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FACULTAD DE HUMANIDADES Y
EDUCACIÓN
MAGÍSTER EN EDUCACIÓN
ACADÉMICA: DRA. CARMEN BURGOS V.
WITTGENSTEIN,DESDE EL TRACTATUS
LOGICUS- PHILOSOPHICUS A LAS
INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS
El paradigma de Wittgenstein de las investigaciones
filosóficas
18 de julio de 2018
INTEGRANTES
Sara Bórquez V.
Wladimir Guzmán R.
Alicia Sierralta A.
Germán Valderrama P.
CONCLUSIÓN
Tomando en consideración la postura que se recogió de este autor, es decir,
aquella que se expuso en las Investigaciones filosóficas, se puede establecer,
efectivamente, que, si bien las palabras (o el lenguaje) existe en la sociedad, es el
uso condicionado por diversos factores el que determinará finalmente su significado.
Y este planteamiento resulta importante, ya que las diversas interpretaciones
colectivas (y en algunos casos extremos, individuales), pueden otorgar cierto poder
que condiciona el comportamiento o reacción particular ante un fenómeno lingüístico-
social.
El lenguaje, como se ha indicado en este documento, y en la obra de
Wittgenstein, es un constructo social y evoluciona a la par de la sociedad. Tal como
se ha planteado someramente en este documento, el concepto de inclusión ha
adquirido tanta fuerza hoy en día en la comunidad hispanoparlante que hasta se habla
de lenguaje inclusivo (movimiento muy criticado por aquellos defensores del lenguaje
tradicionalista). Quién sabe quizás cómo se interpretarán y utilizarán en el futuro los
diferentes conceptos que hoy en día están en boca de todos.
Si bien, la obra de Wittgenstein, en su análisis del discurso, difiere un poco del
concepto de signo, significante y significado de Ferdinand de Saussure, rescata la
misma idea planteada en la obra de éste último denominada «Curso de lingüística
general», dicha idea establece que el lenguaje evoluciona. Obviamente, el enfoque
de Wittgenstein se orienta no a la descripción del lenguaje en sí, sino a los usos de
éste, que también evolucionan junto con la sociedad, marcados por la historia, la
cultura, la realidad.
Tanto el lenguaje como la realidad es ilimitado, ya que es evolutivo, pues no se
queda estático y se construye conforme se va conociendo la realidad y, de esa forma,
el lenguaje define o identifica sus conceptos.
Tal como planteó Wittgenstein en su analogía con la caja de herramientas, el
lenguaje está ahí a disposición de las personas y todos saben que está ahí; será el
uso que se le da al lenguaje, a esas herramientas, las que darán un tinte distinto. El
concepto de inclusión ha sido tomado desde tantas aristas que su significación no
puede ser única, como se pretendiera en Tractatus, y ha sido tomado por diferentes
movimientos con el fin de defender los derechos que proclaman, no siendo la
educación un caso excepcional. Lo más probable es que en el futuro se tomen ciertas
medidas respecto a la inclusión con las que no todos estén contentos y provoquen
pequeños conflictos sociales (tal como ha ocurrido con otros conceptos en el pasado),
ya que el poder del lenguaje es bastante fuerte.
Sería bueno entonces finalizar con algunas preguntas que orienten a la
reflexión y al debate: ¿Qué entendemos nosotros por inclusión? ¿Qué prácticas
resultan inclusivas en el ámbito educativo? ¿Qué tan de acuerdo estamos con
algunas prácticas inclusivas (o integradoras) llevadas a cabo en aula? Las respuestas
podrían ser tan diferentes como los conceptos e ideologías que se tengan en torno a
este término.