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EL INFORME PSICOLÓGICO

El informe es un documento que sirve de nexo entre el profesional especializado y el


lector. El informe, no es exclusivo del profesional en psicología, lo usa y maneja cualquier
profesional que está interesado en comunicar los resultados de su exploración o trabajo. Sin
embargo, el informe, en psicología, adquiere características especiales, por cuanto su
contenido incluye la interpretación de los hallazgos, sucesos o fenómenos en los que
intervienen esencialmente las actitudes y comportamientos humanos, por tanto, su manejo y
exposición es de mucha responsabilidad y no una mera descripción de hechos.
Por tales consideraciones, el presente trabajo aspira a servir de orientación para que
dicha comunicación, de naturaleza especial, esté elaborado con la mayor coherencia
estructural y de contenido, con el lenguaje más claro y sencillo posible, de manera que esté al
nivel de la persona o grupo a los que está dirigido.

Nuestro propósito es lograr que el futuro profesional en psicología adquiera los


conocimientos y práctica suficientes para diseñar una investigación, obtener resultados de
excelencia y plasmarlos en un informe apropiado para el receptor. En verdad, el diseño de una
investigación es el primer paso y tal vez el más importante, pero siempre estará incompleto si
no se da el segundo paso para mejorar y consolidar las habilidades de comunicación. Estas
carencias y deficiencias son los que se exponen sistemáticamente en los diversos tópicos de
este trabajo.

En este sentido, el desarrollo del trabajo parte de la idea que no es pertinente dejar que
el estudiante de psicología concluya sus estudios sin aprender a expresar sus pensamientos al
elaborar un informe; y mucho menos sin saber cómo exponer e interpretar los resultados de
sus exploraciones en la práctica y ejercicio profesionales. Elaborar un informe, por tanto, debe
ser parte de su aprendizaje en la etapa de su formación profesional. El ejercicio de la profesión
exige competencia en el mercado de trabajo y no admite errores; es más desplaza a la
deficiencia implacablemente, sin duda, porque el informe del especialista se constituye en la
base de las decisiones: el fracaso o el éxito de una acción depende de cuan acertado es el
informe del profesional especializado.

El texto, como se verá, no se limita a presentar generalidades, sino que además de


describir sus semejanzas entre los diferentes informes, los distingue en sus particularidades;
enseña a cómo organizar y elaborar la estructura de un informe científico, de un informe de
evaluación y de un informe técnico-administrativo; cómo redactar y componer las oraciones y
frases en la descripción e interpretación de los resultados, sucesos o fenómenos obtenidos u
observados, para lograr un buen estilo; y cómo corregirlos para mejorar la comprensión del
mensaje. Finalmente se preocupa por diseñar una presentación aceptable y agradable a la
vista del lector, buscando crear en el informante la disciplina y el hábito para formular un buen
informe.

Probablemente el valor del trabajo radica en el esfuerzo desplegado para la


sistematización de la información. Es posible encontrar incluso ideas acuñadas por otros
autores, convirtiéndose éstas en fuente principal de inspiración en el desarrollo de un cuerpo
integrado de conceptos de aplicación práctica.

Sin embargo, como en toda obra humana creemos que aún existen muchos vacíos e
interrogantes por conocer y explorar; muchos errores e ideas originales que necesitan madurez
y enmienda; por tanto, sujetos a la crítica y la observación permanentes que sabremos asimilar
como una necesidad para el avance del conocimiento de la ciencia de nuestra especialidad.

El hecho mismo de que el protagonista concede la actuación del especialista para ser
observado o entrevistado, ya constituye una relación directa de exploración.

Como diría Anastasi (1970), refiriéndose a la entrevista clínica, que es un …“medio


para la comunicación verbal también (…) para observaciones directas de la conducta”, tales
como las expresiones faciales, risas, llantos, sonrojos, tics musculares y muecas, gestos y
otros movimientos corporales. La entrevista y la observación son, también, un medio de
diagnóstico y de terapia. Este razonamiento es una demostración, que en determinadas
circunstancias, ambas técnicas son complementarias y mutuamente dependientes, gracias a
las posibilidades de confianza que ofrecen tanto una como la otra.

Por consiguiente, la observación y la entrevista además de constituirse en técnicas


insustituibles para la recolección de información, son depositarias de materiales de alto valor
intrínseco para la elaboración del informe.

El usuario del servicio, es la persona, el grupo, la organización, la comunicación, etc.,


que en el argot profesional toma el nombre de cliente, sobre todo en el campo de la psicología
clínica.

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Es probable que la historia, la observación y la entrevista, y otros que se revisarán
luego, sean fuentes importantes del informe; pero el usuario del servicio es la fuente original, la
auténtica y tal vez la única que genera las demás fuentes y obviamente el informe.

No existe, pues, otro mejor que el propio paciente para decir la magnitud de sus
dolencias, emociones, afectos, preocupaciones, intereses, metas, satisfacciones y
frustraciones; no hay otro más apto que el trabajador para hablar sobre sus sentimientos frente
a sus superiores y compañeros, las razones de su acercamiento o lejanía; sus habilidades en
desarrollo y sus limitaciones frente al puesto de trabajo o en la relación a los demás; el trato
humano o esclavista de sus jefes; en última instancia, sobre su adaptación y sus expectativas
en la organización. Igual ocurre con el niño en el colegio, con el poblador en una comunidad,
con el recluso en la cárcel, con el deportista en un club o en el campo de juego. Y, finalmente,
con las organizaciones formales, informales o sociales, cuyas expectativas respecto de sus
miembros antiguos o nuevos son preocupaciones permanentes para asegurar su existencia en
la sociedad, sólo sus representantes “reales” pueden testimoniar lo que llevan en su interior y lo
que esperan de ellos en el futuro para un diagnóstico útil.

Para que exista veracidad y autenticidad en el testimonio del usuario del servicio, único
sustento de la psicología como profesión, tendrá que cumplirse dos elementos imprescindibles:
la conciencia de ayuda del usuario y la capacidad profesional del psicólogo.

En principio, debe entenderse que el informe no es sino un medio para beneficiar al


cliente. Por ello, cualquier tentación o intención negativa en el entorno del usuario que vaya en
su perjuicio deberá ser detectado y manejado con cuidado para evitarlo, antes que los
procedimientos psicológicos y el informe sean vistos por el cliente como una …“invasión a su
individualidad y (…) como un documento insidioso destinado a oscurecer su nombre y decorar
su carácter” (Kloffer, 1975). La conciencia de ayuda y la necesidad de apoyo profesional se
convertirán en una realidad y se harán confiables en la medida en que el profesional con sus
actos inspire confianza, de manera que desaparezcan los prejuicios y prevalezca la libertad de
transmitir sus pensamientos y sentimientos.

Inspirar confianza al usuario es guardar reserva, respetar, compartir intereses, un trato


cálido, amistoso y sincero pero impersonal; es cuidar la opinión positiva o negativa sobre
hechos y sucesos, y es también comprensión y esclarecimiento basta contar con la información
suficiente a fin de lograr juicios claros. En buena cuenta, es ser profesional.

FUENTES INDIRECTAS

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Las fuentes indirectas son aquellas “canteras” de donde procede la información y llegan
al especialista a través de medios indirectos, tales como una tercera persona (referente) o
instrumentos psicológicos (pruebas y/o cuestionarios).

El referente, es la persona o entidades interesada en conocer cualidades de otra


persona, grupo, organización, comunidad o pueblo; para ello el referente envía al sujeto de
estudio hacia el psicólogo y le pide, especificando las razones de su interés, el tipo de estudio y
las interrogantes que gustaría se explore, se investigue y conteste.
Los objetivos de aquel interés pueden ser el conocimiento detallado sobre el nivel
intelectual y/o sobre la personalidad del probando con fines terapéuticos (en el campo clínico);
de ingreso o de continuar estudios en algún centro de enseñanza (en el campo escolar o
educacional); de selección de personal idóneo o de evaluación para ascenso (en el campo del
trabajo), etc. Puede ser también sobre diagnóstico de las necesidades educativas con fines de
capacitación y entrenamiento; diagnóstico de la personalidad de una organización con fines de
reorganización y reestructuración; diagnóstico situacional de una población para determinar
programas de apoyo comunitario (creación de empleos, servicios de salud mental, educación
laboral, etc.); o de investigación de mercado con la finalidad de explorar los elementos
subjetivos de la población para la introducción de un producto. Existen como éstas muchas
otras acciones para las que el psicólogo está preparado.

Si bien es cierto que el especialista debe, necesariamente, responder las


especificaciones, inquietudes o interrogantes del referente; también es verdad que esa meta no
debe restringir ni su minuciosa exploración o investigación, ni la transmisión de las mismas en
el informe; es decir, la exploración debe ser integral y el informe debe responder el pedido del
referente e incluir otros elementos importantes hallados en el curso del estudio y que pueden
ser de utilidad para la toma de decisiones.

Normalmente son los psiquiatras, los profesores, la familia, la iglesia, los municipios,
los clubes, las organizaciones empresariales, los jueves, etc. quienes sugieren, refieren u
ordenan para que determinado psicólogo tome entre manos la exploración, el estudio o la
investigación de aquel problema concreto que les interesa a fin de encontrar solución práctica,
viable y rápida a sus inquietudes. Pero nada será posible sin la contribución y apoyo del o los
propios referentes. La mayoría de ellos, tienen de antemano conocimiento sobre los
antecedentes, características, pasajes o detalles del acontecimiento que motivó la referencia;
cualquier dato en ese sentido será de gran utilidad para un diagnóstico igualmente útil. Esta
condición, muchas veces privilegiada del referente, les convierte en importante fuente de
información indirecta.

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Las pruebas psicológicas y/o cuestionarios, son instrumentos que conforman otra
de las fuentes indirectas más importantes del informe para el psicólogo. Dentro de este terreno,
hay una amplia variedad de pruebas que exploran diversas áreas de la vida humana y que
pueden agruparse genéricamente, en pruebas que permiten conocer los niveles de inteligencia;
pruebas que conducen a inferir los modos de ser y actuar de las personas, vale decir, la
personalidad; pruebas que examinan intereses, motivaciones, etc.; y cuestionario que permiten
averiguar situaciones específicas con fines exclusivos de investigación.

Así, el conocimiento de las habilidades, el deterioro o las potencialidades de una


persona, grupo o población; igual los desórdenes emocionales y otros factores del
comportamiento están dentro de las variables psicológicas antes señaladas y son posibles de
entendimiento gracias a la capacidad de aquel principio fundamental de las pruebas
psicológicas que consiste en extraer, como filtro de comunicación, ideas, pensamientos,
sentimientos, actitudes, comportamiento, etc. del ser humano. De allí, la posibilidad de
interpretar e inferir tales vivencias, constituyéndose en fuente indirecta del informe, así como
cuando una persona observa el comportamiento de otro y da su versión, con la diferencia que
las pruebas y los cuestionarios son tratados estadísticamente para determinar los márgenes de
error, dándole validez y confiabilidad.

DESTINOS Y USOS

La relación que existe entre el destino que toma un informe y el uso que se le da, es
innegable. Van Hagan (1986) decía que el objetivo del informe está determinado por quién lo
leerá y qué uso tendrá; según este autor, éstas interrogantes son inseparables y afectan a la
totalidad del informe: “el orden en que se presenta el material, el vocabulario que se emplee, la
longitud de las frases y los párrafos, número y grado de complejidad de las tablas, tipo y detalle
de las ilustraciones, el material que deberá incluirse en los apéndices e, incluso, el papel en el
cual se imprima y la forma en que se vaya encuadernar”.

Desde las primeras líneas de su obra Van Hagan previó como objetivos del informe las
disonancias que hoy en día aún se mantienen entre el objetivo principal que es el de comunicar
y aquel otro que es el uso que se le dará a éste.

A vista de las necesidades de la psicología, el uso que se le dará viene a ser el fin
último del informe como consecuencia de todo un proceso de estructuración y redacción. Su
uso, si bien depende de la calidad del informe, también forma parte de él sólo tangencialmente.
En cambio, para los administradores y ejecutivos de profesiones afines el fin último es el
principal. En otros términos, importa más la conclusión o las alternativas planteadas en el
informe y en las que basarán sus decisiones, que la calidad de su contenido.

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Queda entonces claro, que una cosa es el objetivo del informe y otra distinta el uso que
se le pueda dar. Así el objetivo del informe está vinculado a cómo llegar lo mejor posible a sus
lectores; más, el uso está lejos del informe y depende de su lector. Entre tanto, el informante (el
psicólogo) tiene la misión de informar con todo el rigor y la responsabilidad que le corresponde
en ése papel. No está, ni debe estar dispuesta a correr riesgos innecesarios al adoptar poses
que le son ajenos. Si en el mismo quien tiene que tomar decisiones en base a su informe lo
hará con la convicción que su trabajo previo es de la mayor confianza.
DESTINO DEL INFORME

Los potenciales lectores a los que está orientado el informe psicológico constituyen el
destino del informe. Ellos podrían quedar agrupados del siguiente modo: referentes, colegas,
profesionales relacionados y público común.

Sobre los referentes, si bien se ha tratado en un punto anterior con alguna amplitud;
complementariamente, ahora es pertinente señalar aquí que los primeros, principales y tal vez
los únicos lectores del informe son aquellas personas, grupos o entidades que solicitaron la
exploración, estudio o investigación del caso por algún interés especial. El limitado número de
lectores es, por tanto, evidente. Es a ellos a quienes de manera especial se refirió Kloffer al
agruparlos en función a la capacidad de comprensión del informe psicológico. Por cierto, la
comprensión no solo depende de la capacidad del lector o la formación académica del mismo,
sino también, aquí juega un papel importante la sencillez del lenguaje, de los términos, de las
frases y oraciones, y de la coherencia integral del informe.

Dentro de la variedad de posibilidades a los que está dirigido el informe existen dos
conceptos en los que pueden quedar agrupados todos los lectores y que ya se vislumbran
como normas o reglas para la elaboración del informe. Estas normas nos dicen: primera, “…
conforme disminuye la educación y el entendimiento del lector, el informe debe hacerse
progresivamente más simple”; segunda, “…cuanto más distante se encuentra la profesión del
referente – en relación al campo de la psicología – más necesidad habrá para que el psicólogo
(…) elabore el informe (…) en estilo tal que sea apropiado y circunscrito al problema…” (Kloffer,
1975).

A pesar de la claridad textual de dichas ideas, debe entenderse que la primera norma,
si bien involucra a la totalidad de receptores del informe, más está relacionado a aquellos
profesionales cuya formación está lejos de la comprensión de terminologías propias de la
psicología, por lo que se encuentran en condiciones similares al público común, necesitando de
la disminución o, mejor aún, eliminación de términos que dificulten la compresión del informe.
Entre tanto, la segunda norma tiene que ver con los profesionales afines, y que por la

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naturaleza de la profesión hacen uso de la psicología con alguna frecuencia (médico
psiquiatras, profesores, administradores, relacionistas industriales, asistentes sociales,
sociólogos, etc.), para luego ir disminuyendo progresivamente esa relación (médicos,
abogados, economistas, antropólogos, arqueólogos, ingenieros industriales, etc.).

Es probable que el grupo de lectores asiduos y con mayor grado de comprensión de los
informes psicológicos esté conformado por los propios colegas; esto es, psicólogos. Sin
embargo, por la especialización que demanda la sociedad moderna del profesional, cada vez
puede haber mayor número de psicólogos en desventaja del otro; claro está, que aún así, su
comprensión será mayor que la del profesional afín o aquel lector común y corriente, debido a
que hay un lenguaje profesional básico común a todos. Por ejemplo, un informe sobre la
capacidad de consumo de un producto de la población limeña, sobre las causas psicológica de
la inflación y la recesión, o sobre los efectos de los círculos de calidad en la industria nacional.
Estos temas pueden no ser comprendidos por psicólogos cuya actividad permanente y estable
es el campo educacional ni estar obligados a ello, pero sí por un psicólogo organizacional. La
ignorancia de un campo es mutuo, por tanto, no tiene por qué sentirse decepcionados de sí
mismos.

Otro grupo de lectores son los profesionales relacionados con la profesión del
psicólogo, que manejan de alguna manera una terminología similar con la especialidad afín, y
puedan lograr, dentro de ésa limitación, un entendimiento significativo con la profesión y con los
informes. Estos profesionales se supone que deben manejar datos, emplear resultados,
seleccionar alternativas y tomar decisiones en base a informes psicológicos. Pero los
profesionales afines, como posibles lectores siguen siendo un número limitado y tal vez todavía
restringido por intereses particulares del centro de trabajo en el cual labora el psicólogo y, a
veces, por ética profesional, y otro poco por intereses personales.

Finalmente, se debe considerar como potenciales lectores también al público común y


corriente, éstos son personas que están distantes de la profesión y de la actividad del
psicólogo, que no tienen conocimiento específico sobre el tema tratado en el informe ni tienen
interés especial. En todo caso, su interés se limita a inquietudes de cultura básica o
necesidades de orden secundario. Por lo mismo, los datos proporcionados en el informe deben
ser ajustados con fines específicos de lograr el entendimiento de dicho auditorio; y si es
proporcionado en la forma de noticia, crónica o entrevista periodística aún mejor. Por
consiguiente, el lenguaje que se use para este tipo de lectores es todavía más simple que la
terminología empleada en los casos de lectores anteriormente descritos.

Se entiende, en consecuencia, que todo informe, cualquiera que sea su clase y


naturaleza, recibirá para su preparación un tratamiento especial, fundamentalmente, en

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relación al lenguaje. La razón de esta afirmación, aparentemente obvia, es la “presencia” del
lector en todo el proceso de redacción del informe; en otras palabras, un informante que no
considere o no tome en cuenta a su futuro lector al momento de redactar, corre el riesgo de no
usar el lenguaje incluso el estilo apropiados en su informe, luego no ser comprendido.

USOS DEL INFORME

Hasta este punto, se ha venido expresando que el uso del informe depende de lo que
quiera hacer el lector con él. Sin embargo, todos los lectores anteriormente señalados se van
reagrupando también en torno a la clase de informe que se trate. Es decir, el lector parece
seleccionar sus lecturas en concordancia con sus intereses. Por eso, la clasificación hecha del
informe en función a su naturaleza será útil para desarrollar este acápite.

Los lectores principales del informe científico son los miembros de la comunidad
científica especializada; sea que la investigación haya sido empírica o documental, ellos tienen
la posibilidad de replicar el estudio en otras realidades, de no desarrollarlo, de teorizar en base
a él, de compararlo con otros estudios o de darle una aplicación práctica y, tal vez el más
importe, de observar y señalar sus críticas.

Igualmente, los especialistas de profesiones afines hacen uso del informe científico.
Tratan de compatibilizar con los puntos de vista de su profesión o su visión particular sobre el
tema con la intención de mejorar o perfeccionar su actividad.

Por otro lado, aún cuando no es general, existe un público más o menos amplio, atento
a los trabajos de naturaleza científica con diversos matices de interés. En estos casos, como ya
se dijo, es necesario recurrir con resúmenes apretados hacia los diferentes medios de
comunicación para hacer conocer de manera especial, conclusiones muy breves, claras y
densas que le permitan cubrir sus expectativas, que usualmente son por cultura.

Hay todavía otro grupo al que interesa conocer los resultados del estudio que, a pesar
de ser un grupo muy reducido, tal vez sea el que más uso se da al informe científico. Ellos son
especialistas de profesiones relacionadas a la psicología; son técnicos o son directivos de la
organización que demandó y financió la investigación. Este grupo por lo general lo hace con
fines muy específicos; es decir, para que el empleo de los resultados sea de aplicación
inmediata. Por ejemplo, la investigación de mercado, o la elaboración de pruebas psicológicas
de selección, etc.

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En el mismo sentido, los lectores principales del informe de evaluación psicológica son
los remitentes o referentes. Su público, entonces, es especialmente reducido. Ellos basan su
acción en la calidad y competencia que debe tener un informe de esa naturaleza.

Un médico-psiquiátra o un psicoterapeuta, en principio, elevará su juicio sobre el


paciente y diseñará un plan terapéutico a mediano y largo plazo sobre la base de un informe,
incluso podrá trazar un pronóstico sobre el futuro de su cliente. Un profesor tendrá la
posibilidad de determinar un programa de entrenamiento, de rehabilitación o de nivelación; un
administrador o un relacionista industrial podrá tomar las decisiones que mejor le convengan a
la organización y al individuo o grupo en cuestión, tratando de encontrar el equilibrio justo que
no afecte a las partes; un asistente social, tendrá la ocasión de actuar, por fin, con total
seguridad en sus programas de recreación, de entrenamiento o de apoyo familiar.

Los padres de familia, también remiten casos y son lectores del informe de evaluación
psicológica, pero el uso que el dan es aún impreciso; sin embargo, parece ser que el informe es
usado, de modo preferente, en la orientación que se les proporciona en la parte de las
recomendaciones: para cambios en el comportamiento de la familia o para acciones que
faciliten la adaptación social del probando, etc.; de la misma manera es usado para calmar la
propia ansiedad del grupo familiar que provocó el supuesto problema del pariente evaluado;
también parece usarse para ser presentado ante autoridades educativas, tratándose de niños o
jóvenes que postulan a un centro de enseñanza o a sus médicos o terapeutas cuando la
situación exige; unos pocos, seguramente, para presumir ante conocidos, si es preciso.

Justamente, por esta impresión en el uso del informe en manos de la familia, es que no
es muy conveniente entregar los informes a la familia, mucho menos al propio probando,
siendo éste aún más delicado tratándose de casos clínicos. En cambio, sí es una obligación del
informante explicar algunos resultados que no impliquen incremento de la ansiedad del
paciente o del grupo familiar, pero con mucho tacto.

Finalmente, se encuentran los lectores del informe técnico-administrativo, que por


tratarse de informes que generalmente incluyen a un conjunto de seres humanos, su alcance
está limitado a un reducido número de lectores y, por lo mismo, las políticas, decisiones y
acciones que se adopten en base a él son de cuidado. Por ejemplo, la valoración del
desempeño de los docentes que pertenecen a una determinada unidad de servicios educativos
o de los médicos de tal o cual área hospitalaria. Este tipo de estudios importa a los niveles de
decisión y es sólo a ellos a quiénes debe llegar para que puedan adoptar políticas de
reentrenamiento o reactualización periódica.

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Los estudios realizados en la industria, en los mandos militares, en algunas clínicas
privadas u otros centros, son aún más restringidos por razones de competencia, se seguridad,
etc.; con mucha suerte, eventualmente, es posible usar dichos informes para compartir los
resultados en eventos científicos amplios pero sólo con la autorización de la organización y sin
anunciar su procedencia.

RESPONSABILIDAD DE INFORMANTE

Como se podrá comprender, no es nada fácil hablar de la responsabilidad del


informante. Obviamente para ser informante se requiere de una preparación especial y cubrir
algunas cualidades básicas.

Es verdad que no todo depende del informante, hay algo de responsabilidad que se
debe compartir con el referente o solicitante. Si éste no dice con claridad lo que desea, lo que
le preocupa; si sus interrogaciones son ambiguas, o el problema que busca resolver no lo
expresa con total lucidez, corre el riesgo de no contar con una respuesta precisa en el informe
al término del estudio. Igualmente, si a pesar de la transparencia de sus ideas y la
incuestionable nitidez de su pedido, el informante no cubre dichas necesidades y
requerimientos en el tiempo y la oportunidad esperada, es culpa del solicitante por encargar un
trabajo de tal magnitud a personas que no están preparados para ello; sobre todo, en un centro
de trabajo donde supuestamente los jefes conocen la calidad de sus profesionales.

Por eso, el psiquiatra, el gerente, el profesor, etc. debe asegurarse de que su pedido ha
sido comprendido, que sus ideas han sido bien interpretadas, que la extensión del informe y el
espíritu de su redacción serán los apropiados, así como los límites y los alcances de la tarea
confiada (Bousquie, s/f.).

El funcionario o ejecutivo de una organización y muchos otros, urgidos de un informe,


son gente que carece de tiempo suficiente para dedicarle más de lo necesario a le lectura de
un informe; y requieren que le informante exponga a prisa los puntos de vista del estudio, de
sus resultados y de sus interpretaciones. En tal caso, la precisión en la descripción de los
hechos, eliminando los elementos secundarios, disminuirá la extensión del informe dentro de
una estructura básica indispensable. Entonces, la densidad de la redacción y la claridad de las
proposiciones, serán útiles.

En cambio existe otro grupo de lectores, como los psiquiatras, psicoterapeutas,


profesores y otros especialistas de profesiones afines que disponen de un tiempo mayor y que

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estarían en mejores condiciones para una lectura detallada del informe. Esto no significa que la
extensión del informe debe ser mayor ni que en él deben incluirse elementos superfluos (si
éstos tienen relativa importancia deben pasar a la sección “notas” o a un “apéndice” en el lugar
que le corresponde”. Sencillamente significa que, dada la misión de ayudar al referente, su
entendimiento sobre el individuo o grupo en cuestión debe ser lo más profundo posible.

Dentro de este contexto, el informante debe ser una persona con suficiencia profesional
para que sus informes representen “(…) el nivel de competencia (…), de desarrollo e
integración personal del psicólogo”, como diría L’abate (1967). De modo que, no refleje en ellos
sus prejuicios, percepciones, y puntos de vista de sí mismo y a veces de los demás. Hay una
internalización de los problemas en la vida del psicólogo y, viceversa, una entrega total para
una mejor comprensión del ser humano. Pero, no es correcto que el profesional proyecte sus
propios sentimientos y emociones en el informe. Por tanto, debe reprimir las suyas y dar pase a
los problemas del sujeto en estudio lo más objetivo e imparcial posible. En todos los casos, el
informe no puede estar subordinado ni depender de los intereses del informante, menos de los
intereses del grupo, como tampoco de los de la organización. Su imparcialidad debe ser a
“carta cabal” (L’abate, 1967).

Por otro lado, y de manera particular en clínica, el psicólogo, si bien está empeñado en
brindar su apoyo al referente, su compromiso es todavía mayor con el paciente. Es decir, su
pasado, presente y futuro le ha sido confiado y debe responder a esa confianza con
honestidad, buscando la forma más idónea de afrontar sus dificultades. Pero, sin embargo, si
su condición de ser humano, en ocasiones le hace perder la visión y fácilmente es arrastrado
por motivaciones de prestigio, tal vez de impulsos agresivos y hostiles hacia el entorno del
paciente, o al revés, por actitudes de complacencia y de sobreprotección; y a veces, por
verbalismos innecesarios en su afán de lucirse ante sus lectores o un auditorio mayor, debe
rechazarse tales cualidades en verdad inaceptables e inadmisibles en un profesional (Kloffer,
1975).

La idoneidad del psicólogo informante debe entenderse como una persona abierta,
dispuesta a todo aquello que signifique observación y crítica; aceptar nuevos elementos que
contribuyan a mejorar su trabajo y a desechar los que resultan secundarios. Debe aprender a
apreciar la colaboración de todos los implicados en el problema materia de estudio,
especialmente de sus asistentes más cercanos y calificados si su deseo es ver las cosas con
nitidez. Solo así logrará plantear proposiciones que conduzcan a resolver el problema en
cuestión, buscando el equilibrio justo entre los intereses de la organización, del sujeto o grupo
humano involucrados y tal vez de la comunidad que lo rodea; pero, como se dijo, sin
subordinación. De allí, que el psicólogo debe ser un observador agudo, reflexivo, crítico para

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evitar propensiones y ser un investigador acucioso y responsable para no dejarse ganar por las
pasiones o coacciones.

No debe olvidar, que su papel es el de conducir al referente hacia una toma de


decisiones. El éxito o el fracaso de dicha decisión basada en el informe es de exclusiva
responsabilidad del informante. Puede ser de la conciencia o no de una terapia, de su
hospitalización o su tratamiento ambulatorio; la de sacarlo o mantenerlo al niño en el mismo
centro de enseñanza; la de enjuiciar o no a una empresa consultora por haberle dotado de
personal deficiente, etc. Quien toma la decisión no está en condiciones de comprobar los datos
del informe. El psicólogo es el especialista, la persona de confianza y supuestamente sincero,
objetivo y leal; como decía Bousquie, “(…) el autor del informe posee una gran conciencia
profesional, un juicio perfectamente honrado, sincero y de buena fe”. El Psicólogo debe tener
en cuenta permanentemente las consecuencias que pueden derivarse de sus aciertos o de sus
errores. Su responsabilidad es grande y peligrosa.

Por ello, si el informe es importante para quien toma las decisiones sobre el futuro de
su paciente, de su alumno de algún segmento de la empresa o de la totalidad de ella, es tanto
o mayor la importancia del informe para su autor. “Por él se juzgarán sus conocimientos,
competencia, conciencia, las cualidades de su espíritu y, en fin su valor humano” (Bousquie,
s/f).

ORGANIZACIÓN Y ESTRUCTURA
“El trabajo científico es una construcción unitaria, cuyos elementos se conjugan de tal modo
que, a pesar de la función particular (…), todos deben apoyarse firmemente en la armadura
general y, al mismo tiempo, prestar su eficaz servicio a ella…”
A. Zubizarreta

ORGANIZACIÓN Y ESTRUCTURA

El informe psicológico, como toda comunicación escrita, requiere de un diseño básico


previo para su elaboración. Este diseño llamado también esquema tiene un proceso de
maduración que va tomando cuerpo hasta reunir ciertas condiciones elementales, tales como la
relación entre las partes y la jerarquía en el tratamiento de los temas.

Un trabajo lógico-racional del esquema garantiza la objetividad y la coherencia


estructural, dándoles firmeza a su condición de instrumento guía para la redacción y desarrollo
analítico-reflexivo del informe.

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1. EL ESQUEMA
Es poco probable que el investigador pueda organizar las supuestas partes del futuro
trabajo sin antes haber tenido, al menos, una primera lectura de todo el material recopilado
hasta el momento de iniciar la elaboración del esquema base y haber hecho una selección
inicial de los conceptos y principios en torno a los cuales girará el desarrollo del tema. Claro, no
se trata de contar con la totalidad de la información, porque el esbozo tiene como finalidad
primaria seguir captando mayor información, esta vez, ligada a los requerimientos del esquema
base.

El esquema es la sistematización inicial, es el bosquejo, el boceto de las ideas y


pensamientos que se quiere desarrollar. La complejidad de este perfil dependerá del tema y de
la cantidad de información recogida y aprovechable para la maduración de aquellas ideas.

Por simple que parezca el tema a tratar y cualquiera el tipo de documento a elaborar,
realizar apuntes previos a su redacción será sumamente útil y ventajoso, más aún tratándose
de un informe profesional especializado.

A través del esquema o plan será posible la clarificación de los objetivos y la


profundización del pensamiento sobre el tema y su contenido; igualmente, éste en su condición
de guía, orientará en forma permanente el desarrollo de la investigación y ayudará a disminuir
los riesgos de una improvisación. El esquema obliga también a un manejo metódico,
sistemático y coherente de toda la información lograda, de manera que las partes principales y
aquellas subordinadas sean identificadas y tratadas como tales (temas, sub temas, sub sub
temas). Finalmente, su condición de esquema base permitirá realizar enmiendas o cambios de
ajuste que irán definiendo su alcance y límites a medida que va progresando la investigación.

1.1. ¿QUÉ CONDICIONES DEBE REUNIR EL ESQUEMA PARA SU FORMULACIÓN?


Toda idea, o pensamiento forma parte de un conjunto (coherentemente relacionados
entre sí), o son concebidos dentro de otros conceptos de mayor extensión. Ellos llevan en sí
algún mensaje a partir de una estructura, ya sea que éstos se encuentren en el plano mental o
en el plano declarativo (Maurial, 1974).

Cualquiera sea el plano en el cual se esté trabajando el esquema de un informe debe


tomar en cuenta el problema, los objetivos, las hipótesis, la metodología, los resultados, la
discusión y las conclusiones. En los informes científicos, hablar en estos términos es normal e
inexcusable; sin embargo, en los informes de evaluación psicológica es extraño y hasta
anómalo. Una apreciación más detenida conduce a crecer, sin duda, que en el proceso de
investigación el uso de dicho esquema es correcto en ambos casos; la diferencia está en que la
investigación científica en psicología tiene como objeto de estudio a un grupo o grupos

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representativos de una población, mientras que la investigación evaluativo tiene como objeto de
estudio fundamentalmente al individuo o grupo menor no representativo.

Por consiguiente, para efectos del informe, la investigación científica mantiene el


mismo esquema del plan inicial con el añadido de los resultados, la discusión y las
conclusiones; mientras que la investigación evaluativo omite casi la totalidad del esquema
inicial – en este caso el esquema funciona generalmente en el plano mental – y el esfuerzo
está dedicado a discutir los resultados e inferir conclusiones, vale decir, interpretar resultados y
diagnosticar. De allí la exigencia ineludible de trabajar a partir de esquemas planteados en
etapas iniciales de la investigación, mejor aún, si éstos se hacen explícitos y no quedan en el
plano mental.

Por otro lado, de nada servirá un esquema si éste no se encuentra dentro del contenido
del tema en cuestión; así como, debe lograr la coherencia entre sus padres conformando un
todo y no sea solo un conjunto desordenado e ilógico de datos. También será indispensable el
conocimiento de la información elemental y la información secundaria y relacionada con el
tema.

Igualmente, será importante en la preparación del esquema considerar al lector desde


esta etapa y, si fuera posible, cualidades relacionadas a su formación profesional y/o cultural a
fin de usar el lenguaje y la terminología apropiados. Dentro de este proceso, es indiscutible
trabajar además sobre la perspectiva de un definido o posible empleo del informe. Es decir, el
uso que le dará el lector.

1.2. ¿CÓMO ELABORAR EL ESQUEMA?


Es indiscutible que el esquema se elabora sobre la base de una primera lectura
informativa o conocimiento elemental del problema. Teniendo en cuenta estos conocimientos, el
propósito del informe, la amplitud y profundidad del estudio y los intereses de los lectores es
posible encaminar y armar el esquema con el apoyo del método inductivo o el método
deductivo.

Mediante el método inductivo se comienza con una introducción donde se incluye el


problema, los objetivos, sus alcances y el método seguido; luego continúan los resultados y la
discusión (interpretación), para terminar con conclusiones precisas y las recomendaciones
(Leyton, 1971). Algunos autores llaman a este método como “sintético” porque va de las partes
a la conceptuación del conjunto, ley o principio.

Este método es de uso muy común en los informes psicológicos, tanto en los de
evaluación psicológica, en informes científicos como en los informes técnico-administrativos. En

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los informes científicos, sobre todo, cuando son de tesis, tesina o monografía. En aquellos
informes científicos de estructura profesional lo precede un resumen, ubicándose
inmediatamente antes de la introducción.
Algunos ejemplos darán una visión más cercana a lo señalado:
- Esquema para informes de evaluación psicológica planteados por Palmer (Kloffer,
1975);
Observaciones de conducta.
Análisis de resultados (descripción del funcionamiento del probado con fuentes o
génesis de sus patrones de conducta).
Resumen (condiciones o inferencias).
El método deductivo, entre tanto, es a la inversa. Se empieza por un resumen
donde se señalan las conclusiones relevantes, luego una introducción, seguido por el
desarrollo del tema (resultados y discusión) que la justifique.

Su uso es también muy común en los esquemas de informes cortos de tipo


administrativo – no necesariamente psicológico – para informes diarios o periódicos sobre
sucesos de la jornada laboral, semanal o mensual. En cambio, no es muy común en esquemas
de informes de evaluación.
En contraposición a la elaboración del esquema por temas, algunos autores proponen, para
todos los casos, formular aquel esbozo mental por escrito y en párrafos, frases u oraciones,
anotando las verdaderas afirmaciones que habrán de desarrollarse en el informe.
Evidentemente que este trabajo demanda de mayor atención y esfuerzo, pero sus resultados
rápidos y satisfactorios compensan con demasía en relación a los riesgos que ocasiona
normalmente un esquema por temas. Además, es más fácil cambiar el bosquejo por párrafos
que el borrador ya redactado de un bosquejo por temas, por tanto, es más eficaz poner por
escrito un bosquejo de párrafos antes que hacer el intento de un borrador más detallado a partir
de un bosquejo por temas (Goode y Hatt, 1972).

- Ejemplo de un esquema teórico documental por párrafos:


I. Existen varios tipos de informe, dependiendo de la forma de transmisión, de la naturaleza,
de la estructura y de la forma de evaluación.
A. El informe escrito más que el informe verbal son las formas más comunes de
transmisión.
1. El informe oral o verbal no es común en los informes psicológicos.
2. El informe escrito es la forma de transmisión usual y normal en la psicología.
B. El psicólogo recurre al informe científico, de evaluación o técnico-administrativo de
acuerdo a la naturaleza y profundidad del tema y de acuerdo al tipo de investigación.

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Lo importante en todos estos esquemas, es que en cualquiera de los métodos que se
haga uso (tanto en la elaboración del esquema como en la redacción del informe mismo) exista
una marcha coherente y lógica.

1.3. ¿QUÉ CARACTERÍSTICAS DEBE REUNIR UN ESQUEMA?


El esquema como estructura primordial de un trabajo posee las siguientes
características básicas: la de ser un instrumento flexible y manejable y la de ser un instrumento
guía.

Durante su elaboración y, después, en el curso de la redacción del informe, se ponen


en juego dichas características del esquema de manera simultánea. Es decir, en el primer caso,
durante la elaboración del esquema, mientras sirve de guía para seguir recolectando
información relacionada al tema, se va también incorporando o desechando datos que permiten
afinar dicha estructura; inversamente, en el segundo caso, durante la redacción del informe se
hace más intenso su papel de guía y disminuye su flexibilidad al cambio y a las enmiendas,
aunque estas dos características intrínsecas no desaparecen sino sólo cuando ha concluido la
publicación del informe; hasta una nueva edición donde reaparecen, permitiéndole al autor
hacer algunas enmiendas más.

Así mismo, en el esquema propiamente dicho se debe distinguir la correspondencia


entre los encabezados principales y las ideas centrales; entre los encabezados de segundo
orden y las ideas secundarias; y continuar de la misma manera ubicando en la jerarquía que le
corresponde a cada cual. Aún más, la presencia de un inciso exige necesariamente un segundo
inciso como mínimo – en caso contrario el inciso único no se justifica – y, claro, como todos los
demás puntos, la enunciación debe tomar la misma forma gramatical en todo el esquema.

La distribución de los temas, subtemas, sub sub temas, etc. etc. deberán llevar
números romanos, arábigos, letras y la combinación de todos ellos para una mejor ubicación y
localización.

2. DEL ESQUEMA AL INFORME


La distancia que se tiene que recorrer entre el esquema y el informe es un camino
todavía largo y azaroso. Existe, sin embargo, una base que conducirá el procesamiento de la
información y la elaboración o composición que será el informe propiamente dicho. Esa base es
el esquema. Entonces, ¿qué pasos se deben dar en el diseño del esquema?.

2.1. DISEÑO PRELIMINAR DEL ESQUEMA


El diseño del esquema aunque preliminarmente, responde a las motivaciones del
informe; es decir, al fenómeno, al hecho, al problema que exige una respuesta.

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En esta etapa, fundamentalmente, se continúa con el acopio de información. Aquí es
donde los testimoniales orales, escritos u otros documentos serán útiles porque constituirán el
punto de partida para la preparación del esbozo inicial. Por tanto, anotar los tópicos centrales e
importantes para dar forma al esquema convencional –introducción, cuerpo y conclusiones– es
ir diferenciando el tipo de informe, su extensión y complejidad.

Si el informe se proyecta a ser extensa, el esquema deberá formularse por escrito y


empezar consignado los temas principales en primer orden y continuará subdividiéndose en
segundo, tercer y cuarto orden, a fin de conseguir que la exposición en unidades cada vez más
pequeñas asegure una profundidad suficiente que explique la totalidad del fenómeno (situación
ésta aún improbable en esta etapa). En cambio si el informe se proyecta a ser corto, como es el
caso de los informes de evaluación psicológica de tipo individual, no será preciso formular el
esquema por escrito, con mayor razón si se tiene experiencia; manteniéndose el esquema en el
plano mental. Lo inaceptable es la ausencia total de un esquema.

REDACCIÓN Y COMPOSICIÓN

“El científico adora la eficiencia, y, sin embargo, apenas se preocupa por aprender a manejar
eficazmente uno de sus instrumentos más valiosos: La pluma”.
A. C. Leyton.

Obtenida la información y las fuentes bibliográficas, organizada y sistematizada las


mismas y revisado su plan o esquema, el redactor de informes estará en condiciones de iniciar
la redacción de su informe.

Este capítulo aspira, precisamente, poner en manos del redactor de informes los
elementos mínimos que encaminen su redacción. El Orden lógico-racional y la significación de
las palabras, frases y párrafos y, las formas de expresión junto a procesos ineludibles de
composición del texto, son aspectos que ayudarán de manera sostenida a superar las
dificultades de redacción del informante.

No es objetivo de este capítulo, obviamente, dar lecciones doctas sobre la materia sino
trasladar aquellos conocimientos útiles sobre el idioma para un mejor empleo del mismo en
nuestros requerimientos de redacción; de modo que, las carencias que se encuentren aquí
deberán ser complementadas en fuentes más versadas. Nuestro interés, es sólo estimular al
principiante hacia el conocimiento del idioma.

1. LA REDACCIÓN

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Toda persona que se inicia en la redacción de informes, si su intención es lograr total
entendimiento de los mensajes que desea comunicar debe preocuparse por tomar pleno
conocimiento de las normas y reglas elementales de la lógica, la semántica y la gramática. Los
códigos supuestamente convenidos entre el informante y el lector jugarán un papel
predominante para esa comprensión.

La redacción, así, es la expresión escrita y ordenada de los pensamientos y


sentimientos; dicho de otro modo, es escribir bien lo que se piensa y lo que se siente. Cuanto
mejor estructurado estén esos pensamientos más óptima será la comunicación.

1.1. LA LÓGICA
La redacción demanda de modos y formas de raciocinio para expresar un pensamiento;
a este conjunto de palabras escogidas, ordenadas y enlazadas racionalmente y que logran la
significación deseada, se le conoce como razonamiento lógico. Por tanto, la forma y el orden
como estén integrados los enunciados determinan la calidad de la expresión de los
pensamientos.
De acuerdo a Gonazáles Reyna (1990), en el proceso de la redacción son necesarios
tres elementos de la lógica: las formas del pensamiento, los métodos de razonamiento y las
falacias.

Las formas del pensamiento, son operaciones mentales que tienen su propio proceso.
Ellos son la aprehensión, el juicio y el raciocinio.

La aprehensión, es la percepción o la evolución de una imagen conceptual del objeto


que se traduce en palabras. El juicio, es la afirmación o negación de la existencia del objeto. El
raciocinio, en cambio, es la producción de nuevos conocimientos teniendo como base juicios o
proposiciones ya conocidos. Como se puede ver, son fases que aumentan de complejidad en la
medida en que el pensamiento se acerca al análisis e interpretación de los hechos para inferir
nuevos conocimientos, pudiendo romperse el proceso sólo en la primera o segunda forma de
pensamiento sin llegar al raciocinio. El informe psicológico, en tales casos, disminuiría o
perdería su competencia profesional.

Los métodos de razonamiento, más comunes y que pueden cubrir las necesidades de
la especialidad son: el método inductivo y el método deductivo.

Según el método inductivo el raciocinio parte de uno o varios hechos, sucesos o


fenómenos particulares para obtener una conclusión generalizable a todos ellos. La inducción
puede darse por analogía, caso en el que la generalización se da a todos los objetos similares;

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o puede darse también por relación de causa a efecto, en la que a causas iguales
corresponden efectos iguales.
Según el método deductivo el raciocinio opera por silogismo, empieza de uno o dos
juicios generales para obtener conclusiones particulares. En otros términos, son indispensables
las premisas o juicios generales para inferir una conclusión particular.

Las falacias, entre tanto, son defectos o alteraciones del raciocinio no intencionados
para llegar a una conclusión. Lo contrario, es un sofisma; es decir, si estas alteraciones del
raciocinio son premeditadas e intencionadas para llegar a una conclusión. Sin embargo, en la
práctica diaria es frecuente ver cómo se distorsiona un sofisma como falacia, porque la
intencionalidad no se quiere reconocer o porque pasa por desapercibida.

Por otro lado, se debe reconocer que existen errores naturales del pensamiento por
uso impreciso o desordenado de las palabras o por una relación impropia de los juicios, a los
que se le denomina falacias lógicas; y, aquellos otros errores producidos por influencia de
variables del sentimientos llamadas falacias emocionales (Gonzales Reyna, 1990).

1.2. LA SEMÁNTICA
La semántica es considerada como una ciencia que trata sobre la significación de las
palabras, entendida ésta como un proceso donde interviene la conceptualización del objeto
llamado también contenido y la expresión que puede ser acústica o gráfica del objeto.

Lo anterior exige del protagonista o redactor de informes, el conocimiento pleno y


preciso de las palabras, es decir, el significado de ellas antes y durante la transmisión de su
mensaje, con el objeto de lograr justo entendimiento de sus lectores y, eventualmente, de sus
oyentes.

Sin entrar en mayores detalles, es conveniente conocer que el significado de las


palabras se dan dentro de tres modalidades distintas: sinónimas, que se refieren a distintas
palabras que tienen el mismo significado; homónimas, que se refieren a palabras que se
pronuncian del mismo modo pero tienen distinto significado; y antónimas, son aquellas palabras
que tienen significados opuestos.

Ejemplos: Sinónimas
Excitación, agitación, conmoción
Sensible, apreciable, perceptible

Homónimas
Amase – de amar – de amasar

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Vino – de venir – de bebida
Saco – de sacar – de vestido – de bolsa

Antónimas
Estable – inestable
Paciencia – ira
Sereno – turbado
1.3. LA GRAMÁTICA
La gramática se entiende como el arte de hablar y escribir bien un idioma. Para
lograrlo, es necesario el conocimiento de la ortografía y sus reglas, y de la sintaxis y las
transformaciones que se dan en concordancia a los mensajes que se quiere transmitir.

1.3.1. La ortografía.- Es la parte de la gramática que enseña a escribir correctamente


mediante la articulación de letras y los signos auxiliares de la escritura. Por eso, se puede
conceptuar a la ortografía como el foco fundamental de la redacción.

La razón de algunos autores de creer que la ortografía es el conocimiento hecho


hábito, permite inferir la importancia que tiene para el redactor saber sus reglas, aunque su
aprendizaje y su dominio dependerá mucho de la práctica persistente y tenaz. No existe otro
camino más agradable que sustituya a la necesidad de dicho ejercicio firme.

La articulación de las letras permiten formar sílabas, el enlace de sílabas forman


palabras y la unión de palabras llevan a la conformación de frases y oraciones y, finalmente, el
discurso.

Interesan a la ortografía, entonces, las letras, las sílabas y las palabras. En otros
términos, interesa la correcta expresión gráfica de ellas.

a) Las sílabas, son aquellas letras cuya unión se pronuncia en una sola emisión de
voz. Algunas se pronuncian de manera débil y otras de manera fuerte, a esta última forma de
pronunciación, que es más intensa, se le denomina tónica; ésta puede llevar el acento
ortográfico o tilde o no llevarlo, dependiendo del tipo de palabras.

b) Las palabras, pueden ser: agudas, graves, esdrújulas y sobreesdrújulas.


Las palabras agudas son las que llevan la sílaba tónica al final de la palabra.
Ejemplo: visión, juguetón, escasez, frigidez.

Las palabras graves, son las que llevan la sílaba tónica en la penúltima sílaba.
Ejemplo: paciente, neurosis, útil, débil.

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Las palabras esdrújulas, son aquellas que tienen la sílaba tónica o acento en la
antepenúltima sílaba.
Ejemplo: última, gráfica, estático.

Las palabras sobreesdrújulas, son aquellas que llevan la sílaba tónica o acento antes
de la antepenúltima sílaba.
Ejemplo: tratándosele.

Dentro de esta variedad de palabras existen algunas reglas de acentuación ortográfica


que es conveniente tomar en cuenta:
i) En las palabras agudas:
- Se acentúan cuando terminan en s, n, vocal.
Ejemplo: percepción, través, inglés, empatía.
- No se acentúan cuando terminan en otras consonantes.
Ejemplo: espinal, fetal, feliz, matriz, precoz.
ii) En las palabras graves:
- Se acentúan cuando terminan en cualquier letras que no sea n, s, vocal.
Ejemplo: prenúbil, dúctil.
- No se acentúan cuando terminan en n, s, vocal.
Ejemplo: innatas, instinto, incesto, imagen.

iii) En las palabras esdrújulas y sobreesdrújulas:


- Se acentúan en todos los casos.
Ejemplo: óptico, técnicas, nostálgico, enséñamelo.

Adicionalmente a estos tipos de palabras, se encuentran las que son de una sola
sílaba, y que se conocen como monosilábicas; éstos no se acentúan, salvo aquellas que tienen
la misma escritura y distinta significación. En estos casos, el acento toma el nombre de acento
diacrítico.
Ejemplos: dé (del verbo dar) y de (preposición)
sí (afirmación) y si (condicional)
más (cantidad) y mas (conjunción).

También forman parte de la ortografía los signos de puntuación tales como la coma, el
punto, el punto y coma, los dos puntos, los puntos suspensivos, la raya, punto y raya, los
paréntesis, las comillas, los signos de interrogación y admiración, y los asteriscos. Cada uno de
estos signos tienen un significado en el proceso de redacción. Por ejemplo, la coma, el punto,
el punto y coma y los dos puntos significan pausas en la construcción de frases y oraciones; los

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signos de interrogación, de admiración y los puntos suspensivos denotan entonación de la voz
al leer un escrito; y la raya, el punto y raya, las comillas y el asterisco conducen a la distribución
apropiada de frases y oraciones dentro de un párrafo, igualmente permiten resaltar o separa
una palabra, frase u oración en concordancia con la importancia y profundidad del tema.

1.3.2. La sintaxis.- Llamada también morfosintaxis, enseña el modo cómo deben enlazarse
unas palabras con otras para formar la oración gramatical, y también las oraciones entre sí
para formar la oración compuesta.

a) La frase, es un conjunto de palabras que carecen de verbo (en forma personal) y


que requieren de otro enunciado para lograr un significado. Es decir, de más palabras,
especialmente verbos, y dentro de la oración cumplen la función de sujeto o predicado.
Ejemplos:
El niño Juan Luis carece de movimientos finos
frase sujeto verbo frase predicado
Sus emociones versátiles eran día tras día más significativas
frase sujeto verbo frase predicado

b) La oración, es un conjunto de palabras que expresa un pensamiento o concepto


cabal, donde el verbo en forma personal cumple un rol preponderante para lograr que ese
enunciado sea completo.
La oración está compuesta por el sujeto de quien se dice algo; por el verbo que es
esencia, acción, pasión o estado; y por el predicado o complemento, lo que se dice del sujeto.
Ejemplos:
Jorge, vecino y excelente médico, ayudó a superar la crisis
sujeto verbo predicado
Los supervisores y los trabajadores llegaron tarde al lugar indicado
sujeto compuesto verbo predicado
Los supervisores y los trabajadores llegaron tarde al lugar indicado y observaron algunos hechos
sujeto compuesto verbo predicado compuesto

Como en estos ejemplos, donde se distinguen algunos detalles sobre oraciones


simples, existen también las oraciones compuestas y otros elementos de la oración.

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