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Universidad de Santiago de Chile

Facultad de Humanidades
Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales
Epistemología de la Historia
Profesor Patricio García

Ensayo de Cátedra
Estudiante: Javiera Fredes Rodríguez
Extenso ha sido el debate en torno a si la historiografía debe ser entendida como una
ciencia o una disciplina en cuanto al conocimiento que esta produce. Para adentrarnos en
esta discusión, debemos comprender el transito que ocurrió del paso de la Edad Media a la
Modernidad, donde ocurre un quiebre de paradigma sustancial para el entendimiento de la
Historia, pues si durante la Edad Media se entendía que el conocimiento solo se lograba a
través de la razón guiada por la fe, durante la Modernidad ocurre un gran avance gracias a
la instalación de métodos científicos y la creencia de que el progreso del “hombre” se da a
través de la razón, desarrollando un pensamiento crítico que busca comprender y
encapsular los diversos fenómenos que acontecen, instaurando dos paradigmas
fundamentales: el empirismo y el racionalismo. Es bajo este último periodo –durante el
siglo XIX- que se entabla el debate antes mencionado como un intento de darle validez a la
Historia a través del positivismo, paradigma que se enfoca en la objetividad de la Historia
separando al sujeto del objeto de estudio, valiéndose de la teoría empírica para la
articulación de este conocimiento. Sin embargo, este paradigma entra en crisis alrededor del
siglo XX con el surgimiento de nuevas teorías en torno a la cientificidad de la Historia.

Para profundizar en esta tematica, debemos entender a qué nos referimos cuando hablamos
de ciencia, comprendiendo que esta es una forma de conocimiento que se basa en la
utilización de un método sobre el objeto de estudio que se desea investigar. Las nuevas
teorías que surgen en base a este concepto de cientificidad, entienden que la Historia sí es
una ciencia debido a que para llevarse a cabo se debe valer de un método, el que no
necesariamente se corresponde con el utilizado en las “ciencias duras” como las
matemáticas o la física. Esta diferencia se debe a que el método de estudio comprende la
naturaleza de su objeto y la relación que el sujeto guarda con su objeto de estudio, que es
una relación subjetiva de análisis y representación. Es por este motivo que utilizamos el
verbo “comprender”, pues en el planteamiento de esta relación entre sujeto y objeto,
debemos entender que la Historia no es neutral, pero se vale de fuentes para realizar una
interpretación del pasado según la perspectiva de cada historiador.

A raíz de la llegada de este nuevo paradigma que rompe con el positivismo, es que surgen
nuevas corrientes historiográficas que vienen a ampliar el conocimiento que existía hasta
ese entonces, los que utilizan diversos métodos de investigación y por lo demás, constan de
un objeto de estudio según la corriente historiográfica a la cual pertenecen.

Así es que iniciaremos con la Escuela de lo Annales, la que surge en Francia en el año 1929
como un proyecto historiográfico de cómo comprender la Historia, que encuentra como
bastión central para su realización la utilización de diversas disciplinas como la geografía,
las estadísticas, la biología, la botánica, etc., dándole un carácter interdisciplinar a su
intento de generar una “Historia Total”. Esta escuela consta de tres periodos característicos:
la primera generación encuentra sus máximos exponentes en Lucien Febvre y Marc Bloch,
los que proponían una ampliación de los temas de estudio en los que la Historia se había
centrado hasta ese entonces como lo era la política, los hechos bélicos, etc. En la segunda
generación se posiciona Fernand Braudel, quien plantea tres tiempos históricos: los de larga
duración, la coyuntura y los de corta duración, incluyendo estos tiempos en las nuevas
interpretaciones históricas que iban surgiendo. Y en la tercera generación, encontramos a
Jacques Le Goff, quien desarrolla un nuevo enfoque para esta escuela, hablamos de la
historia de las mentalidades.

Otro enfoque lo encontramos en los Historiadores Marxistas Británicos, que siguiendo la


ideología de Carl Marx, propone realizar una historia que se enfoque en estudiar a los
sujetos oprimidos desde una mirada estructuralista, planteando que la economía determina
la configuración del orden social, cultural y político, y que además, el motor de la historia
corresponde a la lucha de clases. Por otro lado, con influencias del marxismo al igual que la
corriente tratada anteriormente, surge la Historia Social como una corriente que plantea el
enfoque “desde abajo”, realizando estudios a los movimientos sociales, actores sociales,
etc.

El posmodernismo también va a formar parte de estos nuevos enfoques, en donde se deja de


lado la colectividad para pasar al estudio del sujeto como tal. En este sentido, la categoría
de “clase social” es reemplazada por la de “individuo”. Como representante de esta
corriente podemos encontrar a Foucault quien realiza un estudio de las relaciones de poder
dentro de la sociedad, centrándose en el sujeto para el desarrollo de su relato.
Otra corriente historiográfica, hace referencia a la Historia Subalterna, concepto creado por
Gramsci para hacer referencia a los grupos sociales marginados de esta. Respecto a la
Historia de Género, existe un debate en torno a la pertenencia de esta corriente a la Historia
subalterna o si esta se erige como una corriente individual, pues la Historia de Género se
centra en visibilizar el papel de la mujer dentro de la Historia, que por muchos años fue
relegada de esta, intentando de esta manera reivindicar la posición de la mujer en la
sociedad, explicando la opresión que se ha ejercido sobre esta históricamente y crear
móviles para la acción. De esta forma, llega a cuestionar los relatos históricos escritos hasta
ese entonces, pues aquellos que decían mostrar una “historia total” simplemente no lo
hacían, pues olvidaban un actor fundamental dentro del orden social: a la mujer. Se plantea
dentro de esta corriente que este hecho se debe a que como el hombre forma parte de un
grupo de interés homogéneo, se posiciona de esta forma para intentar salvaguardar el poder
y los recursos que su dominio le otorga.

Y finalmente, tenemos a la Historia Cultural como una corriente historiográfica que valora
y le da significancia a las tradiciones sociales, y en base a estas realiza un relato histórico
basado en las experiencias de los individuos.

Como es posible apreciar, las corrientes mencionadas anteriormente mantienen un objeto


particular de estudio y por lo tanto, presentan metodologías de investigación diversas en
cada una de estas, develando de esta forma, nuevos actores sociales y nuevas estructuras
que han moldeado nuestra historia. Este hecho, según mi parecer, nos permite comprender
un espectro más amplio de los hechos históricos. Casarnos con una sola corriente histórica
e invisibilizar a las demás creo que sería un grave error, pues cada una de ellas nos presenta
una parte de nuestra historia, con diferentes actores sociales que se desenvuelven en
distintos contextos. En este sentido, debemos ser capaces de desarrollar un enfoque
integrador para así tener las herramientas suficientes para comprender nuestro pasado en
base a la producción de conocimiento que hasta ahora se ha realizado.

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