y de este, el 67% se gasta en los hospitales psiquiátricos.
● El 76,5% de los países de America Latina y el Caribe informaron que cuentan
con un plan nacional de salud mental.
Desde hace 20 años y por iniciativa de la Federación mundial de salud mental con la
colaboración de la Organización Mundial de la Salud, se celebra cada 10 de octubre el
Día mundial de la salud mental. Cada año se trabaja sobre un tema prioritario y este
año la celebración se centra en el tema "Depresión: una crisis global". La depresión es
un trastorno mental muy común que puede tener consecuencias severas. Sin
embargo, puede ser tratado con éxito. En los casos en los que no se recibe
tratamiento, puede ser causa de peligrosidad para si mismo o para terceros y llevar
potencialmente al suicidio.
En Guatemala, la información disponible muestra que uno de cuatro guatemaltecos
mayores de 18 años, ha padecido al menos un trastorno mental en su vida y en
general, solamente el 2.3% de la población guatemalteca ha consultado con algún
profesional en salud (según la Encuesta Nacional de Salud Mental, USAC, 2010) por
emociones o problemas de salud mental. En términos generales los trastornos de
ansiedad constituyen el grupo de trastornos más frecuente que afecta a la población
guatemalteca, mientras que los trastornos del humor ocupan el segundo lugar,
afectando a un 8% de la población, siendo en este grupo los trastornos depresivos los
más comunes.
Datos disponibles indican que para el 2020, la depresión será la segunda causa
principal de causa de discapacidad y para el 2030 será la principal responsable de
carga de enfermedad. La depresión contribuye de manera significativa a la carga
global de enfermedad y afecta a todos sin distinción económica, étnica o de otro tipo.
Constituye una de las causas principales de discapacidad a nivel mundial y se estima
que afecta a 350 millones de personas. Para América Latina y el Caribe, el 21% de la
carga total de enfermedad corresponde a trastornos neurológicos y mentales y de este
porcentaje, el 45% corresponde principalmente a dos problemas: depresión y
trastornos vinculados al consumo de alcohol. En cuanto a los años de vida perdidos por
discapacidad (YLD), el 39% corresponde a casos de neuropsiquiatría. Los trastornos
depresivos pueden comenzar a temprana edad, reducen el funcionamiento y
frecuentemente son recurrentes.
Caso clínico: #3
Grupo 7
201600768
Fernández Cruz, María Jimena
Urea 15 - 40 g
Sodio 3-6g
Potasio 2-3g
Cloro 5 - 10 g
Albúmina menos de 20 mg
Tanto la concentración de iones de Hidrógeno expresada como pH, como la
concentración de solutos expresada en términos de osmolaridad, varían a lo largo del
día, en función de la situación fisiológica.
Osmolaridad de la Orina
Los sólidos en suspensión Totales en orina constituyen entre 24,8 a 37,1 g/kg. Los
macizo Urinarios se componen sobre todo de la materia orgánica, macizo en gran parte
volátiles. La Orina tiene una gran cantidad de nitrógeno, de fósforo, y de potasio. El
contenido del Nitrógeno en orina es alto, sobre todo en la urea, que compone el más de
50 por ciento de los ácidos orgánicos totales. Esto incluye la urea del metabolismo de
proteína, el sodio y el potasio que vienen de la comida. Los macizo Secos comprenden
así el 14-18 por ciento de nitrógeno, el 13 por ciento de carbón, y el 3,7 por ciento por
cada uno del potasio y del fósforo. La excreción más grande de estas substancias del
cuerpo está a través de orina.
El Nitrógeno en orina se excreta sobre todo como urea, con cerca de 11 g por el día
que es la excreción media del nitrógeno. Es lo más importante posible afectado por la
admisión dietética de la proteína, con una correlación de 0,91 que existe entre la
proteína en dieta y los componentes nitrogenados urinarios. El Cerca De 80 por ciento
de la ingestión dietética del nitrógeno es equilibrado por la excreción urinaria de pastas
nitrogenadas. La concentración Urinaria de la urea coloca a partir del 9 a 23 G/l.
Calcio en Orina
Una muestra urinaria normal de un adulto cerco durante 24 horas debe recibir un nivel
del calcio del magnesio 100 a 250.
Otros Iones
Otros grupos iónicos menos comunes en orina incluyen el amonio, los sulfatos de los
aminoácidos, y los fosfatos dependiendo de niveles de hormona paratiroides.
Caso clínico #3
Nefrología
Grupo #7
Una vez realizado el estudio, puede quedar obsoleto, al variar los criterios diagnósticos
con los que se llevaron a cabo los trabajos de esta investigación.
Aparentemente, en una primera mirada rápida, los resultados de los diferentes estudios
epidemiológicos no siempre son coincidentes. Pero es necesario tener en cuenta
diversos factores antes de comparar los resultados de unos estudios frente a otros.
Veamos un primer estudio llevado a cabo en Estados Unidos con 8.098 sujetos, en el
que se encontró que el 17,2% de la población había padecido algún trastorno de
ansiedad en el último año.
Referencia: Kessler RC, McGonagle KA, Zhao S, Nelson CB, Hughes M, Eshleman S,
Wittchen HU, Kendler KS. Lifetime and 12-month prevalence of DSM-III-R psychiatric
disorders in the United States. Results from the National Comorbidity Survey. Archives
of General Psychiatry 1994; 51: 8-19.
Otro estudio similar al anterior fue realizado en España, por Chocrón y colaboradores
(1995)
· Fobia social: sexo femenino, 18-29 años, educación baja, solteros, clase baja
http://dx.doi.org/10.4321/S1699-695X2014000100003
ORIGINAL
RESUMEN
Objetivo: Estimar la asociación entre síntomas depresivos y ansiosos con factores socio-
demográficos, académicos, conductuales y familiares entre estudiantes universitarios de
Cartagena, Colombia.
Diseño del estudio: Estudio transversal.
Emplazamiento: Universidad pública de Cartagena, Colombia.
Participantes: 973 estudiantes universitarios de Cartagena (Colombia), seleccionados a
través de un muestreo probabilístico.
Mediciones principales: Se utilizó un instrumento anónimo de auto-reporte que incluyó:
variables sociodemográficas (sexo, edad, estrato socioeconómico), el cuestionario de
cribado para ansiedad y depresión, cuestionario Goldberg (E.A.D.G), el APGAR familiar para
determinar la función familiar y otras preguntas que indagaban por factores asociados. Los
datos fueron analizados a partir de frecuencias y proporciones, razones de disparidad y
regresión logística nominal.
Resultados: La prevalencia de síntomas ansiosos y depresivos fue del 76,2% y 74,4%
respectivamente. Los factores asociados con síntomas ansiosos fueron: dificultades
económicas, problemas familiares y consumo de alcohol; los relacionados con síntomas
depresivos fueron: problemas familiares, dificultades económicas, ansiedad y antecedentes
familiares de ansiedad o depresión.
Conclusiones: La sintomatología de ansiedad y depresión fue alta en los universitarios,
siendo las dificultades económicas y los problemas familiares los factores que más
intervinieron para su aparición. Por lo tanto son necesarias las intervenciones que
modifiquen estos comportamientos en beneficio de la calidad de vida de estos jóvenes.
Palabras clave: Depresión. Ansiedad. Estudiantes. Factores de Riesgo.
ABSTRACT
Objective: To estimate the association between depression and anxiety symptoms and
socio-demographic, academic, behavioural and family factors among university students.
Design of the study: Cross-sectional study.
Sample setting: Public University of Cartagena, Colombia.
Participants: 973 university students of Cartagena (Colombia), selected by probability
sampling.
Main measures: An anonymous self-reporting instrument was used. It included: socio-
demographic variables (sex, age, socio-economic status), the screening questionnaire for
depression and anxiety, the Goldberg questionnaire (GDAS), the APGAR family test to
determine the family function and other test items which asked about associated factors.
The data obtained were analyzed using frequencies and proportions, disparity ratios and
nominal logistic regression.
Results: The prevalence of the depression and anxiety symptoms was 76.2% and 74.4%
respectively. The factors associated to anxiety symptoms were: economic difficulties, family
problems and alcohol consumption; the factors related to depression symptoms were:
family problems, economic difficulties, anxiety and family history of anxiety or depression.
Conclusions: Anxiety and depression symptomatology was high among university
students, being economic difficulties and family problems the most frequent factors causin
its onset. Therefore, specific interventions to modify these behaviours for the benefit of the
quality of life of these young people are required.
Keywords: Depression. Anxiety. Students. Risk Factors.
Introducción
Los trastornos mentales constituyen una prioridad en salud pública, dado que se encuentran
entre las causas más importantes de morbilidad en Atención Primaria 1. Investigaciones en el
campo de la salud mental han fijado su atención en la población universitaria, y diversos
estudios señalan que los trastornos depresivos y ansiosos en estudiantes universitarios
presentan una mayor tasa en comparación con la población general 2. Este aumento se debe
a que en el ambiente universitario se ponen a prueba competencias y habilidades para
alcanzar los objetivos durante el periodo de formación profesional, sometiendo
continuamente al estudiante a una gran carga de exigencias académicas, nuevas
responsabilidades, evaluaciones, realización de trabajos, algunas veces desarraigo, así como
presiones familiares, económicas y sociales, que al interactuar con factores identificados
como de riesgo para la presencia de ansiedad y depresión (como el sexo, antecedentes
familiares y personales de depresión, diagnóstico de enfermedad grave, muerte de un ser
querido, separación de los padres y el consumo de alcohol), pudieran causar eventualmente
un deterioro en su salud mental3,4.
A todo esto se suma el hecho de que muchos estudiantes de pregrado se encuentran en la
etapa de adolescencia tardía, fase de cambios físicos, psicológicos, socioculturales y
cognitivos que demandan del joven estrategias de afrontamiento, que le permitan
consolidar su identidad, autonomía y éxito personal y social 5; esta fase es importante para
el logro de comportamientos saludables, que disminuyan riesgos y prevengan el desarrollo
de trastornos clínicos durante la adolescencia y en el transcurso de la adultez 4. Sobre el
particular se ha encontrado que individuos con historias de depresión en la adolescencia
presentan un alto porcentaje de continuidad del trastorno depresivo mayor en la edad
adulta6. Aalton-Setala et al. realizaron un estudio que evaluaba las conclusiones de
investigaciones previas acerca de la continuidad de los trastornos afectivos en los
adolescentes, indicando cuáles síntomas depresivos reportados en esta población predecían
un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos y consumo de alcohol en la adultez temprana 7.
Comparado con los sujetos que no reportaban síntomas depresivos en la adolescencia, el
riesgo de presentar un trastorno depresivo en la adultez temprana (trastorno depresivo
mayor o distimia) o problemas psicosociales fue tres veces mayor para los que sí los habían
reportado; de igual forma, se asoció con una mayor ocurrencia de hospitalizaciones y
problemas de ajuste social e interpersonales, suicidio e insatisfacción con la vida7.
Datos del Segundo Estudio Nacional de Salud y Consumo de Sustancias Psicoactivas
muestran una prevalencia de depresión general en Colombia del 25,1%; con respecto a la
depresión leve, moderada y severa, sugiere que los jóvenes colombianos de entre 16 y 21
años muestran los más altos índices de depresión en comparación con otros de rangos de
edad diferentes, a excepción de la depresión severa en los hombres en el rango de 28 a 33
años8. Además, según la secretaría de Bogotá, en el año 2000 la tercera causa de muerte
en jóvenes de 14 a 26 años se debió a lesiones autoinfligidas intencionalmente (suicidios)
con un 7% del total de las muertes después de las agresiones violentas y los accidentes de
tránsito4.
El identificar problemas de salud mental y factores de riesgo en población universitaria es
de vital importancia para el desarrollo de su educación integral, formación como individuos
y como futuros profesionales, implicando un gran reto dentro de las instituciones
universitarias la identificación e intervención de estas problemáticas en búsqueda de un
mejora de la calidad de vida de los estudiantes y de los profesionales en formación.
Por todo lo anterior, el propósito de este estudio fue estimar la asociación entre síntomas
depresivos y ansiosos con factores socio-demográficos, académicos, conductuales y
familiares entre estudiantes universitarios de Cartagena (Colombia).
Sujetos y métodos
Estudio analítico de corte transversal, realizado en una universidad pública de la ciudad de
Cartagena (Colombia). El universo de estudio estuvo conformado por 8.740 estudiantes,
seleccionándose 973 a través de un muestreo probabilístico a fijación proporcional por
programa académico y nivel cursado. En cada nivel se realizó un muestreo aleatorio simple
con reemplazo al interior de los mismos, teniendo en cuenta el listado de asistentes al aula
de clase en el momento del muestreo, de acuerdo a un listado aleatorio obtenido por
computador. Cada sujeto elegible dentro de cada programa y nivel cursado tuvo la misma
probabilidad de hacer parte de la muestra de estudio, y esta probabilidad fue diferente
cuando estuvo relacionada con el tamaño de cada programa y de cada nivel en el que se
encontró matriculado el estudiante. Para el cálculo del tamaño de la muestra se utilizó el
programa EPI-INFO®, versión 3.5.1, con una confianza del 95%, error relativo del 3% y
frecuencia esperada para el evento de trastornos de ansiedad o depresión del 65% 9.
El estudio requirió que los participantes estuvieran matriculados en cualquiera de los
programas diurnos y presenciales de la universidad en el segundo periodo del año 2012.
Además, se pidió su consentimiento informado por escrito para el uso de la información con
fines científicos y demás aspectos soportados por las disposiciones internacionales:
declaración de Helsinki (modificación de Edimburgo 2000) y la normatividad para Colombia
(Resolución 8430 de 1993 del Ministerio de la Salud).
Para la recolección de la información, se aplicó un cuestionario ad hoc de auto-reporte anónimo
que contenía 58 preguntas de selección múltiple politómicas con única respuesta, diseñado desde la teoría y
evaluada su validez de apariencia por tres jueces expertos, teniendo en cuenta su pertinencia, suficiencia de las
categorías, plausibilidad, semántica, sintaxis y ordenamiento de los ítems. De igual forma, fue valorado a través de
una prueba piloto en una población con similares características. Un primer instrumento contenía la siguiente
información para el estudio de las posibles variables independientes con sus respectivas categorías: características
socio-demográficas como edad (adolescentes: ≤19 años; adulto joven: >20 años), sexo, estrato socioeconómico, tipo
de programa, nivel o ciclo académico, estado civil, tenencia de hijos, procedencia y ocupación. De igual forma, se
evaluaron otros aspectos relacionados con el rol del estudiante al interior de la institución universitaria como
rendimiento académico acumulado (deficiente: calificación <3,0; aceptable: calificación entre 3,0 y 3,8; bueno:
calificación >3,8), falta de tiempo para descansar (sí o no), dificultades económicas (presencia de escasos ingresos
económicos para el sostenimiento durante sus estudios: sí o no) y problemas en las relaciones con amigos, pareja o
cónyuge (sí o no), antecedentes personales de tratamientos psicológicos o psiquiátricos (sí o no), antecedentes
familiares de ansiedad y depresión (sí o no). Para el consumo actual de alcohol y consumo de riesgo, perjudicial o
dependencia al alcohol se utilizó la escala Alcohol Use Disorders Identification Test (AUDIT: punto de
corte 7 y 8 para mujeres y hombres respectivamente) 10,11. Así mismo, para el estudio de los
factores familiares fue usada la escala APGAR para la valoración de la función familiar (la
cual consta de cinco preguntas que se califican de 0 a 2: "casi siempre", 2 puntos; "a
veces", 1 punto; "casi nunca", 0; las puntaciones del APGAR se encuentran entre 0 y 10
puntos; puntuaciones entre 7 y 10 sugieren funcionalidad familiar; e inferiores a 7,
disfuncionalidad familiar) y el apoyo de amigos12.
Para la medición de las variables dependientes o de resultado (ansiedad y depresión) se
utilizó el cuestionario de Goldberg o E.A.D.G13 que consta de una escala de ansiedad y otra
para la depresión, totalmente independientes; sus elevados valores de sensibilidad y
especificidad13 han sido la gran motivación para que esta escala haya sido utilizada como instrumento de cribado,
tanto con fines asistenciales como epidemiológicos, y como guía de la entrevista clínica en el ámbito de la Atención
Primaria. Cada una de las sub-escalas se estructuran en 4 ítems iniciales de despistaje para determinar si es o no
probable que exista un trastorno mental, y un segundo grupo de 5 ítems que se formulan sólo si se obtienen
respuestas positivas a las preguntas de despistaje (2 o más en la sub-escala de ansiedad, 1 o más en la subescala de
depresión), siendo los puntos de corte ≥ 4 para la escala de ansiedad, y ≥ 2 para la de depresión13. La
consistencia interna (alfa de Cronbach) de la escala de ansiedad y depresión Goldberg
(EADG) fue de 0,86; 0,81 para la sub-escala de ansiedad y 0,77 para la de depresión.
El análisis de la información se realizó con ayuda del programa para Windows STATA® 12.0
(Stata Corp LP, College Station, TX, EE.UU.), teniendo en cuenta los factores de expansión
correspondientes al diseño muestral utilizando la rutina "syv". Los datos fueron analizados a
partir de estadística descriptiva, con el uso de medias, desviaciones estándar, frecuencias
absolutas y relativas. Se estimaron por proporciones las ocurrencias de síntomas ansiosos y
depresivos, al igual que los factores sociodemográficos, académicos, conductuales,
familiares y sociales. Para el análisis bivariado se utilizó la prueba c 2 de Pearson, y como
medida de asociación la razón de disparidad (Odds Ratio), con intervalos de confianza del
95%. Para efectos descriptivos de conocer la probabilidad o riesgo de sufrir un trastorno
depresivo o ansioso, se realizó un análisis múltiple de regresión logística nominal, con la
inclusión en los modelos de las variables que mostraron probabilidades menores a 0,10; se
conformaron modelos a partir de la exclusión de cada una de las variables en un proceso
de pasos hacia atrás según las recomendaciones de Greenland 14.
Resultados
En el presente estudio participaron 973 estudiantes universitarios con edades
comprendidas entre 18 y 35 años, con un promedio de edad 21 años (DE=2,6). Las
características sociodemográficas de los participantes se observan en el tabla 1.
Factores relacionados
• Académicos: Al evaluar el contexto académico logrado por los estudiantes durante el
transcurso de su carrera, el 86,1% se encuentra con un promedio académico de 3,0 a 3,9
(promedio Aceptable); el 40,4% no cuentan con suficiente tiempo para descansar; el 92,6%
refirió tener una buena relación con sus compañeros; y el 48% presentan dificultades
económicas.
• Familiares: El 63,9% de los estudiantes presentaban familias disfuncionales según APGAR
familiar, y solo un 7,4% de los sujetos no contó con soporte de amigos.
• Conductuales: El 47,7% manifestó presentar problemas familiares, el 33,1% reportó
problemas con la pareja, el 41,2% ha tenido familiares con antecedentes de ansiedad o
depresión y el 11,7% de los estudiantes se encuentra recibiendo tratamiento psicológico o
psiquiátrico. Frente al consumo de alcohol, se encontró que el 65,1% son consumidores
actuales; el consumo de riesgo, perjudicial o riesgo de dependencia de alcohol con la escala
AUDIT fue del 18,4%, donde el 13% correspondió a consumo perjudicial y el 5,4% a riesgo
de dependencia de alcohol.
Factores asociados a la sintomatología de ansiedad
La tabla 3 muestra el análisis bivariable y el modelo de regresión logística nominal entre la
sintomatología de ansiedad y diversos factores. Con estimadores crudos, se observaron
asociaciones estadísticamente significativas entre la sintomatología de ansiedad y las
dificultades económicas, presencia de problemas familiares y el consumo actual de alcohol.
El modelo que mejor explica la presencia de sintomatología de ansiedad fue el conformado
por los siguientes factores: dificultades económicas y consumo actual de alcohol (c 2= 27,1;
p=0,000).
Discusión
Los hallazgos de esta investigación muestran una alta prevalencia de síntomas de ansiedad
y depresión en jóvenes universitarios de Cartagena, incluso mucho mayor que la reportada
9,15-17
por estudios nacionales e internacionales . Sin embargo, esto no es una evidencia
de diagnóstico formal de ansiedad y depresión, pero sí sugiere que un nivel significativo de
estudiantes muestran niveles patológicos o distrés psicológico. Además, cabe aclarar que las
diferencias entre las prevalencias reportadas por los estudios no son del todo comparables,
ya que utilizan diferentes instrumentos de cribado para ello. Estas cifras diferentes
comparadas con otros países pueden deberse al contexto socioeconómico y político
colombiano, caracterizado por altos índices de desempleo, violencia y pobreza,
incertidumbre laboral y pocas expectativas ocupacionales4,18.
Con respecto al sexo, si bien se presentaron más mujeres que hombres con test positivo
para síntomas de ansiedad y depresión, estas diferencias no fueron estadísticamente
significativas, en contra de lo encontrado por autores nacionales 15,16,19 e internacionales9,20.
Sobre el particular en la literatura se han identificado un conjunto de factores que pueden
explicar el predominio femenino en los trastornos de ansiedad y depresión, así como las
diferencias entre los sexos de la presencia de otros trastornos psiquiátricos 21, como la
influencia de factores socioculturales (mayor disposición y facilidad de la mujeres a reportar
y admitir sentimientos depresivos y ansiosos y la multiplicidad de roles en la familia) 9,19,20,
biológicos (predisposición genética, hormonas sexuales, reactividad endocrina frente al
estrés, sistemas de neurotransmisión y determinantes neuropsicológicos) 20 y la forma de
expresión de los trastornos depresivos en los hombres 16,20. Sin embargo, existe acuerdo en
considerar que los factores psicosociales y socioculturales no pueden explicar todas la
diferencias entre ambos sexos, y dada la concordancia en los hallazgos en los diferentes
grupos culturales, se podría concluir que las diferencias de sexo en las incidencias de los
trastornos psiquiátricos son en gran parte psicobiológicas21. De allí que Dalla y Shors
resalten la importancia de reconocer cuáles de los factores explicativos de las diferencias
entre los sexos son de naturaleza biológica y cuáles de naturaleza social y, por ende, cuáles
son inmutables y cuáles no21,22.
Dentro de los factores que se asociaron con la sintomatología de ansiedad y depresión
estuvieron las dificultades económicas y problemas familiares; estos dos factores se
relacionan entre sí, toda vez que las privaciones económicas generan estrés, que a su vez
crea un ambiente emocional desfavorable en el hogar, percibiendo los adolescentes un
ambiente negativo, caracterizado por carencia de recursos básicos para su desarrollo; esta
dificultad disminuye la capacidad de los padres para proveer apoyo económico y
estimulación cognitiva y emocional a sus hijos, limitando el ajuste adecuado ante las
actividades y demandas, reduciendo las oportunidades de interacción social satisfactoria y
adquisición de habilidades para el adecuado enfrentamiento a situaciones problemáticas, las
cuales se han asociado como un elemento estructural en la relación con pares y la presencia
,23,24
de depresión4 . A su vez, las condiciones de privación económica o pobreza pueden
favorecer a la aparición de depresión en los padres, ocasionando conflictos maritales y
problemas con los miembros de la familia24. La familia es el centro primario de socialización
del individuo, en el cual se exponen los modelos a seguir a través de la observación
constante del comportamiento de los padres y formas de relación social establecidas por el
grupo familiar con los otros grupos. El apoyo familiar implica entonces un intercambio
recíproco y voluntario de recursos, habilidades y servicios para un beneficio mutuo; cuando
la demanda de apoyo familiar, ya sea de tipo económico, de cooperación o de afecto,
supera las posibilidades que ofrece el grupo familiar, el joven puede volverse vulnerable
ante las situaciones que le exigen esfuerzo y se le dificulta aceptar los retos, su estado de
ánimo puede deprimirse y afectar su desempeño social o académico4,24, situación que es
consecuente con los resultados de este estudio y los resultados de Álvarez et al., quienes
indican que ciertos elementos del clima familiar, la relación entre padres e hijos y los
recursos afectivos dentro del sistema familiar, están relacionados con la sintomatología
depresiva en adolescentes25.
De igual forma, el poseer antecedentes familiares de ansiedad o depresión se asoció con el
riesgo de sufrir de trastornos depresivos en los jóvenes, resultado coincidente con otros
estudios que demuestran esta asociación15,24; Téllez et al.26 afirman que algunas formas de
depresión son genéticas, lo que indica que alguna vulnerabilidad biológica pueda heredarse.
Sin embargo, en este estudio también se pudo observar que estos síntomas se presentaron
en personas que no tienen antecedentes de depresión, pudiendo sugerir que la variabilidad
genética no es un factor determinante en la aparición de la misma. Ahora bien, con respecto
a los antecedentes familiares de depresión, los parentescos más relacionados corresponden
a los padres; Schramm et al. observaron que el trastorno aparece en los parientes de
primer grado de pacientes depresivos con una frecuencia de 1,5 a 3 veces mayor que en la
población general27. A su vez, Gelfand y Teti afirman que, particularmente cuando el
miembro de la familia afectado es la madre, esta asociación puede deberse a predisposición
genética o a otros comportamientos maternales que frecuentemente acompañan los estados
depresivos como inactividad, inconsistencia en la disciplina e intromisión 24,28.
En este estudio el factor que más se asoció con la presencia de sintomatología depresiva fue
la presencia de síntomas de ansiedad. Watson et al. concluyeron que numerosos estudios
han demostrado que las escalas de auto-reporte de ansiedad y depresión están altamente
correlacionadas, sugiriendo de esta manera que evalúan el mismo constructo. Además,
afirman que los síntomas ansiosos y depresivos co-ocurren en la mayoría de los pacientes y
que la mitad de las personas con diagnóstico de ansiedad o depresión presentan co-
morbilidad en cuanto al síndrome clínico completo29. Otros estudios reportan la estrecha
relación entre ansiedad y depresión, fundamentalmente en el análisis de las bases
fisiológicas común de las mismas, las cuales se sustentan en investigaciones que ha
encontrado que la respuesta de ansiedad y depresión comparten características funcionales
como hiperactividad de la amígdala y un déficit de control del córtex pre-frontal; los
neurotransmisores implicados y los antidepresivos utilizados en el tratamiento parecen ser
los mismos de la respuesta de ansiedad y depresión30.
En razón al diseño de estudio y los criterios de determinación de la ansiedad y depresión,
este estudio no permite dar un diagnóstico definitivo de trastornos de ansiedad y
depresión, sino su exploración a partir de su sintomatología, pues el cuestionario de
Goldberg solo se utiliza para cribado. Gracias a la utilización de procedimientos, métodos y
escalas de valoración válidos y confiables se garantiza la utilización de esta información en
el contexto en el que fueron aplicados, permitiendo hacer una aproximación a la
problemática de salud mental de los jóvenes universitarios de Cartagena, siendo utilizados
en pro del mejoramiento y bienestar psicosocial de sus educandos y de los profesionales en
formación. Sin embargo, dada la alta prevalencia es preciso hacer un estudio más
exhaustivo, el cual incluya entrevistas psiquiátricas para determinar el diagnóstico de
ansiedad y depresión y diferenciarlo así de un posible estado de desmoralización, el cual
comparte características con la depresión.
Universidad de San Carlos de Guatemala
Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Area Curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo Año - Unidad Didáctica de FISIOLOGÍA
CICLO ACADÉMICO 2017
Caso clínico: #3
Grupo 7
201600461
Licardié Jerez, Dennisse Stephanie
Resumen El presente estudio tuvo como objetivo evaluar la relación existente entre la
ansiedad, depresión y afecto negativo sobre la salud en una muestra no representativa
de 163 estudiantes universitarios de la Universidad de Jaén. La edad de los
participantes está comprendida de 18 a 22 años. Según la hipótesis que se estableció
como punto de partida del estudio, cuanto mayor sea la puntuación obtenida en
ansiedad, depresión y afecto negativo, menor será la puntuación que se obtenga en
salud, y en consecuencia peor será el pronóstico o estado de salud. En la realización
de este trabajo se aplicaron los cuestionarios BDI, PANAS, STAI y SF-36. El estudio de
metodología descriptivo correlacional, reveló resultados significativos para algunas
dimensiones de salud, de manera que conforme aumentaban los niveles de las
variables medidas se obtuvieron peores resultados de salud. Destacaron las
dimensiones: Vitalidad, Función Social y Salud Mental.
Palabras Clave: ansiedad, depresión, afecto negativo, salud, estudiantes universitarios.
Introducción
En las últimas décadas, numerosas investigaciones se han centrado en el estudio de la
Ansiedad y la Depresión, no sólo por los altos índices de prevalencia, sino también con
la intención de determinar los factores predisponentes para poner en marcha planes de
acciones preventivas y reducir su aparición en la población y con ello lograr una mejora
en la calidad de vida de la misma. Se han realizado múltiples estudios enfocados en
analizar factores como la edad, las influencias psicosociales, el procesamiento
cognitivo y/o las características individuales de personalidad (Agudelo, Spielberger, &
Buela-Casal, 2005; Calvete, 2005; Nettle, 2004; Spielberger & Reheiser, 2003).
Método
La muestra se compone de 163 estudiantes de Primero de Psicología de la Universidad
de Jaén, de los cuales 127 fueron mujeres y 36 hombres. La edad de los participantes
estuvo entre 18 y 22 años con una media de 19,1 y una desviación típica de 1,98. Los
estudiantes aceptaron participar voluntariamente en esta investigación después de
recibir información sobre su propósito y el respeto a los principios de confidencialidad.
Los resultados que se presentan a continuación muestran la relación entre las variables
de Ansiedad (Estado/Rasgo), Depresión y Afecto Negativo con el estado de salud,
medido éste en las siguientes dimensiones: Función Física, Rol Físico Dolor Corporal,
Salud General, Vitalidad, Función Social, Rol Emocional, Salud Mental, Evolución de
Salud, Componente Físico y Componente Mental. El análisis de datos se llevó a cabo
mediante el coeficiente de correlación de Pearson, pudiéndose observar los datos
obtenidos y el nivel de significación en la tabla 1. Analizando los resultados, se percibe
que en cuanto a la Ansiedad Estado (STAI-E) correlaciona de manera positiva
significativamente con las dimensiones: Vitalidad, Salud Mental, y Componente Mental,
lo cual indica que a mayor puntuación de Ansiedad Estado peor estado de salud en
dichas dimensiones. En cuanto a la Ansiedad Rasgo (STAI-R), correlaciona de manera
positiva significativamente con las dimensiones de salud: Vitalidad, Función Social, Rol
Emocional, Salud Mental y Componente Mental, dichas relaciones indican que a mayor
puntuación de ansiedad rasgo, peor estado de salud en esas dimensiones. Por otro
lado, en referencia a la Depresión, encontramos correlaciones de manera positiva
significativas únicamente con las dimensiones: Salud Mental y Componente Mental, lo
cual indica de la misma manera que ocurre con la Ansiedad, que a mayor puntuación
de Depresión menor puntuación en salud o lo que es lo mismo, peor estado de salud.
Grupo 7
201516920
Juan Jose Samayoa Morales
INTRODUCCIÓN
La carrera de medicina es una de las más demandantes, esto no sólo debido a su
duración sino también a las exigencias académicas implicadas. Se ha encontrado que
en los estudiantes que acuden a la facultad de medicina la perturbación emocional es
mucho más alta que en la población general, lo que fue demostrado en un estudio en
Universidades Británicas en las cuales la prevalencia de estrés fue de 61.4 %.
El estrés es una respuesta funcional, que permite que el organismo pueda adaptarse a
situaciones de demanda física o psicológica. La autopercepción de estrés aparece en
las personas cuando estas no creen tener las destrezas necesarias para afrontar una
situación de-terminada [2]. De esta manera, niveles altos y mantenidos de estrés
intervienen en la etiología de numerosas patologías, tales como las enfermedades
cardiovasculares o el aumento de la incidencia de infecciones virales [3].
El estrés también aumenta la comorbilidad psiquiátrica entre el personal médico. Una
situación percibida como estresante activa el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal, uno
de cuyos productos finales es el cortisol plasmático. Se ha demostrado que este
marcador bioquímico es particularmente sensible al estrés crónico [4]. Los estudiantes
de medicina por lo general tienen rasgos de personalidad perfeccionista [5], lo cual es
de suma importancia ya que los hace más vulnerables a padecer cambios psicológicos
debido la variedad de situaciones relacionadas con el estrés que experimentan, ya
sean estas atribuidas a la relación con los profesores, al ambiente competitivo entre
compañeros o asociadas a la carga horaria de estudio [6].
Los altos niveles de estrés tienen un efecto negativo en las funciones cognitivas y en
el aprendizaje pudiendo llevarlos al síndrome de Burnout [7], que ha demostrado ser
muy común no sólo en estudiantes sino también en profesionales de la medicina,
llegando a una prevalencia del 45 % en estas personas en Europa [8]. Este síndrome
está caracterizado por despersonalización, cansancio emocional y una baja
percepción de logro personal académico. Lo que está asociado a una deficiencia en la
atención de los pacientes y a cometer errores médicos [9]. Se ha demostrado en un
estudio en Suiza que en los estudiantes de medicina no sólo aumenta el estrés sino
también la depresión, y que esta es más prevalente en mujeres, lo que concuerda con
la alta tasa de depresión en mujeres en la población general [10].
Conscientes de que el estrés resulta problemático y debido a que no se conocen
reportes previos en los que se pueda determinar la prevalencia de este en la Facultad
de Medicina de la Universidad del Azuay, se abarcó el tema desde una perspectiva
académica, ya que no solo afecta la salud de los estudiantes sino también a sus logros
académicos. El objetivo principal del presente estudio fue comparar la calidad de vida
y los niveles de estrés en los estudiantes que se encontraron cursando el primero y
quinto ciclo de la Facultad de Medicina de la Universidad del Azuay.
La hipótesis fue que el estrés y la calidad de vida del estudiante de primero y quinto
ciclo influyen en el rendimiento académico, siendo estos niveles de estrés mayores en
los estudiantes de ciclos superiores (quinto ciclo) con respecto a los que recién se
inician en la carrera universitaria (primer ciclo).
MATERIALES Y MÉTODO
De los 60 estudiantes de primer ciclo, 17 fueron excluidos del estu-dio debido a que no
cumplían con los criterios de inclusión, de ellos, 15 se encontraban matriculados por
segunda vez en la materia de morfología y 2 estudiantes se negaron a participar. En
cuanto a los estudiantes de quinto ciclo, 5 estudiantes no formaron parte de la
investigación debido a que 3 de ellos no aceptaron, 1 estudiante se encontraba en
estado de gestación y otro realizaba actividades laborales con remuneración por lo
que aportaba económicamente a su familia.
A todos los estudiantes se les explicó la naturaleza y el objetivo de la investigación,
luego de la aceptación verbal para participar se les solicitó firmar un consentimiento.
No se consideraron elegibles a quienes estuvieron en tratamiento con fármacos que
pudiesen modificar los valores normales de cortisol (Anticonceptivos orales,
Hidrocortisona y Espironolactona) [11].
Se obtuvieron valores de variables cuantitativas (cortisol sérico) y cualitativas
(resultados de test) y de esta manera se analizó si los niveles de estrés y la calidad de
vida influyeron en el desenlace académico mediante la comparación de notas al
terminar el ciclo.
Para la medición cuantitativa de cortisol en suero se utilizó el “IM-MULITE 1000
Cortisol” que es un inmuoensayo enzimático quimio-luminiscente competitivo en fase
sólida. El rango de normalidad establecido para los valores de cortisol circulante según
los parámetros de recomendación del método fue de 5-25u µg/dl (valoración diurna).
Se definió que los estudiantes tuvieron estrés cuando el valor de cortisol plasmático
fue mayor al límite superior del rango de normalidad en la dosificación. Habitualmente,
el cortisol tiende a aumentar y disminuir a lo largo del día debido al llamado “patrón de
variación diurno”, mismo que se repite en un ciclo de 24 horas. el pico máximo de
secreción de esta hormona tiene lugar entre las seis y ocho de la mañana “pico
matutino” mientras que entre las diez y doce de la medianoche los niveles de cortisol
disminuyen notoria-mente, razón por la cual, las muestras fueron obtenidas a las 8am
[12-13].
Se tomaron dos muestras de sangre para dosificar el cortisol plas-mático y sus valores
fueron comparados entre sí. La primera mues-tra se obtuvo en días escogidos al azar
sin guardar relación con la rendición de exámenes de los estudiantes. La segunda
muestra se obtuvo en los días 31 de enero de 2014 (alumnos de primer ciclo) y 5 de
febrero de 2014 (alumnos de quinto ciclo), tiempo en el que rindieron sus exámenes
finales [14-15].
Se aplicó el test de Estilo de vida (Cuestionario sobre Calidad de Vida: Satisfacción y
Placer, Quality of Life Enjoyment and Satisfac-tion Questionnaire Q-LES-Q). Se
elaboró una base de datos con el software Statistical Package for the Social Sciences
(SPSS) v.19. Las variables cualitativas: Calidad de vida y desenlace académico se
analizaron con estadística descriptiva mediante las pruebas Chi - cuadrado (χ2) y
exacta de Fisher. El cortisol sérico al ser una variable cuantitativa fue analizada
mediante la comparación de medias con la prueba “t” para muestras independientes y
se realizó un análisis de significancia de los resultados obtenidos mediante el valor de
p cuyo punto de corte fue ˂0.05.
RESULTADOS
Se evaluaron 78 estudiantes, 43 fueron de primer ciclo y 35 de quinto ciclo. La calidad
de vida fue catalogada como buena en un 27 % de estudiantes. La media de cortisol
inicial fue 9.88 ±3.35 µg/dl en alumnos de primer ciclo y 14.88 ±7.09 µg/dl en los
alumnos de quinto (p: ˂0.05). Luego del periodo de exámenes, la media de cortisol
llegó a 14.36 ±5.43 µg/dl en alumnos de primer ciclo y 18.23 ±5.83 µg/dl en los alumnos
de quinto (p: ˂0.05). Dos personas reprobaron primer ciclo, sin embargo ninguno de
ellos tuvo valores de cortisol para determinar la existencia de estrés. Se encontraron
diferencias significativas entre los valores de cortisol obtenidos antes y después del
período de exámenes. No se demostró asociación entre el desenlace académico y los
resultados del cuestionario Q LES Q en rela-ción a los niveles plasmáticos de cortisol
(Fisher ˃0.05).
CONCLUSIÓN
Al término de esta investigación se obtuvieron importantes conclusiones: se determinó
que una calidad de vida regular sumada a los niveles de incrementados de estrés
(cortisol), no son factores ligados a un desempeño académico negativo por parte del
estudiante. Se comprobó que los niveles de cortisol sérico se presentaron mucho más
elevados en los alumnos de quinto ciclo a diferencia de quienes cursan primer ciclo y
se evidenció un aumento representativo del mismo cuando los estudiantes fueron
sometidos a un factor estresante como lo fue su semana de exámenes, sin encontrar
diferencia significativa en cuanto al sexo.
Universidad de San Carlos de Guatemala
Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Area Curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo Año - Unidad Didáctica de FISIOLOGÍA
CICLO ACADÉMICO 2017
Caso clínico: #3
Grupo 7
201407654
Candy Josselyn Leal García
Una vez realizado el estudio, puede quedar obsoleto, al variar los criterios diagnósticos
con los que se llevaron a cabo los trabajos de esta investigación.
Aparentemente, en una primera mirada rápida, los resultados de los diferentes estudios
epidemiológicos no siempre son coincidentes. Pero es necesario tener en cuenta
diversos factores antes de comparar los resultados de unos estudios frente a otros.
Una vez tenidos en cuenta estos factores nuestras comparaciones serán mucho más
acertadas y comenzaremos a encontrar muchas más coincidencias que las que
encontrábamos en un primer momento.
Un primer estudio llevado a cabo en Estados Unidos con 8.098 sujetos, en el que se
encontró que el 17,2% de la población había padecido algún trastorno de ansiedad en
el último año.
Un 8,8% de la población ha tenido en el último año de su vida uno de los trastornos de
ansiedad más frecuentes, generalmente no muy invasivo, la fobia simple. Otro 7,9% de
la población ha tenido un trastorno de ansiedad mucho más discapacitante, la fobia
social. El 2,3% de las personas ha tenido ataques de pánico. Un 2,8% ha desarrollado
agorafobia sin pánico. Y se encuentra que el 56% presenta más de un trastorno de
ansiedad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
20. Hernando avendaño, H.A. Nefrología Clínica. (3ra ed.). Madrid: Editorial Médica
Panamericana SA; 2008. (Jimena Fernández)