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Terapia centrada en el Cliente

Carl Rogers

La teoría humanista de Rogers va a surgir en la década de 1950 en un intento de poder corregir los
conceptos limitados de la naturaleza humana tanto del conductismo radical como del psicoanálisis.
Estaban en desacuerdo con el panorama oscuro, pesimista y negativo de la personalidad que es
presentado por el psicoanálisis freudiano, pero también criticaban de que la persona fuera como
una maquina o un robot que es lo que caracteriza a los primeros enfoques de la conducta y
aprendizaje.

Para Rogers el individuo es activo, creativo y con capacidad de experimentación, el cual vive en el
presente y va a responder en forma subjetiva a las percepciones, relaciones y encuentros actuales.
Enfatiza la tendencia de la personalidad humana hacia la autorrealización y la maduración.

La teoría de la personalidad va a describir al Yo como un elemento sumamente importante de la


experiencia. Este Yo es la denominación para aquellos procesos psicológicos que gobiernan la
conducta. Al mismo tiempo su teoría va a tomar al organismo o a la persona TOTAL.

Expresa que cada persona existe en el centro de un campo fenoménico (influenciado por el
movimiento filosófico denominado fenomenología). Según el cual se plantea que lo que es
importante realmente no es el objeto o el evento en sí mismo, sino en la forma en que lo percibe y
entiende el individuo.

La percepción de la persona es más importante que la realidad en sí. El mejor punto para entender
a la persona es del propio sujeto, ya que éste es el único que puede conocer por completo su
campo de experiencia. Rogers reconoce que no siempre es fácil entender la conducta desde el
marco de referencia interno de otra persona, pero plantea que un entendimiento empático de las
experiencias de la persona es útil para poder entenderla y por esto, para comprender los procesos
de la personalidad.

Rogers plantea que la tendencia primaria del organismo es poder mantenerse, mejorarse a sí
mismo y poder realizarse. Esta tendencia va a seguir líneas trazadas por la genética y puede ser
influida también por el temperamento.
La conducta según Rogers, “es el intento dirigido hacia el objetivo” por el individuo para poder
satisfacer sus necesidades conforme las percibe. Esta conducta dirigida hacia el objetivo se
acompaña por emociones que por lo general facilitan el proceso de realización. La energía de la
emoción va a variar de acuerdo con el significado percibido de la conducta hacia la obtención del
objetivo. Al menos que estas emociones sean inapropiadas o excesivas, siempre facilitan la
conducta orientada hacia el objetivo. Va a sugerir que la realización ocurrirá con una mayor
libertad cuando el individuo es abierto y se percata de todas sus experiencias, sean viscerales,
emocionales o sensorios.

Algo importante a tener en cuenta es que a partir de la interacción entre el organismo y el


ambiente, y en particular aquella que se tiene con otras personas que son significativas, va a surgir
de forma gradual una estructura del yo, o un concepto del “quién soy”. Los infantes al interactuar
con su contexto en el proceso de realización irán adquiriendo conceptos acerca de si mismos, de su
mundo y de su relación con este. Considera que las experiencias que parecen acrecentar al YO son
evaluadas e incorporadas en la imagen de sí mismo, y por el contrario aquellas que parecen
amenazar al YO van a ser negadas y consideradas como ajenas.

Rogers, al hablar del auto concepto expresa que es una porción del campo fenoménico que se ha
diferenciado en forma progresiva. Se encuentra compuesto por percepciones y valores conscientes
de “MI” o “YO”, de las cuales algunas serán resultado de la propia valoración por parte de este
individuo de sus experiencias. El auto concepto, sería entonces un objeto de percepción. Es la
imagen que la persona va a percibir de sí mismo.

El yo que va a formar el individuo puede ser una valoración de la experiencia real de su organismo
debido a que incluye valores que son tomados de otras personas en lugar de las experiencias
reales del organismo. Cuando se niegan o deforman las experiencias ya no son conscientes de
estas. Se comienza a experimentar las actitudes de otros, tales como pueden ser la de los padres,
vividas como experiencias directas de su propio organismo. A través de esta deformación la
persona puede experimentar que cualquier expresión de enojo por ejemplo, es mala y por
consiguiente puede dejar de percibir con precisión de que a veces ese gesto es de satisfacción. En
estos casos las experiencias del yo y las del organismo no coindicen. Las experiencias que ocurren
en la vida de una persona van a ser rechazadas, simbolizadas, negadas o deformadas. Las
experiencias que son negadas o distorsionadas parecen ser inconscientes con la estructura del yo.
Si son simbolizadas es porque son aceptadas en la conciencia, percibida y organizada en una
relación con el yo.

Otros términos que son tomados como fundamentales en la teoría de Rogers son los de
congruencia; que hay estado de congruencia cuando las experiencias simbolizadas de una persona
reflejan todas las experiencias reales del organismo; e Incongruencia; que va a existir cuando hay
negación o deformación presente en la simbolización. Cuando la persona niega o distorsiona
experiencias sensoriales y viscerales significativas van a surgir ciertas tensiones básicas. El yo como
es percibido, el cual gobierna en forma primaria a la conducta, no es un representante adecuado
de las experiencias verdaderas del organismo. Se vuelve cada vez más difícil para el Yo satisfacer las
necesidades del organismo, por lo que se desarrolla tensión y se presenta una sensación de
ansiedad o incertidumbre.

Cuando el auto concepto es congruente con las experiencias del organismo, la persona va a estar
libre de la tensión interna y adaptada desde el punto de vista psicológico. Este auto concepto de la
persona puede incluir tanto el deseo de comportarse de una forma como de conducirse en otras
formas más aceptadas para la sociedad.

Cuando menciona sobre el desarrollo de la personalidad se ha interesado en como las


percepciones de los demás van a facilitar o imposibilitar la autorrealización. (Aunque ésta
tendencia a realizarse tiene que ver con la genética, también se encuentra influenciada por el
contexto intenso)

La persona que tenga una percepción precisa de sí y del ambiente es libre de estar abierto a
experiencias nuevas y de poder realizar su potencial. Estos individuos que experimentaron un
desarrollo positivo, tendrán mayor probabilidad de convertirse en personas de funcionamiento
completo.

Psicoterapia

La terapia para Rogers, se encuentra centrada en el cliente o lo suele denominar también “no
directiva”. Las condiciones para el cambio terapéutico: Son 3 las actitudes terapéuticas necesarias
para lograr el cambio constructivo y positivo de la personalidad.

1) Empatía: Es la capacidad de poder experimentar los sentimientos de la otra persona como si


fueran propios pero sin olvidar que es un supuesto.

2) Aceptación: Implica un reconocimiento sin juicios de sí mismo ni de la otra persona. A partir de la


aceptación el terapeuta va a permitir que la persona pueda actuar libremente.

3) Autenticidad: El terapeuta efectivo es auténtico, integrado libre y consciente de las experiencias


dentro de la relación.

Respuestas a las comunicaciones emocionales: La dirección de la terapia será determinada por el


cliente. Es el cliente quien decide que se discutirá, cuando y en qué medida. El cliente que no
desea hablar sobre un tema particular no será presionado a hacerlo. Rogers tenía la convicción de
que sus pacientes tenían la capacidad de entender y poder explorar sus problemas.

La terapia que se encuentra concentrada en el cliente, o persona tiende a ser de apoyo, en lugar de
reconstructiva como lo es el psicoanálisis. Las de apoyo, buscan fortalecer los instintos y defensas
adaptativos sin intentar forzar de manera necesaria la estructura subyacente de la personalidad. Se
destaca la necesidad de que el terapeuta estuviera presente como una persona más en la relación
y mostro mayor interés en la terapia de grupo y el cambio social.

Pre-Terapia

La Pre-Terapia constituye principalmente, pero no exclusivamente, una evolución de la teoría y la


práctica de la Terapia Centrada-en-el-Cliente (Rogers, 1957), ya que además incorpora
concepciones de la Teoría del Experiencing y algunos elementos de la teoría de la Terapia
Gestáltica.

El foco de trabajo de la Pre-Terapia son aquellas personas cuya habilidad para establecer y
mantener contacto psicológico está disminuida, deteriorada o ausente temporal o
permanentemente, ya sea por enfermedad o daño, sin importar si su origen es de origen
psicológico u orgánico. Hasta ahora el método ha mostrado ser útil en el abordaje de personas con
diversos cuadros psiquiátricos severos con esquizofrenia aguda y crónica con retardo mental con y
sin psicosiscon desorden de personalidad múltiple (Roy, 1991), con procesos disociativos causados
por trauma y con demencia.

El método de la Pre-Terapia provee a los actores terapéuticos las habilidades prácticas para hacer
contacto con estas personas cuyo funcionamiento ocurre a niveles muy bajos, habilitándolos para
saber cómo acercarse y responder hacia ellas; por lo tanto, es un método para reestablecer o
fortalecer el contacto psicológico consciente e intencional.

Visión Antropológica

Rogers nos va a hablar acerca del estudio de la persona, a través de un enfoque fenomenológico.
Dicho enfoque, se centra básicamente en las experiencias conscientes de las personas y con qué
anteojos vamos a ver el mundo en el que todos vivimos, es decir cuál es nuestra realidad.

Rogers expone la antagonía de dos discursos que en un principio parecerían similares y cercanos,
pero pueden llegar a ser muy diferentes. Por un lado, la realidad de una determinada persona y
por otro, la realidad absoluta. Para entender esto de mejor manera, pensemos en el siguiente
ejemplo: un mismo suceso, dos personas diferentes. Cada una de ellas relatará el suceso, de
acuerdo a su realidad. Por supuesto, la manera de ver las cosas de cada quien diferirá, por más que
la experiencia de ambas haya sido la misma. Cada quien construye su realidad, de acuerdo a las
experiencias que ha tenido a lo largo de su vida. Cada una de ellas expondrá el suceso de acuerdo
a lo que vieron y a lo que experimentaron y probablemente atribuirán ese relato a la realidad
verdadera, creerán que están diciendo lo que en realidad sucedió; sin embargo, Rogers nos dirá
que la persona no reacciona hacia una realidad absoluta, sino que, reacciona de acuerdo a como
esa persona construyó su realidad y la manera en la que el/ella percibe el mundo.

Este tipo de realidades, que nos expone Carl Rogers, jugarán un papel importante, al momento en
el que la personalidad del ser humano empieza a constituirse. Claramente la personalidad que se
forme de un niño que vivió en las calles toda su infancia no será la misma que la de un niño que
tuvo un hogar. Evidentemente, su manera de ver el mundo, es decir su realidad, no serán las
mismas. Rogers nos habla de la realidad que las personas observan, como el mundo privado de sus
experiencias.

Visión Epistemológica

En lo que respecta al basamento teórico de Carl Rogers se puede ver una gran influencia por parte
del naturalismo de Rousseau quien propone al hombre como un ser naturalmente bueno. Por otro
lado también se aprecian aspectos de la fenomenología y el existencialismo ya que Rogers centra
su interés en los aspectos del “self” (sí mismo); donde el individuo percibe el entorno que lo rodea
de manera singular y única y es esto lo que constituye su realidad, es decir, su “campo
fenoménico” es por ello que se puede decir que la conducta del sujeto se da a partir de lo
internalizado y trasformado por el sujeto.

Por parte del psicoanálisis se aprecia una influencia directa de Freud, como así también de Otto
Rank, Karen Horney, Theodore Reich en lo que concierne principalmente a conceptos como
introyección, proceso de valoración orgánica y el concepto de anormalidad tiene influencia de las
ideas de neurosis, represión y el principio de placer.

Su Filosofía Y Enseñanza:

Carl Roger sostiene: “Soy un psicólogo de orientación humanista; un psicoterapeuta


profundamente interesado en la dinámica del cambio de la personalidad; un científico dentro de
los límites de mis posibilidades para medir ese cambio; un educador, estimulado por la posibilidad
de facilitar el aprendizaje; un filósofo de alcances limitados, especialmente en aquello que
concierne a la filosofía y a la psicología de valores humanos. En cuanto a persona, pienso que
afronto mi vida de un modo positivo; un tanto independiente de los demás en mis actividades
profesionales, socialmente más bien tímido, pero disfrutando de sólidas amistades; capaz de
relaciones humanas, aunque no siempre he salido del todo avante en ellas; frecuentemente mal
juez de los demás, exhibiendo demasiada tendencia a sobreestimarlos; dotado de cierta capacidad
para liberarlos, en un sentido psicológico; capaz de obstinarme en terminar un trabajo o en ganar
una batalla; ardientemente deseoso de influir en cierto modo sobre los demás, pero sin osar
siquiera ejercer sobre ellos un poder o una autoridad”.
No solo construye una filosofía personal sino que a partir de las experiencias vividas en la clínica
logra construir una terapia que refleja esta filosofía contribuyendo al conocimiento de una nueva
forma de ver y abordar el individuo desde corriente Humanista.

ACERCA DE SU TERAPIA: “Psicoterapia centrada en el cliente” o como la llamará más tarde “……
centrada en la persona”

Carl Rogers en 1951 publicara su investigación de "La terapia centrada en el cliente", donde
prioriza al "Cliente" enfatiza un matiz semántico distinto a "paciente", ya que un cliente
permanece con la responsabilidad y libertad sobre el proceso terapéutico como un agente activo,
en contraposición de "paciente", como indica éste término en su sentido literal.

La terapia centrada en el cliente es una teoría psicológica aplicada en el trabajo terapéutico con
personas en busca de ayuda psicológica. La llama terapia no directiva también, aludiendo a que
cada individuo lleva dentro de sí mismo, no solo la habilidad para resolver sus propios problemas
de una manera efectiva, sino también el impulso de crecimiento interno que hace que la conducta
madura llegue a ser más satisfactoria que la conducta inmadura.

Rogers cree que el trabajo del terapeuta no es tanto hacer esto o aquello, sino "estar" de cierta
manera para el cliente. Él habla de tres cualidades que el terapeuta debe exhibir durante las
sesiones de terapia:

1. Debe ser congruente. Básicamente, esto se reduce a ser honesto, no ser falso. Rogers estaba
preocupado en particular de que el terapeuta debe ser honesto en lo que respecta a sus
sentimientos. Sintió que los clientes siempre pueden decir cuando estás fingiendo, por lo que con
el fin de generar confianza en la relación terapéutica, la congruencia es una necesidad.

2. Debe ser empático. El terapeuta debe ser capaz de identificarse con el cliente, entendiéndolos
no tanto como psicólogo sino como una persona que también ha visto parte de sus problemas. El
terapeuta debe ser capaz de mirar a los ojos del cliente y verse a sí mismo. La escucha activa es la
forma en que el terapeuta puede mostrar que él o ella está tratando realmente entender al cliente.
La empatía es la capacidad del terapeuta de entrar en el mundo del cliente y de comprender con
exactitud sus vivencias como si el terapeuta fuese el otro. Esta comprensión empática facilita la
concientización, favorece el acompañamiento terapéutico y promueve el desarrollo personal.

3. Debe mostrar al cliente una consideración positiva incondicional. Esto no significa que el
terapeuta tiene que amar al cliente, o incluso como ellos. Significa que él o ella deben respetarles
como ser humano, y no juzgarles. Esta puede ser la cosa más difícil de hacer para un terapeuta,
pero Rogers cree que sólo sintiendo respeto puede mejorar un cliente.
La función del terapeuta va a ser estar centrado en el otro como persona libre por eso se habla de
terapia no directiva, no se le da ninguna solución salvo las que vaya encontrando en su
experiencia. La técnica no es la interpretación sino el reflejo de sus emociones, que no es la
repetición de lo que expresa el otro, debe ser una expresión emocional desde el consultante pero
que genera una apertura a su energía. El objetivo en el proceso de existir estaría dado cuando la
persona puede volver a simbolizar sus vivencias considerando su posibilidad de elección con sus
propios valores.

La actitud que debe presentar el terapeuta es de poder mostrar coherencia entre lo que dice y se
porta en la terapia, mostrar empatía mostrando un espacio de cooperación, seguridad y ofrece
confianza en sí mismo.

El terapeuta ayuda al paciente a situarse en el presente. El presente es lo fundamental en la terapia


de Rogers y centrar la a tención en los afectos, sentimientos y no en los aspectos intelectuales.

Rogers le va a dar un papel muy importante a la comprensión en su terapia, la palabra


comprensión viene del origen latino, específicamente del término “comprehensión”. El prefijo
“com” implica algo global o conjunto; el prefijo “pre” (prae) significa “antes”, y del verbo
“hendere”, significa atrapar, capturar, coger. Lo que más o menos viene a significar “atrapar en
forma unitotal algo, en forma oportuna, “antes de”, en forma previa, la comprensión va ser para el
esencial a la hora de la terapia ya que esto es lo que va a permitir la aprehensión de la experiencia
única de la otra persona, por decirlo así de simple, es “estar dentro de los zapatos de alguien” y
comunicar algo de esta compresión. Desde el punto de vista clínico es la capacidad de captar el
marco de referencia del cliente, percibir sus significados personales como si fueran propios y
acompañarlo en sus sentimientos, de modo que éste pueda explorar con mayor precisión sus
experiencias y clarificar sus sentimientos más profundos

Su perspectiva acerca de la persona.

La perspectiva que Roger tiene acerca de la persona es que esta, actúa de acuerdo a su vivenciar
en contacto con el mundo, esto se da mediante la percepción que de dicha persona tiene, ahora
bien, Carl Roger nos dice que “la realidad que las personas observan no es otra cosa que un mundo
privado de experiencia”. El establece que esta construcción se da de un modo subjetivo, y que las
personas en el actuar en esta “realidad” tal cual como ellos lo afirmar, construye subjetivamente
un mundo interior, en el cual se pone de manifiesto sus metas, creencias, necesidades. En cuanto a
lo psicológico dichas experiencias dan formas a experiencia subjetiva que se toman como
objetivamente reales.

Roger presenta dos métodos para el análisis de la personalidad, uno de ello es el sentimiento de
autenticidad: “Se trata de un sentimiento de alienación o sentimiento, el sentimiento de que sus
experiencias y actividades cotidianas, no surgen a partir de su self verdadero y auténtico” (cita del
libro) el autor se pregunta porque pasa esto, y la repuesta que encuentra es que necesitan la
aprobación de los demás, que sus deseos y valores son los de los otros y no los suyos propio, o
podríamos decir, que adopta como propios los deseos y valores de los demás, cuando esto sucede
el individuo piensa mas no existe, en palabras del Roger “ el individuo empieza a transitar un
camino que más tarde describe en término de realmente no me conozco a mí mismo”

Y el otro método del análisis de la personalidad es positividad de la motivación humana: parte de


la naturaleza humana es positiva, la motivación fundamental es hacia un crecimiento positivo,
Roger reconocía que hay personas que actúan de forma destructivas y malvadas pero, él insistía de
que si estas personas actúan libremente, son capaces de avanzar hacia su potencial como seres
humanos.

“Los terapeutas nacen, no se hacen”

“De apoyo, no reconstructiva” Para explicar este termino de apoyo, hace mención de cuando
aprendemos a andar en bicicleta “cuando ayudas a un niño a aprender a montar en bici,
simplemente no puedes decirle cómo, debe tratarlo por sí mismo. Y tampoco puedes estarle
sujetando para siempre. Llega un punto donde sencillamente le dejas de sostener. Si se cae, se cae,
pero si le agarras siempre, nunca aprenderá.

Es lo mismo en la terapia. Si la independencia (autonomía, libertad con responsabilidad) es lo que


quieres que un paciente logre, no lo logrará si se mantiene dependiente de ti como terapeuta. Los
pacientes deben experimentar sus introspecciones por sí mismos, en la vida cotidiana, fuera de la
consulta de su terapeuta. Un abordaje autoritario en la terapia parece resultar fabuloso en la
primera parte de la terapia, pero al final solo crea una persona dependiente”

El autor del artículo, el Dr Boere propone que uno de las técnicas que se una en la terapia de Roger
es el reflejo, y dice que es devolverle una imagen al paciente, da un ejemplo de una mujer que
entra a su consultorio que le dice que todos los hombres eran malo, a lo cual él le devuelve ¿odia a
todo los hombres?, es con este ejemplo que el autor quiere demostrar la dinámica de cómo se
trabaja con dicha técnica.

Para ser un terapeuta especial, para ser efectivo, un terapeuta debe tener tres cualidades
especiales:

 Congruencia. Ser genuino; ser honesto con el paciente.

 Empatía. La habilidad de sentir lo que siente el paciente.

 Respeto. Aceptación, preocupación positiva incondicional hacia el paciente.

Rogers dice que estas cualidades son “necesarias y suficientes”: si el terapeuta muestra estas tres
cualidades, el paciente mejorará, incluso si no se usan “técnicas especiales”. Si el terapeuta no
muestra estas tres cualidades, la mejoría será mínima, sin importar la cantidad de técnicas que se
utilicen.

La relación centrada en el cliente se define además por un mínimo de contacto establecido entre el
cliente y el terapeuta, el cliente debe estar en un estado de incongruencia y por último, el cliente
debe, de una manera u otra, darse cuenta de la presencia del terapeuta y de la relación ofrecida.

Una relación definida por las actitudes de base genera una multitud de interacciones terapéuticas
cada vez más adaptadas a la relación con el cliente, a su persona y situación particular,
favoreciendo la capacidad natural e inherente en cada persona de poder desarrollarse de manera
constructiva (tendencia natural de cada persona a su auto-actualización, es decir a desarrollarse y
madurar.

El ser humano nace con un conocimiento intuitivo (inmediato) de sus necesidades organísmicas. A
medida que se desarrolla, va empezando a construir un esquema de sí mismo con base a ese
conocimiento. En los avatares de sus relaciones con el mundo y los otros, puede recibir dos clases
generales de retroalimentación: consideración positiva incondicional y consideración positiva
condicional. En tanto recibe ésta última, el sujeto, quien tiene necesidad de aceptación, aprende a
rechazar partes de su sí mismo que los demás desaprueban, con lo cual pierde parte de su proceso
de satisfacción de esas necesidades que ya no reconoce de sí.

Para concluir, podríamos decir que es una terapia dinámica, en donde el terapeuta tiene un rol
activo, la base de la terapia se afianza en este rapport terapeuta cliente, en donde el terapeuta
ayuda al cliente de acuerdo a las necesidades de este, algo importante que se recalca en todo el
material leído y lo expuesto en el presente trabajo es que es una terapia que no apuesta a una
dependencia del cliente para con el terapeuta, sino todo lo contrario, apostar a las herramientas
que el cliente puede hacer uso para el mismo avanzar y poder llegar a su cometido, por lo tanto es
una terapia enfocada en la persona que padece, no se habla desde la enfermedad.

En su libro “El proceso de convertirse en persona”, Rogers plantea que el Counseling es útil en un
amplio sector de nuestra población: niños, adolescentes y adultos; personas con problemas
educacionales, vocacionales, personales y matrimoniales; individuos “normales”, “neuróticos” y
“psicóticos” (los términos se encuentran entre comillas porque los considera inadecuados);
individuos que solicitan ayuda para sí o para terceros; personas cuyos problemas son mínimos y
otras que se hallan sumidas en la desesperación. (pág. 9).

En otro libro titulado “Psicoterapia centrada en el cliente” perteneciente al mismo autor, Rogers
expresa que a partir de la experiencia en la formación de consejeros se pudo evidenciar que la
filosofía básica individuo determina el tiempo que le demandará convertirse en un consejero hábil,
ya que el primer punto de importancia es la actitud que tiene el consejero hacia la dignidad y la
significación del individuo (pág. 33), en donde puede solamente ser “no-directivo” en la medida en
que el respeto hacia los otros hunda sus raíces en la propia organización de su personalidad. (pág.
34).

El consejero elige actuar coherentemente en base a la hipótesis de que el individuo tiene una
capacidad suficiente para manejar en forma constructiva todos los aspectos de su vida que
potencialmente pueden ser reconocidos en la consciencia. Esto implicaría la estructuración de una
situación interpersonal en la que el material puede llegar a la consciencia del cliente, y una
demostración significativa de la aceptación, por parte del consejero, del cliente como persona
competente para dirigirse a sí misma. El consejero actúa en base a esta hipótesis de una manera
específica y operacional, estando siempre alerta para notar tanto las experiencias que contradicen
esta hipótesis como las que la sostienen. (pág. 36).

La función del consejero sería la de asumir, en la medida de lo posible, el marco de referencia


interno del cliente para percibir el mundo tal como éste lo ve, para percibir al cliente tal como él
mismo se ve, dejar de lado todas las percepciones según un marco de referencia externo, y
comunicar algo de esta comprensión empática al cliente.
La finalidad del consejero seria entonces percibir tan sensible y agudamente como sea posible la
totalidad del campo perceptual tal como lo experimenta el cliente, con las mismas relaciones de
figura-fondo, y habiendo percibido este marco de referencia interno del otro tan completamente
como es posible, se le indicará lo que está viendo por sus ojos.

Describe las actitudes del consejero como quien se pone a sí mismo a un lado (al yo que interactúa
ordinariamente) para poder entrar en el mundo perceptual del cliente de la manera más completa
que le sea capaz, convirtiéndose, en cierto sentido, en el otro yo del cliente, constituyéndose una
oportunidad segura para que se perciba más claramente, se experimente más verdadera y
profundamente, y para que elija más significativamente. (pág. 44).

Rogers plantea que es evidente que cuando el consejero percibe y acepta al cliente tal cual es,
cuando deja de lado toda evaluación y entra en el marco de referencia perceptual del mismo, lo
libera para que explore nuevamente su vida y su experiencia, para percibir en esa experiencia
nuevos significados y nuevas metas. “Me parece que sólo en la medida en que el consejero desee
completamente que se elija cualquier resultado, cualquier dirección, sólo entonces comprenderá la
fuerza vital de la capacidad y potencialidad del individuo para la acción constructiva”. (pág. 55-56).

Carl Rogers toma al self como un proceso por lo tanto sería un sistema que cambia
constantemente (construcción psicológica). Lo plantea como una entidad inestable y mutable (sin
embargo si se observa en cualquier momento parece estable y predecible, ya que, para observarla,
solemos congelar una sección de la experiencia), como una gestalt (una configuración en la que la
modificación del menor aspecto altera completamente el conjunto) organizada y coherente sujeta
a un proceso de formación y reformación a medida que cambia las situaciones. El self entonces no
podría captarse mediante una imagen fija, como se trata de una entidad cambiante y móvil tal
imagen no revelaría nada acerca de su inestable naturaleza. El self o concepto de sí mismo es la
forma en que las personas se entienden con base en las experiencias, las vivencias y las
expectativas del futuro.

Dentro del mismo plantea el Self ideal, que se trataría del concepto de sí mismo que la persona
anhela y al cual asigna un valor superior. La persona se sentiría insatisfecha e inconforme cuando
el self ideal difiere del self real, a partir de lo cual surgirían problemas neuróticos. El self ideal sería
entonces el modelo hacia el cual se dirigen todos los esfuerzos. En la medida en que difiera de la
conducta y los valores reales inhibe la capacidad de desarrollo y puede convertirse en un obstáculo
para la salud personal cuando difiere del self real.

El self se puede conocer a partir de las relaciones sociales, ya que nuestra personalidad se torna
visible a nuestros ojos a través de la relación con los demás, y las últimas constituyen mejores
ocasiones para desenvolverse de manera plena y armoniosa con el self.

Relaciones entre Eric Berne “Análisis transaccional” y Carl Rogers “Psicoterapia centrada en el
cliente/persona”

• Filosofía Humanista: en ambos está presente la concepción del individuo desde la salud,
Berne utiliza la frase metafórica “todos nacemos princesas y príncipes” después en nuestras
relaciones con los demás tomamos decisiones autolimitadoras con las que nos convertimos en
“sapos o ranas encantadas”. Para Rogers serán las percepciones del individuo y de lo que rodea lo
que van a generan distorsiones de la tendencia natural generando una inadecuación psicológica.
También ambos coinciden en que existe un cierto potencial humano determinado por los
condicionamientos genéticos, circunstanciales de salud, y sociales de origen y procedencia, pero
un cierto potencial humano, que podemos desarrollar.

• Otro punto de coincidencia es en cuento a que podemos cambiar, si tenemos los recursos
necesarios para hacerlo. Según Berne estos recursos pueden ser personales o relacionales e
incluyen la posibilidad de tomar nuevas decisiones más autopotenciadoras.

• Ambos construyen teorías de la personalidad, muy similares, ya que plantean que el niño
construye su yo, el sí mismo a través de las percepciones que recibe de los demás, del ambiente,
del su interior y que a estas experiencias le otorgaran un valor bueno, malo (Berne lo pone en
términos de mito) y que el comportamiento o conducta va a depender de esta percepción. Berne
desarrolla sobre todo las transacciones entre los vínculos familiares, definiendo Padre, Niño y
Adulto. Y Carl Rogers esto no lo hace.

Representantes de la Teoría de Rogers en Argentina:


Las raíces del Counseling de ciertos autores argentinos abrevan en el pensamiento rogeriano, dada
la formación en dicho campo de su creador, el Lic. Andrés Sánchez Bodas. Pero se puede observar
otros antecedentes académicos en Argentina, como por ejemplo “La Lic. Juana Danis, profesora de
la cátedra de Psicología de la Personalidad en la carrera de Psicología en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Aires, fue la primera en enseñar en ámbitos universitarios, ya
en la década del sesenta, la teoría de Carl Rogers (Enfoque Centrado en la Persona) aplicada a la
Psicoterapia y el Counseling.

En la misma época, el Dr. Marcelo Lerner creó los primeros grupos de formación en este enfoque,
siendo el primer autor argentino en publicar un libro sobre el tema (Introducción a la Psicoterapia
de Rogers, Nueva Visión l974). Anteriormente, en l969, Editorial Paidós había editado Psicoterapia
Centrada en el Cliente, del Dr. Carl Rogers.

En los inicios de la década del setenta, el Profesor de Psicología Manuel F. Artiles constituye con la
colaboración de un grupo de profesionales el CEPOR (Centro de Estudios Psicológicos de
Orientación Rogeriana ), con el propósito de difundir y formar en la teoría y práctica de Carl
Rogers.”

¿Qué es lo denominado Couseling?

El término counseling es un anglicismo que comprende diversas áreas de trabajo y requiere de una
formación profesional superior que apunta a la prevención y atención de problemas de la vida
cotidiana o conflictos relacionados con crisis vitales tales como sexualidad, adolescencia, relaciones
de pareja, adicciones, desarrollo personal, etc. y con un importante uso de recursos provenientes
de la Psicología Humanista.
En un principio, el enfoque terapéutico de Rogers fue denominado “terapia no directiva”. Más
tarde pasó a llamársele “terapia centrada en el cliente” y finalmente “terapia centrada en la
persona”. Como Rogers explicó en 1979, el término “centrada en la persona” fue adoptado para
reflejar que las fronteras del movimiento centrado en el cliente se habían trasladado más allá del
terreno terapéutico y de salud mental. Levant y Schlien (1984) constatan que “este cambio en la
denominación refleja el énfasis cada vez mayor que se dio al hecho de trabajar con un abanico
cada vez más amplio de personas, pocas de los cuales se definirían a sí mismas como “clientes en
busca de ayuda terapéutica” (pág. 14).

Lo que resalta más claramente al revisar estos casos es el extraordinario contacto que Rogers
lograba establecer con sus clientes, incluso con aquellos a los que veía por primera vez. En
oposición a la noción analítica clásica del observador no involucrado, Rogers era la apoteosis del
oyente involucrado. Su profundo interés por conocer el mundo de su cliente, sus sentimientos, sus
ideas, sus miedos, sus conflictos, parecen haber conmovido notablemente a aquellos individuos
con los que se entrevistó, incluso a aquellos cuyo carácter pudiéramos catalogar como esquizoide.
La empatía de sus respuestas parece abarcar niveles de comprensión intelectuales, emocionales y
espirituales

El principal modo de terapia de orientación psicoanalítica era directiva y el terapeuta era sin duda
el experto en la sala de consulta. La mayoría de estos terapeutas estaban emulando la prestigiosa
profesión médica, asumiendo una postura que necesariamente fomentaba en sus pacientes ideas
de omnipresencia y omnipotencia. Sabiduría y conocimiento eran consideradas dominio exclusivo
del terapeuta, lo cual dejaba a los pacientes a menudo con una sensación de saber poco o nada
sobre cuál era el mejor modo de vivir sus vidas. De hecho, a los pacientes en psicoanálisis se les
desaconsejaba con frecuencia tomar decisiones importantes durante el tratamiento, como por
ejemplo casarse o tener hijos

¿Cómo logró emerger una psicología humanística en medio de esta aparente hegemonía del
psicoanálisis?

Influenció notablemente la obra de Rogers y la de otros psicólogos importantes, como Abraham


Maslow, Andreas Angyal y Milton Erickson

Estas nuevas corrientes en el pensamiento americano, los propios conocimientos de Rogers en


teología, su trabajo con clientes (particularmente en el Child Guidance Centre de Rochester en los
años cuarenta) y las ideas de psicoanalistas tan innovadores como Karen Horney y Otto Rank
(especialmente la idea de auto-dirección del individuo, de Rank) le llevaron a desarrollar un
paradigma en psicoterapia, notablemente diferente al psicoanalítico en sus valores y en su
acercamiento. Asumiendo la idea de que los clientes (no “pacientes”) poseen los recursos
necesarios para el cambio, Rogers y sus seguidores adoptaron una postura no directiva, más
equitativa, centrada en el cliente, con el objetivo de promover el crecimiento del individuo
En la práctica, esto significaba que el terapeuta confiaba en el cliente en cuanto al rumbo que
pudiera tomar la terapia, y que el énfasis de la terapia estaría más en el presente que en el pasado,
más en los sentimientos que en los pensamientos, más en los recursos del cliente que en los del
terapeuta, más en el potencial que en la patología, y más en la capacidad de la relación terapéutica
de lograr una experiencia humana positiva que una intelectualmente significativa.

La confianza de Rogers en el individuo y su capacidad para comprender y remediar sus problemas


eran el núcleo de esta nueva terapia. Indudablemente, su fe y su convencimiento de que los
individuos podían desarrollarse en una dirección más sana fomentaba y reforzaba este cambio en
la práctica. Era especialmente crítico con aquellos terapeutas cuyos modelos teóricos les obligaban
a realizar piruetas interpretativas acerca de la vida interior de sus clientes; Rogers defendía la idea
de que los terapeutas no podían saber más del funcionamiento de sus propios clientes que los
propios clientes

Rogers no fue el primero en exponer una psicoterapia de orientación humanística. En 1930 Rank
describía una forma de tratamiento (“terapia de voluntad”) que enfatizaba la creatividad, el
carácter único del individuo, la auto-directividad y el crecimiento personal. Diferencia

Central
Pero Rogers fue claramente el primero en ver las posibilidades de una nueva forma de terapia no
en términos psicoanalíticos, sino en un lenguaje completamente nuevo.

Para Rogers el individuo es básicamente racional, responsable, realista e inclinado al crecimiento.


Freud afirmaba que existen dos instintos: uno de vida (eros) y uno de muerte (thanatos); Rogers, al
igual que Maslow, sugiere, en cambio, que el individuo posee una “tendencia de actualización” que
le capacita para realizar su propio potencial de un modo creativo

Ya próximo al final de su vida, en la Conferencia sobre la Evolución de la Psicoterapia, dictada en


Phoenix en diciembre de 1985, Rogers respondía del siguiente modo a la crítica que se hacía de su
obra, de tener una visión demasiado positiva de la vida: Ciertamente no soy ciego a todo lo malo ni
a toda la irresponsable violencia que me rodea… A veces pienso que no doy suficiente énfasis al
lado sombrío de nuestra naturaleza. Entonces empiezo a tratar a un cliente y descubro, al llegar al
núcleo, que existe un deseo de más socialización, más armonía, más valores positivos. Es cierto
que hay todo tipo de males en este mundo, pero yo no creo que esto sea más inherente a la
especie humana de lo que lo pueda ser a los animales (citado en Zeig, 1987, pág. 202)

Según Rogers, el proceso natural de cambio y crecimiento es facilitado si el terapeuta crea un clima
de seguridad para la autoexploración de sus clientes. Un clima tal surge cuando el terapeuta es
percibido por el cliente como auténtico o genuino, más que como alguien que finge o juega un
papel determinado; cuando el cliente percibe la mirada del terapeuta como positiva, incluso
cuando las creencias o acciones que le transmita sean percibidas por el propio cliente como
inaceptables; y, finalmente, cuando el terapeuta es percibido como empático, es decir,
entendiendo sensitivamente el mundo interno del cliente, como si caminara con sus zapatos. Éstas,
afirmaba Rogers (1957) son las condiciones “necesarias y suficientes” (pág. 95) para lograr un
cambio en la personalidad. Siempre que el terapeuta sea percibido como auténtico, preocupado
por el cliente y comprensivo, es posible que ocurran cambios significativos y duraderos.

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