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Isaac Nieto Mendoza

Estudiante de Filosofía (En proyecto de grado)


Universidad del Atlántico.

Título: Los pasos perdidos de la filosofía1

Objetivos del tema:

- Reconocer a la filosofía como afluente hacia la sabiduría2

- Tratar sobre la manera en que actualmente se enseña filosofía, revisando los


intereses por la que se encuentra marcada la labor reflexiva.

- Exaltar el carácter práctico de la filosofía, entendiendo la sabiduría como fin


último.

1
Los pasos perdidos, hace mención al título del libro del escritor cubano Alejo Carpentier.
2
Será entendido el término en este trabajo como ansías de saber, teniendo en cuenta que se exalta el término
sabiduría como el fin último de la labor filosófica.
Los pasos perdidos de la filosofía

“El descrédito de la Filosofía se debe a esto: a que no se la cultiva con dignidad; pues no deben
dedicarse a ella los bastardos, sino los hombres rectos”. (Platón)3

Al hacer una observación de la manera en que se enseña filosofía tanto en las escuelas
como en las universidades4, se aprecia un saber cansado y con poco que dar. La filosofía
como esencia se encuentra saturada por la acumulación teórica la cual se ha convertido en
el pilar de dicha materia. La sabiduría, fin último de la filosofía, entendiendo el término como
ansias de saber, contiene en si un carácter práctico. Desde sus comienzos se observó como
una manera de adentrarse en sí mismo, permitiendo un análisis introspectivo que luego se
adaptaba a un estilo de vida, cuyo reposo era la plenitud y el autoconocimiento.

Parecen quedar lejos de nosotros aquellos tiempos en que la filosofía tenía un profundo
impacto en la vida de quienes la cultivaban, cuando era una práctica que conllevaba a toda
una ejercitación cotidiana y un estilo de vida. La palabra “filosofía” ha llegado a ser sinónimo
de especulación divorciada de nuestra realidad concreta, de pura teoría, de reflexión estéril,
y casi hemos olvidado que durante mucho tiempo fue considera el camino por excelencia
hacia la plenitud, y una fuente inagotable de inspiración en el complejo camino del vivir.
(Cavallé, 2006, pág. 13)

La actualidad de la filosofía, ha venido marcada por fines ajenos a esta, donde el Ego y la
presunción, convierte al saber en algo netamente inteligente, distinto de la sabiduría. La
inteligencia mantiene un cierto elitismo, reservada para unos cuantos, con un lenguaje
enriquecido de términos que sólo son comprendidos por dichos grupos selectos. La
formación en filosofía presente, consiste en conocer de memoria su historia, donde la razón
de ser del debate termina siendo una exposición de datos biográficos, observando
pensadores hastiados del ejercicio filosófico, manteniéndose como académicos
incentivados por el beneficios ajenos a la labor del conocimiento, pretendiendo conservar
su estatus, sin tener algo interesante que decir.5

3
República, VII, 533c.
4
Experiencia del autor a lo largo de su formación académica tanto escolar como Universitaria.
5
Experiencia el autor. Los foros de filosofía realizados en la Universidad en la que se encuentra adscrito,
demuestran que los filósofos que integran el selecto grupo intelectual optan por dejar la tarea crítica en
segundo plano, prefiriendo hacer historia de la filosofía.
Como afirmaba Heráclito:

(…) aun siendo el Logos general a todos, a mayoría vive como si tuviera una inteligencia
propia particular. 6

El diálogo filosófico, entendido a partir del carácter intelectual, tiene consigo, más allá de la
clarificación del conocimiento a través de cada aporte, una rencilla de saberes, sin importar
los recursos necesarios para primar al que viene a considerarse su “contendiente”, en un
debate insano que termina con escasez en vez de enriquecimiento del conocimiento. Se ve
al otro como rival, como aquel al que hay que derrumbar intelectualmente y en algunos
casos emocionalmente, ya que algunos “filósofos” optan por tomar el insulto como
herramienta para la defensa de la idea, cuya inconsistencia se refleja en la manera en que
se discute.

Por el contrario, los griegos cuando se referían al Logos, integraban una visión del mundo,
utilizando la razón para la comprensión de los fenómenos, advirtiendo que dicha razón
estaba ligada a una manera de vivir, es decir, la filosofía se experimentaba; se sentía. El
filósofo se preocupaba por el conocimiento, por el ansia de saber. La filosofía estaba
encaminada hacia la Sabiduría, la cual se obtiene a partir de la claridad individual, es decir,
el autoconocimiento, transmitido reflejado en las acciones del ser, que permitían a su vez
identificar sin mayor esfuerzo la intencionalidad del filósofo. La finalidad de la reflexión se
convierte en ejercicio placentero, donde esperar algo a cambio es un acto de hipocresía
para con el saber.

La filosofía no promete al hombre conseguirle algo del exterior; sino estaría


aceptando algo extraño a su propia materia. Al igual que la materia del arquitecto es
la madera y la del escultor el bronce, así la propia vida de cada uno es la materia
del arte de la vida.7

Para los sabios griegos, el auto llamarse filósofo representa en principio un problema. Platón por
ejemplo, a lo largo de sus diálogos criticaba a aquellos que se consideraban saberlo todo, donde la

6
Fragmento 2.
7
Epicteto, Disertaciones por Arriano, pág. 103.
enseñanza estaba marcada por la popularidad y el Valor8, sirviéndose de Sócrates. Escuchar al
tábano9 para los griegos producía cierto malestar, considerando que el parir ideas y la revisión del
conocimiento, representaba un ejercicio incómodo donde existía la posibilidad de perder el estatus
intelectual.

8
EL conocimiento para algunos filósofos debía ser recompensado. Al requerirse los servicios del algún
pensador
9
Apodo con el que se conocía a Sócrates en Atenas.

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