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SOBRE El C O N C E P T O DE I R O N Í A

que no somos nada, Dios se ha entregado a la· nada para que pudié­
ramos dejar de ser nada. Si Solger quiere ver en esto el amor de
Dios, también en este caso faltan las. determinaciones intermedias,
pues el concepto de creación debe siempre estar dado para que el
amor de Dios no resulte ser amor de sí mismo. Solger utiliza luego
expresiones aun más concretas, diciendo·que· Dios·se ha sacrificado
y aniquilado su nada y matado su muerte. Pues bien, esto hace pen­
sar en la reconciliación, en la negación de· la finitud, en el retorno a
Dios y en Dios. Pero puesto que antes se ha dicho que Dios se ani­
quila a sí mismo al existir en nuestra finitud, obtenemos la misma
expresión para la creación y para la reconciliación. No parece fácil
entender,.además, qué quiere decir que Dios se sacrifica tan· pronto
como se lo aclara diciendo que «aniquila su nada». Pero la confu­
sión resulta aún mayor cuando nos enteramos de que lo Nichtige es
en nosotros lo divino; somos lo Nichtige, de hecho, pero ¿cómo
puede lo Nichtige en nosotros (con lo cual parece indicarse que hay
en nosotros alguna otra cosa que no es lo Nichtige) ser lo divino?
Finalmente se señala que nosotros mismos podemos conocer lo
Nichtige en nosotros. Si con esto quiere decirse que nosotros mis-
348 mos podemos negarlo mediante ese conocimiento, I es obvio que te­
nemos aquí·un concepto pelagiano de la reconciliación515.
Aquello que Solger parece entrever en todo este análisis es la
negación >de la. negación que contiene en sí la verdadera afirmación.
Pero puesto’ qué el'razonamiento no ha alcanzado su pleno desarro­
llo,; la primera negación encaja erróneamente con. la segunda y no
se obtiene como resultado la verdadera afirmación. Hegel percibió
esto con total claridad, y por eso observa de manera explícita (p.
470)516; ¿ as eine M ai s'in¿ w [r ¿ arm als das Nichts (was das Böse
ist) vorausgesetzt, dann ist auch wieder von Gott der harte, abs­
tráete Ausdruck- gebraucht, daß er sich venichte, also er es sey, der
sich als das Nichts setze, und zwar, damit wir seyen, und darauf
heißt das Nichtige in uns selbst das Göttliche, insofern wir es näm ­
lich als das Nichtige erkennen [«en un caso se presupone que noso-
. tros somos la nada (que es el mal); luego vuelve a usarse también
respecto de Dios la severa y abstracta expresión según la cual él se
aniquila, que es él, entonces, el que se pone como la nada justamen­
te para que nosotros seamos, y a continuación se dice que lo Nich­
tige es en nosotros mismos lo divino, esto es, en la medida en que
nos reconocemos como lo Nichtige»]. -
Si tuviese que dar al lector una idea acerca de la perspectiva de
' Solger tan fiel como fuese posible en atención a su concepto favori­
to de la ironía, diría que, en definitiva, Solger'transforma la exis­
tencia de Dios en ironía: Dios no cesa de verterse en la nada, se re­
trae, vuelve a verterse y así sucesivamente, divino pasatiempo que,

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