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76. LA PALABRA

MEGA CONGRESO GEV

IRACI

13/02/10

La Fazenda ya vivió esto, sino ustedes no estaban aquí hoy. No


estarían dando la vida en los Grupos de Esperanza Viva, dando la
vida. Pero aun así, como es tan importante vivir la Palabra en los
Grupos GEV, nosotros vimos de hacer un tema sobre la Palabra.
Porque nosotros podemos elegir vivir de dos formas: o vivimos de
acuerdo a las circunstancias, de acuerdo con lo que viene en nuestros
corazones o vivimos de acuerdo con las palabras de Dios. Y ésta, es
una elección profunda que cada uno de nosotros debe hacer, una
elección con la voluntad. Porque no siempre tenemos el deseo de
renunciar a lo que pensamos, sentimos, para preguntarnos qué es lo
que podemos vivir de la Palabra de Dios. Y cuando hacemos esto es
una vida diferente.

Cada uno logró cambiar para estar hoy aquí y dar pasos, porque vivió
la Palabra, porque en el fondo hizo esta elección, entre vivir su propia
voluntad y vivir la voluntad de Dios, vivir su Palabra.

En estos días hemos pensado mucho en la Palabra como una semilla.


La Palabra es una semilla. Como una semilla da árboles, plantas, da
de todo y no sabemos cómo es de pequeñita. También en la Palabra
está todo lo que Dios quiere, como él quiere que seamos, que
vivamos, todo el designio de Dios sobre nosotros.

Si nosotros lanzamos la Palabra en cada momento nosotros también


producimos en el otro, cosas extraordinarias que nosotros no
sabemos qué es. Entonces, la Palabra de Dios es una semilla y es una
semilla que si cae en la tierra, da frutos. El mismo Jesús dice que ella
no cae en la tierra y no vuelve para el cielo sin no haber producido
frutos. Entonces, vivir la Palabra es una cosa que hace la diferencia
en nuestra vida. Si nosotros vivimos haciendo nuestra voluntad,
nosotros tenemos frutos de nuestra voluntad que es limitado. Si
nosotros vivimos la Palabra de Dios, vamos a tener frutos de Palabra
de Dios. Y nosotros ni logramos imaginar los frutos que produce.
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Por ejemplo, hoy la Obra, es tan grande, porque hubo personas que
vivieron la Palabra. Si nosotros miramos la vida de Frei, él vivió la
Palabra, de una manera muy radical. Cuando él dejó su tierra,
cuando dejó a su familia, cuando él vino a vivir a un pueblo diferente,
cuando él obedeció, ayer él nos hablaba de esto y vino para
Guaratinguetá.

Después si vemos la vida de Nelson, también. ¿Por qué Nelson, ayudó


en esta obra del modo como él lo hizo? Porque él vivió la Palabra. Él
podía hasta haber pasado delante de esa esquina, como todos
nosotros pasamos delante de una esquina. Pero, él se recordó de la
Palabra en aquel momento, “me hice débil con los débiles” y se
acercó y como era Palabra de Dios, tuvo un fruto que permanece
hasta hoy.

Si Lucy no hubiese dejado su familia, el novio, la lavandería, hoy


quizás no tendría la misma vida que tiene. Si yo hubiese tenido miedo
de dejar a mi mamá, si hubiese quedado con ella, hoy ella ya murió,
yo estaría sola. Pero si nosotros vivimos la Palabra que Dios nos pide
a cada uno en el corazón.

Ayer cuando Monseñor Bernardino hablaba del celular, si nosotros


tenemos el celular encendido, nosotros sentimos cuando Dios nos
pide alguna cosa, cuando él nos da la oportunidad de vivir la Palabra.
Si todos los días de mañana, nos levantamos y decimos: “Hoy yo
quiero vivir la Palabra”, Dios nos va a dar muchas oportunidades para
vivirla. Si nosotros estamos en el momento presente, está con el
celular encendido como Monseñor Bernardino hablaba ayer, nosotros
vamos a oír cuando él hable y vamos a vivir.

Y viviendo la Palabra nosotros ni logramos imaginarnos los frutos que


pueden suceder. Hoy, cuando veo al Grupo Esperanza Viva, ayer
César decía que son cerca de 100 Grupos de Esperanza Viva.
Entonces, ¿es fruto de qué? Alguien vivió la Palabra, alguien actualizó
esa gracia que Dios dio para la Fazenda y da para los Grupos de
Esperanza Viva. ¿y cómo es que la actualizó? Viviendo. Alguien fue
capaz de un día domingo, dejar la familia, enfrentar incomprensiones,
gastar su dinero, para ir y hacer que comience a funcionar un Grupo
de Esperanza Viva. Alguien logro vencer el desánimo a no creer que
no va a tener personas, creyendo en la Palabra de Dios, él fue y dio
vida a un Grupo de Esperanza Viva. Es así como logramos dar vida a
lo que Dios nos pide. Es así como la Palabra de Dios es sembrada en
todas partes.
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Cuando nosotros pensamos en los Grupos de Esperanza Viva,


nosotros pensamos que el Grupo Esperanza Viva, lleva esta vida de la
Palabra al mundo, porque nosotros vivimos aquí, dentro de la
Fazenda. Nosotros vivimos aquí. Sembramos la Palabra aquí. Ahora
por la comunicación, sembramos en muchos lugares. Pero, ustedes
van personalmente a sembrar. Ustedes son Fazenda de la Esperanza
donde sea que ustedes estén. Ella está dentro del corazón de
ustedes, porque la Fazenda es la Palabra. Es la Palabra vivida.

Si ustedes van a los grupos, llevando ya la palabra vivida en el día a


día y vive con ellos la Palabra de vida, ustedes son la Fazenda, en
todo el mundo. Y la Fazenda va a llegar, ya llegó en tantos lugares y
va a llegar mucho más, porque vivimos la Palabra. La Palabra tiene
una fuerza que nosotros no creemos que ella exista.

Si creyéramos, viviríamos con más fuerza la Palabra de Dios. Y a


veces en la simplicidad. Hoy por ejemplo, mientras esperamos,
mientras tenemos que esperar alguna cosa, a veces esperar un Bus,
a alguien que llegue, que suceda alguna cosa, podemos: juzgar,
enojarnos, quedar impacientes, lanzar fuera tantas cosas lindas que
tenemos dentro o podemos amar.

Hoy, por ejemplo, yo tuve que esperar también. Ahí comencé a


inquietarme y ahí que es lo que yo pensé en hacer. Fui a lavar loza
mientras tenía que esperar, porque sucedieron muchas cosas esta
mañana en casa y fui a lavar loza, fui adelantando algo colocando las
maletas en el auto. Entonces, tú puedes elegir en todo momento, si
tú vives la Palabra o si tú das razón a lo que está dentro de ti, que
muchas veces es más fácil.

Pero, si conseguimos vivir la Palabra ¿qué sucede? Conseguimos


tener una vida verdadera, que nos realiza, que nos hace felices. A
veces delante de una cosa que nos molesta, tenemos la tendencia a
quedar reclamando, a quedar angustiados ¿Qué nos ayuda a dar el
paso? La Palabra. ¿Cuántas veces Jesús habla en el Evangelio del
perdón? Y si perdonamos, experimentamos inmediatamente la
alegría, experimentamos el poder recomenzar y con esto liberamos a
la otra persona también, que nos puede haber hecho alguna cosa
mala. El perdón es una palabra para vivir que en mi vida ha sido fruto
de vivir otras palabras. A veces cuando vivimos en las pequeñas
cosas la Palabra, podemos llegar al perdón. Muchos dicen que el
perdón es una palabra difícil de vivir, amar a los enemigos es una
palabra difícil de vivir y nosotros tenemos que vivir todas. No existe
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en ninguna parte que podemos dejar de vivir alguna palabra.


Entonces, el perdón también es una palabra para vivir. Y nosotros
conseguimos hacer las cosas cuando somos fieles en las pequeñas.

Por ejemplo, yo me recuerdo que en una oportunidad enfrente una


crisis muy fuerte con una persona y ella conmigo. ¿Y qué sucedió?
Para poder llegar a un perdón verdadero, recomenzar una relación de
nuevo delante de Dios, fuimos fieles en las pequeñas cosas. De
continuar una arreglando la cama de la otra, una preparando el café
para la otra y en esta fidelidad a la palabra en las pequeñas cosas,
conseguimos perdonarnos la una a la otra.

Entonces, vivir la Palabra nos ayuda a perdonar. Después lo que nos


hace dejar de vivir la Palabra, son los dolores. Y también vivir la
Palabra nos ayuda a asumir los dolores. ¿Por qué? Cuando tenemos
algún dolor por muy grande que él sea, la muerte de alguien, una
traición, son tantos los dolores que existen y que no tenemos la
manera de evitarlos en nuestra vida, vivir la palabra ayuda. Porque
quien vive la Palabra no se detiene, y cuando no nos detenemos,
cuando no paramos, las cosas no influyen en nuestro corazón, el mal
no influye en nosotros, la rabia, lo que nos puede herir, no influye.
Porque el amor va purificando nuestro corazón. Entonces, no
paramos en las dificultades y amamos en las pequeñas cosas, ama en
aquel que nos pide algo, a veces son cosas pequeñas, pero
permanecemos fieles y así logramos asumir los dolores. Porque no
quedamos cultivando los dolores.

A veces decimos así, abrazar a Jesús abandonado, pero abrazar a


Jesús abandonado es esto, es vivir la Palabra en el momento
presente. Es no quedar en el dolor. Jesús quedó clavado en la cruz
poco tiempo, él resucitó. Y a veces nosotros quedamos tanto tiempo
clavado en la cruz, porque no vivimos la Palabra. Yo lo experimenté
muchas veces en mi vida.

Cuando yo quedé lamentándome en mis dolores, cuando quedé


sufriendo y llorando y reclamando, yo no logré vivir la Palabra. Y no
lograba salir de aquel dolor. No resucité.

Entonces, vivir la Palabra es lo más bonito que tenemos en la vida y


da sentido a nuestra vida. A veces uno no quiere hacer algo porque
no le ve el sentido, piensa que no vale la pena, comienza a sufrir,
comienza a inquietarse ¿Por qué? Porque no le damos un sentido.
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Cuando los apóstoles pescaban, ellos pescaban por necesidad, ellos


sabían porque aquella hora era buena para pescar, pero un día ellos
pescaron por causa de la Palabra de Jesús. ¿Y qué sucedió? Llenaron
las redes, entonces, es esto lo que sucede con nosotros. Cuando
hacemos alguna cosa, por causa de la Palabra, el efecto es diferente.
El efecto, es efecto de Palabra de Dios. Y Dios es Dios. Hace cosas de
Dios. Cosas para la eternidad.

Entonces, vivir la Palabra es una cosa que necesitamos aprender.

Yo veo que cuando las jóvenes llegan, yo hablo por las jóvenes,
porque vivo con ellas, pero pienso que es la misma cosa con los
jóvenes. Yo siento que ellos aprenden a vivir la Palabra y nosotros
con el tiempo desaprendemos, con el tiempo comenzamos a vivir una
rutina, comenzamos a olvidarnos de la Palabra. Pero los jóvenes
cuando llegan, vienen sin voluntad de hacer actos de amor, no saben
lo que es, sin voluntad de decir la verdad, sin voluntad de ayudar,
sin voluntad de cambiar, pero cuando ellos llegan y comienzan a vivir
la palabra, ellos descubren una cosa nueva y ellos consiguen cambiar.
Y nosotros a veces nos olvidamos y pasamos a una vida normal entre
comillas, una vida sin sabor. Porque la vida de la Palabra, ella tiene
sabor. Ella trae alegría, ella trae paz, trae felicidad, ella trae luz.

Entonces, cuando sentimos que nuestra vida está sin sabor, está
triste, es porque no estamos viviendo la Palabra, como deberíamos
vivirla. Cómo los jóvenes aquí nos enseñan a vivir. Y tenemos que
recomenzar, recomenzar de una manera simple, pero recomenzar.

Entonces, la palabra… el otro día yo leí y lo encontré tan lindo cuando


la palabra dice, porque nosotros deseamos ser santos, no sé ustedes,
pero yo encuentro que cada uno en el fondo desea ser santo. Tener
esta intimidad con Dios. Y la Palabra nos hace santos.

En el momento en que estamos viviendo la Palabra, nosotros somos


santos. Porque cuando vivimos la Palabra, la Palabra está encarnada
dentro de nosotros. Jesús está viviendo dentro de nosotros y Jesús es
santo, entonces, nosotros también somos santos en el momento en
que vivimos la Palabra. Una cosa tan grande, que deseamos tanto,
luchamos tanto contra nuestros límites para ser santos, y basta con
vivir la Palabra. Si con nuestro esfuerzo, con nuestro entrenamiento,
con la gracia de Dios viviéramos la Palabra, una tras otra, desde que
nos levantamos en la mañana, nosotros vamos a conseguir ser
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santos. No necesitamos hacer tantos esfuerzos para corregir


defectos, necesitamos hacer el esfuerzo para vivir la Palabra.

Yo me recuerdo que cuando yo comencé, yo escuché a Frei decir así:


si cuando comenzamos a hacer alguna acción, dijéramos que es “Por
Ti”, esa acción sería diferente y fue una de las primeras experiencias
que yo hice. Porque yo comencé a limpiar mi casa POR TI. Y yo vi
que fue diferente. Yo paré de pensar que los otros estaban
ensuciando la casa que yo estaba limpiando y estar malhumorada. Yo
dejé de pensar que alguien debía elogiarme por lo que estaba
haciendo y porque estaba bonito. ¿Por qué? Porque yo lo hacía por
Dios. Y yo tenía la respuesta de Dios. Entonces, es diferente.
Nosotros necesitamos creer que es diferente.

El otro día Frei decía que Jesús hoy, no hace las mismas cosas, las
mismas curaciones, las mismas transformaciones porque nosotros no
creemos en la Palabra. Si nosotros creemos y realmente vive la
Palabra, él realiza. ¿Él no hizo la Fazenda? ¿Cuántas personas se
transforman en la Fazenda? ¿Cuántas personas abren el bolsillo y
donan Fazendas? No es 100 reales, donan Fazendas. ¿Por qué?
Porque la Palabra está produciendo sus efectos. Por qué un grupo de
Esperanza Viva, tan simple, que nació de una manera tan sencilla,
como Nelson, contó a todos ustedes ayer por la noche, hoy se
difundió por tantos lugares y todavía se va a difundir mucho más. Si
nosotros queremos y comenzamos a vivir de verdad la Palabra, este
mega congreso puede ser un hito en la vida de Esperanza Viva.
Esperanza Viva, el año que viene, si hiciéramos un congreso, se
podría hasta triplicar y mucho más. Depende de nosotros, depende
de la certeza que tengamos del valor de la Palabra.

Entonces, en la verdad hoy, yo no quería hacer un tema, yo sólo


quería recordarles a cada uno, el valor de la Palabra. Quería que cada
uno viera su propia vida lo que la Palabra ya hizo y reaccione ante
esa comodidad que muchas veces llega, a esa falta de fe que llega,
después de que Dios realizó milagros en la vida de cada uno de
nosotros.

Yo a veces mirando el Evangelio, yo quedo tonta así de ver a aquel


pueblo que escuchaba a Jesús, que vivía con él y después no fue
capaz de estar al pie de la cruz, de haber evitado que Jesús muriera,
pero hoy yo entiendo que también hago eso. Cuántos milagros yo veo
de Jesús, cuántos milagros Jesús hizo en mi vida y muchas veces yo
no vivo la Palabra, yo dejo de vivir por cosas muy pequeñas.
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A veces me detengo en alguna palabra que alguien me dice, paro en


algún acontecimiento que no quiero que fuese de esa manera y dejo
de vivir la Palabra. Y dejo de dar la posibilidad de que Dios realice
grandes cosas. Entonces, cada uno de nosotros, es una Palabra de
Dios. Como Jesús es el Verbo de Dios, nosotros también somos una
Palabra de Dios, si nosotros descubrimos cada día, viviendo la Palabra
¿qué Palabra Dios quiere decir a través de nosotros? Y es así como
nosotros nos realizamos.

Un día nosotros vamos a llegar al cielo y vamos a ver con alegría que
nosotros realizamos el designio de Dios sobre nosotros. Yo a veces
pienso, que tristeza va a ser, llegar delante de Dios, descubrir el plan
que él tenía sobre nosotros, cómo sería lindo si hubiésemos vivido y
no vivimos. Y no vivió porque no estábamos atentos a vivir la
Palabra. Nosotros no debemos tener otra preocupación en la vida que
no sea: VIVIR LA PALABRA. Cuando vivimos la Palabra, tenemos
todo. Tiene alegría, tiene paz, tiene sabiduría, tiene luz, tenemos
todo lo que necesitamos, cuando vivimos la Palabra.

Entonces, la invitación hoy, es reanimar dentro de nosotros, este


deseo de vivir la Palabra, que nosotros ya conocemos, que nosotros
ya practicamos, en algún momento practicamos, sino, no estaríamos
aquí y colocar en práctica, realmente con coraje, con decisión,
prestando atención a las cosas.

A veces las jóvenes llegan al final del día y vamos a contar


experiencias y ellas dicen: no viví. Después uno ve junto con ellas y
uno descubre que hicieron muchas cosas buenas, lo que faltó fue dar
el sentido. Yo no puedo hacer sólo porque soy un poco buenita o
porque quiero agradar al otro, es muy poco, eso queda en la tierra,
eso hasta puede provocar una rebelión dentro nuestro, pensar que
uno está siendo usado y todo lo demás. Se necesita que sea por
causa de la Palabra de Dios. Cuando es por causa de la Palabra, no
nos vamos a decepcionar. Porque quien va a dar respuesta es Dios.
Nosotros no debemos depender de las personas, de los frutos.
Nosotros sabemos que en algún lugar Dios va a hacer nacer alguna
cosa, cuando nosotros vivimos la Palabra. Porque en aquel momento
nosotros lanzamos la semilla que en algún lugar nació y sólo en el
cielo nosotros vamos a saber. Creer en esto da un sentido para vivir
la Palabra, da fuerza para vivir la Palabra.

Entonces, hoy, lo que en realidad queríamos es hacerles esta


invitación a ustedes. Retomar con todas las fuerzas, el deseo de vivir
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la Palabra. Momento por momento. Sin dejar pasar ninguna


oportunidad. Yo les pido a ustedes la ayuda para poder hacer esto y
les garantizo mi unidad. ¿Está bien?

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