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Este documento contiene una colección de poemas y canciones católicas dedicadas a Jesucristo, la Virgen María y Dios. Los poemas alaban a Jesús como el Cordero de Dios, el Buen Pastor y el Rey de la gloria. Celebran la Eucaristía como el banquete en el que se come al Cordero celestial y Jesús está presente en el altar. Una canción habla de la unidad de México bajo un mismo Padre y otra invita a Santa María a caminar con nosotros.
Este documento contiene una colección de poemas y canciones católicas dedicadas a Jesucristo, la Virgen María y Dios. Los poemas alaban a Jesús como el Cordero de Dios, el Buen Pastor y el Rey de la gloria. Celebran la Eucaristía como el banquete en el que se come al Cordero celestial y Jesús está presente en el altar. Una canción habla de la unidad de México bajo un mismo Padre y otra invita a Santa María a caminar con nosotros.
Este documento contiene una colección de poemas y canciones católicas dedicadas a Jesucristo, la Virgen María y Dios. Los poemas alaban a Jesús como el Cordero de Dios, el Buen Pastor y el Rey de la gloria. Celebran la Eucaristía como el banquete en el que se come al Cordero celestial y Jesús está presente en el altar. Una canción habla de la unidad de México bajo un mismo Padre y otra invita a Santa María a caminar con nosotros.
CANTOS PARA LAS HORAS SANTAS Gloria a Cristo Jesús;
cielos y tierra, bendecid al Señor;
Altísimo Señor honor y gloria a ti, Rey de la gloria. Amor por siempre a ti, Dios del amor. Altísimo Señor, que supiste juntar a un tiempo en el altar ser Cordero y Pastor, Por nuestro amor oculta en el Sagrario quisiera con fervor amar y recibir su gloria y esplendor, a quien por mí quiso morir. para nuestro bien se queda en el santuario esperando Cordero divinal por nuestro sumo bien, a justo y pecador. inmolado en Salén, en tu puro raudal de gracias celestial, lava mi corazón, ¡Oh gran prodigio del amor divino! que el fiel te rinde adoración. ¡Milagro sin igual! Prenda de amistad, banquete peregrino Suavísimo maná, que sabe a dulce miel, do se come al Cordero celestial. ven y del mundo vil nada me gustará. Ven y se trocará del destierro cruel Jesús potente, Rey de las victorias, con tu dulzura la amarga hiel. ¡a ti loor sin fin! Canten tu poder Bendito, bendito sea Dios autor de nuestras glorias, cielo y tierra hasta el último confín! Bendito, bendito bendito sea Dios, Que viva mi Cristo los Ángeles cantan y alaban a Dios. Que viva mi Cristo, que viva mi Rey. que impere doquiera triunfante su ley. Yo creo, Jesús mío que estás en el altar, Viva Cristo Rey, Viva Cristo Rey. oculto en la hostia te vengo a adorar (2). Mexicanos un Padre tenemos, Espero Jesús mío, en tu suma bondad, que nos dio de la patria la unión. poder recibirte con fe y caridad (2). A ese Padre gozosos cantemos, empuñando con fe su pendón. Por el amor al hombre moriste en una cruz, y al cáliz bajaste por nuestra salud (2). Demos gracias al Padre que ha hecho que tengamos de herencia la luz Entre sus ovejas está el Buen Pastor, y al darnos vida en el Reino en vela continua lo tiene en amor (2). que su Hijo nos dio por la cruz.
Cantemos al amor de los amores Dios le dio el poder, la victoria.
Pueblos todos, venid y alabad Cantemos al Amor de los amores, a este Rey de los cielos y tierra, cantemos al Señor. en quien sólo tenemos la paz. ¡Dios está aquí!; venid, adoradores, adoremos Rey eterno, Rey universal, a Cristo Redentor. en quien todo ya se restauró, te rogamos que todos los pueblos Tu nunca solo estás, sean unidos en un solo amor. contigo por el camino, Santa María va. Tú reinarás Aunque te digan algunos que nada puede Tú reinarás, este es el grito, cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por que ardiente exhala nuestra fe. la verdad. Tú reinarás, oh Rey bendito, pues Tú dijiste: reinaré. Si por el mundo los hombres sin conocerse van, Reine Jesús por siempre, no niegues nunca Tu mano al que contigo está. reine su corazón; en nuestra patria, en nuestro suelo, Aunque parezcan tus pasos es de María la nación (2). inútil caminar, Tu vas haciendo el camino otros lo seguirán Tú reinarás, dulce esperanza que al alma llena de placer; habrá por fin paz y bonanza, felicidad habrá doquier.
Tú reinarás, dichosa era,
dichoso pueblo con tal Rey; será tu cruz nuestra bandera, tu amor será la nuestra ley.
Tú reinarás en este suelo,
te prometemos nuestro amor; oh buen Jesús, danos consuelo, en este valle de dolor.
Tú reinarás, reina ya ahora
en esta casa y población; ten compasión del que te implora y acude a ti en la aflicción.
Tú reinarás toda la vida
trabajaremos con gran fe, en realizar y ver cumplida tu gran promesa: ¡Reinaré!