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LA PLENITUD DEL HOMBRE EN EL VERBO

Se narra que un peluquero no creyente y un cristiano, salieron ha dar una vuelta por la ciudad,
hasta que llegaron a un sitio, en donde había mucha gente que consumía droga y otro tipo de
sustancias, por lo que, el peluquero tomo la palabra y dijo: “Si Dios fuera amor como
proclaman, porque permite que estos hombres se causen daño asimismo”, el cristiano
permaneció callado por un tiempo, cuando se encontraron con un vagabundo que tenia el pelo
hasta el cuello y sin rasurar, a lo que el cristiano dijo: “si eres un peluquero tan bueno como
dices, porque permites que este señor luzca así ” , a lo que replico el peluquero, “en primera
instancia no lo conozco y nunca ha ido a mi peluquería, pero si fuera lo transformaría como
todo un caballero”, entonces el cristiano dijo: “de igual forma no puedes culpar a Dios, estas
personas que se autodestruyen no han buscado del Creador, que esta las 24 horas disponible y
su amor es gratis e incondicional”.

Sin duda alguna, la majestad de Dios se asienta encima del cielo, pero este ser no decidió
quedarse estático en un solo sitio, sino que esta en todas partes y en especial en el corazón del
hombre, en lo intimo de su ser, por lo tanto, el hombre es una criatura a imagen y semejanza
de Dios, que debe buscar su plenitud en la imagen perfecta de Dios que es Cristo.

Según uno de los padres de la iglesia Dios tuvo tres opciones, la primera no hacer nada, pues
siendo un Dios trinitario no necesita de algo mas, la segunda crear un cosmos en donde el
hombre obedeciera todo lo que Dios le dijera y la tercera opción crear un universo en el cual
el hombre tuviera la plena libertad de elegir el bien o el mal. Por la divina voluntad, Dios
escogió la tercera opción, en la cual al hombre lo doto de un cuerpo, alma y espíritu, y cuando
el hombre peco en su corazón, inmediatamente se desconectó del espíritu que nos mantiene en
contacto con Dios, por lo cual, su alma y cuerpo perdieron su integridad y por eso es que el
hombre se inclina al mal y está sujeto al error, sin embargo, esa libertad o libre albedrio que
Dios le dio al hombre es un signo eminente de la imagen divina, porque el amor es libre y
sincero, no es un Dios que obliga e impone sus leyes, con el fin de mostrarnos que para llegar
a adorarlo es de iniciativa propia, porque tenemos algo valioso que se llama fe.

Muchas veces hemos escuchado al ateo, que no cree que exista un Dios y que todo es un
invento del hombre, y como son intelectuales se apoyan en la ciencia diciendo que hasta ahora
no se ha comprobado de su poder o intervención, sin embargo, en la biblia que es el libro mas
antiguo se muestran datos arqueológicos, geográficos e históricos que demuestran que hubo
un ser llamado Jesucristo que dividió la historia en dos; como creyentes sabemos que es el
hijo de Dios, pero para los ateos y ciertas personas les cuesta aceptar a Emmanuel (Dios con
nosotros), la razón principal de su negación es porque no les conviene dentro de su moral
aceptar las doctrinas que enseñaba Jesucristo, porque el mundo se dirige bajo otros principios
como el del más fuerte. Es así como, como este maravilloso ser que entro a nuestra condición
humana es más que un gran maestro de la religión o de la moral, pues es la imagen del Dios
invisible, cuando le preguntaron sus discípulos de ¿cómo era Dios?, Jesús les contesto:
“cuantas veces estoy andando con ustedes y aun no lo conocen”.

En otro pasaje bíblico, se explica cómo recuperar la imagen de Dios, que perdimos por
desobediencia, Jesús le contesto a Nicodemo, un doctor de la ley que estaba inquieto de
conocer el reino de Dios, a lo que el hijo de Dios, le dijo: “para ver el reino de Dios, hay que
nacer de nuevo, del agua y del espíritu, no de la carne”, porque lo mas valioso del hombre se
encuentra en su ser espiritual, lo que nos asemeja a la divinidad, comparto lo que dice Del
Carmelo “Nuestra semejanza a Dios, debemos de contemplarla desde el punto de vista del
espíritu, no de la materia. Nuestra semejanza a Dios es a través de nuestra alma, no de nuestro
cuerpo” (2010), sin embargo, el cuerpo hay que cuidarlo pues es el templo del espíritu, por lo
tanto, si el hombre cuida su espíritu, su alma y su cuerpo, es un ser que se dedica a la santidad
el patrimonio eterno de la casa de Dios.

Ahora viendo el mundo en que vivimos hay mucha necesidad por todos lados, sin embargo,
pasa muchas veces que una persona pide una colaboración, que por lo general es monetaria,
pero decimos interiormente este dinero que le vamos a dar es para el vicio, entonces surge la
conclusión de que muchas personas están en esas condiciones porque se lo buscaron y quieren
seguir en lo mismo. Lo importante en estos casos es ayudar sin juzgar, es decir, hacerlo de
corazón, si alguien necesita el vestido, el alimento, un consejo, una visita dárselo solamente
eso sin pensar nada malo, porque Jesús lo manifestó: “en esto se resume las leyes y los
profetas, ama a tu prójimo como ti mismo”, porque en el otro esta esa identidad que nos hace
humanos y esta esa dignidad que Dios nos brindo cuando nos creo, sin duda, en todos esta la
imagen y semejanza de Dios, lo que sucede es que imaginamos solo a Dios como un ser
poderoso y bien vestido, como un rey y nos olvidamos que su hijo se bajo de su trono para
mostrarnos esa dualidad de decir soy Dios pero también estoy en el indefenso, en el pobre, en
el pecador y en el que sufre, porque antes que naciéramos Dios nos amó y nos sigue amando,
solo hay que buscarlo de todo corazón y con humildad, reconociendo que sus pensamientos
son mas elevados que los nuestros, que quizás no los comprendemos en el momento, pero si
los practicamos podemos encontrar los frutos, por eso nunca olvidemos “la caridad es amar
como Dios, no con la perfección que Él lo hace, pero sí con el estilo que Él tiene”
(Catholic.net, 2018)

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Del Carmelo, J. (2010, marzo 8). Los Blogs de Religión en libertad. Recuperado a partir de

https://www.religionenlibertad.com/como-somos-semejantes-a-dios-10120.htm

La Caridad, virtud reina del cristianismo. (2018). Recuperado a partir de

http://es.catholic.net/op/articulos/7191/la-caridad-virtud-reina-del-cristianismo#

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