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PORCION CONYUGAL

Desde el punto de vistas gramatical, porción se refiere a un parte de algo y conyugal se refiere
a todo lo que rodea el ámbito de una unión o vinculo de pareja. Pero, ya desde el punto de
vista del derecho, la ley tiene que perfectamente definido lo que es esta figura o lo que por
ella se entiende.

De la definición legal de Porción Conyugal se encuentra que para nazca a la vida jurídica se
necesitan circunstancias personales y patrimoniales:

1. Las que se refieren a las calidades personales, como son que debe existir un vínculo
conyugal vigente al momento de fallecer el causante.

2. Debe haber un cónyuge fallecido y uno sobreviviente.

3. Se consagra en favor del cónyuge sobreviviente o supérstite.

4. Debe ser Digno y no ser culpable de la separación de cuerpos ni de bienes.

La porción conyugal es para el cónyuge que: ―carece de bienes (es pobre), que no haya dado
lugar (culpable) a la separación de cuerpos o de bienes, y por último, debe ser digno
(merecedor).

Actualmente, mediante la sentencia de constitucionalidad de la Corte Constitucional,


identificada como la C-283 del abril 13 del 2011, actuando como magistrado ponente el Dr. Jorge
Ignacio Pretelt, le reconoce a los compañeros permanentes, el derecho a reclamar Porción
Conyugal, si se cumple con los requisitos de ley exigidos para el cónyuge sobreviviente. Debería
llamarse quizás derecho a ―porción patrimonial‖, teniendo en cuenta que la sociedad entre los
compañeros se denomina ―sociedad patrimonial (Ley 54 de 1990). Con ésta decisión se iguala
cada día más los derechos del cónyuge con los del compañero permanente.

CLASIFICACION

Se clasifica en: a. TEORICA es la impuesta o fijada en la ley, o sea, la cuarta parte del acervo
herencial, es inmodificable. Depende de la existencia o no de descendientes. Tiene
características como que:

1. Si falta un legitimario acrece hasta la mitad, si es del caso.

2. Que no haya dispuesto de la cuarta de mejoras. (Mejoras para descendientes)

3. No acrece o beneficia al cónyuge.

Y b.-EFECTIVA, que corresponde a lo que realmente recibe el cónyuge supérstite. Si no existen


hijos puede escoger entre INTEGRA O COMPLEMENTARIA.

c. Algunos hablan de una llamada ficticia o imaginaria, cuando tiene bienes que hacen imaginar
que ya la recibió

. NATURALEZA JURÍDICA

a. Algunos dicen que es de carácter alimenticio.

b. Otros que es de reparación o indemnización.

c. Otros que es alimenticia y reparadora.


No tiene derecho a porción Conyugal: el cónyuge que es rico, el indigno o el culpable de
separación de cuerpos o bienes.

La Doctrina ha críticas al concepto que trae el código en su artículo 1030 sobre porción conyugal:
1) en cuanto a su alcance y 2) en cuanto a su naturaleza. "La primera observación que se le
puede formular a esta definición es la de dar a entender que la porción conyugal se calcula sobre
el "patrimonio de una persona difunta", lo cual es completamente inexacto a la luz de otras
disposiciones que prescriben que el cónyuge, en su porción conyugal, no participa ni responde
principalmente de las deudas hereditarias sino en forma subsidiaria (art. 1238, inc. Final),
precisamente porque su cuota no emana del patrimonio del difunto sino únicamente de los
bienes que conforman el activo de este último (C.C., 1236 y 1016, num. 5º). De allí que deben
hacerse prevalecer estas últimas disposiciones, ya que son ellas las que exactamente regulan la
forma de calcular el monto de la porción de acuerdo a la naturaleza exacta de esta institución,
que como lo vimos anteriormente no es ni herencia ni legado.

La segunda observación consiste, en que al decir que este derecho se otorga "al cónyuge
sobreviviente que carece de lo necesario para su congrua subsistencia", se engendra, a primera
vista, la idea de que la porción es una asignación alimenticia (alimentos congruos), o por lo
menos de carácter especial, lo cual no es exacto ya que entre ellas existen notables diferencias,
a saber:

a) La porción se causa con la muerte del causante, en tanto que los alimentos se deben
desde que el alimentante es condenado, demandado o reconoce voluntariamente su
obligación;
b) b) Los requisitos para adquirir la porción se analizan al momento de la muerte, en tanto
que los del alimentario podrán analizarse y revisarse en cualquier época;
c) c) La porción no aumenta ni disminuye por la alteración que sufra la situación del
cónyuge con posterioridad a la muerte del difunto, lo que sí acontece en los alimentos;
d) d) La porción tiene una cuota fija, a diferencia de lo que acontece con los alimentos;
e) e) La culpa en el divorcio ocasiona la pérdida del derecho de porción, no así los
alimentos, salvo que aquella sea constitutiva de injuria atroz;
f) f) Adquirido el derecho de aceptar o repudiar la porción, puede ser susceptible de
transmisión y enajenación. En cambio, el derecho de petición de alimentos no se puede
ceder ni trasmitir, y
g) g) La pobreza del cónyuge para la porción es tratada de diferente manera que la que se
exige al alimentario en los alimentos legales. Sin embargo, no podemos negar que la
porción conyugal cumple en gran parte una función alimenticia, pero también (y en esto
coincidimos con ciertos autores nacionales) cumple una función indemnizadora o
reparadora de los perjuicios económicos y morales que sufre el cónyuge sobreviviente
con el acaecimiento de la muerte de su consorte. (Cons. VALENCIA ZEA. ob. Cit. 144;
CARRIZOSA PARDO, ob. cit. 37; SOMARRIVA, ob. cit. números 489 y s.s., etc.)

Según la Doctrina las Clases de porción conyugal real o efectiva; y Completa, complementaria y
ficticia.

1. Porción conyugal completa o íntegra. Carencia de lo necesario para la subsistencia. Es la


que asciende al total de la porción teórica correspondiente y se da en dos casos:
a) Pobreza absoluta: bienes que no se tienen en cuenta. Cuando el cónyuge carece
absolutamente de lo necesario para su congrua subsistencia, es decir, carece de bienes
propios, de gananciales y de herencias (testamentaria o ab intestato). Al respecto es
lógico anotar que cualquiera puede tener algo de bien propio, pero para estos efectos
no deben incluirse aquellos bienes propios que no contribuyen directamente y gran
parte a la congrua subsistencia del cónyuge sobreviviente, lo cual correspondería
analizar al juez. Tales serían los títulos profesionales, los retratos, objetos de uso
estrictamente personal y ciertos muebles que, según el uso social, han impuesto como
costumbre que ellos no han de tenerse como capital del cónyuge propietario. Entonces,
cuando se habla de carencia de bienes propios debe entenderse como bienes que
constituyen económicamente un capital, esto es, un interés económico valioso que
pueda servir de garantía eficaz para los acreedores, y

b) Despojo de derechos y bienes. Abandono: cuando teniendo el cónyuge ciertos bienes y


derechos, se ha despojado de su titularidad a fin de quedar completamente pobre y
pedir que se le reconozca la porción conyugal completa. Esto acontece cuando
abandona los bienes propios, renuncia a los gananciales y repudia a las asignaciones
legales o testamentarias, casos en los cuales se entiende que queda pobre desde la
muerte del causante (arts. 1234 y 1235 CC), lo cual indica que el cónyuge deja de ser el
titular de tales bienes y derechos (en caso de abandono de bienes propios se necesitará
que se haga la transferencia según las normas que rigen a cada derecho en particular, y
que además se manifieste ante el juez competente, a fin de que pueda reconocer la
porción completa) para adquirirlos la herencia, la cual se entenderá incrementada con
esta situación en su activo bruto. Por lo tanto, no dudamos que estas decisiones podrían
favorecer al cónyuge sobreviviente, quien se aprovechará de los mismos bienes y
derechos que dejó en favor de la solución.

2. Porción conyugal complementaria. Ocurre cuando el cónyuge tiene bienes o derechos


(propios, gananciales o asignaciones) inferiores a lo que le correspondería como porción
conyugal teórica, y que equivale a lo que falte para complementar esta última.
3. Porción conyugal ficticia. Noción. Es aquella porción conyugal que no recibe
directamente sino indirectamente en virtud de la imputación que ella se hace con la
adquisición de cualquier otro derecho, como gananciales, donación o asignaciones por
causa de muerte. Le llamamos ficticia porque realmente el cónyuge no recibe nada por
porción por tener bienes iguales o superiores a la porción teórica, pero se finge que tales
bienes o derechos pagan totalmente la porción conyugal del cónyuge sobreviviente

PARALELO ENTRE PORCION CONYUGAL CON LA HERENCIA

1. La Porción determinada por la cuota abstracta (según haya descendientes o no


2. No es Herencia ni Legado. (Art. 1238 del CC)
3. El art. 1237 del C.C: habla de Donación, herencia o legado y la Porción Conyugal como
institución diferente, la responsabilidad es distinta.
4. La Porción sale de la mitad legitimaria (1er orden) o como pasivo (en segundo orden en
adelante).
5. La Porción Conyugal es únicamente legal: en cambio la Herencia puede ser legal o
testamentaria y el legado solo es testamentario.

PARALELO ENTRE PORCION CONYUGAL Y GANANCIALES

1. a. Protección al cónyuge que se encuentren en condiciones de pobreza. b. Integrada por


bienes que se adquieran a titulo oneroso durante el matrimonio.
2. a. No se desampara cuando no va a recibir nada por no tener bienes propios, ni tienen
vocación hereditaria por no alcanzar el orden

b. Es un derecho del cónyuge porque es socio.

3. a. Se pierde por indignidad o mal comportamiento.,

b. Se pierde por muerte, indignidad, divorcio, separación de cuerpos, de bienes indefinida.

4. a. Se recibe cuando no tiene nada, abandona sus bienes o se pide porción conyugal
complementaria.

b. No se pierde.

5. a. La porción conyugal se determinan según el orden sucesoral en el que se pidan.

b. Los Gananciales se determinan por disolución y liquidación de la sociedad conyugal, en el


trabajo de partición.

CAPITULACIONES

Las Capitulaciones Matrimoniales constituyen una declaración de voluntad dispuesta mediante


escritura pública, por la cual, uno, o ambos futuros contrayentes, determinan de antemano el
régimen económico del matrimonio o la unión marital de hecho, en cuanto tiene que ver con
los bienes propios e individuales que cada uno posee al momento de la celebración de tal
declaración.

Partiendo de nuestra idiosincrasia pseudo española, sino se piensa que solo tiene cabida cuando
los futuros cónyuges detentan grandes bienes, entonces se le considera una prueba de amor de
doble filo, si se accede es una tara, pero si se niega, afrenta la confianza, hasta el punto de dar
al traste con prometedoras relaciones sentimentales, cuando precisamente la esencia desde
siempre de las Capitulaciones Matrimoniales es el beneficio general de las personas en la
protección independientemente de la cuantía, de sus patrimonios obtenidos individualmente
con esfuerzo, sacrificio y sudor en su vida de solteros, y que de por sí, de manera general, ante
la inestabilidad generalizada de los vínculos afectivos, previenen en caso de terminación, la
reserva / conservación para sí de dichos bienes, con independencia de aquellos que se adquieran
dentro de la comunidad de bienes que se forma con el inicio y durante la permanencia del
matrimonio o la unión marital.

De la anterior forma, en el malentendido que CAPITULAR para estos efectos es igualmente


sinónimo de rendición, subordinación, sometimiento, resignación, cuando no de ceder, entregar
o abandonar, es que la tradición familiar ha mantenido que quien ofrece capitulaciones
matrimoniales es un debilucho, pero quien las pide es un vivo de miedo, por lo que, va siendo
hora que nuestra capacidad gramatical permita la abstracción filosófica de las instituciones
legales a niveles no de pragmatismo moderado, sino de virtud humana, para entender que
capitular, en el entendido de una relación sentimental, no es una prueba de amor, sino un acto
de amor que permite la independencia aun en presencia de la unión, partiendo de aquel
aforismo celebre que recuerda “…la fuerza del templo no está en que sus columnas se fundan
un una sola, sino en que permanezcan prudentemente distanciadas..”

¿Las capitulaciones matrimoniales evita la sociedad conyugal? Una de las consecuencias legales
del matrimonio, por excelencia, es el nacimiento de la sociedad conyugal, entendida como "...el
patrimonio integrado por activos y pasivos destinados a repartirse entre los cónyuges por partes
iguales al momento de su disolución..." Ahora bien, cuando en ciertas relaciones de pareja cuyos
integrantes individualmente considerados manejan relaciones económicas claramente
diferenciadas, veces, previamente al matrimonio conlleva la necesaria aclaración en cuanto que,
la forma que dichas relaciones económicas harán, o no, parte de la sociedad conyugal, aclaración
esta, conocida como capitulaciones matrimoniales, entendidas propiamente como:

"... convenciones o acuerdos que celebran los futuros esposos antes de contraer
matrimonio, relativas tanto a los bienes que aportan o excluyen de él, como a las
donaciones y concesiones que se quieran hacer el uno al otro, pero una vez celebradas y
contraído el matrimonio, no podrán alterarse o revocarse ni siquiera con el consentimiento
de las personas que intervinieron en su otorgamiento...”

No obstante, parecer claras las definiciones previas, aun encontramos como algunas personas
considera equívocamente en prevención de disminuciones patrimoniales en caso de un eventual
divorcio, que, las Capitulaciones Matrimoniales evitan el nacimiento de la sociedad conyugal,
convencimiento que nace de la lectura descontextualizada del Artículo 1774 del Código Civil,
que dispone, como presunción de constitución de sociedad conyugal:

"...A falta de pacto escrito se entenderá, por el mero hecho del matrimonio, contraída
la sociedad conyugal con arreglo a las disposiciones de este título..."

A este fin, es del caso llamar la atención como en ninguna parte de los regímenes legales de las
relaciones económicas nacidas del matrimonio, prevén que las Capitulaciones Matrimoniales
evitan el nacimiento de la Sociedad Conyugal, sino muy por el contrario, la ley guarda silencio,
por lo que, necesariamente el Artículo 1774 del Código Civil debe ser armonizado y
contextualizado, con el 1771, Definición de Capitulaciones Matrimoniales:

"...Se conocen con el nombre de capitulaciones matrimoniales las convenciones que


celebran los esposos antes de contraer matrimonio, relativas a los bienes que aportan a
él, y a las donaciones y concesiones que se quieran hacer el uno al otro, de presente o
futuro..."

Así las cosas, las Capitulaciones Matrimoniales, al no ser, por definición legal, más que meras
convenciones a título de exclusiones o concesiones sobre bienes que se aportan o excluyen del
matrimonio, esto es, de la Sociedad Conyugal para ser exactos, en momento alguno impiden su
nacimiento, de tal forma que, no existiendo forma de precaver la formación de sociedad
conyugal, la única forma de contener los temores de disminuciones patrimoniales derivadas de
su formación, es su disolución y liquidación.

La práctica profesional aconseja que una vez celebrado el matrimonio por el rito que sea,
inmediatamente se proceda con la escritura de disolución y liquidación de la sociedad conyugal,
de tal forma que cada uno de los conyugues con ingresos y patrimonio propios, pueda
mantenerlos en independencia durante el matrimonio y en caso de divorcio, obviar cualquier
confrontación frente a las rentas derivadas de estos, sino es que de estos propiamente dichos.
Las mismas precisiones anteriores aplican para las sociedades patrimoniales de hecho surgidas
de uniones libres.
GANANCIALES

Se denominan bienes gananciales o simplemente gananciales en derecho, a todos aquellos


bienes adquiridos por los cónyuges durante el matrimonio, a excepción de los recibidos a título
gratuito. El Ganancial es un adjetivo, que significa "propio de la ganancia o perteneciente a ella".
En sentido amplio, enseñan VALENCIA ZEA Y ORTIZ MONSALVE, gananciales son "las ganancias
o rendimientos que produce el trabajo o un capital".

Estrictamente, gananciales serían los mayores valores de los bienes. Pero también son estos,
hablando de la sociedad conyugal. Es decir, por gananciales se entiende, por una parte, los
bienes que son del haber social; y, por otra, el derecho de cada cónyuge en ese haber.
Considerado este como universal, el derecho de gananciales, que asciende a un 50 por ciento
para cada cónyuge, es también un derecho universal, que no debe confundirse con los bienes
mismos que forman el activo de la sociedad. Así, entonces, puede ocurrir que la sociedad
conyugal carezca de bienes y, en todo caso, tener los cónyuges derechos de gananciales.

DEL ACTIVO SOCIAL Divide la doctrina el activo social en haber absoluto y haber relativo,
compuesto, el primero, por los bienes que ingresan al activo de manera irrevocable y el segundo,
por los que entran, con cargo de restitución, al cónyuge que los aportó, del valor de dichos
bienes. En otras palabras: integran el haber absoluto los bienes por cuya adquisición la sociedad
conyugal nada debe a los cónyuges; y hacen parte del haber relativo los que sí generan deuda a
favor del marido o la mujer que los aporta.

Para los profesores VALENCIA ZEA y ORTIZ MONSALVE, el haber de la sociedad conyugal se “...
forma únicamente con los bienes que obedecen al concepto de gananciales, es decir, con las
rentas de trabajo o de capital y las capitalizaciones que se hagan con dichas rentas". Justamente,
el artículo 1781 señala cómo se compone el haber social, y expresamente los artículos 1783 y
1792 excluyen de él algunas especies.

Las rentas del trabajo producidas durante la sociedad conyugal, los frutos de bienes propios o
sociales, los inmuebles adquiridos en vigencia de la sociedad conyugal a título oneroso (por regla
general), y los bienes muebles, pertenecen a la sociedad conyugal.

Legitimas rigurosas: es la cuota parte que le corresponde a cada uno de los herederos

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